España salva un día gris en el descuento y deja para Mestalla el pase a la Final Four

Actualizado Jueves, 20 marzo 2025 - 23:06

No se le da bien el mes de marzo a España. Perdió hace dos años ante Escocia metiéndose en un buen lío. Perdió el año pasado ante Colombia en un amistoso intrascendente, y estuvo a punto de perder este jueves de nuevo ante Países Bajos, aunque un fallo de Verbruggen le permitó salvar los muebles en el descuento. Decidirá Mestalla el domingo en la vuelta de estos cuartos de final de la Liga de Naciones, con la campeona de Europa obligada a ganar después de una noche gris donde las piernas pesaron más de la cuenta, donde el balón no transitó como suele y donde, en fin, España fue mucho menos España. [Narración y estadísticas (2-2)]

La selección ya se fue al descanso con mala cara. Después de muchos meses sin verse, en mitad de una temporada asfixiante, Luis de la Fuente apenas había tenido tiempo de juntarles para descansar, relajarles y recordarles mínimamente los automatismos que les han llevado hasta aquí, ganando Liga de Naciones y Eurocopa por el camino. España se fue con mala cara al descanso porque hacía mucho tiempo que un equipo no le metía en su campo para no dejarle salir. Y eso fue lo que consiguió Países Bajos en la primera parte.

Y eso que la noche no pudo empezar mejor. Con la alineación que todo el mundo esperaba, porque el seleccionador no es amigo de experimentos, el partido se rompió enseguida gracias a un jugador mayúsculo, seguramente el mejor centrocampista del mundo hoy. En el minuto ocho, lo primero que pasó es que Hato se hizo un lío morrocotudo y Lamine Yamal porfió hasta quitarle la pelota. Se la dio a Pedri, ese jugador mayúsculo, ese que es seguramente el mejor centrocampista del mundo hoy, e hizo algo que muy pocos hacen. Casi en el área pequeña, recibió de espaldas. Paró el balón, se giró, levantó la cabeza (todo esto, conviene insistir, con un central encima y cerca del área pequeña) y se la dio a Nico, que finalizó con un giro sobre sí mismo.

Sin balón se apaga la luz

Muy pronto, pues, España estaba por delante y todo parecía ir cuesta abajo, en la línea que acompaña a este equipo desde hace tiempo. De hecho, un rato después Morata tuvo el segundo tras una jugada colectiva impecable. Pero ahí se apagó la luz. Epaña perdió el balón y se fue metiendo atrás. Le costaba incluso atravesar el centro del campo, y eso permitía a los holandeses merodear por el área hasta que encontraron el hueco tras una jugada de Frimpong que terminó Gakpo en el otro costado.

El empate no era, sin embargo, la peor noticia. La peor noticia es que no había noticias de jugadores como Zubimendi, Fabián o Pedri. Tampoco de Nico ni de Lamine. Morata bastante tenía con ayudar a achicar agua allá donde hiciera falta, lo mismo daba en una banda que por el centro que defendiendo un córner.

Al ritmo de De Jong, que ha recuperado el nivel con el que un día deslumbró, el equipo de Koeman se sintió cómodo ante la campeona, a la que arrinconó en su propio campo y a la que hizo correr detrás de la pelota durante demasiado tiempo. Porque a España, a esta España, no le incomoda meterse atrás. Pero un rato. No durante casi media hora. La lesión de Cubarsí, que dio paso a otro jovencísimo que llega, Huijsen, cerró un primer asalto en el que Reijnders pudo haber puesto las cosas peor si su remate desde la frontal hubiese encontrado la red en lugar del larguero.

Van Hecke salta con Ayoze.

Van Hecke salta con Ayoze.NICOLAS TUCATAFP

Falló antes del descanso, pero no después. No tardó ni un minuto en marcar el segundo gracias, de nuevo, al velocísimo Frimpong, cuyo pase atrás lo estampó el jugador del Milan en la red. Por debajo en el marcador, la selección reaccionó y al menos tuvo la pelota. No hizo gran cosa con ella, pero jugó en campo contrario. A falda de media hora, De la Fuente renovó al equipo metiendo a Oyarzabal por Lamine, a Olmo por Pedri y a Ayoze por Morata.

No cambió el panorama. Olmo sí fue capaz de hilar un poco más el ataque español, que terminó el partido en busca del empate, más cuando Países Bajos se quedó con uno menos por una entrada a destiempo de Hato sobre Le Normand. Pudo en un último suspiro igualar gracias a un error grosero de Verbruggen a disparo de Nico. Mikel Merino, que pasaba por allí y que le está cogiendo el gusto en el Arsenal a esto de jugar como delantero, salvó los dos años sin perder un partido oficial y puso a Mestalla bajo el foco.

La reacción final permite a la Real llegar viva a Old Trafford

La reacción final permite a la Real llegar viva a Old Trafford

Tiene lo que tiene esta Real Sociedad exigida cuando vienen curvas en la carretera. Si la pasada semana un Real Madrid alternativo salía vencedor en Anoeta en las semifinales de Copa, este jueves al menos evitó la derrota ante el Manchester United, que había vuelto a señalar las limitaciones del equipo de Imanol Alguacil. Con todo, el tanto de penalti de Oyarzabal en el minuto 68 tras una mano de Bruno Fernandes, en el primer disparo a puerta del equipo vasco, le permitirá batirse en Old Trafford la próxima semana con alguna esperanza de alcanzar los cuartos de final de la Liga Europa. Antes, un disparo de Zirkzee desde fuera del área en el 58, frente al que pudo hacer bastante más Remiro, había dado ventaja a los británicos, mejores en el global del encuentro, pese a la reacción local a raíz del empate, que obligó a dos buenas intervenciones de Onana.

Bien armado atrás, con una línea de cinco, el Manchester United vivió cómodo en la primera mitad antes de tomar el mando en el tramo inicial del segundo tiempo. Se dejaba querer, protegido en su terreno, a la espera de alguna salida rápida por las bandas. La Real manejaba la pelota sin encontrar espacios ni hacer circular la pelota con velocidad. Ni Kubo ni Barrene prosperaban por las bandas, sujetados por los laterales. En tiempos difíciles, no se le puede reprochar al conjunto británico orden y compromiso. Hasta Bruno Fernandes, el faro del grupo, se acercaba a achicar agua cuando la situación lo requería.

Profunda crisis

Víctima de una profunda crisis deportiva e institucional, el Manchester United no encuentra la salida. Acaba de ser eliminado por el Fulham de la FA Cup, donde defendía el título conquistado ante el City en la pasada edición, y es decimocuarto en la Premier League, muy lejos del estatus que se le demanda a un tricampeón de Europa, con una formidable historia a sus espaldas. Nada acaba de funcionar en el conjunto británico. Tampoco el relevo en el banquillo, con la llegada de Ruben Amorim, que sustituyó a Erik Ten Hag en noviembre, ha surtido efecto. Estamos ante el peor United en más de medio siglo, después de que en 1974 perdiese la categoría. La Liga Europa, donde está invicto, es la única vía para intentar regresar a Europa la próxima temporada.

Fue Fernandes quien gozó de la mejor oportunidad, en el minuto 36, pero Elustondo sacó el balón casi en la línea de gol, con Remiro ya vencido tras el pase de Dalot. El lateral no se conformaba con neutralizar a Barrene sino que se estiraba con criterio. Si algún equipo anduvo cerca del gol en ese tramo del duelo ése fue el United, pues el juego posicional de los locales resultaba estéril. Sin Zubimendi, finalmente baja, el asunto se complicaba aún más para la Real.

En una noche grande en Anoeta, con el estadio lleno y la hinchada a la altura de la cita, la Real se sostuvo gracias a un buen tramo final del encuentro, en el que incluso pudo haber sacado un resultado superior a los méritos contraídos. Contribuyeron también a su reacción las decisiones de su técnico. Con Becker y Oskarsson en el campo y Oyarzabal desplazado a la banda, crecieron los guipuzcoanos, que pelearán por su porvenir en uno de los templos futbolísticos del continente.

El Barça descose a una Real Sociedad en inferioridad y carga las pilas para Lisboa

El Barça descose a una Real Sociedad en inferioridad y carga las pilas para Lisboa

Actualizado Domingo, 2 marzo 2025 - 18:27

El Barça cumplió sobradamente con el guion deseado tras el traspiés de Real Madrid en el Villamarín. Frente a una Real Sociedad condicionada por la relativamente madrugadora expulsión de Aritz Elustondo, los de Hansi Flick sentenciaron por la vía rápida con un incontestable 4-0 gracias al estreno de dos goleadores, Gerard Martín y Marc Casadó, y a los tantos anotados por Ronald Araujo y Robert Lewandowski en una segunda mitad en la que los visitantes empezaron muy pronto a pensar en su duelo con el Manchester United en la Europa League. [Narración y estadísticas (4-0)]

Los azulgrana, de esta manera, llegan a su primer choque con el Benfica en la Champions afianzados en el liderato y con las pilas absolutamente cargadas para empezar a definir la eliminatoria en Lisboa, ante un rival que, a diferencia de los azulgrana, habrá tenido muchos días de descanso para preparar su revancha con respecto al 4-5 encajado en la liguilla.

Flick prometió rotaciones. Y vaya si las hubo. Araujo relevó en el centro de la zaga a Íñigo Martínez, Gerard Martín hizo lo propio con Alejandro Balde en la banda izquierda y Marc Casadó volvió al once en detrimento de Frenkie de Jong. El primer susto del partido, no obstante, corrió a cargo de la Real Sociedad. El conjunto donostiarra llegó a adelantarse en el marcador cuando apenas se habían jugado los primeros cuatro minutos del duelo, pero la jugada fue invalidada finalmente por fuera de juego de Javi López, autor del centro que Sergio Gómez había enviado al fondo de la red.

Roja directa

Sabedor de cómo podía hacerle daño su rival, el Barça apostó por poner cerco a la portería de un Remiro que a punto estuvo de ponerle muy pronto las cosas terriblemente cuesta arriba a los suyos estrellando el balón en el cuerpo de Pedri para que este se perdiera finalmente por encima del travesaño. Sí lo hizo, en cambio, Aritz Elustondo, al trabar lo suficientemente a Dani Olmo cuando el atacante barcelonista se disponía a encarar a su guardameta como para que Quintero González le mostrara sin dudarlo la roja directa.

Con uno menos, los de Imanol Alguacil dieron un paso atrás y propiciaron que la llegada de los tantos azulgrana fuera solo cuestión de tiempo. Gerard Martín, tras una asistencia de Dani Olmo que llegó a su vez tras una gran acción personal de Lamine Yamal dentro del área rival, se encargó de inaugurar tanto el marcador como su cuenta anotadora con el primer equipo barcelonista con un disparo ante el que nada pudo hacer un Remiro al que se le iba a acumular mucho el trabajo.

El 1-0 llegó a cinco minutos para la media hora y, justo entonces, subiría también al marcador el 2-0. Casadó, desviando involuntariamente un duro disparo de Olmo después de que el meta txuri urdin rechazara como buenamente pudo un envenenado centro de córner de Raphinha, se estrenó también como goleador con el primer equipo del Barça. Con el nuevo tanto de los locales, el técnico vasco miró al cielo, deseando quizás acabar cuanto antes para poder pensar ya en el choque con el United en la Europa League.

Quintero González muestra la tarjeta roja a Elustondo.

Quintero González muestra la tarjeta roja a Elustondo.AP

Tras el descanso, el técnico visitante decidió dejar en la caseta tanto a Martín Zubimendi como a Ander Barrenetxea con vistas a ese encuentro. El Barça, por su parte regresó al terreno de juego más que dispuesto a dejar el partido visto del todo para sentencia con el 3-0. Avisaron Raphinha y Pedri, el primero con una falta que se marchó no muy lejos del marco donostiarra y el segundo con un disparo seco que se estrelló en el travesaño. Araujo, en cambio, aprovechando el rechace de Álex Remiro a un remate de cabeza de Lewandowski, no perdonó. Tampoco el propio delantero polaco, desviando lo justo un disparo desde fuera del área del central uruguayo para propiciar el 4-0.

Con tanta distancia en el marcador, Alguacil decidió hacer más cambios pensando en Europa, propiciando así que los locales vivieran un final de partido plácido para empezar a centrarse también en su duelo a domicilio con el Benfica en la Champions. Un partido en el que, de nuevo, deberán mostrar sus mejores galas.

Zubimendi, el cerebro del ajedrez y del balón por el que suspira media Europa: el "no" al Liverpool, su "ídolo" Xabi, el interés del Madrid...

Zubimendi, el cerebro del ajedrez y del balón por el que suspira media Europa: el “no” al Liverpool, su “ídolo” Xabi, el interés del Madrid…

La vida en Gros gira alrededor del agua y la arena de la playa de Zurriola, pegada a la colina del Monte Ulía. En el mar se acumulan los surfistas, un espectáculo constante para todo aquel que pasee por la avenida principal. Y por ahí, sin grandes focos ni ropa de cientos de euros, aparece todas las semanas Martín Zubimendi (San Sebastián, 1999), el mejor mediocentro español de la actualidad y uno de los mejores del mundo. Hoy volverá a ser el cerebro de la Real Sociedad mientras medio planeta, incluido el Real Madrid y la Premier League, observa sus pasos.

A sus 26 años recién cumplidos, Zubimendi se acerca a un momento crucial en su carrera deportiva. El verano pasado, después de ganar la Eurocopa con España, dijo «no» al Liverpool para quedarse un año más en el Reale Arena porque la pérdida de Mikel Merino y Robin Le Normand ya era suficiente castigo para los txuri-urdin y decidió aguantar.

Ahora, entrando de lleno en los mejores años de su vida profesional, con 60 millones en su cláusula de rescisión y un contrato hasta 2027, la reflexión gobierna su cabeza, aunque él, «un tipo tranquilo dentro y fuera del campo», cuentan, mantiene los pies en el suelo y sigue acercándose más al mar que a los focos. Subir un escalón en la elite del fútbol mundial parece obligado para un centrocampista que lleva apareciendo demasiados meses en la lista de mejores cerebros del continente y en la libreta de deseos de los directivos más importantes.

Mediocentro, especie en extinción

Guardiola, Slot, Ancelotti, Flick... La lista de 'necesitados' de un jugador como Zubimendi crece cada día, y casi nadie se atrevería a decir «no» a su fichaje. El City tiene a Rodri, pero su grave lesión de rodilla ha condicionado la temporada del conjunto de Manchester y Pep no ha encontrado alternativa en su vestuario. En Anfield, el Liverpool sigue pendiente de Zubimendi, con el que ya contactó el pasado verano. Y en España se rumoreó con el interés del Barcelona, pero sólo la salida de Frenkie de Jong podría acelerar el caso.

El tema del Madrid es diferente. Si una cosa ha aprendido Carlo Ancelotti en estos primeros meses de temporada es que la plantilla actual no puede jugar a lo mismo que la de la temporada pasada por una sencilla razón: Toni Kroos.

La retirada del alemán ha dejado al conjunto blanco huérfano de un eje sobre el que girar. En el tramo inicial de curso, el técnico intentó compensar la pérdida de talento en la creación con el extraordinario caudal ofensivo de sus estrellas y el físico de sus centrocampistas, pero en algunos partidos naufragó.

La necesidad del Madrid

Entonces encontró a Ceballos. Alguien a quien no le quema la pelota ni le tiembla el pulso cuando tiene el balón. Uno que no sólo rompe líneas como Camavinga o Valverde, sino que tiene la pausa para organizar al resto. El vacío del Madrid y la virtud de Ceballos le han hecho imprescindible, pero también han reflejado que la galaxia de estrellas siempre necesitará un creador. Sin Kroos, y con Modric apagando su llama, el mercado es la única solución para los blancos y Zubimendi, descartado Rodri por imposible, una de las mejores opciones.

Promedia 52 pases por partido y casi un 90% de acierto, números que mejoran pocos centrocampistas: Kimmich, Vitinha, Ceballos o Pedri.

En este 'fútbol moderno' obsesionado con centrocampistas potentes, los grandes clubes de Europa han terminado abrazando la necesidad de un cerebro, un timón. Así lo demuestran también los resultados, con la Eurocopa de España y la Champions del Madrid como mejores ejemplos. El conjunto blanco traza su futuro en la rotación que forman Tchouaméni, Camavinga y Valverde, con Bellingham conectando con Vini, Mbappé y Rodrygo, pero a la espera de la evolución de Eduardo, que todavía tiene 22 años, y de las posiciones futuras de Fede y Aurelién, aspiran a completar su núcleo con otro nombre.

Zubimendi, en octubre de 2022, tras firmar su última renovación.

Zubimendi, en octubre de 2022, tras firmar su última renovación.REAL SOCIEDAD

Zubimendi, que comparte agente con Xabi Alonso, suena ideal. El '4' de la Real heredó el dorsal de Illarramendi, «su referente» y de Alonso, «su ídolo», con el que además comparte agente. Si el futuro del actual entrenador del Bayer Leverkusen parece ligado al Bernabéu, se desliza como lógico que uno de sus cerebros en el césped pueda ser ese futbolista al que empujó desde el filial al primer equipo donostiarra.

Campeón de ajedrez de Guipúzcoa a los 11 años, su actuación en la segunda parte de la final de la Eurocopa contra Inglaterra, sustituyendo al lesionado Rodri, elevó su nombre en los despachos continentales. De vez en cuando al tablero, que en su momento le aportó «concentración y equilibrio de ideas», explican fuentes cercanas al futbolista. Y en su día a día importan más los paseos con su perro y los partidos de fútbol playa o pádel en verano que las redes sociales, algo que no usa demasiado. Este mes de julio le tocará una de las decisiones más importantes de su vida.

Marc Casadó, solidez y talento en un puesto clave para Flick

Marc Casadó, solidez y talento en un puesto clave para Flick

Actualizado Viernes, 20 diciembre 2024 - 19:13

Marc Casadó se ha convertido, a los 21 años, en una pieza imprescindible para Hansi Flick. El centrocampista, eclipsado en los compases iniciales del curso por la irrupción de un Marc Bernal que parecía llamado a convertirse en la gran revelación, aporta solidez y talento a la medular del Barça. La zona del campo donde, desde la adopción de los postulados del cruyffismo, el equipo ha intentado forjar su superioridad. Para lograrlo, hace falta capacidad de recuperación y visión de juego. Dos características que el canterano ya ha demostrado poder aunar en su fútbol.

Aunque, en circunstancias normales, la organización del juego recae en la figura de Pedri, Casadó también es capaz de romper líneas con su propia capacidad para desplazar el balón. En la retina de los culés, por ejemplo, sigue aún muy vivo el medido pase que le permitió a Robert Lewandowski anotar el 0-1 el pasado 26 de octubre en el Bernabéu. Su capacidad para robar balones en el centro del campo, además, está fuera de toda duda. El canterano, de hecho, ha llegado a celebrar recuperaciones casi como si fueran goles.

Si hay algo que, tal vez, debería acabar de pulir, en este caso, es un ocasional exceso de ímpetu. Algo que le costó, por ejemplo, acabar siendo expulsado ante el Celta en Balaídos en el que los azulgrana, pese a llegar a ir ganando por 0-2, acabaron cediendo una igualada que agravó el traspiés firmado una semana antes en Anoeta y que fue, a su vez, el arranque de una crisis de juego y resultados en la Liga que, pese al paréntesis ante el Mallorca (1-5) sigue lastrando al equipo. Los de Flick, ahora mismo, con el Atlético empatado a puntos en la cabeza y el Real Madrid a uno de distancia, ambos con un partido menos, ya no dependen de sí mismos para proclamarse campeones de invierno.

"Muy maduro y responsable"

La progresión de Casadó tampoco ha pasado inadvertida para Luis de la Fuente. El centrocampista, de hecho, ya ha tenido la oportunidad de disputar sus primeros partidos conEspaña. Su debut, a domicilio ante Dinamarca (1-2), se produjo a instancias de unas molestias de Martín Zubimendi, pero, frente a Suiza (3-2), en Tenerife, el joven crack dejó muy claro que hará bien si lo sigue teniendo en cuenta para próximos compromisos, por mucho que estuviera a punto de empañar su actuación con el penalti que propició el momentáneo 2-2.

«Es un chico muy sensato, maduro y responsable. Hay que jugar bien al fútbol, pero lo tiene todo y está rindiendo, con esa exigencia que tiene. Es otro de esos futbolistas que no nos ha sorprendido, quizás sí su irrupción en tan poco tiempo, pero siempre reivindico que a estos jugadores hay que darles oportunidades, porque son muy buenos», le elogió el seleccionador en la previa.

El rechazo inicial de Flick

Hasta ahora, Casadó ha demostrado que sabe tener paciencia. Con Xavi Hernández, llegó a ir convocado en 24 partidos antes de que, por fin, el técnico le hiciera debutar con el primer equipo. La competencia, en su puesto, era entonces terriblemente fiera.

El ex capitán, eso sí, antes de que se precipitara su definitivo adiós al banquillo, ya dejó claro que tenía pensado llevárselo a la pretemporada, tal y como también hizo un Flick para quien, inicialmente, no era la primera opción en la medular. Por mucho que el alemán valorara su polivalencia y confianza, crucial para que no se planteara buscarse la vida lejos de Montjuïc. Ahora, este centrocampista paciente, intenso y, también, buen estudiante, por mucho que los libros vayan a quedar ahora aparcados por un tiempo, es simplemente inamovible en el Barça.

Zubimendi, de no chutar a pilar del "nuevo edificio" de la España de Luis de la Fuente

Zubimendi, de no chutar a pilar del “nuevo edificio” de la España de Luis de la Fuente

España encontró su patrón de juego y casi su once hace apenas cuatro meses y ya está obligado a cambiarlo. Lo que para otro seleccionador hubiera sido un quebradero de cabeza a Luis de la Fuente no le supone un peso. Tiene que «construir un nuevo edificio» pero dispone de materiales de primera para hacerlo, jugadores imprescindibles en cualquier gran equipo que con la selección no encontraban su lugar. En esos cimientos está Martín Zubimendi, a quien los galones no le condicionan e incluso se arrancó como goleador en Murcia. 28 partidos como internacional para alimentar la broma del vestuario de que nunca quiere chutar. Soltó un derechazo desde la frontal a un balón cabeceado por Merino que acabó en la red y desnudando las manos blandas de Kasper Schmeichel.

Este tímido futbolista, estratégico campeón de ajedrez capaz de rechazar suculentas ofertas del Manchester City y el Liverpool para seguir en «su Real», ya se ha sumado al grupo de imprescindibles ejemplificando que De la Fuente ya alimenta a la nueva generación de jugadores que deben ser el sostén en el Mundial de Estados Unidos dentro de dos años.

Zubimendi lleva 13 partidos como internacional absoluto, 28 desde que debutó en 2017 en la Sub-17 con Santi Denia. Nunca ha faltado en las listas de Luis de la Fuente y, a pesar de eso, su rol siempre fue claramente suplente. Primero, porque Rodrigo ya lo era ante Busquets y después porque la figura del jugador del City emergió con una rotundidad que le cerró el paso... hasta la Eurocopa.

Sólo había tenido 112 minutos en tres partidos oficiales: los dos de clasificación ante Georgia y Chipre, el único en el que fue titular. Esa parecía ser la tónica: salir con los partidos o clasificación resuelta. Eso pasó ante Albania, Croacia o Francia. Pero la lesión de Rodri en la final le permitió mostrar durante 45 minutos todo lo que tiene. «Puede caminar en el alambre sin ponerse nervioso», describía el seleccionador.

Lo mismo hizo ante Serbia, como titular por la sanción del madrileño, y de nuevo por sus problemas físicos ante Suiza. Y ahí se quedará por mucho tiempo. «Siempre digo que Rodri es el mejor del mundo y Zubimendi el segundo», ha insistido el seleccionador. Si además marca y da puntos, su prestancia es mayor.

No suele hacerlo, aunque en apenas dos meses de competición ya suma dos. Marcó ante el Rayo Vallecano en la primera jornada de Liga y frente a Dinamarca, que era su primer tanto internacional en todas las categorías. Sin embargo, golear no le es ajeno pese a vivir tan lejos del área. Suma 9 en su carrera, cuatro marcados la pasada temporada al Granada, Almería, Villarreal y Alavés. Las temporadas anteriores también las cerró con al menos un gol.

La capacidad de sumar puntos con sus tantos no es lo que seduce a De la Fuente. Le confía la estructura de la nueva España que está obligado a perfilar sin que todo se derrumbe. Ante Dinamarca, el equipo creció «no sé si porque lo hizo Zubimendi en la segunda parte o lo que hicimos permitió que creciera Martín», se preguntaba el seleccionador tras el encuentro. «Todos los proyectos se consolidan mejor desde la victoria. Hay jugadores en la recámara muy talentosos que nos permite mirar el futuro de manera tranquila. Teníamos un bloque cohesionado y ahora hay que construir otro edificio», añadió.

No será la España rápida e intimidatoria que se engrasó en la Euro, pero no renuncia a ese camino. «Dominar todas las facetas del juego es imposible y, en las diferentes exigencias, este equipo se comporta bien. Esa variedad te hace ser un equipo solvente, seguro, hasta en los partidos que se atascan un poco. Seguimos creciendo ahora que hay que conformar un equipo nuevo», repitió.

La próxima piedra deberán ponerla en Córdoba frente a Serbia, con otro contratiempo que será los problemas físicos de Lamine Yamal y la posibilidad de cerrar la clasificación para los novedosos cuartos de final de la Nations League.

Otro Luka como heredero y una concesión de Ancelotti: "No merecimos ganar"

Otro Luka como heredero y una concesión de Ancelotti: “No merecimos ganar”

Una temporada más, ante el temor de que pueda ser la última en LaLiga, cada aparición de Luka Modric genera gran expectación entre los buenos aficionados. También del Reale Arena, un estadio donde el capitán del Real Madrid volvió ayer con 39 años recién cumplidos, tras una semana de doble compromiso con Croacia en la Nations League. Y más de una década después de otro triunfo en ese estadio vestido vestido de naranja. Un 0-4, en abril de 2014, formando en la medular con dos ídolos donostiarras: Xabi Alonso y Asier Illarramendi.

Aguantó Luka los 90 minutos con el brazalete, su primer partido completo en Liga. Lo hizo bien junto a Fede Valverde, poco familiarizado de momento en ese puesto de mediocentro. Cumplió en una noche donde el rival exigía máxima concentración, pero su papel quedó ensombrecido ante Luka Sucic. La estelar actuación de su compatriota, llegado este mismo verano a San Sebastián como sustituto de Mikel Merino, fue una de las noticias de la jornada.

Poco más se pudo exigir al centrocampista croata, por quien hace seis semanas la Real Sociedad pagó 10 millones de euros al Red Bull Salzburgo. Otra singular apuesta de Roberto Olabe, director deportivo, siempre lejos de las convenciones. A los 21 años, Sucic podría considerarse una joya oculta de la Bundesliga austriaca, donde siempre jugó desde categorías inferiores. Ante el vigente campeón de Liga y la Champions, mostró una incontestable calidad en la bota izquierda y generó continuo peligro. Sus dos remates superaron a Thibaut Courtois, aunque terminaron contra la madera.

"Militao no tiene nada"

Partiendo cerca de Martín Zubimendi, el fútbol de Sucic tomó verdadera altura cuando encontrar metros para las transiciones. Y cuando pudo romper las líneas del rival con el balón en la zurda. Desde su debut con la absoluta, a las órdenes de Zlatko Dalic, se le ha venido catalgando como uno de los herederos al trono de Modric en la selección croata. De momento, la única certeza es que sus primeros pasos por LaLiga resultan más que alentadores para la afición txuri urdin.

El triunfo en una visita tan delicada supone asimismo el mejor aval para Carlo Ancelotti, satisfecho con el resultado, pero con la honestidad suficiente para subrayar que ese 0-2 bien pudo ser otro. "Probablemente no se ha merecido ganar", admitió el ganador de cinco Champions. Una noche donde se dejó dos cambios en la cartera y donde sufrió un par de sustos en cuanto a lesiones.

Antes de la media hora, Brahim Díaz tuvo que ceder su sitio a Rodrygo al sufrir un problema en la parte posterior del muslo derecho. Por su parte, Eder Militao también sintió molestias en la corva de su rodilla derecha, en la que el pasado curso se rompió el ligamento cruzado. "Militao no tiene nada, y Brahim una molestia en el abductor que vamos a evaluar", adelantó el preparador italiano.

El gesto de Vinicius, tras el 0-1 en San Sebastián.

El gesto de Vinicius, tras el 0-1 en San Sebastián.AP

Tras los despistes en Mallorca y Las Palmas, el primer triunfo liguero a domicilio se hacía imprescindible. Incluso bajo unos focos donde el Madrid sólo había perdido en una de sus cinco últimas visitas. "Hemos sufrido. Y eso es algo que valoro mucho ante equipos de tanta calidad", subrayó el ex técnico del Milan. Asimismo, admitió que su equipo no está "al 100 %", lo que considera "normal" a causa de las bajas, "aunque individualmente hay jugadores que han mejorado mucho". "Tenemos que hacer autocrítica para mejorar. Este partido es una gran oportunidad para valorar lo que no ha salido bien", finalizó.

Quien no pareció muy propicio al examen de conciencia fue Vinicius, autor de otra discreta actuación ante Jon Aramburu. Pese a que el joven lateral se vio lastrado por una tarjeta amarilla antes de la media hora, el '7' se mostró de nuevo errático (un sólo regate, 11 pérdidas y tres centros al área sin encontrar rematador). Por si no bastase, el brasileño dejó un feo gesto durante la celebración del 0-1, mandando callar a la afición local.

El Madrid resuelve de penalti ante una Real sin suerte con los palos

El Madrid resuelve de penalti ante una Real sin suerte con los palos

Había pasado buena parte de la noche mirando de reojo a Zubimendi, comandante en jefe por San Sebastián, pero tras un balón parado, Arda Güler pudo al fin cargar el fusil de su bota izquierda. A Sergio Gómez, otra de las figuras de esta bondadosa Real Sociedad, le dio entonces por un absurdo gesto de protección con los brazos. Un penalti clamoroso. El único modo plausible, ahora mismo, de que Vinicius cante un gol. No anda para mucho más el brasileño, víctima de otra pena máxima cuarto de hora después. Tras ceder su turno, Mbappé resolvió el triunfo del Real Madrid en un feudo hostil. Al equipo de Imanol, sin ese ápice de fortuna en el remate, poco más se le pudo reprochar. Al de Ancelotti aún se le espera mucho margen de mejora.

Los tres disparos a los palos de Courtois dejaron con mal cuerpo a la afición donostiarra, que ya venía penando tras las derrotas ante Rayo Vallecano y Alavés y los traspasos de Le Normand y Mikel Merino, básicos en el equipo. Para paliar los males quizá bastase la visita del Madrid, que siempre enciende los ánimos de la ciudad, o las recientes presentaciones de Aguerd y Oskarsson. Un central, titular, y un rematador, suplente, para un 4-3-3 donde sorprendía con Sucic como pareja de Zubimendi.

Ancelotti, juguetón la víspera con los periodistas, dio paso a Güler y a Brahim Díaz, en detrimento de Rodrygo. Privado de sus mediocentros genuinos, el técnico recurría a Fede Valverde en una posición que no potencia sus virtudes. Más bien todo lo contrario. Desde bien pronto el uruguayo alternaría esa posición de pivote con Modric, porque el arranque no admitió ni un instante de tregua. Con el balón y con la presión alta, la Real quiso parecerse a ese equipazo que el año pasado hizo carbonilla al Inter y el Benfica. Un torrente difícil de contener. En un plazo de 10 minutos, Zubimendi picó por arriba para Sadiq, pésimo en el control, y Kubo dejó en suerte a Sergio Gómez, que no pudo bajarla tras el bote.

Ni hierro, ni acero, ni granito

Había una idea en la Real, una convicción. Ese impulso propio de quien sabe la importancia del momento. El Madrid, por contra, guardaba sus cartas, sin dejarse perder por la confusión. Como aún no se ve con capacidad para controlar, ni mucho menos dominar, la orquesta de Ancelotti se entrega a sus concertinos. Al desafinadísimo Vinicius o al cada vez más entonado Mbappé. Incluso antes de saltar a la hierba, el francés sentía que podía repetir lo ofrecido el pasado febrero en Donosti con el PSG. Suyas fueron las ocasiones de mayor peligro, alcanzado ya el ecuador de la primera mitad. Una, habilitada por Brahim, propició la lesión muscular del internacional por Marruecos. La segunda, aún más clara, fue barrida por Aguerd, otro de los Leones del Atlas.

Por esas ocurrencias que sólo puede ofrecer el fútbol, el partido conmemoraba el centenario de Eduardo Chillida, escultor de la materia y las preguntas al universo. Una curiosa paradoja, dado el constante ajetreo. Ni una brizna de hierro, acero o granito en las áreas. Sólo errores defensivos y un par de remates levemente imprecisos por parte de la Real. Espectacular el zurdazo de Sucic, casi en la cruceta del impávido Courtois. No menos poderoso el tiro de Sadiq contra el travesaño, tras quebrar la cintura de Militao. Cuando el Reale Arena aún lamentaba los goles perdidos, Remiro salvó abajo un cabezazo de Rüdiger. Y Rodrygo, sustituto de Brahim, tampoco acertaría tras un tremendo fallo en la salida de los centrales.

Courtois intenta despejar un balón ante Sadiq.

Courtois intenta despejar un balón ante Sadiq.AFP

Según la propia confesión de Sergio Gómez, Imanol redobló su arenga durante el descanso. Así, nada más volver, Sucic probó de nuevo el tacto de la madera tras una delicadísima pared con Sadiq. La segunda mitad pondría a prueba los pulmones txuri urdin, que ya fallaron varias veces el curso pasado. Sostener el ritmo, saltar al balón dividido, atacar los espacios, representaba un riesgo máximo. El único asumible para el técnico local.

El Madrid, con la consabida experiencia de un partido mil veces jugado, sabía llegado su momento. En cualquier balón cruzado, en cualquier diagonal de sus delanteros, podría imponer su calidad. Así lo hizo dos veces de penalti. El segundo sobre Vinicius, por pisotón de Aramburu, fue concedido tras la llamada del VAR. Como el triunfo visitante, tampoco admitía demasiada réplica.

Martín Zubimendi, el mediocentro de moda: "Hace que lo difícil parezca fácil"

Martín Zubimendi, el mediocentro de moda: “Hace que lo difícil parezca fácil”

Hay jugadores a quien el fútbol sí les cabe en su pequeño mundo. Martín Zubimendi (San Sebastián, 1999) no necesita más que los caminos que serpentean el monte Ulía y los amigos del colegio para ser feliz en la Real Sociedad. Son placeres sencillos, cotidianos, pero no piensa renunciar a ellos. En el barrio de Gros, el más pequeño y coqueto de Donosti, late su vida al mismo compás de la infancia. Cuando al salir de clase esquivaba a los surfistas de la Zurriola para cantar sus goles sobre la dorada arena. Zubimendi, uno de los mejores mediocentros de Europa, prefiere la felicidad de siempre a la camiseta del Liverpool.

Cualquier senderista, incluso en la semana previa a un partido frente al Real Madrid, puede cruzarse con él mientras pasea a su perra bóxer montaña arriba, dirección a Pasajes. Mucho más fácil verle una tarde por allí que por Instagram. Como más placenteras son las vacaciones con la cuadrilla de siempre, la de la Ikastola Zurriola, que un par de semanas por Ibiza. El pasado verano ya no quiso saber nada del Arsenal ni del Barça y este, ya campeón de la Eurocopa con España, se negó a seguir los pasos de Xabi Alonso, su gran ídolo, camino de Anfield. Zubimendi es un chico tímido, educado, que rara vez alza la voz en el vestuario. Pero tiene las ideas muy claras. Sobre la hierba y fuera de ella. Su contrato con la Real expira en junio de 2027 y quiere cumplirlo.

"Me sale el orgullo por esa sensación de pertenencia. Siendo un futbolista con posibilidades de jugar en cualquiera de los mejores clubes de Europa, aún considera que la Real le aporta en su periodo de mejora. Este club vertebra la provincia de Guipuzcoa y él se siente parte del proyecto", comenta a EL MUNDO Luki Iriarte, director de fútbol base de la Real Sociedad. La audacia de Jokin Aperribay, presidente, Imanol Alguacil, primer entrenador, y Roberto Olabe, director deportivo, han establecido al equipo en la elite. Todo gracias al trabajo con la cantera y a jóvenes refuerzos detectados donde la competencia ni siquiera asoma. De Alexander Isak o Alexander Sorloth a los recientes Orri Oskarsson y Luka Sucic.

El "empujón" de Xabi Alonso

En este entorno, Zubimendi se ha consolidado con naturalidad gracias a la confianza de Imanol. El técnico ha sabido cuidarle y exigirle, repitiéndole que siempre iba a merecer más la pena una falta táctica en campo contrario que correr 40 metros hacia atrás. O que debía perfilarse mejor para vigilar su espalda. Aquellas broncas se hicieron célebres en Zubieta, aunque las lecciones previas ya las había dictado Xabi Alonso en el Sanse. "La participación de Xabi con Martín fue muy importante. Le pegó otro empujón a su carrera. En un periodo formativo, cada momento tiene su importancia, pero ese último escalón antes del primer equipo fue muy fructífero para él", prosigue Iriarte.

Martín juega hoy con el 4, heredado de Asier Illarramendi, otro de sus referentes. Sin embargo, en su debut con el primer equipo, lucía el 36. Fue un 28 de abril de 2019, con 2-1 ante el Getafe y Luca Sangalli de testigo. "Igual no destaca mucho visualmente, porque no ofrece acciones espectaculares, pero todo lo que hace lo hace bien. Dirige y ordena, tanto defensiva como ofensivamente. Domina la salida de balón, el juego posicional. Es verdad que no parece nada excepcional, pero al final, lo mejor que puedes decir de un futbolista es que que hace que lo difícil parezca fácil", comenta a este diario el ex realista, actual jugador del Málaga.

El libro de estilo de un pivote no ha de ceñirse únicamente a iniciar la jugada incrustado entre los centrales. Debe incluir esas diagonales en largo que inmortalizó Alonso o los disparos desde fuera del área con los que Rodrigo Hernández viene dando tantas goles a Pep Guardiola y Luis de la Fuente. En ello anda, Zubimendi, consciente de su margen de mejora. "Martín sabe que tiene que ir siempre dispuesto a aprender y a mejorar y llevar su máximo a cada situación. Él debe ser quien da el equilibrio, pero también ha de ser capaz romper líneas rivales para sorprender y aparecer en el área. Va enriqueciendo su repertorio táctico, algo que me parece esencial para poder seguir durante mucho tiempo en la elite", finaliza Iriarte.

Lecciones de una Eurocopa con Imperio, pero sin Rey: estrellas exhaustas por el calendario y entrenadores con más miedo que fútbol

Lecciones de una Eurocopa con Imperio, pero sin Rey: estrellas exhaustas por el calendario y entrenadores con más miedo que fútbol

Uno de los primeros debates que surgieron en Berlín, una vez superado el éxtasis inicial, fue el del Balón de Oro. No por un excesivo interés en el premio, sino por las dudas sobre qué futbolista había sido el mejor del torneo y del año ahora que todas las competiciones tienen dueño. Y la realidad es que el Imperio ha sido España, pero el fútbol continental parece no tener Rey, lastradas sus estrellas por un calendario eterno y por la cobardía de muchos de los seleccionadores.

Esa es una de las grandes conclusiones del torneo. Recuerden los partidos que han visto. ¿Qué equipos, más allá de España, han sido verticales y valientes y han buscado su propio gol antes que evitar el del rival? A Países Bajos hay que reconocerle sus virtudes, Turquía fue la revelación y Austria, atractiva en fase de grupos, perdió ante los otomanos.

Las grandes potencias, sin embargo, han sido una decepción. No tanto por los resultados sino por el estilo. En la historia quedará un apretado 2-1 contra España, pero la reacción ante la derrota de Inglaterra es de «decepción». Así lo resumió Jude Bellingham, lejos de su nivel en el Madrid. De Phil Foden y Harry Kane siguen esperando noticias, limitados, como el madridista, por lo extenuante del calendario.

52 partidos de Bellingham

«La gente tiene que entender que el fútbol de selecciones no es como el de clubes. Llegamos aquí después de una temporada muy larga y exigente, no podemos salir a ganar 5-0 los partidos, hemos tenido que jugar a otra cosa», admitió Bellingham en la zona mixta del Olympiastadion. Lesionado en varios momentos del curso, el inglés ha disputado 52 partidos, 12 menos que Lamine Yamal, el español con más encuentros.

Francia es la otra gran decepción del torneo. Llegaba después de ser finalista en Qatar y con Kylian Mbappé recién fichado por el Madrid, aunque su mes en Alemania ha tenido más política que fútbol. Didier Deschamps, que como Gareth Southgate llegará hasta el Mundial 2026, ha vuelto a construir un equipo rocoso en defensa, pero sin ideas en ataque. El cansancio de la temporada ha hecho mella y sus técnicos no han encontrado las soluciones de Luis de la Fuente.

Southgate tardó en apostar por jóvenes como Watkins, Mainoo y Palmer, y Deschamps apenas ha contado con Barcola, que demostró por momentos tener una velocidad más que sus compañeros. Contaban con ingredientes, pero los dejaron en la nevera. De la Fuente, por su parte, no dudó en apostar por los niños y, cuando los necesitó, por secundarios como Merino, Zubimendi y Oyarzabal.

Miedo a perder

Alemania y Portugal detuvieron su paso en cuartos ante España y Francia. Un pequeño traspié para dos proyectos que deben decir «adiós» a sus jerarcas. Toni Kroos ya ha dado un paso al lado, ¿lo hará Cristiano Ronaldo (o lo hará Roberto Martínez)? Jamal Musiala, Florian Wirtz, Vitinha y Rafael Leao ofrecen suficientes argumentos como para que sus países lleguen a la Copa del Mundo en las primeras filas de la parrilla.

El torneo se ha caracterizado por el miedo a perder, la guerra táctica y, especialmente, el poco protagonismo de las grandes estrellas. España ha acumulado más ataques (411) y más regates (146) que nadie, por encima de Francia (341 y 129) e Inglaterra (344 y 120). Queda claro el mejor equipo, pero ¿y la gran estrella?

Mbappé, incrédulo, durante la semifinal ante España.

Mbappé, incrédulo, durante la semifinal ante España.EFE

Kroos y Musiala fueron de más a menos, Bellingham dejó una chilena histórica y varios encuentros irregulares, Kane se lleva el Pichichi compartido con b, pero no ha aparecido en los momentos importantes, Mbappé, ausente en el inicio por su fractura de nariz, volvió a casa con una asistencia entre octavos, cuartos y semifinales, Cristiano y Antoine Griezmann no han marcado...

Mientras, la Copa América se la llevó la Argentina de Leo Messi y Brasil quedó varada en cuartos, rebajando las opciones de Vinicius, clave en la Liga y la Champions del Madrid. Las estrellas tienen claro por qué no han aparecido: la culpa es del calendario. «Necesito descansar y recuperarme, ha sido una temporada muy larga», manifestó Mbappé tras la derrota ante España en semifinales. Hoy se presenta en el Bernabéu. Así es el fútbol. Esto no para.