El Inter Miami de Messi se mete en un lío ante Palmeiras y se medirá al PSG en octavos de final

Actualizado Martes, 24 junio 2025 - 07:01

Leo Messi abandonó el Hard Rock enfadado, mirando al suelo y negando con la cabeza. Está en octavos de final, un hito histórico para el Inter Miami, pero el equipo de Florida dejó escapar un 2-0 contra Palmeiras para terminar firmando unas tablas que le envían directamente a un cruce infernal contra el Paris Saint-Germain, actual campeón de Europa. Allende y Suárez pusieron tierra de por medio para los de Mascherano, pero los brasileños, en un asedio final en busca de la primera plaza del grupo, lograron su objetivo con tantos de Paulinho y Mauricio para conseguir el liderato. Se medirán al Botafogo en octavos.

El Inter mantuvo su evolución mundialista. Mascherano parece haber encontrado las armas para acompañar a Busquets, Messi y Suárez. Su defensa flaquea, pero entre Redondo y Segovia tienen la capacidad suficiente para acompañar en el dominio del juego y Allende ofrece la potencia y la verticalidad que necesitan Messi y Suárez en ataque. Así fueron mejores los de rosa.

Enfrente, el Palmeiras, cuarto del Brasileirao a dos puntos del Flamengo, cuajó sus peores minutos del torneo en una primera parte desastrosa. No tuvo la posesión y no hizo daño a la débil defensa rival. Ni siquiera Estevao, joven promesa del fútbol brasileño que ya ha firmado con el Chelsea, pudo brillar, demasiado anclado en la banda derecha.

A los 15 minutos, un balón largo lo dejó perfecto con el pecho Luis Suárez para la carrera de Allende, imponente al espacio. El argentino aprovechó el hueco creado por el uruguayo y atacó la espalda de los defensas para romper al Palmeiras y definir ante Weverton mientras Murilo, zaguero visitante, se rompía en la carrera.

El gol empujó la idea del Inter, que no es otra que pausar el juego al ritmo de sus veteranos y buscar las roturas al espacio de sus futbolistas más jóvenes. Entre Busquets y Redondo le dieron sentido a las posesiones, con Messi bajando a recibir y haciendo que el duelo se jugara a su velocidad. Lento cuando él quería, rápido cuando observaba algún defecto enfrente.

Pero el Inter no es el Barça de Guardiola y comete errores. Algunos de ellos casi los aprovecha Palmeiras, más cómodo en velocidad, a la contra. Torres estuvo a punto de empatar en el 32, pero no estuvo acertado y el tramo final de la primera parte murió en la pausa de Miami.

Tras el intermedio, se mantuvo el guion, aunque el Inter comenzaba a dar peligrosos pasos atrás y el Palmeiras le empezaba a hundir en su propia área, con Estevao ganando protagonismo.

El fútbol, eso sí, es caprichoso. Luis Suárez lleva unas semanas entre críticas por su nivel, y en el duelo más importante apareció para dar una asistencia y colocar el 2-0 en el marcador. Recibió en tres cuartos de campo rival, se giró, se escapó de un par de rivales y dentro del área superó a Weverton con la potencia de años anteriores. Besos a sus dedos y respuesta a aquellos que no creen en él.

El gol del uruguayo parecía sentenciar el grupo, con Inter primero y Palmeiras segundo mientras el Porto no podía con el Al Ahly. No había peligro para ambos. Pero nadie quería al PSG y el Palmeiras terminó apretando.

Los cambios ayudaron a los brasileños, más frescos de piernas, y Paulinho recortó distancias en el minuto 80. Un cuarto de hora de sufrimiento local que acabó en drama. En el 87, Mauricio aprovechó un mal despeje de la zaga del Inter ante un centro del Palmeiras y batió a Ustari con potencia.

Empate, alegría brasileña y drama para el Inter Miami, que ha pasado de unos octavos en los que podía competir a otros en los debe bailar con la más fea: el campeón de Europa. Messi contra su ex equipo y Luis Enrique contra la base de futbolistas a los que dirigió en el Barcelona.

Messi sorprende al Oporto y deja al Inter de Miami cerca de la clasificación

Messi sorprende al Oporto y deja al Inter de Miami cerca de la clasificación

Actualizado Jueves, 19 junio 2025 - 23:44

Un golpeo de falta magistral de Leo Messi, de zurda a la escuadra, con música, impulsó a Inter Miami en el Mundial de Clubes, a un paso de los octavos de final, tras remontar a un Oporto endeble en defensa y sin capacidad de reacción en un partido en el que se jugó a lo que impuso el astro argentino.

A cinco días de cumplir 38 años, Messi sigue dando lecciones de fútbol en los terrenos de juego. Eterno Leo, haciendo jugar a Inter Miami, diseñando cada acción de peligro con una visión privilegiada a la que ya no le acompaña a su velocidad Luis Suárez. A falta de socios, el argentino se bastó para tumbar a un decepcionante Oporto.

Era el 1:45 de partido y una acción devolvió a la memoria de cualquier aficionado al fútbol, tantas otras conexiones del pasado. Como si el tiempo no hubiera pasado. Messi se descuelga, la pone de zurda al espacio, donde tantas veces apareció Jordi Alba, hoy suplente, para que la enganchase de zurda Luis Suárez. La imaginación, la precisión en el toque suave a espalda de la defensa. La parada abajo de Claudio Ramos.

Fue toda una declaración de intenciones. En Atlanta se iba a jugar a lo que quisiera Leo. Arrancó dando una 'masterclass'. Inventando asistencias que en otros tiempos de Luis Suárez habrían acabado en la red. Al uruguayo le pesa la edad. Falto de velocidad pese a seguir viendo, como goleador hasta el último de sus días, el espacio por donde aparecer y la zona donde generar peligro.

Era un monólogo del Inter Miami hasta que la primera aparición del Oporto acabó en penalti. Una de esas acciones castigadas desde el videoarbitraje que un colegiado no considera penalti en directo. Allen, con la punta de la bota, impactó en la carrera de João Mario. Samu asumió la responsabilidad y, pese a que Ustari le adivinó el lado, la potencia del golpeo mantuvo su pleno de acierto en penas máximas. Su tanto 26 del curso. Un 9 potente al servicio de Luis de la Fuente en la selección española.

En el campo había un jugador que, pese a su edad, 18 años, asumió el pulso de calidad con Messi. Es Rodrigo Mora y cada partido deja gestos repletos de calidad. Uno de esos futbolistas diferentes que ya han derribado la puerta de la elite de forma prematura. Un gran control, un taconazo para inventar una ocasión de Samu, derrochando personalidad cada vez que entra en contacto con el balón.

En sus botas estuvo una acción que pudo cambiar el rumbo. Antes respondió Messi. Todo oscilaba en torno a su figura, sin un marcaje estrecho de ningún rival, disfrutando de su libertad de movimientos. Regates en seco y pases a los movimientos de sus compañeros. La velocidad por fuera Allende y Segovia, la aparición al espacio de Cremaschi. A Inter Miami le castigaba el error en la finalización.

Perdonaba una más Luis Suárez, con todo para marcar, en carrera, después de que un error en el inicio de jugada de Marcano acabase con el pase perfecto de Messi. El mano a mano ante el portero lo culminaba con un disparo al cuerpo. Sin confianza en la definición. Demostrando que su perfil actual no es el del 9 que pide la visión asistente de Leo.

El Oporto dio un paso atrás para rebajar sufrimiento. Pecó de conformismo. Se olvidó de atacar, no explotó el contragolpe que sacase a relucir las carencias defensivas del equipo de Mascherano. En acciones aisladas lo pudo comprobar. Cuando Samu pidió un penalti, agarrado en el momento de rematar un servicio desde la derecha de João Mário. Antes de la acción de Rodrigo Mora clave. Tras amagos y con un disparo de diestra que sacó bajo palos Falcon.

Esa renacer inesperado del Oporto le pudo dar el partido en momentos de cansancio del rival. Samu, exhibiendo potencia en carrera en una acción en solitario, se topaba con el portero rival de zurda. El poste repelía un gran disparo desde fuera del área de Alan Varela.

De golpe, todo cambió en la segunda parte. El Oporto se deshizo tras dos golpes recibidos en siete minutos. El primero nada más reanudarse el partido. Tras un gesto de calidad de Busquets, al mando del juego, girando y lanzando una acción que acabó en centro la derecha de Weigandt y un golpeo potente de Velasco Segovia castigando la pasividad defensiva portuguesa.

Sin tiempo para reaccionar, Messi era derribado al borde del área y no desaprovechaba la oportunidad. El golpeo con guante de seda de zurda a la escuadra. La locura desatada en un estadio vestido con su camiseta. Un nuevo capítulo de una leyenda que sigue ganando partidos.

Acoso final

Le tocaba proponer al Oporto y le faltaron cualidades. Incluso sufrió cuando Inter Miami, bien replegado, interpretando bien lo que le pedía el partido, le buscó en contragolpes. Los intentos portugueses fueron a la desesperada, sin espacios para correr. La única vez que lo hizo William Gomes se topó con la rápida salida de Ustari.

Y así murió el partido, entre intentos de Samu que no encontraron puerta, y dos ocasiones para hacer mayor la herida de Picault y un balón picado de Messi que habría sido la guinda al primer triunfo de Inter Miami que acaricia los octavos y llena de dudas al Oporto.

Messi y el Inter Miami se llevan un golpe de realidad en el inicio del Mundial de Clubes

Actualizado Domingo, 15 junio 2025 - 04:16

El tiempo pasa. Eso es inevitable. Y en el fútbol se nota como en la vida. Las piernas pesan más y la cabeza no resuelve con la misma agilidad. Lo saben Sergio Busquets, Luis Suárez y Leo Messi, a los que la edad no perdona. Su Inter Miami, que crece sobre ellos, especialmente sobre el argentino, se llevó un golpe de realidad ante el Al Ahly en el inicio del Mundial de clubes. Un empate a cero que, a la espera de los encuentros contra Palmeiras y Porto, les pone la clasificación para octavos en terreno peligroso. Los egipcios fallaron un penalti y Ustari salvó a un Inter que reaccionó en el tramo final pero no pudo con El Shenawy, guardameta africano. Messi se estrelló tímidamente contra los palos en una falta lejana y un centro chut, pero a sus 37 años el balón no vive igual en él. Lógico.

El Hard Rock Stadium tardó en llenarse pero finalmente rozó casi el aforo completo (60.927 según la FIFA), una gran cifra teniendo en cuenta los rumores previos sobre el pánico en Miami ante la presencia de la policía fronteriza de Donald Trump en los aledaños del estadio. Los aficionados egipcios se acumularon en la grada y compitieron de tú a tú con los latinos, que apoyaban al Inter y, por encima de todo, a Messi.

El argentino fue el más ovacionado en la curiosa presentación de los onces iniciales. Los jugadores caminaron uno a uno por el lateral del campo hasta formar un pasillo sobre una alfombra negra que terminaba en el círculo central. "Messi, Messi", cantó la gente mientras el '10', último en saltar al césped, corría hacia el Mundial de clubes.

El partido, sin embargo, situó al Inter Miami en su verdadero nivel. Ya en la previa, Mascherano, técnico de los de Florida, había reconocido que no tenían nivel para llegar lejos en el torneo, y la hierba del Hard Rock lo confirmó.

El Al Ahly fue superior en físico, en técnica y en calidad colectiva durante el primer tiempo, y sólo Óscar Ustari, el exportero del Getafe que tiene ya 38 años, evitó la contundente victoria egipcia al descanso. Busquets sufrió en el centro del campo y Suárez y Messi no aparecieron hasta el segundo tiempo.

Los africanos, con el gallego José Riveiro en el banquillo, perdonaron. Abou Ali, delantero estrella, se chocó contra Ustari una y otra vez, el portero salvó un cabezazo de Ibrahim y Trezeguet, el mejor del equipo africano, falló un penalti en el 41 que evitó Ustari volando hacia el costado derecho.

El empate del descanso despertó al Inter, que salió con otra cara de los vestuarios. Después de que Kaká, Del Piero, Agüero, Djorkaeff y Pepe jugaran con el youtuber Speed a ver quién daba al larguero durante el intermedio, Messi lideró la reacción estadounidense.

Allende falló a bocajarro ante El Shenawy tras un rechace y Messi tuvo su primera ocasión clara en el 56, cuando probó su clásica rosca desde la frontal y obligó a estirarse al guardameta egipcio. Los de Mascherano crecían en el partido con el argentino asumiendo todo el balón posible.

Leo volvió a rozar el tanto en el 63, con una falta exquisita que hizo la rosca por el exterior de la barrera y tocó en el palo del Al Ahly para delirio momentáneo de la grada local, que se desesperó en los últimos minutos con las intervenciones de El Shenawy, evitando el gol de Picault, Falcon y de Messi tras un centro chut que terminó dando en el larguero.

El ‘Universo Messi’ en Miami, “un antes y un después”: el millonario cuadrado Leo-Inter-Adidas-Apple que gobierna el sur de Florida y la MLS

Actualizado Viernes, 13 junio 2025 - 22:48

La cara de Leo Messi vestido con el rosa del Inter aparece imponente en la fachada del número 148 de la calle 28 de Miami, en el distrito cultural y moderno de Wynmood, lleno de murales realizados por algunos de los mejores artistas callejeros del mundo que no podían no inmortalizar en una de sus paredes al nuevo icono de la ciudad. Los colores reflejan el 'Universo Messi' construido al sur de Florida desde el verano de 2023, con un contrato no tan monstruosamente neto como los 200 millones de Cristiano en Arabia pero con las aristas suficientes como para impulsar su fortuna, el nivel del Inter Miami, que hoy debuta en el Mundial de clubes, y la Major League Soccer, en la búsqueda constante de Estados Unidos por entrar en el juego futbolístico mundial.

«La llegada de Leo ha sido un antes y un después para el Inter Miami y para el fútbol en Estados Unidos», explican en el conjunto de Florida, donde todo ha cambiado desde el fichaje de Messi. Fundado en 2018, la franquicia ha pasado de ser colista de la liga a campeón de dos títulos, y lo más importante: ha sufrido una evolución colosal a nivel económico y de aficionados.

La presencia de David Beckham como uno de los propietarios del club, fruto de su contrato con Los Ángeles Galaxy en 2007 que le permitía un descuento a la hora de acceder a la propiedad de una nueva franquicia, otorgó desde un primer momento al Inter un valor extra en el mercado. La unión de una estrella de tal nivel con la ciudad de Miami colocó al equipo en los 600 millones de valor, pero muy lejos de los Miami Dolphins y los Miami Heat, ejes deportivos de la ciudad, y de los principales clubes de la MLS.

La firma de Messi cambió eso. En apenas dos años, Inter Miami ha pasado de valer 600 millones, según Forbes, a alcanzar los 1.200 millones. En el fútbol de EEUU, sólo la franquicia de Los Ángeles FC vale más. Los Dolphins y los Heat siguen dominando la ciudad, pero el balón se abre paso gracias a Messi, que llena estadios por toda Norteamérica.

«Cada doce segundos se vende una camiseta de Messi en el mundo», cuenta a este periódico una de las responsables de la tienda del Inter Miami. «Antes de Messi aquí no venía casi nadie a ver los partidos. Regalaban entradas y ahora valen más de 300 dólares», cuenta Pablo Marino, periodista de Telemundo. «Es similar al fenómeno que sucedió con Beckham, pero Messi es más que Beckham y el impacto es mucho mayor», añade. «Todo se multiplicó por cinco», insiste Óscar Posedente, periodista argentino.

Nuevo estadio, nuevo contrato...

El Chase Stadium, con capacidad para 21.000 espectadores, se llena cada fin de semana a pesar de estar en Fort Lauderdale, condado al norte de Miami, y en 2026 el club quiere inaugurar Freedom Park, su nuevo estadio para 25.000 personas y situado pegado al centro de Miami. Y ahí, inaugurándolo, quieren a Messi. El argentino termina contrato afinales de 2025 pero las partes trabajan en ampliarlo, también para impulsar el Mundial 2026. Todo les encaja gracias al acuerdo a cuatro bandas entre Messi, el club, Apple y Adidas.

Messi se lleva una porción de los ingresos generados por los nuevos suscriptores al servicio de streaming de la MLS, cuyos derechos de televisión son propiedad de Apple tras un acuerdo de 10 años y 2.500 millones. Y Apple es uno de los patrocinadores de la camiseta del Inter Miami, creada por Adidas, firma que viste a Messi desde hace más de una década y es la marca oficial de la MLS. Además, uno de los últimos sponsors del Inter es la bebida Más+ by Messi. Lo dicho, todo encaja más allá del sueldo por jugador al fútbol.

Inter, por su parte, no deja de crecer. Ha pasado de un millón de seguidores en redes sociales a 18, se estrena en el Mundial a pesar de no haber ganado el título y ha conseguido a futbolistas como Suárez, Busquets o Alba que sin Messi quizás no estarían aquí. Messi no tendrá la opción de crear su propia franquicia, como Beckham, pero cuando se retire podrá acceder a una participación en la dirección del club.

De Deportivo LS a LSM: Suárez y Messi unen fuerzas para desarrollar un nuevo club en el fútbol uruguayo

De Deportivo LS a LSM: Suárez y Messi unen fuerzas para desarrollar un nuevo club en el fútbol uruguayo

Actualizado Martes, 3 junio 2025 - 14:22

Ya no se trata sólo de anotar goles en el campo, sino de hacerlo también desde el despacho: Luis Suárez y Lionel Messi unieron fuerzas para crear un nuevo club en el fútbol uruguayo, el Deportivo LSM.

El club, que nació en 2018 con impronta amateur como Deportivo LS, sumará a partir de ahora un área profesional, el Deportivo LSM, bajo el esquema de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) y con la intención de ir subiendo de categoría en el fútbol uruguayo. El Deportivo LSM comenzará su andadura en la cuarta división del profesionalismo, la "Primera D".

"Para Suárez y Messi, el nuevo emprendimiento tiene dos objetivos claros", destacó la edición uruguaya de la revista "Forbes". "El primero es social y consta de darle a [el suburbio montevideano de] Ciudad de la Costa un club de referencia que genere sentido de pertenencia y forme nuevos talentos para el país. Mientras que el segundo es empresarial y de negocios: proyectar una cantera fuerte que nutra al equipo y, eventualmente, genere ventas al exterior e ingresos al club".

Messi y Suárez construyeron una amistad en sus años en el Fútbol Club Barcelona, y hoy comparten el tramo final de su carrera en el Inter de Miami.

"Estoy muy entusiasmado, hay mucho potencial en el fútbol uruguayo", dijo Suárez a "Ovación". "Queremos darles posibilidades a los que quieran competir y tengan condiciones. Me encantaría que tengan las herramientas que yo no tuve de chico e inculcarles valores. Que la cabeza no tiene que estar solo en hacer dinero, sino en muchos otros factores", continuó.

Messi expresó la alegría de sumarse a Suárez en este proyecto: "Poder ser parte de esto junto a vos para mí es un orgullo, y es una alegría que me hayas invitado y elegido. Espero aportar todo lo que pueda para seguir creciendo y sobre todo estar en esto también al lado tuyo".

El fútbol uruguayo, dos veces campeón del mundo a nivel de selecciones, es un creciente objetivo de inversores internacionales, que buscan remozar clubes con historia. Muchos de ellos están en decadencia, pero con gran potencial de reventa, en inversiones que suelen amortizarse ampliamente con la venta al exterior de jugadores de las canteras de esos clubes.

Lamine Yamal, centenario con el Barça a los 17 años: "El miedo lo dejé en el parque de Mataró"

Lamine Yamal, centenario con el Barça a los 17 años: “El miedo lo dejé en el parque de Mataró”

Actualizado Martes, 29 abril 2025 - 23:09

El caso de Lamine Yamal es único. El delantero azulgrana disputará ante el Inter de Milán, en la ida nada más y nada menos, de las semifinales de la Champions, su partido número 100 con el Barça. Curiosamente, el mismo día en que se cumple el segundo aniversario de su estreno con el primer equipo, de la mano de Xavi Hernández, y cuando no ha alcanzado aún la mayoría de edad. Algo que, de hecho, no sucederá hasta el próximo 13 de julio.

Pero, pese a su juventud, se ha convertido ya en un futbolista clave tanto para el conjunto barcelonista como para la selección española, con la que levantó la Eurocopa el pasado verano. Si su progresión sigue por los mismos derroteros, tampoco será nada extraño verlo también muy pronto en el podio del Balón de Oro. O, incluso, alzando también ese trofeo.

«Nunca he tenido miedo. Sí tengo motivación, como unas cosquillas en la barriga antes del partido, pero yo creo que eso es bueno y que lo tenemos todos los jugadores. El miedo lo dejé en el parque de Mataró hace tiempo», comentó Lamine en la previa del duelo con el Inter. «Es mi primera semifinal de Champions, y también lo es para muchos compañeros. Tenemos muchas ganas de pasar a la final, de mostrar el equipo que somos y tenemos mucha ilusión», aseguró un Lamine Yamal que advirtió de que la mala racha de los italianos no hace que tengan menos opciones en el cruce. El conjunto neroazzurro, además, siempre se le resistió a nivel goleador a un jugador con el que muchos no dudan en compararlo: Leo Messi.

«No me comparo con nadie»

«No creo que ésta vaya a ser la época de Lamine Yamal. Espero que sea la del Barça. Si Messi no le marcó al Inter, imagino que sólo le habrá faltado ese rival... Ojalá pueda marcar yo», aseveró el delantero, quien prefiere huir de cualquier tipo de comparación, y menos con el argentino. «No me comparo con él ni con nadie. Esas cosas se las dejo a la prensa. Yo sólo pienso en mejorar cada día. Pienso que hacer comparaciones no tiene sentido, y menos con Messi», señaló el de Mataró, quien apuntó, además, que no ha hablado con el actual futbolista del Inter de Miami, con quien protagonizó, cuando solo era un bebé, una imagen para un calendario solidario del club azulgrana que muchos ven ahora como toda una premonición.

Y, por mucho que no quiera compararse, algunos datos son curiosos. Messi disputó su primer partido oficial con el Barça ya con 17 años, frente al Espanyol, el 16 de octubre de 2004. El número 100, mientras, lo disputaría ante el Valencia, a los 20 años. Antes de llegar a la mayoría de edad, sólo disputó nueve partidos con el primer equipo y estuvo en el once inicial en dos ocasiones.

«La edad es sólo un número»

Los tiempos, desde luego, son muy diferentes. Pero, ahora mismo, a las puertas de su partido 100 con el conjunto azulgrana, Lamine suma 21 goles y 27 asistencias, así como tres títulos: una Liga, una Supercopa de España y una Copa del Rey. Lo que es también innegable es que su actitud dista mucho de aquella timidez inicial del argentino. Algunos, incluso, le acusan de ir muy crecido: «Mientras gane, no me pueden decir nada. Cuando no gane, sí».

«Como jugador, quiero ser un buen futbolista, y, además, ser una persona respetuosa y educada, que es lo que me han enseñado mis padres en casa», recalcó el de Rocafonda, quien opina que la juventud no debe ser nunca un problema. «Para el fútbol no hay edad. Es un deporte que va de la calidad y de la mentalidad que tenga cada uno. Si estás preparado, lo estás. La edad es sólo un número», apostilló, si bien quiso defender también la gran importancia que tiene la cantera en el club. «De pequeños, hemos visto al Barça ganar la Champions, en 2015. Jugamos porque sentimos la camiseta. No es lo mismo llegar de fuera que jugar un derbi o un clásico siendo de La Masía», sentenció.

Raphinha, la fiera poco brasileña que impulsa al Barça: “Quería tener esa conexión con Ronaldinho”

Actualizado Viernes, 25 abril 2025 - 22:53

Cuesta creer que Inter de Porto Alegre y Gremio rechazaran por pequeño y delgaducho a un futbolista que sus compañeros definen como «superdotado físico» y que, además, suma 53 participaciones de gol esta temporada -30 tantos y 23 asistencias-, ha superado a Leo Messi en su mejor temporada Champions y lleva camino de ser el máximo goleador de la competición. A Raphinha (Porto Alegre, 1996) nadie le esperaba esta temporada en el podio de los mejores de Europa. Ni siquiera el Barça, que le abrió la puertas hace unos meses para darle su dorsal 11 a Nico Williams. El brasileño está acostumbrado a la pelea constante y a apretar los dientes esperando su momento. Y ha sido Hansi Flick quien le ha preparado el mejor escenario.

Lo buscaba desde que con 18 años se subió a un autobús a ocho horas de casa para jugar en el Avaí persiguiendo un sueño. Le habían advertido que había dinero para la ida, pero no para la vuelta ni para mantenerle allí. Como hacía en el campo, también se buscó la vida fuera. Entonces ya sabía lo que era el Barça. Su padre, Raphael, músico percusionista apodado Maninho, tocaba con Samba Tri en las fiestas de Ronaldinho y, en cuanto destacó, le puso en contacto con Deco. El descenso del Avaí y la necesidad de hacer caja le lanzó a Portugal.

Al Vitória de Guimaraes primero y después al Sporting de Portugal. Ahí lo conoció Rodrigo Moreno, el internacional español que años después formaría con él delantera en el Leeds. «Con el Valencia jugamos un amistoso de pretemporada y recuerdo que en el vestuario comentamos la impresión que nos causaron Bruno Fernandes y Raphinha, del que nunca había oído hablar. Yo llegué al Leeds unos meses antes que él y cuando dijeron su nombre me acordé de aquel partido», explica a EL MUNDO desde Qatar.

«era un líder natural»

Antes de llegar a la Premier, el Rennes pagó 21 millones de euros en una temporada en la que jugó junto a Camavinga e impulsó al equipo a la Champions con ocho goles y siete asistencias. No pasó desapercibido para Víctor Orta y Andrea Radrizzani, los hombres que habían devuelto al Leeds a la Premier de la mano de Marcelo Bielsa.

Un pilar de aquel equipo era Pablo Hernández, ex jugador del Valencia. «Fue una sorpresa porque los brasileños siempre tienen esa etiqueta ofensiva, pero él era diferente. Se vio desde el primer día, con un físico superdotado, comprometido en defensa y que no desistía nunca», explica. Fue el estandarte del Leeds durante dos campañas y en la última «fue clave para evitar el descenso». Tanto que hizo la promesa de recorrer de rodillas el campo si lograban la permanencia. Rodrigo fue a abrazarle tras cumplirla: «Fue una locura. Nos salvamos ante el Brighton y dependíamos de otros resultado que se dio. Él, que era un líder natural, se quitó un peso de encima y maduró muchísimo aquella temporada», recuerda el atacante.

Ambos explican lo sencillo que era jugar con él. «Es de los mayores portentos con los que he jugado. Es capaz de repetir una y otra vez acciones de alta intensidad en un partido. Con lo que exigía Bielsa, se adaptó a la Premier en un instante», rememora Rodrigo, que compartió mucho dentro del campo y también fuera. En especial recuerda dos conversaciones personales que acabaron con decisiones que han marcado la carrera de Raphinha.

Abrazo entre Raphinha y Flick.

Abrazo entre Raphinha y Flick.AFP

«Cuando llegó al Leeds tuvo la oportunidad de ir con Italia. Además era año de Eurocopa. Pero tenía muchas dudas, porque deseaba jugar con Brasil aunque nunca le había llamado. Le dije que la Premier le daría la visibilidad que necesitaba y así fue», admite quien hoy le considera imprescindible en la selección por un rendimiento que le puede conducir al Balón de Oro.

La segunda conversación ya versó sobre la oferta del Barça: «El Leeds prefería que fuera al Chelsea, pero él quería repetir la historia de los brasileños en Barcelona. Quería tener esa conexión con Ronaldinho, Romario o Neymar», desvela.

«nunca tiene miedo»

La adaptación no fue fácil. Le costó seis meses de críticas por los 60 millones de traspaso, por llegar de la mano de Deco -a quien dejó- y por no adaptarse «a un juego más táctico, donde siempre hay menos espacios y los partidos son más cerrados que en la Premier, con menos transiciones», describe Rodrigo. Eso le llevó a pensar que LaLiga no era su lugar y que «el fútbol te destruye» con facilidad, por lo que nunca dudó en apoyarse en psicólogos.

Pero resistió y apareció Flick con el brazalete de capitán para propulsarle. «Dentro del vestuario la gente confía en mí y eso emociona», ha reconocido el jugador, con predicamento entre los más jóvenes. Lo mismo le limpia la bota a Lamine Yamal tras un gol espectacular que invita a su fiesta de cumpleaños a Pau Víctor o Gerard Martí tras endosarle una goleada al Real Madrid en la Supercopa.

Su liderazgo es generoso, como refleja su tatuaje en el cuello: «Soy uno, pero no estoy solo». Sobre él puede descansar el Barça porque, como recuerda Pablo Hernández, «nunca tiene miedo».

Si el padre de Lamine Yamal fuera sueco y rubio...

Si el padre de Lamine Yamal fuera sueco y rubio…

Van a cumplirse dos años del advenimiento de Lamine Yamal y siguen buscándole. Los defensas y los otros. Los otros, los de siempre, los del odio, los del ruido, los mediocres, los que en vez de admirar lo nunca visto prefieren perseguir unicornios con escopetas. De fogueo en este caso. Porque por más que disparan no logran rozarle.

Aseguraron que la celebración del 304 en honor a Rocafonda, su barrio, le convertía poco menos que en un pandillero, como si la conciencia de clase fuera un delito. Interpretan como un insulto a España que en sus botas luzca las banderas de Marruecos y Guinea Ecuatorial, los países de sus padres, mientras el chaval nos regala una Eurocopa con la edad en que sus haters pedían la paga a mamá para comprarse unos castellanos. Aplauden las chorradas viejunas de Van der Vaart, uno de los futbolistas más frustrantes y disolutos de su generación, como si bailar, vestir o peinarse acorde a la edad que uno tiene fuera una señal de alarma y no un indicador de normalidad.

Y como el ídolo no muestra grietas se le busca el barro en pies ajenos. Los de Mounir Nasraoui. Lo curioso es que aquí se juntan el deseo de unos y el miedo de otros. "Sólo su padre puede salvarnos de otro Messi", escucho a madridistas, aterrorizados ante la amenaza de otros 15 años con el mejor vestido de azulgrana. "Sólo su padre puede estropearlo", musitan esos culés que viven temiendo que el cielo se derrumbe sobre sus cabezas. No sé, nadie sabe, qué dirá Nasraoui al oído de su hijo, pero tengo clarísimo que si fuera sueco, alto y rubio no estaríamos hablando de esto ni habrían convertido a un personaje secundario de la película en la clave de la trama.

En cualquier caso, esa supuesta mala influencia no se refleja por ningún lado. ¿Han escuchado hablar al chico? ¿Le han visto comportarse en el campo? ¿Atisban el menor indicio de que se le esté yendo la cabeza? ¿Les parece un chaval al que va a poder la presión y a corromper la fama? ¿Creen que puede un adolescente llevar de mejor manera una situación absolutamente extraordinaria y antinatural?

Seamos serios, todo lo que muestra el Lamine persona es el mejor escenario posible, no augura drama por ningún lado y firmo que mis hijos tengan a los 17 años la madurez que está demostrando él. Aunque como soy alto y (era) rubio, tampoco me echará nadie la culpa, si no...

La guerra Mou-Guardiola, la carrera de Bale, la salvación de Cruyff o el final del Tata Martino: los clásicos coperos como punto de inflexión para Madrid y Barça

La guerra Mou-Guardiola, la carrera de Bale, la salvación de Cruyff o el final del Tata Martino: los clásicos coperos como punto de inflexión para Madrid y Barça

El octavo clásico en una final de la Copa del Rey aterrizará el 26 de abril en La Cartuja. 4-3 gana hasta ahora el Madrid, que le dio la vuelta al balance histórico venciendo en las dos últimas ocasiones: 0-1 en la de 2011, con aquel salto de Cristiano Ronaldo, y 1-2 en la de 2014, con la carrera de Gareth Bale por la banda de Mestalla para superar a Marc Bartra y marcar el tanto decisivo. Dos partidos en los que los galácticos de la pasada generación decidieron el duelo. Así son los clásicos, cruzan a los dos mejores equipos del país y comparan constantemente sus galaxias.

Dentro de tres semanas, Sevilla actuará como punto de inflexión en ese análisis entre ambas plantillas. Los títulos acumulados en los últimos tres años explican la superioridad manifiesta del Madrid, con dos Champions, dos Ligas y una Copa en el bolsillo en plena explosión de Vinicius, Rodrygo, Jude Bellingham y compañía. Pero en los últimos meses, coincidiendo con la llegada de Kylian Mbappé, el Barcelona ha demostrado que su nueva camada ha llegado para quedarse. Guiados por Lamine Yamal, han vencido en el clásico de octubre y en la final de la Supercopa de España, ambos con contundencia (0-4 en Liga y 2-5 en Arabia).

Dos bofetadas futbolísticas que han amenazado el trono del Madrid en el fútbol español, aunque la primavera dictará sentencia. Blancos y azulgranas se medirán el 26 en Sevilla, el 10 o el 11 de mayo en Montjuïc en una cita trascendental para la Liga y, quizás, en una hipotética final de Champions, el próximo 31 de mayo en Múnich. Sería la madre de todos los clásicos, el único que queda por disputarse en un gran evento tras tantas finales de Copa y Supercopa.

Trincheras en pleno apogeo

Lo que refleja la historia es que un clásico en una final siempre supone un antes y un después. Empezando por el primero, disputado apenas un mes antes de la sublevación militar que dio inicio a la Guerra Civil española. Fue el 21 de junio del 36, y fue en Mestalla. Ganó el Madrid 2-1 en el último partido de Ricardo Zamora. También ganó el Madrid en 1974, mientras que el Barça levantó el trofeo en 1968 y 1983. Y en 1990, el triunfo azulgrana salvó la cabeza de Johan Cruyff, dejando la Copa sin final 'clásica' hasta 2011.

Ese año, Mestalla fue testigo de una de las grandes batallas de la guerra Mourinho-Guardiola, unas trincheras en pleno apogeo en ese momento. El cabezazo de Cristiano en la prórroga dejó al Barça, que conquistó Liga y Champions, sin triplete. Fue un partido durísimo, con corrillos constantes sobre el árbitro, tensión en los banquillos y en la grada y duelos hasta el límite. Mourinho ganó la batalla, pero Guardiola contestaría unos días después en las semifinales continentales.

La de 2014 fue todavía más trascendental y confirmó la crisis de identidad del Barça tras la salida de Guardiola. El Tata Martino claudicó ante Ancelotti, Bartra ante Bale y la victoria madridista provocó la temporada en blanco de los azulgrana y la llegada de Luis Enrique al Camp Nou. Decisión de calado, porque con él llegaría el triplete de la 2014-2015.

Aquella visita a Valdebebas

Ahora, 11 y 14 años después de Mestalla, la Copa les vuelve a reunir en otro momento trascendental, con Yamal, Pedri, Raphinha, Mbappé, Vinicius y Bellingham sustituyendo a las estrellas de la pasada década. Lamine tenía tres años en la primera final de Mestalla y Mbappé estaba a punto de visitar Valdebebas con 12 años, regalo de sus padres e invitación de Zinedine Zidane para conocer a su ídolo Cristiano. El destino, caprichoso, les enfrenta ahora.

En el Bernabéu se observan estos dos próximos clásicos (Copa y Liga) como cruciales para el mandato de Ancelotti. Cuestionado en algunos momentos de la temporada por el nivel de juego del equipo, el italiano llega por primera vez a abril vivo en los tres torneos desde, precisamente, 2014. Aquel año terminó ganando Copa y Champions, pero hincó la rodilla en Liga, como el Barça, ante un Atlético que levantaría el título en el Camp Nou.

El desgaste de los clásicos influyó en la Liga, algo que intentará evitar Hansi Flick, obsesionado con mantener el nivel físico de su equipo para pelear el triplete y confirmar esa «nueva era» que se repite en la Ciudad Condal con cada victoria en los clásicos. De ello depende sostener la ventaja de tres puntos en Liga, con la Copa y la Champions como inyección mental hacia el vestuario.

Mbappé y Robert Lewandowski batallan por el pichichi liguero, Endrick y Ferran Torres por el copero. Ambos clubes, por todo. Un clásico.

¿Seguro que el filial del Barcelona es el Atleti?

¿Seguro que el filial del Barcelona es el Atleti?

En lo que va de temporada se han producido los siguientes hechos: el Real Madrid ha perdido sus dos partidos contra el Barça por un global de 2-9, el Atlético ganó 1-2 a los de Hansi Flick en Montjuïc y Gil Marín lideró el veto de LaLiga a la inscripción de Dani Olmo mientras Florentino Pérez, que ya dijo en su día que "necesitamos un Barça fuerte". respaldaba a su aliado Joan Laporta. Repito: son hechos. No sospechas, suspicacias o teorías de la conspiración. Fríos datos. Pese a ello, cierto madridismo aún acusa al Atleti de ser un filial culé.

Quizás esta noche los azulgrana arrollen al Atleti, pero eso no cambiaría una realidad indiscutible: el mayor aliado del Barcelona en el fútbol español es el Real Madrid. Y entiendo que eso duela a sus aficionados, porque es una postura empresarial absolutamente contraria a la esencia sentimental de este juego, pero es lo que hay.

Esa esencia sentimental es la misma que provoca, por supuesto, eso que tanto molesta al madridismo: que el aficionado atlético prefiera de manera abrumadora que, no afectando a su equipo, gane el Barça y no el Madrid. Obvio. No entender eso es no entender nada.

El fútbol no tiene sentido sin rivalidades y el rival del Atleti es y siempre será a quien sufre cada día en su ciudad. El Barça ha sido incluso un aliado, un placebo, un alivio efímero durante esos tiempos oscuros, hasta que llegó el Cholo, en que los rojiblancos eran incapaces de estar a la altura de su historia. Cuando no peleaban los tuyos, sólo quedaba que Messi peleara por ti.

"Pero al madridista le da igual el Atleti", claman. Falso. Pregunten a Florentino, que creció en una época en que su vecino era un rival real, cuál es su enemigo de cabecera. O miren ahora, que vuelve a ser un equipo de élite, el odio que genera Simeone en Chamartín. La diferencia es que el Madrid tiene dos enemigos, uno ciudadano y otro nacional, donde Atleti y Barça sólo tienen uno, pero su comportamiento es exactamente el mismo que critica. Y es normal, todos somos antis en el fútbol. También ellos.

Lo curioso es que en los últimos tiempos, como reacción al procés en determinado sector y tras desvelarse el caso Negreira en el resto, se ha producido en la masa atlética un claro desapego hacia el Barça, hasta el punto incluso de equipararlo al Madrid en una aristocracia contra la que luchar. Eso duró, claro, hasta que el Madrid decidió recordarle, a base de ataques y lloros, que aún hay diferencias. Sustanciales.