Jobe Bellingham sigue el camino familiar de Jude: “no” a la Premier, brilla en el Dortmund y tiene al Madrid pendiente

Actualizado Viernes, 27 junio 2025 - 00:58

Los trabajadores de Valdebebas todavía recuerdan la presentación de Jude Bellingham como nuevo jugador del Real Madrid. Creían ver doble. El nuevo fichaje del conjunto blanco se vistió de corto para dar unos toques al balón y posar para las fotos protocolarias en el césped del Alfredo Di Stéfano mientras su familia esperaba por él. «Una foto familiar», pidió uno de los fotógrafos. Y ahí se acercaron Mark, su padre, Denise, su madre, y Jobe, su hermano pequeño, dos años menor que él. «¡Sois iguales!», bromeó uno de los presentes. Mark, el más extrovertido de los cuatro, contestó que «siempre les dicen lo mismo».

Jude y Jobe son el resumen perfecto del dicho 'ser como dos gotas de agua'. No son gemelos, pero lo parecen. Misma estatura, mismo físico, mismo peinado... La perilla de Jude es de lo poco que les diferencia. Y la situación se ha vuelto más curiosa todavía al ver sus actuaciones dentro de un campo de fútbol y las decisiones que toman en su carrera. Jobe es ahora la sensación del Borussia Dortmund, que le fichó desde el Sunderland, equipo al que ascendió a la Premier League, justo antes del Mundial de clubes. El mismo club alemán en el que dio el salto definitivo su hermano Jude antes de viajar a Madrid.

Para saber más

El menor de los Bellingham lleva un gol y una asistencia en la primera fase, justo en los dos encuentros en los que ha sido titular. Debutó con 30 minutos ante el Fluminense y a partir de ahí el técnico Niko Kovac le ha dado galones en el centro del campo ganándole la posición a otros jóvenes como Beier o Reyna.

A sus 19 años, su firma por el Dortmund llega dos años después de la de su hermano, que aterrizó en la ciudad de Alemania con 17, pero no dejan de ser movimientos similares y una evolución futbolística que coloca su valor de mercado en 22 millones de euros, según Transfermarkt. Como en el físico, el camino de los Bellingham también ha sido como verse en el espejo.

Caminos similares

Jobe también nació en Stourbridge, como Jude, pueblo cercano a Birmingham donde los niños se criaron y donde Mark, el padre, jugó al fútbol. «Les recuerdo desde pequeños, siempre con un balón y corriendo de un lado para otro», recordaba a este periódico Gary Hackett, entrenador de Mark en el Stourbridge FC. Compartió colegio con Jude, avanzó en las categorías inferiores del Birmingham City, como Jude y a los 16 años, como él, terminó debutando con el primer equipo.

Eso sí, el mural que gobierna las puertas del Estadio de St. Andrews eleva la leyenda del hermano mayor, porque el único camino diferente que Jobe ha recorrido con respecto a Jude es la necesidad de alejarse un par de años de Birmingham para saltar hacia la elite mundial.

Jude, nacido en 2003, se estrenó en partido oficial con el equipo de su ciudad a los 16 años y 38 días, récord histórico del club, disputó 41 partidos, anotó 4 goles para ayudar a que el equipo se salvara en la Championship (Segunda División inglesa) y un mes después de cumplir los 17 fichó por el Dortmund por 25 millones de euros. Jugó tres temporadas, incluidos partidos de Champions, marcó 24 goles y una semana antes de cumplir los 20 años el Madrid pagó más de 100 millones por él.

Jobe, nacido en 2005, estuvo a punto de romper el récord de Jude en el Birmingham cuando fue convocado a un encuentro oficial con 15 años, pero no debutó hasta los 16 y 107 días. 69 de distancia con su hermano, que en ese momento ya brillaba en la Bundesliga. Su aparición en el equipo no fue tan impactante como la de Jude, y después de año y medio fichó por el Sunderland, donde trabajaban antiguos entrenadores y directivos que había tenido en Birmingham y en los que la familia tenía más confianza. El club era distinto al de su hermano, pero el círculo era ahora similar. En Sunderland ha jugado 90 partidos en dos años, ha anotado 11 goles y ha sido uno de los líderes en el ascenso del club a la Premier League, actuaciones que le han valido para que el Dortmund pague por él 33 millones, más cinco en variables. Diez más que por Jude, con el que comparte amigos y vacaciones.

En su decisión, como en la de Jude, hay un «no» rotundo a varios equipos de la Premier, como el Liverpool o el Manchester United. La reflexión de la familia Bellingham ha sido la misma para los dos hermanos: querían un equipo en el que crecer alejado de la presión mediática de Inglaterra. Una ciudad en la que se respetara la vida privada del futbolista y donde la dirección del club fuese estable. Por eso terminaron en Dortmund. Y en unos años, veremos. El Madrid, encantado con lo que representa Jude a nivel futbolístico y de imagen, no le quita el ojo de encima a Jobe, cuyo nombre está en la lista de futuribles del conjunto blanco.

El clima pone en jaque al Mundial de clubes: quejas por el calor, suspensiones por tormentas y partidos con 3.000 aficionados

Actualizado Viernes, 20 junio 2025 - 23:42

Una señora se abanica en la grada y suspira que ya no puede más. El calor es sofocante. En el césped, Xabi Alonso usa el agua que sale de la manguera que riega la hierba para refrescarse la cara, y Vinicius y Jude Bellingham cogen dos de las toallas húmedas que habían dejado los asistentes del Real Madrid en una nevera para enfriarse la nuca. La temperatura alcanza los 35 grados en el Hard Rock Stadium de Miami, 40 de sensación térmica y 78% de humedad. «Ha hecho mucho calor», admite el técnico. A cientos de kilómetros de distancia, en Cincinnati, el Pachuca - Salzburgo se suspende temporalmente por la amenaza extrema de tormenta y los 5.282 espectadores que hay en el partido, segunda cifra más baja del torneo, deben abandonar el estadio. El clima ha puesto en jaque un Mundial de clubes de contrastes.

Hay dos Mundiales este mes de junio en Estados Unidos. El que se vive en California, Miami o Nueva Jersey y el que sucede en otras ciudades como Atlanta, Seattle, Orlando o Cincinnati. Uno con mucha afición, muchísima, con estadios llenos, fiesta en las calles y en las gradas y un ambiente digno del torneo que se imaginó Gianni Infantino. 80.619 personas llenaron el Rose Bowl de Pasadena para el PSG - Atlético y 62.415 vieron el Real Madrid - Al Hilal en Miami, 2.000 más que en el Al Ahly - Inter Miami que abrió el torneo en el sur de Florida. Y hay otro Mundial en la sombra, con las 3.412 personas que acudieron al Exploria Stadium de Orlando para ver el Ulsan Hyundai - Mamelodi Sundowns, con capacidad para 25.000 espectadores, los 5.282 aficionados del Pachuca - Salzburgo en Cincinnati, un campo de 26.000 fans, o los 11.974 del River Plate - Urawa en el Lumen Field de Seattle, un campo gigante para 68.000. Caso similar a los 22.137 que se dieron cita en Atlanta, con hueco para 71.000.

58% del aforo total

El contraste de ambiente y espectadores «extraña» a los equipos, como comentó Enzo Maresca, técnico de los blues: «Fue un ambiente extraño. Estaba casi vacío». La FIFA, sin embargo, saca pecho de la asistencia acumulada a los campos, que supera ya el medio millón en la primera semana de torneo: 556.369 espectadores y una media de 34.773, cifra con cierta trampa porque supone el 58% del aforo total de los estadios. Según datos de la organización, los estadounidenses son los que más entradas compran, junto a brasileños, argentinos y mexicanos. Los europeos, lejos.

La distancia con el viejo continente, las dudas iniciales por la competitividad en el torneo, el miedo por los posibles controles del gobierno antes y después de los partidos buscando a aficionados sin papeles han podido influir. Y también el calor, clave en todo esto. No todos los estadios tienen techo y para potenciar las audiencias de televisión la FIFA ha encajado los partidos en 'horario europeo'. Es decir, PSG, Atlético, Madrid, City o Juventus han jugado a mediodía en condiciones casi extremas.

«Me dolían los dedos de los pies», admitió Llorente. «Es imposible mantener un nivel alto los 90 minutos así. Es una buena hora para el aficionado europeo, pero se sufre», declaró Luis Enrique. «Es la primera vez en mi vida que siento un calor así», reconoció Anatoli Trubin, portero del Benfica. «Xabi nos dijo que con este calor tuviéramos más control del juego porque sino íbamos a perseguir sombras», comentó Trent Alexander-Arnold.

Cuatro suspensiones

El momento de más calor del año ha coincidido también con la época de tormentas eléctricas en Estados Unidos, cuya mayor probabilidad de aparición es entre las cuatro y las ocho de la tarde. Si la FIFA no tenía suficiente con algunos estadios vacíos y las quejas por los horarios y el calor, la organización ya ha tenido que suspender temporalmente cuatro encuentros por amenaza extrema, el último ayer, el Benfica - Auckland City en Orlando.

Según el Instituto Nacional de Seguridad contra Rayos (NLSI), el metal y los materiales conductores de los estadios los convierten en destino habitual de los rayos, y en concreto en Estados Unidos el peligro es real: durante 2024 se registraron 12 muertes por esa causa, cinco en Florida.

El Mundial de los 1.000 millones es también el del calor y los rayos.

La venenosa herencia de Xabi Alonso

La venenosa herencia de Xabi Alonso

Un Madrid desamparado, sin estilo ni perspectivas, casi pierde un partido con un equipo de Arabia Saudí que este año ni ganó su liga. Y tuvieron que fichar a Simone Inzaghi para ajustar cuentas. Pero en tan sólo cuatro días de entrenamientos, casi tantos como los de Xabi Alonso, poco podían cambiar en sus envenenadas herencias.

Supongo que la decisión de tirar un penalti la tomó el propio Fede Valverde. No creo que se le ocurriera a Alonso. No es un especialista y nunca lo será. Con esa victoria pírrica hubiera podido dibujar un cuadro madridista menos mediocre. Pero ni por esas.

Quiero contar que ni loco Alonso quería iniciarse con este maldito Mundial. Pero le dijeron que o lo aceptaba o no le fichaban. A Xabi le faltó personalidad para rebelarse. Esa es la verdad.

Prefería iniciarse con una herencia envenenada. Sí, porque el síndrome Ancelotti en el Madrid todavía es impactante y poderoso. Acabar el partido con Lucas Vázquez y Modric era aceptar la pobredumbe del viejo estigma.

Pero Xabi no sabía lo que hacer. Ficharon a Alexander-Arnold sin preguntárselo. El Trent de ahora ni me gusta ni me me gustará nunca. Lo quitó por Lucas Vázquez, algo inaudito.

Xabi se volvía loco en la primera parte, porque el Madrid jugaba con centrocampistas que no crean y encima con un Bellingham que ya nadie conoce. Una idiotez de Asencio incluso le costó el empate y, otra vez, el fuerte estigma de Ancelotti hacía que Tchouaméni fuera central, que al final es su puesto en el Madrid.

Lo primero que tiene que fichar el Madrid, si no quiere ahogar a su nuevo entrenador es dejarle richar un Xabi. Y al menos tres creadores de juego en el centro del campo. De otra forma, ¿para qué han fichado a Aloso? Es absurdo.

Pero hasta la fecha no le han dejado ni siquiera elegir un jugador como si el oráculo de Florentino fuera eterno. El Madrid debe cambiar la estructura defensiva y creativa en intensidad o será un desastre y Xabi no durará ni lo que Rafa Benítez.

El equipo actual es un engendro y sin Mbappé el retrato es aún más deprimente. Y todo eso lo veremos para más desgracias blancas, porque con Gonzalo y Arda Güler, los malditos de Ancelotti, no se puede arreglar todo.

Un empate del pasado en el debut del futuro

Un empate del pasado en el debut del futuro

Lo mejor del debut es olvidarlo y volver a empezar, aunque la impresión es que para los buenos comienzos habrá que esperar a que pase este Mundial de clubes. Por algo Xabi Alonso quería llegar después. Todo lo que quiere hacer necesita tiempo, entrenamientos y, si es posible, no realizados en una caldera como la de Miami. Pedir tiempo en el Madrid, sin embargo, es como pedir el cielo. Imposible.

El tono inicial del equipo fue el tono del tardomadrid de Carlo Ancelotti, hasta que en la segunda parte lo acaleró la entrada de Arda Güler y es de suponer que unas palabritas del entrenador. Incluso el gol había llegado del mismo modo que siempre, en una contra que en este equipo no necesita entrenarse, porque forma parte de su instinto. El Madrid corre sin pensar. Lo que hay que valorar es qué hace a partir de lo que piensa su nuevo entrenador. La respuesta está pendiente.

La presión está en su cabeza y la prueba es la intención que partía de la posición inicial ante la salida de balón del Al Hilal. Cuando el rival la superaba, el desconcierto. Como antes. Dice Xabi Alonso que quiere que Jude Bellingham sea más centrocampista, es decir que juegue más atrás. En Miami no vimos exactamente dónde.

Más centrocampista fue Dean Huijsen, el jugador de los mejores pases interiores en la salida de la pelota. El suyo fue un debut emergente en el bajo tono general. Sin embargo, hablamos de un central, un defensa, y la línea de la que formó parte estuvo mal, y no sólo por el penalti de Raúl Asencio, a merced de las combinaciones ofensivas en el arranque del Al Hilal, mejor equipo de lo que piensan quienes miran con desdén lo que se cuece en Arabia. Simone Inzaghi lleva en su banquillo tan poco tiempo como Xabi Alonso. Al contrario que Huijsen, la première de Trent Alexander-Arnold fue inocua. Su profundidad ha de llegar. En la banda opuesta, cada día está más claro la necesidad de un fichaje, sea Álvaro Carreras u otro.

La entrada de Güler llevó a Tchouaméni al central, otra maniobra conocida, aunque es la prueba de que el entrenador, un ex mediocentro, sabe por dónde hay que dinamizar el juego del Madrid. A ese tramo le faltó gol, no únicamente el que falló Fede Valverde en el penalti. Nadie sabe si lo habría encontrado Mbappé, resfriado. Gonzalo marcó el suyo en una aparición que sí marca diferencias con el pasado.

De "leyenda viviente" a "papá": las despedidas a Luka Modric

De “leyenda viviente” a “papá”: las despedidas a Luka Modric

Actualizado Jueves, 22 mayo 2025 - 21:15

El adiós a la estrella del Real Madrid, Luka Modric, creó una conmoción entre todos los que le consideran como lo que ya es: una leyenda. El croata recibió un aluvión de mensajes, no solo de sus aficionados de sus todavía compañeros de equipo, sino de otros jugadores como Ivan Perisic o Ivan Rakitic.

Desde los menos expresivos en sus mensajes como Iker Casillas o Thibaut Courtois que compartió un storie donde escribió "leyenda amigo mío", hasta verdaderas cartas de amor como la de Jude Bellingham.

El inglés dejó un emotivo mensaje al croata: "La única cosa que pesa más que mi tristeza ahora mismo es la gratitud que siento por haber tenido el honor de ser tu compañero. Eres un recuerdo constante de todo lo que es bonito sobre el fútbol. Desde el fondo de mi corazón, gracias por cada pase, cada regate, cada caño y cada disparo pero lo que es más importante para mi cada conversación, cada abrazo, cada cena y cada pieza de sabiduría que me has dado. Te quiero muchísimo y te voy a extrañar. Madridistas rompamos el techo del Bernabéu con los tributos el sábado para nuestro capitán".

Además de este cariño de Bellingham, otros muchos compañeros quisieron dejar su mensaje de apoyo al croata en su despedida del club. Tchouaméni comentó "¡Qué viaje Luka! ¡Gracias por todo! Has sido una inspiración para todos nosotros y solo quiero estar agradecido por la oportunidad de jugar junto a uno de los mejores de la historia", Arda Guler se refirió a él como "una leyenda viviente" y Rodrygo como "papá", así como Brahim le agradeció por todo su apoyo y señaló que es se va del Madrid "pero aquí queda tu legado".

Vinicius Jr., que también destinó una de sus publicaciones a Luka, valoró su fútbol de "arte" y su trato como "un regalo". Además, señaló que aprendió "observando tus pases con el exterior (a lo Luka Modric)", para terminar con un "Gracias por todo, maestro. Te quiero mucho".

ANTIGUOS COMPAÑEROS

Los mensajes de agradecimiento también llegaron de ex madridistas, como el recibido por el mismo Cristiano Ronaldo. "Gracias por todo, Luka! Ha sido un honor compartir tantos momentos contigo en el club. ¡Mucho éxito en lo que venga!", le comentó el delantero. Otro de los comentarios vino de Isco Alarcón, que dijo: "Que te quiera todo el mundo es lo más difícil y tú lo has conseguido con tu fútbol y con tu forma de ser! Eres grande amigo!"

Sergio Ramos,Nacho y Kroos también se han sumado, dejando emotivas frases al croata. El primero de éstos, junto a un cúmulo de imágenes de los dos amigos, anotó: "Los focos del Bernabéu no se volverán a encender para verte sonreír sobre el verde, pero los libros de historia del Real Madrid siempre te tendrán junto a los más grandes. Brother, los madridistas solo tenemos una palabra para dedicarte: GRACIAS. El Churu que te quiere mucho, Lukita mío".

Toni Kroos, con el que desde siempre ha mantenido una muy buena relación, no eligió subir una publicación, sino que optó por repostear un conjunto de fotografías que otro usuario había subido en la que aparecían ellos dos y Casemiro, y en el texto se podía leer: "fin de una era legendaria. Modric, Kroos y Casemiro le costaron al Real Madrid 66 millones. Sí, cuota de 66 millones para uno de los mejores centrocampistas de la historia".

La muerte de un retrato ganador

La muerte de un retrato ganador

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 01:12

No mereció perder el Madrid. Desde cualquier punto de vista, el Madrid fue más ofensivo y mereció mejor suerte, pero le falló el único que nunca falla: Courtois. Sobre todo en el tercer tanto, el decisivo. Pero qué difícil es matar al Madrid. En esta época de errores de Ancelotti y Florentino, el Madrid ha anunciado la muerte de un retrato ganador. Ya no lo es. Aunque haya sido injusto.

Aun así, yo no hubiera jugado el partido. En estas condiciones, con dos árbitros acusando al Madrid de ser un machacador de la moral arbitral. Los acusadores del arbitraje. Estuvieron bien, hasta que a De Burgos Bengoetxea se le vio el color, cuando el Madrid agobiaba a un Barcelona que ha perdido brillantez, con una defensa absolutamente terrible.

Para empezar, con Dani Olmo ya están desvirtuando la competición. La propia representación del partido tendía hacia la locura. Un manicomio cervantino, con un partido absolutamente espectacular. La suerte cayó en la balanza del Barcelona

Y la locura se inició con una Real Madrid, jugando al catenaccio ancestral de Ancelotti, que no sabe hacer otra cosa, mientras el Barcelona con el super programa de Flick.

Pero tras el golpe del 1-0, el Madrid se transfiguró y, por fin fue a por el partido. Courtois no se puede tragar ese disparo de Pedri. El belga ya no es el mismo de antes, como demostró el regalito que le hizo a Ferran Torres, en el 2-2, que llegaba al delirio del show maravilloso.

El caso es que el Madrid cambio la faz del partido. Desde el cerrojo pasó a la libertad individual de sus grandes jugadores. Bellingham se puso de lider y como la defensa del Barça es tan mediocre, el Madrid pudo empatar. Y hasta llegar a la senda del éxito.

Faltaba la fenomenología de Mbappé, que se convirtió en pesadilla azulgrana, hasta que hizo una jugada fabulosa, falta y golazo de un feómeno. El Madrid tuvo el partido y Tchouaméni, que estuvo inmenso, con un cabezazo expeditivo, tras el maravilloso córner que sacó Arda Güler, decisivo una vez más.

Dominó, dominó el Madrid. Tuvo más oportunidades de que manchaban la fama del Barça, pero un despiste de Brahim y una mala posición bajo palos de Courtois despejaron el camino a Koundé. Era el final del retrato de Dorian Gray madridista.

El futuro blanco pasa por acabar con la era Ancelotti. Aunque la perspectiva próxima no me gusta nada, con un Xabi Alonso que sólo es una secuela de Guardiola. Malos tiempos para la lírica de Florentino, que también ha perdido el olfato del éxito, con su racanería para hacer fichajes. Fin de una era. Desde luego.

Koundé abre el ciclo del nuevo Barça y entierra el de Ancelotti en una final trepidante

Koundé abre el ciclo del nuevo Barça y entierra el de Ancelotti en una final trepidante

El vuelo de Koundé no fue el vuelo de Ícaro. No había sol bajo La Cartuja que derritiera sus alas en forma de melena, sólo un dios del fuego, un Vulcano de la pelota que agitó en su fragua el carbón del orgullo y la ira para llevar al límite al mejor equipo del año en una final trepidante. El Madrid, en cambio, es el mejor en las llamas y el caos, pero, hoy, no es suficiente. La temporada lo ha demostrado. Le falta el yunque y una idea clara de cómo utilizarlo. Todo lo contrario que el nuevo campeón de Copa, con el modelo y las herramientas, y la pasión de un adolescente para el que lo mejor está por venir. [Narración y estadísticas (3-2)]

La conexión imberbe del primer gol es la prueba, Cubarsí-Lamine-Pedri. Entre los tres abrieron un marcador que cerró Koundé para empezar un ciclo con el primer gran título de esta generación, después de una Supercopa de chocolate. Un ciclo que entierra otro, el de Carlo Ancelotti, como un general romano en retirada en un imperio que se agota, pese al honor de las últimas batallas. Es el momento del César.

Para saber más

A Florentino Pérez corresponden decisiones que ya están pensadas, pendiente Xabi Alonso de una llamada. La misma que recibió Hansi Flick hace menos de un año para reconstruir un equipo adocenado. La llegada de Dani Olmo, que ha jugado a ratos, no justifica el cambio. Para acometer ese proceso, el Madrid debe mirarse hacia adentro sin mirar hacia afuera, sin engañarse con el relato arbitral por imprudentes que fueran los colegiados antes de la final de Sevilla. Se trata de cajones diferentes, no se abren a la vez.

Mbappé, suplente

Ese ciclo se cierra, además, en el año de Mbappé, el año que debía mostrar a un Madrid intratable. La realidad es que ha acabado maltratado por el Arsenal y el Barcelona, aunque en la Copa sólo llegara a derrotarle. La providencia, en forma de lesión, quiso que Mbappé no estuviera en el once de La Cartuja. La exigencia le obligó a exprimirse a partir del descanso. Fuera de la Champions, lejos en la Liga y por detrás ya en el marcador de la final, no había nada que administrar.

La baja del francés llevó a Ancelotti a hacer algo que, probablemente, le pedía el cuerpo y es huir del 4-3-3 para formar prácticamente en un 4-1-4-1, con Tchouaméni como pivote, Ceballos un paso adelante y Vinicius en punta. Rodrygo era un cuarto centrocampista absolutamente irrelevante, tanto que fue el señalado para dejar su sitio a Mbappé. La solución no funcionó, porque el Madrid no trabaja para eso. O corre o muere. Es lo que hizo después.

Al empezar, en cambio, tuvo enormes problemas para iniciar el juego ante la presión alta del Barcelona, lo que obligó a Courtois a sacar en largo, y falta de claridad para encontrar a un Vinicius solo, ofuscado y sin precisión. La primera vez que tiró entre los tres palos fue tras el descanso. Era también la primera vez del Madrid, sometido a un dominio total del Barcelona en el primer tiempo. Szczesny ganó el duelo al brasileño en una doble parada.

Los futbolistas del Madrid, abatidos, tras el gol de Koundé.

Los futbolistas del Madrid, abatidos, tras el gol de Koundé.AP

Flick no hizo experimentos y solucionó sus bajas con lo que más ha probado en la temporada, Ferran Torres por Lewandowski y Gerard Martín en el lateral izquierdo. Era el punto más débil del Barcelona, pero la inoperancia de Rodrygo acabó por hacerle crecer en confianza.

Asencio cortó un centro mortal de Raphinha y Courtois sacó una mano de gigante ante un remate de Koundé antes de que Cubarsí viera la carrera de Lamine Yamal. La ruptura de líneas con pases verticales es una de las especialidades del central. Lamine bailó con Fran García y se tomó una pausa, la justa para que la llegada de Pedri, certero en el lanzamiento allá donde Courtois no pudiera llegar. El crecimiento del canario esta temporada ha sido colosal, en el liderazgo y en su capacidad física para estar en todas partes, con el don de la ubicuidad, y decidir bien. Es también lo que distingue a Lamine, sin el protagonismo de otras veces, pese a su pelo coloreado, como un dios pagano.

Presionar, correr, atacar..

Ancelotti necesitaba activar a los suyos, desesperado en la banda, donde había sido ya amonestado. Quizás pensó que eso también podía levantar a su gente, narcotizada la grada por el dominio azulgrana. La temprana lesión de Mendy, que había forzado para jugar pero cayó a los ocho minutos, había sido ya el primer hándicap para el técnico.

La primera decisión fue llamar a Mbappé. Para eso había llegado al Madrid, para estos momentos, para el riesgo si era necesario. La salida, tras el descanso, fue como una punción en el sistema nervioso del equipo. Llegó entonces ese disparo iniciático de Vini. Empezaban a pasar cosas en el área azulgrana. Para el Barça no parecían importantes. Se equivocó. Lo serían.

Hacía falta más y llegó el turno de Arda Güler y Modric, y hacía falta presionar, correr, lanzarse, atacar, ser el Madrid, en pocas palabras. El cambio trajo las llegadas y, finalmente, una falta en la frontal. En esas circunstancias, era como encontrar una veta en una mina. Mbappé lanzó cruzado y, tras tocar en el palo, lo que parecía imposible se hizo realidad. Tan imposible, después de lo observado en el primer tiempo, que los azulgrana quedaron en estado de shock, expuestos y superados por los madridistas, lanzados entonces al espacio.

Courtois no alcanza el disparo de Pedri, en la acción del 1-0.

Courtois no alcanza el disparo de Pedri, en la acción del 1-0.AFP

Una llegada de Vini dejó el centro que Mbappé lanzó fuera, pero la tendencia había cambiado. Tchouaméni la consumó a balón parado, porque en todo era superior en ese instante el equipo blanco. Ahí tuvo la Copa a su alcance el Madrid, pero espacio por espacio, no aprovecharon más los suyos y dejó que lo hiciera Ferran Torres en la llegada aislada de un Barça que pedía oxígeno.

Pudo hacer el pleno en otra más, pero la caída de Raphinha no se había producido por la falta de Asencio, sino que el azulgrana la había simulado. De Burgos Bengoetxea señaló penalti, ya en el tiempo añadido, pero tras minutos de suspense fue a verla la jugada en el monitor y la anuló, mientras la afición del Barcelona insultaba a Florentino. Nada se olvida.

La prórroga empezaba del mismo modo, con el equilibrio que no tuvo el inicio, pero con el desenlace que ese mismo inicio apuntaba, cuando Koundé aprovechó un error del infalible Modric y, como Ícaro, atravesó el cielo sin quemarse mientras ardía el Madrid de Ancelotti.

El tembleque mezquino de Ancelotti

El tembleque mezquino de Ancelotti

Actualizado Jueves, 24 abril 2025 - 00:21

El Madrid sigue en la lucha por la Liga a pesar de Ancelotti, autor de errores tácticos y mezquindades, responsable de despachar el partido con un paupérrimo gol y jugar miserablemente hasta el pitido final. Defendió una ridícula ventaja, que se pudo torcer al jugar los últimos minutos con 10, por sus atrocidades tácticas.

El héroe fue el enorme Arda Güler, gran conductor del juego. En una posición que jamás le había puesto Ancelotti. El pobre ha tenido que esperar hasta los últimos suspiros de la Liga. Una gran injusticia. Fue el único madridista con gol, no como los mediocres Vinicius y Brahim. El brasileño pone enfermo a cualquiera. Y el internacional con Marruecos se cree que el mundo vive con su regate.

Ancelotti se ha rendido ante la maravillosa calidad del turco. Es mejor que Modric y Ceballos juntos, por su calidad, su brújula y su facilidad para hacer goles. Pero no lo pone nunca. Hasta ahora, Carletto le ha dado sólo pan ácimo, con malversación, porque parece que en Estambul Arda rajó del patriarca del pelo blanco. En cuanto le dio mando en el centro mareó al mediocre Getafe.

Ya sé que Bordalás no tiene jugadores de calidad. Aunque, francamente: "Tu fútbol es una mierda, papá". Sólo juega bruscamente y a tirones. Ya sé que no tiene futbolistas, pero se puede hacer algo más que ser sucio, con una capitulo de faltas kafkiano, con el colmo del pésimo Domingos Duarte y Älvaro, que sólo se quiere cargar al Madrid, porque no resultó en la cantera blanca. Su última entrada a los riñones de Courtois era de expulsión.

Ancelotti desarmó tácticamente al equipo al meter atrás a Tchouaméni, que nunca será un central y e,pequeñecer el equipo en la medular. Perjudicó al francés y tampoco le vino bien un descosido Valverde, harto de correr, sin darle siquiera un vaso de agua.

De Vinicius es mejor no hablar. Me produce repulsión, como a muchos madridistas. Es repulsión absoluta. Acabó con Rodrygo. Le hicieron un penalti al final, pero el Comité de Árbitros prohíbe pitar una pena máxima al equipo blanco. Igualito que al Barcelona.

Me destrozan los esquemas Bellingham, en una baja forma espantosa. No es centrocampista ni delantero centro falso. Es un misterio lo que hace. Ya lo escribí incluso el año pasado. Nunca me gustó, ni siquiera en el Dortmund. No sé dónde juega. Quizá en el limbo.

La cicatería de Ancelotti provocó que Camavinga acabara lesionado y ya no podrá ocupar el lateral izquierdo. Y Valverde de lateral derecho por culpa de unos defensas exteriores que nunca dan la talla.

No sé. El Madrid no tiene más remedio que jugar valiente desde el primer minuto la final de Copa, pero si logra un gol no puede caer en las mezquindades italianas de quien aún es su entrenador.

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sigue vivo en la guerra de la Liga tras la batalla de Getafe, donde el pie de Arda Güler, timón y goleador, le valió para mantenerse a cuatro puntos del Barça. Tambaleó, eso sí, en un final de infarto donde jugó con uno menos por la lesión de Camavinga. La noche del sur de Madrid la hizo suya Güler. El turco aprovechó las rotaciones de Ancelotti, que sentó a Camavinga, Modric, Ceballos y Bellingham, y se convirtió en el líder del conjunto blanco. Acompañó a Tchouaméni y Valverde en el centro del campo, abandonó la mediapunta, bajó a la base izquierda de la jugada y ordenó y creó para los suyos en una parada clave en la lucha por la Liga. [Narración y estadísticas (0-1)]

El Madrid creció a partir de su pie izquierdo. Calmado, a pesar de la intensidad inicial del Getafe, pausó y aceleró el juego cuando debía, rompiendo líneas en conducción o tocando con los centrales a la espera de la presión rival. Su posición puede abrir una solución para Ancelotti a medio plazo. El Madrid busca desesperadamente un cerebro que complete el puzle de sus próximos años, alguien que sustituya las virtudes de Kroos. Y el turco, mediapunta como el alemán en sus inicios, tiene detalles para crecer en ese puesto.

Y además, Güler puso la guinda a su partido con el 0-1, que asentó las ideas del Madrid en Getafe y puso su mente camino de la final de la Copa del Rey de este sábado ante el Barcelona. Los de Ancelotti fueron superiores al cuadro de Bordalás, que apostó por un bloque sólido en defensa pero sin profundidad en ataque. No le ganó la batalla del centro del campo al Madrid, entregó el balón y estuvo vendido cuando los blancos consiguieron abrir su defensa.

Caminando por el alambre

Valverde y Fran García lo probaron en el primer cuarto de hora, justo antes del gol del turco. Vinicius arrancó en una contra tras un córner de los locales y provocó el tanto. Brahim no aprovechó el pase atrás del brasileño y el rechace terminó en Güler, que batió a Soria con la derecha desde la frontal del área. Sin reacción, el Getafe repitió un plan: balones largos para que Borja Mayoral se peleara con Asencio y alguno de los centrocampistas pudiera lograr una segunda jugada. Tuvo intentos, pero no puso en aprietos a Courtois.

En el otro área, el Madrid se adueñó del balón y buscó romper al espacio con Vinicius y Endrick, que entró en el lugar de Rodrygo y tuvo un mano a mano clarísimo en el minuto 30. Alaba le encontró en largo, el joven delantero tiró una pared con Vini y cuando estaba delante del portero, no logró superarle. Hubiera sido la sentencia de un partido que seguía en el alambre, a un gol de ponerle en bandeja la Liga al Barça.

Pero el paso por vestuarios descolocó al Madrid. Alaba, con molestias en la pierna izquierda, se quedó en la caseta y Camavinga entró en el césped, obligando a Tchouaméni a pasar al centro de la defensa. Y lo que carburaba a pleno rendimiento se gripó. Güler dejó el mando y los blancos comenzaron a perder duelos individuales alentando al Getafe. Lo vio Bordalás, que apretó la salida blanca y lo apostó todo al ataque, dando entrada al gigante Álvaro, canterano madridista, a Coba y a Peter, látigos en la banda. Por ahí nació el peligro local.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.AP

El Madrid, con la Liga en juego, sufrió. Por el ímpetu rival y por sus propios errores, inadmisibles en un equipo que está peleando por el título. En el 56, Endrick tuvo otro mano a mano clarísimo ante Soria, pero con tiempo para pensarlo todo, intentó una vaselina que apenas se levantó del suelo. En la banda, Ancelotti se desesperó y llamó a Bellingham, que estaba calentando.

El enfado del italiano fue a más cuando Vinicius erró otra ocasión clarísima que hubiera sentenciado el duelo y les hubiera dado libertad para pensar en La Cartuja. El brasileño arrancó hacia portería en una contra, amagó ante varios defensas y en lugar de ceder a Bellingham, se jugó el disparo, forzado ante Soria, que sacó a córner.

Arambarri, en el otro área, perdonó la vida liguera del Madrid al definir desviado ante Courtois y el duelo entró en el drama con la lesión de Camavinga, que dejó a los blancos con diez en los últimos minutos. Ahí apareció el héroe Courtois, salvando a su equipo ante un disparo potente de Álvaro. Vivió el Madrid.

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el 'via crucis'

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el ‘via crucis’

Quien no ha tenido una pareja o un amante que siempre llega tarde, que te desespera en la espera. Cien veces decides irte y cien veces decides quedarte, porque crees que el final de la noche será único. Cuando no acude, lo maldices, pero sabes que volverás al mismo lugar, con la misma excitación, en la siguiente cita. Esa pareja o amante es el Madrid. Lo saben todos los que formaron la larga procesión secular al Bernabéu, esperanzados en una remontada que esta vez no se produjo, porque la cita exigía pasión, claro, pero a las mejores pasiones las acompañan las caricias, y nadie del Madrid se las ofreció a la pelota. El Arsenal lo hizo lo justo, suficiente no sólo para pasar a semifinales de la Champions, también para ganar en el Bernabéu. El Jueves Santo no va a impedir las maldiciones, aunque el fútbol tenga querencia por las estaciones de la Semana Santa: martirio y resurrección. El creyente Ancelotti tiene difícil la segunda. Ha empezado su via crucis. [Narración y estadísticas (1-2)]

El entrenador había hablado, entre medias sonrisas, de la cabeza, el corazón y los cojones. La máxima de las cuatro C la acuñó Seve Ballesteros. Ancelotti se olvidó de citar la primera: la calidad. El Madrid no la encontró en ningún momento, como si esta vuelta de cuartos fuera la metáfora y la hipérbole, ambas a la vez, de la temporada. La sobreexcitación no ayudó. De hecho, el Madrid empezó el partido por el final. Necesitaba tres goles para igualar la eliminatoria, tres goles en 90 minutos, y escogió la montonera. Está bien algo de descontrol, pero si es para descontrolar al contrario en la salida de toriles, en un arranque a fuego. Pasado ese tiempo, es necesario el juego.

El problema no es que el Madrid no lo encontrara en el Bernabéu, es que prácticamente no lo ha hecho en toda la temporada. El choque fue el collage de todos sus problemas estructurales a los que Ancelotti no ha encontrado solución desde la marcha de Kroos. La entrada de Modric, tardía, no sirve de nada porque no es el mismo Modric, y porque el croata no siente ya la jerarquía de antaño. Ceballos pasa por el centro del campo como unos padres por la habitación de un adolescente. Pone las cosas en su sitio, nada más.

Demasiados centros

Esta eliminación, esta derrota y esta impotencia va a pesar sobre la figura del italiano, cuando al via crucis le quedan dos paradas decisivas: la final de Copa y el clásico en Montjuïc, ambas ante el Barcelona, con ventaja en la Liga. Después de haber perdido ya dos este curso ante los azulgrana, el mayor aliado del Madrid es la estadística, porque es difícil perder cuatro. Ese Barça necesitaba un estímulo nuevo en el vestuario la temporada pasada y lo encontró. A Florentino Pérez le corresponde reflexionar acerca de si lo necesita el Madrid, con todo el respeto por el entrenador que más títulos ha ganado en la institución. Difícil análisis.

Ancelotti optó por lo esperado, con Valverde en el centro del campo, aunque ello supusiera dar el lateral a Lucas Vázquez. Pese a sus lagunas defensivas, fue de los más activos en su despliegue ofensivo, aunque una vez en los tres cuartos, el Madrid abusó de los centros, frontales muchos de ellos y fáciles de defender para el Arsenal. Ni un balón comprometido tuvo que sacar Raya de la portería del Arsenal en todo el primer tiempo. Courtois, en cambio, detuvo un 'penaltito' cometido por Asencio, cantado como un gol en el coliseo blanco, a Saka, un Panenka confundido, y otro disparo cruzado de Martinelli tras una contra.

Poco más hicieron los de Arteta, a la espera de que pasaran los minutos frente a la frustración blanca. Es el equipo de la Premier menos goleado, el que mejor defiende. Se siente cómodo en esa situación. La impresión es que mostró menos de lo que tiene, porque no lo necesitó, en el aspecto ofensivo. En una de sus triangulaciones se encontraron Odegaard, Mikel Merino y Saka para elevar sobre Courtois y redimirse del penalti. El efecto psicológico, pasada la hora, lo emborronó el propio Arsenal, con un error de Saliba que ofreció el gol a Vini.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.EFE

Nada cambió, en realidad, porque no había ideas con que cambiarlo, mientras el Arsenal, inteligente, intentaba jugar más tiempo en campo del Madrid, alejarlo de su área y refugiarse en largas posesiones. El control que pretendía Ancelotti, sin conseguirlo pese a dar entrada a Ceballos o Modric, lo tuvo siempre Arteta, un entrenador español de nueva generación que se presenta a lo grande en el mejor escenario posible. Martinelli culminó, a la contra, lo que el juego decía. Sólo se trataba de esperar el momento.

A Arteta le aguarda el PSG de Luis Enrique. El PSG en el que ya no juega Mbappé, que llegaba después de una patada de impotencia ante el Alavés. La impotencia continuó. El francés vino para ganar Champions después de ganar todo el dinero posible. Tendrá que esperar. Se movió por todas partes, pero sin la precisión adecuada, y dejó el campo lesionado. Tampoco acometió escaladas individuales, como intentó Vinicius desde el inicio, pero siempre perdedor frente a Timber, Saliba o Declan Rice, goleador en la ida y pletórico en la vuelta. La cruz que porta Ancelotti es también su cruz.