Lando Norris lleva al delirio a McLaren en Miami

Lando Norris lleva al delirio a McLaren en Miami

La espera, cifrada en 109 carreras desde su debut en el Mundial, bien ha merecido la pena para Lando Norris, que al fin pudo paladear en Miami, con ocho segundos de margen ante Max Verstappen, la primera victoria de su vida. Casi tres años después del GP de Italia 2021, McLaren descorchó otra vez el champán sobre uno de sus monos papayas. El delirio en la escudería de Woking, con Zak Brown, su team principal al frente. Quinto en la parrilla, impulsado por un monoplaza con muchas mejoras, el británico tuvo el ritmo y también la suerte. Porque sin ese safety car en el momento oportuno, nada hubiese sido posible ante Mad Max. Bienvenidas sean, en cualquier caso, las alternativas. La Fórmula 1 las necesita como el aire.

Se quejó Verstappen del subviraje y la falta de agarre. Charles Leclerc, tercero en el podio justo por delante de Carlos Sainz, sonreía con deportividad. Ni Red Bull ni Ferrari pudieron seguir el rastro de Norris en el segundo tramo de la carrera. Tras su abandono en la sprint race, Lando se dio el gran homenaje en el sofocante domingo de Florida. El manteo de sus mecánicos, poco después de la felicitación de Fernando Alonso, sólo representó el preludio de una fiesta inolvidable. Pocos sitios como Miami para celebrar. Hasta el hierático Andrea Stella, director deportivo, parecía quebrarse en el podio bajo los acordes del God save the King.

El desaforado ambiente de siempre de las zonas VIP, con el volumen de la música desafiando el rugido de los monoplazas. Los 47ºC sobre el asfalto no pasaron factura a los neumáticos, pero aun así hubo que protegerse del calor con toallas congeladas. Bajo una de ellas asomaba Leclerc, llamado a una grave responsabilidad. Su Ferrari debía sujetarse al alerón trasero de Verstappen.

Con quien nadie contaba era con la estampida de Sergio Pérez en la primera curva. "Deberían penalizarle, porque casi me lleva por delante", lamentó Sainz por radio tras la maniobra del mexicano, tan agresivo que los comisarios debieron examinar minuciosamente su presunta salida en falso. Bastante hizo Carlos para esquivar al Red Bull, fuera de control. Y de ello sacó provecho Oscar Piastri, desde el sexto lugar de la parrilla a la segunda posición en tan sólo cinco vueltas.

El bolardo de Verstappen

McLaren había estrenado mejoras aerodinámicas en el conducto de freno, el alerón delantero y la suspensión trasera. Y esas actualizaciones dieron fruto desde el inicio, con el MCL34 aterrorizando a Pérez. En una carrera que debía resolverse con un solo paso por boxes, el papel preponderante del overcut pronto quedó en evidencia. Ferrari ordenó a Leclerc que tomase la decisión contraria a la de McLaren, mientras Sainz exhortaba a sus ingenieros a mover el avellano.

Por tercer año consecutivo en Miami, la acción en pista quedó reducida a más bien poca cosa. Un desfile similar al de Mónaco, con demasiados coches en pocos metros, pero sin llegar nunca a poder competir realmente por la posición. De manera excepcional, Verstappen lideraba con poco más de tres segundos cuando ya se rozaba el ecuador. En la vuelta 22, el tricampeón mundial se llevó por delante un bolardo a la salida de la curva 16. Era sólo el inicio de sus calamidades. Seis vueltas más tarde, un toque entre Logan Sargeant y Kevin Magnussen en las curvas 2 y 3 forzaría la aparición del safety car.

Un golpe de fortuna para Norris, quien dispuso de una parada gratis, y una sanción de 10 segundos para el danés de Haas, sospechoso habitual en este tipo de incidentes. Iba totalmente en serio McLaren, con la sangre fría de Norris en la resalida ante Verstappen y con un fabuloso ritmo, encadenando vueltas rápidas. Por no mencionar la brava defensa de Piastri ante Sainz, peleando por la cuarta plaza. Se desquiciaba el madrileño reclamando medidas disciplinarias contra el australiano, mientras su ingeniero de pista reiteraba los llamamientos a la calma.

Dos puntos para Alonso

No sobran los espacios en el Miami International Autodrome, ni los puntos de adelantamiento, por lo que el cuerpo a cuerpo entre Piastri y Sainz quedó, en un abrir y cerrar de ojos, como lo mejor del domingo. El madrileño se desesperaba buscando el sitio y terminó colisionando, levemente, con el McLaren en la curva 17. Alfa y omega para la escudería de Woking, liderando con Norris y con el australiano condenado al farolilllo rojo. Los comisarios tomaron buena nota de todo y postergaron su decisión hasta después de la bandera a cuadros.

Por entonces, Alonso se batía frente a Esteban Ocon en pos de la novena plaza. Después de tantas vueltas en aire sucio, el horizonte se despejaba al fin para el asturiano. No fue una remontada tan espectacular como las del GP de Brasil 2022 o el GP de Austria de ese mismo año, pero sí otra estricta muestra de su profesionalismo y coraje. Lance Stroll, tras un tenso cuerpo a cuerpo con Alexander Albon, volvió a quedar por detrás de su compañero de garaje. Otra carrera en los puntos para el irreductible asturiano.

Verstappen no da tregua y Alonso planta batalla en Shanghai

Verstappen no da tregua y Alonso planta batalla en Shanghai

Max Verstappen, como una aplanadora, no dio margen a McLaren y Ferrari en Shanghai. Ni una opción durante 56 vueltas, aunque Lando Norris sorprendiese a Sergio Pérez para subir a la segunda plaza del podio. Un safety car y la estrategia a dos paradas castigaron al mexicano en detrimento del británico, elegido piloto del día. No hubo mucho más donde rascar en el regreso a China, porque la regresión de Ferrari y la implacable inferioridad mecánica de Aston Martin, dejaron a Carlos Sainz y Fernando Alonso en el quinto y el séptimo puesto, respectivamente.

Admitía Verstappen en la meta que su RB20 iba sobre raíles y ni las ralentizaciones de los coches de seguridad iban a comprometer un triunfo decantado desde antes de la salida. Pronosticaba Norris la inferioridad de su coche frente a los Ferrari, aunque no pudo equivocarse de un modo más flagrante. Fue un domingo sin épica, sin historias que contar a los amigos, sin emoción alguna, porque Red Bull ha retomado el hilo y no parece dispuesto a soltarlo. Alonso puso todo de su parte, aunque terminó perdiendo cuatro posiciones. No hay más donde sacar en ese coche.

De salida, el asturiano no se conformó con salir en una zona en la que nunca podría competir con Red Bull, sino que además se permitió la licencia de atacar por fuera a Pérez en la primera curva. Aguantó cinco vueltas en la segunda plaza, hasta que Checo pudo con él por el interior de la curva 6. La competitividad del AMR24 ni siquiera iba a sostenerse ante el McLaren de Norris, que un par de vueltas más tarde aprovechó el DRS para el adelantamiento en la curva 14.

Remontada de Hamilton

El campo de laboratorio de la zona trasera había quedado inaugurado por Lewis Hamilton en el décimo giro y sólo dos más aguantó Alonso con el neumático medio, antes de cambiar al duro. El heptacampeón, desde la antepenúltima plaza de la parrilla, se batió el cobre con más dedicación que de costumbre. Hasta acabar noveno, que no parece poca cosa dados los tiempos que corren para las Flechas de Plata.

En la vuelta 13, llegó el turno de los dos Red Bull, con una superioridad tan notoria como para permitirse esa doble parada. Había que examinar el ritmo de Ferrari y su hipotética ventaja ante Mercedes y McLaren. Sainz apenas podía asomar la nariz ante Russell, así que su atasco en la novena posición se prolongó más de lo debido. Cuando pasó a los duros, también protagonizó una bloqueada frente a Lance Stroll.

En la vuelta 21, el virtual safety car provocado por la avería de Valtteri Bottas dio una oportunidad a Leclerc. Pero como los comisarios no conseguían sacar al Sauber de la trazada, la dirección de carrera pasó al safety car. Aston Martin apostó por el blando para Alonso, mientras los favoritos, incluidos los dos Red Bull, preferían una segunda parada para montar el duro. Se trataba de un plan alternativo con el asturiano, con quien había que arriesgar en busca de la heroica.

La jugada de McLaren

Casi de inmediato pudo superar a Sainz, con el nuevo calzado, aunque la carrera volvería a quedar ralentizada por culpa del accidente entre Yuki Tsunoda y Kevin Magnussen en la curva 5. Stroll se había llevado por también por delante a Ricciardo, completando la doble desgracia de los Red Bulls Racing. Los comisarios castigaron con 10 segundos tanto al alemán de Haas, como al canadiense de Aston Martin.

Por delante, Leclerc iba cerrando los espacios a Pérez, con tal insistencia que el doblete de Red Bull quedaba seriamente comprometido. El plan D de Ferrari, con una sola parada, coincidía con el de Norris, instalado en la segunda plaza, complicando la existencia a Pérez. Aunque no se lo tomaran demasiado en serio cerca de Christian Horner, la jugada de McLaren iba absolutamente en serio.

Alonso, por contra, tenía que pasar por boxes en la vuelta 43 para montar los duros. De la quinta plaza, a la duodécima, pero con un neumático que le permitía rodar en los tiempos de Red Bull. Su remontada hacia los puestos de honor iba a certificarse ante Hamilton y Oscar Piastri, con pasmosa naturalidad. Stroll, como de costumbre, caía por pura inercia, dejando una vacante que aprovecharía Nico Hulkenberg, uno de los más consistentes de la parrilla. La séptima plaza de Alonso, comprometida hasta el final por la degradación, al menos pudo redondearse con el bonus de la vuelta rápida (1:37.810).

Fernando Alonso, feliz por "una de las cinco mejores carreras de mi vida", aunque "nadie se acordará nunca de ella"

Fernando Alonso, feliz por “una de las cinco mejores carreras de mi vida”, aunque “nadie se acordará nunca de ella”

El esfuerzo por contener a Oscar Piastri y George Russell, hasta alcanzar en sexta posición la bandera a cuadros, dejó más que feliz a Fernando Alonso en Suzuka. "Fue mi mejor carrera al menos en un año. Desde abril o mayo de 2023, nunca había tenido un fin de semana tan completo como éste. Seguramente esté entre las cinco mejores carreras de mi vida, aunque nadie se acordará nunca de ella, porque he acabado sexto y fui quinto en la clasificación", aseguró el líder de Aston Martin.

La regularidad de Alonso al volante del AMR-24 se trasladó a la tabla de tiempos, donde su ritmo de carrera fue 95 centésimas más rápido que el de Lance Stroll. Pese a remontar cuatro posiciones, de la decimosexta de la parrilla a la decimosegunda en la meta, el canadiense se había mostrado muy molesto con las prestaciones de su monoplaza. "Es increíble lo mala que es nuestra velocidad en la recta. Parecemos de otra categoría", lamentó por radio. No obstante, según los datos del speed trap, Stroll alcanzó los 333 km/h, el cuarto mejor registro de la parrilla, únicamente por detrás de los Haas y Russell.

A falta de confirmar las mejoras aerodinámicas en el suelo y los pontones del monoplaza verde, lo cierto es que Alonso supo competir codo con codo frente a McLaren y Mercedes, cuya superioridad mecánica quedó otra vez de manifiesto. "Nuestra posición natural es noveno y décimo. Hicimos quintos ayer, lo que fue un pequeño milagro. Y sextos hoy... un gran milagro. Tendré esta carrera siempre en mi memoria, aunque será olvidada por el público tras dos o tres días", valoró el bicampeón mundial.

'Pit-stop' de 2,3 segundos

Entre los aspectos positivos del domingo, también cabe valorar la rapidez de los neumáticos de Aston Martin durante los dos pit-stops de su jefe de filas. "Wow. Ha sido muy rápido. Gracias, chicos", exclamó el asturiano tras una excelente paso por boxes resuelto en 2,3 segundos. La buena sintonía con los ingenieros y mecánicos volverá a ponerse a prueba dentro de 15 días en el regreso del GP de China. "Aún tenemos que analizar nuestro paquete de actualizaciones, así que echaremos un vistazo a todos nuestros datos antes de llegar a Shanghai", anticipó Fernando.

Por último, el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans quiso enviar un mensaje a la FIA a propósito de su duelo frente a Russell. Cuando le preguntaron por si había entregado el DRS a Piastri para protegerse del británico de Mercedes, Alonso argumentó de un modo a medio camino entre la broma y la crítica.

"No sé qué decir después de Australia. Igual me descalifican para el resto del campeonato...", arrancó Fernando, en referencia a la maniobra ante Russell castigada con 10 segundos por la FIA. "Está claro que teniendo detrás a Piastri era una forma de defenderme de Russell. Seguramente quitaba un poco de la batería en la última recta para que Piastri se acercase más. Es lo que hizo Carlos [Sainz] el año pasado en Singapur: darle DRS al segundo para protegerse del tercero. Es algo normal que hacemos en todas las carreras", finalizó el ovetense.

Soberbio podio de Carlos Sainz en Suzuka, con Fernando Alonso firme en defensa

Soberbio podio de Carlos Sainz en Suzuka, con Fernando Alonso firme en defensa

Sobre el sagrado asfalto de Suzuka, Red Bull no tiene rival. Se sabía de antemano y se rubricó con el doblete de Max Verstappen y Sergio Pérez, cuyo exasperante dominio dejaba una sola vacante en el podio. A ese tercer escalón se encaramó Carlos Sainz, que no ha bajado del top-3 en sus tres primeras carreras del año. Ferrari hizo todo lo que tenía en la mano para animar una carrera más bien anodina, dominada por las estrategias, donde Mad Max tampoco iba a dejar escapar el bonus de la vuelta rápida (1:33.706).

El cuarto puesto de Charles Leclerc, elegido piloto del día, representa otra fantástica noticia en Maranello. Desde su octavo puesto en la parrilla, el monegasco optimizó el rendimiento de su SF-24, con una sabia gestión de los neumáticos. Igual que Sainz, siempre puntual a la hora de sacar los tiempos, siempre preciso para evitar los riesgos. Fernando Alonso, su mentor en la Fórmula 1, puede sentirse orgulloso. El pilotaje de Carlos reúne buena parte de sus virtudes. Y eso es mucho decir, porque la actuación de Alonso en Suzuka tuvo de nuevo el genuino sabor de la heroica. Sólo él puede quedar sexto con un Aston Martin más lento que ocho rivales.

La acción quedó en suspenso durante casi media hora por culpa de un accidente en la primera vuelta, camino de The Esses. Daniel Ricciardo, que había partido undécimo con los medios, intentaba adelantar a Lance Stroll cuando sufrió la embestida de Alex Albon, demasiado intenso con los blandos. Los operarios repararon las protecciones con la proverbial diligencia nipona y la FIA ordenó otra salida en parado.

El ritmo de Norris

Se presentaba la primera oportunidad para una nueva estrategia con los neumáticos. Red Bull y McLaren no cambiaron nada, pero Mercedes iba a apostar por el duro. Sainz prefirió un medio nuevo, mientras Alonso siguió con el mismo blando. En la parrilla, el asturiano había mostrado una honestidad sencillamente desarmante. Las simulaciones de Aston Martin le condenaban al noveno puesto, justo por delante de su compañero, que partía decimosexto. De modo que lo más prudente sería no forzar cuando le apretaran Oscar Piastri o Leclerc, que ya había ganado la posición a Lewis Hamilton.

Hubo cierta tranquilidad en la resalida, pese al bloqueo de George Russell y el toque entre los Alpine en la curva 1. Casi de inmediato, Pérez perdió el DRS frente a Verstappen, el único que rodaba con regularidad en 1:37. En la undécima vuelta, Lando Norris renunció a las gomas medias que tan mal gestionaba su McLaren, lo que dio la primera opción a Sainz. Justo por detrás, Alonso aguantaba con los blandos, taponando a Piastri.

Todo se animó a partir de la decimoquinta vuelta, cuando pararon Pérez (2,1 segundos) y Sainz (2,3). Un giro más tarde, cumplió con el pit-stop Verstappen, justo a tiempo para salir por delante de Russell. No se iba a librar Red Bull del undercut de Norris al mexicano, gracias al frenético ritmo del MCL38 con los duros. Para desgracia de McLaren, su rendimiento caería pronto en picado por culpa de la degradación.

Quien mejor gestionaba los neumáticos era Leclerc, líder provisional gracias a una apabullante consistencia. Hasta el ecuador de la prueba empujó el monegasco con sus medios. Cuando parecía que ya no aguantaba más, tras ensuciar su calzado en una pequeña excursión por la grava, aún se mantuvo por delante de Norris en el pit-lane. Sainz, por detrás, agradecería cualquier ayuda en su lucha por el podio frente a su viejo amigo en Woking. "¿Por qué me paráis tan pronto?", lamentó Lando, obligado a un último relevo con los duros de 26 vueltas.

Tras cumplir con su segundo pit-stop, Sainz montaba un calzado 10 vueltas más fresco Norris y 11 respecto a Leclerc. Sin embargo precisaba de una fotografía completa de la situación. Sus dudas fueron resueltas por radio y él cumpliría a rajatabla. Se deshizo del McLaren a final de recta antes de enfilar hacia Leclerc. Era momento de cederle paso, tal y como confirmó Xavi Marcos, ingeniero del monegasco. "No pierdas tiempo con Carlos porque estamos compitiendo frente a Norris". Por segundo fin de semana consecutivo, Il Predestinato cedió paso caballerosamente a su compañero.

Alonso, al volante del AMR24, el domingo en Suzuka.

Alonso, al volante del AMR24, el domingo en Suzuka.AP

La titánica lucha de Alonso, en inferioridad mecánica, se fraguó siempre ante Piastri. Mientras Stroll aullaba por la escasa punta de velocidad en las rectas, el abuelo de la parrilla agachaba la cabeza para completar una carrera sin fisuras. A sus 20 vueltas finales frente al McLaren hubo que añadir ese pícaro recurso de entregar el DRS al australiano para defenderse de Russell. El mismo truco que Sainz le había recetado en Singapur.

Parecía el momento de Mercedes, cuyo rendimiento sigue muy por debajo de lo esperado. Especialmente en manos del rezagado Hamilton. Russell, a quien Pérez había borrado del mapa con un fabuloso adelantamiento en 130R, sí pudo desembarazarse de Piastri en la penúltima vuelta. Alonso aún conservaba un segundo, margen suficiente para alcanzar la bandera a cuadros en sexta posición.

Aplastante victoria de Carlos Sainz en Melbourne

Aplastante victoria de Carlos Sainz en Melbourne

Con las cicatrices de su abdomen aún frescas, mermado por una cirugía que le había dejado fuera de combate hace sólo dos semanas, Carlos Sainz dominó de forma aplastante en Albert Park, camino de su tercera victoria en la Fórmula 1. La más autoritaria, la más simbólica, la que ponía fin a la racha de nueve consecutivas de Max Verstappen, víctima de una avería en los frenos. Red Bull, por una vez, fue vulnerable y Charles Leclerc completó el doblete para Ferrari. El delirio rojo en Melbourne y la emoción de Sainz en la radio, casi a lágrima viva: "La vida es una montaña rusa".

Camino del champán, con la bandera española en la mano, Carlos aún se permitía las bromas con Leclerc y su amigo Lando Norris, que cerraba podio. Poco antes de cruzar la meta ya había ordenado a sus mecánicos que el monegasco se acercara para la celebración conjunta. Sobraba tiempo, porque un duro accidente de George Russell contra las barreras de la curva 6, había ralentizado la carrera en la última vuelta. De nada importaba tampoco que Leclerc le hubiese arrebatado el bonus de la vuelta rápida (1:19.813). Nadie podía discutir el protagonismo de Sainz, que controló a su antojo.

Rodando con singular regularidad en 1:21, el madrileño abrumó a la competencia durante sus dos relevos con el neumático duro. Ni siquiera concedió la duda a Ferrari, alejando del radar del DRS a Leclerc. Se hizo más fuerte cuando la debilidad le devoraba por dentro. Ahora puede parecer ventajista escribirlo, pero ni el propio Verstappen pareció en condiciones de aferrarse a su estela. Aunque no resulte equiparable, Sergio Pérez bastante tuvo con sujetar a Fernando Alonso, sexto en la meta.

La rotura de Hamilton

Todo lo que la Fórmula 1 llevaba meses esperando tomó forma en Albert Park. El aplastante dominio de Red Bull, convertido en soporífera monotonía, se hizo de pronto carbonilla. "Acabo de perder el coche. Ha sido realmente raro", adelantó por radio Verstappen tras un extraño en la curva 9. Por entonces, Sainz ya se lo había quitado de encima en la segunda vuelta, dejando constancia del brío de su Ferrari. Unos metros más adelante, un hilito de humo empezó a emanar del RB20. Los frenos de la rueda trasera derecha ardían en llamas. Justo en el mismo escenario, exactamente dos años después, el tricampeón del mundo mordía el polvo.

El vacío de Mad Max dejó patidifusos a los favoritos. Ferrari veía abrirse las puertas del cielo, McLaren calculaba sus opciones de podio y Red Bull depositaba sus opciones sobre los hombros de Pérez. Por si no sobrasen alicientes, Lewis Hamilton inflamó los ánimos en el séptimo giro con un madrugador paso por boxes. Dos vueltas más tarde, Oscar Piastri y Leclerc, en busca de un undercut ante Norris, cambiaron también sus gomas. El compuesto duro debía aguantar 25 vueltas, pero Sainz, con el medio seguía clavando los tiempos, sin que nadie le importunase.

Había interés en cómo gestionaría Ferrari el graining de sus gomas. Al volante de un monoplaza totalmente equilibrado, Sainz no mostraba ni un síntoma de debilidad. Incluso pudo levantar el pie para sostener su ventaja frente a Leclerc y los McLaren. Tras estirar al máximo los medios durante 16 vueltas, la primera parada se saldó saldada por los mecánicos rojos en 2,6 segundos. Un respiro.

Sainz, al volante del SF-24, el domingo en Albert Park.

Sainz, al volante del SF-24, el domingo en Albert Park.AFP

Por detrás, Alonso mostraba un ritmo de crucero más que notable con los duros, rodando casi a la par de Pérez y Norris. Aston Martin pretendía alargar la vida útil de los neumáticos, a la espera de cualquier eventualidad. Y por una vez, la fortuna se alió con el asturiano. El abandono de Hamilton, víctima de un fallo de motor a la salida de la curva 10, provocaba el virtual safety car. Un regalo del cielo para Alonso, que ganaba cinco posiciones.

Desde luego, las gomas amarillas obligaban a un ímprobo trabajo a Fernando, con unos cronos casi calcados a los de Lance Stroll. Quería negar los espacios a Pérez, pero el mexicano le arrebató la posición en la vuelta 27, con una sencilla maniobra a la llegada de la curva 9. De ahí hasta la meta se mantuvo a la defensiva frente a George Russell. Sobre un asfalto con cuatro zonas de DRS, con un rendimiento inferior al de Mercedes, Alonso parecía presa fácil para el británico. El acecho acabó de la peor manera. Con Russell contra el muro y con Alonso citado por los comisarios. Si consideran que su frenada fue verdaderamente errática, el domingo podría acabar peor de lo pensado en Melbourne.

Sólo un indomable Sainz da la cara ante Verstappen en Melbourne

Sólo un indomable Sainz da la cara ante Verstappen en Melbourne

Se sentía aún renqueante, no con dolor, pero sí con molestias. Había apurado la recuperación de su apendicitis con un esfuerzo titánico en el gimnasio, sabedor de que su asiento sigue siendo asunto sagrado. Carlos Sainz llegaba muy justo, pero aun así pudo pelear codo con codo con Max Verstappen en Albert Park. El fantástico rendimiento del madrileño sólo palideció ante el tricampeón mundial, autor de la pole (1:15.915). Fernando Alonso, por su parte, cometió un error en la curva 6 que le relegó a la décima posición de la parrilla.

Nadie puede cuestionar a Sainz el mérito de colarse entre los Red Bull, a 17 centésimas de Verstappen y nueve mejor que Sergio Pérez. Resulta casi una hazaña para quien ha pasado tantas horas en cama antes de tomar el avión rumbo a Melbourne. Sin embargo, la mala noticia para Ferrari y la F1 estriba de nuevo en la velocidad de Verstappen. Tras un fin de semana con más dificultades que de costumbre, el tricampeón despertó otra vez a tiempo en la Q3.

Sainz sólo pudo sostener el ritmo durante el primer sector, cediendo ya una décima en el segundo. Bastante hacía, en cualquier caso, porque por la mañana, casi se había sentido desfallecer durante la FP3. Pese a algún mareo, los tiempos salían con pasmosa naturalidad en la Q1 (1:16.731) y la Q2 (1:16.189). Lideró la tabla durante casi toda la sesión y aunque no pudo con la guinda de la pole, también alzó el estandarte de Ferrari con más gallardía que Charles Leclerc. El monegasco, por detrás durante todo el sábado, cometió un error en la curva 12 que incluso le impidió cerrar su vuelta.

Latigazos del Aston Martin

Sólo Verstappen, como de costumbre, encontró los resquicios a la pista en el momento de la verdad. Su primera tentativa de la Q3 (1:16.048) ya le dejaba con 28 centésimas sobre Sainz y 38 ante Leclerc. Aún guardaba algo más bajo la manga. Todo lo contrario que Aston Martin, donde Alonso y Lance Stroll bastante hicieron con salvar el impacto contra las barreras. La inestabilidad trasera del AMR24 fue palmaria. Fernando, tras un infernal traqueteo a través de la grava que desestabilizaba totalmente su equilibrio aerodinámico, saldrá por detrás de su compañero por primera vez desde el GP de Brasil 2023.

El asturiano, sin las sensaciones de Bahrein y Jeddah, ya sudó lo suyo durante la Q2. El 1:17.120 inicial le obligó a otro esfuerzo, tampoco especialmente inspirado. Su 1:16.780 le dejaba séptimo, por delante de Mercedes. En contraste con McLaren, el paso atrás de las Flechas de Plata fue palmario en Melbourne. Pese a que Lewis Hamilton había acabado en la misma décima que Leclerc durante los últimos libres de la mañana, el heptacampeón se quedó fuera de la Q3 por 59 milésimas. Su verdugo, el imprevisible Yuki Tsunoda. Un fin de semana más -y ya van tres en 2024- George Russell ganaba por la mano a su compañero de garaje.

El aliento de Albert Park, con 125.000 aficionados repartidos en torno al lago, no bastó para Daniel Ricciardo, eliminado por superar los límites de pista. Un motivo de sonora celebración para Kevin Magnussen, salvado por la campana. La aventura de Alex Albon, con el único Williams en pista por la avería de Logan Sargeant, no fue más allá de esa Q2, que no parece poco James Vowles

Susto de Fernando Alonso para abrir boca en Melbourne

Susto de Fernando Alonso para abrir boca en Melbourne

Albert Park, un circuito de la vieja escuela, no dio tregua durante las dos primeras sesiones libres del GP de Australia. Charles Leclerc marcó el mejor tiempo (1:17.277) del viernes a 245,8 km/h, con 38 centésimas sobre Max Verstappen y 43 ante Carlos Sainz, de regreso tras su apendicitis. A primera hora, Lando Norris había encabezado la tabla con su McLaren (1:18.564), mientras Fernando Alonso sufría una espectacular salida de pista en la curva 10. La evidencia de que este trazado urbano, cada año más vertiginoso, supone un examen permanente para los pilotos.

Verstappen, por ejemplo, tuvo que regresar por la tarde al garaje tras apenas 21 vueltas y sin el balance de las tandas largas con el neumático medio. Una nota de incertidumbre en Red Bull, que aún no conoce el rendimiento y la degradación de los neumáticos ni la estrategia de carrera, entre una y dos paradas. Pirelli ha traído a Melbourne los tres compuestos más blandos de su catálogo, así que la única certeza es que los rojos quedan descartados.

El tricampeón mundial, con apenas una victoria tras siete carreras en suelo australiano, irá puliendo su RB20 según avance el fin de semana. Sin embargo, las cuatro zonas de DRS en Albert Park parecen encajar mejor con los puntos fuertes de sus rivales. Por ejemplo, los del AMR-24 de Alonso, un monoplaza capaz de acercarse a Red Bull y Ferrari a una vuelta.

"Cambiando el suelo"

El asturiano arrancó el viernes con algo nada habitual: un error en la enlazada de la 9 y 10. Tras la excursión por la grava en una zona de alta velocidad, Fernando supo, al menos, evitar los muros con una pericia asombrosa. "Estamos cambiando el suelo", confirmaron desde el box dirigido por Mike Krack, confiando en demorarse apenas un cuarto de hora. Alonso, incómodo con los reglajes de la suspensión trasera, decidió volver a la configuración anterior.

En ese punto de alta velocidad, George Russell y Valtteri Bottas también sufrieron sendos sustos. Mención especial para el finlandés, capaz de regresar al asfalto tras un estremecedor giro de 360º. Los problemas de Mercedes habían quedado claros desde el arranque de la sesión, cuando Lewis Hamilton ya se había quejado de un pedal de freno con demasiada holgura. En su pulso frente a McLaren, las Flechas de Plata parecen aún un paso por detrás.

L, el de la bandera roja provocada por Alex Albon. El británico perdió el control al pisar el bordillo de la curva 8. Por fortuna pudo alcanzar el centro médico por su propio pie y sin mayores contratiempos físicos, mientras los comisarios retiraban los múltiples desperfectos ocasionados. Los daños en la suspensión trasera del Williams no sólo le impidieron volver a pista en la segunda sesión, sino que comprometen severamente sus opciones para el resto del fin de semana.

El “pequeño beso” de Fernando Alonso y las “tres o cuatro décimas” para el futuro

Actualizado Sábado, 9 marzo 2024 - 22:35

Las diferencias entre Fernando Alonso y Lance Stroll se concretaron en Jeddah de un modo sutil, pero también evidente. Fueron un par de centímetros los que separaron a los pilotos de Aston Martin. Un distancia, casi inapreciable, entre el toque del canadiense contra el muro de la curva 22 y el "pequeño beso" del bicampeón a las protecciones de la curva 9. El error que desencadenó el abandono de Stroll en la quinta vuelta frente a la apuradísima (y afortunada) rectificación de Alonso cuando restaban 12 giros para la bandera a cuadros.

"Todo está bien", tranquilizó Alonso a sus ingenieros a través de la radio. El roce conra el muro no había causado daños al AMR24, así que podría aguantar el ritmo hasta la bandera a cuadros. Sostener ese ligero margen sobre George Russell, que no daba tregua con su Mercedes. No era precisamente una situación para disfrutar, pero Alonso supo sostenerla del mejor modo. "Quería mantener a George a más de un segundo y fueron vueltas de mucha exigencia mental. No quería que cogiera el DRS, porque entraría en ese juego de no hacer vueltas óptimas. Ahí tienes que utilizar varias veces la batería para que no te adelante y se pierde mucho tiempo".

Nada más bajar del coche, como de costumbre, todo se había ordenado ya en su cabeza. "Ha sido una carrera exigente y estresante, tanto física como mentalmente", adelantó, antes de un análisis más pormenorizado. Según el propio Alonso, su puesto más plausible en meta habría sido el noveno. Sin embargo, se alinearon varias circunstancias favorables. En primer lugar, la baja de Carlos Sainz, recién operado de apendicitis. Después, la decisión de Lewis Hamilton y Lando Norris de no parar tras el safety car, dividiendo la estrategia de Mercedes y Ferrari. "Nos aprovechamos bien de ello", se felicitó Fernando. No fue un sábado de euforia, pero sí había razones para cierto optimismo.

«Volvemos al sitio que merecemos»

La visita vespertina de José Mourinho al garaje verde concitó las primeras sonrisas. Hubo algún codazo en el paddock en torno al ex entrenador de la Roma, aunque no tantos como junto a Anthony Joshua, que apenas unas horas antes había llevado al delirio al Kingdom Arena con un KO en el segundo asalto. La carrera se presentaba cuesta arriba, pero se cerró con 10 suculentos puntos para la tropa de Mike Krack.

Porque no conviene olvidar que Aston Martin, al igual que en la última cita de 2023, sigue siendo el quinto equipo de la parrilla. Y de poco sirven, de momento, sus alentadoras tandas de clasificación de los entrenamientos. "A una vuelta conseguimos calentar los neumáticos y tenerlos listos para clasificación, pero luego volvemos al sitio que merecemos. Un poco por detrás de McLaren y Mercedes. Quizás Ferrari y Red Bull sí están un paso por delante y eso será lo que más nos cueste alcanzar", ratificó el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans.

"Haremos todo lo contrario"

Según los cálculos de Alonso, el AMR24 necesita "tres o cuatro décimas" por vuelta para poder codearse con los de arriba. No ya para cuestionar la jerarquía de Max Verstappen, pero sí para luchar por los podios frente a Sergio Pérez, Charles Leclerc y Sainz. Esos ajustes aerodinámicos, más desarrollados que los traídos al Corniche Circuit, con los que abordar el salto cualitativo. Dentro de dos semanas se esperan más evoluciones en Melbourne.

Y un poco más adelante, Suzuka puede marcar una tendencia definitiva. El exigente trazado japonés jamás perdona a los indecisos. «En 2023 no pusimos una pieza nueva hasta el GP de Canadá. Ahora haremos todo lo contrario. El coche es bueno, pero representa solamente una base, así que lo cambiaremos a lo largo de todo el Mundial", finalizó Alonso.

Verstappen lidera el doblete de Red Bull y Alonso cumple con un quinto en Jeddah

Verstappen lidera el doblete de Red Bull y Alonso cumple con un quinto en Jeddah

Fue una tarde turbulenta en el paddock y una noche tranquila en la pista. Un sábado más en la oficina para Red Bull, cuya desquiciada trastienda está regalando a la F1 la emoción que falta sobre el asfalto. La reunión entre Oliver Mintzlaff, alto ejecutivo, y Helmut Marko, reputado asesor, acabó en fumata blanca. Hubo tregua, al menos de cara a la galería, antes de festejar el doblete de Max Verstappen y Sergio Pérez en el Corniche Circuit. Los logros de Charles Leclerc, en el tercer escalón del podio a 18 segundos de la cabeza y con una postrera vuelta rápida (1.31.632), también pueden darse por buenos en Ferrari.

Cualquier podio se antoja un tesoro ante Verstappen. Son nueve triunfos consecutivos ya para él, 19 en las 20 últimas carreras. Son nueve temporadas seguidas con victoria. Son 100 podios para un campeón a bordo de este RB20 inabordable. La enésima genialidad aerodinámica de Adrian Newey ha convertido el Mundial 2024 en un mero trámite.

En este arranque de Mundial, no hay mucho margen para Fernando Alonso, quinto en la meta tras un desaforado esfuerzo. A 10 giros para el final, el asturiano advirtió a sus ingenieros por radio: "Dadme la cuenta atrás de las vueltas, porque estoy en modo de qualy". Tenía que mantenerse entre George Russell y Oscar Piastri, al volante de un McLaren con más prestaciones. Así lo hizo, con la suficiencia de siempre, como mucho antes había navegado durante tantos minutos para mantener la séptima plaza. El AMR24 sigue mostrando mucho más rendimiento a una vuelta que durante la carrera. Un quinto puesto con el quinto coche de la parrilla en las tandas largas supone un mérito incuestionable.

De inicio, el asturiano quiso defender su territorio ante los McLaren, hasta que Piastri dejó patente su velocidad con un fantástico adelantamiento. Verstappen hizo lo propio desde la pole, alejando de su radar a Leclerc en un par de vueltas. Desmoralizado, el monegasco ni opuso resistencia ante Pérez. El doblete de Red Bull era un hecho.

La pifia de Stroll

Tampoco debía dudar nadie del safety car, omnipresente aquí en las tres ediciones previas. Fue Lance Stroll quien lo convocó, con un absurdo error contra el muro interior de la curva 22, cuando rodaba solo. Otra vez la misma historia para el canadiense, que ya había cometido uno muy similar el jueves. Los favoritos, salvo Lando Norris y Lewis Hamilton, aprovecharon para efectuar una parada gratis.

Con tanto tráfico en el pit-lane, lo normal es que se reprodujeran escenas de peligro. Alonso casi se estrella con Pérez, a quien liberaron en mal momento, por lo que recibió cinco segundos de sanción. Leclerc también se vio ralentizado por el exceso de tráfico y Norris se dio el gusto del liderato, al menos un par de giros. Cuando Verstappen asomó por primera vez la nariz, el británico no opuso la menor resistencia. A partir de entonces, Mad Max encadenó vueltas rápidas con una frecuencia aterradora.

Desde el garaje de Ferrari, el renqueante Carlos Sainz seguía con atención la carrera de Oliver Bearman, elegido piloto del día con el 48% de los votos. Desde el inicio, con los neumáticos blandos, el novato cumplió con su cometido, hasta cruzar séptimo la bandera. Hubiese sido injusto pedir más a un novato de 18 años, sobrado de actitud para completar un bonito adelantamiento a Yuki Tsunoda y otro, más sencillo, a Nico Hulkenberg. Muchas más responsabilidades recaían sobre Leclerc, que dejó frito al lastimero Hamilton, sin velocidad en el W15.

"¿Alguna opción de Plan B?"

Tenía punta el Ferrari en las rectas y el monegasco podía rodar con regularidad en 1:33 bajos. Se confirmaba como la segunda fuerza de la parrilla, con varios pasos por delante de McLaren y Mercedes. Y muchos más respecto a Aston Martin, como sostenía el propio Alonso. "¿Alguna opción de Plan B? Porque ellos están en otra liga", preguntó el asturiano, incrustado en la séptima plaza, entre Piastri y Russell, durante la mayor parte de la noche. Pisar esa tierra de nadie es el sino del asturiano.

Una semana después del triste espectáculo en Sakhir, los gerifaltes de la F1 pudieron presumir ante sus patrocinadores de una carrera, si no emocionante, sí al menos entretenida. Un mal menor, entre tanta tierra quemada. No faltó la la doble sanción de 10 segundos a Kevin Magnussen, primero por causar una colisión con Alex Albon y poco después por ganar ventaja fuera de pista para adelantar a Tsunoda. Tampoco hubo que reprochar nada a Hamilton, cuyo último relevo con los blandos fue defendido con demasiados bandazos de Norris en la recta de meta.

Fernando Alonso y las caras largas en Aston Martin: “Tenemos cuatro equipos por delante”

Actualizado Sábado, 2 marzo 2024 - 21:09

Una hora antes de la carrera, mientras los mecánicos apuraban sus pitillos y sorbían el último café, la atmósfera en el garaje de Aston Martin era muy distinta a la de hace un año en Sakhir. El team principal, Mike Krack, daba cuenta de un sandwich bajo los toldos del paddock y sus hombres seguían de reojo las declaraciones de Fernando Alonso en el drivers parade. Se mascaba la tensión y no aquella ilusión desbordante de 2023. Sólo tres horas más tarde, cuando el asturiano desfiló hacia los tornos de salida, la tropa verde ya preparaba sus bagajes con destino a Arabia Saudí, consciente de que este Mundial ha empezado torcido.

El reverencial respeto hacia Alonso entre la gente de Aston Martin se entiende mejor en momentos como este, cuando las simulaciones previas a la carrera ya les situaban como quinto coche de la parrilla. De ahí ese ambiente sombrío entre la fuerza de choque. Un severo revés tras meses de trabajo y una decepción, en particular, para el bicampeón mundial. "Tenemos cuatro equipos un poco por delante nuestro, como ya sucedía en Abu Dhabi", admitió Alonso, en referencia a la última cita del Mundial 2023.

Arrancar el nuevo curso como se terminó el anterior nunca es asumible para alguien tan exigente como Alonso, cuya sonrisa sólo asomó en plenitud durante una breve sesión fotográfica junto al Rey Juan Carlos. Por segunda jornada consecutiva, el Emérito se pasó ayer por Sakhir para saludar a los pilotos españoles. El monarca fue talismán para Carlos Sainz, pero no para Alonso, contrariado ante los micrófonos. "Estamos detrás de McLaren, Ferrari, Mercedes y Red Bull, así que toca mejorar. La vuelta de la qualy del viernes fue un poco excepcional y nos puso en una situación que no era real. Hoy sí hemos visto la realidad", sentenció en DAZN.

"Necesitamos más rendimiento"

La crudeza de Alonso fue edulcorada, como suele ser habitual, por Krack, con la mirada ya puesta en la carrera del próximo sábado. "Necesitamos un poco más de rendimiento para desafiar a los equipos de delante, pero esto es una carrera, una pista y trabajaremos duro para progresar en Jeddah", valoró el luxemburgués. Si había notado a Alonso, tal y como él mismo admitió ayer, algo enfurruñado durante la pretemporada, habrá que ver ahora al asturiano ante estas primeras adversidades.

Alonso y el Emérito, el sábado en Bahrein.

Alonso y el Emérito, el sábado en Bahrein.RV RACING PRESS

Desde luego, Arabia Saudí no se presenta precisamente como el entorno idóneo para el AMR24. Aunque hace un año Alonso pudo cazar un podio a rebufo de los Red Bull, la vertiginosa cuerda de Jeddah debería privilegiar más a Ferrari o McLaren. Por no citar a los inabordables Red Bull. Tras devanarse los sesos durante el invierno para mejorar la velocidad punta, los ingenieros de Krack reclaman algo más de paciencia para evaluar el paso adelante. De momento, Lance Stroll fue sexto ayer en este apartado (326 km/h) y Alonso, décimo (324 km/h).