Fabio Capello: “La arrogancia de Guardiola le ha costado varias Champions”

Actualizado Jueves, 6 marzo 2025 - 21:28

Fabio Capello (1946) pasea por el hotel Palace de Madrid como si fuera su casa. Los empleados le saludan, él ejerce de guía por sus pasillos y el agua con gas le espera en la mesa de la sala Matahari (yo no elijo los nombres) antes de que se siente a charlar con EL MUNDO. La leyenda italiana está en la ciudad como embajador de los premios Laureus, cuya gala se celebrará el 21 de abril en el Palacio de Cibeles con gran presencia española entre los nominados (selección masculina de fútbol, Real Madrid, Aitana Bonmatí, Lamine Yamal, Carlos Alcaraz…).

El ex entrenador de Milan y Real Madrid, entre otros, cita a Nelson Mandela para explicar su vinculación con los Laureus ("Como él, creo firmemente que el deporte tiene el poder de cambiar el mundo") y demuestra su amor polideportivo comentando el último partido de voleibol que ha visto y recordando sus tiempos como fotógrafo submarino "cuando era joven, ya no tengo ni fuerzas ni tiempo", explica, casi resignado. Desde su retirada de los banquillos, en 2018, es comentarista estrella de la tele italiana y da charlas a empresas. "Me llaman de todos sitios", refunfuña con media sonrisa.

Siendo un hombre culto y con fama de bon vivant, ¿no le apetecía desengancharse del fútbol y dedicar su jubilación a cualquier otra cosa?
El problema es que el fútbol me viene natural aunque no quiera. Intento hacer cosas diferentes. Viajar, estar con gente, leer mucha Historia... Antes sólo tenía tiempo en verano para disfrutar de todo esto y ahora tengo algo más, pero tampoco mucho. Al final, eres lo que eres y yo soy un futbolista y un entrenador. No puedo evitarlo.
Un entrenador que, tras recoger el testigo de Sacchi y ganar la Champions con el Milan, dirigió al Real Madrid dos veces y en ambas ocasiones ganó la Liga (96-97 y 06-07) y duró sólo un año. ¿Cómo se explica esto?
Cada una fue diferente. La primera vez, ganamos el título y me llamó Berlusconi para pedirme que volviera a Milán. Se lo debía por la oportunidad y la confianza que me había dado al principio de mi carrera como entrenador. Por eso regresé. Se lo expliqué al presidente, Lorenzo Sanz, me entendió y así empaté las cosas con Berlusconi. La segunda vez, volví a ganar la Liga pero el club se había precipitado. En un momento de muchas dificultades que pasamos a mitad de temporada, ficharon ya a otro entrenador para el año siguiente (Bernd Schuster) y aunque luego remontamos y fuimos campeones, me echaron. La verdad es que no tenía buena relación con el presi, Ramón Calderón, y fue bastante bonito ganar esa Liga y demostrar que no sabía mucho de fútbol. El Madrid llevaba tres años sin ganar un título y decide despedir al que les da la Liga…
El trasfondo ambas veces fue que usted era un técnico defensivo y estricto en un estadio que pedía fútbol de ataque y unos vestuarios llenos de estrellas con una actitud, digamos, laxa.
Hay mucho tópico con eso de los estilos. Yo jugaba para ganar. Punto. Y ganaba. La cosa más importante para mí, la primera palabra que siempre salía de mi boca al llegar a un vestuario, no era defensa ni ataque, era respeto. El respeto por encima de todo. Todos tenemos problemas, todos podemos quejarnos, pero el respeto hacia la gente que trabaja en el club, hacia el staff y hacia el compañero es la base de todo. No quería retrasos, no quería malos gestos, no quería sobrepeso. A partir de ahí, para mí sólo existen el campo y el entrenamiento. Me da igual tu nombre. Este estilo lo cogí de Helenio Herrera, que siempre decía que se juega como se entrena. Pero a partir de ahí, cuando se duchaban y se iban a casa, cada uno era libre de hacer la vida que quisiera.
Su primer Madrid era el de la Quinta del Ferrari. Mijatovic y Suker nunca han ocultado que les gustaba salir con frecuencia.
Sí, pero luego entrenaban muy bien. Mi primera pelea con ellos fue porque les quité la botella de vino de las comidas. Protestaron, negociamos y me pidieron por favor que al menos les dejara tomar una caña antes de cenar. A eso les dije que sí [risas]. Pero la más gorda fue cuando vino un directivo y me dio el nombre de tres jugadores que habían salido por la noche.
¿Quiénes?
No te lo voy a decir y te explico por qué. Estábamos en un momento clave, recuperando puntos al Barça y me cogí un gran cabreo. Al día siguiente reúno a todo el equipo antes del entrenamiento y empiezo a echarles la bronca: "Aquí hay jugadores que no son deportistas serios, os gusta demasiado la noche, os da igual ganar y esto no puede ser porque es una falta de respeto al resto. Tú, tú y tú no podéis seguir con nosotros". Y en esas sale Fernando Hierro y dice: "Míster, déjelo, estuvimos todos". Me mató, sólo le pude decir: "Serás hijo de puta". Y a entrenar como si nada hubiera pasado [risas].
¿Es cierto que Raúl se quejó de que Mijatovic y Suker no le pasaban?
No sólo es cierto que se quejó, es cierto que no se la daban. Al principio le dije que eso era una tontería, pero después de cuatro o cinco partidos fijándome vi que era descarado. Llamé a Pedja y Davor y me lo negaron todo, pero les puse el vídeo: "Venid para acá. Mira, mira, mira, mira, mira, mira. Todos esos pases claro no se los habéis dado". "No le hemos visto", me decían. ¿Ninguna? Les exigí que no volviera a pasar y a los tres partidos ya estaban otra vez igual. Esta vez ya me puse serio y les dije que si pasaba una sola vez más, uno de los dos se iba al banquillo. Sólo así pararon.
El ex entrenador italiano, en el hotel Palace de Madrid.

El ex entrenador italiano, en el hotel Palace de Madrid.

Ese verano vuelve al Milan y el Madrid gana la Séptima la temporada siguiente. ¿No le dio rabia?
No, porque hice lo que debía, pero parte de esa Champions es mérito mío porque ese Madrid llevaba tres años sin ganar nada cuando yo llegué y construimos un equipo nuevo y campeón con chavales, como Víctor [Sánchez del Amo] o Álvaro [Benito], hasta su lesión, y buenos fichajes. Porque no era un Madrid con tanto dinero como ahora y teníamos que acertar mucho. El fichaje que lo cambia todo es el de Roberto Carlos al Inter, que todavía no entiendo cómo pasó.
¿Por qué?
Acababa de fichar por el Madrid, aún estaba en Milán, me llama un representante y me dice: "Fabio, el Inter vende a Roberto Carlos". Respondí: "No es verdad, nadie es tan tonto". Y me insiste: "Te lo prometo y cuesta 500 millones de pesetas". Yo no me lo podía creer, es que ni siquiera era caro. Le dije que sólo me lo creía si me mandaba un fax con los papeles del Inter escritos y firmados. Eran las cuatro de la tarde y a las ocho me llegó el fax a casa. De verdad pensaba que era una broma. Llamé de inmediato a Lorenzo Sanz y le dije que viniera en el primer vuelo, porque como se supiera que lo vendían a ese precio iba a ser la guerra. A las 11 de la mañana del día siguiente estaba todo firmado. Fue el fichaje más rápido de la historia, pero es que una oportunidad así te cambia el destino. A veces el fútbol es incomprensible… porque está lleno de gente que no lo entiende.
Su segunda etapa fue la famosa Liga del clavo ardiendo, el Tamudazo y los goles decisivos de Reyes.
Aquello fue, de verdad, una remontada única e histórica en la que superamos muchos problemas.
Era el ocaso de los Galácticos, una idea de equipo que chocaba con usted.
No, no, ya ni Galácticos ni nada. Zidane y Figo ya no estaban. Roberto Carlos ya estaba acabando y tuvimos el problema de Beckham. Había firmado ya para irse a Los Ángeles y en el Madrid eso no había gustado nada porque le habían ofrecido renovar, así que Calderón y Mijatovic me pidieron que no volviera a jugar. Al principio obedecí, pero después de diez días viendo que Beckham entrenaba, entrenaba y entrenaba como el que más pese a estar apartado, dije: "Hasta aquí. Es un jugador de Madrid y va a jugar". No sentó muy bien en el club, pero me dio igual. Era lo justo.
Y estaba Ronaldo.
El mejor jugador al que he entrenado. Lo eché.
¿Cómo se despide a uno de los más grandes de la Historia?
Soy yo. Él estaba gordo, no quería bajar de peso y le gustaba demasiado la vida alegre. Además, lo peor no era eso, era que arrastraba a esa vida a los compañeros de equipo y me acababa creando un problema aún más grave. Le di la opción de adelgazar y comportarse, no quiso, fuera. No hay más. Pero igual que te cuento esto, te digo que Ronaldo, sin las lesiones y cuidándose, hubiera sido el número uno de la Historia, al nivel de Messi y Maradona. Por un lado no pudo y por otro no quiso. Hay futbolistas que son así. ¿Recuerdas a Guti?
Claro.
Un talento increíble, podía haber sido lo que le diera la gana. Yo hablaba con él todo el rato: "¿Por qué no te sacrificas un poco, llevas un tiempo una vida ordenada y con 36 años, cuando lo hayas hecho todo, ya te dedicas a disfrutar?". Y él me respondía: "Míster, hay que pasarlo bien ahora que luego es tarde". No hubo manera de convencerle. Y era talento puro porque mira la carrera que hizo sin poner interés. Por jugadores como Ronaldo o Guti me gusta destacar siempre lo importantísimo que ha sido Raúl en el Madrid. Cuando el equipo estaba durmiendo, él se ponía a correr, a presionar y los despertaba a todos. No tenía el talento puro de los otros, pero era tan inteligente y tan ambicioso que daba lo mismo. Ese es el futbolista que yo quiero.
El que lidia ahora con las estrellas del Madrid es su alumno Carlo Ancelotti.
Pero lo lleva de maravilla. Es el mejor del mundo en eso. Carlo ha sido inteligente como jugador y ahora es inteligentísimo como entrenador. Entrenar al Madrid no es fácil y a un Madrid con muchas estrellas es aún más difícil, pero él lo hace, como decís aquí, de puta madre. A veces la gente que no sabe de fútbol le desprecia, pero los que sabemos lo tenemos muy claro. Sabe cuándo necesita hablar alto y cuándo de cachondeo. Esa es la inteligencia que le ha permitido triunfar en todos los sitios. Como jugador, él se retira conmigo, en el Milan, y le ofrezco incorporarse de inmediato a mi equipo, pero ya tenía un compromiso con Arrigo [Sacchi] para ser su ayudante en la selección italiana. Como verás, los dos entrenadores que mejor le conocíamos ya sabíamos el gran técnico que iba a ser.
¿Será capaz de encontrar la fórmula para que Mbappé y Vinicius den su máximo nivel a la vez?
Seguro. Los grandes futbolistas siempre pueden jugar juntos… [Capello medita unos segundos]. Bueno, igual eso es un tópico. Cuando tuve en el Madrid a Van Nistelrooy y Ronaldo pensé: "Estos dos me meten goles, los pongo juntos y ya se arreglarán". Fueron titulares tres partidos y perdimos los tres. Así que los grandes futbolistas pueden jugar juntos menos Van Nistelrooy y Ronaldo [risas]. Ahora Mbappé se ha adaptado y ya no va a bajar el nivel porque es así de bueno. Vini tiene que lograr que no le afecte todo el ruido que hay a su alrededor. En lo del racismo tiene más razón que un santo, pero se descentra con mucha facilidad con cosas deportivas: los rivales, la grada, los gestos… Tiene mucho carácter y eso es bueno si sabe enfocarlo sólo al juego porque el talento le sobra.
Sin embargo, usted defendió el Balón de Oro a Rodri.
Sí, creo que fue el justo ganador: la Premier, la Eurocopa... Todo el mundo ha visto que es el director de orquesta de cada equipo en el que juega, que sin él todo funciona peor. ¿No estás viendo al City ahora?
Sí, claro. Usted nunca ha sido muy guardiolista, ¿está disfrutando esta caída?
[Risas] No, no, para nada. Además yo valoró mucho a Guardiola como entrenador, ha hecho cosas maravillosas. Yo he vivido tres revoluciones en el fútbol, una cada 20 años o así: el Ajax de Cruyff, el Milan de Sacchi y el Barça de Guardiola. No tengo ningún problema en decirlo.
El embajador de los Premios Laureus posa para la entrevista.

El embajador de los Premios Laureus posa para la entrevista.

Entiendo, pues, que el choque es más personal que futbolístico, ya discutieron cuando coincidieron como entrenador y jugador en la Roma.
No discutimos nada. El vino a decirme cómo tenía que hacer mi trabajo y yo le respondí: "Ponte a correr y luego hablas". Es que andaba por el campo y yo no iba a sacarle antes que gente que tenía muchas cosas mejor que él. Sin más. Ahí se acabó el debate. ¿sabes lo que no me gusta de Guardiola? Su arrogancia. La Champions que ganó con el City fue la única en la que no intentó nada raro en los partidos decisivos. Pero todos los demás años, en Manchester y en Múnich, en los días clave siempre quería ser el protagonista. Cambiaba cosas y hacía inventos para poder decir: "No ganan los jugadores, gano yo". Y esa arrogancia le ha costado varias Champions. Yo lo respeto, pero eso lo veo claro. Además, aunque eso ya no es culpa suya, ha hecho un daño tremendo al fútbol.
¿Por qué?
Porque todo el mundo se ha pasado 10 años intentando copiarle. Eso se ha cargado el fútbol italiano, que ha perdido su naturaleza. Yo decía: "¡Parad ya, no tenéis los jugadores de Guardiola!". Además se impuso la idea absurda de que jugar bien sólo era eso. Toque, toque, toque, toque, toque, toque, toque, toque... ¡Ahora en el fútbol italiano el portero juega el balón! Un desastre y además un aburrimiento que ha espantado a mucha gente del fútbol, les basta con ver los highlights. ¿Para qué vas a ver 90 minutos de pases y pases horizontales sin lucha, sin carreras…? Por suerte el fútbol está cambiando. Lo ha cambiado, la primera, España al ganar la Eurocopa con dos extremos y jugando rápido.
Supongo que está al día de la que hay montada en España con los árbitros.
En España, en Italia, en Francia… Donde menos en Inglaterra, por cultura, y ya empiezan a caer en esto también.
¿Cómo valora que el Real Madrid diga que existe una campaña arbitral en su contra?
Yo no creo en esas cosas. Al Madrid, como a todos, un día le perjudican y otro le favorecen y no es algo premeditado. Lo que pasa es que si hablamos de lo que ha pasado con los árbitros y el Barcelona, es normal que la gente sospeche porque todo lo demás son sólo teorías, pero que el Barcelona pagó al vicepresidente de los árbitros está demostrado.
Sus dos etapas en el Madrid coincidieron con esos pagos a Negreira. ¿Alguna vez sospechó?
No, ¿cómo iba a pensar algo así? Ni se me pasaba por la cabeza que alguien pudiera hacer eso.
Bueno, usted vivió un caso similar en Italia, el Calciopoli, en el que varios equipos fueron sancionados por manipular las designaciones arbitrales. La más castigada fue la Juventus que usted dirigía, a la que descendieron a segunda y le quitaron dos ligas.
Eso fue… [Resopla] Ganamos el título porque teníamos un equipazo, no necesitábamos ayudas ni teníamos ni idea de lo que podía estar haciendo la directiva. De todos modos, las sanciones fueron poco serias, porque se demostró que eran todos los clubes grandes de Italia y a unos nos castigaron mucho más que a otros. Lo del descenso, sin se hizo que se pague, lo injusto fue que nos quitaran los scudettos porque fueron legítimos. En la final de ese Mundial 2006, Italia-Francia, había nueve jugadores de la Juventus. Éramos los mejores.
¿Le sorprende que no haya habido castigo deportivo al Barça?
Sí, me sorprende mucho que no haya pasado nada. La justicia normal va lento, vale, ¿pero para qué está la justicia deportiva? Es un caso muy grave y no se entiende que el Barcelona pueda salir de algo así sin ninguna sanción, me da igual los años que hayan pasado, que tampoco son tantos.
El abismo del Valladolid de Ronaldo: un presidente desaparecido, un ministro enfadado y 40 millones de 'beneficios' en fichajes

El abismo del Valladolid de Ronaldo: un presidente desaparecido, un ministro enfadado y 40 millones de ‘beneficios’ en fichajes

«Somos un equipo sin soluciones, sin alma». No es el diagnóstico de uno de los aficionados que abandonaron las gradas del Nuevo Zorrilla el domingo para no ver, de nuevo, a su Valladolid humillado. Son palabras de Anuar, uno de los capitanes del colista de Primera. Otro, Luis Pérez, se despidió aplaudiendo la bronca que le dedicaba la grada por cuestionarles públicamente las críticas que le había dedicado en otros partidos. Los pucelanos se han hartado de sufrir. Con solo 15 puntos, cinco derrotas consecutivas y el segundo entrenador de la temporada, Diego Cocca, destituido, ven a su equipo enfilado hacia el descenso, y lo que es más preocupante, abocado a una descomposición que parece imparable.

Miran al césped, pero más al palco, donde focalizan el origen de todos los males en Ronaldo Nazario, el astro brasileño que compró el 51% de las acciones del club en septiembre de 2018 por 30 millones de euros a través de su empresa Tara Sport 2018 S.L.

El pasado mes de noviembre, el club convocó una ampliación de capital que eleva su paquete de control hasta el 82% y que fue recurrida ante los tribunales por Ágora Inversiones, propietarios del 9% de las acciones. El resto está en manos de pequeños accionistas y del Ayuntamiento de Valladolid, que tiene un 0,785% del capital social.

Pese a aumentar su poder, Ronaldo tiene al Valladolid en venta. Tiene que desprenderse del club para cumplir su sueño de presidir la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). «Tengo cientos de motivaciones, pero la más grande es devolver al fútbol brasileño el respeto a nivel mundial. La situación de la Seleção no es la mejor ahora mismo, tanto dentro como fuera del campo. Tengo planes increíbles», reconoció Ronaldo en una entrevista con Globoesporte hace unos meses.

Antes ya se había deshecho del 90% del Cruzeiro tras una mala racha deportiva que le llevó a ver una foto suya quemada en la grada. «Quiero irme, ya no me sirve nada, estoy decepcionado», confesó al comprador.

Ronaldo junto a Óscar Puente, alcalde de Valladolid en 2018 cuando compró el club.

Ronaldo junto a Óscar Puente, alcalde de Valladolid en 2018 cuando compró el club.EFE

En Valladolid va por el mismo camino. En la grada del Nuevo Zorrilla ya proliferan los carteles amarillos con la leyenda de 'Ronaldo Go home'. Nadie le perdona lo que ocurre con el equipo. El primero, el ministro Óscar Puente, ex alcalde de Valladolid a quien el brasileño fue arrinconando en el palco. «No he visto a un Real Valladolid más inoperante, con menos calidad, menos autoestima, menos carácter, más desorientado y más perdido en mis 56 años de vida. Si ha habido un equipo peor que este, yo no lo he conocido. O no lo recuerdo», se lamentaba en redes este fin de semana.

Más traspasos que fichajes

La gestión de Ronaldo desde que llegó a Pucela ha sido de mínimos. Ha estado cuatro temporadas en Primera, con dos descensos, si bien su paso por Segunda acabó siempre en ascenso. Ha tenido hasta ahora tres entrenadores, dos muy queridos, Sergio González y Pacheta, y dos que llegaron por deseo del propietario y con los que nunca ha habido feeling: Pezzolano y Diego Cocca. El uruguayo llegó a hacer burla en la celebración del ascenso de los cánticos de dimisión que había escuchado toda la temporada. El argentino, por su parte, no ha revivido al equipo que, como admitió Anuar, no tiene soluciones. Ambos han hecho las maletas en un intervalo de apenas tres meses.

A la complicación de enderezar una temporada torcida se suma la venta en el mercado de enero de los mejores jugadores: Juma Bah, traspasado a City por 6 millones, Lucas Posa al Ajax por tres y Kike Pérez al Venezia por un millón. Queda la duda de si la lesión de Raúl Moro fue lo que impidió su venta. A esas se suma la de Boyomo en verano a Osasuna por cinco.

En el balance de fichajes y ventas de Ronaldo siempre hay beneficio. Salvo la temporada 22/23, en la que fichó por 11 millones más de los que generó en traspasos, en el resto ha comprado por 48,28 y ha vendido por 87,7, lo que arroja un saldo favorable de casi 40 millones de euros. Así ha evitado que las cuentas de club arrojen pérdidas continuadas en los balances anuales.

La operación más cara que ha afrontado el Valladolid en la etapa Ronaldo fue la compra de Gonzalo Plata por nueve millones, que una temporada después vendió por 12. Otro buen pellizco dejaron Fresneda, Larin o Weismann.

Esta temporada su mayor inversión la hizo en el croata Stipe Biuk, que llegó cedido en enero de 2024 y sumó en el ascenso. Ya en Primera, pagó cuatro millones... para enviarlo en préstamo al Hajduk Split.

Los primeros seis meses de Mbappé, mejor que Cristiano y Ronaldo Nazario: la noche de Bilbao y una versión actual con gol cada 74 minutos

Los primeros seis meses de Mbappé, mejor que Cristiano y Ronaldo Nazario: la noche de Bilbao y una versión actual con gol cada 74 minutos

Ronaldo Nazario, Cristiano Ronaldo y Kylian Mbappé son los grandes delanteros fichados por el Real Madrid en el Siglo XXI. Los que levantaron mayor ilusión y los que asumieron sobre sus hombros la presión de ser el nuevo faro del ataque de Chamartín. El brasileño aterrizó en la capital después de levantar el Mundial 2002, el portugués tras ganar el Balón de Oro de 2008 y el francés firmó como agente libre al terminar unas negociaciones que duraron, entre unas cosas y otras, siete años, en los que disputó dos finales de la Copa del Mundo y venció en una. Llegaron como dioses y como tales fueron juzgados durante su adaptación. Ahora, seis meses después de su fichaje y a la espera de lo que dicte la temporada, podemos decir que Mbappé está cumpliendo las expectativas.

El delantero francés ha sufrido por el camino, pero ya está aquí, asentado en el vestuario, en los roles de la plantilla, en el estilo de juego de Ancelotti, en el ritmo de la Liga española y en su buen nivel físico y mental. Ha alcanzado velocidad de crucero y vuela, habiendo anotado un gol cada 74 minutos desde aquella noche de Bilbao en la que tocó fondo, como reconoció él mismo.

En ese partido contra el Athletic, el francés falló un penalti, otro más sumado a su error en Anfield Road, el Madrid perdió y unos días más tarde Ancelotti anunció que «su adaptación ha terminado». Era el momento de dar un paso al frente.

Mbappé, a sus 25 años, se había estrenado con gol en su debut en la Supercopa de Europa, pero había tardado tres jornadas de Liga en marcar en la competición nacional. Había disputado 1.682 minutos y había marcado 10 goles, dos de ellos de penalti. Es decir, un gol cada 168 minutos. Poco bagaje para un futbolista llamado a dominar el ataque del Madrid.

Mismos disparos, más efectivo

Desde entonces, es otro jugador. Más dinámico más ágil, más involucrado en el juego y, especialmente, más efectivo hacia portería. Es el futbolista que más disparos realiza por partido (4,5) superando a Boniface (Leverkusen, 4,1)), Haaland (City, 4) y Salah (Liverpool (3,9), un dato que no ha variado a lo largo de la temporada. Antes de Bilbao lanzaba 4,6 tiros por jornada y ahora mantiene el promedio, pero es más efectivo.

Desde el encuentro de San Mamés, el 4 de diciembre, lleva 12 goles en 12 partidos, siete de ellos en sólo cinco partidos de Liga, dos en Champions y uno en la Intercontinental, en Copa y en la Supercopa de España. 12 goles en 895 minutos, uno cada 74 minutos.

En total y con su primer hat-trick, son 22 goles en 2.577 minutos, uno cada 117. 15 en Liga y tres en Champions. Una estadística que irá mejorando si mantiene el nivel del último mes y medio de competición. A su temporada le quedan unos 25 partidos, dependiendo del éxito del Madrid. 17 de Liga, tres (mínimo) de Champions, tres (mínimo) del Mundial de Clubes, otro de Copa del Rey... Si sigue a este nivel de efectividad las cuentas son otros 2.000 minutos... Y otros 15-20 goles, situándose casi en los 40 en su primera temporada.

Sus números, 22 goles a 27 de enero en su primera temporada, están al alcance de pocos delanteros en LaLiga. Sólo Lewandowski le iguala, con sus 22 tantos a estas alturas en el curso de su aterrizaje en el Barcelona. El polaco terminó la campaña con 33 goles en 3.954 minutos. Uno gol cada 119, cifras de Mbappé, aunque peores que la versión del galo en el último mes.

Cristiano llevaba 15 goles y terminó con 33

Cristiano Ronaldo, ídolo del galo y gran referente para valorar las actuaciones de Mbappé, sufrió una lesión de tobillo que le hizo perderse ocho partidos en el inicio de su primer curso, además de dos expulsiones, aunque llegó a finales de enero con 15 goles, uno cada 80 minutos. Terminó su primer año con 33 tantos, uno cada 88 minutos.

En el caso de Ronaldo Nazario, su adaptación fue algo más complicada. Tuvo una lesión muscular que le impidió debutar hasta la jornada 4 de Liga, con aquellos famosos dos goles al Alavés, y en sus primeros seis meses sólo anotó ocho goles, todos en Liga. Uno cada 165 minutos. Despertó en la segunda parte de la temporada y acabó su curso de estreno con 29 goles, anotando cada 112 minutos.

Luis Suárez y David Villa, otros de los grandes atacantes de nuestro siglo, marcaron un gol cada 141 y cada 177 minutos en su primer curso en el Barça, 25 y 23 goles cada uno. Mbappé superará a ambos con relativa facilidad, y queda esperar si podrá mejorar la extraordinaria primera temporada de Falcao, otro de los grandes de este siglo, en el Atlético. El colombiano, que en sus primeros seis meses llevaba 16 tantos, finalizó el curso con unos contundentes 36, anotando un gol cada 115 minutos.

Después de cinco meses de adaptación y uno de explosión, Mbappé camina hacia una temporada excepcional a la altura de las expectativas.

El torneo más español desde hace dos décadas: menos de 200 jugadores extranjeros

El torneo más español desde hace dos décadas: menos de 200 jugadores extranjeros

El pasado 24 de febrero Pau Cubarsí fue el único futbolista español que formó de inicio en el Barça ante el Getafe. Tres meses antes, el Sevilla sólo había alineado a Juanlu frente al Villarreal, al igual que el Real Madrid, con la excepción de Lucas Vázquez en el Villamarín. Sin embargo, la tendencia en la nueva Liga que arranca el jueves no se parece en nada a estos casos. Por primera vez en 20 años, el campeonato español contará con menos de 200 futbolistas extranjeros. Horas antes de que el balón eche a rodar en San Mamés, el total ascenderá a tan sólo 197. Un 39,3% del medio millar de inscritos. Una minucia en comparación con los 401 de la Serie A (64,2%) o los 385 de la Premier League (65,4%).

Hay que remontarse a la temporada 2004/05 para encontrar un guarismo tan bajo de jugadores foráneos. Entre los 172 de aquel curso despuntaban Ronaldinho (Barcelona), Juan Román Riquelme (Villarreal) o Ronaldo (Real Madrid). Hoy, el campeonato dirigido por Javier Tebas puede celebrar las incorporaciones de Kylian Mbappé (Real Madrid), Luka Sucic (Real Sociedad) o Julián Álvarez (Atlético), pero la cifra total confirma una curva descendente iniciada hace algo más de una década.

La principal razón de este fenómeno estriba en la pérdida de poder económico. Si el pasado curso la Primera División quedó sexta en el ránking de gasto, con 443,8 millones de euros (22,2 millones de media por equipo), esta temporada el panorama no se antoja muy distinto. Incluso tras la estelar aparición de Julián Álvarez, LaLiga aún sigue sin alcanzar los 450 millones en fichajes. Esa falta de competitividad contrasta con el poder de atracción de la Premier League, que ya supera este curso los 1.500 millones, la Serie A, con más de 700 millones, o incluso la Bundelisga, a un paso de los 500.

Sube la media de edad

La dificultad a la hora de afrontar nuevas operaciones también repercute en la edad media de las plantillas. De hecho, LaLiga es el campeonato más viejo del Top-5 continental, con 26,9 años de promedio. Por encima de la Premier (26,0), la Serie A (25,9), la Bundesliga (25,7) y la Ligue 1 (25,4). Si sirven de ejemplos, el Rayo Vallecano ha tenido que tomar cedidos a Adrián Embarba (32 años) y Gerard Gumbau (29), mientras el Betis ha contratado a Diego Llorente (30), el Alavés a Stoichkov (30) y Las Palmas a Jaime Mata (35). Con presupuestos tan apretados, el futbolista español capaz de competir en la elite termina por imponerse. Más vale experto conocido, que extranjero por conocer. El club canario ha ido incluso un paso más allá pescando en el mercado de Segunda: Viti (Real Oviedo), Iván Gil (Andorra) y Álex Muñoz (Levante).

Por otro lado, los éxitos de España en la Eurocopa y los Juegos Olímpicos refuerzan la creencia de que el trabajo de formación termina dando fruto. Podría parecer una contradicción con los argumentos antes expuestos, pero lo cierto es que el atractivo de las canteras resulta cada día mayor. Al impulso de esos jóvenes se aferraron el curso pasado el Valencia, para su mejor actuación en el último lustro, o el Sevilla, salvado de la quema gracias a Isaac Romero, Kike Salas y Juanlu. La confianza en el filial sigue también guiando al Villarreal, que sólo se ha atrevido a gastar 10 millones en Willy Kambwala, un central francés de 19 años procedente del Manchester United. Dejando a un lado la anécdota de que un recién ascendido como el Leganés fiche a Enric Franquesa, criado en La Masia, a cambio de 90.000 euros, lo cierto es que los filiales de Barça y Real Madrid suponen el mejor caladero para Osasuna, Betis o Getafe.

En cualquier caso, parece fuera de toda duda que la clase media de LaLiga ha perdido un punto de talento diferencial. Ese extra que, en ocasiones, sólo se obtiene a cambio de mucho dinero. Para entender la repercusión del músculo económico en los resultados -y la influencia, por tanto, de los fichajes extranjeros- baste una ojeada al ránking que elabora la UEFA para sus competiciones (Champions, Europa League y Conference League). Si analizamos el coeficiente acumulado de los últimos cinco años, LaLiga ocupa la tercera posición con 89.489 puntos, por detrás de la Premier League (104.303) y la Serie A (90.284). Hace exactamente una década, impulsado por la expansión del gasto, el torneo español lideraba dicha tabla (97.713), muy por delante de la Premier (84.748) y la Bundesliga (81.641).

Cristina Cubero: "Como mujeres hemos ido hacia atrás. Ya no soy una periodista, ahora soy una cuota"

Cristina Cubero: “Como mujeres hemos ido hacia atrás. Ya no soy una periodista, ahora soy una cuota”

Cristina Cubero (Barcelona, 1968) es la mujer con un cargo más alto en un periódico deportivo en toda Europa: subdirectora de Mundo Deportivo. También es tertuliana residente en El Chiringuito (pese a ser de las pocas personas que han dejado plantado a Josep Pedrerol), ha cubierto ocho Mundiales, este verano llegará a los siete Juegos y las siete Eurocopas y acumula la misma cantidad de Copas América e, incluso, de Super Bowls.

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Ronaldo, tras vender el Cruzeiro: "El Valladolid es el próximo"

Ronaldo, tras vender el Cruzeiro: “El Valladolid es el próximo”

Actualizado Martes, 30 abril 2024 - 09:33

El exfutbolista brasileño Ronaldo Nazário de Lima insinuó este lunes que, tras vender el 90 % de las acciones del Cruzeiro a un empresario local, buscará desprenderse del Real Valladolid español, club que también controla.

"Voy a ser bien rápido (en la respuesta), el Valladolid es el próximo", afirmó el ex delantero brasileño en una rueda de prensa junto con el nuevo propietario del Cruzeiro, Pedro Lourenço, al ser preguntado sobre el futuro de su participación en el conjunto blanquivioleta.

Ronaldo anunció este lunes que vendió el club de Belo Horizonte después de 2 años y 4 meses al frente del equipo en el que empezó a despuntar como jugador.

Ninguna de las partes divulgó el montante de la operación, aunque la prensa brasileña afirma que rondó los 600 millones de reales (casi 120 millones de dólares), lo que supone 200 millones de reales (40 millones de dólares) más que el valor que pagó por ese 90% de las acciones en diciembre de 2021.

El campeón en el Mundial de Corea y Japón 2002 anticipó que, después del acuerdo alcanzado con Lourenço, piensa en tomarse un tiempo "sabático" hasta que "aparezca alguna cosa por ahí", en aparente alusión a algún negocio que surja en su país natal.

"Probablemente en el futuro haré algo relacionado con la industria del fútbol, solo intentaré ser más responsable de aquí en delante en los próximos proyectos", manifestó.

Ronaldo decidió comprar el Cruzeiro cuando este estaba en la segunda división del Campeonato Brasileño y "al borde" de la quiebra, con deudas por "1.300 millones de reales" (250 millones de dólares o 240 millones de euros al cambio de hoy).

Consiguió ascenderlo a la primera división, aunque el año pasado el cuadro celeste casi vuelve a perder la categoría, lo que empezó a generar un clima negativo hacia su figura como máximo dirigente del club.

Las críticas han seguido este año después de perder la final del Campeonato Mineiro ante el máximo rival, Atlético Mineiro, y del mal arranque en la fase de grupos de la Copa Sudamericana.

Asimismo, Ronaldo también ha sido cuestionado como presidente del Real Valladolid, que esta temporada está luchando por volver a la máxima categoría del fútbol español.