El futuro de Alonso, en el laberinto de Mercedes y Red Bull

El futuro de Alonso, en el laberinto de Mercedes y Red Bull

La lealtad debida a Aston Martin, el equipo que le impulsó ocho veces al podio en 2023, le hace guardar las formas ante los micrófonos, pero Fernando Alonso no ceja en su empeño de buscar nuevos horizontes. El jueves, el asturiano señaló a la escudería de Silverstone como primera opción de futuro, aunque su prioridad real siga siendo un equipo con el que acercarse a las victorias a partir de 2025. Así lo ha venido contando en privado Fernando durante las últimas semanas.

Con 21 temporadas de experiencia en la F1, Alonso pretende evitar cualquier paso en falso antes del verano. "No quiero precipitarme", adelantó durante su comparecencia ante los medios en Melbourne. "No dictarán mi destino", añadió, con una asertividad poco habitual en el paddock. Desde luego que Lawrence Stroll, propietario de Aston Martin, sigue empeñado en ampliar el contrato de su estrella, pero Alonso no va a hacer oídos sordos a los dos destinos más apetecibles. El problema para Fernando es que Red Bull y Mercedes, cada uno con sus argumentos, tampoco van a perder la razón por un piloto que el próximo 29 de julio cumplirá 43 años. De hecho, ambas escuderías, absolutas dominadoras durante la última década de Era Híbrida, cuentan con poderosos motivos para desestimar su fichaje.

El caso más evidente es el de las Flechas de Plata, con quienes Alonso mantiene una relación fluida, espoleada por Toto Wolff, su team principal. No obstante, el gigante alemán sigue muy dolido por aquella multa de 100 millones de dólares a propósito del Spygate y por la sentencia donde se la declaraba culpable de espionaje a Ferrari. Mercedes (y no McLaren) tuvo que abonar 100 millones de multa a la FIA por culpa de los dichosos correos electrónicos de Alonso y Pedro de la Rosa con información confidencial. Desde la sede central en Stuttgart, con el poderoso CEO Ola Kallenius al frente, aún no han podido olvidarse de aquel funesto episodio.

"GP2 engine!"

El desembarco en Red Bull, por su parte, también se oscurece para Alonso por distintas razones. En primer lugar porque, pese a la estruendosa crisis de las últimas semanas, los vigentes campeones aún mantienen en nómina a Max Verstappen. Esa mera continuidad ya hace inviable el fichaje, dado que nadie querría exponer a Mad Max a una feroz batalla ante el ovetense.

Pero si su asiento quedase libre, Alonso aún encontraría por delante un escollo llamado Honda, cuyo simple recuerdo ya le hace torcer el gesto. El aciago trienio 2015-2017, cuando los japoneses nunca supieron desarrollar un motor competitivo para McLaren, se saldó con apenas 123 puntos en 60 carreras y 825 posiciones de penalización. No sólo los aficionados recuerdan el lamento del español en Suzuka 2015. Tampoco los directivos de la marca nipona han olvidado aquel "GP2 engine!".

Honda apurará en 2025 su último año con Red Bull antes de embarcarse en una nueva alianza en solitario con Aston Martin. Por tanto, el hipotético desembarco de Alonso en el box energético debería contar también con el visto bueno de Koji Watanabe. Aunque nunca se pueda hablar de veto en sentido estricto, la opinión del jefe supremo de Honda Racing Corporation (HRC) dificultaría aún más la operación.

400 carreras en Las Vegas

La suma de estos factores pone de manifiesto una evidencia: el círculo de acción, cada día, se reduce un poco más para Alonso. Su amada Ferrari optó hace dos meses por Lewis Hamilton como compañero de Charles Leclerc. Y el resto de posibilidades, incluido el aterrizaje de Audi en 2026, se antojan menos ilusionantes que Aston Martin. Ahora mismo, la retirada representa la última opción para Fernando. Pero que sea la última no la convierte, desde luego, en descartable.

Por supuesto, Alonso aún se siente con fuerzas para seguir mejorando, pelear por los triunfos y llegar, en loor de multitudes, al GP de Madrid 2026. Un adiós en la capital representaría el epílogo perfecto. De momento, si nada se tuerce, el bicampeón se convertirá el próximo noviembre, durante el GP de Las Vegas, en el primer piloto de la historia con 400 grandes premios de F1 en su palmarés. Ahora queda por resolver si seguirá engordando esas cifras de leyenda a partir de 2025.

Red Bull, haciendo el pino por Verstappen

Actualizado Domingo, 10 marzo 2024 - 20:51

El sábado, hora y media antes del inicio del GP de Arabia Saudí, dos instantes se entrelazaron en el paddock. Un par de escenas que evidencian el momento actual de la F1, sacudida últimamente por todo tipo de escándalos y rumores. Un presente convulso comprimido en las lujosas instalaciones del Corniche Circuit. Los magnates locales más jóvenes, en busca de autógrafo, abrían hueco a Oliver Mintzlaff, el director ejecutivo de Red Bull, que atravesaba la escena a paso ligero, intentando contener la curiosidad de los periodistas. A sólo unos metros, Toto Wolff contemplaba el espectáculo desde el hospitality de Mercedes y despedía con un abrazo a la familia de Carlos Sainz. El piloto madrileño, en busca de asiento para 2025, había aparecido por sorpresa entre una nube de focos para seguir la carrera desde el garaje de Ferrari. Pese a su reciente operación de apendicitis, todo aquel espectáculo, también para él, merecía la pena.

El momento crítico de Red Bull, con Christian Horner bajo los focos, ha concitado la atención mediática durante las dos últimas semanas. El team principal no sólo tuvo que sortear las acusaciones de una empleada por "comportamiento inadecuado", sino que debió poner orden en su garaje. Ante Jos Verstappen, padre del tricampeón mundial, y ante Helmut Marko, otrora fiel consejero, acusado ahora de filtrador. Ambos se han alineado contra el jefe, inflamando el clima de guerra civil.

De hecho, antes de aterrizar hace 10 días en Bahrein, muchos ya daban a Horner por amortizado. Pero él, con dos décadas de experiencia en las moquetas del Gran Circo, no iba a entregar su cabeza así como así. Sólo unas horas después del armisticio entre Marko y Mintzlaff y el doblete de Max Verstappen y Sergio Pérez sobre el asfalto, Horner lanzó un titular a modo de advertencia: "Ninguna persona es más grande que el equipo". Hacía alusión, por supuesto, a Verstappen, que la víspera había reiterado su inquebrantable lealtad hacia Marko. Cuando le incidieron por una hipotética marcha de su campeón, Horner ni siquiera enarcó una ceja. "Max es un piloto maravilloso, pero aquí dentro todo el mundo tiene un papel que desempeñar. Nunca digas de ese agua no beberé. Si un piloto no quiere estar en un sitio, se irá a otro". Y ese destino, obviamente, sólo podría ser Mercedes.

De ahí el interés, teñido de su habitual suficiencia, con el que Wolff observaba las prisas de Mintzlaff por el paddock. Después de las dos primeras citas del Mundial, las Flechas de Plata sólo han sumado 46 puntos, incapaces siquiera de seguir el rastro de Ferrari. Y la baja de Lewis Hamilton, camino de Maranello en 2025, le duele a Toto en el alma. Para ocupar el vacío del heptacampeón, nadie tan capacitado como Verstappen, tal y como el austriaco admitió. "Es una decisión de Max, pero todos los equipos de la parrilla se pondrían a hacer el pino con tal de tenerle en su coche".

Mercedes dice no tener prisa con este asunto, pero lo cierto es que, tal y como ruedan las cosas en Red Bull, el desenlace podría precipitarse. De momento, la facción austriaca del equipo, comandada por Marko y el entorno de Verstappen, obtuvo el sábado una bocanada de oxígeno. "Seguiré en mi puesto", confirmó el veterano asesor, tras su cordial encuentro con Mintzlaff. Nunca tuvo costumbre de que le amordazaran, pero Marko deberá vigilar a partir de ahora cada uno de sus pasos. Porque Horner se ha hartado de sus ínfulas de presunto portavoz oficial. Y sobre todo, porque le considera el topo que ha filtrado los documentos de su escándalo sexual.

Asimismo, la cadena alemana RTL adelantó el sábado que el team principal habría ofrecido 700.000 euros de indemnización a la trabajadora que lo denunció. Una suma que aumentaría hasta el millón de euros gracias a la compensación de la propia escudería. Horner, como ya todos saben en el paddock, cuenta con los favores del tailandés Chalerm Yoovidhya, propietario del 51% de las acciones de Red Bull GmbH. Parece que la facción británica, desde su factoría de Milton Keynes y desde las oficinas centrales en Bangkok, va ganando la guerra.

Red Bull, un caos de filtraciones, investigaciones y venganzas

Actualizado Sábado, 9 marzo 2024 - 10:45

El viernes, cuando sólo habían transcurrido unos minutos de la Q1, un miembro del equipo de comunicación de Red Bull irrumpió en la sala de prensa del Corniche Circuit para ofrecer ciertas explicaciones a los periodistas. Mientras Max Verstappen preparaba el coche camino de su primera pole en Jeddah, la escudería intentaba atajar otra crisis en el seno de su garaje. La que ahora afecta a Helmut Marko, su histórico asesor, cuyo futuro a corto plazo pende de un hilo.

Los escándalos del último mes amenazan con llevarse por delante la inercia ganadora del equipo que suma 40 victorias en las 43 últimas carreras del Mundial. Tras la denuncia presentada contra Christian Horner por presunta "conducta inapropiada" y la guerra abierta entre el team principal y Jos Verstappen, padre del piloto, hoy las miradas se dirigen hacia Marko. Su titular del viernes en los micrófonos de Sky volvió a sobresaltar al paddock: "Todo tendría que alinearse para que yo quiera seguir trabajando".

Para saber más

Marko, de 80 años, fue durante décadas la mano derecha de Dietrich Mateschitz, el fundador de Red Bull, fallecido en octubre de 2022. Sin embargo, su autoridad sobre los trabajadores y su influjo sobre Verstappen, de quien se considera mentor, quedan ahora en entredicho por culpa de unas supuestas filtraciones de material sensible. De algún modo, el austriaco parece verse atrapado por otra investigación interna. Y la madeja no para de enredarse.

"Voy a seguir haciendo lo que quiera"

Cuando ayer le preguntaron si pensaba que Red Bull iba a suspenderle, igual que hizo con la empleada que había denunciado a Horner, Marko tuvo que admitir la evidencia. "Es difícil de explicar, pero al final yo decido lo que voy a hacer. Sin embargo, esa posibilidad teórica existe", señaló en la cadena ORF. El caso es que no hay modo de apurar unas horas de tranquilidad en el hospitality energético de Jeddah.

"Es posible que me suspendan para Australia, pero yo voy a seguir haciendo lo que quiera", detalló Marko respecto a la tercera cita del Mundial, agendada para el 22 y el 24 de marzo en Melbourne. Desde luego, aunque se vea fuera, sus dardos a Horner seguirán acaparando las portadas. Especialmente si el británico se plantea un futuro sin Verstappen, por culpa de su guerra abierta con Jos. "El activo más fuerte de Red Bull es Max. No hay piloto más rápido. Si se fuese sería una gran pérdida y un duro golpe para nuestros mecánicos e ingenieros", subrayó.

El respaldo de Verstappen

A falta de que afloren más detalles sobre lo que se antojan meras venganzas personales, Verstappen también quiso a última hora de ayer reiterar su apoyo hacia Marko. "Mi lealtad hacia él es muy grande y ya se lo he dicho a todos los de arriba. El Dr Marko es una parte importante en mi toma de decisiones de cara al futuro, por lo que considero muy importante que siga", adelantó el tricampeón mundial.

La lealtad de Verstappen hacia Marko se remonta una década atras, cuando Marko le ofreció la opción de ser tercer piloto de Toro Rosso durante las tres últimas carreras del Mundial 2014. Entonces ni siquiera había cumplido los 17 años. La apuesta de Marko pesó entonces más que el interes de Mercedes, el equipo que ahora también pujaría por hacerse con sus servicios.

Con algunas cartas ya boca arriba, aún queda dilucidar la jugada más decisiva sobre el tapete. Es decir, la que defina las luchas de poder ante Chalerm Yoovidhya, el máximo accionista de la compañía. El pasado fin de semana, la visita del multimillonario tailandés al GP de Bahrein se interpretó como un resplado hacia Horner, que habría ganado la carrera por sus favores.