El verano que Mikel Merino prefirió el Arsenal al Atlético por "su estilo de fútbol" y por la llamada de Arteta: "Igual que le llamé yo le llamarían otros técnicos"

El verano que Mikel Merino prefirió el Arsenal al Atlético por “su estilo de fútbol” y por la llamada de Arteta: “Igual que le llamé yo le llamarían otros técnicos”

Cuando Peter Mujuzi, el speaker del Emirates, recite esta noche las alineaciones del Arsenal y del Atlético de Madrid, el nombre de Mikel Merino sonará a todo color como una de las estrellas de este equipo británico con trazas hispanas. Pudo ser diferente si en el verano de 2024, el entonces centrocampista de la Real Sociedad hubiera decidido acompañar a su compañero Robin Le Normand en su trasvase al Metropolitano. No fue una cuestión de dinero, ni de tiempos, ni de entrenadores: fue fútbol, simple y llanamente.

Aquella temporada hubo un sabor agridulce en el Metropolitano. Se cayó ante el Dortmund en cuartos de la Champions y ante el Athletic en semifinales de la Copa del Rey. El tercer puesto en liga, una obligación según el máximo mandatario del club, se lo quedó el Girona. Así, se inició un verano movido en los despachos para renovar una plantilla competitiva, pero que se había quedado vieja. El once que los rojiblancos sacaron ante los alemanes fue el más longevo de la historia del club con una media de más de 31 años.

Andrea Berta, entonces director deportivo de la entidad, se fijó en dos objetivos de la Real Sociedad, un equipo que llevaba años estando en Europa y mostrándose muy competitivo en Liga. Le Normand y Merino entraron en la órbita rojiblanca. El primero antes de que terminara la temporada y el segundo a inicios de verano. Hubo un intento, incluso, de traer a los dos en una especie de pack. Había 70 millones para ambos, pero terminó llegando sólo el central hispanofrancés por 34,5.

"Era una oportunidad única"

Y es que, antes de marcharse a Alemania para jugar la Eurocopa, el Arsenal y el FC Barcelona habían mostrado también su interés por el mediocentro txuri-urdin. España iba pasando rondas y a Merino, que ya había rechazado renovar con la Real y le quedaba un año de contrato, se le preguntaba constantemente por su futuro. "Fue un verano muy movido", respondió el jugador navarro a EL MUNDO. El torneo se lo acabaría llevando la selección, con gran protagonismo suyo.

Merino ya tenía una preferencia en su cabeza, aunque valoraba positivamente el interés de clubes tan importantes. El Arsenal, por su estilo de juego, era el elegido, pero los gunners, enredados en la llegada de Riccardo Calafiori, no terminaban de afrontar su operación mientras que el verano seguía avanzando. "Era una oportunidad única, una experiencia fuera de casa en la Premier y volver aquí era una cosa que siempre quise. Además era jugar para uno de los mejores entrenadores del mundo", contó Merino.

Y fue precisamente Mikel Arteta, con una llamada, quien le garantizó su fichaje, tranquilizó al centrocampista y le permitió disfrutar de sus vacaciones con el futuro encarrilado. "Intentamos transmitirle el rol que iba a tener en el proyecto y explicarle lo que queríamos de él. Así que nosotros felices. Igual que le llamé yo le llamarían otros entrenadores", comentó el técnico.

Merino, con la camiseta del Arsenal, en 2024.

Merino, con la camiseta del Arsenal, en 2024.ARSENAL

El 27 de agosto se hacía oficial su marcha al Arsenal por 33,5 millones de euros más cinco en variables. Desde su entorno, tenían claro el destino del navarro por cómo es él como futbolista. "Nunca dudó, elige a sus equipos por el estilo que se adapta a sus características, pero también quiso quitarse el mal sabor de boca que le quedó en la Premier tras su experiencia en Newcastle, donde no pudo dar todo lo que quería", cuentan desde su entorno.

Mantienen también que nunca tuvo "miedo" en recalar en un conjunto británico con grandes estilistas en el medio campo como Martin Odegaard o Declan Rice, que había llegado el año antes por 120 millones de euros. Y que su verdadero riesgo lo corrió cuando abandonó un Osasuna recién ascendido para ir al Borussia Dortmund en 2016, donde Thomas Tuchel, actual seleccionador británico, apenas le utilizó y cuando lo hizo fue ejerciendo de central. Jugó algo más en la cesión al Newcastle la temporada siguiente bajo las órdenes de Rafa Benítez, pero nunca llegó a ser titular indiscutible y de ahí su mal sabor de boca.

Dualidad en los banquillos

Elegir el Arsenal pues no fue una dicotomía entre entrenadores: Mikel Arteta - Diego Simeone, puesto que el navarro ya había jugado bajo otros técnicos de renombre. Sino que el jugador quería un equipo que fuera más ofensivo que defensivo. Así, pasó de ser un defensa testimonial de amarillo y un mediocentro top de blanquiazul a delantero centro provisional del conjunto británico aprovechando la gran plaga de lesiones que tuvo el Arsenal en ataque el curso pasado. "Eso da una idea de la polivalencia del jugador", explican desde su entorno.

Mientras, el español está feliz en Londres "como buen norteño" dedicado al deporte al 100%. "Vive por y para el fútbol", cuentan quienes le conocen, pese a que esta temporada no está siendo tan indiscutible como la anterior. Tampoco lo es el otro jugador que hizo el camino contrario desde la capital británica. Conor Gallagher aterrizó en el Atlético del Chelsea por 40 millones de euros tras el no de Merino y su rendimiento ha sido irregular desde su llegada al Metropolitano, sin llegar a asentarse nunca en el once inicial de Simeone. Encima, las llegadas de Cardoso, Nico y Almada complican aún más su presencia en el once.

A De la Fuente no le preocupa el 'casting' del '9' para el Mundial: "La fortaleza es que muchos jugadores meten muchos goles"

A De la Fuente no le preocupa el ‘casting’ del ‘9’ para el Mundial: “La fortaleza es que muchos jugadores meten muchos goles”

Con el billete al Mundial casi en el bolsillo, Luis de la Fuente tiene un objetivo: encontrar un '9' antes de mayo. Si en la Eurocopa y la Nations League se amparó en Álvaro Morata, y aunque el capitán no está descartado, necesita un delantero centro puro que convocar entre los 26 que buscarán llegar a la final de Nueva Jersey el próximo 19 de julio. Eso sí, mientras se decide a escoger, Oyarzabal y Mikel Merino se han puesto ese disfraz para cumplir a la perfección. Suyos están siendo los goles decisivos que impulsan a España.

Sin agobios pero sin confianzas, el técnico riojano sigue con su casting. Ante Georgia y Bulgaria tenía dos opciones en la convocatoria y, aun así, no dudó en alinear a Oyarzabal el pasado sábado en Elche hasta que, con el encuentro cerrado -precisamente, por un gol de falta del capitán de la Real-, le dio minutos a Borja Iglesias. Anoche en Valladolid, apostó por el joven futbolista del Oporto de inicio para mandarlo al banquillo y en favor del atacante gallego en el descanso.

"Han hecho los dos un trabajo fantástico, lo que teníamos previsto. Samu ha trabajo mucho para abrir espacios en una defensa muy cerrada, cuando lo suyo es correr al espacio, en transición. De eso luego se ha beneficiado Borja, porque esto es un equipo. Estoy contentísimo con los dos. Su carencia no es el gol, ya lo meterán", aseguró el seleccionador que se acogió a una gran evidencia para sustentar su falta de preocupación por no temer un killer de área: "La fortaleza de este equipo es que muchos futbolistas meten muchos goles".

103 minutos en ocho partidos

Sin faltarle razón al seleccionador, Samu salió de Valladolid con el pesar de haber tenido hasta tres ocasiones claras ante Vutsov para haber cogido algo de ventaja en el casting del seleccionador. La primera se la fabricó Pedri y la tercera fue un regalo de Merino, pero en la segunda, en el minuto 23, fue capaz de revolverse atosigado por defensas búlgaros para armar un zurdazo... al cuerpo del guardameta. No acaba de romper un joven futbolista, a quien el seleccionador ha llamado en ocho partidos, pero apenas le ha dado 103 minutos en total: 45 en su debut ante Suiza en la Nations League, 13 en la semifinal ante Francia y la media parte en el Nuevo Zorrilla.

Si sus fallos se lamentaron en el primer tiempo, los de Borja Iglesias lo hicieron en el segundo. El atacante del Celta, con el 9 a la espalda, cruzó en exceso su primer remate y no cabeceó con acierto un centro perfecto que le puso Álex Baena. Era un caramelo para el jugador gallego que en toda su trayectoria solo ha disputado tres partidos como internacional: el de su debut ante Suiza con Luis Enrique en 2022 y, hasta el partido ante Georgia, De la Fuente solo lo había alineado durante 24 minutos en el partido ante Escocia de la ventana de su debut en el banquillo, el peor partido de la era del riojano. En esta búsqueda necesita testar cómo se acoplaría a esta España muy hecha.

El que no hay dudas de que encaja como anillo al dedo es Mikel Merino. Su figura ha crecido en el centro del campo, más aún con la ausencia de Fabián Ruiz, pero su descorche como goleador le está haciendo brillar. Con España no solo se recuerda su testarazo ante Alemania en los cuartos de final de la Eurocopa, sino también los tres goles que le marcó a Turquía, a los que sumó los dos en Valladolid. Y eso que forzó un penalti que no se atrevió a pedir. Suma diez en sus 39 partidos como internacional, de los que seis son en los últimos tres años para convertirse en el segundo máximo goleador de la España de Luis de la Fuente, solo superado por Oyarzabal.

Mikel Merino marca su primer gol ante Bulgaria en Valladolid.

Mikel Merino marca su primer gol ante Bulgaria en Valladolid.R. GARCÍAEFE

"Esto llegando y me caen los balones. No es casualidad, pero hay que tener un poco de fortuna. La verdad es que es la primera vez que estoy tan acertado, pero ojalá siga, porque es importante que un centrocampista sume goles", aseguró el jugador reconociendo que era una faceta que quería mejorar. A lo que no se atrevió es a pedirle a Oyarzabal el penalti que provocó. "Con la que se montó el otro día... Él es el designado, el que pone en la pizarrita, y decidí seguir las reglas", bromeó.

El navarro arrancó su relación con el gol en la temporada 23/24, cuando marcó ocho goles en la temporada -cinco en Liga, dos en Champions y uno en Copa-. La cifra la superó con la camiseta del Arsenal, convertido precisamente en delantero centro por Arteta. Entonces hizo nueve, siete en la Premier y dos en la Liga de Campeones. Esta temporada, con su club solo ha logrado uno, pero con la selección suma cinco en cuatro partidos en las últimas dos ventanas. A Bulgaria ya le marcó en Sofía y se marcó de Turquía con un hat trick. Con él, De la Fuente gana tiempo para buscar al mejor matador.

Cuatro más de una España intratable

Cuatro más de una España intratable

Actualizado Martes, 14 octubre 2025 - 23:06

Esta vez fueron cuatro goles, el doble de los que recibió la miedosa Georgia, aunque Bulgaria expuso un poco más, incluso se atrevió a desplegarse ofensivamente con cautela. Pero la selección de estos lobos rojos está hambrienta, insaciable y logró que tampoco ninguna oveja suelta le marcase.

El fútbol se convierte en una bufonada cuando un equipo inferior se dedica, como un cordero asustado, a sofocar a un lobo siempre hambriento de goles. Feroz, pero esta noche, hasta más lento, más cansado del de hace tres días.

Bulgaria, por el contrario, pareció que ponía mejores ladrillos en el muro de los que puso la cobarde Georgia. Es muy posible que en su defensa de seis hubiese cinco larguiruchos que sometieron a Samu a un castigo excesivo. Incluso a saltar en ocasiones más que Merino.

Una vez más sólo Pedri tuvo esa imaginación, esa magia para penetrar en el muro como un fantasma y generarse dos goles como si fuera un dios del gol. Uno dio en el poste y el otro no entró de milagro. Mientras la posesión española era de un escandaloso 80%. Algo ridículo y escabroso para la competición que propugna esos dirigentes en Suiza.

Aunque el balón corría más lento. Baena mejoró a Yeremy, Grimaldo hizo olvidar a Cucurella y los centros de Pedro Porro, quizá mas cansado que el otro día, habían perdido dirección.

Es curioso que los búlgaros recibieran 1-0 y se atrevieran a hacer correr al lobo y casi meterlo pasajeramente en su madriguera. Hasta tuvieron una oportunidad, pero la distancias son tan infinitas como las diferencias de una selección a otra, que parece ridículo formalizar estos encuentros oficiales.

No fue una sorpresa la segunda parte. Otro cabezazo de Merino y seis goles, cada cuatro partidos, así que este es el verdadero lobo rojo que ataca desde las alturas. Borja Iglesias es mejor que Samu como ariete, pero los años pesan y De la Fuente tendría que pensar en otros goleadores, que los hay, en la sub-20 y la sub-21. Que se atreva es otra historia.

A pesar de que los búlgaros habían defendido mejor, no se habían esclavizado tanto como Georgia, pero tres goles más empañaron la actuación más que notable del meta Mitov, que pareció una diosa india como Kali, con muchos brazos.

Al final, en el último éxtasis hubo un penalti que Merino dejó al gran especialista, Oyarzabal, el mejor para estas ejecuciones. Y fin de un partido que siempre reprochará las marranadas de las organizaciones del fútbol. España con De la Fuente roza más récords. Poco a poco será como el equipo santo del siglo XXI.

Me resulta infame, escrupulosamente inmoral lo que hacen las pérfidas UEFA y FIFA con tanto partido basura. Tan sólo con la avaricia de jugar más y más dinero como si fueran el tío Gilito. Hacen sucumbir a los jugadores, que son los protagonistas de sus fabulosas ganancias.

Se habló de una huelga de futbolistas, de someter a esas perturbadas económicas a un impasse para detener este castigo soez y enfermizo. Pero los jugadores no son sindicalistas. Juegan y se plantean políticamente su vida muy individualmente. Mientras, la UEFA y la FIFA matan lentamente a sus huevos de oro.

Una ciudad, Valladolid, y un rival, Bulgaria, para colocar a esta España a la altura de la de 2012

Una ciudad, Valladolid, y un rival, Bulgaria, para colocar a esta España a la altura de la de 2012

La selección búlgara se aloja en un hotel algo alejado del centro de Valladolid, pero incluso de haber estado en la mismísima calle de Santiago nadie hubiera reparado en ellos. Es el rival de España esta noche, y se llenará el José Zorrilla para ver al equipo de Luis de la Fuente, que en realidad no juega contra Bulgaria, a la que, se sobreentiende, va a ganar sin apenas esfuerzo, sino contra sí misma. ¿Por qué? Sencillo. Si hoy gana (o al menos no pierde, y no perder sería un cataclismo), igualará una cifra que pone sobre el tablero de nuevo una pregunta recurrente: ¿Se puede comparar a esta selección con la del periodo 2008-2012?

Si España no cae esta noche, sumará 29 partidos oficiales consecutivos sin hacerlo. Igualará la mejor racha de la historia de la selección, firmada entre 2010 y 2013 por el equipo dirigido entonces por Vicente del Bosque. Aquel equipo cedió en el primer partido del Mundial (que terminaría ganando) contra Suiza, y estuvo esas 29 citas hasta que hincó la rodilla contra la Brasil de Neymar en la final de la Copa Confederaciones de 2013. Entonces, fueron 24 victorias y cinco derrotas.

Para saber más

Este equipo, es sabido, perdió contra Escocia en la fase de clasificación para la Eurocopa, era marzo de 2023, y de momento ahí sigue. Por matizar, que siempre hay tiquismiquis, FIFA y UEFA cuentan los partidos que van a los penaltis como empates.

28 de marzo en Doha

Por eso, a esta España no le cuentan como victorias la final de la Liga de Naciones de 2023 contra Croacia ni los cuartos de final de esa misma competición este año, en marzo ante Países Bajos. Como tampoco le cuenta como derrota la final de junio contra Portugal, resuelta en una tanda. En el caso del presente, España suma 23 victorias y cinco empates, exactamente igual que la gran España de Del Bosque.

Mirando un poco más allá de esta noche, el equipo tiene en noviembre la posibilidad de igualar esta racha a nivel mundial. De momento, es Italia la selección que en toda la historia del fútbol más partidos ha permanecido invicta. Son 31. Si España no pierde en noviembre en Georgia (día 15) y en Sevilla con Turquía (día 18), estará a esa altura, y entonces se multiplicaría el morbo de la siguiente cita. Sería ya en marzo, sería probablemente en Doha, sería probablemente el sábado 28, y sería ante Argentina, ante Leo Messi, cuando España podría convertirse en el equipo con la racha de partidos sin perder más larga de la historia del fútbol. Casi nada.

«Primero vamos a clasificarnos para el Mundial», insiste De la Fuente, aunque él, como todos, tiene en la cabeza estas cosas. Porque la comparación con la mejor época de la selección española la tienen presente todos los miembros de la Federación, conscientes de estar ante un equipo que ya ha ganado una Eurocopa (también una Liga de Naciones, pero sobre todo una Eurocopa), que ha llegado a las finales de las tres últimas competiciones que ha disputado y que mira al Mundial sabiendo que es una de las dos-tres grandes favoritas, sino la gran favorita.

Pedro Porro, ante Dvali, el sábado en el Martínez Valero.

Pedro Porro, ante Dvali, el sábado en el Martínez Valero.AFP

Si a todo eso se le une la edad media del grueso de los internacionales, especialmente de sus estrellas (Nico, Lamine, Huijsen, Zubimendi, Fabián, Merino, Cubarsí, Pedri, Cucurella, etc...) no es una locura pensar en marcar una época, que siempre luce mucho en el currículum.

De momento esta noche se intuye un equipo de Luis de la Fuente que certifique todavía más la idea de de aquí puede jugar (casi) cualquiera. Sin apagarse los ecos del lío con Lamine Yamal, con Dani Olmo ya en Barcelona y con Ferran siguiéndole desde ayer, parece claro que va a dar descanso a muchos jugadores, especialmente a Pedri y a Cubarsí, en una noche que se presenta plácida. Tanto que casi ya no se juega contra el rival sino contra sí mismo.

"Es el traspaso que estaba buscando": Zubimendi se va al Arsenal y deja 70 millones en las arcas de la Real Sociedad

“Es el traspaso que estaba buscando”: Zubimendi se va al Arsenal y deja 70 millones en las arcas de la Real Sociedad

"Este es un gran momento en mi carrera. Es el traspaso que estaba buscando y el que quería. En cuanto pones un pie aquí, te das cuenta de lo grande que es este club". Son palabras de Martín Zubimendi recogidas en la página web del Arsenal, el que es ya su nuevo club. El centrocampista internacional con la selección española abandona así la Real Sociedad dejando en las arcas de los donostiarras 70 millones de euros, por encima de lo que señalaba su cláusula de rescisión a cambio de que los británicos puedan pagar a plazos.

«"Puse mi mirada en el Arsenal porque su estilo de juego encaja conmigo. Han mostrado potencial recientemente y lo mejor todavía está por llegar", añadió el vasco, que se reunirá en el Emirates Stadium con su excompañero Mikel Merino, que ya ha completado su primera temporada a las órdenes de Mikel Arteta, también donostiarra y con un breve paso por la Real como jugador.

"Martín es un jugador que nos va a dar mucha calidad e inteligencia futbolística. Se va a acoplar realmente bien y tiene todos los atributos para ser un jugador clave para nosotros. Los estándares que ha mostrado de forma regular en las últimas temporadas tanto para su club como para su selección es lo que nos hace que tengamos tantas ganas de que esté con nosotros", valoró Arteta.

Los Gunners tenían en el radar a Zubimendi desde hace varios meses. Deseado por varios clubes de élite, en especial en Inglaterra, rechazó al Liverpool y en su momento también sonó para el Barcelona y el Real Madrid. Su contratación responde la necesidad del club londinense, semifinalista de la última edición de la Liga de Campeones y subcampeón de la Premier League, tras las salidas de Jorginho y Thomas Partey.

Cariñosa despedida

"Desde los catorce años en Zubieta, el donostiarra ha sido un ejemplo para todos. Compromiso, exigencia y rendimiento máximos los que ha dado pilotando la nave txuri urdin desde el centro del campo", expresó la Real Sociedad en un mensaje de despedida, en el que le desea "la mejor de las suertes". "Esta siempre será tu casa. Lo que nace en el corazón no lo cambia nada ni nadie. Eskerrik asko [gracias], Martín", concluye el mensaje de su ya ex equipo, que sigue padeciendo un severo proceso de descapitalización profesional e inicia una incierta etapa con la llegada como entrenador de Sergio Francisco tras la salida de Imanol Alguacil, quien dirigió el equipo desde marzo de 2018. Con Zubimendi, de 26 años, la Real ganó una Copa del Rey estuvo cinco temporadas consecutivas en competiciones europeas, una de ellas en la Liga de Campeones.

El medio centro ha brillado con la selección estos últimos meses en ausencia de Rodri, Balón de Oro 2024, gravemente lesionado de la rodilla a mediados de septiembre y que regresó a la competición en mayo con el Manchester City. El guipuzcoano ha firmado un contrato de "larga duración" con el club londinense y se une a un centro del campo que incluye a Declan Rice, Martin Odegaard, además del citado Mikel Merino.

Es la segunda incorporación del Arsenal este verano, tras la deLguardameta Kepa Arrizabalaga, y la primera piedra para que Arteta y su equipo den el paso definitivo para ganar un gran título después de tres subcampeonatos de la Premier League consecutivos. Los siguientes pasos en la jefatura deportiva del Arsenal incluyen el fichaje de un defensa central, estando muy avanzada la incorporación de Cristhian Mosquera, del Valencia, y sobre todo de un delantero, posición para la que los anhelos van dirigidos hacia Viktor Gyokeres y Benjamin Sesko.

Lamine Yamal reivindica el Balón de Oro y reta a Cristiano: "Es una leyenda, pero haré mi trabajo, que es ganar"

Lamine Yamal reivindica el Balón de Oro y reta a Cristiano: “Es una leyenda, pero haré mi trabajo, que es ganar”

Lamine Yamal salió del Stuttgart Arena asombrando tanto como en la Eurocopa. Si el duelo ante Francia media su altura para pelear el Balón de Oro con Dembélé y quien sabe si también con Mbappé, la conclusión la dicta que salió del partido como mejor jugador. Ahora le espera Portugal con Cristiano Ronaldo. "Es una leyenda, pero haré mi trabajo que es ganar", advierte.

Mientras, cosecha elogios. "Lamine ha dado un golpe en la mesa. Es el mejor del mundo y merece el Balón de Oro", sentenció Luis de la Fuente. "Cada cosa que hace, sorprende", resumía el presidente de la RFEF, Rafael Louzán. Su compadre Nico Williams, que bailaba con Samu y Gavi, antes del duelo, como si fuera un torneo de juveniles y no una semifinal, lo que quiere es que siga concentrado: "Dejadle tranquilo, que tiene que ganar la final". Bien sabe que nada le despista.

"Lo importante es hablar en el campo. Como le digo a mi madre, para estos partidos juego al fútbol, son los que me motivan", avisó la joven estrella que, como todos, hubiera preferido sufrir un poco menos. "El resultado en el minuto 60 era muy grande, pero sabemos que tienen jugadores de clase mundial", recordaba. Para cuando Francia quiso apretar en el minuto 80, España ya les había avergonzado en dominio y acierto goleador. Dieron el susto, sí, pero esta selección irreverente olvida los "desajustes", como los calificó Merino, y mira ya cómo vencer a Portugal. "Firmo terminar todos los partidos así", decía el seleccionador. "Estoy feliz porque era un partido dificilísimo con dos de los mejores equipos del mundo. Hemos aprovechado nuestro momento, no es fácil meter a un rival cinco goles, y ellos también", sintetizó.

Quizá fuera Stuttgart la clave. Si España juega en su Arena, Mikel Merino aparece como protagonista y si el rival es Francia, Lamine Yamal aparece para destriparla y, aunque apretando los dientes, encadenar 24 partidos oficiales sin perder, 20 victorias y cuatro empates. Ya ha agarrado al equipo de Javier Clemente y amenaza al exitoso de Vicente Del Bosque. Ante Portugal podrá revalidar su condición de campeón de la Liga de Naciones y sumar tres títulos en tres años. Alemania convertida en Tierra Santa.

Los recuerdos de Merino y Pedri

La selección creó en el estadio alemán los recuerdos del pase a las semifinales de la Eurocopa con un gol de Merino a los anfitriones. "Me está dando grandes alegrías", reconoció el jugador del Arsenal. En septiembre de 2020 este mismo estadio vio su debut como internacional, con su padre en la grada. No podía imaginar el histórico futbolista de Osasuna que, cuatro años después, su hijo celebraría un gol que llevaba a España a semifinales de la Eurocopa dando la vuelta al banderín de córner como él hizo en 1991 en un duelo de la entonces Copa de la UEFA. Mucho menos se le pasaba por la cabeza que exactamente once meses después, volviera a hacerlo para encaminar a la selección de nuevo a una final, esta vez de la Nations League. Dos homenajes, además, ante Alemania y Francia que convierten esos goles en inmortales.

Su tanto fue 'conexión Real', con Zubimendi en el inicio de la jugada y el entendimiento con Oyarzabal, que lo dejó solo ante Maignan. Ya había asistido el capitán txuriurdin a Nico Williams, quien abrió el marcador tras una asistencia en pelea con el gigante Konaté. Por algo De la Fuente le tiene fe ciega y es el máximo goleador con nueve tantos y pudieron ser diez si no llega a ser por su generosidad.

Cuando a Lamine lo cazó Rabiot en penalti, se acercó a la estrella culé y le animó a lanzar. No falló pese a ser el primero que pateaba como profesional y dejó sentenciada una eliminatoria que, es justo decirlo, también sostuvo Unai Simón con sus paradas durante algunos minutos. Así lo hizo De la Fuente: "Me alegro mucho por él porque ha sido cuestionado y maltratado durante mucho tiempo".

No parecía que España tuviera miedo al despertar francés, pero por si acaso Pedri marcó un gol magistral, advirtiendo al portugués Vitinha de que está listo para mirarle a los ojos y disputarle la pelota el próximo domingo. De aquellas lágrimas por caer lesionado en la Eurocopa a celebrar su acierto. También durante todo el partido hubo recuerdos en forma de pitada para Marc Cucurella, como si hubiera sido culpable de aquella mano que nadie olvida en Alemania.

Sin defensa que pare a Lamine

Pero aún tenía que aparecer otra vez Lamine Yamal para burlar a toda la defensa gala y, aunque fuera de punterón, marcar su segundo tanto. Tenía razón Deschamps: no ha habido aún una defensa capaz de parar al talento de Rocafonda. España se estaba divirtiendo y hasta pudo haber sumado a la fiesta a Dean Huijsen en su segundo partido como titular. Su gol, el tercero para España tras una jugada ensayada de libre indirecto, fue anulado por un justísimo fuera de juego.

El camino de rosas que dibujó España con el 5-1, porque había aparecido Mbappé, se fue complicando en parte por la relajación de haberse visto tan superiores pero también a causa del ataque de rabia de Francia, que no quería salir tan humillada de la Nations League. Echó mano Deschamps del debut de Cherki, que se estrenó con golazo, y Kolo Muani tanto para intentar remontar como para maquillar el varapalo que pone en la picota la cabeza del seleccionador.

El tributo de Arteta a Wenger y su llamada a Guardiola en la previa: "Si estoy aquí es gracias a él"

El tributo de Arteta a Wenger y su llamada a Guardiola en la previa: “Si estoy aquí es gracias a él”

El Arsenal no sólo cerró de forma concluyente su pase a las semifinales, sino que prolongó su formidable racha ante el Real Madrid, ante quien aún no ha perdido en la Champions. Tres victorias y un empate. El pequeño homenaje de Mikel Arteta a Arsene Wenger, que dio el primer paso con un 0-1 en febrero de 2006. La leyenda gunner cuenta ahora con un digno sucesor en Declan Rice, autor de un colosal partido. El mediocentro fue el símbolo de la fortaleza y el carácter de un equipo que iguala su mejor racha a domicilio en la Champions. La última vez que el Arsenal enlazó cuatro victorias europeas lejos de Londres fue precisamente con aquel golazo de Thierry Henry en el Bernabéu.

El último bofetón de Gabriel Martinelli al contragolpe definió la sexta derrota del Madrid en la Champions, el récord absoluto para los blancos, que hasta ayer contaban con las cinco de la campaña 2000-01. En cualquier caso, ni siquiera acierto postrero del brasileño pudo eclipsar el brillo de Rice. Infatigable en las ayudas a sus centrales, sólo falló uno de sus 27 pases (96%), participando en las mejores transiciones, ligeramente volcado en el perfil izquierdo. Su aplomo, en la acción del presunto penalti sobre Kylian Mbappé, terminó por convencer al VAR. Hubo doble recompensa para él, dado que el François Letexier le retiró la tarjeta amarilla y llegará limpio a las semifinales. "Soy un tipo honesto. A Mbappé y Lucas Vázquez les dije que no era penalti y que si admitiría le hubiese derribado, lo diría. Se tiró al suelo y estaba plenamente convencido de que lo anularía", ratificó el 41 en los micrófonos de TNT Sports.

La confianza de Rice guio a un Arsenal sin titubeos en Chamartín. Curiosamente, el único momento de zozobra llegó en el momento más propicio, con un penalti a favor donde las dudas de Martin Odegaard terminaron por afectar a Bukayo Saka. Después de nueve penaltis consecutivos convertidos, el internacional inglés erró ante Thibaut Courtois. Curiosamente se cumplían dos años exactos de su último fallo, ante Lukas Fabianski, durante el 2-2 en la visita al West Ham. Un revés para la estrella gunner, que luego pudo resarcirse con un clínica definición para el 0-1. En las últimas semanas, Saka en pleno proceso de renovación para ampliar un contrato que expira en 2027. Según recientes filtraciones, la última oferta asciende a 300.000 libras semanales, lo que le convertiría en el mejor pagado de la plantilla.

Aquel 0-0 ante Guardiola

De momento, ese privilegio corresponde a Kai Havertz y Gabriel Jesus, otros dos delanteros de un equipo que basa su fortaleza en la seguridad en torno a su área. Esta temporada, David Raya ha mantenido 18 veces el cero en su portería. Seis de ellas de Champions, donde sólo ha encajado siete goles en 12 partidos (0,58 de promedio). El pasado curso, Arteta causó notable asombro en la Premier tras un 0-0 frente al Manchester City. Escocido por sus resultados recientes en el Etihad, el Arsenal no tuvo el menor empacho aquel domingo en replegarse en torno a su guardameta. El espectáculo resultó soporífero, pero el técnico donostiarra no podía permitirse una novena derrota consecutiva en el feudo de su gran rival por el título.

Entonces, Pep Guardiola debió hacer frente a numerosas críticas por protegerse con tanto toque horizontal y por conformarse con un punto en mitad de la batalla con el Liverpool. En realidad, sus principios debían situarse en el lado contrario del espectro futbolístico. Arteta tomó buena nota de ellos a lo largo de las tres temporadas en las que ejerció como su primer ayudante (2016-2019). Hasta que tres días antes de la Navidad quiso aceptar una oferta del Arsenal.

Aquella propuesta podía interpretarse como un regalo envenenado. No sólo había que recuperar el pulso de un club en vía muerta tras el reciente fiasco de Unai Emery, sino de retomar la senda de Arsene Wenger. Cuando iba a cumplirse su primer año en el Emirates, apenas siete meses después de tocar la gloria con la FA Cup, el donostiarra vivió un momento crítico, con el equipo a cinco puntos del descenso tras sendas derrotas ante Everton y Burnley. A partir de entonces recondujo el rumbo para cerrar el curso con el título de la Copa de la Liga.

Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.

Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.AFP

Pese a los habituales comentarios en la prensa local, el vínculo entre Guardiola y Arteta se ha mantenido en algo más que la cordialidad. "Hablamos hace unos días y quería pedirle un consejo. Es importante aprender del mejor", reconoció horas antes del 3-0, su mejor momento en el Emirates. Incluso más especial que el 5-1 del pasado 2 de febrero ante el City, con una exhibición de juego ofensivo, certificado con goles de Myles Lewis-Skelly y Ethan Nwaneri, dos de sus talentos adolescentes. Por el momento, el balance sigue favorable para Guardiola, con ocho victorias en los 14 precedentes. Sin embargo, esta temporada Arteta también rubricó un 2-0 de prestigio ante el PSG de Luis Enrique. Precisamente su próximo adversario por el título.

Porque la última semifinal de Champions databa de 2009, cuando los gunners cayeron ante el Manchester United de Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney por un global de 4-1. Ahora todo se presenta más equilibrado, vista la fortaleza del Arsenal, que sólo ha perdido uno de sus últimos 16 partidos a domicilio en todas las competiciones, con ocho victorias y siete empates. "Es una de las mejores noches de mi carrera, sin duda. Fue muy especial, ante un equipo que ha sido una inspiración para muchos de nosotros. Podemos estar muy orgullosos de pasar del modo en que lo hicimos", finalizó Arteta.

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el 'via crucis'

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el ‘via crucis’

Quien no ha tenido una pareja o un amante que siempre llega tarde, que te desespera en la espera. Cien veces decides irte y cien veces decides quedarte, porque crees que el final de la noche será único. Cuando no acude, lo maldices, pero sabes que volverás al mismo lugar, con la misma excitación, en la siguiente cita. Esa pareja o amante es el Madrid. Lo saben todos los que formaron la larga procesión secular al Bernabéu, esperanzados en una remontada que esta vez no se produjo, porque la cita exigía pasión, claro, pero a las mejores pasiones las acompañan las caricias, y nadie del Madrid se las ofreció a la pelota. El Arsenal lo hizo lo justo, suficiente no sólo para pasar a semifinales de la Champions, también para ganar en el Bernabéu. El Jueves Santo no va a impedir las maldiciones, aunque el fútbol tenga querencia por las estaciones de la Semana Santa: martirio y resurrección. El creyente Ancelotti tiene difícil la segunda. Ha empezado su via crucis. [Narración y estadísticas (1-2)]

El entrenador había hablado, entre medias sonrisas, de la cabeza, el corazón y los cojones. La máxima de las cuatro C la acuñó Seve Ballesteros. Ancelotti se olvidó de citar la primera: la calidad. El Madrid no la encontró en ningún momento, como si esta vuelta de cuartos fuera la metáfora y la hipérbole, ambas a la vez, de la temporada. La sobreexcitación no ayudó. De hecho, el Madrid empezó el partido por el final. Necesitaba tres goles para igualar la eliminatoria, tres goles en 90 minutos, y escogió la montonera. Está bien algo de descontrol, pero si es para descontrolar al contrario en la salida de toriles, en un arranque a fuego. Pasado ese tiempo, es necesario el juego.

El problema no es que el Madrid no lo encontrara en el Bernabéu, es que prácticamente no lo ha hecho en toda la temporada. El choque fue el collage de todos sus problemas estructurales a los que Ancelotti no ha encontrado solución desde la marcha de Kroos. La entrada de Modric, tardía, no sirve de nada porque no es el mismo Modric, y porque el croata no siente ya la jerarquía de antaño. Ceballos pasa por el centro del campo como unos padres por la habitación de un adolescente. Pone las cosas en su sitio, nada más.

Demasiados centros

Esta eliminación, esta derrota y esta impotencia va a pesar sobre la figura del italiano, cuando al via crucis le quedan dos paradas decisivas: la final de Copa y el clásico en Montjuïc, ambas ante el Barcelona, con ventaja en la Liga. Después de haber perdido ya dos este curso ante los azulgrana, el mayor aliado del Madrid es la estadística, porque es difícil perder cuatro. Ese Barça necesitaba un estímulo nuevo en el vestuario la temporada pasada y lo encontró. A Florentino Pérez le corresponde reflexionar acerca de si lo necesita el Madrid, con todo el respeto por el entrenador que más títulos ha ganado en la institución. Difícil análisis.

Ancelotti optó por lo esperado, con Valverde en el centro del campo, aunque ello supusiera dar el lateral a Lucas Vázquez. Pese a sus lagunas defensivas, fue de los más activos en su despliegue ofensivo, aunque una vez en los tres cuartos, el Madrid abusó de los centros, frontales muchos de ellos y fáciles de defender para el Arsenal. Ni un balón comprometido tuvo que sacar Raya de la portería del Arsenal en todo el primer tiempo. Courtois, en cambio, detuvo un 'penaltito' cometido por Asencio, cantado como un gol en el coliseo blanco, a Saka, un Panenka confundido, y otro disparo cruzado de Martinelli tras una contra.

Poco más hicieron los de Arteta, a la espera de que pasaran los minutos frente a la frustración blanca. Es el equipo de la Premier menos goleado, el que mejor defiende. Se siente cómodo en esa situación. La impresión es que mostró menos de lo que tiene, porque no lo necesitó, en el aspecto ofensivo. En una de sus triangulaciones se encontraron Odegaard, Mikel Merino y Saka para elevar sobre Courtois y redimirse del penalti. El efecto psicológico, pasada la hora, lo emborronó el propio Arsenal, con un error de Saliba que ofreció el gol a Vini.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.EFE

Nada cambió, en realidad, porque no había ideas con que cambiarlo, mientras el Arsenal, inteligente, intentaba jugar más tiempo en campo del Madrid, alejarlo de su área y refugiarse en largas posesiones. El control que pretendía Ancelotti, sin conseguirlo pese a dar entrada a Ceballos o Modric, lo tuvo siempre Arteta, un entrenador español de nueva generación que se presenta a lo grande en el mejor escenario posible. Martinelli culminó, a la contra, lo que el juego decía. Sólo se trataba de esperar el momento.

A Arteta le aguarda el PSG de Luis Enrique. El PSG en el que ya no juega Mbappé, que llegaba después de una patada de impotencia ante el Alavés. La impotencia continuó. El francés vino para ganar Champions después de ganar todo el dinero posible. Tendrá que esperar. Se movió por todas partes, pero sin la precisión adecuada, y dejó el campo lesionado. Tampoco acometió escaladas individuales, como intentó Vinicius desde el inicio, pero siempre perdedor frente a Timber, Saliba o Declan Rice, goleador en la ida y pletórico en la vuelta. La cruz que porta Ancelotti es también su cruz.

El Arsenal ejecuta al Madrid en el paredón de todos sus males

El Arsenal ejecuta al Madrid en el paredón de todos sus males

Los misiles de la muerte pudieron hasta con el cíclope blanco. Courtois hace milagros, pero no hay panes y peces para quien no los merece. La caída del Madrid fue algo más que una muerte a balón parado. Fue una ejecución en el paredón de todos sus males, con disparos de Declan Rice que tenían todo lo que, hoy, no tiene este Madrid deambulante: la contundencia y la precisión. Rice, en realidad, sólo apretó el gatillo.

La cruel derrota, consumada por Mikel Merino, un delantero de paso, compromete al equipo blanco, que necesita invocar a todos los espíritus de la remontada, no sólo a Juanito, y compromete a Ancelotti. Con el entrenador atascado, Vinicius perdido y Bellingham desesperado, la esperanza es la épica y quien todavía no sabe nada de esa épica. Mbappé llegó para ganar Champions. Primero debe ganar al destino. [Narración y estadísticas (3-0)]

La forma de caer ante el Arsenal es proporcional a dos cosas: la tendencia del Madrid en los últimos partidos y la proporción del rival. Leganés, Real Sociedad y Valencia, con distintos resultados, ya mostraron los problemas de un equipo frágil en defensa, desenfocado en el centro del campo y no siempre enfocado en ataque.

No es el equipo de Mikel Arteta lo mejor de la Premier, pero es un equipo que crece y crece si le dejas jugar. Si los goles no llegaron antes de que Declan Rice activara el cañón, fue gracias a Courtois, brutal en sus intervenciones ante el propio Rice y Martinelli, en el primer tiempo, o de nuevo Martinelli y Merino en el segundo. El Arsenal hizo lo suficiente para golear de cualquier manera.

parábola inverosímil

La pegada de Rice está fuera de catálogo. Ambos goles llegaron de falta, lejanas, y ambos con una potencia y colocación que redujeron a Courtois a su condición humana. Ni un reproche al portero, todo el mérito para el jugador inglés, que recordará este día toda su vida, sea cual sea el desenlace de la eliminatoria. Primero salvó la barrera con una parábola inverosímil; después, colocó en la escuadra.

Ancelotti sabía bien de la febrícula de su equipo y por eso les mandó abrigarse. El Madrid no tiene la temperatura corporal adecuada y el entrenador sacó la mantita al salir al Emirates para cubrir bien todo el centro del campo. En el Bernabéu habrá que quitársela y jugar a pecho descubierto. No quedan días para 'pechos fríos'

La manta era el 4-4-2, en el que Bellingham se situaba en la izquierda y Rodrygo, en la derecha, con claras instrucciones defensivas. Vinicius y Mbappé, pues, compartían el ataque. Las razones de Ancelotti no se debían únicamente a la peligrosidad del Arsenal por las bandas, con Saka y Martinelli, sino a las componendas que tiene que hacer en la defensa desde el principio de temporada. Valverde volvió al lateral derecho y en el izquierdo apareció Alaba, con una venda en un muslo, todavía bajo mínimos. El austriaco conoce el puesto, ya que jugó en esa posición en sus inicios en el Bayern, pero hace ya largo tiempo. Saka lo sometió a un tormento, pero también puede decirse lo mismo de Martinelli ante el uruguayo. El compromiso en las ayudas de Bellingham y Rodrygo no bastaba.

Bellingham, desesperado tras una ocasión perdida.

Bellingham, desesperado tras una ocasión perdida.EFE

El cambio de sistema, del 4-3-3 habitual al 4-4-2, cargaba el mensaje: precaución. El Arsenal de Arteta es un equipo de alto ritmo de juego y llegada por las bandas, pero también de compenetración en las jugadas a balón parado, diseñadas por uno de los ayudantes del técnico donostiarra. Cuando lanza un córner, acumula jugadores casi en la línea del portero, como niños que esperan, ansiosos, que se rompa la piñata. El overbooking hizo que Saliba rechazara un centro-chut que había superado a Courtois. Con esa producción ofensiva no tener en el área a Havertz o Gabriel Jesus es un hándicap. Arteta ha pedido a Merino que se convierta en camaleón. Se ha puesto el traje del nueve con goles, también frente al Madrid, el tercero, después de porfiar mucho frente a Courtois.

El Madrid respondió al acoso inicial con posesiones largas, aunque estériles, para bajar las revoluciones al partido. Cuando pudo, corrió, gracias a los robos o pérdidas que abrían un páramo por delante. Ni Vinicius ni Mbappé, sin embargo, encontraron la precisión para batir al español Raya, sin trabajo, pero con sensación de dominar el área en todas sus salidas.

Más desalentador resultó su nula reacción tras los goles del Arsenal, cuando ya no había que abrigarse más, sino destaparse. La excitación del equipo inglés y la mejor gestión de Arteta pudieron generar un resultado todavía más cruel, mientras Camavinga se autoexpulsaba y las soluciones del banco, como Brahim, no aportaban nada, porque el problema no era de nombres, sino de rumbo. Ahora sólo está a tiempo de la épica.

Ancelotti sólo come chicles

Ancelotti sólo come chicles

Actualizado Sábado, 5 abril 2025 - 18:53

Adiós a la Liga. El Madrid no puede ni con un rival que lucha por la salvación. Pero es que el equipo de Ancelotti - aunque eso sea una entelequia- no es capaz de ganar a nadie. Tenía el agua que casi le llegaba a la nariz y ahora se ha ahogado definitivamente.

La tragedia es que hace más de una temporada el Madrid ni tiene juego, ni sistema, ni sentido futbolístico. A muchos les extraña, pero todo el que me lee sabe que llevo denunciándolo ya más de dos años. Es un vetusto entrenador, apagado por su estilo decimonónico y muy engreído en su estilo.

Ahora, los corifeos madridistas dirán que Mamardashvili fue un gigante en la portería y que impidió en más de media docena de ocasiones claras, la mayoría de ellas de Mbappé. Pero el francés solo no puede con unos compañeros que se creen dioses del Olimpo del fútbol, con la nefasta propaganda de la Casa Blanca.

Es cierto que el Valencia metió tres fallas ignífugas para defender. Que sólo hubo tres oportunidades y que dos de ellas terminaron en gol. El último de ellos en el ocaso de un partido que pasará a la historia como cuando el Madrid cayó al infierno.

Es posible incluso que el Madrid logre un gol con esa clase delanteros egocéntricos, que jamás juegan con el compañero, sino que van en busca de la jugada perfecta, la genial.

Lo cierto es que Brahim sólo regatea para él y no se va de nadie. Bellingham arranca desde atrás y también quiere meter su gol maravilloso. Y Vinicius es un desastre. Sólo piensa en sus regates.

Y sale hasta Endrick y también quiere ser un dios en el Olimpo madridista por egocentrismo. Un disparate. Como todos los desperdician todo, castigan a su equipo a perder minutos y minutos en el juego colectivo.

Y, curiosamente, el menos individualista sea el mejor: Mbappé. El único que tiene gol. Lo que no entiendo es que cediera ejecutar el penalti al inútil de Vinicius, que ya ha recibido una sinfonía de pitos. No es para menos. Fue decisivo. Ese minuto que marcará una Liga. Jamás entenderé el compañerismo de Mbappé

Hay muchos misterios de Ancelotti en el partido. Una vez más se cargó a Asencio, para que ya nadie dude de su odio cerval, porque se tragó su calidad. Nadie entendió a Tchouaméni en la defensa, cuando por delante sólo estaba Modric para ser mediocentro y un tocado Valverde. Todo es sospechoso.

Nadie defiende ya a Ancelotti. Y no quiero hablar más de él. Estoy cansado y en el club no hacen nada, sólo el tancredo. Ni lo echan ni fichan a nadie, pero, eso sí, tiene un estadio espectacular. Absurdo.

Y no quiero pensar lo que podrá ocurrir en Londres el martes, porque lo mismo se llevan una manita o quizás cuatro. Con Saka y Merino de verdugos. Mientras tanto, Ancelotti come chicles. Quizá demasiados.