Los superpoderes de Lamine Yamal, un futbolista de Marvel: "Con 15 años ya era superior a jugadores de 20"

Los superpoderes de Lamine Yamal, un futbolista de Marvel: “Con 15 años ya era superior a jugadores de 20”

La precocidad siempre nos asombra, pero en ocasiones puede responder a las circunstancias del contexto, no a una capacidad extraordinaria. Julio César Baldivieso debutó en la liga profesional de Bolivia con 12 años y 362 días, y Freddy Adu fue, con 14 años, el jugador más joven en firmar un contrato profesional, en Estados Unidos en 2001, cuando la Major League Soccer empezaba a tomar forma. Esa precocidad no tiene nada que ver con la de Lamine Yamal, cuya irrupción en el primer mundo del fútbol, con 16 años, y su dominio con 17 es sólo comparable a la de mitos como Pelé o Maradona. Ni siquiera Messi hacía semejantes cosas a su edad. Cuando la precocidad va asociada a lo extraordinario no podemos justificarlo siquiera con el buen trabajo que se realiza en la Masía con los jóvenes, y del que Cubarsí, Casadó o Fermín constituyen una nueva prueba. No. Cabe únicamente hablar de superpoderes, como si a Lamine le hubiera ocurrido lo mismo que a Spiderman, al que picó una araña radiactiva, como si este futbolista fuera, en realidad, producto de la ficción. Jorge Valdano dijo tiempo atrás que Romario era un jugador de dibujos animados, por sus movimientos en el área. Lamine es mucho más, un superhéroe de Marvel.

Puede ser Spiderman cuando se desliza por la banda como si escalara una pared sin apenas tocarla. Puede ser el Capitán América, que siempre decide lo correcto para los suyos. Puede ser Thor si lo necesita para encontrar la solución en la contundencia cuando no hay más remedio, como hizo ante el Espanyol para poner su rúbrica al título de Liga o empatar ante Francia en la Eurocopa. Dos goles con el mismo trazo y golpeo. Un recorrido hacia adentro, en paralelo al área, y un disparo que recuerdan a los del mejor Messi, pero no a un Messi con 17 años.

Lamine marca ante el Espanyol.

Lamine marca ante el Espanyol.Enric FontcubertaEFE

El argentino debutó con esa edad en partido oficial con el primer equipo azulgrana, ante el Espanyol, pero su eclosión llegó después. Sumó 100 partidos a punto de cumplir los 21. Lamine jugó su primer partido oficial con el Barcelona a los 15 años, ante el Betis, y alcanzó el centenario en la ida frente al Inter, probablemente en su partido más completo como azulgrana.

Dada la colosal obra de Messi, probablemente el mejor jugador de la historia, la comparación es algo más que una irreverencia, un sacrilegio, pero es inevitable, al ser, además, producto de la misma crianza en la Masía. La cantera es el contexto que permite que el talento emerja, y ese éxito no se puede regatear a la Masía, pero no hay cantera que garantice que aparezcan semejantes talentos. Lo dijo claro Simone Inzaghi, después de dejar al Barça fuera de la final de la Champions: «Aparece un jugador como Lamine Yamal cada 50 años».

Más asistencias que goles

La comparación a propósito de los primeros 100 partidos ya deja, no obstante, algunos rasgos diferenciales. Messi marcó casi el doble de goles (41-22), mientras que Lamine ofreció más del doble de asistencias (33-15). Ambos calcaron las titularidades, con una más para el argentino (76-77). Se puede ser diferencial en el terreno de juego sin el gol como enseña, pero las grandes jerarquías y los premios lo exigen, y eso Lamine lo sabe. Durante el tramo intermedio de la temporada llegó a ofuscar al delantero, autor, en cambio, de tantos decisivos. Ha marcado en tres los cuatro clásicos jugados esta temporada, en todos menos en la final de Copa.

Las comparaciones, siempre odiosas, van a dar, pues, para mucho, pero antes hay que preguntarse si Lamine será capaz de sostenerse en la cima o el balón acabara por ser la piedra de Sísifo. El fútbol sirve ejemplos para todo. En caso de lograrlo, también hay que cuestionarse acerca de su progresión, cómo y dónde puede mejorar. Para obtener respuestas, nada como acercarse a quienes han trabajado de cerca con este nuevo Mozart de la pelota.

Lamine, durante un partido de Liga.

Lamine, durante un partido de Liga.Alberto EstevezEFE

Óscar López fue su último entrenador, en el Juvenil A azulgrana, desde donde subió al primer equipo, después de devorar etapas a bocados. «Eso que veis ahora, con 17 años, ya lo veíamos con 15, porque con esa edad se enfrentaba a jugadores de 20, en la Youth League, y los superaba», explica el técnico, al que tampoco sorprenden ejercicios de liderazgo como el que mostró ante el Inter. «Cuando vi el partido -prosigue- esa forma de echarse el equipo a la espalda, me acordé de un partido que jugamos contra el Mallorca. En el descanso perdíamos 2-0 y les dije a los jugadores las cosas que debíamos cambiar. Sin ningún miramiento ni una sola palabra, Lamine decidió cambiarlo todo por su cuenta».

Introvertido en el vestuario

Nacido en Esplugues de Llobregat pero criado en el barrio de Rocafonda de Mataró, en un entorno duro, el Barça hizo una excepción con Lamine, por consejo de Jordi Roura, para que residiera en la Masía, algo no habitual en los niños que viven en Barcelona o las poblaciones cercanas, y de ese modo evitar riesgos. López no cree que, hoy, existan: «Es muy maduro para su edad, sabe lo que cuestan las cosas y tiene claro lo que quiere. Es introvertido, pero siempre toma las decisiones adecuadas, como hace en el campo».

«Claro que tiene margen de mejora, pero lo que no veo es que eso afecte a su posición. Conmigo jugó de extremo, como ahora, y de interior, pero es en la primera posición donde es decisivo, dadas sus condiciones. No lo veo pasando al centro, como ocurrió con Messi». La izquierda es la pierna dominante de un jugador prácticamente ambidiestro, que juega en la derecha a pierna cambiada, desde donde cada diagonal hacia el centro, como en la que selló la Liga o marcó ante el Villarreal, es una muestra de superpoderes, mitad Spiderman, mitad Thor.

La celebración en Roma del Alcaraz y una preparación a su manera para asaltar Roland Garros: "Necesito asimilar lo que he hecho"

La celebración en Roma del Alcaraz y una preparación a su manera para asaltar Roland Garros: “Necesito asimilar lo que he hecho”

Antes de marcharse de la pista, con su trofeo del Masters 1000 de Roma en una mano y una botella de moscato Asti en la otra, Carlos Alcaraz lanzó un brindis al cielo que parecía un agradecimiento al público italiano, pero no lo era. En la parte alta de las gradas del Campo Centrale del Foro Itálico, una zona llamada Tribuna Internazionale, había unos cuantos de sus amigos de El Palmar y a ellos iba dirigido el gesto. Luego, como siempre en estas ocasiones, todos juntos se fueron a cenar a un buen restaurante. Pagaba el campeón.

Desde el mismo momento en el que se impuso a Jannik Sinner en la final por 7-6(5) y 6-1, a Alcaraz quisieron situarle ya en París, peleando por su segundo Roland Garros consecutivo, y nuevamente tuvo que reivindicar su manera de hacer las cosas. Una victoria hay que celebrarla. Pensar ya en el Grand Slam sería una tortura. Su estreno en la Philippe Chatrier llegará el próximo domingo y hasta entonces quedan unos días para festejar, desconectar y volver a motivarse. El lunes y el martes estará en Murcia sin entrenar, el miércoles volará a París para atender compromisos como la presentación del torneo oun acto de Babolat y no volverá a coger la raqueta hasta el jueves. «Se qué todos los ojos ya miran a París, pero ahora me toca disfrutar de la victoria con la familia, los amigos y el equipo y tomarme unos días de descanso. Necesito asimilar lo que he hecho», reconoció.

FILIPPO MONTEFORTEAFP

Hubo preguntas sobre Roland Garros en todas sus entrevistas post-partido y en la rueda de prensa, pero es que incluso Sinner nombró la cita en la ceremonia de premios. En un diálogo de buen rollo pese al conflicto generado alrededor de la sanción del italiano -y la ausencia de mensajes de ánimos del español-, le soltó de primeras: «Definitivamente serás el favorito cuando vayamos a París, nos volveremos a ver allí». Quizá era estrategia, una manera de aumentar la presión sobre su rival, pero no dejaba de ser una certeza. «Ahora mismo eres el mejor en tierra batida», aseveró a continuación, otra verdad.

Los puntos decisivos

En el último año natural, Alcaraz ha dominado la arcilla con títulos en Roland Garros y los Masters 1000 de Montecarlo y Roma y finales en los Juegos Olímpicos de París y el Trofeo Conde de Godó. En la superficie que menos premia la potencia en el saque, su tenis poliédrico es inabordable si su mente no le falla. En el Grand Slam, aunque su margen es amplio a cinco sets, quizá pueda equivocarse en alguna ronda temprana, pero si alcanza los partidos decisivos se supone invencible .

En la final del domingo ante Sinner volvió a demostrar que hay días en los que levita. Todo se decidió en unos minutos en el desenlace del primer set y ahí llegó la magia. Hasta entonces, ambos jugadores marcaron sus fortalezas, el número dos del mundo con la derecha y el número uno con el revés. No se hacían daño, cada uno con lo suyo, a veces geniales ambos, a veces erráticos. El esquema de juego de Alcaraz pasaba por alargar los intercambios para molestar con bolas altas y la táctica de Sinner, mejor con su servicio, todo lo contrario. Pero con 6-5, el italiano alcanzó el 15-40 e deshizo la igualdad.

Alessandra TarantinoAP

El peligro era mortal para el español. Si fallaba, si se precipitaba, si no atinaba, llegaría su sentencia. Pero, al contrario, se abrazó a la tranquilidad, jugó, forzó a Sinner a que repitiera errores y salvó la situación. Entonces sólo quedaba el tie-break, donde clavó dos saques directos a la línea y dibujó una volea que merecía un marco. En ese mismo instante, Sinner se rindió: en el segundo set no hubo competencia. El título ya era de Alcaraz, su séptimo título de Masters 1000 y, si sumamos los cuatro grandes, su undécima final ganada de 12 disputadas.

«Estoy muy orgulloso de cómo he enfocado el partido mentalmente. Tácticamente todo ha ido bien, pero sobre todo no he tenido altibajos, me he mantenido en mi mejor nivel durante todo el partido», admitió el español al acabar el encuentro, con ganas de festejar y de volar de vuelta a casa para preparar Roland Garros a su manera.

Los secretos de las chicas de oro del relevo español: The Mind, cambios que estudian los rivales y complicidad "como hermanas"

Los secretos de las chicas de oro del relevo español: The Mind, cambios que estudian los rivales y complicidad “como hermanas”

Eva Santidrián contesta al whatsapp a los pocos minutos. Las otras tres ni lo ven, entre el jet lag y el frenesí de su llegada a España desde Guangzhou, del insospechado boom mediático de su hazaña. Pero Blanca Hervás, Paula Sevilla y Daniela Fra responden después a la llamada del periodista a la primera. Es la normalidad dentro de lo extraordinario, cuatro jóvenes de oro, el estadillo del 4x400 español, no sólo por ganar el pasado fin de semana en el Estadio Tianhe el Campeonato del Mundo, por delante de Estados Unidos, principalmente por cómo lo hacen y también por la frescura, la espontaneidad y la alegría de su celebración.

Dos madrileñas, una manchega y una burgalesa, de entre 22 y 27 años. Cada una con una historia propia, pero también con tanto en común. Todas universitarias. Todas ambiciosas. Las Golden Bubbles las bautizaron hace tres años, en el Europeo de Múnich, donde se quedaron ya tan cerca del récord de España que ahora pulverizan una y otra vez. «Estábamos empezando a calentar para pasar a esa final y empezó a llover. El chubasquero de la Federación es dorado. Y una compañera dijo: 'Parecemos las burbujas Freixenet'. De ahí viene. Es un nombre que a la gente le gusta mucho y a nosotras también», explica Santidrián, la cuatrocentista más pura quizá del cuartero, cuatro veces campeona de España, la encargada de la segunda posta, la que debe conquistar la calle libre.

Ella recibió el relevo de Paula Sevilla, la más veterana y la última en llegar al grupo. Una auténtica revelación desde la velocidad, especialista en 200 metros. Que regresa de China con dos medallas al cuello. Pues ella también formó parte de otro póquer para la historia, el del 4x100, plata por delante de la Jamaica de Shelly-Ann Fraser-Pryce y Shericka Jackson junto a Esperança Cladera, Jaël Bestué y Maribel Pérez (con récord nacional de 42,18).

Sevilla, Santidrián, Fra y Hervás, durante la sesión de fotos.

Sevilla, Santidrián, Fra y Hervás, durante la sesión de fotos.JOSE AYMAMUNDO

La manchega de La Solana no esconde su timidez. «Soy muy vergonzosa. Me cuesta mucho abrirme. Pero es una parte importante también y yo la tenía pendiente de mejorar. Esto me está sirviendo», dice la mujer que igualó el récord de España de Sandra Myers (50,99) en pista cubierta, bronce en el último Europeo indoor de Apeldoorn. Una revolución. «Es la bondad en persona. Sólo suma, todo el rato pendiente de las demás», la define Blanca Hervás. «Es muy humilde. Es un amor, muy grande, gigante», sigue Daniela, la tercera en discordia, la que protagonizó uno de los momentos clave de la final.

Fra es especialista en vallas y con su entrega con Eva hicieron frotarse los ojos al resto. Nada al azar. «Llevamos mucho tiempo haciendo concentraciones para practicar los cambios», explica sobre el Plan Nacional de Relevos, donde tres técnicos en la sombra que merecen mención (Antonio Puig, Esther Lahoz y Berni Domínguez), elaboran como orfebres desde hace años el salto enorme del relevo español. «Ha sido clave en este campeonato. En mi posta, el cambio que hacemos Eva y yo es tan bueno que conseguimos meternos en segunda posición», reivindica. «Se colocan por delante de Sudáfrica. Y Daniela tiene la fuerza para adelantar a la americana. Y Blanca igual. Hacen unos movimientos muy inteligentes y eso lo ensayan muchísimo en estas concentraciones. Yo llegué la última y estoy aprendiendo. Pero ellas son verdaderas expertas», añade Sevilla. «Los otros países se fijan en cómo lo hacemos, nos estudian y aprenden», se sincera Santidrián.

Blanca Hervás, tras cruzar la línea de meta en Guangzhou.

Blanca Hervás, tras cruzar la línea de meta en Guangzhou.ALEX PLAVEVSKIEFE

Para siempre quedarán también la última vuelta a la pista, los brazos en cruz entrando a meta, la sonrisa magnética y viral de Blanca Hervás. Su adelantamiento a la americana, tan segura de sí misma, tan feroz. «Mis compañeras hicieron un papel perfecto, cada una lo clavó. Cuando Daniela me entrega el testigo, veo la velocidad a la que viene, la fuerza. Me la iba a entregar primera y yo iba a defender esa posición a muerte ante la americana o ante quien sea. No podía tirar por tierra el trabajo de mis compañeras», cuenta la de Aravaca, universitaria en Florida, currante ahora a media jornada como Product Manager en una empresa de Diseño de Estrategia, la gran promesa. «Mantuve la calma cuando me pasó. La que tenía más fuerza al final era yo, porque la americana tuvo el desgaste de los 200 primeros metros», recuerda.

Ella es licenciada en Dirección de Medios de Comunicación. Paula es profesora de Educación Física, aunque ha pospuesto las oposiciones. Eva tiene la carrera de Nutrición Humana y Dietética y está con un Máster. Como Daniela, licenciada en INEF. «Hay que tener un Plan B, porque todas sabemos que esto se acaba», resume Sevilla.

El otro gran secreto del éxito es su complicidad. «Somos como hermanas, amigas de verdad», cuentan las cuatro por separado, como un mantra. El grupo de whatshapp en el que intercambian confidencias y bromas. «Nos contamos los problemas, nuestras inseguridades y nos apoyamos», confiesa Sevilla. Los viajes, las concentraciones, los paseos por las ciudades, las tardes «haciendo el tonto» y las partidas a un juego de mesa que sirve también como pegamento colectivo. «El The Mind es un entretenimiento en equipo. Consiste en ponerse de acuerdo para ordenar números por conexión mental, sólo mirándonos, sin gestos. Es el juego del relevo. Nos enseñaron las de 4x100, pero las hemos superados. Nos reímos y hacemos equipo», explica Hervás, que olvidó su desliz en el Europeo de Apeldoorn (fueron cuartas) con un empeño: «Cruzar la meta sonriendo».

Sevilla, Santidrián, Fra y Hervás posan con sus medallas de oro.

Sevilla, Santidrián, Fra y Hervás posan con sus medallas de oro.JOSE AYMAMUNDO

Complicidad y rivalidad. Crecen juntas en su propia batalla. «Hay muy buen rollo, pero si no aprietas, no estás. La rivalidad nos hace mejores. Si a ti te va bien, a mí también. Es un círculo vicioso bastante chulo», admite Paula, que habla de la «parte emocional», de «correr por tu compañera». En la misma línea Blanca: «O mejoras o te quedas fuera. Esa lucha nos hace mejores». Todas recuerdan a las que no salieron en la foto, las suplentes, Carmen Avilés, Berta Segura, Herminia Parra y Bárbara Camblor.

Antes de Guangzhou, España nunca había subido al podio en unos World Athletics Relays. Solo tiene una medalla en relevos en la historia de los Mundiales, en pista cubierta (la plata en los 4x400 masculinos de 2022) y ninguna en pista ni en Mundiales ni en Juegos. El oro no significa que España, 12ª en los Juegos de París, sea la mejor del mundo (no estaban en China las mejores), pero el éxito conviene ponerlo en su justo valor. Dispara las expectativas. «Podemos soñar con estar en la final del Mundial de Tokio y competirla», cierra Santidrián de lo que sería casi más grande aún el próximo septiembre.

El Villarreal agua en parte la fiesta del Barça

El Villarreal agua en parte la fiesta del Barça

Actualizado Domingo, 18 mayo 2025 - 21:15

El Barça no pudo despedirse de Montjuïc con victoria. A pesar de que, por un momento pareció que sería capaz de cerrar una nueva remontada frente a un Villarreal muy serio en el césped, la intención se quedó esta vez en intento. Por mucho que Lamine Yamal, con un nuevo gol marca de la casa, y Fermín se encargaron de lograr que el 2-1 subiera al marcador después de que Ayoze adelantara a los visitantes, Santi Comesaña y Buchanan, ya en la segunda mitad, materializaron dos tantos aprovechando sendos errores defensivos que acabaron por darles finalmente la victoria a los de Marcelino. [2-3: Narración y estadísticas]

Un resultado que aguó, aunque fuera solo un poco, la esperada fiesta para celebrar la entrega del título de Liga asegurado matemáticamente el pasado jueves en Cornellà-El Prat. La grada, a pesar de todo, festejó con ganas el que, salvo novedad, fue por ahora el último partido oficial de los barcelonistas en su obligatorio destierro a la espera de volver al Spotify Camp Nou, por mucho que por un tiempo deba ser con ciertas incomodidades.

El Villarreal quizás aprovechó los ecos de la celebración del pasado viernes para ponerse por delante en Montjuïc muy pronto, en una acción en la que Pépé rompió el fuera de juego y asistió a Ayoze para que este batiera en el uno contra uno a Ter Stegen. Pero el Barça de Flick ya ha demostrado una y otra vez esta temporada que nunca baja los brazos. Y, de nuevo, se las arregló para llegar al descanso por delante en el marcador. Lamine Yamal, con otra acción como las firmadas frente al Real Madrid y el Espanyol, se encargó de enviar al fondo de la red el 1-1 en la recta final del primer tiempo. Y Fermín, en el añadido, puso el 2-1 con un zurdazo desde fuera del área tras rechace en un córner por parte de un rival que jugaba con 10 precisamente por la lesión del propio Ayoze.

Antes, también es cierto que los visitantes tuvieron alguna opción para ampliar un poco su ventaja inicial, pero no lo es menos que los azulgrana vieron a su vez cómo Luiz Junior se lucía ante sendos remates de Robert Lewandowski, Eric García y el propio Lamine.

El descanso, con todo, le sentó mucho al Villarreal. Apenas cinco minutos después de la reanudación, los visitantes lograron poner la igualada en el marcador gracias a un vistoso remate parabólico de Santi Comesaña que supo aprovechar muy bien una de esas desconexiones defensivas que tanto castigaron antaño a los azulgrana. Con el 2-2 en el marcador, los azulgrana se volcaron en busca de volver a ponerse por delante en el luminoso, abriendo así el desenlace de un partido que no pintaba precisamente que iba a terminar con empate. Las llegadas de los locales, no obstante, tuvieron más voluntad que peligro real y, en esas, serían los visitantes los golpearían de nuevo, por medio en este caso de un Buchanan que volvió a sacar partido de un nuevo.

Un gol de Berenguer deja a Mestalla sin fiesta de despedida

Actualizado Domingo, 18 mayo 2025 - 21:13

Al Valencia la temporada le pesa ya demasiado, tanto que Mestalla no fue una fiesta ante el Athletic, y no solo por la derrota que le endosó Berenguer con un gol por la escuadra imposible para Mamardashvili. Liberado de la tensión, el desgaste dejó al equipo de Corberán sin ideas y sin reservas para intentar el milagro de verse en la pelea de Europa. Cerrará el año ante el Betis para agarrarse a la mitad de la tabla, una posición para la que fue concebido. El resto fue una pesadilla y un sueño. [Narración y estadísticas: 0-1]

No es fácil jugar un sinfín de partidos a la vez y los valencianistas no supieron hacerlo. Necesitaban una carambola para seguir a la cola de Europa y empezó por mostrarse incapaz de cumplir con la premisa inicial: vencer al Athletic.

Ninguno anduvo relajado, pero tampoco la bajo tensión de deparara un duelo vibrante que activara a la grada. Los leones ya tienen la Champions en el bolsillo y ni siquiera miraban de reojo lo que hacía el Villarreal en Montjuïc. Lo único que les queda en juego es la honra agarrar la cuarta plaza que han tenido casi todo el año . Eso sí, Valverde no alineó a Iñaki Williams de inicio pero sí recuperó el colmillo de Sancet para que arrancara inquietando a Mamardashivili, coreado y emocionado en su último partido como valencianista antes de marcharse a Liverpool.

La respuesta fue un tiro cruzado de Rioja que salvó Unai Simón y, de ese saque de esquina en jugada ensayada, casi saca oro Tárrega. El Valencia intentaba manejar el juego, con tantas imprecisiones que permitía al Athletic dejar que se asentara con comodidad. No había quien quebrara la igualdad porque los duelos estaban equilibrado. Gayà frenaba a Berenguer y le obligaba a vigilancias y Barrenechea, vigilado desde la grada por Unai Emery, recuperaba con un ojo en Sancet y otro en la pelea con Beñat Prados.

A partir de los 20 minutos, los leones empezaron a enseñar las garras. Lo hizo Guruceta con un taconazo a un centro de Lekue que a punto estuvo de sorprender al meta georgiano. Lo mismo le ocurrió a Unai Simón, esforzado en frenar a un Diego López endiablado a la contra. Dos ocasiones creó el Athletic antes del descanso, un remate alto de Sancet, muy forzado, un falta desde la frontal que estrelló en la barrera. Sin embargo, la parada de la tarde fue la de Unai en una mano al testarazo a bocajarro de Diakhaby a remate de córner.

El descanso no cambió el partido. Las escaramuzas seguían apareciendo... y los errores. Si entre Rioja y Sadiq forzaron a Yuri a evitar que el nigeriano fusilara a Simón, Mamardashvili salvó un derechazo de Guruceta, cómodo, desde la frontal.

Berenguer celebra el gol marcado a Mamardashvili.

Berenguer celebra el gol marcado a Mamardashvili.EFE

No había chispa en el duelo y los técnicos miraron a los banquillos. Aunque Sadiq andaba muy impreciso, Corberán prefirió sacar del campo a Diego López buscando el control de Iván Jaime. Valverde buscó su revolución con Unai Gómez e Iñaki Williams. Parecía que nada iba a cambiar cuando apareció Berenguer, cambiado de banda y, desde la izquierda fue perfilándose hasta llegar a la frontal para soltar un derechazo a la escuadra imposible de Mamardashvili. El Athletic ya había encontrado premio para enfado de Mestalla. Por momentos se olvidó el estadio de lo mucho que se había sufrido y reclamó algo más a sus jugadores. Y es que Unai Gómez obligó de nuevo al portero valencianista en un remate a centro de Iñaki.

El final del partido lo que desató fue la nostalgia. El golpe de realidad de que el Valencia perderá a su mejor portero en los últimos años, un guardameta que ha sumado muchos puntos, y también a uno de sus capitanes. Jaume Domenech acaba su etapa en el Valencia con el recuerdo de su figura subido al larguero de la portería del Villamarín tras ganar la Copa del Rey en 2019. La plantilla le manteó y Mestalla le ovacionó.

Mbappé agarra el Pichichi y el Madrid, con el mínimo esfuerzo, gana a un Sevilla con nueve

Mbappé agarra el Pichichi y el Madrid, con el mínimo esfuerzo, gana a un Sevilla con nueve

Kylian Mbappé tiró del carro del Real Madrid del mínimo esfuerzo en el Pizjuán, donde los blancos superaron al Sevilla con goles del francés y de Bellingham tras ver dos rojas el cuadro andaluz. El delantero asegura así el Pichichi, ya que supera en tres goles a Lewandowski, y aprieta en la pelea por la Bota de Oro. Necesita dos tantos en la última jornada para igualar a Gyokeres, que ya ha terminado la liga en el Sporting de Portugal.

Ancelotti, manteniendo la jerarquía del vestuario, le entregó la titularidad a Vallejo a pesar de su inactividad y de lo escaso que había en juego, lejos el italiano de apostar por una pareja canterana en el centro de la defensa. Premió así Carletto a Jesús por su asistencia intersemanal en el duelo ante el Mallorca y lo situó al lado de Jacobo Ramón, héroe contra los baleares e irregular en el Pizjuán.

Sin defensas, sin Vinicius y sin motivación competitiva, este Madrid pende únicamente de las ganas de Mbappé por ser Pichichi, del ímpetu momentáneo de los jóvenes Güler y Endrick y de la profesionalidad de pesos pesados como Valverde y Modric. Así dominó por instantes a un Sevilla salvado del descenso pero abandonado por una afición enfadada con los directivos de su club. El partido, otros años un hervidero en Nervión, se transformó en un duelo insípido, condicionado por las dos tarjetas rojas que Busquets Ferrer sacó a Badé e Isaac Romero.

En el minuto 12, el central francés detuvo con un agarrón a Mbappé cuando era el último defensa y el colegiado no dudó en castigarle con la expulsión. Se quedó con uno menos el equipo de Caparrós y pudo morir ahí el duelo, pero los sevillanos aguantaron la inferioridad y el Madrid, pensando en las vacaciones, en el Mundial de Clubes, en las despedidas y en los fichajes, no subió la marcha.

Lo intentó Endrick tras un pase al hueco de Güler y Valverde con un disparo que despejó la defensa, pero los blancos apenas intimidaron la portería de Nyland. Ancelotti escoró a Endrick a la derecha para intentar generar más espacios y dar algo más de mordiente al carril diestro del equipo, y el brasileño respondió con más ganas de fútbol. Es un rematador nato, más potente que técnico, y a pesar de tener un sprint interesante para jugar en banda, le falta regate y claridad en el último pase.

El Madrid asentó sus ideas en los pies de Modric, el que más fácil vio el fútbol, como casi siempre. De su exterior salió un pase al hueco a Mbappé que el francés, presionado por Gudelj, definió desviado ante Nyland.

El mismo error que tuvo Pascual en el área madridista. El delantero aprovechó un error de Jacobo Ramón en salida para plantarse sólo contra Lunin, pero remató desviado al lateral de la red.

Tras el descanso, Isaac Romero terminó de regalar el partido. Al minuto de entrar, el delantero clavó sus tacos en la pierna de Tchouaméni y Busquets Ferrer, avisado por el VAR, le sacó la roja tras ver la acción en la pantalla.

Con dos menos, los andaluces aguantaron casi media hora épica, dominando por momentos el balón, hasta que en el 74 Mbappé se jugó un disparo raso desde lejos que sorprendió a Nyland y se coló en las redes sevillistas.

Fue la culminación del asedio, más por inercia que por ganas, del conjunto blanco sobre la portería local. Lo habían intentado Bellingham y Valverde, apenas dos disparos a puerta en treinta minutos contra nueve jugadores. Una estadística que explicó a la perfección las sensaciones de un equipo, el Madrid, desconectado de la competición.

El tanto de Mbappé, el más incisivo de los blancos buscando cerrar el Pichichi (le saca tres a Lewandowski) y acortar distancias en la lucha por la Bota de Oro (necesita dos goles para empatar a Gyokeres), hundió del todo al Sevilla, sentenciado con el gol de Bellingham en el 86, cocinado por los canteranos Víctor Muñoz y Gonzalo García. El primero puso un centro al área, el segundo lo cabeceó hacia portería y el inglés, que vio una amarilla y no disputará la última jornada, lo remató a pocos centímetros de la línea.

El Madrid cumplió bajo mínimos en su visita al Pizjuán, la última del curso, y terminará la temporada en casa contra la Real Sociedad en lo que será el final de la etapa de Carlo Ancelotti en el banquillo del Bernabéu. En juego, sólo los homenajes.

El Atlético vuelve a golear en casa para despedir al Betis de la Champions

El Atlético vuelve a golear en casa para despedir al Betis de la Champions

Puede que no tengas objetivos, pero en tu casa siempre hay una cierta vergüenza que nunca se debe de perder. El Atlético lo tuvo presente contra la Real y lo volvió a tener contra el Betis. Le hizo cuatro tras un gran primer tiempo y tras aprovechar que los sevillanos tenían la cabeza en otros menesteres. En 10 días se juegan el primer título europeo de su historia y eso son palabras mayores. [Narración y estadísticas, 4-1]

Así, el primer disparo del encuentro fue de un Samu Lino extra motivado. Quiere el brasileño recuperar la versión que le hizo titular el curso pasado y que éste, por lesiones o por no aprovechar las oportunidades que le ha dado Simeone, no ha podido mostrar. Junto a él, el equipo al completo se mostró también más agresivo y mandón que en sus dos últimas salidas.

Pero hay un jugador que por calidad y por ganas nunca se le va a poder poner ni un pero a sus actuaciones. Julián Álvarez demostró en el minuto 10 que cada euro invertido en él ha sido una ganga. Quiso el argentino botar la fea falta que le hicieron a De Paul, algo más lejos de la corona del área, para dibujar una obra maestra. El balón marcó una parábola digna de compás para colarse en la escuadra de un Adrián que se estiró para mejorar el cuadro. Maravilloso.

El Atlético apabullaba a un Betis, que pareció dar por perdida la posibilidad de Champions desde la alineación. Pelegrini no quiere sorpresas en Polonia y reservó a sus dos primeros espadas: Isco y Antony de salida. Y el equipo lo notó tanto que en el minuto 20 el VAR les salvó de ir 2-0 por un fuera de juego de Sorloth. Quería el noruego si no repetir, volver a exhibir un poderío similar al mostrado ante la Real. La suerte y su corpachón le brindaron otra oportunidad poco después a pase de Julián, pero metió el pie demasiado abajo y su mano a mano ante Adrián se le fue alto.

Pero la tarde estaba más para Julián, o quería él que lo estuviera. El argentino decidió hacer un eslalon maradoniano a la media hora de encuentro que, si el palo no llega a interponerse, convierte el Metropolitano en un manicomio. El delantero fue superando jugadores verdiblancos como si fueran conos desde el ala derecha hasta llegar al área pequeña defendida por Adrián. Suspiró el veterano portero ante la ayuda de la madera.

Aunque luego respondió bien en dos acciones. Lo primero para desbaratar un remate de Sorloth a bocajarro tras una jugada al primer toque de varios futbolistas rojiblancos, lo segundo para adelantarse a Julián tras un gran pase en profundidad de De Paul. Están respondiendo bien los guardametas béticos a la alternancia que propone Pellegrini, y es raro.

De hecho, en el doble duelo que tuvo con Le Normand antes del descanso, tuvo una de cal y otra de arena. Si consiguió detener el primer cabezazo del central hispanofrancés, le fue imposible hacerlo con el segundo. Sólo estaba en el área pequeña el 24 rojiblanco y la alojó sin problemas en la red.

Respuesta inerme

El técnico verdiblanco sacó la artillería en la segunda mitad. Isco y Antony debían cambiar la imagen de un Betis superado por la energía rojiblanca en la primera. El equipo lo notó desde el silbato, atrapó la bola y el brasileño ya remató en los primeros tres minutos. Pero el Atlético no es un rival que desprecie el esfuerzo defensivo y las contras.

Al cumplirse el primer cuarto de hora del segundo tiempo, Cordero Vega tuvo que detener el encuentro por protocolo médico. Un aficionado tuvo que ser atendido en el fondo sur del estadio y esto produjo un parón de unos cinco minutos, que no desentonó la buena salida del Betis. De hecho, poco después de la reanudación, una preciosa jugada terminó con el empate verdiblanco con una media volea de Pablo Fornals a pase de Lo Celso.

Pero tardó poco en responder el de siempre. Lo hizo tras una preciosa jugada rojiblanca que terminó en las botas de Griezmann frente a Adrián. El francés, que siempre tiene una idea mejor, vio a Julián solo en área pequeña, y el argentino empujó el balón para su doblete. Ese tanto ya rindió al Betis y le puso mirando a Polonia. El Chelsea esperaba. Molina hizo el cuarto, aunque fue anulado, pero Correa sí acertó para conseguirlo ante un conjunto sevillano ya rendido. Quizás fuera el último del 10 con la rojiblanca. Otro que pudo despedirse de su afición fue Axel Witsel, el belga contó poco este año y tiene todas las papeletas para salir en verano. Despedida y Cierre

Alcaraz-Sinner, el Clásico de la próxima década

Actualizado Domingo, 18 mayo 2025 - 21:08

Alcaraz contra Sinner, o Sinner contra Alcaraz. Tanto da. Es el partido que más apetece ver, el que despierta mayor ilusión entre los aficionados al tenis y diría, incluso, que entre quienes no siguen regularmente este deporte. Es el Clásico, así, con mayúsculas, de la próxima década. Dos jóvenes ganadores, pujantes, apenas separados por un año, dispuestos a pelear por todo. No olvidemos que el año pasado se repartieron los cuatro títulos del Grand Slam. Y el desenlace podría ser similar en este curso. Dos estilos distintos, un contraste que agrega atractivos a la rivalidad. Alcaraz, más imaginativo pero también más inconstante, como si a veces se aburriese, sabedor de su extraordinario talento. Sinner, más estable. Más monocorde también.

Ganó Alcaraz, que cuenta con mejores argumentos sobre arcilla y vio cómo su oponente se disolvía tras dejar pasar dos pelotas de set antes del desempate. Dio la impresión de que Sinner se preguntaba: «Si con todo lo que he hecho en el primer parcial no he podido ganarlo, ¿qué habré de hacer ahora?».

Porque el número 1 del mundo jugó mucho y bien, siempre a una marcha muy alta, restando tiempo a cualquiera de las acciones del español. Pero Alcaraz sabe ralentizar más los partidos, cambiar ritmos y alturas y sigue contando con un arma tan exquisita como es su dejada.

Para él, al fin y al cabo, se trataba de una final más en un Masters 1000. Sinner tenía presión añadida: jugaba en casa y estaba a una victoria de completar un regreso colosal a las pistas. Físicamente también pudo pesarle el desgaste de las dos semanas. Si hubiera ganado el primer set, tal vez el partido habría sido otro.

Campeón en Montecarlo y en Roma, Alcaraz se presentará en Roland Garros en una situación idílica. Ha gestionado bien los torneos disputados y en todos ha competido cuando estaba en plenitud física. Se le escapó el Conde de Godó, condicionado por los problemas físicos en la final ante un gran Holger Rune. Dado el grado de exigencia del circuito y con Madrid y Roma jugándose a dos semanas, lo importante es llegar en las mejores condiciones al verdadero objetivo de la gira sobre tierra batida.

Déjenme rendir honores a Jasmine Paolini, que se hizo grande en su propia casa superando a Coco Gauff en la final y llevándose, además, el título de dobles. Enorme mérito el de la jugadora italiana al conquistar su segundo WTA 1000 frente a una rival tan dura como Gauff, reciente finalista en Madrid, quien, no obstante, acusó la fatiga acumulada.

Un infarto de un aficionado, que terminó estabilizado y trasladado a un hospital, detiene el Atlético - Betis unos minutos

Un infarto de un aficionado, que terminó estabilizado y trasladado a un hospital, detiene el Atlético – Betis unos minutos

No habían transcurrido diez minutos de la segunda mitad cuando el árbitro del Atlético - Betis, Adrián Cordero Vega, detuvo el encuentro por protocolo sanitario. Fueron, inicialmente unos instantes, hasta que, pese a la protesta de la grada, el juego se volvió a reanudar.

No obstante, la situación del aficionado obligó al colegiado poco después y por segunda vez, a parar el partido. Al parecer, según fuentes policiales, se trató de un infarto de un varón de unos 50 años que fue tratado por los servicios de Emergencia en los vomitorios del fondo Sur del Metropolitano.

Tras unos angustiosos minutos, la megafonía del estadio anunció que la persona había conseguido ser estabilizada y trasladada a un hospital. El juego volvería a reanudarse tras diez minutos parado, pero los aficionados del Frente Atlético decidieron no volver a sus butacas.

El grupo radical rojiblanco se quejó en redes de que la Policía había aprovechado la asistencia sanitaria para requisar material que portaban aficionado de este fondo. Hablaron de un "atropello injustificado" al disponer las Fuerzas y Cuerpos del Estado a niños y personas mayores "retenidas contra la pared", escribían en X.

Aston Martin y el clavo ardiendo

Aston Martin y el clavo ardiendo

Actualizado Domingo, 18 mayo 2025 - 20:29

Han sido dos años de calvario. Dos años de estepa, de desierto. Dos temporadas sin brújula ni rumbo. Meses de carreras desperdiciadas sin entender qué estaba ocurriendo. Sin tener muy claro qué es lo que había pasado con un proyecto que había brillado en 2023, pero que se fue diluyendo con el paso del tiempo y la evolución de los rivales. Más allá de los cero puntos de Aston Martin en Imola, hay muchas conclusiones positivas que extraer del mejor fin de semana del equipo desde principios de la temporada pasada.

La primera es la confirmación de que cualquier pequeña novedad que introduzcan en el coche puede generar un gran salto adelante. De ser el noveno o décimo equipo en clasificación y ritmo de carrera en los últimos grandes premios, Aston Martin se metió en Imola con sus dos coches en el top 10 de la parrilla. Y no sólo eso. Pasó de luchar (y a veces perder) en carrera con los Sauber y los Haas a aguantarle el ritmo a un Mercedes, un Williams o un Red Bull. No haber sacado premio de ello tiene una relación determinante con el reparto de fortunas en un domingo donde los coches de seguridad convirtieron la carrera en una lotería.

La segunda conclusión es que, por fin, Aston Martin ha presentado una novedad que es también una evolución, una mejora. Y no es sólo un cambio de tendencia, sino fundamentalmente un alivio. El equipo verde no había introducido ni una sola pieza nueva desde que empezó 2025. Temían precipitarse, temían equivocarse, temían confundirse de nuevo. Les asustaba la idea de que otra vez meter algo en el monoplaza pudiera hacerlo más lento o más difícil de conducir. Querían estar seguros de presentar algo que realmente el túnel del viento y el análisis de los ordenadores presumiese que podía funcionar.

Y luego ponerlo en la pista, hacer la prueba del algodón definitiva que pudiese confirmar que lo que dicen las nuevas herramientas lo ratifica el asfalto. En Imola, por primera vez en mucho tiempo, fue así. Esto abre una puerta de esperanza. El primer paso para mejorar es entender por qué mejoras. Y para entenderlo tiene que aparecer la palabra mágica de la F1: correlación. Ese es nuestro clavo ardiendo al que tenemos que aferrarnos para poder pensar después en Adrian Newey. Sin correlación, Newey no sirve de nada.

Aston Martin ha dado un pequeño paso hacia delante, pero mucha gente dentro del equipo ha respirado aliviada. Con unas herramientas de última generación que funcionan se puede pensar con más entusiasmo y esperanza en 2026.

También tenemos esperanza en Williams. El coche de Carlos Sainz es definitivamente el quinto de la parrilla y en algunos momentos el cuarto o incluso el tercero. Independientemente de los errores de gestión que han perjudicado notablemente a Carlos en las dos últimas citas, el FW47 corre y Carlos también. El madrileño acumula cuatro carreras consecutivas derrotando a Alex Albon en clasificación y sólo la elección de estrategias ha evitado que la cosecha de puntos no haya sido aún mayor. Esta es una temporada de transición para algunos, de aprendizaje. Un año para pulir defectos y llegar a 2026 con todo alineado para ver si suena la flauta y te sale un coche con el que poder luchar por todo.

McLaren lo tiene, pero en Imola, al igual que en Japón, desperdiciaron la oportunidad. Aviso a navegantes: dejar vivo a un depredador herido como Max Verstappen no suele salir bien. Max y Red Bull lo hicieron todo perfecto para poner un titular de oro a su carrera número 400. El piloto arriesgó en la salida, le robó la cartera a Oscar Piastri, McLaren se pegó después un tiro en el pie al pararle pronto y Mad Max salió del séptimo gran evento del año con una desventaja de sólo 22 puntos. McLaren volvió a ejecutar mal una carrera. Mala estrategia, mal trabajo en equipo... Puede que a la larga se acuerden de Imola y lamenten no haberlo hecho de forma diferente.