Y, de repente, Luis Enrique se convirtió en un santo

Y, de repente, Luis Enrique se convirtió en un santo

Que Luis Enrique es un sensacional entrenador lo sabía cualquiera que quisiera saberlo, no le hacía falta una Champions (otra), ni ganar sin Mbappé, ni moldear a Doué ni convertir al Inter de Milán en el Inter de Moratalaz. No le hacía falta nada de eso pero la avalancha de pruebas ha provocado un triste efecto donette: le han salido amigos por todas partes. Ha dado vergüenza ajena. No tanta como la utilización forzada y amarillista en cada noticia, columna o tuit del nombre de su hija fallecida para ver si así se arañaban así unos clics, pero casi.

Luis Enrique es un técnico sensacional y un borde con los periodistas. No confía en la mayoría, considera que sentamos cátedra sabiendo la décima parte de fútbol que él (esto es cierto tanto en la crítica como en el elogio) y nunca lo ha ocultado. A mí me hace mucha gracia y me parece refrescante en un mundillo con tanto trepa que, a cambio de que hablen bien de él en las tertulias, vive peloteando a las grandes firmas mientras desprecia al redactor que va a cubrir sus entrenamientos. Sin embargo, a muchos compañeros el gijonés les parece un maleducado que no respeta su trabajo y es desagradable de manera gratuita. No es tampoco una visión descabellada.

Hasta aquí todo sería normal. Lo que no fue ni medio razonable fue la cacería a la que muchos del segundo grupo sometieron a Luis Enrique cuando fue seleccionador. Fue orquestado, fue venganza, fue odio con micrófono y teclado. Cualquiera que analice sin rencor la España que cogió y la que dejó, sabe que su trabajo fue el origen del esplendor actual, que el final contra Marruecos fue feo... y accidental. Las cuentas que se le pasaron cuando Luis de la Fuente, este sí entrevistado amable, levantó la Eurocopa o el Dortmund eliminó al PSG el año pasado no tuvieron nada que ver con el fútbol porque el fútbol no las respaldaba. Era personal. Siempre lo ha sido con él.

Por eso resulta triste ver tanto converso ahora. Lo que no les gustaba de Luis Enrique y era legítimo no ha cambiado, pero ya no se habla de ello. Dirán que es objetividad, que son adalides de la verdad, que han visto la luz, pero no les crean. En cuanto pierda, y perderá porque hasta los mejores entrenadores acaban cayendo, le estarán esperando con piedras y antorchas. Es el nuevo ciclo de la vida de cierto periodismo deportivo. Periodismo... o lo que sea.

El ‘gurú’ español que entrenó a Federer y fabricó a la nueva generación USA en el tenis: “Allí tenían una tierra batida verde rarísima, pedí traer tierra de Italia”

Actualizado Lunes, 2 junio 2025 - 22:52

Recuerda la NBC que aquel 1996 fue el año de 'La Macarena'. Desde entonces Estados Unidos no había tenido más de un tenista en cuartos de final de Roland Garros. De Jim Courier y Pete Sampras a Francis Tiafoe y Tommy Paul, el rival de Carlos Alcaraz este martes (20.15 horas, Eurosport y Max). Un éxito que tiene detrás a un español, José Higueras, que entrenó precisamente a Courier, Sampras o Michael Chang, que luego trabajó con Roger Federer y que acabó su carrera desarrollando un programa para resucitar al tenis yankee. De allí salió la generación actual, con otros como Ben Shelton o Taylor Fritz, jugadores que conoce muy bien.

«Fue un proyecto que duró más de 10 años. Hice más de un millón de millas, estuve en todos los estados. Me llamó Patrick McEnroe, hermano de John, que era director técnico de la Federación, insistió mucho y al final acepté», recuerda a EL MUNDO, jubilado en Idaho desde hace dos años, quien llegó dos veces a semifinales aquí en París, en 1982 y 1983, y a ser número seis del ranking mundial.

Otra vez hay estadounidenses triunfando en tierra batida, ¿Cómo lo ha conseguido?
Cuando empecé en 2008 el sistema en Estados Unidos se basaba en el conocimiento de entrenadores que estaban muy mayores. Todo estaba anticuado. Sinceramente, era un desastre. Nosotros queríamos impulsar un tenis más moderno y, entre otras cosas, incluimos la tecnología. Soy español, veo el tenis como un español, y sabía que necesitaban trabajar la táctica. Hasta entonces, su entrenamiento era físico y de técnica de saque y les faltaba un juego organizado, completo, más golpes. Cuando Shelton en octavos hacía alguna dejada ante Alcaraz, yo pensaba: 'Eso es cosa mía' Antes las dejadas no existían para ellos.
¿Construyó en Estados Unidos muchas pistas de tierra batida?
En Estados Unidos se juega poco en tierra y sigue siendo así, pero necesitaban un mínimo. Antes tenías unas pistas de tierra verde que eran rarísimas. Cuando la Federación construyó su Campus Nacional en Orlando pedí ocho pistas de tierra batida de verdad, que importaron de Italia. También contratamos entrenadores extranjeros para que aportaran otra visión del juego. En los primeros años hubo reticencias, pero todo cambió en 2015 cuando Tommy Paul ganó la final del Roland Garros junior a Taylor Fritz. Muchos empezaron a creer.
Ese proyecto le hice dejar de entrenar a Roger Federer después de que ganara el US Open de 2008.
Se lo dije al día siguiente de la final, sí. No era por dinero porque realmente ganaba menos, era por romanticismo. El tenis ha sido muy bueno conmigo y con mi familia y pensé que el proyecto de la Federación era una manera de devolver algo. Podía ayudar a más gente, a decenas de miles de personas. Era un romántico, quizá un poco gilipollas. El desarrollo del programa fue un trabajo muy duro porque el país es muy grande y tenía que cambiar su mentalidad. Comparado con eso, entrenar a un jugador es comerte un helado.

EFE

A Federer, además, tampoco se le tendría que enseñar mucho.
Obviamente. Si trabajas con un principiante puedes aportar más, pero con un jugador tan bueno te tienes que centrar en los detalles. Ellos ya saben muchísimo y si te llaman es para aprender algo nuevo, algo distinto, no para que les digas lo que ya saben. Antes hablábamos de las dejadas de Shelton, te cuento una anécdota con Roger. Un día estábamos viendo un video y le dije: 'Roger, en todo el partido no has hecho una dejada de derechas'. Él me dijo que con su derecha quería ser agresivo y le respondí: '¿Y qué hay más agresivo que una dejada?'. Si nunca haces dejadas, el rival te espera desde el fondo y estás dejando de utilizar una arma muy potente. A partir de entonces empezó a hacer más dejadas de derechas. Esos detalles son los que buscan los mejores.
¿Observa cosas de Federer en algún jugador actual?
Para mí Roger era un jugador único, por cómo sentía el juego, por la habilidad que tenía, pero Alcaraz hace cosas que hacía él. Nadie lo puede negar. Alcaraz juega al tenis como yo lo interpreto, me encanta ver sus partidos. El problema es que en el circuito no hay muchos que jueguen así. La tecnología ha cambiado mucho el tenis, especialmente los cordajes. Cuando se jugaba con cordajes de tripa, si le pegabas mal, la bola iba increíblemente mal. Necesitabas mucho tacto. Ahora los cordajes de filamentos ayudan a que la pelota se quede en pista y se tira de fuerza en demasiadas ocasiones.
¿Qué recuerda de sus dos semifinales en Roland Garros?
Yo era una paparra de mucho cuidado, lo devolvía todo. Lo primero que recuerdo es que si hacía un punto increíble me aplaudían tres personas y si fallaba, aplaudían 5.000. Rafa ha ayudado mucho al recibimiento de los españoles en Francia, pero antes era muy distinto. Los franceses... Mi juego era muy de tierra batida, jugaban muy atrás, demasiado, y sólo cuando me vine a vivir a Estados Unidos en 1980 abrí la mente. Empecé a sacar más fuerte, a ser más ofensivo. Curiosamente eso me hizo jugar mejor en Roland Garros. A Borg no le podía ganar, pero a Wilander y Vilas les podía pelear el triunfo. Igualmente me faltaba juego, no sé qué hubiera pasado si me hubiera ido antes de España.

AFP

¿Por qué se fue a vivir a Estados Unidos estando aún en activo?
Porque mi esposa es de aquí y porque en España me machacaron. Entre 1979 y 1980 sufrí una hepatitis B que tardaron mucho en diagnosticarme y en 1980 jugué una Copa Davis en Valencia contra Alemania Occidental. Estaba flojo de piernas, no me encontraba bien, perdí los dos partidos y nos eliminaron. La prensa me sacrificó, me pegaron unos palos gordísimos. Llegué a casa, estaba mi madre llorando y dije: 'Se acabó'. Fue feo. Pero sé qué algún día volveré a España.
¿Cómo empezó en el tenis?
Nací en Diezma, un pueblo de Granada, en un cortijo donde trabajaba mi padre, que era mulero, se encarga de las mulas. No teníamos ni agua ni luz ni nada y cuando yo tenía seis años nos marchamos a Barcelona en busca de una vida mejor. El hijo de una vecina jugaba al tenis y yo no sabía ni qué era, pero a los nueve años empecé a trabajar de recogepelotas en el Real Club de Tenis de Barcelona. Éramos niños pobres, nos pagaban dos pesetas y media la hora. Pero así empecé. A ver tenis, a jugarlo. Los de mi generación, Santana, Orantes, Antonio Muñoz, veníamos del mismo sitio, de muy abajo.
Quique Guasch: "Me vetaron hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España"

Quique Guasch: “Me vetaron hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España”

"He sido incómodo toda mi puta vida", arranca Quique Guasch (Barcelona, 1951) y sorprende a quien creció viéndole, Mundial tras Mundial, partido tras partido, como reportero afable y siempre con el protagonista adecuado durante la etapa gloriosa del deporte en TVE. Es un clásico de estampa inolvidable y, viendo cómo se conserva en 2025, eterna: bigotazo, calva brillante y bronceado permanente desde mucho antes del furor de los rayos UVA. Sólo las canas le delatan. Eso y que, desde que le atropelló un ERE en la tele pública en 2008, fue desapareciendo del primer plano.

"La profesión no perdona a los viejos, cosa que comprendo, y si encima eres molesto para el poder, te rematan. Yo no he podido ni sabido ser otra cosa y me lo han permitido… hasta que no", reflexiona con más resignación que rencor.

¿Qué le hacía tan incómodo?
Yo digo lo que pienso y no pienso lo que digo. Eso en nuestra profesión te pasa unas facturas terroríficas, amigo mío. Y los peores son los que menos te esperas, los que van de liberales y de ser unos tíos cojonudos, pero son una mierda como un piano. Grandes cracks de la comunicación que se dedican a joder la vida a otros más débiles.
¿Habla de alguien en concreto?
No merece la pena nombrarlos. Ya no. Y algunos presumían de ser de izquierdas, como yo, pero luego lo que menos les importaba eran los trabajadores. Uno, que encima es un gran periodista, se dedicó a joderme la vida cuando salí de TVE, me vetó hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España, pero no le puedo nombrar porque se me querella. Además ya da igual porque me lo paso ahora maravillosamente bien. Ando un poquito por las mañanas, que me lo recomendó el cardiólogo, y me voy al Club Natación Barcelona, que es mi casa verdadera, a tomar el sol y bañarme todos los días del año.

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Hay que mantener el moreno.
Claro, y el bigote. Son mi imagen de marca. Y la calvicie, eh. La reivindico y la llevo con orgullo desde hace 50 años. Me han ofrecido varias veces ponerme injertos gratis, ¿para qué quiero yo pelo ahora? No merece la pena. No sé si a los 25 me lo hubiera pensado, pero ahora…
Los que se quedan calvos jóvenes luego aguantan mejor el paso del tiempo, envejecen más lento.
Porque parecíamos viejos con 30, pero, mira, yo estoy como una rosa y el secreto es el sol. Siempre con protección, eh, no seamos gilipollas. Y luego tengo otro secreto para mantenerme joven que no te he contado hasta ahora. ¿Sabes cuál es mi pasión?
Así, a bote pronto, no se me ocurre.
Mi pasión es el Barça. Pero no es que sea un apasionado del fútbol, lo que me apasiona es el club, las movidas que hay alrededor, los intereses creados, la política que se mete dentro de los despachos... Enterarme de todo eso, aunque ya no lo cuente en ningún lado, me vuelve loco.
¿Y por qué no lo cuenta en ningún lado? Muchos periodistas de su generación siguen colaborando en medios.
Ya, pero, como te he dicho antes, yo no me callo. Si veo algo que huele mal en el Barça, lo digo y automáticamente llamarán a quien me contrate a preguntar: "¿A este tío por qué lo tenéis aquí si ya tendría que estar jubilado?". Lo sé porque me ha pasado. Y estoy jubilado, ojo, lo que pasa es que me enferma ver que yo me entero de cosas del Barça que los periodistas que lo siguen cada día deberían saber y no saben. O no lo cuentan, porque los pobrecillos no pueden hablar libremente o les quitan hasta la posibilidad de hacer una pregunta en las conferencias de prensa. Perdóname la falta de humildad, pero es verdad que sigo teniendo esas conexiones y esas fuentes dentro del club.
¿Duele ese exilio profesional?
No tengo ya fuerza para luchar, me he cansado. Las últimas ofertas que he tenido te pagan un café con leche por colaborar una vez al mes. Ya no estoy para eso y entiendo que esto debe de ser para gente joven. Les deseo lo mejor y que les paguen más dignamente. Yo estoy feliz. Mis mañanitas en el club, comida con mi santa esposa y, cuando ella vuelve al trabajo, me retiro a mis aposentos y me dedico a jugar con el ordenador, hacer mis llamadas y ponerme al corriente de las muchas barbaridades que dicen estos pseudoperiodistas que proliferan ahora en internet, bárbaros que están vendidos a los clubes por una gorra y una bufanda y, encima, muchos medios de verdad promocionan. En fin, es otro mundo, uno al que ya no pertenezco. Yo no nací con el ordenador, nací con el ordenanza, que suena parecido pero no es lo mismo [risas].
¿No reconoce el periodismo actual?
No queda nada del periodismo deportivo que yo conocí, el de verdad, el que quería contar cosas. Entras en las webs deportivas y ves que cogen lo que dicen otros, lo pegan, lo titulan y ya está. Con eso llenan. Es verdad que está muy mal pagado y que seguramente los editores o los directores les obligan a hacer esos contenidos que no tienen ningún valor pero dan clics, pero todo está mal. Me aburre la profesión ahora. He dejado de escuchar los programas de radio porque todo son intereses y portavoces de Laporta o de Florentino defendiendo lo suyo. En el fútbol se está haciendo la obra más importante de la última década en Cataluña, el campo del Barça, que cuesta una millonada y se le da a una constructora turca desconocida, pero los periodistas no indagan y los políticos de mi tierra dicen "amén". Pues nada, ya está. Todos callados y su amo, contento.
Asumo que el amo al que se refiere es Laporta.
Aquí sí. Allí, Florentino. Fíjate, Laporta tiene tres demandas por una presunta estafa con el Reus que está en juicio y aquí no se publica ni una línea. Ni una ni dos, tres. Laporta es un tío que no ha trabajado en toda su vida, ¿de qué vive entonces? Es fácil imaginarlo... más claro, agua. ¿Qué es lo que de verdad me preocupa? Que un buen número de socios, que son buena gente, le votaron y le permitieron hacer las famosas palancas que han hipotecado al club para siempre. Unas palancas cuyo ideólogo es un economista avalado por Florentino. Van de la mano porque les interesa la Superliga, cosa que entendería si no hubiera estado tan mal parida. Aún no comprendo cómo a una cabeza privilegiada como Florentino se le puede ocurrir presentar un proyecto así en 'El Chiringuito'. ¡'El Chiringuito'! Apaga y vámonos. Con eso, nació muerta.
Este amor por el periodismo fue tardío, porque estudió Derecho.
He sido siempre un desastre. Me enganchó el gusanillo de la radio estando ya en la universidad y lo dejé todo por ella, con el consiguiente disgusto familiar y de amigos. Me volvió loco este mundo y no me arrepiento de nada. Me ha ido bien, mal y regular, según el momento, pero he disfrutado mucho porque pillé la mejor época del periodismo en España. Había trabajo, había medios, viajabas, tenías acceso a los protagonistas... Gracias a mi trabajo tengo amigos del Madrid, del Barça, del Dépor, de la Real Sociedad, del Athletic... ¿Esto cómo lo pago? Si cuando me muera, no va a caber la gente en el tanatorio con la cantidad de amigos que he dejado. ¿De qué me puedo quejar? De nada.
Sin embargo, empezó haciendo radio musical.
Claro, estamos hablando de los años 70 y tenías que hacer música porque el deporte estaba creciendo, pero aún era muy secundario en la radio. De hecho, durante unos cuantos años en Radio Joventut yo intentaba hacer deportes y no me dejaban porque, como sabía hacer muchas voces, me ponían en las novelas. Me hinché. Pero en cuanto pude me dediqué a esto que sigo adorando.
Por la noche presentaba shows en algunas de las discotecas más famosas de Barcelona. ¿Eso le ayudó a acercarse a los futbolistas?
Yo he disfrutado mucho con los jugadores, me lo he pasado muy bien y jamás contaré lo que no se debe contar. No porque me lo agradezcan sino porque forma parte de mi background, de mi vida y de mi forma de ser. Yo no soy un alcahuete. Estaba allí porque ellos confiaban en mí, no para escribir ahora un libro de memorias explotando las vidas de otros más importantes. Eso muere conmigo y punto.
Con los jugadores del Barça del Dream Team llegó a hacer un programa en TVE, 'Fantástic', en el que ellos eran los presentadores y hasta interpretaban gags cómicos.
Eso es. Eran Julito [Salinas], Pep [Guardiola], Talín [Alexanko], Txiki [Begiristain] y Eusebio, principalmente, aunque vinieron varios más. Eso fue idea mía. Estaban mis jefes en Cataluña pensando ideas de programas y les dije que por qué no hacíamos uno con los futbolistas del Barça. Alucinaron, claro. Pensaban que era imposible. Toda la parte burocrática la llevé yo y ahí me equivoqué por inexperto. No hablé con el Barça, sino con Johan [Cruyff], que les dio permiso sin que el club supiera nada. En aquel momento los derechos de imagen no eran los de ahora, que el futbolista depende del club hasta para hacer caca y pipí. El Barça sólo tenía control sobre lo que hacían dentro de sus instalaciones o con la camiseta puesta, para lo demás eran libres y no tenían que consultar a nadie. Me aproveché de eso, se hizo y estuve a punto de que se hiciera en el Madrid, porque yo tenía mucha confianza con sus internacionales de cubrir la selección y me habían dicho que sí, porque esto fue un bombazo a nivel de imagen para los del Barça y les daba envidia.
¿Y por qué no se hizo?
Porque yo no daba abasto y siempre he sido un poco tonto. En vez de montar una productora, como hacen tantos periodistas ahora, sencillamente me mataba a trabajar para mi tele sin ver un duro extra y, al final, no me daba la vida. Pero a los del Barça los tuve a todos, nos lo pasamos muy bien y, para esos iluminados de los clubes que ahora no dejan que los futbolistas hagan nada, ese año ganaron la Liga y la Copa de Europa. Mucho no les distrajo el programa.
¿Cómo había sido su llegada a Televisión Española?
En la radio logré empezar a hacer deporte. Baloncesto, fútbol, todo... Y entonces me dijeron que TVE estaba buscando gente para informativos en Barcelona y me presenté a las pruebas. Fue una entrevista a Asensi, que siempre ha sido un gran tipo, y me cogieron. TVE estaba en crecimiento e iban teniendo cada vez más deporte, así que al año pasé ahí y ya me quedé 32 años.
En esa época, sin más canales, salir en TVE haciendo deportes te convertía en una celebridad.
Tal cual. Para la gente y para los deportistas, que veían lo mismo que el resto. Eso te facilitaba mucho el trabajo porque te conocían lo mismo ellos a ti que tú a ellos. Estaban deseando salir en TVE. Por ejemplo, en noviembre del 86, cuando estaba en la cima del mundo tras el Mundial de México, traje a Maradona a Madrid para salir en 'Estudio Estadio' y no cobró ni un duro. Ni él ni yo. A veces pienso que con la amistad que tenía con Diego, que me llamaba Pelao, y las muchas entrevistas exclusivas que le hice, hubiera podido hacer negocio, pero es que yo defendía a la empresa como si fuera mía. Craso error. Más tonto no podía ser.
A ver, no le fue mal para ser tonto, eh.
Era tonto en cuanto a ganar dinero, no como periodista. Era un trabajador normal y corriente de los muchos que hay en Televisión Española, un poquito más avispado que algunos y peor que otros, pero me movía muy bien.
Quique Guasch posa para la entrevista, en Barcelona.

Quique Guasch posa para la entrevista, en Barcelona.David RamírezAraba Press

¿Cómo surgió la amistad con Maradona?
Nos conocimos en Buenos Aires, en marzo del 81. Fui a hacer un amistoso entre Argentina y Alemania porque jugaban Stielike y Breitner, que los conocía del Madrid. De Maradona ya se empezaba a hablar bastante, pero en Europa no lo habíamos visto y nada más llegar tuve una enganchada con él, porque no me quería dar una entrevista. Y estuvimos ahí peleándonos hasta que conseguí dos palabras de él, pero ya vi que era especial y cuando regresé a España se lo decía a todo el mundo: "Cuidado con este tío, que es muy bueno". Se empezó a hablar de que podía venir al Barça, la cosa fue tomando cuerpo y cuando vino con la selección a jugar el homenaje a Rexach, en septiembre, ya estuve pegado a él. Le había caído simpático con aquella primera pelea y ya seguimos siendo amigos hasta su muerte.
¿Qué porcentaje de la mitología, buena y mala, que le rodea es cierta?
De Maradona habla todo el mundo y se han escrito auténticas barbaridades, pero la base es cierta. Un día, ya bastante al final, me dijo: "¿Tú te imaginas, Pelao, qué futbolista hubiera sido si no me hubiera drogado?". Él era consciente del daño que le había hecho la puta droga.
¿Y qué se le responde a eso?
Le dije: "Pues, Diego, habrías durado una hora en vez de un cuarto de hora". Eso sí, menudo cuarto de hora. Había algo en Diego distinto a todos los demás grandes. La personalidad, el magnetismo... Era un líder fuera y dentro del terreno de juego. Un tipo de izquierdas y sindicalista que nunca olvidó de dónde venía. Yo le decía mucho que se metía en líos innecesarios con su estatus, pero le daba igual. En el Mundial de México, por ejemplo, él y Sócrates se pasaron todo el torneo peleándose con la FIFA por los horarios. Se manifestaba tras cada partido aunque le amenazan. Él era así, vivió así y murió así.
Estando tan cerca de él en Barcelona, ¿no se dio cuenta de que estaba consumiendo regularmente cocaína?
No, ten en cuenta que hasta que dio positivo en el 91, no se sabía nada. En realidad, yo me enteré antes. En el Mundial de Italia 90, un vicepresidente de la FIFA me dijo: "Oye, tu amigo se droga". Me quedé lívido. Le pregunté de qué me hablaba y no me dio más detalles, pero ya me empezaron a cuadrar cosas porque si algo tenía claro es que Diego no se drogaba para jugar mejor, que me hubiera preocupado menos. Entendí que la cosa era jodida.
¿Alguna vez lo habló con él?
No. A Maradona era muy difícil aconsejarle. No había ni Dios que tuviera los cojones de decirle: "Te estás equivocando, maestro". No te lo permitía. En reiteradas ocasiones, cuando no le gustaba la conversación, la zanjaba diciendo: "Yo soy Maradona". Y ahí se había acabado la película. Hacía lo que le daba la gana en todos los sentidos.
Cubrió seis Mundiales, ¿le sobraron o le faltaron?
Es una buena pregunta. Yo he vivido por y para esto y no lo habría dejado nunca mientras las fuerzas me aguantasen, que ahora ya me fallan. No es un trabajo que intelectualmente tenga mucho desgaste, pero yo lo vivía con una intensidad tremenda. Entiendo que un periodista no tiene que tener festivos, tiene que dejar de ir a trabajar, pero estar conectado al día, saber lo que pasa, dónde está la gente, por qué van a comer con este representante... Ahora esto ni se hace ni se sigue. La excusa de los periodistas actuales es que los jugadores no hablan. Perfecto, pero los representantes y los directivos, sí.
A usted aún le hablan muchos deportistas de su época.
Porque he callado más de lo que he contado. Siempre preferí la persona que la noticia y por eso sigo teniendo hoy a las personas. De todos modos, es un buen trato profesional, de muy pocos me considero amigos. Por ejemplo, ahora hay una cadena de televisión que prohíbe a sus periodistas llamar de usted a los entrevistados. Yo eso no lo aceptaría. He llamado de usted hasta a mis amigos más cercanos cuando estaba trabajando porque tiene que haber una credibilidad, no un compadreo. Esa seriedad se ha perdido.
¿Han perdido los periodistas deportivos el respeto de la gente?
Totalmente y creo que nos lo ganamos a pulso. El periodista se ha creído protagonista y no es nadie.
Usted ha sido muy popular.
Sí, es cierto, pero eso nunca afectó a cómo afronté mi trabajo. A esa popularidad ayudó mucho mi imagen y todavía hoy me reconoce la gente por la calle. En aquella época entraba en una discoteca y no pagaba una copa, ahora que estoy jubilado y lo necesito más, lamentablemente pago hasta en el metro [risas], porque yo voy en transporte público a todas partes. A cambio, soy multimillonario en tiempo y eso gana a todo. No tengo prisa ni para morirme. A lo mejor algún día, por desgracia, te tengo que decir que estoy muy jodido, pero por ahora estoy en la gloria.
Hace unos días falleció José Ángel de la Casa, ex jefe y amigo.
Amigo por encima de todo. Lo pasé muy mal. Tuve la gran suerte de que, a través de su hijo Juanma, muy pocos días antes hice una videollamada con él para despedirnos. No lo olvidaré en la vida. Ha sido una persona a la que no se le ha hecho justicia profesionalmente. Ni un poco. Al menos, de cara a su familia, la cantidad de compañeros que estuvieron en el tanatorio y en el entierro sirve un poco de reconocimiento, pero fue tarde y triste. Es un pequeño consuelo para su familia, pero totalmente insuficiente. Mereció mucho más, pero en esta profesión si eres un buen tipo y no vas presumiendo, nadie te hace caso. En realidad, creo que a toda aquella generación de periodistas de TVE no se nos ha agradecido en absoluto todo lo que hicimos por el deporte en España. Ni la profesión ni, sobre todo, la cadena.
¿En qué sentido?
Muchos de nosotros salimos mal de TVE porque ya nos invitaron a irnos. Ni siquiera tuvieron el valor de echarnos directamente, simplemente nos persiguieron como si fuéramos los culpables de una mala situación económica. Estoy hablando de casi todos mis compañeros de Deporte. Nos convencieron de que dependía de nosotros salvar la televisión y esa fue la gran mentira de mi vida. Echaron a 5.000 tíos de Radio Nacional, TVE y la agencia EFE y no cambió nada. El Estado tuvo que poner dinero como ha puesto siempre y se lo siguieron llevando los directivos como se lo han llevado siempre.
¿Por qué TVE es tal polvorín?
Porque no tiene una línea periodística ni empresarial. No hay seriedad. Allí mandan los políticos. Hay un Consejo de RTVE en el que cada partido coloca a los suyos y en el que la mayoría sólo está para llevárselo crudo en dietas y kilometraje, como decimos todos en la tele. No hay un criterio. Ahora hacen una apuesta, mañana cambian de idea, todo se improvisa según convenga... Yo no tengo nada contra Broncano ni contra Buenafuente por ganar lo que ganan, que es menos de lo que se dice y son dos profesionales estupendos, el problema es que si mañana cambia el Gobierno ya no servirán esos programas y la decisión no será por si son buenos o malos ni si funcionan o no, igual que no lo ha sido a la hora de ponerlos.
¿Esa injerencia política siempre ha sido igual?
Sí. Los gobiernos siempre han mandado igual en TVE, lo que pasa es que ahora se sabe más que antes. Ese problema siempre ha sido la cruz de la cadena. Yo creo en la tele pública, creo que tiene sentido como concepto, pero como está enfocada TVE, tal vez no. Para eso hubiera sido mejor cerrarla cuando la mataron.
¿Cuándo fue eso?
Cuando le quitaron la publicidad porque al Gobierno le interesaba salvar a unos canales privados que estaban con el agua al cuello. Esa fue la sentencia de muerte. A los veteranos con sueldos altos nos echaron porque había que reducir personal de una forma tremenda y lo peor fue que nos prohibieron trabajar de nuestra profesión. Tras el ERE, yo podía trabajar de mecánico, de tornero o de camarero, pero como quise seguir trabajando de periodista me hincharon a multas y me llevaron a juicio. La libertad de expresión es mentira, es otra pantomima.
Uno de sus últimos trabajos en TVE fue como presentador de 'El Rondo', una de las primeras tertulias futbolísticas con un tono similar al que ahora tiene 'El Chiringuito'.
Sí, fue un éxito y se lo cargó Florentino porque no le gustaba no controlarlo. Y eso no lo digo yo, lo dice él mismo en los famosos audios filtrados. Aquello fue un invento de Alfonso Arús, que es un visionario de la televisión. Entendió en aquel momento que los jugadores en activo no dicen nada y los jubilados aportan poco, entonces invitó a periodistas y aquello lo cambió todo. Hasta que se acabó porque Florentino quiso que se acabara para poner un programa con Pedrerol, que sí era de su cuerda. No le fue bien y a la media temporada lo largaron, pero el daño ya estaba hecho.
¿Por qué Florentino les quiso cerrar?
Por control. Yo no le he insultado en la vida, lo que pasa es que repetía mucho aquello del ser superior, porque me hacía muchísima gracia la frase y esto se ve que, por lo que me ha contado gente cercana a él, le ponía como una moto. Pero, vamos, que Florentino tiene mucho poder y que lo utiliza no hace falta ni que lo cuente, lo sabe toda España. Todo lo que no le interesa en los medios de comunicación, lo persigue. Esto es así: lo ejecuta. Y a nosotros nos tocó también. A partir de ahí, mi carrera ya quedó marcada.
Me consta que, pese a esa experiencia, le gusta 'El Chiringuito'.
Sí, encuentro que son unos personajes cojonudos. Personajes que no periodistas, porque de información van justitos. Allí no te puedes enterar de casi nada, salvo de alguna cosa que le interesa al Madrid que suelten. Es un programa de Florentino, si no lo dirige le debe faltar poco, pero a mí me divierte bastante.
No guarda rencor, pues.
¿Para qué? He hecho lo que más me gustaba y, aunque no soy millonario, no me ha ido mal la vida. He sido feliz y eso es impagable, por eso sigo ahí intentando sacar información. Ya que nadie más lo hace... Ahora los periodistas quieren ser como los youtubers, que están todo el día hablando de fútbol sin decir nada, es llenar por llenar a cambio de que Laporta les dé una gorra del Barça o Florentino una del Madrid. Qué pena, con lo que fue este oficio.
Ante Tomic: "Veo cero la NBA, muy poco la Euroliga y no mucho la ACB"

Ante Tomic: “Veo cero la NBA, muy poco la Euroliga y no mucho la ACB”

Han pasado 15 años desde que Ante Tomic llegara a Madrid soportando comparaciones con Pau Gasol y 13 desde que firmó por el Barça no sin ser criticado. Y ahí sigue el gigante, dominando las pinturas de la ACB con su atildado baloncesto, ahora con el Joventut, con el que eleva aún más su rendimiento (fue líder en valoración de la ACB, pero el MVP fue para su amigo Marcelinho Huertas). Afronta los playoffs precisamente contra el Tenerife. Con EL MUNDO habla de su vida familiar, del paso del tiempo y de sus planes de futuro mientras pasea a su perro Papi: "Esta mañana me toca a mí".

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Cumplió 38 años, renovó con el Joventut y ha firmado su temporada con más puntos, más rebotes y más minutos. ¿Le asombra?
Ha salido así, pero en mi carrera nunca me he fijado en meter más o en hacer más. Bueno, en hacer más para ayudar al equipo, eso sí. Pero este año los números son realmente buenos y estoy contento.
¿Cuál es la clave?
Influye un poco todo, no hay una fórmula exacta. Durante estos años he tenido unas temporadas muy buenas y otras no tanto. Aunque creo que durante todos mis años en España he mantenido un nivel bastante sólido. Esto parece como el mercado, este año lo importante es que el rendimiento va para arriba. La bolsa ha subido un poquito (ríe).
El MVP de la ACB fue para su amigo Marcelinho Huertas, con 42 años. Pero estadísticamente usted fue el mejor.
Los numero están ahí, pero no se mira sólo eso. También tu equipo debe estar entre los mejores. Este año, en ACB fue una montaña rusa, pero hemos estado ahí, hemos tenido mucho éxito, logrando el objetivo del playoffs. Veremos ahora, sin tener factor cancha, en una eliminatoria corta, puede ser importante o no. Pero yo siempre me fijo en las dos competiciones juntas. En Eurocup podemos decir que no lo hemos hecho bien.
¿Se cuida tanto como él?
No, tan radical como él no. Intento cuidarme, sobre todo con la comida. Es muy importante para un deportista. El descanso también. Hice algunos cambios en mi vida, pero no tan radicales. Creo que no hace falta. Tampoco creo que hubiera cambiado mucho en mi cuerpo.
¿Convivió mucho con el dolor?
Por suerte tuve muy pocas lesiones, me respetaron mucho. Algún dolor en la espalda, esto pasada cada día. Pero nada importante, por suerte. Ni nada crónico. Y esto es importante, no sólo para ahora, más allá. Imagínate con 60 años, para una persona tan alta. Es importante cuidarme ahora para llegar bien.
Se hizo muy viral la queja de Huertas sobre el nivel físico del baloncesto actual, lo que se permite. ¿Está de acuerdo?
Bueno, le pegaron mucho ese partido y se enfadó (ríe). La cosa ha cambiado, sí y no. Te podía decir algo, pero mejor no... Hay partidos donde te pegan más y quizá no te pitan tanto. Y otro que te sientes un poco mejor y pasas de estas cosas. Marce estaba un poco caliente. No creo que haya un cambio tan radical. Siempre hubo equipos y jugadores así.
No ha bajado de 10 de valoración en ningún partido de la temporada. Algo histórico.
Me lo decían después de cada partido. No te voy a engañar, lo miro y soy consciente. Pero quiero no pensarlo. Pero con las redes, la gente alrededor que te avisa... Intento concentrarme en cosas que importan de verdad.
Pau Ribas anunció su retirada. Serán sus últimos partidos juntos. ¿Qué siente?
Me siento raro. He visto un dato que es bastante impresionante. Es el compañero con el que más partidos he jugado, casi 500. Eso no me sorprendió tanto, pero sí la diferencia con el segundo y el tercero, Brad Oleson y Guillem Vives, casi 300 partidos menos. Madre mía. Y claro, Pau anuncia que se retira y pienso: '¿Y yo qué?'. Es raro. Después de jugar tantos años con un compañero... le echaré de menos. Tenemos una conexión importante. Sin querer, después de tantos años, es especial. Pero no sólo yo, el mundo del basket le echará de menos. Seguro que se queda cerca.
Ante Tomic.

Ante Tomic.DAVID GRAU LLINARESMUNDO

¿Cómo es su relación con los jóvenes en un equipo de formación como el Joventut?
Me siento bien con ellos. Para mí ha sido un cambio enorme. Sobre todos los dos primeros años en el Joventut, cuando éramos un equipo muy muy joven. Chicos de 17 y 18 años. Y yo y Pau como unicornios. No soy el típico veterano que te va a gritar. No soy ese tipo de persona. Siempre intento, y en casa con mis niñas también, mandar o enseñar con el ejemplo. Más que hablar mucho o decirte 'tienes que hacer esto'. Por esta razón desde el primer día tuve el respeto de todos. Soy así.
¿Qué quiere ser Ante Tomic de mayor, cuando se retire?
Este año he empezado un curso en un instituto y el año que viene empiezo otro. Estoy haciendo pasos pequeños hacia la retirada. Cursos de economía, finanzas, marketing... Para luego decidir el camino.
Ante Tomic, con su familia, en el Olímpic de Badalona.

Ante Tomic, con su familia, en el Olímpic de Badalona.ACB Photo

¿Alejado del baloncesto?
No tanto. Pero si me preguntas si quiero ser entrenador, en este momento no. Pero en el futuro, yo qué sé.
¿Ve mucho baloncesto?
NBA cero. Nada. Euroliga muy poco. Y ACB cuando puedo, sobre todo los domingos al mediodía, pero no mucho. La Final Four no la pude ver, o mejor dicho, no la quise ver, porque fui con mi hija pequeña al cine. Hay cosas que son prioritarias. En este caso, entre un partido de Final Four y mi hija pequeña, creo que no hay discusión.
¿Cambió mucho el baloncesto desde sus inicios?
Hay una cosa que me está sorprendiendo muchísimo, la fuga de talentos a college o universidades americanas. Y la cantidad de dinero que están pagando. Nadie puede creer lo que está pasando.
¿Es malo?
No lo sé, pero me sorprende una barbaridad. La cantidad de dinero. Son niños. Yo llegué a Madrid con 22 años, es diferente. Ahora se van de casa con 16 ó 17. O incluso 14. El otro día hablé con un compañero croata, Nikola Garma, su hijo Toni juega en los cadetes del Real Madrid. ¡Se fue con 13 años! Imagínate. ¿Tú tienes niños? Imagínate que se vaya solo a un país no sé dónde. Es complicado. Pero de eso se trata ahora mismo en Europa. Son niños de 13 años que tienen que ser adultos.
Tu hija mayor tiene nueve años. ¿Juega?
No. No juega y no le interesa el basket. Ni a la pequeña, de momento.
Cuando viaja a Dubrovnik con ellas, ¿les habla de cómo fue su infancia, de los años de la guerra?
Ellas no lo entienden, les puedes explicar todo lo de la guerra, y no lo entienden. Y tampoco quiero entrar. Por suerte no tienen que vivirlo. Estamos viendo lo que está pasando en el mundo. En Croacia hay un dicho que no sé muy bien cómo traducirlo: "Están felices en su no conocimiento". Nuestra vida en Barcelona es muy tranquila y muy simple. He renovado dos años, pero en un futuro nos gustaría quedarnos aquí. Por lo menos hasta que las niñas crezcan. Ellas mandan un poco.
El peor gesto de Carlsen: un puñetazo en la mesa tras perder una partida

El peor gesto de Carlsen: un puñetazo en la mesa tras perder una partida

Actualizado Lunes, 2 junio 2025 - 16:35

Los genios del ajedrez suelen llorar sus derrotas de niños y maldecirlas de adultos. En ese dolor insoportable ante la idea de perder reside gran parte de su fuerza. Magnus Carlsen, número uno del mundo, reaccionó este domingo de una manera muy poco deportiva, sobre todo en un juego que solía presumir de ejemplar. El gran maestro noruego dio un puñetazo en la mesa en el momento en el que abandonaba su partida contra Gukesh Dommaraju, campeón del mundo. El joven indio, de 19 años, lograba así su primera victoria en ajedrez clásico contra el mejor jugador del planeta. Era un duelo cargado de morbo, en el que ambos tenían muchas cosas que demostrar.

El propio Gukesh reaccionó con deportividad al feo gesto de Carlsen. "Entiendo su reacción, porque yo mismo he golpeado muchas mesas", disculpó el campeón. Cabe aclarar que el enfado de Magnus estaba dirigido sin matices contra sí mismo, por malograr una clara ventaja trabajada durante horas, con un porcentaje de precisión que poco antes de su pérdida de papeles era del 99 por ciento. Carlsen asestó su puñetazo sobre la mesa, que hizo que las piezas saltaran por el tablero; curiosamente, el rey y algunas piezas del indio fueron las únicas que se mantuvieron en pie. Inmediatamente después, Magnus le dio la mano a su rival, que seguía lidiando con sus propias emociones. Acaba de cumplir 19 años y todavía hay críticos que lo consideran indigno de llevar la corona.

En los vídeos se ve cómo poco después del golpe, mientras Gukesh aún contiene su alegría, el noruego pasa a su lado como un ciclón, pero tiene tiempo de darle un toquecito cómplice en la espalda, casi cariñoso. La relación entre ellos sigue siendo cordial, eso es seguro, y lo único dañado ha sido la imagen del número uno.

Exceso de motivación

En la primera vuelta, el jugador vikingo ya superó al campeón, todavía líder del Norway Chess, el torneo más fuerte del año, ya que participan los cinco mejores del mundo, además del chino Wei Yi, número 19. Entonces publicó un tuit (después de su derrota no ha sido tan rápido en reaccionar) con una frase de la serie 'The Wire': "Si vienes a por el rey, es mejor que no falles". Ganar de nuevo al campeón y colocarle un 2-0 habría supuesto un golpe de autoridad sobre la mesa. Al transformar esa autoafirmación moral en una prueba física de frustración, en un impacto real, Carlsen se coloca a sí mismo en una posición delicada.

Por desgracia para él, es reincidente, ya que no es la primera vez que reacciona airado a alguna derrota inesperada. Algunos grandes maestros, como Ivan Sokolov, se apresuraron a defender su gesto, que en todo caso cualquier ajedrecista puede entender. Hay pocas cosas más duras que dejar escapar una partida importante por un error postrero, después de horas de concentración. "Tuvo una reacción emocional normal después de su error... perdiendo una partida que estaba 'ganando' durante bastante tiempo... Inmediatamente reajustó las piezas. Mostró respeto a Gukesh y salió. No hay nada malo en su comportamiento", explicó el gran maestro neerlandés.

Calma extrema del joven campeón

De Gukesh cabe admirar varias virtudes, no solo la naturalidad con la que entendió el enfado de su oponente. Durante la partida, se vio sometido por una fuerza de la naturaleza, pero nunca se rindió. Primero, tras ser neutralizado en las primeras jugadas, pese a que él llevaba las piezas blancas, tuvo que decidir si seguía jugando a ganar y volvió a apostar por el riesgo, en lo que ya es una de sus señas de identidad.

En el confesionario, una de las aportaciones del Norway Chess al panorama ajedrecístico (la otra es que los duelos nunca terminan en empate), Carlsen ya había comentado esta circunstancia. Conocedor de que Gukesh es "muy ambicioso", incluso contra él, Magnus esperaba que su enemigo jugara a ganar, en lugar de buscar un sencillo empate. Pronto vio que desde un punto de vista objetivo era el camino erróneo, pero el indio no dejó que el arrepentimiento hiciera mella en su voluntad y nunca se vino abajo. Siguió luchando y resistió de forma heroica para mantener la partida viva hasta la fase final, en la que la presión del tiempo se convierte en un factor crucial. Cuando escasean los minutos, y en Noruega se juega a un ritmo más alto de lo normal, los errores empiezan a aparecer incluso cuando el protagonista es Magnus Carlsen, que hasta ese momento había jugado al nivel de las máquinas.

A falta de cuatro partidas, todo está por decidir en la ciudad noruega de Stavanger, pero hay algo que no tiene vuelta atrás. El joven tiburón ha probado la sangre de quien muchos consideran el mejor jugador de la historia. El veterano número uno, dolido y arrepentido, sabe bien que la relación entre ambos ha entrado en otra dimensión. La posibilidad de someterlo en los próximos enfrentamientos está más lejos que antes. Una vez roto el cristal del respeto, este ya no se recompone jamás. Las próximas partidas entre ambos serán un espectáculo de primer nivel. Quién sabe incluso si a Carlsen no le servirá como estímulo para intentar recuperar una corona a la que renunció de forma voluntaria, aburrido de no encontrar enemigos de su talla.

Roland Garros ya tiene a su cenicienta: Boisson, la 361 del mundo, sin sponsor, llega a cuartos en su debut

Actualizado Lunes, 2 junio 2025 - 16:27

"Aux armes, citoyens. Formez vos bataillons. Marchez, marchez. Qu'un sang impur abreuve vos sillons". Ya era hora. Este año el público de Roland Garros ya había cantado 'La Marsellesa' después de éxitos menores, como la victoria de Arthur Fils ante Jaume Munar en segunda ronda, pero llevaba muchas ediciones sin entonarla por una gesta de verdad. Lois Boisson lo hizo posible este lunes. ¿Lois Boisson? Sí, Lois Boisson. Una tenista desconocida para el gran público y para el aficionado experto, la número 361 del ranking mundial, una debutante en Grand Slam se clasificó para cuartos de final después de derrotar a Jessica Pegula, la número tres del mundo, por 3-6, 6-4 y 6-4. Le espera ahora Mirra Andreeva, pupila de Conchita Martínez, y lo tendrá más difícil, pero su historia ya está escrita. París ya tiene su cenicienta.

Ninguna francesa ha jugado la final desde Mary Pierce en 2000, ninguna ha disputado semifinales desde Marion Bartoli en 2011. ¿Y si lo consigue? Para acabar de comprender el alcance nacional de la oportunidad de Boisson sólo hace falta un último dato: Amélie Mauresmo, mito en Francia, actual directora de Roland Garros, nunca pasó aquí de cuartos.

Y todo gracias a una invitación. Cada año el Grand Slam francés convida a muchas de sus jugadoras a la fiesta y la amplía mayoría acaban eliminadas en primera ronda. Este año nueve francesas empezaron el torneo y sólo tres ganaron algún partido. Boisson fue una de ellas, pero el duelo con Pegula parecía su techo. Había vencido a su compatriota Elsa Jacquemot, otra wildcard, a la ucraniana Anhelina Kalínina e incluso a la belga Elise Mertens, número 22 del mundo, pero derrotar a la tercera favorita era otra cosa. Los nervios le atenazaron hasta que empezó a soltar su potentísima derecha y a jugar con la presión de Pegula. El último set fue un intercambio continuo de bolas de breaks. De hecho en el punto final la estadounidense pudo romper el saque a Boisson hasta en cuatro ocasiones, pero perdonó para caer eliminada.

Dos patrocinadores en un día

"No sé muy bien qué decir. No esperaba jugar así, pensaba que tenía alguna opción remota, pero era muy difícil", confesó después del encuentro la joven francesa de 22 años, muy tímida, a preguntas de Alizé Cornet, otra histórica del tenis de su país, que nunca superó los octavos de final en Roland Garros. "Sólo puedo decir que gracias a todos por este ambiente", acabó Boisson y recogió sus cosas para marcharse.

Thibault CamusAP

Ahí estaban dos bolsas de raquetas, una Babolat y la otra Technofibre, sus zapatillas Adidas y sus camisetas Asics. La número 361 del mundo no tiene sponsor, aunque eso cambiará después de Roland Garros como ya se ha podido empezado a ver. En los tres primeros encuentros jugó sin publicidad alguna en su equipación, pero este lunes, ante Pegula, apareció con dos logos en su camiseta: la cadena de hoteles Hyatt y el portal inversor XTB.

Boisson venía del peor momento de su carrera después de romperse el año pasado el menisco y el ligamento cruzado de la rodilla izquierda. Nacida en Dijon, hija del jugador de baloncesto Yann Boisson, que llegó a disputar la Euroliga con el Asvel, su evolución despegaba la primavera pasada con su primer título, el WTA 125 de Saint-Malo, cuando se lesionó de gravedad. "Este es el camino que la vida me ha dado, ¡ahora es hora de que la disciplina me lleve de vuelta a la cima!", anunció entonces y no le faltaba razón: la disciplina le ha llevado a la cima.

Antoine Griezmann renueva con el Atlético de Madrid hasta 2027

Antoine Griezmann renueva con el Atlético de Madrid hasta 2027

Pese a su final de temporada y a los rumores que le han situado lejos del Metropolitano, Antoine Griezmann, seguirá vistiendo la camiseta del Atlético de Madrid hasta el 30 de junio de 2027, según ha hecho público el club en sus redes sociales.

Así, uno de los buques insignia del club colchonero estará en Estados Unidos vestido de rojiblanco el próximo 15 de junio para enfrentarse al PSG en el primer partido para el Atlético de Madrid en el próximo Mundial de Clubes.

"Atléticos, muy feliz de vestir por muchos años esta maravillosa camiseta y espero daros muchas alegrías. Un abrazo muy fuerte. Os quiero", ha expresado el francés en un vídeo hecho público por el club también en redes sociales en el que salía el futbolista con el cartel anunciando su renovación justo detrás.

El Principito comenzó como titular indiscutible esta temporada en una dupla atacante junto a Julián Álvarez, pero un bajón de rendimiento le terminó por sentar en el banquillo en favor de Alexander Sorloth. El galo, que terminó el curso con 16 tantos y nueve asistencias no marcó desde principios de febrero de este año ante al Mallorca.

Ese bajón comenzó a desatar los rumores que le situaban lejos del Metropolitano la próxima campaña. Fueron especialmente insistentes los que le mandaban a un equipo de la MLS, especialmente por la gran afición del galo por el deporte americano, principalmente la NFL.

Pero la historia y su proyecto familiar le han llevado al francés a aceptar la oferta de renovación del club de un contrato que expiraba en junio de 2026, justo antes de la cita internacional que disputan los rojiblancos. Se habla de que con esta operación, el club aligera su masa salarial ya que mantiene sus 8 millones de euros brutos al francés, pero los reparte en dos cursos.

El francés, máximo goleador histórico del club con 197 tantos a los que suma un total de 86 asistencias, ha sido uno de los emblemas del Atlético desde su llegada de la Real Sociedad en 2014. Griezmann ha vestido de rojiblanco durante nueve temporadas en dos etapas (jugó tres con el FC Barcelona en medio de ambas)

Griezmann fue el primer jugador en anotar en el Metropolitano en un encuentro ante el Málaga en septiembre de 2017. Vistiendo la camiseta del Atlético ha conseguido una Europa League, en la que marcó dos goles en la final ante el Olimpique de Marsella, y dos Supercopas, una de Europa y otra de España.

Además, y aunque no sea el galo de títulos individuales, ha conseguido el Balón de Bronce en dos ocasiones en 2016 y 2018 y elegido como mejor jugador de Francia, con la que ha conquistado un Mundial y una Liga de Naciones, en 2016.

Lewandowski y su continuidad tras su mejor temporada en el Barça: "La edad es un número"

Lewandowski y su continuidad tras su mejor temporada en el Barça: “La edad es un número”

Actualizado Lunes, 2 junio 2025 - 13:25

El delantero del Barcelona Robert Lewandowski aseguró que podrá jugar "como mínimo un año más al máximo nivel", remarcando que "la edad es un número". El internacional polaco cumplirá en agosto 37 años, y este curso anotó 42 tantos, su récord personal con el Barça.

En una entrevista a 'Mundo Deportivo' explicó que se siente "bien física y mentalmente", añadiendo además que está "preparado para la próxima temporada".

Sin embargo, de lo que evitó pronunciarse fue de si contempla la posibilidad de ampliar su contrato con el conjunto azulgrana, que vence el 30 de junio de 2026.

FUTURO EN EL BARÇA

Lewandowski sobre la continuidad con el equipo culé declaró que es "muy pronto" para pensar en qué decisión tomará el próximo verano. "Tengo suficiente tiempo para decidir qué quiero hacer. Ahora no es el momento", insistió el delantero, quien admitió que a día de hoy no tiene "ni idea" de qué será de su futuro a partir del 30 de junio de 2026.

"Puedo decir lo que quiero hacer ahora, pero en el fútbol un año es mucho tiempo. Por ahora pienso que lo más importante es que me estoy preparando para hacer una muy buena temporada", remarcó el goleador, que no quiso pronunciarse sobre quién debería ser su sucesor en el puesto de '9'.

Lewandowski opinó que este no es un asunto sobre el que el club deba consultarle, pero sí reconoció que "no es un tema fácil" porque actualmente la oferta de delanteros en el mercado es limitada y, por tanto, su precio es elevado.

"No he visto a muchos jugadores hasta ahora que jueguen más de dos o tres años a tope y hayan marcado más de 40 goles. En general, el nivel de goles ha bajado un poco", reflexionó el polaco, antes de valorar que encontrar "la solución perfecta" dependerá también "del entrenador y del sistema" de juego.

Por otra parte, definió la temporada del Barcelona como "casi perfecta", y reivindicó que el técnico Hansi Flick ha logrado "que cada jugador esté a su nivel".

"La próxima temporada puede ser un poquito más difícil, porque todos los rivales nos querrán ganar, pero si estamos preparados mentalmente, podremos jugar con un poquito más de experiencia y al final será un poquito más fácil", concluyó.

Verstappen, al límite en la superlicencia, dispara contra Russell: "La próxima vez traeré pañuelos"

Verstappen, al límite en la superlicencia, dispara contra Russell: “La próxima vez traeré pañuelos”

Una cuarta victoria consecutiva en Montmeló se antojaba casi imposible, pero ni el guionista más retorcido hubiese escrito un desenlace tan cruel para Max Verstappen. No sólo por su sanción de 10 segundos, tras provocar un choque con George Russell, sino también por los tres puntos que le descontaron en la superlicencia, con los que se queda a uno de perderse la próxima carrera. Para más escarnio, el líder de Red Bull fue elegido por los aficionados como mejor piloto del domingo en Barcelona. Había partido tercero en la parrilla y acabado décimo, con un punto como triste botín.

Iba Verstappen hecho una furia por la zona mixta de Montmeló cuando le tendieron el micrófono de Sky Sports. Nico Rosberg, comentarista de la cadena británica, había insinuado que su maniobra ante Russell merecía una bandera negra. "Esa es su opinión. Cada uno puede tener la suya", replicó el holandés. Cuando le insistieron con que si se trataba de algo deliberado, Mad Max fue cortante: "¿Eso importa? Prefiero hablar de la carrera antes que de un instante determinado". Una vez más le repreguntaron por la descalificación, así que ya zanjó cualquier duda: "Creo que fue un error de cálculo".

Para saber más

En Barcelona se reabrieron las rencillas entre dos pilotos que no se soportan. Otro episodio que añadir a lo ya vivido en el GP de Azerbayán 2023, cuando Verstappen llamó "gilipollas" al británico, o en el último GP de Qatar, hace seis meses, cuando no dudó en mandarle "a la mierda". "Así es Max en las carreras. Me alegro de haber podido acabar, aunque no sé muy bien en qué estaba pensando", concluyó Russell sobre el incidente.

"no tengo nada que decirle"

Por supuesto, ninguno de los involucrados manejó siquiera la posibilidad de disculparse ante la otra parte. "No, no le voy a ver y no tengo nada que decirle. En la vida no hay que arrepentirse de demasiadas cosas", clamó Verstappen. No se percibía asomo de arrepentimiento en sus palabras tras la peligrosa maniobra en la curva 5. "¿Qué opinas de que Russell crea que estás dando un mal ejemplo a los jóvenes?", le deslizaron. "La próxima vez traeré pañuelos", concretó.

Estos malos modos parecieron hartar incluso a Christian Horner. Tras esquivar en primera instancia a la prensa, el jefe de Red Bull concedió que su piloto se había sentido "frustrado". "Aún no he tenido la oportunidad de hablar con él... Es algo que analizaremos internamente", reveló el británico.

Por primera vez desde el GP de Italia 2017, Verstappen vio la bandera a cuadros sin entrar entre los nueve primeros. Pese al mal sabor de boca, durante la vuelta de enfriamiento quiso felicitar a los pilotos de McLaren por su doblete, elevando uno de sus pulgares. Por extraño que pareciera, tras el GP de Arabia Saudí y el GP de Emilia Romagna, el tetracampeón fue otra vez distinguido por la F1. Con el 19,7% de los apoyos, superó en el voto popular a Oscar Piastri (14,5%) y Nico Hulkenberg (10,6%).

Red Bull y el GP de Bahrein 2022

Durante 60 vueltas, Verstappen ofreció un sensacional espectáculo, cuestionando la superioridad mecánica de McLaren. Se mantuvo con opciones de llevar a buen término el plan de Hannah Schmitd, la jefa de estrategia de Red Bull. Nada menos que tres paradas en Montmeló. Sin embargo, esa apuesta quedó hecha trizas por el safety car decretado tras la avería de Andrea Kimi Antonelli. Quizá hubiese sido preferible aguantar lo que quedaba hasta la meta con el neumático blando viejo. Y no recurrir a los duros, que se habían mostrado muy erráticos desde el warm-up.

"Siempre es fácil opinar a posteriori, pero en ese momento tomamos la mejor decisión con la información de la que disponíamos", zanjó Horner, que no terminaba un fin de semana con un bagaje tan pobre desde el GP de Bahrein 2022. McLaren casi triplica la suma de Red Bull en el Mundial (362-144) y Verstappen ve a 49 puntos el liderato de Piastri (186-137).

Tan preocupante como lo que pueda suceder en las próximas 15 carreras resulta el horizonte inmediato para Verstappen. De momento, esta es la sexta vez, en los últimos 12 meses, que los comisarios le restan puntos en la superlicencia. Desde el GP de Austria 2024, por un incidente frente a Lando Norris en la curva 3 del Red Bull Ring, hasta el GP de México 2024, cuando volvió a forzar a Norris fuera de la pista o el GP de Abu Dhabi 2024, por causar una colisión ante Piastri. En caso de perder otro punto en el GP de Canadá, dentro de dos semanas, no podría participar en la siguiente carrera.

Barcelona y el efecto contrario

Barcelona y el efecto contrario

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 23:32

Algunos piensan que la Fórmula 1 es aburrida, que nunca pasa nada y que son sólo coches dando vueltas. El GP de España los llevó a todos la contraria. La carrera tuvo intensidad e incertidumbre desde la primera hasta la última vuelta.

De hecho, el dilema de lo que podría pasar comenzó antes de que lo hicieran los entrenamientos libres. Con la entrada de una nueva normativa de control de la flexibilidad de los alerones delanteros algunos pensaron que desde España la historia iba a ser diferente y que McLaren podría verse muy perjudicado. Craso error. Mientras siete equipos cambiaron sus alerones delanteros para adecuarse a la normativa, McLaren no cambió nada en Barcelona. Eso sí, 1-2 el sábado en clasificación y 1-2 el domingo en carrera. Menudo chasco se han llevado algunos. Justo el efecto contrario.

En carrera sucedió un poco lo habitual: Oscar Piastri salió bien desde la pole, Lando Norris perdió una posición con Max Verstappen y el holandés se convirtió en el único rival de McLaren por la victoria. Lo intentaron todo en Red Bull y, en un alarde de buscar algo diferente en la estrategia, le pusieron en un plan de tres paradas. Funcionó. Al menos para mantenerle cerca porque en ritmo de carrera Max no podía aguantar a los coches naranjas.

Sirvió para mantener a raya al resto de rivales, pero hubo un fallo: la salida de un safety car a pocas vueltas del final. Red Bull no tenía más ruedas. Decidieron ponerle a Max el único juego nuevo que le quedaba, un duro (nadie lo había utilizado porque era un neumático lento y difícil de calentar). Max seguía tercero, pero con una jauría de neumáticos blandos justo detrás. Todo indicaba que iba a ser una escabechina. Que Verstappen tendría que sacar los mejores trucos de su repertorio para no perder muchas posiciones, pero se produjo el efecto contrario.

Cuando se relanzó la carrera, Verstappen estuvo a punto de perder el coche y de irse directo contra el muro. Salvó el accidente, pero le hizo vulnerable ante Charles Leclerc y todos los demás. En medio de la recta se tocaron, el monegasco le pasó, Max se enfadó, George Russell quiso aprovechar el desconcierto, pero también se tocaron, Red Bull le pidió que le devolviese la posición al británico, Verstappen se enfadó más, se la devolvió y de nuevo chocó contra él en una acción muy macarra que parecía premeditada. La decisión de los comisarios fue rápida: 10 segundos. Max pasaba de ser quinto a décimo. Además, recibía una sanción de tres puntos en la superlicencia para acumular un total de 11, a uno de ser excluido de un gran premio. Es decir, lejos de mostrar su mejor versión nos enseñó su cara más oscura, justo el efecto contrario.

Verstappen acabó en el grupo de villanos. A su vera, Liam Lawson, un peligro en la pista. Del neozelandés ya se ha cansado la casi totalidad de pilotos del paddock.

En el grupo de estrellas, Piastri, que acumula ya cinco victorias, cuatro poles y ocho podios consecutivos. También Norris, que no ganó, pero ayudó a McLaren para firmar el tercer doblete del año. Leclerc, pese a las debilidades de Ferrari sumó su tercer podio. Nico Hulkenberg, con el modesto Sauber (último equipo de la parrilla), logró un increíble quinto puesto después de sorprender a Lewis Hamilton en las últimas vueltas. Uno de los mejores robos de cartera de la temporada. George Russell, el hombre invisible, al que no se le ve mucho en las carreras, pero siempre está. Isack Hadjar, el mejor rookie del año o, por supuesto, Fernando Alonso.

El asturiano sumó sus primeros puntos de la temporada después de fajarse en un combate frenético con Gabriel Bortoleto, Pierre Gasly, Lawson y Hadjar. Obviamente, no son los rivales que él querría, pero hoy por hoy esto es lo que hay. Es evidente que Aston Martin ha dado un pequeño salto adelante con la evolución que presentó en Imola. Desde entonces, Fernando se ha metido siempre en Q3 y ha podido puntuar en las tres carreras disputadas. En Imola no hubo suerte y en Mónaco se rompió el motor, pero estaba ahí para puntuar.

No hubo suerte con Williams. Carlos Sainz pronosticó que Barcelona iba a ser difícil, pero se equivocó. Fue un infierno. Por primera vez este año, ningún FW47 se metió en la Q3 y por segunda vez, ninguno de ellos puntuó.

Se pensaba que el GP de España podría ser un desastre de público tras los pobres resultados de Sainz y Alonso, pero no fue así. Hubo más de 300.000 espectadores a lo largo del fin de semana. Otra vez una fiesta, otra vez varias generaciones juntas compartiendo pasión. Con este ya van 55 ca en España. Una cita con la F1 a la que no hemos faltado en 39 años. Pese a todos los indicios, otra vez, el efecto contrario.