«No tengo ganas de hablar de fútbol». Carlo Ancelotti fue muy contundente en la sala de prensa de Valdebebas. A 24 horas del partido contra el Milán, su Milán, ni siquiera el italiano podía centrarse en lo deportivo, en un encuentro clave para el Real Madrid en el futuro a corto plazo en la Liga de Campeones. Su mirada, y la de todos los protagonistas del fútbol español, está en la Comunidad Valenciana y en la tragedia provocada por la DANA. Una mirada que provoca una pregunta que durante estos últimos días se ha repetido en los móviles de muchos vestuarios de Primera y Segunda División: «¿Por qué jugamos? ¿No se suspende?».
«El fútbol tenía que parar», admitió el italiano, emocionado, ante los medios, sumándose a la ola de críticas que se han acumulado en las salas de prensa de LaLiga durante todo el fin de semana. «No tiene sentido jugar», dijo Simeone el sábado. «Si pudiera tomar la decisión, no jugaría», admitió Flick. Los tres entrenadores de los tres mayores equipos del fútbol español se han mostrado en contra de jugar, liderando la voz de unos vestuarios que respaldan esa postura: «Era el momento de estar con los afectados y pensar sólo en eso», reconoció Lucas Vázquez. Entonces, ¿por qué se jugó la jornada y por qué los clubes españoles disputarán los partidos europeos esta semana? La respuesta es simple: el fútbol nunca para.
Históricamente, el deporte rey se ha mostrado al lado de las desgracias, ya fueran atentados o catástrofes naturales. Ha ayudado económicamente, ha disputado partidos benéficos, ha tenido gestos, pancartas, minutos de silencio, brazaletes negros... Pero no ha parado. Sólo la pandemia, y sólo cuando se restringió totalmente la movilidad, le obligó a detener su constante camino.
La tarde del 11 de septiembre de 2001, martes, unas horas después del atentado sobre las Torres Gemelas de Nueva York y tras la suspensión de todas las ligas deportivas estadounidenses, la UEFA mantuvo la jornada de Champions y el Madrid jugó, y ganó, en Roma esa misma noche. Un día después, y tras millones de críticas, decidió cancelar la del miércoles. «Todos nos preguntábamos lo mismo hasta una hora antes del partido, ¿cómo se va a jugar?», admitió Del Bosque.
Tres años después, el 11 de marzo de 2004, el fútbol español y europeo miraron más de cerca a la desgracia con los atentados de Madrid. Y aún así el deporte no paró. La UEFA, que tampoco había suspendido el Madrid-Barça de semifinales de Champions celebrado unas horas después del atentado de ETA en la capital en mayo de 2002, decidió continuar la marcha de la jornada continental en 2004 y homenajear a las víctimas con un minuto de silencio. El mismo día 11, Barcelona, Valencia, Mallorca y Villarreal disputaron sus encuentros de la UEFA sin impedimentos. «Hemos solicitado la suspensión, pero UEFA ha considerado que debía jugarse», reconoció Laporta. «Teníamos la cabeza en Madrid», dijo Puyol. «Fue una falta de respeto», declaró Cocu. «Se han equivocado al no aplazar los partidos de los españoles», aseguró Camacho, entrenador del Benfica aquel año.
Dos días después, el 13 de marzo, el Madrid recibió al Zaragoza en el Bernabéu. En uno de los fondos, una pancarta: «El dolor ocupa nuestros corazones». En el césped, fútbol a pesar de todo. Ayer Ancelotti insistió en que el deporte «es una fiesta», pero sólo «cuando tu familia está bien». «Si no, no hay que hacerla».
El fútbol tampoco paró en Europa tras los atentados de París en 2015, después del grave terremoto de Italia en 2016 o el fin de semana siguiente a los atentados de Barcelona en 2017. De nuevo, gestos, muchos, pero también pases y goles.
La pandemia, en marzo de 2020, fue lo único que lo detuvo. Fue lo último en parar, eso sí, con partidos a puerta cerrada, como aquel Valencia-Atalanta de Champions. Y fue lo primero en volver, con la final a ocho de Lisboa, también sin público, y con la Liga disputándose en estadios vacíos y PCR previas a cada duelo.
Esta noche, la UEFA realizará un minuto de silencio en todos los encuentros de la jornada como gran homenaje a las víctimas, pero jugadores y técnicos, especialmente durante la jornada liguera del fin de semana, esperaban mucho más. «Dicen que el espectáculo debe seguir, pero no así», cerró ayer Ancelotti.