Marc Márquez es implacable. Por mucho que tras su victoria en Tailandia bromeara con su hermano con la opción de intercambiarse el primer y el segundo puesto conseguido en el arranque del Mundial en la cita de Argentina, a la hora de la verdad, por mucho que Álex liderara la mayor parte de la prueba, no pudo evitar volver a subirse otra vez a lo más alto, por mucho que esta vez tuviera que trabajar de lo lindo para conseguirlo. Por eso, no es nada raro que le hiciera el gesto de sacarse el sombrero ante su pilotaje mientras iba celebrando su nueva victoria, la número 90 en su carrera y que le permite igualar a todo un mito como Ángel Nieto, a quien homenajeó con la tan clásica como espectacular corona de laurel y una banda con un mensaje muy claro: «Gracias Ángel».
«Estoy súper contento de conseguir igualar al gran Ángel Nieto, esta victoria va dedicada a él y a toda su familia. Ha sido y es una persona muy importante para el campeonato tanto en España como en el campeonato y es un honor haber podido igualarlo», señaló Marc nada más acabar la prueba.
Juan Ignacio RoncoroniEFE
«Ha sido una carrera implacable, me he ido largo, no tenía mucha confianza en el neumático trasero, vi que Álex controlaba y pensé 'bueno, un segundo puesto puede estar bien', pero, al final, vi que podía ir mejor. Es difícil atacar a tu hermano, la primera vez no me salió bien, pero en la segunda la cosa ya fue mucho mejor. Estoy impresionado con el nivelazo que ha marcado en estas primeras carreras», recalcó ante las cámaras el mayor de los Márquez, quien se afianza como líder del Mundial con 74 puntos en su casillero.
El recuerdo a Rossi
«Estoy muy contento, he acabado lleno de mosquitos por todos lados. Cuando Marc se fue largo, me dije 'venga, tengo ritmo, voy a liderar'. Traté de controlar la distancia, mantener la constancia y tener el ritmo alto, lo di todo, pero, al final Marc me adelantó. Trate de apretar, pero ya era imposible. Me siento muy feliz, porque creo que he estado más cerca que nunca de mi primera victoria en un Gran Premio y hay que seguir trabajando así», explicó por su parte Álex Márquez al término de la carrera.
No en vano, los cuatro segundos puestos conseguidos en este arranque del campeonato entre las sprint races y los domingos de Gran Premio le permiten estar en el segundo puesto de la clasificación, con 58 puntos, a 16 de su hermano Marc y con una ventaja de 15 puntos sobre un Pecco Bagnaia que fue finalmente cuarto en las Termas de Río Hondo.
El tercer escalón, en este caso, lo ocupó un Franco Morbidelli que llevaba desde el Gran Premio de España de 2021 sin estar en el podio y que logró regresar a él desde las filas del VR46, a lomos, cómo no, de una Ducati. «El equipo tiene una gran conexión con este lugar y ha sido muy bonito conseguirlo», aseveró el italiano en referencia a un Valentino Rossi que, en 2015, vivió su primer encontronazo serio con Marc Márquez en las Termas de Río Hondo.
LUIS ROBAYOAFP
En esta ocasión, el mayor de los Márquez firmó en Argentina su pleno número 28 (victoria, pole y vuelta rápida, con un tiempo tremendo de 1:38.243), igualando de esta manera a todo un mito de las dos ruedas como el australiano Mick Doohan. Para ello, tras un arranque tan fulgurante como de costumbre, tuvo que saber aguantar y esperar el momento oportuno para asestarle a su hermano un golpe definitivo, mientras su moto le hacía algún que otro extraño, solucionado, eso sí, con su habitual solvencia.
Los Márquez, de nuevo, coparon las dos primeras plazas de un Gran Premio de Argentina en el que el resto de pilotos españoles quedó mucho más descolgado y en el que Marco Bezzecchi se fue al suelo prácticamente en la salida. Pedro Acosta acabó la prueba en novena posición, Joan Mir fue décimo, Álex Rins, duodécimo, Maverick Viñales, decimotercero, Raúl Fernández, decimosexto y Fermín Aldeguer, quien arrastraba una long lap desde el sábado, finalmente, decimoséptimo. El Gran Premio de las Américas, a finales de este mismo mes, será una nueva oportunidad para refrendar o mejorar sensaciones.
Mereció la pena el madrugón porque el arranque del Mundial 2025 no pudo ser más emocionante. Lástima que Carlos Sainz y Fernando Alonso acabasen contra el muro, porque el GP de Australia ha sido una de esas ventanas de oportunidad para los equipos que en una carrera en seco y tranquila no tendrían ninguna opción.
Australia nos ha regalado un gran espectáculo y un cambio en una tendencia que empezaba a ser tediosa. Por primera vez en casi tres años, Max Verstappen no lidera el campeonato. Puede parecer una tontería, pero el holandés ocupaba la primera plaza del Mundial desde el GP de Miami 2022. 63 carreras consecutivas al frente que le sirvieron para abrochar tres títulos. Lograr el quinto no va a ser fácil. Como pronosticábamos, Red Bull encara la temporada con un coche que no es dominante. De hecho, el RB21 sigue siendo tan difícil de conducir como su predecesor. Un potro salvaje que sólo Max es capaz de domar. Como era previsible, el sucesor de Sergio Pérez en la escudería de Milton Keynes, Liam Lawson ha sufrido mucho en su primer fin de semana. No pasó de la Q1 el sábado, no tuvo ritmo el domingo en ningún momento, fue doblado en carrera y acabó contra el muro.
Lando Norris se mostró mucho más serio y sólido que en 2024 para solventar una de las carreras más complicadas de su vida. A pesar del dominio de McLaren, que se confirma un paso por delante del resto, el drama meteorológico de Melbourne le metió bajo mucha presión. Sólo cuando la pista se secó y pusieron los slicks, pudieron demostrar su ventaja ambos McLaren. En pocas vueltas Max se quedó atrás, pero los sucesivos coches de seguridad compactaron al grupo y los trompos, las salidas de pista y las llamadas a boxes moldearon el orden de la clasificación.
Hubo un momento estelar a pocas vueltas del final en el que en McLaren se tragaron la muerte. Todos en pista con slicks y en el radar una tromba de agua que se acercaba con malicia a Melbourne y que iba a durar apenas una vuelta. Todos los muros informaban a sus pilotos y les pedían que apretasen los dientes y aguantasen como fuera, pero resultó imposible. Cuando los McLaren se encontraron con la cortina de lluvia y la pista empapada en una parte de Albert Park, los dos, Norris y Oscar Piastri se fueron a la hierba. Norris salvó la situación y entró en boxes, Max siguió. En ese momento el 1-2 de McLaren se había convertido en un liderato de Verstappen, un Piastri atrapado en la escapatoria y un Norris con neumáticos de lluvia saliendo del pit-lane. Si no llovía más, ganaba el holandés. El cielo se apiadó de Lando y jarreó sobre la pista. Max tuvo que parar y aceptar la segunda plaza.
Cuando acabó todo, la clasificación era irreconocible. Siete equipos diferentes en las ocho primeras posiciones. Entre ellos un Williams, un Aston Martin y un Sauber. Todos ellos por delante de los dos Ferrari, uno de los equipos que más ha decepcionado en este arranque.
¿Qué hemos aprendido en Australia? Siendo sinceros, mucho menos de lo que nos hubiese gustado, porque la clasificación final es confusa. Lo más claro es que McLaren tiene el mejor coche y en China, dentro de siete días, si no llueve, serán claramente superiores al resto. También confirmamos que Verstappen resiste y que tergiversa el rendimiento real del Red Bull. Hemos aprendido que Mercedes ha mejorado, que Williams ha dado un gran paso adelante, que Aston Martin está mejor de lo que esperábamos y que la igualdad en la zona media entre ellos, Racing Bulls y Alpine va a ser máxima. Un cambio de circuito, una pequeña evolución, un acierto en los reglajes alterarían este orden.
Lewis Hamilton ha aprendido cómo se las gasta su nuevo compañero, Charles Leclerc. En el único momento del fin de semana en el que Lewis estuvo por delante de él, el monegasco le contestó con un adelantamiento al límite con toque de alerón incluido. Por su parte, los novatos han descubierto que la Fórmula 1 es otra historia. De todos los rookies, sólo Andrea Kimi Antonelli vio la bandera de cuadros. Todos los demás acabaron contra al muro. Alguno, como Isaak Hadjar en la vuelta de formación, antes incluso de que empezase la carrera. Se salvó Antonelli y yo salvaría también a Gabriel Bortoleto. Derrotó a Nico Hulkenberg en clasificación, aguantó en carrera, pero acabó contra el muro a pocas vueltas del final. En cualquier caso, debut prometedor.
También hemos visto que todo sigue muy apretado. Quizá la clasificación del sábado en seco sea la mejor referencia con un Racing Bulls y un Williams por delante de los dos Ferrari y a menos de dos décimas de Verstappen. Si alguno de los grandes se equivoca, el segundo grupo, a una vuelta, no está tan lejos.
El próximo fin de semana llega el GP de China, con sprint race para poner un poco más de tensión y estrés en los equipos. Un formato que no te deja probar ni experimentar y donde pueden aflorar los errores.
Moraleja después de una carrera: ¡Cómo nos vamos a divertir este año!
La elección de Rob Marshall para acompañar a Lando Norris en lo más alto del podio no pareció mera casualidad en Melbourne. McLaren optaba por subir al veterano jefe de ingeniería que el año pasado pudo arrebatar a Red Bull, aunque realmente sobrasen los motivos a la hora de descochar el champán. No sólo porque Lando iniciaba el curso tal y como había cerrado el anterior en Abu Dhabi, sino porque por primera vez desde Lewis Hamilton en el GP de Canadá 2012, la escudería de Woking lideraba el Mundial de pilotos.
El remate de Norris, tras una carrera presidida por las dificultades propias de un asfalto deslizante, adquirió además tintes épicos. Según confirmó Andrea Stella, el joven británico había perdido rendimiento aerodinámico en las últimas vueltas. "Tenía el suelo bastante dañado, por lo que no podía utilizar todo el ritmo del coche. Así que creo que la situación se volvió más tensa de lo que habría sido normalmente", explicó el team principal sobre lo sucedido en el MCL39.
Tras su rosario de errores del pasado Mundial, donde perdió numerosas batallas ante Max Verstappen, Norris ofreció una actuación de lo más convincente en Melbourne. El sábado rubricó la pole position, mientras que en carrera supo gestionar los neumáticos ante las acometidas de su compañero Oscar Piastri. Asimismo, controló las resalidas con pulso firme y mantuvo el control ante el acoso postrero del holandés.
"Nadie me dijo que llovía"
Estos días de vino y rosas de McLaren contrastan con el arranque de Ferrari, que abandona Melbourne con un paupérrimo botín de cinco puntos. Lewis Hamilton, décimo, firmó el segundo peor debut de un piloto de la Scuderia en el siglo XXI, sólo por detrás de Luca Badoer, decimoséptimo en el GP de Europa 2009. "A veces está bien sentirme fuera de mi zona de confort, pero hoy definitivamente no me sentía así, sino todo lo contrario", admitió el heptacampeón.
La escasa confianza de Sir Lewis al volante del SF25 quedó en evidencia desde el viernes, pero se acrecentó sobre un firme mojado. "He sufrido muchos contratiempos, con la frenada y la estabilidad trasera. El equilibrio del coche era muy, muy complicado", enfatizó. De ello ya tenía constancia Riccardo Adami, su ingeniero de pista, con quien había compartido unos mensajes no precisamente amables y a quien no dejó en buen lugar ante los periodistas. "Nadie me dijo que llovía más en otras partes del circuito y de repente me encontré con ello. Fue una oportunidad perdida", comentó el británico, hastiado después de tantas vueltas tras el alerón trasero de Alex Albon.
Hamilton y Leclerc, rueda con rueda, en Albert Park.AP
Hamilton cruzó la meta con el alerón delantero roto, víctima de un toque con Oscar Piastri. Durante esa última vuelta hubo de ceder sitio ante la ambición del australiano, autor de un soberbio adelantamiento. Unos minutos antes, Charles Leclerc también le había rebasado con autoridad en la curva 1. Primera advertencia para Fred Vasseur, team principal de Ferrari, obligado a preservar un ambiente sano dentro de su garaje.
"Carlos tenía toda la razón"
De esos conflictos internos bien sabe Carlos Sainz, que siguió el desenlace del GP de Australia desde las instalaciones de Williams, trabajando junto a Charles-Antoine Florentin, jefe de estrategia de la escudería de Grove. Nada le importaba entonces su precipitado abandono. "Hemos comprobado los datos y hemos detectado rápidamente lo que pasaba, así que me deja más tranquilo. Sin entrar en detalles, estaba relacionado con las subidas de marchas en el modo safety car", explicó el madrileño, que ni siquiera tras ese varapalo quiso bajar los brazos.
Según reveló James Vowles, jefe de Williams, Carlos les recomendó llamar a boxes a Albon para montar el neumático medio, justo después de la excursión por la hierba de Norris y Piastri en la curva 12. "Tenía toda la razón. Nos ha ayudado en un momento crítico", aclaró el británico sobre la clave del domingo.
Así se cerró el primer top-5 para Williams desde 2017, cuando Lance Stroll acabó tercero en el GP de Azerbaiyán. Porque mejor no recordar el infausto GP de Bélgica 2021, de una sola vuelta por culpa de la lluvia, donde George Russell subió al segundo escalón del podio. En cualquier caso, Albon admitía sentir un sabor "extraño", dado que había acariciado la cuarta plaza, finalmente restituida por los comisarios en favor de Andrea Kimi Antonelli. Con 18 años, seis meses y 19 días, el rookie de Mercedes ya es el segundo piloto más joven de la historia capaz de sumar puntos, sólo por detrás de Verstappen (17 años, cinco meses, 29 días en el GP de Malasia 2015).
"Un espectáculo lacrimógeno"
Tal y como advertido el propio Albon en la previa, el domingo no se presentaba precisamente propicio para los seis novatos de la parrilla. Con lo que nadie contaba era con la desventura de Isack Hadjar, que ni siquiera pudo oficializar su puesta de largo en el Mundial 2025, ya que se estrelló durante la vuelta de formación. "Estos errores pueden ocurrir, pero romper el coche de este modo me rompe el corazón", concedió el piloto de Racing Bulls.
Hadjar, consolado por un comisario, tras su precipitado adiós.EFE
El caso de Hadjar trajo a la memoria a Nikita Mazepin, incapaz de completar el primer giro durante la cita inaugural del Mundial 2021. Entonces, sin motivo aparente, el ruso perdió el control de su Haas en la curva 3 de Sakhir. En Albert Park, Hadjar sólo pudo alegar la coartada de la lluvia. "Me pasé, patiné demasiado y una vez que perdí el coche, traté de salvarlo, pero era sólo un pasajero", analizó.
Estas explicaciones, por descontado, no acabaron de convencer a Helmut Marko. "Ha sido un poco embarazoso", dijo el plenipotenciario asesor de Red Bull, sin pudor a la hora de definir lo sucedido como un "espectáculo lacrimógeno". Marko hacía alusión al llanto de Hadjar bajo el casco, mientras Anthony Hamilton, padre del heptacampeón, intentaba consolarle.
Desde el GP de Australia 2016, cuando Daniil Kvyat sufrió una avería eléctrica en los instantes previos a la salida, nadie iniciaba el Mundial con tan mal pie. Y eso que el arranque del pasado año se saldó, por primera vez en la historia, sin una sola baja. De hecho, el primer abandono de 2024 lo protagonizó Pierre Gasly, por culpa de un contratiempo en la caja de cambios en la segunda vuelta del GP de Arabia Saudí.
Tu algoritmo decide tu tiempo. Estás recocido leyendo la enésima reacción intrascendente del penalti de los dos toques. Mientras, un jugador serbio, que no parece estar en forma física, domina el baloncesto mundial. Ya son cinco años de lo mismo. Nikola Jokic destroza el algoritmo con unos hombros imponentes e inteligentes. Asistencias maravillosas de un solo toque de dedos.
Lleva una vida modesta de cara al escenario público. Sólo quiere ser el mejor jugador posible. Lo es. No se habla mucho de él. Pero factos son factos. Jokic, en cuanto a su rendimiento individual, ya está al nivel de Wilt Chamberlain y nada lejos de Kareem o Bill Russell. De hecho, si esta temporada gana el MVP de nuevo (sería el cuarto en cinco años) se sentaría en la mesa con estos tres y con Michael Jordan y LeBron James. Palabras mayores. Tiene 30 años, entre tres y cinco temporadas más a plena capacidad.
Colectivamente juega en unos pequeños Nuggets que ganaron hace dos temporadas el anillo. Teniendo al mejor, deberían llegar más lejos en playoffs, pero nunca han contado con una gran plantilla. El convenio actual concede que los mejores ganen unos salarios súpermáximos. Jokic, tras conseguir el título, firmó el mejor contrato de la historia. Pero eso obliga a los ejecutivos a acertar mucho con poco dinero para rodear bien a la gran estrella. No es el caso. No son favoritos. En la tierra de súpercompetitividad económica, la NBA tiene reglas extremadamente igualadoras de la competición. Igual con Serbia. Con un poquito de mejor equipo, se hubiera cargado a Curry, Durant y compañía en los Juegos de París.
Hablando de General Managers, si a Vlado Divac, de Sacramento, le despidieron por dejar pasar la elección de Doncic, con Jokic deberían haber despedido a más de la mitad de los fichadores de USA: no fue seleccionado hasta el puesto 41 en 2014. Nunca una posición tan baja del draft fue MVP. Ojos clínicos.
Jokic domina el arte de la asistencia, es el mejor pívot pasador de toda la historia del baloncesto. Claro que Sabonis padre fue una maravilla, pero además de la simpatía de los héroes de nuestros años mozos, cuenta más la perseverancia y control absoluto del sistema. A Sabonis había que hacerle llegar la bola para que creara, Jokic es un sistema en sí mismo. Hasta hace 10 años, los bases y escoltas alimentaban a los grandes. Ahora no hay ese espacio, los grandes inteligentes encuentran a los demás en habilitadas posiciones.
Este aficionado a las carreras de caballos está promediando casi 30 puntos por partido, domina la cancha con un trote pesado, absorbe mucha bola pero también sabe jugar sin ella. Tiene buenos números en robos, no es fácil sobrepasarle. Hace unos días se convirtió en el primer jugador en alcanzar un 30-20-20, un triple doble atómico. Jokic vende poco, no pierde el tiempo fuera de la cancha con redes sociales, zapatillas o publicidades. Jokic domina todo menos el algoritmo. Por eso no aparece en tu lupa. Ídolo.
Los dos mejores, más laureados y prestigiosos equipos de Madrid, que, además, en su denominación, llevan con la cabeza alta por el mundo el nombre de la capital del país. Dos de los más grandes clubes de fútbol del planeta (uno de ellos, el Rey coronado y Dios venerado). Dos de los tres líderes de la actual Liga contribuyen con dos jugadores, uno por cabeza, a la Selección española. Únicamente dos de los 27 futbolistas que han manado, en metafórica abundancia hídrica, del pelado cráneo y el frondoso cerebro de De la Fuente.
Dos jugadores. Curiosamente, dos defensas centrales. Más curiosamente aún, dos anomalías. Bueno, dos rarezas. El Madrid aporta a un novato (Asencio). El Atleti, a un francés (Le Normand). Alguien nacido en Francia, queremos decir, que no se nos ofenda nadie en el nombre de la universalidad sin fronteras de la especie humana y la supresión de las segregadoras barreras distintivas de nacionalidades y razas.
A tono con la pluviosidad reinante, llueve sobre mojado. No: diluvia sobre inundado. Es una situación, más que una circunstancia, harto frecuente. Cada vez de modo más expreso, el Madrid y el Atleti ceban sus canteras para la exportación, no para el uso y disfrute propios. Por su parte, el tercer equipo más laureado, prestigioso y demás del (aún) país, que pasea con orgullo por doquier el olímpico nombre de Barcelona, pone dos velas. Una al abierto internacionalismo de Raphinhas y Lewandowskis y otra a la fértil autarquía de Rufianes y Puigdemon(t)es. O sea, de Gavis y Lamines.
Estos "nois" juegan con España. Pero no es descartable que Moncloa, luego de los indultos, la supresión de la sedición y la rebaja de la malversación. Luego de la amnistía, la financiación singular y la quita. Luego de la introducción del catalán en el Congreso y la promesa de traspasar la gestión de Cercanías. Luego de la delegación de competencias, aún pendientes de aprobación, de inmigración y control de fronteras, autorice que los deportistas catalanes puedan renunciar a representar a España.
Los dos defensas centrales con más internacionalidades con España son Sergio Ramos (180), un exiliado, y Gerard Piqué (102), un jubilado. Ambos se han visto envueltos estos días en insólitos y desagradables episodios. El Rayados de Monterrey, el equipo mexicano de Ramos, cayó eliminado en la CONCAChampions, en la que Messi y Suárez siguen marcando goles a porrillo, ante el canadiense Vancouver Whitecaps. Es posible que, entre otras razones, porque no jugó en su estadio, ocupado por Shakira. Es algo muy de ahora la conversión de estadios de fútbol en salas de conciertos. Así que la colombiana no se fue con la música a otra parte, sino el balón, al que lo echaron de casa.
Casi simultáneamente, por estos "pagos", valga la polisemia, Piqué, su denostado y puesto en solfa ex, declaraba ante la juez(a) Delia Rodrigo por el asunto de las comisiones de la Supercopa hispano-arábiga. Geri, un replicante procedente del planeta Kosmos, ha visto cosas que no creeríamos. Ha visto arder naves más allá de Riad. Humanizado por las circunstancias, se emocionó hasta el llanto. También sus lágrimas, como las de todos nosotros, se perderán en la lluvia.
Once años atrás, Juan Ayuso se peleaba con su amigo Mateo para ver quién era el más rápido en las calles de Jávea. Por las tardes, se plantaba delante de la televisión para disfrutar con las exhibiciones de su ídolo en la Tirreno-Adriático. ''Cuando sea mayor quiero ser como él'', decía mientras veía a Alberto Contador en las ascensiones a los puertos de los Abruzos. En este invierno lluvioso, el escalador de Pinto ha encontrado relevo español en la travesía que enlaza, de oeste a este, los dos mares de Italia.
Ayuso, el nuevo fenómeno del ciclismo español, conquistó este domingo el tridente de Neptuno que acredita al vencedor de la primera carrera italiana por etapas encuadrada en la temporada UCI World Tour, que finalizó en la tradicional meta de San Benedetto del Tronto, ganada al sprint por el italiano Jonathan Milan.
La jornada de clausura de la Tirreno-Adriático, con un recorrido sin apenas dificultades orográficas, estuvo controlada por el UAE y por el Ineos de Filippo Ganna, que consiguió bonificar en el sprint intermedio para arrebatar a Antonio Tiberi la segunda plaza del podio. La nota de calidad la puso Van der Poel, que se fugó y luego fue neutralizado en el ecuador de la etapa. Los últimos kilómetros, ya en las calles de San Benedetto del Tronto, fueron dominados por el Visma de Olav Kooij y Lidl de Milan. El velocista italiano, que contó con ayuda de su amigo Filippo Ganna, se anotó su segundo triunfo parcial en la ronda de los mares, la quinta de la temporada.
líder que no sabe ejercer de gregario
Cuarto triunfo del curso para Ayuso, credenciales idénticas a las de su compañero Tadej Pogacar. El español se ha impuesto en el Trofeo Laigueglia, en la Drôme Classic y en la sexta etapa y la general de la Tirreno-Adriático; el esloveno, en la Strade Bianche y en dos jornadas y la general del Tour de Emiratos Árabes Unidos.
Ayuso vence y los aficionados se ilusionan con el nuevo ídolo, tan parecido, tan ambicioso como Contador. Ambos son los mejores contrarrelojistas entre los escaladores. Ayuso, que sólo ha comenzado a crecer, tampoco se asusta en la asunción de responsabilidades y reclama un equipo a su disposición. Es un líder que no sabe ejercer de gregario, por eso la dirección del UAE le ha diseñado una temporada en la que apenas coincidirá con Pogacar. El 24 de marzo acudirá a la Volta a Catalunya, donde pugnará con Primoz Roglic y Jonas Vingegaard (si se recupera bien de la caída en París-Niza), y luego afrontará su primer Giro de Italia.
Ayuso, a sus 22 años, cinco meses y 28 días, se ha convertido en el sexto ganador más joven de la historia de la Tirreno-Adriático, un peldaño por detrás Pogacar, que ganó, en 2021, con 22 años, cinco meses y 23 días. Una ronda que sonrió por quinta vez al ciclismo español, las anteriores ediciones favorables fueron las de 1991, con triunfo de Herminio Díaz Zabala; la de 2000, con Abraham Olano; la de 2005, con Óscar Freire, y la ya comentada de 2014, con Contador.
''En el comienzo de la temporada trabajé duro para conseguir el triunfo en la Tirreno-Adriático, que era mi primer gran objetivo. El esfuerzo ha tenido sus resultados'' dijo Ayuso tras enfundarse el maillot azzurro el pasado sábado en una ronda en la que siempre ha tenido estrella. El pasado año finalizó segundo, tras Vingegaard, y superó a Filippo Ganna en la contrarreloj inaugural (en esta edición se intercambiaron las posiciones). El español se siente muy cómodo en Italia, su gran rampa de lanzamiento. En 2021, cuando militaba en el Colpack Ballan, arrasó en el Baby Giro al imponerse en la clasificación general y en tres etapas. Tras su espectacular victoria pasó al primer equipo del UAE, donde cautiva por su descaro.
Ayuso, suma y sigue en una campaña que promete sensaciones intensas.
"No tenemos nada que perder", aseguraba Gonzalo Vinuesa, medio de apertura de la selección española de rugby, ante la final del Campeonato de Europa, el segundo nivel del rugby continental tras el Seis Naciones. El rival, Georgia, partía como favorito. Campeón invicto en los siete años anteriores, vencedor ocasional de selecciones como Gales o Italia, habitual en los mundiales. Ante un equipo tan bien armado, el quince de Pablo Bouza no sólo ha aguantado en Tiflis, sino que ha dominado el partido en el primer tiempo. Con cabeza y bien plantado, ha sorprendido por su iniciativa, ha tenido más balón (58% de posesión al descanso) y ha llevado el juego a campo local aprovechado con el pie de Gonzalo López Bontempo las indisciplinas locales.
Jugar contra Georgia supone una prueba de resistencia hasta el agotamiento. Aun así, los Leones, muy exigidos -como era previsible- en las fases estáticas, también han respondido en la primera mitad en el combate en juego abierto. Han perdido, sin embargo, varios balones cuando se acercaban a la zona de marca. Con menos oval, el conjunto georgiano se ha mostrado mucho más peligroso al oler la zona caliente: dos ensayos de touche-maul y otro a la carrera, rompiendo placajes, del ala Tabusadze para firmar una remontada muy ajustada (17-16) al descanso.
El reto añadido del los choques contra los Lelos reside en que, probada la resistencia rival, meten una marcha más. Lo han demostrado al regreso del vestuario. Su melé ha empezado a arrastrar a la española, a ganar golpes de castigo, a llevarlos al saque de lateral, a montar las plataformas, a sumar ensayos. Tres en once minutos (34-16) para asegurarse la final.
La selección española ha reaccionado con casta, ha retomado la iniciativa, ha vuelto a campo rival pero, al contrario de lo habitual, ha fallado en los saques de lateral y no ha podido recortar diferencias (46-28). Este domingo, con todo, tiene el premio de una plata bien ganada, merecida, que supone un avance respecto al bronce de 2024.
Gonzalo Vinuesa distribuye el juego en la final contra GeorgiaGeorgia Rugby
El primer objetivo, el Mundial
Los leones arrancaron este campeonato venciendo en Madrid (53-24) a Países Bajos en el partido decisivo para conseguir la plaza en Australia 2027. Ese domingo exhibieron su productividad en ataque. Con un 44% de posesión de balón -según datos de Rugby Europe- metieron siete ensayos por tres de los visitantes. Esperaban un partido más igualado frente a un equipo basado en la delantera. No rehuyeron el contacto, pero lo afrontaron donde más les interesaba. El mejor ejemplo fue el maul después de touche; de esa formación arrancaron cuatro marcas. "La touche en el rugby actual es fundamental, es un punto de conquista clave para lanzar nuestro juego desde diferentes partes del campo, sin la touche no sería posible", destaca Ignacio Piñeiro, 22 años, delantero en el equipo filial del Oyonnax francés y saltador habitual con su 1'98 de estatura.
En el juego abierto, sin embargo, fueron menos al choque que el rival. Buscaron mover el oval, desbordar a unos rivales más voluminosos. "Teníamos indicaciones de tratar de jugar lo máximo posible y así lo intentamos, el ataque fue bastante fluido, yo creo que salió bien", explica Gonzalo Vinuesa. Desde su posición de medio de apertura, el jugador de Complutense Cisneros suele dirigir a la tres cuartos en la selección.
La velocidad, en el siguiente partido en Suiza, la prendió el zaguero Feta Casteglioni. Argentino de madre española, afincado en nuestro país desde 2013 y con una década en la selección. No ha sido un fijo en las convocatorias, él mismo lo señala, pero ha estado disponible hasta en los peores momentos. Sus carreras sorteando rivales despertaron aquel día al equipo. A España le bastaba la victoria ante un conjunto a priori muy inferior. Pero el quince de Bouza se mostró incómodo, errático, en ocasiones incluso inseguro.
España gana una touce en el partido contra Países BajosVíctor LerenaEfe
Casteglioni lo atribuye a la resaca mental del triunfo anterior. "Éramos superiores, te vas relajando o no estás del todo enfocado, esas pequeñas cosas te llevan al nerviosismo, fue una mezcla de todo". En la segunda mitad en Suiza, la selección atravesó por un momento delicado, con 13-28 en el marcador y obligada a defender sobre su línea de marca. Resistió, retomó la iniciativa y acabó ganando con claridad (13-43) pero sin brillantez. Aun deslucida, esa segunda victoria consecutiva devolverá, 28 años después, a los Leones a un mundial. "Fue como resumir todo y decir que por lo menos valió la pena estar luchándola tanto", expresa, en términos personales, el zaguero del Recoletas Burgos Caja Rural.
El último partido de la fase previa, contra Georgia en Madrid, sólo decidía los cruces de semifinales pero se presentaba como una buena oportunidad para la celebración con los aficionados. No hubo motivo, España tampoco jugó bien. Plantó cara a un rival superior hasta el minuto 25 (13-15) y, a partir de ahí, se difuminó. 14-37 al descanso y 32-62 al final. Mal en la disciplina, mala defensa -diez ensayos encajados-, malas sensaciones.
Pese a lo anterior los Leones no sólo anotaron esos 32 puntos, sino que se enfrentaron en el cuerpo a cuerpo a una delantera que podría estar al nivel de algún equipo del Seis Naciones. De los cuatro ensayos españoles, tres partieron del saque de lateral y en dos de ellos se alcanzó la línea percutiendo centímetro a centímetro. Aspectos en los que, afirma Ignacio Piñeiro, el paquete español está progresando. "Destacaría la agresividad en los puntos de encuentro, tanto en la melé, como en el maul y el pick and go; son las fases donde poco a poco nos estamos encontrado más cómodos".
El mejor partido, la semifinal en Portugal
Este domingo, en un choque de mayor intensidad, el marcador y sobre todo las sensaciones han sido distintas. Aun así, la diferencia de nivel entre ambas escuadras no la marca sólo el desafío físico. Para Casteglioni radica en que, a diferencia de los españoles, casi todos los georgianos forman parte del entorno muy profesionalizado de las dos primeras categorías francesas. "Juegan partidos durísimos todos los fines de semana y eso se nota mucho . Salvo algunos como Niniashvili, que es un crack, los demás en destrezas o en ciertas cosas no son muy superiores a nosotros, pero la intensidad marca una diferencia".
"Hicimos una autocrítica muy dura tras el primer partido contra Georgia", ha reconocido el seleccionador Pablo Bouza. La "agresividad" que citaba Piñeiro salió a relucir en la semifinal. A domicilio y contra Portugal, un equipo que ha destacado desde el mundial disputado en 2023. La selección española no le dio tregua. Tuvo más iniciativa y posesión (58%), se impuso en las fases estáticas, ganó la línea de ventaja 105 veces -el doble que el rival-, hizo retroceder a la defensa y exhibió una continuidad en el juego (127 rucks por 80 de los locales) plasmada en dos ensayos en los que, entre cargas, limpieza en el suelo y pases, intervino la mayoría de los Leones. España encontró, además, otro asidero en el pie de Gonzalo López Bontempo: 27 puntos, sin apenas fallos, en los tiros a palos, algunos desde el centro del campo.
Rugby EspañaJavier IzquierdoReal Federación Española de Rugby
"Hubo mucha cabeza, el análisis previo de los entrenadores creo que fue muy bueno", recuerda Casteglioni. Apunta que, aun con algunos fallos españoles en el placaje, la peligrosísima tres cuartos portuguesa no desequilibró. "Creo que pudimos controlar en gran parte del partido a los backs de ellos, que son muy habilidosos". El zaguero califica de "impresionante" la actuación de los delanteros españoles. Lo corrobora Vinuesa. "Pasamos por arriba a los a los delanteros portugueses y eso te da mucha facilidad. Cuanto más dominen los delanteros, más cómodo estoy yo para jugar y sobre todo más espacios hay por todos lados".
"Creo que tenemos equipo para ganar el oro", había asegurado otro de los jugadores españoles, Mario Pichardie, hace unas semanas en EL MUNDO, en una afirmación que retrata sobre todo la ambición del grupo. La clasificación para el Mundial y el desafío, este domingo, a Georgia en muchos minutos de la final resitúan a España en el escaparate.
El próximo paso será progresar contra los conjuntos de un nivel parejo. "A Portugal, seguir ganándole; a Georgia, acercarnos lo más posible; a los de parecido nivel, Uruguay, Rumanía, ir ganándoles estos dos o tres años; y Estados Unidos nos ha ganado las últimas dos veces, pero creo que estamos ahí". Casteglioni completa esa ruta con las vibraciones positivas del equipo. "Bouza hace mucho foco en que los vínculos entre nosotros sean muy buenos, eso te hace sentir parte de algo y esa pertenencia te hace dar más siempre".
La jugadora internacional portuguesa Jéssica Silva anunció un "descanso indefinido" del fútbol tras haber perdido la visión en el ojo derecho como consecuencia de un balonazo mientras entrenaba, informa Efe.
"Fui al hospital, vi a un oftalmólogo y luego a un especialista en retina, que me confirmó una hemorragia en el ojo. La retina está afectada, pero afortunadamente no se ha desprendido. Es una buena señal, pero sigue habiendo riesgo de desprendimiento, por lo que tendré que someterme a controles periódicos", escribió en su cuenta de Facebook.
Silva, de 30 años, ha jugado en varios equipos, entre ellos en el Levante entre 2017 y 2019 y el Benfica, así como en la selección de Portugal. Esta temporada juega para el NJ/NY Gotham de Nueva York.
En sus redes, la jugadora compartió imágenes de su ojo inflamado y amoratado, así como de los exámenes médicos.
"La recuperación puede llevar un tiempo, porque en el fondo la retina es como un hematoma. Por ahora, tengo que tomarme un descanso indefinido", indicó, algo que la "entristece" pero está centrada en tratar de "recuperar la vista".
"De momento, sigo sin ver por el lado derecho y, sin un tiempo exacto para que mejore, tampoco sé cuándo podré volver a jugar", concluyó la jugadora.
"Mañana va a ser un gran partido de Griezmann, estoy convencidisimo". Era el Simeone más confiado en el renacer de su estrella, el entrenador que necesita motivar a una leyenda que se está apagando en esta parte de la temporada, la más importante. Pero el francés no respondió ante el Real Madrid en Champions a las palabras de su técnico en la previa y, con el Atlético fuera de Europa, necesita recuperar su mejor versión para los tres torneos que le quedan a los rojiblancos, especialmente en LaLiga.
El de Mâcon lleva apenas un gol en los últimos once encuentros de competición doméstica. En este periodo le ha hecho dos al débil Salzburgo en Champions y otro al FC Barcelona en el loco encuentro de ida de semifinales de Copa del Rey que terminó con empate a cuatro en el marcador. Precisamente, los culés, su ex equipo, visitan el Metropolitano este domingo y no son el rival que mejor se le da al siete del Atlético. Les ha hecho siete goles y cinco asistencias en 33 duelos contra ellos frente a los, por ejemplo, 14/6 que ha firmado contra los leones, su rival predilecto, en 35 partidos.
Igualmente, no es una cuestión de un rival u otro, es, quizás, un bajón de rendimiento que se observa desde finales del año pasado. El francés había empezado como un tiro. En los primeros tres meses de este curso había sumado 11 goles y seis asistencias, mientras que actualmente sus números son de 16 tantos y siete pases de gol. En lo que llevamos de marzo, la página estadística Sofascore, le da su peor nota de los últimos 12 meses, apenas un 7,1. En diciembre, por ejemplo, ese guarismo se elevaba a 8.0.
2.934 minutos en 41 partidos
No son raros estos bajones de rendimiento en el francés. En la temporada pasada anotó 16 tantos en los 24 primeros partidos, y en los duelos restantes tan solo convirtió ocho. Algo más abrupta fue la 21/22, donde realizó siete goles en los primeros 20 duelos, mientras que en el segundo tramo del curso únicamente cosechó uno.
Uno de los motivos, y se puede ver en el campo, es la falta de frescura por un exceso de minutos. El delantero es el futbolista de campo más utilizado por Simeone con 2.934 en 41 partidos, 35 de ellos como titular, aunque no haya completado los 12 últimos. Le sigue Julián Álvarez con 2.861, pero con dos partidos más, 43. La diferencia entre ellos es que el primero hace 34 años en menos de una semana mientras que el argentino acaba de cumplir 25.
El francés junto a Diego Simeone.JAVIER SORIANOAFP
Simbolizan ambos el cambio generacional entre estrellas. Mientras la de Griezmann parece un sol que se apaga lentamente, Julián representa el nuevo fulgor que llega para reclamar el espacio aún ocupado por el francés: máximo goleador en la historia del Atlético de Madrid con 197 tantos y uno de los mejores asistentes con 83 pases de gol.
Son muchas las temporadas que el galo lleva siendo el máximo artillero del equipo rojiblanco, concretamente siete de las nueve que ha estado bajo las órdenes del Cholo. Son incontables los halagos del técnico a su futbolista y el apoyo que le brinda tanto dentro como fuera del campo. "Nos da un salto de calidad", "es diferente", "es especial", ha ido lanzando a lo largo de los años y el francés siempre ha respondido.
De hecho, el galo retrasó la evidencia de su bajón de rendimiento con jugadas puntuales. Pero la realidad le terminó por alcanzar especialmente en su último encuentro liguero. Ante el Getafe, el delantero tuvo 15 pérdidas en 41 acciones con balón, un pobre 67% de acierto en el pase, un remate y ningún duelo ganado. Es el derbi madrileño el partido que menos presencia en el juego ha tenido y en el que peor porcentaje de pases ha completado de los últimos cinco.
Cambio entre Griezmann y Sorloth.Juanjo MartínEFE
Este pequeño bache no pasa desapercibido a la hinchada. Las redes sociales se han llenado de comentarios de aficionados que reclaman la presencia de Sorloth en el once inicial. Lo cierto es que el noruego siempre ha respondido saliendo desde el banquillo y es el suplente más goleador del Atlético con siete tantos de los 14 que lleva en total.
Igualmente, muchos rojiblancos esperan la enésima resurrección de la leyenda rojiblanca. El partido perfecto será el de este domingo, ante el que fuera su equipo, en el que compartió vestuario con Messi y al que igualará si pisa el césped del Metropolitano. Serán 520 partidos para situarse junto al argentino como los jugadores extranjeros con más duelos en LaLiga española. Otra muesca para la estrella, hoy apagada.
Un incidente en la curva 6 de Albert Park provocó el primer abandono de Fernando Alonso en 15 años por culpa de un error propio. "El incidente vino de la nada. No me he ido más largo que en otras vueltas, sólo encontré con una montaña de grava en mitad del circuito y he trompeado", analizó el líder de Aston Martin. Desde el GP de Bélgica 2010, también bajo la lluvia, el bicampeón no sufría un abandono en plena carrera atribuible a un fallo de pilotaje.
Lo sucedido, para Alonso, representó "una sorpresa", ya que según su versión, nunca pisó "fuera de la pista". "No hice una línea diferente, pero me encontré mucha grava y perdí el coche. El diseño de la curva 6 no es el mejor, aunque sea lo mismo para todos", reveló el doble ganador en Le Mans.
El citado infortunio se produjo a 25 vueltas para el final, cuando intentaba mantenerse lejos del DRS de Andrea Kimi Antonelli (Mercedes) y perseguía a Pierre Gasly (Alpine). En ese momento, el AMR25 mantenía el cuarto mejor ritmo de los supervivientes en Albert Park. "En cada vuelta que pasaba por ahí, esa gravilla ha sido como un fantasma y me ha jugado una mala pasada otra vez", reveló Alonso.
"Puntos débiles" que "solucionar"
Hay que remontarse al GP de Malasia 2013 para recordar otro abandono tras salida de pista de Alonso, aunque aquella fue atribuible a un impacto previo contra Sebastian Vettel. En épocas más recientes, el mayor error de Fernando databa de la sprint race del GP de Bélgica 2023, cuando en la quinta vuelta sufrió un trompo a su llegada a la zona de Pouhon.
De todos modos, el español no tuvo reparos en mostrar cierto escepticismo sobre sus opciones de acabar entre el top-10 en Albert Park. "No sé si iba a poder aguantar el punto", admitió ante los micrófonos de DAZN. "Hay algunos puntos débiles en el coche que debemos solucionar, pero si hacemos un buen fin de semana, parece que esta temporada podremos puntuar", añadía en el comunicado hecho público por su equipo.
En apenas cinco días, el AMR25 deberá someterse al exigente examen del circuito de Shanghai, donde en 2024 arrancó tercero en la parrilla, aunque sólo pudo cruzar la meta en séptima posición. Después de las malas sensaciones del viernes en Melbourne, Aston Martin viaja a China con la tranquilidad de los ocho puntos sumados por Lance Stroll, que remontó desde la decimotercera plaza de la parrilla hasta la sexta en la meta.
Se trata de la mejor actuación del canadiense desde el GP de Australia 2024. "Un gran modo de empezar el año", valoró Andy Cowell, CEO de Aston Martin. "Lance hizo una carrera excelente Aprovechó al máximo cada oportunidad y no puso una rueda fuera de su sitio en toda la carrera. Nuestras decisiones estratégicas desde el muro fueron muy acertadas", añadió el máximo responsable de la escudería de Silverstone.