Inglaterra y España, dos imperios construidos a distinta velocidad: “Tenemos más experiencia. Ahora los partidos no se nos escapan”

Actualizado Sábado, 26 julio 2025 - 01:40

La final de la Eurocopa enfrentará mañana en Basilea a dos naciones que respiran fútbol, dos imperios que han evolucionado a diferente ritmo pero que, en los últimos tres grandes torneos, se han peleado por los títulos. Da igual hombres que mujeres: España e Inglaterra se han convertido en enemigos íntimos en la última década futbolística desplazando incluso a las potencias nórdicas.

Ambas selecciones se cruzaron por primera vez buscando un título en la final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda en 2023, y el gol de Olga Carmona hizo campeona a la selección. España ganaba un título histórico para su fútbol femenino y dejaba a Inglaterra sin el doblete, porque solo hacía 12 meses que, tras dejar en el camino precisamente a las españolas en semifinales, las británicas se habían proclamado campeonas de Europa en Wembley.

Dos años después se reedita la final en la Eurocopa de Suiza, donde las inglesas, como sus compañeros, han llegado con un pelín de suerte -«momentos que han llegado por fe, determinación y confianza», prefiere decir Keira Walhs- , mientras que las españolas han hecho una exhibición en juego y goles, cerrando una trayectoria hasta la final repleta de victorias y certificada con el gol «de magia», reconoce la centrocampista inglesa, de Aitana Bonmatí. Han matado sus monstruos.

El crecimiento de la selección española ha sido meteórico. En los Mundiales, mientras las inglesas buscaron estar en la final desde 2015 en Canadá, solo lo lograron en 2023, y salieron derrotadas por una España que jugó su primer campeonato del Mundo precisamente en 2015, y no pasó la primera fase. Su techo estaba en los octavos de final de Francia 2019.

Ha sido en las Eurocopas donde el salto se ha evidenciado. En 2013, en Suecia, Inglaterra se fue a casa en la fase de grupos y España en cuartos. En Países Bajos, cuatro años después, las británicas perdieron el título ante la anfitriona, dirigida por Sarina Wiegman, y ganaron el título en casa. Mientras, España, con una generación de futbolistas que ya había incorporado a actuales referentes como Alexia Putellas, Irene Paredes, Mariona, Esther o Jenni Hermoso encontraba un muro en los cuartos de final que cada vez se hacía más visible que se podía saltar. No lo lograron ante Noruega ni ante Austria, por penaltis, y tampoco frente a Inglaterra hace tres años.

Experiencia, físico y buen fútbol

Ellas habían dado un paso al frente mucho antes que ahora España ha podido igualar a ritmo récord. Las razones las tienen claras. «Tenemos más experiencia y hemos jugado muchísimo a nivel internacional. Un partido que antes se escapaba, ahora no. Lo vivido te hace saber cómo reaccionar, cuándo arriesgar y cuándo no», reflexiona Alexia.

El paso al frente fue la apuesta de la FA de colocar en 2019 en el puesto de presidenta a una mujer, Debbie Hewitt, que se volcó en respaldar a la selección femenina para brillar el campeonato que organizarían tres años después. Y lo logró. La profesionalización de las inglesas, en igualdad de condiciones con la selección masculina, fue decisiva, y arrastró a su propio campeonato.

Eso se tradujo en medios para mejorar, algo que España ha empezado a disfrutar en esta Euro. «Siempre hemos tenido talento, pero físicamente no estábamos a la altura de las grandes y hoy podemos competir contra cualquiera 120 minutos si hace falta», destaca Aitana, consciente de que esta selección, «desde hace tres años, es la mejor en la que he jugado».

Las futbolistas españolas abrieron los ojos en aquella Eurocopa y después de comprobar cómo dar ese paso -que el Barça había interiorizado ya- las hacía brillar. Pero tuvo que ser un plante de 15 futbolistas y una agresión sexual la que provocara el cataclismo del 'Se acabó' que, de verdad, la impulsado a España. El Mundial lo ganaron solas, obviando condiciones inapropiadas para el máximo rendimiento; hoy tiene a toda la RFEF creando un entorno profesional que acompaña su crecimiento. La diferencia ya solo se marca en el césped. «Esta rivalidad que ha surgido significa que se está haciendo bien», advierte Patri.

Con las inglesas han vuelto a cruzarse tras la final de Sidney en dos ocasiones, esta misma temporada: una victoria para cada una. El duelo será duro pero Esther avisa: «Nadie nos quiere enfrente porque nos tienen muchísima admiración».

Arensman se aprovecha del extraño y decepcionante marcaje entre Pogacar y Vingegaard en La Plagne

Actualizado Viernes, 25 julio 2025 - 17:58

El último capítulo entre Pogacar y Vingegaard en este Tour fue el más desconcertante. En La Plagne, bajo la lluvia, un desesperante marcaje entre los dos colosos propició el triunfo de Thymen Arensman, su segunda victoria de etapa en esta edición, osado y ambicioso como nadie el neerlandés del Ineos. Resultó una subida tediosa, en la que el líder apenas amagó con un par de acelerones y el aspirante ni se movió hasta que faltaban 300 metros y ya Arensman, agónico, levantaba los brazos casi sin creérselo. [Narración y clasificaciones]

Para saber más

Fue la primera vez en todo el Tour que el danés se permitió el lujo de entrar por delante de su Némesis y, sin embargo, no dejó de ser un nuevo fracaso para él. Sin victoria de etapa y sin la valentía suficiente para haber probado a Pogacar, para haber quemado todas sus naves en la última oportunidad. Lo que prometía La Plagne quedó en humo, apenas la lucha por el tercer cajón del podio como emoción, con Florian Lipowitz triunfante ante Oscar Onley (le sacó 41 segundos en los dos últimos kilómetros), dos perlas que marcarán el porvenir.

Cuesta asumir a este 'nuevo' Pogacar, el que ha labrado su cuarto Tour conteniendo sus instintos, asestando un par de golpes en los Pirineos y controlando después a su rival Vingegaard. ¿Dónde queda el de los ataques de lejos sin mirar atrás? El recorte de la etapa anunciado la noche previa pareció una estupenda invitación. Hace un año firmó seis victorias de etapa y bien pronto acumuló cuatro en esta edición. Pero el esloveno no levantó los brazos en las tres últimas etapas de montaña, ni en Superbagnères ni en dos enclaves icónicos, Mont Ventoux y La Loze. Tampoco lo iba a hacer en La Plagne.

Y eso que bien temprano los Visma (Benoot, Jorgenson, Kuss...) se despeñaron del pelotón, evidenciando que esta vez no había "plan maravilloso" para atacar al líder. El UAE, por su parte, con Tim Wellens al frente, puso un ritmo fortísimo que arruinó las intenciones de Primoz Roglic de ser protagonista desde lejos, como también intentó en la previa.

El esloveno del Bora coronó junto a Lenny Martínez y Valentin Paret-Peintre el durísimo Col du Pré, pero su renta era escasa. Peor en la siguiente cima, pues al UAE le echó una mano el Uno-X, interesado en el desfallecimiento de Vauquelin. La ventaja del trío fue de apenas 40 segundos. Tras un larguísimo descenso en el que apareció la lluvia, Roglic y todos los demás fueron engullidos por el trabajo de Wellens.

La suerte estaba echada en las faldas de La Plagne, otra subida mítica donde leyendas como Laurent Fignon, Miguel Indurain y Alex Zulle dejaron su sello en el pasado. Tras un par de kilómetros de trabajo del Decathlon para favorecer en la general a Felix Gall -Roglic pronto se dejó llevar-, el parón lo aprovechó el pletórico Thymen Arensman y, a falta de 14 kilómetros, la potencia de Pogacar se desató para su primer zarpazo.

Le aguantó Vingegaard con suficiencia y volvió Arensman, que insistió hasta irse en solitario. Su valentía iba a tener un estupendo premio en la cima. Porque de los de atrás se adueñó una rara calma, con el neerlandés siempre a no más de 30 segundos. Tiró Felix Gall hasta asegurar su quinto puesto y luego Pogacar puso un ritmo conservador. Cuando Onley perdió comba, fue el turno de Lipowitz. Sólo quedaba el ataque por el triunfo de Pogacar o Vingegaard. Que no llegó, sólo un acelerón postrero y condenado al fracaso del danés.

El gimnasta italiano Lorenzo Bonicelli, en coma tras una caída

El gimnasta italiano Lorenzo Bonicelli, en coma tras una caída

Actualizado Viernes, 25 julio 2025 - 14:43

Italia se ha retirado del resto de los Juegos Universitarios Mundiales que se celebran en Essen, Alemania, después de que el gimnasta Lorenzo Bonicelli sufriera una caída durante su rutina, lo que le provocó una grave lesión cervical que requirió cirugía, informó el viernes la agencia ANSA.

Bonicelli, de 23 años, fue trasladado de urgencia a un hospital cercano tras recibir atención inmediata por parte del personal sanitario presente en el lugar, indicó la Federación Italiana de Gimnasia (FGI) en un comunicado, añade Reuters.

"Durante la competición por equipos de gimnasia artística masculina... el italiano Lorenzo Bonicelli sufrió una dura caída desde los anillos en la tercera rotación, resultando lesionado", señaló la FGI el miércoles.

Italia decidió retirarse del torneo debido al impacto emocional que el incidente causó en el resto del equipo, según informó ANSA.

Desde el centro médico aún no se ha emitido ningún parte oficial, pero sí ha llegado una actualización a través del perfil de Facebook del ex director de la FGI, Steve Butcher: "Lorenzo está en coma inducido tras una intervención quirúrgica (en las vértebras cervicales). Harán falta al menos diez días para conocer su estado. ¡Toda la familia de la gimnasia reza y le desea una recuperación completa!".

"Queremos expresar nuestra cercanía a la familia de Lorenzo Bonicelli y a él personalmente, con la esperanza de que todo se resuelva de la mejor manera", fueron las palabras del técnico Paolo Bucci recogidas por el Corriere della Sera.

Presentada la 'mejor Ryder Cup' de la historia en Girona

Presentada la ‘mejor Ryder Cup’ de la historia en Girona

Actualizado Viernes, 25 julio 2025 - 14:06

Hasta en cuatro ocasiones, varios de los protagonistas en la presentación de la Ryder Cup 2031, que volverá a España, anunciaron que el evento será "el mejor de la historia". El acto oficial de presentación que se celebró hoy viernes contó con la presencia de Juan Manuel Rodríguez Uribe, presidente del Consejo Superior de Deportes, Guy Kinnings, CEO del DP World Tour, Juan Guerrero-Burgos, presidente de la Real Federación Española de Golf, Denis O'Brien, propietario de Camiral Golf, el campo donde se disputará la competición, Mateu Hernández, director General de Turismo de Barcelona, Albert Dalmau, consejero de la presidencia de la Generalitat de Cataluña, y Miguel Noguer, Presidente de la Diputación de Girona.

Acompañaron en el acto a las personalidades algunos destacados referentes de la sociedad y del deporte catalán encabezados por la estrella del baloncesto Pau Gasol y Joan Roca, el conocido chef español del Celler de Can Roca.

La presentación se hizo íntegramente en catalán con traducción simultánea y la primera alusión a España llegó pasados los 15 minutos de acto de la boca de José María Olazábal, en una entrevista sin editar proyectada en un video. Los únicos discursos en castellano fueron los del presidente de la Real Federación Española de Golf Juan Guerrero-Burgos, que agradeció a todas las partes implicadas en un "ejemplo de convivencia y colaboración" y destacó lo largo y complicado del proceso hasta llegar al objetivo. Guerrero-Burgos quiso tener un agradecimiento especial con Ramón Nogué, presidente de la Federación Catalana de Golf, Gonzaga Escauriaza, presidente de honor de la RFEG y uno de los principales artífices de este logro, y con Jorge Sagardoy, gerente del ente federativo.

También en castellano, Juan Manuel Rodríguez Uribe, presidente del Consejo Superior de Deportes, tuvo un recuerdo especial para Seve Ballesteros: "Él es el autor espiritual del regreso de esta competición a nuestro país. Con él empezó el vínculo entre la Ryder Cup y España", destacó el máximo mandatario del deporte español, que recalcó su compromiso "de tratar de universalizar y popularizar el golf de manera sostenible".

La Ryder Cup volverá a España 34 años después de la cita en Valderrama que cambió para siempre el golf, y lo hará en el campo de golf de Camiral Golf & Wellness (antes conocido como PGA Catalunya), ubicado en Caldes de Malavella, Girona. Presumiblemente, el evento se celebrará en otoño de 2031, pero Kinnings comentó que aún no hay una fecha específica designada, y que "en las próximas semanas, todas las partes se reunirán para fijar las fechas concretas".

Albert Dalmau, consejero de la presidencia de la Generalitat de Cataluña, disculpó la presencia del presidente, que se encontraba de viaje en China, y mostró el entusiasmo por acoger este evento y potenciar "la marca Cataluña... la marca de nuestro país... y también potenciar la lengua catalana". Algo que queda además patente en el acuerdo firmado: dentro de la cobertura mediática, donde se prevé que la Ryder Cup llegue a 600 millones de hogares, con más de 2.500 horas de retransmisión en directo en 180 países, la Generalitat ha firmado el compromiso de que la Ryder Cup tenga que emitirse en catalán a través de TVE3. Ante la pregunta de si había previsto la construcción de nuevos campos de golf, algo coherente para así aprovechar el tirón de un evento como la Ryder Cup, Dalmau admitió que ahora mismo están centrados en la Ryder Cup y en Camiral Golf.

También confirmó que la inversión de la Generalitat asciende a los 30 millones de euros, "que serán recaudados de la tasa turística". Aunque parecía que el campo sede sería una mezcla de los dos campos de Camiral Golf (Stadium y Tour Course), Guy Kinnings no confirmó esa idea y afirmó que todavía se están tomando decisiones y estudiando posibilidades en esa línea, con lo que dejó entrever que todavía podría mantenerse viva la posibilidad de la construcción de un nuevo recorrido para acoger la competición.

El llamativo y doloroso motivo por el que el Tour ha recortado 35 kilómetros la última etapa en los Alpes

Actualizado Viernes, 25 julio 2025 - 09:54

A última hora del jueves, con toda la troupe del Tour de Francia todavía regresando de Courchevel, una llamativa noticia sorprendió. La organización de la carrera anunciaba la modificación de la 19ª y antepenúltima etapa, con salida en Albertville y meta en La Plagne. La última de montaña, el adiós a los Alpes, la única y remota opción de Jonas Vingegaard de intentar asaltar el amarillo de Tadej Pogacar.

El recorrido se cambió por el descubrimiento, en un rebaño ubicado en el Col des Saisies (el puerto de segunda categoría que los corredores debían ascender a pocos kilómetros del arranque), de un brote de dermatosis nodular contagiosa que afecta al ganado vacuno. La enfermedad, especifica el Tour, "conlleva el sacrificio de los animales". "Ante la consternación de los ganaderos afectados y para preservar la tranquilidad de la carrera, se decidió, de acuerdo con las autoridades, modificar el recorrido de la 19.ª etapa Albertville-La Plagne y no cruzar el Col des Saisies", explica ASO en un comunicado. Este cambio anticipa una manifestación de los ganaderos, que los organizadores querían evitar.

El simulacro de salida, que se retrasa a las 14:30 horas, se realizará a las afueras de Albertville, pero los ciclistas se dirigirán posteriormente a la carretera D925 para la salida real. El pelotón volverá a la ruta original poco antes de Beaufort y seguirá el mismo trazado previsto. Este cambio reduce la longitud de la etapa a 95 kilómetros, 34,9 kilómetros menos que los 129,9 kilómetros previstos.

La carrera, por lo tanto, encarará sólo tres puertos. Eso sí, a los pocos kilómetros del arranque afrontará el durísimo Col du Pré (12,6 kilómetros al 7,7%). Casi sin solución de continuidad ascenderá el Cormet de Roselend (5,9 al 6,3%) y, tras una larga bajada, acabará en La Plagne, un enorme puerto de 19,1 kilómetros al 7,2% donde Miguel Indurain firmó una de las grandes exhibiciones de su carrera en 1995.

España suma su tercer oro mundial con Iris Tió y Dennis González en dúo mixto

España suma su tercer oro mundial con Iris Tió y Dennis González en dúo mixto

Actualizado Viernes, 25 julio 2025 - 07:12

La natación artística española siguió haciendo historia en los Mundiales de Singapur y conquistó su tercera medalla de oro en la ciudad asiática, tras la victoria que cosecharon este viernes Dennis González e Iris Tió en la final de la rutina libre del dúo mixto.

Un triunfo que permitió a España igualar, a falta de la disputa de la final de la rutina acrobática por conjuntos, a número e oros a las todopoderosas China y Rusia, tradicionales potencias hegemónicas de este deporte. Pero es que la llegada a finales del pasado agosto de la entrenadora Andrea Fuentes parece haber dado un nuevo impulso al equipo, que se ha marcado como objetivo en este ciclo olímpico tutear a China y Rusia por la victoria.

Una ambición que ejemplifican como pocos Dennis González, que el pasado domingo se convirtió en el primer nadador masculino en subir a un podio mundialista en una prueba por equipos, e Iris Tió que suma ya tres medallas de oro en estos campeonatos.

La mejor combinación posible para doblegar al ruso Alexandr Maltsev, que contaba por triunfos sus actuaciones en Singapur y que buscaba su cuarto oro en la ciudad asiática formando pareja en esta ocasión con Olga Platonova.

Equipo Neutral B

Para ello, la pareja rusa, que compite en estos Mundiales bajo la denominación de Equipo Neutral B, no dudo en retrotraer a jueces y espectadores a la década de los ochenta con enérgico ejercicio bajo los acordes de la banda sonora de la película Flashdance. Una rutina plagada de dificultades técnicas, como atestiguaron los 148,5938 puntos que lograron en la ejecución, que pareció destinar a Maltsev y Platonova a la victoria tras instalarse en la primera posición con una nota total de 323,4428 unidades.

Ni así se dejaron, sin embargo, intimidar los nadadores españoles que durante todo el curso han encandilado a espectadores de todo el mundo con su sublime interpretación de la rutina El desamor. Un ejercicio que no ha dejado de dar alegrías a Dennis González e Iris Tió, que al ritmo del Babe I'm gonna leave you de Led Zeppelin se ha impuesto no sólo en tres etapas de la Copa del Mundo, incluida la Superfinal disputada en la ciudad china de Xian, además de coronarse campeones de Europa.

Competiciones en las que la pareja española fue mejorando cada vez más y más su nota, una progresión que González y Tió no estaban dispuestos a ver truncada este viernes en Singapur, donde nadaron como nunca.

El júbilo de los campeones, tras conocer la nota de los jueces.

El júbilo de los campeones, tras conocer la nota de los jueces.EFE

Una emocionante interpretación que no dejó indiferente a nadie y, mucho menos, a los jueces, como reflejaron los impresionantes 188,7500 puntos, la nota más alta de todos los finalistas, que los españoles lograron en la interpretación artística.

Sentimiento al que Dennis González e Iris Tió unieron una precisión en la ejecución, que permitió a la pareja española compensar la menor dificultad de sus elementos, para contabilizar una puntuación total de 323,8563. Apenas cuatro décimas de punto -0,4125- que el dúo ruso, pero suficiente para arrebatar el oro a Maltsev y Platonova, que debieron conformarse con la medalla de plata con nota final de 323,4428 unidades.

Bronce para Gran Bretaña

Completó el podio la pareja británica integrado por Isabelle Thorpe, plata en los Juegos de París en el dúo femenino, y Ranjuo Tomblin, que se colgaron el bronce con un total 322,0583 puntos con una rutina brillante rutina plagada de riesgos.

Con el triunfo logrado en la final del dúo libre mixto la natación artística española contabiliza, a falta de la disputa de la final de la rutina acrobática por conjuntos, un total de ocho metales en la ciudad asiática, tras ganar tres oros, dos platas y tres bronces.

Una cifra inexplicable sin el concurso de Iris Tió, de 22 años y la nueva estrella del equipo español, que suma ya seis metales en Singapur, tres de ellos de oro, tras imponerse en la finales del solo libre y del dúo libre femenino, además de la victoria lograda este viernes junto con Dennis González.

Así hizo fracasar Pogacar el “plan excelente” de Vingegaard: “No les ha servido de nada”

Actualizado Jueves, 24 julio 2025 - 23:18

«Teníamos un plan excelente». Cuando Jonas Vingegaard comprobó cómo Tadej Pogacar le volvía a rematar, con una autoridad abrumadora, en la última rampa del Col de la Loze, el mismo puerto pero por diferente vertiente donde un par de años atrás él había torturado al genio esloveno, una muesca de resignación asomó en el rostro del danés. La nobleza de un hombre derribado que lo ha intentado todo. Amenazaba el granizo, que pronto rompió en el cielo de los Alpes, y las temperaturas, a más de 2.300 metros de altitud, se volvieron invernales en pleno julio.

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Un rato después, bien abrigado, con una cara estupenda y una sonrisa imborrable tras cinco horas de sacrificio sin tregua, el líder soltaba piernas en el rodillo mientras se hacía selfies. Era consciente de que no sólo había salvado el día clave, había sentenciado su triunfo final. Ya apenas le aguarda otro esfuerzo hoy mismo camino de La Plagne (en una etapa recortada 35 kilómetros según anunció la organización a las 23:00 h.: un brote de dermatosis nodular contagiosa que afecta a un rebaño ubicado en el Col de Saisies y que hace que por solidaridad con los ganaderos, no se suba ese puerto- para rematar su cuarto Tour. Su ventaja es tal (la volvió a aumentar, nueve segundos más la bonificación, hasta los 4:26) que hasta un día menos bueno se podría permitir. «Pero si la etapa es como la de hoy... estoy más tranquilo».

Hay obras maestras que no tienen que ver con los alardes, ni siquiera con las victorias, sino más bien con la capacidad de controlar los instintos, con la sangre fría. «Amo ganar, pero lo más importante es conservar este jersey», vuelve a repetir quien no logró alzar los brazos en las tres últimas etapas de montaña, ni en Superbagnères (Arensman), ni en el icónico Mont Ventoux (Paret-Peintre) ni ayer en el Col de La Loze (enorme Ben O'Connor, su segunda victoria en el Tour) al que tenía tantas ganas, todas las etapas coronadas por las escapadas. Pogacar ha aprendido de sus errores pretéritos. Luce madurez a sus 26 años, en su sexto Tour, el que le hace admitir sin rubor su cansancio mental, preguntarse a sí mismo qué hace aquí «después de tres semanas» de agonía. «Luego, sientes cómo la gente te grita en la carretera y piensas que no se está tan mal. Sobre todo si tienes buenas piernas. Intento disfrutar», reconoce.

Sin embargo, en una de las etapas más extremas que el Tour de Francia ha planteado nunca, Pogacar se vio en una situación crítica cuando, a seis kilómetros de la cima de La Madeleine, el segundo puerto hors categorie de los tres del día, a 73 de la meta, el Visma Lease a Bike, uno a uno todos sus pretorianos a tirones (primero Van Aert, luego Benoot, Campenaers, Simon Yates, Kuss...) le había conseguido aislar de todos sus compañeros. Inmediatamente llegó el ataque de Vingegaard, que conservaba a Matteo Jorgenson por delante. Una estrategia estudiada, un guion que pretendía emular a episodios con el del Granon 2022. «Todo estaba bajo control. Han intentando todo en La Madeleine, pero no les ha servido para nada, mis compañeros me han defendido bien, hemos estado muy cohesionados. Veremos qué pasa mañana, es otro día muy duro», reconocía Pogacar.

Pogacar y Vingegaard, durante la ascensión al Col de la Loze.

Pogacar y Vingegaard, durante la ascensión al Col de la Loze.LOIC VENANCEAFP

Que se solapó a la rueda de su único rival, con suficiencia. Que no entró al trapo ni siquiera cuando, en el descenso, Jorgenson se lanzó 25 kilómetros como un kamikaze. El esloveno, siempre con un metro de margen sobre la estela de Vingegaard para evitar peligros, arriesgando lo justo, mantuvo la concentración. Y tampoco la perdió cuando, en el falso llano hasta el inicio de Courchevel, se produjo un extraño parón y el estadounidense se marchó por delante con O'Connor y Einer Rubio. Ese fue realmente el fracaso del Visma.

Pogacar nunca cayó en la tentación de mover ficha y por detrás le iba a llegar la ayuda de Marc Soler, Jonathan Narváez y Adam Yates. Para completar una ascensión final sin sobresaltos (a 23,3 por hora y de paso recuperar el liderato de la clasificación de la Montaña) y frustrar a Vingegaard. «Me sentí bien, el equipo estaba trabajando bien, lo intentamos pronto, pero desafortunadamente no pude recuperar el tiempo perdido con Tadej. Quiero agradecer de verdad a mis compañeros: todos apoyaron al 100% el plan que establecimos. Me motiva mucho cuando el equipo trabaja para mí», concedió un Jonas que ya no lo iba a volver a intentar hasta que quedaban dos kilómetros, más por honor que por convicción. «No estoy seguro de haber vivido nunca una etapa tan dura en el Tour. Ha sido realmente muy violenta».

¿Por qué España es finalista de la Eurocopa? Los números que explican la selección de Tomé

¿Por qué España es finalista de la Eurocopa? Los números que explican la selección de Tomé

España jugará este domingo su primera final de la Eurocopa ante Inglaterra con la sensación de ser el equipo que mejor fútbol ha jugado en el torneo. No es subjetiva. La selección ha domado la estadística que, casi siempre, suele estar detrás de los éxitos. Todos los indicios que se perfilaron en la fase de grupos se han ido confirmando en los dos complicados cruces. El de cuartos, ante la anfitriona y voluntariosa Suiza, y el de semifinales ante el muro que siempre es Alemania.

Este equipo que dirige Montse Tomé ha acelerado todas las estadísticas del fútbol femenino español a velocidad de vértigo. Con la victoria ante Alemania, España suma nueve partidos consecutivos sin perder en un gran torneo. La última derrota fue en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda ante Japón (4-0) el 31 de julio de 2o23. Han pasado 724 días en los que las jugadoras han ganado todos los partidos que han disputado. En aquel Mundial, para ser campeonas, lo hicieron ante Suiza, Países Bajos, Suecia e Inglaterra. En esta Eurocopa, a Portugal, Bélgica, Italia, Suiza y Alemania. Eso supone sumar nueve victorias consecutivas. Un total de 26 partidos le había costado a la selección ganar ocho, y no seguidos, en grandes torneos.

Vendaval goleador

Si en el Mundial, con una ronda más (octavos), marcaron 18 goles y encajaron 7, en Suiza son el equipo que lidera la tabla goleadora: 17 en cinco partidos, y sólo tres encajados. Sólo Inglaterra, finalista que también logró dos goleadas en la primera fase ante Países Bajos y Gales, le pisa los talones con 15 aciertos. Los 14 que las españolas firmaron en la primera fase son un récord de la competición.

Aunque la Bota de Oro del campeonato es Esther González con cuatro goles, el peligro de España llega por muchos frentes. Hasta 10 jugadoras distintas han marcado (y cinco diferentes en un mismo partido), lo que las acerca a un récord que tienen en su poder las inglesas desde 2022: once goleadoras diferentes en el torneo y hasta seis celebrando en un encuentro.

El 16,34% de los 104 goles que se han visto hasta el momento en los estadios suizos, récord anotador en la Euro, los ha marcado España, que es también la selección que más tira a puerta, con 123 lanzamientos. A la cabeza Clàudia Pina, que lo ha intentado diez veces, ha lanzado 27 saques de esquina (la que más) y ha hecho un gol.

De esa vocación ofensiva que logró acorralar durante muchos momentos a Alemania nació el tanto de Aitana Bonmatí en el minuto 113 de la prórroga, que se convirtió en el gol más tardío de España en un gran torneo y llevó a la doble Balón de Oro a igualarse con Jenni Hermoso como máxima anotadora en una fase eliminatoria, con tres tantos.

La incorporación de Aitana, que ha sido progresiva tras la meningitis, ha hecho que el protagonismo de creación cerca del área esté más repartido con Alexia, que con cuatro asistencias lidera el ranking del torneo. En el duelo de cuartos de final ante Suiza, sólo ella generó 18 ocasiones de gol, la cifra más alta en un Mundial o una Eurocopa desde que cambiaron y ampliaron sus formatos en 2011. Su juego y sus estadísticas vuelven a ser brillantes y en ellas destacan, además de las asistencias, los tres goles y dos elecciones como mejor jugadora del partido. En la carrera por el Balón de Oro parecía haber sacado una ventaja que ahora Aitana, también con dos MVP, empieza a recortar.

Posesión, pases... y Patri Guijarro

Pero el torrente de juego de España nace de la posesión. No hay selección que toque tanto la pelota como la española (67%), que da una media de 620 pases por partido, el 89,2% de ellos, acertados. En esa tarea emerge con una brillantez extraordinaria la mallorquina Patri Guijarro. Sólo por su botas han pasado 416 pases en esta Euro. Ante Alemania, en la tensión de una semifinal, 143 al primer toque y nueve de 13 en largo para aprovechar los espacios de las germanas. «Patri ve pases y huecos donde las demás no», decía hace unos días Vicky López. Volvió al equipo nacional para los Juegos de París y le costó acoplarse. Un año después, es una futbolista imprescindible para Montse Tomé.

Ante Alemania se convirtió en una de las dos únicas jugadoras que ha dado 100 pases y ha ganado la posesión más de diez veces en un partido de la fase eliminatoria en un Mundial o una Eurocopa. La otra fue la danesa Katrine Pedersen en la Euro de 2013.

Patri Guijarro es, además, puro equilibrio. España es la tercera selección, tras Alemania e Inglaterra, que más balones ha recuperado: 211. Sólo en la semifinal, ella hizo 12 robos. «Este equipo ha madurado», decía Tomé antes del duelo del pasado miércoles en Zúrich. Eso se refleja en que también es el tercer equipo que más faltas hace, con 58, solo por detrás de Inglaterra (64) y Alemania (65).

Además, en los últimos partidos, y pese a que le han creado ocasiones, el regreso de Cata Coll, con paradas de mucho mérito, ha servido para que España sume dos porterías a cero, un dato que siempre es clave cuando los torneos entran en fase eliminatoria. De hecho, la selección es la menos goleada de esta Eurocopa, con tres tantos encajados.

El poderío de Pogacar vuelve a desesperar a Vingegaard y Ben O'Connor firma un triunfo épico en La Loze

El poderío de Pogacar vuelve a desesperar a Vingegaard y Ben O’Connor firma un triunfo épico en La Loze

Cuando no se intuye resquicio, cuando el poderío es tal, no queda otra que rendirse a la evidencia. La superioridad de Tadej Pogacar se volvió a desplegar en las cumbres de leyenda que hacen único al Tour, niebla y granizo a más de 2.300 metros de altitud, allá donde Ben O'Connor firmó una victoria para el recuerdo y el líder apuntilló todavía más su triunfo. Otro zarpazo postrero bajo el granizo tras más de cinco horas resistiendo, los movimientos desesperados de Jonas Vingegaard, otro puñado de segundos, otro mazazo a su moral. [Narración y clasificaciones]

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En el comportamiento de los grandes campeones siempre hay un elemento ciego, irracional, una especie de instinto más fuerte que ellos. Pero este Pogacar en la madurez no entra al trapo. No tuerce el gesto pero tampoco pierde rueda cuando le atacan por todos los flancos, cuando a 70 kilómetros de meta el Visma le deja sin compañeros. Su misión es no perder de vista a Vingegaard y no lo hace. Con un dominio insultante. Fuerza y paciencia para que después, en los prolegómenos del Col de la Loze, la propia carrera se recomponga, la estrategia del rival salte por los aires y sólo tenga que ascender el coloso que fue su pesadilla para firmar otro apretón final de esos que no pueden tener respuesta. A Tadej sólo le queda ya la breve y durísima etapa del viernes, la segunda de los Alpes, para completar un Tour magnífico.

El esloveno no ganó, pero saldó las cuentas pendientes con el Col de la Loze. No fue conservador, fue inteligente. Hacía años que el Tour no planteaba una etapa tan extrema, tanto desnivel acumulado. A estas alturas. Un verdadero calvario para la batalla eterna, para el enésimo desafío homérico entre (el aspirante, ahora) Vingegaard y el líder Pogacar. El Glandon, la Madeleine... Para más morbo, en uno de los pocos escenarios que han visto derribado al esloveno, el "se acabó, estoy muerto" del Tour del 23.

No se ascendía por el mismo lugar, pues nunca llegó hasta esta vertiente el Tour. Por Courchevel y no por Meribel, 26,5 kilómetros al 6,5% hasta el carril bici habilitado en 2019, cubierto de nieve gran parte del año. 1.900 metros de desnivel en una sola subida, más que el Galibier.

Pogacar, en la subida a la Loze.

Pogacar, en la subida a la Loze.LOIC VENANCEAFP

Una jornada para héroes y ninguno español. Ya siempre negra la etapa para los nacionales, tan de capa caída en el Tour últimamente. Antes de empezar, el adiós de Carlos Rodríguez, que se fracturó la pelvis en la caída en Valence. Poco después, tras intentar estar en la fuga del Glandon, el abandono de Enric Mas. El primer español en París será Christián Rodríguez, un ciclista bajo el radar que ni siquiera tiene contrato para el próximo año.

El primer puerto Hors Categorie del día dejó una novedad, el ataque de Primoz Roglic, buscando aventuras en un Tour, reverdecer laureles. Unas escapadas en las que le acompañó Matteo Jorgenson, infiltrado del Visma. Pero que no hicieron demasiado camino cuando el propio equipo de Vingegaard puso un ritmo infernal, toda su estrategia desatada, uno a uno todos sus pretorianos. Primero Van Aert, luego Benoot, después Campenaerts. Cuando fue el turno de Simon Yates, a esas alturas ya el pelotón de favoritos era escuálido, ni Vauquelin, ni Healy. A Pogacar le aguantaban el otro Yates y Narváez.

Después Sepp Kuss, que ya explotó todo. Apenas los dos colosos y un Lipowitz que no iba a aguantar demasiado a su rueda. La primera bomba de Vingegaard llegó a seis kilómetros de la cima de la Madeleine, a más de 70 de meta. Aguantó sin demasiados sobresaltos Pogacar, ya complemente aislado, y pronto atraparon al grupo de Jorgenson, que tiró con todo hasta la cumbre. Coronaron con ellos Roglic, O'Connor, Einer Rubio y Felix Gall.

El descenso, clave

Que no aflojaron en el descenso, con el gigante americano a fuego, aumentando distancias con todos. En el horizonte, Courchevel, la Loze. Aunque antes hubo otros movimientos interesantes, que iban a resultar definitivos. Un parón, el ataque de O'Connor secundado por Einer (fue el último en resistir al australiano y acabó quinto en la etapa, salvando los muebles del Movistar) y el propio Jorgenson, que volvieron a abrir un hueco. La llegada por detrás de Lipowitz. Que, aprovechando una extraña y tensa calma, también hizo hueco, casi dos minutos en un abrir y cerrar de ojos justo antes del inicio de la batalla.

Ya no había rastro del Visma ambicioso y todo se le puso de cara a O'Connor, que nunca cedió terreno ante el ritmo del UAE. Vingegaard sólo se volvió a mover ya a falta de dos kilómetros y lo único que consiguió es la respuesta de Pogacar.

España destroza a Hungría en el último cuarto y se proclama campeona del mundo en la despedida de Felipe Perrone

España destroza a Hungría en el último cuarto y se proclama campeona del mundo en la despedida de Felipe Perrone

Actualizado Jueves, 24 julio 2025 - 17:43

Como si fuera el guion de una película. Felipe Perrone, quien llegó al que ha sido su último Mundial de natación casi de puntillas y que únicamente había podido marcar un gol hasta la final, tuvo la ocasión de firmar la despedida que soñaba. De nuevo, bañada en oro. Tras un tercer cuarto que fue otra vez toda una pesadilla para el equipo que dirige David Martín, se encargó de ponerle el broche prácticamente final a una victoria que, tras su gol, el momentáneo 15-12, no se les podía escapar de entre los dedos a los españoles. Rubricó ese tanto el título mundial de España, el cuarto.

Porque, con los suyos dos goles arriba, agarró el balón y se fue nadando buscando que los húngaros le hicieran falta para apurar al máximo el cronómetro. Y, una vez logrado ese primer objetivo, se encontró con una opción inmejorable de anotar con la que, desde luego, acabó por cerrar el partido. De nada importó que Hungría recortara distancias hasta el 15-13 final. La historia ya estaba escrita.

Perrone tuvo el protagonismo que, dada su trayectoria, merecía a todas luces. Pero, a decir verdad, quienes más brillaron por parte de los españoles fueron unos Bernat Sanahuja y Álvaro Granados, implacables ante la portería contraria, capaces de anotar cada uno de ellos cinco goles en un partido vibrante. Y si ellos brillaron con luz propia en tareas ofensivas, no les fue a la zaga desde su puesto bajo los palos un Unai Aguirre capaz de frustrar una y otra vez los lanzamientos de una Hungría que es, con mucho, la potencia más demoledora en la faceta anotadora.

Por eso, tal vez, no fue demasiado extraño que el primer cuarto se cerrara con una igualdad absoluta, con un 5-5 en el marcador que lo invitaba tal vez a pensar en un desenlace incierto. En el segundo, no obstante, España dio un paso adelante en tareas destructivas y únicamente permitió que Hungría sumara un tanto a los cinco conseguidos inicialmente, mientras que Bernat Sanahuja, cómo no, y Alberto Munárriz se encargaban de marcar los dos que les daban una tímida ventaja a los españoles (7-6).

Álvaro Granados lanza a portería durante la final.

Álvaro Granados lanza a portería durante la final.EFE

El tercer cuarto, con todo, fue toda una pesadilla para los de David Martín. Algo que, de hecho, se ha convertido casi en una costumbre. Con Gergely Burian arrancando una reacción confirmada por Vince Vigvari, Hungría logró ponerse por primera vez por delante en el marcador y marcar una distancia de dos goles que, al término del periodo, tras goles de Álvaro Granados, Akos Nagy por parte húngara y Felipe Perrone, con una gran intervención final del propio Granados para bloquear un pase peligrosísimo, acabó por propiciar que España se plantara en el último cuarto únicamente un gol por detrás en el luminoso.

Y, a partir de ahí, los españoles le dieron la vuelta al duelo. De nuevo, Bernat Sanahuja y Álvaro Granados marcaron en una primera reacción para volver a ponerse por delante (11-10). Después de que Burian pusiera un momentáneo 11-11, Alberto Munárriz, Granados y Unai Biel se encargaron de llevar las cosas hasta un 14-11 que, después de que Adam Nagy volviera a recortar distancias en el ocaso, Perrone transformó en un 15-12 ya casi definitivo, solo maquillado por Vendel Vigvari hasta el 15-13 final.

El triunfo en Singapur no solo es el cuarto oro en un Campeonato del Mundo para una selección española de Waterpolo que no para de sumar éxitos. Perrone, quien se estrenó con España tras haber jugado previamente con Brasil y que tuvo un breve paréntesis por jugar con la canarinha tanto el Mundial de 2015, en el que España estuvo ausente, como los Juegos de Río, ha sumado formando parte de sus filas dos oros más, uno en en los Juegos del Mediterráneo de 2005 y otro en el Mundial de 2022 de Budapest, tres platas y tres bronces. Toda una retahíla de éxitos en la que solo le ha faltado colgarse una medalla olímpica. El grupo que ha disputado este Mundial, de hecho, solo tiene una novedad con respecto a los Juegos de París (donde perdió el partido por el bronce) y su cohesión y compenetración ha ido a más. Todo invita a pensar que las medallas van a seguir cayendo. Para no perder la costumbre.