Un derbi sin pobres

Un derbi sin pobres

El relato del Atlético ha sido interpretado por pocos como por Diego Simeone, mitad entrenador, mitad mesías. Le gustaba aludir al equipo del pueblo como oposición al realísimo equipo de la aristocracia. El partido a partido del Atlético era la adaptación del día a día de los pobres. Como relato ha funcionado, pero se trata de un relato superado en el campo, donde se juega un derbi ya sin pobres. De un lado, el rey de la Champions, perezoso como todos los reyes, pero ungido del don divino capaz de provocar fenómenos telúricos en la hierba del Santiago Bernabéu. Del otro, el eterno aspirante a una revolución que no llega, pero, hoy, con tanta pólvora como el rey.

Los encuentros europeos entre Madrid y Atlético han devuelto a cada uno a su casilla, como si se tratara de una barrera en la que es la historia la que dice no, fuera en el minuto 93 o con un Madrid diezmado por la batalla, fuera en finales como en eliminatorias. La Supercopa que lograron ganar los rojiblancos en un derbi, en 2018, tenía algo de premio consolación, como una Champions de chocolate.

Dominio emocional

El Madrid es siempre favorito en un torneo que domina emocionalmente de una forma inexplicable. Eso no quiere decir que gane siempre. Quiere decir lo que quiere decir. Lo siente de esa forma el conjunto blanco, y lo sienten quienes lo enfrentan. En la medida en la que el Atlético pueda abstraerse, será capaz de imponer su salud futbolística, claramente mejor, hoy, que la del Madrid. Eso no ocurría las veces en las que se enfrentaron con anterioridad, pese a la solidez del Atlético de la primera Liga con Simeone en el banco. A esta versión puede faltarle el carácter de tipos como Godín o Gabi, que eran la extensión del entrenador en el campo, pero dispone de muchos más recursos para defender bien, organizarse para lo que quiera en el centro del campo y buscar el área contraria de formas distintas.

El ataque en el que empiezan Griezmann y Julián Álvarez y aparecen Sorloth o Correa es como un carnaval. Es mejor la condición superlativa de Vinicius y Mbappé en el plano individual, pero en el juego de complementariedades tiene más alternativas el Atlético. Simeone se ha dado cuenta y a menudo las utiliza todas, como sucedió en los dos partidos disputados este curso en Montjuïc. De los cuatro choques con Barça y Madrid, no ha perdido ninguno.

El factor Julián Álvarez

Julián Álvarez es la gran adquisición de la temporada, un delantero sutil en sus movimientos, lo que le convierte en un tormento para sus rivales, porque no ofrece referencias. Aparece en todas partes y desparece, siempre con decisiones que mejoran el ataque o lo hacen definitivo. Le acompaña el gol como se acompaña a las estrellas. Quien quiera serlo los necesita. Que se lo pregunten a Lamine Yamal. El argentino suma 21 en todas las competiciones este curso.

Marcó, de penalti, en el último partido disputado entre ambos equipos en el Bernabéu, en Liga. Un choque referencial para los entrenadores, porque dio la medida de lo que puede hacer el Atlético cuando se despliega y de la capacidad de resurgir del Madrid, sea cual sea la adversidad. Carlo Ancelotti lo recordó, porque necesita a ese Madrid en una eliminatoria que puede resultar crucial para el futuro del equipo, perdido el liderato en la Liga, irregular en el juego y de los nervios a causa de las polémicas arbitrales. Sólo la final de Copa, a un tiro, alivia. Crucial también para sí mismo, porque en su sitio nunca se gana lo bastante.

La ausencia de Bellingham

Habló el italiano de falta de actitud y compromiso tras caer con el Betis, una advertencia antes de este derbi que no es un derbi cualquiera, pero hay problemas que están en su haber y en el del club, aunque la plaga de lesiones y la causa arbitral da coartada para todo. Dijo, ayer, que hay dos tipos de jugadores: los que corren y los que hacen la diferencia. Ya lo saben Vini y Mbappé. Los necesita del mismo modo que necesita que corra Valverde, al que puede forzar en la derecha. Bellingham, que corre y hace la diferencia, es su gran baja en este primer round de la eliminatoria.

Ancelotti y Simeone no esperan un resultado en el Bernabéu que incline en exceso la eliminatoria. Verá su desenlace en el Metropolitano. Una ventaja para el Atlético, no porque se produzca en su estadio, sino porque lo hará en el no Bernabéu. En ese lugar, durante la Champions, suele producirse una liberación de energía capaz de mover un resultado como se mueve la tierra. Es un fenómeno telúrico llevado al fútbol.

El Atlético se aleja, pues, de ese lugar en los finales que ha aprendido a jugar a lo Madrid, gracias a su banquillo, pero también a la determinación de su entrenador. Simeone es un técnico muy intervencionista durante el partido, que mueve rápido el banquillo, algo que reta a Ancelotti, más conservador, como buen aristócrata. Es el otro derbi.

Un Madrid tacaño

Actualizado Jueves, 27 febrero 2025 - 00:29

Un gran gol de Endrick, a pase de Bellingham, y una vez más los jugadores salvaron a un Ancelotti lamentable, que ante un rival muy inferior jugó como si el Madrid fuera un equipo pequeño dispuesto a sufrir hasta el final.

El técnico no puede lavar su chusco sentido defensivo a la italiana. Con su puñetero bloque bajo, más antiguo que los dinosaurios, pudo saltar por los aires. Para su suerte apareció un fenomenal Lunin, que más tarde o temprano será el sucesor de Courtois.

El Madrid del absurdo Ancelotti jugó todo el partido al catenaccio, como si se enfrentará a un gigante. Una pantomima, porque si hubiera atrevido un poco en ataque, casi seguro, se habría llevado un tanteo que dejaría la eliminatoria sentenciada.

Aunque la paura de Carletto puede más que todo, cuando la Real era un tosco adversario de pocos jugadores con calidad y que se cansaron de correr, como el conejito de la pilas, a partir el inicio de la segunda parte.

Sólo había que ver a su denostado Endrick, en una isla de soledad, como un náufrago. Pero el brasileño sentenció el partido, con la ayuda de Bellingham. Mientras que el debut de Vinicius como capitán no pudo ser más pobre.

Estaba perdido entre las arenas del desierto y con una más que preocupante baja forma. Incluso Bellingham le dio un caramelo para marcar y lo solucionó con un tirito absolutamente ridículo.

Aunque el espectáculo más bochornoso fue el del muy mediocre Fran García. Incluso ayudó a regalarle un gol a la Real, que parece inutilizada para marcar. García no puede jugar ni un sólo minuto más en el Madrid. Es irrelevante y peligroso.

Poco más o menos como Camavinga, otro problema para Lunin, con sus perdidas dañinas. No me gustan los jugadores cojos de una sola pierna. Ni crea juego ni es capaz de robar algún balón del contrario.

Si no hubiera estado Ceballos hubiera sido u desastre. Al final, también cayó el sevillano en el torbellino de faltas, algunas tan peligrosas que tuvieron que reemplazarlo.

La Real es un equipo sin fuste, pendiente de un desangelado Kubo, frágil como un jarrón japonés. Una extravagancia de la universalidad del Madrid. Si la Real presume de jugadores como Kubo, mucho peor es el tal Aramburu, un despojo de mala intención, de acabar con el rival como sea. Es un vinotinto de Caracas. Y peor para el triste Imanol, que siempre se queda de perfil. Ni para adelante ni para atrás.

La última perfidia de una Federación que trata de acabar con el Madrid de cualquier forma, ha sido el caso del Comité de Indisiciplina. Hasta los árbitros que han quedado perplejo con la amnistía a Antony. Ya han adulterado el partido con el Betis por amnistiar al irregular brasileño, del que se ha hartado el mismísimo Manchester United y casi lo regala. Así es la cloaca de la Federación.

Endrick se pide la Copa para un Madrid que tiembla por Ceballos

Endrick se pide la Copa para un Madrid que tiembla por Ceballos

El hambre de Endrick ha puesto el primer pie del Madrid hacia la final de la Copa del Rey, que se celebrará en La Cartuja el 26 de abril. El tanto del brasileño empujo a los blancos en rotación ante una Real Sociedad intensa, que asedió por momentos a Lunin y deberá buscar la heroica el 1 de abril en Chamartín. [Narración y estadísticas (0-1)]

Después de varios partidos en el fondo del armario, Ancelotti le puso el traje de titular a Güler y Endrick, olvidados durante las últimas semanas por la importancia del playoff de Champions contra el City y el buen estado de forma del ataque. Y el Madrid, que tiene la Copa en la tercera posición de prioridades de la temporada, respiró con ellos. Especialmente gracias al brasileño, con ganas de comerse el mundo.

La Real Sociedad arrancó pasional, empujada por las bengalas de la previa, que tiñeron de rojo el antiguo Anoeta. El cuadro de Imanol, irregular durante el curso, buscó al Madrid desde el minuto 1, planteó una presión alta para buscar el error inicial y casi lo consigue en el minuto tres. Kubo se plantó ante Lunin tras un error de Camavinga y una pared con Oyarzabal, pero el ucraniano despejó a córner.

Los gritos contra Asencio

El paso de los minutos despertó a los blancos y asentó su plan. Camavinga y Ceballos en el doble pivote, Bellingham liberado, Arda en derecha y Vinicius en izquierda. El Madrid no quiso balones largos, como en otras ocasiones, sino que llamó a la Real a presionarle para salir del agobio en varios toques buscando el espacio libre en el centro del campo. Así llegó el 0-1.

Endrick bajó a recibir y cedió para Vinicius antes de dibujar un desmarque directo a portería. Potente, vertical. El balón se detuvo en los pies de Bellingham, que esperó la carrera del delantero para ponerle un milimétrico balón a la espalda de los centrales. Endrick controló, aprovechó las dudas de Remiro en la salida y definió con el exterior de forma sensacional.

Su hambre de minutos, de goles y de gloria ponía al Madrid camino de la final de La Cartuja, pero la Real, y menos en San Sebastián, no se iba a rendir. Los txuri-urdin enfocaron sus opciones en el lado derecho de la defensa madridista, con Asencio en lugar de Lucas, sufriendo el canterano ante Barrenetxea, que le superó en varias ocasiones para amenazar a Lunin y le sacó una amarilla que provocó el cambio de Asencio en el descanso. Justo después de que la grada le cantara «Asencio, muérete» y obligara a Sánchez Martínez a parar el duelo y aplicar el protocolo contra el racismo, la intolerancia y la xenofobia.

Ceballos, sobre la hierba, tras su lesión en el tramo final.

Ceballos, sobre la hierba, tras su lesión en el tramo final.EFE

Antes, Lunin había sacado varios disparos de Brais, Barrenetxea y Oyarzabal y Remiro había evitado el 0-2 de Vinicius tras un contragolpe de Bellingham antes de que el partido entrara en el terreno de las interrupciones y la tensión.

Tras el descanso, Ancelotti retiró a Asencio, lastrado por la amarilla, y dio entrada a Lucas. No cambió demasiado el Madrid, pero el partido creció en tensión y ocasiones. Se rompió. La Real dio un paso adelante en ataque y cambió de banda, insistiendo ahora en el lado de Fran García, con Kubo y Brais buscándole una y otra vez. Ahí tuvo sus mejores opciones, pero Lunin se hizo gigante.

En el 49, el ucraniano salvó un remate a bocajarro de Oyarzabal y se estiró en el rechace para evitar el gol de Kubo. En el otro lado del campo, Endrick envió un misil al larguero cuando en el banquillo del Madrid ya cantaba el gol.

Vinicius, sin acierto

El brasileño volvió a ganar espacio con un desmarque que sorprendió a la defensa de la Real y Vinicius le encontró en largo, pero el palo desvió el disparo. Fue la gran carta de presentación del joven atacante, un gol y un travesaño, para convencer a un Ancelotti al que le ha costado darle minutos.

El Madrid tuvo 10 minutos de espacios a la contra en los que Vinicius pudo sentenciar, pero no estuvo asentado el día en el que estrenaba brazalete de capitán. Tampoco Lucas, que envió el balón alto tras un zigzagueo en el área.

El perdón de los blancos pellizcó a la Real a partir del minuto 60. Los de Imanol se volcaron contra Lunin, pero les faltó punch, como a Oyarzabal, que tardó en definir tras un error de Fran García y permitió la llegada de Tchouaméni, sacando una nota alta como central. Bellingham perdonó en el otro área y Ceballos, clave este año, se rompió, dejando la gran mala noticia del Madrid en la ida de San Sebastián.

Ancelotti encuentra su once ideal: la "emergencia" de Valverde, el "muy criticado" Tchouaméni, el "veterano" Asencio, el "infravalorado" Rodrygo...

Ancelotti encuentra su once ideal: la “emergencia” de Valverde, el “muy criticado” Tchouaméni, el “veterano” Asencio, el “infravalorado” Rodrygo…

Ha tardado siete meses, pero Carlo Ancelotti parece haber encontrado su alineación ideal. El técnico italiano estrenó en la vuelta contra el Manchester City un once inédito: Courtois, Valverde, Asencio, Rüdiger, Mendy, Tchouaméni, Ceballos, Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. Y le funcionó. Vaya si le funcionó. Su equipo cuajó el mejor partido de la temporada, pasó por encima del conjunto de Guardiola y se metió en los octavos de final de la Champions League.

La vuelta de Rüdiger tras sus problemas musculares sirvieron a Ancelotti para devolver a Tchouaméni al centro del campo. En Manchester ese puesto había sido para Camavinga, pero el entrenador transalpino todavía no se termina de fiar del todo de Eduardo. Prefiere la solidez, a veces más apática pero quizás más efectiva, de Aurelién, que está yendo a más con el paso de la temporada.

El público del Bernabéu pitó a Tchouaméni hace solo un mes, en la eliminatoria de Copa del Rey contra el Celta, culpándole, en parte, de la desastrosa derrota en la final de la Supercopa de España contra el Barça. Ancelotti le defendió, el galo aguantó el chaparrón, mantuvo su posición de central mientras Rüdiger y Alaba pasaban por la enfermería e hizo en Manchester el mejor partido de su curso a nivel personal haciendo pareja con Asencio.

"El muy criticado Tchouaméni ha estado muy bien", elogió, con una indirecta muy directa, Ancelotti en la sala de prensa del Etihad. Por eso, con la vuelta de Rüdiger era evidente que el italiano iba a elegir a Tchouaméni antes que a Camavinga en el centro del campo. ¿Por qué? En eso también tienen mucho que ver Asencio y Ceballos.

El central canterano se ha ganado un sitio en el once a base de garra y talento defensivo. Tiene ambas. Va al corte como si se jugara la vida y ha sido capaz de 'bailar' con Haaland en Manchester y con Marmoush, Savinho y Foden en la vuelta. El Bernabéu le adora y Ancelotti, al que le ha costado darle los minutos que parecía merecer después de sus buenos primeros partidos, ha caído rendido a él. Tanto que ya le ha deslizado a Luis de la Fuente que quizás deba ser seleccionado para el siguiente parón internacional.

"Debe seguir así, está aportando mucho. Parece un veterano y debe seguir. Si el seleccionador cree que es bueno para el equipo nacional, bien por él", valoró ante los medios. Una situación que comparte Ceballos, que podría tener alguna opción después de ganarse, como Asencio, en hueco privilegiado en la rotación.

La pareja del doble pivote

En el inicio de la temporada parecía imposible que el andaluz tuviera protagonismo en el 4-3-3 de Ancelotti, teniendo por delante a Tchouaméni, Camavinga, Valverde, Bellingham y Modric. Incluso Arda Güler parecía contar para el centro del campo. Era una misión casi imposible, pero Ceballos lo ha conseguido. Ha aprovechado las lesiones de sus compañeros y los minutos que le ha dado Ancelotti para convertirse en el nuevo Kroos del Madrid. Con distancia, pero es lo que es. Es el timón del equipo, ha mejorado su físico y su ritmo durante los partidos y la dirección del juego pasa por él. Su pareja con Tchouaméni mejora la que el galo hace con su compatriota Camavinga, especialmente en partidos en los que el Madrid necesite tener el balón.

"Tchouaméni es diferente a Ceballos y esa fusión viene bien al equipo. Tchouaméni es muy importante para nosotros, pero no puede ser Kroos o Modric, como Kroos no podía serTchouaméni. Lo importante es la fusión de todos", explicó Ancelotti.

Valverde, lateral

La nueva pareja del doble pivote es posible también por la lesión de Lucas Vázquez, que ha convertido a Valverde en el lateral "de emergencia". Ancelotti sigue insistiendo en esa "emergencia" y en que cuando el gallego vuelva es bastante probable que el uruguayo regrese al medio, pero la realidad es que Fede se ha mostrado como el mejor lateral disponible en la plantilla. Tiene fuerza, recorrido y colocación, y no ha sufrido ante jugadores habilidosos como Savinho, Bernardo, Grealish o Marmoush.

"Él está contento de jugar ahí, pero ha sido una emergencia. Cuando vuelva Lucas, tendremos ambas opciones. Y no debemos olvidar que siempre que ha jugado, ha cumplido", le elogió el técnico.

Con Courtois y Rüdiger fijos atrás, y Mendy rotando con Fran García en Liga, todo está claro, hasta el rol y espacios de las cuatro estrellas, ya asentadas tras la gran evolución de Rodrygo. "Está muy infravalorado, es el jugador con más talento técnico de la plantilla", dijo Bellingham sobre el brasileño. Ancelotti parece haber cuadrado el resto de las piezas para convertir a ese Madrid lleno de dudas en un candidato serio a ganar la Champions.

Lo del Madrid contra el City: un monumental 'fuck off'

Lo del Madrid contra el City: un monumental ‘fuck off’

Nadie más que el Real Madrid podría pasar la previa de la quinta pira pública de Pep Guardiola hablando de un tal José Luis Munuera Montero. Cuando el entrenador del City apareció en la previa chulesco, hablando incluso él del trencilla emprendedor, ya todo parecía un plan. El Madrid tenía a la chica guapa en el bote y a su alrededor los abejorros, propios y extraños, le mareaban para que se fuera a dormir. La histórica primera parte fue la respuesta: fuck off.

Para saber más

Para saber más

Salieron ellos a morder arriba con la intención de amedrentar. El primer fuck off: Asencio condujo y regaló un balón a la espalda a Mbappé que demuestra por qué está hecho para triunfar en el Real Madrid: juega igual contra el Manchester City que contra el Osasuna. El segundo fuck off fue de Rodrygo, que en esos 45 minutos demostró un compromiso defensivo directo al mentón de todos los que dudamos de que los cuatro de arriba pudiesen jugar alguna vez juntos. Los siguientes fuck off los engatillaron Vinicius y Bellingham contra el joven uzbeko que Guardiola les puso delante. Se diría que lo vieron como una provocación. El pobre retrocedía en cada acometida y parecía que el puesto de lateral derecho lo hubiese conseguido a través de una oferta en LinkedIn de Talentus Sports Recruitment. Después llegó lo de Mbappé a Gvardiol, mímica incluida para explicar la genialidad en la celebración.

La segunda parte fue el gran homenaje, aunque incompleto, que al Madrid nunca le ha apetecido darse contra el Barcelona, para incomprensión de toda su masa social. Se lo dio contra Guardiola, que viene a ser lo mismo, mientras el entrenador impotente se empequeñecía en el banquillo y renunciaba siquiera a hacer cambios hasta que el partido ya era una burla. Todo pasaba mientras Ceballos lanzaba su particular fuck off a las viudas de Kroos, Tchouameni se lo decía de reojo a Ancelotti para que no le vuelva a poner de central, y a Valverde se le escapaba la risilla del que se acuerda de tantos laterales derechos de élite a los que no les saldrá en toda su carrera una eliminatoria como la suya en estos dieciseisavos (!) de final.

En el prescindible epílogo a todos les dio tiempo a pensar que hasta hace nada Nico era un cedido del Valencia, Savinho jugaba en el Girona y que el revulsivo de Guardiola fue un chico llamado McAtee, con el dorsal 87. A veces nuestros monstruos no son tan grandes como nos parecen, pero el Real Madrid siempre es tan grande como dice su historia. Pero arriba las espadas: nunca nada se puede celebrar del todo. Más preocupante que un cruce con el Atleti es saber que existe la opción de que usted vaya hoy a trabajar, tan feliz, y su jefe haya decidido a sus espaldas contratar una charla motivacional de Munuera Montero. Cuidado.

Un experto en lectura de labios y otro en inglés no evitan la sanción a Bellingham: dos partidos por su expulsión en Pamplona

Un experto en lectura de labios y otro en inglés no evitan la sanción a Bellingham: dos partidos por su expulsión en Pamplona

Actualizado Miércoles, 19 febrero 2025 - 13:30

El Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha sancionado al jugador del Real Madrid Jude Bellingham con dos partidos de suspensión tras su expulsión el pasado sábado en Pamplona durante el Osasuna-Real Madrid. El club blanco ya ha anunciado que recurrirá la decisión ante el Comité de Apelación.

En la resolución hecha pública en la mañana de este miércoles, el Comité explica los motivos por los que no ha tenido en cuenta las alegaciones de Madrid, basadas en dos informes. "Uno de D. Jeremy Freeman, perito de reconocida competencia en el Ámbito de la Lectura Labial Forense", y otro de "D. David Hernanz de Lucas, experto lingüista del habla inglesa".

Con esos dos informes, el club que preside Florentino Pérez argumenta que, en esta expulsión, "no se estaría ante una discrepancia sobre la apreciación de un lance del juego ni de un ejercicio de revisión subjetiva de la autoridad arbitral, sino de la constatación objetiva de que el hecho consignado en el acta no sucedió en los términos reflejados en ella. En ese sentido, se afirma que la prueba videográfica que se aporta acreditaría de manera patente, que el jugador no dijo lo que consta en el acta arbitral ("fuck you"), sino, "fuck off".

Después, explica el Comité que ni el vídeo ni el informe del experto en el idioma inglés "permiten llegar a la convicción inequívoca de que el jugador no pronunció la frase que le atribuye el Acta, sino otra distinta". Sólo si esa prueba videográfica sirviera para tener esa "convicción inequívoca" serviría para quebrar "la presunción de veracidad de la que goza el acta arbitral". Por tanto, concluyen los juristas de la Federación, prevalece lo que Munuera Montero puso en el acta.

El Comité le aplica al jugador inglés el Artículo 124 del Código Disciplinario, y lo hace en la menor de las posibilidades. Ese artículo prohíbe "dirigirse a los/as árbitros/as, directivos/as o autoridades deportivas en términos o con actitudes de menosprecio o de desconsideración siempre que la acción no constituya falta más grave", y eso "se sancionará con suspensión de dos a tres partidos o por tiempo de hasta un mes".

Bellingham y el madridismo terraplanista

Bellingham y el madridismo terraplanista

Vivimos tiempos extraños. La verdad se ha convertido en un concepto tan demodé que los terraplanistas campan a sus anchas por los platós, las ondas y las redes. Unos te intentan convencer de que el agua de los océanos no se curva y otros de que existe una conspiración arbitral contra el Real Madrid. Cosas veredes, amigo Sancho.

Lo único bueno es que, una vez digerido el estupor inicial, los defensores de lo indefendible nos regalan altas dosis de comedia. Lo que estamos viviendo con la roja a Bellingham es antológico. Resulta que el sector conspiranoico del madridismo, alentado por sus medios oficiales y no oficiales, lleva desde el sábado defendiendo que el inglés dijo «fuck off!» y no «fuck you!», como escribió Munuera Montero en el acta. De repente, un montón de gente que aún dice «furgol» es capaz de interpretarte una letra de Bob Dylan con precisión cirujana.

Bien, asumamos que vivimos en un país plagado de lectores de labios y que partes claramente no interesadas como el propio jugador y su entrenador dicen la verdad, aceptemos que dijo «fuck off!» y no «fuck you!». Sea. Comprado. Es decir, en vez de mandar al colegiado a tomar por culo, lo mandó a la mierda. ¿En qué mundo soltarle un «¡vete a la mierda!» al árbitro no es roja? ¿De qué diablos está hablando esta gente? ¿Están esos fantasmas en esta habitación con nosotros?

Cabe recordar que todo esto sucede una semana después de que Bellingham le gritara al linier dos «fuck you!» como dos soles en el derbi, perfectamente registrados por el micro de ambiente y sin castigo. Tal vez al Madrid debería preocuparle, más que la expulsión, cómo este ambiente enloquecido que promueve está convirtiendo a un chaval que llegó siendo un gentleman en un hooligan.

Si me preguntan a mí, los penaltis por los que claman, el de Camavinga en Pamplona y el de Tchouaméni contra el Atleti, no deberían serlo. Pero si me preguntan a mí también deberían estar prohibidas las camisas de manga corta, la quinoa y Arde Bogotá, pero aquí estoy buscando un festival donde no toquen este verano. ¿Qué quiero decir con esto? Que lo que ustedes y yo opinemos importa una mierda porque la ley es la ley. Los pisotones son penalti, la tierra es redonda y no doy crédito a tener que escribir esta frase. Tiempos extraños, en efecto.

Flick asegura que Bellingham faltó al respeto al árbitro del Osasuna-Real Madrid

Flick asegura que Bellingham faltó al respeto al árbitro del Osasuna-Real Madrid

Actualizado Domingo, 16 febrero 2025 - 14:37

El técnico del Barcelona, Hansi Flick, aseguró este domingo que la expresión que utilizó el centrocampista inglés del Real Madrid Jude Bellingham, que le provocó la expulsión por roja directa, fue una falta de respeto hacia el árbitro.

"Es una falta de respeto, pero yo no tengo que decidir esta situación. A mis jugadores les digo que no pierdan el tiempo o energía en hablar con los árbitros", declaró el preparador alemán en la previa al choque ante el Rayo Vallecano, que se jugará el lunes.

"Hay un jugador en el campo que tiene permiso para discutir con el árbitro, que es el capitán. A mi me gusta mucho el balonmano y deberíamos aprender mucho de ese deporte. No es bueno para el equipo que te saquen una roja y no queremos eso", prosiguió Flick.

Según el acta del Osasuna-Real Madrid (1-1), el árbitro José Munuera Montero asegura que "en el minuto 40 el jugador Bellingham fue expulsado por el siguiente motivo: Por dirigirse a mí, estando a escasos metros, en los siguientes términos: 'Fuck you'". En el canal Movistar+, indican que Bellingham espetó a Munuera: "I'm talking to you with respect, fuck off".

Para saber más

En cuanto a la clasificación, el Barça se colocaría líder con 51 puntos, los mismos que el Real Madrid, si gana el lunes su choque contra el Rayo, que está en la sexta posición. "Es importante liderar la clasificación, pero lo importante es el final. Ayuda a la confianza, pero primero tenemos que jugar nosotros y ganar", agregó Flick.

"La mentalidad es buena y la calidad que hemos demostrado también ha crecido como equipo. Es importante mostrar confianza, pero nuestro objetivo es ganar títulos", incidió.

El lío de la traducción: Munuera Montero expulsó a Bellingham por "fuck you" y Ancelotti dice que sólo fue "fuck off"

El lío de la traducción: Munuera Montero expulsó a Bellingham por “fuck you” y Ancelotti dice que sólo fue “fuck off”

Actualizado Sábado, 15 febrero 2025 - 19:36

Jude Bellingham recibió la roja directa en El Sadar por espetar al árbitro "fuck you" (que te jodan), tal y como refleja el acta firmada por José Luis Munuera Montero. Sin embargo, según pudo leerse en sus propios labios, el centrocampista del Real Madrid se dirigió al colegiado en otros términos: "I'm talking to you with respect, fuck off", que podrían traducirse como "Estoy hablando contigo con respeto, vete a la mierda".

Esa confusión entre las palabras de Bellingham y lo entendido por el colegiado andaluz fue uno de los principales argumentos de Carlo Ancelotti durante su rueda de prensa. "El árbitro no ha entendido bien el inglés. Jude dijo 'fuck off', no 'fuck you'. Ahí se ha equivocado", reveló el técnico italiano, sin ganas de añadir mucho más "porque quiero estar en el banquillo el próximo partido".

"Todo el mundo lo ha visto en estos tres partidos. El VAR ha revisado situaciones en nuestra área, pero no en la contraria, como ha pasado hoy al inicio, con dos o tres situaciones que en nuestra opinión se tenían que revisar", añadió Carletto, sobre un posible penalti sobre Vinicius.

Recorte del acta firmada por Munuera Montero.

Recorte del acta firmada por Munuera Montero.RFEF

Sobre la expulsión de Bellingham, el ganador de cinco Champions defendió ser partidario de "hablar con el árbitro, no con su futbolista "porque Jude ha hecho una protesta que decía: 'si esto es falta, lo otro era penalti y no me jodas'. La tarjeta roja se debe al nerviosismo del árbitro". "Bellingham hoy no ha hecho nada para ser expulsado. Se ha equivocado en la expulsión y ya está", concluyó.

"No se trata de un insulto"

En la zona mixta de El Sadar, el internacional inglés fue abordado por los periodistas para que ofreciese su versión de los hechos. "Es evidente que hubo un error de comunicación. Fuck off es una expresión como la española 'joder' y eso nos dejó con uno menos. No se trata de un insulto, sino de una expresión para mí, como se podrá comprobar en los vídeos", reveló.

"Le dije fuck off cuando ya me había dado la vuelta. Es difícil asumir que diga que le insulto cuando yo no hecho nada de eso", reveló el '5' blanco. La única satisfacción para Bellingham es que el Comité de Competición pueda evaluar lo sucedido con las numerosas imágenes a su disposición. "Me alegra que los vídeos estén disponibles para probar y contradecir lo que el árbitro escribió en el acta", concluyó.

El Real Madrid, entre el gol y la ira, pone en riesgo el liderato en El Sadar

El Real Madrid, entre el gol y la ira, pone en riesgo el liderato en El Sadar

Un Madrid entre el gol y la ira puede haberse dejado el liderato en El Sadar. El gol lo representa Mbappé, que crece y crece mientras intenta alejarse de lo tóxico. Difícil. La ira la personifican, esta vez, Bellingham y Ancelotti. El inglés, expulsado presuntamente por un insulto o menosprecio a Munuera Montero sin el balón de por medio; el italiano, amonestado, lejos de su temple en la banda, incluso contenido por su hijo Davide. El empate en inferioridad ante Osasuna no puede disociarse de una actuación del equipo arbitral deficiente, con un posible penalti no señalado a Vinicius, el corregido por el VAR en el área contraria, tras una acción de Camavinga, y la expulsión de Bellingham. La Liga se calienta, y no para bien. [Narración y estadísticas (1-1)]

Bellingham lo hace solito. Ya se le ha visto dirigirse airadamente a jugadores o colegiados en otros partidos. Debe corregir esa impronta. La situación de Ancelotti, en cambio, es más sintomática y significativa del estado de nervios en que vive el Madrid en la Liga, no en la Champions, donde no sospecha. Con razón o sin ella por los errores arbitrales, que los hubo en El Sadar, no es algo que le convenga, porque resta energía a quien tiene la mejor. La discusión iguala a los equipos. La calidad los diferencia.

Sin discutir, el Madrid no es que fuera superior, es que abrumó a Osasuna con un arranque autoritario, de tirano, mucho más que de líder. Eso no es fácil en El Sadar, un lugar con electricidad esté como esté Osasuna. La intensidad es la primera característica de su idiosincrasia. Con Modric y Camavinga en el centro del campo, el Madrid se hizo con el mando del partido, amenazante, rápido en el movimiento de la pelota. Vinicius protestó una mano en la primera jugada y falló lo más claro en la siguiente jugada. No se habían alcanzado aún los tres minutos. El Madrid era un ciclón.

Jugada residual

Vinicius fue objeto, poco después, de una entrada de Moncayola en el pico del área. El desplazamiento fue claro, pero ni Munuera Montero señaló penalti ni el VAR recomendó al colegiado que lo revisara. Extraño. Era, al menos, para verlo. La comparación de esa jugada con la que el VAR pidió al árbitro que fuera a ver al monitor por la acción de Camavinga, en una jugada residual, da argumentos al Madrid en sus protestas. La única justificación reglamentaria es que, al ser amonestado con la tarjeta amarilla, haya de señalarse el penalti. De nuevo, una pena máxima por acciones de interpretación. El Madrid la suma a la que recibió en el derbi, por el pisotón de Tchouaméni con el balón pasado, y a la no roja a Romero sobre Mbappé en Cornellà, con la carta del club de por medio.

El gol de Mbappé fue, pues, como un espejismo, en una de las pocas acciones limpias, libres de protestas, que tuvo el partido. Valverde, de nuevo como lateral, cazó un rechace y puso la directa. Pocas conducciones en la Liga son tan imparables. El uruguayo es como un expreso. Corrió, centró y Mbappé llegó a la anticipación al central para colocar el balón justo bajo el larguero. Tremendo el remate del francés, activo, medido en los espacios para evitar el fuera de juego. La progresión, parada y centro que había hecho poco antes para Vini demostraban que está afinado. Lástima que la ira pueda llevárselo por delante.

Courtois, tras la concesión del penalti por el VAR.

Courtois, tras la concesión del penalti por el VAR.AFP

La amarilla a Ancelotti y la expulsión de Bellingham cambiaron el decorado, por la inferioridad y la crispación. Osasuna comenzó a aparecer, con Bryan Zaragoza por la izquierda y las llegadas de Aimar Oroz, que provocó la primera intervención salvadora de Courtois, mano abajo con fuerza, la suficiente para que el balón saliera por encima del larguero. Una parada de valor gol. El regreso del descanso trajo la misma tendencia, apoyado el equipo navarro en su superioridad y con Asencio como anticuerpo. Crece el central de la cantera. A Osasuna le convenían los quilombos en el área madridista. El polémico penalti de Camavinga, VAR mediante, llegó en ese contexto. Courtois había vuelto a evitar el empate, pero en los 11 metros ante Budimir, nada pudo hacer.

La igualada era ya una amenaza para el líder, que empezó el choque con uno y dos puntos sobre Atlético y Barcelona, respectivamente. Una vez consumada, el Madrid debía volver al juego. Ya habría tiempo de protestas. Lo hizo el equipo de Ancelotti, con un Mbappé que apurada sus fuerzas hasta la extenuación y forzaba lo mejor de Herrera bajo palos, y un Vinicius en estado puro, determinado, sin sonrisas irónicas. No las tuvo hasta el final ni las tiene un Madrid encorajinado, entre el gol y la ira.