Rodrigo de Paul, el cerebro y 'motorcito' que más corre de la Champions: "El equipo hace muchos esfuerzos, en Europa hay que luchar y jugar"

Rodrigo de Paul, el cerebro y ‘motorcito’ que más corre de la Champions: “El equipo hace muchos esfuerzos, en Europa hay que luchar y jugar”

Muchos Atléticos aún tendrán en la mente aquella época no tan lejana en la que se pedía la salida de Rodrigo de Paul (Sarandí, 1994) del equipo rojiblanco. "No es el de la selección", "no está implicado", se escuchaba. Eran muchas las críticas que recibía el argentino pese a volver con el Mundial bajo el brazo hace año y medio. Y lo cierto es que el mediocentro no había alcanzado en el Metropolitano el nivel que exhibió en el Udinese. Hasta ahora.

"Ha logrado transmitir lo mismo que con la selección en el Mundial y convertirlo en el Atlético de la mejor manera", le elogió Diego Simeone hace unas semanas, y añadió: "Antes lo había hecho en espacios separados, ahora está teniendo continuidad". De Paul es imprescindible en este Atlético de Madrid tanto desde el césped como a nivel de vestuario. El argentino siempre ha exhibido "personalidad, jerarquía y visión de juego", según alaba su técnico. Y esta temporada hay que sumarle el esfuerzo. De ahí que le llamen motorcito. "Siempre se ha esforzado, pero ahora las cosas le están saliendo tanto a él como al equipo", dicen desde el vestuario.

El cinco del Atlético es el jugador de la primera plantilla que más kilómetros ha recorrido en los nueve encuentros de Champions League, superando al sacrificado Julián Álvarez, 64 frente a 63. "A veces toca correr más, otras menos, el equipo hace muchos esfuerzos. En europa hay que correr, hay que jugar", declaró en rueda de prensa.

Pases que rompen líneas

Su despliegue en el Bernabéu seguro que será tomado en cuenta por Carlo Ancelotti a la hora de configurar un mediocampo que pueda sujetar el físico rojiblanco en la medular liderado por el argentino. Además, es el centrocampista del Atlético que más balones corta con 20, dos más que Marcos Llorente, que ha ejercido mucho más de defensa esta temporada.

A ello se le suma, y esto sí entra dentro de sus características, que es el jugador de Europa con más pases filtrados o pases que rompen líneas. De Paul suma 21. El segundo es Lamine Yamal. con 18 y completa el podio Joshua Kimmich con 16. De los 21 del argentino hay que añadir que siete han terminado en asistencia de gol y está a una de igualar su mejor registro como colchonero, las ocho de la 22/23.

En la ida fue un poco el pegamento y el corazón del conjunto rojiblanco. Protagonizó 95 acciones con balón, provocó dos faltas y ganó tres de cinco duelos disputados. Además, y pese a buscar muchas veces ese pase vertical, el argentino completó un 87% de los desplazamientos que intentó. Por eso los aficionados contuvieron la respiración cuando tuvo que ser sustituido en el descanso del partido del pasado domingo ante el Getafe tras un golpe de Álvaro Rodríguez.

El clan argentino

No obstante, todo apunta a que estará disponible hoy para el duelo en el Metropolitano. Y es que por él pasa el juego del Atlético. Es como si fuera el base de un equipo de baloncesto. Lidera el ranking de controles, pases y toques de balón muy por delante del resto de compañeros. Aunque en este último aspecto se le acerca Antoine Griezmann, su gran amigo dentro de la plantilla y con el que más bromas se le ve hacer dentro del vestuario. "Es un tipo muy divertido y abierto", mantienen fuentes internas sobre De Paul.

El francés no pertenece al clan argentino, ese grupo de jugadores campeones del mundo y que pasan muchos ratos juntos fuera de las instalaciones deportivas del club, pero su capacidad de unir ha hecho que congenie mucho con De Paul. Por su parte, el argentino es uno de los principales responsables de la buena adaptación de Julián Álvarez en el vestuario rojiblanco.

Juntos, serán la gran baza del Atlético. "Cuando estás ante estos partidos hay que disfrutarlos y sabemos que no depende de un jugador sino del grupo", expresó el jugador rojiblanco.

Brahim cobra la mínima ventaja en el derbi del miedo

Brahim cobra la mínima ventaja en el derbi del miedo

El Bernabéu es un buen lugar para la contemplación si se es espectador. Como mirar una catedral para los devotos, con un marcador que es como un fresco en movimiento. Como futbolista, sin embargo, es un mal asunto. El Atlético partió deliberadamente contemplativo, agrupado en su campo, a la espera de que no pasaran cosas. A Simeone le puede su naturaleza, tenga lo que tenga, y no es un reproche, ni es negativo. Es lo que es, y le ha ido de maravilla. En el Metropolitano, en cambio, deberá proponer más, porque la Champions lo exige; el Madrid, también. No le bastará su acting en la banda. Sin necesitar de una noche mágica, el rey de Europa cobra ventaja en unas circunstancias mucho más adversas, porque en el Bernabéu siempre pasan cosas si se deja crecer a los suyos, aunque las haga un suplente que no debería sentirse como tal. Es Brahim. La contemplación desde la hierba es un mal asunto. [Narración y estadísticas (2-1)]

Las primeras acontecieron esta vez muy rápido para conectar a Valverde y Rodrygo, que pudo con la velocidad de Javi Galán como si no se esforzara. El brasileño se desliza, sin desgaste, por donde otros pisan con clavos. El eslalon acabó en un gol pletórico, messianico.

Para saber más

Fue como el directo inesperado nada más sonar la campana del primer round que deja grogui al oponente. Ahí estaba la oportunidad del Madrid para romper la eliminatoria y obligar a Simeone a cambiar su hoja de ruta, que se plantó en el Bernabéu a jugar una eliminatoria, no un partido. Después de verse superado de semejante forma, como le ocurrió al lateral rojiblanco, un futbolista queda tocado emocionalmente. Rodrygo volvió a intentarlo, pero el defensa reaccionó con los tiempos justos, al límite del penalti. Giménez detuvo en la banda opuesta a Vinicius, menos preciso que su compatriota con un Mbappé de oyente. Rodrygo es el Patito feo del ataque, aunque Ancelotti es de la generación que conoce bien el cuento de Andersen.

Un equipo desgastado

Un gol no cambia, sin embargo, un plan, y el Atlético siguió a lo suyo, con la prioridad de dejar al Madrid sin espacio y refugiarse en largas posesiones que evitaran las pérdidas. Sin la pelota, cerraba los espacios entre las líneas; con ella, hacia el campo anchísimo. Ello hacía correr al Madrid, un equipo desgastado físicamente. Era parte del plan del argentino, que sabe de los buenos finales de los suyos. No lo tuvieron. Ello no daba, de momento, ocasiones al Atlético, que tuvo la primera en una llegada de Giuliano, cuyo centro, dirigido a Lino, fue interceptado por Valverde. El uruguayo estaba en el campo bajo riesgo, pero en dos acciones, el pase del gol y el corte del no gol, demostró por qué.

En un contexto en el que mandaban el respeto y las precauciones, con balones al pie y sin presión alta por parte de ninguno de los equipos, los goles sólo podían llegar gracias a acciones individuales. Rodrygo había encontrado el espacio por sorpresa, pero eso no iba a volver a suceder. La de Julián Álvarez fue individualísima. Después de un error de Camavinga, alzó su visión periférica desde el cuerno del área y lanzó un disparo teledirigido que salvó la envergadura de Courtois. Como burlar las alas de un cóndor.

La réplica la puso Brahim, nada más regresar del descanso, al sostenerse en el área gracias a su potente tren inferior y su bajo centro de gravedad, y salvar contarios para colocar el balón en el lugar imposible de Oblak. Una acción de alivio para el Madrid, porque Simeone ya había mandado aumentar el ritmo de los suyos al salir del vestuario. Al argentino le gusta jugar varios partidos dentro de un mismo partido, no digamos ya en una eliminatoria. La nueva ventaja del Madrid llegaba de la nada, como había ocurrido con el tanto de Julián Álvarez.

Julián Álvarez, ante Camavinga, en la acción del 1-1.

Julián Álvarez, ante Camavinga, en la acción del 1-1.AFP

Brahim y Julián tiene algo en común, y es haber llegado procedentes del Manchester City. Todo lo que deja Guardiola suele tener tara, pero con estos jugadores alguien se equivocó, por ponerlos poco o por abrirles la puerta. También en la Federación Española. Julián, la gran referencia de este Atlético, ya por encima de Griezmann, apunta en grande. Brahim, recambio del sancionado e intocable Bellingham, hace muchísimas cosas, y todas bien.

Oblak encajó el segundo gol, pero el Atlético encajó el temor, y más cuando Ancelotti echó mano de Modric, al que Simeone veía como titular, para sacar del campo a Camavinga. Brahim se lo recordó a gritos desde la banda tras su gol. Sabe el argentino lo que el croata puede hacer, por lo que llamó a Le Normand para pasar a jugar con línea de cinco y vació su centro del campo para poner a Correa y Sortloth, los jugadores de sus finales. Si había algo que jugar que fuera en las áreas, aunque estuvo más cerca de perder más que de ganar algo. Camino del Metropolitano, el Madrid lo hace más seguro de lo que estaba antes de saltar a su propio estadio. Simeone sabe que necesitará más.

El mejor resultado posible para el Atleti: ira y fuego en el Metropolitano

El mejor resultado posible para el Atleti: ira y fuego en el Metropolitano

Días así no compensan. Hablo en serio. Da igual el resultado.

Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en que los derbis se disfrutaban. Serían otros. Otros derbis u otras personas. Llegas a la redacción, al taller, al colegio de los niños y es un campo de minas. En cada encuentro aparentemente inocuo hay una trampa, un Vicente Ruiz, un Madueño, una Ana María Ortiz que llevan meses fingiendo ser personas normales, tus amigos incluso, pero son agentes durmientes.

Usted, querido atlético, tendrá sus equivalentes. Horas y charlas, bromas y cafés, pensando que son gente decente y son madridistas de los (más) chungos, de los falsos victimistas, los del contragafe y el "enhorabuena" horas antes de que empiece el martirio. Porque lo peor no es que te vacilen y presuman de Champions, lo peor es que te tomen por tonto. Te quieren vender que el Atleti es favorito, un igual al menos, y en el Atleti es indiscutible Javi Galán. No hay más preguntas, señoría.

No se tome esto como insulto, sino como síntoma. Bastante ha hecho el chaval, un descarte a principio de curso, cubriendo con dignidad el puesto cuando Simeone vio que en el regreso al 4-4-2 residía la resurrección y no tenía otro lateral izquierdo en plantilla. Aun así, el Atleti, demostrando una vez más que la ambición del equipo no se contagia a los despachos, decidió dejar pasar el mercado de invierno, con todos los títulos al alcance, sin reforzar el obvio boquete. A los tres minutos Rodrygo abusó de Galán y le gritó al emperador que iba desnudo. A este nivel, un detalle es un suicidio.

El resto fue igualado porque los puntos flojos del Atleti son más flojos que los del Madrid (como se encargó de recordar dolorosamente Brahim, supuesto fondo de armario, en el 2-1), pero los fuertes no tienen nada que envidiarle. Oblak, este De Paul centrado, Llorente a la carrera, Barrios creciente, el Griezmann organizador... y Julián Álvarez. Sobre todo, Julián Álvarez. Sobre esa piedra construirá el Atleti su iglesia, su catedral o lo que le dé la gana.

Durante todo el día discutí con Perico Simón, con Miki Murcia, con Guisasola, con Luis Martínez, con los buenos, cuál era el mejor resultado. Concluímos que perder por uno, no tener dudas con a qué salir en la vuelta, ira y fuego en el Metropolitano y si tiene que ser un desastre, que sea un desastre esplendoroso. Los Atletis del Cholo siempre empeoran cuando echan cuentas.

Y cuando me venía arriba pensando en eso, recordé que en una semana otra vez la misma tortura. Días así no compensan. Hablo en serio. Da igual el resultado. Pero allí estaremos. No somos listos, pero somos fieles. De algo hay que morir, aunque siempre sea de lo mismo.

La noche incompleta de Julián Álvarez en el Bernabéu: "Ellos hicieron los goles en los momentos justos"

La noche incompleta de Julián Álvarez en el Bernabéu: “Ellos hicieron los goles en los momentos justos”

Unos pueden preferir a la leyenda Fernando Torres, otros se quedarán con la fiereza del Tigre Radamel Falcao, nadie olvida el paso de Kun Agüero, pero es seguro que todo el mundo en el Atlético de Madrid se acordará de Julián Álvarez. El argentino es un delantero diferente, capaz de dominar todas las suertes del juego y, por supuesto, la más importante: la del gol. Con el del Bernabéu, lleva vivo a su Atlético de Madrid al Metropolitano.

El tanto que se sacó de la chistera con Camavinga de testigo fue de los que marcan la carrera de un jugador. Pico del área izquierda, comba de interior y a la escuadra de Courtois con el belga embelleciendo más la foto con una estirada imposible. No necesitó de nada ni de nadie más que de su talento para empatar momentáneamente el duelo. "Ellos hicieron los goles en los momentos justos", contó el protagonista en la entrevista postpartido.

Este era su tanto número 22 en 41 partidos. Además, hay un dato de mayor peso a esta estadística y es que 12 de esos 22 han servido para abrir la lata, aunque este miércoles fuera para poner el 1-1 en el marcador. A los goles suma cinco asistencias porque, si algo tiene el futbolista argentino, es que tiene la misma capacidad para jugar tanto dentro como fuera del área y tanto en fase ofensiva, la suya, como defensiva. Verle hacer sprints para recuperar balones en contras madridistas era encomiable y muy apreciado por su técnico, quien vivió la cara con Julián y la cruz con Javi Galán.

Un tormento para Galán

Resulta curioso ganarte a Simeone con unos minutos y una asistencia. Eso hizo en el primer derbi de liga ante el Real Madrid. Desde aquel innombrable partido, recordado por el lanzamiento de mecheros a Courtois, Galán se hizo con la titularidad en el carril izquierdo rojiblanco. Del ostracismo al protagonismo.

Sin embargo, el Madrid quiso cobrarse la venganza ante el lateral extremeño en la ida de Champions en el Bernabéu. Los blancos, con Rodrygo de estilete, quisieron hacer del partido de Galán un tormento. En menos de 10 minutos, le habían atacado en tres ocasiones con resultado de un gol en contra y un forcejeo que, en ocasiones, es pitado como penalti en contra.

Fruto de la presión y quizás con los fallos en la cabeza, el defensa no era capaz de dar un pase a un compañero a menos de cinco metros. En su descargo hay que decir que Lino, que debía ayudarle en ese costado, se iba demasiado al medio y dejaba que Valverde le percutiera junto al delantero brasileño.

El Cholo se desesperaba en la pequeña zona técnica del Bernabéu. El técnico argentino se llevó varias advertencias del juez de línea durante el duelo. Encima, Galán comenzaba el duelo a metros del argentino, el que le sacó de la ignorancia. De hecho, tan pronto el lateral ganó un duelo en su cara, Simeone le animó para que se viniera arriba y no se hundiera ante un Bernabéu repleto con casi 4.000 gargantas animando desde la zona de visitante.

Un Atlético con personalidad

El Atlético tenía la lección más clara que el Madrid. Los rojiblancos apretaban al largo conjunto blanco y recuperaban con mucha velocidad el balón. Además, cuando tenían la posesión, no les quemaba el balón y especialmente a De Paul, el timón rojiblanco al que los blancos ignoraron todo el partido.

Pero pese a la personalidad que mostró el Atlético, se llevó una derrota. Brahim ejemplificó la crueldad que siempre han tenido los blancos con su vecino. Una crueldad que llegó a ser sádica entre 2009 y 2013, periodo en el que venció en los 10 duelos que se enfrentaron. Pero el Cholo cambió la historia y los rojiblancos ya no van al Bernabéu a un potro de tortura, aunque se tengan que someter, por desgracia, a las individualidades que siempre pueblan el equipo blanco.

Simeone apuntaló la defensa sacando a Griezmann por Le Normand para apagar el arreón del Madrid tras el gol del marroquí y luego sacó la pólvora por si cazaba una última contra para llevar el duelo en tablas al Metropolitano. Pero el partido se fue apagando con ambos equipos conscientes de que esta contienda tiene 180 minutos. "Sabemos que quedan 90 minutos", apuntó Álvarez. Más saben los diablos por viejos que por diablos. Pregunten a Ancelotti y a Simeone.

Un derbi sin pobres

Un derbi sin pobres

El relato del Atlético ha sido interpretado por pocos como por Diego Simeone, mitad entrenador, mitad mesías. Le gustaba aludir al equipo del pueblo como oposición al realísimo equipo de la aristocracia. El partido a partido del Atlético era la adaptación del día a día de los pobres. Como relato ha funcionado, pero se trata de un relato superado en el campo, donde se juega un derbi ya sin pobres. De un lado, el rey de la Champions, perezoso como todos los reyes, pero ungido del don divino capaz de provocar fenómenos telúricos en la hierba del Santiago Bernabéu. Del otro, el eterno aspirante a una revolución que no llega, pero, hoy, con tanta pólvora como el rey.

Los encuentros europeos entre Madrid y Atlético han devuelto a cada uno a su casilla, como si se tratara de una barrera en la que es la historia la que dice no, fuera en el minuto 93 o con un Madrid diezmado por la batalla, fuera en finales como en eliminatorias. La Supercopa que lograron ganar los rojiblancos en un derbi, en 2018, tenía algo de premio consolación, como una Champions de chocolate.

Dominio emocional

El Madrid es siempre favorito en un torneo que domina emocionalmente de una forma inexplicable. Eso no quiere decir que gane siempre. Quiere decir lo que quiere decir. Lo siente de esa forma el conjunto blanco, y lo sienten quienes lo enfrentan. En la medida en la que el Atlético pueda abstraerse, será capaz de imponer su salud futbolística, claramente mejor, hoy, que la del Madrid. Eso no ocurría las veces en las que se enfrentaron con anterioridad, pese a la solidez del Atlético de la primera Liga con Simeone en el banco. A esta versión puede faltarle el carácter de tipos como Godín o Gabi, que eran la extensión del entrenador en el campo, pero dispone de muchos más recursos para defender bien, organizarse para lo que quiera en el centro del campo y buscar el área contraria de formas distintas.

El ataque en el que empiezan Griezmann y Julián Álvarez y aparecen Sorloth o Correa es como un carnaval. Es mejor la condición superlativa de Vinicius y Mbappé en el plano individual, pero en el juego de complementariedades tiene más alternativas el Atlético. Simeone se ha dado cuenta y a menudo las utiliza todas, como sucedió en los dos partidos disputados este curso en Montjuïc. De los cuatro choques con Barça y Madrid, no ha perdido ninguno.

El factor Julián Álvarez

Julián Álvarez es la gran adquisición de la temporada, un delantero sutil en sus movimientos, lo que le convierte en un tormento para sus rivales, porque no ofrece referencias. Aparece en todas partes y desparece, siempre con decisiones que mejoran el ataque o lo hacen definitivo. Le acompaña el gol como se acompaña a las estrellas. Quien quiera serlo los necesita. Que se lo pregunten a Lamine Yamal. El argentino suma 21 en todas las competiciones este curso.

Marcó, de penalti, en el último partido disputado entre ambos equipos en el Bernabéu, en Liga. Un choque referencial para los entrenadores, porque dio la medida de lo que puede hacer el Atlético cuando se despliega y de la capacidad de resurgir del Madrid, sea cual sea la adversidad. Carlo Ancelotti lo recordó, porque necesita a ese Madrid en una eliminatoria que puede resultar crucial para el futuro del equipo, perdido el liderato en la Liga, irregular en el juego y de los nervios a causa de las polémicas arbitrales. Sólo la final de Copa, a un tiro, alivia. Crucial también para sí mismo, porque en su sitio nunca se gana lo bastante.

La ausencia de Bellingham

Habló el italiano de falta de actitud y compromiso tras caer con el Betis, una advertencia antes de este derbi que no es un derbi cualquiera, pero hay problemas que están en su haber y en el del club, aunque la plaga de lesiones y la causa arbitral da coartada para todo. Dijo, ayer, que hay dos tipos de jugadores: los que corren y los que hacen la diferencia. Ya lo saben Vini y Mbappé. Los necesita del mismo modo que necesita que corra Valverde, al que puede forzar en la derecha. Bellingham, que corre y hace la diferencia, es su gran baja en este primer round de la eliminatoria.

Ancelotti y Simeone no esperan un resultado en el Bernabéu que incline en exceso la eliminatoria. Verá su desenlace en el Metropolitano. Una ventaja para el Atlético, no porque se produzca en su estadio, sino porque lo hará en el no Bernabéu. En ese lugar, durante la Champions, suele producirse una liberación de energía capaz de mover un resultado como se mueve la tierra. Es un fenómeno telúrico llevado al fútbol.

El Atlético se aleja, pues, de ese lugar en los finales que ha aprendido a jugar a lo Madrid, gracias a su banquillo, pero también a la determinación de su entrenador. Simeone es un técnico muy intervencionista durante el partido, que mueve rápido el banquillo, algo que reta a Ancelotti, más conservador, como buen aristócrata. Es el otro derbi.

La diferencia es Julián Álvarez, con los mismos goles ya que Luis Suárez en 2021

La diferencia es Julián Álvarez, con los mismos goles ya que Luis Suárez en 2021

El pasado agosto, el Atlético decidió invertir 80 millones de euros por el delantero titular de la campeona del mundo, con el doble objetivo de dar un salto cualitativo a su ataque y liderar un próximo futuro sin Antoine Griezmann. Desde entonces, Julián Álvarez ha superado las expectativas, ajustando su juego a las exigencias de Diego Simeone. Porque no se trata sólo de sus 21 goles en 40 partidos, sino de sus desmarques continuos, su habilidad para atacar el segundo palo y su disposición para la presión y el robo.

Menos de un mes después de su penalti a lo Panenka, La Araña visita de nuevo el Bernabéu convertido ya en la referencia ofensiva del Atlético. Partiendo desde la izquierda o como segundo punta, parece idóneo para dañar la defensa del Real Madrid, donde Fede Valverde arrastra unas recurrentes molestias en el muslo izquierdo y Raúl Asencio podría volver a ejercer como central en sustitución de David Alaba.

"Cuando supimos que ya estaba confirmada su llegada nos puso muy contentos, porque teníamos un jugador diferente, como en su momento Luis Suárez", aseguró el domingo Simeone. De hecho, los 21 goles de Julián igualan el registro del uruguayo en la temporada 2020-21, la última vez que el Atlético alzó el título de Liga. "Son jugadores diferenciales. Me alegra su humildad, su forma de trabajar, su manera de estar entre los titulares, de jugar por la izquierda o esperar en el banco para entrar", valoró El Cholo sobre el autor del tanto de la victoria ante el Athletic en el Metropolitano.

La remontada ante el Leverkusen

Incluso actuando muy lejos del área rival, Álvarez ha sabido ofrecer soluciones para sus compañeros. Su primera aparición diferencial llegó el 26 de septiembre, con el tanto de la victoria en Balaídos. A partir de ahí fue acelerando su adaptación y ganando en confianza, incluso sacrificándose en tareas ingratas. De hecho, el pasado martes en la Copa del Rey, su capacidad de trabajo frente al Barça permitió al Atlético salir airoso de las mayores fases de dominio rival.

En la presente Champions, Julián ya ha dejado formidables actuaciones, con especial mención para la remontada ante el Leverkusen, liderando a un Atlético en inferioridad tras la roja a Pablo Barrios. A finales de noviembre se convirtió en el tercer jugador rojiblanco que marcaba de libre directo en el máximo torneo continental, después de Milinko Pantic (1996) y Sergio Agüero (2009).

Sólo 12 partidos completos

Ahora mismo, sus números podrían incluso superar a los de la temporada pasada en el Manchester City, cuando fue uno de los siete jugadores de la Premier League implicado en más de 30 goles, fuese con el disparo o con la asistencia. Este año ha formado 31 veces en el once titular, aunque sólo jugó 12 partidos completos. Tiempo suficiente para convertir la mitad de sus disparos entre palos (21/42).

En los próximos tres meses, el objetivo prioritario será ampliar su excelso palmarés. Porque ya en diciembre de 2023, con apenas 23 años, Julián ya había igualado a dos leyendas como Dida y Cafú, al reunir en su vitrina la Copa del Mundo, la Copa América, la Champions League, la Copa Libertadores y el Mundial de Clubes. A esa hoja de servicios hay que añadir otros trofeos nueve trofeos, entre ellos una FA Cup y una Supercopa de Europa.

Barça y Atlético escriben su elogio de la locura en Montjuïc

Barça y Atlético escriben su elogio de la locura en Montjuïc

No hay destino al que no se sobreponga el Barça ni reto del que se apee el Atlético. Ambos trasmutan en indestructibles cuando se enfrentan. Como forjados en una siderurgia, pueden tambalearse pero no caen. Resisten, toman aire y empiezan a mostrar sutileza, talento o resiliencia que acaba noqueando a los rivales. Hasta en la locura pueden reinar los dos. Y loco fue un duelo que olió a partido de otro milenio, de aquellos que crearon memoria. Barça y Atlético en esencia pura, rompiéndose a golpes sin cálculos, pero ambos muriendo y resucitando.[Narración y estadísticas (4-4)]

El Atlético salió al asalto, como si quisiera prolongar el duelo de la Liga que se llevó por empuje en el último suspiro. No pudo ser más calcado el final, con Sorloth de protagonista, pero como entonces, los rojiblancos tardaron en sonreír. Y eso que Szczesny tuvo que tocar la primera pelota en juego para mandarla a córner porque Griezmann ya había colocado la pelota para el remate de Julián Álvarez. La supervivencia culé apenas duró un instante. Puso el francés la bola en juego desde la esquina, se tiró el apoyo con De Paul y la recogió para telegrafiarla al segundo palo, donde apareció La Araña. 53 segundos y ya estaban por delante de un Barça que aún ni sudaba.

El arañazo se convirtió en herida cuando el argentino aprovechó el pase blando de Koundé a De Jong para robar y lanzar la carrera del Principito, que quebró a Balde en el punto de penalti para engordar el marcador y sólo habían transcurrido seis minutos. Grogui estaban los azulgranas, que tardaron diez en tirar a puerta.

Resetear en dos minutos

El vendaval que se intuía empezó a amainarlo Ferran, al que Pedri y Raphinha dejaron solo ante Musso, que le ganó por serenidad. Empezaba a desperezarse el Barça bajo la seria mirada de Flick en la banda. Todo empezaba por jugar y eso fue lo que hizo Lamine, lanzando a Koundé hasta la línea de fondo para que pusiera el balón atrás, al corazón del área, donde apareció Pedri. Casi en la celebración, Gallagher cede un córner que Raphinha pone al segundo palo para que Cubarsí marcara. El Barça en dos minutos, en dos jugadas, había reseteado el duelo.

Entonces la intención fue dominarlo y no tardó en conseguirlo, porque la efervescencia del Atlético desapareció en media hora. Es cierto que se ajustó para no sufrir, pero vivió tan alejado de Szczesny que le costó poner a prueba al polaco, por momentos más un libre de antaño que un guardameta. Los rojiblancos eran incapaces de arrebatarle la pelota al Barça y no podían correr. Tampoco Simeone pareció enloquecido, más bien amarró muy consciente de que la eliminatoria tenía minutos por delante y 90 más en el Metropolitano.

Era el consuelo que le quedaba mientras suspiraba aliviado al ver a Ferran birlarle la pelota a su defensa pero volver a ser presa del ansia, pegarle mordida y tan floja que apareció Giménez a despejarla con Musso vencido. Necesitaba pasar por el vestuario el Atlético a recomponerse, pero lo hizo con un gol más en contra. Nació de un caño de Lamine a Galán un córner que Raphinha mandó de nuevo al segundo palo donde esta vez, solo, apareció Iñigo Martínez para poner un testarazo cruzado al fondo de la red. En el añadido apareció de nuevo Yamal para soltar su zurdazo fetiche y hasta Olmo, con poco brillo.

El remate de Pedri en la acción del 1-2.

El remate de Pedri en la acción del 1-2.AFP

En la segunda parte, los rojiblancos volvieron a descifrar cómo hacer daño. Se encontraron con que Pedri no cazó otro balón lateral de Raphinha y que Hernández Hernández no consideró penalti la caída de Lamine en el área, pero también con que Julián Álvarez leía que había una pradera tras la espalda de la defensa culé. No dejó de intentar forzar el fallo una y otra vez. Buscó en largo a De Paul que aparecía por la orilla derecha, pero se rehízo Balde antes de que el centrocampista pudiera armar el remate. Además, Julián se encontró a Correa como socio para castigar al Barça en transiciones que les hacían correr demasiado hacia atrás.

El partido había entrado en una fase de locura que bien podía acabar con un empate porque el Atlético quería resucitar. Lo había intuido Flick y mandó al campo a Lewandowski. No tardó el polaco en demostrar que huele el gol. Pedri habilitó a Lamine en la banda para que rompiera a Reinildo y su centro tenso lo cazó el goleador culé. Fue entonces cuando el alemán quiso poner la pausa y mandar piernas frescas al campo y a Pedri a descansar al banco.

Era el minuto 85 y, lejos de cerrarse, el duelo siguió siendo de ida y vuelta. Por eso Julián Álvarez encontró premio a su tesón, aunque tuviera que ser en forma de asistencia a Llorente para que recortara distancias. Todo era posible, tanto como que un resbalón de Koundé dejó solo a Lino en su carrera hacia el área para darle a Sorloth el empate con sabor de déjà vu liguero.

Asombro en el Real Madrid: pisar a un rival no vale

Asombro en el Real Madrid: pisar a un rival no vale

La mejor manera de que no te piten penalti es no pisar a los contrarios dentro del área. Alguien debería explicarle esto a Tchouaméni, a Ancelotti y a quien esté redactando el próximo comunicado del Real Madrid. En defensa del jugador francés diré que, viendo que 10 minutos antes Soto Grado y el VAR le habían perdonado la roja a Ceballos por un pisotón macarra a Barrios, tal vez pensara que había barra libre de clavar tacos. Resultó que no.

Un datito: tras este penalti, el saldo blanco en la materia es de 10 a favor y uno en contra. Le adulteran raro las Ligas al Madrid, un poco como si te quejas de que te han adulterado el whisky y lo que pasa es que te han convertido uno de garrafa en un Blue Label. Pero, en fin, cada uno bebe lo que quiere.

Zanjado el tema arbitral porque no da más de sí, aunque ya se encargarán algunos de alargarlo hasta el bostezo o la carcajada durante la semana, hablemos del Atleti, que debe irse del Bernabéu satisfecho, pero con sensación de ocasión perdida. Esta temporada ya había ganado en los estadios de PSG y Barça, pero ambos triunfos tuvieron algo de accidentales. Resistencia heroica, sufrimiento, competitividad y gol milagroso. Supo llevarse partidos que nunca se jugaron como Simeone quería, pero el de Chamartín fue como si lo hubiera guionizado él.

Sufrió en la segunda parte, por supuesto, pero con eso contaba. El Madrid junta a cuatro de los mejores jugadores ofensivos del mundo y es inevitable que generen ocasiones. Tan inevitable como que uno de los mejores porteros del planeta, Oblak, las frustre en un alto porcentaje. Nadie en el Atleti esperaba otra cosa, pero lo que sí esperaba el Cholo era abusar al espacio de un mediocampo y una defensa absolutamente impropias. El Madrid parece dibujado en colaboración por una madre con talento y carboncillo (el ataque) y un niño de cuatro años con los dedos (lo demás).

Tras el gol de Julián Álvarez (zanjando a lo panenka el tema de quién lanza los penalti) debió cerrar el partido antes el descanso y pudo repetir final apoteósico en unos últimos 20 minutos en los que salió en manada a campo abierto. Le falto precisión en el control y en el último pase, pero tuvo el derbi donde lo quería. Pese a ello, sale enganchadísimo a la Liga y con la certeza de que este año puede jugar de igual a igual contra cualquiera. No es poca cosa.

Y, además, no pisó a nadie.

La historia de Julián Álvarez, la estrella discreta que brilla en el Atlético (y que el Madrid no pudo fichar): "Este nos va a salvar"

La historia de Julián Álvarez, la estrella discreta que brilla en el Atlético (y que el Madrid no pudo fichar): “Este nos va a salvar”

Julián tenía apenas dos años cuando Rafa Varas le conoció. Llegó de la mano de su abuela materna junto a sus hermanos y, cuando pisó el campo del Club Atlético Calchín, corrió como loco a por un balón que era más grande que él y se puso a conducirlo de banda a banda. "Este nos va a salvar", le dijo el primer entrenador del argentino a la abuela. Más de 20 años después, nunca unas palabras sonaron tan acertadas.

La temporada pasada, Julián Álvarez (Calchín, Argentina, 25 años) ya había ganado un Mundial jugando junto a Messi, juntando así dos de sus sueños infantiles, y había vivido su mejor momento en el Manchester City a nivel individual, aunque se terminara escapando la Champions. Era el noveno jugador más utilizado de la plantilla, había marcado 19 goles y por fin era una pieza fundamental para Pep Guardiola. Pero, tras dos años en Manchester, Julián "necesitaba un cambio".

En las oficinas del Atlético daban por hecho que el fichaje de Sorloth dejaba casi cerrada la plantilla. Sin embargo, Fernando Hidalgo, el representante de Julián, llama a Miguel Ángel Gil. "Al chico le gustaría jugar en el Atlético", le dice. El siguiente paso es una conversación entre el Consejero Delegado rojiblanco y Ferrán Soriano, director ejecutivo del City. Ambos se conocen desde hace años, pero en el Metropolitano, de esa llamada telefónica, extraen una conclusión: el fichaje es imposible.

Ocurre que el agente del futbolista insiste, y entonces empieza una riada de llamadas. De Gil con el jugador, con su padre, de Simeone con el propio Julián... Y es esa llamada, la del Cholo (que estaba como loco ante la posibilidad del fichaje) al delantero la que reaviva la operación. Julián habla con Guardiola y le dice que quiere salir. El técnico da luz verde a ese adiós, aunque el primer precio que pone el City es desorbitado.

Sin embargo, como la opción ya era real, el Atlético empieza a echar cuentas. Recién aprobada (finales de junio) la ampliación de capital de 70 millones, en el club se volvieron "locos", según fuentes cercanas a esas negociaciones. Tras las inversiones en Le Normand (35 millones más variables), Gallagher (casi un intercambio por Joao Félix) y Sorloth (otros 35 millones más variables), Miguel Ángel Gil, durante un crucero, cierra la operación en 80 millones, que subirán otros 10 si se cumplen ciertos requisitos.

Hay quien, en el club, sintió mucho vértigo ante el fichaje, pues una inversión tan alta siempre es un riesgo, y aquí vuelve a lucir el nombre de Joao Félix. Sin embargo, estos primeros meses en el Atlético han disipado esas dudas. "Es buen chico. Introvertido, trabajador, discreto", definen a Julián en las oficinas. "Educado y humilde", añaden desde el vestuario. "Debe ser difícil llevarse mal con él", bromean las mismas fuentes.

Entre los trabajadores que rodean al primer equipo llama la atención esa personalidad del futbolista que, pese a viajar a todos los desplazamientos rodeado de un grupo de 11 personas (su novia, sus hermanos, las novias de los hermanos, padres, agentes, etc...), es capaz de aislarse y enseñarse como un profesional al que no cabe reproche alguno.

Y es que Julián Álvarez ha sido un hombre muy apegado a su familia desde pequeño. Los tres hermanos, Rafael, Agustín y el propio Julián se pasaban horas jugando al fútbol en una canchita muy próxima a su casa de Calchín. También iban juntos a los entrenamientos del equipo desde el Centro Educativo Rivera Indarte de esta población argentina de poco más de 2.000 habitantes. "A los tres o cuatro años ya vimos que era un nene diferente, tanto en lo físico como en lo técnico. Era especial", explica Rafa Varas, ese primer entrenador de Julián en el Atlético Calchín, a EL MUNDO.

Esos focos nunca deslumbraron al joven, que siempre se mantuvo humilde pese a su superioridad en el campo. "No recuerdo si con 9 o 10 años, le veo hacer un gol de rabona tras driblar a todo el equipo contrario. No lo festejó. Le aplaudió todo el estadio, incluso los padres de los rivales", recuerda Varas. Esa "varita" que dice su técnico que tenía, la vio también un ojeador argentino, Piero Foglia, que le consiguió una prueba en el Real Madrid con apenas 11 años. También les llamó el padre de Messi como intermediario del FC Barcelona: "Fue halagador, pero ya se había tomado el compromiso de viajar para la invitación del Madri"», explicó en una entrevista su padre.

Fueron apenas 20 días en España en los que el jugador argentino se calzó la camiseta del (hoy) eterno rival y con la que consiguió ganar un torneo de infantiles en Peralada (Girona). No obstante, la reglamentación impidió que los blancos pudieran hacerle un contrato a Julián, y él y su padre volvieron a Argentina. La Araña, apodo que le pusieron sus hermanos al ser imposible quitarle el balón, terminó en River, club del que siempre había sido hincha. River le puso el foco, el City, la lanzadera y con el Atlético ha despegado.

El argentino en un torneo infantil con el Real Madrid.

El argentino en un torneo infantil con el Real Madrid.IG

Su partido ante el Leverkusen dio la vuelta al mundo. Simeone le considera el relevo natural de Griezmann como estrella rojiblanca. En el vestuario secundan la ilusión del entrenador: "Lo vemos como todo el mundo, como un crack", afirman. De momento, lleva ya 16 goles y cuatro asistencias esta temporada y es el pichichi del equipo.

El clan argentino

La clave del encaje de Julián en el Metropolitano es el clan argentino, el mismo con el que fue campeón del Mundo en Qatar en 2022. Correa, De Paul y Molina (y Giuliano, que no estuvo en el Mundial) son la pandilla de Julián en España y los que le abrasaron a llamadas para que fichara por el Atlético. Con ellos se le vio en unas imágenes en una fiesta en Navidad, algo raro, porque Julián es un hombre tranquilo y que prefiere pasar el tiempo con su novia, Emilia Ferrero. Junto a ella y su perro Tarzán celebró recientemente sus 25 años.

La pareja se tuvo que mudar a otra urbanización del norte de Madrid después de que se descubriera que la primera casa que alquilaron en Boadilla del Monte era en la que se fotografió al Rey Emérito en actitud cariñosa junto a Bárbara Rey. Los paparazzis se apostaron en la puerta de un futbolista que siempre ha rehuido de los focos, aunque todos los del Metropolitano, y hoy también algunos del Bernabéu, le apunten a él.

La historia de la camioneta

Rafa Varas

Cuando llegó la pandemia no pude seguir trabajando en el fútbol así que tuve que buscar otro empleo. Me puse a vender alimentos a los supermercados a mi pueblo. Había pensado en vender mi coche porque se me había quedado pequeño para hacer el reparto y se lo estuve comentando a su padre. Doce horas después aparece una furgoneta en mi casa. "Te lo regala La Araña", me dijo su padre. Nos abrazamos y nos pusimos a llorar. Eso fue un sábado y como él estaba concentrado con su equipo no sabía si llamarle por si lo molestaba. A las 22.05 me envió un mensaje: "¿Te llegó el regalo?". Me puse a llorar otra vez. Esas cosas no pasan muy a menudo. El gesto no me sorprende conociéndole a él y a su familia. Él antes me había regalado una camiseta autografiada y ya estaba feliz.

Memorable Atlético

Memorable Atlético

Actualizado Martes, 21 enero 2025 - 23:38

Dos goles increíbles de Julián Álvarez ridiculizaron a un Bayer muy mediocre. Ni con uno más casi todo el partido pudo con un Atlético desatado hasta la locura final.

Simeone empezó con el típico bloque bajo a la italiana que tanto crédito le ha proporcionado. La cuestión es que dejaba al rival jugar todo lo que quisiera, con su indolente toque-toque y esperando algún zarpazo de su equipo.

Todo sucedía más o menos con la estrategia de Simeone, hast

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