Mbappé, Vinicius, Ancelotti, Simeone, Guardiola... Todos son un fraude en primavera

Mbappé, Vinicius, Ancelotti, Simeone, Guardiola… Todos son un fraude en primavera

Mbappé es un fraude, hay que vender a Vinicius, es imposible ganar nada con Harry Kane, Haaland es Julio Salinas en rubio, lo único que hace bien Ancelotti es arquear la ceja, Simeone está acabado, Guardiola no es nadie desde el divorcio...

Todos son malísimos. Como cada primavera.

La terca insistencia del fútbol en que sólo pueda ganar un equipo nos condena a la misma retahíla de sandeces grandilocuentes cuando asoma mayo. Y va a peor. Porque esas cuñadeces, que hasta hace años residían en su hábitat natural de las barras de los bares y las cenas de amigos, saltaron a las redes sociales y alguien descubrió que cuanto menos análisis y más gruñidos, mayor impacto. Ahí se jodió todo.

De Twitter pasaron a los canales y podcasts de jóvenes ultras en busca de un atajo para hacerse un hueco (efímero, los que duran son los que piensan). Y de ahí a los grandes medios de comunicación, donde periodistas permanentemente atemorizados con perder su relevancia decidieron que la manera de sobrevivir era hacer lo mismo que un hincha comiendo doritos en su habitación mientras le ven, con suerte, mil chavales. Un plan sin fisuras.

Leer los titulares web de los diarios deportivos es un festival del clickbait chusco. Recuerda a aquel célebre tuit de un argentino cabreado con su selección: «¡¡¡Denme mayúsculas más grandes!!!». Y adjetivos más apocalípticos, por supuesto. Y las tertulias siguen similar camino. Periodistas que sabes que son sensatos bramando sentencias sensacionalistas para intentar que se les oiga, llamar la atención y asegurar el sobresueldo. Y nadie lo para porque es lo que vende (o eso nos dicen mientras cae la audiencia).

Y así la primavera se convierte en la verbena de la exageración.

Mbappé es uno de los tres mejores futbolistas del mundo y lleva 32 goles jugando fuera de posición en su primer año en una liga top. Vinicius tiene 24 años y hace nada se originó un conflicto internacional porque fue segundo en el Balón de Oro. Kane y Haaland se hinchan a marcar por mal que estén los que les rodean. Ancelotti, Simeone y Guardiola han sido, junto a Klopp, los mejores entrenadores del mundo y, aunque las etapas acaban y la crítica es lícita, no han olvidado lo que sabían.

Esta es la realidad. Lo sé yo, lo sabe usted y lo saben los que fingen indignación moviendo mucho los bracitos mirando a cámara, pero, claro, defender lo evidente no genera ruido y el ruido es hoy lo único que importa. Así nos va.

El electricista Mbappé

El electricista Mbappé

Actualizado Domingo, 20 abril 2025 - 15:36

Kylian Mbappé no compareció ante el Athletic por sancionado y lesionado. Dos razones igual de incapacitantes. Respecto a la primera, un solo encuentro de suspensión, el mínimo castigo posible, se antoja una benévola pena para la gravedad de la falta. Pero no seremos nosotros quienes refutemos la decisión de juez alguno, de cualquier ámbito y rango. Mucho menos en estos tiempos en los que es frecuente que los magistrados se vean acusados de prevaricación si sus resoluciones no gustan a quienes las reciben. Tenemos derecho a discrepar de la justicia, pero no a desobedecerla, que es una forma indirecta de negarla.

En cuanto a la segunda, los pitos acompañaron la salida del campo de un Mbappé renqueante. El Bernabéu, ese jurado popular, ha pitado siempre. Incluso a los más ilustres y queridos de los suyos. Pero no tan pronto como a Kylian y, además, mientras cojeaba. No le ofreció ni comprensión ni compasión. Va a tardar en perdonarle, si es que llega a hacerlo, los antiguos desplantes. Al Madrid no se le chulea.

El caso es que, entre la violencia y la inanidad, los dos últimos partidos de un Mbappé que lleva cinco sin marcar se han saldado con una expulsión, la cuarta de su carrera, y una decepción, no precisamente la primera del curso. Dos comportamientos individuales que repercuten en la imagen y resultados de un club que ahora es poco menos que el Real Mbappé. El francés es el principal foco de atención local e internacional de la marca más prestigiosa en la historia del fútbol.

El futuro del banquillo madridista

Es imposible saber, y en qué porcentaje, si es víctima de las deficiencias estructurales del equipo, o si éste, también con exceso de lesionados, acusa los altibajos o la desubicación de quien es el llamado a contribuir más que nadie, por fama y sueldo, al buen desempeño comunitario. Por otra parte, resulta irónico que Kylian haya cambiado París por Madrid para ganar la Champions y quizás se la lleve el PSG. Según Luis Enrique, el equipo jugaba mejor sin Mbappé. ¿Y el Madrid?

Con toda probabilidad, la Decimosexta, cuando llegue, no la levantará Ancelotti. Entretanto, al parecer, el club estaría tratando con Jürgen Klopp. Tendría su gracia un alemán en el banquillo blanco como antídoto del alemán del banquillo azulgrana. Flick y Klopp. Dos apellidos onomatopéyicos de cinco letras, una sílaba y una sola vocal agobiada en medio de cuatro opresivas consonantes. Si uniéramos ambos apellidos en un objetivo común, Flick & Klopp no sugiere el nombre de un bufete de abogados, una corporación financiera, una firma de alta costura o incluso un dúo cómico-musical en una compañía de "variétés". Más bien el de una marca de herramientas con la reconocida fiabilidad germana en útiles de bricolaje.

Muy apropiado. En resumidas cuentas, de eso trata la idea de un equipo. Una reducida y sinérgica colectividad en la que, para provecho general, funcionen eficazmente los albañiles, los carpinteros, los fontaneros y los electricistas. En especial los electricistas, encargados de instalar y encender la luz que ilumine el juego conjunto. Como Mbappé, una estrella que brilla, sí, pero hasta ahora alimentada con corriente alterna.

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el 'via crucis'

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el ‘via crucis’

Quien no ha tenido una pareja o un amante que siempre llega tarde, que te desespera en la espera. Cien veces decides irte y cien veces decides quedarte, porque crees que el final de la noche será único. Cuando no acude, lo maldices, pero sabes que volverás al mismo lugar, con la misma excitación, en la siguiente cita. Esa pareja o amante es el Madrid. Lo saben todos los que formaron la larga procesión secular al Bernabéu, esperanzados en una remontada que esta vez no se produjo, porque la cita exigía pasión, claro, pero a las mejores pasiones las acompañan las caricias, y nadie del Madrid se las ofreció a la pelota. El Arsenal lo hizo lo justo, suficiente no sólo para pasar a semifinales de la Champions, también para ganar en el Bernabéu. El Jueves Santo no va a impedir las maldiciones, aunque el fútbol tenga querencia por las estaciones de la Semana Santa: martirio y resurrección. El creyente Ancelotti tiene difícil la segunda. Ha empezado su via crucis. [Narración y estadísticas (1-2)]

El entrenador había hablado, entre medias sonrisas, de la cabeza, el corazón y los cojones. La máxima de las cuatro C la acuñó Seve Ballesteros. Ancelotti se olvidó de citar la primera: la calidad. El Madrid no la encontró en ningún momento, como si esta vuelta de cuartos fuera la metáfora y la hipérbole, ambas a la vez, de la temporada. La sobreexcitación no ayudó. De hecho, el Madrid empezó el partido por el final. Necesitaba tres goles para igualar la eliminatoria, tres goles en 90 minutos, y escogió la montonera. Está bien algo de descontrol, pero si es para descontrolar al contrario en la salida de toriles, en un arranque a fuego. Pasado ese tiempo, es necesario el juego.

El problema no es que el Madrid no lo encontrara en el Bernabéu, es que prácticamente no lo ha hecho en toda la temporada. El choque fue el collage de todos sus problemas estructurales a los que Ancelotti no ha encontrado solución desde la marcha de Kroos. La entrada de Modric, tardía, no sirve de nada porque no es el mismo Modric, y porque el croata no siente ya la jerarquía de antaño. Ceballos pasa por el centro del campo como unos padres por la habitación de un adolescente. Pone las cosas en su sitio, nada más.

Demasiados centros

Esta eliminación, esta derrota y esta impotencia va a pesar sobre la figura del italiano, cuando al via crucis le quedan dos paradas decisivas: la final de Copa y el clásico en Montjuïc, ambas ante el Barcelona, con ventaja en la Liga. Después de haber perdido ya dos este curso ante los azulgrana, el mayor aliado del Madrid es la estadística, porque es difícil perder cuatro. Ese Barça necesitaba un estímulo nuevo en el vestuario la temporada pasada y lo encontró. A Florentino Pérez le corresponde reflexionar acerca de si lo necesita el Madrid, con todo el respeto por el entrenador que más títulos ha ganado en la institución. Difícil análisis.

Ancelotti optó por lo esperado, con Valverde en el centro del campo, aunque ello supusiera dar el lateral a Lucas Vázquez. Pese a sus lagunas defensivas, fue de los más activos en su despliegue ofensivo, aunque una vez en los tres cuartos, el Madrid abusó de los centros, frontales muchos de ellos y fáciles de defender para el Arsenal. Ni un balón comprometido tuvo que sacar Raya de la portería del Arsenal en todo el primer tiempo. Courtois, en cambio, detuvo un 'penaltito' cometido por Asencio, cantado como un gol en el coliseo blanco, a Saka, un Panenka confundido, y otro disparo cruzado de Martinelli tras una contra.

Poco más hicieron los de Arteta, a la espera de que pasaran los minutos frente a la frustración blanca. Es el equipo de la Premier menos goleado, el que mejor defiende. Se siente cómodo en esa situación. La impresión es que mostró menos de lo que tiene, porque no lo necesitó, en el aspecto ofensivo. En una de sus triangulaciones se encontraron Odegaard, Mikel Merino y Saka para elevar sobre Courtois y redimirse del penalti. El efecto psicológico, pasada la hora, lo emborronó el propio Arsenal, con un error de Saliba que ofreció el gol a Vini.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.EFE

Nada cambió, en realidad, porque no había ideas con que cambiarlo, mientras el Arsenal, inteligente, intentaba jugar más tiempo en campo del Madrid, alejarlo de su área y refugiarse en largas posesiones. El control que pretendía Ancelotti, sin conseguirlo pese a dar entrada a Ceballos o Modric, lo tuvo siempre Arteta, un entrenador español de nueva generación que se presenta a lo grande en el mejor escenario posible. Martinelli culminó, a la contra, lo que el juego decía. Sólo se trataba de esperar el momento.

A Arteta le aguarda el PSG de Luis Enrique. El PSG en el que ya no juega Mbappé, que llegaba después de una patada de impotencia ante el Alavés. La impotencia continuó. El francés vino para ganar Champions después de ganar todo el dinero posible. Tendrá que esperar. Se movió por todas partes, pero sin la precisión adecuada, y dejó el campo lesionado. Tampoco acometió escaladas individuales, como intentó Vinicius desde el inicio, pero siempre perdedor frente a Timber, Saliba o Declan Rice, goleador en la ida y pletórico en la vuelta. La cruz que porta Ancelotti es también su cruz.

El Día D y la Hora H de Mbappé: la sombra de las remontadas de Cristiano y Benzema y 26 goles en eliminatorias

El Día D y la Hora H de Mbappé: la sombra de las remontadas de Cristiano y Benzema y 26 goles en eliminatorias

Históricamente, el Día D y la Hora H eran el 6 de junio de 1944 y las 06:30 de la mañana. Dos términos usados para referirse al desembarco de las tropas estadounidenses en las playas de Normandía, momento que supuso el inicio de la liberación de las zonas ocupadas por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Para Kylian Mbappé y el Real Madrid, su Día D y Hora H serán las nueve de la noche de este 16 de abril, cuando la nueva estrella del conjunto blanco busque liderar una remontada casi imposible ante el Arsenal en los cuartos de Champions.

El 3-0 de la ida en el Emirates convierte esta noche en una liturgia extrema para el madridismo, pisando el miércoles santo en un lugar que ha visto ya demasiados milagros en los últimos años. Todos, eso sí, sin Kylian Mbappé en la plantilla. Para el francés será su debut oficioso en el manicomio de Chamartín, en el terreno de lo casi imposible.

A la sombra del delantero, una temporada espectacular en números (33 entre todas las competiciones, a cuatro del récord de Zamorano en su primer año) e irregular en sensaciones, condicionada esta semana por la roja recibida en Vitoria tras una durísima entrada sobre Antonio Blanco. Pidió perdón a sus compañeros y a su rival, agachó la cabeza, «fastidiado», según fuentes cercanas al vestuario, y tendrá que aguantar el partido de sanción que le puso ayer Competición, perdiéndose la cita contra el Athletic, clave en la lucha por la Liga y por el Pichichi.

El Barça (70) le saca cuatro puntos al Madrid (66) y Lewandowski (25) tres goles al galo (22). Y es que en ese curso de sensaciones irregulares para Mbappé, ahora mismo el delantero camina sobre arenas movedizas. No marca desde el 29 de marzo contra el Leganés, acumulando dos jornadas de Liga, tres encuentros de Champions y uno de Copa del Rey sin ver puerta. 540 minutos, contando las prórrogas contra el Atlético y la Real Sociedad, y la hora que se perdió ante el Alavés, sin producir ni un tanto ni una asistencia para su equipo, que siente como nunca su ausencia goleadora.

26 goles en eliminatorias

Su hat-trick al Manchester City en el playoff, cuatro en total si contamos el anotado en el Etihad, parecían colocarle en el timón continental del Madrid en las eliminatorias, pero ha desaparecido desde entonces. Una situación similar a la que vivió en París durante su última temporada. Marcó tres goles en octavos y dos en cuartos, pero contra el Dortmund, en semifinales, se quedó en blanco mientras los alemanes conseguían el billete para la final.

En blanco se quedó también en los octavos de la 2022-23, cuando el PSG quedó eliminado ante el Bayern, en las semifinales de la 20-21, perdidas por los franceses ante el City, en las semis y la final de 2020, donde cayó ante el Bayern, y en los octavos de la 17-18 contra el Madrid.

A pesar de esas noches, Mbappé, con 26 goles, se sitúa ya entre los mejores de la historia en las eliminatorias. Lejos de Cristiano Ronaldo (67) y de Messi (49), pero en el camino de batir a Thomas Müller (28), Lewandowski (34) y Benzema (34), los únicos que tiene por delante más allá de los dos grandes de la última década. De su generación, mejora a Haaland (16), su gran rival.

Cristiano ante el Wolfsburgo, Benzema ante el PSG

En el horizonte, las escenas gloriosas de sus ídolos en el Bernabéu, empezando por Cristiano Ronaldo y siguiendo por Karim Benzema. Ambos protagonistas de extraordinarios momentos de fe con la camiseta blanca. Jugadores que hicieron suyas las remontadas, como espera hacer Mbappé.

Cristiano y Benzema tienen a sus espaldas varias noches históricas en la Castellana. El portugués marcó dos goles en la vuelta de semifinales de 2012 ante el Bayern, perdidas en los penaltis; tres en la remontada ante el Wolfsburgo en 2016, 3-0 tras el 2-0 en Alemania; tres en los cuartos de 2017 contra el Bayern, decididos en la prórroga; uno en la vuelta de cuartos de 2018, ante la Juve... y tres en finales, en 2014 y 2017.

También Benzema, de menos a más en su carrera madridista, coronada con un Balón de Oro tras una serie de eliminatorias extraordinarias en 2022, cuando enlazó 10 goles entre octavos, cuartos y semifinales que le valieron el trono del fútbol mundial. Hat-trick para remontar al PSG en octavos, gol para recuperar la ventaja perdida ante el Chelsea y gol en la prórroga contra el City.

"La plantilla cree"

En el vestuario se espera un paso adelante de Mbappé y de todos, reconociendo los errores de Londres y de algunos instantes de esta temporada, y empujando hacia la remontada: «La plantilla cree», se repite desde Valdebebas. Ayer, en sala de prensa, Bellingham admitió que la palabra más repetida en el vestuario durante los últimos días es «remontada». «Hemos visto los vídeos que ha hecho la gente y estamos motivados. Queremos formar parte de esta historia», dijo el inglés.

Mientras, Ancelotti y su cuerpo técnico buscan convencer desde el plano emocional para recuperar esa «actitud» que tantas veces ha pedido a su plantilla. A Mbappé el primero. Del francés necesita implicación e intensidad en la presión, y así se lo ha dejado claro después de la roja de Vitoria. El ejemplo de sus ídolos está escrito, ahora necesita escribir su propia página en la historia del Madrid. Le ficharon para eso.

Cara y cruz de Rodrygo: talismán del Madrid en la Champions y tres meses de sequía en la Liga

Cara y cruz de Rodrygo: talismán del Madrid en la Champions y tres meses de sequía en la Liga

El ritual ya está preparado para una nueva noche mágica. El pantalón de la suerte, la camiseta de las remontadas, la espinillera tatuada, la bota firmada... Todo es poco para reclamar los augurios más favorables. El gran talismán del Santiago Bernabéu en los desafíos extremos de la Champions es Rodrygo Goes, a quien el miércoles esperan para culminar otra hazaña asombrosa frente al Arsenal.

El brasileño siempre aparece en el lujoso escenario continental. Inolvidable su doblete ante el Manchester City en las semifinales de locura del curso 2021-22 y su puntería en los cuartos (ida y vuelta) de la pasada edición. Guardiola siempre ha destacado el talento del internacional brasileño. En el Real Madrid, equipo al que llegó en verano de 2019, ha marcado 70 goles, 25 de ellos (35%), en la Champions. «El Rodrygo de verdad es el que veis en Champions. Todo me sale bien en esta competición», declaró tras recoger su premio MVP en el primer partido de los octavos de final contra el Atlético de Madrid.

En esta temporada, el polivalente delantero suma cinco tantos en los 11 partidos disputados en la máxima competición continental: dos ante el Salzburgo, otros dos contra el Brest y uno contra el Atlético, pero acumula dos encuentros consecutivos sin marcar, en los estadios de Metropolitano y Anfield. El miércoles, en la caldera de Chamartín, se sentirá más arropado y con una motivación extra en su torneo fetiche. Últimos ensayos para la liturgia embriagadora.

Desplazado del foco

Carlo Ancelotti confía en que el 11 recupere su efectividad goleadora y termine con sus discretos resultado desde comienzos del presente año, sobre todo en los compromisos de Liga, en los que presenta seis tantos (frente a Mallorca, Espanyol, Alavés, Rayo Vallecano, Sevilla y Las Palmas), pero no marca desde hace tres meses, 11 partidos sin celebración, la última diana la consiguió el 19 de enero, en el 4-1 contra el equipo insular, con un lanzamiento con la pierna derecha. Sin su acierto goleador en esta nefasta racha, el Real Madrid ha perdido tres partidos, empatado dos y ganado seis. Una sequía alarmante para un jugador que reclama más cariño a prensa y afición. Él se siente desplazado del foco que acaparan Mbappé, Vinicius y Bellingham.

En esta temporada ha participado en 46 partidos, en los que ha anotado 13 goles, a los 11 rubricados en la Champions y en la Liga hay que sumar dos en la Supercopa de España.

Rodrygo es uno de los habituales en las rotaciones de Ancelotti, su relevo natural es Brahim. El pasado domingo fue titular en la victoria contra el Alavés y fue reemplazado por Bellingham en el minuto 63, dosificación de fuerzas para preparar el hechizo de otra noche formidable. El Madrid le necesita.

Mbappé podrá jugar la Copa, Soto Grado califica su entrada de "fuerza excesiva" y su sanción será de uno a tres partidos

Mbappé podrá jugar la Copa, Soto Grado califica su entrada de “fuerza excesiva” y su sanción será de uno a tres partidos

Kylian Mbappé podrá disputar la final de Copa ante el FC Barcelona el próximo 26 de abril después de que el árbitro Soto Grado calificara de "fuerza excesiva" su dura entrada sobre el mediocentro del Alavés Antonio Blanco en el acta del encuentro y no hablara de agresión.

"Mbappé Lottin, Kylian fue expulsado por el siguiente motivo: Por entrar con el pie en forma de plancha a la altura de la espinilla de un contrario, en la disputa del balón, usando fuerza excesiva", escribe el colegiado. Esa inclusión de la expresión "fuerza excesiva" y también "en la disputa del balón", serán claves a la hora de sancionar al francés.

El Código Disciplinario de la Real Federación Española recoge, en su artículo 130, la sanción por la entrada que realizó el delantero francés del Real Madrid: "Producirse de manera violenta con ocasión del juego o como consecuencia directa de algún lance del mismo, siempre que la acción origine riesgo, pero no se produzcan consecuencias dañosas o lesivas, se sancionará con suspensión de uno a tres partidos o por tiempo de hasta un mes".

Pese a la dureza de la acción, ocurrida en el minuto 38 de partido, Antonio Blanco pudo seguir disputando el encuentro con lo que, sumado a la propia consideración de Soto Grado, es más que probable que la sanción a Mbappé no supere los tres encuentros.

Y es que, si un jugador es condenado a un máximo tres duelos, deberá cumplir esa sanción en la misma competición en la que se produjo la acción por la que fue penado. Mientras que si fueran cuatro encuentros o más derivados de una conducta violenta, el futbolista tendría que hacerlo en todos las torneos nacionales según indique el Comité de Competición.

La acción del francés por la que se ha disculpado tanto ante sus compañeros como ante el propio Antonio Blanco no se considera una conducta violenta del juego, que le supondría una sanción de cuatro a 12 partidos. Esas conductas están recogidas en los artículos 102 y 103 del Código Disciplinario de la RFEF.

Al Real Madrid le quedan sólo dos partidos (sin contar con la vuelta de Champions), ambos de liga, antes del clásico copero, el duelo en casa ante el Athletic y el del Getafe en el Coliseum. En ellos sería en los que cumpliría el galo la sanción impuesta o, si fuera uno más, también ante el Celta en casa, pero quedaría excluida la final de La Cartuja.

Respiran aliviados en el Real Madrid ya que el francés se encontraba en gran forma. Había anotado cinco goles en los últimos cinco duelos ligueros de los blancos y parecía la única pieza afinada del ataque merengue.

Igualdad de fuerzas

Otro alivio es el poder seguir apretando al FC Barcelona en Liga después de conseguir sacar el duelo ante el Alavés con victoria tras el tanto de Camavinga. Los azulgrana habían hecho los deberes el sábado ante el Leganés en Butarque y el Madrid cumplió tras jugar más de media hora con uno menos.

Y es que el duelo se igualó en fuerzas en el minuto 70 después de que Soto Grado expulsara a Manu Sánchez por una entrada muy parecida a la del francés sobre Vinicius. La redacción del acta es similar a la de Mbappé y solo cambia espinilla por gemelo.

Mbappé embarga 55 millones de las cuentas del PSG y amenaza su participación europea

Mbappé embarga 55 millones de las cuentas del PSG y amenaza su participación europea

Actualizado Viernes, 11 abril 2025 - 10:18

El litigio salarial que desde hace más de un año mantiene Kylian Mbappé con su anterior equipo, el París Saint-Germain, subió de tono este jueves, cuando los abogados del delantero del Real Madrid anunciaron el embargo de las cuentas del club y amenazaron con su participación en las competiciones europeas si no se paga los 55 millones de euros que le reclaman.

Mientras la abogada y representante del futbolista, Delphine Verheyden, entablaba una guerra en diversos frentes, incluido el penal, el club respondía manteniendo que el contencioso solo puede solucionarse en la justicia laboral y calificaba de "fantasioso" el relato de la letrada.

El PSG sostiene que esa suma corresponde al acuerdo verbal alcanzado entre Mbappé y el presidente, Nasser Al-Khelaifi, para que no dejara el club sin una indemnización de traspaso, lo que a su juicio justifica el impago de esas cantidades.

Un acuerdo al que los abogados del jugador niegan toda validez, ya que nunca fue inscrito y recuerdan que las diferentes instancias deportivas les han dado razón.

"Ya hemos esperado demasiado", señaló Verheyden, que compareció acompañada de tres colegas expertos en derecho laboral, civil y penal, los terrenos de batalla en los que cuenta dar la batalla para obtener una victoria que, a su juicio, merece su cliente y también todos los futbolistas en conflicto con sus clubes.

En lo más inmediato, los abogados han conseguido el embargo preventivo de 55 millones de las cuentas del club, al tiempo que han lanzado acciones penales contra la entidad en la que Mbappé militó siete años, al considerar que en esta batalla se está atacando su imagen y su honor.

Sobre la mesa, una serie de mensajes injuriosos contra el jugador y su familia, que los abogados han llevado ante los tribunales para determinar si responden a una maniobra de presión del club.

"Solo nos queda la opción de interponer múltiples acciones para obligar al club a pagar", señaló Verheyden, que recordó que las diferentes instancias deportivas les han dado razón.

Amenaza en la Liga de Campeones

Al mismo tiempo, aseguró que han pedido a la Federación Francesa de Fútbol (FFF) comunique a la UEFA que el club no ha pagado a uno de sus jugadores, lo que puede acarrear su expulsión de las competiciones deportivas a partir de la próxima temporada.

"Kylian no tiene miedo, el derecho está de nuestro lado", respondió la letrada cuando le recordaron el peso de Al-Khelaifi en la UEFA y en el fútbol francés.

La acción del delantero del Madrid persigue doblegar al club, que ha hecho de este litigio un caso de honor, lo que demuestra el daño que hizo la salida del futbolista la pasada campaña.

En un buen momento deportivo, con un equipo a pleno rendimiento de la mano de Luis Enrique, que se jacta de no apoyarse en grandes estrellas mediáticas, el PSG y sobre todo su presidente no quieren dar por perdida esta batalla.

Ante la actitud combativa del jugador, siguen apostando por la justicia laboral, la única a su juicio capaz de dar carta de naturaleza a un acuerdo verbal.

En esa instancia están "listos para exponer el conjunto de los hechos, pruebas y testimonios que prueban la existencia de un acuerdo", indicó a EFE un portavoz del club.

El propio Mbappé reconoció haber llegado a ese pacto, lo que le permitió reintegrar la plantilla del primer equipo, de la que había sido apartado cuando dijo que no cumpliría el tercer año de contrato, optativo, que había firmado en 2022.

Pero sus abogados le niegan toda validez, ya que nunca fue inscrito en la liga y, por tanto, validado. El abogado Thomas Clay, experto en cuestiones civiles contratado por Mbappé, lo redujo a una "simple discusión de vestuario".

"Eso no es un acuerdo, nunca se concretó. En derecho deportivo francés tiene que ser registrado en la Liga y eso nunca ocurrió", indicó el letrado.

Los 13 kilómetros de distancia entre el Arsenal y el Madrid y el discurso durísimo de Bellingham: “No hay excusas, es lo de toda la temporada”

Actualizado Miércoles, 9 abril 2025 - 11:43

La derrota fue durísima, la peor de la temporada por el escenario y el momento, y se notó en el camino de los jugadores del Real Madrid de vuelta al autobús que les llevaba al aeropuerto de Londres. Cabezas agachadas, silencio, alguna mueca de impotencia y un mensaje, salido de la boca de Kylian Mbappé: "Claro que podemos", respondió el delantero francés cuando le preguntaron sobre la posibilidad de remontar el 3-0 que le impuso el Arsenal.

Prometer una noche mágica es lo único que le quedaba al vestuario madridista tras un partido así. Eso, el silencio y las caras serias. Asumir la derrota. Así lo hicieron en su paso por la zona mixta. Vinicius le regaló la camiseta del partido a un conocido que le esperaba en la puerta del autobús y no quiso valorar, ni siquiera con una sílaba, la opción de darle la vuelta al resultado.

Rodrygo y Valverde asintieron con la cabeza, más por inercia que por convicción, y Modric se limitó a hacer una pequeña mueca que se entendió como un "parece complicado". Sólo Mbappé fue algo más preciso, aunque ninguna de las estrellas del Madrid se quiso parar con los enviados especiales. Ni el galo, ni Vinicius, ni Rodrygo, ni Valverde... Ni siquiera Modric, capitán del equipo.

Y es que los números no engañan. Un rápido vistazo a las estadísticas del partido enseña la enorme diferencia que hubo entre los dos equipos. Mientras el Arsenal corrió 113,9 kilómetros, el Madrid se quedó en 101,2. Mientras el Arsenal recuperó 34 balones, el Madrid se quedó en solamente 26. Mientras el Arsenal inició 52 ataques, el Madrid apenas 31... Y así un sinfín de estadísticas.

Dio la cara Lucas Vázquez, que ya había salido en el micrófono de Movistar+ junto a Asencio y Courtois, y repitió en zona mixta. "Si hay un equipo en el mundo que puede darle la vuelta a esto somos nosotros", aseguró el gallego, suplente de inicio y sustituto de Modric en la segunda parte. "Podemos hacer algo histórico", planteó.

Bellingham: "Hay que ser honestos y humildes"

Antes, Jude Bellingham sí se detuvo con TNT Sports, que tiene los derechos de la competición. El inglés suele ser un habitual en el pospartido anglosajón, quedando así liberado de atender a los españoles. En su idioma, más cómodo, el centrocampista del Madrid realizó una reflexión bastante dura sobre el partido de su equipo, asegurando que "lo mismo lleva pasando toda la temporada, aunque hoy ha sido a gran escala".

"Estamos muy decepcionados, tenemos que mirarnos sólo a nosotros mismos. No podemos poner excusas ni nada de eso. Es lo que lleva pasando toda la temporada, que hemos ido dejando escapar muchos puntos, pero hoy a gran escala. Tendremos que hablar porque necesitaremos algo especial para darle la vuelta a esto", argumentó.

Para el ex del Dortmund, una de las claves estuvo en cómo el Arsenal superó la primera línea de presión del Madrid. "Hicieron un buen trabajo analizando cómo les íbamos a presionar, hicieron algunos cambios en la manera en la que progresar. Hay que darles crédito, estuvieron brillantes. Tuvieron muchas oportunidades más allá de las faltas directas y pudieron hacernos mucho más daño. Tenemos que ser honestos y humildes, aceptar esto y todo puede pasar en la vuelta", dijo.

Eso sí, recalcó que "tenemos que darle algo a nuestros fans". "Porque en lo de hoy no nos pueden apoyar y lo entiendo perfectamente. En casa tenemos que reaccionar para hacer algo especial. Si hay un lugar en el que puede pasar algo así es en nuestra casa", finalizó.

El Madrid abandonó Londres rozando la medianoche británica y con Ancelotti pidiendo, unos segundos antes, no tirar "todo a la basura". El técnico italiano, que en la previa aseguró que "lo que cuenta es que la persona más importante del club no se canse de mí", asumió la responsabilidad de la derrota, pero también insistió en que habían hecho "una buena primera hora de partido".

El Arsenal ejecuta al Madrid en el paredón de todos sus males

El Arsenal ejecuta al Madrid en el paredón de todos sus males

Los misiles de la muerte pudieron hasta con el cíclope blanco. Courtois hace milagros, pero no hay panes y peces para quien no los merece. La caída del Madrid fue algo más que una muerte a balón parado. Fue una ejecución en el paredón de todos sus males, con disparos de Declan Rice que tenían todo lo que, hoy, no tiene este Madrid deambulante: la contundencia y la precisión. Rice, en realidad, sólo apretó el gatillo.

La cruel derrota, consumada por Mikel Merino, un delantero de paso, compromete al equipo blanco, que necesita invocar a todos los espíritus de la remontada, no sólo a Juanito, y compromete a Ancelotti. Con el entrenador atascado, Vinicius perdido y Bellingham desesperado, la esperanza es la épica y quien todavía no sabe nada de esa épica. Mbappé llegó para ganar Champions. Primero debe ganar al destino. [Narración y estadísticas (3-0)]

La forma de caer ante el Arsenal es proporcional a dos cosas: la tendencia del Madrid en los últimos partidos y la proporción del rival. Leganés, Real Sociedad y Valencia, con distintos resultados, ya mostraron los problemas de un equipo frágil en defensa, desenfocado en el centro del campo y no siempre enfocado en ataque.

No es el equipo de Mikel Arteta lo mejor de la Premier, pero es un equipo que crece y crece si le dejas jugar. Si los goles no llegaron antes de que Declan Rice activara el cañón, fue gracias a Courtois, brutal en sus intervenciones ante el propio Rice y Martinelli, en el primer tiempo, o de nuevo Martinelli y Merino en el segundo. El Arsenal hizo lo suficiente para golear de cualquier manera.

parábola inverosímil

La pegada de Rice está fuera de catálogo. Ambos goles llegaron de falta, lejanas, y ambos con una potencia y colocación que redujeron a Courtois a su condición humana. Ni un reproche al portero, todo el mérito para el jugador inglés, que recordará este día toda su vida, sea cual sea el desenlace de la eliminatoria. Primero salvó la barrera con una parábola inverosímil; después, colocó en la escuadra.

Ancelotti sabía bien de la febrícula de su equipo y por eso les mandó abrigarse. El Madrid no tiene la temperatura corporal adecuada y el entrenador sacó la mantita al salir al Emirates para cubrir bien todo el centro del campo. En el Bernabéu habrá que quitársela y jugar a pecho descubierto. No quedan días para 'pechos fríos'

La manta era el 4-4-2, en el que Bellingham se situaba en la izquierda y Rodrygo, en la derecha, con claras instrucciones defensivas. Vinicius y Mbappé, pues, compartían el ataque. Las razones de Ancelotti no se debían únicamente a la peligrosidad del Arsenal por las bandas, con Saka y Martinelli, sino a las componendas que tiene que hacer en la defensa desde el principio de temporada. Valverde volvió al lateral derecho y en el izquierdo apareció Alaba, con una venda en un muslo, todavía bajo mínimos. El austriaco conoce el puesto, ya que jugó en esa posición en sus inicios en el Bayern, pero hace ya largo tiempo. Saka lo sometió a un tormento, pero también puede decirse lo mismo de Martinelli ante el uruguayo. El compromiso en las ayudas de Bellingham y Rodrygo no bastaba.

Bellingham, desesperado tras una ocasión perdida.

Bellingham, desesperado tras una ocasión perdida.EFE

El cambio de sistema, del 4-3-3 habitual al 4-4-2, cargaba el mensaje: precaución. El Arsenal de Arteta es un equipo de alto ritmo de juego y llegada por las bandas, pero también de compenetración en las jugadas a balón parado, diseñadas por uno de los ayudantes del técnico donostiarra. Cuando lanza un córner, acumula jugadores casi en la línea del portero, como niños que esperan, ansiosos, que se rompa la piñata. El overbooking hizo que Saliba rechazara un centro-chut que había superado a Courtois. Con esa producción ofensiva no tener en el área a Havertz o Gabriel Jesus es un hándicap. Arteta ha pedido a Merino que se convierta en camaleón. Se ha puesto el traje del nueve con goles, también frente al Madrid, el tercero, después de porfiar mucho frente a Courtois.

El Madrid respondió al acoso inicial con posesiones largas, aunque estériles, para bajar las revoluciones al partido. Cuando pudo, corrió, gracias a los robos o pérdidas que abrían un páramo por delante. Ni Vinicius ni Mbappé, sin embargo, encontraron la precisión para batir al español Raya, sin trabajo, pero con sensación de dominar el área en todas sus salidas.

Más desalentador resultó su nula reacción tras los goles del Arsenal, cuando ya no había que abrigarse más, sino destaparse. La excitación del equipo inglés y la mejor gestión de Arteta pudieron generar un resultado todavía más cruel, mientras Camavinga se autoexpulsaba y las soluciones del banco, como Brahim, no aportaban nada, porque el problema no era de nombres, sino de rumbo. Ahora sólo está a tiempo de la épica.

Ancelotti sólo come chicles

Ancelotti sólo come chicles

Actualizado Sábado, 5 abril 2025 - 18:53

Adiós a la Liga. El Madrid no puede ni con un rival que lucha por la salvación. Pero es que el equipo de Ancelotti - aunque eso sea una entelequia- no es capaz de ganar a nadie. Tenía el agua que casi le llegaba a la nariz y ahora se ha ahogado definitivamente.

La tragedia es que hace más de una temporada el Madrid ni tiene juego, ni sistema, ni sentido futbolístico. A muchos les extraña, pero todo el que me lee sabe que llevo denunciándolo ya más de dos años. Es un vetusto entrenador, apagado por su estilo decimonónico y muy engreído en su estilo.

Ahora, los corifeos madridistas dirán que Mamardashvili fue un gigante en la portería y que impidió en más de media docena de ocasiones claras, la mayoría de ellas de Mbappé. Pero el francés solo no puede con unos compañeros que se creen dioses del Olimpo del fútbol, con la nefasta propaganda de la Casa Blanca.

Es cierto que el Valencia metió tres fallas ignífugas para defender. Que sólo hubo tres oportunidades y que dos de ellas terminaron en gol. El último de ellos en el ocaso de un partido que pasará a la historia como cuando el Madrid cayó al infierno.

Es posible incluso que el Madrid logre un gol con esa clase delanteros egocéntricos, que jamás juegan con el compañero, sino que van en busca de la jugada perfecta, la genial.

Lo cierto es que Brahim sólo regatea para él y no se va de nadie. Bellingham arranca desde atrás y también quiere meter su gol maravilloso. Y Vinicius es un desastre. Sólo piensa en sus regates.

Y sale hasta Endrick y también quiere ser un dios en el Olimpo madridista por egocentrismo. Un disparate. Como todos los desperdician todo, castigan a su equipo a perder minutos y minutos en el juego colectivo.

Y, curiosamente, el menos individualista sea el mejor: Mbappé. El único que tiene gol. Lo que no entiendo es que cediera ejecutar el penalti al inútil de Vinicius, que ya ha recibido una sinfonía de pitos. No es para menos. Fue decisivo. Ese minuto que marcará una Liga. Jamás entenderé el compañerismo de Mbappé

Hay muchos misterios de Ancelotti en el partido. Una vez más se cargó a Asencio, para que ya nadie dude de su odio cerval, porque se tragó su calidad. Nadie entendió a Tchouaméni en la defensa, cuando por delante sólo estaba Modric para ser mediocentro y un tocado Valverde. Todo es sospechoso.

Nadie defiende ya a Ancelotti. Y no quiero hablar más de él. Estoy cansado y en el club no hacen nada, sólo el tancredo. Ni lo echan ni fichan a nadie, pero, eso sí, tiene un estadio espectacular. Absurdo.

Y no quiero pensar lo que podrá ocurrir en Londres el martes, porque lo mismo se llevan una manita o quizás cuatro. Con Saka y Merino de verdugos. Mientras tanto, Ancelotti come chicles. Quizá demasiados.