Antía Jácome y el "lado coqueto" de las deportistas: "Luego la gente flipa cuando me ve en la canoa tan musculada"

Antía Jácome y el “lado coqueto” de las deportistas: “Luego la gente flipa cuando me ve en la canoa tan musculada”

«¿Mis hobbies? Me gusta hacerme las uñas. Me las hago yo, tardo tres horas, así que no me da mucho para otra cosa», bromea Antía Jácome (Pontevedra, 1999) mientras enseña sus manos. En su mirada de ojos impresionantemente grandes y azules se refleja el dorado de las dos medallas que anhela en París, una gallega menuda y fortísima que pasó su adolescencia en Sevilla y ahora vive y entrena en Mallorca, paladas de ambición y un «lado coqueto» que reivindica con un discurso decidido: «Me gusta ir mona. Que se vea que una chica deportista puede ir guapa a entrenar. La gente flipa cuando me ve vestida normal y luego en la canoa muy musculada».

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El piragüismo es el gran caladero de medallas para España y en Tokio descubrió a Antía, quinta en su primera experiencia, la primera canoísta nacional de la historia, un rayo en el C1 200. Ahora, cambiada «al 99% física y mentalmente», no sólo luchará por un oro, lo hará por dos, porque descubrió en su gran rival, María Corbera, a su gran compañera. Y esa ambivalencia deber ser todo un éxito en el Estadio Naútico de Vaires-sur-Marne. «Nos llevamos muy bien y eso le quita tensión al barco individual, que es donde está la rivalidad. Ahí somos otras personas, somos competitivas, lo llevamos dentro. Si otra me apretase las tuercas como lo hace María...», explica Antía de María, a la que dejó fuera de los pasados Juegos y viceversa en el último Mundial y con la que aguarda ansiosa ese gran 500 que «todavía está por venir».

Ese «mal rollo» pretérito ahora es complicidad. Un objetivo común y personalidades en las Antípodas. «Yo me despierto, me echo mis 800 cremas, me maquillo, me pinto las pestañas, me hago la coleta y las trenzas bien. No puedo tener ni un pelo por fuera. Ese es mi ritual, todo perfecto. María es todo lo contrario, le da exactamente igual. Va con el moño con un pelo para cada lado y me pone muy nerviosa. Le digo: '¿Quieres un poco de fijador para el pelo?'», ríe la gallega, que descubrió el piragüismo a los 12 años, cuando acompañaba a su padre en una travesía a nado en la playa de La Lanzada.

Antía Jácome posa para EL MUNDO.

Antía Jácome posa para EL MUNDO.SERGIO ENRIQUEZ-NISTALMUNDO

Antía fue diploma (5ª) en Tokio con 21 años y ya es doble campeona de Europa y plata Mundial el año pasado en tres modalidades en Duisburgo. Pero la resaca olímpica supuso un trauma. «Me fisuré una costilla y estuve tres meses sin tocar la canoa, era muy doloroso. Y en el selectivo me ganó María y me sacó la plaza para el Mundial. No podía competir, no tenía nada. Y a la vuelta, mis entrenadores se fueron [Marcel y Georgina Glavan, que ficharon por China, el gran rival], dimitieron sin avisarme después de seis años. Fue todo el año terrible. Un bajón enorme. Me recompuse como pude», detalla quien se trasladó a Mallorca con el grupo de Kiko Martín y empezó «a disfrutar» y a valorarse a sí misma. «Salí fortalecida, siempre me estaba comiendo la cabeza, con miedo a que pensasen que no podía», cuenta quien, para celebrar ese resurgir, el verano pasado se fue a un voluntariado a Kenia que le cambió la vida.

«Fue una experiencia diferente a todo lo que había vivido, con sensaciones extrañas. Te sientes mal, porque nos quejamos por cosas sin importancia. Quiero volver y vivir eso desde dentro, ayudar a las mujeres en riesgo, a los niños en la educación. Repetiré pronto». Tal vez no después de París, donde espera poder hacer surf y salir de fiesta. Porque Antía son dos. Dentro del barco, «muy competitiva, autoexigente» y fuera, «muy alocada».

La fiesta de Campazzo deja al Real Madrid a un paso de la Final Four

La fiesta de Campazzo deja al Real Madrid a un paso de la Final Four

El Real Madrid acaricia la Final Four, la novena en 12 años, la costumbre de quien regresó para quedarse al lugar que le correspondía en el Olimpo de Europa. Berlín está ya a un solo escalón, tan diferente esta vez de los apuros del camino hacia Kaunas hace un año, aunque luego aquello acabara en una Euroliga inolvidable. El Baskonia no le aguanta el pulso y con otro ejercicio de consistencia y acierto los de Chus Mateo ya mandan 2-0. [101-90: Narración y estadísticas]

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Han resultado 80 minutos de baloncesto cinco estrellas del Madrid, despejando cualquier atisbo de duda. Como si necesitara ya el rock and roll competitivo de unos cuartos de final. Ahora es el Campazzo inabordable (24 puntos, siete asistencias...), la pareja Tavares-Poirier demostrando que no hay torres iguales, el poderío de Hezonja (pese a su pueril expulsión) y la guinda que supone la sabiduría competitiva de Llull, Rudy y el Chacho, los que verdaderamente marcaron la diferencia hace un año. Todo ese cóctel bien agitado resulta un torrente de baloncesto. Y el Baskonia, sin chispa, sin Moneke y con no demasiados argumentos en defensa, es incapaz de contenerlo.

Hablaba Mateo de la "ambición que lleva a mover más rápido las piernas", eso que ha echado de menos en sus pupilos en este extraño periodo de entreguerras. Sólo hay que ver ahora a Campazzo de nuevo dominando la cancha como si fuera el joystick de una videoconsola, frenando, acelerando, divirtiendo y divirtiéndose. Fue el Facu del arranca del curso, el que volvió de Belgrado con más hambre todavía. En esa primera parte en la que los de Dusko Ivanovic se empeñaban en agarrarse a la noche a base de triples (10 al descanso), el Madrid contestaba por todos los flancos.

El primer meneo lo propiciaron desde el banquillo Llull y Poirier. El balear, homenajeado y liberado por su récord histórico de triples, enchufó tres para empezar y encontró en el francés al dominador de la pintura perfecto. Uno encadenaba triples y el otro tapones y ahí se unió el Chacho para poner el más 10 (37-27) en un abrir y cerrar de ojos. Aún así se reenganchó el Baskonia, con el perímetro como aliado, un poquito de Howard y el Marinkovic de las noches buenas.

Chacho y Rudy defiende a Chiozza, en el WiZink.

Chacho y Rudy defiende a Chiozza, en el WiZink.Kiko HuescaEFE

La dinámica fue similar a la vuelta de vestuarios, con la aparición rotunda de Yabusele: un Madrid dominador y un Baskonia que no se arredraba, que se agarraba como podía, consciente que un 2-0 es mortal (sólo el propio Madrid, el año pasado ante el Partizán, fue capaz de levantar una losa así). Pero no había forma, porque empujaban y empujaban los blancos y el dique azulgrana se resquebrajaba. Otro triple de Campazzo, otro mate a la contra de Yabu, dos más de un Tavares cada vez más cerca de su nivel óptimo estiraron la máxima (74-60) al final del tercer acto.

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Y el 12-0 del arranque del cuarto final (85-63) fue ya la estocada, quien sabe si incluso de la serie. Porque no hay resquicio en este Madrid, tan pleno (otra vez por encima de los 100) que vuelve a asustar. Todo tan plácido y sentenciado que llamó poderosamente la atención la expulsión de Hezonja. Esa cabecita le volvió a jugar una mala pasada, cabreadísimo con el árbitro Pukl hasta el punto de que tuvieron que sacarle de la pista.

El crecimiento exponencial de los Thunder, el aspirante inesperado al anillo: "demasiado jóvenes", rondas de 'draft' y la estrella de Shai

El crecimiento exponencial de los Thunder, el aspirante inesperado al anillo: “demasiado jóvenes”, rondas de ‘draft’ y la estrella de Shai

Ni las predicciones más optimistas. Los Thunder no entraban en ninguna quiniela al anillo e incluso ahora, partiendo desde la 'pole' del Oeste a los playoffs -ya dominan 2-0 a los Pelicans en primera ronda-, muchos no les dan demasiado recorrido. Cuesta creérselos porque hace nada estaban en las catacumbas de la NBA, acumulando nostalgia, derrotas y rondas de draft (15 primeras y 22 segundas de aquí a 2030...) que parecían no tener sentido. Sin embargo, el plan a largo plazo de su arquitecto, el General Manager Sam Presti, esta vez ha funcionado.

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Y eso que el dirigente ya conoció el fracaso cuando todos los focos apuntaban a esa franquicia que se había instalado en Oklahoma City desde Seattle en 2008 (los míticos y añorados Supersonics) y que juntó en tres temporadas a Kevin Durant, Russell Westbrook y James Harden (y Serge Ibaka). Lo que parecía un trío insuperable resultó incapaz de ganar la NBA. Lo más cerca que estuvo fue en las Finales de 2012 y todo se desintegró. Hasta ahora.

Ahora, la juventud asombra. Los Thunder que dirige desde el banquillo Mark Daigneault (39 años), quien, en su cuarta temporada va a ser nombrado entrenador del año por unanimidad, tienen una edad media de menos de 24 años. Sólo se pueden comparar a los Spurs, pero unos han quedado últimos del Oeste y los otros primeros. "He escuchado que somos demasiado jóvenes todo el año. No va a cambiar. Probablemente seremos jóvenes durante otros cuatro o cinco años. No nos preocupamos por eso. Nos centramos en lo que sucede entre estas cuatro paredes", desafía su estrella, Shai Gilgeous-Alexander, el titular más 'veterano' con 25 años.

El equipo de Oklahoma ha ganado 57 partidos, 16 más que la temporada pasada (play in) y 16 más que la anterior. Un brutal crecimiento exponencial. Igualados con los Nuggets, han logrado la corona del salvaje Oeste. Y nadie lo hizo con menos edad (ni los Suns de 2005). De hecho, en la historia de la NBA nadie ganó el anillo con semejante precocidad en sus jugadores. Lo más parecido serían los Blazers del 77 y los Warriors del 56.

Mark Daigneault, en el banquillo de los Thunder.

Mark Daigneault, en el banquillo de los Thunder.Kyle PhillipsAP

"No estamos aquí por un accidente. Hubo mucho trabajo por el camino", reivindicaba Chet Holmgren tras lograr el galardón en la última jornada de la temporada regular. El gigante es uno de los secretos del éxito. Su irrupción tras no poder debutar en su temporada rookie a causa de una lesión ha sido fundamental con 16,5 puntos, 7,9 rebotes y 2,3 tapones por partido y una competitividad insospechada, hasta el punto de discutirle por momentos el premio de rookie del año al mismísimo Victor Wembanyama. Completa un quinteto junto al prometedor Jalen Williams, el australiano Josh Giddey y el todoterreno Luguentz Dort. La estrella, sin discusión, es Shai.

El canadiense es una reinvención en sí mismo, un claro ejemplo de ir superando expectativas. Llegó a los Thunder vía traspaso, en el paquete por Paul George en 2019. Y fue creciendo hasta colarse en la mismísima discusión por el MVP, en la que sólo le superan Nikola Jokic y Luka Doncic. "Es un base de la vieja escuela NBA. No tira triples y triples, juega un poco lento, cambia de ritmo muchísimo. Es probablemente el jugador con el que más disfruto", aseguraba Derek Fisher, ex de los Thunder, en una entrevista a EL MUNDO.

Shai Gilgeous-Alexander, durante un partido reciente de los Thunder.

Shai Gilgeous-Alexander, durante un partido reciente de los Thunder.JOSHUA GATELEYGetty Images via AFP

Shai es hijo de Charmaine Gilgeous, ex velocista que corrió los 400 metros en Barcelona 92 por Antigua y Barbuda y que fue una madre soltera que inyectó la disciplina en sus vástagos en el suburbio de Hamilton (Ontario). El base ha ido creciendo paso a paso. Durante la pandemia transformó totalmente su físico y aprovechó la influencia de Chris Paul como compañero (casi un hermano mayor) para evolucionar su juego. Esta temporada, tras un verano en el que lideró a Canadá hasta el bronce Mundial, ha crecido en todos los aspectos estadísticos. Es el tercer máximo anotador de la liga (30,1 puntos) y el mejor ladrón (2). Y se convirtió en el tercer jugador en la historia en promediar más de 30 puntos, dos robos por partido y 50% de tiros en una temporada, uniéndose a Stephen Curry y Michael Jordan.

"Es como si fuera adicto a la sensación de mejorar. He llegado hasta aquí. He trabajado tan duro. Y sólo puedo hacerlo durante 10 años más, si tengo suerte. Entonces, ¿por qué no, durante los próximos 10 años, dar todo de mi y ver lo que puedo ser?", reivindica Shai, que come una manzana roja antes de cada partido. "No hay una noche en la que no sienta que tenemos al mejor jugador en la cancha. Nuestro ataque y nuestra defensa están entre los cinco primeros de la Liga. El contribuye en ambas cosas", pone en valor Daigneault. "Creo que su consistencia, su aplomo y su confianza han tenido un increíble efecto contagioso en uno de los equipos más jóvenes de la liga, uno de los equipos más jóvenes en la historia en lograr lo que este equipo logró", concluye el técnico.

La leyenda triplista de Llull: 624 'mandarinas' para superar a su ídolo

La leyenda triplista de Llull: 624 ‘mandarinas’ para superar a su ídolo

El primer triple de Sergio Llull en Euroliga se lo hizo a un rival improbable, el Panionios griego, y ya han pasado más de 15 años. Desde este martes de abril, en una noche de vuelta a las buenas sensaciones ante el Baskonia camino de la Final Four, nadie anotó tantos como el balear. Tenía el récord de Juan Carlos Navarro (623 en 341 partidos) a tiro y se dio un homenaje en el desenlace del primer partido de cuartos de final; en su encuentro 403, son ya 624 (un 33,4% de acierto) con nombre propio, 'mandarinas' que seguirán.

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Llull, 36 años, plasma su eternidad con récords. Esta misma temporada se convirtió en el jugador con más partidos de la historia del Real Madrid, en el máximo anotador blanco en ACB o en el que más triples ha anotado en la Copa del Rey, también adelantando a Navarro. "Es un honor, un privilegio estar en lo alto de esa lista y pasar a un jugador como Navarro, en el que siempre me he fijado y ha sido un referente para mí", se sinceró el capitán nada más terminar, pronto mirando a lo colectivo: "Para que se deje de hablar un poco de récords...".

Había fallado ya tres ante el Baskonia, como en Kaunas hace unos días se quedó en un 1 de 6, como si el récord se empeñara en retrasarse. Pero quizá el más difícil de todos ellos, esquinado, desequilibrado, con un defensor encima, fue el del premio. Marca de la casa. A falta de siete minutos, Llull alcanzó la cifra mágica. Poco después, la rebasó. Chus Mateo, atento, le sentó al momento, para que el WiZink se pusiera en pie en homenaje a su héroe.

En su camino a la leyenda le llegó el turno de Europa, en esa Euroliga que marcó con canastas inolvidables como la de la última Final Four en Kaunas, esa que conquistó hasta en tres ocasiones. Sólo hay un jugador (Kyle Hines, con 420) que ha disputado más encuentros en la máxima competición continental que él, una marca que si todo va bien despedazará también el curso que viene. Porque la fecha de caducidad del capitán blanco no se intuye aún. Una vez superados los tremendos baches que las lesiones dejaron en él -especialmente la de rodilla, sufrida en su plenitud, allá por 2019-, Llull luce con una estupenda regularidad, pieza fundamental en el engranaje de Chus Mateo. "Es increíble lo que ha hecho. Es una gozada tenerle con nosotros. Nos aporta muchas cosas. Experiencia y esa sensación de apretar a todos, jugadores y entrenadores", le elogió su entrenador.

La carrera de Llull es una oda a la superación. Llegó al Real Madrid desde el Manresa y pronto derribó barreras, impulsado en primer lugar por la confianza que le otorgó Joan Plaza. En esa Euroliga que ahora le homenajea por su récord y en la que ha asestado al menos un triple a 39 equipos, aquel base nacido en Mahón arrancó fallando sus siete primeros intentos. Ahora encabeza una lista con acento español. Pues relegó al segundo puesto a Navarro, Sergio Rodríguez es tercero (602 triples en 401 partidos) y Rudy Fernández cuarto (593 en 345), por delante de Wilbekin, quinto (588 en 234).

El Real Madrid se pone en modo Final Four en una noche de récord para Llull

El Real Madrid se pone en modo Final Four en una noche de récord para Llull

El Real Madrid otea la presa mayor, el título que define su forma de ser, y se encienden todas sus alarmas competitivas. Como un resorte, como si todo lo demás aburriera. A un mes vista, Berlín, la que sería la 10ª Final Four de las últimas 13. El Baskonia, ese viejo rival siempre tan incómodo, tan atrevido, pagó en el primer round de cuartos el desenfreno blanco, esa versión tan coral, tan consistente y tan temida. [90-74: Narración y estadísticas]

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Fue un Madrid robusto y un Baskonia con poco aliento, pagando los excesos que le han traído hasta los playoffs de la Euroliga cinco años después. El play in devino en fiesta final el pasado viernes ante la Virtus, pero mientras su rival estaba afilando el colmillo. Y eso se reflejó en el WiZink, tan distinto todo a lo sucedido hace apenas 15 días, cuando los de Dusko Ivanovic salieron victoriosos.

Esta vez no hubo resquicios (siete pérdidas, 21 asistencias) y ese es el Madrid que se espera en estas alturas. Agazapado en defensa con ese último bastión que es Tavares, en busca de la versión MVP de la pasada Final Four. Y eléctrico al galope, donde nadie le puede contener. Y en estático, el talento de los Brates. Musa y Hezonja fueron el principal arma ofensiva desde el amanecer, ocho puntos el bosnio, tres triples el croata, para marcar territorio desde el primer cuarto.

Ni siquiera Markus Howard fue factor desequilibrante. Porque el Madrid aprendió que la obsesión es mal antídoto ante el genio de origen puertorriqueño. Howard lanza y anota, tantas veces de formas imposibles, este quien este delante. Por momento provocó el cabreo del siempre inflamable Hezonja ante su emparejamiento y atinó con un par de triples asombrosos en el comienzo del segundo cuarto. Pero un golpe con Rudy le dejó lastrado. Y el Baskonia siempre estaba lejos, 17 abajo (42-25) cuando el Chacho encendió su lamparita, un puñado de buenas asistencias y un triple que celebró con rabia. Fue el curso pasado a estas alturas cuando se echó al equipo a la espalda y protagonizó un fin de temporada pletórico; Sergio Rodríguez sabe cuando es el momento de desplegar la magia.

Musa

Había cierta sensación de impotencia en los visitantes, que atraviesan una temporada demasiado irregular, fuera de la Copa y con apuros para entrar en los playoffs ACB. Sin Moneke, ausente por un esguince, pierden además energía y rebote. La vuelta de vestuarios fue otro sopapo, un 8-0 que estiraba la desventaja, Musa ya disparado en anotación, Yabusele sumándose a la fiesta y la noche resquebrajándose del todo. Y Hezonja descansando tras un golpe en la primera mitad.

No hubo más partido, apenas carreras y mentes pensando en lo que viene. El jueves, el segundo envite. El alargue dio, eso sí, para un momento único, el récord de triples de Sergio Llull, al que sólo faltaba uno para igualar a Juan Carlos Navarro en el histórico de la Euroliga. Lo logró a falta de siete minutos, para poner una máxima de 26 (79-53), en un lanzamiento de esos desequilibrados, con parábola, con un defensor encima, en la esquina... Y poco después lo batió, el 634 de una cuenta maravillosa que reconoció, en pie, todo el WiZink.

Markus Howard, el desafío para el Real Madrid del anotador compulsivo: "Levanta 11 triples por partido"

Markus Howard, el desafío para el Real Madrid del anotador compulsivo: “Levanta 11 triples por partido”

En los últimos ocho partidos de Euroliga, Markus Howard ha lanzado 90 triples. Una compulsión desenfrenada que se sustenta, claro, en el acierto: 36 de ellos hicieron diana. "Por supuesto que es un jugador a tener en cuenta y al que hay que vigilar: levanta 11 triples por partido en los últimos dos meses", avisa Chus Mateo sobre la amenaza evidente, el jugador más incontenible de Europa que es la bandera del Baskonia que a partir de este martes desafía el Real Madrid (21.00 h.) en los cuartos de final de la Euroliga.

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Dice Mateo que los vitorianos son "el rival más difícil" por el simple hecho de ser su rival, el que mide el momento clave de un equipo prácticamente inmaculado en lo deportivo esta temporada: campeón de lo jugado (Supercopa y Copa), primero con récord histórico (27 victorias) en la temporada regular de la Euroliga e igualado en lo alto de la ACB con el Unicaja. Otra cosa son las sensaciones del juego, no tan poderosas en las últimas semanas, donde, por ejemplo, cayeron precisamente contra el Baskonia en el WiZink (91-95)... con 35 puntos del escolta estadounidense.

La serie de acceso a la Final Four donde el Madrid trataría de defender la corona lograda el año pasado en Kaunas marca la hora de la verdad. Los blancos no supieron su rival hasta el viernes por la noche, cuando se resolvió el novedoso play in al que tuvieron que recurrir los de Dusko Ivanovic en su irregular avanzar por esta temporada. Primero perdieron en Belgrado contra el Maccabi y después finiquitaron a la Virtus en el Buesa Arena... con 28 puntos (¡ocho de 19! en triples).

Howard, en el play in ante el Maccabi.

Howard, en el play in ante el Maccabi.ANDREJ CUKICEFE

Howard ha sido el máximo anotador de la Euroliga (19,5 puntos), por delante de Mike James, aunque lo de las últimas semanas resulta escandaloso. En esos 90 triples (tantos de ellos 'imposibles') y 192 puntos de los últimos ocho encuentros intercaló asombrosas actuaciones en ACB: 37 puntos al Barça, 37 al Granada, 36 al Valencia y 28 (con un impresionante triple final ganador) la semana pasada al Breogán. "Es el mejor anotador de Europa. Todo el mundo habla de muchos nombres y nadie le menciona a él. Las cosas que él hace en la pista no las hace nadie en el mundo", reivindica su compañero Chima Moneke, que es duda por lesión para la serie.

El Madrid llega a la cita con todas sus piezas listas y sobre aviso. Por algunas de las últimas derrotas y también, sobre todo, por lo ocurrido el año pasado ante el Partizan. El 0-2, la tangana, la histórica remontada... Incluso por los precedentes con un rival que no se le da demasiado bien. Es de los pocos con el que tiene el balance en contra en la Euroliga (10-8) y el curso pasado le derrotó en las cuatro ocasiones que se vieron. Un Baskonia de ritmo altísimo de anotación, con poco que perder y con jugadores de mucho talento y su famoso "carácter". "No vamos a ser tan incautos de centrarnos en Howard y perder a Costello, Sedekerskis, Marinkovic, Miller-McIntyre... El Baskonia tiene mucho carácter, uno especial y pelea y vuelve a los partidos cuando parece que está derrotado", avisa Chus Mateo.

El gran salto de Jordi Fernández, primer español y tercer europeo en dirigir a un equipo NBA

El gran salto de Jordi Fernández, primer español y tercer europeo en dirigir a un equipo NBA

"Soy de Badalona y como te puedes imaginar, Badalona es baloncesto". Jordi Fernández, a sus 41 años, ha hecho historia. Y sólo era cuestión de tiempo. Se ha convertido en el primer español en dirigir a un equipo NBA, nada menos que los Brooklyn Nets, que lo han anunciado oficialmente este lunes. Un tipo hecho a sí mismo, que no dudó en aventurarse hace años en el intrincado sistema del baloncesto americano para alcanzar un sueño y que, con el paso del tiempo, se ha convertido en el técnico de moda.

Jordi, hasta ahora asistente principal de los Sacramento Kings (y seleccionador de Canadá, bronce en el pasado Mundial), era base. Llegó a jugar en EBA pero pronto se decantó por los banquillos a la vez que completaba la carrera de INEF. Siempre con un espíritu emprendedor, estudió en Holanda, trabajó en Noruega, pasó algún verano entrenando en la Universidad de Oklahoma... Hasta que dio el salto a Las Vegas (a la empresa de tecnificación individual Impact Basketball). Ahí le captó Mike Brown (reconoce que es uno sus tres 'padres', además del biológico y de Sergio Scariolo) "en el sitio adecuado en el momento adecuado". Y, desde entonces, un paulatino ascenso hasta una cima que pocos no estadounidenses han logrado. Hace unos días terminó su temporada con la eliminación de los Kings en el play in contra los Pelicans.

En estos años en USA, donde formó una familia y una vida, Fernández trabajó en los cuerpos técnicos de Cleveland Cavaliers (desarrollo de jugadores, de 2009 a 2013), en la G League con los Canton Charge (entrenador de 2014 a 2016) y como asistente de los Denver Nuggets (de 2016 a 2022), donde coincidió con Juancho Hernángomez (es padrino de uno de sus hijos) y con Nikola Jokic y llegó a dirigir un partido contra los Raptors por expulsión del principal, antes de dar el salto a Sacramento.

Lo de Jordi es también un hito, pues los banquillos NBA siempre han sido terreno vedado para los entrenadores extranjeros. En la historia de la Liga, fueron pocas las excepciones: Eddie Gottlieb (nacido en Ucrania), fue el primero. Jay Triano (Canadá), Kiki VanDeWeghe (nacido en Alemania) o Steve Kerr (nacido en Líbano) e Igor Kokoskov (Serbia). Se les podrían sumar Mike D'Antoni y David Blatt. La temporada pasada, Darko Rajakovic se hizo con las riendas de los Raptors -Scariolo, fue uno de los candidatos- y se convirtió en el segundo técnico europeo en ejercer de primer entrenador NBA. Jordi será el tercero.

Durante el pasado Mundial, en una entrevista con este periódico en Yakarta, el catalán explicaba las cualidades que hay que tener para llegar al cargo. "Cada equipo busca cosas distintas. Yo realmente me preocupo de hacer mi trabajo y estar ilusionado. Ser primer ayudante en Sacramento es muy especial y tiene mucho valor. Pienso que si sigo haciendo mi trabajo muy bien, tendré más opciones de que me llegue esa oportunidad. Creo que estoy muy cerca, pero no es una obsesión, es disfrutar lo que estoy haciendo cada momento", razonaba.

En los Nets, donde reemplaza a Jacque Vaughn, el español se encontrara un gran reto, un equipo joven y con el rumbo algo perdido desde que perdiera a Kevin Durant, Kyrie Irving y James Harden. 11º en el Este y con jugadores en pleno despegue como Mikal Bridges, Cam Thomas o Nic Claxton. Sean Marks, General Manager de los de Brooklyn dio la bienvenida al español este lunes: "A medida que avanzamos en una búsqueda exhaustiva durante las últimas seis semanas, quedó cada vez más claro que Jordi es el mejor entrenador para liderar a nuestro equipo. Aporta un conjunto diverso de experiencias y conocimientos de baloncesto adquiridos a lo largo de una carrera como entrenador que le ha llevado por todo el mundo. En cada paso del camino, Jordi ha demostrado constantemente la capacidad de implementar procesos sólidos y sistemas creativos diseñados para optimizar la plantilla específica de cada equipo. Ha demostrado su capacidad para construir relaciones genuinas y ganarse el respeto de jugadores de todos los niveles, y estamos seguros de que nuestros jugadores se beneficiarán enormemente de su experiencia".

Léo Bergère, el triatleta que pasó su infancia con una tribu del Pacífico

Léo Bergère, el triatleta que pasó su infancia con una tribu del Pacífico

El sábado, tras la rueda de prensa oficial de la primera y espectacular edición del IRONMAN 70.3 Valencia, cuyas casi 3.000 inscripciones volaron en 60 días, Léo Bergère, que acudió al acto en condición de máximo favorito, se untó de crema del sol, se tomó un gel y se fue a correr con algunos compañeros por la playa de la Malvarrosa. Apenas unas horas después (7.30 horas de la mañana), el francés estaría ya nadando en el agua de la Marina junto al resto de profesionales.

Bergère hizo buenas las predicciones, basando su triunfo en el poderío en el segmento ciclista que llegó hasta la Sierra Calderona y administrando después la ventaja en la carrera a pie por el cauce del río Túria. Aseguró una plaza en el Campeonato del Mundo IRONMAN 70.3 que se celebrará en Taupo (Nueva Zelanda), aunque la gran pelea del triatleta, que fue campeón del mundo de las Series Mundial de forma sorprendente en 2022, sea la de lograr billete para los Juegos patrios. Algo nada sencillo en el potente equipo galo.

Detrás del ganador en la meta situada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias hay una asombrosa historia vital. Nacido hace 27 años en Le Pont-de-Beauvoisin, una pequeña localidad del Departamento de Isere, Bergère pasó buena parte de su infancia bien lejos de allí, empapado de las costumbres y la manera de vivir de la tribu Hnamane, en la isla de Lifon, en Nueva Caledonia.

En el aquel paraje del Pacífico se trasladó su familia, ya que su madre aceptó un puesto de profesora. Lèo tenía siete años y vivió con una tribu local en la jungla, compartiendo sus costumbres locales y su respeto por la naturaleza. "Aquello es una parte integral de lo que soy hoy. En Nueva Caledonia la vida era diferente a la de Francia, las raíces de la sociedad se centran en cosas diferentes. Se centran en su gente, en su conexión con la naturaleza", explicó en una entrevista. "Sabía cómo ser independiente, cómo ser fuerte y había desarrollado un amor permanente por estar al aire libre", dijo.

A su retorno a Francia, Léo, que también probó en modalidades tan llamativas como el canicross y el breakdance, se enfocó en el triatlón, y a los 15 años ya estaba en un centro de alto rendimiento. Sus grandes éxitos llegaron tras los Juegos de Tokio, aunque de manera sorprendente se dio a conocer al mundo tras su título Mundial ITU, ganando la prueba clave en Abu Dhabi en 2022. Ese mismo año también se impuso en el IRONMAN 70.3 de Lanzarote. En su palmarés también destaca la victoria en 2023 en el IRONMAN 70.3 de Oceanside.

En Valencia, Bergère venció con un tiempo de tres horas y 40 minutos, por delante de los alemanes Jan Stratmann y Jannik Schaufler. En categoría femenina, también alemanas (Carolina Pohle y Lena Meibner) fueron las que acompañaron a la danesa Laura Madsen en el podio. "Disfruté de toda la carrera, de principio a fin, y realmente recomiendo esta prueba para el futuro, la organización ha sido increíble para ser su primer año. He disfrutado mucho con esta competición, me ayuda a preparar mentalmente los Juegos Olímpicos de París y a tener un ritmo fuerte", declaró tras el triunfo el campeón francés.

El primer atleta español fue Carlos Oliver Vives, noveno, mientras que el local Roberto Sánchez Mantecón fue 12º. Entre las mujeres, Judith Corachan fue 10º y Laura Gómez, 17ª.

Las 22 medallas de Barcelona 92, techo y obsesión: "Cuando conoces la inversión de otros países..."

Las 22 medallas de Barcelona 92, techo y obsesión: “Cuando conoces la inversión de otros países…”

Barcelona 92 fue cumbre y también 'techo de cristal'. Un espejismo olímpico de 22 medallas que desde entonces persigue España como un imposible. Es «la barrera que debemos de romper», en palabras de Alejandro Blanco. El presidente del Comité Olímpico Español (COE), poco de hacer quinielas, no se esconde esta vez. «Por primera vez en la vida me he lanzado. El reto, y cuando hablo con los deportistas lo tienen claro, son las 22 de Barcelona. Mínimo. Las previsiones invitan a ese optimismo», desafía en EL MUNDO a 100 días de París.

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Los Juegos de Barcelona fueron un precioso asterisco en una colección histórica no tan boyante. El ardor patrio de aquella cita y una inversión de los sectores públicos y privados -vía Plan ADO- sin precedentes disparó los éxitos, nada menos que 13 oros, sextos en el medallero. Pero después, la cruda realidad. En las dos últimas citas, Río y Tokio, apenas 17 (y apenas tres doradas en la cita nipona). En deportes de equipo, uno de los puntos fuertes del deporte español, no se gana un oro desde Atlanta 96, por ejemplo.

La regla es sencilla en el medallero. Inversión, habitantes y PIB suelen ser el baremo olímpico. España tiene calidad y cantidad en sus deportistas para soñar con superarse, para dar ese salto necesario, aunque en tantas cosas el deporte nacional siga a años luz de otros. «Es imposible compararnos a Estados Unidos, China, Gran Bretaña... E incluso a otros países de ámbitos más cercanos. Cuando conoces las inversiones de esos países... Siempre digo que en el cociente entre resultados e inversión, somos el primer país del mundo. Los resultados están por encima de los medios. Y ahí destaca la calidad de nuestros deportistas, entrenadores, clubes y federaciones, que son las cuatro patas sobre los que se sujeta el deporte español. Que es el mejor del mundo, lo digo convencido», expone Alejandro Blanco que, sin embargo, pone en valor «el programa del Team España», que, junto a la inversión del CSD, «ha ayudado muchísimo».

Equipos

Pero hay motivos y, sobre todo, nombres propios para pensar que en la capital francesa España puede estar en una cifra similar a la de hace 32 años. «Hemos tenido un ciclo olímpico espectacular y la clasificación de nuestros deportistas para los Juegos está alcanzando récords. Sinceramente, la realidad nos invita a ser optimistas de cara a París», apostilla Blanco. «Sería negar la evidencia. Hay ya nueve equipos clasificados, nos falta el baloncesto masculino [Juega el Preolímpico en Valencia del 1 al 7 de julio] y el rugby. En piragüismo estamos al máximo, la vela también, taekwondo, gimnasia, Carolina cada [Marín] día bate más récords... Es un momento mágico», enumera. Y eso que, por ejemplo, la desaparición del kárate priva de dos éxitos casi seguros con Sandra Sánchez y Damián Quintero.

A estas alturas, ya hay 277 deportistas clasificados y la cifra puede superar los 360 cuando finalicen los ránkings y preolímpicos. Entre ellos, algunas parecen opciones seguras de metal. Hugo González fue campeón del mundo en 200 metros espalda el pasado mes de febrero, como meses antes lo fueron (por partida doble) los marchadores María Pérez y Álvaro Martín (sus opciones en París además se multiplican con la novedad del relevo mixto). Fátima Gálvez en tiro, Adriana Cerezo en taekwondo, Teresa Portela, el K4, Antía Jacomé y María Corbera en piragüismo, Jordi Xammar y Nora Brugman en vela..., especialidades en el que siempre son varias las opciones y que son las que nunca fallan en el deporte español.

Los nacionalizados Jordan Díaz y Yaimé Pérez, que se unen a otras opciones en atletismo como Ana Peleteiro, Fatima Diamé, Adrián Ben... El judo que pide foco después de años de mal fario con Fran Garrigós, Niko Shera, Ai Tsunoda... La gimnasia (Ray Zapata), la escalada con el dorado Alberto Ginés, por supuesto Carolina Marín y Maialen Chorraut (a sus quintos Juegos con 41 años)... Y dos mediáticos con ganas olímpicas como Jon Rahm en golf y Carlos Alcaraz en tenis (ese doble mágico con Rafa Nadal...).

Y, cómo no, los deportes de equipo y esa tradición de competir 'juntos' en la que España brilla como casi nadie en el mundo. «La ilusión, las ganas, el compromiso y el talento» como señas de identidad grupales, que reivindica Alejandro Blanco. Y ahí, por encima de todos, destaca la primera participación de la selección femenina de fútbol (entró en el programa olímpico en Atlanta 96), la histórica campeona del mundo. También la masculina (plata en Tokio) y los dos waterpolos. Quizá perdieron algo de expectación el baloncesto, el balonmano y el hockey.

Adriana Cerezo: "Yo disfruto más que el resto. Esa es la diferencia"

Adriana Cerezo: “Yo disfruto más que el resto. Esa es la diferencia”

Adriana Cerezo es pura adrenalina. Y no sólo sobre el tapiz. Saluda aquí y allá, bromea con unos y otros y deambula eléctrica por el gimnasio Hankuk de San Sebastián de los Reyes como si fuera el salón de su casa. Los minutos previos al entrenamiento resultan una liturgia de vendajes, ánimos, risas, masajes y concentración. "Yo es que a lo que renunciaría es a no venir aquí. Ese sería mi sacrificio. Si tengo algún compromiso y tengo que cambiar los horarios o faltar al entrenamiento, pues me molesta. Y fue así siempre. Cuando tenía 10 años y me coincidía con el cumpleaños de algún amigo del colegio, me fastidiaba. Mi fiesta estaba aquí. Y que dure mucho", presume la menuda taekwondista en su entrevista con EL MUNDO, en la que habla tan rápido como pelea y con igual seguridad que como ejecuta sus patadas.

Para saber más

Para saber más

Hace tres años, en el Makuhari Messe Hall, un centro de convenciones gigantesco a las afueras de Tokio, una niña de 17 años cautivó a España con su mezcla de ternura y fiereza. Sonreía de camino a cada combate y despedazaba a su rival después. Sólo cayó en la final, contra la tailandesa Panipak Wongpattanakit, por un despiste en los últimos segundos. Y lloró. De rabia porque aquella plata, que era la primera medalla para el país en esos Juegos, no fuera oro. Aunque nadie hubiera contado con ella.

Nadie, menos los que la conocían. "El día que la vi por primera vez pensé: 'Esta es una bestia'. Vino un poco cabizbaja, pero cuando tiró la primera patada...", rememora Jesús Ramal, el entrenador que hizo de esa niña frustrada que acudió a su escuela la mejor del mundo. Pero su plata, la que le cambio la vida, fue también fruto de un guiño del destino. Si para los deportistas más veteranos el retraso de los Juegos a causa de la pandemia resultó un duro golpe, para la adolescente Adriana ese año de margen fue una bendición. "¿Cuántas posibilidades hay de que una pandemia retrase unos Juegos, que los pueda disputar con 17 años...? Una entre un millón. Si hubieran sido en el 2020, tenía la edad muy justa para llegar a Tokio. Tuve más tiempo para aprender, para que la Federación confiara en mí y para que no hubiera ninguna duda, porque venía de las categorías inferiores. No sé qué hubiera pasado si hubiesen sido antes, pero de esta forma no me fue mal. Así que, como fue un regalo, la idea era ir a por todas", dice ella, a la que todos aquí la llaman 'La Bicho'.

Cerezo, durante un entrenamiento en el Hankuk.

Cerezo, durante un entrenamiento en el Hankuk.Ángel Navarrete

¿Cómo recuerda aquel día en el que fue ganando combate a combate hasta plantarse en toda una final olímpica?
Estaba flotando. Siempre hemos afrontado el presente para estar preparados para las oportunidades. Y en el momento en que se dio, la íbamos a exprimir al máximo. En mi cabeza no entraba 'vamos a probar, vamos a ver'. En mi cabeza estaba: 'voy a ser campeona olímpica'. Con esa ilusión y esas ganas afronté ese día. Así que lo que iba sucediendo no nos sorprendía. Esa frescura y esa forma de verlo nos dio un plus. A mí allí sólo me faltaban mi entrenador y mis padres.
Y sonriendo.
Espero que la gente se acuerde de esa sonrisa. Y que en París y en Los Ángeles sea igual. Es la esencia, lo que marca la diferencia. Todos entrenamos mucho, todos queremos ganar, todos damos nuestro 100%, pero yo creo que disfruto un poco más que el resto. Porque a mí esto me encanta, es mi vida.

En París, en el Grand Palais, Cerezo ya no será esa rival a la que nadie conocía. A sus segundos Juegos, la madrileña llega como número uno del ranking olímpico de su peso (-49 kilos), bronce en el mundial de hace un año y con más experiencia, madurez y hambre. "Hemos ido aprendiendo ciertas cosas para afrontar a rivales más altas. No es que las estudiemos mucho, focalizamos la atención en nosotros. Porque si Adriana está bien, ella es imparable. Tiene cosas que...", relata Ramal sobre su pupila, que el próximo mes afrontará el campeonato de Europa como preparación para la cita que centra todas sus atenciones. "Es injusto que los Juegos marquen tanto. Nos encantaría que un campeonato del mundo tuviera tanta repercusión, como pasa en fútbol o en baloncesto. Pero en nuestro caso no es así. Todos los deportes minoritarios tenemos ese pico de exposición y es lo que, a la vez, lo hace tan importante y tan bonito. Así que toca aprovecharlo", reivindica ella.

Adriana Cerezo y su entrenador, Jesús Ramal.

Adriana Cerezo y su entrenador, Jesús Ramal.Ángel Navarrete

¿En qué es mejor ahora?
Simplemente, en el hecho de tener tres años más de trayectoria, de entrenamiento. En nuestro caso es un trabajo acumulativo. Son más cosas mecanizadas, más aprendizaje, más adaptación a las normas... Pero sobre todo, yo venía de categorías inferiores y no había tenido la oportunidad de pelear en grandes eventos ni con gente top. Algo que ahora sí he podido hacer, competir en Mundiales, en Grand Prix, con las mejores. Esa es la experiencia. Aunque muchas veces te estás enfocando en las que están ahí arriba y luego aparece alguien como yo, que no estaba en el mapa...
Ahora ya no va a sorprender.
Pero eso es bonito también. Todos trabajamos para llegar a lo más alto. Y luego, mantenerte. Creo que todavía no soy el objetivo a batir, porque no soy ni la número uno del ránking mundial ni la campeona olímpica. Todavía tengo a alguien a quien perseguir. Pero ojalá llegar a serlo. Espero que sea en estos Juegos y tener que mantenerlo. Se nos va a dar bastante bien.
Cerezo, durante el entrenamiento en Hankuk.

Cerezo, durante el entrenamiento en Hankuk.Ángel Navarrete

A la tailandesa la tendrá ganas.
Sí. Y a una turca que me ha estado ganando un montón de campeonatos, aunque en los últimos dos he podido derrotarla. Pero ese combate sabes que va a ser duro. La china también. El nivel es tan alto que llega un punto en que son detalles. El que más lo disfrute, el que mejor esté... El que ese día se haya levantado con chispa. Pero estamos preparados para atajar a cualquiera.
¿Por qué el taekwondo?
Pues no lo sé. Yo probé un montón de deportes y no me llamaban la atención. Pero fue aquí... No sé. También está el hecho de que a todos nos gusta ser el mejor. Cuando ves que algo se te da bien y vas mejorando... Crece el protagonismo y dices: 'Quiero ser la mejor'. Porque puedo y sé que si trabajo lo puedo conseguir. Es esa ilusión, que la tienes cuando tienes ocho años y quieres ser el mejor de la clase y ahora con 20 quiero ser la mejor del mundo.
¿Sigue viendo películas de artes marciales en honor a su abuelo?
Qué va. Poquísimas. Veo un montón de series, soy muy friki. Obviamente, me he visto Cobra Kai. Soy mucho de ver documentales de grandes deportistas. Jesús está muy metido y me recomienda. Pero películas de artes marciales ya no veo. Los efectos especiales de ahora son tan buenos, que los de antes ya no te los crees. ¡Ya no soy tan niña! Pero tendría que verlo algún día, creo que lo haré.
¿Cómo lleva los estudios de Criminalística?
Estoy en tercero, ahí voy, al día. Espero terminar el próximo año. Mis padres y su exigencia. Para que pudiese venir a entrenar, para tener ese premio, mi fiesta, tenía que ir bien en el colegio. Si no hacía los deberes, si no traía buenas notas, ese día no venía a entrenar. Después, se me ha ido creando una rutina de aprovechar en los viajes, algo que empecé desde muy pequeña. En un avión de 10 horas a EEUU, ahí me llevo los libros. Tiempo sacamos, de donde sea.
Cerezo, durante la entrevista.

Cerezo, durante la entrevista.Ángel Navarrete

Se ve en plan CSI en el futuro...
Me mola mucho el tema de cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado. Pero yo iba a hacer Bioquímica o Biología Sanitaria. Cambié el mismo día de la preinscripción, hablando con mi madre. Me dijo: '¿Te ves dentro de 10 años en un laboratorio?'. 'Ni de coña', pensé. Me entró una angustia...
¿Lo de Policía le viene de familia?
Qué va. Mi padre tiene su empresa de decoración y mi madre trabaja en marketing. Tengo un tío que es policía local. Simplemente me llama la atención, me gusta mucho la Policía. Siempre ha estado en mi cabeza el tema de opositar. Pero ahora es complicado... Con calma.
¿Sigue practicando el mindfulness?
A diario. Empezamos en 2018. Me tranquiliza. Me viene bien para el taekwondo, pero también para los estudios. Vivimos a 2.000 revoluciones. Sacar 15 minutos, sentarte, respirar y no pensar en otra cosa, me viene bastante bien. Es algo que voy a hacer siempre.
¿Cómo lleva el mal perder?
Es que me enfado mucho conmigo misma. A todos nos gusta fustigarnos un rato, aunque estoy aprendiendo a no hacerlo. A llorar, a otro sitio. Se analiza lo que hemos hecho mal y se replantean las cosas. Quedarse en bucle es pasarlo mal a lo tonto. Ni eres el mejor cuando ganas ni el peor cuando pierdes. Mañana hay que pelear otra vez.
¿Lo peor que ha hecho tras una derrota?
Esto no se lo he dicho nunca a Jesús, ya lo leerá. Una vez perdí contra una tailandesa, la única vez en mi vida que fue por una diferencia de 20, en un Open de Bélgica Junior, en la final. Estaba tan enfadada que le pegué un puñetazo a la pared... Cuando me quite el guante tenía el el puño lleno de sangre.
¿Cómo lleva el tema dieta?
En los deportes de contacto hay mucha gente que hace locuras con el peso. Si yo peso más, soy más fuerte, soy más grande. Pero a mí me gusta entrenar, no dar el peso sudando con una capucha. Nos cuidamos, por supuesto. Pero nuestra filosofía va en dirección contraria. Creo que es un tema que hay que ir cortando, porque lleva a trastornos alimenticios. Mucha gente va a límite, en el boxeo, en el judo... Hay que saber alimentarte para competir, antes y después. La educación nutricional es súper importante y agradezco a Jesús que nos haya dado esa base.
¿Habrá otro tatuaje post París?
En las costillas, en el cuello.... Va condicionado a la experiencia que tenga, no a la medalla. Porque Tokio fue inolvidable. Subir en el ascensor con Pau Gasol, encontrarte en el comedor con Djokovic, que tu vecina sea Mireia Belmonte...