El Dortmund maniata al PSG y apaga el último sueño de Mbappé en París

El Dortmund maniata al PSG y apaga el último sueño de Mbappé en París

Lloró París. Se quedó helado Kylian Mbappé. Se acababa una era sin el título más deseado. No habrá visita a Wembley, ni adiós glorioso para el mejor jugador francés, que se marchará con el dolor de dejar una tarea pendiente. La gloria se la robó Hummels, líder de un Dortmund arremangado, capaz de asaltar un lugar que nadie le reservaba: la final de la Champions. [Narración y estadísticas (0-1)]

El Parque de los Príncipes se vistió de fiesta convencido de que nadie podría aguársela, sin embargo, la realidad fue otra: sufrió y mucho. El Dortmund se agarró a su ventaja con uñas, dientes y mucha cabeza. Ni se les pasaba por la mente ser los colaboradores necesarios en la noche de un PSG que no pudo avasallar. Y es que todos en el estadio sabían que darle la vuelta al guión de estas semifinales pasaba por las letras que escribiera Mbappé, siempre vigilado con disciplina germánica.

Quiso Luis Enrique que luciera su estrella acomodándole donde más le daño hace, escorado en la banda izquierda, estirando a la defensa e inquietándola con sus movimientos. A Gonçalo Ramos lo reclutó para que recogiera sus centros y los de Dembélé o Hakimi, que fue el primero en servirle un balón. Con ese remate y una volea de Mbappé sin complicaciones para el meta Kobel quiso meter el miedo en el cuerpo al Dortmund. También lanzó un aviso Vitinha de que, incluso mirando a la grada, es capaz de dejar a su compatriota Ramos en posición de disparo a puerta.

Aún así, los alemanes ni se inmutaron. Es cierto que ni tenían el control del partido ni podían correr, pero estaban cumpliendo con el plan de Edin Terzic. Era cuestión de esperar que la ansiedad de los parisinos le abriera los espacios. Empezaron a aparecer mediada la primera parte, aunque Adeyemi ya había avisado rematando una asistencia con el pecho de Füllkrug, que mantenía entretenidos a Marquinhos y Beraldo. Menos protagonismo tuvo Jadon Sancho porque Nuno Mendes aprendió de su sufrimiento en el Wetsfalenstadion y Luis Enrique le puso ayuda.

Providencial Hummels

El duelo derivó en un intercambio de golpes. Otra vez Füllkrug hizo de pared en la línea de fondo para, de espaldas, fabricarle a Ryerson un remate franco que no atinó a colocar entre los tres palos.

Mbappé tenía que aparecer y lo hizo conduciendo desde la orilla al corazón de área hasta encontrar el agujero por donde servirle a Dembélé una ocasión más. La oportunidad para romper el empate la tuvieron los dos equipos en el minuto 34. De una portería a otra. Fue primero el astro francés quien, asociado con Vitinha y Fabián, se coló en el punto de penalti y, cuando armaba la pierna, vio cómo un imperial Hummels aparecía para arrebatarle el balón.

La jugada continuó en una carrera endiablada de Adeyemi desde su campo hasta toparse con Donnarumma. No perdía el orden el Dortmund pero tampoco la más mínima ocasión de aumentar su ventaja viendo que el PSG no se desataba. Probó Vitinha desde fuera del área y Mbappé hasta cambió de banda buscando la forma de hacer daño al filo del descanso. No sólo no lo lograron sino que fueron castigados al regreso del vestuario.

Estrellado en los postes

Subió las revoluciones del partido el PSG y un centro de, otra vez, Mbappé lo intentó cazar Ramos en el primer palo y acabó desviándolo para que Zaïre-Emery, en el segundo, estrellara su remate en el poste. Era un primer paso que se volvió insuficiente cuando el Dortmund golpeó. Brandt botó un córner para que el cómodo testarazo de Hummels en adelantaba a los alemanes y obligaba al PSG a hacer dos goles para forzar, al menos, la prórroga.

No podían rendirse aunque la decepción fue un lastre inevitable no tanto en las botas como en el ánimo. El acoso era la única vía posible y lo vio venir Terzic, que renunció al peligro de Adeyemi para amurallarse colocando a Süle como tercer central. Ni una grieta podría abrirse en el muro, porque los franceses la pensaban encontrar, como hizo Nuno Mendes con un disparo que, de nuevo, se estrelló en el palo. La madera fue una aliada del Dortmund en toda la eliminatoria.

Probaba si fortuna Ramos, a quien Luis Enrique envió al banquillo buscando el genio de Marco Asensio, y no desistía Mbappé, primero aprovechando una asistencia de Dembélé para poner un centro sin rematador y después un disparo que salvó la mano de Kobel. Entretanto vio cómo a Hummels le anulaban otro gol por fuera de juego mientras que él, con el equipo de su espalda, no podía hacer más. La desesperación aumentó cuando, con el campo inclinado hacia Kobel, primero Mbappé y Vitinha se estrellaron con el larguero. Fue imposible derribar el muro.

El PSG, entre la falta de liderazgo de Mbappé y el mal fario con los palos

El PSG, entre la falta de liderazgo de Mbappé y el mal fario con los palos

Actualizado Jueves, 2 mayo 2024 - 17:22

La máxima exigencia de una semifinal de Champions se llevó por delante los buenos deseos del PSG en Dortmund. El equipo de Luis Enrique acumuló el 57% de posesión y 158 pases más que el Borussia, por lo que terminó corriendo casi 10 kilómetros menos. Sin embargo, su déficit en la presión y su falta de acierto en las áreas resultaron determinantes. "Los jugadores no son robots ni máquinas. Nos faltó intensidad en un ambiente adverso", admitió el técnico asturiano.

El PSG perdió demasiados duelos ante un adversario más limitado técnicamente, pero con mucha mayor determinación. Nuno Mendes y Bradley Barcola parecían cohibidos, como Warren Zaire-Emery, sin esa potencia de las últimas semanas para proyectarse en ataque. Por no hablar de Kylian Mbappé y Ousmane Dembélé, las estrellas de su ataque, sin la precisión necesaria ante una de las defensas más vulnerables de la Champions.

Mbappé sólo pudo disparar una sola vez, al poste, a lo largo de 90 minutos y su actuación recibió el suspenso del diario L'Equipe (4/10). El astro francés completó dos de sus siete regates y ganó tres de sus 10 duelos sobre la hierba del Westfalenstadion. Su falta de liderazgo contrastó con el acierto de Mats Hummels, autor de uno de sus mejores partidos de los últimos años. Los remates al poste de Mbappé y Achraf Hakimi prolongaron la racha del PSG, el equipo que más veces se ha estrellado contra la madera en la vigente Champions (10).

El mal tino de Dembélé

Dembélé, en su regreso a Dortmund, recibió los pitos de la hinchada amarilla cada vez que entraba en contacto con el balón. El extremo, autor de dos lanzamientos algo precipitados durante el tramo inicial, nunca supo marcar la diferencia y desperdició en el minuto 77, con un remate alto, la mejor ocasión parisina.

La imagen de Lucas Hernández tirado sobre la hierba durante varios minutos tras el gol de Niclas Füllkrug, antes de abandonar el partido por lesión, era la de un equipo sorprendido y dominado. Un solo pase de Nico Schlotterbeck bastó para perforar al centro del campo y la defensa parisina y hacer rugir el Muro Amarillo. Y aún pudo ser peor si Julian Brandt logra definir ante Gianluigi Donnarumma una clara oportunidad en el minuto 84.

Mensaje optimista

Dejando a un lado las preguntas sobre haber renunciado a cuatro cambios, Luis Enrique reiteró durante la rueda de prensa un mensaje de optimismo: "Vamos a clasificarnos para la final". Para ello será necesario elevar el nivel táctico y físico, especialmente en lo que respecta a su defensa: Nuno Mendes sufrió demasiado en el carril izquierdo ante Jadon Sancho. Pero Luis Enrique apenas cuenta con margen de maniobra por la probable baja de Lucas Hernández, víctima de su problema en la rodilla izquierda y sustituido en el eje de la zaga por Lucas Beraldo.

La inexperiencia del brasileño y la irregularidad manifiesta de Danilo convierten al capitán Marquinhos en el único central con galones para aguantar física y mentalmente, a un rival que viene mostrando gran peligro cada vez que logra pisar el área rival. Tras eliminar al Atlético de Madrid, el Edin Terzic podría dar la sorpresa en el Parque de los Príncipes y convertirse en la gran revelación en la final de Wembley.

El gran día de Raphinha desde el escaparate: "Hay algunos que tienen dudas"

El gran día de Raphinha desde el escaparate: “Hay algunos que tienen dudas”

Actualizado Miércoles, 10 abril 2024 - 23:45

Raphinha se convirtió en el gran héroe para el Barça en París. El brasileño no pudo tener un mejor estreno anotador en la Champions. El primer tanto de su carrera en la máxima competición europea, el 0-1, fue en gran parte, liberador para un futbolista que lleva bajo la lupa desde su llegada a la entidad azulgrana. En las últimas semanas, han vuelto a sonar con fuerza los cantos de sirena que lo colocan fuera del Barça con vistas a la temporada que viene.

La necesidad de la entidad de cerrar traspasos importantes para conseguir restablecer de una vez por todas su fair play financiero y el buen cartel que tiene el jugador lo ponen en el escaparate, pero no hay muchos equipos que estén ahora mismo por la labor de poner sobre la mesa los 80 millones de euros que reclamarían por él los barcelonistas.

Y si el 0-1 fue liberador, el momentáneo 2-2, anotado también por Raphinha tras un gran pase de un Pedri felizmente retornado al césped tras su última lesión, acabó por ponerle el broche particular a una noche en la que Christensen dio la de cal y la de arena. El danés marcó el 2-3, pero vio también una amarilla que impedirá que pueda estar sobre el césped la semana que viene en Montjuïc. Algo que, a su vez, le sucedió también al capitán Sergi Roberto.

"Sabíamos lo que teníamos que hacer"

«Para mí es una noche especial, buscaba este primer gol desde hace ya tiempo y en un partido como este conseguí el primero y el segundo», apuntó Raphinha tras el duelo. «El equipo no ha mejorado porque el míster dijera que se va a marchar. Como jugadores, somos conscientes de que teníamos que dar mucho más, tuvimos una conversación interna y sabíamos lo que teníamos que hacer para pelear por la liga y llegar lejos en Europa», insistió el brasileño, quien fue además contundente. «Aún hay algunos que tienen dudas sobre este equipo, pero nosotros damos la respuesta en el campo», sentenció.

El ex jugador del Leeds, conjuró, además, con sus dos tantos la sombra de la maldición del ex que Ousmane Dembélé puso brevemente sobre la mesa. El francés justificó sobradamente los elogios de un Xavi que lo puso por las nubes en la previa haciendo subir un 1-1 a un marcador al que Vitinha, apenas tres minutos después, mandaría por su parte un también momentáneo 2-1.

El técnico barcelonista se la jugó por él en su primera temporada en el banquillo azulgrana, cuando le invitaron a apartarlo del equipo por su negativa a ampliar su contrato y acabó por forzar su refichaje cuando nadie quiso apostar por él hace dos veranos. Y el Mosquito, a buen seguro, también provocó que a su ex entrenador se le hiciera un nudo en la garganta con un remate que a punto estuvo de poner otra vez la igualada en el luminoso.

El Barça minimiza a Mbappé y conquista el Parque de los Príncipes

Actualizado Miércoles, 10 abril 2024 - 23:22

Que París no se acabe nunca, debió de pensar el Barça porque allí, en el Parque de los Príncipes, se agigantó, superó sus demonios ante un PSG tan letal como inconsistente. Fue más resistente y también más valiente para salir vivo de una eliminatoria que se antojaba una trampa mortal y que, sin embargo, le da ligera ventaja en el camino hacia las semifinales. [Narración y estadísticas (2-3)]

Creyó el Barça que se podía vivir cómodamente ante Mbappé y su tropa en unos cuartos de la Champions. Incluso que se le podía hacer daño. Lo sintió después de 20 minutos en los que se hormigonó y fue viendo cómo no tenía enfrente un rival imbatible. Lo detectó Raphinha cuando aprovechó un pase larguísimo de Ter Stegen para provocar el error de un tembloroso Donnarumma y obligar a Lucas Beraldo a rebañar lo que ya parecía el primer gol.

Son mortales y en las transiciones tenían los azulgranas un arma que iban a explorar mientras el PSG probaba con disparos lejanos de Lee o Asensio, dos apuestas de Luis Enrique, y Mbappé no sacaba ventaja de sus endiabladas carreras hacia el área. Le aguantó el primer mano a mano Araújo con la ayuda de Koundé y entre todos consiguieron que la movilidad que generaba en el ataque junto al mallorquín y a Dembélé fuera estéril. No presentó el astro francés sus credenciales a ser decisivo en los próximos Clásicos de LaLiga.

Cubarsí, frente a Mbappé

Desde esa solidez, el Barça creció. No será con el purista ADN culé, pero sí con una eficacia que le hace sostenerse en los partidos. Nuno Mendes salvó bajo palos el remate de Lewandowski en un saque de córner y Raphinha, ante las dudas del guardameta, probó desde la frontal. Le habían cogido la medida a los parisinos con una presión y una aceleración precisa desde los costados que emborronar el plan de Luis Enrique.

El polaco desquiciaba a los centrales y Lamine Yamal encontraba los espacios en la orilla para desequilibrar, lo mismo que Raphinha. Si el peligro del PSG podía llegar casi desde cualquier parte, el del Barça, también. Hasta emergió la figura del púber Pau Cubarsí para graduarse en un gran escenario europeo plagado de estrellas. Primero viendo solo a Lewandowski, que se revolvió en el centro del campo y encontró a Yamal, otro cuyo descaro le llevó a probar con un centro que Donnarumma interpretó como un disparo y su salida en falso dejó a Raphinha la portería vacía para adelantar al Barça. Si en Cubarsí nació ese gol, en el jovencísimo central tuteó a Mbappé primero en estático y después en carrera.

Con ese chute de confianza se fue el Barça al descanso. El marcador era corto y justo, tanto que se nubló en los cinco primeros minutos de la segunda parte. Sin casi colocarse sobre el césped, apareció Dembélé, se apoyó en la carrera hasta línea de fondo de Mbappé y el remate del ídolo francés lo escupió Araújo a los pies de su ex compañero. Recortó a De Jong y cruzó un disparo incontestable.

Los futbolistas del Barça celebran un gol ante Mbappé.

Los futbolistas del Barça celebran un gol ante Mbappé.AFP

No se había recompuesto el Barça y en esa descomposición encontró hueco Vitinha en el área para marcar el segundo tanto y Barcola para estrellar el tercero en palo. Necesitaba el Barça salir de las cuerdas y Xavi no lo dudó. Para sobrevivir en París había que ser valiente y generar en el rival las mismas dudas de por dónde llegaría el peligro que sus jugadores estaban acusando. El mejor para este ejercicio de prestidigitación era Pedri.

Ni las semanas de lesiones hacen que pierda su diálogo con la pelota. La primera que tocó acabó convertida en un globo que sorteó la defensa parisina y Raphinha cazó en un remate acrobático. El Barça se levantaba con la magia del canario y el duelo se enloquecía. Barcola probó con un mano a mano del que salió ganador Araújo y, otra vez Dembélé, rey del caos, se estrelló en el poste. La respuesta la dio Joao Félix con un centro raso que iba a embocar Ferran Torres cuando apareció Nuno Mendes. Nadie tenía miedo, como si no hubiera un partido de vuelta, como si nada pudiera perderse. Entonces Gündogan telegrafió un saque de esquina a la cabeza de Christensen al segundo palo para agigantar al Barça en una eliminatoria muy viva.