El Atlético se pierde en Getafe en el periodo de entreguerras

El Atlético se pierde en Getafe en el periodo de entreguerras

Se llama interbellum al periodo de entreguerras, ese en el que el viejo continente vivió como si fuera su último día, consciente de que se encaminaban a un desastre mayor del que vivió en la Gran Guerra. Nadie sabe cómo será la batalla del Metropolitano del próximo miércoles, pero al Cholo no le importa. Partido a partido. Primero lo intentó con los titulares y luego con los suplentes, pero le salió mal.

El Atlético quiso exhibir su gran fondo de armario, pero tuvo una de cal y otra de arena. Si Sorloth fue la de cal transformando el polémico penalti, Correa fue la de arena. El argentino no sólo fue expulsado, sino que tras su roja empató el Getafe y se volcó sobre Oblak. Tanto que consiguió matar al dragón, a ese que les martirizaba desde hace 14 años. Arambarri fue el ejecutor. El uruguayo, con un doblete, se convirtió en el héroe azulón.

Y eso que los rojiblancos no querían sorpresas y salieron en Getafe con el once que los niños saben de carrerilla, con pequeñas variaciones, unas previstas y otras imprevistas, como las molestias del calentamiento que obligaron a Lenglet a sentarse por Giménez. Bordalás, en cambio, sentó a Mayoral, en su partido 100 con la azulona, en parte por físico en parte por táctica. Quería balas arriba el entrenador getafense.

El partido empezó lento, mucho, y no tanto por ese periodo de entreguerras que obliga a contemporizar al Atlético sino por el césped, alto hasta el límite. Dijo el Getafe que no pudo recortarlo de los 30 milímetros que lució. Encima, sin lluvia inicial, el balón no corrió, se arrastró. Solo lo aceleró un jugador, De Paul. El argentino practicó la omnipresencia, desde la sala de máquinas hasta la portería contraria.

El peligro del Getafe lo llevó Coba por la banda de Molina. El joven jugador azulón fue un tormento para el argentino. Se le fue casi cada vez que lo intentó y, si no fuera porque no terminó de afinar el último pase, sus regates se hubieran visto reflejados en el marcador. De hecho, fue el conjunto de Bordalás el que más merodeó la portería rival. Oblak tuvo que detener un peligroso disparo de Álvaro que no entró en la estadística porque el árbitro decretó fuera de juego, si hubiera entrado, quizás el VAR habría corregido a Cuadra Fernández.

El que sí entró, en la estadística no en la portería, fue el cabezazo franco de Uche tras un centro de Arambarri. El nigeriano lo hizo flojo y al centro con lo que el portero esloveno del Atlético no tuvo que esforzarse para detenerlo. Sería el césped, el duelo de Champions o la hora, pero la primera mitad hubo que masticarla, como un bocadillo.

Salieron Correa por Lino y Barrios por De Paul, el primer síntoma de que partido a partido, sí, pero el Madrid visita el miércoles el Metropolitano. Necesita el Cholo a todos a tope y ya han quedado en el retrovisor los errores por exceso de fogosidad del canterano. Además, con el argentino, es de los que mejor distribuye el juego rojiblanco. Y será por la cholina en el descanso será porque había que aprovechar el aplazamiento del duelo del líder, la segunda mitad comenzó con más ritmo del conjunto que vestía de celeste.

Querían seguir cumpliendo con la historia, la del dragón que atemoriza la población del sur de Madrid. Llevaba el Atlético 14 años sin perder con el equipo de Bordalás, desde la llegada de Simeone al banquillo. Y quizás esa confianza en la historia y en las estadísticas provocó que el técnico sacara a Lemar por Molina, un jugador que llevaba seis minutos en liga.

VAR y locura

El experimento pareció salir en primera instancia. El francés colgó un balón que provocó un choque entre Soria y Alderete con este último tocando el balón con la mano. Esas manos que hoy en día pitan siempre como penalti y claro, el VAR llamó a Cuadra Fernández y este no tuvo otro remedio. Sorloth lo transformó entre grandes protestas del banquillo azulón que vio una roja. Este fútbol de hoy en día es muy extraño.

Pero Correa se olvidó que su equipo ganaba y cometió una imprudencia en la que también intervino el VAR. Roja, a la calle y locura. Arambarri, el pichichi del Getafe, se erigió en el héroe que mató al dragón. Lo hizo con un doblete postrero y dejó a los rojiblancos sin liderato. Un rechace y un rebote, puro Getafe. 14 años sin ganar al Atlético terminaron el domingo.

Allan Nyom, un tipo duro que volvió tras cuatro meses en el paro: "Estaba preparado para dejarlo, así es el fútbol"

Allan Nyom, un tipo duro que volvió tras cuatro meses en el paro: “Estaba preparado para dejarlo, así es el fútbol”

El 2 de junio del año pasado, con medio Leganés de fiesta en Butarque tras conseguir el equipo el ascenso a Primera tras vencer al Elche, Allan Romeo Nyom (Neuilly-sur-Seine, 1988) cogió el micrófono y, eufórico, dijo: "Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos". Frase mítica del futbolista filósofo. Un mes después, a sus 36 años, Nyom estaba en el paro. "Es fútbol. Creo que más que por nivel me juzgaron por la edad, porque el año anterior había jugado muchos partidos y creo que había competido bien", explica a EL MUNDO el futbolista. De la euforia a la tristeza, o no.

El jugador, fruto de su edad o de su madurez, aceptó esa situación sin rencores, en paz por su compromiso con el deporte que se lo había dado todo. "Yo estaba preparado para dejarlo, así es el fútbol", apunta el futbolista y añade con sorna: "no puedes obligar a la gente a ficharte". Así que empezó a preparar su vida de después del deporte profesional porque "cuando se está jugando no te das cuenta que se puede terminar" y también a disfrutar más de su familia. De hecho, su mujer e hijos habían sufrido la carrera de un futbolista bastante nómada: siete clubes y tres países en 16 años.

Durante cuatro meses, el gusto por el gimnasio y estar en forma le mantuvo activo y físicamente bien para lo que pudiera venir. Mientras, compatibilizaba sus entrenamientos personales con el título de entrenador. "No salió nada que me gustase. Entonces, para ir a un sitio y no ser feliz, mejor estar en casa", revela el jugador. Así, entre pesas y apuntes de tácticas, casi dos meses después del inicio de la temporada, llegó la llamada.

El jugador en un momento de la entrevista.

El jugador en un momento de la entrevista.Angel NavarreteMUNDO

"Me llamó Javi, del cuerpo técnico, tuvimos una conversación y me dijo que había una posibilidad, pero yo no me lo creía, pensé: 'No me quiere un equipo de segunda división, me va a querer uno de Primera", revela Nyom. Pero en unos días, Allan Romeo Nyom volvía bajo el ala de su general: soldado de Bordalás. "Para mí esta prórroga fue un regalo", apunta el jugador.

Desde entonces, el polivalente futbolista de origen camerunés ha jugado 642 minutos en 12 partidos de liga, más de 53 por encuentro. "Disfruto cada entrenamiento, cada partido, cada momento en el vestuario, cada charla del míster, de cada detalle que te das más cuenta cuando lo pierdes", explica y desvela que, si puede, dejará el fútbol antes de "arrastrarse por el campo".

Pero Nyom no es precisamente de los que se arrastra, su juego físico, duro es de los que gusta en el Coliseum y temen los rivales. "Cuando era más joven no medía y entrenaba como jugaba", cuenta con la media sonrisa de alguien que ha dejado muchos recados entre sus propios compañeros. "Mi estilo es más de Bordalás que de Guardiola", completa su filosofía de juego.

Eres el más duro del Getafe?
(risas) No, Djené es muy duro, Omar, Diego Rico, Arambarri también... aquí casi todos son muy duros

Son sonados los roces que ha tenido con Koeman o Ansu Fati y él sabe y aprecia ese otro fútbol que muchos critican, no el antirreglamentario, sino el que emplea los límites del deporte. De hecho, ellos lo sufrieron en Butarque en su último encuentro, pero Nyom tiene claro que "lo que pasa en el campo, queda en el campo" y que el objetivo de todos los equipos es ganar, aunque a ellos ya les cansa esa etiqueta perenne de equipo marrullero.

El futbolista sujeta una lámpara.

El futbolista sujeta una lámpara.Angel NavarreteMUNDO

Nyom o los que elija Bordalás para enfrentar al Atlético esta tarde deberán emplear todo lo que tengan para intentar cambiar la suerte ante el conjunto rojiblanco. No le han ganado desde la llegada de Simeone: 14 años y 27 partidos sin una victoria azulona. "Es un equipo de Champions, hecho para estar arriba, pero al final es un partido", apunta el azulón y ya espera con ansia el duelo de dos entrenadores con mentes privilegiadas.

Derrota o victoria el domingo, Nyom ya ha ganado sólo con volver a calzarse las botas en un vestuario. El jugador getafense está en paz consigo porque sabe que él se ha vaciado y se vacía en el fútbol. Cuenta que la pandemia le "hizo un clic" en su cabeza para "vivir más la vida". "Te das cuenta que la vida es súper corta, que hoy estás y mañana no, entonces hay que disfrutar, ver las cosas positivas, incluso en los momentos malos", apostilla el jugador.

Flash

El Metropolitano, aspira a ser la mayor caldera rojiblanca de la historia: "No recuerdo una cosa igual, se hubieran llenado cuatro estadios"

El Metropolitano, aspira a ser la mayor caldera rojiblanca de la historia: “No recuerdo una cosa igual, se hubieran llenado cuatro estadios”

"Siempre es un estímulo, nuestra gente nos empuja y nos da energía, hace que los esfuerzos no se sufran". Así pedía Diego Simeone a su afición que convierta el Metropolitano en una caldera para el partido de vuelta ante el Real Madrid del que saldrá el cuartofinalista de Champions. Lo hacía decepcionado por el resultado y con un ojo en el Getafe. "Ya pensaremos en la vuelta, con el apoyo de nuestra gente, será un partido importante", insistía.

Y la gente no ha necesitado de la llamada de su entrenador. En el Bernabéu, 3.800 rojiblancos acompañaron al equipo y de esos, unos 1.000 llegaron descendiendo desde Plaza Castilla hasta el coliseo blanco. Sin incidentes reseñables salvo algún conato de enfrentamiento con la afición blanca que estaba en los bares de la calle Rafael Salgado. El Atlético espera que el miércoles batan el récord de asistencia al Metropolitano.

Sería la segunda vez que el Real Madrid provocase ese llamamiento. En el derbi liguero, 70.112 espectadores acudieron al estadio rojiblanco. Se superó el anterior récord que se alcanzó en la vuelta de Champions en los octavos de final ante el Inter de Milán la temporada pasada con 69.196 asistentes. Dependerá también de la lluvia, inclemencia que suele afectar a los fans de voluntades más débiles.

No obstante, las entradas se agotaron hace varios días e incluso está costando atender a las peticiones de los propios jugadores. La más barata son 60 euros y la más cara, 350. De esas, el Atlético ha reservado 3.400 para la afición visitante, el 5% del aforo que es lo que obliga la UEFA en los duelos europeos que se situará, como siempre, en lo alto del fondo norte, en el mismo sector que estuvieron los rojiblancos en el Bernabéu.

Desde las peñas rojiblancas prevén un día histórico que comenzará con las previas en los alrededores del estadio, el recibimiento al equipo y, por supuesto, un tifo que responda al de "Yo te quiero ver campeón" que exhibió el Real Madrid en el Bernabéu. "No recuerdo una cosa igual, se hubieran llenado cuatro estadios", explica a EL MUNDO, Eduardo Fernández, presidente de la Unión Internacional de Peñas del Atlético de Madrid.

Desde la agrupación calculan que vendrán entre 8.000 y 10.000 aficionados de fuera de Madrid y en torno a las 400 peñas. "Hay gente que tiene en el calendario dos partidos al año, pero este es especial", apunta el directivo y cuenta que hay muchos rojiblancos que andan a la "busca y captura" de una entrada para el derbi europeo que, esta vez, esperan llevarse no solo el duelo sino la eliminatoria. "Les tenemos muchas ganas en Champions", apostilla el directivo.

Duelo histórico

Los aficionados del Atlético saben que el duelo histórico por excelencia en España siempre ha sido el Real Madrid - Atlético, que lo del Clásico surgió después. "Ganar al vecino tiene un valor añadido y siempre se disfruta más que ganar a otro", explica. Para el público y para los jugadores, que se quedaron con mal sabor de boca con el resultado en el Bernabéu. "Me voy recaliente porque después del gol de ellos hicimos un buen partido hasta el segundo gol", explicó Giménez y añadió "ahora al Metropolitano con nuestra gente y a meterles".

Que no se malinterpreten las palabras del central rojiblanco que nadie quiere que se repita lo que ocurrió en el derbi de liga que, desde las peñas, lo condenan firmemente. "Rechazamos cualquier violencia venga de donde venga y esperamos que no se repita algo como aquello. Al final, siempre son un grupito muy pequeño que echa barro a este mundillo", explica Fernández. El miércoles revancha europea en la mayor caldera rojiblanca de la historia.

Brahim, gol, trabajo defensivo y pique con Simeone: "¡Habla ahora! ¡Hablaste ayer, habla ahora!"

Brahim, gol, trabajo defensivo y pique con Simeone: “¡Habla ahora! ¡Hablaste ayer, habla ahora!”

"El Madrid buscará compensar esa posición, me imagino yo, con Camavinga y Luka Modric. También está la posibilidad de Brahim, pero no lo creo", había declarado Simeone en la previa del derbi de Champions, dudando de la titularidad del malagueño. Unas palabras que no parecían levantar demasiada polémica pero que aterrizaron en el vestuario del Real Madrid y especialmente en los oídos de Brahim Díaz, que vio la declaración en las horas posteriores y se la grabó a fuego en la cabeza. "¡Habla ahora! ¡Habla ahora! ¡Hablaste ayer... Habla ahora!", le repitió el centrocampista al técnico rojiblanco después de marcar el 2-1 del partido de ida.

Brahim decantó el duelo con un zigzagueo en el área y un disparo que sorprendió a Oblak. En redes sociales pidieron fuera de juego posicional de Vinicius en el lanzamiento, pero ni Simeone ni sus futbolistas protestaron la acción ni el francés Clement Turpin tuvo dudas, como tampoco las tuvo en un empujón de Galán sobre Rodrygo al inicio. Ahí terminó la polémica arbitral del derbi.

Sobre la hierba, Brahim hizo de Bellingham. Trabajó en la fase defensiva, convirtiéndose en el jugador del Madrid que más intercepciones realizó junto a Valverde (4) y el que más entradas con éxito consiguió (3). Acabó levantando a la grada con varias carreras para tapar los avances de sus rivales. Se aprendió bien las instrucciones de Ancelotti, insistente en las últimas semanas en que los cuatro delanteros deben ayudar atrás o el equipo sufrirá. Así lo hizo el internacional con Marruecos, que se desplegó durante casi 90 minutos hasta que salió, ovacionado, exhausto por el esfuerzo.

En ataque fue el mejor de su equipo y no sólo por el gol. 53 pases, 94% de acierto, tres balones largos y una nota media de 8,01 según WhoScored, la plataforma de análisis estadístico. El mejor promedio del encuentro.

El Real Madrid gana el primer derbi de la Champions: "Podíamos haber hecho más en los dos goles"

"Esto no está terminado"

"Estoy para aportar y eso es lo único que tengo que hacer. Jugar aquí es algo increíble, siempre lo digo, cuando vistes esta camiseta tienes que darlo todo", dijo Brahim en los micrófonos de Real Madrid Televisión, donde no se refirió a sus palabras a Simeone: "El gol fue bueno, pero esto no está terminado, queda la vuelta y hay que darlo todo igual".

El andaluz también valoró el empujón que dio el gol a su equipo, que se había venido abajo en la primera parte: "Siempre hemos tenido equilibrio, es verdad que nos empataron y nos vinimos un poco abajo, pero en la segunda parte empezamos bien y en cualquier momento te la podemos liar", insistió, antes de enfocar ya el duelo del Metropolitano: "Todo sigue abierto, es bueno que hemos ganado en nuestra casa pero en la vuelta hay que darlo todo, esto es la Champions y cualquier detalle marca la diferencia".

"No es indiscutible, pero es muy importante"

En la vuelta, Ancelotti recuperará a Bellingham y es de esperar que Brahim vuelva al banquillo, pero para el italiano es tan indiscutible como los titulares y su salida al campo en la segunda parte será clave para el conjunto blanco. "No es cierto que vaya a volver al banquillo como tal. No se puede decir que sea un indiscutible, pero es muy importante, mucho. Aprovecha los minutos que le doy y va a jugar cuando le ponga", aseguró el italiano.

El encuentro de Brahim tuvo su premio en el primer cambio de Ancelotti. Antes del gol parecía que Modric iba a entrar por él, pero después del 2-1 el cuerpo técnico aguantó unos minutos y finalmente retiró del terreno de juego a Camavinga. "Era Camavinga, hemos esperado un poco pero el cambio era Camavinga, era el que teníamos que cambiar porque le molestaba la espalda", explicó el italiano, que terminó retirado a Brahim por Endrick para que el brasileño se escorara a la banda derecha.

Soldado Valverde y ocho días más de odiosa Guerra Mundial

Soldado Valverde y ocho días más de odiosa Guerra Mundial

«Madridistas hijos de puta» cantó parte de la hinchada del Atlético de Madrid durante el minuto de silencio por la muerte de Javier Dorado, víctima de un cáncer. A esa afrenta asquerosa, que por desgracia no sorprende en estos insufribles derbis del odio, respondió Valverde como si fuera el primer soldado europeo enviado al frente de Ucrania. Medio cojo y medio vendado, lanzó un pase como un dron cargado con la bomba de Rodrygo, que buscaba en la celebración el parche de las 15 Champions pero encontró uno que decía HP, siglas réplica del cántico previo, adecuadas para definir a los despojos que lo entonaron. Parecía que el Madrid quería guerra, pero pronto demostró que no. Equipo y estadio, bostezando a la par, se entregaron a una paz absurda que reventó el misil de Julián Álvarez. Hizo buena la enésima empanada de Camavinga en lo que va de temporada.

Llegado el descanso, la responsabilidad de mantener viva la eliminatoria por parte del Real Madrid recaía ya sobre los hombros del contragafe colectivo de su afición. Escribí «Brahim fuera ya» en un grupo de WhatsApp, y supongo que se escribió lo mismo en otros tantos, unos diez segundos antes de que Brahim se inventase un golazo de la nada. Pura gambeta. Hasta el momento, él era uno de los responsables del muro de frustración que se había ido autoconstruyendo el Madrid a base de regates absurdos en el centro del campo. Pequeña gran heroica digital. En ese grupetto familiar que es el banquillo del Bernabéu, Carletto y Davide se debían haber escrito algo parecido, porque el hijo celebró el gol con el padre con la mano en la boca del arrepentido. Bienvenida sea la flor.

De ahí al final, poco más. Real Madrid y Atlético de Madrid hace tiempo que han decidido anestesiar en el campo la locura esquizofrénica que rodea a estos partidos en las redes. Simeone firmó obscenamente el 2-1 y el Madrid correspondió con señorío: sacó a Valverde de la trinchera, quitó a todos los centrocampistas que pudo y entre Mbappé y Vinicius decidieron que no había necesidad de marcar un tercer gol. Una victoria, entonces, con sabor a empate guionizado. Consecuencia: ocho días más de Tercera Guerra Mundial. Con una Normandía en el horizonte: la vuelta sí la juega Jude Bellingham.

Brahim cobra la mínima ventaja en el derbi del miedo

Brahim cobra la mínima ventaja en el derbi del miedo

El Bernabéu es un buen lugar para la contemplación si se es espectador. Como mirar una catedral para los devotos, con un marcador que es como un fresco en movimiento. Como futbolista, sin embargo, es un mal asunto. El Atlético partió deliberadamente contemplativo, agrupado en su campo, a la espera de que no pasaran cosas. A Simeone le puede su naturaleza, tenga lo que tenga, y no es un reproche, ni es negativo. Es lo que es, y le ha ido de maravilla. En el Metropolitano, en cambio, deberá proponer más, porque la Champions lo exige; el Madrid, también. No le bastará su acting en la banda. Sin necesitar de una noche mágica, el rey de Europa cobra ventaja en unas circunstancias mucho más adversas, porque en el Bernabéu siempre pasan cosas si se deja crecer a los suyos, aunque las haga un suplente que no debería sentirse como tal. Es Brahim. La contemplación desde la hierba es un mal asunto. [Narración y estadísticas (2-1)]

Las primeras acontecieron esta vez muy rápido para conectar a Valverde y Rodrygo, que pudo con la velocidad de Javi Galán como si no se esforzara. El brasileño se desliza, sin desgaste, por donde otros pisan con clavos. El eslalon acabó en un gol pletórico, messianico.

Para saber más

Fue como el directo inesperado nada más sonar la campana del primer round que deja grogui al oponente. Ahí estaba la oportunidad del Madrid para romper la eliminatoria y obligar a Simeone a cambiar su hoja de ruta, que se plantó en el Bernabéu a jugar una eliminatoria, no un partido. Después de verse superado de semejante forma, como le ocurrió al lateral rojiblanco, un futbolista queda tocado emocionalmente. Rodrygo volvió a intentarlo, pero el defensa reaccionó con los tiempos justos, al límite del penalti. Giménez detuvo en la banda opuesta a Vinicius, menos preciso que su compatriota con un Mbappé de oyente. Rodrygo es el Patito feo del ataque, aunque Ancelotti es de la generación que conoce bien el cuento de Andersen.

Un equipo desgastado

Un gol no cambia, sin embargo, un plan, y el Atlético siguió a lo suyo, con la prioridad de dejar al Madrid sin espacio y refugiarse en largas posesiones que evitaran las pérdidas. Sin la pelota, cerraba los espacios entre las líneas; con ella, hacia el campo anchísimo. Ello hacía correr al Madrid, un equipo desgastado físicamente. Era parte del plan del argentino, que sabe de los buenos finales de los suyos. No lo tuvieron. Ello no daba, de momento, ocasiones al Atlético, que tuvo la primera en una llegada de Giuliano, cuyo centro, dirigido a Lino, fue interceptado por Valverde. El uruguayo estaba en el campo bajo riesgo, pero en dos acciones, el pase del gol y el corte del no gol, demostró por qué.

En un contexto en el que mandaban el respeto y las precauciones, con balones al pie y sin presión alta por parte de ninguno de los equipos, los goles sólo podían llegar gracias a acciones individuales. Rodrygo había encontrado el espacio por sorpresa, pero eso no iba a volver a suceder. La de Julián Álvarez fue individualísima. Después de un error de Camavinga, alzó su visión periférica desde el cuerno del área y lanzó un disparo teledirigido que salvó la envergadura de Courtois. Como burlar las alas de un cóndor.

La réplica la puso Brahim, nada más regresar del descanso, al sostenerse en el área gracias a su potente tren inferior y su bajo centro de gravedad, y salvar contarios para colocar el balón en el lugar imposible de Oblak. Una acción de alivio para el Madrid, porque Simeone ya había mandado aumentar el ritmo de los suyos al salir del vestuario. Al argentino le gusta jugar varios partidos dentro de un mismo partido, no digamos ya en una eliminatoria. La nueva ventaja del Madrid llegaba de la nada, como había ocurrido con el tanto de Julián Álvarez.

Julián Álvarez, ante Camavinga, en la acción del 1-1.

Julián Álvarez, ante Camavinga, en la acción del 1-1.AFP

Brahim y Julián tiene algo en común, y es haber llegado procedentes del Manchester City. Todo lo que deja Guardiola suele tener tara, pero con estos jugadores alguien se equivocó, por ponerlos poco o por abrirles la puerta. También en la Federación Española. Julián, la gran referencia de este Atlético, ya por encima de Griezmann, apunta en grande. Brahim, recambio del sancionado e intocable Bellingham, hace muchísimas cosas, y todas bien.

Oblak encajó el segundo gol, pero el Atlético encajó el temor, y más cuando Ancelotti echó mano de Modric, al que Simeone veía como titular, para sacar del campo a Camavinga. Brahim se lo recordó a gritos desde la banda tras su gol. Sabe el argentino lo que el croata puede hacer, por lo que llamó a Le Normand para pasar a jugar con línea de cinco y vació su centro del campo para poner a Correa y Sortloth, los jugadores de sus finales. Si había algo que jugar que fuera en las áreas, aunque estuvo más cerca de perder más que de ganar algo. Camino del Metropolitano, el Madrid lo hace más seguro de lo que estaba antes de saltar a su propio estadio. Simeone sabe que necesitará más.

El mejor resultado posible para el Atleti: ira y fuego en el Metropolitano

El mejor resultado posible para el Atleti: ira y fuego en el Metropolitano

Días así no compensan. Hablo en serio. Da igual el resultado.

Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en que los derbis se disfrutaban. Serían otros. Otros derbis u otras personas. Llegas a la redacción, al taller, al colegio de los niños y es un campo de minas. En cada encuentro aparentemente inocuo hay una trampa, un Vicente Ruiz, un Madueño, una Ana María Ortiz que llevan meses fingiendo ser personas normales, tus amigos incluso, pero son agentes durmientes.

Usted, querido atlético, tendrá sus equivalentes. Horas y charlas, bromas y cafés, pensando que son gente decente y son madridistas de los (más) chungos, de los falsos victimistas, los del contragafe y el "enhorabuena" horas antes de que empiece el martirio. Porque lo peor no es que te vacilen y presuman de Champions, lo peor es que te tomen por tonto. Te quieren vender que el Atleti es favorito, un igual al menos, y en el Atleti es indiscutible Javi Galán. No hay más preguntas, señoría.

No se tome esto como insulto, sino como síntoma. Bastante ha hecho el chaval, un descarte a principio de curso, cubriendo con dignidad el puesto cuando Simeone vio que en el regreso al 4-4-2 residía la resurrección y no tenía otro lateral izquierdo en plantilla. Aun así, el Atleti, demostrando una vez más que la ambición del equipo no se contagia a los despachos, decidió dejar pasar el mercado de invierno, con todos los títulos al alcance, sin reforzar el obvio boquete. A los tres minutos Rodrygo abusó de Galán y le gritó al emperador que iba desnudo. A este nivel, un detalle es un suicidio.

El resto fue igualado porque los puntos flojos del Atleti son más flojos que los del Madrid (como se encargó de recordar dolorosamente Brahim, supuesto fondo de armario, en el 2-1), pero los fuertes no tienen nada que envidiarle. Oblak, este De Paul centrado, Llorente a la carrera, Barrios creciente, el Griezmann organizador... y Julián Álvarez. Sobre todo, Julián Álvarez. Sobre esa piedra construirá el Atleti su iglesia, su catedral o lo que le dé la gana.

Durante todo el día discutí con Perico Simón, con Miki Murcia, con Guisasola, con Luis Martínez, con los buenos, cuál era el mejor resultado. Concluímos que perder por uno, no tener dudas con a qué salir en la vuelta, ira y fuego en el Metropolitano y si tiene que ser un desastre, que sea un desastre esplendoroso. Los Atletis del Cholo siempre empeoran cuando echan cuentas.

Y cuando me venía arriba pensando en eso, recordé que en una semana otra vez la misma tortura. Días así no compensan. Hablo en serio. Da igual el resultado. Pero allí estaremos. No somos listos, pero somos fieles. De algo hay que morir, aunque siempre sea de lo mismo.

La noche incompleta de Julián Álvarez en el Bernabéu: "Ellos hicieron los goles en los momentos justos"

La noche incompleta de Julián Álvarez en el Bernabéu: “Ellos hicieron los goles en los momentos justos”

Unos pueden preferir a la leyenda Fernando Torres, otros se quedarán con la fiereza del Tigre Radamel Falcao, nadie olvida el paso de Kun Agüero, pero es seguro que todo el mundo en el Atlético de Madrid se acordará de Julián Álvarez. El argentino es un delantero diferente, capaz de dominar todas las suertes del juego y, por supuesto, la más importante: la del gol. Con el del Bernabéu, lleva vivo a su Atlético de Madrid al Metropolitano.

El tanto que se sacó de la chistera con Camavinga de testigo fue de los que marcan la carrera de un jugador. Pico del área izquierda, comba de interior y a la escuadra de Courtois con el belga embelleciendo más la foto con una estirada imposible. No necesitó de nada ni de nadie más que de su talento para empatar momentáneamente el duelo. "Ellos hicieron los goles en los momentos justos", contó el protagonista en la entrevista postpartido.

Este era su tanto número 22 en 41 partidos. Además, hay un dato de mayor peso a esta estadística y es que 12 de esos 22 han servido para abrir la lata, aunque este miércoles fuera para poner el 1-1 en el marcador. A los goles suma cinco asistencias porque, si algo tiene el futbolista argentino, es que tiene la misma capacidad para jugar tanto dentro como fuera del área y tanto en fase ofensiva, la suya, como defensiva. Verle hacer sprints para recuperar balones en contras madridistas era encomiable y muy apreciado por su técnico, quien vivió la cara con Julián y la cruz con Javi Galán.

Un tormento para Galán

Resulta curioso ganarte a Simeone con unos minutos y una asistencia. Eso hizo en el primer derbi de liga ante el Real Madrid. Desde aquel innombrable partido, recordado por el lanzamiento de mecheros a Courtois, Galán se hizo con la titularidad en el carril izquierdo rojiblanco. Del ostracismo al protagonismo.

Sin embargo, el Madrid quiso cobrarse la venganza ante el lateral extremeño en la ida de Champions en el Bernabéu. Los blancos, con Rodrygo de estilete, quisieron hacer del partido de Galán un tormento. En menos de 10 minutos, le habían atacado en tres ocasiones con resultado de un gol en contra y un forcejeo que, en ocasiones, es pitado como penalti en contra.

Fruto de la presión y quizás con los fallos en la cabeza, el defensa no era capaz de dar un pase a un compañero a menos de cinco metros. En su descargo hay que decir que Lino, que debía ayudarle en ese costado, se iba demasiado al medio y dejaba que Valverde le percutiera junto al delantero brasileño.

El Cholo se desesperaba en la pequeña zona técnica del Bernabéu. El técnico argentino se llevó varias advertencias del juez de línea durante el duelo. Encima, Galán comenzaba el duelo a metros del argentino, el que le sacó de la ignorancia. De hecho, tan pronto el lateral ganó un duelo en su cara, Simeone le animó para que se viniera arriba y no se hundiera ante un Bernabéu repleto con casi 4.000 gargantas animando desde la zona de visitante.

Un Atlético con personalidad

El Atlético tenía la lección más clara que el Madrid. Los rojiblancos apretaban al largo conjunto blanco y recuperaban con mucha velocidad el balón. Además, cuando tenían la posesión, no les quemaba el balón y especialmente a De Paul, el timón rojiblanco al que los blancos ignoraron todo el partido.

Pero pese a la personalidad que mostró el Atlético, se llevó una derrota. Brahim ejemplificó la crueldad que siempre han tenido los blancos con su vecino. Una crueldad que llegó a ser sádica entre 2009 y 2013, periodo en el que venció en los 10 duelos que se enfrentaron. Pero el Cholo cambió la historia y los rojiblancos ya no van al Bernabéu a un potro de tortura, aunque se tengan que someter, por desgracia, a las individualidades que siempre pueblan el equipo blanco.

Simeone apuntaló la defensa sacando a Griezmann por Le Normand para apagar el arreón del Madrid tras el gol del marroquí y luego sacó la pólvora por si cazaba una última contra para llevar el duelo en tablas al Metropolitano. Pero el partido se fue apagando con ambos equipos conscientes de que esta contienda tiene 180 minutos. "Sabemos que quedan 90 minutos", apuntó Álvarez. Más saben los diablos por viejos que por diablos. Pregunten a Ancelotti y a Simeone.

Del idilio de "Míster Champions" Rodrygo al feo detalle de la afición del Atlético durante el minuto de silencio por Javier Dorado

Del idilio de “Míster Champions” Rodrygo al feo detalle de la afición del Atlético durante el minuto de silencio por Javier Dorado

El primer derbi de Champions desde 2017 fue un derbi de tensión. Cómo no iba a serlo. Tensión en el césped, en la grada y en la calle. La lluvia que cayó sobre Madrid durante la tarde no impidió el paseo de los 4.000 aficionados del Atlético desde Plaza Castilla al Bernabéu ni la 'busiana' (recibimiento al autobús) del público del Madrid a su equipo en Sagrados Corazones.

Volaron algunas botellas a la llegada de los seguidores rojiblancos, que dejaron la nota fea de la noche al cantar «Madridistas, hijos de puta» durante los primeros segundos del minuto de silencio por Javier Dorado, exfutbolista del Madrid fallecido estos días. La afición local abucheó el gesto y aplaudió para silenciar el cántico.

Ya en el partido, Rodrygo mantuvo su idilio con la competición anotando en el minuto 3. Por algo le llaman 'Míster Champions'. Es su quinto gol en esta edición y el octavo de su carrera en las eliminatorias de la competición, donde en su momento dejó un doblete histórico ante el City en 2022 y dos goles a los ingleses en los cuartos del año pasado.

La buena acción del brasileño llegó tras un excelente pase de Fede Valverde, que se infiltró para poder jugar como lateral derecho y dijo «basta» en el minuto 81 tras más de una hora de máximo esfuerzo. El uruguayo vistió el brazalete en su brazo izquierdo y encontró a Rodrygo a la espalda de Javi Galán. Una acción mirada con lupa por el cuerpo técnico del Madrid y que se repitió durante los primeros minutos ante que el Cholo ajustó su defensa y Lino comenzó a ayudar al lateral.

El gol, lejos de empujar al Madrid, le deshizo, lo mismo que sucedió el sábado en el Villamarín. El conjunto blanco se vio por delante, cuajó un par de acciones buenas después del tanto y se relajó. Vinicius y Mbappé dejaron de presionar en el minuto 13 del partido, cuando Ancelotti ya levantaba sus brazos en señal de protesta a sus jugadores.

En el centro del campo, Camavinga hacía aguas, perdiendo balones que enfurecían todavía más al técnico y siendo demasiado blando en el 1-1 de Julián. Era el primer partido con Tchouaméni y Eduardo como doble pivote desde el 0-4 del clásico del Bernabéu, en octubre. Mal augurio.

En el banquillo, Ancelotti se desesperaba. No entendía cómo después del aviso del sábado sus jugadores habían vuelto a cometer el mismo error. Sin presión ni intensidad madridista, el Atlético se hizo con el partido en los pies de De Paul y Barrios.

La noche del Madrid no cambió con el descanso. Si hubo bronca en el vestuario no se notó, porque el equipo volvió a salir espeso, sin ideas y lento tanto en ataque como en defensa, como si la chispa que necesitara no fueran las palabras de Ancelotti y sí un poco de acción.

Dominaba el Atlético, y justo cuando Davide Ancelotti hizo el gesto del número 10 para llamar a Luka Modric, que calentaba en la zona del córner, Brahim se inventó el 2-1 con un zigzagueo sobresaliente y con un disparo cruzado que sorprendió a Oblak. Esa fue la chispa.

El cuerpo técnico aguantó el cambio de Modric unos minutos más y finalmente el croata entró por Camavinga, no sin antes recibir instrucciones de Carletto, de Davide e incluso de Francesco Mauri, segundo ayudante del entrenador. Todos tenían deberes para el balcánico.

La aparición de Modric devolvió la posesión al Madrid y encogió al Atlético, pendiente ya de la vuelta mientras los blancos crecían en el partido. Las carreras defensivas de Brahim y Rodrygo levantaron al Bernabéu y se llevaron los aplausos del banquillo, que por fin reconocía algo de sangre en sus futbolistas.

El Madrid, en los pies de Mbappé y Vinicius, terminó perdonando, pero se llevó la primera parte de este derbi continental. La segunda, en siete días en el Metropolitano.

Un derbi sin pobres

Un derbi sin pobres

El relato del Atlético ha sido interpretado por pocos como por Diego Simeone, mitad entrenador, mitad mesías. Le gustaba aludir al equipo del pueblo como oposición al realísimo equipo de la aristocracia. El partido a partido del Atlético era la adaptación del día a día de los pobres. Como relato ha funcionado, pero se trata de un relato superado en el campo, donde se juega un derbi ya sin pobres. De un lado, el rey de la Champions, perezoso como todos los reyes, pero ungido del don divino capaz de provocar fenómenos telúricos en la hierba del Santiago Bernabéu. Del otro, el eterno aspirante a una revolución que no llega, pero, hoy, con tanta pólvora como el rey.

Los encuentros europeos entre Madrid y Atlético han devuelto a cada uno a su casilla, como si se tratara de una barrera en la que es la historia la que dice no, fuera en el minuto 93 o con un Madrid diezmado por la batalla, fuera en finales como en eliminatorias. La Supercopa que lograron ganar los rojiblancos en un derbi, en 2018, tenía algo de premio consolación, como una Champions de chocolate.

Dominio emocional

El Madrid es siempre favorito en un torneo que domina emocionalmente de una forma inexplicable. Eso no quiere decir que gane siempre. Quiere decir lo que quiere decir. Lo siente de esa forma el conjunto blanco, y lo sienten quienes lo enfrentan. En la medida en la que el Atlético pueda abstraerse, será capaz de imponer su salud futbolística, claramente mejor, hoy, que la del Madrid. Eso no ocurría las veces en las que se enfrentaron con anterioridad, pese a la solidez del Atlético de la primera Liga con Simeone en el banco. A esta versión puede faltarle el carácter de tipos como Godín o Gabi, que eran la extensión del entrenador en el campo, pero dispone de muchos más recursos para defender bien, organizarse para lo que quiera en el centro del campo y buscar el área contraria de formas distintas.

El ataque en el que empiezan Griezmann y Julián Álvarez y aparecen Sorloth o Correa es como un carnaval. Es mejor la condición superlativa de Vinicius y Mbappé en el plano individual, pero en el juego de complementariedades tiene más alternativas el Atlético. Simeone se ha dado cuenta y a menudo las utiliza todas, como sucedió en los dos partidos disputados este curso en Montjuïc. De los cuatro choques con Barça y Madrid, no ha perdido ninguno.

El factor Julián Álvarez

Julián Álvarez es la gran adquisición de la temporada, un delantero sutil en sus movimientos, lo que le convierte en un tormento para sus rivales, porque no ofrece referencias. Aparece en todas partes y desparece, siempre con decisiones que mejoran el ataque o lo hacen definitivo. Le acompaña el gol como se acompaña a las estrellas. Quien quiera serlo los necesita. Que se lo pregunten a Lamine Yamal. El argentino suma 21 en todas las competiciones este curso.

Marcó, de penalti, en el último partido disputado entre ambos equipos en el Bernabéu, en Liga. Un choque referencial para los entrenadores, porque dio la medida de lo que puede hacer el Atlético cuando se despliega y de la capacidad de resurgir del Madrid, sea cual sea la adversidad. Carlo Ancelotti lo recordó, porque necesita a ese Madrid en una eliminatoria que puede resultar crucial para el futuro del equipo, perdido el liderato en la Liga, irregular en el juego y de los nervios a causa de las polémicas arbitrales. Sólo la final de Copa, a un tiro, alivia. Crucial también para sí mismo, porque en su sitio nunca se gana lo bastante.

La ausencia de Bellingham

Habló el italiano de falta de actitud y compromiso tras caer con el Betis, una advertencia antes de este derbi que no es un derbi cualquiera, pero hay problemas que están en su haber y en el del club, aunque la plaga de lesiones y la causa arbitral da coartada para todo. Dijo, ayer, que hay dos tipos de jugadores: los que corren y los que hacen la diferencia. Ya lo saben Vini y Mbappé. Los necesita del mismo modo que necesita que corra Valverde, al que puede forzar en la derecha. Bellingham, que corre y hace la diferencia, es su gran baja en este primer round de la eliminatoria.

Ancelotti y Simeone no esperan un resultado en el Bernabéu que incline en exceso la eliminatoria. Verá su desenlace en el Metropolitano. Una ventaja para el Atlético, no porque se produzca en su estadio, sino porque lo hará en el no Bernabéu. En ese lugar, durante la Champions, suele producirse una liberación de energía capaz de mover un resultado como se mueve la tierra. Es un fenómeno telúrico llevado al fútbol.

El Atlético se aleja, pues, de ese lugar en los finales que ha aprendido a jugar a lo Madrid, gracias a su banquillo, pero también a la determinación de su entrenador. Simeone es un técnico muy intervencionista durante el partido, que mueve rápido el banquillo, algo que reta a Ancelotti, más conservador, como buen aristócrata. Es el otro derbi.