El Barça sobrevive al suspense ante el Nápoles y vuelve a cuartos de Champions

El Barça sobrevive al suspense ante el Nápoles y vuelve a cuartos de Champions

Actualizado Martes, 12 marzo 2024 - 23:02

El Barça no lo tuvo fácil. Pero, por fin, cuatro años después, volverá a estar en cuartos de final de la Champions. Los de Xavi se las prometieron muy felices con un madrugador 2-0, nacido de las botas de Fermín y Cancelo. Pero, a la media hora del duelo, se encontró con un 2-1 que espoleó las ganas de un Nápoles más que dispuesto a amargarle la velada. Sobre todo, en una segunda parte en la que los italianos acosaron a Ter Stegen e, incluso, pidieron un posible penalti de Cubarsí a Osimhen, finalmente no concedido por el árbitro. Lewandowski, en la recta final del encuentro, se encargaría de materializar un 3-1 que acabó con cualquier tipo de suspense.

El pase a cuartos le da un poco más de aire a un equipo acostumbrado a encadenar mazazo tras mazazo en Europa en las últimas cuatro campañas. La última vez lo hizo, curiosamente, también a costa del Nápoles en una temporada 2019-20 marcada por el estallido de la pandemia de coronavirus, pero acabó siendo un caramelo envenenado. El Bayern, en unos cuartos a partido único en Lisboa, borró de un plumazo sus sueños con un cruel y humillante 2-8 que, a la postre, provocó un terremoto con Messi y acabó por costarle la presidencia a Josep Maria Bartomeu. A nivel económico, además, el pase supone para las maltrechas arcas barcelonistas ingresar unos nada desdeñables 10,3 millones de euros, a los que se sumarían unos cuatro millones más en concepto de taquillaje de uno de los duelos de cuartos, y cumplir, además, con un presupuesto que contemplaba meterse, por lo menos, en esta ronda de la máxima competición europea.

La noche en que el Barça se jugaba el ser o no ser en la Champions, Xavi apostó con fuerza por los jóvenes. Pau Cubarsí, que en Italia se quedó en el banquillo, formó pareja en el centro de la zaga con Araujo y firmó así, con 17 años cumplidos el pasado mes de enero, su estreno en la máxima competición continental. Fermín, por su parte, entró también en el once tras haber sido suplente de inicio el pasado viernes frente al Mallorca y Lamine Yamal, imprescindible para que su equipo se llevara el triunfo frente al conjunto isleño, mantuvo su titularidad en punta.

Y a decir verdad, la apuesta le salió bastante bien. Nada más empezar, Cubarsí le ganó la partida sin despeinarse a Osimhen dentro del área azulgrana y el Barça exhibió una ambición en la presión prometedora, por mucho que los visitantes amenazaran con dar algún susto. Los locales, no obstante, fueron los primeros en abrir fuego. Fermín, tras una buena combinación entre Cancelo, Raphinha y Lewandowski, éste haciendo gala de inteligencia para dejar pasar el balón, puso el 1-0 cuando apenas se habían jugado los primeros 15 minutos del duelo. Las cosas, además, se pondrían aún mejor cuando el defensa portugués, aprovechando un remate de Raphinha tras asistencia de Yamal que se estrelló en el palo, llevó el 2-0 al marcador apenas dos minutos después.

Los azulgrana se las prometían muy felices. Hasta que Rrahmani, cerca de la media hora, les aguó la fiesta con un 2-1 que volvía a meter al Nápoles en el partido, en una acción ofensiva de los italianos en la que Araujo no estuvo fino al buscar el fuera de juego. Ahí, el duelo se igualó. Tanto, que Ter Stegen, a mano cambiada, evitó poco después el empate tras remate de cabeza de Di Lorenzo. El Barça, a pesar del susto, se las arreglaría aún para tener alguna opción para lograr que el marcador volviera a moverse antes del descanso.

El Barça, tan ciclotímico como de costumbre, volvió a mostrar su peor versión en un arranque de segundo tiempo en el que Kvaratskhelia envió un duro disparo desde la frontal fuera por poco y el Nápoles en pleno protestó como penalti una acción de Cubarsí sobre Osimhen. Ni el árbitro ni el VAR consideraron que fuera punible. Los italianos, poco a poco, fueron acosando cada vez más el área de Ter Stegen. Pasados ocho minutos de tensión, los azulgrana se desquitaron con un remate de Raphinha al cuerpo de Meret que pareció devolverles la serenidad. Al menos, en parte, porque los napolitanos no tardarían en retomar su asedio.

El cariz que iba tomando el partido no invitaba al optimismo para un Barça que se revolvía sólo a bandazos. Bandazos que, eso sí, por lo menos, lograban poner a prueba la concentración de Meret. El Nápoles, por lo menos, tampoco acertaba a la hora de encontrar un gol que pudiera permitirle forzar al menos la prórroga. Hasta que Lewandowski, tras asistencia de un Sergi Roberto que le dejó el gol prácticamente hecho, le puso fin al suspense con un 3-1 que dejó la eliminatoria vista para sentencia.

Las vidas paralelas de Morata y Lautaro: de casi intercambiar equipos a liderar a Atlético e Inter

Las vidas paralelas de Morata y Lautaro: de casi intercambiar equipos a liderar a Atlético e Inter

Si comenzamos esta historia hablando de la obra del escritor alemán Erich Kästner, 'Las Dos Carlotas', quizás no sepan que es el libro en el que se basó la película 'Tú a Londres y yo a California'. Y qué curioso que el relato hable de dos hermanas gemelas que, separadas al nacer, se encuentran en un campamento de verano.

Algo parecido le pudo pasar a los protagonistas de este cuento. En el estío de 2023, ambos 'nueves' tenían intereses en la orilla opuesta de sus vidas. Si Álvaro Morata tenía un pie y medio fuera del Atlético de Madrid, a Lautaro Martínez le ocurría lo propio en el Inter de Milán. Lo más curioso es que ambos nombres sonaban para sustituirse en el banquillo contrario.

Sin embargo, el supersticioso o cabalista, como dicen en argentina, Diego Simeone tenía otros planes u otras predicciones, si se permite atribuirle la capacidad de ver el futuro. El técnico tuvo una charla en la pretemporada del Atlético de Madrid en Seúl con Morata para que se quedara y le dijo que estaba en el momento de "dar 18 goles" si lo hacía. "Es un jugador que necesita tener confianza y ahora mismo la tiene del entrenador, del club y también del público", cuentan fuentes rojiblancas.

Morata se quedó y el resto es historia. Lleva 20 goles en 37 partidos, 0,54 tantos por encuentro. Es la mejor media goleadora de su carrera y, con uno más, superaría también la temporada, temporadas en este caso, con más tantos: la 2020/21 con la Juventus y la 2016/17 con el Real Madrid. Además, en la previa ante el Betis, el 'futurólogo' Cholo le dijo a Morata que marcaría, llevaba ocho partidos sin hacerlo, y, pese a fallar un penalti, el delantero anotó el segundo de su equipo.

"Después de Sevilla me ha costado un poco volver, a pesar de hacer los esfuerzos por estar lo mejor posible, hay veces que no se está bien, he tenido ocasiones para hacer goles y no las he metido y lo que quiero es ayudar al equipo y ser positivos porque quedan objetivos por delante", expresó tras el encuentro ante los verdiblancos un delantero que "ha encontrado su sitio", dicen desde el club y que está repleto de "confianza", explican desde su entorno.

Lautaro en un partido con el Inter.

Lautaro en un partido con el Inter.EFE

Lo impresionante de estas 'dos Carlotas' es que el éxito de uno se ha visto reproducido en el otro. Lautaro Martínez también mantiene la mejor media goleadora de su carrera, con 0,76 tantos por partido, y este verano fue elegido capitán del Inter de Milán, finalista de la pasada Champions League, con apenas 26 años. "Nunca me imaginé esto, es mérito al trabajo y al sacrificio de mi familia cuando era pequeño, todo es por ellos", comentó el protagonista tras su último tanto en la Serie A. Pero desde su entorno no solo lo imaginaron sino que avisan que aún "no está al máximo de su capacidad".

Hablamos de 102 goles en la primera división italiana, 23 esta temporada, la que más en competición nacional de su carrera, y eso que sólo ha jugado 24 encuentros este año. "Muy contento, aunque son solo números, desde que llegué al Inter no me esperaba este cariño y tanto yo como mi familia estamos muy contentos", confesó. Fuentes próximas comentan que no sólo es este, también el año anterior tuvo un gran rendimiento y mantienen que "cuanta más presión, mejor aguanta los desafíos".

La diferencia de edad entre ambos delanteros no ha impedido que ambos exploten a la vez. "Para un goleador, el gol llama al gol", comenta el argentino Fernando Czyz, periodista de DSports. Este año ambos han respondido a esa llamada y están siendo fundamentales en sus equipos. "Tiene el respeto de esta profesión, del público y de sus compañeros, no solo del Inter sino del fútbol en general. Asume la responsabilidad cuando las cosas se complican", cuentan fuentes cercanas a Lautaro.

Caracteres diferentes

Morata es menos serio que su homólogo del Inter, pero son muchos los compañeros con los que ha compartido caseta que le agradecen la cercanía en el trato y la capacidad de acogida que tiene, especialmente, a los que llegan nuevos. "Él da una imagen como de tristón y es todo lo contrario: bromista, cariñoso, buen compañero... es todo corazón", apuntan desde el vestuario.

Familiares, ambos, y muy centrados en su profesión, estos 'hermanos de fútbol' viven momentos dulces en sus equipos. "Hay una adaptación total, se siente uno de los dueños del club", apunta Czyz sobre Lautaro. Mientras que en el Atlético hablan de un "equilibrio personal y profesional" en la vida de Álvaro Morata.

Importantes en España y Argentina

Ambos, son también importantes en sus respectivas selecciones tras pelearlo mucho durante los últimos años. Morata se ha hecho con el nueve tras marcar 34 goles en 69 partidos, 0,49 tantos por encuentro. Lejos quedan aquellos pitos en Sevilla que afectaron mucho al jugador, pero que los enfrentó y superó gracias a la ayuda de un coach.

Lautaro también ha estado discutido durante su carrera en el equipo nacional porque le costaba más ver puerta. El delantero ha hecho 21 goles en 54 choques, 0,38 de media. "Hay un debate en Argentina sobre quién debería ser el 9 si Julián Álvarez o Lautaro. A día de hoy gana Lautaro", informa Czyz.

Esta noche sólo podrá quedar uno. El Inter parte con ventaja, pero nadie en el conjunto neroazzurri cree que la empresa esté hecha, aunque para Lautaro el Atlético tiene un aroma especial. "Es muy respetuoso con la historia de los equipos contra los que juega. Para un argentino enfrentarse a una historia tan cercana como la del Atlético es una satisfacción. Le da mucha motivación y alegría siempre desde el respeto", concluyen desde su entorno.

El presidente del Nápoles corta una entrevista en directo y empuja a un cámara sobre el césped de Montjuïc

El presidente del Nápoles corta una entrevista en directo y empuja a un cámara sobre el césped de Montjuïc

Actualizado Martes, 12 marzo 2024 - 10:21

El presidente del Nápoles, Aurelio de Laurentiis, protagonizó este lunes una nueva polémica sobre el césped del estadio de Montjuïc en la previa del partido de vuelta de los octavos de final de la Champions que enfrentará a su equipo con el Barcelona.

El controvertido directivo apareció en el terreno de juego mientras los jugadores y el cuerpo técnico atendían a los medios de comunicación para detener la entrevista que Politano estaba concediendo a Sky Sport con muy malos modos.

Tal y como puede verse en un vídeo publicado por El Chiringuito, De Laurentiis se lleva al jugador y tras discutir de manera acalorada con los trabajadores del medio acaba empujando a un cámara.

En ese momento, Movistar Plus estaba entrevistando al entrenador del Nápoles, Francesco Calzona, justo al lado. En sus imágenes se ve pasar a De Laurentiis, visiblemente enfadado, y gritando a Politano: "Ven aquí. ¡Es con Di Marzio con quien debes hablar!".

El incidente ha provocado también la reacción de Federico Ferri, director de Sky Sport, que ha lamentado lo ocurrido en su cuenta de X: "Sky Sport decide quién realiza las entrevistas de Sky Sport. Sin palabras por lo sucedido a nuestro periodista y a nuestro cámara. Lo condeno sin más comentarios".

"Una cosa es segura: seguimos como siempre, con profesionalidad, rigor y credibilidad. Y educación", finaliza el escrito de Ferri.

Ancelotti hace mucho peor al Madrid

Ancelotti hace mucho peor al Madrid

Vergonzoso y horroroso cumpleaños madridista. Todo el viejo continente vio como el Rey de Europa era zarandeado y ridiculizado por un Leipzig que sólo tiene quince años de edad. Y, desde luego, nunca mereció el Madrid siquiera empatar el partido.

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Cumpleaños angustioso y los fantasmas del 'Centenariazo' en una sufrida clasificación del Madrid

Cumpleaños angustioso y los fantasmas del ‘Centenariazo’ en una sufrida clasificación del Madrid

La bóveda del Bernabéu se estrenó en la Champions para alimentar un ambiente que se aventuraba de baja intensidad por el resultado favorable cosechado en la ida, en el Red Bull Arena de Leipzig. El objetivo era multiplicar los decibelios para recrear la coreografía de las grandes noches en un día especial: el 122 aniversario de club dominador de Europa. El recibimiento al autobús de los jugadores fue atronador, como en las jornadas de las épicas remontadas. Todo preparado para una fiesta que resultó menos lustrosa de lo esperado debido a la incómoda visita de un Leipzig que no se acomplejó en un escenario diseñado para intimidar. Los fantasmas del Centenariazo del Deportivo y de la exhibición de Ajax en 2019 se pasearon por el coliseo blanco en otro 6 de marzo.

Jude Bellingham acudió a la cita con rabia porque por la mañana el Comité de Competición le sancionó con dos partidos por menosprecio o desconsideración a Gil Manzano por el «Its a fucking goal» de Mestalla. El Real Madrid recurrirá a Apelación para reducir a anular el castigo del inglés. En principio se perderá los encuentros contra el Celta del próximo domingo en el Bernabéu y el del día 16 contra Osasuna, en Pamplona. Si se mantiene la sanción, Bellingham no volverá a jugar con el equipo de Carlo Ancelotti hasta el 31 de marzo, el domingo de Semana Santa, debido al parón de las selecciones.

El polivalente centrocampista volvió a ser el faro del juego ofensivo de un equipo que presentó una fisonomía distinta a la habitual, con un 4-4-2, con el inglés y Vinicius en la punta y con Valverde escorado a la derecha. Banquillo para Rodrygo y Brahim.

Un cambio de planteamiento que proporcionó más presencia numérica en la medular, para reducir las consecuencias de las pérdidas y para frenar los contragolpes de Dani Olmo y Xavi Simons. Nacho retornó a su posición de central y Tchouameni, a la de pivote. Más cemento en el pasillo de seguridad. Mucho respeto para la escuadra que en la ida convirtió a héroe a Lunin, con aquellas salvadoras paradas.

En la primera parte, el Madrid no se sintió cómodo ante un adversario muy abierto en las bandas. El Leipzig metió el miedo en el cuerpo con cuatro peligrosas llegadas en el área blanca. Silbidos en la grada.

En la reanudación, Ancelotti apeló a Rodrygo y al factor talismán del delantero brasileño en la Champions. Camavinga fue el sacrificado. El relevo apenas alteró la dinámica, con un juego descontrolado del Madrid y con presión constante del cuadro germano. Otra vez las manos milagrosas de Lunin.

Los agobios disminuyeron momentáneamente con el tanto de Vinicuis. Liberación para Ancelotti que celebró el tanto y se olvidó de sus problemas fiscales. Pero la respuesta de Orbán fue inmediata y las pulsaciones volvieron a dispararse y no se calmaron hasta el angustioso final. Sí, hubo otras clasificaciones para cuartos y otros cumpleaños más placidos.

El City ya está en cuartos sin romper a sudar

El City ya está en cuartos sin romper a sudar

El Manchester City - Copenhague fue el partido que cualquiera esperaría de un Manchester City - Copenhague. La Champions suele tener sorpresas maravillosas cada año, pero no concede milagros, salvo que seas el Real Madrid. Así que si el guión de este partido estaba escrito de antemano, ambos actores quisieron seguir cada línea del script y cada fotograma del storyboard. El City no tuvo piedad para avanzar a cuartos. [Narración y Estadísticas, 3-1]

Si ya en la ida el equipo de Guardiola acumuló un 80% de la posesión y más de 800 pases, poco hacía pensar que eso cambiaría en el partido de vuelta. En casa, además, del conjunto citizen donde no ha perdido esta temporada. Además, el equipo ha cogido velocidad de crucero este último mes y ya acecha al Liverpool en la cabeza de la Premier. Esa velocidad la mantuvo en Champions. Inabordable.

Ni cinco minutos tardó el City en adelantarse en el marcador. No sería en una jugada muy masticada, fue a la salida de un córner donde Akanji estuvo más rápido que una defensa danesa medio dormida, pero también vale. Apenas tres después, harían el segundo, también en un saque de esquina. Se lo daríamos a Julián Álvarez, pero Grabara colaboró activamente a que el balón se colara en la red. O el City frenaba o la noche tenía pinta de sangría histórica.

El 2-0 aplacó un poco los ánimos ingleses, conscientes de que, como la gravedad, más tantos acabarían cayendo por su propio peso. Pero eso tampoco hizo que los pupilos de NeestrupHansen se prodigaran demasiado en campo citizen. El sueño había terminado, quizás más lejos de lo que los daneses pensaban en un grupo con el otro Manchester y el Bayern de Múnich.

Y entonces, en un arranque de orgullo y de temeridad, Elyounoussi se lanzó desde su campo en una carrera desesperada hacia el área inglesa, justo es decir que el City repliega más rápido en cualquier entrenamiento, combinó con Oskarsson, que devolvió con un precioso tacón, y recortó distancias. Había que calibrar ahora si ese crochet del sparring volvería a despertar al campeón o seguiría con ese juego cansino de pies.

Despertó el gigante, el insaciable, el animal. Haaland recibió un pase largo, utilizó su cuerpo para proteger el balón de los centrales y pegó un trallazo al primer palo imposible para Grabara. Salto al aire en una celebración de dios noruego y partido finiquitado... otra vez.

El partido continuó por los mismos derroteros de los dos goles de ventaja. Pasada la hora, casi 75% de posesión para el City y más de 600 pases. Eso sí, la más clara fue para el Copenhague tras una excesiva relajación de la defensa citizen. Respondió bien Ederson.

Precaución

Guardiola decidió conservar la salud de los pocos titulares que estaban en el campo, por si se lesionaban como le pasó a Matheus Nunes, pero incluso un City B ganaría la liga danesa con bastantes puntos de ventaja. En una Champions con 48 equipos, se verán desigualdades aún más extremas que la que se pudo ver ayer en el Etihad.

En los últimos minutos, el City tocaba y tocaba pero se olvidaba de atacar la portería contraria, lo que permitía crecer al equipo danés, no por intentar ninguna machada, perdían por cuatro goles la eliminatoria, sino por dar una alegría a la numerosa afición visitante que se había trasladado al Etihad y saltaba y cantaba con su equipo abajo en el marcador.

Como era tiempo de homenajes, Guardiola no quiso ser menos e hizo lo propio con el joven Wright, que estuvo un buen rato esperando que el balón saliera del campo para debutar en Champions por el gigante noruego solo un mes después de hacerlo en la Premier. Nada pasó al final porque nada podía pasar, el guión estaba escrito.

El Madrid casi se quema en un empate agónico contra el Leipzig, pero pasa a cuartos de Champions

El Madrid casi se quema en un empate agónico contra el Leipzig, pero pasa a cuartos de Champions

El Madrid está en cuartos de Champions con mucho sufrimiento y menos felicidad, el mismo sentimiento que Carlo Ancelotti admitía en la previa del partido ante el Leipzig. En un duelo durísimo, impreciso y con menos sangre de la que pedía la ocasión, un gol de Vinicius fue suficiente para equilibrar el de Orban y superar, con la agonía de las noches de Chamartín, una eliminatoria trampa.

En el regreso de la Copa de Europa al Bernabéu, Ancelotti decidió innovar. El italiano es un entrenador enamorado del futbolista centrocampista, la posición que más ejemplifica la evolución de este deporte. Físicos, técnicos, con potencia, pase y gol, Carletto los tiene con todo tipo de virtudes. Y ahora, obsesionado con el fútbol moderno, el transalpino los quiere a todos. Por eso, en un día tan importante y tan trampa como una vuelta de los octavos continentales tras haber ganado la ida, Ancelotti cambió el esquema y encajó a sus cinco centrocampistas fetiche: Tchouaméni, Kroos, Camavinga, Valverde y Bellingham.

El puzle le funcionó sobre la pizarra, pero no sobre el césped. Dejó de lado el 4-4-2 de toda la temporada y mostró un 4-3-3 con el inglés como 9 y el uruguayo como extremo derecho. Y el Madrid naufragó en una primera parte en la que el Leipzig le perdonó varias vidas. Algo que se puede hacer en Chamartín. Los pitos del descanso eran merecidos para un tramo inicial desastroso.

Lento, previsible e impreciso, el Madrid no fluyó entre líneas y no encontró a Vinicius, la única chispa de un ataque demasiado plano. Y atrás sufrió, salvado sólo por los errores de Openda, delantero rival. Dio la sensación, una vez más, de que el conjunto blanco necesita verse medio muerto en la orilla de la Copa de Europa para despertar de verdad.

En el primer aire del duelo, el Madrid ya mostraba debilidad. En el 12, Openda inició su carrusel de oportunidades. Primero remató desviado desde la frontal cuando tenía a Olmo desmarcado en la derecha y en el 15, en otra contra visitante, cruzó demasiado su disparo a la izquierda del portero ucraniano.

Ancelotti abría los brazos en el banquillo desesperado. Y en la hierba, sólo Kroos mostraba claridad. El Madrid jugaba, pero no sabía a qué. Con Valverde en la derecha, los tres del medio, Camavinga, Tchouaméni y Kroos, se estorbaban en la creación y ninguno creaba líneas de pase verticales para combinar con Bellingham y Vinicius. El inglés, también errático, se las ingeniaba para bajar a recibir a la base perdiendo un hombre, casi el único, referencia arriba.

Mientras, el Leipzig esperaba oportunidades con una línea de presión muy adelantada, con Sesko y Openda en el centro y Simons y Olmo en las bandas. Fue imposible para los blancos superar la primera avanzada alemana, que tuvo nuevas ocasiones rozando el descanso. Simons, el mejor, probó a Lunin desde fuera del área y Openda tuvo una volea clarísima dentro del área que rozó la red derecha del portero madridista.

Pitos al descanso

El Madrid no había lanzado a puerta y sólo tuvo un córner tras un tímido intento de Bellingham dentro del área. Nada más de uno de los favoritos al título en la vuelta de una eliminatoria. Peligroso y un tanto vergonzoso, de ahí los pitos multitudinarios del Bernabéu al descanso.

Ancelotti pasó por vestuarios y cambió fichas, convencido de los errores de su equipo. Camavinga, intrascendente e impreciso, se quedó en la caseta para que entrara Rodrygo. El brasileño acumula una mala racha goleadora en Liga, y quizás por eso el técnico decidió sentarle en un día así, pero tiene regate y movilidad, algo de lo que el Madrid careció en el primer tiempo.

Una arrancada suya en el 50 provocó una falta peligrosa a favor del conjunto blanco y animó a la grada, desencantada en el torneo más importante para el club. Un torneo que corrió peligro cuando Vinicius empujó a Orban en una discusión y los alemanes clamaron por una tarjeta roja. El empujón, en el pecho y no en la cara, fue amarilla.

Primero Vinicius, luego Orban

El Madrid encontró respiro cuando se dejó de cálculos y se rindió a sus mayores virtudes: las arrancadas de Bellingham y Vinicius. En el 65, el inglés inició una contra, avanzó y esperó el desmarque del brasileño, en diagonal viendo el espacio libre. Cedió Jude y Vini, de primeras, definió ante Gulacsi.

El Leizpig se resistió a claudicar sentenciado y reaccionó para igualar de nuevo la eliminatoria a los tres minutos. Orban se adelantó de cabeza a Nacho tras un centro de Raum y puso el miedo en el cuerpo al Bernabéu. La pelea volvía a estar a un asalto y el duelo entró en la agonía. La de los visitantes por provocar la prórroga y la del Madrid por evitarla. Ancelotti introdujo a Modric por Kroos y a Joselu por Bellingham para calmar el choque y lo consiguió entre suspiros de alivio. El Madrid puso la mano en el fuego y casi se quema.

Mbappé impone su ley para impulsar al PSG a cuartos ante una Real impotente

Mbappé impone su ley para impulsar al PSG a cuartos ante una Real impotente

No quiere Mbappé imaginarse la vida del PSG sin él. No todavía. La cuenta atrás ha comenzado y el final parece escrito, pero el francés se esfuerza en preparar la gran fiesta de despedida. No quiere marcharse de París sin haber cumplido con la misión casi divina que le han encomendado. Ganar la Champions como la mejor terapia para matar las penas. Hasta Luis Enrique, que ensaya el futuro sin él mientras avasalla en la liga francesa, sabe que no puede privarle del último baile en la Champions. Y no sólo por pleitesía, sino por puro egoísmo. Imposible prescindir de un futbolista descomunal que impone su ley. Ante la Real Sociedad, el PSG se catapultó en su espalda hacia los cuartos de final. [Narración y estadísticas, 1-2]

No le hizo falta más al equipo parisino ni en el Parque de los Príncipes ni en el Reale para frenar a los descarados vascos y los sentenciaron antes siquiera de que comenzaran a dibujarse. Si alguien esperaba que la Real incomodara como lo hizo en París, se equivocó. Quiso y no pudo ni un segundo. Sin balón y sin forma de atrapar al rival en su presión, quedó a su antojo.

Tuvo la primera ocasión en un centro de Becker al segundo palo que buscaba la cabeza de Take Kubo y atajó de manera poco ortodoxa Nuno Mendes, claramente el lateral por donde se podía desangrar el PSG. Pero los donostiarras no encontraron cómo aprovecharse. Luis Enrique les había puesto una trampa de la que no pudieron huir. Acostumbrado a colocar a Mbappé como delantero centro, en San Sebastián lo devolvió a la orilla y no tardó en retar con dos endiablados cambios de ritmo a Traoré y buscar por un hueco imposible a Barcola. Suerte que apareció Remiro. Fue el primer indicio de que Mbappé, más lejos del área, iba a cocinar y a sentarse a la mesa al mismo tiempo.

El técnico asturiano buscó la movilidad de Dembélé y Barcola intercambiando posiciones casi como interiores para ganar en superioridad al centro del campo de la Real. Un plan que le salió perfecto. Fue el Mosquito lanzó la carrera de Mbappé. De dos zancadas se plantó en el área, recortó a Zubeldia, lo desquició con sólo amargar y, en una baldosa, cruzó un disparo que descosió la red. En el campo mandaba y del partido sólo había transcurrido 15 minutos.

No levantó cabeza la Real, y no por lo abultado del marcador de la eliminatoria. Es que no sabía cómo reaccionar al plan de partido que le había dibujado el PSG. En ese desconcierto apareció otra vez Remiro para salvar el segundo gol de Mbappé servido en bandeja por Barcola. El más mínimo error de los donostiarras lo convertían en un ataque que siempre pasaba por las botas de su astro mientras que Alguacil veía desde la banda con impotencia cómo sus futbolistas eran una sombra de aquel equipo firme en la fase de grupos que sometió al Inter. No está la Real en su mejor momento. Su fútbol se ha espesado justo cuando las temporadas empiezan a decidirse.

46 goles en Champions con 25 años

Quiso deshacer este argumento Kubo con un zurdazo desde la frontal al filo del descanso, pero nada cambió en la segunda mitad. Volvió a dominar el PSG, que echó mano del talento de Kang-In para alimentar las carreras de Mbappé. No pudo surtir efecto más rápido. El balón del coreano permitió al capitán ganarle la carrera a Zubeldia, impotente, pisar el área pequeña y colocarlo con un derechazo al palo corto de Remiro. Era su gol 46 en la máxima competición Europa para convertirse, con 25 años y tras Messi, en el segundo jugador más joven en conseguirlo. Era, además, el golpe definitivo que enterraba el sueño de la Real tras una década buscando la Champions.

Espoleados por la grada txuri urdin, los donostiarras quisieron crecer y al menos cerrar esta eliminatoria con algún gol en su marcador. Los cambios de Alguacil ayudaron. Lo buscó Barrenetxea, también Oyarzabal, pero quienes más cerca lo tuvieron, forzando a Donnarumma, fueron Zubimendi y André Silva con un remate a bocajarro. Hasta el canterano Olasagasti se atrevió. La Real se volcó en la portería del meta italiano hasta que Mikel Merino marcó para dar consuelo al Reale y cerrar una eliminatoria que tuvo un dueño: Kylian Mbappé.

El caso excepcional de Marco Rose, el alumno de Klopp que nació en Alemania Oriental

El caso excepcional de Marco Rose, el alumno de Klopp que nació en Alemania Oriental

La noche del 9 de noviembre de 1989, los guardias de la frontera del Muro de Berlín abrieron los puntos de cruce y las dos Alemanias comenzaron a ser una. Tardarían unos meses, pero la Federal y la Democrática pusieron fin a varias décadas de división e iniciaron un nuevo camino juntas en todos los sentidos. También en el fútbol. En ese momento, Marco Rose, que hoy liderará desde el banquillo al peligroso RB Leipzig en el Santiago Bernabéu, jugaba en las categorías inferiores del Rotation Leipzig, un club de barrio de su ciudad natal, una de las más importantes de la Alemania Oriental. Ahí nació su pasión por el balón, que le ha convertido, tres décadas después, en un caso excepcional en el fútbol alemán.

Rose tiene el foco de su país sobre sus hombros por varias razones: es alumno de Ralf Rangnick y Jürgen Klopp, dos de las mentes futbolísticas más extraordinarias que ha dado Alemania en las últimas décadas. El primero es el arquitecto balompédico de Red Bull y el segundo, ya lo conocen, uno de los mejores entrenadores del mundo. Rose entrena al Leipzig, transformado ya en uno de los grandes de la Bundesliga, y es el único técnico alemán de elite nacido en la antigua RDA. Las fronteras físicas ya no existen, pero sí siguen las diferencias entre las dos zonas. Se ve en los banquillos y en el césped, donde Toni Kroos, por ejemplo, fue el único futbolista nacido en el Este que levantó la Copa del Mundo de 2014 con la Mannschaft.

Pero vayamos con Rose. Su carrera no se entiende sin la aparición de Rangnick y Klopp. Así de sencillo. La caída del muro y la unión del fútbol alemán hundió al Rotation Leipzig en las categorías más bajas del país, así que Rose, un lateral izquierdo con cierto potencial, decidió moverse al club más grande de la ciudad, el Lokomotiv. Ahí debutó en el profesionalismo en 1996, con 20 años, y se instaló en el primer equipo el tiempo suficiente como para levantar las miradas de los clubes occidentales. En el 2000 firmó con el Hannover, de la Segunda División, y se cruzó con Rangnick, que entrenaba al equipo. Juntos ascendieron a la Bundesliga, pero Rose decidió salir y aceptar una oferta del Mainz tras tener una charla con Klopp, que iniciaba allí su proyecto.

La charla con Klopp

"Nos vimos y antes de acabar la conversación ya sabía que tenía que fichar por el Mainz. Eso es lo que hace especial a Jürgen, la capacidad de convencerte", ha contado Rose. Disputó 159 partidos con el Mainz en seis temporadas y formó parte de la mejor época de su historia, llegando incluso a disputar la Copa de la UEFA. "Uso muchas de sus ideas, tanto en entrenamientos como en partidos, pero para mí lo más importante en cuanto a su herencia es cómo es él con la gente", explicó Rose en una entrevista. La admiración es mutua: "Confío en Marco al 100%, puede conseguir el trabajo que quiera. Es el entrenador con más potencial del mundo", dijo Klopp sobre él en 2019.

Su unión llegó hasta tal punto que Klopp le contagió a Rose su fe cristiana, trasladada a su piel con la obra 'Las manos que oran', del artista alemán Alberto Durero. "El tatuaje representa mi fe. Es un pecado juvenil. Me lesioné y tuve demasiado tiempo", bromeó Rose sobre el tema.

La salida de Klopp hacia el Dortmund fue el principio del fin de Rose en el césped y el inicio de su aventura en los banquillos. Empezó como asistente en el Mainz y probó suerte como primer entrenador del Lokomotiv Leipzig, pero sus ideas, y sus contactos pasados, le llevaron a un proyecto más importante.

Su llegada a Red Bull

Red Bull contrató a Ralf Rangnick en 2012 para ser director deportivo del RB Leipzig y el RB Salzburgo, y el técnico pensó en Rose para los equipos juveniles del cuadro austríaco, primero el sub'16 y luego el sub'18. Y Rose le recompensó. "Nunca he tenido un plan profesional, pero siempre me he dejado guiar. Como en 2002, cuando hice caso a Jürgen", reconoció. En 2017, el RB Salzburg de Rose venció en la final de la Youth League al Manchester City de Brahim Díaz y Jadon Sancho. Un título que abrió más puertas al técnico. Le dieron la oportunidad de entrenar al primer equipo del conjunto austríaco, alcanzó las semis de la Europa League y desde ahí volvió a Alemania, al Borussia Mönchengladbach. Con los germanos sorprendió en la Champions, llegando hasta las eliminatorias, y el Dortmund echó sus redes sobre él. La experiencia duró sólo una temporada, pero desde 2022, en su Leipzig natal y de nuevo bajo la sombra de Red Bull, busca su gran conquista continental.

A lo lejos, el sueño de repetir el hito de Helmut Schön, nacido en el Este y seleccionador, después de huir de la zona soviética, de la Alemania Federal que ganó la Copa del Mundo en 1974. El resto de grandes entrenadores germanos, Low, Klopp, Heynckes, Magath, Rehhagel, Cramer, Nagelsmann, Flick, Tuchel, Klinsmann o Hitzfeld son occidentales. Rose espera su oportunidad.

El Bayern cumple su papel ante la Lazio

El Bayern cumple su papel ante la Lazio

Uno puede luchar por muchos nombres. Puede ser por el nombre del padre, de la patria o, como ayer pedía la grada del Allianz, de la ciudad. El Bayern tenía mucho por lo que hacerlo. Viene de ganar 11 ligas consecutivas, pero este año transita segundo a 10 puntos del líder. Lleva tres años cayendo en cuartos de la Champions y, desde hace un mes, no tiene entrenador para la temporada que viene. Pero hoy era el día para la resurrección y la Lazio era la víctima perfecta. [Narración y Estadísticas, 3-0]

Así, el orgullo, el honor y la dignidad estaban en juego en esta vuelta de octavos ante un conjunto italiano que sorprendió en la ida. No lo haría otra vez. No lo permitiría el Bayern que en una hora había liquidado la eliminatoria. Los alemanes aplicarían la táctica del rodillo. Esa con la que aterrorizaron Europa, pero que hoy está algo diluida quizás porque cuentan con más futbolistas estilistas que comprometidos.

Queda Müller de aquella época. Un león viejo, pero león. Pedía desde el primer minuto intensidad a sus compañeros y Sané y Musiala percutían por sus bandas más hacia delante que hacia atrás. Eso sí, sus carreras ofensivas eran una delicia para el espectador. El 10 del Bayern parecía que iba sobre patines por el césped cuando conducía la pelota, mientras que el joven extremo era más de fogonazos.

De ambos vinieron dos de las ocasiones más peligrosas para los alemanes en la primera parte, excluyendo los goles. Si uno culminó una gran jugada colectiva con un tiro cruzado que salió por poco, el otro aprovechó una jugada ensayada de córner, para recoger el pase de Kimmich y exigir a Provedel tras un gran latigazo.

La Lazio jugaba como su entrenador. El Zorro Sarri había planteado guardar a su equipo en la madriguera y esperar una vulnerabilidad de su presa. Fue el plan de la ida y salió bien. Además, los italianos contaban con un lanzador de contras privilegiado. Luis Alberto disponía de Anderson e Immobile para buscar la espalda de los centrales alemanes. Sólo Guendouzi encontró una grieta en la defensa alemana, muy pronto, pero su disparo se fue desviado.

Demasiadas líneas van sin haber nombrado a Kane, un jugador que fue al Bayern a ganar títulos y que, de momento, ha perdido dos y la Bundesliga se le ha complicado mucho. La Champions, entonces, es su gran baza. Algo desaparecido en la ida, mostró más actitud en la vuelta. Varios disparos suyos se fueron por poco. Y fue con la cabeza con lo que encontró el gol tras un disparo en semifallo de Guerreiro.

Apenas dos minutos antes la había tenido su homólogo italiano. Se acordará Immobile de esa ocasión. Tras ganar la espalda a la defensa, aprovechó una peinada involuntaria de un central para aparecer en el segundo palo, pero su cabezazo se fue desviado. Para una vez que el zorro se encontró a su presa indefensa, falló el mordisco.

León viejo

Encima, justo antes del descanso, pasó lo impensable. Un córner despejado por la defensa italiana cayó a las botas de Dier como llovido del cielo, éste empaló y Müller, que tendrá una edad pero sigue siendo el más listo, desvió a la red con la cabeza. El orden natural de las cosas se había restablecido en 45 minutos.

Bajó pulsaciones el Bayern y la Lazio fue incapaz de de aumentarlas para acercar la eliminatoria a sus intereses. De hecho, Musiala, Guerreiro, Sane... tanto iba el cántaro a la fuente, que Kane lo acabaría rompiendo. Segundo para el inglés que aprovechó un mal despeje de Provedel. Pudo acercar Luis Alberto a los italianos, pero no era el día.

Salva el Bayern así el envite en la competición que tiene más asequible si es que a la Champions se le puede otorgar ese calificativo. Salva Tuchel el pellejo y Múnich, el honor