El Athletic volvió a rugir en Europa seis años después de la última vez, celebrando un gol salvador de Aitor Paredes en los compases finales de un partido ante la Roma donde supo sufrir, para empujar con convencimiento en los minutos finales y llevarse un punto en la primera jornada de la Europa League. [Narración y estadísticas (0-1)]
Volvió el Athletic a competir en Europa 2387 días después la última vez. Y volvió puntuar en un partido que parecía perdido. Fueron seis años largos en los que peleó por volver a vivir noches grandes. Su reestreno fue sin Nico Williams en el once titular, en una de las grandes plazas de la competición y ante una Roma acostumbrado a rendir en la Europa League, semifinalista de la pasada edición y finalista en la anterior.
Muchos condicionantes en contra que, sin embargo, no pesaron a los 'leones' en los primeros 15 minutos, en los que presentaron una versión muy positiva. Agresivo y ofensivo. Con personalidad y presencia. El Athletic dispuso de dos ocasiones claras, pero las desaprovechó con definiciones erráticas de Iñaki Williams y Paredes.
El plan de Juric
A partir de entonces, el equipo de Ivan Juric se hizo claramente con el control. Coincidió su despertar con el del Olímpico, mudo los primeros 15 minutos a modo de protesta por sus enfrentamientos con la directiva y el despido de Daniele De Rossi, al que recordaron con una pancarta. Con un plan claro, con mecanismos ofensivos y una presión al hombre a todo campo, llegó la primera de la Roma. De un pase largo de Celik a Artem Dovbyk, que superó a Vivian y que tuvo que salvar Agirrezabala con una salida in extremis.
El gol llegó en otra jugada preciosa giallorossi, con Paulo Dybala como ejecutor de un caño, una apertura a banda para la subida de Angeliño y un centro medido del español a la cabeza de Dovbyk, que sumó el tercer gol en los últimos tres partidos.
Mejoró notablemente el Athletic tras el descanso, aunque sin hacer trabajar demasiado a Svilar. Ni siquiera con la entrada de Nico por Djalo pudo marcar la diferencia. Sólo un disparo de Iñaki Williams asustó al meta serbio antes del gol. Tenía la posesión ante un rival que se dejaba hacer, pero que era sólido.
Del 2-0, al 1-1
De hecho, la más clara la tuvo La Loba en pies de Soulé, que había sustituido a Dybala. El argentino se encontró con un regalo de Paredes, que le dejó solo ante Agirrezabala tras un inoportuno tropezón que el meta vasco se encargó de desbaratar tras una gran intervención.
Pero el Athletic no se iba a rendir tan fácil en su vuelta y en cuanto encontró una grieta la exploró hasta sacar petróleo, encarnada en Abdulhamid por el perfil diestro romano, desde el que Nico botó una falta salvadora que Núñez remató en un primer momento, ganado por arriba a Hermoso, y que Paredes se encargó de remachar desde el corazón del área, resarciéndose de sus dos errores previos.
La Fiscalía Provincial de Madrid ha presentado una denuncia contra los insultos racistas que recibió Nico Williams durante el encuentro que el Athletic de Bilbao disputó contra el Atlético de Madrid en el Metropolitano el pasado 27 de abril.
El Ministerio Público considera en su escrito que los gritos que un espectador profirió contra el jugador cuando se disponía a realizar un saque de esquina tiene un "evidente desprecio al color negro de la piel de éste", y los escenificó, además, con gestos de menosprecio de carácter racista.
Según recoge el escrito, se trataron de sonidos "uh, uh, uh, uh", que reflejan una onomatopeya que imita el sonido emitido por los monos, "que, como es público y notorio, ha sido proferido en diversas ocasiones por grupos de aficionados de distintos países para ofender públicamente a deportistas por el color de su piel".
El organismo entiende que los gritos proferidos contra el futbolista podrían ser constitutivos de un delito de lesión a la dignidad. Según el artículo 510 del Código Penal las penas son de uno a cuatro años de prisión y multa de seis a 12 meses para quienes "públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio sobre un individuo o grupo por su pertenencia al mismo por razones de raza, sexo, religión, origen, identidad sexual o ideología" y de seis meses a dos años y multa de seis a doce meses "a quienes lesionen la dignidad de las personas mediante acciones que entrañen humillación, menosprecio o descrédito de alguno de los grupos que debe estar basado en una característica común de sus miembros, como su raza".
El futbolista, tras el encuentro afirmó: "He escuchado sonidos de mono, han sido pocos, gente tonta hay en todas partes y no pasa nada. Espero que esto vaya pasando poco a poco, al final estamos haciendo una lucha interna y externa contra esto y es lo que hay".
El responsable, socio de la grada de animación del Atlético de Madrid, ya fue suspendido cautelarmente por el club por esos hechos en aplicación de su normativa interna al considerarlo una falta muy grave.
La Policía identificó a ese socio como un miembro veterano del Frente Atlético, el grupo ultra que se sienta en la grada de animación del fondo sur del estadio Metropolitano.
El club fue sancionado por el Comité de Competición con el cierre de dos partidos de este sector del estadio por estos hechos y una multa de 20.000 euros.
No obstante, el Comité de Apelación de la Real Federación Española de Fútbol aceptó el recurso del Atlético de Madrid por su activa colaboración, la identificación del responsable y el hecho de que fuera un incidente aislado. Todo ello permitió afirmar que concurrió la máxima diligencia posible por parte del Club.
Correa se ha disfrazado de agitador y le sienta bien. Hay jugadores que apenas necesitan toca la pelota un par de veces para tumbar a un rival. Es un don y el argentino lo tiene. En San Mamés apareció en el minuto 88 para desatascar al Atlético y, con una carrera en el añadido, plantarse ante Agirrezabala y meterle a su equipo los tres puntos en el bolsillo. [Narración y estadísticas]
Eso buscaba Simeone y eso le dio el goleador, relegado al banquillo de inicio, con la inestimable ayuda del atrevido Giuliano y la capacidad de Sorloth no sólo para rematar sino también para intimidar y asistir. Así lo hizo anticipándose a Lekue en la pelea por una pelota que Nico envió al centro del campo y lanzando a la carrera a Correa hacia la portería para resolver un duelo con pocas ocasiones. De hecho, le sobró toda la primera parte.
Bajo una intensa lluvia, ninguno de los dos equipos encontraron la forma de hacerse daño. Ni un disparo entre los tres palos. El Athletic se plantó muy serio para que al equipo de Simeone le costara carburar. Llorente, una de sus armas, iba a tener que controlar a Nico y su contribución en ataque mermó. Pero el partido no estaba ahí. Valverde sabía que su centro del campo tenía que morder a Koke y a Barrios, cortocircuitar cualquier opción de que encontraran a Griezmann porque el francés iba a ser el encargado de alimentar a Julián Álvarez. Si la pelota la manejaban Reinildo, Giménez o Le Normand, todo se les iba a complicar.
Aún así, tuvieron algún susto. En el minuto 12 se lo dio el goleador argentino, que no pudo armar un disparo cruzado y le salió manso sin crear problemas a Agirrezabala. No estaba incómodo el Atlético, pero no se sacudía de la telaraña que tejieron los vascos, que tardaron en acercarse a Juan Musso, debutante en la portería porque Oblak se cayó de la convocatoria por problemas estomacales.
La estirada de los leones no consiguió traducirse en ocasiones y fue de nuevo el Atlético quiso poner pausa, mover la pelota y tratar de desordenar a su rival. Así fue como Lino encontró en la frontal a Gallagher, quebró a Prados muy fácil y soltó un derechazo que no encontró portería. No tuvo continuidad este arreón atlético y el duelo no despertó.
La alarma sonó en el vestuario y, cesado el aguacero, apareció el fútbol. Aumentó el ritmo y la tensión, algo en lo que el Athletic manejó mejor. Tanto que se encontraron los hermanos Williams para lograr un gol que fue anulado por fuera de juego. Ander Herrera había visto a Iñaki en la banda derecha y él, de primeras, buscó a Nico para que la empujara en el segundo palo, pero estaba ligeramente adelantado. Quiso responder el Atlético y la ocasión la creó un Griezmann, más presente, con un centro raso que se paseó por el área pequeña de Agirrezabala sin que llegara a rebañarlo Samu Lino.
Refrescó Valverde su once para entrar en el toma y daca que se avecinaba. Se envalentonaron sus hombres y Sancet soltó un latigazo desde la medialuna que provocó el lucimiento de Musso.
Cabeceó Simeone y echó mano a todo lo que tenía, empezando por Sorloth, Riquelme y De Paul y acabando por su hijo Giuliano. No puede especular el argentino con los quilates que tiene en la plantilla y, de ese atrevimiento, a la fuerza o por convencimiento, nació la victoria.
Nico Williams fue uno de los protagonistas del partido entre el Barça y el Athletic. Tanto dentro como fuera del terreno de juego. Los infructuosos avances del club azulgrana por hacerse con su fichaje este verano, en un intento de que pudiera reeditar la gran sintonía que ha mostrado con Lamine Yamal en la Roja, han sentado mal en el seno del conjunto bilbaíno.
Unos intentos que, desde el punto de vista del presidente de Athletic, Jon Uriarte, llegaron a rozar la falta de respeto. «Han sucedido cosas que no nos han gustado, ha habido faltas de respeto en el caso Nico. Incluso minusvalorando al Athletic Club. Todos fichamos jugadores, pero hay que hacerlo con cierto respeto», aseguró el máximo dirigente rojiblanco en declaraciones a los micrófonos de DAZN.
No hubo comida con la directiva azulgrana, algo justificado sobre el papel por la apretada agenda a raíz de la celebración de la Semana Grande de Bilbao. En cambio, sí estuvo presente en el palco de Montjuïc.
El menor de los hermanos Williams, cómo no, fue recibido inicialmente con pitos por unos seguidores azulgrana que se ilusionaron mucho con la posibilidad de verlo como uno más de los suyos. Pero, con el paso de los minutos, esos pitos fueron paulatinamente desplazados por la más absoluta indiferencia.
Así lo constató, por ejemplo, Ernesto Valverde. «A Nico le he visto muy bien, encarando, haciendo que el rival tuviera que ir hasta su área, haciendo bien su trabajo, el uno contra uno y esperamos que esté incluso mejor a medida que vayan pasando los partidos. Sí es cierto que hubo pitos al principio, ya lo hemos visto, pero al final fue todo más llevadero. El público ha venido sobre todo a animar a su equipo», aseguró el técnico del Athletic, quien tuvo palabras para una nueva hornada de La Masia que cuenta ya con titulares indiscutibles como Cubarsí o Lamine Yamal. «Son jugadores jóvenes, pero con muchísimo talento. Es difícil tapar todas las lineas de pase que puede encontrar Cubarsí, por ejemplo. Y lo de Lamine Yamal ya es otra cuestión. Son jugadores con gran calidad, con un gran futuro, muy fuertes. Tenemos cantera y hay que cuidarla», aseguró. En cuanto al nuevo estilo azulgrana, explicó que, para él, no fue ninguna sorpresa.
«No me ha sorprendido, su planteamiento fue como el que mostró en Valencia. Es como hablar de Lamine Yamal, o, de Messi, y que me preguntéis si me ha sorprendido. La respuesta es 'no, es muy bueno y se va de cualquiera'», sentenció el técnico del Athletic.
Lamine Yamal, precisamente, fue al final determinante para que el Barça abriera el marcador. Incluso, superando previamente a su buen amigo Nico Williams, tal y como confesó el propio crack azulgrana ante los micrófonos de DAZN nada más acabar el partido. «He visto un poco de espacio, he visto que venía Nico, que no es muy intenso en la defensa, y cuando he encontrado espacio, he chutado», resumió, feliz, por supuesto, por haber encadenado la segunda victoria de la temporada y haber ganada ante los suyos.
En los prolegómenos del encuentro, según admitió, sí habló con el menos de los Williams. «Somos muy amigos», admitió, señalando algo que no es un secreto para nadie. Pero, sobre el césped, mientras defiendan colores diferentes, esa amistad se queda en el vestuario. El Barça de Flick, sobre todo, quiere ser implacable. «Lo que intentamos es pensar siempre en el gol. Cuando recuperamos el balón, vamos como flechas a la contra y somos muy peligrosos», zanjó.
El técnico alemán, por su parte, se mostró resignado por no haber podido contar aún con Dani Olmo, pero se mostró esperanzado con vistas al partido ante el Rayo en Vallecas. «No lo sé. Espero que sí. Son cosas que tenemos que aceptar, no podemos cambiarlas, lo sabíamos de antemano. Prefiero no pensar en esto, sino centrarme en lo que puedo hacer», apuntó el alemán, quien considera que su equipo aún puede ir a más. «Creo que siempre es bueno mejorar, es lo que le digo al equipo. Cada partido es un paso adelante para que estemos mejor, es lo que estamos haciendo. Analizaremos el partido y veremos qué podemos hacer mejor para el próximo, tomando las decisiones correctas», sentenció, sin olvidarse, cómo no, de elogiar la aportación de Lewandowski: «Es un profesional y siempre está pendiente de su preparación. La edad no importa. Cuando está en forma y es positivo, puede marcar muchos goles y ayudar en la presión. Necesitábamos ese segundo gol, presionó y lo marcó. Es un jugador top, así lo ha demostrado a lo largo de estos años».
El duelo fratricida entre Lamine Yamal y Nico Williams acabó con una trabajada victoria del Barça sobre el Athletic por 2-1. El joven crack azulgrana, quien tiene ya sobre el césped gestos de auténtico veterano, se encargó de abrir el marcador con la involuntaria colaboración de Lekue. Y Robert Lewandowski, un veterano que se empeña en vivir una suerte de juventud eterna, se encargó ya en la segunda parte de remontar la momentánea igualada sellada por Sancet, de penalti, con su tercer gol en la Liga esta temporada. Un tanto al que, además, sumó dos remates al poste rival y un remate acrobático muy bien desbaratado por Alex Padilla. La escuela de porteros de Lezama sigue proporcionando al mundo del fútbol guardametas de excelentes cualidades y rendimiento.
Cómo no, vistos los antecedentes, el partido se presentaba como un duelo entre Lamine y Nico, dos excelentes amigos, hermanos de otra madre en la Roja y fuera de los terrenos de juego. Y, a decir verdad, lo cierto es que los dos pusieron mucho de su parte para hacer honor a esa premisa. Cuando uno de los dos buscaba alguna incursión por su zona de ataque, el otro acudía sin dudarlo para colaborar en tareas defensivas. La grada de Montjuïc se mostró inicialmente tremendamente hostil con el menor de los Williams, si bien esa hostilidad fue bajando decibelios a medida que avanzó el choque hasta que los seguidores barcelonistas optaron por la más total indiferencia.
Por mucho que Nico Williams buscara con ahínco ser protagonista en los primeros compases, fue su hermano Lamine el primero en dejar su impronta. El joven crack azulgrana, tras aprovechar un despeje no muy atinado de Padilla a la salida de un córner y tras marcharse del propio Nico, culminó su acción con un zapatazo que, tras ser desviado levemente por Lekue, acabó por convertirse en el primer tanto del encuentro. La respuesta del 10 del Athletic, casi acto seguido, fue un centro envenenado que puso el miedo en el cuerpo a los barcelonistas. Lewandowski, cuando se encaraba la recta final de la primera parte, tuvo una oportunidad inmejorable para el 2-0 tras una buena combinación entre el propio Lamine y Raphinha, pero su disparo acabó por estrellarse en el palo de la portería rojiblanca.
El Athletic, pese al susto, lograría marcharse al descanso con 1-1 en el marcador. Sancet, al transformar un penalti inicialmente no sancionado por Gil Manzano, quien corrigió su decisión a instancias del VAR, devolvió la igualada al marcador después de que Lewandowski se quejara también de una posible pena máxima que se perdería en el limbo una vez castigada la acción de Cubarsí sobre Berenguer.
En la reanudación, el conjunto de Valverde pareció apostar por dar un paso atrás, conservar la igualada en lugar de buscar el 1-2 y le dejó toda la iniciativa a un Barça que, poco a poco, fue cercando el área rival en busca del gol del triunfo. Avisó Lewandowski, con un remate muy plástico perfectamente respondido por Padilla y un remate de cabeza al travesaño.
A la tercera, en cambio, el polaco no perdonó. Aprovechando un rechace a la desesperada del meta rival tras una internada de Pedri, acabó por mandar al fondo de la red el 2-1 que le serviría al Barça para sellar su segunda victoria en la Liga, por mucho que su rival acelerara un poco las cosas tras el tanto.
Los leones, abandonando el trantrán con el que se plantaron en el césped, trataron de arañar ese mismo punto con el que parecieron conformarse durante muchos minutos. Incluso mostrándose excesivamente contundentes en algunos lances. Su empuje se quedó sin premio.
Lamine Yamal y Nico Williams tienen una conexión especial. Tanto sobre el césped, cuando defienden los colores de la Roja, tal y como quedó demostrado en la pasada Eurocopa, como fuera de él. Mientras duró una competición que culminó con el cuarto título de su historia para la selección española, el joven de los Williams casi siempre estaba cerca de los jugadores del Barça. Una actitud que llevó a propios y extraños a pensar que su fichaje por el club azulgrana no era para nada una quimera. Más aún, cuando tanto el ahora 10 del Athletic, como la última gran perla de La Masía, pasaron también juntos incluso parte de sus vacaciones. Su amistad, a pesar de todo, tendrá que quedar aparcada este mismo sábado, cuando el conjunto que dirige Hansi Flick se mida en Montjuïc a unos leones que han peleado con uñas y dientes para evitar que el jugador hiciera las maletas. Por lo menos, este mismo verano.
El propio presidente, Joan Laporta, en la presentación del técnico germano, dejó caer que el club estaba en disposición de contratar tanto a Dani Olmo, su único gran fichaje, al que se le sumaría también el del joven Pau Víctor, como a Nico Williams. El Athletic, no obstante, removió cielo y tierra para asegurarse la continuidad de un jugador al que le dieron nuevos galones otorgándole un dorsal con tanto peso como el número 10 y por quien estaban incluso más que dispuestos a denunciar al Barça ante la Liga si, finalmente, el club pagaba los 58 millones de euros que figuran ahora mismo en su cláusula de rescisión. Su argumento: que la entidad azulgrana incumpliría los controles económicos de la competición y que superaría el límite salarial que tiene establecido. Algo que se evidenciaría, en este caso, con los problemas que está teniendo el club barcelonista para inscribir a Olmo y que han acabado cristalizando en la salida relámpago deIlkay Gündogan, cuyo regreso al Manchester City traspasado a coste cero se oficializó este mismo viernes.
"Después de sólo un año, ya es hora de decir adiós. Vine aquí para afrontar un reto nuevo y emocionante, y estaba preparado para hacerlo. Lo di todo para luchar por el equipo y el club de la mejor manera posible en una temporada difícil y quería ayudar a mis compañeros en una nueva campaña. Ahora me voy en una situación difícil, pero si mi marcha puede ayudar financieramente al club, eso hace que me sienta un poco menos triste", señaló el alemán en un mensaje escrito en inglés y compartido a través de sus redes sociales. "Después del partido contra el Valencia, tuvimos una conversación honesta y pensé que quería ayudarnos, pero ha cambiado de idea, son cosas que pasan. Le conozco personalmente, ha sido un jugador fantástico para el Barça y sólo puedo decir cosas buenas de él", señaló al respecto Hansi Flick.
Con esta salida, eso sí, espera que Olmo pueda ser al fin inscrito en la Liga. "Dani, está listo para jugar, esperamos que pueda hacerlo, que pueda entrar en el equipo y que pueda ayudarnos. Confío en poder disponer de él lo antes posible", aseguró el técnico alemán, quien tuvo también palabras de elogio para un Lamine Yamal a quien tiene en muy alta consideración. "Jugó la Eurocopa, lleva dos semanas y media entrenando con nosotros y lo que he visto hasta ahora es increíble. Tiene posesión, control... Jugadores como él ayudan enormemente a cualquier equipo. Espero que no repitamos los errores que cometimos en la primera mitad en Valencia y hay que ubicarlo en la posición adecuada», apuntó acerca del joven crack barcelonista. Muchísimo más parco en palabras, eso sí, se mostró a la hora de valorar el juego de un Nico Williams por quien tanto han suspirado los azulgrana.
"No es mi trabajo hablar de él, yo me centro únicamente en mis jugadores. Jules Koundé le frenará bien", se limitó a apuntar Flick acerca del delantero del Athletic. El tira y afloja que han protagonizado tanto la entidad bilbaína como el Barça por el jugador, con el club azulgrana resistiéndose a renunciar a su contratación hasta prácticamente el último momento y los leones jugando todas las cartas posibles para retenerlo, mientras el propio futbolista hacía gestos más dirigidos hacia su continuidad, podría provocar que la grada de Montjuïc le brinde un recibimiento poco amistoso. Ernesto Valverde cree que todo discurrirá con normalidad. "Yo he jugado muchos partidos en Montjuic. Y te garantizo queno es el campo más caliente del mundo, más que nada por la distancia que hay con la gente. Además, es verano. El público animará a su equipo, habrá muchos turistas y la gente estará con ganas de ver al Barça, igual que cuando nosotros jugamos aquí. No espero nada especial", dijo ayer el técnico del Athletic.
No era una visita cualquiera. Después de cuarenta años sin poder ganar un título, el lunes, el Athletic cumplió con un compromiso que llevaba marcado en rojo en el calendario de los despachos de Lezama desde que la Copa volviese a Bilbao subida en La Gabarra. No faltó nadie. Como cada año, jugadores, cuerpo técnico y miembros de la junta directiva acudieron a entregar una ofrenda floral y, en esta ocasión, a ofrecer el título a la Basílica de Nuestra Señora de Begoña. La relación entre ambas instituciones es muy estrecha. Una costumbre llena de simbolismo y espiritualidad que conecta a la Patrona de Vizcaya con el club que hace vibrar a 'La Catedral' del fútbol.
"Es tradición. Para algunas personas puede incluso confundirse con algo religioso, pero no lo es, es sagrado. Es muy importante. Esto provoca una mezcla que en Begoña se da de una manera muy especial porque aquí se la denomina la Amatxu, que en euskera quiere decir: la madre querida", apunta el sacristán Enrique Franco. Una protección maternal que llega hasta el rincón más íntimo del vestuario rojiblanco, donde una estampa de la Virgen acompaña al equipo de Ernesto Valverde y al femenino antes de cada partido. Aun así y como les cuenta su sacerdote, hay ocasiones en las que el esfuerzo y el buen juego son el único camino para llegar a la victoria: "Cuando viene les suele decir que la Virgen no hace milagros, que también hay que entrenar y jugar bien".
Porque el fútbol, para los dirigentes, siempre ha tenido algo místico y espiritual que lo hace especial y más, cuando hay un título en juego. "Un día un presidente del Athletic vino a rezar faltando pocas fechas para que se jugara una final de Copa y cuando entró pensé: "¿A qué habrá venido?" Entonces, le hice una pregunta: "Si se va a tirar un penalti y se santiguan el portero y el jugador que lo va a lanzar, ¿a quién hace caso Dios?" Y el presidente respondió: "Dios no está para esas cosas", recuerda también Franco.
La figura del capellán
España ha sido históricamente un país muy ligado al catolicismo. Sólo hay que acudir a los libros de historia para comprobar la importancia que ha tenido la religión en la sociedad. Sin embargo, los datos del CIS recogidos anualmente por el Observatorio del Laicismo revelan que el número de creyentes en nuestro país habría descendido progresivamente hasta situarse en un 54,4%. Esta cifra contrasta con la realidad de la máxima categoría del fútbol español, donde al menos 14 de los 20 clubes mantienen algún tipo de relación institucional, según sus publicaciones oficiales, con alguna entidad religiosa cercana. Y son este tipo de actos como las ofrendas florales, sumadas a la figura de los capellanes, los elementos imprescindibles para entender cómo se desarrolla el vínculo.
Para algunos estos actos pueden resultar anecdóticos, banales y sin mayor trascendencia, pero la realidad es que su significado trasciende lo meramente futbolístico. El Valencia C.F y su relación con la Virgen de los Desamparados es un gran ejemplo de ello. "Lo más bonito es cuando llega un título" confiesa Álvaro Almenar, vicerrector de la Basílica, capellán oficial del club y declarado valencianista desde pequeño. Aquella última Copa del Rey ganada ante el Barcelona en el Benito Villamarín todavía continúa en el recuerdo.
Este distinguido sacerdote, que tiene el honor de recibir a los jugadores en las visitas, acude al estadio de Mestalla cada partido con una hora de antelación al pitido inicial. Dentro del túnel de vestuarios, se dirige a una pequeña capilla con la imagen de la Virgen y pregunta si algún jugador está disponible para acompañarle en un pequeño rezo: "Normalmente siempre hay alguien que desea hacer alguna pequeña oración. Rezamos un Ave María, entregamos un pequeño ramo de flores, le pedimos que no haya lesiones y que nuestro equipo gane. Con total libertad, a veces viene Jesús Vázquez, Gayá o los lesionados. Luego me subo a mi sitio a ver el partido como un aficionado más".
La búsqueda de la fe
En una plantilla con múltiples religiones y creencias, Almenar admite que siempre se fija en si algún jugador se santigua cuando salta al terreno de juego. Además, reconoce que siempre ha encontrado a alguien dispuesto a compartir con él ese pequeño momento de intimidad: "Es verdad que hoy las plantillas son plurireligiosas, hay quien cree, quien no cree...pero siempre hay un pequeño grupo". Sus homólogos en el Levante, con quienes comparte devoción, realizan una labor similar.
En una de las visitas, un jugador compartió con uno de los capellanes, José Luis Sánchez, un momento inolvidable. "Estando en la Plaza de la Virgen me dijo: "Padre, yo no soy creyente, pero para mí es muy importante buscar lo mejor. Y al igual que yo quiero ser más preciso en la técnica y marcar gol, a mí me gustaría que si usted tiene fundamentos serios para que yo pueda descubrir que sin Dios el hombre no tiene sentido, me los dijera porque soy un hombre abierto, libre y tengo capacidad de escuchar. Fue muy bonito", recuerda emocionado Sánchez.
Barcelona es otra parada obligatoria para entender mejor esta conexión. Desde la construcción del Camp Nou en 1957, los largos pasillos que llevan a los vestuarios escondían una pequeña capilla con la imagen de la Virgen de La Moreneta, patrona de Cataluña. En ese pequeño rincón, protegido a las visitas, se forjaba uno de los vínculos más bonitos de nuestro fútbol.
Joan Laporta saluda a un sacerdote del Santuario de Montserrat durante una de sus últimas visitas.Óscar BardajíMontserrat
Òscar Bardají, director de comunicación del milenario santuario de Montserrat, explica cuál ha sido su uso durante las últimas décadas: "Antes se hacía una misa allí y dependiendo también del año, el 24 de septiembre, que es el aniversario de la inauguración del Camp Nou, iba un sacerdote que también estaba en la Masía y la oficiaba. Ahora se hace menos", matiza. Con el estadio en reconstrucción, el club ha confirmado en un comunicado que la mantendrá en su lugar. Lo único que queda entonces por saber es a qué lado del túnel estará. "Antes daba la casualidad de que la salida de los jugadores se hacía por la derecha, porque el banquillo que utilizaban estaba a ese lado saliendo del túnel. Luego cuando llegó Johan Cruyff lo cambió a la izquierda. Desde entonces, por esa parte pasa el equipo contrario y tiene mejor vista de la capilla. El pase más directo lo tienen ellos. Depende del jugador si tiene una fe religiosa o no", explica Bardají.
Desde el presidente José Luis Núñez, pasando por Sandro Rosell, Josep María Bartomeu y las dos etapas de Joan Laporta, el Barça se ha encomendado año a año a la Virgen para que le ayude a conseguir algunas de sus más increíbles gestas: "Cuando ganó 6-1 al Paris Saint Germain, remontando el 4-0 de la ida, hubo una gran cantidad de seguidores que al día siguiente subieron a Montserrat para dar gracias a la Virgen. Se hicieron hasta programas de radio desde aquí. La gente pensaba que era obra más de La Moreneta que de los propios jugadores", afirma.
Además, fruto de esa unión entre club y santuario, los más jóvenes de La Masía y los niños del coro de la Abadía mantienen una conexión especial más allá de lo futbolístico. "Los chicos más mayores de la escolanía con los de una edad similar de la Masía hacen un intercambio. Una vez suben a Montserrat y luego bajan a la ciudad deportiva y se hace una actividad, juegan un partido y después cantan o vienen aquí y les enseñan las instalaciones...", relata Bardají.
Continuidad en el tiempo
Son esos sentimientos, que solo pueden explicarse a través de la fe, los que llevan a los clubes a continuar con esta tradición ligada a valores como la solidaridad, el compañerismo o el sacrificio. Una filosofía que el Padre Ángel no duda en destacar. Desde su despacho en el madrileño barrio de La Latina, el presidente de Mensajeros de la Paz mantiene un estrecho vínculo con la mayoría de los equipos de fútbol del país.
Las continuas demostraciones de fraternidad y afecto de los clubes con los más necesitados son para él un ejemplo para la sociedad: "El deporte es un ente precioso de convivencia y creo que eso se valora mucho en el fútbol. Nosotros hemos estado con todos los equipos: Real Madrid, Barcelona, Atlético...", afirma el sacerdote.
Todos ellos continúan manteniendo una tradición que, a pesar de la tendencia, ninguno de sus protagonistas espera que desaparezca: "Yo creo que se va sustentando, pero no tiene la vitalidad que tenía antes", comenta Bardají sobre el posible abandono de la actividad. Las ya protocolarias celebraciones de los dos equipos madrileños en la Catedral de la Almudena cuando logran un título, la Gloriosa Virgen Blanca que acompaña los ascensos del C.D. Alavés, la canaria Virgen del Pino que cuida de la U.D. Las Palmas o la Virgen de las Angustias que reza por el Granada son solo algunas muestras de que estos sentimientos continúan latentes entre los aficionados. Sí, es cierto, los datos dicen que España está poco a poco dejando de ser católica, pero el fútbol continúa pidiendo a la Virgen que cuide de su destino.
Tradiciones y rivalidades religiosas en el fútbol europeo
Celtic vs Rangers: Es el derbi religioso por excelencia en Europa. El partido conocido como Old Firm, que enfrenta a los verdiblancos del Celtic y a los azules del Rangers, tiene todavía un enorme trasfondo espiritual. Fundados por un hermano marista católico y reconocidos por su apoyo a la República de Irlanda, los aficionados del Celtic guardan un enorme rechazo a los unionistas y protestantes del Rangers. Su animadversión dentro y fuera de los terrenos de juego sigue provocando algunos incidentes entre jugadores y aficionados.
Southampton y Everton: En la cuna del fútbol mundial también existen orígenes religiosos. El Southampton, conocidos como los "santos" del fútbol inglés y con origen en cinco integrantes de la iglesia de Saint Mary's, que da nombre a su estadio, han vuelto este año a la Premier League. Allí, les espera el Everton, cuyo nombre original fue Sto. Domingo F.C., en honor a la parroquia del distrito. En la actualidad, mantiene una estrecha vinculación con la iglesia situada justo al lado del estadio Goodison Park, San Lucas Evangelista.
Aston Villa: El club dirigido por Unai Emery resalta entre sus grandes tradiciones cada vez que juega como local, el vibrato de las campanas de la iglesia situada a pocos metros del estadio. Un gesto que anima a sus aficionados a entonar su famosa canción "The Bells are ringing" (Las campanas están sonando).
El Athletic y el Getafe se repartieron los puntos en un partido con marcado protagonismo de dos debutantes: Álex Padilla, bajo los palos del conjunto bilbaíno, y Christantus Uche, en el equipo azulón. El nigeriano, precisamente, fue el encargado de materializar el tanto del definitivo 1-1 después de que Oihan Sancet, en la primera mitad del encuentro, abriera el marcador con tremendo zapatazo desde la frontal del área ante el que nada pudo hacer un David Soria que, en la recta final del duelo, fue vital para que los de Bordalás amarraran el empate.
Ernesto Valverde apostó por dejar inicialmente en el banquillo a un Nico Williams por quien el Barça se resiste a arrojar la toalla, por mucho que sus esperanzas sean cada vez más tenues. Más aún tras escuchar la algarabía con la que le recibió la grada cuando, ya en el segundo tiempo, saltó a la banda para calentar y acabó por ingresar en el terreno de juego para tratar de romper la igualada en el marcador, después de que Sancet mandara el partido al descanso con 1-0 para los locales. Y eso que fue el Getafe, con su fútbol directo, el que llegó inicialmente con más peligro a la portería de un Álex Padilla que, pese a su juventud, no se dejó impresionar ni por el hecho de debutar en Primera ni por hacerlo en un escenario con un aura tan especial como San Mamés.
Para saber más
El tanto de Sancet, inapelable, unido a la lesión de Arambarri, le pasó factura a un Getafe que a punto estuvo de marcharse al descanso con un nuevo jarro de agua fría sobre sus hombros. El disparo de Iñaki Williams, en el añadido, no obstante, acabó por perderse por la línea de fondo. Muy cerca, eso sí, del marco visitante. Pese a todo, el equipo azulón saltó al césped en la reanudación más que dispuesto a poner la igualada en el marcador. Peter Federico avisó con un disparo al larguero, finalmente invalidado por fuera de juego. Y Carles Aleñá, por su parte, vio cómo Padilla firmaba una intervención providencial con su pie izquierdo para negarle un gol que el ex azulgrana casi daba por cantado.
Nada pudo hacer, en cambio, para evitar que otro debutante en Primera, el nigeriano Christantus Uche, anotara el tan buscado tanto del empate con un colocado remate de cabeza tras saque de esquina los visitantes antes de que se cumplieran los primeros 20 minutos de la segunda parte. El revulsivo que buscó Valverde con la entrada en el terreno de juego de Nico Williams a punto estuvo de surtir buen efecto pronto, con un disparo envenenado desde la frontal del menor de los Williams perfectamente desviado por David Soria. La insistencia por encontrar el tanto del triunfo de los locales subió cada vez más enteros cuando el duelo se acercaba inexorablemente a su final, pero nada pudieron hacer a la postre para romper un 1-1 que, a la postre, fue definitivo.
Un gol de Asier Villalibre en el minuto 96 niveló el partido entre Athletic y Osasuna en San Mamés, un encuentro que, a pesar de ese empate al final, deja casi imposible el cuarto puesto, que da acceso a la Champions, para el equipo bilbaíno. Se adelantaron los visitantes con dos tantos al final de la primera parte y el inicio de la segunda de Raúl García de Haro y Rubén García, y empató el Athletic gracias a Iñaki Williams, cumplida a la hora, y Villalibre, que aún tuvo opción de sellar la victoria en la penúltima jugada. [Narración y estadísticas (2-2)]
Con Ernesto Valverde y Jagoba Arrasate sustituidos por sus ayudantes Jon Aspiazu y Bittor Alkiza por las tarjetas rojas vistas en la jornada anterior, el partido comenzó con mucho ritmo y dominio inicial de Osasuna. Aún en los frenéticos primeros minutos, Iñaki Williams abrió el marcador tras una cabalgada por la izquierda, tras recibir de Yuri Berchiche, que inició en fuera de juego, según estableció el VAR. Que lo invalidó.
También se invalidaron desde la sala VOR otros dos tantos antes del descanso. Uno, claro en fuera de juego, de Raúl para Osasuna y otro, también por fuera de juego pero más ajustado, de Iker Muniain en el área pequeña a pase de un Berenguer, que inició su carrera al pase previo de Nico también en situación antirreglamentaria. Cuando todavía celebraba San Mamés el tanto de su capitán, invalidado bastante después de producirse, Raúl ponía esa vez sí el 0-1 desviando el borde del área pequeña un centro fuerte de Mojica.
100 goles para Iñaki
Esa mínima ventaja se transformó en amplia nada más comenzar la segunda mitad, cuando Rubén García resolvió perfecto ante Unai Simón tras aprovechar una indecisión de Ander Herrera y Óscar de Marcos. Rubén se sacó así la espina de la ocasión fallada en la primera parte.
Tocó a rebato el Athletic y Williams, con su gol 100 de rojiblanco, acortó distancias de violento disparo la escuadra derecha de Sergio Herrera. Había sido el otro Herrera, Ander, el que había recuperado el balón en un error en la salida de balón de Mojica.
Antes de que la noche se eternizase con cambios masivos que no acababan de llevarse a cabo, el Athletic pudo empatar en un pase largo de Yuri a Unai Gómez. El zurdo controló bien de primeras, pero luego le dio en la otra pierna y ya se le adelantó Herrera. Y también pudo hacerlo en un centro de Prados que De Marcos, solo en el punto de penalti, voleó alto con todo a su favor.
A punto del 3-2
Todavía tuvo más ocasiones el Athletic en el descuento, todas de Villalibre. La primera, un buen cabezazo en el segundo palo a centro de Williams, cogió a Herrera bien colocado y atento; en la segunda aprovechó un error en el blocaje del meta; y en la tercera no logró el 3-2 porque su remate le salió muy peinado.
Fue un choque muy movido y con muchas llegadas peligrosas en el que se mostró más acertado el conjunto visitante, que se resarce con este resultado de un final de temporada un tanto anodino, y más insistente el local. Aun salvando un punto sobre la hora, el Athletic se mantiene quinto en la tabla a cinco puntos de un Atlético que recibe al Celta con solo tres jornadas más por disputarse.
El célebre cuadro de Pichichi, uniformado del Athletic Club, hablando con su futura mujer [Idilio en los Campos de Sport, de Aurelio Arteta] preside el recibidor del piso de Santiago Segurola (Baracaldo, 1957) justo a la espalda del Bernabéu. Hace 35 años que llegó a Madrid y, aunque dice que está ya "medio jubilado", lo cierto es que sigue siendo opinión referencial en La Vanguardia, As y Onda Cero.
Se ha rendido por educación y porque sabe que e
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