El mejor Kroos nunca visto en Múnich: "Le conozco muy bien. Y él a mí"

El mejor Kroos nunca visto en Múnich: “Le conozco muy bien. Y él a mí”

La cabeza erguida buscaba el contacto visual con Vinicius. La curva del cuerpo no parecía presagiar nada, pero la mano ya indicaba dónde llegaría el pase al brasileño. Los rivales le habían concedido un par de metros y Toni Kroos no desperdició la oportunidad. Suya fue ayer la majestuosa asistencia para el 0-1, obra cumbre de otra gran noche para el Real Madrid. «No hay palabras para definirle. Es un jugador top, crucial para nuestro juego, por el modo en que controla los tiempos y por sus pases», admitió Carlo Ancelotti.

La felicidad de Carletto, como la de la mayoría de sus futbolistas, no sólo se ceñía al empate que había enfriado el cráter del Allianz. Se trataba, más bien, de la satisfacción por haber hecho emerger de nuevo ese temple competitivo con el que salir a flote tras una situación límite. Porque después de tres triunfos consecutivos en Múnich, el 14 veces campeón volvió a sudar ayer como corresponde en unas semifinales. El 2-2 no sólo le otorga cierta ventaja para el Bernabéu, sino que también le permite igualar su propio récord en Champions, donde ya suma 11 partidos sin perder, igualando el registro de la temporada 2016-17. Otro motivo de celebración para los 4.000 madridistas que lo vivieron en directo en Múnich. Los que disfrutaron de las virguerías de Vinicius y los errores groseros de Kim Minjae. Los que corearon la maestría de Kroos durante los 76 minutos que pisó la hierba.

«Me ha regalado un gol. Le conozco muy bien. Y él a mí», sonrió Vinicius, con ese brillo tan peculiar en los ojos. Aún parecía saborear el placer del balón al espacio ante Manuel Neuer y el desdichado Minjae. Una cortesía de Kroos, que durante la primera parte cerró una asombrosa estadística. Según la contabilidad de OPTA, 15 de sus pases lograron romper una línea de presión rival. El mejor rival en ese aspecto, Leon Goretzka, sólo pudo filtrar cinco.

«Nos faltaba para ganar los duelos»

«Durante la primera parte hemos defendido con poca intensidad y les dimos la posibilidad de controlar el juego. Nos faltaba para ganar los duelos, pero tras el descanso hemos presionado más, hemos sido más agresivos», analizó Ancelotti, sin pudor a la hora de señalar los defectos de su equipo. Antes de que se cumpliese el minuto 23, el Bayern había rematado ya siete veces ante Andriy Lunin, incluidos dos saques de esquina. Un fuego graneado al compás de sus tambores. La atronadora artillería de siempre en el Allianz Arena, la guarida de un equipo que, a estas alturas de la temporada, suma en la Bundesliga cuatro puntos y seis goles más que el año pasado. Cualquier menosprecio al Bayern en la Champions debería pagarse con la excomunión. Tan intolerable como conceder un par de metros de más a Kroos.

Desde aquella cesión en el Leverkusen, cuando apenas había cumplido la mayoría de edad, Toni había jugado ocho veces contra el Bayern, pero nunca logró siquiera un pase de gol. Ni siquiera en las dos últimas eliminatorias de cuartos y semifinales (2017 y 2018), ya en su plenitud madridista. Quizá por ello, ese gesto con el que indicó el camino para el 0-1 dejó tan boquiabierto a Rodrygo. «¡Qué pase, increíble!», exclamó el delantero, víctima de un clamoroso penalti por parte de Minjae. «Siempre le decimos que siga. No un año, sino muchos más. Me encanta jugar con él», añadió el brasileño. El recital del 8 en Múnich se antojaba ayer el preludio de algo grande en el Bernabéu. «Aún habrá que sufrir, pero ahora en un ambiente que todo el mundo conoce», anticipó Ancelotti. Vinicius, más conciso, presagió una «noche mágica».

Más le vale al Bayern recuperar pronto a Matthijs de Ligt, baja ayer de última hora. Su ausencia como central diestro dejaba un poco más desguarnecida la zona donde Vinicius revolotearía ante Joshua Kimmich. Así que Thomas Tuchel recurrió a Minjae, un central fichado este año del Nápoles. Sin el poderío físico del neerlandés, con ciertos problemas a campo abierto, el coreano al menos aportaría el buen criterio ofrecido durante la primera mitad de curso, donde se había consolidado como el mejor defensa del Bayern.

150 partidos para Müller

Los peligros del Real Madrid, máximo anotador de la Champions al contragolpe con seis goles, se basaban en las transiciones, pero Minjae nunca supo cómo perfilarse para sujetar a Vinicius a campo abierto. Esa debilidad en los dominios de Neuer frustró cualquier amago de épica para Tuchel. «El Madrid ya lo ha hecho antes: marcar dos goles en dos ocasiones. No somos el primer equipo que lo sufre. Deberíamos haber anotado el 3-1, pero luego les regalamos un penalti», admitió el ex técnico del PSG.

Desde aquella liguilla de 2016 con el Dortmund, hasta la inolvidable eliminatoria de 2022 al frente del Chelsea, Tuchel siempre había sabido poner al Madrid ante el desfiladero. Por eso, una situación tan desesperada como la actual convertía a su equipo en un rival aún más peligroso. La elección inicial por Thomas Müller, en detrimento de Serge Gnabry, supuso una apuesta algo nostálgica, con la que el capitán pudo celebrar su 150º partido de Champions. Un hito de la competición, igualando el registro de Iker Casillas en el Madrid. El récord absoluto de partidos en un mismo club aún lo ostenta Xavi Hernández (151).

La influencia de Müller, relegado en los últimos tiempos a un papel casi residual, sólo pudo interpretarse desde lo emotivo. Porque Tuchel se reservaba la baza de Raphael Guerreiro, uno de los futbolistas más infravalorados de la Champions. La mera presencia del portugués ordenó la ofensiva del Bayern, que pudo orientar a Jamal Musiala y Leroy Sané hacia el gol. La diferencia entre jugar a pie natural o pie cambiado giró radicalmente el partido.

Mazraoui y Rodrygo, en dura pugna por un balón.

Mazraoui y Rodrygo, en dura pugna por un balón.AFP

Había que remontarse a octubre, ante el Darmstadt 98 en la novena jornada de la Bundesliga, para asistir al último gol de Sané. Pero como de talento anda sobrado, el canterano del City aprovechó la escasa implicación de Rodrygo para silenciar a los críticos. Desde el otro perfil, Musiala andaba ya abusando de Lucas Vázquez. Con apenas 21 años ya se siente capaz de dominar una semifinal de Champions.

La designación de Clement Turpin, con quien el Madrid había ganado sus seis partidos, levantó cierto malestar en Alemania. Sin embargo, nada pudo objetarse al francés, que señaló sin dudar los 11 metros tras el derribo de Lucas a Musiala y el de Minjae sobre Rodrygo. «Para la vuelta tenemos que ser más clínicos. Será un partido abierto. Hay que mejorar en las defensas individuales y ser más fuertes», finalizó Tuchel.

La intrahistoria del 0-4 del Madrid en Múnich que "lo cambió todo": la "amenaza" de Rummenigge, la petición de Ancelotti a Bale...

La intrahistoria del 0-4 del Madrid en Múnich que “lo cambió todo”: la “amenaza” de Rummenigge, la petición de Ancelotti a Bale…

«Fue una amenaza y como tal se la tomaron en el vestuario». Ayer, el aterrizaje del Real Madrid en Múnich trajo muchos recuerdos en la expedición. Hace justo 10 años, el 29 de abril de 2014, la ciudad en la que iban a «arder hasta los árboles», como había avisado Rummenigge, vio cómo el conjunto blanco conseguía una de las grandes victorias de su historia en la Copa de Europa, la primera en el campo del Bayern, la que abría el portal hacia La Décima y la que «cambió todo», admiten ahora en el club, en el camino de una década prodigiosa.

De aquella plantilla sólo siguen Carvajal, Nacho, Modric y un Lucas Vázquez que aunque no disputó ningún partido oficial ese curso sí entrenaba con el primer equipo, pero el espíritu de esa noche sigue presente en el cuerpo técnico y en la dirección madridista. «Dice Rummenigge que van a arder los árboles, pero ahora mismo yo veo que está lloviendo», ironizaba Carlo Ancelotti en la previa de aquel partido de vuelta. Curiosamente, ambos guardan una gran amistad desde la época del alemán en el Inter, en los ochenta, y el directivo acabó en lágrimas cuando tuvo que despedir a Carletto del Bayern en 2017.

Hoy, diez años y cinco Champions después del 0-4, el transalpino vuelve a guiar a los blancos al asalto de la ciudad alemana. Antes infierno para el Madrid, ahora rival «respetado», pero sin las filias y fobias de otras épocas. Todo gracias a esa goleada.

La losa emocional

Los blancos llegaron a aquella eliminatoria después de perder tres años seguidos en semifinales. Una losa emocional que terminó con la etapa de Mourinho. La primera fue contra el Barça, pero las dos últimas, contra Bayern y Dortmund, fueron las más dolorosas. El lector recordará aquella tanda de penaltis en el Bernabéu, en 2012. Los lanzadores eran Cristiano, Kaká, Xabi Alonso y Ramos. Sólo marcó el donostiarra. Cosas del destino. Mourinho, de rodillas en el césped, no se lo creía.

En 2013, el Madrid perdió 4-1 en Dortmund e intentó la épica en casa, pero el fútbol se la negó. Al año siguiente, ya con Ancelotti al mando, el azar le volvió a cruzar con el Bayern, al que le unía una eterna condena de enfrentamientos en Europa: derrota en las semifinales de la 75-76 y la 86-87, victoria en los cuartos de la 87-88, victoria en las semifinales de la 99-00, derrota en las semifinales de la 00-01, victoria en los cuartos de la 01-02, victoria en los octavos de la 03-04, derrota en los octavos de la 06-07 y derrota en las semis de la 11-12. Es decir, de las nueve eliminatorias, el Madrid pasó en cuatro y quedó fuera en cinco. Podría no ser un porcentaje dramático, pero la fobia llegaba al analizar los duelos en suelo alemán. Los blancos no habían ganado ninguno de los diez partidos en Múnich.

"Aquella frase llegó al alma"

Quizás por eso, por saberse con la estadística a favor, en 2014 Rummenigge soltó una frase que quedó pegada en la mente de aquel vestuario. «Debemos darles un baño caliente. En Múnich se van a quemar hasta los árboles». Baño e incendio. «Esa frase, esa amenaza, llegó al alma de la plantilla», recuerdan hoy en Valdebebas, donde la presión por conseguir La Décima era gigante.

La «obsesión», así lo definen, por aquella Champions, la frase de Rummenigge, los comentarios de Guardiola llamándoles «atletas» y las tres semifinales perdidas con Mourinho enrabietaron a una plantilla llena de hambre que consumó su venganza, contra el Bayern y contra la suerte, el 29 de abril de 2014 en el Allianz Arena. Dos goles de Ramos y dos de Cristiano, dos de los que habían fallado en aquella tanda de 2012.

«La Champions me debía una después de aquellos penaltis. Tenía la inquietud porque estaba apercibido, pero es un sueño jugar la final», advertía, sin saber lo que le tenía preparado el destino.

La petición de Ancelotti a Bale

«Es mejor no decir nada», contestaba en la grada Rummenigge. «Ha sido una debacle». Los medios internacionales hablaron de «humillación» y «ridículo». En Valdebebas, el cuerpo técnico todavía recuerda la petición de Ancelotti a Bale: «90 minutos de sacrificio para Lisboa». El italiano cambió el sistema con respecto a la ida y pasó al 4-4-2 con Bale y Di María en bandas y Cristiano y Benzema de nueves. El esfuerzo del galés ayudando a Carvajal fue clave.

Un par de años más tarde, Guardiola admitió que ese partido de vuelta fue «mi mayor cagada como entrenador». Un partido que provocó el fichaje de Kroos por el Madrid ese verano y que se convirtió en punto de inflexión hacia una década gloriosa, con las tres Champions consecutivas como culmen.

Fue también un palo gigante para el Bayern, que durante estos años no ha podido con el Madrid. Después de cuatro partidos y dos eliminatorias, acumulan 12 años sin ganar a los blancos, que han vencido en sus últimas tres visitas al Allianz (0-4, 1-2 en la 16-17 y 1-2 en la 17-18).

El Real Madrid, la Champions y lo inevitable

El Real Madrid, la Champions y lo inevitable

El problema no es que el Madrid gane la Champions, el problema es saber que va a ganarla. La inevitabilidad. Vivir el proceso día tras día durante el mes y medio que va desde el milagro de Manchester hasta la final de Wembley, la frustración de que no exista Bayern ni Mbappé que te hagan dudar y ver los partidos con cierta esperanza. Mejor irse al cine.

Todos los antis supimos que el Madrid iba a ganar La Enésima en el mismo momento en que resisti

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El "don" de Arda Güler y la contundencia de Ancelotti sobre su cesión: "No hay duda, se quedará el próximo año"

El “don” de Arda Güler y la contundencia de Ancelotti sobre su cesión: “No hay duda, se quedará el próximo año”

Mano derecha al corazón y mano izquierda al cielo, con el dedo índice levantado. La celebración de Arda Güler lo tiene todo para hacerse conocida. También su fútbol, que a base de pequeñas gotas va rellenando el frasco de su primera temporada en el Real Madrid. Ante la Real Sociedad lideró a la segunda unidad del conjunto blanco, que dio un paso de gigante por la Liga gracias a su gol. Carrera de Carvajal, pase milimétrico de primeras y definición con la zurda del ex del Fenerbahce. 0-1 para que los de Ancelotti se pongan a 14 puntos del Barça a la espera del duelo de los azulgrana ante el Valencia. Después quedarán sólo 5 jornadas, 15 puntos.

"No hay duda de que se quedará aquí el próximo año", respondió Carlo Ancelotti. Claro y conciso. Ante los rumores de los últimos días, que deslizaban la posibilidad de que el joven de 19 años saliera cedido la próxima temporada, el técnico italiano no pudo ser más contundente. "Me ha gustado mucho su gran actitud, luchando y peleando cada balón. Va a ser muy importante en el futuro", añadió.

Güler se llevó el MVP de un duelo en el que el Madrid no mostró todo su potencial. El turco ha disputado el 1% de los minutos posibles este año, pero los va aprovechando. Ante la Real acumuló 67 sobre el césped, fue el que más lanzó a puerta en el conjunto blanco (3 tiros), el tercero con mejor acierto de pase (93,8%) y el que mejor nota media se llevó en la maleta: 7,55. Incluso recibió una amarilla por protestar. Sabía que se jugaba mucho y no bajó la tensión.

Suma 98 minutos el Liga (31 de ellos antes del encuentro de este viernes), 59 en Copa y 8 en Supercopa de España. Ninguno en Champions. En total, 165 minutos en los que ha marcado dos goles: ante la Real y ante el Celta, cuando anotó en apenas un minuto de juego.

"Tiene cosas diferentes", admitió Fran García. Y la realidad es que regateó dos veces, más que nadie en el Madrid, y fue el mejor de su equipo en ataque, aunque en defensa le costó algo más. "Posee una calidad extraordinaria, tiene mucho talento. Sin balón debe mejorar y lo está haciendo. Lleva mucho tiempo trabajando de manera espectacular y, sí, podría haber jugado antes, porque entrenar ha entrenado muy bien, pero es muy joven y llegará su protagonismo", explicó el transalpino. "Hablamos de un chico que lleva más goles que minutos jugados y eso sólo puede ser un don", bromeó.

Enfado en la Real

En cuanto al duelo, la Real Sociedad, en voz de Kubo, Zubimendi u Oyarzabal, reclamó que "merecimos ganar". "Una pena por la afición por el cambio de horario y toda esta mierda que ha habido", añadió el japonés, que recalcó que el Madrid había tenido "suerte". "En 90 minutos han llegado una o dos veces", dijo, molesto por el gol anulado a su equipo tras una falta de Barrenetxea a Tchouaméni: Gol anulado: "Barrene va a robar y yo lo único que puedo comentar es que el jugador (Tchouameni) que pierde el balón se duerme. Esto en Champions seguro que no se lo van a pitar".

En sala de prensa, Ancelotti sacó pecho de su 'unidad B'. "Entiendo que la gente se pensase que veníamos a pasearnos, pero los jugadores no lo han hecho ni por un momento. Estoy muy orgulloso de ellos, por su compromiso, actitud, ganas e ilusión por seguir ganado. Han querido mantener la buena dinámica y se lo quiero agradecer. En este sentido, han sido espectaculares", comentó, en referencia a la 20ª portería a cero en Liga esta temporada.

Ancelotti y las críticas por ser muy defensivo en Manchester: "No he encontrado a ningún madridista triste"

Ancelotti y las críticas por ser muy defensivo en Manchester: “No he encontrado a ningún madridista triste”

Superada la euforia por la victoria en los penaltis contra el Manchester City, Carlo Ancelotti apareció en la sala de prensa de la ciudad deportiva de Valdebebas un día antes de enfrentarse al Barcelona en un duelo vital por la Liga. Así, sin tiempo para mayores preocupaciones. "Estamos muy cerca... Será el clásico de siempre", admitió, sobre un rival al que ahora tiene a 8 puntos y podría enviar a 11 si consigue ganar.

"El pastel está preparado, falta poner la guinda este mes", reflexionó. Sobre el conjunto azulgrana, elogió la mezcla de juventud y experiencia tras la explosión de Yamal y Cubarsí. "Es importante, como hemos hecho nosotros, mezclar bien juventud y veteranía".

Recordando los penaltis y las sensaciones vividas en el Etihad Stadium, Ancelotti quiso salir al paso de las críticas por ser demasiado defensivo ante el City: "No me sorprende. Cada uno es libre de opinar. Hay que manejar bien tener la pelota y no tenerla y lo hicimos muy bien. No he encontrado ningún madridista triste todavía. Hay un dicho en España que me gusta mucho y voy a decir: 'háblame del mar, marinero...'", bromeó, y más tarde añadió sobre el sistema defensivo: "¿Cinco defensas? Lo descartamos de inicio, pero no durante el partido. Si hacen falta seis, siete, o jugar con dos porteros pues se hace. No descartamos nada".

Sobre la tanda, destacó a su cuerpo técnico, que siempre le hace "dudar" en su toma de decisiones, algo que es "positivo" y fruto de la "juventud". "Aportan mucho todos en el cuerpo técnico. Mucho entusiasmo, lo que es importante para mi edad".

De cara al clásico, Ancelotti confirmó que Militao "puede ser titular" y está pendiente de la situación de Ferland Mendy, que no se entrenó con el resto de sus compañeros por una sobrecarga. Viendo la cercanía del duelo ante el Bayern, en apenas 10 días, el italiano podría no forzar al francés. "Le falta algún día más", explicó.

Otro de los protagonistas del día fue Nacho, foco de varias noticias en las últimas horas por su futuro. Cuenta Marca que el defensa habría decidido dejar el conjunto blanco a final de esta temporada. "Su futuro lo decide él. Hizo un partido espectacular, del defensa de primer nivel que es. Hay que respetar sus decisiones, ya sabe lo que pensamos", respondió Ancelotti.

Ancelotti y su bloque de mármol

Ancelotti y su bloque de mármol

Actualizado Jueves, 18 abril 2024 - 19:16

Qué forma tan cojonuda de perder, ha dicho Guardiola. Y en esa frase viaja toda una preceptiva literaria que delata a los malos escritores, que son cuantos ignoran que se escribe con los verbos y no con los adjetivos, del mismo modo que se gana metiendo goles y no amontonando saques de esquina. Conste que sé apreciar esta versión madurada de Pep, más preocupado de profesar el debido respeto al rey de Europa que de construir una nación imaginaria;

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Guardiola: "Qué manera tan cojonuda de perder"

Guardiola: “Qué manera tan cojonuda de perder”

A Pep Guardiola sólo le quedó felicitar al Real Madrid por su heroico desempeño en el Stadium of Manchester. "Claro que le doy mérito porque defendieron muy bien", subrayó el técnico del City, que eludió cualquier apelación a la justicia. "Hemos jugado de forma excepcional, pero no pudimos marcar. El fútbol es de goles y ellos lo hicieron un poco mejor en los penaltis", reiteró tras el tremendo esfuerzo de sus futbolistas.

Pese al dolor por la eliminación, Guardiola dejó una de esas frases que sus seguidores podrían esculpir en bronce. "Qué manera tan cojonuda de perder", exclamó. La apelación a su maestro Johan Cruyff, que decía no creer en la suerte, sólo representó el inicio del alegato. "Si la gente se lo ha pasado bien, yo encantado". De nada sirvieron los 33 disparos del City , 12 de ellos a portería y otros 12 bloqueados por la defensa. Una cifra cuatro veces superior a la de los blancos, cuya ofensiva se limitaría a un sólo saque de esquina, por 18 de los locales.

"Hemos jugado muy bien, pero no hemos podido cerrarlo. Sólo puedo pedir esto a mis jugadores. Claro que les doy mérito, porque han sido capaces de aguantar. Hoy nos ha faltado el último disparo, el último detalle. No queda más que aceptarlo", concluyó el ex preparador del Bayern. Por su cabeza parecía revolotear aún el brillante fútbol de su equipo, que amasó el 67% de la posesión, con un 92% de acierto en el pase. Y esa decisión táctica que había dejado al Madrid aún más contra las cuerdas.

Doku, ante Carvajal

Desde antes del descanso arrastraba una tarjeta amarilla, por una infracción sobre Jack Grealish. Ya tenía mérito aguantar al 10 inglés, pero el asunto para Dani Carvajal se complicó aún más en el minuto 72, cuando Guardiola dio paso a Jérémy Doku. Era un momento crítico para el City, frustrado por tanto asedio sin fruto. El extremo, de 21 años, debía añadir esa pizca de fantasía. Desde su primera finta, la hinchada skyblue lo vio claro: el pase a semifinales pasaba por la bota derecha de Doku.

Hay algo insondable en la mirada del belga, uno de esos regateadores de los que se puede esperar cualquier cosa. Como de Ousmane Dembélé, con quien comparte club de procedencia: el Stade de Rennes. En sus 45 minutos, participó en 55 jugadas y sólo erró un pase (26/27), con 10 pérdidas, pero con un tremendo desequilibro por su zona. Sólo el coraje de Carvajal, una bestia competitiva, permitió al Madrid sostenerse en pie. Hasta que la musculatura del lateral estalló en el minuto 110. Contener a Doku representó la última frontera para el Madrid, sujetado bajo su larguero durante toda la noche.

Nada hubiese sido posible sin Lunin, que ya venía avisando antes de sus dos paradas en la tanda decisiva. El ucraniano, autor de ocho intervenciones y siete despejes, se impuso en casi todos los duelos aéreos de la noche. Sobre el mismo césped donde Thibaut Courtois cayó masacrado hace poco más de un año. Uno de esos escenarios que definen toda una carrera. Fue la noche de Lunin, como también la de un City que llevó el partido a unos niveles inasumibles para cualquier rival que no sea el Madrid.

Carvajal, ante Doku, el miércoles en Manchester.

Carvajal, ante Doku, el miércoles en Manchester.EFE

Porque con esa extenuante presión, ambiciosa y sincronizada, el equipo de Guardiola no sólo impedía cualquier amago de contragolpe, sino que recuperaba en posiciones de privilegio. De las intenciones había avisado, en el el sorteo Kyle Walker, quien eligió la primera posesión, en lugar de la habitual parcela de ataque en su guarida, donde el City encadenaba 41 partidos sin derrota. Un acontecimiento tan anómalo como los saques de fondo resueltos con balones en largo de Fede Valverde y Nacho. Casi sin aliento para sacudirse lo que se les venía encima, los hombres de Carlo Ancelotti sí resolvieron su primer acercamiento ante Ederson.

24 disparos en el área

La regularidad de Rodrygo en la Champions se entiende mejor a tenor de los cinco goles y las dos asistencias con las que ha saldado sus tres últimas participaciones. Un par de años después de su milagrosa aparición en semifinales, el brasileño volvió a aparecer puntual ante el City, su víctima favorita (cuatro goles en siete partidos).

La efectividad del 11 contrastó con la inoperancia rematadora de Erling Haaland, que volvió a cerrar una noche aciaga ante el 14 veces campeón de Europa. Antes del pitido inicial, Luis Figo había entregado al noruego el premio al máximo goleador de la pasada Champions, pero su infortunio volvió a concretarse con un cabezazo al larguero. A diferencia de hace ocho días en el Bernabéu, cuando resolvió con tres disparos lejanos, el City chutó 24 veces en 120 minutos desde dentro del área. Salvo con Kevin de Bruyne, al grupo de Guardiola le faltó esta vez la puntería. Y eso se paga muy caro en la Champions.

El origen del "clásico moderno" entre Ancelotti y Guardiola, los árboles de Múnich y una conexión: "Un grande in bocca al lupo, Carlo"

El origen del “clásico moderno” entre Ancelotti y Guardiola, los árboles de Múnich y una conexión: “Un grande in bocca al lupo, Carlo”

El 11 de julio de 2017, en su primer día en Säbener Strasse, la ciudad deportiva del Bayern de Múnich, Carlo Ancelotti se encontró un mensaje en la pizarra de su nuevo despacho: "Con tanta stima, un grande in bocca al lupo, Carlo!! ("Con mucho cariño, toda la suerte del mundo, Carlo!!"). La letra, escrita en color verde sobre el fondo blanco de la tabla, era de Pep Guardiola. El lector se puede imaginar la mueca del técnico italiano: una ceja levantada, tímida sonrisa. "Tenemos una muy buena relación", admitió en ese momento.

Carlo y Pep no son amigos, no se llaman constantemente ni cenan juntos, pero hay dos palabras que les unen en la distancia, confirmadas por las personas que mejor les conocen y por ellos mismos cuando tienen la oportunidad: "Respeto y admiración". Los dos entrenadores han cruzado fronteras, han entrenado en España, Alemania e Inglaterra, han evolucionado en su estilo de juego y dirección, en la gestión del vestuario... Y lo más importante: han ganado más que nadie y ahora, enfrentados en el Etihad Stadium en lo que los dos llaman el "clásico del fútbol moderno", se juegan una nueva coronación.

7.500 habitantes tiene el pueblo de Pep, Santpedor. 9.000 el de Carlo, Reggiolo. Ambos mediocentros organizadores de clubes que dominaron Europa, ambos exitosos en su salto a la pizarra. "A mí no me importa lo que piensen de mí, él es un gran entrenador", aseguró el italiano, preguntado por aquellas voces que dicen, con cierta ironía, que es sólo un "gran gestor". "La gente no tiene ni idea de lo que es un gran gestor", respondió Guardiola hace unos días.

Paralelismos

Los paralelismos en las carreras de Ancelotti y Guardiola llaman la atención cuando se estudian sus currículums. Los dos empezaron a entrenar en la elite más absoluta antes de los 40 años. Carlo en la Reggiana, con 36, antes de dar el salto al Parma con 37, edad a la que Pep asumió el banquillo del Barça.

Ancelotti ganó su primer título como entrenador a los 40, levantando la Intertoto con la Juventus en 1999 antes de irse al Milan para ganar la Champions con 44 años, en el 2003.

Guardiola no esperó tanto. En su primer curso levantó el famoso sextete. Una copia de la extraordinaria rapidez que también le había llevado a elevar Liga, Copa y Champions como jugador con 20 y 21 mientras Ancelotti tuvo que aguardar para ganar la 'orejona' con el Milán, vestido de corto, a los 30. La precocidad fue de Pep, pero la acumulación de títulos pone a los dos en la misma línea de éxito temporal. Cuatro Champions, Ligas en cinco países diferentes y 27 títulos para Carlo, 3 Champions y 37 títulos para Pep.

En 2007, a los 48 años, Ancelotti levantó su segunda Champions como entrenador. Las dos con el Milan, con una perdida por el medio, aquella en Estambul. En La Décima de 2014 tenía 55 y en la de 2022 63 primaveras.

Guardiola ganó la primera con 38, la segunda con 40 y tuvo que esperar 12 años (ya con 52) para la tercera, tres años menos que el italiano. Como Ancelotti, perdió una por el medio (2021). Son los únicos entrenadores, junto a Jose Mourinho, Brian Clough, Arrigo Sacchi y los madridistas Miguel Muñoz, José Villalonga y Luis Carniglia, capaces de ganar dos Copas de Europa antes de cumplir 50 años. Un escalón por encima está Zinedine Zidane, con sus tres títulos consecutivos a los 46.

"Recuerda mucho a aquella"

A pesar de lanzarse muy jóvenes al éxito, Guardiola y Ancelotti han tardado en convertir su enfrentamiento en "clásico". Midieron por primera vez sus fuerzas en los banquillos hace diez años, en abril de 2014. El de Santpedor como técnico del Bayern y el de Reggiolo como entrenador del Madrid. Y allí, en aquella semifinal de Champions entre los alemanes y los españoles, el italiano le infligió al catalán una de sus peores derrotas. 0-4 en Múnich, donde iban a "arder hasta los árboles", para un Madrid que acabaría levantando La Décima.

"Una de mis grandes cagadas como entrenador", reconoció el entrenador español. Una década después, los dos se vuelven a cruzar con el sentimiento reciente de la venganza de Pep en las semis del año pasado y con los árboles de Múnich de regreso a la memoria madridista. "Esta eliminatoria recuerda mucho a aquella, el gran Bayern iba camino de Lisboa y mira...", reflexionan estos días voces cercanas al vestuario de Valdebebas. La resolución, en el Etihad.

Guardiola: "Ganar al Madrid dos veces seguidas es casi imposible"

Guardiola: “Ganar al Madrid dos veces seguidas es casi imposible”

La sala de prensa del Santiago Bernabéu estaba abarrotada para recibir a uno de los hombres que más veces la había visitado. Pep Guardiola, que decidió que el entrenamiento del Manchester City previo a la ida de Champions contra el Madrid se iba a realizar en tierras inglesas y no en el césped de Chamartín, lideró la expedición 'citizen' que aterrizó en España a las siete menos cuarto de la tarde.

La rueda de prensa estaba marcada en el horario de la UEFA para las 19:15 de la tarde, pero no fue hasta las 19:45, con media hora de retraso, cuando Rodri y Guardiola aparecieron por la puerta de la sala. Era demasiado optimista pensar que el autobús podría cruzar la ciudad en hora punta en apenas unos minutos.

Hablaron el entrenador y un futbolista español. Suena lógico. Y lo es, pero tiene su parte de superstición. El año pasado, el City decidió cambiar el hotel que utilizó el equipo en la visita al Bernabéu en la temporada 21-22, con aquella remontada histórica en el descuento y en la prórroga. Antes de la ida de semifinales, durmieron en el Hotel Villamagna y Rodri fue el elegido para hablar ante la prensa. Salió bien y este año han querido repetir. Mismo hotel, mismo portavoz.

"Conocemos a Jude"

"No pensamos mucho en el año pasado, sabemos que es un Madrid diferente, juegan diferente y son los favoritos siempre", aseguró el centrocampista español, que no quiso darle mucha importancia a la hipotética ventaja que puede tener el Madrid por llevar ocho días sin jugar ningún partido. "Estamos en la pelea por la Premier y no descansamos. Ellos tenían el parón por la final de Copa y han podido descansar, quizás es algo de ventaja. Pero no nos preocupa".

El ex del Villarreal y el Atlético elogió a Bellingham y Kroos. "Conocemos a Jude porque nos cruzamos con el Dortmund un par de veces. No me gusta centrarme solo en un jugador. Ahora con él tienen más control del juego, han cambiado la manera de jugar, llegan más desde segunda línea... Kroos es el metrónomo".

"Lo liberador es ganar la Champions"

Minutos después apareció Guardiola, con gesto serio y argumentario relajado. "Es casi imposible ganar al Madrid dos veces seguidas", admitió, en referencia al 4-0 del año pasado en Manchester. "Hace dos temporadas perdimos, el año pasado ganamos. Es un clásico. Tenemos una ventaja con la vuelta en casa, pero tenemos que jugar mañana. Veremos diferentes partidos en el mismo partido, ellos tienen la potencia que tienen en transiciones, con Bellingham, Vinicius, Rodrygo...".

Cuestionado sobre ese 4-0, el técnico catalán aseguró que su equipo fue "mucho mejor" que el Madrid. "Dicen que el Madrid lo hizo muy mal, pero no lo creo, nosotros lo hicimos muy bien. Es fútbol. Creo que somos equipos de un nivel muy parecido", añadió, y reconoció que "lo liberador es ganar la Champions, no ganar al Madrid".

El técnico quiso elogiar a Ancelotti: "Usted no sabe lo difícil que es ser un 'buen gestor', como dicen de él. Ser estable, gestionar jugadores, no solo la táctica, millones de factores. Jamás consideraré que Carlo no es un gran entrenador táctico. Puso a Pirlo de mediocentro, a Kroos en un perfil más bajo, encontró la posición ideal de Bellingham... Que le quede claro que en Manchester tenemos una opinión muy buena sobre él", y ya adelantó que el italiano habrá buscado "alternativas" al 4-0. "Será diferente, seguro. Carlo habrá buscado alternativas y nosotros hemos de cambiar algo, porque nos faltan piezas en defensa. El partido será distinto. Intentaremos especular lo menos posible".

Sobre su futuro, admitió que es "especial" llegar al Bernabéu pero que cada año es más "rutina" al repetir tantas veces. "Me gusta este negocio, me lo paso bien. Me pagan bien y me lo paso bien. Me gusta la competición, me gusta venir aquí, intentar seguir adelante... El día que no, me iré a casa".

El "feeling" de Rüdiger contra Haaland y los "nervios" de Ancelotti: "El año pasado nos faltó coraje, mentalidad y fútbol"

El “feeling” de Rüdiger contra Haaland y los “nervios” de Ancelotti: “El año pasado nos faltó coraje, mentalidad y fútbol”

Carlo Ancelotti y Antonio Rüdiger fueron los protagonistas del Real Madrid en la previa de la ida de los cuartos de final de la Champions League ante el Manchester City. Entrenador y central, líder desde el banquillo y líder sobre el césped, insistieron en la importancia del Santiago Bernabéu como impulso para la eliminatoria y la necesidad de tener "coraje y mentalidad", algo que según el italiano les faltó el año pasado en el Etihad.

"Estoy muy nervioso, sí. Las horas antes a nivel personal es todo sufrimiento", admitió Carletto. "El otro día estaba pensando que la derrota es un sufrimiento y la victoria es un alivio, no una felicidad. Los días después de una victoria estás más contento. El sufrimiento y el estrés te mantienen vivo, es gasolina para mí", reflexionó.

Antes, el técnico había dejado bastante clara su alineación para el encuentro. La única duda es quién acompañará a Rüdiger en el centro de la defensa, si Nacho o Tchouaméni, y parece que Ancelotti va a apostar por el francés: "No haré cosas raras, está la cosa bastante clara. Como mucho podréis fallar un jugador", concretó.

Preguntado por Nacho y Tchouaméni, Rüdiger elogió al español y añadió un dato a la pareja que hace con el francés: "Creo que Tchouaméni y yo juntos nunca hemos perdido un partido, depende del entrenador".

El defensa insistió en que no esperarán al City encerrados atrás: "No vamos a especular, no vamos a encerrarnos y a ver al City tener la posesión", dijo, y centró una de sus respuestas en su duelo con Haaland, "uno de los delanteros más difíciles de defender". "Sé que el año pasado se hizo viral esa imagen mía sacando la cabeza por debajo de la axila de Haaland, no es algo que planeo, es un feeling. Para mí es un duelo totalmente personal, yo como futbolista contra un superdelantero".

Y recordó su enfrentamiento contra él el curso pasado, donde fue titular en el Bernabéu y suplente en Manchester: "Hicimos un buen partido en el Bernabéu, un buen trabajo parando a Haaland ese día. No tocó muchos balones, como queríamos. En la vuelta fui suplente y el entrenador no tiene que pedir perdón, tenemos que aceptar sus decisiones", valoró.

Ancelotti recordó que han tenido tiempo suficiente para trabajar desde el partido ante el Athletic Club, el pasado día 31, y admitió tener "confianza en que vamos a sacar lo mejor que tenemos en todos los sentidos, mental, físico y técnico. Tenemos la calidad suficiente para competir".

Las bajas del City en defensa, entre ellas la más que probable del lateral derecho Kyle Walker, ponen la eliminatoria a los pies de Vinicius Júnior, aunque Ancelotti no quiso concretar: "Está en los pies de los jugadores de más calidad, como siempre pasa. Los partidos los determinan los jugadores, más allá de la estrategia. Son muchas cosas, la calidad individual, las contras, la defensa... No es sólo un aspecto".