La primera crisis de Xabi Alonso: parálisis en el campo y dudas, mesuradas, en el club

La primera crisis de Xabi Alonso: parálisis en el campo y dudas, mesuradas, en el club

El Madrid es el líder de la Liga y Xabi Alonso ha llegado para ser el líder del Madrid, el líder del juego, se entiende, no el líder máximo. La primera crisis del equipo blanco, porque de ese modo se califica en el Bernabéu a una serie de dos partidos sin ganar, no es tanto la del líder que todavía manda en la tabla como la del líder que pretende ser su entrenador. La atonía del Madrid en Anfield y en Vallecas apuntan a una acelerada descompresión del conjunto que propuso con fuerza el sorpasso en el fútbol español tras dominar el clásico ante el Barça.

La reacción de Xabi Alonso, más allá de sus comprimidas palabras y llamadas a la «mesura», no ha sido suficiente, como si no tuviera un plan B, como si la parálisis hubiera afectado, asimismo, al banquillo. Liverpool y Rayo no recibían al Madrid en su mejor momento. Irregulares los primeros en la Premier, los rayistas acababan de celebrar una remontada ante el Lech Poznan, pero su último resultado en Liga había sido un 0-4 frente al Villarreal en el mismo escenario.

Cualquiera de los dos resultados, derrota y empate, por separado habría tenido coartada, fuera el nivel del rival en el caso de los ingleses, o los antecedentes del Madrid en Vallecas, donde esta temporada también ha empatado el Barça. Los dos resultados encadenados crean, en cambio, una tendencia, mala para Xabi Alonso.

lesiones y cambios

Obligado a realizar cambios por la lesión de Tchouaméni, convertido en la boya del juego posicional que el tolosarra desea, Xabi Alonso retrasó a Güler en Vallecas. El futbolista con mejor visión para el último pase estaba demasiado lejos de la portería contraria, hecho que, además, rompió la excepcional conexión del turco con Mbappé.

El delantero francés estuvo ausente, tanto que únicamente tocó 11 veces la pelota en el primer periodo ante el Rayo. En su caso, no hubo diferencias con el partido que realizó en Anfield, donde estuvo desaparecido. No es casual que en esos dos encuentros el Madrid no consiguiera ni un solo gol, ya que Mbappé ha marcado el 52% de los tantos de los blancos esta temporada, 13 de 26 en Liga, la mitad exacta, y seis de ocho en Champions. En la posición de 9, hablamos de un finalizador que se resiente del mal juego de los suyos, por supuesto, pero al que en los dos últimos partidos se le ha observado desconectado, sin la rebeldía necesaria para generar ocasiones de la nada, como se espera de un futbolista de su jerarquía. Con sus luces y sombras, lo que hace Vinicius.

El brasileño y el entrenador dieron por cerrado el episodio del clásico, aunque con las dudas que generó su comunicado, sin mencionar explícitamente al técnico. Un caldo de cultivo peligroso si la duda acerca de su trabajo germina en el vestuario. Vini, su entorno y buena parte del club no han entendido alguna de sus suplencias y cambios. En definitiva, la pérdida de la condición de titularísimo. Lo mismo siente Valverde, anclado de momento al lateral, con Carvajal lesionado y Trent en el banquillo.

Xabi Alonso, el domingo, en el estadio de Vallecas.

Xabi Alonso, el domingo, en el estadio de Vallecas.EFE

Pese a observar a un Madrid sin gol y con un Mbappé ofuscado, Xabi Alonso no utilizó a Gonzalo, su gran hallazgo en el Mundial de clubes, donde demostró valentía ante las jerarquías, pese a la lesión del francés. Endrick, por su parte, parece olvidado, a la espera de una cesión. En ataque, además, el técnico todavía no ha definido con claridad la banda derecha, en la que su preferencia es Mastantuono, lesionado. En Vallecas apareció Brahim y después Rodrygo. Ninguno funcionó. No es únicamente una definición de hombres, también de sistema.

Bajada de Huijsen

La inclusión de Camavinga en el centro del campo, para pasar de un 4-3-3 a un 4-4-2, funcionó ante el Barça, pero no en Anfield. En Vallecas, el francés sustituyó a su compatriota Tchouaméni, pero Xabi Alonso acabó por llamar a Ceballos, y es que la crecida del Rayo podría haber supuesto algo peor. Lo mismo ocurrió con Militao, que empezó en el banquillo para dar minutos a Asencio y tuvo que entrar debido a la tarjeta amarilla e inseguridad de Huijsen. El central ha bajado en su rendimiento con respecto a su autoritario inicio.

Orden, meritocracia e intensidad en la presión fueron constantes que el Madrid apuntó en el Mundial de Clubes, pese a caer con un PSG mucho mejor, y empezó a consolidar en el arranque del curso. Todo progresaba adecuadamente en busca de un equipo dominante, que presione en campo del rival y tenga el control del juego a través de la posición, con sus centrales avanzados, como quiere Xabi Alonso. Un nuevo Madrid, en definitiva. Sin embargo, la abrupta desconexión en el Metropolitano y en Anfield y Vallecas, con el paréntesis del clásico, abre dudas que escalan hasta la cúpula del club, aunque con mesura, como pide Xabi Alonso, al que esperan dos largas semanas, por el parón, y tres visitas a domicilio: Elche, Girona y Olimpyakos. Después será el turno del revitalizado City de Guardiola en el Bernabéu. Otro grande. Otra prueba.

Bellingham aparece y Courtois decide ante una exigente Juventus

Bellingham aparece y Courtois decide ante una exigente Juventus

Una Juventus que no es la Juventus de las leyendas, sin haber ganado un solo partido, deja claro que esta Champios es cosa seria, y con seriedad responde el Madrid, más maduro, más cohesionado, sin los excesos ni las orgías goleadoras, al menos no todavía, y sufriente pero firme, como firme es Courtois, su portero de guardia. Es un buen camino, con Güler en crecimiento y Bellingham de nuevo en el gol, un solo gol. De lo demás que le pregunten a los porteros. La meta, sin embargo, es otra cosa. Está lejos, muy lejos. Lo que está cerca es el Barça, que llegará al Bernabéu, el domingo, con más botín de su cita europea, pero también con más inseguridades. Un clásico, no obstante, es como un baile de carnaval. Nada es lo que parece. [Narración y estadísticas (1-0)]

La derecha es la ruleta del Madrid. Mastantuono, Brahim y Rodrygo viajan en un tiovivo que Xabi Alonso no quiere detener para que ninguno sienta que es el dueño de un puesto sin dueño. Valverde podría subirse, pero la realidad es que desde que el uruguayo dijo que no le gustaba jugar de lateral, no ha jugado en otro sitio. Tres tazas. Las lesiones de Carvajal y Trent son poderosas razones. Veremos después, porque lo que mejor hace Valverde no es lo que inicialmente quiere su entrenador.

Ante la Juve, se bajó del tiovivo Brahim, el mejor de todos para el desborde, un futbolista que parece de otro tiempo, pero domina algo que nunca pasa de moda: el regate. El Madrid lo necesita, en especial cuando comprime la defensa del rival y desaparecen los espacios. Ocurrió frente a una Juventus que fue de más a menos, que exigió lo mejor de Courtois antes de que Di Gregorio le diera la réplica, después de una conexión, precisamente, entre Brahim y Mbappé. En la segunda parte siguió el tuya-mía entre los dos porteros. A Brahim y Mbappé les hizo Di Gregorio un uno-dos.

Rehabilitación emocional

Güler también partía en un caballito del tiovivo, pero el turco ve tantas cosas que es mejor llevarlo al centro. En la banda tiene un lado ciego, que no sirve para nada. Es un desperdició. Le ocurrió en el Metropolitano, donde Alonso se equivocó. Güler crece porque crece su confianza, y la confianza rompe las cadenas del talento. La rehabilitación emocional de este futbolista cabe anotarla en el haber del técnico. Ahora toca comprobar su progresión, sentarse y disfrutar. El Madrid es distinto con y sin su presencia. Mbappé, también. La mejor prueba, Getafe.

Ante la Juve, Güler demostró precisión, en saques de esquina que eran centros con telemetría, pero también sacrificio, en la presión y en el repliegue. Buena cosa. El duelo lo necesitaba, porque la Juve, pese a su irregularidad y la última derrota en Como, frente al baile de Nico Paz, es un equipo competitivo, con conceptos y roles muy claros. El primero, el de Vlahovic, como rematador o como vértice. En su mejor escapada, al inicio de la segunda parte, recorrió más de medio campo, aguantó el envite al veloz Militao y sólo la inmensidad de Courtois evitó el gol. Lo hizo todo bien el delantero, pero eso no basta ante un portero sobrenatural.

La Juve sometió al Madrid en el arranque e intentó volver del mismo modo tras el descanso, pero la propuesta del intercambio de golpes siempre encuentra al Madrid en su salsa, que tiene tres cosas fundamentales: un portero que hace no-goles, unos delanteros implacables y una atmósfera que empieza a hervir cuando los suyos empiezan a correr. Necesita el equipo blanco el ataque posicional, claro. La organización, también. Pero donde es imbatible es en el caos. Bendito caos con Courtois en la puerta de la habitación.

Vinicius, tras errar una ocasión en el área de Di Gregorio.

Vinicius, tras errar una ocasión en el área de Di Gregorio.AFP

Corrió el Madrid y corrió Vinicius, hasta entonces apagado, y en su salida del regate envió al palo. Bellingham estuvo listo para el rechace, en la tierra del nueve. En ese lugar pasó mucho tiempo durante su primera temporada en el Bernabéu, un año antes de la llegada de Mbappé. El día que estrañamente el francés no encontró el gol, volvió a aparecer el inglés como un nueve sin invitación.

El tanto pudo haber llegado en cualquiera de las porterías, aunque el Madrid había vuelto a volcarse con más intenciones sobre la de Di Gregorio, que en nada tuvo que desmerecer a Courtois. Tudor movió su banquillo para retirar a algunos de sus mejores futbolistas sobre el césped, como Vlahovic, primero, y Cambiaso, después, porque necesitaba piernas y pimienta. La hubo hasta el final con una acción al límite que salvó Asencio, aunque le costara la lesión. Xabi Alonso gestionó la situación, porque el peligro no cesaba, a costa de sacrificar a Güler y Vinicius, pese a la cortedad del marcador, y acabar con tres centrales, Militao, Carreras y Tchouaméni. Courtois seguía en su sitio, decisivo ante Kostic. Un portero serio, en su partido 300, para un serio Madrid.

Vinicius se cargó a dos y salvó a su equipo

Actualizado Domingo, 19 octubre 2025 - 23:20

El gol de Mbappé, como siempre, le salvó el cuello, como es habitual, al mediocre Xabi Alonso. Además, con la ayuda clara de Vinicius, que provocó dos expulsiones en el Getafe. Aún así, miren si tácticamente Alonso es un peligro que el Getafe, con dos menos, pudo empatar el partido si no es por Courtois.

Es tan malo el Madrid de Alonso, dada la calidad de sus jugadores, que jugando más de 10 minutos con dos más no creó ni una situación de gol. Jugaba andando y con la soga del ahorcado siempre por terror a lo azul. No sé, pero el Madrid huele mal.

De inicio, otra alineación increíblemente desequilibrada, un despropósito de Alonso, que en la actualidad, desde la goleada en el Metropolitano, esta con más dudas que nunca. Conozco ya a bastantes que no creen en el técnico blanco y que será casi un milagro que el Madrid gane un raquítico título.

Para empezar, qué hacía Alaba en el equipo. Es un ex-.jugador, lento, parsimonioso, absolutamente vulnerable. Por hacer un equipo suplente muy bueno, lanza a Camavinga al desastre, porque no es ni centrocampista ni es nada, inutilizado además tácticamente por un Bellingham que ya no debe jugar en el Madrid. Añádase que Carreras se ha convertido en una indigestión por la banda.

Por si fuera poco, gracias a la presión de José Angel Sánchez y de su amigo, el "que cae bien Solari", se empeñan en Mastantuono, un petardo de jugador, que se cae, no hace más que perder balones y es mediocre. Además, está cojo, la pierna derecha es de adorno. Que lo cedan o que lo vendan. Es un crimen que, mientras tanto, esté Brahim de suplente.

Por si fuera poco, a Rodrygo no le salió absolutamente nada y la conexión con Mbappé fue insignificante. Cómo puede cometer Alonso el pecado mortal de dejar fuera a Arda Güler, que es el que hace que Mbappé sea un goleador superlativo.

Son muchos pecados mortales del técnico blanco con un Getafe que, simplemente, no te deja jugar, que tiene un terreno de juego pequeño y que de todo lo que propuso el donostiarra, no le salió nada.

Toda una historia histriónica, al borde de la desesperación, porque los nuevos concursantes del donostiarra son la Juve y el Barcelona. En estos dos partidos, sabremos si Alonso se come el pavo de la Navidad.

Mbappé se divierte en Almaty y Kazajistán alivia al Madrid

Actualizado Martes, 30 septiembre 2025 - 20:51

La Ruta de la Seda, tejido de la primera gran globalización comercial y cultural de la historia, pasó por Almaty durante siglos, por una zona ahora situada a pocos kilómetros de Kirguistán y China. A través de sus caminos cambió el día a día de las sociedades de Oriente y Occidente, objetivo y milagro que busca ahora este Real Madrid de Xabi Alonso, "en construcción" según el técnico, noqueado tras la derrota del Metropolitano y pasando terapia en la ida y vuelta a Kazajistán. Sobre el césped del Central Stadion superó y goleó al Kairat Almaty, lógica futbolística, y alivió sus dudas hacia duelos más peligrosos. Mbappé se divirtió y anotó un hat-trick en una fiesta a la que se sumaron Camavinga y Brahim. [Narración y estadísticas (0-5)]

Alonso rotó en su alineación, aunque a medias. No hubo revolución porque el tolosarra y su equipo no se podían permitir un amago de pinchazo, así que Mbappé, Vinicius, Güler, Tchouaméni y Huijsen fueron titulares. A su lado, Asencio, Alaba, Fran García, Ceballos y Mastantuono, novedades con respecto al derbi madrileño. Ni siquiera salió en el once Fede Valverde, protagonista en la previa y suplente sorprendente. Las dos cosas no suelen ir de la mano.

Para saber más

De inicio, los kazajos, guerreros y entusiastas, gastaron sus energías en el ímpetu hacia la meta de Courtois. Tiraron a puerta en los primeros segundos de partido, un cabezazo tímido de Jorginho que paró Courtois, y sacaron su único córner del primer tiempo en el tramo inicial. Luis Mata, lateral izquierdo con recorrido, Jorginho y el joven delantero Satpaev, de 18 años, fueron los más incisivos de los locales, cuya grada se emocionó cada vez que pasaron del centro del campo.

Una pareja desequilibrante

Los minutos fueron situando al Madrid en el partido, con frío en la noche kazaja, y Ceballos y Güler se hicieron con el duelo. El andaluz en la base, ordenando un centro del campo perdido en el Metropolitano. El turco en la mediapunta, recibiendo de espaldas, dándose la vuelta con facilidad en cada acción y conectando con Mbappé. La pareja turco-francesa sigue siendo la mejor noticia de los blancos esta temporada. También en Almaty.

Vinicius tuvo la primera ocasión clara del Madrid al aprovechar un pase al hueco de tacón de Mbappé, pero su remate con el exterior se fue desviado ante la salida de Kalmyrza. Era el minuto 13 y no será la última de los blancos. En el 17, la defensa kazaja desvió un buen remate de Güler tras una llegada de Fran García a línea de fondo y en el 20 el portero salvó un disparo con rosca de Mbappé.

Avisaba el Madrid y no tardó en conseguir fruto. En el 24, Mastantuono aprovechó un mal pase atrás de Sorokin para adelantarse al portero, que le arrolló. Desde los once metros, Mbappé anotó su tercer gol en Champions, el tercero de penalti, y el 11º en la temporada.

Rodrygo, ante Mrynskiy, el martes en Almaty.

Rodrygo, ante Mrynskiy, el martes en Almaty.AP

El Kairat se vino abajo en físico, aunque no en ánimo. Dejó de llegar a los duelos, falló pases y permitió que el Madrid fluyera como en un entrenamiento. Ahí Güler se hizo grande, recibiendo siempre en tres cuartos y creando las mejores ocasiones del equipo.

La tuvo Mastantuono en el 32 y Mbappé en el 38 y en el 43 para ampliar la renta madridista, pero el descanso aterrizó con un peligroso 0-1. Tras el intermedio, el duelo se rompió por la falta de oxígeno de los kazajos, ilusionados con el empate pero excesivamente valientes en ataque, dejando huecos a su espalda.

El indulto del VAR

Uno de ellos lo aprovechó Mbappé tras un despeje de Courtois. El francés le ganó la carrera a Sorokin, avanzó hacia la portería y se inventó una suave vaselina ante la salida de Kalmyrza.

El intercambio de golpes hundió al Kairat y facilitó las cosas al equipo de más talento individual. Un penalti de Ceballos a Gromyko puso nervioso a los madridistas, pero el VAR avisó al árbitro italiano Guida y éste anuló la pena máxima.

Ahí acabó la noche de los kazajos. Mbappé marcó su tercer tanto, quinto en esta Champions y 13º en el curso, con un potente disparo desde la frontal, Camavinga cabeceó una buena acción de Rodrygo y Brahim, con un disparo cruzado, completó la 'manita' de Almaty.

De "leyenda viviente" a "papá": las despedidas a Luka Modric

De “leyenda viviente” a “papá”: las despedidas a Luka Modric

Actualizado Jueves, 22 mayo 2025 - 21:15

El adiós a la estrella del Real Madrid, Luka Modric, creó una conmoción entre todos los que le consideran como lo que ya es: una leyenda. El croata recibió un aluvión de mensajes, no solo de sus aficionados de sus todavía compañeros de equipo, sino de otros jugadores como Ivan Perisic o Ivan Rakitic.

Desde los menos expresivos en sus mensajes como Iker Casillas o Thibaut Courtois que compartió un storie donde escribió "leyenda amigo mío", hasta verdaderas cartas de amor como la de Jude Bellingham.

El inglés dejó un emotivo mensaje al croata: "La única cosa que pesa más que mi tristeza ahora mismo es la gratitud que siento por haber tenido el honor de ser tu compañero. Eres un recuerdo constante de todo lo que es bonito sobre el fútbol. Desde el fondo de mi corazón, gracias por cada pase, cada regate, cada caño y cada disparo pero lo que es más importante para mi cada conversación, cada abrazo, cada cena y cada pieza de sabiduría que me has dado. Te quiero muchísimo y te voy a extrañar. Madridistas rompamos el techo del Bernabéu con los tributos el sábado para nuestro capitán".

Además de este cariño de Bellingham, otros muchos compañeros quisieron dejar su mensaje de apoyo al croata en su despedida del club. Tchouaméni comentó "¡Qué viaje Luka! ¡Gracias por todo! Has sido una inspiración para todos nosotros y solo quiero estar agradecido por la oportunidad de jugar junto a uno de los mejores de la historia", Arda Guler se refirió a él como "una leyenda viviente" y Rodrygo como "papá", así como Brahim le agradeció por todo su apoyo y señaló que es se va del Madrid "pero aquí queda tu legado".

Vinicius Jr., que también destinó una de sus publicaciones a Luka, valoró su fútbol de "arte" y su trato como "un regalo". Además, señaló que aprendió "observando tus pases con el exterior (a lo Luka Modric)", para terminar con un "Gracias por todo, maestro. Te quiero mucho".

ANTIGUOS COMPAÑEROS

Los mensajes de agradecimiento también llegaron de ex madridistas, como el recibido por el mismo Cristiano Ronaldo. "Gracias por todo, Luka! Ha sido un honor compartir tantos momentos contigo en el club. ¡Mucho éxito en lo que venga!", le comentó el delantero. Otro de los comentarios vino de Isco Alarcón, que dijo: "Que te quiera todo el mundo es lo más difícil y tú lo has conseguido con tu fútbol y con tu forma de ser! Eres grande amigo!"

Sergio Ramos,Nacho y Kroos también se han sumado, dejando emotivas frases al croata. El primero de éstos, junto a un cúmulo de imágenes de los dos amigos, anotó: "Los focos del Bernabéu no se volverán a encender para verte sonreír sobre el verde, pero los libros de historia del Real Madrid siempre te tendrán junto a los más grandes. Brother, los madridistas solo tenemos una palabra para dedicarte: GRACIAS. El Churu que te quiere mucho, Lukita mío".

Toni Kroos, con el que desde siempre ha mantenido una muy buena relación, no eligió subir una publicación, sino que optó por repostear un conjunto de fotografías que otro usuario había subido en la que aparecían ellos dos y Casemiro, y en el texto se podía leer: "fin de una era legendaria. Modric, Kroos y Casemiro le costaron al Real Madrid 66 millones. Sí, cuota de 66 millones para uno de los mejores centrocampistas de la historia".

La valentía del Madrid sólo duró un rato: la clave era no entrenar

La valentía del Madrid sólo duró un rato: la clave era no entrenar

Dio la sensación de que la valentía del Real Madrid en la previa de la final de la Copa del Rey duró lo que suelen durar todas las polémicas en España: hasta que diga el PSOE. Según el relato publicado el club estaba calentando el avión para volver a Valdebebas hasta que unas llamadas pseudogubernativas le convencieron de que el mundo, enlutado por la desgracia papal, merecía el alivio cómico de ver un partido más de Lucas Vázquez y Rodrygo Goes intentando sacar el balón jugado por la banda derecha.

El Madrid tendrá que aprender a convivir con la frustración de que la única consecuencia del caso Negreira haya sido la proliferación de bravuconadas como la de los árbitros de la final a 24 horas del partido. Es lo que hay: ni ha pasado ni va a pasar nada más. Con tino lo subrayó el realizador, colando en mitad del partido un plano grisáceo de Feijóo, Illa y Laporta. De todos los del palco, escogió a esos tres. Sólo después se recreó el cámara en las gesticulaciones de María Jesús Montero, como retando a un diputado pepero en una sesión de control del Congreso pero con Felipe VI al lado en vez de Yolanda Díaz.

Del partido no cabía esperar nada, toda vez que el Madrid había decidido ni siquiera ejercitarse el día anterior. No habría cambiado mucho, o quizá lo habría empeorado. Superado el ridículo de la primera parte, el esfuerzo y la presión de la segunda no se había visto en ningún momento de la temporada. A la final le habían dado la vuelta Mbappé y Tchouameni, los dos únicos silbados por el Bernabéu. Apoyados por Arda Güler, el único junto a Endrick abroncado en público por Ancelotti. Las viejas recetas casi siempre funcionan. Lo resetearon entre la incapacidad de Vinicius para cerrar el partido -solía correr en el minuto 120 igual que en el 1, y desde ahí destrozaba los partidos- y un error incomprensible de Courtois. Lo mantuvo vivo González Fuertes, el del VAR, advirtiendo el piscinazo de Raphinha que había castigado alegremente el sonriente De Burgos.

No quedaba ya un antimadridista en el mundo que no pensara que ganaría el Madrid robando. Ni un madridista que se fiase de un guion tan obvio. Pensé que perderíamos en penaltis con doble toque de Valverde. Brahim se encargó de que no hiciera falta.

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sigue vivo en la guerra de la Liga tras la batalla de Getafe, donde el pie de Arda Güler, timón y goleador, le valió para mantenerse a cuatro puntos del Barça. Tambaleó, eso sí, en un final de infarto donde jugó con uno menos por la lesión de Camavinga. La noche del sur de Madrid la hizo suya Güler. El turco aprovechó las rotaciones de Ancelotti, que sentó a Camavinga, Modric, Ceballos y Bellingham, y se convirtió en el líder del conjunto blanco. Acompañó a Tchouaméni y Valverde en el centro del campo, abandonó la mediapunta, bajó a la base izquierda de la jugada y ordenó y creó para los suyos en una parada clave en la lucha por la Liga. [Narración y estadísticas (0-1)]

El Madrid creció a partir de su pie izquierdo. Calmado, a pesar de la intensidad inicial del Getafe, pausó y aceleró el juego cuando debía, rompiendo líneas en conducción o tocando con los centrales a la espera de la presión rival. Su posición puede abrir una solución para Ancelotti a medio plazo. El Madrid busca desesperadamente un cerebro que complete el puzle de sus próximos años, alguien que sustituya las virtudes de Kroos. Y el turco, mediapunta como el alemán en sus inicios, tiene detalles para crecer en ese puesto.

Y además, Güler puso la guinda a su partido con el 0-1, que asentó las ideas del Madrid en Getafe y puso su mente camino de la final de la Copa del Rey de este sábado ante el Barcelona. Los de Ancelotti fueron superiores al cuadro de Bordalás, que apostó por un bloque sólido en defensa pero sin profundidad en ataque. No le ganó la batalla del centro del campo al Madrid, entregó el balón y estuvo vendido cuando los blancos consiguieron abrir su defensa.

Caminando por el alambre

Valverde y Fran García lo probaron en el primer cuarto de hora, justo antes del gol del turco. Vinicius arrancó en una contra tras un córner de los locales y provocó el tanto. Brahim no aprovechó el pase atrás del brasileño y el rechace terminó en Güler, que batió a Soria con la derecha desde la frontal del área. Sin reacción, el Getafe repitió un plan: balones largos para que Borja Mayoral se peleara con Asencio y alguno de los centrocampistas pudiera lograr una segunda jugada. Tuvo intentos, pero no puso en aprietos a Courtois.

En el otro área, el Madrid se adueñó del balón y buscó romper al espacio con Vinicius y Endrick, que entró en el lugar de Rodrygo y tuvo un mano a mano clarísimo en el minuto 30. Alaba le encontró en largo, el joven delantero tiró una pared con Vini y cuando estaba delante del portero, no logró superarle. Hubiera sido la sentencia de un partido que seguía en el alambre, a un gol de ponerle en bandeja la Liga al Barça.

Pero el paso por vestuarios descolocó al Madrid. Alaba, con molestias en la pierna izquierda, se quedó en la caseta y Camavinga entró en el césped, obligando a Tchouaméni a pasar al centro de la defensa. Y lo que carburaba a pleno rendimiento se gripó. Güler dejó el mando y los blancos comenzaron a perder duelos individuales alentando al Getafe. Lo vio Bordalás, que apretó la salida blanca y lo apostó todo al ataque, dando entrada al gigante Álvaro, canterano madridista, a Coba y a Peter, látigos en la banda. Por ahí nació el peligro local.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.AP

El Madrid, con la Liga en juego, sufrió. Por el ímpetu rival y por sus propios errores, inadmisibles en un equipo que está peleando por el título. En el 56, Endrick tuvo otro mano a mano clarísimo ante Soria, pero con tiempo para pensarlo todo, intentó una vaselina que apenas se levantó del suelo. En la banda, Ancelotti se desesperó y llamó a Bellingham, que estaba calentando.

El enfado del italiano fue a más cuando Vinicius erró otra ocasión clarísima que hubiera sentenciado el duelo y les hubiera dado libertad para pensar en La Cartuja. El brasileño arrancó hacia portería en una contra, amagó ante varios defensas y en lugar de ceder a Bellingham, se jugó el disparo, forzado ante Soria, que sacó a córner.

Arambarri, en el otro área, perdonó la vida liguera del Madrid al definir desviado ante Courtois y el duelo entró en el drama con la lesión de Camavinga, que dejó a los blancos con diez en los últimos minutos. Ahí apareció el héroe Courtois, salvando a su equipo ante un disparo potente de Álvaro. Vivió el Madrid.

Cara y cruz de Rodrygo: talismán del Madrid en la Champions y tres meses de sequía en la Liga

Cara y cruz de Rodrygo: talismán del Madrid en la Champions y tres meses de sequía en la Liga

El ritual ya está preparado para una nueva noche mágica. El pantalón de la suerte, la camiseta de las remontadas, la espinillera tatuada, la bota firmada... Todo es poco para reclamar los augurios más favorables. El gran talismán del Santiago Bernabéu en los desafíos extremos de la Champions es Rodrygo Goes, a quien el miércoles esperan para culminar otra hazaña asombrosa frente al Arsenal.

El brasileño siempre aparece en el lujoso escenario continental. Inolvidable su doblete ante el Manchester City en las semifinales de locura del curso 2021-22 y su puntería en los cuartos (ida y vuelta) de la pasada edición. Guardiola siempre ha destacado el talento del internacional brasileño. En el Real Madrid, equipo al que llegó en verano de 2019, ha marcado 70 goles, 25 de ellos (35%), en la Champions. «El Rodrygo de verdad es el que veis en Champions. Todo me sale bien en esta competición», declaró tras recoger su premio MVP en el primer partido de los octavos de final contra el Atlético de Madrid.

En esta temporada, el polivalente delantero suma cinco tantos en los 11 partidos disputados en la máxima competición continental: dos ante el Salzburgo, otros dos contra el Brest y uno contra el Atlético, pero acumula dos encuentros consecutivos sin marcar, en los estadios de Metropolitano y Anfield. El miércoles, en la caldera de Chamartín, se sentirá más arropado y con una motivación extra en su torneo fetiche. Últimos ensayos para la liturgia embriagadora.

Desplazado del foco

Carlo Ancelotti confía en que el 11 recupere su efectividad goleadora y termine con sus discretos resultado desde comienzos del presente año, sobre todo en los compromisos de Liga, en los que presenta seis tantos (frente a Mallorca, Espanyol, Alavés, Rayo Vallecano, Sevilla y Las Palmas), pero no marca desde hace tres meses, 11 partidos sin celebración, la última diana la consiguió el 19 de enero, en el 4-1 contra el equipo insular, con un lanzamiento con la pierna derecha. Sin su acierto goleador en esta nefasta racha, el Real Madrid ha perdido tres partidos, empatado dos y ganado seis. Una sequía alarmante para un jugador que reclama más cariño a prensa y afición. Él se siente desplazado del foco que acaparan Mbappé, Vinicius y Bellingham.

En esta temporada ha participado en 46 partidos, en los que ha anotado 13 goles, a los 11 rubricados en la Champions y en la Liga hay que sumar dos en la Supercopa de España.

Rodrygo es uno de los habituales en las rotaciones de Ancelotti, su relevo natural es Brahim. El pasado domingo fue titular en la victoria contra el Alavés y fue reemplazado por Bellingham en el minuto 63, dosificación de fuerzas para preparar el hechizo de otra noche formidable. El Madrid le necesita.

El Arsenal ejecuta al Madrid en el paredón de todos sus males

El Arsenal ejecuta al Madrid en el paredón de todos sus males

Los misiles de la muerte pudieron hasta con el cíclope blanco. Courtois hace milagros, pero no hay panes y peces para quien no los merece. La caída del Madrid fue algo más que una muerte a balón parado. Fue una ejecución en el paredón de todos sus males, con disparos de Declan Rice que tenían todo lo que, hoy, no tiene este Madrid deambulante: la contundencia y la precisión. Rice, en realidad, sólo apretó el gatillo.

La cruel derrota, consumada por Mikel Merino, un delantero de paso, compromete al equipo blanco, que necesita invocar a todos los espíritus de la remontada, no sólo a Juanito, y compromete a Ancelotti. Con el entrenador atascado, Vinicius perdido y Bellingham desesperado, la esperanza es la épica y quien todavía no sabe nada de esa épica. Mbappé llegó para ganar Champions. Primero debe ganar al destino. [Narración y estadísticas (3-0)]

La forma de caer ante el Arsenal es proporcional a dos cosas: la tendencia del Madrid en los últimos partidos y la proporción del rival. Leganés, Real Sociedad y Valencia, con distintos resultados, ya mostraron los problemas de un equipo frágil en defensa, desenfocado en el centro del campo y no siempre enfocado en ataque.

No es el equipo de Mikel Arteta lo mejor de la Premier, pero es un equipo que crece y crece si le dejas jugar. Si los goles no llegaron antes de que Declan Rice activara el cañón, fue gracias a Courtois, brutal en sus intervenciones ante el propio Rice y Martinelli, en el primer tiempo, o de nuevo Martinelli y Merino en el segundo. El Arsenal hizo lo suficiente para golear de cualquier manera.

parábola inverosímil

La pegada de Rice está fuera de catálogo. Ambos goles llegaron de falta, lejanas, y ambos con una potencia y colocación que redujeron a Courtois a su condición humana. Ni un reproche al portero, todo el mérito para el jugador inglés, que recordará este día toda su vida, sea cual sea el desenlace de la eliminatoria. Primero salvó la barrera con una parábola inverosímil; después, colocó en la escuadra.

Ancelotti sabía bien de la febrícula de su equipo y por eso les mandó abrigarse. El Madrid no tiene la temperatura corporal adecuada y el entrenador sacó la mantita al salir al Emirates para cubrir bien todo el centro del campo. En el Bernabéu habrá que quitársela y jugar a pecho descubierto. No quedan días para 'pechos fríos'

La manta era el 4-4-2, en el que Bellingham se situaba en la izquierda y Rodrygo, en la derecha, con claras instrucciones defensivas. Vinicius y Mbappé, pues, compartían el ataque. Las razones de Ancelotti no se debían únicamente a la peligrosidad del Arsenal por las bandas, con Saka y Martinelli, sino a las componendas que tiene que hacer en la defensa desde el principio de temporada. Valverde volvió al lateral derecho y en el izquierdo apareció Alaba, con una venda en un muslo, todavía bajo mínimos. El austriaco conoce el puesto, ya que jugó en esa posición en sus inicios en el Bayern, pero hace ya largo tiempo. Saka lo sometió a un tormento, pero también puede decirse lo mismo de Martinelli ante el uruguayo. El compromiso en las ayudas de Bellingham y Rodrygo no bastaba.

Bellingham, desesperado tras una ocasión perdida.

Bellingham, desesperado tras una ocasión perdida.EFE

El cambio de sistema, del 4-3-3 habitual al 4-4-2, cargaba el mensaje: precaución. El Arsenal de Arteta es un equipo de alto ritmo de juego y llegada por las bandas, pero también de compenetración en las jugadas a balón parado, diseñadas por uno de los ayudantes del técnico donostiarra. Cuando lanza un córner, acumula jugadores casi en la línea del portero, como niños que esperan, ansiosos, que se rompa la piñata. El overbooking hizo que Saliba rechazara un centro-chut que había superado a Courtois. Con esa producción ofensiva no tener en el área a Havertz o Gabriel Jesus es un hándicap. Arteta ha pedido a Merino que se convierta en camaleón. Se ha puesto el traje del nueve con goles, también frente al Madrid, el tercero, después de porfiar mucho frente a Courtois.

El Madrid respondió al acoso inicial con posesiones largas, aunque estériles, para bajar las revoluciones al partido. Cuando pudo, corrió, gracias a los robos o pérdidas que abrían un páramo por delante. Ni Vinicius ni Mbappé, sin embargo, encontraron la precisión para batir al español Raya, sin trabajo, pero con sensación de dominar el área en todas sus salidas.

Más desalentador resultó su nula reacción tras los goles del Arsenal, cuando ya no había que abrigarse más, sino destaparse. La excitación del equipo inglés y la mejor gestión de Arteta pudieron generar un resultado todavía más cruel, mientras Camavinga se autoexpulsaba y las soluciones del banco, como Brahim, no aportaban nada, porque el problema no era de nombres, sino de rumbo. Ahora sólo está a tiempo de la épica.

Ancelotti sólo come chicles

Ancelotti sólo come chicles

Actualizado Sábado, 5 abril 2025 - 18:53

Adiós a la Liga. El Madrid no puede ni con un rival que lucha por la salvación. Pero es que el equipo de Ancelotti - aunque eso sea una entelequia- no es capaz de ganar a nadie. Tenía el agua que casi le llegaba a la nariz y ahora se ha ahogado definitivamente.

La tragedia es que hace más de una temporada el Madrid ni tiene juego, ni sistema, ni sentido futbolístico. A muchos les extraña, pero todo el que me lee sabe que llevo denunciándolo ya más de dos años. Es un vetusto entrenador, apagado por su estilo decimonónico y muy engreído en su estilo.

Ahora, los corifeos madridistas dirán que Mamardashvili fue un gigante en la portería y que impidió en más de media docena de ocasiones claras, la mayoría de ellas de Mbappé. Pero el francés solo no puede con unos compañeros que se creen dioses del Olimpo del fútbol, con la nefasta propaganda de la Casa Blanca.

Es cierto que el Valencia metió tres fallas ignífugas para defender. Que sólo hubo tres oportunidades y que dos de ellas terminaron en gol. El último de ellos en el ocaso de un partido que pasará a la historia como cuando el Madrid cayó al infierno.

Es posible incluso que el Madrid logre un gol con esa clase delanteros egocéntricos, que jamás juegan con el compañero, sino que van en busca de la jugada perfecta, la genial.

Lo cierto es que Brahim sólo regatea para él y no se va de nadie. Bellingham arranca desde atrás y también quiere meter su gol maravilloso. Y Vinicius es un desastre. Sólo piensa en sus regates.

Y sale hasta Endrick y también quiere ser un dios en el Olimpo madridista por egocentrismo. Un disparate. Como todos los desperdician todo, castigan a su equipo a perder minutos y minutos en el juego colectivo.

Y, curiosamente, el menos individualista sea el mejor: Mbappé. El único que tiene gol. Lo que no entiendo es que cediera ejecutar el penalti al inútil de Vinicius, que ya ha recibido una sinfonía de pitos. No es para menos. Fue decisivo. Ese minuto que marcará una Liga. Jamás entenderé el compañerismo de Mbappé

Hay muchos misterios de Ancelotti en el partido. Una vez más se cargó a Asencio, para que ya nadie dude de su odio cerval, porque se tragó su calidad. Nadie entendió a Tchouaméni en la defensa, cuando por delante sólo estaba Modric para ser mediocentro y un tocado Valverde. Todo es sospechoso.

Nadie defiende ya a Ancelotti. Y no quiero hablar más de él. Estoy cansado y en el club no hacen nada, sólo el tancredo. Ni lo echan ni fichan a nadie, pero, eso sí, tiene un estadio espectacular. Absurdo.

Y no quiero pensar lo que podrá ocurrir en Londres el martes, porque lo mismo se llevan una manita o quizás cuatro. Con Saka y Merino de verdugos. Mientras tanto, Ancelotti come chicles. Quizá demasiados.