La muerte de un retrato ganador

La muerte de un retrato ganador

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 01:12

No mereció perder el Madrid. Desde cualquier punto de vista, el Madrid fue más ofensivo y mereció mejor suerte, pero le falló el único que nunca falla: Courtois. Sobre todo en el tercer tanto, el decisivo. Pero qué difícil es matar al Madrid. En esta época de errores de Ancelotti y Florentino, el Madrid ha anunciado la muerte de un retrato ganador. Ya no lo es. Aunque haya sido injusto.

Aun así, yo no hubiera jugado el partido. En estas condiciones, con dos árbitros acusando al Madrid de ser un machacador de la moral arbitral. Los acusadores del arbitraje. Estuvieron bien, hasta que a De Burgos Bengoetxea se le vio el color, cuando el Madrid agobiaba a un Barcelona que ha perdido brillantez, con una defensa absolutamente terrible.

Para empezar, con Dani Olmo ya están desvirtuando la competición. La propia representación del partido tendía hacia la locura. Un manicomio cervantino, con un partido absolutamente espectacular. La suerte cayó en la balanza del Barcelona

Y la locura se inició con una Real Madrid, jugando al catenaccio ancestral de Ancelotti, que no sabe hacer otra cosa, mientras el Barcelona con el super programa de Flick.

Pero tras el golpe del 1-0, el Madrid se transfiguró y, por fin fue a por el partido. Courtois no se puede tragar ese disparo de Pedri. El belga ya no es el mismo de antes, como demostró el regalito que le hizo a Ferran Torres, en el 2-2, que llegaba al delirio del show maravilloso.

El caso es que el Madrid cambio la faz del partido. Desde el cerrojo pasó a la libertad individual de sus grandes jugadores. Bellingham se puso de lider y como la defensa del Barça es tan mediocre, el Madrid pudo empatar. Y hasta llegar a la senda del éxito.

Faltaba la fenomenología de Mbappé, que se convirtió en pesadilla azulgrana, hasta que hizo una jugada fabulosa, falta y golazo de un feómeno. El Madrid tuvo el partido y Tchouaméni, que estuvo inmenso, con un cabezazo expeditivo, tras el maravilloso córner que sacó Arda Güler, decisivo una vez más.

Dominó, dominó el Madrid. Tuvo más oportunidades de que manchaban la fama del Barça, pero un despiste de Brahim y una mala posición bajo palos de Courtois despejaron el camino a Koundé. Era el final del retrato de Dorian Gray madridista.

El futuro blanco pasa por acabar con la era Ancelotti. Aunque la perspectiva próxima no me gusta nada, con un Xabi Alonso que sólo es una secuela de Guardiola. Malos tiempos para la lírica de Florentino, que también ha perdido el olfato del éxito, con su racanería para hacer fichajes. Fin de una era. Desde luego.

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sigue vivo en la guerra de la Liga tras la batalla de Getafe, donde el pie de Arda Güler, timón y goleador, le valió para mantenerse a cuatro puntos del Barça. Tambaleó, eso sí, en un final de infarto donde jugó con uno menos por la lesión de Camavinga. La noche del sur de Madrid la hizo suya Güler. El turco aprovechó las rotaciones de Ancelotti, que sentó a Camavinga, Modric, Ceballos y Bellingham, y se convirtió en el líder del conjunto blanco. Acompañó a Tchouaméni y Valverde en el centro del campo, abandonó la mediapunta, bajó a la base izquierda de la jugada y ordenó y creó para los suyos en una parada clave en la lucha por la Liga. [Narración y estadísticas (0-1)]

El Madrid creció a partir de su pie izquierdo. Calmado, a pesar de la intensidad inicial del Getafe, pausó y aceleró el juego cuando debía, rompiendo líneas en conducción o tocando con los centrales a la espera de la presión rival. Su posición puede abrir una solución para Ancelotti a medio plazo. El Madrid busca desesperadamente un cerebro que complete el puzle de sus próximos años, alguien que sustituya las virtudes de Kroos. Y el turco, mediapunta como el alemán en sus inicios, tiene detalles para crecer en ese puesto.

Y además, Güler puso la guinda a su partido con el 0-1, que asentó las ideas del Madrid en Getafe y puso su mente camino de la final de la Copa del Rey de este sábado ante el Barcelona. Los de Ancelotti fueron superiores al cuadro de Bordalás, que apostó por un bloque sólido en defensa pero sin profundidad en ataque. No le ganó la batalla del centro del campo al Madrid, entregó el balón y estuvo vendido cuando los blancos consiguieron abrir su defensa.

Caminando por el alambre

Valverde y Fran García lo probaron en el primer cuarto de hora, justo antes del gol del turco. Vinicius arrancó en una contra tras un córner de los locales y provocó el tanto. Brahim no aprovechó el pase atrás del brasileño y el rechace terminó en Güler, que batió a Soria con la derecha desde la frontal del área. Sin reacción, el Getafe repitió un plan: balones largos para que Borja Mayoral se peleara con Asencio y alguno de los centrocampistas pudiera lograr una segunda jugada. Tuvo intentos, pero no puso en aprietos a Courtois.

En el otro área, el Madrid se adueñó del balón y buscó romper al espacio con Vinicius y Endrick, que entró en el lugar de Rodrygo y tuvo un mano a mano clarísimo en el minuto 30. Alaba le encontró en largo, el joven delantero tiró una pared con Vini y cuando estaba delante del portero, no logró superarle. Hubiera sido la sentencia de un partido que seguía en el alambre, a un gol de ponerle en bandeja la Liga al Barça.

Pero el paso por vestuarios descolocó al Madrid. Alaba, con molestias en la pierna izquierda, se quedó en la caseta y Camavinga entró en el césped, obligando a Tchouaméni a pasar al centro de la defensa. Y lo que carburaba a pleno rendimiento se gripó. Güler dejó el mando y los blancos comenzaron a perder duelos individuales alentando al Getafe. Lo vio Bordalás, que apretó la salida blanca y lo apostó todo al ataque, dando entrada al gigante Álvaro, canterano madridista, a Coba y a Peter, látigos en la banda. Por ahí nació el peligro local.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.AP

El Madrid, con la Liga en juego, sufrió. Por el ímpetu rival y por sus propios errores, inadmisibles en un equipo que está peleando por el título. En el 56, Endrick tuvo otro mano a mano clarísimo ante Soria, pero con tiempo para pensarlo todo, intentó una vaselina que apenas se levantó del suelo. En la banda, Ancelotti se desesperó y llamó a Bellingham, que estaba calentando.

El enfado del italiano fue a más cuando Vinicius erró otra ocasión clarísima que hubiera sentenciado el duelo y les hubiera dado libertad para pensar en La Cartuja. El brasileño arrancó hacia portería en una contra, amagó ante varios defensas y en lugar de ceder a Bellingham, se jugó el disparo, forzado ante Soria, que sacó a córner.

Arambarri, en el otro área, perdonó la vida liguera del Madrid al definir desviado ante Courtois y el duelo entró en el drama con la lesión de Camavinga, que dejó a los blancos con diez en los últimos minutos. Ahí apareció el héroe Courtois, salvando a su equipo ante un disparo potente de Álvaro. Vivió el Madrid.

Las lágrimas de Ceballos no mentían: estará dos meses de baja

Las lágrimas de Ceballos no mentían: estará dos meses de baja

Las pruebas médicas han confirmado los peores pronósticos: Dani Ceballos estará dos meses de baja. El centrocampista andaluz abandonó llorando el Reale Arena, casi sin poder caminar, y al llegar a Madrid los análisis han determinado que sus lágrimas tenían motivo. El andaluz sufre una lesión en el músculo semimembranoso con afectación del tendón de la pierna izquierda.

Ceballos se hizo daño en una acción con Kubo, rozando el final del partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey entre la Real Sociedad y el Real Madrid, y no pudo continuar. Se tiró en el suelo y se llevó la mano a la parte posterior del muslo izquierdo. Cuando llegaron los médicos, el futbolista ya estaba llorando de la impotencia. Sabía que se había hecho algo muy serio.

Consiguió andar hacia los vestuarios, apoyado en los hombros de dos fisios y abrazado por la mayoría de sus compañeros, y de camino al autobús apenas podía mover la pierna izquierda.

El andaluz, clave para Ancelotti esta temporada y disfrutando del mejor momento de su carrera, deberá parar ahora, cuando incluso sonaba su nombre para ser parte de la próxima lista de Luis de la Fuente.

"Muy triste por no poder ayudar a mi equipo en este tramo tan importante de la temporada. Y muy triste por tener que parar en el que sentía que era mi mejor momento...", ha escrito el centrocampista de 28 años en su cuenta de Instagram.

"Toca afrontarlo con fuerzas, con ganas de luchar y con la certeza de que volveré aún más fuerte. Esto no ha acabado. He salido de peores. Gracias por tanto cariño... Nos vemos pronto, antes de lo que pensáis", concluye el comunicado del jugador.

Si Ceballos cumple el plazo de dos meses de baja, podría perderse hasta 13 partidos: ocho de Liga, la eliminatoria de Champions contra el Atlético, una hipotética ronda de cuartos, la vuelta de Copa contra la Real y la hipotética final copera del 26 de abril en La Cartuja (Sevilla). El gran objetivo es que el andaluz pueda estar recuperado para dicho encuentro, si el Madrid llega.

En Liga, no estará ante Betis, Rayo, Villarreal, Leganés, Valencia, Alavés, Athletic y Getafe.

Endrick se pide la Copa para un Madrid que tiembla por Ceballos

Endrick se pide la Copa para un Madrid que tiembla por Ceballos

El hambre de Endrick ha puesto el primer pie del Madrid hacia la final de la Copa del Rey, que se celebrará en La Cartuja el 26 de abril. El tanto del brasileño empujo a los blancos en rotación ante una Real Sociedad intensa, que asedió por momentos a Lunin y deberá buscar la heroica el 1 de abril en Chamartín. [Narración y estadísticas (0-1)]

Después de varios partidos en el fondo del armario, Ancelotti le puso el traje de titular a Güler y Endrick, olvidados durante las últimas semanas por la importancia del playoff de Champions contra el City y el buen estado de forma del ataque. Y el Madrid, que tiene la Copa en la tercera posición de prioridades de la temporada, respiró con ellos. Especialmente gracias al brasileño, con ganas de comerse el mundo.

La Real Sociedad arrancó pasional, empujada por las bengalas de la previa, que tiñeron de rojo el antiguo Anoeta. El cuadro de Imanol, irregular durante el curso, buscó al Madrid desde el minuto 1, planteó una presión alta para buscar el error inicial y casi lo consigue en el minuto tres. Kubo se plantó ante Lunin tras un error de Camavinga y una pared con Oyarzabal, pero el ucraniano despejó a córner.

Los gritos contra Asencio

El paso de los minutos despertó a los blancos y asentó su plan. Camavinga y Ceballos en el doble pivote, Bellingham liberado, Arda en derecha y Vinicius en izquierda. El Madrid no quiso balones largos, como en otras ocasiones, sino que llamó a la Real a presionarle para salir del agobio en varios toques buscando el espacio libre en el centro del campo. Así llegó el 0-1.

Endrick bajó a recibir y cedió para Vinicius antes de dibujar un desmarque directo a portería. Potente, vertical. El balón se detuvo en los pies de Bellingham, que esperó la carrera del delantero para ponerle un milimétrico balón a la espalda de los centrales. Endrick controló, aprovechó las dudas de Remiro en la salida y definió con el exterior de forma sensacional.

Su hambre de minutos, de goles y de gloria ponía al Madrid camino de la final de La Cartuja, pero la Real, y menos en San Sebastián, no se iba a rendir. Los txuri-urdin enfocaron sus opciones en el lado derecho de la defensa madridista, con Asencio en lugar de Lucas, sufriendo el canterano ante Barrenetxea, que le superó en varias ocasiones para amenazar a Lunin y le sacó una amarilla que provocó el cambio de Asencio en el descanso. Justo después de que la grada le cantara «Asencio, muérete» y obligara a Sánchez Martínez a parar el duelo y aplicar el protocolo contra el racismo, la intolerancia y la xenofobia.

Ceballos, sobre la hierba, tras su lesión en el tramo final.

Ceballos, sobre la hierba, tras su lesión en el tramo final.EFE

Antes, Lunin había sacado varios disparos de Brais, Barrenetxea y Oyarzabal y Remiro había evitado el 0-2 de Vinicius tras un contragolpe de Bellingham antes de que el partido entrara en el terreno de las interrupciones y la tensión.

Tras el descanso, Ancelotti retiró a Asencio, lastrado por la amarilla, y dio entrada a Lucas. No cambió demasiado el Madrid, pero el partido creció en tensión y ocasiones. Se rompió. La Real dio un paso adelante en ataque y cambió de banda, insistiendo ahora en el lado de Fran García, con Kubo y Brais buscándole una y otra vez. Ahí tuvo sus mejores opciones, pero Lunin se hizo gigante.

En el 49, el ucraniano salvó un remate a bocajarro de Oyarzabal y se estiró en el rechace para evitar el gol de Kubo. En el otro lado del campo, Endrick envió un misil al larguero cuando en el banquillo del Madrid ya cantaba el gol.

Vinicius, sin acierto

El brasileño volvió a ganar espacio con un desmarque que sorprendió a la defensa de la Real y Vinicius le encontró en largo, pero el palo desvió el disparo. Fue la gran carta de presentación del joven atacante, un gol y un travesaño, para convencer a un Ancelotti al que le ha costado darle minutos.

El Madrid tuvo 10 minutos de espacios a la contra en los que Vinicius pudo sentenciar, pero no estuvo asentado el día en el que estrenaba brazalete de capitán. Tampoco Lucas, que envió el balón alto tras un zigzagueo en el área.

El perdón de los blancos pellizcó a la Real a partir del minuto 60. Los de Imanol se volcaron contra Lunin, pero les faltó punch, como a Oyarzabal, que tardó en definir tras un error de Fran García y permitió la llegada de Tchouaméni, sacando una nota alta como central. Bellingham perdonó en el otro área y Ceballos, clave este año, se rompió, dejando la gran mala noticia del Madrid en la ida de San Sebastián.

Lo del Madrid contra el City: un monumental 'fuck off'

Lo del Madrid contra el City: un monumental ‘fuck off’

Nadie más que el Real Madrid podría pasar la previa de la quinta pira pública de Pep Guardiola hablando de un tal José Luis Munuera Montero. Cuando el entrenador del City apareció en la previa chulesco, hablando incluso él del trencilla emprendedor, ya todo parecía un plan. El Madrid tenía a la chica guapa en el bote y a su alrededor los abejorros, propios y extraños, le mareaban para que se fuera a dormir. La histórica primera parte fue la respuesta: fuck off.

Para saber más

Para saber más

Salieron ellos a morder arriba con la intención de amedrentar. El primer fuck off: Asencio condujo y regaló un balón a la espalda a Mbappé que demuestra por qué está hecho para triunfar en el Real Madrid: juega igual contra el Manchester City que contra el Osasuna. El segundo fuck off fue de Rodrygo, que en esos 45 minutos demostró un compromiso defensivo directo al mentón de todos los que dudamos de que los cuatro de arriba pudiesen jugar alguna vez juntos. Los siguientes fuck off los engatillaron Vinicius y Bellingham contra el joven uzbeko que Guardiola les puso delante. Se diría que lo vieron como una provocación. El pobre retrocedía en cada acometida y parecía que el puesto de lateral derecho lo hubiese conseguido a través de una oferta en LinkedIn de Talentus Sports Recruitment. Después llegó lo de Mbappé a Gvardiol, mímica incluida para explicar la genialidad en la celebración.

La segunda parte fue el gran homenaje, aunque incompleto, que al Madrid nunca le ha apetecido darse contra el Barcelona, para incomprensión de toda su masa social. Se lo dio contra Guardiola, que viene a ser lo mismo, mientras el entrenador impotente se empequeñecía en el banquillo y renunciaba siquiera a hacer cambios hasta que el partido ya era una burla. Todo pasaba mientras Ceballos lanzaba su particular fuck off a las viudas de Kroos, Tchouameni se lo decía de reojo a Ancelotti para que no le vuelva a poner de central, y a Valverde se le escapaba la risilla del que se acuerda de tantos laterales derechos de élite a los que no les saldrá en toda su carrera una eliminatoria como la suya en estos dieciseisavos (!) de final.

En el prescindible epílogo a todos les dio tiempo a pensar que hasta hace nada Nico era un cedido del Valencia, Savinho jugaba en el Girona y que el revulsivo de Guardiola fue un chico llamado McAtee, con el dorsal 87. A veces nuestros monstruos no son tan grandes como nos parecen, pero el Real Madrid siempre es tan grande como dice su historia. Pero arriba las espadas: nunca nada se puede celebrar del todo. Más preocupante que un cruce con el Atleti es saber que existe la opción de que usted vaya hoy a trabajar, tan feliz, y su jefe haya decidido a sus espaldas contratar una charla motivacional de Munuera Montero. Cuidado.

La oportunidad única de Ceballos, "un obseso del fútbol": de la salida de Kroos a la necesidad de Ancelotti

La oportunidad única de Ceballos, “un obseso del fútbol”: de la salida de Kroos a la necesidad de Ancelotti

El público del Santiago Bernabéu despidió a Toni Kroos el pasado 25 de mayo. Disputó 87 minutos ante el Betis, ya con la Liga ganada y unos días antes de levantar la Champions, y se fue ovacionado. En su lugar, simple casualidad o como un mensaje del destino, saltó al césped Dani Ceballos, convertido ahora en nueva brújula de este Madrid que tanto ha sufrido sin el centrocampista alemán. Una brújula inesperada, porque el plan del conjunto blanco era otro. El fútbol, eso sí, tiene estas cosas, y hay pocos más obsesionados con el balón que el de Utrera.

A sus 28 años, que serán 29 en el mes de agosto, Ceballos cumple su octava temporada en la nómina del Madrid. Llegó en 2017,con 20 primaveras, procedente del Betis, y sólo se ha alejado de Chamartín para disputar dos cursos como cedido en el Arsenal. Y se puede decir que nunca ha estado tan bien como ahora. Acumula ya más de 1.000 minutos (1.072), una cifra que supera ya la alcanzada la pasada campaña, y lo que es más importante, se ha convertido en clave del sistema de juego de Carlo Ancelotti.

La ideal del club

La salida de Kroos fue entendida por la directiva del Madrid como el momento en el que Tchouaméni, Camavinga, Valverde y Bellingham debían asumir el centro del campo madridista, reflexión que todavía está presente en los despachos de Valdebebas. Pero de nuevo, el césped juzga las cosas de otra forma. Las lesiones han lastrado el puzle que habían construido las cabezas pensantes del club, primero las de la defensa, obligando a Ancelotti a contar con Tchouaméni en el centro de la zaga y con Valverde a ratos en el lateral derecho. Y después la de Camavinga, actualmente en la enfermería por un problema muscular.

Esa situación ha regalado a Ceballos la oportunidad de su vida. No sólo por los minutos, sino también por su rol. Hasta ahora, el andaluz había sido un complemento de emergencia en la sala de máquinas del Madrid, siempre a la sombra de Kroos y Modric. Alemán y croata eran la calma y el cerebro en un centro del campo de potencia, músculo y verticalidad. Pero ahora, con Kroos retirado y Modric observando el final, Ceballos ha dado un paso adelante.

Ha superado la lesión de tobillo que le alejó del grupo en septiembre y desde diciembre es titular indiscutible, ayudando a una racha del Madrid que sólo ha encontrado dos derrotas: la de San Mamés y la del Barça. Suya es la culpa de la última mejoría del conjunto blanco, concretada en cuatro victorias consecutivas ante Celta, Las Palmas, Salzburgo y Valladolid, todas con él como titular.

Un enfermo del fútbol

El andaluz ha entendido que debía jugar más rápido que en sus primeras temporadas, que era obligatorio mejorar en la parcela defensiva y que tenía que aprovechar la falta de mando y de ideas en el centro del campo, cogiendo el timón del equipo sin dudarlo. Tiene visión, carácter y entendimiento del juego, algo que valorar en Valdebebas. «Es un obseso del fútbol, un entrenador. Te desgrana los sistemas tácticos de todos los equipos europeos, sus jugadores y sus características. Entiende mucho», aseguran desde la ciudad deportiva, donde le sitúan como uno de los líderes del vestuario.

Esa obsesión trasciende el propio fútbol y va más allá, acariciando varios deportes como la NBA o la NFL, donde también está interesado en la táctica. «Va a ser entrenador, seguro», admiten en el vestuario: «Es de los más escuchados».

Su mejoría en sensaciones y en tiempo de juego con el Madrid le han vuelto a poner en la lista de futuribles de la selección. Luis de la Fuente dejó de contar con él tras la polémica con Gavi en 2023 y parecía que su caso estaba cerrado del todo, pero si sigue a este nivel el técnico nacional, que le tenía como un fijo en las inferiores, podría repescarle.

Gavi, que será titular en Lisboa, un guerrero al límite que suma episodios conflictivos

Gavi, que será titular en Lisboa, un guerrero al límite que suma episodios conflictivos

Actualizado Lunes, 20 enero 2025 - 19:58

Gavi no sabe de medias tintas. Su carácter y su garra en el terreno de juego lo llevan a vivir prácticamente cada partido al límite, a 200 pulsaciones por minuto. Si cuentas con alguien así en tu equipo, es muy posible que lo adores mientras el resto de aficiones, muy seguramente también, lo detesten. En LaLiga podemos encontrar un gran número de futbolistas y ex futbolistas que encajan en este perfil.

El ex seleccionador Luis Enrique, grandes ex estrellas de este deporte, como Hristo Stoichkov, Hugo Sánchez o incluso un Vinicius a quien le cuesta horrores quedarse callado cuando algo no le cuadra, serían algunos ejemplos.

El joven centrocampista está una y otra vez en el ojo del huracán. Y no sólo en su club, por mucho que algunas de las tormentas tengan mucho que ver con su exacerbado barcelonismo. En junio de 2023, por ejemplo, fue recibido con fuertes insultos por una minoría de seguidores cuando quiso dedicar unas palabras a los asistentes durante los actos de celebración por el triunfo de la Roja en la Liga de Naciones.

Sus prácticamente continuos encontronazos con Vinicius en toda una retahíla de clásicos, el golpe que le propinó a Ceballos como represalia tras una fuerte entrada del madridista sobre Robert Lewandowski, o la dureza con que se emplea en el terreno de juego, muchas veces al límite del reglamento y jugándose la posibilidad de ver cartulinas tanto amarillas como rojas, tal vez, tuvieron algo que ver con ello.

Discusiones ante el Madrid

En el clásico de Liga disputado el pasado 26 de octubre, Gavi se mofó de Vinicius al recordarle la dureza del marcador que estaba encajando el Real Madrid en el Bernabéu mostrándole cuatro de los dedos de su mano izquierda después de que el delantero tuviera uno de sus enésimos roces con los azulgrana. El brasileño contraatacó esgrimiendo que, al lunes siguiente, iba a recoger su primer Balón de Oro. Así parecían garantizarlo todas las quinielas. El trofeo, no obstante, fue finalmente a parar a manos de Rodri.

El centrocampista azulgrana tampoco se mordió la lengua en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz. En un partido de altísima tensión, en el que Alejandro Balde denunció incluso haber recibido insultos racistas desde la grada, el de Los Palacios no dudó tampoco en tratar de echarle sal a la herida de un Getafe que está peleando para mantener la categoría con mensajes de «¡A Segunda!», proferidos, según señalaron varios futbolistas azulones, tapándose la boca.

«Gavi nos ha dicho: 'A Segunda, a Segunda'. Encima se tapaba la boca. Yo le decía que si era tan mayorcito para decirlo, que se quitara la mano», lamentó Juan Iglesias tras el duelo. El centrocampista azulgrana, además, es fiel a su perfil combativo tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. El año pasado, aun estando lesionado, también cargó contra Paco González después de que el comunicador acusara a Pau Cubarsí de haber exagerado una jugada dentro del área rival para provocar un penalti.

El mejor Mbappé del año para que el Madrid remonte a Las Palmas y asalte el liderato

El mejor Mbappé del año para que el Madrid remonte a Las Palmas y asalte el liderato

"Este no es mi Mbappé", admitía Florentino Pérez en los meses más duros de las negociaciones con el futbolista. Una frase que llegó a todos los aficionados del Real Madrid. "Este sí es mi Mbappé", debieron pensar ayer el presidente y las miles de personas que llenaron el Santiago Bernabéu. El delantero se transformó en superstar, anotó dos goles que pudieron ser más, guió la remontada de los blancos ante Las Palmas y asaltó el liderato de LaLiga. [Narración y estadísticas (4-1)]

Y eso que el partido empezó cuesta arriba para el Madrid. Todavía asentándose en el mismo césped sobre el que había sufrido en la noche del jueves copero, los blancos se encontraron por debajo en el marcador en el segundo 28 del partido. En la primera jugada, Moleiro zigzagueó entre rivales, Silva abrió a Sandro en la derecha, el ex del Barça dibujó un buen centro y Silva, llegando a la espalda de Lucas, anotó ante Courtois.

El gol pudo poner al Madrid y a Ancelotti contra las cuerdas en un domingo que parecía propicio para dar un golpe a la moral de Atlético y Barça tras sus pinchazos del sábado. Otro tropiezo madridista provocaría más silbidos en un Bernabéu con más dudas que alegrías. Y ahí apareció Mbappé. El galo había señalado el escudo y había negado con el dedo al anotar contra el Celta después de los abucheos de la grada, y contra Las Palmas hizo directamente suyo el logo del equipo. El Madrid creció a sus hombros.

Rodrygo, en la izquierda

Sin Vinicius, Rodrygo se acomodó en la izquierda y cuajó uno de sus mejores partidos, dejando el centro libre para los movimientos de Bellingham y Mbappé. El francés, más ágil, coordinado y acertado que nunca, empató de penalti en el 17 tras una clara zancadilla de Sandro a Rodrygo. Cillessen ya había salvado varias veces la igualada, pero no pudo detener la pena máxima.

Tras las tablas, el Madrid fue un huracán y sólo los vuelos del portero holandés evitaron más goles, siempre con Mbappé en modo superstar, bailando sobre la marca de los centrales canarios, cayendo a banda, moviendo el ataque y gustándose por momentos. Quitándose toda la presión de los primeros meses.

En el 32, el galo arrancó un contraataque tras sortear la entrada la Herzog. Llegó al borde del área, probó a Cillessen y el despeje del portero llegó a Lucas, que asistió a Brahim para el 2-1. Era un Madrid eléctrico, activo con y sin balón en una versión totalmente distinta a la del equipo espeso y sin ideas que había mostrado en Arabia Saudí y por momentos contra el Celta.

Brahim anota el 2-1, el domingo en el Bernabéu.

Brahim anota el 2-1, el domingo en el Bernabéu.EFE

Con Ceballos, extraordinario, y Valverde en el eje, Las Palmas permitió demasiados metros a Bellingham, Rodrygo y Mbappé y la movilidad de éstos rompió su defensa. En el 36, Rodrygo apareció en izquierda, cedió a Jude dentro del área, el inglés dejó pasar la pelota y Mbappé, de primeras, encontró la escuadra de Cillessen.

Sin tiempo para saborearlo, Mbappé anotaría su hat-trick a los cinco minutos al empujar un pase de Rodrygo tras una gran asistencia de Bellingham por encima de la defensa. El gol, eso sí, acabaría anulado por fuera de juego del francés en el inicio de la jugada. Mbappé era un vendaval y se fue a vestuarios tras disparar al palo izquierdo de Cillessen.

El regreso de Alaba

Después del intermedio, el Madrid mantuvo la marcha. Incansable, necesitado de alegrías y sensaciones. Bellingham perdonó el cuarto al rematar desviado tras regatear al portero y Rodrygo culminó una buena combinación entre Mbappé y Fran García para anotar con facilidad en el centro del área.

El Madrid disfrutó después de varias semanas complicadas, asalta el liderato de LaLiga en solitario y coge aire de cara a las dos últimas jornadas de Champions, claves para conocer su rival en las eliminatorias.

Los canarios jugaron la última media hora en inferioridad tras la roja a Benito, que golpeó en el muslo de Lucas. De modo que Chamartín siguió con el día festivo. Ancelotti le dio minutos a Alaba, de vuelta 13 meses después de su grave lesión de rodilla, Bellingham y Valverde marcaron pero sus goles fueron anulados por fuera de juego y el técnico le dio la oportunidad de debutar a Chema, joven centrocampista del Castilla.

Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid

Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid

Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid. No es necesariamente el axioma de lo que sucedió en Anfield, pero dada la jerarquía del futbolista y el esfuerzo e inversión del club en el francés, la relación es evidente. Lo fácil es señalar a Mbappé por el penalti errado cuando el Madrid se aferraba a esa acción como un náufrago a un tablón en mitad de la tempestad. Un penalti, sin embargo, lo falla el mejor. Que se lo pregunten a Salah. A Mbappé hay que preguntarle por otras cosas, después de un partido errático, repleto de imprecisiones. También lo hizo Güler, el esperado Güler, pero la espera de uno y otro no tienen nada que ver, ni cuestan lo mismo. [Narración y estadísticas (2-0)]

Mbappé no es el único culpable de esta derrota ante el Liverpool (2-0) que pone al Madrid en una situación muy comprometida en la Champions, destinado a luchar por la pedrea en una primera fase nueva y extraña. El tiempo de los miuras queda lejos y es el tiempo del Madrid, pero la primera feria deja muchas sospechas, tras caer ante el Lille, el Milan, peores equipos que este Liverpool, con pleno en la Champions y líder de la Premier. Siguiente parada, Bérgamo, el Atalanta. De este modo, cualquiera lugar invoca una oración.

Las sospechas se ciernen sobre Ancelotti, por la irregularidad del equipo, y sobre Mbappé. Al primero le excusan las lesiones; al segundo, nada. Sin Vinicius, lesionado, Anfield era la arena para que buscara su lugar en el sol, después de un arranque de temporada tibio, donde apenas ha sido un crack de highlights. Hoy, la distancia entre Vini y Mbappé es un abismo, una sima. La ansiedad del francés, que lo que más cerca estuvo del gol fue de rebote, es un hecho, pero la ansiedad difícilmente es titular en el Madrid.

El 'vietcong' del liverpool

Mbappé era uno de los perfiles ofensivos escogidos por Ancelotti para un Madrid poco ofensivo. Tampoco eso es una coartada. Puede ser un contrasentido o puede ser un ejercicio de realismo, dado el parte de bajas del Madrid y la vocación de un Liverpool capaz de poner Anfield cuesta abajo cuando ataca. El día después de Klopp es el día siguiente, ahora de la mano de un desconocido de los banquillos, Arne Slot, que parece sacado de la carpeta de un head hunter. Se va el divo, se queda la idea.

Presiona y corre, corre mucho el Liverpool, algo que al Madrid le cuesta mucho aguantar con el mismo lenguaje. En Anfield tocaba el Madrid de la resistencia, el Madrid del Etihad, frente a un fuego ofensivo frenético cuando encuentra su ritmo, con futbolistas que alternan posiciones y roles, sin ofrecer referencias, como un ataque del Vietcong. La única solución era romper ese ritmo.

Lo consiguió el Madrid con un buen repliegue, aunque sin impedir las oportunidades que se sucedieron en la primera mitad. Courtois paró a quemarropa ante Darwin Núñez, Rüdiger cortó un centro de gol con el rostro inyectado y Asencio reaccionó a tiempo de sacar el balón sobre la línea después de su propio rechace. Nada más llegar al primer equipo y nada más empezar, era la jugada que puede condenar a quien llega de la cantera, siempre en debate, siempre bajo sospecha y siempre, o casi siempre, demasiado lejos del primer equipo del Madrid. Los centímetros que le podían haber señalado, en cambio, lo elevaron en su autoestima, sólido en su papel y bravo a empujones con Darwin Núñez. Aunque le costara una tarjeta, demostró cuajo en el área de Anfield. No es cualquier lugar. La maniobra de Mac Allister antes del gol lo encontró en el pulso final, pero el problema se había originado con anterioridad, en la falta de anticipación antes de que recibiera el delantero en el área.

Gakpo festeja el 2-0 junto a Van Dijk, Salah y Luis Díaz.

Gakpo festeja el 2-0 junto a Van Dijk, Salah y Luis Díaz.AFP

El tanto fue la consecuencia del asedio que el Madrid no pudo impedir con el break del descanso. Fue peor. El segundo tiempo arrancó, de hecho, con la mejor intervención de Courtois, mano abajo, continuó con el gol y, de inmediato, la lesión de Camavinga, hasta entonces el mejor futbolista del Madrid, junto con Courtois.

Una serie negra que, sin embargo, dio paso a los cambios y a una ocasión aparecida de la nada gracias a uno de sus protagonistas. Lucas Vázquez saltó al campo para que Valverde, inicialmente lateral, pasara al centro del campo, junto a Ceballos. La primera vez que pisó el área, Lucas Vázquez provocó un penalti de Robertson. Mbappé dio entonces continuidad a su partido. Lo lanzó mal, como lo haría Salah, pero con mejores antecedentes. La mejora del Madrid fue insuficiente frente al gol de Gakpo. Mbappé miró al césped sin respuestas. A él lo mira el madridismo.

¿Hasta cuándo, Ancelotti?

¿Hasta cuándo, Ancelotti?

Actualizado Martes, 5 noviembre 2024 - 23:43

El Madrid ya no es sólo vergonzoso. Es un equipo monstruosamente mediocre. Otra noche más del patetismo blanco, contra un Milan que parecía un candidato a la Champions cuando actualmente está en crisis en el Scudetto. Es una situación muy grave la del Real Madrid.

Llevo anunciando la muerte de un entrenador al que ya no le queda ni sentido futbolístico. Ancelotti es culpable de convertir a un montón de estrellas en un montón de estiércol. Conviert

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