Dios viste de blanco: el Real Madrid revive la pesadilla del Atlético en los penaltis

Dios viste de blanco: el Real Madrid revive la pesadilla del Atlético en los penaltis

Tenía razón Simeone. La eliminatotia estaba en manos de Dios, y Dios, como decía su compatriota Borges, no admite sobornos. Ninguno los cometió, entregados Atlético y Madrid a un derbi agonístico, sostenido el primero sobre un gol al alba, a los 29 segundos, sobrepuesto el segundo a la atmósfera del Metropolitano, al balón a los cielos de Velázquez lanzado por Vinicius, incluso a sí mismo. A Dios le tocaba elegir, no castigar, en el te quiero, no te quiero de los penatis, pero el resbalón de Julián Álvarez ante la suerte suprema tiene algo de castigo. El Madrid avanza, pues, a cuartos de la Champions como si caminara sobre las aguas, sin resbalarse, porque Dios viste de blanco. [Narración y estadísticas (1-1, 2-4)]

A Rüdiger correspondió el penalti decisivo, el último, después de que marcaran sus pesos pesados, Mbappé y Belligham los primeros, con un Vinicius fuera, que ya había fallado en el mismo lugar. Tiene Champions para corregirse. Marcos Llorente envió antes de Rüdiger al palo. El fatalismo se repetía para el Atlético y para Simeone, que gritaba a los suyos que levantaran la cabeza. Estaban eliminados pero estaban de pie.

Ese Madrid inyectado había salido al césped del Metropolitano como se sale del servicio del cine cuando la película está a punto de empezar. Siempre queda algún botón por abrochar. Mal asunto. Lo que le esperaba no era una comedia, precisamente. En 29 segundos, estaba en pelotas, lo que tardó el Atlético en desnudarlo, de la bragueta a la camisa. La eliminatoria empezaba de nuevo, igualada, en el minuto uno.

Los excesos y el absurdo

El balón transitó entre los futbolistas del Atlético como si derribara fichas de dominó, fichas blancas: Asencio, Valverde, Courtois. A Gallagher correspondió el remate final, en un cuerpo a cuerpo con el belga. Era como una señal del destino, puesto que el inglés había sido una de las dos novedades escogidas por Simeone en el once. Reinildo, la segunda, para armar una banda izquierda nueva con respecto a la ida en el Bernabéu. Por ese lugar recibió el golpe en la ida, muy temprano. Lo devolvía mucho antes, sin que el Madrid se hubiera abrochado todos los botones.

Simeone ni se inmutó en la banda, lejos su hipercólera. Esto es muy largo, pensó, entre expectante y sorprendido. En su mente anidaba la pregunta de qué hacer frente a un escenario inesperado, al menos tan pronto. Nunca sabremos cuál era su hoja de ruta si el Atlético hubiera tardado más en igualar la eliminatoria. Ahora estaba más claro, porque la situación regresaba a su terreno, a la cueva donde nadie juega a las sombras como el argentino. Le encanta intervenir, decidir sobre lo que acontece en el campo, manejar los tiempos de los partidos. A veces hasta el exceso, y los excesos conducen al absurdo.

El Atlético se replegó, huyó de la presión alta para proteger el tesoro e impedir correr al Madrid. Si lo hace, hay que jugar con la pelota y el crucifijo. Una vez pudo hacerlo, una, y Mbappé puso a Oblak en el paredón. El penalti de Vini se fue al cielo.

Julián Álvarez, en el penalti que fue invalidado por el árbitro.

Julián Álvarez, en el penalti que fue invalidado por el árbitro.AP

Al Madrid le quedó inicialmente la posesión, pero la posesión sin profundidad es un ejercicio estéril, como el amor sin sexo. En el fútbol español hemos conocido las dos versiones. El ataque posicional no dio frutos a los blancos en un primer tiempo en el que apenas sacaron un disparo de Rodrygo. Nada más. Poco. Poquísimo. Mbappé, desesperado, escapaba del área a los medios para tocar el balón y sentir que estaba en el partido.

El peligro lo generaba el Atlético, porque a su excelente organización defensiva añadía más intensidad en las disputas que se producían en las transiciones, con la excitación justa. Encontrarla era básico para los rojiblancos, en una atmósfera muy cargada, como sucede en los derbis del Metropolitano. No estábamos ante un derbi cualquiera. Igualar la eliminatoria tan pronto se lo permitió. Lo contrario los hubiera desquiciado.

Sin necesidad de desguarnecer sus líneas, con muchas precauciones por parte de Marcos Llorente y Reinildo, habituales en los despliegues, los jugadores de Simeone consiguieron llegar al área de Courtois y provocar que apareciese la mejor versión de Julián Álvarez, voraz para cargar la pierna desde cualquier lugar y disparar, incluso para intentar dos veces seguidas el gol olímpico. Sabe que es una estrella, sabe que quiere ser un número uno y sabe dónde ha de conseguirlo. Era un partido señalado. Julián Álvarez le ha ofrecido a este Atlético, donde vemos la versión otoñal de Griezmann, un vértice de calidad extrema, en el gol y en mucho más.

Cambios de riesgo

El Madrid debía elevar la presión y la movilidad para poder encontrar las ocasiones. Lo hizo tras regresar del descanso, sin que el Atlético cambiara su plan, salvo en los primeros minutos. Eso es muy del Cholo, un arranque a fuego y después el repliegue a la espera de la carroña. El factor sorpresa a veces funciona. Lo hizo en el primer tiempo. Después, no.

Ancelotti se había inclinado por Modric como titular, porque el partido pedía galones, temple, sabiduría. Sin embargo, la celda del Atlético le obligaba a mover los barrotes con energía. Camavinga saltó para ocupar el lugar del croata, pero a la vez se retiraba del campo también Tchouaméni, Valverde pasaba al centro y Lucas Vázquez ocupaba el lateral. Cambios de riesgo. Poco tiempo después, Brahim, en busca de las acciones de uno contra uno para superar piezas hasta entonces infranqueables.

La única vez que el Madrid lo había logrado fue por un error ajeno, de Griezmann, en su área. Pudo entonces correr, aplicar su manual, para conectar con Mbappé, único en los movimientos en ese lugar. Lenglet lo derribó. Con muy poco, Vinicius estaba ante los 11 metros, ante la puerta de Oblak como si fuera la puerta de la gloria. Volvió al purgatorio.

A la prórroga llegaron ambos entre el cansancio, las lesiones, como las de Mendy o De Paul, y el miedo. El Atlético ya no contaba con Giuliano, una dinamo que genera y genera energía, ni De Paul, pero aparecía el factor Correa. Un control de cirujano tras un envío de Oblak, de costa a costa. Insuficiente para tumbar al vigente campeón.

Las razones de un Rüdiger indestructible: más minutos que nadie, entrenador personal, cámara hiperbárica...

Las razones de un Rüdiger indestructible: más minutos que nadie, entrenador personal, cámara hiperbárica…

En el barrio de Neukölln, al sur de Berlín, los que se hacían famosos eran actores y músicos, muchos de ellos inmigrantes que aprovechaban las oportunidades de una zona tan cosmopolita como internacional. Entre esas paredes creció Antonio Rüdiger, al que no dudaron en apodar como a uno de los grandes personajes de la historia del cine: Young Rambo (Joven Rambo). «Choco contra un muro si hace falta para defender lo mío», admitió en una entrevista con este periódico, convertido ahora en la persona más conocida de las calles del distrito berlinés. De esa cabezonería nació una forma de entender el deporte que le ha hecho indestructible, vital para este Real Madrid repleto de lesiones.

A sus 31 años, Rüdiger forma parte del clan de veteranos del vestuario del conjunto blanco. Modric (39) se sienta en el trono de la experiencia, con Lucas (33), Carvajal (32), Courtois (32) y Alaba (32) a su lado. De ellos, el madrileño, el belga y el austríaco han sufrido lesiones de gravedad en el último año y medio, todas en la rodilla, como la de Militao. Miembros, la mayoría, del muro defensivo del Madrid.

Ahí, junto a un Lucas que es solución de emergencia, junto a un Mendy irregular, junto a un joven Asencio y al lado de un Tchouaméni al que no le gusta la posición, se ha quedado solo Rüdiger, capitán de la defensa y «hermano mayor» de los jóvenes.

4.864 minutos en 2024

El alemán es el futbolista más utilizado por Ancelotti en esta primera parte de la temporada con 2.257 minutos, 20 más que Valverde. Ha disputado los 90 minutos en 17 de las 18 jornadas de Liga, en las seis de Champions, en la Supercopa de Europa y en la Intercontinental.

Todo después de tres semanas de vacaciones tras la temporada más exigente de su carrera, con final de Champions, Eurocopa y la obligación de dar un paso adelante en la rotación después de las lesiones de Alaba y Militao. A partir del 1 de enero de 2024, ya en el segundo tramo de curso 23-24, lo jugó todo y sólo tuvo que parar dos semanas por un problema en el muslo. Se perdió tres jornadas deLiga y la ida de las semifinales contra el Leipzig, y aún así terminó la campaña como el segundo con más minutos, a sólo 200 minutos de Valverde.

En los primeros siete meses del año, Rüdiger acumuló 1.227 minutos en Liga, 570 en Champions (90 minutos en todas las citas desde la vuelta de octavos hasta la final), 120 en la Copa contra el Atlético, 210 en la Supercopa y 480 en los cinco partidos de Alemania en la Eurocopa. Todos los posibles salvo los descansos en Liga.

En los 12 meses de 2024 ha acumulado 4.864 minutos, sin descanso más allá de las pequeñas vacaciones del verano. Por eso en el primer parón de selecciones de septiembre Julian Nagelsmann le permitió no acudir a la concentración de Alemania. El central, elegido segundo capitán de su selección por detrás de Kimmich, había sido exprimido por el Madrid en las primeras semanas de agosto y necesitaba descanso.

Minivacaciones canceladas

En Valdebebas habían trazado un calendario de mini vacaciones individuales durante la temporada, especialmente para los internacionales que habían disputado Eurocopa o Copa América, pero lo tuvieron que romper tras las graves lesiones. Una situación que afectó a Rüdiger. El alemán se ha tenido que multiplicar y ha tenido que cambiar algunos detalles de su entrenamiento individual centrándose más en la recuperación.

El resultado es inmejorable. No ha sufrido lesiones y ha podido mantener su nivel durante estos cuatro meses. Algo en lo que tiene mucho que ver Noah Sani, su preparador físico desde hace un año. Con él ha perfeccionado las instalaciones de su casa, donde ya tenía gimnasio y sauna y ha incluido una cámara hiperbárica, y su propio físico, moldeado para aguantar las exigencias del calendario. Rüdiger suele trabajar con su propio peso, sin pesas, convirtiendo su cuerpo en una roca y sin ganar demasiado músculo: mide 1,90 y pesa 84 kilos. Indestructible.

Unai o Agirrezabala: "La portería del Athletic es la mejor cubierta de España"

Unai o Agirrezabala: “La portería del Athletic es la mejor cubierta de España”

Telmo Goikoetxea Cedrún tiene nueve años y juega en los benjamines del Cultural Durango. De portero, cómo no. Es nieto de Andoni Cedrún (Durango, 1960), guardameta del Athletic entre 1980 y 1983 y del Real Zaragoza entre 1984 y 1996, equipo con el que ganó la Recopa. Es biznieto de Carmelo Cedrún (Amorebieta, 1930), que jugó en el Athletic entre 1950 y 1964 y está considerado uno de los porteros señeros del equipo vizcaíno. «Ha visto vídeos de mi padre y también algunos míos», comenta Andoni en conversación telefónica con este periódico. La tradición viene de largo. De muy largo. Nadie olvida a Raimundo Lezama, que ganó seis Ligas y dos Copas con el Athletic y vivió sus mejores días con los rojiblancos, en los años 40 del pasado siglo. Ni a Andoni Zubizarreta, contemporáneo de nuestro interlocutor, el primer futbolista que alcanzó los cien partidos internacionales con la selección española.

Y José Ángel Iribar Cortajarena. Palabras mayores. Nacido en Zarauz hace 81 años, el hoy embajador del club aún se dejar caer por las instalaciones de Lezama para ver crecer a sus émulos, pues la figura del Chopo trasciende generaciones.

«No es un milagro ni algo casual. Se fue Kepa Arrizabalaga. Se fue Remiro. Y la portería del Athletic es la mejor cubierta de España. Se trabaja en Lezama con un concepto. Algunos niños querrán ser como los Williams, pero muchos prefieren ser porteros. Tienen mitos como Iribar, grandes referentes», dice Cedrún.

«En la final de Copa fue clave»

En el equipo que ahora entrena Ernesto Valverde, cuarto en el campeonato de Liga, líder en la Liga Europa, presto para volver a disputar a comienzos de año la Supercopa de España y dispuesto a defender el título de Copa del Rey reconquistado el pasado año, las cosas estaban bastante claras: Unai Simón, titular en la selección dirigida por Luis de la Fuente que ganó la Eurocopa, era fijo en los partidos de Liga; Julen Agirrezabala (San Sebastián, 2000) fue el hombre de la Copa, de principio a fin, hasta el partido definitivo en La Cartuja de Sevilla, ante el Mallorca. Simón fue operado en la muñeca derecha después de la Eurocopa.

Los problemas lumbares de Agirrezabala dieron a Alex Padilla, que podría salir hacia Los Pumas de México en el mercado de invierno, la oportunidad de disputar cinco partidos a comienzos de curso. Agirrezabala, no obstante, se haría con la titularidad y se consolidaría en el puesto para discutírselo a Simón, quien, cuatro meses después, ya estaba de vuelta.

«La Copa la ganó él. En la final fue clave. Tiene reflejos, vive intensamente el juego, es rápido en los tiros bajos y a media altura, y maneja bien los pies. Es eléctrico», le retrata Cedrún. «A Unai no le vas a ver nunca nervioso. Es hielo. Es frío, calculador, posee una enorme templanza».

Bajo la tutela de Agirreoa

Simón (Vitoria, 1997) reapareció el 28 de noviembre en el partido de la Liga Europa ante el Elfsborg, que ganó el Athletic 3-0 en San Mamés. Volvería a jugar el pasado domingo, en la visita liguera de los rojiblancos al Alavés. Un balón mal rechazado facilitó a Joan Jordán anotar el definitivo 1-1. Al igual que sucediera en el partido frente a Croacia en la Eurocopa, cuando recepcionó mal un pase de Pedri y concedió el primer gol del partido, Simón admitió con humildad su error. Ante los balcánicos, se reveló clave en el desenlace. España ganó 5-3 en la prórroga. Nadie duda de que resurgirá.

El arco se cuida con mimo desde las categorías inferiores en el Athletic. En la cosecha de los últimos lustros, tiene mucho que ver Peio Agirreoa, responsable del área de formación de los porteros hasta el verano de 2023, cuando se jubiló. A la vera de Agirreoa, el primer hombre que ocupó la portería tras la retirada de Iribar, crecieron, entre otros, Arrizabalaga, Remiro, Simón, Agirrezabala y Padilla.

Julen Agirrezabala, en un partido de Copa ante el Valencia.

Julen Agirrezabala, en un partido de Copa ante el Valencia.Julen LazkanoGetty

«La portería del Athletic es un cheque al portador», apunta Cedrún, hoy director de la empresa de seguros Willis Watson Iberia en Aragón. Recuerda el traspaso de Arrizabalaga al Chelsea en el verano de 2018 por 80 millones de euros, el más caro de un guardameta en la historia del fútbol.

Valverde no desveló quién ocupará este sábado la portería en El Sadar contra Osasuna. Agirrezabala, aclamado en San Mamés en la victoria ante el Real Madrid, cuando detuvo un penalti a Mbappé tras cometerlo él por una salida en la que arrolló a Rudiger, parece ofrecer mayores garantías en este momento. Buen gestor del vestuario, sereno y pragmático, el técnico sabrá gestionar la situación. El problema. Bendito problema.

El Real Madrid sale vivo de Bérgamo, donde pierde por lesión a Mbappé

El Real Madrid sale vivo de Bérgamo, donde pierde por lesión a Mbappé

El Madrid volvió a salir vivo del precipicio de la Copa de Europa. Con talento, con pegada, con agonía... Con todo lo que es la historia del conjunto blanco. Mbappé, Vinicius y Bellingham levantaron al cuadro de Chamartín para sacarlo del asedio de Bérgamo, donde se jugaba su futuro continental. De Ketelaere y Lookman les metieron el miedo en el cuerpo, pero aguantaron. [Narración y estadísticas (2-3)]

Ante lo "jodido" de la situación, como reconoció Valverde en la previa, Ancelotti no titubeó en su alineación. Dio entrada a Vinicius, que llevaba cuatro partidos de baja por lesión, y situó a Tchouaméni como central en lugar de Asencio. Nadie había ganado en Bérgamo, castigado todo el mundo por ese extenuante marcaje al hombre del cuadro de Gasperini, así que la tarea era de nota.

Y el Madrid no decepcionó en el inicio. La entrada de Vinicius y Brahim dotó al equipo de mordiente y regate, clave a la hora de superar la presión rival, y el plan de buscar la espalda de los centrales con Mbappé dio lugar a los mejores 15 primeros minutos del curso madridista.

El sufrimiento de Lucas

Tras una combinación entre Brahim y Lucas, el andaluz buscó a Mbappé la frontal del área, éste superó a De Roon con un solo control y batió a Carnesecchi con un disparo seco. El gol fue el premio al buen hacer madridista y metió el miedo el cuerpo a la grada durante unos instantes. Pero fueron eso, instantes.

Unas jugadas después del tanto, Rodrygo comenzó a calentar por la banda y levantó las sospechas. Mbappé dejó de buscar la espalda de los defensas italianos, al Madrid le duró poquísimo el balón en cada posesión y el Atalanta comenzó a asediar la portería de Courtois. Sufrió especialmente Lucas, impotente ante Lookman, MVP de la última final de la Europa League.

Los bergamascos acumularon oportunidades y sólo la aparición de Rüdiger y Tchouaméni para cortar disparos evitó el empate. Lookman en el 13, De Ketelaere en el 17 y el 19, Bellanova en el 20...

Rival incansable

En el banquillo, Ancelotti pedía calma a sus jugadores, insistentes en el plan del inicio pero incapaces de llevarlo a cabo por los problemas físicos de Mbappé, que terminó pidiendo el cambio en el 34. El Madrid, precipitado, perdía el balón demasiado rápido y Brahim y Bellingham ya no podían darse la vuelta con tanta facilidad. El Atalanta, sin embargo, no bajaba marchas, incansable.

Mbappé, tras su lesión en Bérgamo.

Mbappé, tras su lesión en Bérgamo.EFE

Rüdiger tuvo una buena opción en el 39, tras un centro de Ceballos y una continuación de Bellingham, pero su disparo se marchó fuera. Y antes del descanso, los italianos encontraron oro en un error de Tchouaméni. El galo no fue contundente en una arrancada de Kolasinac hacia el área y rozó al defensa en la carrera. Una zancadilla que Marciniak castigó con penalti.

De Ketelaere envió la pena máxima a la escuadra de Courtois y los locales se llevaron un gol psicológico al bolsillo camino de vestuarios. El Madrid, 24º en la Champions, se enfrentaba a una segunda parte clave por su supervivencia continental. Y ya se sabe lo que suele suceder cuando el Madrid se enfrenta al precipicio de la Copa de Europa. Que sale victorioso. Sin Mbappé y con Rodrygo y Vinicius recién salidos de lesiones musculares, el conjunto blanco se hizo gigante en Bérgamo. Aguantó la batalla física y de ritmo que propuso el Atalanta y castigó el atrevimiento defensivo de los italianos.

A la espalda de los centrales

Vinicius cogió el testigo de Mbappé y comenzó a desafiar la espalda de los centrales, y en una de ellas apareció el gol. Brahim intentó un pase al hueco al brasileño, Hien lo desvió, pero el rechace dio en Ederson y volvió al delantero del Madrid, que cruzó de zurda ante Carnesecchi. El conjunto blanco siguió creciendo y en la siguiente jugada silenció Bérgamo. Vinicius bajó a recibir en el carril central, levantó la mirada y vio el desmarque de Bellingham a la espalda de De Roon. De nuevo, el mismo plan. El inglés recibió, sentó al neerlandés con una finta y batió al portero con la zurda.

Pero Gasperini vive y muere con su plan durante los 90 minutos, y el Atalanta no tiró la toalla. En el 65, Lookman retó a Lucas en el pico del área y sorprendió a Courtois con un disparo al palo derecho del belga.

El tanto y la fatiga madridista, donde sólo Rodrygo, reemplazo de Mbappé, saltó desde el banquillo, convirtieron los últimos minutos en un asedio italiano. En el 83, Ancelotti movió el árbol. Entraron Modric y Asencio por Ceballos y Brahim y el campo se inclinó hacia Courtois, pero nadie le venció. Ni siquiera Retegui, a portería vacía en el 94. El Madrid sale vivo de Bérgamo y sigue en pie en la Champions. Así es su historia.

La historia derrota al juego en el Bernabéu con un Vinicius imparable ante el Dortmund

La historia derrota al juego en el Bernabéu con un Vinicius imparable ante el Dortmund

El carro se transformó en cuadriga con el sonido seco del latigazo que el coliseo blanco espera, paciente, por mala que haya sido la noche. Es el latigazo del gol. Lo soltó Rüdiger, un tipo con aspecto de gladiador que llegó hace poco tiempo a la verde arena, pero contagiado ya de lo incomprensible. Lo incomprensible sucede en el Bernabéu. Lo incomprensible es lo que se preguntan los jugadores del Borussia Dortmund. Lo incomprensible lo personifica Vinicius, dueño de un hat trick que precede a su Balón de Oro. Noches como ésta lo explican.

La historia dice que cuando ese latigazo se escucha en esta grada, la victoria llega por la ley de la naturaleza, como el verano sucede a la primavera. A la historia, sin embargo, hay que acompañarla. El Madrid lo hizo con el alma y el Bernabéu, con la liturgia, para superar a un rival que había sido mejor con la pelota. Ahora queda acompañarla con el juego, aunque el juego, hoy, parezca algo que nada tiene que ver con el Madrid, con lo que acontece en el Bernabéu. También es fútbol.

Vinicius logró un empate que parecía imposible después del dominio incontestable del Dortmund, plasmado en dos goles de ventaja al descanso. En el segundo tiempo, el Madrid consiguió cinco, tres del brasileño en total, una de esas remontadas que quedan para el recuerdo, una más, aunque no tenga la trascendencia de otras. Queda mucho para los títulos. El final del brasileño, un demonio, resultó incontenible para un rival que no cayó jamás, que obligó a lo mejor a Courtois y que incluso hasta los últimos minutos pisó el área contraria. No pudo, sin embargo, con la escena, ni con Vinicius.

Mbappé frente a Vinicius

Mbappé observó la crecida de Vinicius como un subalterno. Fue importante en el centro del primer gol a Rüdiger, clave, y en el trámite del segundo, pero fue uno más. Más peso tuvo Modric, titular después de iluminar al Madrid en Vigo, porque Ancelotti necesita un auriga, aunque sea un viejo auriga, para poner a correr a los 'purasangre'.

El papel de Vinicius es el que debía corresponder a Mbappé, o eso debe pensar el francés. En ese duelo debe encontrar una motivación. Vinicius le dará todos los pases posibles, pero no le va a dar un metro en el pulso de ídolos y de egos cuando toque el oro. Será el lunes.

Mbappé apareció en el centro del área, un lugar donde no explota sus mejores condiciones, la carrera al espacio. La posición de delantero centro no le beneficia. Ancelotti no es el primer entrenador que lo sitúa en el área, ya lo hicieron Deschamps o Luis Enrique. La decisión es el resultado de la optimización de recursos, al dejar la banda izquierda a Vinicius, como el PSG o Francia sucedía con Barcola o Dembélé. Una volea en los primeros minutos, desviada por un defensa, fue de lo poco que el francés pudo encontrar en el primer periodo. Sus cualidades piden espacio para activar su físico, para explotar en la carrera, el desborde y el gol. Por supuesto que tiene calidad para hacerlo como delantero centro, pero es en el primer rol en el que es mortal pero no único, no con Vinicius. El área puede acercarle al gol, pero también le acerca a la prisión.

Ancelotti ha repetido que Mbappé y Vinicius tienen libertad para moverse en el frente de ataque. Frente al Dortmund no lo hicieron inicialmente, estáticos, lentos. Eso provocó que el Madrid jugará en exceso al pie, en lugar de hacerlo al espacio, hecho que facilitó el trabajo defensivo del Dortmund. Ryerson, en la derecha, lo hizo con una solvencia sorprendente, dado que suele ser la zona cero para un rival del Madrid, al tratarse de la banda por la que encara Vinicius y a la que cae Mbappé.

Inacción por falta de plan

A Vinicius y Mbappé les acompañaba Rodrygo, titular en el regreso de Ancelotti al 4-3-3, después de la mala experiencia, pese a la victoria, con los tres centrales en Vigo. Modric, clave en ese triunfo, volvía al once en un centro del campo, junto a Valverde y Bellingham. Ni Tchouaméni ni Camavinga. La experiencia no funcionó, con un dominio total de Nmecha, Sabitzer y Brandt durante la primera hora. Nmecha dio un curso de mediocentro y Brandt estuvo en todas partes. La razón no era únicamente su calidad, sino también la inacción del Madrid. Inacción por falta de plan, de ideas y, especialmente, de presión, agresividad y velocidad con la pelota. Sin presión alta, el Madrid replegaba frente a un rival que tocaba y tocaba hasta hacer eternas las posesiones.

Ese planteamiento no es el que corresponde al Madrid, pero, en cualquier caso, únicamente tiene sentido con una eficacia defensiva altísima. No la tiene el conjunto de Ancelotti y al Dortmund le costó poco, muy poco, demostrarlo. Llegó al área y encontró en las dudas de Lucas Vázquez una mina. Tras una de sus pérdidas, Gurassy cedió a Malen para abrir el marcador y, más tarde, el lateral no pudo anticiparse a Gittens en un centro.

Lucas Vázquez pudo resarcirse con su gol, tercero del Madrid, después del empate. El hueco dejado por el lesionado Carvajal no es cualquier cosa, porque aportaba mucho más que un lateral. De lo que sucedió después del latigazo de Rüdiger, con Vinicius desencadenado, sabe mucho Carvajal. De lo que pasó antes, hay que preguntar a Ancelotti. Mejor antes del clásico.

Ancelotti cada vez avergüenza más al Madrid

Ancelotti cada vez avergüenza más al Madrid

Actualizado Jueves, 3 octubre 2024 - 00:04

Un Real Madrid ahorcado por un Ancelotti vergonzoso hizo bueno al modesto Lille, que ni en sus mejores sueños podía pensar en ganar y dejar en ridículo al campeón de la Champions. El equipo blanco equipo está hundido y abocado a la falta de credibilidad. Porque no juega al fútbol. La soberbia del club no ha querido fichar dos centrales imprescindibles y dos medios que puedan genera calidad en el centro del campo.

A Ancelotti ya le pueden fichar a

Hazte Premium desde 1€ el primer mes

Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web

Si lo prefieres
<!--

¿Ya eres Premium? Inicia sesión

--> <!--

Cancela cuando quieras

-->
El Madrid se escapó gracias a sus estrellas

El Madrid se escapó gracias a sus estrellas

Actualizado Martes, 17 septiembre 2024 - 23:59

Un Madrid irregular se salvó con un alemán llamado Rüdiger y con otro gol sorprendente y de calidad de Endrick, cuando el Stuttgart se había lanzado como un poseso para lograr empatar, algo que, sin duda, mereció.

Los primeros veinticinco minutos, los diablos rojos alemanes bailaron y dejaron al equipo blanco en ridículo. En sólo quince, cuatro ocasiones, hasta que ocurrió el milagro y apareció Courtois para detener cuatro tantos claros alemanes,

Hazte Premium desde 1€ el primer mes

Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web

Si lo prefieres
<!--

¿Ya eres Premium? Inicia sesión

--> <!--

Cancela cuando quieras

-->
España pasa a cuartos

España pasa a cuartos

Parece que ya tenemos rival en cuartos. Es lo típico que se suele anunciar en España cuando todavía andamos transitando por la fase de grupos, e incluso cuando ni siquiera hemos empezado un campeonato. Es más, Alemania ya se antoja como un rival de lo más asequible, que es lo típico que se anuncia antes de cesar a Luis de la Fuente porque lo tenía a huevo.

La Mannschaft ha pasado de la exhibición a la eficacia, que es como llamamos gentilmente a ganar jugando mal, para pasar sucesivamente a empatar jugando todavía peor. Más que suficiente para demostrar que el país entero ya se ha aprendido aqu

Hazte Premium desde 1€ el primer mes

Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web

Si lo prefieres
<!--

¿Ya eres Premium? Inicia sesión

--> <!--

Cancela cuando quieras

-->
Rüdiger: "No le tengo miedo a nadie, sólo a Dios"

Rüdiger: “No le tengo miedo a nadie, sólo a Dios”

Antonio Rüdiger (Berlín, 1993) impresiona. Camina entre los periodistas de Valdebebas como Moisés entre las aguas, abriéndose paso con sólo respirar, sin necesidad de tocar a nadie. Sus casi dos metros (191 centímetros), su barba de varios días y esa fachada de tipo duro le otorgan a la imagen un aura de gladiador entrando en el coliseo romano. Eso es lo que es. «I'm a warrior (Soy un guerrero)», contesta a este periódico en inglés, porque el castellano lo entiende pero todavía no lo domina, aunque lo intenta: «¿Cómo estás, amigo?», pregunta en nuestro idioma. El guerrero «Rüdi» se sienta con EL MUNDO durante unos minutos antes de su primera final de la Liga de Campeones como futbolista del Real Madrid. Y no sólo eso. Como futbolista del conjunto blanco, como héroe de la grada después del penalti anotado en Manchester y como líder del vestuario tras una temporada extraordinaria.

¿Qué sentimientos tiene ahora mismo?
Unos increíbles. Mira, estos son los momentos que había soñado, el estar en una final con el Real Madrid. Teniendo en cuenta su historia, la han ganado tantas veces pero aún así es especial... Es mi primera final de Champions con el Real y me siento bien, sólo intento disfrutar del momento.
¿Qué le han dicho en estos dos años para hacerle entender ese ADN Real Madrid? No puede ser suerte.
No, no, no... Si alguien gana 14 veces no puedes hablar de suerte. Lo que la gente te dice en la calle, vayas donde vayas, es «a por la 15, a por la 15». Te lo dice un niño pequeño de cuatro años y una mujer anciana... Eso es el ADN. El ADN es ganar. Me gusta y es por lo que firmé. Siento mucha responsabilidad porque este club va sólo sobre ganar y para mí la vida va sólo sobre ganar, así que es perfecto, un buen encaje.
Y el vestuario, ¿qué le dice?
El vestuario está tranquilo y centrado, porque no puedes estar sobreexcitado... Y estos jugadores conocen este tipo de partidos. Los han jugado muchas veces y tienen calma, una calma que transmiten al equipo. La vida se trata de equilibrio, tienes que encontrar el punto medio entre la excitación y la calma. Y eso es lo que el vestuario tiene.
El día del Manchester City- Real Madrid marcó el penalti decisivo y corrió durante 100 metros hacia los aficionados. ¿Fue el mejor día de su etapa en Madrid?
(Piensa) El mejor día en el Madrid fue el día que firmé, absolutamente. Ese fue el número uno porque es algo que nunca olvidaré. Pero claro, esa noche fue mágica, en ese momento del penalti estaba todo en mí, podía tocar el cielo o el infierno porque en el fútbol a veces no existe ese punto medio. Y mira... Fue un momento de mucho orgullo, las emociones recorrían todo mi cuerpo y mente... Dejé todo salir. Un gran día.
Estuvo en el Borussia Dortmund entre los 17 y 19 años, ¿qué recuerda y qué aprendió allí? ¿Eso hace más especial para usted esta final?
Fue la primera vez que estuve lejos de mi familia, lejos de Berlín... Aprendí mucho, aprendí a madurar, a creer en mí mismo... Pero no llegué a debutar como profesional en Dortmund y esto es una final de Liga de Campeones. No es más que eso, que ya es mucho.
Toni Kroos se retira, a Luka Modric le queda poco... Usted tiene 31 años. ¿Cree que es el líder de esta nueva generación madridista?
Bueno... Las cosas siempre tienen un final y por desgracia para Toni es ahora. Le echaremos mucho de menos porque es un jugador único e irremplazable. Modric todavía es joven (risas), está fresco y jugando muy bien. Y bueno, tienes veteranos como Lucas Vázquez, Nacho, Carvajal... Pero sí, me veo a mí mismo como líder del equipo. Tal vez no soy un líder de grandes palabras, pero sí un líder en la acción.
¿Qué memoria se lleva de Kroos?
Le conocía de la selección, pero no habíamos sido tan cercanos. Y voy a ser honesto aquí, tenía una percepción diferente sobre él, pero cuando llegué aquí conocí al Toni Kroos real. Un gran tipo que ama a su familia, y como yo también soy padre me hace respetarle mucho. Le miro y veo a un gran modelo a seguir porque la forma en la que ama y trata a su familia no lo he visto en ningún otro futbolista. Del futbolista no tengo necesidad de hablar porque en Alemania es el mejor que hemos tenido, sin duda, y es una leyenda del Real Madrid, pero como persona es simplemente fantástico.
¿A usted el Madrid le ha cambiado en algo?
Creo que no he cambiado mucho. Siempre es cuestión de si te sientes importante o no. En mi primer año el club venía de ganar la Liga y la Champions y obviamente los dos jugadores que estaban delante tenían una ventaja, lo entiendo. No jugué muchos partidos importantes y honestamente no me sentía importante, pero este año, también por las lesiones que han cambiado las cosas, ha sido importante para mí no sólo para mostrarle a la gente que puedo estar aquí sino también para mí mismo. Para verme aquí, victorioso. Y por eso esta final es importante para mí, para ponerle el sello a este año.
Su madre le llamaba 'Warrior' (Guerrero). ¿Lo sigue siendo?
Es mi ADN: ser un guerrero. Siempre lo he sido y siempre lo seré.
Wembley, Dortmund, el Madrid, una final de Champions League... ¿Tiene miedo de algo?
Miedo sólo a Dios. Al final del día somos seres humanos, no tienes por qué temer a ningún ser humano. Soy musulmán y tengo una creencia muy fuerte, por eso sólo le temo a Dios, porque es el creador de todo. No tienes que temer a nadie más.
Ancelotti comentó en sala de prensa su rutina previa a los partidos: salmón, brócoli, pasta y una siesta. ¿Usted tiene alguna?
Igual lo dijo porque está perdiendo peso (risas). Él lleva mucho tiempo en este negocio, sabe mucho. Yo siempre como espagueti boloñesa antes de los partidos, hablo con mi madre, que es es lo más importante, y rezo cinco veces al día.
Tchouaméni toca el piano, Camavinga canta, Rodrygo toca la guitarra... ¿Cuál es su talento secreto?
Yo soy un buen payaso para mis hijos. Siempre intento hacerles feliz en casa, esa es mi gran virtud.
El regreso de Militao y la cautela para evitar la desgracia de Courtois

El regreso de Militao y la cautela para evitar la desgracia de Courtois

Actualizado Sábado, 30 marzo 2024 - 19:26

El destino ha querido que Éder Militao vuelva a una convocatoria del Real Madrid ante el Athletic, el mismo rival frente a quien sufrió una grave lesión de rodilla. "Es la noticia más importante. Está disponible. Ha entrenado bien, aunque obviamente no está al 100% porque le falta jugar", adelantó ayer Carlo Ancelotti sobre el regreso del central.

Han transcurrido siete meses y medio desde el pasado 12 de agosto en San Mamés cuando, tras una disputa con Oihan Sancet, Militao se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Tras ser operado por el doctor Manuel Leyes, bajo la supervisión de los servicios médicos del club, el brasileño comenzó una dura rehabilitación, con altos y bajos, que ahora le permite afrontar el momento decisivo de la temporada.

"Se ha recuperado muy bien", valoró ayer Ancelotti en la sala de prensa, poco después de que se hiciese pública la lista de 21 convocados ante el Ahtletic. La alegría del técnico, en cualquier caso, no acelerará los plazos con Militao, que irá entrando poco a poco en la dinámica del equipo, como ya se hizo, por ejemplo, con Arda Güler. Nadie quiere que se repita la desgracia de Thibaut Courtois, víctima de una lesión de menisco cuando apuraba su regreso tras siete meses de baja.

En las últimas semanas, Militao se ha entrenado con normalidad junto a sus compañeros e incluso ha disputado un amistoso ante el Castilla en Valdedebas. El ex futbolista del Oporto acabó ese partido sin dolores y con la articulación totalmente estabilizada. Sin embargo, aún necesita mucho rodaje para exprimir todo su potencial. De hecho, el cuerpo médico y técnico tampoco pretenden forzar al futbolista de cara a la eliminatoria de cuartos de la Champions ante el City, que arranca el 9 de abril en el Bernabéu.