España salva un día gris en el descuento y deja para Mestalla el pase a la Final Four

Actualizado Jueves, 20 marzo 2025 - 23:06

No se le da bien el mes de marzo a España. Perdió hace dos años ante Escocia metiéndose en un buen lío. Perdió el año pasado ante Colombia en un amistoso intrascendente, y estuvo a punto de perder este jueves de nuevo ante Países Bajos, aunque un fallo de Verbruggen le permitó salvar los muebles en el descuento. Decidirá Mestalla el domingo en la vuelta de estos cuartos de final de la Liga de Naciones, con la campeona de Europa obligada a ganar después de una noche gris donde las piernas pesaron más de la cuenta, donde el balón no transitó como suele y donde, en fin, España fue mucho menos España. [Narración y estadísticas (2-2)]

La selección ya se fue al descanso con mala cara. Después de muchos meses sin verse, en mitad de una temporada asfixiante, Luis de la Fuente apenas había tenido tiempo de juntarles para descansar, relajarles y recordarles mínimamente los automatismos que les han llevado hasta aquí, ganando Liga de Naciones y Eurocopa por el camino. España se fue con mala cara al descanso porque hacía mucho tiempo que un equipo no le metía en su campo para no dejarle salir. Y eso fue lo que consiguió Países Bajos en la primera parte.

Y eso que la noche no pudo empezar mejor. Con la alineación que todo el mundo esperaba, porque el seleccionador no es amigo de experimentos, el partido se rompió enseguida gracias a un jugador mayúsculo, seguramente el mejor centrocampista del mundo hoy. En el minuto ocho, lo primero que pasó es que Hato se hizo un lío morrocotudo y Lamine Yamal porfió hasta quitarle la pelota. Se la dio a Pedri, ese jugador mayúsculo, ese que es seguramente el mejor centrocampista del mundo hoy, e hizo algo que muy pocos hacen. Casi en el área pequeña, recibió de espaldas. Paró el balón, se giró, levantó la cabeza (todo esto, conviene insistir, con un central encima y cerca del área pequeña) y se la dio a Nico, que finalizó con un giro sobre sí mismo.

Sin balón se apaga la luz

Muy pronto, pues, España estaba por delante y todo parecía ir cuesta abajo, en la línea que acompaña a este equipo desde hace tiempo. De hecho, un rato después Morata tuvo el segundo tras una jugada colectiva impecable. Pero ahí se apagó la luz. Epaña perdió el balón y se fue metiendo atrás. Le costaba incluso atravesar el centro del campo, y eso permitía a los holandeses merodear por el área hasta que encontraron el hueco tras una jugada de Frimpong que terminó Gakpo en el otro costado.

El empate no era, sin embargo, la peor noticia. La peor noticia es que no había noticias de jugadores como Zubimendi, Fabián o Pedri. Tampoco de Nico ni de Lamine. Morata bastante tenía con ayudar a achicar agua allá donde hiciera falta, lo mismo daba en una banda que por el centro que defendiendo un córner.

Al ritmo de De Jong, que ha recuperado el nivel con el que un día deslumbró, el equipo de Koeman se sintió cómodo ante la campeona, a la que arrinconó en su propio campo y a la que hizo correr detrás de la pelota durante demasiado tiempo. Porque a España, a esta España, no le incomoda meterse atrás. Pero un rato. No durante casi media hora. La lesión de Cubarsí, que dio paso a otro jovencísimo que llega, Huijsen, cerró un primer asalto en el que Reijnders pudo haber puesto las cosas peor si su remate desde la frontal hubiese encontrado la red en lugar del larguero.

Van Hecke salta con Ayoze.

Van Hecke salta con Ayoze.NICOLAS TUCATAFP

Falló antes del descanso, pero no después. No tardó ni un minuto en marcar el segundo gracias, de nuevo, al velocísimo Frimpong, cuyo pase atrás lo estampó el jugador del Milan en la red. Por debajo en el marcador, la selección reaccionó y al menos tuvo la pelota. No hizo gran cosa con ella, pero jugó en campo contrario. A falda de media hora, De la Fuente renovó al equipo metiendo a Oyarzabal por Lamine, a Olmo por Pedri y a Ayoze por Morata.

No cambió el panorama. Olmo sí fue capaz de hilar un poco más el ataque español, que terminó el partido en busca del empate, más cuando Países Bajos se quedó con uno menos por una entrada a destiempo de Hato sobre Le Normand. Pudo en un último suspiro igualar gracias a un error grosero de Verbruggen a disparo de Nico. Mikel Merino, que pasaba por allí y que le está cogiendo el gusto en el Arsenal a esto de jugar como delantero, salvó los dos años sin perder un partido oficial y puso a Mestalla bajo el foco.

Pau Cubarsí, una estrella de 18 años: "Si algún día el fútbol no va bien, la carpintería siempre está ahí"

Pau Cubarsí, una estrella de 18 años: “Si algún día el fútbol no va bien, la carpintería siempre está ahí”

A finales de enero rebasó la mayoría de edad y, después de 16-18 clases, se ha sacado el carnet de conducir. Pau Cubarsí (Girona, 18 años) es una de las apariciones más impactantes, quizá junto a Lamine Yamal y Asensio, del panorama español en el último año y medio. Criado en un pueblo que tiene 350 metros de longitud entre su entrada y su salida, y menos de 200 habitantes, de nombre Estanyol, en la montaña de Girona, se expresa mejor en catalán que en castellano, pero en cualquiera de los dos se intuye un chaval bien educado y con un punto divertido que, por timidez, no preside la conversación. Tiene una pinta de titular en la eliminatoria contra los Países Bajos que no puede con ella. Y hablar con él, por mucho que sea una de las estrellas del Barça y de la selección, es hablar con un crío. Y tiene su gracia, porque, en el momento de charlar sobre la carpintería que tiene su familia desde 1905, él lo tiene claro. Muy claro.

PREGUNTA.¿Cómo está?

RESPUESTA. Recuperando ya después del domingo, muy bien.

P. ¿Cuántos días le duelen las piernas después de un partido?

R. Me dura el dolor uno o dos días, que es lo que normalmente tenemos entre partido y partido. Como al tercero ya hay que jugar, pues estás a tope para el siguiente.

P. Sí claro, usted que tiene 18 años.

R. ¡Bueno, claro! Cuando sea más mayor, ya veremos.

P. ¿Le reconocen por la calle?

R. Sí, a veces. Por mi ciudad, por Girona, paso más desapercibido. También porque voy con mis amigos, y como vamos todos con el mismo peinado, pues me reconocen menos. Eso me ayuda a pasar desapercibido, que a veces no está mal.

Para saber más

P. ¿Esa moda de llevar todos el pelo como una llama 'les renta', como dicen ustedes?

R. Es el peinado de ahora. ¡He pasado por muchos peinados ya! El rapado al cero y algún otro, como el de tupé. Ahora estamos con este y bueno, hasta que salga otro.

P. Entonces dice que le ayuda seguir de incógnito.

R. Claro, porque como todos llevamos así el pelo hacia adelante...

P. ¿Cuándo, o qué día se dio cuenta de que era famoso?

R. Pues uno de los primeros días que iba por la calle, al poco de debutar, y me pidieron una foto. Lo primero que me salió fue: 'Pero... ¿a mí?'.

P. Tiene pinta de muy tímido.

R. Bueno. Cuando estoy con mis amigos, con mi gente de confianza, soy más divertido. Pero es verdad que cuando no conozco mucho a la gente con la que estoy, me cuesta.

P. Su padre tiene una carpintería, un negocio familiar que arrancó en 1905.

R. Sí sí, empezó mi bisabuelo, luego mi abuelo y ahora mi padre y mi tío. Es el negocio familiar.

P. ¿Usted sabe de carpintería?

R. Conocimiento como tal no, pero algún verano he ayudado a mi padre y de pequeño me pasaba el verano trasteando por allí, molestando más que ayudando, supongo.

P. Lo digo porque si no hubiera sido futbolista, quizá...

R. Hombre, si un día el fútbol no va bien, la carpintería siempre está ahí , eso está claro [se ríe].

Pau Cubarsí, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas

Pau Cubarsí, en la Ciudad del Fútbol de Las RozasÁNGEL NAVARRETE

P. ¿Qué se aprende viendo cómo se saca un negocio adelante?

R. Cuando ves a tus padres trabajar tan duro para sacar a la familia adelante, cuando ves el esfuerzo que hacen para que sus hijos estén bien, eso se convierte en una referencia para ti. Mis padres han trabajado muy duro.

P. ¿Eso le hace ser más consciente de lo privilegiado que es?

R. Sí, sé que soy un privilegiado. En el fútbol por supuesto, mira dónde estoy con la edad que tengo, pero también estoy muy agradecido por los valores que me ha transmitido mi familia desde que soy pequeño.

P. ¿Cuáles son esos valores?

R. Que no pierda nunca la humildad, que tenga los pies en el suelo, que sea buena persona y que me junte siempre con la gente que me quiere.

P. Y si no hace eso algún día, ¿qué le pasará?

R. Puede que me lleve una colleja de mi madre, porque mi madre es mi madre, y está muy encima para que no me desvíe del buen camino.

P. ¿Se para a pensar que usted en un año va a ganar más dinero que probablemente toda su familia en mucho tiempo?

R. Sí, pero no me fijo mucho en el dinero. Quiero jugar a lo que me gusta, nada más. No pienso ni en el dinero ni en la fama ni en nada de lo que lleva consigo el fútbol

P. ¿Qué es su familia para usted?

R. Es todo. Cuando estás mal, te apoyas en ellos. Cuando estás bien, lo quieres disfrutar con ellos. Ellos están orgullosos de mí y yo de ellos.

P. Con su hermana Irene, ¿se ha pegado muchas veces?

R. Sí sí. Los típicos rifirrafes de niños. Pero ahora la verdad es que es genial tener alguien como ella cerca. Hemos madurado los dos.

P. ¿Se para con todo el mundo que se lo pide?

R. Sí claro, a mí me pone muy contento cuando un niño me pide una foto o un autógrafo. Porque a mí cuando era pequeño me hubiera gustado que lo hicieran conmigo.

P. ¿Pidió muchos autógrafos cuando era usted pequeño? Más pequeño, quiero decir.

R. No vi a mucha gente famosa nunca, pero si los hubiera visto, se lo hubiera pedido, claro que sí.

Pau Cubarsí.

Pau Cubarsí.ÁNGEL NAVARRETE

P. ¿Se ha sacado el carnet de conducir hace poco?

R. Sí, sí.

P. ¿Y qué coche se ha comprado o se va a comprar?

R. Le compré un coche a mis padres y yo me quedé con el suyo. El Barça también te da coche, pero yo me he quedado con el de mis padres.

P. Se lo pregunto porque aquí contó Nico Williams que su madre no le dejó comprarse un cochazo. ¿A usted te gustan los coches?

R. Sí, vi lo de Nico cuando la Eurocopa. Tampoco me quiero comprar ahora un coche con muchos caballos, no vendría a cuento. Cuando pasen los años, y mi madre me dé el visto bueno, me compraré uno bueno.

P. ¿Qué capricho se ha dado desde que es profesional?

R. Un reloj que nos hicimos los que ganamos los Juegos de París, poder llevar a mis amigos a ver la final de los Juegos. Eran siete, mis amigos de siempre. El coche de mis padres y poco más. Algunas vacaciones, cenas, comidas, y poco más.

P. ¿Dónde se fue de vacaciones?

R. Alquilamos un piso los colegas en Playa de Aro.

P. Alguien que le conoce bien me dijo ayer: 'es un chico de pueblo' ¿Se equivocaba?

R. Me lo dicen mucho, porque transmito paz y tranquilidad.

P. A veces se usa con un sentido peyorativo lo de ser de pueblo.

R. No me molesta para nada que digan que soy de pueblo. Yo vivo mejor en el pueblo que en la ciudad, no me gusta cuando hay mucha gente. Estoy muy orgulloso de ser de pueblo.

P. Leí que se llevaba a casa los fines de semana a chicos de La Masía que no eran de Barcelona.

R. Algunas veces sí. Con chicos como Dani Ávila o Andrés Cuenca, para que no estuviesen siempre en La Masia.

P. ¿Va a seguir viviendo mucho tiempo en La Masia?

R. Lo que queda de temporada sí, porque como estudio [está cursando Segundo de Bachillerato] de 15.00 a 20.00 horas es un poco absurdo madrugar mucho para entrenar y luego coger el coche a las ocho y pico de la tarde para volver.

P. Habla como todos los chicos de su edad: 'en plan', 'obvio'...

R. Claro, hay que adaptarse a los tiempos. Todo el mundo va casi igual.

P. Dígame la verdad. Desde que se hizo la cicatriz junto a la boca, ¿liga más? En plan chico malo...

R. Bueno, la verdad es que no me queda tan mal, ¿no? Si te digo la verdad no. Ligo igual con la cicatriz que sin ella [risas].

P. Y los Países Bajos, ¿qué?

R. Son un gran equipo, pero nosotros también tenemos un buen equipo. Además, somos una familia y eso tenemos que aprovecharlo.

El partido contra el Benfica: sin jugadores en la rueda de prensa, pendientes del minuto de silencio y a una hora extraña

El partido contra el Benfica: sin jugadores en la rueda de prensa, pendientes del minuto de silencio y a una hora extraña

Los jugadores del Barça se han marcado un objetivo muy claro: dedicar el partido ante el Benfica a la memoria del doctor Carles Miñarro. El súbito fallecimiento de uno de los responsables de los cuidados médicos de la plantilla del primer equipo azulgrana dejó a los futbolistas muy tocados. Tanto, que el partido que debían jugar el pasado sábado frente a Osasuna fue finalmente suspendido. Ahora, a pesar de que han pasado apenas unos días desde tan terrible suceso, los futbolistas y el 'staff' técnico que dirige Hansi Flick quieren homenajear al doctor, que tenía una relación muy próxima con varios de los miembros de la plantilla, dándolo todo sobre el césped.

La sesión preparatoria del domingo fue extraña. Los sentimientos seguían a flor de piel y el presidente, Joan Laporta, se acercó a la ciudad deportiva Joan Gamper acompañado por el director deportivo, Deco, y por Bojan Krkic, coordinador del área de fútbol y mano derecha del portugués. Antes de esa sesión, se guardó un sentido minuto de silencio que, de hecho, se repitió a lo largo de este lunes tanto en las oficinas como en la ciudad deportiva. En las instalaciones de Sant Joan Despí, además, fue especialmente emotivo el acto llevado a cabo por la sección de fútbol sala, en la que desempeñó su labor el doctor Miñarro justo antes de incorporarse al primer equipo el pasado verano.

Cómo no, antes de la protocolaria rueda de prensa, en la que únicamente participó Flick tras petición del club y con permiso de la UEFA, también hubo unos instantes de recogimiento. La entidad azulgrana prefirió que los jugadores quedaran al margen en este caso de los actos que se llevan a cabo antes de un partido europeo. Sabedora, seguro, de que los sentimientos seguían aún a flor de piel. El técnico fue el único que habló. Y, a decir verdad, su intervención fue quizás incluso más breve y concisa de lo que suele serlo habitualmente. Aunque, eso sí, contundente en cuanto al objetivo que se ha marcado el equipo para este martes.

"Queremos ganar por él"

«La de Carles ha sido una pérdida muy sensible para el equipo, porque ha sido una parte importante del rompecabezas con el que queremos lograr el éxito esta temporada. Era una gran persona y un gran médico, una pieza muy importante, lo extrañaremos y queremos ganar por él. Todos quieren dedicarle el partido, es un momento trascendental para el club y para la afición, el equipo está centrado, tenemos que seguir adelante y es muy importante conseguir este triunfo», reiteró el técnico barcelonista quien, desde luego, huye del papel de favorito pese al 0-1 logrado en la ida. «Nadie cree que esto ya está hecho y, para mí, eso es lo más importante», sentenció.

El club está además pendiente de que la UEFA les permita también guardar un minuto de silencio justo antes de que se inicie el partido contra el Benfica, el primero de las eliminatorias que se disputarán en esta jornada, dado que su inicio está previsto para las 18.45 horas. El máximo organismo del fútbol europeo suele ser muy estricto con la oficialidad de este tipo de actos, pero lo cierto es que ya ha tenido un gesto con el club al permitir que únicamente hablara Flick en la previa y eso puede invitar a pensar que tampoco pondrán problemas a que se prolonguen un poco más los actos de homenaje para el doctor Miñarro, cuyo funeral se celebra esta mañana, horas antes del partido.

Para el partido en sí, el técnico tiene la baja confirmada de Pau Cubarsí, expulsado con roja directa en Da Luz, pero todo invita a pensar que podrá contar con un Robert Lewandowski que iba a ser baja frente a Osasuna tras resentirse de una contractura en la sesión de activación previa a ese encuentro. El Benfica, por su parte, también se plantará en Montjuïc con dos ausencias muy sensibles. Álvaro Carreras no podrá jugar por acumulación de amonestaciones a causa de la amarilla que vio en Lisboa tras una dura entrada sobre Jules Koundé y el ex madridista Ángel di María, por su parte, sigue convaleciente de la lesión muscular sufrida ante el Mónaco y no pudo entrar finalmente en la convocatoria del Benfica que, hoy, se unirá al luto del Barça. Después, ambos buscarán la victoria.

Pau Cubarsí, el ojito derecho de Hansi Flick

Pau Cubarsí, el ojito derecho de Hansi Flick

Actualizado Sábado, 1 marzo 2025 - 16:16

Pau Cubarsí se ha erigido esta temporada en el central preferido de Hansi Flick en la Liga. El joven defensa azulgrana, de hecho, ha sido titular en 22 de los 25 partidos que ha disputado el equipo hasta el momento y, además, ha tenido minutos en todos. El técnico alemán decidió darle descanso de inicio únicamente frente al Villarreal, el Leganés y el Sevilla, si bien en este caso acabó sumando también un buen número de minutos al tener que entrar como reemplazo de un lesionado Ronald Araújo.

Este domingo, frente a la Real Sociedad, podría seguir acumulando minutos. Si bien el propio preparador germano anunció que tenía previsto llevar a cabo algunas rotaciones, con vistas al duelo frente al Benfica del miércoles en la Champions, para el centro de la zaga no cuenta con muchas alternativas de alto nivel. Christensen volvió a lesionarse en el entrenamiento y el uruguayo, mientras, parece haber perdido peso en sus planes, por mucho que no dude a la hora de defenderlo.

«Andreas se ha lesionado, y habrá que esperar y ver hasta qué punto es grave. Esperamos que no lo sea, pero ha tenido que retirarse antes de tiempo. A pesar de todo, tenemos defensas muy buenos. Ronald llegó después de una lesión y lo ha estado haciendo muy bien. Lo tiene todo para llegar a dar un nivel de rendimiento muy alto de nuevo», argumentó Flick. Araújo, no obstante, es un tipo de central más físico, más rocoso. En el cuerpo a cuerpo, supera sin duda a Cubarsí y a Eric García y cuenta con algo más de velocidad que Íñigo Martínez. Con todo, el desplazamiento del balón no acaba de ser su punto fuerte. Y eso, en el caso de que el rival apueste por ahogar el centro del campo, es también una virtud.

En este sentido, Cubarsí sí cuenta con un buen toque. En momentos puntuales, el central lo ha demostrado con buenos desplazamientos en largo. De hecho, en la Liga suma tres asistencias de gol. La primera, para que Raphinha abriera el marcador frente al Valladolid, en un partido que acabó con victoria por 7-0 del Barça. La segunda, en otra goleada, en este caso por 7-1 ante el Valencia, para Fermín, para que el joven centrocampista marcara el tanto del 4-0. Y, finalmente, frente al Sevilla, a domicilio, de nuevo para Raphinha, para que el brasileño anotara el momentáneo 1-3 de un encuentro que acabó con triunfo por 1-4 para los barcelonistas, obligados a jugar prácticamente 30 minutos con uno menos.

Lo único que le faltaba, hasta el pasado martes, era estrenarse como goleador con el primer equipo del Barça. Y lo consiguió frente al Atlético de Madrid, en la ida de las semifinales de la Copa del Rey, para anotar el 2-2 después de que el conjunto rojiblanco llegará a ponerse por delante en el marcador por 0-2. En ese partido, Cubarsí mostró otra vez sus buenas cualidades a nivel defensivo, por mucho que, finalmente, el enfrentamiento terminara con un 4-4 que lo deja todo abierto con vistas a un encuentro de vuelta que se jugará el próximo 2 de abril en el Metropolitano.

Tras el partido, el joven defensa le afeó a Koundé un par de desconexiones defensivas que le costaron muy caro a su equipo. «No me preocupa encajar goles. Lo que tenemos que hacer es retomar nuestra energía y decidir cómo queremos jugar. Tras el 0-2 contra el Atlético hicimos un buen partido e invertimos también mucha energía al final. Sabemos que tenemos cosas que mejorar como equipo y trabajaremos en ello», sentenció Flick.

Barça y Atlético escriben su elogio de la locura en Montjuïc

Barça y Atlético escriben su elogio de la locura en Montjuïc

No hay destino al que no se sobreponga el Barça ni reto del que se apee el Atlético. Ambos trasmutan en indestructibles cuando se enfrentan. Como forjados en una siderurgia, pueden tambalearse pero no caen. Resisten, toman aire y empiezan a mostrar sutileza, talento o resiliencia que acaba noqueando a los rivales. Hasta en la locura pueden reinar los dos. Y loco fue un duelo que olió a partido de otro milenio, de aquellos que crearon memoria. Barça y Atlético en esencia pura, rompiéndose a golpes sin cálculos, pero ambos muriendo y resucitando.[Narración y estadísticas (4-4)]

El Atlético salió al asalto, como si quisiera prolongar el duelo de la Liga que se llevó por empuje en el último suspiro. No pudo ser más calcado el final, con Sorloth de protagonista, pero como entonces, los rojiblancos tardaron en sonreír. Y eso que Szczesny tuvo que tocar la primera pelota en juego para mandarla a córner porque Griezmann ya había colocado la pelota para el remate de Julián Álvarez. La supervivencia culé apenas duró un instante. Puso el francés la bola en juego desde la esquina, se tiró el apoyo con De Paul y la recogió para telegrafiarla al segundo palo, donde apareció La Araña. 53 segundos y ya estaban por delante de un Barça que aún ni sudaba.

El arañazo se convirtió en herida cuando el argentino aprovechó el pase blando de Koundé a De Jong para robar y lanzar la carrera del Principito, que quebró a Balde en el punto de penalti para engordar el marcador y sólo habían transcurrido seis minutos. Grogui estaban los azulgranas, que tardaron diez en tirar a puerta.

Resetear en dos minutos

El vendaval que se intuía empezó a amainarlo Ferran, al que Pedri y Raphinha dejaron solo ante Musso, que le ganó por serenidad. Empezaba a desperezarse el Barça bajo la seria mirada de Flick en la banda. Todo empezaba por jugar y eso fue lo que hizo Lamine, lanzando a Koundé hasta la línea de fondo para que pusiera el balón atrás, al corazón del área, donde apareció Pedri. Casi en la celebración, Gallagher cede un córner que Raphinha pone al segundo palo para que Cubarsí marcara. El Barça en dos minutos, en dos jugadas, había reseteado el duelo.

Entonces la intención fue dominarlo y no tardó en conseguirlo, porque la efervescencia del Atlético desapareció en media hora. Es cierto que se ajustó para no sufrir, pero vivió tan alejado de Szczesny que le costó poner a prueba al polaco, por momentos más un libre de antaño que un guardameta. Los rojiblancos eran incapaces de arrebatarle la pelota al Barça y no podían correr. Tampoco Simeone pareció enloquecido, más bien amarró muy consciente de que la eliminatoria tenía minutos por delante y 90 más en el Metropolitano.

Era el consuelo que le quedaba mientras suspiraba aliviado al ver a Ferran birlarle la pelota a su defensa pero volver a ser presa del ansia, pegarle mordida y tan floja que apareció Giménez a despejarla con Musso vencido. Necesitaba pasar por el vestuario el Atlético a recomponerse, pero lo hizo con un gol más en contra. Nació de un caño de Lamine a Galán un córner que Raphinha mandó de nuevo al segundo palo donde esta vez, solo, apareció Iñigo Martínez para poner un testarazo cruzado al fondo de la red. En el añadido apareció de nuevo Yamal para soltar su zurdazo fetiche y hasta Olmo, con poco brillo.

El remate de Pedri en la acción del 1-2.

El remate de Pedri en la acción del 1-2.AFP

En la segunda parte, los rojiblancos volvieron a descifrar cómo hacer daño. Se encontraron con que Pedri no cazó otro balón lateral de Raphinha y que Hernández Hernández no consideró penalti la caída de Lamine en el área, pero también con que Julián Álvarez leía que había una pradera tras la espalda de la defensa culé. No dejó de intentar forzar el fallo una y otra vez. Buscó en largo a De Paul que aparecía por la orilla derecha, pero se rehízo Balde antes de que el centrocampista pudiera armar el remate. Además, Julián se encontró a Correa como socio para castigar al Barça en transiciones que les hacían correr demasiado hacia atrás.

El partido había entrado en una fase de locura que bien podía acabar con un empate porque el Atlético quería resucitar. Lo había intuido Flick y mandó al campo a Lewandowski. No tardó el polaco en demostrar que huele el gol. Pedri habilitó a Lamine en la banda para que rompiera a Reinildo y su centro tenso lo cazó el goleador culé. Fue entonces cuando el alemán quiso poner la pausa y mandar piernas frescas al campo y a Pedri a descansar al banco.

Era el minuto 85 y, lejos de cerrarse, el duelo siguió siendo de ida y vuelta. Por eso Julián Álvarez encontró premio a su tesón, aunque tuviera que ser en forma de asistencia a Llorente para que recortara distancias. Todo era posible, tanto como que un resbalón de Koundé dejó solo a Lino en su carrera hacia el área para darle a Sorloth el empate con sabor de déjà vu liguero.

Así se fabricó la Quinta de Lamine en mitad del caos del Barcelona: las extrañas acciones de Yamal, la mala leche de Cubarsí o la protección de Fermín

Así se fabricó la Quinta de Lamine en mitad del caos del Barcelona: las extrañas acciones de Yamal, la mala leche de Cubarsí o la protección de Fermín

De pie, apoyado sobre la barandilla metálica, Oriol Tort saludaba con un leve movimiento de cabeza desde la distancia a los periodistas que salían de presenciar los entrenamientos del primer equipo del Barcelona. No existía ciudad deportiva alguna y en los campos de tierra que se ubicaban dentro del recinto del Camp Nou solían entrenarse los juveniles del Barcelona. Con su cigarro en la mano, podía confundirse con el guarda del recinto, pero en realidad era el guarda del talento. Discreto pero irónico, le gustaba alejarse del protagonismo y el ruido, aunque dejaba frases con retranca en algún corrillo: «Si hacemos bien nuestro trabajo, uno de estos juveniles podría jugar ahí, en el primer equipo, sin que notarais la diferencia». «Pero tenemos que hacerlo bien...», insistía, con su media sonrisa. El tiempo ha mejorado la sentencia del bueno de Tort, con Lamine Yamal, de 17 años, y Pau Cubarsí, que acaba de cumplir 18, dos juveniles, asentados en el Barça de Hansi Flick y en la selección de Luis de la Fuente. En algo se equivocaba: la diferencia se nota.

Para saber más

Tort había llegado al Barcelona en 1959, como entrenador de infantiles, antes de que existiera la Masía, y desde 1980 hasta su fallecimiento, en 1999, fue el director de la cantera azulgrana. Cuarenta años en el club, más de la mitad de su vida. Recorría los campos de Cataluña, porque decía que había que ver jugar a los niños en su ambiente, para descubrir potenciales talentos. Guardiola, Sergi, Amor,Iván de la Peña, Pujol o Xavi fueron algunos de los que captó para el club azulgrana, aunque le gustara relativizar su trabajo: «No somos descubridores, sólo ayudamos a los jugadores a descubrirse a sí mismos».

La captación era, pues, el momento clave, mágico, según Tort, en el que había que observar los pequeños detalles que podían hacer a un jugador especial. En Jordi Roura observó un desborde eléctrico, cuando jugaba en su pueblo, Llagostera, en Girona. La Masía fue su destino, donde coincidió y trabó amistad con Guardiola, Tito Vilanova y Aureli Altimira, que acabaron por formar la peña 'Els golafres', los glotones. El desborde le llevó hasta el primer equipo, el incipiente 'Dream Team' de Johan Cruyff, pero una grave lesión durante la Supercopa de Europa contra el Milan, en 1989, acabó con su carrera. Con 25 años estaba retirado y empezaba su andadura como técnico. De segundo de Carles Rexach en Japón, a asistente de Guardiola en el primer equipo azulgrana, segundo de Tito Vilanova y, finalmente, entrenador interino tras la terrible muerte de su amigo. Con la llegada del Tata Martino al banquillo, el club presidido entonces por Josep Maria Bartomeu lo nombró director del fútbol formativo, en 2014. Estaba en el sitio de su descubridor, donde se convertiría en el padre de la nueva generación, la 'Quinta de Lamine'.

FC BARCELONA

"Qué raro corre este niño"

«Cuando lo fiché tenía siete años. Fuimos a verlo y primero que pensé fue: 'Qué raro corre este niño'. A esa edad, todos corren detrás de la pelota, es difícil ver cosas, hay que captar los detalles. Todos menos Lamine, que se apartaba, no iba al bollo. Era como si quisiera desmarcarse, como un profesional. Hacóa cosas extrañas. Me llamó la atención. Después hizo un control distinto a los demás, y le dije a Aureli: 'Lo fichamos'», explica Roura, en conversación con este periódico. Altimira, uno de sus inseparables desde los tiempos de la Masía y persona de confianza, compartía con Roura y otros técnicos las sesiones de captación.

«Son la piedra angular de este trabajo. Nosotros no buscábamos las condiciones físicas ni nada de eso, sólo el talento, las cosas que pueden hacer a un jugador diferente y que a esa edad ya puedes observar, porque son innatas. Todo los demás, el físico y el trabajo táctico, ya lo pondremos nosotros después», continúa, como si todavía lo viviera, porque «esto es una profesión, un trabajo, pero también es pasión»

Cambios con Laporta

Roura ya no hace ese trabajo, porque el regreso de Joan Laporta provocó un cambio en la estructura técnica. «Estábamos renovados, pero de pronto estábamos fuera. Puedo entender que un nuevo presidente ponga a gente suya, de confianza, pero creo que fallaron las formas, se podría haber hecho de otra manera», recuerda, aunque sin darle más importancia. Con Roura también salieron Altimira y García Pimienta, entrenador del filial, además de Carles Folguera, director de la Masía durante más de 20 años. Un año después, dejó el club el director deportivo Ramon Planes, hombre clave en las llegadas de Pedri y Araujo.

Además de Deco y Bojan Krkic, Laporta nombró director de la cantera a Alexanko, siempre en la sintonía de Cruyff y después de Laporta. Sin embargo, promocionó y protegió a dos figuras esenciales en la estructura de las categorías inferiores, Sergi Milà y Marc Serra. Una forma de hacer política y amiguismo, pero sin perder el método. Entre ambos, suman más de 30 años en el club. Milà es responsable de la metodología del fútbol base y el coordinador de fútbol 11. La responsabilidad le ha apartado de los banquillos, después de dirigir al juvenil A, y en la Ciutat Esportiva hay quien se pregunta si no se ha cortado la carrera de un gran entrenador. Serra, por su parte, es el coordinador de fútbol 7, el fútbol-probeta que todos, Roura el primero, consideran esencial en el éxito de la cantera azulgrana. «Lamine, Cubarsí, Bernal o Gavi proceden del fútbol 7», recuerda. Los tres primeros ganaron la Liga Promises de 2019, en Nueva York, con un 6-1 al Madrid.

«El fútbol 7 es más interactivo, favorece la asociación, se toca más el balón y nos permite empezar a trabajar en el entendimiento del juego. Que los niños pasen de jugar a la pelota a jugar al fútbol. Queremos que se perfilen para recibir, que anticipen en su cabeza el pase que darán antes de que les llegue el balón, que sean mentalmente rápidos. El fútbol moderno es velocidad, pero no sólo de piernas», continúa Roura, que pone en valor el trabajo de Serra. El Barcelona rechazó, cortésmente, el ofrecimiento de este periódico para que tanto Serra como Milá ofrecieran sus impresiones acerca de su trabajo.

Esperando a Toni Fernández

A diferencia de otras épocas, en las que el Barça creaba centrocampistas que parecían clonados, una endogamia que llegó a preocupar a nivel interno, la generación de Roura tiene de todo: portero, defensas, centrocampistas o delanteros. «Pues claro... Es que cuando oigo hablar del ADN Barça me pregunto: ¿Y esto que quiere decir? ¿Qué no podemos contraatacar? ¿Qué no podemos jugar en largo cuando nos presionen arriba? El Barça tiene su identidad, asociada a la técnica y a la posesión, pero para ganar hay que ser vertical. Flick lo ha entendido bien», insiste el técnico. Algunos de los frutos de su trabajo están todavía por llegar, como Toni Fernández, de 16 años, un delantero de poderoso desborde, que comparte las categorías inferiores con su primo Guille. El portero del filial, el estadounidense Diego Kochen.

«Un buen ejemplo es Cubarsí, un central que es vertical y supera líneas con sus pases -continúa Roura-. El puesto es muy difícil en el Barcelona, porque si tienes espacio a tu espalda y has de iniciar el juego, casi nada. Lo fiché con 10 años, del Girona. Era agresivo, con carácter. Su progreso táctico al llegar con nosotros fue impresionante. Tiene cara de niño, pero es duro, con mala leche. A veces le decía: 'Pau, ríete un poco, esto sólo es fútbol'».

"Balde, hay que apretar"

Recorrer los campos era el día a día de Roura, como antes lo fue de Tort. «En la captación has de ser rápido. Ver, decidir y fichar, todo en el momento. Si no, llega otro club y lo hace». Le ocurrió con Marc Casadó. «Estaba en el equipo de la Damm, uno de los que mejor trabaja la formación. Tenía 13 años y me llamó la atención por su colocación, siempre iba a la cobertura. En cambio, no pensaba que llegaría a un nivel físico como el que tiene ahora, brutal». A Alejandro Balde, en cambio, le tuvo que insistir para dar ese salto. «Jugaba en el San Gabriel y lo trajimos muy pequeño para el fútbol 7. Era técnico, hábil, pero un día le llamé y le dije: 'Con jugar bien no vale, hay que apretar'».

«El método es común, pero cada chico necesita sus tiempos y tiene sus circunstancias. Lamine vivía en Mataró, podía seguir en casa, pero como el entorno del barrio podía ser complicado, lo llevamos a la Masía», continúa Roura. Más protección necesitó Fermín, al que decidió fichar al presenciar un torneo de infantiles en Tarragona. «Jugaba en el Betis y, nada más verlo, me di cuenta de que tenía cosas, pero también un problema: era muy pequeño. No obstante, me dije: 'Es igual, lo fichamos'. Pasaba el tiempo y no crecía, no rompía. Las dudas crecían entre los técnicos y hasta su familia, que se planteó si debía volver a casa. Yo les pedí a todos un poco más tiempo, tenía esa intuición. Finalmente, dio el salto que yo esperaba», recuerda Roura, para el que cada jugador necesita sus tiempos. «Es necesario un trato personalizado, es otro de los secretos», aclara.

Mientras ahora intenta traslada todo ese conocimiento a los jóvenes entrenadores a través del proyecto 'Best Version 1', Roura dice estar «orgulloso» por el trabajo realizado. «A partir de ahí -finaliza-, todo depende de que el primer entrenador les de la alternativa. Koeman, Xavi y Flick lo han hecho. En eso el Barça también es diferencial». Diferencial y, en una de las épocas más difíciles de su historia, también una prueba de vida.

Gavi, que será titular en Lisboa, un guerrero al límite que suma episodios conflictivos

Gavi, que será titular en Lisboa, un guerrero al límite que suma episodios conflictivos

Actualizado Lunes, 20 enero 2025 - 19:58

Gavi no sabe de medias tintas. Su carácter y su garra en el terreno de juego lo llevan a vivir prácticamente cada partido al límite, a 200 pulsaciones por minuto. Si cuentas con alguien así en tu equipo, es muy posible que lo adores mientras el resto de aficiones, muy seguramente también, lo detesten. En LaLiga podemos encontrar un gran número de futbolistas y ex futbolistas que encajan en este perfil.

El ex seleccionador Luis Enrique, grandes ex estrellas de este deporte, como Hristo Stoichkov, Hugo Sánchez o incluso un Vinicius a quien le cuesta horrores quedarse callado cuando algo no le cuadra, serían algunos ejemplos.

El joven centrocampista está una y otra vez en el ojo del huracán. Y no sólo en su club, por mucho que algunas de las tormentas tengan mucho que ver con su exacerbado barcelonismo. En junio de 2023, por ejemplo, fue recibido con fuertes insultos por una minoría de seguidores cuando quiso dedicar unas palabras a los asistentes durante los actos de celebración por el triunfo de la Roja en la Liga de Naciones.

Sus prácticamente continuos encontronazos con Vinicius en toda una retahíla de clásicos, el golpe que le propinó a Ceballos como represalia tras una fuerte entrada del madridista sobre Robert Lewandowski, o la dureza con que se emplea en el terreno de juego, muchas veces al límite del reglamento y jugándose la posibilidad de ver cartulinas tanto amarillas como rojas, tal vez, tuvieron algo que ver con ello.

Discusiones ante el Madrid

En el clásico de Liga disputado el pasado 26 de octubre, Gavi se mofó de Vinicius al recordarle la dureza del marcador que estaba encajando el Real Madrid en el Bernabéu mostrándole cuatro de los dedos de su mano izquierda después de que el delantero tuviera uno de sus enésimos roces con los azulgrana. El brasileño contraatacó esgrimiendo que, al lunes siguiente, iba a recoger su primer Balón de Oro. Así parecían garantizarlo todas las quinielas. El trofeo, no obstante, fue finalmente a parar a manos de Rodri.

El centrocampista azulgrana tampoco se mordió la lengua en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz. En un partido de altísima tensión, en el que Alejandro Balde denunció incluso haber recibido insultos racistas desde la grada, el de Los Palacios no dudó tampoco en tratar de echarle sal a la herida de un Getafe que está peleando para mantener la categoría con mensajes de «¡A Segunda!», proferidos, según señalaron varios futbolistas azulones, tapándose la boca.

«Gavi nos ha dicho: 'A Segunda, a Segunda'. Encima se tapaba la boca. Yo le decía que si era tan mayorcito para decirlo, que se quitara la mano», lamentó Juan Iglesias tras el duelo. El centrocampista azulgrana, además, es fiel a su perfil combativo tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. El año pasado, aun estando lesionado, también cargó contra Paco González después de que el comunicador acusara a Pau Cubarsí de haber exagerado una jugada dentro del área rival para provocar un penalti.

El Leganés provoca otro sonrojo al Barcelona en Montjuïc

El Leganés provoca otro sonrojo al Barcelona en Montjuïc

Actualizado Domingo, 15 diciembre 2024 - 23:11

El Barça volvió a darse otro batacazo en Montjuïc. Tan grande como el que ya protagonizó un par de semanas antes frente a Las Palmas. El Leganés, que no había sido capaz de ganar a domicilio en sus anteriores salidas, supo aprovechar perfectamente un madrugador gol de Sergio González a la salida de un córner para llevarse una victoria por 0-1 y evidenciar que los azulgrana siguen aún muy lejos de su mejor versión en la Liga. [Narración y estadísticas]

Los de Flick, por ahora, conservan el liderato. Pero la inminente visita del Atlético y el partido pendiente del Real Madrid frente al Valencia les obligan a buscar la fórmula para volver al juego que firmaron en los primeros compases del campeonato. Algo que, ahora mismo, echan muchísimo de menos. Muchísimo. La caída libre que están firmando en estos momentos parece no tener fin.

Un partido sin Cubarsí

Hansi Flick sí introdujo un cambio en la defensa para dar descanso a uno de sus habituales. Cubarsí, en este caso, se quedó de inicio en el banquillo, pero no para dar entrada a un Araujo llamado a tener sus primeros minutos del curso ante el Leganés. Quien se encargó de relevar al joven central azulgrana, en este caso, fue un Eric García a quien ha estado probando como pivote a lo largo de lo que llevamos de temporada y que demostró que puede ser también una más que buena alternativa en el centro de la zaga.

El uruguayo, al final, por cómo fue el guion del partido, tuvo que quedarse finalmente con las ganas. En ataque, en cambio, el germano se mantuvo fiel a sus puntas de gala: Lamine Yamal, Robert Lewandowski y Raphinha. Ninguno de los tres, a pesar de todo, estuvo realmente acertado a lo largo de una primera parte que se envenenó tremendamente para los intereses de los azulgrana.

Entrar fríos, con escasa tensión, les costó verse por detrás en el marcador muy pronto. El córner que cedió Iñaki Peña para evitar que Munir marcara acabó por aprovecharlo Sergio González para poner un 0-1 que dejó aún más helados a los barcelonistas. Y sus intentos por meterse en el partido se estrellaron una y otra vez contra un Dmitrovic muy inspirado, capaz de firmar dos buenas intervenciones a sendos remates de Lewandowski y encontrar la oportuna ayuda del travesaño para desbaratar finalmente un duro disparo de Raphinha que amenazaba con convertirse en el 1-1.

El Leganés, por supuesto, aprovechó su ventaja en el luminoso para jugar con el reloj, buscando que los minutos se agotaran con poco juego efectivo y que el Barça no tuviera ritmo de balón para tratar de meterse de lleno en el partido.

Intentos sin éxitos del Barça

El duelo, a la postre, se iría al descanso con ventaja visitante, por mucho que Olmo, poco inspirado en los primeros 45 minutos, y Lamine Yamal tuvieran un par de ocasiones claras para evitarlo en el añadido de la primera parte. En la reanudación, unos y otros dejaron muy clara cuál iba a ser su actitud. Los azulgrana, apretando desde el primer minuto, con más ganas que puntería.

El Leganés, haciendo que uno de los asistentes tuviera que ir a buscarlos a los vestuarios para seguir jugando con el reloj incluso cuando este estaba aún parado. Es de justicia decir que los azulgrana lo intentaron una y otra vez. Por lo menos, buscando acabar las jugadas, evitando así más opciones de pérdida de tiempo. Pero no había manera. El balón se negaba una y otra vez a acabar en el fondo de la red.

El tiempo, pese a todo, corría en contra del Barça y los azulgrana llegaron a los últimos diez minutos del encuentro aún por detrás en el marcador y con la terrible sensación de que era de esos días en los que no iba a haber manera de marcar. Por mucho que lo intentaran una y otra vez. Y, a decir verdad, tampoco es que encontraran precisamente la mejor manera de lograr ese objetivo.

Lo único que les quedaba era intentarlo a la heroica, con un rival dispuesto a apretar los dientes y armarse al máximo en defensa para llevarse a la postre un partido que agudiza aún más la crisis de juego de los barcelonistas en la Liga. Quizás, en el peor momento posible. Sobre todo, con un Atlético de Madrid en pleno crecimiento y que se plantará en Montjuïc el sábado que viene.

Ferran Torres resuelve una noche trepidante en Dortmund

Actualizado Miércoles, 11 diciembre 2024 - 23:12

Hay momentos en que entender a Hansi Flick no es fácil. Encontrar explicación a por qué quita del campo de una tacada el talento de Dani Olmo, el colmillo de Raphinha y el oportunismo de Lewandowski no es fácil. Pero en Dortmund, cuando lo ganado parecía que se le escapaba como agua entre los dedos en una segunda parte desatada, al alemán le funcionó. En la locura, cuando el Borussia se aprovechaba de los pocos errores que cometieron los azulgrana, emergió Ferran Torres para amarrar tres puntos que casi certifican que el Barça estará en octavos. [Narración y estadísticas (2-3)]

No fue una cuestión tanto de suerte como de merecimiento. Mostró este Barça de doble cara la dominadora en el Signal Iduna Park, aunque a los alemanes les costara un minuto forzar el primer córner. Aún no habían engrasado los azulgrana el fuera de juego en el que atraparía una y otra vez a los alemanes. En escenarios gigantes como el dominado por el Muro Amarillo, apareció una vez más el equipo sólido que, por primera vez en la era Flick, también mostró una versión de control y paciencia para ir desajustando al rival poco a poco, sin tanto machetazo.

En esa trampa cayó el Dortmund, incapaz de arrebatarle la pelota, impreciso y salvando el pellejo por la imprecisión del Barça en el área. Dejaron conectar demasiado a Dani Olmo, Lamine Yamal y Raphinha y eso les hizo sufrir mucho durante los primeros 20 minutos.

Presión alta y efectiva

Probó Balde con un centro lateral al que no llegó Raphinha. Le dio réplica Lamine con otro que no cazó por milímetros el capitán brasileño y volvió a probar a Kobel con un disparo lejano. La presión del Barça era altísima y efectiva porque su rival apenas podía correr a su espalda y, cuando lo lograba, caía en clamorosos fueras de juego. Aún así tuvo latigazos para calentar a Iñaki Peña que, aunque la jugada estuviera invalidada, se lucía.

Se estaban gustando los azulgrana y parecía sólo cuestión de tiempo que llegara el gol. Lo falló Raphinha en una ocasión hilvanada entre Olmo y Lamine que envió rozando el palo. El Barça había dejado a un lado su verticalidad para amasar el partido ante un contrario muy ordenado en su área. Pese a la maraña de piernas amarillas, Lamine fue capaz de encontrar el espacio suficiente para armar un zurdazo que obligó a la mejor parada de Kobel. Ese susto hizo desperezarse al Borussia, que se estiraba con Duranville creando problemas a Balde y Gittens a Koundé, dos estiletes en las bandas que debían alimentar a Guirassy. Al guineano le amargó Peña al tapar un cabezazo picado bocajarro pegado al palo.

Todo el control en el que se había recostado el Barça saltó por los aires en la segunda mitad. Sahin echó mano de Yan Couto para intimidar y Guirassy consiguió batir la meta azulgrana, otra vez en fuera de juego. Aún no era aún su momento, era el de un jugador brasileño que lleva el brazalete de capitán tatuado. Raphinha siempre aparece al rescate para dar el picotazo letal. Fue una jugada casi del manual Flick: Pedri roba y protege, encuentra a Olmo que, con un control orientado, lanza al capitán a la carrera entre Can y Schlotterbeck para encarar y batir a Kobel.

Casadó y Ryerson pugnan por un balón.

Casadó y Ryerson pugnan por un balón.AP

La alegría azulgrana de ver en el marcador reflejado su dominio duró un suspiro. Lo que tardó en lanzar una contra el Dortmund y que Cubarsí, en un gesto infantil, derribara de un empujó a Guirassy en el área. No dudó el francés Letexier en pitar penalti que el propio guineano convirtió en el empate.

Fue entonces cuando Flick agitó el banquillo con Fermín y Ferran. También con De Jong, pero el holandés está opaco. Koundé se escapó hasta la línea de fondo y puso un centro en el punto de penalti que golpeó el andaluz ante Kobel. El suizo no embolsó la pelota y apareció Ferran para rebañarla. De nuevo el Barça tenía ventaja en el minuto 75. Y de nuevo no sabría protegerla. Desde el mismo saque de centro nació el empate cuando Gross esquivó la trampa del fuera de juego y le regaló el segundo gol a Guirassy.

No se cansó de remar este Barça y volvieron a asociarse los mejores para evitar que se escapara la proeza de ser el único equipo en asaltar el Signal Iduna Park en tres años, desde noviembre de 2021. Pedri, catalizador, buscó a chispa de Lamine y el joven astro, en otro partido de personalidad, dejó al valenciano franco para batir a Kobel. Bendita locura.

Raphinha invita al Barça a un festín europeo ante el Young Boys

Raphinha invita al Barça a un festín europeo ante el Young Boys

La sensación de control es la más poderosa en la vida y en el fútbol. Sólo desde la convicción de que todo fluye como se planea se puede crecer y desatar el talento. Se suelta lastre y se vuela, que es justo lo que hizo el Barça ante el Young Boys. Se olvidaron los golpes en Europa, el vapuleo en Pamplona y la retahíla de bajas para disfrutar ante un rival que le sirvió la goleada en bandeja. [Narración y estadísticas (5-0)]

Hansi Flick ha hecho de psicólogo de un equipo que, pese al talento que acumula, se empequeñecía ante la adversidad. Su Barça aún no es perfecto porque ni siquiera está armado, pero se ha despojado de ataduras con dos líderes del descaro, Raphinha y Lamine Yamal que acaban contagiando al resto. Esta vez el técnico alemán dejó a un lado el excel de minutos y puso sobre el césped a sus mejores peloteros, buscando cómo hacerles hueco a todos.

Antes de que el Young Boys asimilara que estaba en Barcelona, ya se vio con un gol en contra en una jugada perfecta en la que intervinieron todos ellos. De primeras buscó Casadó a Ferran, que en un toque se apoyó en Lamine para, sutilmente, dejar a Raphinha en posición de trazar un centro al segundo palo donde apareció Lewandowski. La pelota fue de bota en bota hasta el fondo de la portería como si hubiera una máquina de pinball sobre el césped.

Defensa transparente

Se sacudieron la tensión los jugadores y fueron empujando a los suizos, alejándolos de Peña, escrutado por la mirada desde el palco de su rival Szczesny. El partido se jugó en 50 metros, con el Barça encontrando con facilidad los huecos que dejaba una defensa transparente que se sabía expuesta a un vendaval. Suelto Pedri, alimentaba a Lamine, que vive en un duelo permanente, y a Ferran, que probó sin fortuna con un disparo raso. Escaneando las debilidades suizas andaba siempre Raphinha, asumiendo con soltura su capitanía y un liderazgo de estreno que le sienta como un guante.

Entre tanto, el Young Boys no era capaz de superar la línea de medios. Su primera ocasión llegó a la media hora con un centro de Blum que Colley remató sin fe para que se paseara por el área. Ese aviso desató aún más al Barça y afiló el colmillo del brasileño del Barça, alejado de la banda pero igual de desequilibrante.

De un saque en corto con Lamine, buscó a Pedri para que armara su tiro, lo salvó de cabeza Itteri y aún lo cazó el capitán para marcar el segundo tanto. Tres minutos después, Iñigo Martínez apareció para cabecear un falta telegrafiada con la maestría de Pedri. Era imposible que los suizos salieran con vida de Montjuïc, y eso que su guardameta Keller evitó el cuarto de Ferran y le ganó un mano a mano a Lamine, algo forzado, para no irse al vestuario humillados. Sólo era cuestión de tiempo.

Con el viento a favor

En el arranque de la segunda mitad, Raphinha volvió a agitar su zurda para pone un córner al segundo palo que, si bien no remató Iñigo Martínez, lo empujó Lewandowski. El duelo, absolutamente inclinado, le daba a Flick la oportunidad de mirar al banquillo y rescatar a Ansu Fati, al que llevaba semanas buscándole hueco. Se lo hizo en el lugar que también ha inventado para Pedri: en el centro del campo junto a Casadó. Eso sí, ante un rival como los suizos, con libertad para asomarse al área.

Lewandowski anota el 4-0, el martes en el Lluis Companys.

Lewandowski anota el 4-0, el martes en el Lluis Companys.AP

No asomó de nuevo la gallardía del campeón de Suiza, hoy penúltimo en su liga, hasta el minuto 66, cuando Monteiro logró escaparse por banda y estrellar la pelota en el larguero y que Casadó salvara el rechazo casi bajo palos. No era un partido para perdonar las pocas ocasiones que le dejó crear un Barça que no alzaba el pie del acelerador.

Con el viento a favor, Flick empezó a gestionar descansos y encendió las luces largas. El duelo, cómodo, iba a tener un segundo propósito: acelerar la dinámica de juego de algunas piezas que serán claves. Primero fue Fati, después Frenkie De Jong. El neerlandés volvió a un terreno de juego después de cinco meses de lesión dando un respiro a un centro del campo magullado en este inicio de campaña. Fue la primera ocasión para encandilar a un entrenador que ha demostrado que es capaz de resucitar a jugadores con necesidad de encontrar su mejor versión, nunca vista como azulgranas.

Eso es lo que ha logrado Raphinha con una regularidad desconocida. Fue el brasileño quien sirvió el festín europeo al que puso la guinda el gol en propia puerta de Camara para culminar el despropósito de su equipo, que sólo marcó en el añadido y fuera de juego.