El Arsenal sigue vivo ante el Bayern tras un brillante partido en el Emirates

El Arsenal sigue vivo ante el Bayern tras un brillante partido en el Emirates

No conviene descuidarse nunca ante el Bayern Munich, por mucho que soporte un curso convulso. Lo hizo un Arsenal demasiado tierno, que no supo administrar los tiempos en la primera mitad y dio vida a un rival al que había sometido en un brillante inicio. Los británicos, no obstante, siguen vivos en el cruce después de que su técnico acertara a la hora de mover el banquillo, tras una bonita noche de fútbol con dos estilos de acusadas diferencias.

Era mucho lo que se jugaban los de Tuchel en una temporada marcada por el desencanto. Virtualmente perdida la Bundesliga, fuera de la Copa y derrotado por el Leipzig en la Supercopa alemana en el inicio del curso, el conjunto alemán tiene en la Liga de Campeones la única vía de redención esta temporada.

El Arsenal tomó pronto el mando del partido y encontró premio en un remate de Saka en el interior del área tras un doble error del lateral izquierdo Davies. Era el líder de la Premier, con su fútbol aseado, quien sentaba las bases para proseguir en el continente su magnífico rendimiento en una de las ligas más competitivas.

Nada indicaba que el Bayern revertiría la situación en apenas unos minutos. El desconcierto defensivo que originó el precipitado abandono del marco de Raya en una jugada aparentemente inane fue el germen del tanto del empate de los hexacampeones de Europa. Goretzka acabó encontrando a Gnabry con un pase interior en la posición de delantero centro y éste logró la igualada.

Latigazos del Bayern

No se desviaron del plan los de Arteta, moviendo la pelota con paciencia en busca de Neuer. El Bayern jugaba a otra cosa. Buscaba salir con rapidez al contragolpe. Y volvió a encontrar recompensa en una carrera de Sané en diagonal que desequilibró a toda la defensa británica hasta que fue derribado por Saliba en el área. El penalti lo transformó Kane, logrando su trigesimonoveno gol de la temporada, séptimo en la Liga de Campeones y decimoquinto ante un adversario al que ha castigado como a pocos. No le tembló el pulso al consumado realizador, que desplazó a Raya y marcó con un disparo raso y suave. Fue su mejor aportación en una noche poco lúcida. Peor aún la de Havertz, que apenas apareció.

Entonces sí pasó por momentos de desconcierto el Arsenal, que vio de nuevo acelerar a Sané, en esta ocasión sin la lucidez exhibida en el tanto de la igualada.

El Bayern era otro con ventaja en el marcador. Defendía con eficacia e incrementaba su peligro en las contras. Pero Arteta movió el banquillo y dio entrada a los dos protagonistas del empate. Gabriel Jesus realizó una maniobra exquisita, con dos recortes en un ladrillo, y cedió la pelota al belga, que disparó cruzado para batir a Neuer. Los locales regresaron a la eliminatoria sin perder la identidad que les había traído hasta aquí, dominantes en la fase de grupos aunque obligados a llegar a los penaltis en octavos frente al Oporto. Se vivieron los momentos más brillantes del encuentro, con un Bayern que ni mucho menos se dejó intimidar por la reacción local y buscó el triunfo.

Fue Coman, de hecho, quien pudo desequilibrar el partido, con un remate al poste en el minuto 88. El Bayern tendrá la vuelta en casa y le bastará con una victoria para estar en semifinales. Hará bien, no obstante, en no confiarse ante un Arsenal que supo sobreponerse a los instantes más comprometidos. Una última acción de Saka obligó a la intervención del VAR ante el posible penalti de Neuer.

La paradoja de Harry Kane: llegó al Bayern para ganar títulos y se enfrenta a un curso de vacío

La paradoja de Harry Kane: llegó al Bayern para ganar títulos y se enfrenta a un curso de vacío

El nombre de Harry Kane se manejaba desde hace tiempo en el horizonte de los mejores clubs de Europa. Goleador incombustible, el delantero de la selección inglesa hubo de esperar hasta el pasado curso para salir del Tottenham Hotspur, un equipo que se le había quedado pequeño. Deseoso de ganar títulos vedados en Londres, al carecer los spurs del músculo deportivo y financiero para hacer frente a los grandes de la Premier y del continente, fue traspasado al Bayern Munich hasta 2027, a cambio de más de cien millones de euros. Se marchaba a un equipo que había ganado las diez últimas Bundesligas y que se presentaba como uno de los candidatos a pelear un curso más por la Liga de Campeones.

Kane viene haciendo bien su trabajo desde que llegó a Alemania. Ha marcado 38 goles, seis de ellos en la competición continental. A sus 30 años mantiene clase e instinto. Muy del gusto de Pep Guardiola y en su momento también en la órbita del Real Madrid, terminó en un Bayern que pretende pujar por su sexta Copa de Europa, seis años después de hacerse con el título por última vez.

Antes del encuentro de ida de cuartos de final ante el Arsenal, sus opciones están intactas, pero con lo que seguramente no contaban Kane ni los seguidores del conjunto bávaro era con depender exclusivamente de la Liga de Campeones para no quedarse sin títulos por primera vez desde el curso 2011/12. Con la derrota por 3-2 ante el Heidenheim. el Bayern está a 16 puntos del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso.

En busca de entrenador

La caída por 3-0 ante el Leipzig en la final de la Supercopa alemana y la eliminación frente al Saarbrücken, de tercera división, en la segunda ronda de la Copa, han dejado al Bayern suspirando casi de manera desesperada por una redención en Europa.

Thomas Tuchel de momento no ha cumplido las expectativas como relevo de Julian Nagelsmann y dejará el banquillo en junio, al margen de lo que suceda de aquí a entonces. Xabi Alonso, que era la prioridad como relevo, ya ha anunciado que seguirá en Leverkusen al menos una semana más. La búsqueda de un entrenador para la próxima temporada es un asunto que eleva la inquietud. Ante la pregunta de los periodistas tras el partido ante el Heidenheim, el director técnico, Max Eberl reaccionó así: «Me importa una mierda la búsqueda de un entrenador. Ahora todo se centra en el partido contra el Arsenal».

Líder de la Premier League, con un punto más que el Liverpool y el Manchester City, el conjunto que entrena Mikel Arteta será un adversario de cuidado. En la última jornada del torneo doméstico venció 0-3 al Brighton para reafirmar sus opciones para volver a gana la liga por primera vez en dos décadas.

14 goles a los 'gunners'

Muchas de las opciones alemanas volverán a pasar por el acierto de Kane, extramotivado ante un rival al que ha hecho daño como a pocos. A lo largo de su trayectoria en Inglaterra, suma 14 goles ante el Arsenal, feracidad sólo superada por los 20 que logró frente al Leicester y los 16 contra el Everton.

El Bayern se desenvolvió con holgura en la fase de grupos y sólo ha perdido un encuentro a lo largo de la presente edición de la Liga de Campeones, en la ida de octavos, 1-0 frente al Lazio, revertida con el 3-0 del Allianz Arena. El Arsenal también dominó en la primera fase, antes de verse abocado a los penaltis para dejar atrás al Oporto, gracias a la actuación del guardameta español David Raya.

Premio a la resistencia para el Dortmund ante un PSV dominador pero fallón

Actualizado Miércoles, 13 marzo 2024 - 23:27

Un golpe al principio, otro al final y en medio 92 minutos de pura resistencia. El Borussia Dortmund se cuela entre los ocho mejores equipos de la Champions con un ejercicio de supervivencia ante un PSV Eindhoven que lo dominó pero cayó víctima de su falta de acierto. [Narración y estadísticas:2-0]

El Dortmund se lanzó al partido con ansia de resolverlo cuanto antes, la misma que mostró Jadon Sancho por vestirse la camiseta de hijo pródigo que devuelve a los alemanes a los cuartos de final. No dejaron ni colocarse a un PSV que pareció totalmente desbordado, sin saber por dónde le iban a llegar los golpes ni cómo pararlos. La presión, la de los jugadores de Peter Bosz y la del Muro amarillo del Wetsfalia -que protestó contra la "codicia" de la UEFA-, les encerró en el área durante más de media hora. Avisó de lo que se les venía encima Maatsen, el lateral descarado que primero probó al meta neerlandés y que acabó provocando una jugada de rechazos encadenados a la que puso fin Sancho. Bajó la pelota al tierra, se fabricó el hueco y colocó el disparo entre los defensas neerlandeses sin que Benítez pudiera evitarlo.

Aquel joven talento que salió hace dos temporadas hacia el Manchester United para estrellarse en la Premier ha renacido con la vuelta a casa y quiere ser protagonista justo cuando las temporadas se deciden. Habían pasado sólo tres minutos y los alemanes ya habían deshecho la igualada y parecía que habían aprendido de lo ocurrido en Eindhoven, donde vieron cómo llegó el empate por culpa de un penalti. Ahora que tenían al PSV contra las cuerdas, tenían que rematarle.

Al papel de verdugo se sumó un ex, Malen, quebradero de cabeza por su velocidad en la banda y su disparo. Asistió a Füllkrug, que no acertó a rematar, y provocó que Benítez tuviera que encadenar dos paradas consecutivas al cazar la pelota que escupió a disparo de Brandt para volver a engatillar. No encontraba el PSV la forma de frenar lo que parecía un vendaval. Sin embargo, a la media hora la efervescencia alemana fue decayendo. Entonces se activó Dest por la izquierda, apoyado en Tillman y buscando Luuk de Jong, hasta entonces tan desaparecido como Bakayoco. Poco a poco se fue acercando al área mientras el Dortmund seguía cargando teniendo el peligro en la botas de Malen.

Eso no cambió en la segunda mitad, en la que Edic Terzic buscó a Hirving Lozano para generar más problemas y engrasar la manera en que el PSV inquietaba. Se lo tomó al pie de la letra el mexicano, que probó a Kobel con un latigazo en la primera jugada. El duelo había perdido tensión y eran los neerlandeses los que tenían el control y el peligro sin que el conjunto alemán lograra volver ser el impulsivo equipo que comenzó el partido. Fueron minutos en los que su guardameta Kobel se vio forzado a aparecer demasiado. Salvó un durísimo remate de Teze y cualquier pelota que fuera teledirigida a la cabeza de Luuk de Jong y hasta metió una mano magistral en un centro chut de Bakayoko después de sentar a Hummels. No tenía un minuto que perder el PSV mientras los nervios atenazaban a los alemanes.

Lesión, gol anulado y alivio en el añadido


Tenían el pase en el bolsillo, pero con una ventaja demasiado corta para un equipo que siempre coquetea con la desgracia. La primera fue la lesión de Sancho y la segunda el gol anulado a Füllkrug. No, la noche aún no permitía el suspiro de alivio. Lo pudo cortar De Jong si no hubiera enviado la pelota por encima del larguero cuando encaraba a Kobe. Pero lo provocó el veterano Marco Reus, en el añadido cerrando el pase a cuartos y exorcizando los fantasmas del Westfalia.

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El Madrid casi se quema en un empate agónico contra el Leipzig, pero pasa a cuartos de Champions

El Madrid casi se quema en un empate agónico contra el Leipzig, pero pasa a cuartos de Champions

El Madrid está en cuartos de Champions con mucho sufrimiento y menos felicidad, el mismo sentimiento que Carlo Ancelotti admitía en la previa del partido ante el Leipzig. En un duelo durísimo, impreciso y con menos sangre de la que pedía la ocasión, un gol de Vinicius fue suficiente para equilibrar el de Orban y superar, con la agonía de las noches de Chamartín, una eliminatoria trampa.

En el regreso de la Copa de Europa al Bernabéu, Ancelotti decidió innovar. El italiano es un entrenador enamorado del futbolista centrocampista, la posición que más ejemplifica la evolución de este deporte. Físicos, técnicos, con potencia, pase y gol, Carletto los tiene con todo tipo de virtudes. Y ahora, obsesionado con el fútbol moderno, el transalpino los quiere a todos. Por eso, en un día tan importante y tan trampa como una vuelta de los octavos continentales tras haber ganado la ida, Ancelotti cambió el esquema y encajó a sus cinco centrocampistas fetiche: Tchouaméni, Kroos, Camavinga, Valverde y Bellingham.

El puzle le funcionó sobre la pizarra, pero no sobre el césped. Dejó de lado el 4-4-2 de toda la temporada y mostró un 4-3-3 con el inglés como 9 y el uruguayo como extremo derecho. Y el Madrid naufragó en una primera parte en la que el Leipzig le perdonó varias vidas. Algo que se puede hacer en Chamartín. Los pitos del descanso eran merecidos para un tramo inicial desastroso.

Lento, previsible e impreciso, el Madrid no fluyó entre líneas y no encontró a Vinicius, la única chispa de un ataque demasiado plano. Y atrás sufrió, salvado sólo por los errores de Openda, delantero rival. Dio la sensación, una vez más, de que el conjunto blanco necesita verse medio muerto en la orilla de la Copa de Europa para despertar de verdad.

En el primer aire del duelo, el Madrid ya mostraba debilidad. En el 12, Openda inició su carrusel de oportunidades. Primero remató desviado desde la frontal cuando tenía a Olmo desmarcado en la derecha y en el 15, en otra contra visitante, cruzó demasiado su disparo a la izquierda del portero ucraniano.

Ancelotti abría los brazos en el banquillo desesperado. Y en la hierba, sólo Kroos mostraba claridad. El Madrid jugaba, pero no sabía a qué. Con Valverde en la derecha, los tres del medio, Camavinga, Tchouaméni y Kroos, se estorbaban en la creación y ninguno creaba líneas de pase verticales para combinar con Bellingham y Vinicius. El inglés, también errático, se las ingeniaba para bajar a recibir a la base perdiendo un hombre, casi el único, referencia arriba.

Mientras, el Leipzig esperaba oportunidades con una línea de presión muy adelantada, con Sesko y Openda en el centro y Simons y Olmo en las bandas. Fue imposible para los blancos superar la primera avanzada alemana, que tuvo nuevas ocasiones rozando el descanso. Simons, el mejor, probó a Lunin desde fuera del área y Openda tuvo una volea clarísima dentro del área que rozó la red derecha del portero madridista.

Pitos al descanso

El Madrid no había lanzado a puerta y sólo tuvo un córner tras un tímido intento de Bellingham dentro del área. Nada más de uno de los favoritos al título en la vuelta de una eliminatoria. Peligroso y un tanto vergonzoso, de ahí los pitos multitudinarios del Bernabéu al descanso.

Ancelotti pasó por vestuarios y cambió fichas, convencido de los errores de su equipo. Camavinga, intrascendente e impreciso, se quedó en la caseta para que entrara Rodrygo. El brasileño acumula una mala racha goleadora en Liga, y quizás por eso el técnico decidió sentarle en un día así, pero tiene regate y movilidad, algo de lo que el Madrid careció en el primer tiempo.

Una arrancada suya en el 50 provocó una falta peligrosa a favor del conjunto blanco y animó a la grada, desencantada en el torneo más importante para el club. Un torneo que corrió peligro cuando Vinicius empujó a Orban en una discusión y los alemanes clamaron por una tarjeta roja. El empujón, en el pecho y no en la cara, fue amarilla.

Primero Vinicius, luego Orban

El Madrid encontró respiro cuando se dejó de cálculos y se rindió a sus mayores virtudes: las arrancadas de Bellingham y Vinicius. En el 65, el inglés inició una contra, avanzó y esperó el desmarque del brasileño, en diagonal viendo el espacio libre. Cedió Jude y Vini, de primeras, definió ante Gulacsi.

El Leizpig se resistió a claudicar sentenciado y reaccionó para igualar de nuevo la eliminatoria a los tres minutos. Orban se adelantó de cabeza a Nacho tras un centro de Raum y puso el miedo en el cuerpo al Bernabéu. La pelea volvía a estar a un asalto y el duelo entró en la agonía. La de los visitantes por provocar la prórroga y la del Madrid por evitarla. Ancelotti introdujo a Modric por Kroos y a Joselu por Bellingham para calmar el choque y lo consiguió entre suspiros de alivio. El Madrid puso la mano en el fuego y casi se quema.

Traoré, el musulmán de Anoeta, 'hermano' de Camavinga y recurso ''imprevisible'' para frenar a Mbappé

Traoré, el musulmán de Anoeta, ‘hermano’ de Camavinga y recurso ”imprevisible” para frenar a Mbappé

El antídoto de Anoeta para combatir a Kylian Mbappé en la vuelta de los octavos de la Champions es un musulmán practicante de Mali que abrigó a Eduardo Camavinga en sus inicios en el Rennes. Hamari Traoré (Bamako, 1992) quedó en evidencia por un despiste en el partido de ida contra el PSG y ahora quiere curarse las heridas con un marcaje impecable al fenómeno francés.

Joxe Mari, como le conocen los seguidores de la Real Sociedad, despuntó como juvenil en Mali. Este hijo de un joyero y de una comerciante creció bajo la inspiración de Drogba, Kanouté y Yaya Touré. Sus compañeros en la academia Jean-Marc Guillou le llamaban Ronaldo porque le gustaba hacer bicicletas. A los 20 años fichó por el París FC de tercera división, luego ingresó en el Lierse belga, en 2015 pasó al Stade Reims y en 2017 fichó por el Rennes. Es capitán de la selección de Mali, con la que ha disputado 53 partidos y marcado dos goles. Este verano fue contratado por el club donostiarra tras un exhaustivo seguimiento del director deportivo Roberto Olabe y del técnico Erik Bretos. «Hamari no es un jugador africano al uso. En él podemos ver un nivel de fundamento técnico muy alto, lo que le hace ser muy fiable en la recepción y el pase. Defensivamente domina las acciones de uno contra uno defensivo. Tácticamente es suficientemente ordenado», explica Olabe.

Traoré fue señalado por Imanol Alguacil como culpable de la derrota contra el PSG. El lateral, tras sufrir un golpe en la rodilla, se desentendió del marcaje de Mbappé. «No me lo explico. Que un jugador que ha tenido que salir del campo, cuando el rival tenía un córner a favor, no acabe en el hospital no lo entiendo. Ese jugador se ha ido del partido y el equipo también. Si queremos competir contra estos rivales no podemos hacer estos regalos». Luego, el entrenador matizó que el mensaje no era para Traoré, sino para todo el equipo. «Con Hamari no hay ningún problema. Él sabe que estoy encantado, que es para mí importantísimo», señaló.

Traoré ha sabido ganarse el aprecio del técnico y de sus compañeros con su cercanía y compromiso. «Hamari no viene de la cantera, tiene una cultura y una religión distintas, pero no desentona con el resto, es muy buena gente», ha dicho el portero Álex Remiro.

«Hamari es de origen africano, pero con cultura francesa, algo que en San Sebastián es bastante natural, dada la realidad socio-política-geográfica que tenemos con Francia. Tiene una gran capacidad de socialización, algo que fue clave para su rápida adaptación al club, y una energía especial para conectar de manera afectiva con el entorno, con el trabajo del día a día con sus compañeros, con el staff y con los fans», añade Olabe.

Admirador de Sergio Ramos y Cafú

Traoré, que vive en Donosti con su mujer e hijo, nacido el pasado julio, se define como familiar y seguidor del Corán. «Mi religión habla de no perjudicar a nadie y de respetar a todas las personas. El trabajo y la humildad es fundamental. He conocido jugadores 10 veces más fuertes que yo y que no llegaron a ser profesionales. Tuve la oportunidad de ser profesional, estoy muy agradecido a Dios», señaló en el portal Onze el defensa realista, que admira a Sergio Ramos y a Cafú.

El maliense ha coincido con jugadores de alto nivel, pero siente especial cariño por Camavinga, ex compañero en el Renns. «A Eduardo le conozco hace tiempo, es como mi hermano pequeño. Es muy, muy buen jugador, ha progresado mucho», decía a Marca poco después de firmar contrato con la Real.

El lateral no olvida sus raíces y regresa a su cuna siempre que puede. «Cuando llego a Mali no bebo la misma agua que los demás, porque mi cuerpo ya no está acostumbrado. Así que pido agua mineral. Me quejo del calor y me dicen que mi comportamiento ha cambiado. Allí me llaman El blanco. Me río con ellos cuando me lo dicen, no es peyorativo», recalcaba en Onze un jugador que, si no hubiera sido futbolista, se habría dedicado al periodismo y que tiene un hermano, Adama Noss, que juega de mediocentro en el Hull City inglés.

Ahora está centrado en el partido de esta noche y en el objetivo de superar el 2-0 del partido de ida y meterse en los cuartos de la Champions. Será una pieza fundamental en el marcaje de Mbappé, un delantero al que conoce muy bien, dado que en la Liga francesa se enfrentaron durante ocho temporadas. Olabe confía en las aportaciones de Traoré: «A jugadores como Mbape, de talla mundial, no importa demasiado cuánto lo conoces, si no cómo compites contra ellos, para defenderles y atacarles, ahí Hamari, es muy competitivo y confiamos mucho en él», insiste el director deportivo.

En Anoeta destacan la experiencia del defensa, pero algunos alertan de sus reacciones «imprevisibles». A demás del despiste con Mbappé, en la última Copa de África fue expulsado tras discutir con el árbitro del partido contra Costa de Marfil. Joxe Mari Traoré, un singular txuri urdin.

López Ufarte y la tradición copera de la Real Sociedad: "En mi época, éramos una familia fuerte"

López Ufarte y la tradición copera de la Real Sociedad: “En mi época, éramos una familia fuerte”

El Príncipe Rainiero apadrinó al extremo txuri-urdin más genial. «Qui est ce petit diable?», exclamó el soberano tras presenciar sus deslumbrantes regates en la final del torneo juvenil de Mónaco de 1975, ganada por España a Francia (2-1). «Algún periodista escuchó aquello y desde entonces me quedé con ese apodo. Yo era hábil, un jugador diferente de aquel equipo de la Real Sociedad de la década de los 80, que tenía gente muy fuerte, como Satrústegui, Idígoras o Górriz. Yo era distinto, para que se hagan una idea los jóvenes de hoy, jugaba de forma parecida a Iniesta o David Silva. Era un extremo y luego me pasé a la media punta», explica Roberto López Ufarte (Fez, Marruecos, 1958), un zurdo que cautivaba por su dribling.

López Ufarte es un emblema en la historia de la Real Sociedad, ganador de dos Ligas (1980-81 y 1981-82) e ídolo de España en el Mundial de 1982. Él abrió el marcador de la primera final de Copa del Rey ganada por la Real Sociedad, el 30 de marzo de 1987, contra el Atlético de Madrid (2-2, prórroga y victoria por penaltis). Este martes, el equipo donostiarra, ante el Mallorca, busca su quinta presencia en una final copera, 0-0 en el partido de ida.

«Aquella final la jugué sabiendo que iba a ser mi último partido con la Real Sociedad. Toshack, que era el entrenador, me había dicho que mi tiempo ya había pasado, que tenía que irme. Ese día desconocía que semanas después iba a fichar por el Atlético. Jesús Gil y Gil llegó a la presidencia del club, contrató a Menotti y el argentino insistió en contar conmigo. Formé parte del primer proyecto de Jesús Gil, ese que estuvo encabezado por Futre. El portugués y yo jugábamos en la misma posición», recuerda el ex futbolista.

«Jugamos en Zaragoza, hacía calor y había muchos mosquitos que se nos metían en los ojos y en la boca. No éramos favoritos. Cambiamos el sistema, Larrañaga pasó al centro del campo. Terminamos 2-2. Yo metí el primer gol, luego empató Da Silva, nos adelantamos con un tanto de Txiki Begiristain y empató Rubio. Fuimos a la prórroga y ganamos en los penaltis, con dos paradas de Arconada. Creo que ese día nació el lema 'No pasa nada, tenemos a Arconada'. Celebramos la victoria en el hotel y luego nos fuimos a San Sebastián para festejarlo con la gente y con las instituciones. Guardo un recuerdo extraño, de alegría y tristeza, porque ganamos, pero sabía que me iba a marchar de un equipo que era mi vida. Algunos me insistían en que me quedara cuando antes me había dicho que me fuera», señala en conversación telefónica el ex delantero realista.

El camino hacia aquella final guarda cierto paralelismo con la actualidad. En semifinales, la Real se enfrentó al Athletic, precisamente el rival del Atlético de Madrid en la eliminatoria del próximo jueves. «Recuerdo que en la ida, en nuestro campo, lo pasamos muy mal porque durante mucho tiempo jugamos con dos menos, parecía que el Athletic nos perdonaba la vida. Nosotros resistimos como pudimos. En la vuelta ganamos 0-1 con un gol de José Mari Bakero», recalca El pequeño diablo, que añade que aquel partido fue complicado, como puede ser el de este martes.

«Cuando salió la bola del emparejamiento del sorteo, muchos estaban contentos porque, a priori, el Mallorca es más débil que el Atlético o el Athletic, pero a mí no me terminó de gustar. Y es que históricamente, el Mallorca nunca se le ha dado bien a la Real Sociedad. Siempre hemos tenido problemas, y ahora no será diferente. La ida acabó con un 0-0 pero no hay nada decidido. Además, el Mallorca tiene a un entrenador, Javier Aguirre, que conoce muy bien el oficio. La eliminatoria está muy abierta, lo mismo ocurre con la de San Mamés, yo veo al Atlético capaz de meterse en la final. ¿A quien prefiero en la final? Quizás al Atlético por eso de que formé parte de ese club», advierte.

El caso es que la Real se encuentra ante una nueva oportunidad para lograr el pasaporte a la final con un equipo que también aspira a meterse en los cuartos de la Champions. La de ahora es una buena escuadra, pero distinta a la que asombró hace 40 años. «El secreto de aquello es que éramos como una familia, nos conocíamos desde pequeños, jugábamos en la playa, en La Concha. Nos compaginábamos muy bien. En el terreno de juego siempre me compenetré de forma especial con Zamora. En el campo nos entendíamos con los ojos cerrados. Yo también me relacionaba bien con los jóvenes que iban llegando, como Bakero o Begristiain. Una cosa crucial es que apenas nos lesionábamos, casi siempre se repetía el mismo equipo. Hacíamos prácticamente toda la temporada con 13 jugadores. La gente se sabía el equipo de memoria», rememora. El equipo base de los años 80, entrenado por Alberto Ormaetxea, era el siguiente: Arconada; Celayeta, Górriz, Gajate, Olaziola; Diego, Alonso, Zamora; Idígoras, Satrústegui y López Ufarte.

Un grupo de canteranos que plantaba cara al Real Madrid en la Liga, que le arrebataba el título de campeón en la última jornada y que durante varios años fue la columna vertebral de la selección española.

El extremo dice que antes había más conexión entre los jugadores: «Entonces el fútbol era distinto, se disfrutaba más. Estábamos mucho tiempo juntos, después de los partidos o los entrenamientos nos quedábamos a comer o a tomar pinchos. Éramos una familia fuerte. Gorriz y Gajate bromeaban diciendo que sus respectivas mujeres les decían que ellos pasaban más tiempo juntos que con ellas.Todavía solemos quedar, como mínimo una vez al año, en las semanas de Navidad. Ahora todo es distinto en el trato humano y, sobre todo, del dinero ni hablemos. Antes con lo que ganabas en un año pagabas una casa en tres años, ahora con lo que ganan en una temporada se compran tres casas».

López Ufarte era un pequeño y flaco chaval que desentonaba entre jugadores poderosos físicamente. Pero él sabía sacar provecho de sus virtudes. «Había un entrenador, Javier Expósito, que nos preguntaba quién era el jugador más valiente del equipo. Muchos decían que Satrústegui e Idígoras, pero él respondía que el más valiente era yo, porque iba al regate, me daban patadas, pero volvía a hacerlo sin miedo».

Su exquisita técnica fue consecuencia de la carestía pasada en la niñez: «Después de la Guerra Civil, mis padres se fueron a Marruecos a buscar trabajo. Yo nací en Fez. Recuerdo que cuando era un niño jugaba en un patio muy pequeño, con 20 o con 30 niños, los espacios eran reducidos y creo que mi habilidad por el regate nació allí, el fútbol de la calle de siempre». Unas cualidades que le permitieron anotar 129 tantos en la Real Sociedad y ser el segundo máximo goleador del club, sólo superado por Satrústegui. Con la selección española disputó 15 partidos y anotó siete tantos.

Tras dejar la Real Sociedad jugó una temporada en el Atlético de Madrid y en 1988 fichó por el Betis. Se retiró en 1989, pero siempre ha estado relacionado con el fútbol y, especialmente, con el club donostiarra. «En la Real estuve 12 años como jugador y 12 como técnico, ayudando a entrenadores como Toshack, Irureta, Clemente o Krauss. Un cuarto de vida la he pasado con la Real. Yo era como el Molowny de la Real Sociedad, un hombre de la casa. Como entrenador he estado en varias ocasiones con Toshack, yo creo que como él fue el que decidió que no continuara en la Real, como remordimiento siempre que podía recurría a mi como segundo entrenador», subraya.

En 2013 se marchó a Vanuatu (Australia) y un año después a Marruecos, en el equipo de Casablanca. A sus 65 años, El pequeño diablo colabora con la Cadena Cope. Esta noche comentará el partido con el recuerdo de aquella inolvidable primera vez.