Joao Miranda y aquella maldición rota que vuelve a amenazar al Atlético: “Mi gol de cabeza cambió la historia”

El central rememora el cabezazo que dio la Copa al Atlético en la final de 2013: «A mis hijos les vacilaban en la escuela». Simeone no gana en el Bernabéu desde 2016.

14 años (y 25 partidos) de victorias blancas, como un estigma que se rompió aquel 17 de mayo de 2013, una noche mágica en el Santiago Bernabéu, un cabezazo en la prórroga para la iconografía eterna del Atlético de Madrid. «Yo sabía que había llegado el momento de volver a ganar los derbis. Mi gol de cabeza cambió la historia», recuerda ahora a El MUNDO Joao Miranda, el héroe de aquella Copa del Rey.

A esa memoria del Mirandazo que tornó el rumbo se agarra el Atlético este jueves para un duelo, también en el Bernabéu (21.00 h., La 1), que se le presenta como un abismo. El torneo copero, aún en cuartos de final, como salvación a una temporada repleta de baches y con la amenaza de quedar arruinada del todo sin acabar enero. Porque ahora vuelven los fantasmas. Son siete años sin triunfar en el campo del eterno rival, donde ni siquiera marca el equipo de Simeone un gol desde abril de 2018 (1-1 en Liga), precisamente Antoine Griezmann, el mismo que anotó en el último triunfo, ya lejano aquel febrero de 2016 (0-1).

Hace una década se acumulaban las afrentas y las humillaciones, resumidas en una punzante pancarta en las tribunas de Chamartín: «Se busca rival digno para derbi decente. Razón aquí». Rememora Miranda desde sus vacaciones familiares en Disney: «Los amigos de mis hijos les vacilaban en la escuela porque creían que iba a volver a ganar otra vez el Real Madrid». El defensa, que hace unas semanas anunció su retirada del fútbol profesional a los 38 años, tras una lustrosa carrera en la que, además de leyenda rojiblanca -178 partidos, cinco títulos y, junto a Diego Godín, la pareja de centrales clave de la era Simeone-, fue capitán de Brasil en el Mundial de Rusia, recogió en el primer palo el centro de Koke (único superviviente ahora junto a Courtois) y batió a Diego López para éxtasis de un Paolo Futre que pedía disculpas en la retransmisión de TVE. No en vano, aquello se parecía demasiado a su gesta en 1992.

«Este gol lo cambió todo porque había una maldición. El Atlético volvía a ganar los derbis, regresaba con los grandes de Europa. La maldición se acabó», admite Miranda sobre el tanto «más importante» de su carrera, el que daba «una alegría impagable a la afición». Fue uno de sus 13 goles con la camiseta rojiblanca (otro fue en la final de la Supercopa ganada al Chelsea), de un tipo siempre discreto, líder desde el silencio de aquel vestuario. Y que en 2015 puso rumbo al Inter por 15 millones.

“Había llegado el momentio”

«Hacía 14 años que el Atlético no ganaba, nos lo recordaban a todas horas. Y nosotros sabíamos de la importancia y que había llegado el momento», sigue el de Paranavaí, que pone en valor un choque de trenes único en el mundo «Para mí, este el derbi de España. Es un partido precioso, con una atmósfera muy hermosa. La afición del Atlético es una afición caliente y lo vive con locura. Soy un enamorado del Atlético y sé de la importancia de este derbi, para mí, uno de los más bonitos de mi carrera», cuenta quien, sin embargo, admite que a su trayectoria, que cerró en otro de los clubes de su vida, el Sao Paulo, le quedó la espina de la Champions League que tan cerca tuvo, también contra el Real Madrid.

Aquel duelo inolvidable de hace una década sacudió los complejos del Atlético, que a partir de entonces combinaría victorias para el recuerdo en el Bernabéu -el empate con un doblete del recién retornado Fernando Torres en los octavos coperos de 2015 fue como una de ellas-, con mazazos imposibles de olvidar como la finales de Champions. Ahora, con una victoria en los últimos ocho derbis (la pasada temporada en Liga en el Metropolitano), aquellas frustraciones se le parecen.

Sin Llorente, uno de los tipos más en forma de la cuadrilla del Cholo, acude ahora el Atlético a un choque sin precedentes: nunca hubo un derbi en una eliminatoria a un solo partido. Y en busca de una noche que con doble filo. Un triunfo en un Bernabéu sin aficionados visitantes -el Madrid apenas ha cedido 334 entradas-, supondría un alivio y un acicate. Una derrota, otra palada más en la desilusión.

Ancelotti, por su parte, no contará ni con Carvajal ni con Lucas Vázquez, tampoco con Tchouaméni y Hazard, pese a que ayer regresaron a la dinámica del grupo. Alaba será la novedad en un Madrid espoleado tras su remontada en Villarreal y el triunfo en San Mamés.