Villalibre frustra a Osasuna en el minuto 96, pero el Athletic se aleja más de la Champions

Villalibre frustra a Osasuna en el minuto 96, pero el Athletic se aleja más de la Champions

Actualizado Domingo, 12 mayo 2024 - 00:06

Un gol de Asier Villalibre en el minuto 96 niveló el partido entre Athletic y Osasuna en San Mamés, un encuentro que, a pesar de ese empate al final, deja casi imposible el cuarto puesto, que da acceso a la Champions, para el equipo bilbaíno. Se adelantaron los visitantes con dos tantos al final de la primera parte y el inicio de la segunda de Raúl García de Haro y Rubén García, y empató el Athletic gracias a Iñaki Williams, cumplida a la hora, y Villalibre, que aún tuvo opción de sellar la victoria en la penúltima jugada. [Narración y estadísticas (2-2)]

Con Ernesto Valverde y Jagoba Arrasate sustituidos por sus ayudantes Jon Aspiazu y Bittor Alkiza por las tarjetas rojas vistas en la jornada anterior, el partido comenzó con mucho ritmo y dominio inicial de Osasuna. Aún en los frenéticos primeros minutos, Iñaki Williams abrió el marcador tras una cabalgada por la izquierda, tras recibir de Yuri Berchiche, que inició en fuera de juego, según estableció el VAR. Que lo invalidó.

También se invalidaron desde la sala VOR otros dos tantos antes del descanso. Uno, claro en fuera de juego, de Raúl para Osasuna y otro, también por fuera de juego pero más ajustado, de Iker Muniain en el área pequeña a pase de un Berenguer, que inició su carrera al pase previo de Nico también en situación antirreglamentaria. Cuando todavía celebraba San Mamés el tanto de su capitán, invalidado bastante después de producirse, Raúl ponía esa vez sí el 0-1 desviando el borde del área pequeña un centro fuerte de Mojica.

100 goles para Iñaki

Esa mínima ventaja se transformó en amplia nada más comenzar la segunda mitad, cuando Rubén García resolvió perfecto ante Unai Simón tras aprovechar una indecisión de Ander Herrera y Óscar de Marcos. Rubén se sacó así la espina de la ocasión fallada en la primera parte.

Tocó a rebato el Athletic y Williams, con su gol 100 de rojiblanco, acortó distancias de violento disparo la escuadra derecha de Sergio Herrera. Había sido el otro Herrera, Ander, el que había recuperado el balón en un error en la salida de balón de Mojica.

Antes de que la noche se eternizase con cambios masivos que no acababan de llevarse a cabo, el Athletic pudo empatar en un pase largo de Yuri a Unai Gómez. El zurdo controló bien de primeras, pero luego le dio en la otra pierna y ya se le adelantó Herrera. Y también pudo hacerlo en un centro de Prados que De Marcos, solo en el punto de penalti, voleó alto con todo a su favor.

A punto del 3-2

Todavía tuvo más ocasiones el Athletic en el descuento, todas de Villalibre. La primera, un buen cabezazo en el segundo palo a centro de Williams, cogió a Herrera bien colocado y atento; en la segunda aprovechó un error en el blocaje del meta; y en la tercera no logró el 3-2 porque su remate le salió muy peinado.

Fue un choque muy movido y con muchas llegadas peligrosas en el que se mostró más acertado el conjunto visitante, que se resarce con este resultado de un final de temporada un tanto anodino, y más insistente el local. Aun salvando un punto sobre la hora, el Athletic se mantiene quinto en la tabla a cinco puntos de un Atlético que recibe al Celta con solo tres jornadas más por disputarse.

La marcha casi asumida de Nico Williams, una estrella alejada del divismo

Actualizado Domingo, 7 abril 2024 - 13:56

Aún hablaba Ernesto Valverde en conferencia de prensa, alrededor de las dos de la madrugada de este domingo, cuando Nico Williams se asomó sigiloso por la sala del estadio de La Cartuja y esperó su turno de pie, vestido de corto, en las últimas filas, atento a las palabras de su entrenador. Un periodista se apresuró a solicitarle una foto conjunta, a la que accedió gustoso antes de que uno de los responsables de proteger a los jugadores detuviese una tendencia que podía ir a más, pues el chico, que acudía a la cita tras ser elegido mejor jugador de la final contra el Mallorca, se había saltado el protocolo, entrando por la puerta de atrás, en vez de hacerlo por aquella donde quedaría a salvo de manifestaciones espontáneas de admiración.

Cuando al entrenador se le planteó la continuidad del menor de los Williams en el Athletic, sonrió y dijo: "Preguntádselo a él, que ahí está", pues ya le había visto desde la mesa donde atendía a los medios. Ambos se abrazaron después cuando cruzaron sus caminos, una vez que terminó la comparecencia de Valverde y se inició la del futbolista. Afilado y vertical toda la noche, autor del pase de gol a Oihan Sancet, de un tanto anulado por fuera de juego y de un remate que pudo suponer la igualada a uno en la frontera del descanso, Nico no se desvió de un milímetro de la actitud de un jugador ajeno a cualquier atisbo de divismo, redimido, en su noche más hermosa, de la falta de puntería en la semifinal del pasado año ante Osasuna. La reacción cruel de algunas personas le llevó entonces a cerrar sus cuentas en las redes sociales.

Sin garantías de continuidad

A sus 21 años, el extremo pamplonés despierta el interés de algunos de los mejores equipos de Europa. Su renovación, el pasado 1 de diciembre, con una cláusula de sólo 50 millones de euros, fue, más que una garantía de continuidad, una forma para que el club pueda ingresar dinero en el caso, harto probable, de su marcha. "Del barrio hasta grandes historias como ésta. Siempre he sido el hermano de y ahora me estoy haciendo un nombre", comentó tras el partido, señalando de inmediato el respeto y a la admiración por Iñaki, a quien considera su "referencia".

El Barcelona, donde mantiene buena relación con jugadores como Pau Cubarsí y Lamine Yamal, con quienes ha coincidido en la selección, es uno de los equipos interesados en su contratación, pero la precaria economía de los azulgrana alimenta las posibilidades de su marcha a la Premier League. En el Athletic empiezan a hacerse a la idea de que será complicada su continuidad.

Rápido, habilidoso y con un regate infrecuente en el fútbol de hoy, Nico atesora cualidades sobradas para seguir creciendo lejos de San Mamés, donde ha prendido como el futbolista más cualificado de la plantilla. El Athletic, no obstante, cuenta con una profundidad de banquillo que le permitiría afrontar su marcha sin un carácter traumático.

En la final, a medida que avanzaba el partido, Valverde tiró de alternativas más solventes que las que pudo manejar Javier Aguirre, entrenador del Mallorca, entre ellas Álex Berenguer, que dinamizó la banda derecha como relevo de Iñaki Williams y a quien correspondió marcar el penalti definitivo. En el ex jugador del Torino puede recaer la delicada tarea de tomar el relevo de Nico, si finalmente aleja su destino de los flamantes campeones de Copa.

El Athletic encuentra su premio en los penaltis y gana su 24ª Copa 40 años después

El Athletic encuentra su premio en los penaltis y gana su 24ª Copa 40 años después

Desde hora, desde este domingo ya recién iniciado, varias generaciones de seguidores del Athletic, de Bilbao, del País Vasco, de toda España y de distintos lugares del planeta, ya no sólo vivirán de la memoria de sus ancestros, de las imágenes tantas veces contempladas en vídeos de un pasado que empezaba a adquirir carácter remoto, sino que son ya, desde esta noche que se consume entre el ardor de una hinchada que ha tomado el estadio de La Cartuja, testigos, cómplices y partícipes de la historia renovada de un club único, capaz de llegar hasta aquí, hasta su vigésimocuarta Copa del Rey, 40 años, media vida después, sin desprenderse de las señas de identidad marcadas a fuego desde su fundación. [Narración y Estadísticas, 1 (4)- 1 (2)]

El tanto de Berenguer en la tanda de penaltis condujo al Athletic al destino negado durante décadas, después de que Agirrezabala detuviera el lanzamieto de Morlanes y Radoncic lo enviase alto. La hinchada, temerosa de un desenlace fatal, estalló de merecido gozo.

Frente al vértigo de los tiempos y el capitalismo desbocado, el triunfo del Athletic, que tuvo en Nico Williams, elegido mejor jugador del partido, a uno de sus grandes valedores, tiene mucho de mensaje contracultural, de reivindicación de un ideario que transgrede la normativa vigente, el devenir de un deporte que hace tiempo que viaja en otra dirección, sacudido por la megalomanía de fastuosos emporios, alejado de su origen callejero y fabril.

Este Athletic, distinto a aquel de los primeros ochenta, más evolucionado en su juego, también en su esencia, como corresponde a un tiempo nuevo, de movilidad e integración, el Athletic de los hermanos Williams, de Prados, Guruzeta y Sancet, de Oscar de Marcos e Iker Muniain, recompensados finalmente tras una larga trayectoria renuente a la feliz culminación, este Athletic de todos y cada uno de sus socios, que aquí, en La Cartuja, allá en San Mamés, donde se siguió el partido a través de pantallas gigantes como si se jugase en casa, y en cada uno de los hogares donde alcanza su singular filosofía, le dispensaron su apoyo indesmayable, vuelve a ser campeón, a lo grande, tras las dos Supercopas de España que ni mucho menos habían colmado sus aspiraciones.

El primer tiempo transcurrió bajo el dictado de aquello que pretendía Aguirre. Bien armado en defensa, con severas vigilancias individuales, el Mallorca mordía por cada pedazo de terreno. No circulaba la pelota como pretendía el Athletic, nervioso e impreciso, sin opciones para que corrieran los Williams. Fue Ruiz de Galarreta, el mejor de su equipo en el primer acto, quien puso a prueba a Greif al cuarto de hora, en un falso indicio de que los rojiblanco trataban de asomar en el gobierno de juego. Replicó Muriqi, tras una pelota perdida por Nico en el centro del campo, obligando a intervenir a Agirrezabala.

Nervios de inicio

Varios rechaces en el interior del área a la salida de un córner terminaron en el tanto de Dani Rodríguez, que aprovechó la impericia de la defensa del Athletic. El tanto fue una fiel representación del estado anímico del Ahletic. Superado por la responsabilidad, por la magnitud del momento, por la bien ganada etiqueta de favorito en la final, era un equipo temeroso, despersonalizado, irreconocible, traicionado por la ansiedad.

Bien guiado por Dani Rodríguez, el conjunto isleño se mantenía firme y negaba a un Athletic al que le urgia una reacción cuanto antes. Llegó ésta tras el descanso La precisa definición de Sancet tras un pase al espacio de Nico despertó al equipo y a su hinchada, adormecida cuando se torció la noche. Valverde dio entrada a Vesga en lugar de Prados y el Athletic se corrigió, adelantando la línea de presión y mucho más fluido con la pelota, aunque todavía expuesto a alguna aproximación del Mallorca.

Valverde optó por la veteranía y dio entrada a Muniain y Raúl García, además de Berenguer, que ocupó la banda derecha de un desafortunado Iñaki Williams. Era el Athletic el único que intentaba eludir los penaltis. Fue hasta ahí, sin embargo, hasta donde encontró su premio. El Athletic es de nuevo campeón de Copa. Al fin.

El Athletic tratará de gestionar la ansiedad para ganar ante el resiliente Mallorca su primera Copa en 40 años

Actualizado Viernes, 5 abril 2024 - 21:01

Cuarenta años y seis finales después, el Athletic busca de nuevo la Copa del Rey, un torneo al que ha intentado poner cerco en las últimas temporadas sin lograr el éxito que se le niega desde el 5 de mayo de 1984, cuando el equipo de Zubizarreta, Goikoetxea,Dani y compañía, dirigido por Javier Clemente, figura medular en los primeros ochenta, se impuso al Barcelona de Maradona y Schuster para lograr la vigesimotercera.

Tampoco en esta ocasión lo tendrá fácil. Detrás del decimoquinto clasificado de la Liga, sólo seis puntos por encima de los puestos de descenso, se esconde un Mallorca de lija, capaz de dejar atrás al Girona, la gran sensación del curso, y a la Real Sociedad, ganador del torneo en la edición de 2020. Con todo, en esta ocasión el conjunto que entrena Ernesto Valverde parece tener el título más a tiro que en las recientes balas perdidas. De las seis finales que se le escaparon, cuatro las disputó frente al Barcelona, una ante la Real y otra, ya muy lejana, en 1985, contra el Atlético de Madrid.

En su segunda temporada en esta tercera etapa al frente del equipo vizcaíno, Valverde dirige un grupo en continuo crecimiento, en el que, como ha comentado en más de una ocasión, muchos jugadores han dado un paso adelante. Como sucediera en 2022, cuando dejó en el camino al Real Madrid y al Barcelona antes de varar en semifinales con el Valencia, el Athletic se deshizo de nuevo de los azulgrana para liquidar después, ya a doble partido, al Atlético de Madrid, con quien litiga por una plaza en la próxima edición de la Liga de Campeones.

Avalancha de aficionados

El Athletic rock and roll prometido por Jon Uriarte cuando tomó la presidencia ha tardado una temporada en llegar, tras un curso de discreta transición, pero aquí está, acompañado por cerca de 70.000 seguidores, 30.000 de los cuales habrán de conformarse con seguir el encuentro desde la fan zone habilitada fuera de La Cartuja. En Sevilla sólo se ven banderas rojiblancas y seguidores bilbaínos ataviados con toda la parafernalia propia de estas ocasiones. Resulta difícil dar con algún hincha mallorquín, cuya representación se estima más de tres veces inferior.

Javier Aguirre se siente cómodo en el papel que le corresponde a su equipo, sin renunciar al que podría ser el mayor triunfo de su dilatada carrera en los banquillos. «Del Athletic me preocupa su velocidad; al espacio son letales. Te equivocas en una salida de balón y te matan. Son muy dinámicos y cualquiera te la puede liar. Es el equipo de primera división que más balones roba y que más daño hace cuando lo consigue», comenta. «No basta con la ilusión. Hay que hacer un partido casi perfecto».

Con la única probable baja de Yeray, lesionado en el último encuentro de Liga, en el Bernabéu, el Athletic tratará de marcar pronto para obligar a su adversario a ser más propositivo de lo que acostumbra. La victoria del Athletic por 4-0 en el último partido de Liga entre ambos equipos resulta excepcional en una secuencia reciente que arroja tres empates, dos de ellos a cero. Con el vértigo de los Williams y la inteligencia de Guruzeta, que suma 15 goles esta temporada, el Ahtletic, que destaca por el equilibrio en todas sus líneas, tratará de buscarle la vuelta al Mallorca. Ahora bien, deberá gestionar la ansiedad, el ferviente deseo de volver a surcar la gabarra después de cuatro décadas

En el plano institucional, será una final marcada por las turbulencias en la Federación Española de Fútbol. Tras la dimisión de Pedro Rocha y la convocatoria de elecciones para el 6 de mayo será Rafael del Amo, presidente de la junta gestora, quien se siente en el palco. Ahí estará Rafael Nadal, dos días después de anunciar que tampoco estará listo para reaparecer en el Masters 1000 de Montecarlo.

Rodrygo ilumina de púrpura el Bernabéu

Rodrygo ilumina de púrpura el Bernabéu

No hay apuros que valgan contra el Madrid, que resuelve con suficiencia, como sin darse importancia. Con esa holgura con la que dominan la Liga, los blancos derribaron al Athletic gracias a dos goles de Rodrygo. Otra vez los ocho puntos de margen ante el Barcelona y otra vez Militao sobre el césped, siete meses y medio después de su lesión. En el tiempo añadido, cuando apenas había opción para el cambio, Ancelotti ordenó que su equipo tirase el balón fuera para que reapareciese su central. Así va de sobrado el líder. [Narración y estadísticas (2-0)]

El Madrid tardó siete minutos hasta reconocerse en su indumentaria morada, obra del diseñador japonés Yohji Yamamoto. Uno de esos caprichos del marketing que obliga, además, a saltar al Athletic de blanco al Bernabéu. De inicio, el equipo de Valverde quiso ofrecer su perfil más académico. El que le ha dado fama en Liga, donde aún pelea por una plaza de Champions con el Atlético. Ayer, cuando incluso parecía que iba creérselo, Rodrygo desbarató sus planes con un golazo. Un balón de Brahim en zona de nadie lo convirtió el brasileño en proyectil incandescente fuera del alcance de Agirrezabala. Dicen que esta cuarta equipación púrpura se inspira en motivos florales, pero la historia del Madrid se fundamenta en el cañón. Y no en las rosas.

Tras la semana de parón de selecciones, en una noche casi invernal, sólo algún insensato podía esperar alardes de estética en el Madrid. Sin embargo, aun sin balón, el equipo de Ancelotti controló casi a placer tras el 1-0. En esa confianza estriba su auténtico poderío. Anclado en Kroos, arropado en Rüdiger, el líder viene sacando así sus partidos. Y quiere ser campeón de Liga, más pronto que tarde, sin cambiar ese guion. Durante la primera media hora, el único motivo de asombro para su gente fue una finta de Brahim. A quién le importa, cuando las ocasiones terminan cayendo casi por inercia. El disparo de Fede Valverde, el cabezazo de Tchouaméni y el acercamiento de Bellingham frustrado por Vivian, pudieron ser definitivos para el Athletic.

Sin hacer daño

A seis días de la final de Copa, poco más podía exigirse a los muchachos de Valverde. Escondían el balón, buscaban los espacios, pisaban campo rival... sin encontrar jamás el modo de hacer daño. La baja de Nico Williams mermó su ataque y la lesión muscular de Yeray, antes de la media hora, desestabilizó su defensa. A la vuelta del descanso, Brahim aprovechó el resquicio entre Paredes y Lekue para largar un derechazo que se estampó contra el palo. Puede que el Madrid no andase para fiestas, pero es que el Athletic parecía pensar en la del próximo sábado en La Cartuja.

El único motivo de inquietud para Lunin llegó a balón parado, con una volea de Iñaki Williams tras servicio de Berenguer. El ucraniano, como casi siempre, respondió donde se le espera. Y para no faltar a la costumbre, el Bernabéu volvió a escandalizarse con el árbitro tras una extraña decisión de Alberola Rojas. No hubo forma de entender qué pudo interpretar antes del derribo a Rodrygo en el área. Se nota algo sobreactuado el brasileño al mínimo contacto, aunque lo crucial para Ancelotti es que ha vuelto por donde solía.

A campo abierto

Antes de la hora, Valverde quiso dar otra vuelta de tuerca con Ruiz de Galarreta, Yuri Berchiche y Adu Ares, pero el partido se jugaba cada vez más a campo abierto. En la primera andanada del Athletic, Nacho frenó con amarilla a Iñaki Williams, pero Vivian, en la siguiente, nada pudo ante Rodrygo. Su quiebro y su disparo, exquisitamente pulcros, merecieron por sí solos el precio de una entrada.

Con la ida de cuartos ante el City a la vuelta de la esquina, Ancelotti pudo reservar a Kroos y Valverde, víctima de un fuerte golpe. Cuando Militao saltó al césped, el estadio tributó al central una fabulosa ovación. Por entonces, Bellingham ya se había tapado la boca con una cremallera para no protestar un penalti a Alberola Rojas. Y Rüdiger había dejado claro a Muniain que no toleraría más empujones así ante Carvajal. Asuntos menores, al fin y al cabo, antes de recibir a Pep Guardiola.

La redención de los Williams, el miedo de Simeone: "Fue una cuestión de velocidad mental, no física"

La redención de los Williams, el miedo de Simeone: “Fue una cuestión de velocidad mental, no física”

Decía Simeone en la previa que, cuando un entrenador se imagina un partido, a veces sale y otras es totalmente diferente. El técnico argentino imaginó una vuelta de semifinales de la Copa del Rey, pero no contó con que los Williams imaginaron otra muy diferente.

Ellos hicieron suyo San Mamés y sometieron al Atlético. "La pasada semifinal fue muy triste para los Williams, pero el futbol siempre ofrece revanchas", comentó Iñaki al terminar el encuentro.

Se refería el mayor de los Williams a la perdida la temporada pasada ante Osasuna tras varios remates fallados por los dos delanteros bilbaínos. Ante el Atlético llegó la redención.

Destrozaron a la defensa colchonera y mostraron una efectividad que no han tenido en su carerra. La que exhibió también el conjunto bilbaíno: 10 disparos, siete de ellos a puerta y tres de ellos terminaron en gol.

"A la primera fue gol y a la segunda fue gol, y son detalles que parecen pequeños, pero son importantes", así se refería Simeone a la contundencia que tuvieron los Williams y el Athletic. Algo que les faltó a ellos en la ida. "Cuando la situación no se da hay que estar tranquilo y pensar en el Betis", completó el Cholo.

La velocidad, o los "velocistas" como dijo Simeone, eran una de las claves o de sus miedos para este partido y ambos hermanos cumplieron las expectativas para desgracia del Cholo. "No fue una cuestión de velocidad sino de habilidad", comenzó el técnico argentino, aunque luego especificó que se trató de "velocidad mental" y no física.

Esa velocidad mental, madurez si quieren, es la que muestra Nico en cada acción del encuentro. Parece mentira que tenga 21 años. Participó en los dos primeros goles uno asistiendo a su hermano y el otro anticipándose en área pequeña a cuatro defensas rojiblancos. "Nos hemos dejado la piel", comentó el menor sobre un partido en el que no esperaban un "resultado tan amplio".

Intentó contenerle Llorente cuando le bajó Simeone al lateral en la segunda parte, pero el daño ya estaba hecho. "Cuando concedes tan fácil se te hace muy cuesta arriba la eliminatoria", concretó el jugador madrileño quien comenzó en el interior izquierdo.

La esperanza colchonera

Se terminó la posibilidad de la Copa, un torneo que el Atlético no gana desde 2013. Final que se disputó en el Bernabéu ante el eterno rival y que los colchoneros se llevaron por 1-2. "Esta temporada hemos llegado más adelante en la Copa que otras, una pena este último esfuerzo", lamentó Simeone.

En el Atlético de Madrid las esperanzas están puestas en alcanzar el objetivo en liga que, como deslizaron Simeone y Llorente, consiste en situarse entre los cuatro primeros. Y en soñar con una Champions que "será una final" para el futbolista y que "pide contundencia", según expresó el entrenador.

Intervenciones médicas

Durante el encuentro se produjeron dos intervenciones sanitarias. Una mediada la primera parte y otra en el descanso del encuentro. La primera se pudo solucionar en unos minutos. La segunda retrasó el inicio de la segunda parte durante un cuarto de hora por el atragantamiento de un aficionado que tuvo que ser evacuado al hospital, pero ya se encuentra fuera de peligro.

Además, en los momentos previos al encuentro, un aficionado del Atlético de Madrid recibió una paliza por parte de seguidores bilbaínos que le obligó a ser hospitalizado por lesiones graves.