Gran partido del Barça. El mejor de hace muchos años. Siempre jugó mejor al fútbol que el lánguido PSG, que demostró que una cosa es jugar en la Ligue 1 y otra competir en Europa. Tanto ADN barcelonista de Luis Enrique, que tuvo que bailar al ritmo de una sardana.
Una vergüenza escandalosa para el entrenador del PSG, que tiene un equipo lento, incluso agotado física y mentalmente al final, para un estrepitoso fracaso. Hasta Mbappé paseó como una
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Que París no se acabe nunca, debió de pensar el Barça porque allí, en el Parque de los Príncipes, se agigantó, superó sus demonios ante un PSG tan letal como inconsistente. Fue más resistente y también más valiente para salir vivo de una eliminatoria que se antojaba una trampa mortal y que, sin embargo, le da ligera ventaja en el camino hacia las semifinales. [Narración y estadísticas (2-3)]
Creyó el Barça que se podía vivir cómodamente ante Mbappé y su tropa en unos cuartos de la Champions. Incluso que se le podía hacer daño. Lo sintió después de 20 minutos en los que se hormigonó y fue viendo cómo no tenía enfrente un rival imbatible. Lo detectó Raphinha cuando aprovechó un pase larguísimo de Ter Stegen para provocar el error de un tembloroso Donnarumma y obligar a Lucas Beraldo a rebañar lo que ya parecía el primer gol.
Son mortales y en las transiciones tenían los azulgranas un arma que iban a explorar mientras el PSG probaba con disparos lejanos de Lee o Asensio, dos apuestas de Luis Enrique, y Mbappé no sacaba ventaja de sus endiabladas carreras hacia el área. Le aguantó el primer mano a mano Araújo con la ayuda de Koundé y entre todos consiguieron que la movilidad que generaba en el ataque junto al mallorquín y a Dembélé fuera estéril. No presentó el astro francés sus credenciales a ser decisivo en los próximos Clásicos de LaLiga.
Cubarsí, frente a Mbappé
Desde esa solidez, el Barça creció. No será con el purista ADN culé, pero sí con una eficacia que le hace sostenerse en los partidos. Nuno Mendes salvó bajo palos el remate de Lewandowski en un saque de córner y Raphinha, ante las dudas del guardameta, probó desde la frontal. Le habían cogido la medida a los parisinos con una presión y una aceleración precisa desde los costados que emborronar el plan de Luis Enrique.
El polaco desquiciaba a los centrales y Lamine Yamal encontraba los espacios en la orilla para desequilibrar, lo mismo que Raphinha. Si el peligro del PSG podía llegar casi desde cualquier parte, el del Barça, también. Hasta emergió la figura del púber Pau Cubarsí para graduarse en un gran escenario europeo plagado de estrellas. Primero viendo solo a Lewandowski, que se revolvió en el centro del campo y encontró a Yamal, otro cuyo descaro le llevó a probar con un centro que Donnarumma interpretó como un disparo y su salida en falso dejó a Raphinha la portería vacía para adelantar al Barça. Si en Cubarsí nació ese gol, en el jovencísimo central tuteó a Mbappé primero en estático y después en carrera.
Con ese chute de confianza se fue el Barça al descanso. El marcador era corto y justo, tanto que se nubló en los cinco primeros minutos de la segunda parte. Sin casi colocarse sobre el césped, apareció Dembélé, se apoyó en la carrera hasta línea de fondo de Mbappé y el remate del ídolo francés lo escupió Araújo a los pies de su ex compañero. Recortó a De Jong y cruzó un disparo incontestable.
No se había recompuesto el Barça y en esa descomposición encontró hueco Vitinha en el área para marcar el segundo tanto y Barcola para estrellar el tercero en palo. Necesitaba el Barça salir de las cuerdas y Xavi no lo dudó. Para sobrevivir en París había que ser valiente y generar en el rival las mismas dudas de por dónde llegaría el peligro que sus jugadores estaban acusando. El mejor para este ejercicio de prestidigitación era Pedri.
Ni las semanas de lesiones hacen que pierda su diálogo con la pelota. La primera que tocó acabó convertida en un globo que sorteó la defensa parisina y Raphinha cazó en un remate acrobático. El Barça se levantaba con la magia del canario y el duelo se enloquecía. Barcola probó con un mano a mano del que salió ganador Araújo y, otra vez Dembélé, rey del caos, se estrelló en el poste. La respuesta la dio Joao Félix con un centro raso que iba a embocar Ferran Torres cuando apareció Nuno Mendes. Nadie tenía miedo, como si no hubiera un partido de vuelta, como si nada pudiera perderse. Entonces Gündogan telegrafió un saque de esquina a la cabeza de Christensen al segundo palo para agigantar al Barça en una eliminatoria muy viva.
Luis Suárez: «Creo que elijo a Haaland, pero Mbappé está a un gran nivel». Thierry Henry: «Me quedo con Mbappé. Puede crear y finalizar, Haaland no crea, sólo define y sólo puede jugar en el centro. Mbappé puede jugar en varias posiciones». Arsène Wenger: «Mbappé técnicamente está por delante de Haaland. Cuando lo vi por primera vez dije que teníamos a Pelé, y todos me llamaron loco». Ibrahimovic: «Si no marca, puedes decir que Haaland ha tenido un mal día. Es un animal, pero quizás su techo está aquí. No sé cómo puede mejorar. Mbappé es un futbolista más completo. Puede hacer más cosas». Durante los últimos años, el mundo del fútbol, jugadores, leyendas, aficionados y periodistas, se ha hecho la misma pregunta: ¿Quién es mejor, Mbappé o Haaland?
Los dos monstruos vienen a ver esta semana a los grandes del fútbol español, el francés visita Barcelona y el noruego Madrid, en unos cuartos de final que servirán, una vez más, para poner pesos en sus respectivas balanzas a la hora de sentarles en el trono del fútbol mundial, ése que sigue buscando heredero tras el apagón de las carreras de Messi y Cristiano.
En el análisis comparativo entre Mbappé (París, 1998) y Haaland (Leeds, 2000) hay que ir mucho más allá de los goles y asistencias. Empecemos por lo básico. El primero mide 178 centímetros; el segundo, 194. Uno es diestro, el otro zurdo, y los dos son hijos de deportistas. El padre de Kylian intentó ser jugador de fútbol y la madre jugaba al balonmano, mientras que el padre de Erling fue futbolista profesional y la madre llegó a ser campeona de heptatlón en Noruega. Llevan el deporte en la sangre y de ella han sacado una genética extraordinaria. Mbappé ha llegado a los 38 km/h en un partido de la Ligue 1 y Haaland le rozó la espalda con 36,3. Son balas.
Mujeres al mando
En lo personal, ambas familias se rodearon desde muy pronto de dos abogadas que han sido claves en sus carreras. Delphine Verheyden lleva todos los asuntos legales de la familia Mbappé y Rafaela Pimenta es la mano derecha de los Haaland. Sus entornos son muy cerrados y nadie habla por ellos más allá de sus familiares más cercanos. Fayza Lamari, madre del francés, es su voz en las negociaciones, mientras que Alf-Inge, Alfie, padre del noruego, no se pierde ni una conversación sobre el futuro de su hijo. Ambos han estado durante los últimos años al otro lado de las mesas que han compartido con los responsables del Real Madrid, siempre interesados en ellos.
Fayza estuvo con Mbappé en la visita que Kylian realizó a Valdebebas con 13 años, cuando dudaba sobre el siguiente paso en su adolescencia futbolística, y Alfie estuvo en 2021 junto a Mino Raiola, cuando el clan del noruego valoraba qué equipo elegir tras su paso por el Dortmund. Curiosamente, en ningún caso eligieron al Madrid, aunque el galo esté ahora más cerca que nunca.
Mismo ratio de goles/asistencias
Pero vayamos a lo importante: lo que pasa sobre el césped. En su carrera profesional, entre club y selección, Mbappé acumula 324 goles y 122 asistencias en 436 partidos. Es decir. 0,74 tantos por duelo, o un gol/pase por encuentro. Haaland, por su parte, suma 243 tantos y 51 asistencias en 285 partidos. 0,85 tantos por encuentro o un gol/asistencia por duelo. Es decir, su ratio tantos/pases de goles es exactamente el mismo.
Estamos hablando de los jugadores que han roto todos los récords de juventud en la Champions. Mbappé fue el más joven en llegar a 10 tantos: 18 años y 350 días; y Haaland ha sido el más joven en anotar 40, superando a Messi. Ahí están, como ejemplos, el hattrick del francés al Barça en el Camp Nou en 2021 y los tres goles del noruego con el Salzburgo en su debut en Champions. Mbappé es el 16º anotador histórico del torneo y Haaland el 20º. Este año están empatados en el Pichichi continental con 6 goles, junto a Kane y Griezmann.
¿Qué dice la Inteligencia Artificial?
En cuanto a las ligas nacionales, la plataforma 1vs1 Performance se ha basado en un algoritmo de inteligencia artificial para detallar las diferencias entre ambos durante este curso. Teniendo en cuenta valores como los pases completados, los goles, las asistencias, los tantos esperados, los ataques generados o las pérdidas, ha definido que Mbappé, que lleva 24 goles en Francia, tiene una nota ofensiva de 99,97 sobre 100 y Haaland, que es el máximo goleador de la Premier con 18, 99,8, mientras que en defensa el noruego supera por poco al galo: 54,83 y 50,75.
La estadística avanzada de esta temporada explica a la perfección las diferencias entre ambos y algunas de esas declaraciones del inicio del artículo. El resumen es claro: Mbappé se mueve más. La consulta de su mapa de calor (las zonas del campo por las que juega) habla de un futbolista que predomina el lado izquierdo y que es capaz de aparecer por el centro, siempre desde tres cuartos de campo del rival. Haaland, en cambio, realiza la mayoría de sus acciones en el área y apenas participa, sometido al estilo del City.
El lugar de los disparos
Según la plataforma WhoScored, Mbappé es el 6º jugador con mejor nota media de la temporada (7,74), mientras que Haaland es el 27º (7,34). Ambos disparan mucho a puerta, 4,3 y 4 tiros por partido, sólo superados por Harry Kane y Boniface (Leverkusen), pero la distancia de esos tiros también explica su juego. Mbappé es uno de los mayores regateadores de Europa (2.1 por partido) y es el que más goles lleva desde fuera del área (5). Haaland, sin embargo, realiza la mitad de sus disparos a portería desde el área pequeña y apenas da 12 pases por encuentro, situándose como el 121º delantero centro en este aspecto. Mbappé da 33, el segundo atacante que más participa.
En el horizonte, una década para ellos y una relación que anima a esa rivalidad: «No me gusta compararme con otros», ha dicho Haaland. «Con toda humildad, no creo que todos puedan cambiar de posición y mantener el nivel como yo», ha dicho Mbappé. En sus cabezas, la misma frase: «Cristiano y Messi son incomparables».
Antes o después, las modas pasan y la verdad permanece tras las camisas de flores. El planeta al fin parece haberse puesto de acuerdo en algo que nunca debió siquiera debatirse: Mbappé es un futbolista de un escalón superior a Haaland. Lo es hoy, lo era hace un año cuando el noruego arrasaba Europa y lo ha sido siempre.
Sin equiparar niveles, por respeto a la grandeza de la vieja guardia, es lo mismo que vivimos durante años cuando algunos se empe
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Cada vez que se le ve por una sala de prensa parece que se pudiera acabar el mundo (futbolístico y mediático), pero todo sigue rodando y nada ha cambiado después de una nueva comparecencia de Kylian Mbappé. El delantero francés, que mañana será parte del encuentro amistoso ante la selección alemana, fue el protagonista de la previa desde Clairefontaine, el cuartel general de la Federación gala. Y no, no dijo nada sobre el Real Madrid. ¿O sí?
Sin anuncio oficial sobre su futuro, el atacante del PSG obliga a los presentes a leer sus palabras entre líneas. "No he anunciado nada porque no tenía nada que anunciar", empezó. Una frase en la que no hay mucho que rasgar, para lamento de los periodistas. Pero a raíz de ahí, el futbolista de Bondy fue soltando pinceladas sobre los próximos meses.
"Me concentraré en la selección francesa cuando llegue la Eurocopa. Para entonces todo estará resuelto", dijo sobre las fechas del anuncio de su próximo equipo. Recordemos que en febrero el jugador aseguró a Al-Khelaifi que iba a abandonar este verano el PSG. Su intención ya la saben: vestir de blanco.
Esa cronología, una presentación oficial antes de concentrarse con la selección gala para la Euro, es la deseada por el propio Madrid, que no ve otra fecha adecuada en el calendario. El torneo continental termina el 14 de julio, ya con el Madrid en plena pretemporada, unos días después comienza la gira madridista por Estados Unidos y a finales de julio dan inicio los Juegos Olímpicos, el otro tema de debate alrededor de Mbappé.
El futbolista, capitán de su selección, quiere jugar los Juegos de su país, que se celebran desde el 26 de julio al 11 de agosto, una semana antes del inicio de la Liga. El Madrid ya ha dejado claro que los internacionales que disputen la Eurocopa o la Copa América no estarán en los Juegos, pero Mbappé, que ya parece hablar como madridista, admite que es su "sueño".
"No sé nada sobre eso (si puede estar en los Juegos o no), pero siempre he dicho que es un sueño, son especiales. Tengo la misma ambición, pero no depende de mí. La decisión final es de una persona", reconoció. Sabiendo que el Madrid es el que se opone a su presencia, podemos adivinar que esa persona es el máximo responsable del conjunto blanco, Florentino Pérez. "No puedo opinar más. Si no pudiera jugar, lo aceptaría y haría lo que me dijeran", añadió, insistiendo en que como "nunca he enlazado Euro y Juegos no sé si supone un riesgo".
Además, admitió no estar "afectado" por la presión sobre su futuro. "¿Me has visto afectado? Yo siempre estoy centrado en lo que pasa en el campo. Mi objetivo siempre es rendir en los partidos. No soy responsable de lo que se hable fuera", declaró.
Kylian Mbappé con un salario bruto de 6 millones de euros al mes es una vez más el futbolista mejor pagado de Francia, y quintuplica con creces a los que vienen tras él, Ousmane Dembelé, Marquinhos, Lucas Hernández y Milan Skriniar, todos ellos también del París Saint Germain (PSG).
En la lista de salarios de los jugadores de la liga francesa, que L'Équipe publica este jueves por octavo año consecutivo, los diez futbolistas mejor pagados son del PSG, que está muy por delante de los demás clubes, con una remuneración media de 937.500 euros mensuales.
Por detrás están Marsella, con un promedio de 261.000 euros, Lyon con 180.000 y Mónaco con 155.000.
Mbappé, Dembelé, Marquinhos, Hernández y Skriniar son los únicos que superan el umbral del millón de euros, y a continuación los mejor pagados son Donnarumma (849.500 euros), Asensio (831.000), Kolo Muani (750.000), Hakimi (738.600) y Mukiele (700.000).
Los primeros de la lista que no visten los colores del PSG, en la undécima y duodécima posición, son Aubameyang, del Olympique de Marsella (650.000) y Ben Yedder, del Mónaco (650.000).
Para saber más
Al final, entre los 30 jugadores de Francia con los salarios más elevados, 18 son del club de la capital, 6 del Lyon, cinco del Marsella y uno del Mónaco.
Pese a todo, la masa salarial del PSG está disminuyendo y lo va a seguir haciendo.
La plataforma de análisis de datos económicos de los clubes comerciales Football Benchmark ya había calculado que de los 729 millones de euros en la temporada 2021-2022 se pasó a los 633,7 millones en la siguiente, cuando era la segunda más alta de Europa, sólo superada por la del Barcelona.
Football Benchmark anticipa en su último informe que "se esperan otras mejoras en 2023-2024 tras la salida de jugadores clave, pero costosos como Lionel Messi, Sergio Ramos, Neymar y Marco Verratti", y el movimiento debería continuar la próxima temporada con el fin de la era Mbappé, que por sí solo recibe 72 millones de euros al año sin primas.
De estos salarios brutos, que no integran las primas, hay que descontar las cotizaciones, que para los futbolistas mejor pagados suponen alrededor del 11%. Y de la remuneración que reciben de forma efectiva, los jugadores tienen que pagar los impuestos que en Francia para los mejor pagados pueden llegar al 45% a lo que hay que tienen que añadir una contribución excepcional del 4%.
Lo que significa que un futbolista que tuviera un salario bruto de un millón de euros, después de las cotizaciones y los impuestos, se quedaría con 450.000, aunque si ha llegado a Francia del extranjero puede deducirse un 30 % de la remuneración neta que está exenta de la fiscalidad francesa.
Ya conocemos las eliminatorias de cuartos de final de la Champions League. Real Madrid - Manchester City, PSG - Barcelona, Atlético - Dortmund y Arsenal - Bayern. Aquí desgranamos las virtudes y defectos de los rivales de los españoles.
Madrid-City: un ogro casi inmejorable
El pasado verano, feliz tras el éxtasis de su primera Liga de Campeones, el Manchester City salió al mercado y se gastó 241 millones. Así, como si necesitara darle la vuelta a un equipo en reconstrucción, como si no tuviera ya la mejor, o una de las dos mejores, plantillas de toda Europa. Llegaron el defensa croata Josko Gvardiol por 90 millones, el delantero portugués Matheus Nunes por 62, el centrocampista belga Jeremy Doku por 60 y el centrocampista croata Mateo Kovacic por 29. Y ahora, ya en marzo, ninguno de ellos está entre los diez futbolistas con más minutos de la plantilla de Pep Guardiola esta temporada.
Ese resumen de los fichajes, su coste y su utilización habla a la perfección sobre los escasos ajustes que ha necesitado hacer el técnico de Santpedor en los últimos meses. Su Manchester City, el mismo Manchester City que le metió cuatro goles al Real Madrid en la vuelta de las semifinales del año pasado, sigue siendo una máquina de jugar al fútbol con las mismas piezas.
Ahí está Erling Haaland, con 29 goles en 33 partidos, en un curso lejos de números históricos pero cerca de la voracidad anotadora que ha mostrado siempre. Ahí está Kevin De Bruyne, de vuelta de una lesión que sólo le ha permitido disputar 700 minutos, pero que le hace llegar fresco al cruce con el Madrid, al que ya marcó en el Bernabéu el año pasado. Y ahí está Rodri, eje del campeón, con más de 3.000 minutos, y 7 goles, esta campaña.
Todo pasa por las botas del español, quizás más que nunca, en un equipo que sufrió un pequeño bache en la Premier al inicio de curso y ahora se jugará la liga en primavera contra el Arsenal y el Liverpool, de los que les separa un sólo punto. Puede ser que ahí, en la necesidad de seguir compitiendo el torneo doméstico, surja una pequeña ventaja para el Madrid, líder de la Liga con siete puntos de ventaja sobre el Girona.
Pero la realidad es que este City tiene argumentos de sobra para competir en todas las competiciones. Prueba de ello es el triplete del curso pasado: Champions, Premier y FA Cup. De momento, y a pesar de las dificultades, este año sigue vivo en las tres. Y lo hace, en parte, gracias a un fondo de armario que asusta. El portero Ederson se lesionó ante el Liverpool y es duda para la eliminatoria, siendo el único lunar de cara a la lista contra el Madrid. Mientras, en defensa Walker, Dias, Aké, Akanji, Gvardiol y Stones se reparten los tres puestos defensivos que está usando Guardiola en sus alineaciones. Sí, sólo tres. El técnico está metiendo ahora a Stones como segundo mediocentro, al lado de Rodri, pero sus laterales ya son centrocampistas, no defensas.
Foden, Julián Álvarez y Doku, además de Grealish, ahora lesionado, comparten rol en las bandas, dejando dos puestos en la mediapunta que siempre, salvo lesión o rotaciones, son para De Bruyne y Bernardo Silva. El belga marcó en la ida contra el Madrid y el portugués anotó el primero de la vuelta, iniciando la goleada. Son los creadores del miedo: las arrancadas y remates de Haaland, que viene de marcar 5 goles en un partido de FA Cup ante el Luton y acumula 7 en los últimos cuatro encuentros. Estuvo un mes fuera por una lesión en el pie, pero ya está de nuevo en forma.
Así es el club que suma mayor valor de mercado en su plantilla: 1.270 millones. Un ogro casi inmejorable que volverá a medir el nivel del Real Madrid.
PSG-Barça: los jóvenes y Luis Enrique
Hablar del PSG, hasta el próximo 30 de junio, es hablar, cómo no, de Kylian Mbappé. Pero el conjunto que entrena Luis Enrique es también mucho más que el talentoso delantero francés. El ex seleccionador y ex técnico del Barça ha sabido apostar por la incorporación de talentos jóvenes y ha encontrado también en otro ex azulgrana, Ousmane Dembélé, al mejor escudero para su gran estrella. El Mosquito parece haberse librado por fin de la plaga de lesiones que minaron su etapa barcelonista y acumula 12 asistencias en los 32 partidos que ha jugado esta temporada.
Menos presencia, en cambio, ha tenido un Marco Asensio que no acaba de convencer al asturiano y que, tras estar dos meses y medio de baja por una lesión en el pie, ha vuelto ahora al dique seco por unos problemas musculares.
En la zaga, el brasileño Lucas Beraldo, quien llegó al club en el pasado mercado de invierno, se ha convertido en una pieza fundamental a pesar de que sólo tiene 20 años. Su progresión ha sido fulgurante desde que debutó en 2022 con el Sao Paulo. En la banda derecha, mientras, cuenta con la presencia de un Achraf Hakimi que combina sus cualidades defensivas con una nada desdeñable aportación en ataque. Bajo los palos, cómo no, el titular indiscutible es el italiano Gianluigi Donnarumma, a pesar de que su juego con los pies no es en absoluto todo lo bueno que desearía su técnico.
De ahí, precisamente, que apostara por incorporar al ex azulgrana Arnau Tenas el verano pasado, pero el arquero, formado en las categorías inferiores del Barça, sólo ha jugado tres partidos este curso. Está en periodo de aprendizaje.
En el centro del campo, mientras, el equipo parisino cuenta también con otro talento joven que ha firmado un rápido ascenso hacia la élite: Warren Zaïre-Emery. Este futbolista, que prácticamente acaba de cumplir los 18 años, fue el debutante más joven en la historia de la entidad al estrenarse con el PSG con tan sólo 16 años y cinco meses y ya ha jugado también con la selección francesa. En cuanto a otro centrocampista bien conocido por la afición española, Fabián Ruiz, su presencia en la medular ha sido un tanto intermitente y, en los dos últimos duelos del equipo francés en la Ligue1, ni siquiera ha tenido minutos.
Un Dortmund a la deriva
Desde 2015, durante la última temporada de Jürgen Klopp, el Borussia Dortmund no vivía una situación tan convulsa. No sólo sobre la hierba, donde el equipo muestra una irregularidad desesperante, sino también en los despachos. Con el entrenador y el director ejecutivo en la puerta de salida, aquel Dortmund modélico de hace una década navega hoy a la deriva. A 20 puntos del liderato en la Bundesliga, el único objetivo plausible hasta fin de curso será conseguir un billete para la próxima Champions. Y asegurar así la supervivencia económica. Si no cumple con esta premisa, el peligro de convertirse en un equipo de la zona media parece más que real en la cuenca del Ruhr.
Ayer, tras definir al Atlético como "un pequeño monstruo de las eliminatorias", Edin Terzic tuvo que hacer frente a alguna pregunta maliciosa en torno a la ausencia de sus mejores futbolistas en la selección alemana. Julian Brandt, Mats Hummels, Niklas Süle, Emre Can y Nico Schlotterbeck no cuentan para Julian Nagelsmann, que sólo ha convocado a Niclas Füllkrug de cara a los amistosos ante Francia y Países Bajos. En realidad, los periodistas no sólo pretendían analizar la decadencia de este Borussia, sino abordar otra cuestión de fondo. ¿Cómo es posible que el Dortmund quiera contratar a Nagelsmann como relevo de Terzic si ni él mismo confía en estos jugadores para la Eurocopa?
A esa cuestión debería responder Hans-Joachim Watzke, uno de los CEO más longevos del fútbol europeo, con 23 temporadas en el cargo. Sin embargo, el ejecutivo que hizo explotar a Erling Haaland o Jude Bellingham ya ha anunciado su marcha en 2025. Lo más probable, que a su baja se sume la de Matthias Sammer -histórico capitán del equipo campeón en 1997- que venía ejerciendo como consejero durante desde 2018. Sin ellos, la reconstrucción se antoja aún más incierta.
Casi 10 meses después de aquel 2-2 ante el Mainz, que le apartó del título de la Bundesliga en la última jornada, las críticas contra Terzic siguen marcando el día a día del Dortmund. Al mal juego del equipo ha habido que sumar dos notorias decepciones. Gio Reyna, llamado a liderar el proyecto, tuvo que salir cedido hace un mes al Nottingham Forest. Y el goleador Sebastian Haller sólo disputó cuatro partidos como titular en verano antes de perderse los dos últimos meses por una lesión de tobillo.
Las derrotas ligueras ante Bayern, Stuttgart o Leipzig y la eliminación copera frente al conjunto de Sebastian Hoeness mermaron la ilusión de la ruidosa Südtribüne. La llegada en enero de Jadon Sancho, sumado a las pinceladas de calidad de Hummels y Brandt, bastaron ante el PSV. Pero este Dortmund, donde el único futbolista que ha brillado por encima de la media es Gregor Kobel, su portero, tiene aún demasiadas cosas que mejorar para sorprender al Atlético.
No quiere Mbappé imaginarse la vida del PSG sin él. No todavía. La cuenta atrás ha comenzado y el final parece escrito, pero el francés se esfuerza en preparar la gran fiesta de despedida. No quiere marcharse de París sin haber cumplido con la misión casi divina que le han encomendado. Ganar la Champions como la mejor terapia para matar las penas. Hasta Luis Enrique, que ensaya el futuro sin él mientras avasalla en la liga francesa, sabe que no puede privarle del último baile en la Champions. Y no sólo por pleitesía, sino por puro egoísmo. Imposible prescindir de un futbolista descomunal que impone su ley. Ante la Real Sociedad, el PSG se catapultó en su espalda hacia los cuartos de final. [Narración y estadísticas, 1-2]
No le hizo falta más al equipo parisino ni en el Parque de los Príncipes ni en el Reale para frenar a los descarados vascos y los sentenciaron antes siquiera de que comenzaran a dibujarse. Si alguien esperaba que la Real incomodara como lo hizo en París, se equivocó. Quiso y no pudo ni un segundo. Sin balón y sin forma de atrapar al rival en su presión, quedó a su antojo.
Tuvo la primera ocasión en un centro de Becker al segundo palo que buscaba la cabeza de Take Kubo y atajó de manera poco ortodoxa Nuno Mendes, claramente el lateral por donde se podía desangrar el PSG. Pero los donostiarras no encontraron cómo aprovecharse. Luis Enrique les había puesto una trampa de la que no pudieron huir. Acostumbrado a colocar a Mbappé como delantero centro, en San Sebastián lo devolvió a la orilla y no tardó en retar con dos endiablados cambios de ritmo a Traoré y buscar por un hueco imposible a Barcola. Suerte que apareció Remiro. Fue el primer indicio de que Mbappé, más lejos del área, iba a cocinar y a sentarse a la mesa al mismo tiempo.
El técnico asturiano buscó la movilidad de Dembélé y Barcola intercambiando posiciones casi como interiores para ganar en superioridad al centro del campo de la Real. Un plan que le salió perfecto. Fue el Mosquito lanzó la carrera de Mbappé. De dos zancadas se plantó en el área, recortó a Zubeldia, lo desquició con sólo amargar y, en una baldosa, cruzó un disparo que descosió la red. En el campo mandaba y del partido sólo había transcurrido 15 minutos.
No levantó cabeza la Real, y no por lo abultado del marcador de la eliminatoria. Es que no sabía cómo reaccionar al plan de partido que le había dibujado el PSG. En ese desconcierto apareció otra vez Remiro para salvar el segundo gol de Mbappé servido en bandeja por Barcola. El más mínimo error de los donostiarras lo convertían en un ataque que siempre pasaba por las botas de su astro mientras que Alguacil veía desde la banda con impotencia cómo sus futbolistas eran una sombra de aquel equipo firme en la fase de grupos que sometió al Inter. No está la Real en su mejor momento. Su fútbol se ha espesado justo cuando las temporadas empiezan a decidirse.
46 goles en Champions con 25 años
Quiso deshacer este argumento Kubo con un zurdazo desde la frontal al filo del descanso, pero nada cambió en la segunda mitad. Volvió a dominar el PSG, que echó mano del talento de Kang-In para alimentar las carreras de Mbappé. No pudo surtir efecto más rápido. El balón del coreano permitió al capitán ganarle la carrera a Zubeldia, impotente, pisar el área pequeña y colocarlo con un derechazo al palo corto de Remiro. Era su gol 46 en la máxima competición Europa para convertirse, con 25 años y tras Messi, en el segundo jugador más joven en conseguirlo. Era, además, el golpe definitivo que enterraba el sueño de la Real tras una década buscando la Champions.
Espoleados por la grada txuri urdin, los donostiarras quisieron crecer y al menos cerrar esta eliminatoria con algún gol en su marcador. Los cambios de Alguacil ayudaron. Lo buscó Barrenetxea, también Oyarzabal, pero quienes más cerca lo tuvieron, forzando a Donnarumma, fueron Zubimendi y André Silva con un remate a bocajarro. Hasta el canterano Olasagasti se atrevió. La Real se volcó en la portería del meta italiano hasta que Mikel Merino marcó para dar consuelo al Reale y cerrar una eliminatoria que tuvo un dueño: Kylian Mbappé.
El antídoto de Anoeta para combatir a Kylian Mbappé en la vuelta de los octavos de la Champions es un musulmán practicante de Mali que abrigó a Eduardo Camavinga en sus inicios en el Rennes. Hamari Traoré (Bamako, 1992) quedó en evidencia por un despiste en el partido de ida contra el PSG y ahora quiere curarse las heridas con un marcaje impecable al fenómeno francés.
Joxe Mari, como le conocen los seguidores de la Real Sociedad, despuntó como juvenil en Mali. Este hijo de un joyero y de una comerciante creció bajo la inspiración de Drogba, Kanouté y Yaya Touré. Sus compañeros en la academia Jean-Marc Guillou le llamaban Ronaldo porque le gustaba hacer bicicletas. A los 20 años fichó por el París FC de tercera división, luego ingresó en el Lierse belga, en 2015 pasó al Stade Reims y en 2017 fichó por el Rennes. Es capitán de la selección de Mali, con la que ha disputado 53 partidos y marcado dos goles. Este verano fue contratado por el club donostiarra tras un exhaustivo seguimiento del director deportivo Roberto Olabe y del técnico Erik Bretos. «Hamari no es un jugador africano al uso. En él podemos ver un nivel de fundamento técnico muy alto, lo que le hace ser muy fiable en la recepción y el pase. Defensivamente domina las acciones de uno contra uno defensivo. Tácticamente es suficientemente ordenado», explica Olabe.
Traoré fue señalado por Imanol Alguacil como culpable de la derrota contra el PSG. El lateral, tras sufrir un golpe en la rodilla, se desentendió del marcaje de Mbappé. «No me lo explico. Que un jugador que ha tenido que salir del campo, cuando el rival tenía un córner a favor, no acabe en el hospital no lo entiendo. Ese jugador se ha ido del partido y el equipo también. Si queremos competir contra estos rivales no podemos hacer estos regalos». Luego, el entrenador matizó que el mensaje no era para Traoré, sino para todo el equipo. «Con Hamari no hay ningún problema. Él sabe que estoy encantado, que es para mí importantísimo», señaló.
Traoré ha sabido ganarse el aprecio del técnico y de sus compañeros con su cercanía y compromiso. «Hamari no viene de la cantera, tiene una cultura y una religión distintas, pero no desentona con el resto, es muy buena gente», ha dicho el portero Álex Remiro.
«Hamari es de origen africano, pero con cultura francesa, algo que en San Sebastián es bastante natural, dada la realidad socio-política-geográfica que tenemos con Francia. Tiene una gran capacidad de socialización, algo que fue clave para su rápida adaptación al club, y una energía especial para conectar de manera afectiva con el entorno, con el trabajo del día a día con sus compañeros, con el staff y con los fans», añade Olabe.
Admirador de Sergio Ramos y Cafú
Traoré, que vive en Donosti con su mujer e hijo, nacido el pasado julio, se define como familiar y seguidor del Corán. «Mi religión habla de no perjudicar a nadie y de respetar a todas las personas. El trabajo y la humildad es fundamental. He conocido jugadores 10 veces más fuertes que yo y que no llegaron a ser profesionales. Tuve la oportunidad de ser profesional, estoy muy agradecido a Dios», señaló en el portal Onze el defensa realista, que admira a Sergio Ramos y a Cafú.
El maliense ha coincido con jugadores de alto nivel, pero siente especial cariño por Camavinga, ex compañero en el Renns. «A Eduardo le conozco hace tiempo, es como mi hermano pequeño. Es muy, muy buen jugador, ha progresado mucho», decía a Marca poco después de firmar contrato con la Real.
El lateral no olvida sus raíces y regresa a su cuna siempre que puede. «Cuando llego a Mali no bebo la misma agua que los demás, porque mi cuerpo ya no está acostumbrado. Así que pido agua mineral. Me quejo del calor y me dicen que mi comportamiento ha cambiado. Allí me llaman El blanco. Me río con ellos cuando me lo dicen, no es peyorativo», recalcaba en Onze un jugador que, si no hubiera sido futbolista, se habría dedicado al periodismo y que tiene un hermano, Adama Noss, que juega de mediocentro en el Hull City inglés.
Ahora está centrado en el partido de esta noche y en el objetivo de superar el 2-0 del partido de ida y meterse en los cuartos de la Champions. Será una pieza fundamental en el marcaje de Mbappé, un delantero al que conoce muy bien, dado que en la Liga francesa se enfrentaron durante ocho temporadas. Olabe confía en las aportaciones de Traoré: «A jugadores como Mbape, de talla mundial, no importa demasiado cuánto lo conoces, si no cómo compites contra ellos, para defenderles y atacarles, ahí Hamari, es muy competitivo y confiamos mucho en él», insiste el director deportivo.
En Anoeta destacan la experiencia del defensa, pero algunos alertan de sus reacciones «imprevisibles». A demás del despiste con Mbappé, en la última Copa de África fue expulsado tras discutir con el árbitro del partido contra Costa de Marfil. Joxe Mari Traoré, un singular txuri urdin.