Los dos penaltis en dos minutos que pudieron decidir antes la final

Los dos penaltis en dos minutos que pudieron decidir antes la final

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 00:52

El protagonismo de los árbitros en la final de La Cartuja, que había marcado las horas previas a la final, alcanzó su clímax en los tres últimos minutos del tiempo reglamentario. En ese breve lapso, dos acciones en el área del Real Madrid pusieron en tela de juicio la labor de Ricardo de Burgos Bengoetxea, sobre el césped y Pablo González Fuertes, desde la sala VAR.

En el minuto 90, Ferran Torres reclamó un penalti de Antonio Rüdiger, que el colegiado vasco dejó sin castigo. La acción del central, con un toque por detrás sobre la pierna de apoyo, no fue demasiado protestada por los futbolistas del Barça. De Burgos no vio infracción y desde el VAR tampoco recibió ninguna orden de revisar la jugada.

Aún más controvertida resultó la última jugada del tiempo añadido, cuando Raúl Asencio una acción sobre Raphinha que el árbitro señaló en primera instancia como penalti. De inmediato, el defensa blanco recriminó al brasileño que había engañado a los jueces, mientras Carlo Ancelotti mostraba su disconformidad desde la zona técnica. Tras unos instantes de dudas, González Fuertes reclamó la presencia del árbitro ante el monitor.

Después de una rápida revisión, De Burgos entendió que Raphinha se había dejado caer en el área, por lo que anuló la pena máxima y mostró tarjeta al delantero. De este modo, la final se marchaba a la prórroga, la segunda de la historia entre Barcelona y Real Madrid, tras la disputada en 2011 en Mestalla.

Raphinha, la fiera poco brasileña que impulsa al Barça: “Quería tener esa conexión con Ronaldinho”

Actualizado Viernes, 25 abril 2025 - 22:53

Cuesta creer que Inter de Porto Alegre y Gremio rechazaran por pequeño y delgaducho a un futbolista que sus compañeros definen como «superdotado físico» y que, además, suma 53 participaciones de gol esta temporada -30 tantos y 23 asistencias-, ha superado a Leo Messi en su mejor temporada Champions y lleva camino de ser el máximo goleador de la competición. A Raphinha (Porto Alegre, 1996) nadie le esperaba esta temporada en el podio de los mejores de Europa. Ni siquiera el Barça, que le abrió la puertas hace unos meses para darle su dorsal 11 a Nico Williams. El brasileño está acostumbrado a la pelea constante y a apretar los dientes esperando su momento. Y ha sido Hansi Flick quien le ha preparado el mejor escenario.

Lo buscaba desde que con 18 años se subió a un autobús a ocho horas de casa para jugar en el Avaí persiguiendo un sueño. Le habían advertido que había dinero para la ida, pero no para la vuelta ni para mantenerle allí. Como hacía en el campo, también se buscó la vida fuera. Entonces ya sabía lo que era el Barça. Su padre, Raphael, músico percusionista apodado Maninho, tocaba con Samba Tri en las fiestas de Ronaldinho y, en cuanto destacó, le puso en contacto con Deco. El descenso del Avaí y la necesidad de hacer caja le lanzó a Portugal.

Al Vitória de Guimaraes primero y después al Sporting de Portugal. Ahí lo conoció Rodrigo Moreno, el internacional español que años después formaría con él delantera en el Leeds. «Con el Valencia jugamos un amistoso de pretemporada y recuerdo que en el vestuario comentamos la impresión que nos causaron Bruno Fernandes y Raphinha, del que nunca había oído hablar. Yo llegué al Leeds unos meses antes que él y cuando dijeron su nombre me acordé de aquel partido», explica a EL MUNDO desde Qatar.

«era un líder natural»

Antes de llegar a la Premier, el Rennes pagó 21 millones de euros en una temporada en la que jugó junto a Camavinga e impulsó al equipo a la Champions con ocho goles y siete asistencias. No pasó desapercibido para Víctor Orta y Andrea Radrizzani, los hombres que habían devuelto al Leeds a la Premier de la mano de Marcelo Bielsa.

Un pilar de aquel equipo era Pablo Hernández, ex jugador del Valencia. «Fue una sorpresa porque los brasileños siempre tienen esa etiqueta ofensiva, pero él era diferente. Se vio desde el primer día, con un físico superdotado, comprometido en defensa y que no desistía nunca», explica. Fue el estandarte del Leeds durante dos campañas y en la última «fue clave para evitar el descenso». Tanto que hizo la promesa de recorrer de rodillas el campo si lograban la permanencia. Rodrigo fue a abrazarle tras cumplirla: «Fue una locura. Nos salvamos ante el Brighton y dependíamos de otros resultado que se dio. Él, que era un líder natural, se quitó un peso de encima y maduró muchísimo aquella temporada», recuerda el atacante.

Ambos explican lo sencillo que era jugar con él. «Es de los mayores portentos con los que he jugado. Es capaz de repetir una y otra vez acciones de alta intensidad en un partido. Con lo que exigía Bielsa, se adaptó a la Premier en un instante», rememora Rodrigo, que compartió mucho dentro del campo y también fuera. En especial recuerda dos conversaciones personales que acabaron con decisiones que han marcado la carrera de Raphinha.

Abrazo entre Raphinha y Flick.

Abrazo entre Raphinha y Flick.AFP

«Cuando llegó al Leeds tuvo la oportunidad de ir con Italia. Además era año de Eurocopa. Pero tenía muchas dudas, porque deseaba jugar con Brasil aunque nunca le había llamado. Le dije que la Premier le daría la visibilidad que necesitaba y así fue», admite quien hoy le considera imprescindible en la selección por un rendimiento que le puede conducir al Balón de Oro.

La segunda conversación ya versó sobre la oferta del Barça: «El Leeds prefería que fuera al Chelsea, pero él quería repetir la historia de los brasileños en Barcelona. Quería tener esa conexión con Ronaldinho, Romario o Neymar», desvela.

«nunca tiene miedo»

La adaptación no fue fácil. Le costó seis meses de críticas por los 60 millones de traspaso, por llegar de la mano de Deco -a quien dejó- y por no adaptarse «a un juego más táctico, donde siempre hay menos espacios y los partidos son más cerrados que en la Premier, con menos transiciones», describe Rodrigo. Eso le llevó a pensar que LaLiga no era su lugar y que «el fútbol te destruye» con facilidad, por lo que nunca dudó en apoyarse en psicólogos.

Pero resistió y apareció Flick con el brazalete de capitán para propulsarle. «Dentro del vestuario la gente confía en mí y eso emociona», ha reconocido el jugador, con predicamento entre los más jóvenes. Lo mismo le limpia la bota a Lamine Yamal tras un gol espectacular que invita a su fiesta de cumpleaños a Pau Víctor o Gerard Martí tras endosarle una goleada al Real Madrid en la Supercopa.

Su liderazgo es generoso, como refleja su tatuaje en el cuello: «Soy uno, pero no estoy solo». Sobre él puede descansar el Barça porque, como recuerda Pablo Hernández, «nunca tiene miedo».

Las lesiones lastran aún más el eterno rompecabezas de Ancelotti antes de la final que decidirá su futuro

Las lesiones lastran aún más el eterno rompecabezas de Ancelotti antes de la final que decidirá su futuro

El tercer clásico de la temporada encontrará de nuevo al Real Madrid en urgencia médica. Después del 0-4 liguero del Bernabéu y el 2-5 de la Supercopa de España, las últimas lesiones de Camavinga y Alaba obligan a Carlo Ancelotti a improvisar un nuevo puzle justo cuando más quema la mesa. El italiano, perdida la Champions y con la Liga muy complicada (cuatro puntos le separan del Barça), se juega el curso y su futuro en La Cartuja. Si quiere tener alguna opción de continuar en el banquillo de Chamartín, vencer a los de Flick en Sevilla es una obligación... Pero en su bolsillo cada vez hay menos piezas para resolver el rompecabezas.

Ancelotti parecía haber encontrado un once tipo el pasado domingo, cuando aprovechando la vuelta de Ceballos a la titularidad probó a Valverde y a Camavinga de laterales, acumulando seis centrocampistas en total (dos en los carriles y cuatro en el rombo) y dejando a solo dos delanteros en punta, Vinicius y Rodrygo. Fue un equipo compacto y con más sentido en la ocupación de espacios y a la espera de la recuperación de Mbappé, era el once de gala.

Con Valverde y Camavinga el técnico solucionaba así dos de los principales lunares del equipo esta temporada. Lesionados Carvajal y Mendy, el nivel de Lucas Vázquez, Alaba y Fran García en las bandas no le había convencido ante los grandes equipos. Situar ahí al uruguayo y al francés, físicos, verticales y con recorrido, le aportaba mucho al juego del equipo.

Pero el paso por Getafe dejó K.O. a Camavinga, descartado para la final por una rotura en el aductor de la pierna izquierda y para el resto de la temporada. No podrá estar ni tan siquiera en el Mundial de clubes. El galo, de hecho, había salido en el descanso por Alaba, que se retiró con molestias, y ninguno pudo terminar el duelo.

La duda de Ancelotti

Las dos lesiones y la eterna irregularidad física de Ferland Mendy darán una opción única a Fran García, confirmado su billete a la final por el propio Ancelotti: "Jugará Fran", dijo en la sala de prensa de Getafe.

Será la primera vez que el italiano apueste por el ex del Rayo de inicio ante el Barça, porque en los dos primeros clásicos del año se la jugó con Mendy. Fueron dos desastre para el Madrid, que perdonó en el Bernabéu y lo acabó pagando y que se deshizo en Arabia. Siempre, eso sí, limitado por las lesiones.

En el duelo liguero, Ancelotti no pudo contar con Courtois, Carvajal ni Rodrygo. Mbappé erró varias ocasiones y en la segunda parte el Barça le pasó por encima, sufriendo Lucas por la velocidad de Raphinha. La baja de Rodrygo facilitó el rombo del centro del campo, pero entre Valverde, Tchouaméni y Camavinga no tuvieron demasiada creatividad en la construcción. Faltó un timón.

Ancelotti, el miércoles, en la zona técnica del Coliseum.

Ancelotti, el miércoles, en la zona técnica del Coliseum.EFE

En Arabia, Lucas repitió en el lateral, con Tchouaméni de central (ya lesionado Militao) y con las cuatro estrellas en el ataque secundadas por Valverde y Tchouaméni en el doble pivote. El Madrid estuvo roto, partido en dos por el poco compromiso defensivo de Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. El 2-5 final lo dijo todo.

Ahora, Ancelotti parece convencido de enviar a Valverde al lateral y de incluir a Ceballos o a Modric en el once. Ambos fueron titulares contra el Athletic junto a Tchouaméni, cuajando uno de los mejores partidos del centro del campo madridista este año, y el técnico debe tomar la decisión más comprometida de la final: estando Mbappé de vuelta tras su lesión de tobillo, aunque veremos a qué nivel, ¿jugará con los cuatro delanteros o reforzará el centro del campo?

Los resultados de la temporada y el nivel del mediocampo del Barça invitan a pensar que la idea más lógica es sentar a Rodrygo o a Mbappé (si no está al 100%) y meter más hombres por dentro, volviendo al 4-4-2 en rombo que tan buenos resultados le ha dado en los últimos años. El puzle, eso sí, está cogido con pinzas. Demasiadas urgencias médicas.

Dani Olmo acerca un poco más la Liga al Barça

Dani Olmo acerca un poco más la Liga al Barça

Actualizado Martes, 22 abril 2025 - 23:51

Al Barça le bastó con un gol de Dani Olmo para llevarse la victoria ante un rocoso Mallorca, sostenido por Leo Román, suplente habitual de Dominik Greif y autor de un partidazo. El ibicenco frustró una y otra vez las llegadas del equipo de Hansi Flick, que optó por reservar a varias piezas llamadas a tener un indudable protagonismo en la final de Copa del Rey. Y, aunque hubo también algún momento en el que le tocó apretar los dientes, acabó por sumar tres puntos que le acercan un poco más al objetivo de hacerse con la Liga. [Narración y estadísticas (1-0)]

Flick recogió el guante y dio la titularidad a Ansu Fati y Héctor Fort, quienes se quejaron ostensiblemente de haberse quedado sin minutos en el loco encuentro del sábado ante el Celta. El 10, como recambio de Raphinha a quien, como en los casos de Jules Koundé, Pau Cubarsí, Gerard Martín y Frankie de Jong, prefirió reservar con vistas al clásico en La Cartuja. El joven delantero, quien parecía destinado a ser un jugador de época, se esforzó de lo lindo para buscar la manera de ganar más protagonismo. Sus intentos, no obstante, no lograron romper la resistencia de un Mallorca sujetado a un arquero con mucho ánimo de revancha.

Leo Román, que no jugaba en la Liga precisamente desde que el Barça le endosó un 1-5 en Son Moix, se erigió en el mejor de los visitantes a lo largo de los primeros 45 minutos. Arrancó con una doble intervención a sendos disparos de Ferran Torres, relevo en punta del lesionado Robert Lewandowski, y Lamine Yamal. Y, a partir de allí, encadenó paradas mientras los azulgrana trataban una y otra vez de romper la igualada.

A la vuelta del descanso

Donde no llegaba el guardameta, además, lo hacía la zaga del conjunto balear para evitar que el balón acabara besando la red, ante la desesperación de Flick. En ataque, mientras, los visitantes lo fiaban todo a intentar romper el fuera de juego y al cuerpo a cuerpo que Cyle Larin mantenía de forma casi constante ante Ronald Araujo. Y, en las contadas veces en que se acercaron con algo de peligro, Wojciech Szczesny se resarció también de la jugada que propició el sábado el inicio del terremoto, al final sin consecuencias, ante el Celta.

Tras el 0-0 con el que se llegó al descanso, la segunda parte no pudo arrancar mejor para el líder. Antes de que se cumpliera el primer minuto, Dani Olmo, tras una asistencia de Eric García, encontró el premio del gol. No tardaría mucho tampoco Ansu Fati en volver a poner a prueba los reflejos de Leo Román. Una vez logrado el 1-0, todo invitaba a pensar que los barcelonistas podrían abrir aún más brecha. El Mallorca, no obstante, respondió con un cabezazo de Antonio Raíllo tras saque de falta que llevó el susto a las tribunas.

Pedri, ante Antonio Sánchez, el martes en Montjuïc.

Pedri, ante Antonio Sánchez, el martes en Montjuïc.EFE

Flick, para dar una marcha más al juego y, de paso, reservar a uno de los jugadores que puede ser clave para el clásico, dio entrada a Raphinha y Fermín por Ansu y Olmo, respectivamente. La efervescencia de los primeros instantes del segundo tiempo, pese a todo, se fue diluyendo. Y Lamine Yamal, solo ante el portero tras asistencia de Pedri, vio cómo Leo Romän se le imponía en el uno contra uno, en una de esas acciones que, de no sumar los tres puntos, se lamentan amargamente.

Y aún tendría el meta visitante varias opciones para añadir más buenas intervenciones a su haber tras un disparo de Pau Víctor y dos de Fermín, el primero envenenado tras tocar en los pies de un defensa, que dieron aún algo de esperanzas para los suyos. Finalmente incumplidas.

La guerra Mou-Guardiola, la carrera de Bale, la salvación de Cruyff o el final del Tata Martino: los clásicos coperos como punto de inflexión para Madrid y Barça

La guerra Mou-Guardiola, la carrera de Bale, la salvación de Cruyff o el final del Tata Martino: los clásicos coperos como punto de inflexión para Madrid y Barça

El octavo clásico en una final de la Copa del Rey aterrizará el 26 de abril en La Cartuja. 4-3 gana hasta ahora el Madrid, que le dio la vuelta al balance histórico venciendo en las dos últimas ocasiones: 0-1 en la de 2011, con aquel salto de Cristiano Ronaldo, y 1-2 en la de 2014, con la carrera de Gareth Bale por la banda de Mestalla para superar a Marc Bartra y marcar el tanto decisivo. Dos partidos en los que los galácticos de la pasada generación decidieron el duelo. Así son los clásicos, cruzan a los dos mejores equipos del país y comparan constantemente sus galaxias.

Dentro de tres semanas, Sevilla actuará como punto de inflexión en ese análisis entre ambas plantillas. Los títulos acumulados en los últimos tres años explican la superioridad manifiesta del Madrid, con dos Champions, dos Ligas y una Copa en el bolsillo en plena explosión de Vinicius, Rodrygo, Jude Bellingham y compañía. Pero en los últimos meses, coincidiendo con la llegada de Kylian Mbappé, el Barcelona ha demostrado que su nueva camada ha llegado para quedarse. Guiados por Lamine Yamal, han vencido en el clásico de octubre y en la final de la Supercopa de España, ambos con contundencia (0-4 en Liga y 2-5 en Arabia).

Dos bofetadas futbolísticas que han amenazado el trono del Madrid en el fútbol español, aunque la primavera dictará sentencia. Blancos y azulgranas se medirán el 26 en Sevilla, el 10 o el 11 de mayo en Montjuïc en una cita trascendental para la Liga y, quizás, en una hipotética final de Champions, el próximo 31 de mayo en Múnich. Sería la madre de todos los clásicos, el único que queda por disputarse en un gran evento tras tantas finales de Copa y Supercopa.

Trincheras en pleno apogeo

Lo que refleja la historia es que un clásico en una final siempre supone un antes y un después. Empezando por el primero, disputado apenas un mes antes de la sublevación militar que dio inicio a la Guerra Civil española. Fue el 21 de junio del 36, y fue en Mestalla. Ganó el Madrid 2-1 en el último partido de Ricardo Zamora. También ganó el Madrid en 1974, mientras que el Barça levantó el trofeo en 1968 y 1983. Y en 1990, el triunfo azulgrana salvó la cabeza de Johan Cruyff, dejando la Copa sin final 'clásica' hasta 2011.

Ese año, Mestalla fue testigo de una de las grandes batallas de la guerra Mourinho-Guardiola, unas trincheras en pleno apogeo en ese momento. El cabezazo de Cristiano en la prórroga dejó al Barça, que conquistó Liga y Champions, sin triplete. Fue un partido durísimo, con corrillos constantes sobre el árbitro, tensión en los banquillos y en la grada y duelos hasta el límite. Mourinho ganó la batalla, pero Guardiola contestaría unos días después en las semifinales continentales.

La de 2014 fue todavía más trascendental y confirmó la crisis de identidad del Barça tras la salida de Guardiola. El Tata Martino claudicó ante Ancelotti, Bartra ante Bale y la victoria madridista provocó la temporada en blanco de los azulgrana y la llegada de Luis Enrique al Camp Nou. Decisión de calado, porque con él llegaría el triplete de la 2014-2015.

Aquella visita a Valdebebas

Ahora, 11 y 14 años después de Mestalla, la Copa les vuelve a reunir en otro momento trascendental, con Yamal, Pedri, Raphinha, Mbappé, Vinicius y Bellingham sustituyendo a las estrellas de la pasada década. Lamine tenía tres años en la primera final de Mestalla y Mbappé estaba a punto de visitar Valdebebas con 12 años, regalo de sus padres e invitación de Zinedine Zidane para conocer a su ídolo Cristiano. El destino, caprichoso, les enfrenta ahora.

En el Bernabéu se observan estos dos próximos clásicos (Copa y Liga) como cruciales para el mandato de Ancelotti. Cuestionado en algunos momentos de la temporada por el nivel de juego del equipo, el italiano llega por primera vez a abril vivo en los tres torneos desde, precisamente, 2014. Aquel año terminó ganando Copa y Champions, pero hincó la rodilla en Liga, como el Barça, ante un Atlético que levantaría el título en el Camp Nou.

El desgaste de los clásicos influyó en la Liga, algo que intentará evitar Hansi Flick, obsesionado con mantener el nivel físico de su equipo para pelear el triplete y confirmar esa «nueva era» que se repite en la Ciudad Condal con cada victoria en los clásicos. De ello depende sostener la ventaja de tres puntos en Liga, con la Copa y la Champions como inyección mental hacia el vestuario.

Mbappé y Robert Lewandowski batallan por el pichichi liguero, Endrick y Ferran Torres por el copero. Ambos clubes, por todo. Un clásico.

Lewandowski, tras los pasos de Messi: "Mucha gente ha estado hablando sobre mi edad..."

Lewandowski, tras los pasos de Messi: “Mucha gente ha estado hablando sobre mi edad…”

Actualizado Domingo, 30 marzo 2025 - 20:11

Robert Lewandowski parece estar más que dispuesto a pelear duro por hacerse con el Pichichi. El delantero del Barça respondió al doblete de Kylian Mbappé ante el Leganés marcando dos goles frente al Girona que le permitieron abrir otra vez distancias en la pelea por convertirse en el máximo anotador en Primera. Dos tantos que se suman a los ocho que había anotado también en sus últimos nueve partidos. El polaco, que únicamente se quedó sin ver puerta en el Estadio de Gran Canaria, suma ya 25 goles tras 28 jornadas de Liga. La mayor cifra desde 2019, cuando Leo Messi hizo 29 en idéntico número de fechas ligueras.

Lewandowski, no obstante, asegura que pone al grupo por delante de cualquier logro personal. «Para mí, lo más importante es lo que tengo que hacer a nivel colectivo. Sé que si marco dos goles ayudo y, como delantero, lo importante es tener más confianza. Si estoy en el área o cerca sé que, si me llega el balón, siempre tengo la portería en la cabeza», recalcó en los micrófonos de DAZN.

Desde su punto de vista, lo más importante es mantener en todo momento la confianza. «Hemos tenido todo bajo control, pero faltaba el último pase. En la segunda parte hemos sido más ofensivos y hemos creado más oportunidades. Al final, hemos podido marcar varios goles y eso es importante. Si no podemos marcar al principio, lo que hay que hacer es tener paciencia y mantener el plan», analizó un Lewandowski que ya ha batido su récord anotador en la Liga y que parece estar viviendo una segunda juventud.

«Clave para el equipo»

«Mucha gente ha estado hablando sobre mi edad, pero yo sé que estoy trabajando como siempre. Quiero jugar unos años más al más alto nivel y me siento muy bien físicamente. No hay diferencia entre hace unos años y ahora en cuanto a datos. Sabemos que vamos a jugar a un nivel alto hasta el final de la temporada y, si estamos concentrados, como en este partido ante el Girona, somos muy peligrosos», sentenció el azulgrana. «Lewandowski es clave para el equipo. Está marcando muchos goles y está siendo muy importante esta temporada, pero quiero decir que también estoy muy contento también por Ferran Torres y su gol», analizó Hansi Flick, en declaraciones a DAZN.

De momento, el técnico azulgrana puede sentirse más que satisfecho por la excelente marcha de su equipo, que encadena ocho triunfos consecutivos en Liga, con 82 goles, 20 más que el Real Madrid. Unas cifras de récord, dado que según los datos de OPTA, en la historia del fútbol español ningún equipo había marcado tantos goles (139) tras la disputa de 45 partidos.

Raphinha «no se sentía muy bien»

«Lo importante es que todos los jugadores tengan la sensación de que el entrenador cree en ellos. Todo el mundo dice que Robert es una superestrella, que cree en sí mismo, pero lo importante es que todos sientan la confianza de su técnico, para superar situaciones complicadas. Está al 100% de forma y trabajando muy duro para ser el Pichichi, pero lo mas importante es el equipo. Si ganamos, sus opciones de lograrlo aumentan y él se centra mucho en ayudar al grupo», agregaría después en la sala de prensa. «¿Qué le he dicho tras el descanso? Básicamente, 'tienes que marcar dos goles a ver cómo lo haces'», bromeó, para analizar después una de las acciones polémicas. «No se si era penalti o falta, no lo he visto. Lo que necesitas, siempre, es motivar a los jugadores», recalcó.

Raphinha, al final, se quedó sin minutos por decisión propia. «Hablé con él al descanso, por si sentía bien para jugar. Fue muy sincero, y me dijo que no se sentía muy bien. El martes se entrenará y, con suerte, si se siente mejor, estará listo para jugar el siguiente partido», zanjó Flick sobre la inminente vuelta de semifinales de Copa del Rey ante el Atlético.

Raphinha y Lamine Yamal, el dúo que hace brillar al Barça y lo lleva a cuartos tras golear al Benfica

Raphinha y Lamine Yamal, el dúo que hace brillar al Barça y lo lleva a cuartos tras golear al Benfica

Al atardecer, en la montaña de Montjuïc, con una ausencia clavada en las entradas del vestuario, Raphinha y Lamine Yamal se conjuraron para matar la pena y hacer brillar a un Barça que destrozó a dentelladas a un Benfica que, si esperaba a un rival afligido por el dolor, se equivocó. Fue atrevido, vertiginoso y voraz para meterse los cuatros de final en el bolsillo en un pestañeo. Es casi imposible parar al equipo de Flick cuando Pedri manda, genera e inventa, con Balde desencadenado en la banda, Lamine juguetón hasta con un agujero en la bota y Raphinha afilando el instinto caníbal. Eso le debió decir el técnico alemán al entrenador portugués, que tiene jugadores capaces de deslumbrar. [Narración y estadísticas: 3-1]

Apenas le costó diez minutos que todos aparecieran. Por la orilla derecha, Dahl sufría para perseguir a la joven estrella que no se cansaba de retarle con un descaro adolescente. Le enseñaba la pelota, se la escondía con un recorte mientras enfilaba el área y tumbaba a Florentino para armar un centro chut entre dos centrales que acabó rebañando Raphinha en el segundo palo. El primer gol ya daba la medida de lo que sería el partido.

Se enrabietó el Benfica y pensó que podía hacer enloquecer el encuentro a base de correr hacia el área de Szczesny. De la primera contra, un minuto después de que el Barça se adelantara, nació el empate con un cómodo testarazo a bocajarro de Otamendi en un saque de esquina. Al argentino le había dejado solo en un desajuste de las marcas. Ya no se equivocaron más los azulgranas.

Seguía encantado Lamine buscándole las cosquillas a la defensa portuguesa y probando a ver cómo podía sorprender a Trubin... hasta que lo logró. Pueden prever los rivales cuáles van a ser sus movimientos, pero no pueden pararle. Enfila el área, se cuela, se perfila y, esta vez, acarició la pelota para enviarla al palo largo donde el guardameta ucraniano no alcanzaba. Y lo hizo con la bota rota, para convertirse en el jugador más joven en marcar y dar una asistencia en Champions.

El dominio del Barça era incuestionable y el Benfica no encontraba la manera ni siquiera de sostenerse con vida en una eliminatoria que debía remontar. Cuando lo intentaba, el oficio culé en el fuera de fuego les penalizaba, especialmente a Pavlidis, el único jugador con capacidad de inquietar. Apareció entonces Dani Olmo para sumarse al recital con sombreros en la medular y una asistencia al punto de penalti a Lewandowski que el polaco, grisáceo quizá por sus molestias físicas, estrelló en el cuerpo del cancerbero del Benfica. El resultado era corto y, aunque el partido parecía controlado, el Barça merecía más. Y buscó más.

Lo hizo Balde con una contra eterna desde campo propio, viendo a Raphinha y Lamine cabalgar por los costados pero aguantando para, con un pase preciso, regalar el tercer tanto al brasileño. Con 11 goles, se convierte en el Pichichi de la competición. El Barça disfrutaba tanto que hasta se olvidó de mirar al cielo de los médicos con cada gol, quizá porque la plena felicidad es el mejor homenaje.

No cambió nada tras el descanso y el Benfica volvió a estar a merced de los culés. Incapaz de robar la pelota y conducirla, el único que se revolvía era Pavlidis, pero caía en la trama de la línea defensiva o se topaba con Szczesny, que apenas tuvo que aparecer en todo el partido.

Si Bruno Lage buscó activar al Benfica desde el banquillo, Flick empezó a mirar la hoja de excel para proteger a Lewandowski de sus molestias, a Dani Olmo y hasta a Iñigo Martínez de una amarilla de quedarse castigado en cuartos. El colmillo de Ferran y el instinto de Gavi debían ser suficientes para aguantar la cómoda victoria con largas posesiones que arrancaron los olés de la grada y también para agrandarla. Pero se guardaron los goles.

Hubo tiempo para taconazos de Raphinha con De Jong y hasta para que entre Koundé y Sczcesny se liaran ante un cabezazo de Amdouni que atajó el polaco. Nada iba a amargar la felicidad. Ahora, las vallas en el camino las pondrán el Lille o el Borussia Dortmund.

Pedri, ante la supervivencia del Barça: "Sczcesny nos ha salvado muchas veces"

Pedri, ante la supervivencia del Barça: “Sczcesny nos ha salvado muchas veces”

Actualizado Miércoles, 5 marzo 2025 - 23:57

En Da Luz, Raphinha repitió en su papel de héroe, marcando otra vez el gol que le dio el triunfo al Barça ante el Benfica. Pero incluso por encima del brasileño, que sigue atravesando un momento de juego muy dulce, quien se alzó como la figura clave de los azulgrana fue un Wojciech Szczesny que se resarció de la mala velada vivida en su última visita a Lisboa, en la que encajó cuatro goles, dejando la portería a cero frente a un rival que llegó a tener hasta ocho ocasiones muy claras de gol. Muy especialmente, desde que Pau Cubarsí, con 18 años y 42 días, se convirtió en el segundo expulsado más joven de la historia de la Champions, solo por detrás de Celestine Babayaro.

"La última vez no se fue muy contento de aquí y hoy Szczesny nos ha salvado muchas veces. Sobre todo, recuerdo una en los primeros minutos, de esas en que, si marcan, empiezas el partido mal. Para muchos es muy grande y es muy agradecido tenerlo con nosotros", señaló tras el partido en declaraciones a Movistar Liga de Campeones un Pedri que, por su capacidad de llevar de cabeza a los rivales con su capacidad para conservar el balón y templar el juego, acabó por llevarse el MVP del partido. "Él ha conseguido el trofeo, pero creo que me puedo llevar la mitad a casa", bromearía por su parte tras el partido el polaco, a quien nada parece capaz de sacarle de un gesto calmado, casi imperturbable.

"Estamos muy felices, pero el trabajo no ha terminado todavía. Queda un partido y tenemos que acabarlo de manera profesional, como hemos hecho hoy", recalcó el arquero barcelonista, quien tuvo palabras de elogio para la actitud mostrada por todo el equipo. "Hemos entendido lo que teníamos que hacer, no podíamos jugar abiertos, hemos estado compactos y hemos evitado sus contraataques. Ha sido un gran esfuerzo por parte de todos y hemos demostrado que podemos ganar luchando. Se ha visto la otra cara que también tiene este equipo", recalcó el polaco, quien está más que convencido de sus capacidades. "Lo mejor está por llegar", advirtió.

"Lo tengo en el Fantasy y creo que me ha dado bastantes puntos", apuntó por su parte un Raphinha tan feliz como extenuado al término del partido. "Es imposible no estar cansado después de un partido como este. Teníamos una idea y la expulsión lo cambió todo", apuntó el brasileño. "Lo que me pasó por la cabeza es que iba a ser aún más complicado, que íbamos a sufrir y que tendríamos que defender para lograr la victoria. Al final, nos llevamos un resultado muy importante para Barcelona", abundó el delantero.

"Estoy muy orgulloso. Después de jugar con uno menos desde el minuto 22, con uno menos, hemos visto una gran actuación del equipo", valoró tras el duelo un Hansi Flick que repartió elogios entre todos. "La mentalidad ha sido clave, hemos tenido un buen portero, que ha estado fantástico para nosotros y lo hemos hecho genial. Hemos defendido como una unidad y estoy muy contento", insistió el alemán, quien, además, quiso destacar también el juego de Pedri. "Ahora mismo, está a un nivel brutal, increíble, y estamos muy felices de tenerlo", apostilló. El canario, mientras, advirtió que aún queda trabajo por hacer en Montjuïc. "Estamos muy satisfechos por cómo se ha dado el partido, pero aún queda la mitad del trabajo. Hay que ganar en casa y pasar ronda", sentenció.

El Barça descose a una Real Sociedad en inferioridad y carga las pilas para Lisboa

El Barça descose a una Real Sociedad en inferioridad y carga las pilas para Lisboa

Actualizado Domingo, 2 marzo 2025 - 18:27

El Barça cumplió sobradamente con el guion deseado tras el traspiés de Real Madrid en el Villamarín. Frente a una Real Sociedad condicionada por la relativamente madrugadora expulsión de Aritz Elustondo, los de Hansi Flick sentenciaron por la vía rápida con un incontestable 4-0 gracias al estreno de dos goleadores, Gerard Martín y Marc Casadó, y a los tantos anotados por Ronald Araujo y Robert Lewandowski en una segunda mitad en la que los visitantes empezaron muy pronto a pensar en su duelo con el Manchester United en la Europa League. [Narración y estadísticas (4-0)]

Los azulgrana, de esta manera, llegan a su primer choque con el Benfica en la Champions afianzados en el liderato y con las pilas absolutamente cargadas para empezar a definir la eliminatoria en Lisboa, ante un rival que, a diferencia de los azulgrana, habrá tenido muchos días de descanso para preparar su revancha con respecto al 4-5 encajado en la liguilla.

Flick prometió rotaciones. Y vaya si las hubo. Araujo relevó en el centro de la zaga a Íñigo Martínez, Gerard Martín hizo lo propio con Alejandro Balde en la banda izquierda y Marc Casadó volvió al once en detrimento de Frenkie de Jong. El primer susto del partido, no obstante, corrió a cargo de la Real Sociedad. El conjunto donostiarra llegó a adelantarse en el marcador cuando apenas se habían jugado los primeros cuatro minutos del duelo, pero la jugada fue invalidada finalmente por fuera de juego de Javi López, autor del centro que Sergio Gómez había enviado al fondo de la red.

Roja directa

Sabedor de cómo podía hacerle daño su rival, el Barça apostó por poner cerco a la portería de un Remiro que a punto estuvo de ponerle muy pronto las cosas terriblemente cuesta arriba a los suyos estrellando el balón en el cuerpo de Pedri para que este se perdiera finalmente por encima del travesaño. Sí lo hizo, en cambio, Aritz Elustondo, al trabar lo suficientemente a Dani Olmo cuando el atacante barcelonista se disponía a encarar a su guardameta como para que Quintero González le mostrara sin dudarlo la roja directa.

Con uno menos, los de Imanol Alguacil dieron un paso atrás y propiciaron que la llegada de los tantos azulgrana fuera solo cuestión de tiempo. Gerard Martín, tras una asistencia de Dani Olmo que llegó a su vez tras una gran acción personal de Lamine Yamal dentro del área rival, se encargó de inaugurar tanto el marcador como su cuenta anotadora con el primer equipo barcelonista con un disparo ante el que nada pudo hacer un Remiro al que se le iba a acumular mucho el trabajo.

El 1-0 llegó a cinco minutos para la media hora y, justo entonces, subiría también al marcador el 2-0. Casadó, desviando involuntariamente un duro disparo de Olmo después de que el meta txuri urdin rechazara como buenamente pudo un envenenado centro de córner de Raphinha, se estrenó también como goleador con el primer equipo del Barça. Con el nuevo tanto de los locales, el técnico vasco miró al cielo, deseando quizás acabar cuanto antes para poder pensar ya en el choque con el United en la Europa League.

Quintero González muestra la tarjeta roja a Elustondo.

Quintero González muestra la tarjeta roja a Elustondo.AP

Tras el descanso, el técnico visitante decidió dejar en la caseta tanto a Martín Zubimendi como a Ander Barrenetxea con vistas a ese encuentro. El Barça, por su parte regresó al terreno de juego más que dispuesto a dejar el partido visto del todo para sentencia con el 3-0. Avisaron Raphinha y Pedri, el primero con una falta que se marchó no muy lejos del marco donostiarra y el segundo con un disparo seco que se estrelló en el travesaño. Araujo, en cambio, aprovechando el rechace de Álex Remiro a un remate de cabeza de Lewandowski, no perdonó. Tampoco el propio delantero polaco, desviando lo justo un disparo desde fuera del área del central uruguayo para propiciar el 4-0.

Con tanta distancia en el marcador, Alguacil decidió hacer más cambios pensando en Europa, propiciando así que los locales vivieran un final de partido plácido para empezar a centrarse también en su duelo a domicilio con el Benfica en la Champions. Un partido en el que, de nuevo, deberán mostrar sus mejores galas.

El ejemplo de constancia de Kike García, el nómada del gol

El ejemplo de constancia de Kike García, el nómada del gol

Actualizado Sábado, 1 febrero 2025 - 21:51

Kike García (Motilla del Palancar, Cuenca, 1989) es la gran amenaza del Alavés. El veterano delantero, a sus 35 años, y Ayoze Pérez son los únicos españoles que figuran ahora mismo entre los 10 primeros en una tabla del Pichichi en la que brillan nombres como los de Robert Lewandowski, Kylian Mbappé o Raphinha.

Frente al Betis, precisamente, hace solo un par de semanas, García logró un hat-trick que le valió el triunfo al equipo babazorro y, en la última jornada, se las arregló también para anotar un tanto que les permitió a los suyos rescatar un punto frente al Celta en Mendizorroza.

Como el de tantos otros, su camino hacia la élite, en la que ha defendido los colores del Eibar y Osasuna además de los del Alavés, es un ejemplo de constancia y superación. Dio sus primeros pasos en el equipo de la localidad manchega que le vio nacer, de ahí pasaría a los juveniles del Quintanar del Rey y al Imperial, desde donde daría finalmente el salto a las filas de un Murcia con el que se estrenaría en Segunda en 2008.

Tras pasar seis temporadas en el equipo pimentonero, con el que jugó durante un año en Tercera, se incorporó en verano de 2014 al Middlesbrough de la mano de un Aitor Karanka que, tras haber asistido previamente a José Mourinho como técnico del Real Madrid, se había estrenado allí como primer técnico en noviembre de 2013.

Pendiente del futuro

Tras jugar dos temporadas en la Premiership inglesa y ser partícipe del retorno del Middlesbrough a la Premier League, llegaría, al fin, su estreno en Primera, con un Eibar cuyos colores defendió durante cinco temporadas y con el que llegó a marcar 12 tantos en una campaña 2020-21 en la que el equipo armero acabó por perder la categoría.

Osasuna, no obstante, le permitió seguir en la élite y, tras dos cursos como rojillo, fichó por un Alavés en el que, tras un primer año un tanto gris, está ofreciendo de nuevo su mejor rendimiento. El equipo vitoriano, no obstante, aún no ha cerrado la ampliación de un contrato que finaliza el próximo 30 de junio y ya hay varios conjuntos frotándose las manos con la idea de contar con sus servicios. Entre ellos, un Getafe con la puntería muy desviada en el área rival.

En otro momento, tal vez, el hecho de haberse erigido a estas alturas como el mejor anotador español de las cinco grandes ligas quizás le habría dado la oportunidad de quitarse una espinita que lleva clavada: estrenarse con la Roja. Su camino como internacional, en este caso, únicamente llegó hasta las convocatorias con la sub'21, si bien no llegó a jugar ningún partido.

Doblete en El Sadar

Con la sub'20, en cambio, conquistó el oro en los Juegos del Mediterráneo de 2009 y llegó a jugar también el Mundial de la categoría que se disputó ese año en Egipto, después de que una lesión de Bojan Krkic le abriera las puertas del torneo. «Para un chaval de Motilla del Palancar, de pueblo, es maravilloso lo que me está pasando», confesaba García el pasado diciembre tras marcarle un doblete a Osasuna en El Sadar, que propiciaron que el Alavés se llevara un punto. Dos tantos que, por respeto a su pasado, no quiso celebrar, pero por los que no dudó en poner en gran valor la labor de sus compañeros.

En su forma de entender el fútbol, el equipo está por encima de todo. Tanto, que incluso es capaz de sobreponerse al dolor tirando de antiinflamatorios si le necesitan. «No me gusta perderme nada», ha dicho. Aprieta los dientes ante la adversidad y tiene buena relación con el gol. Avales para el Alavés esta noche en Montjuïc.