Flick despeja la incógnita: Szczesny seguirá siendo el número uno en la Champions

Flick despeja la incógnita: Szczesny seguirá siendo el número uno en la Champions

Actualizado Martes, 29 abril 2025 - 14:49

Se acabó deshojar la margarita: Wojciech Szczesny seguirá siendo el portero titular del Barça en la Champions. Así lo adelantó Hansi Flick en la rueda de prensa previa a la ida de unas semifinales frente al Inter de Milán que son el último paso para plantarse en la gran final de Múnich. El capitán, Marc-André ter Stegen, que sufrió una grave lesión de rodilla a finales del mes de septiembre del año pasado ante el Villarreal en La Cerámica, ya tiene el alta médica. E, incluso, estuvo en el banquillo en la final de la Copa del Rey frente al Real Madrid el pasado sábado. No obstante, a pesar de que en los entrenamientos se le ha visto en plena forma, no desbancará al polaco en Europa. En la Liga, en cambio, sí podría tener su oportunidad llegado el momento.

«Szczesny jugará la Champions, eso está claro. Ya veremos qué pasa en la Liga», aseveró el técnico barcelonista. No en vano, la opción de que Ter Stegen tuviera minutos en la máxima competición europea pasaría obligatoriamente por dar de baja al polaco, que llegó a la entidad azulgrana como fichaje de emergencia ante la baja de larga duración del germano. En la Liga, en cambio, tal y como ya ocurrió en la Copa, sí es posible que ambos arqueros formen parte de la convocatoria, con lo que el capitán barcelonista sí podría tener oportunidad de volver a estar bajo los palos antes de que termine oficialmente la temporada. Tal vez, si los azulgrana se plantan en la final de Múnich, como una opción para reservar a Szczesny con vistas a ese partido.

Por lo pronto, no obstante, Flick prefiere centrarse en el presente. «Vamos a poner primero el foco en la ida. El Inter es un rival muy complicado, con una de las mejores defensas de Europa. Tienen un centro del campo muy bueno, delanteros muy fuertes y unas transiciones muy peligrosas. Será un partido difícil y hay que estar preparados», arengó. Incluso, señaló que desconfía de la mala racha que está encadenando el equipo italiano. «Es diferente. La Champions es una gran oportunidad para ganar el título y estamos a dos partidos de la final. Todo el mundo ahora da el 100%. El pasado no importa y no pienso en sus resultados porque no es mi trabajo. Lo que hago es decirles a mis jugadores que tienen que dar el máximo», recalcó.

Los elogios a Koundé

En su opinión, los suyos sabrán aislarse de la euforia desatada tras hacerse con la Copa ante el eterno rival, pero también, tal vez, aprovecharla para tomar impulso. «Todo el mundo está centrado y sabe lo importante que es esta semifinal, pero la victoria contra el Real Madrid también te puede impulsar. Esa es la clave. Sabemos que tenemos que trabajar muy duro para llegar a la final y el Inter tiene jugadores que están ante su última oportunidad de conseguirlo y lo van a dar todo", reflexionó un Flick que ve a su equipo en forma pese al esfuerzo del sábado. «Ganar fue muy emotivo, pero ahora tenemos la oportunidad de llegar a la final de la Champions, la más importante del calendario, un sueño. La sesión ha sido buena, todo el mundo está centrado y, además, hemos tenido una reunión, para ver qué tenemos que hacer y en qué podemos mejorar viendo el partido contra el Real Madrid. Hay que sacar nuestra mejor versión en estos dos partidos», apostilló.

En su caso, además, está claro que seguirá al frente del equipo el próximo curso, si bien, por ahora, no quiere hablar de una posible ampliación de su contrato. Como a la hora de afrontar los partidos, también prefiere ir paso a paso. «Creo que entrenaré al equipo la próxima temporada, tengo contrato hasta 2026 y ya he dicho que estoy muy contento de estar aquí, que me encanta pero ahora no es el momento de hablar de ello. Hay que centrarse en los objetivos, en el equipo. Todo gira alrededor de los jugadores», sentenció. Entre ellos, cómo no, un Jules Koundé que fue del todo determinante en La Cartuja. «Jules es un jugador muy profesional. No solo por marcar el gol, sino también por cómo defiende. Está a un gran nivel y es muy importante para nosotros», zanjó.

Luis Enrique y la revolución infantil del PSG tras la salida de Mbappé: Doué, Zaïre Emery y onces de menos de 22 años

Luis Enrique y la revolución infantil del PSG tras la salida de Mbappé: Doué, Zaïre Emery y onces de menos de 22 años

Hace poco menos de un año, Kylian Mbappé decía adiós al PSG en un vídeo. Acababan los galos de ser eliminados en semifinales de Champions League contra el Borussia Dortmund, y el siete no había tenido la mejor de sus actuaciones. Tras los vaivenes de la estrella francesa a lo largo de los años, a Luis Enrique le tocaba tomar un nuevo rumbo para la escuadra parisina. "Tenemos que aprender a jugar sin Kylian", dijo el técnico asturiano. Ese rumbo era muy diferente al de los últimos años y muy parecido al de otro exequipo de Lucho: el FC Barcelona.

A finales del año pasado el PSG inauguraba su nueva ciudad deportiva en Poissy, la corona del nuevo pilar que ya esbozaba el entrenador en el acto de presentación de ese espacio de 59 hectáreas y 16 campos de fútbol. "Es fundamental construir un equipo sólido desde la base. Queremos que los jugadores formados aquí lleguen al primer equipo y sean protagonistas", explicaba el técnico español y evidenciaba el cambio de modelo que iba a primar ahora en el PSG de los Messi, Neymar y Mbappé, fichajes con un gasto de casi 500 millones de euros.

No es que el equipo de Paris se cerrara a las estrellas, de hecho han fichado a Kvaratskhelia por 70 millones de euros, pero no se construiría la plantilla en torno a ellas sino en torno a una idea: juventud y cantera. Así, a los Zaïre Emery, Mayulu o Zague se incorporaron de fuera Doue, Pacho, Neves o Moscardó, jugadores de menos de 23 años con gran proyección de cara al futuro. Kvaratskhelia, por cierto, acaba de cumplir los 24. "Si queremos un equipo menos dependiente de estrellas y más equilibrado, necesitamos formar a nuestros propios líderes", apuntó el técnico en línea con la política de fichajes del club liderada por el portugués Luis Campos.

Más allá de incorporar talento joven, lo importante es conjuntarlo y alinearlo. Luis Enrique ha tardado un poco en dar con la tecla de este nuevo PSG. Los franceses, pese a su dominio en el campeonato doméstico, lo habitual de cada temporada, sudaron tinta china para poder colarse entre los 24 equipos de la segunda fase de la nueva Champions. A día de hoy, el equipo se proclamó campeón de la Ligue1 con seis jornadas de antelación, juega la final de la Copa de Francia el 24 de mayo ante el Reims y este martes afronta las semifinales de la Champions ante el Arsenal.

Precisamente ante los ingleses, el técnico asturiano alineó a uno de los onces más jóvenes de la competición. Con una media de 23,2 años, el conjunto francés perdió por dos goles a cero ante los gunners en la segunda jornada de la fase de grupos. Ese contratiempo no cambió la idea del club ni del cuerpo técnico que siguió confiando en apostar por esa idea y se mantuvo firme tanto en Europa como en los torneos domésticos.

Onces históricos

Luis Enrique ha alineado esta temporada los cinco onces más jóvenes de la historia del conjunto parisino. Ante el débil Saint Marcel, en la Copa de Francia, puso sobre el césped a once jugadores cuya media de edad no superaba los 22 años (21,9 concretamente). 22,5 de media en el partido de Liga ante Le Havre y 22,6, también en Ligue1, contra el Rennes. Todos los partidos de ese top3 terminaron con victoria de los parisinos.

Esa guardería de Luis Enrique tiene varios nombres propios. Si hablamos de la representación de la cantera, Warren Zaïre Emery es la principal estrella emergente. Lleva tres tantos y una asistencia el mediocentro francés y cada vez tiene más presencia en el conjunto que dirige Luis Enrique. "Warren es un ejemplo de lo que queremos construir. Tiene talento, compromiso y ADN del club. El futuro del PSG pasa por jugadores como él", elogió el técnico a su pupilo.

Zaïre Emery, en un partido de la liga francesa.

Zaïre Emery, en un partido de la liga francesa.Mohammed BadraEFE

Desiré Doué, el extremo proveniente del Rennes, es la otra sensación joven de la temporada. Con un incremento de su presencia en los onces del asturiano, Doué se ha convertido en una de las principales armas del ataque parisino. Desequilibrante y con gol, el delantero lleva 13 goles y 12 asistencias, lo que muestra su gran capacidad de decisión cuando se acerca a las inmediaciones del área rival.

En total son 13 los jugadores de 23 años o menos los que conforman este nuevo PSG, un 54% de la plantilla parisina. Luis Enrique tiene una guardería a su disposición para afrontar los grandes retos que aún le restan esta temporada. El principal, claro, colarse en la gran final que el año pasado se escapó en el último peldaño. Sería irónico que los franceses consiguieran este año el reto por el que Mbappé se mudó al Real Madrid. Su rival podría ser, precisamente, otro equipo que ha tomado el mismo camino tras la salida de Messi. Irónico.

Mbappé, Vinicius, Ancelotti, Simeone, Guardiola... Todos son un fraude en primavera

Mbappé, Vinicius, Ancelotti, Simeone, Guardiola… Todos son un fraude en primavera

Mbappé es un fraude, hay que vender a Vinicius, es imposible ganar nada con Harry Kane, Haaland es Julio Salinas en rubio, lo único que hace bien Ancelotti es arquear la ceja, Simeone está acabado, Guardiola no es nadie desde el divorcio...

Todos son malísimos. Como cada primavera.

La terca insistencia del fútbol en que sólo pueda ganar un equipo nos condena a la misma retahíla de sandeces grandilocuentes cuando asoma mayo. Y va a peor. Porque esas cuñadeces, que hasta hace años residían en su hábitat natural de las barras de los bares y las cenas de amigos, saltaron a las redes sociales y alguien descubrió que cuanto menos análisis y más gruñidos, mayor impacto. Ahí se jodió todo.

De Twitter pasaron a los canales y podcasts de jóvenes ultras en busca de un atajo para hacerse un hueco (efímero, los que duran son los que piensan). Y de ahí a los grandes medios de comunicación, donde periodistas permanentemente atemorizados con perder su relevancia decidieron que la manera de sobrevivir era hacer lo mismo que un hincha comiendo doritos en su habitación mientras le ven, con suerte, mil chavales. Un plan sin fisuras.

Leer los titulares web de los diarios deportivos es un festival del clickbait chusco. Recuerda a aquel célebre tuit de un argentino cabreado con su selección: «¡¡¡Denme mayúsculas más grandes!!!». Y adjetivos más apocalípticos, por supuesto. Y las tertulias siguen similar camino. Periodistas que sabes que son sensatos bramando sentencias sensacionalistas para intentar que se les oiga, llamar la atención y asegurar el sobresueldo. Y nadie lo para porque es lo que vende (o eso nos dicen mientras cae la audiencia).

Y así la primavera se convierte en la verbena de la exageración.

Mbappé es uno de los tres mejores futbolistas del mundo y lleva 32 goles jugando fuera de posición en su primer año en una liga top. Vinicius tiene 24 años y hace nada se originó un conflicto internacional porque fue segundo en el Balón de Oro. Kane y Haaland se hinchan a marcar por mal que estén los que les rodean. Ancelotti, Simeone y Guardiola han sido, junto a Klopp, los mejores entrenadores del mundo y, aunque las etapas acaban y la crítica es lícita, no han olvidado lo que sabían.

Esta es la realidad. Lo sé yo, lo sabe usted y lo saben los que fingen indignación moviendo mucho los bracitos mirando a cámara, pero, claro, defender lo evidente no genera ruido y el ruido es hoy lo único que importa. Así nos va.

Barça-Inter, un cruce de polos opuestos: el mejor ataque contra la mejor defensa

Barça-Inter, un cruce de polos opuestos: el mejor ataque contra la mejor defensa

Actualizado Jueves, 17 abril 2025 - 22:59

El cruce de semifinales entre el Barcelona y el Inter de Milán enfrenta a dos polos opuestos. Mientras el conjunto de Hansi Flick prioriza por encima de todo la búsqueda del gol, por mucho que esa suerte le esté dando últimamente la espalda, el equipo italiano, con Simone Inzaghi a la cabeza, prefiere blindarse en la zaga y tratar de aprovechar los espacios que deja su rival. Así, los azulgrana son el equipo que más tantos ha marcado este curso en la Champions, con 37 dianas, mientras que sus rivales son los menos goleados (han encajado cinco y acabaron la fase de liguilla con solo uno en contra) y los que suman más porterías a cero, con un total de ocho.

Si el Barça tiene su portería en manos de un arquero veterano, Wojcech Szczesny, un poco más lo es aún el encargado de defender habitualmente el marco del Inter: Yann Sommer. El arquero suizo de 36 años ha sido capaz de dejar su meta a cero en 12 ocasiones en la liga italiana y siete en Europa. En el duelo de ida frente al Feyenoord, en los octavos de final, fue suplente, debido a que prácticamente estaba reincorporándose al equipo tras haber pasado por el quirófano el 21 de por una fractura en el pulgar de su mano derecha.

La casi inmaculada trayectoria italiana en la liguilla solo se vio rota por una derrota por la mínima frente al Bayer Leverkusen en Alemania (1-0) y un empate ante el City en el Etihad (0-0). El Estrella Roja y el Mónaco, verdugo del Barça en la primera jornada, en cambio, comprobaron que en ataque también pueden ser peligrosos con sendas derrotas en San Siro por 4-0 y 3-0, respectivamente. Sus choques ante el Young Boys, el Leipzig, el Arsenal y el Sparta de Praga, mientras, se saldaron siempre con triunfos mínimos.

Los italianos, un peligro a domicilio

Los azulgrana, a pesar de todo, deberían también tomar buena nota del rendimiento del Inter en estas eliminatorias. Tanto en los octavos como en los cuartos de final al equipo italiano le tocó jugar la ida a domicilio, tal y como pasará también ahora frente al Barça. Y, en ambos casos lograron llevarse la victoria. Ante el Feyenoord, por 0-2. Contra el Bayern de Múnich, por 1-2. En la vuelta de los octavos de final el conjunto neerlandés cayó de nuevo por 2-1, mientras que el bávaro, al que los de Flick fueron capaces de vencer por 4-1 en la liguilla, arrancaron un 2-2 finalmente insuficiente en la vuelta de los cuartos.

El recuerdo del cruce 2009-2010

El Barça, en la liguilla, goleó también al Young Boys (5-0) y al Estrella Roja (2-5), venció por 3-0 al Rennes, se impuso por 2-3 al Borussia Dortmund, frente al que lograrían un 4-0 en la ida de los cuartos, y por 4-5, en un partido de locura, a un Benfica al que batirían por partida doble en los octavos de final (0-1 y 3-0) y cedió un empate ante el Atalanta (2-2). Los precedentes con el Inter en la máxima competición continental le dan una leve ventaja, con seis triunfos, cuatro empates y dos derrotas esta el momento, si bien los italianos los eliminaron en las semifinales de la Champions 2009-10 y los condenaron a jugar la Europa League en la temporada 2022-23 tras vencer en casa por 1-0 y empatar en el Camp Nou (3-3) en la fase de liguilla.

Los múltiples 'padres' del desastre continental del Madrid: Ancelotti, Pintus, las estrellas, Florentino...

Los múltiples ‘padres’ del desastre continental del Madrid: Ancelotti, Pintus, las estrellas, Florentino…

«No sé si es mi último partido en Europa con el Madrid y no quiero saberlo». Carlo Ancelotti conoce bien cómo es el Real Madrid, su entorno y sus despachos. Lo supo en 2014, cuando la Décima le otorgó una temporada más, y en 2015, cuando a pesar de jugar el mejor fútbol de su etapa en Chamartín fue despedido tras caer en semifinales de Champions. Y volvió a ser consciente de lo que es el conjunto blanco en 2021, cuando en una llamada para pedir cesiones para el Everton descubrió que tenía opciones de volver al Bernabéu. «Aquí un empate es una crisis», ha repetido varias veces durante los últimos años. Sabe el tiempo que hace en la Castellana, y a pesar de los éxitos de hace unos meses, la debacle contra el Arsenal pone decenas de nubarrones sobre su cabeza, todos a punto de soltar agua.

El puesto de Ancelotti corre peligro. Es una frase que no sorprenderá a nadie viendo la temporada del equipo en resultados y en sensaciones. Ha ganado dos títulos, la Supercopa de Europa y la Intercontinental, pero la derrota en la final de la Supercopa de Arabia contra el Barça, la irregularidad en Liga y el desastre continental, con una impotencia que explica muchos de los problemas de la plantilla, le han vuelto a poner en el disparadero.

Le queda la final de la Copa, otro clásico que decidirá su futuro a corto plazo, y la pelea final por la Liga y el Mundial de Clubes, pero en el horizonte algo más lejano el Madrid ya empieza a verse sin él. Por ahí aparece la sombra gigante de Xabi Alonso, heredero lógico del trono. «Acabar mi contrato (vence en 2026) o no para mí no es un problema. No me cambia nada. Si el Madrid decide cambiar, sea mañana, en un mes o en un año, sólo tendré agradecimiento para el club», explicó el miércoles por la noche en la sala de prensa, consciente de que en la grada del Bernabéu estaba un emisario de Brasil para tantearle e incómodo con las preguntas más directas sobre su futuro y su culpa.

El reparto de culpas: de las estrellas al alto mando

Y es que ahí, en la culpa, es donde reside ahora la reflexión de la zona noble del Madrid. Se buscan responsabilidades. Ancelotti se ha llevado el primer dardo y aunque la idea es que siga hasta que acabe el Mundial de Clubes, sería la primera víctima en caso de activar un gabinete de crisis tras la final copera.

La siguiente mirada se dirige al vestuario. Los datos no mienten. El Madrid es el equipo que menos kilómetros ha recorrido de todos los cuartofinalistas de Champions. 208, 17 menos que el siguiente en la lista, el PSG (225), 21 menos que el Arsenal (229) y 35 menos que el Bayern (243), líder. La estadística no es decisiva, porque los alemanes están eliminados y los de Luis Enrique, que corrieron menos que el Villa, en semifinales.

Pero la cifra sí que explica, en parte, las dificultades tácticas del Madrid y la forma física de algunas de sus estrellas. Mbappé (7,9) y Vinicius (8,8) han sido los futbolistas que menos kilómetros han acumulado en la ronda, con Rodrygo (9,4) como cuarto en la lista. Es decir, los tres delanteros ocupan tres de los cuatro últimos puestos. No se han exprimido físicamente o no han podido, provocando una ligera mirada también hacia Antonio Pintus, responsable de la preparación física del equipo.

¿Dónde está el 'fútbol moderno'?

Los blancos, que hace poco eran el gran ejemplo de «fútbol moderno», un estilo físico y vertical que terminaba los partidos pasando por encima de los rivales, no han sido ese equipo. Son una suma de individualidades. Su columna vertebral tiene las virtudes para ello, pero Ancelotti no ha sido capaz de sacarlas en lo que va de curso. Un vistazo a equipos como el Arsenal, el Liverpool o el PSG, que no tienen, ni de lejos, la calidad en su plantilla que tiene el Madrid, invita a pensar en si el equipo se está adaptando bien a los nuevos tiempos que él mismo insinuó hace no tanto.

Sin fichajes en invierno

Y luego está la planificación de la plantilla. El técnico no ha querido mostrar su malestar en público, pero el cuerpo técnico ha destacado durante este año las carencias que tenía la rotación, lastrada todavía más por las lesiones de Militao y Carvajal. El club, con Florentino Pérez al mando también de la parcela deportiva, no quiso gastar en el mercado de invierno, confiando el lateral a Lucas y el centro de la zaga a Asencio mientras espera a Alexander-Arnold, pero el equipo lo notó, especialmente en el carril diestro. En la izquierda, las lesiones de Mendy, la forma de Alaba tras la lesión y el nivel de Fran no han ayudado.

Además, el movimiento de piezas entre Mbappé y Kroos ha desequilibrado el sistema de juego. El Madrid ha perdido un 'cerebro' y aunque en algunas altas esferas del club se mantiene la confianza en Tchouaméni, Camavinga y Valverde, la importancia final de Ceballos pone de manifiesto que se necesita una estrella con creatividad, técnica y orden.

Ancelotti, la "parte triste del fútbol" y su futuro tras la debacle ante el Arsenal: "No lo sé... Y no quiero saberlo"

Ancelotti, la “parte triste del fútbol” y su futuro tras la debacle ante el Arsenal: “No lo sé… Y no quiero saberlo”

"Esta es la otra parte del fútbol...". Carlo Ancelotti fue de más a menos en la rueda de prensa posterior a la eliminación del Real Madrid en la Champions League. La dialéctica del italiano en el inicio de la comparecencia se transformó en contundencia y brevedad según se iban acumulando las preguntas sobre su micrófono. Así es la vida y la exigencia en el banquillo del conjunto blanco, donde un año eres campeón de Europa y al siguiente todo quema.

Así es también la historia del Madrid y pocos la conocen tanto como Carletto, que caminó hacia la sala de prensa del Bernabéu consciente de lo que se le venía encima. Su Madrid tuvo "corazón" por momentos, "cojones" durante algunos instantes y "cabeza" en pocos minutos, tres palabras que había repetido en la previa, mentando a Carlos Alcaraz, para impulsar los argumentos de su plantilla.

Pero ante el Arsenal, entrenador y futbolistas se mostraron impotentes. Sin fútbol ni ideas para contrarrestar la sólida defensa 'gunner'. Un punto de inflexión muy claro en la etapa del italiano al mando del Madrid. Las preguntas, duras, eran también obvias.

En sus primeras palabras, Ancelotti intentó reflexionar sobre la felicidad y la tristeza del deporte, sobre que no se puede ganar siempre, sobre la importancia de recomponerse en los malos momentos... Pero claro, esto es el Madrid.

"Es una decepción, pero es la otra parte del fútbol. Hay una parte feliz, que la vivimos el año pasado, y la parte triste que vivimos ahora. Ahora tenemos que manejar la parte triste, debemos hacerlo porque tenemos tres competiciones por delante, la Liga, la Copa y el Mundial de Clubes", contestó Ancelotti en la primera respuesta.

"Hay que aceptarlo, el Arsenal ha sido mejor. Hay que ser honestos y aceptar los palos que nos llegan, es lo que he dicho a los jugadores. Que tengan la cabeza alta, que hay que aguantar y sufrir, que no ha sido como otros años, que no existen equipos invencibles. Si bajan los brazos o no están motivados para los próximos partidos significa que no habrán gestionado bien este momento triste", explicó.

El futuro

Pero esa argumentación no sirve en todos los estadios ni en todos los clubes. Y seguro que no sirve en un Bernabéu acostumbrado a la gloria, a pisar, como mínimo, la semifinal continental durante las últimas cuatro temporadas. Y no servirá con un segundo puesto en Liga, situación que tiene ahora, y una Copa pendiente de su final ante el Barcelona.

Y ahí, en plena reflexión, le cayó la gran pregunta: el futuro, su futuro. "No sé... Y no quiero saberlo. Puede pasar que el club decida cambiar. No hay problema. Lo que está claro es que el día que termine aquí sólo haré una cosa, agradecer a este club. Puede ser mañana, dentro de un mes o dentro de un año, porque si el contrato se acaba o no a mí ahora me da igual", clamó.

Y siguió apagando fuegos. "Si alguien considera que soy el único culpable no me cambia nada". "No lo he pensado", contestó en la siguiente, cuestionado sobre si ve que es el entrenador adecuado para el equipo. "¿Cómo voy a responder ahora a eso?", respondió más tarde a una pregunta sobre su contrato y el Mundial de Clubes.

43 centros

Y al final, un contundente "no" a si cambiaría algo de la eliminatoria. La respuesta habrá que cogerla con pinzas, porque los datos explican que el Madrid cometió errores tanto en Londres como en el Bernabéu, una circunstancia en la que sí insistió Courtois. "Quizás deberíamos haber lanzado menos centros y haber hecho otras cosas", dijo el belga, muy crítico con el equipo.

El conjunto blanco realizó 43 centros, la inmensa mayoría despejados por la defensa británica sin que Mbappé, Bellingham, Endrick o incluso Rüdiger, delantero durante varios momentos del duelo, pudieran rematar. "No teníamos a Joselu", dijo el portero.

El rey de Europa ha muerto, ¡viva el rey!

El rey de Europa ha muerto, ¡viva el rey!

Gracias a Ancelotti y a Florentino Pérez, el Madrid se ha convertido en un equipo perdedor. ¿Por qué? Porque el italiano es el colmo de la desfachatez y porque el presidente ha planificado una plantilla coja, sin defensas, sin centrocampistas y también porque no tomó la decisión de echar al entrenador transalpino cuando el Barcelona le metió cuatro.

Por lo tanto, el cincuenta y cinco por cierto de la culpa es del nefasto italiano y el cuarenta y cinco por ciento de Pérez, por no fichar a nadie, en puestos claves de la plantilla. Han creado un pequeño Frankestein, incapaz de ganar un sólo partido.

Florentino se va a quedar, porque es el presidente ideal del Madrid, pero se ha equivocado al no ayudar con una plantilla coherente, sin defensas tras las graves lesiones de Carvajal y Militao. Tampoco ha fichado un sólo centrocampista, cuando el Madrid necesitaba dos.

Lo ha fiado todo al "fenómeno" Mbappé y ha hecho trizas a la estrella, que se se perdió en el espacio sideral, con un equipo malo estratégicamente. Este partido ha traicionado los millones que se han gastado en el francés.

No obstante, el galo hizo un partido mediocre, atrapado en ese cubículo de delantero centro, que jamás será su puesto, por culpa de un Vinicius al que se le puede unir a Rodrygo como malabaristas acabados.

Jugar con esos brasileños es hacerlo con dos menos. Poco sirvió el maravilloso orgullo de los futbolistas que jugaron hasta la extenuación ya que quedó la imagen de un ejercito herido, sin gol, sin suerte y bajo una presunta conspiración de la UEFA.

Dos jugadas claves del partido, el VAR las manipuló en favor del Arsenal, rectificando al árbitro francés, convidado de piedra. No pitó penalti de Asencio y sí vió el de Rice, que sujetó a Mbappé, pero fue corregido. No es normal que se tardaran cerca de ocho minutos para decir que no había falta del bronco mediocampista británico, cuando era más que evidente. El VAR enmendó las decisiones del colegiado. Cuanto menos, sospechoso.

He dejado para el final el mezquino triunfo del Arsenal, que hizo un partido infame, replegado como un cordero, con una línea de hasta siete defensas. No parecía un equipo de la Premier. Francamente, el Arsenal será un polichinela en mano de Luis Enrique.

Pero el rey de Europa ha muerto.¡Viva el rey!

El tributo de Arteta a Wenger y su llamada a Guardiola en la previa: "Si estoy aquí es gracias a él"

El tributo de Arteta a Wenger y su llamada a Guardiola en la previa: “Si estoy aquí es gracias a él”

El Arsenal no sólo cerró de forma concluyente su pase a las semifinales, sino que prolongó su formidable racha ante el Real Madrid, ante quien aún no ha perdido en la Champions. Tres victorias y un empate. El pequeño homenaje de Mikel Arteta a Arsene Wenger, que dio el primer paso con un 0-1 en febrero de 2006. La leyenda gunner cuenta ahora con un digno sucesor en Declan Rice, autor de un colosal partido. El mediocentro fue el símbolo de la fortaleza y el carácter de un equipo que iguala su mejor racha a domicilio en la Champions. La última vez que el Arsenal enlazó cuatro victorias europeas lejos de Londres fue precisamente con aquel golazo de Thierry Henry en el Bernabéu.

El último bofetón de Gabriel Martinelli al contragolpe definió la sexta derrota del Madrid en la Champions, el récord absoluto para los blancos, que hasta ayer contaban con las cinco de la campaña 2000-01. En cualquier caso, ni siquiera acierto postrero del brasileño pudo eclipsar el brillo de Rice. Infatigable en las ayudas a sus centrales, sólo falló uno de sus 27 pases (96%), participando en las mejores transiciones, ligeramente volcado en el perfil izquierdo. Su aplomo, en la acción del presunto penalti sobre Kylian Mbappé, terminó por convencer al VAR. Hubo doble recompensa para él, dado que el François Letexier le retiró la tarjeta amarilla y llegará limpio a las semifinales. "Soy un tipo honesto. A Mbappé y Lucas Vázquez les dije que no era penalti y que si admitiría le hubiese derribado, lo diría. Se tiró al suelo y estaba plenamente convencido de que lo anularía", ratificó el 41 en los micrófonos de TNT Sports.

La confianza de Rice guio a un Arsenal sin titubeos en Chamartín. Curiosamente, el único momento de zozobra llegó en el momento más propicio, con un penalti a favor donde las dudas de Martin Odegaard terminaron por afectar a Bukayo Saka. Después de nueve penaltis consecutivos convertidos, el internacional inglés erró ante Thibaut Courtois. Curiosamente se cumplían dos años exactos de su último fallo, ante Lukas Fabianski, durante el 2-2 en la visita al West Ham. Un revés para la estrella gunner, que luego pudo resarcirse con un clínica definición para el 0-1. En las últimas semanas, Saka en pleno proceso de renovación para ampliar un contrato que expira en 2027. Según recientes filtraciones, la última oferta asciende a 300.000 libras semanales, lo que le convertiría en el mejor pagado de la plantilla.

Aquel 0-0 ante Guardiola

De momento, ese privilegio corresponde a Kai Havertz y Gabriel Jesus, otros dos delanteros de un equipo que basa su fortaleza en la seguridad en torno a su área. Esta temporada, David Raya ha mantenido 18 veces el cero en su portería. Seis de ellas de Champions, donde sólo ha encajado siete goles en 12 partidos (0,58 de promedio). El pasado curso, Arteta causó notable asombro en la Premier tras un 0-0 frente al Manchester City. Escocido por sus resultados recientes en el Etihad, el Arsenal no tuvo el menor empacho aquel domingo en replegarse en torno a su guardameta. El espectáculo resultó soporífero, pero el técnico donostiarra no podía permitirse una novena derrota consecutiva en el feudo de su gran rival por el título.

Entonces, Pep Guardiola debió hacer frente a numerosas críticas por protegerse con tanto toque horizontal y por conformarse con un punto en mitad de la batalla con el Liverpool. En realidad, sus principios debían situarse en el lado contrario del espectro futbolístico. Arteta tomó buena nota de ellos a lo largo de las tres temporadas en las que ejerció como su primer ayudante (2016-2019). Hasta que tres días antes de la Navidad quiso aceptar una oferta del Arsenal.

Aquella propuesta podía interpretarse como un regalo envenenado. No sólo había que recuperar el pulso de un club en vía muerta tras el reciente fiasco de Unai Emery, sino de retomar la senda de Arsene Wenger. Cuando iba a cumplirse su primer año en el Emirates, apenas siete meses después de tocar la gloria con la FA Cup, el donostiarra vivió un momento crítico, con el equipo a cinco puntos del descenso tras sendas derrotas ante Everton y Burnley. A partir de entonces recondujo el rumbo para cerrar el curso con el título de la Copa de la Liga.

Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.

Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.AFP

Pese a los habituales comentarios en la prensa local, el vínculo entre Guardiola y Arteta se ha mantenido en algo más que la cordialidad. "Hablamos hace unos días y quería pedirle un consejo. Es importante aprender del mejor", reconoció horas antes del 3-0, su mejor momento en el Emirates. Incluso más especial que el 5-1 del pasado 2 de febrero ante el City, con una exhibición de juego ofensivo, certificado con goles de Myles Lewis-Skelly y Ethan Nwaneri, dos de sus talentos adolescentes. Por el momento, el balance sigue favorable para Guardiola, con ocho victorias en los 14 precedentes. Sin embargo, esta temporada Arteta también rubricó un 2-0 de prestigio ante el PSG de Luis Enrique. Precisamente su próximo adversario por el título.

Porque la última semifinal de Champions databa de 2009, cuando los gunners cayeron ante el Manchester United de Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney por un global de 4-1. Ahora todo se presenta más equilibrado, vista la fortaleza del Arsenal, que sólo ha perdido uno de sus últimos 16 partidos a domicilio en todas las competiciones, con ocho victorias y siete empates. "Es una de las mejores noches de mi carrera, sin duda. Fue muy especial, ante un equipo que ha sido una inspiración para muchos de nosotros. Podemos estar muy orgullosos de pasar del modo en que lo hicimos", finalizó Arteta.

Se encendieron las luces del antro: el Madrid está en peligro

Se encendieron las luces del antro: el Madrid está en peligro

La semana fue espantosa. El meme colectivo del "manicomio" convirtió al Real Madrid en el vecino. Lo que nunca debe ser. Todos somos un poco culpables, hasta los que nunca creímos y observamos la jugada como el sobrio mira a sus amigos borrachos en el antro. No les quitamos el vaso de la boca. No se planteó el partido desde la exigencia ni desde el cabreo por la infamia de Londres sino desde una festividad incomprensible. Como si el club se contentara con los aspavientos y el relato. Faltó dejar el techo abierto para poder cantar bajo la lluvia.

La afición perdonó preventivamente, lo que nunca ha solido hacer el Bernabéu. Entregado a cambio de nada, parece que ni el entrenador ni los jugadores sintieron la necesidad de ofrecer nada distinto a lo que han venido haciendo durante el año. Ni una idea, ni un plan de partido. Melonazos absurdos, sucesión de saques de esquina al primerísimo palo, desesperación acentuada por la locura enfermiza del dañino VAR. El mismo horror de siempre, con la misma propuesta desde el banquillo: ninguna. El primer tiro a puerta fue en el minuto 55. Todavía no había hecho Ancelotti ningún cambio.

Hizo tres de una tacada, incluidos Ceballos y Endrick, el único delantero centro de la plantilla. Le puso de extremo derecho. La revolución consistió en que los tres primeros ataques fueron tres centros a nadie, y el primero del Arsenal un golazo. El único que confió un poco fue Saliba, pero el Madrid recibió el regalo con pereza. No mordió porque no tenía hambre, ¿cómo se arregla eso? Si en el club dudaban hace un año entre cambiar al entrenador o a un puñado de jugadores, ahora tienen que hacer las dos cosas. Pudieron hacerlo antes: este fracaso también es culpa de su inacción.

Cuando acabó el partido los futbolistas se quedaron compadreando, de risas con el rival. Nunca creyeron. "El Bernabéu debería aplaudir al equipo", había sentenciado Maldini poco antes en la retransmisión. Debía tener feligreses en la grada: ni un amago de bronca. La indiferencia es el peor mal, el más difícil de erradicar. Nunca han mandado en el Madrid los maldinis, y ahora es el peor momento para que lo hagan. Se encendieron las luces del antro: el Real Madrid está en peligro.

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el 'via crucis'

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el ‘via crucis’

Quien no ha tenido una pareja o un amante que siempre llega tarde, que te desespera en la espera. Cien veces decides irte y cien veces decides quedarte, porque crees que el final de la noche será único. Cuando no acude, lo maldices, pero sabes que volverás al mismo lugar, con la misma excitación, en la siguiente cita. Esa pareja o amante es el Madrid. Lo saben todos los que formaron la larga procesión secular al Bernabéu, esperanzados en una remontada que esta vez no se produjo, porque la cita exigía pasión, claro, pero a las mejores pasiones las acompañan las caricias, y nadie del Madrid se las ofreció a la pelota. El Arsenal lo hizo lo justo, suficiente no sólo para pasar a semifinales de la Champions, también para ganar en el Bernabéu. El Jueves Santo no va a impedir las maldiciones, aunque el fútbol tenga querencia por las estaciones de la Semana Santa: martirio y resurrección. El creyente Ancelotti tiene difícil la segunda. Ha empezado su via crucis. [Narración y estadísticas (1-2)]

El entrenador había hablado, entre medias sonrisas, de la cabeza, el corazón y los cojones. La máxima de las cuatro C la acuñó Seve Ballesteros. Ancelotti se olvidó de citar la primera: la calidad. El Madrid no la encontró en ningún momento, como si esta vuelta de cuartos fuera la metáfora y la hipérbole, ambas a la vez, de la temporada. La sobreexcitación no ayudó. De hecho, el Madrid empezó el partido por el final. Necesitaba tres goles para igualar la eliminatoria, tres goles en 90 minutos, y escogió la montonera. Está bien algo de descontrol, pero si es para descontrolar al contrario en la salida de toriles, en un arranque a fuego. Pasado ese tiempo, es necesario el juego.

El problema no es que el Madrid no lo encontrara en el Bernabéu, es que prácticamente no lo ha hecho en toda la temporada. El choque fue el collage de todos sus problemas estructurales a los que Ancelotti no ha encontrado solución desde la marcha de Kroos. La entrada de Modric, tardía, no sirve de nada porque no es el mismo Modric, y porque el croata no siente ya la jerarquía de antaño. Ceballos pasa por el centro del campo como unos padres por la habitación de un adolescente. Pone las cosas en su sitio, nada más.

Demasiados centros

Esta eliminación, esta derrota y esta impotencia va a pesar sobre la figura del italiano, cuando al via crucis le quedan dos paradas decisivas: la final de Copa y el clásico en Montjuïc, ambas ante el Barcelona, con ventaja en la Liga. Después de haber perdido ya dos este curso ante los azulgrana, el mayor aliado del Madrid es la estadística, porque es difícil perder cuatro. Ese Barça necesitaba un estímulo nuevo en el vestuario la temporada pasada y lo encontró. A Florentino Pérez le corresponde reflexionar acerca de si lo necesita el Madrid, con todo el respeto por el entrenador que más títulos ha ganado en la institución. Difícil análisis.

Ancelotti optó por lo esperado, con Valverde en el centro del campo, aunque ello supusiera dar el lateral a Lucas Vázquez. Pese a sus lagunas defensivas, fue de los más activos en su despliegue ofensivo, aunque una vez en los tres cuartos, el Madrid abusó de los centros, frontales muchos de ellos y fáciles de defender para el Arsenal. Ni un balón comprometido tuvo que sacar Raya de la portería del Arsenal en todo el primer tiempo. Courtois, en cambio, detuvo un 'penaltito' cometido por Asencio, cantado como un gol en el coliseo blanco, a Saka, un Panenka confundido, y otro disparo cruzado de Martinelli tras una contra.

Poco más hicieron los de Arteta, a la espera de que pasaran los minutos frente a la frustración blanca. Es el equipo de la Premier menos goleado, el que mejor defiende. Se siente cómodo en esa situación. La impresión es que mostró menos de lo que tiene, porque no lo necesitó, en el aspecto ofensivo. En una de sus triangulaciones se encontraron Odegaard, Mikel Merino y Saka para elevar sobre Courtois y redimirse del penalti. El efecto psicológico, pasada la hora, lo emborronó el propio Arsenal, con un error de Saliba que ofreció el gol a Vini.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.EFE

Nada cambió, en realidad, porque no había ideas con que cambiarlo, mientras el Arsenal, inteligente, intentaba jugar más tiempo en campo del Madrid, alejarlo de su área y refugiarse en largas posesiones. El control que pretendía Ancelotti, sin conseguirlo pese a dar entrada a Ceballos o Modric, lo tuvo siempre Arteta, un entrenador español de nueva generación que se presenta a lo grande en el mejor escenario posible. Martinelli culminó, a la contra, lo que el juego decía. Sólo se trataba de esperar el momento.

A Arteta le aguarda el PSG de Luis Enrique. El PSG en el que ya no juega Mbappé, que llegaba después de una patada de impotencia ante el Alavés. La impotencia continuó. El francés vino para ganar Champions después de ganar todo el dinero posible. Tendrá que esperar. Se movió por todas partes, pero sin la precisión adecuada, y dejó el campo lesionado. Tampoco acometió escaladas individuales, como intentó Vinicius desde el inicio, pero siempre perdedor frente a Timber, Saliba o Declan Rice, goleador en la ida y pletórico en la vuelta. La cruz que porta Ancelotti es también su cruz.