11S, Le Pen, Vox, cambio climático, salvajismo, pérdida de autoridad, despolitización, violencia en los estadios, impunidad de los ultras, 'procés', despilfarro político, desinterés por el fútbol, piratería, deuda pública, Mediapro, COVID, la guerra en Yemen... Es simple, al final de cualquier conversación siempre es culpa de los mismos: los periodistas. Ya sea porque hablan mal de un tema del que «no saben nada» o porque no hablan de algo que cl
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"Hay dias que se juega mal". Lo más obvio suele ser la explicación más sencilla para las cosas y ante el Benfica no hubo otro motivo para que el Atlético de Madrid sufriera su primera derrota de la temporada, no por ello menos dolorosa y así lo explicó Diego Simeone en la rueda de prensa posterior al encuentro.
El técnico argentino no puso paños calientes y, además de recordar que el partido fue malo por parte de todos los jugadores, también se puso a sí mismo como principal culpable de lo ocurrido en Da Luz. "No busquemos excusas, el responsable es el entrenador", afirmó.
Fueron cuatro goles, como aquella noche hace 10 años. No hizo falta minuto 93. El partido se liquidó antes. Mucho antes. Definitivamente, Lisboa no es una ciudad amable con un Atlético de Madrid que en unas horas salía sancionado y derrotado de la capital portuguesa.
Tres partidos estará sin el fondo sur en liga y tendrá que pagar una sanción de 45.000 euros. Así valoraba el técnico argentino el dictamen del Comité de Disciplina de la Real Federación Española de Fútbol que se hacía público apenas una hora y media antes del encuentro. "Aceptar lo que han dictado, es una gran oportunidad para el club para crecer como entidad", contó en la entrevista postpartido.
Todo eran malas noticias en el conjunto rojiblanco sin nada bueno que llevarse de Portugal. Marcos Llorente, en una carrera en la primera parte, cayó lesionado llevándose la mano al muslo de la pierna derecha. Pendiente de evolución. El único consuelo es que, sancionado con roja directa en el derbi madrileño, ya no iba a poder disputar el duelo ante la Real Sociedad y, con el parón de por medio, tendrá más tiempo para recuperarse.
La penúltima de las malas noticias es lo abultado del resultado. Parecía que Simeone había vuelto a encontrar la solidez defensiva de otras épocas, había recibido sólo cinco goles en nueve partidos, pero en el décimo llegó la sangría. Cuatro goles en 90 minutos.
Miradas al futuro
Sorprendió que Simeone hubiera hecho debutar esta temporada a Javi Serrano. El canterano solo había jugado en Primera RFEF y de repente se vio sustituyendo a su ídolo y capitán en el centro del campo. No fue él, el problema del Atlético, pero es verdad que cuesta ver a cateranos en encuntros cuesta arriba.
Había dos jugadores que volvían a enfrentarse a un equipo al que llegaron a defender su camiseta, pero con una participación completamente dispar. Mientras que Oblak es una de las leyendas del Benfica, Reinildo apenas disputó un amistoso con las águilas.
Ambos jugadores fueron igual de críticos que su entrenador. "Es fácil la explicación a nuestro partido, parece que no hemos estado aquí", explicó el esloveno. Por su parte el defensa mozambiqueño comentaba que "había sido un mal día" pero insistía en que el equipo "no tenía tiempo para llorar y había que seguir trabajando".
El Real Madrid lleva una temporada invicto en Liga, desde la derrota de septiembre de 2023 en el Metropolitano, y acumulaba 36 encuentros sin perder entre todas las competiciones desde los octavos de final de la pasada Copa del Rey, también ante el Atlético de Madrid. Y las rachas, como todo, tienen su final. El éxito liguero se acabará en algún momento, pero el global terminó 36 duelos después en Lille. Un 1-0 que deja a los blancos con tres puntos en los dos primeros partidos de esta nueva Champions. Un 1-0 horroroso, con una de las peores primeras partes de la temporada y un arreón final incapaz.
"No nos ha pasado mucho en los últimos meses, eso de que el rival sea mejor y se merezca ganar... Hemos podido empatar, pero creo que no era merecido", admitió, sincero, Carlo Ancelotti. El técnico italiano acudió a la sala de prensa del Estadio Pierre-Mauroy con la honestidad de quien asume sus errores. "Hemos sido muy lentos y tenemos delanteros que necesitan un juego más vertical. Nos ha costado recuperar, ser agresivos, crear juego...", enumeró Carletto.
Una derrota en 36 partidos no debería ser motivo de preocupación en un equipo de fútbol, pero en el Real Madrid, ya lo dijo el transalpino hace unos meses, las crisis llegan con facilidad. "Hay que tener la mente fría y no tirar todo a la basura. Obviamente hay que mejorar y tengo tristeza por la sensación del equipo, porque se puede perder, es deporte, pero perder así... No hemos dado una buena sensación y eso me preocupa, es un paso atrás".
Esas sensaciones se traducen en las caras de los futbolistas en la zona mixta de Lille. Caras serias, ninguna sonrisa, algún detalle con los niños que les esperaban a la salida y directos al autobús. Sólo habló Lunin en su redebut, pidiendo paso para cotas más elevadas. El ucraniano no pudo evitar el tanto de penalti, pero dejó varias paradas de mérito: "Puedo ser el número uno aquí y voy a seguir luchando por mi puesto con el máximo respeto a Courtois", declaró con contundencia.
Las manos del portero no evitaron una derrota que Ancelotti espera sea "un toque de atención", como lo fue la derrota de la pasada Liga en el derbi madrileño, inicio de la racha que todavía hoy sigue viva. El italiano rechaza la idea de abandonar su particular "luna de miel" con el club blanco. "No, todavía no... Espera un poco", bromeó, en la única risa de la comparecencia. "Cuando perdimos el derbi nos sirvió de toque de atención, uno fantástico, y ojalá esto pueda ser otro toque de atención", reflexionó, pero insistió en que "la crítica por el partido de hoy es justa, correcta y tenemos que aceptarla". "No hemos mostrado una buena versión", finalizó.
El partido dejó algunos puntos ilusionantes. Endrick debutó como titular y se convirtió en el titular más joven en la historia del Madrid en Champions, superando a Raúl. El brasileño pudo marcar el 1-0 tras una colosal arrancada, pero no definió bien. "Feliz por ser titular y triste por la derrota, pero la temporada es larga. Ser titular es muy difícil y para mí es muy importante".
Además, regresaron Camavinga y Mbappé, ya disponibles para Ancelotti en el siguiente duelo contra el Villarreal. El centrocampista empezó bien, pero provocó el penalti y terminó siendo amonestado, por lo que el técnico le tuvo que cambiar. En su lugar entró Arda Güler, que jugó unos buenos minutos y apunta a una de las mejores opciones para el entrenador cuando los rivales se encierran. Mbappé, por su parte, estuvo desaparecido y ni siquiera tiró a puerta. En el apartado médico, Rodrygo no disputó ni un minuto por molestias en la espalda y Militao se retiró con dolor en la rodilla.
Un Real Madrid ahorcado por un Ancelotti vergonzoso hizo bueno al modesto Lille, que ni en sus mejores sueños podía pensar en ganar y dejar en ridículo al campeón de la Champions. El equipo blanco equipo está hundido y abocado a la falta de credibilidad. Porque no juega al fútbol. La soberbia del club no ha querido fichar dos centrales imprescindibles y dos medios que puedan genera calidad en el centro del campo.
A Ancelotti ya le pueden fichar a
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El Madrid se hizo pequeño en Lille, diminuto, y cayó como caen los equipos que durante demasiados minutos no respetan el torneo que le ha hecho gigante. Una desastrosa primera parte, un penalti innecesario de Camavinga transormado por David y un inerte arreón final para cerrar una noche de pesadilla en Lille. [Narración y estadísticas (1-0)]
La Copa de Europa es la competición que más respeta el Madrid. Siempre ha sido así y siempre será. Por eso la primera parte del conjunto blanco en Lille fue tan decepcionante. Poca intensidad sin balón, poca movilidad con él, despistes, errores en la entrega y un sinfín de defectos que provocaron el 1-0 con el que se llegó al descanso.
Ancelotti recuperó a Camavinga, que se estrenó en la temporada después de su lesión de rodilla, y le dio a Endrick su primera titularidad del curso. El brasileño superó a Raúl como el debutante más joven de la historia del club en Champions y pudo marcar, pero le faltó acierto.
Extrema relajación
Compartió delantera con su compatriota Vinicius, que probó suerte ante Chevalier en el minuto 6 antes de que Bellingham definiera alto un pase de Carvajal. Tres minutos después, Endrick arrancó a 40 metros de la portería, rechazó darle el balón a Vinicius y se abrió paso casi hasta el área pequeña, donde definió al pecho de Chevalier.
Era el minuto 18 y el Madrid veía puerta aunque no atinaba. Estaba despierto y vivo, pero no mató cuando pudo y el Lille subió marchas y creció en el partido. En el 24, Lunin, que debutaba en la temporada en sustitución del lesionado Courtois, se hizo gigante ante Jonathan David, estrella local, y desvió los dos intentos seguidos del delantero tras un centro de Zhegrova a la espalda de Militao.
La oportunidad impulsó al Lille, consciente de la extrema relajación del Madrid. Camavinga intentaba achicar agua en su Titanic particular. Era el más activo con y sin balón, pasando por encima de Tchouaméni y Valverde, imprecisos.
Víctima de la desidia
Pero todo lo bueno que hizo el francés en el primer tiempo lo echó por la borda en el minuto 44. Zhegrova lanzó una falta desde la frontal y el balón dio en el brazo de Camavinga, que lo tenía en posición antinatural. Después de revisar la pantalla del VAR, el italiano Mariani decretó penalti. David, desde los 11 metros, engañó a Lunin y puso el primero.
El gol fue de esos psicológicos, aunque el Madrid ya estaba hundido en sensaciones. Son ya demasiados partidos en los que parece que le cuesta entrar en ritmo, proponer y demostrar deseo de ganar. Especialmente fuera de casa, donde esta campaña sólo ha ganado a la Real. En Lille se volvió a demostrar que tiene muchas virtudes, pero hasta el momento la desidia es su gran defecto.
Ancelotti intentó cambiar lo que pudo en el descanso. Con Mbappé todavía renqueante y con Modric habiendo jugado 80 minutos en el derbi, el italiano dio entrada a Fran García y retiró a Mendy. Decisión técnica para refrescar piernas, pero sin trascendencia en el juego. Tan mal lo vio el italiano que llamó al galo y al croata.
Mbappé dio algo más de aire al ataque, pero al Madrid le faltaban ideas. Vinicius, con poco ángulo, remató desviado un pase de Modric al espacio y Ancelotti quemó sus naves. Apostó por Güler en lugar de Camavinga y los blancos asediaron por pura inercia el área del Lille, dejando espacios peligrosos a la contra.
El tramo final dejó a un Madrid incapaz, llegando al área rival más por el peso de la camiseta y los nervios del Lille que por virtudes propias. Pero como esto es fútbol, tuvo opciones. Carvajal remató desviado un centro de Modric y en los últimos minutos Chevalier salvó a los locales. Güler cabeceó en dirección a portería un centro de Vinicius y Bellingham no pudo definir en boca de gol, evitando el portero el empate. En la siguiente jugada, el meta desvió un remate de Rüdiger a un metro de la línea y un defensa evitó el remate a gol de Vinicius.
No se detuvo el Madrid en busca del honor perdido, pero no lo encontró. Güler no anotó el último intento y los blancos sumaron su primera derrota. Una muy dolorosa.
Tres minutos lamentables, cuatro horas terribles y cinco días de pesadilla es el resumen de la última semana del Atlético de Madrid. Desde los incidentes del derbi, los rojiblancos andan peleados con el mundo y, futbolística e institucionalmente, las malas noticias se concatenan. Sanción y derrota en un miércoles negro para el club colchonero. Y, además, esta Champions no espera nadie. Lisboa recupera viejos demonios para el conjunto colchonero. [Narración y Estadísticas, 4-0]
Salió el Benfica a cazar un equipo empequeñecido, como hacen las águilas con los pequeños roedores. Tres disparos en 10 minutos, dos de ellos muy peligrosos y, si no está Oblak, hubiera llegado el primer gol mucho antes. Lo hizo en el 12, Aktürkolu, un menudo delantero turco muy rápido y muy solo. Witsel le olvidó en el pico del área pequeña y el jugador del Benfica no perdonó.
No está el belga como el año pasado, quizás la edad y, sobre todo, la poca continuidad le empiecen a pesar al, antaño, bastión de Simeone. Ha pasado de ser uno de los jugadores de campo más utilizados la temporada pasada solo por detrás de Griezmann, al vigésimo puesto participando apenas en cinco de los primeros 10 partidos.
Hay un ejemplo en el lado contrario, una especie de futbolista con el síndrome de Benjamin Button por el que no parecen pasar los años, de hecho tiene uno más que el belga, 36. Di María no fue un niño, fue un demonio. Por dentro, por fuera. El Fideo se colaba por cualquier rendija de la defensa rojiblanca, esta temporada más férrea que la anterior, pero en Lisboa algo dubitativa tras perder a Le Normand por una seria contusión cerebral y, durante el partido, a Marcos Llorente tras lo que, pareció, una lesión muscular.
De hecho, la pudo liar el argentino en la última jugada de la primera parte. De juveniles que a la defensa del Atlético la cogieran descolocada en un saque de banda con Di María a su espalda. Disparó el argentino tras retar al propio Witsel y un rechace en el belga le cayó a Pavlidis que disparó cruzado al palo.
Había mejorado el Atlético justo antes de ese descuido, pero lo hacía con poca profundidad en ataque y un Griezmann errático. Muchos pases falló el francés para lo que en él es habitual. Esa mejoría pudo culminar tras un centro de Lino que se envenenó y pegó en el larguero para silenciar por un momento al ruidoso estadio Da Luz. Mala suerte.
Con una ventana menos por el obligado cambio de Llorente por Molina, parecería que Simeone iba a aguantar las sustituciones para más adelante, pero el equipo necesitaba un toque de atención, más allá de la charla en el vestuario al descanso. Salieron el nuevo ídolo rojiblanco, Gallagher y Sorloth acompañados de Javi Serrano para intentar poner orden en Lisboa. La infausta Lisboa en la que, en la segunda parte, volverían a situarse para defender la portería de aquel fatídico minuto 93. Imposible imaginar el sentimiento de Simeone una persona obsesionada con las cábalas y las supersticiones.
Sin reacción
Sorprendieron los sustituidos, ya decíamos sobre la imprecisión del delantero francés, pero Koke había descansado ante el Madrid en el derbi, salió en la segunda parte. Aunque, siempre se dice que los caminos del Cholo son inescrutables. Eso sí, las cosas no pudieron empezar peor. En el primer acercamiento del Benfica al área de Oblak, Pavlidis se tiró a tres defensas rojiblancos, le pisaron dos de tres. Llamó el VAR a Gözübüyük, penalti. Di María, claro, no perdonó y casi asiste para el tercero en dos ocasiones un minuto más tarde. En la primera Pavlidis no pudo concretar, en la segunda pecó de individualista. Lo dicho, un demonio.
Si esperaban una reacción rojiblanca no sigan leyendo. No la van a encontrar. Ni siquiera Simeone agitaba los brazos. Ni siquiera corría por la banda. Los cambios no provocaron la revolución deseada y el Atlético siguió pareciendo un equipo cansado y sin capacidad de respuesta. Quizás el calendario esté pasando más factura de lo debido. Empiezan a aparecer las lesiones y las derrotas. Miércoles negro para el Atlético que aún se oscureció más con el cuarto gol del Benfica, también de penalti y pudo caer alguno más. Sancionado y apaleado. Otros cuatro en Lisboa, lo que decíamos, las cábalas.
El infortunio persigue al Girona en la Champions. El equipo de Míchel, pese a adelantarse en el marcador y soñar con la remontada después de que Van de Beek igualara el momentáneo 1-2 del Feyenoord, acabó por hincar de nuevo la rodilla frente a un rival que llegaba a Montilivi tremendamente necesitado tras su 0-4 frente al Leverkusen en la primera jornada. Dos tantos en propia puerta, de Yangel Herrera y Krejci, esté último cuando moría el partido, acabaron por ser una losa demasiado pesada para los locales. [Narración y estadísticas (2-3)]
El Girona, en apenas unos minutos, pasó de la alegría a la zozobra en el primer tiempo. Se las prometieron muy felices con el 1-0 de David López, el primero de su historia en la Champions, pero la tan manida crueldad del fútbol volvió a jugarle una mala pasada. Yangel Herrera, cuando aún resonaban los ecos del tanto del central, envió el balón al fondo de su portería para poner otra vez la igualada.
La lesión de Tsygankov, hasta ese momento el más destacado de los locales, prácticamente acto seguido, desató los malos presagios. Unas sensaciones que no tardarían en hacerse terriblemente reales cuando Milambo, tras una mala salida de balón del propio David López, puso el 1-2. Y aún podrían haberse puesto peor las cosas a raíz de un penalti de Iván Martín sobre Timber tras un mal pase de Gazzaniga un par de minutos después.
Gol anulado a Van de Beek
El argentino, que se marchó de París apesadumbrado por el error que propició el pírrico triunfo del PSG, borró de un plumazo el mal sabor de boca que aún podría quedarle por aquella acción firmando una parada decisiva ante el penalti de Ueda. Gazzaniga, asi, les permitió a los suyos marcharse a los vestuarios con un hilo de esperanza. Una esperanza que reforzaría con un afortunado tanto de Van de Beek, nada más volver del descanso, que no subiría al marcador por fuera de juego.
El Feyenoord, cómo no, buscó la réplica, pero se encontró con un rival mejor asentado en defensa. Los holandeses, mientras, tiraron en demasiadas ocasiones de un juego al límite para evitar que los locales pudieran progresar. Tuvieron pese a todo los de Míchel una opción clarísima para lograr la igualada, por medio de un penalti de Wellenreuther sobre Miovski del que el propio arquero se resarció parando el lanzamiento del macedonio. Pero tanto trabajó el Girona por la igualada que acabó por encontrarla. En este caso, gracias a una acción personal de Danjuma perfectamente finalizada por Van de Beek.
El Girona con el 2-2, empezó a soñar con la victoria. El sueño, no obstante, se convertiría en pesadilla cuando Krejci desvió al fondo de su portería un centro rival para volver a poner por delante a un Feyenoord que, esta vez, no volvería a dejar que se le escapara la ventaja para firmar su primer triunfo de este curso en la Champions y condenar al conjunto gerundense a encajar su segunda derrota consecutiva en Europa.
El Comité de Disciplina de la Real Federación Española de Fútbol ha dictaminado el cierre parcial del Metropolitano durante tres partidos y una sanción económica de 45.000 euros por el lanzamiento de objetos que se produjo durante el derbi que enfrentaba al Atlético de Madrid y al Real Madrid.
El Comité estima que los hechos ocurridos la noche del domingo constituyen una falta muy grave recogida en el artículo 76.2 en consonancia con el artículo 15 del Código Disciplinario ya que se tuvo que suspender provisionalmente el encuentro durante 14 minutos. "Nos encontramos ante unos incidentes de especial gravedad y repercusión en el desarrollo del encuentro", escribe el organismo.
Aunque también se ha tenido en cuenta que no se le produjo ningún daño a Thibaut Courtois, portero del Real Madrid y jugador objeto de los lanzamientos. El Comité critica la falta de diligencia del club rojiblanco: "No se adoptaron las medidas suficientes para prevenir unos incidentes tan graves en la propia acción multitudinaria y en su resultado o, cuando menos, las medidas que se adoptaron no fueron las idóneas para un partido de especial rivalidad".
Sólo el sector del fondo sur
El cierre afectará sólo al sector del fondo sur del estadio desde el que se lanzaron los diferentes objetos al guardameta blanco, de los sectores 127 al 133. El comité expresa que sus medidas, en la localización de uno de los responsables, han sido reactivas y no preventivas por lo que ha procedido a no admitir sus alegaciones.
Así, el Atlético perderá la animación del fondo sur en los partidos del Leganés el próximo 20 de octubre, ante Las Palmas, el 3 de noviembre, y ante el Alavés el 24 de noviembre.
El organismo, que se reúne cada miércoles, ha evaluado el acta de Mateo Busquets Ferrer que recoge los incidentes que se produjeron desde el minuto 64 hasta el 67 de partido. El árbitro habla en su informe del lanzamiento de tres mecheros y una botella de agua.
En la aplicación del protocolo, Busquets Ferrer se vio obligado a ordenar "la retirada de los equipos a vestuarios" toda vez que las dos advertencias que hizo la megafonía del estadio no consiguieron que cejaran los lanzamientos de objetos desde la grada.
En el informe de LaLiga, no así en el acta federativa, se recogen también hasta 19 cánticos ofensivos ocurridos durante el derbi, 17 correspondientes a la grada de animación del Atlético y dos de ellos provenientes de la grada visitante.
Reiteración
Es la segunda vez que el Metropolitano recibe un apercibimiento de cierre parcial en menos de un año, aunque en temporadas distintas. La anterior ocasión se debió a los insultos racistas recibidos por Nico Williams en la visita del Athletic en liga en abril de la temporada pasada.
En aquella ocasión, se dictaminó un cierre parcial durante dos partidos y una sanción económica de 60.000 euros. Apelación dejó sin efecto este dictamen al aceptar el recurso del club y estimar que la entidad actuó "con la máxima diligencia" a la hora de identificar a la persona que profirió los insultos.
A día de hoy, sólo un individuo ha sido localizado como uno de los responsables del lanzamiento de objetos. El club le ha aplicado su código interno en el que además se suspenderle su condición de socio, le ha prohibido la entrada (salvo sentencia en sentido contrario) a cualquier instalación del Atlético de Madrid. La entidad está estudiando la posibilidad de recurrir la decisión una vez la hayan podido analizar en profundidad.
Los representantes del Real Madrid se encontrarán en Lille con un viejo conocido. Un hombre más académico que futbolístico, más de números que de pasión. Su cara se ha ido cruzando con los directivos del conjunto blanco durante la última década, primero en las constantes conversaciones con el PSG, luego en los primeros acercamientos al Stade Rennes para conocer más sobre Camavinga, y durante los últimos meses en las negociaciones con el cuadro galo por Leny Yoro. Olivier Létang es el presidente del Lille, posición a la que ha llegado después de ser máximo mandatario del Stade Rennes y hombre en la sombra de Leonardo y del jeque en el PSG.
Un currículum más de empresa que de fútbol, dejando a un lado aquello que le decían a Darín en El secreto de sus ojos, eso de que «un hombre puede cambiar de casa o de familia, pero nunca de equipo, de pasión». Létang jugó en los noventa en el Le Mans y el Reims y después curso una licenciatura en la Escuela de Negocios ESSEC y un MBA para terminar pasando por los despachos de tres de los grandes clubes de Francia como quien oye llover. Trabajando y dejando a un lado la camiseta.
Entre 2012 y 2017 fue mano derecha de Leonardo, director deportivo del PSG. Fue, básicamente, el hombre en la sombra de Al-Khelaifi. La mente detrás de la imagen porque fue él el primero que en París alzó la voz por un adolescente que empezaba a despuntar en la cantera del Mónaco. «Yo quise a Mbappé en 2015, dos años antes de que el PSG le fichara», dijo antes de dejar la capital, obligado por la llegada de Kluivert como nueva mano derecha del jeque. «El PSG no me hizo caso en ese momento y luego tuvo que pagar 180 millones», confesó a L'Equipe.
Sin bufandas ni colores
En 2017 se convirtió en presidente del Stade Rennes y fue el culpable de la renovación de Camavinga hasta 2022. Un contrato que provocaría su llegada al Madrid en 2021. Modernizó la ciudad deportiva y dio espacio a la cantera, entre ellos al joven centrocampista, que debutó bajo su mandato. Dejó el equipo a principios de 2020 y en Francia se rumoreó con el enfado del Rennes por unas supuestas negociaciones de Létang con el Madrid por el futbolista.
Le llegó entonces la oferta del Lille, en 2020, como si de un fichaje se tratara. Alguien puso sobre su mesa más dinero y mejores condiciones y Létang se cambió de empresa. La compañía Merlyn Partners compró el conjunto galo y le seleccionó como director general. Sin bufandas ni colores. A Létang no le dio tiempo a renovar de nuevo a Camavinga y el francés terminó en el Bernabéu.
El empeño de Mendes
Pero no sería su último cruce de caminos con el Madrid, al que hoy recibe en el Estadio Pierre-Mauroy. Primero intentó el fichaje de Hazard cuando el belga, ex del Lille, pasaba por sus peores momentos en Chamartín.
Durante los últimos meses, Létang ha lidiado con el interés de media Europa en Leny Yoro, joven central galo criado en la cantera del Lille. A sus 18 años, el Madrid, el PSG y el Manchester United fueron los que más insistieron en él, y finalmente el futbolista, con el empeño de Jorge Mendes, terminaría eligiendo a los ingleses. Sin embargo, Létang deslizó en varias ocasiones que la mejor opción para el defensa hubiera sido vestir de blanco.
El pasado mes de julio, mientras Francia avanzaba rondas en la Eurocopa y él era vital para Didier Deschamps, una llamada llegó a los despachos del Santiago Bernabéu. «¿Podríamos negociar por Aurelien Tchouaméni?», preguntaron directivos de un club muy importante de la Premier League. La respuesta del Real Madrid fue simple: «No está en venta». La cifra que ponían en la mesa del conjunto blanco desde las islas británicas rondaba los 150 millones de euros. Ni así.
El centrocampista galo parece estar bajo sospecha entre el entorno madridista, juzgado por un estilo de juego más pausado que el de Valverde o Camavinga, más encajonado en la posición de cinco, de eje, menos suelto, menos bravo para presionar o para llegar a la portería rival. Menos vistoso, pero necesario, a fin de cuentas, para cualquier entrenador. Por eso para la dirección técnica de Chamartín y para el cuerpo técnico liderado por Carlo Ancelotti, Tchouaméni es absolutamente insustituible.
Cuentan desde Valdebebas que el salto personal ha llegado antes incluso que el salto futbolístico. Que la madurez que ha mostrado durante estas dos temporadas en el día a día del equipo, uniendo al grupo de franceses y españoles gracias a su perfecto castellano y siendo ahora anfitrión de Mbappé cuenta casi tanto como lo que hace sobre el campo. «Es insustituible», ha contestado varias veces esta temporada Ancelotti. «Es intransferible», contestan en los despachos.
«no podemos hacer todos todo»
A sus 24 años, todos tienen claro que le queda otro escalón por elevar en su juego. Lo sabe el club, lo saben los entrenadores y lo sabe el propio futbolista, que ayer fue el protagonista en la rueda de prensa previa al duelo contra el Lille. «Tenemos que entender que en un equipo no podemos hacer todos todo, hay un plan del entrenador, hay jugadores con mucha calidad y a veces tenemos que entender nuestra responsabilidad y hacer lo mejor para el equipo, que puede no ser lo mejor para mí», reflexionó, honesto, en castellano
«Para mí lo máximo es ayudar al equipo delante de la defensa, recuperar balones, conseguir intercepciones... Si juegas es un equipo como el Madrid es porque tienes calidad, no hay regalos aquí. Es la única cosa que puedo decir», terminó, con personalidad y contundencia.
Si vamos a los números, Tchouaméni es el segundo futbolista de las cinco grandes ligas que más intercepciones realiza por partido, 2,6, por las 2,8 de Lisandro Martínez, central del Manchester United, y es el sexto centrocampista que más pases da por encuentro (72). En el Madrid todo pasa por él, aunque el adiós de Toni Kroos ha cambiado la salida de balón del conjunto blanco y ha llenado al galo, a Valverde y a Bellingham de más responsabilidades en la construcción. Sin el alemán, todos sufren un poco más.
«hablamos todo el rato»
«Toni fue muy importante y tenemos más responsabilidades en salida de balón, pero vamos a mejorar y a hacerlo bien», admitió el centrocampista, que el curso pasado sufrió varios problemas en el pie izquierdo pero está recuperado. «Me siento mejor poco a poco y ya no tengo dolor», dijo.
El galo lo ha jugado casi todo en este inicio de temporada y sólo se ha perdido un partido, el duelo de San Sebastián ante la Real Sociedad, donde fue baja por un golpe en el pie. Por lo demás, 90 minutos en siete de las nueve citas en las que ha participado y la confianza total de Ancelotti, clave desde su aterrizaje y gran valedor de su juego. «Ancelotti es muy importante para mí, hablamos todo el rato. Trabajar con un entrenador como Carlo es un placer, me ayuda mucho con y sin balón», reflexionó el francés sobre la relación que le une al técnico.
Un técnico que, aunque a Tchouaméni no le guste, le ve bastante futuro como central. Una reflexión que también comparte la dirección técnica. Gusta su poderío aéreo y su salida de balón y creen que podría ser uno de los mejores del mundo. Mientras, seguirá siendo el eje sobre el que se mueva el Madrid.