El clásico entre el Real Madrid y el Barcelona del pasado domingo vivió una tragedia en la grada de Santiago Bernabéu. Igal Brodkin, un aficionado israelí del conjunto blanco, falleció en el Hospital de La Paz después de sufrir un paro cardíaco en la segunda parte del encuentro.
Justo después del penalti fallado por Kylian Mbappé, sucedido en el minuto 52, un sector de la grada comenzó a pitar con fuerza e insistencia para llamar la atención de César Soto Grado, colegiado del encuentro. Los servicios sanitarios del Bernabéu acudieron a la fila donde estaba el aficionado y le realizaron diferentes tratamientos de auxilio, todo mientras el partido, incomprensiblemente, seguía en juego.
Los abucheos continuaron durante varios minutos hasta que Thibaut Courtois, cuya portería estaba cerca de ese sector, situado entre el Lateral Oeste y el Fondo Sur, se acercó a Soto Grado aprovechando una pausa y le advirtió sobre el problema. Los servicios médicos se llevaron en camilla al hombre y el encuentro siguió con aparente normalidad.
Finalmente, se ha sabido que Brodkin fue trasladado al Hospital de La Paz y terminó falleciendo a causa del paro cardíaco. "Mi padre ha sido un fanático del Real Madrid desde 2009. Transfirió su amor por el club a cada uno de nosotros, toda nuestra familia somos madridistas apasionados. Cada día llevo conmigo un tatuaje del club en mi cuerpo como símbolo de nuestro profundo vínculo y admiración como familia al equipo", escribió Sean, uno de sus hijos, en las redes sociales de la 'Peña Madridista Israel'.
"A lo largo de los años, mi padre cumplió un sueño, se llevó a cada uno de sus hijos, incluyendo a mi madre varias veces, a Madrid para ver jugar al Real Madrid. Esos viajes y experiencias estuvieron entre los momentos más felices de su vida. Lamentablemente, durante uno de estos partidos, inmediatamente después de fallar el penalti de Kylian Mbappé, tuvo un paro cardíaco repentino dentro del estadio. A pesar de los esfuerzos inmediatos de reanimación, no pudo ser revivido. Para nuestra familia, el Real Madrid no fue solo un equipo, sino un vínculo compartido, una pasión de toda la vida que nos unió. El Real Madrid fue, y siempre seguirá siendo, parte de quién fue mi padre y quiénes somos", escribió.
La enfermería está siendo toda una pesadilla para el Barcelona en este arranque de temporada. Por mucho que el pasado 18 de octubre Hansi Flick lograra recuperar a dos piezas tan importantes como Lamine Yamal y Fermín, con rendimiento por ahora dispar, después de que ambos se vieran obligados a parar por sendas lesiones, un nombre de peso ha vuelto a engrosar sus filas: el de Pedri.
El centrocampista, imprescindible en los esquemas del germano (por eso prácticamente no ha tenido descanso en lo que llevamos de curso) tendrá que estar en el dique seco por lo menos un mínimo de entre tres y cuatro semanas.
El último clásico le salió muy caro al canario. Además de ver dos tarjetas amarillas, que le costaron la consiguiente expulsión y que ya le impedían estar sobre el césped este domingo ante el Elche en Montjuïc, se marchó con unos problemas musculares cuyo diagnóstico ha sido todo un jarro de agua fría: una rotura del bíceps femoral distal de la pierna izquierda que le obligará a perderse, por lo menos, hasta el próximo parón por las selecciones.
Así, el jugador, además del duelo contra el Elche para el que ya estaba descartado, se perderá al menos los partidos frente al Brujas, en la Champions, y el Celta, en la Liga. Si se cumplen las peores previsiones y su ausencia se prolonga hasta finales de noviembre, en este caso también sería baja contra el Chelsea, el Athletic y el Alavés en el torneo de la regularidad. E incluso podría llegar muy justo para medirse con el Atlético de Madrid el próximo 2 de diciembre, en jornada adelantada por la disputa de la Supercopa de España que se celebrará entre el 7 y el 11 de enero en Yeda.
Un futbolista capital
Pedri es desde hace tiempo un jugador capital en el equipo de Flick, no solo por su capacidad de generar juego sino también por su eficacia a la hora de ejecutar la presión y recuperar balones. Dos de los goles del Barcelona en los dos últimos partidos, ante Olympiacos, en la Liga de Campeones, y frente al Real Madrid, nacieron de un robo suyo en las cercanías del área. Su crecimiento ha sido exponencial desde la llegada del entrenador alemán.
Con el canario, ahora mismo la enfermería del Barça cuenta con un total de ocho inquilinos. Marc-André ter Stegen fue de los primeros en caer en ella. El capitán azulgrana, tras un rifirrafe con el club, decidido a buscarle una salida el pasado verano, se operó de una lesión en la espalda y actualmente ni siquiera tiene ficha, dado que se consideró que su lesión era de larga duración.
Gavi, por su parte, tuvo que someterse a una artroscopia en su rodilla derecha, la misma que lo tuvo de baja casi un año tras romperse el ligamento cruzado anterior con la selección española en 2023, por problemas con el menisco interno y su reaparición está prevista para finales de febrero de 2026.
Andreas Christensen, por otro lado, está de baja indefinida por problemas musculares, mientras que Joan García, que tuvo que ser intervenido también por una rotura de menisco, en este caso el interno de su rodilla izquierda, podría reaparecer después del próximo parón por los compromisos de los diferentes combinados nacionales. La recuperación del portero sería bastante más rápida que la de Gavi debido a que en el caso del sevillano se optó por suturar el menisco como mejor método para solventar su dolencia, a pesar de que ello implica un periodo de baja más prolongado.
Raphinha, por su parte, con una lesión en el muslo de la que no acaba de recuperarse del todo, por mucho que se especulara con un hipotético retorno en el último clásico, también volvería en principio a ponerse bajo las órdenes de Flick tras el próximo parón, y Dani Olmo, que regresó de la última convocatoria de la Roja con problemas en el sóleo de la pierna izquierda, podría estar a punto para regresar a los terrenos de juego la semana que viene, ya sea frente al Brujas, en la Champions, o ante el Celta, en la Liga.
Quien parece haber pulverizado las previsiones, finalmente, sería un Robert Lewandowski que, pese a que se señaló que estaría de baja entre tres y seis semanas tras romperse con su selección el pasado 12 de octubre, ya ha hecho una parte del trabajo con el grupo y podría formar parte de la convocatoria para el partido de este domingo frente al Elche.
En la Ciudad del Fútbol de Las Rozas el vídeo corrió por los teléfonos móviles durante la mañana del sábado 11 de octubre. La selección iniciaba el viaje hacia Elche, donde esa misma noche jugaba contra Georgia, tras no poder desplazarse el viernes por culpa de las lluvias. En las imágenes, publicadas en Instagram por la cantante argentina Nicki Nicole, se veía cómo ella y su novio daban un paseo en helicóptero por las islas croatas que salpican el Adriático. Su novio, claro, es Lamine Yamal, cuyo club, el Barça, había enviado una semana antes un parte médico en el que se hablaba de una «pubalgia» recurrente para justificar su ausencia con España. «¿Y este qué hace?», se oyó en algún despacho.
Esa frase, de hecho, se escucha estos días, estas semanas atrás, tanto en la Federación española como en el Barça. En ambas instituciones preocupa el camino por el que transita Lamine, un niño de 18 años al que toda la industria del fútbol se le ha venido encima de golpe, con lo que eso significa. Esa nueva dimensión en la que ha entrado se complica, según varias fuentes consultadas en Barcelona y en Madrid, por la falta de una figura que sea capaz de guiar al chico en ese océano de fama y dinero en el que ha caído.
«El problema es que nadie le marca el camino, y con 18 años es muy difícil verlo por ti mismo», explica una persona que sigue de cerca el día a día del primer equipo del Barcelona. A Lamine, susurran en la ciudad, nadie se atreve a decirle que no haga según qué cosas. Por ejemplo, no estar en un show de la King's League el jueves por la noche, muy cerca de viajar a Madrid para jugar un clásico. Eso, señalan estas fuentes, es el verdadero problema, y no tanto las palabras de si el Madrid roba o protesta. En este mismo saco cabría la imagen del helicóptero junto a su novia en plena semana de recuperación de una lesión que le está lastrando desde el comienzo de la temporada.
Para convertirse en referencia y que Lamine escuchase a alguien, habría tres vías. La familia, su representante o el club. En el caso de la familia, sólo su abuela, Fátima, o su madre, Sheila, podrían ejercer ese tipo de influencia, pero ambas están muy alejadas de lo que significa su hijo en lo futbolístico. En el caso del representante, Jorge Mendes, también está avisado de lo que está ocurriendo, pero de momento no hay constancia de ninguna actuación más allá de que un grupo de personas de Gestifute están a disposicion de su gran estrella.
Y la última pata es el club. El Barça, en su día, por medio de Jordi Roura, director entonces de la cantera, decidió que entrase en La Masía para aislarlo de su entorno, pero ahora eso ya no es posible, y en el Camp Nou, en sus obras, ya no existe la figura que encarnaron en su momento Juanjo Castillo o Pepe Costa, 'guardianes' de los jugadores en el más amplio sentido de la palabra. Hoy sigue existiendo una Oficina de Atención al Jugador, pero nadie de esa oficina tiene la confianza con Lamine como para que el chico escuche un eventual consejo. Como mucho, le ayudan a buscar piso. Hay, por último, una agencia de comunicación, The Underdogs, que le ayuda en cuestiones de imagen. Un detalle: no se sabe quién, pero alguien convenció a Lamine de no aparecer el martes en una entrevista con un conocidísimo 'streamer' francés.
Pero volvamos a la lesión. Porque la lesión está influyendo, y mucho, en el rendimiento. Los números no son muy llamativos. Este curso lleva tres goles (dos de penalti) y cinco asistencias, mientras que el año pasado, a estas alturas, firmaba cinco goles y 11 asistencias. La diferencia se puede explicar en los cinco partidos que se ha perdido en lo que va de temporada. Pero, más allá de los números, y muy por encima, están las sensaciones. En el Bernabéu fue obvio que Lamine está jugando lesionado. O, al menos, mermado por esa pubalgia.
Nicki Nicole, la novia de Lamine Yamal, en Montjuïc.EFE
Según los expertos consultados, esta dolencia necesita (si se elige, como así ha sido, un tratamiento conservador), muchas horas de fisioterapia, especialmente antes y después de los entrenamientos, y mucho descanso. La vida del chaval no discurre por ninguno de esos dos caminos, especialmente por el del descanso. Ya sean sus patrocinadores, ya sean los compromisos publicitarios con el club, ya sean sus deseos de comerse el mundo en las redes sociales a los 18 años, con novia famosa incluida, el caso es que no encuentra la solución a sus problemas físicos por esta vía y en Barcelona hay voces que hablan ya de que quizá la operación sea la mejor solución para esas molestias en el pubis que arrastra desde días después de su única estancia con la selección, en la ventana de septiembre.
Allí firmó su único gran partido del curso. Fue en Konya ante Turquía, y se pudo ver al Lamine eléctrico y regateador que le hace diferente. Fue en esos días donde otro detalle llamó la atención de algunos empleados de la Federación. En el entrenamiento abierto del lunes, Lamine no se paró a firmar autógrafos. Sólo se hizo un puñado de fotografías rápidas, lejos de los 10-15 minutos que estuvieron firmado otros compañeros. Son pequeños detalles que hablan del cambio que ha pegado alguien que, en la Eurocopa, se prestaba a todo tipo de bromas, grabaciones, entrevistas o locuras que se le ocurrían al equipo de comunicación.
No preocupa tanto, eso sí, que lo ocurrido con Carvajal al final del clásico pueda enturbiar la selección. De entrada, en noviembre no se van a ver pues Carvajal está lesionado (y es probable que Lamine tampoco acuda de nuevo por la pubalgia). Pero, al margen de eso, el peso del Madrid en este equipo no es, ni de lejos, el que tenían Ramos, Xabi o Arbeloa en la selección de 2011. Hoy el otro madridista habitual es Huijsen, y resulta que Huijsen es inseparable de Lamine. El cuerpo técnico, no obstante, vigila la evolución de la polémica. Y, como todos, se hacen la pregunta que desde casi su aparición ronda por la cabeza de los aficionados: ¿Lamine elegirá ser Neymar o elegirá ser Messi?
El Comité Técnico de Árbitros (CTA) ha considerado erróneas las dos decisiones de César Soto Grado en el clásico entre Real Madrid y Barcelona, que corrigió con acierto el VAR. Según el organismo, la acción de Vinicius con Lamine Yamal no fue penalti y la mano de Eric García debió sancionarse como pena máxima.
En su Tiempo de Revisión, espacio audiovisual semanal donde se revisan las jugadas polémicas de la jornada pasada elegidas por un comité de expertos, dos de los análisis fueron de estas acciones ocurridas en el partido en el que los blancos vencieron a los culés en el Bernabéu.
La primera que se estudia en la pieza es la de Lamine Yamal con Vinicius, que Soto Grado castigó inicialmente como penalti, aunque fue corregido por el VAR en el que estaba Javier Iglesias Villanueva. Marta Frías, portavoz del CTA, explica que "el defensor barcelonista se anticipa, gana la posición y va a disputar el balón". Posteriormente, añade que el que la sanción corresponde al que golpea y este es el futbolista brasileño.
Así, el CTA considera incorrecta la decisión del árbitro de campo y correcta y justificada, porque "es un error manifiesto" la intervención del VAR. Lo mismo que apunta en la siguiente jugada polémica que es la de Eric García y Bellingham.
"Sin opciones de jugarlo legalmente, el defensor realiza un movimiento claro con su brazo izquierdo para cortar la jugada", comienzas Frías la explicación de la visión del CTA. "El movimiento del brazo es intencionado y antinatural buscando ampliar el volumen corporal para impedir el avance del balón", concluye la portavoz.
Hasta hace poco, decir "Negreira" era invocar uno de los mayores escándalos del fútbol español. Pero este deporte, que a veces devuelve los golpes con gracia, ha querido regalarle al nombre un poco de alegría inesperada. Porque en Galicia, a apenas 20 kilómetros de Santiago de Compostela, seis mil habitantes saben que existe otro Negreira, uno que huele a hierba mojada, donde los vecinos se conocen "de toda la vida" y con un equipo de Preferente que, contra todo pronóstico, se ajusta las botas para recibir esta noche a la Real Sociedad en la primera ronda eliminatoria de la Copa del Rey, ese torneo que permite poner a los modestos frente a los gigantes del fútbol nacional.
La palabra suena ahora a himnos ensayados en el bar del pueblo, chavales agotando las camisetas del club y un equipo de técnicos colocando las gradas provisionales. "Nadie en su sano juicio cree que vayamos a ganar", reconocen los jugadores. Pero da igual. Ellos saben que esto no va de goles, sino de 90 minutos para "hacer historia" y recordarle al fútbol de Primera División que todo empezó con coñas en los vestuarios y balones embarrados.
"Es una delicia. He visto a la mayoría de estos chicos dar sus primeras patadas, y que ahora vayan a medirse con jugadores como Kubo, Oyarzabal o Odriozola es algo inexplicable", confiesa el director deportivo de la SD Negreira, Carlos Berdullas. Como casi todos los que han pisado el césped del municipal García Calvo, la suya es una historia de lealtad. Empezó a vestir el rojo del equipo con nueve años, luego lo hizo su hermano, y hoy su hijo también juega. "Aquí no hay glamour, ni portadas ni focos. Lo que hay es unión, grupo y familia", dice.
"Nos lo pasamos bien"
Quizá por eso nadie en el pueblo sueñe con una victoria milagrosa. En el SD Negreira no ha habido contratos millonarios ni estrellas colgando de la camiseta. Sus futbolistas han aprendido a compaginar la pasión por el deporte con la vida real y se pegan madrugones para cargar cajas en el supermercado o apilar papeles en la imprenta. Alberto Freire, uno de los que más expectación levantan sobre el campo, combina la pelota con su trabajo de policía en Santiago de Compostela.
"Llego a los entrenos a las 20.00 horas, salgo a las 22.00 y muchas veces me voy a trabajar ya agotado y sin cenar", confiesa. Lo más duro llega los fines de semana, cuando trabaja de noche y al día siguiente tiene que saltar al césped sin haber dormido. "No somos profesionales, cada uno tiene su vida, sus problemas, pero al final lo que cuenta es que nos lo pasamos bien", añade.
El equipo, que se clasificó para la Copa del Rey tras un año recorriendo las competiciones regionales y alzarse con la Copa del Sar, la Copa de la Diputación y la Supercopa Galicia, sigue frotándose los ojos cada mañana. "Nadie esperaba esto. Íbamos ganando torneos, pero lo veíamos tan lejos... y al final decíamos, joder, pues a lo mejor sí que puede pasar", explica el entrenador Adrián Vázquez.
"no podemos soltar tantas animaladas"
El momento más surrealista llegó con el sorteo, cuando todos los ojos se posaron sobre el equipo que comparte nombre con el ex número dos de los árbitros, José María Enríquez Negreira, protagonista del caso que puso en entredicho la limpieza arbitral al descubrirse que el FC Barcelona le pagó más de ocho millones de euros durante dos décadas. El propio Adrián no pudo evitar bromear entonces: "A ver si hay un pequeño amaño y nos toca contra ellos", dijo en referencia al equipo culé.
Desde entonces las coñas en los vestuarios del equipo gallego no han parado de repetirse. "Para nosotros era normal, es el nombre de nuestro pueblo y aprovechábamos para hacer la broma. Pero ya hemos visto que en el fútbol profesional hay que medir lo que se dice, porque genera revuelo. Ahora ya somos más conscientes de que no podemos soltar tantas animaladas como en nuestra categoría", dice Alberto.
Dentro de Galicia son conocidos desde hace años como uno de los equipos más fuertes de la Preferente, pero a ojos ajenos siguen cargando con la broma del nombre. Queda por ver cómo se portará realmente el equipo arbitral con ellos.
El modesto vestuario local del SD Negreira.J. B. C
Tomar consciencia de todo lo que se les venía encima fue imposible. Desde el último mes, todo llegó como un vendaval. Miradas que se cruzan, llamadas a cualquier hora, cafés tibios en despachos a puerta cerrada, discusiones con la RFEF. Tanto trajín que tuvieron que fichar a alguien a última hora para que controlase la comunicación del equipo y gestionar el contacto con la prensa. Todo, claro, para que hoy (21.00 horas) 3.030 vecinos puedan llenar las gradas frente a la Real Sociedad. Literalmente, la mitad del pueblo (6.000) mirando de cerca lo imposible.
Los vestuarios que recibirán a la Real Sociedad son pequeños, sencillos, con paredes de azulejos blancos que guardan la memoria del club desde su fundación en 1963. Allí cuelgan fotos de momentos históricos, como la visita del balón de oro coruñés Luis Suárez, y retratos de generaciones que han vestido la camiseta. Cada rincón refleja humildad y orgullo. El pueblo entero se ha volcado para que el partido sea perfecto. Los vecinos se han ofrecido desinteresadamente para gestionar los minibares o colocar grúas con focos improvisados. Todo es artesanal, hecho con esfuerzo, mimo y mucha improvisación.
"Vivir la experiencia de Primera División con nuestros recursos está siendo agotador, pero lo hacemos por los nuestros", explica Carlos. Los "nuestros", son también los ultras de la barandilla, un puñado de "unos 20 locos" -dice con cariño-, que cada domingo se amontonan en la barandilla del campo, con la misma entrega que un estadio de Primera, y por un par de horas convierten un partido de Preferente gallega en un Bernabéu en miniatura.
"cambiar el turno a algún compañero"
Lo que tienen claro es que el encuentro supondrá "una importante inyección de dinero para el club" y también es una oportunidad para ganar visibilidad y atraer a más gente. Nada les hace más ilusión que poner en el foco a un equipo "de toda la vida", donde los jugadores llevan los motes del pueblo como si fueran medallas. 'Juan de Selia', extremo del equipo desde hace tres años, se llama así por su madre, Celia, y por su seseo, y el apodo se quedó pegado a él. "Antes del partido voy a tener que currar de 7 a 3, no sé cómo voy a organizarlo. Todavía estoy viendo si puedo cambiarle el turno a algún compañero", cuenta.
La experiencia es lo que más esperan. Angelo Liñares la vivirá por segunda vez, ya que hace unos años, cuando jugaba en el CD Boiro, tuvo la oportunidad de medirse con el RCD Mallorca en la Copa del Rey. "Perdimos 4-0, pero nos lo pasamos como críos. Espero que esta vez sea igual", dice. Y lo que sueña, lo que de verdad le hace ilusión, es intercambiar alguna camiseta con los rivales. "Ya le escribí a Brais Méndez por privado, pero no me contestó. A ver si con esto de la entrevista le llega y consigo su camiseta después del partido", ríe.
Cuando el último rayo de luz se apaga sobre el campo del SD Negreira, los camiones y las grúas siguen despiertas. Alberto se marcha a patrullar Santiago, Carlos aún sigue pegado al teléfono y Adrián repasa la alineación. Como un comentario inocente, el redactor suelta un "ahora solo queda ganar", a lo que responden: "Ganar está bien, pero aquí tiramos del corazón y de las ganas de disfrutar".
Durante la última década, Cristiano Ronaldo, Karim Benzema o incluso Luka Modric contestaron con alguna mueca a Zinedine Zidane o a Carlo Ancelotti cuando los entrenadores decidieron retirarlos del campo. Alguna palabra suelta, seguramente fea, aprovechando la diferencia de idioma, alguna protesta a sus ayudantes, varios minutos de enfado en el banquillo y, seguro, muchas discusiones internas. Pero ninguna, y eso que hablamos de tres futbolistas ganadores del Balón deOro, se acerca a la reacción de Vinicius Júnior el domingo por la tarde. Xabi Alonso decidió sustituirle en el minuto 72 del clásico contra el Barça y el brasileño, un volcán en constante actividad, erupcionó en el centro del Bernabéu.
«¿Yo? ¿Yo? ¡Míster! ¡Míster!», gritó desde el círculo central. Caminó realizando aspaviento hasta el área técnica, chocó la mano con Rodrygo y pasó, también gritando, al lado de Alonso. «¡Siempre yo! ¡Siempre yo! ¡Yo me voy del equipo! !Mejor me voy!», repitió, sin saludar a Alonso, que le decía, casi sin mirarle: «Venga Vini, hostias». El brasileño evitó el abrazo de Parrilla, primer asistente, y bajó las escaleras del túnel de vestuarios.
Luis Llopis, entrenador de porteros, fue a por él y unos minutos más tarde el delantero regresó al banquillo para ver los últimos instantes del partido, para encararse, como casi todo su equipo, con los jugadores del Barcelona en la tangana final, para abrazarse con sus compañeros y también con su entrenador, que en rueda de prensa prometió hablar internamente sobre el tema durante esta semana.
"Tiene ese pronto"
Todo eso fue el domingo por la tarde. El lunes amaneció con alegría en Chamartín tras el empujón anímico del clásico, pero también con cierto debate. Tanto en el club como en las redes sociales, donde los aficionados se posicionaban sobre la reacción de Vinicius en el cambio. Exagerada para unos. Lógica para otros, que no entendían la decisión del tolosarra de retirar a una de sus estrellas a media hora del final de un encuentro tan importante. En los despachos del Bernabéu la conversación fue más o menos similar, aunque con un mayor entendimiento a la forma de ser del brasileño, con el que están cada día y al que han defendido desde su llegada. Es un volcán, pero es su volcán. «Vini tiene ese pronto, pero también un gran fondo», aseguran, valorando que regresara al campo. Su reacción fue «innecesaria», admiten, pero varias fuentes consultadas por este periódico también creen que el cambio de Vinicius se realizó demasiado pronto y que el brasileño podía haber hecho daño al Barça en el tramo final. Eso no gustó.
Una sustitución que se entiende desde los plenos poderes que le ha dado el Madrid a Xabi Alonso, con todo lo que eso conlleva. El vasco es un entrenador que prima lo colectivo sobre lo individual y que tiene menos reparos que otros, como Ancelotti, en saltarse las jerarquías del vestuario, aunque esas jerarquías coincidan muchas veces con las del club. Y Vinicius es su gran ejemplo. El brasileño ha sido suplente en tres de los 13 encuentros de este curso y desde la llegada de Alonso, incluido el Mundial de clubes, sólo ha jugado los 90 minutos en tres de los 19 duelos.
Mbappé, al otro lado
Esos datos son los que molestan a Vinicius y a su entorno, que ve cómo Mbappé ha terminado ocho partidos y nunca ha sido sustituido antes del minuto 80. El mensaje de esa estadística es contundente: para Xabi, ya no están en escalones similares. El tolosarra quiere que el futbolista que actúe como extremo izquierdo trabaje en defensa y al único que no permite un esfuerzo constante hacia ambos lados es al francés, que de momento lo compensa con 16 goles en 13 partidos. En cuanto Vinicius sumó dos jugadas seguidas sin realizar un esfuerzo hacia atrás, entró Rodrygo.
El ex del Flamengo termina contrato en junio de 2027 y quiere renovar, pero las conversaciones están paradas desde hace tiempo, con cifras, en la oferta y en la demanda, que de momento están demasiado distantes. Vinicius es uno de los futbolistas preferidos por la dirección general del club, donde se valora su evolución desde que llegara con 18 años, pero en el cuerpo técnico ha ganado mucho más peso en menos tiempo la figura de Mbappé. Y el resultado de eso es claro: si en el césped no están el mismo escalón, tampoco lo estarán a nivel salarial.
Así que ahora, todavía en octubre, el Madrid dejará en manos de Alonso la gestión con el brasileño: no intervendrá ni multará al futbolista. «Xabi está preparado para gestionarlo». Vinicius, como el resto de la plantilla, disfruta de dos días libres hasta el miércoles y regresará a Valdebebas para charlar con Alonso.
El Juzgado de Instrucción número uno de Barcelona ha requerido al FC Barcelona para que aporte los contratos originales con el ex número dos de los árbitros, José María Enríquez Negreira, así como cualquier tipo de material que pudiera sustentar su facturación al club azulgrana durante casi dos décadas.
Hasta el momento no ha aflorado contrato alguno con Negreira, que facturó más de 8 millones de euros, y según publicó EL MUNDO, no constan en los archivos de la entidad catalana. Tampoco hay constancia por el momento de informe alguno que sustente las supuestas asesorías verbales que prestaba.
Asimismo, la juez llama a declarar a la representante del Barça como persona jurídica. Están pendientes todavía las declaraciones, el próximo 25 de noviembre, de los ex entrenadores del Barça Luis Enrique y Ernesto Valverde, y del actual presidente, Joan Laporta, que comparecerán en calidad de testigos.
Lamine Yamal jugó el clásico andando, totalmente desconectado del juego en la primera parte y sin generar peligro cuando intentó asomar en la segunda. Como a estas alturas no necesitamos pruebas de que nunca se borra, hay dos explicaciones plausibles para su actitud: estaba aún más lesionado de lo que suponíamos, lo que sería una irresponsabilidad por parte de Hansi Flick, o la presión infinita que él mismo se pone le hizo mella por primera vez desde su supersónica aparición. No le vino grande el partido, le vino grande el personaje que ha construido.
La sobreactuación final de Carvajal y Courtois, expertos en gestos así, por lo que había dicho Lamine durante la semana convirtió la anécdota en noticia, pero lo relevante del asunto no es la (escasa) influencia que pudieran tener las palabras de un chaval en una plantilla, la de Xabi Alonso, con más batallas que el Grupo Salvaje de Peckinpah. Tampoco lo es la campaña para convertir chorradas de inmadurez en delitos de cárcel de ciertos periodistas, muchos de los que llevan años denunciando que a Vinicius se le ha demonizado por lo mismo desde su llegada a España. Si a Yamal le da por montar la que montó el brasileño al ser sustituido, hoy están pidiendo la intervención de servicios sociales.
Pero, no, todo eso no es más que folklore que da color para el aficionado y no tiene trascendencia en los vestuarios. Lo realmente importante para Lamine es si le compensa situarse día tras día, declaración tras declaración y gesto tras gesto, bajo la lupa; si asignarse el deber de ganar cada partido solo no acaba siendo contraproducente y convierte al jugador más alegre que hemos visto en años en el alma en pena que deambuló por el Bernabéu; si exigirse una grandeza constante que ni siquiera Messi ofrecía a su edad es una presión imposible de soportar incluso para un portento.
Tal vez esa corona que se coloca pese demasiado. No porque no la merezca ni por lo que piensen los demás, que le da y le debe dar igual, sino por lo que piensa él mismo. Es tan autoconsciente de su genialidad y la exhibe tan abiertamente que se obliga a ser perfecto para acallar a los enemigos y, sobre todo, a su propia cabeza. Y cuando las cosas no salen, se frustra y se flagela. Es más sencillo manejar las expectativas ajenas que las propias. Lamine necesita aprender a ser humano para poder ser extraterrestre.
"Esta victoria es importante por el convencimiento de que podemos ganar grandes partidos". La sonrisa de Xabi Alonso era evidente en los pasillos del Santiago Bernabéu. Tan evidente como la necesidad del Real Madrid de ganar un partido de semejante calibre tras las derrotas contra el Arsenal, el propio Barcelona y el PSG el curso pasado y el 5-2 recibido en el derbi madrileño del Metropolitano hace unas semanas.
El 2-1 de Chamartín llegó tras 72 horas de escucha y lectura sobre las palabras de Lamine Yamal, que calentó el clásico el jueves por la noche en una charla de la Kings League, la liga de streamers de Gerard Piqué en la que el delantero del Barcelona es el presidente de uno de los clubes. "Sí, roban y se quejan", respondió Yamal, preguntado sobre si el equipo de Ibai Llanos, 'Porcinos FC', era "como el Madrid". "La última vez que he ido al Bernabéu... ¿Cuánto? 0-4", repitió el de Rocafonca en esa conversación.
Ese comentario se hizo viral y llegó rápidamente al WhatsApp del vestuario del conjunto blanco, que lo repitió durante los entrenamientos de viernes y sábado, aunque mantuvo un silencio obligado. Había orden de no responder antes del partido y de centrar todos los esfuerzos, la rabia y las ganas en los 90 minutos del clásico. El propio Xabi Alonso no quiso valorar las declaraciones de la estrella culé, insistiendo en la rueda de prensa previa al duelo que "no voy a entrar". "Hay declaraciones de mucha gente en Barcelona y no puedo analizar todas", dijo.
El Madrid tenía en la cabeza los cuatro clásicos perdidos la temporada pasada, dos de ellos en las finales de la Supercopa y la Copa, y el mensaje era claro: "Silencio hasta el partido". No hubo respuesta pública ni mensajes indirectos en redes sociales. Sólo silencio.
Quizás así, en esa rabia contenida de la plantilla madridista después de siete meses sin ganar a un equipo de la máxima elite europea, de cuatro clásico perdidos y de las palabras de Lamine, todo estalló tras el pitido final.
Bueno, realmente todo estalló tras la expulsión de Pedri, ya en el descuento, cuando el Madrid entendió que había ganado el partido. Los jugadores que estaban en el banquillo blanco celebraron la roja al centrocampista canario como si fuera el pitido final y ambos grupos de suplentes se enzarzaron en la primera tangana de la noche, con Vinicius, Lunin, Ferran y Fermin como protagonistas y con Raphinha y Rüdiger, lesionados y no convocados, apareciendo por el césped para separarlos.
El portero ucraniano acabó expulsado y hubo amarillas para Vinicius, Rodrygo, Militao, Fermín, Ferran y Balde, hasta que unos minutos después, con el final, llegó el turno de la respuesta madridista a las declaraciones de Lamine. La rabia contenida.
La pelea
Carvajal, capitán de los blancos y compañero de Yamal en la selección, se cruzó con el culé al final del partido y le hizo un gesto con la mano, como diciendo "has hablado mucho". A lo que Lamine, mientras se iba a vestuarios, respondió retándole a ir al túnel. Ahí llegó corriendo Courtois para recriminarle las palabras al joven delantero y se armó la tangana general. Y Vinicius, caminando hacia el túnel, le repitió "hablas mucho" a Yamal, mientras éste le decía también de ir a vestuarios.
"A mí me gusta, si Lamine quiere hablar no hay problema. El partido se juega en el campo y hemos ganado. Me gusta, nos ayuda a competir", dijo Tchouaméni unos minutos después, ya en la zona mixta del Bernabéu. En Instagram, el galo publicó un vídeo que decía "supongo que esto es lo que todos queríais ver, eh".
"No sé si son consecuencia de una cosa o de otra", dijo Xabi Alonso sobre las palabras de Lamine y la reacción de sus jugadores al final. "Ha sido la tensión del momento, estos piques y tanganas han pasado siempre. No hay que asustarse", insistió.
Pero en redes sociales, sus jugadores pasaron del silencio obligado al éxtasis. "Hablar es barato", escribió Jude Bellingham, autor del segundo y definitivo tanto del partido. "Esto es el Madrid y el Bernabéu", publicó Carreras.
"No sé si estaba extramotivado, pero el equipo estaba muy motivado", insistió Alonso ante los medios. "Lo hablamos en la previa, que era importante el partido, ver de dónde veníamos y lo que podía suponer una victoria. Necesitaban esta sensación de partido grande y la motivación era completa", explicó el tolosarra.
Por primera vez en la historia, el Barça pierde un clásico en Youtube. Lo de que el Madrid «roba y se queja», que le soltó Lamine Yamal en el canal de Youtube de la Kings League al popular influencer Ibai Llanos, parece que encendió a algunos jugadores. Que hay que ver cómo anda el Madrid, que se tiene que enchufar a un clásico por lo que diga un niño de 18 años. Entre los más enfadados andaba Carvajal, que ya tiene edad para «visitar el románico», que diría David Gistau, pero que rumbo a los cuarenta hace esfuerzos por estar en la onda, que es lo que aún decimos los que vamos rumbo a los 50.
Es verdad que si Lamine viera más partidos del Madrid, descubriría que roba menos de lo que piensa, o lo mismo que roban los equipos grandes. Y que si viera más Real Madrid TV descubriría que se quejan mucho más de lo que piensa. Es más, en el Madrid, por quejarse, se quejan hasta por decir que se quejan, escuchando la pitada que había cada vez que Lamine tocaba la pelota.
A mí no me preocupa que Lamine hable mal del Real Madrid, ni que juegue un mal partido o haga fiestas de cumpleaños con enanos. Lo que me parece inadmisible es que empiece a comportarse con la grada y con los rivales como si fuera Vinicius; quien por quejarse, se quejó del nivel de Lamine al propio Lamine en medio del partido, por si algún votante de France Football no se había dado cuenta.
Lo único bueno para el Barça fue el corrillo que montaron los jugadores del Real Madrid en el centro del campo al final del partido. El típico que haces en mayo, cuando sentencias la Liga contra un rival directo, pero que en otoño en el Bernabéu sólo se le permitía al Alcorcón si te eliminaban en la Copa. Piqué siempre decía que lo más grande que había conseguido en su carrera fue que el Real Madrid hiciera una Rúa por ganarles una Copa. El corrillo de los jugadores de Xabi Alonso invita a pensar que creen haber logrado algo muy grande, y eso es muy bueno para el Barça.