Raúl, obligado a hacer madridismo en el exilio: deseos, desengaños, ofertas y un legado que no olvidan sus jugadores

Raúl, obligado a hacer madridismo en el exilio: deseos, desengaños, ofertas y un legado que no olvidan sus jugadores

El destino obsesiona al ser humano desde el principio de los tiempos. Ni siquiera para todos los creyentes lo resuelve un «si Dios quiere», un «in sha'a Allah». La filosofía, la literatura y también la teología, con perdón del ser superior, se preguntan por el devenir que nos espera. Uno de los pensadores de culto actuales, el japonés Haruki Murakami, define al destino como una tormenta de arena que cambia de dirección sin patrón alguno. Cuando crees haberla esquivado, la tienes a tu espalda, en cambio constante, como la propia naturaleza. Sobre esos cambios escribió siglos atrás Heráclito de Efeso para concluir que el único destino posible es el carácter. Es decir, la capacidad que tenemos de determinarlo, ya que aguardarlo es inútil. Carácter es lo que define a Raúl González, que ha esperado demasiado tiempo a un destino para el que parecía señalado, el banquillo del Madrid, como un príncipe heredero. Ni siquiera las monarquías lo garantizan, como bien supieron Juan de Borbón y otros nacidos para ser reyes. El Madrid no es una monarquía, no se hereda, se gana. Es un club, pero también una fe que el antiguo capitán representa en carne y hueso. Tras esperar largo tiempo el «si Dios quiere», es momento del carácter, de Heráclito, de Raúl, de hacer madridismo en el exilio para seguir en pie tras la tormenta de arena.

Es la prueba que necesita Raúl y la prueba que necesitan los demás para saber si uno de los futbolistas que mejor ha representado lo que significa el Madrid, está capacitado para dirigir algún día al primer equipo. Quienes han estado cerca lo creen, y es lo que cuentan los futbolistas de la cantera que se han marchado en busca de minutos. Esa información maneja un puñado de directores deportivos, incluso de presidentes, que pensaron en Raúl durante estos últimos años. La respuesta fue siempre la misma, vehiculada a través de su fiel e inseparable agente, Ginés Carvajal. No.

Espanyol, Sevilla, Leeds...

Han sido años de repetirlo. Al Espanyol, en la etapa de Rufete como director deportivo; a este Sevilla a la deriva; al Leeds que dejó Marcelo Bielsa, y al Schalke, donde militó como jugador, aunque el hecho de estar en Segunda es un freno. Raúl busca un proyecto, por eso le tentó la idea del Villarreal, no una urgencia. El Getafe, donde Ángel Torres sabe de la visibilidad que ofrece un gran nombre del pasado en el inicio de su carrera como entrenador, desde Quique Sánchez Flores a Laudrup, Schuster o Míchel, que bien sabe cómo se siente Raúl, le permitiría mantener a su familia en Madrid, pero eso, con sus hijos criados, no es ya una prioridad, salvo por María, la pequeña, de 15 años, que sigue sus pasos como goleadora del cadete del Madrid.

Raúl González, en Valdebebas.

Raúl González, en Valdebebas.Angel MartinezMUNDO

Raúl esperaba una transición natural, la de un ex canterano, ex capitán y estandarte de una época, al que se da la oportunidad después de dirigir al filial. Quizás faltó el ascenso a Segunda del Castilla, pero en ninguna de las dos promociones que disputó en sus seis años lo consiguió. La caída más dura, ante el Eldense. Guardiola, en el Barcelona, ascendió al filial de Tercera a Segunda B, la actual Primera RFEF, pero no a Segunda, algo que sí hizo Luis Enrique. Los madridistas no están en la categoría de plata desde la temporada 2013-14; los azulgrana, desde la 2017/18, hecho que habla de las dificultades.

Esta temporada los azulgrana han caído a Segunda RFEF, algo que puede parecer contradictorio con su cantera, pero los frutos están en el primer equipo. En el Madrid, apenas Asencio, aunque Raúl preparó a otros para probar el salto, Rafa Marín, Mario Gila, Jacobo Ramón, finalmente utilizado, o Joan Martínez, que sufrió una larga lesión. Al técnico le gustaba jugar con tres centrales y carrileros largos, un equipo sólido y vertical, vertiginoso en el despliegue, con jugadores como Peter, y delanteros de potente remate, para lo que reconvirtió a Gonzalo. Puro Madrid. Lo recuerdan como un «entrenador didáctico, que nos hacía mejorar», y estricto en el comportamiento.

El objetivo del ascenso tampoco lo consiguieron Zidane ni Solari, pero tuvieron sus oportunidades. Raúl, nunca. La querencia de Florentino Pérez por el francés, uno de sus grandes fichajes estratégicos, su galáctico preferido, nunca fue la que tuvo por Raúl, cuya mejor conexión en el Madrid fue siempre Jorge Valdano, que lo hizo debutar a los 17 años para sentar a Butragueño. Dentro y fuera del club, como demuestra que pusiera Jorge a su primogénito.

Xabi Alonso, en su presentación.

Xabi Alonso, en su presentación.MUNDO

La prueba definitiva

La contratación de Xabi Alonso fue definitiva para el adiós de Raúl. Un ex jugador, aunque no formado en la casa, que dirigió en categorías inferiores en Valdebebas, pero decidió hacer el recorrido que Raúl tiene pendiente. Ni siquiera cuando el tolosarra planteó su idea de incorporarse después del Mundial de clubes, el Madrid pensó en Raúl. Antes estaba Solari. Era imposible tener más pruebas y, a la vez, sentir más desconfianza.

"Estoy preparado para cualquier reto. Y cuando digo cualquier reto, es cualquier reto", dijo Raúl en sala de prensa. No hacía falta ponerle nombre. Podría haber seguido en otro cargo en la cantera que no dirige un ex jugador, sino Manu Fernández, el hijo de un histórico gerente. También antes podría haber entrado en el 'staff' del primer equipo con Ancelotti, con el que tenía una excelente relación. Nada de eso era lo que quería, y menos al final.

La salida tiene, pues, un efecto liberador para Raúl, aunque también para el club, porque el movimiento permite ascender a entrenadores. Arbeloa ocupará su puesto en el Castilla, quizás el compañero que mejor conectó con Xabi Alonso, y bien anclado a los poderes en el entorno del club. Raúl no regala sonrisas ni frecuenta despachos. Recluido en su trabajo y su familia, mitad monje, mitad guerrero, como los templarios, su pasado es el único poder al que puede sujetarse para vencer a la tormenta y, a sus 47 años, ganarse el futuro.

Mundial de clubes, de selecciones y Juegos Olímpicos: los peligros de Donald Trump ante los grandes eventos del deporte mundial

Mundial de clubes, de selecciones y Juegos Olímpicos: los peligros de Donald Trump ante los grandes eventos del deporte mundial

«La tensión es algo bueno». Fue la respuesta de Donald Trump cuando, después de recibir a Gianni Infantino en el Despacho Oval, en marzo, le preguntaron por cómo iba a preparar el Mundial de fútbol 2026, compartido con dos países, México y Canadá, con los que había desatado una guerra comercial. El presidente de la FIFA, profesional de la diplomacia, no cambió su sonrisa, pero la tensión, como la procesión, iba por dentro. No es el único. Trump va a tener bajo sus pies las dos principales pistas del circo del deporte, el Mundial de fútbol, el año próximo, y los Juegos Olímpicos, en Los Ángeles, en 2028, dos poderosas herramientas, a su vez, de la geopolítica que Trump zarandea como un cubilete. Los primeros dados, sin embargo, pueden aparecer a partir del fin de semana, con el inicio del Mundial de clubes, prueba test del Mundial, en mitad de las protestas por las redadas contra inmigrantes.

La competición no tiene, por ahora, la visibilidad ni los riesgos de los dos grandes eventos que Trump va a acoger durante su legislatura. Se desarrolla íntegramente en Estados Unidos, por lo que quedan a un lado las tensiones comerciales con México y Estados Unidos, pero no las que tienen que ver con los controles en las fronteras, dado el desplazamiento de aficionados. El principal foco de alerta está en Los Ángeles, futura ciudad olímpica hoy en llamas por las detenciones y deportaciones de inmigrantes ordenadas por el presidente, y donde PSG de Luis Enrique y Atlético de Madrid debutan el domingo, en el estadio Rose Bowl. Los Ángeles es un enclave estratégico para todas las competiciones. La mayor parte de las sedes se sitúan en la costa este y oeste, zonas que condensan la contestación contra Trump.

Antidisturbios dispersan a manifestantes, en Los Ángeles.

Antidisturbios dispersan a manifestantes, en Los Ángeles.RONALDO SCHEMIDTAFP

El deporte internacional, muy celoso de su independencia, se ha situado, pues, en alerta, no sólo ante la tentadora instrumentalización que Trump pueda hacer de los acontecimientos, sino también frente al temor a los viejos boicots, con China como gran enemigo comercial, en una guerra por ahora en stand by, y a decisiones que comprometen su equilibrio competitivo y político, como son la legislación sobre la transexualidad en el deporte, la negativa a financiar la lucha antidopaje en el marco internacional o el perverso me quiere, no me quiere de Trump con Vladimir Putin, actualmente fuera del espacio olímpico, pero ansioso por volver.

Infantino no visitó la Casa Blanca para hablar del Mundial 2026 ni de las interrelaciones con Canadá y México, sino para presentar a Trump el Mundial de Clubes. El presidente de la FIFA vendió el producto de una forma que encantó a Trump: «Será como tres Superbowls en un día». Lo suyo es el espectáculo, está claro.

Facilidad en las fronteras

El del año próximo será mucho mejor, pero también más complejo. Compartir con otros países una competición como el Mundial implica coordinación de sus autoridades y facilidad en las fronteras para el movimientos de aficionados, especialmente a sedes en lugares limítrofes, como Vancouver, Seattle, Toronto, Monterrey o incluso Los Ángeles.

Precisamente, uno de los pretextos de Trump para la imposición de los aranceles a México y Canadá, inicialmente del 25% aunque ahora amortiguados, estaba en relación con la exigencia de endurecimientos fronterizos para luchar contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, sobre todo el devastador fentanilo.

Las decisiones de Trump originaron en Canadá una ola de rechazo y boicot a los productos estadounidenses, con una posición muy dura del ex primer ministro, Justin Trudeau. Su sucesor, Mark Carney, visitó el mes pasado la Casa Blanca con un tono más conciliador, pero la misma advertencia: «Canadá no está en venta».

Claudia Sheinbaum, presidenta e México, durante un acto.

Claudia Sheinbaum, presidenta e México, durante un acto.José MéndezEFE

Los pasos atrás en materia arancelaria, sea con sus vecinos, la Unión Europea o China, han atemperado las relaciones comerciales y serenado a los mercados, pero las redadas y expulsiones de inmigrantes han abierto un enfrentamiento más cruento con México, verbalizado por la presidenta Claudia Sheinbaum, y con una explosiva caja de resonancia, al ser la inmigración una causa global.

La FIFA no quiere luchas que vayan más allá de las puramente futbolísticas, por lo que, a un año del Mundial, Infantino cruza los dedos para encapsular el torneo y protegerlo de las tensiones entre los países organizadores. Con motivo del Mundial de Clubes va a tener oportunidades de departir con Trump, que ya ha expresado su intención de acudir a varios partidos, aunque la apertura del torneo, en Miami, coincide con los fastos de su cumpleaños, con un desfile en Washington.

Infantino heredó los Mundiales de Rusia y Qatar, manchados en su concesión por la corrupción, pero el del año próximo es ya una obra de su administración. La FIFA tiene, al menos, una ventaja, y es que el modelo de gestión ha cambiado. Desde 2022, el organismo asume las funciones de los comités organizadores del pasado. El Bureau del Mundial se diseña y contrata desde Zúrich.

El Movimiento Olímpico en su conjunto tiene un plazo más largo, hasta 2028, pero observa con inquietud las maniobras de Trump, que recibirá a los Juegos en el tramo final de su mandato. El Comité Olímpico Internacional (COI) exige a los países organizadores, mediante una cláusula en el contrato, que las legislaciones que entren en conflicto con la Carta Olímpica , las normas técnicas de las federaciones internacionales o el Código de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), queden en suspenso para la Olympic Family durante la celebración del evento. Sucedió con la Ley Antidopaje de Italia durante los Juegos de invierno en Turín 2006, las restricciones a la libertad de expresión en Pekín 2008 o la normativa francesa que prohíbe el velo en recintos públicos en París 2024.

Conflicto con los transexuales

El primer foco de conflicto puede estar con respecto a la admisión de deportistas transexuales. El Movimiento Olímpico lo deja en manos de las federaciones internacionales, que no tienen una posición unívoca. La nueva presidenta del COI, Kristy Coventry, es partidaria de encontrar un criterio común, pero necesita un acuerdo deportivo, médico y ético. Necesita tiempo, todo lo contrario que Trump. En febrero, el presidente firmó una ordena ejecutiva, rodeado de niños, bajo el título Mantener a los hombre fuera del deporte femenino. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, manifestó que se exigirán sanciones a las escuelas o asociaciones que permitan competir a trans en categoría femenina.

El COI es, hoy, una de esas asociaciones. En Tokio, compitió la neozelandesa Laurel Hubbard; en París, precisamente una estadounidense, la atleta Nikki Hiltz. Veremos si antes de Los Ángeles se produce un acuerdo.

Los Juegos con drogas de Trump jr.

Más necesario, incluso, es en materia de dopaje, enfrentadas la AMA y la Agencia Antidopaje de Estados Unidos, que retuvo en enero el pago de 3,6 millones de dólares al organismo internacional, como parte de su financiación. El conflicto viene de atrás, con Joe Biden en la Casa Blanca, cuando la AMA permitió competir a 23 nadadores chinos en los Juegos de Tokio, en 2021, pese a haber dado positivo por trimetazidina. Pero la decisión de interrumpir los pagos no se ha producido hasta el regreso de Trump, que en su primera etapa en la Casa Blanca impulsó la conocida como Ley Radchenkov, por el delator ruso, por la que se pueden presentar cargos penales contra cualquier deportista que de positivo en competiciones contra estadounidenses.

Donald Trump jr., en un foro en Doha.

Donald Trump jr., en un foro en Doha.KARIM JAAFARAFP

La AMA mostró su rechazo, pero nada que ver con su ira por los Enhanced Games, los Juegos Mejorados, en los que se permitirá el dopaje, programados para 2026 en Las Vegas. El presidente de la AMA, Witold Banka, pidió ayer su prohibición a las autoridades de EE.UU. Sería para Trump como prohibir jugar a su hijo, puesto que Donald Trump jr. está entre los promotores.

¿Es posible un boicot?

La palabra «boicot» ha aparecido en alguna conversación entre altos dirigentes deportivos, como un temor susurrado, al observar el complejo mapa geopolítico y a su actor principal, el presidente del país más poderoso del mundo, desatado. Que las decisiones tomadas por Donald Trump puedan tener consecuencias en los acontecimientos deportivos organizados en Estados Unidos, especialmente los Juegos Olímpicos, no es una posibilidad remota si se repasa la historia.

No existen precedentes de boicots por una guerra comercial. No se trata de una guerra real, porque no supone la invasión de un territorio ni atenta contra la soberanía de un país, pero puede hundir su riqueza y generar confrontaciones que vayan más allá del ámbito puramente económico.

Estados Unidos decidió no acudir a Moscú'80 por la invasión de Afganistán, un año antes, y las autoridades soviéticas devolvieron el gol, cuatro años después, con el pretexto de la seguridad. El presidente Jimmy Carter tomó la decisión seis meses antes de la inauguración en Moscú, porque «acudir sería como poner un sello de aprobación a la política exterior de la URSS», después de amenazar: «O retiran las tropas o retiro a los atletas». «O retira los aranceles o retiro a mis atletas», podrían replicar algunos dirigentes mundiales si Trump volviera a la irracional escalada después de esta tregua de la que nadie conoce el futuro.

El 'apartheid' de la inmigración

Antes de Moscú'80, hubo ya un boicot de bloque, africano, a Montreal'76, por cuestiones raciales. Lo impulsó Tanzania, después de que los All Blacks de Nueva Zelanda realizaran una gira por Sudáfrica, que estaba sancionada por su política de apartheid. La presencia de Nueva Zelanda en los Juegos hizo que no acudieran la mayoría de países subsaharianos. Las luchas raciales continúan, y la prueba es el Blacks Lives Matter, visualizada también en los estadios del mundo, pero una de las grandes causas globales de nuestro tiempo es, hoy, la inmigración, frente a la que Trump actúa con estándares intolerables para buena parte del mundo. Según la prensa estadounidense, las deportaciones pueden ir a más e incluir a más nacionalidades, con un centro de reclusión en Guantánamo. Es su particular apartheid.

La posición de Trump frente a los conflictos en Ucrania y Gaza es, asimismo, un factor de riesgo. Ha coqueteado con Vladimir Putin en busca de una solución, pese la intensidad de la ofensiva rusa. Una de las monedas de cambio sería, muy probablemente, el regreso de Rusia al tablero deportivo y olímpico, en el que Putin invirtió mucho dinero, fuera en los Juegos de invierno de Socchi, en 2014, o el Mundial de fútbol, en 2018. La ofensiva israelí en Gaza, con el apoyo de la administración Trump frente a una condena mundial casi unánime, puede generar contestaciones, no sólo en el mundo árabe.

Los Ángeles, que acogerá unos Juegos por tercera vez en su historia, ya sufrió el boicot del bloque comunista en 1984, como contestación al de Moscú'80. China, en cambio, no secundó a la URSS y acudió a los Juegos por primera vez en su historia. En la actualidad, ocupa la posición de gran gigante deportivo opositor a Estados Unidos que durante las décadas de la Guerra Fría detentó la potencia soviética. Si en 1984 decidió no alinearse con el resto del mundo comunista para mostrar su músculo en el deporte, hoy su músculo principal es económico.

Cruel destino con Morata en el momento de su punto y final

Cruel destino con Morata en el momento de su punto y final

El destino es cruel con Morata, no hay duda. El fallo en el penalti nunca es únicamente el fallo de quien lo lanza, puesto que, una vez llegados a la tanda, es que han fallado otras cosas. España se descompuso después de avanzarse por dos veces en el marcador para entrar en una prórroga incierta. Tanto que Unai Simón se lo tomó con calma, mucha calma, a la espera de que el colegiado señalara el final. Esta vez, sin embargo, el destino no sonrió al portero como ocurrió ante Croacia, en la anterior Liga de Naciones. Escogió a otro compañero para señalarlo.

Morata no debía estar ahí. En el otoño de su carrera, con una diáspora que hace difícil situarlo en el mapa del fútbol, no jugó ni un minuto en la semifinal frente a Francia ni fue titular contra Portugal. Sin Nico ni Lamine ni Oyarzábal ya sobre el campo, alguien tenía que lanzar. El único error de los nueve lanzamientos fue el suyo. Un fallo que no lo derramó en lágrimas, como otras veces, con la mirada en el infinito mientras esperaba la entrega de trofeos, pero que tiene el aroma de un punto y final. La selección crece en calidad, competitividad y juventud, pese a esta caída de la que De la Fuente debe sacar conclusiones, más allá de los penaltis, como también de la pérdida de control en los últimos minutos ante Francia.

Al contrario que Morata, Oyarzábal es un nueve con silenciador, incluso para la polémica. No habita bajo los grandes focos de Madrid o Barcelona en la Liga. Tampoco bajo los focos de la Champions, aunque haya disputado la competición con la Real Sociedad. Ni siquiera bajo los focos de los debates permanentes. La influencia de sus apariciones con la selección es, en cambio, de un valor cualitativo enorme. Apariciones es, además, la mejor forma de definir su juego, porque no hablamos de un delantero que está en el área, sino que aparece y desaparece, sin ofrecer referencias, con el mismo silencio que le rodea.

El vasco asistió ante Francia y marcó contra Portugal, de la misma forma que fue el hombre que definió el gran título de esta generación ante Inglaterra, la Eurocopa, a la espera del Mundial, el próximo año. Sin un nueve puro en España a lo Haaland, Lewadowski o incluso el eterno Cristiano, es el señalado para el puesto, un jugador que también falló un penalti en una tanda fatídica, ante Italia, pero entonces fue un punto y seguido, no un punto y final.

Lamine Yamal o Dembélé, un Balón de oro coral

Lamine Yamal o Dembélé, un Balón de oro coral

La vanidad del fútbol la representa el Balón de Oro, un éxito comercial que saca a los protagonistas del verde para colocarlos en la alfombra roja, pero que no siempre hace verdadera justicia al fútbol. Este año está abierta la veda, sin un Messi ni un Cristianoimperators, por lo que la primera semifinal de la Liga de Naciones era parte del pulso entre Dembélé y Lamine Yamal por el premio. Esa fue la razón por la que el azulgrana lanzó el penalti del que fue objeto para reclamar foco, aunque no lo necesitara, porque su prestación, con otro gol incluido, fue superior a la de Dembélé, como lo fue la de España sobre Francia, aunque por menos margen de lo que decía un inflamado marcador hasta que el emocionante final repartió mejor los méritos de unos y otros.

Dembélé ha ganado una Champions histórica con el PSG, al margen de todos los títulos en su país, y oposita al Mundial de clubes. Lamine aspira a la Liga de Naciones, después de haber ganado también todo a nivel doméstico con el Barcelona. En ambos casos integrados en los mejores proyectos colectivos de los últimos dos años, sea la España que ganó las últimas Eurocopa y Liga de Naciones, el Barça reconstruido por Hansi Flick o el PSG de Luis Enrique. Al contrario, un Mbappé muy goleador, Bota de Oro en su primer año en el Madrid, se ha visto penalizado por el mediocre curso de los blancos. Sea para quien sea el Balón de Oro, Dembélé o Lamine, tendrá, pues, un sentido coral. Que no lo olviden.

La dimensión de la Champions no tiene comparación con ningún otro trofeo, y más de la forma en la que la ha conquistado el PSG, hecho que confiere ventaja a Dembélé para un premio francés que se entrega en París. A sus 28 años, el delantero del PSG parece estar en su cenit, mientras Lamine, a los 17, encuentra en ese mismo lugar su punto de partida. No alcanzó la finalísima de Múnich, pero su perfomance en la semifinal ante el Inter, ida y vuelta, fue propia de un jugador de época, por lo que hizo y por la personalidad y liderazgo con la que lo acometió.

Luis Enrique habló del sacrificio defensivo por el que un goleador como Dembélé merecía un premio en el que el asturiano no cree. Lo de Lamine, sin embargo, es otra cosa, una influencia fulgurante y colosal, en el Barça, en la selección y en el fútbol mundial.

La reconstrucción de Isco camino de la selección: el plan para un físico nuevo, las historias de Joaquín, el whatsapp de su agente y el sí de Pellegrini

La reconstrucción de Isco camino de la selección: el plan para un físico nuevo, las historias de Joaquín, el whatsapp de su agente y el sí de Pellegrini

El caballo cartujano debe su nombre a los monjes cartujos que, a finales del siglo XV, criaron la yeguada original de la estirpe en los alrededores de Jerez de la Frontera. Apreciados en todo el mundo por su belleza, la sangre cartujana es, además, codiciada por quienes buscan el cruce ideal para los ejemplares de doma clásica, en la que caballos de hasta 500 kilos dan pasos de ballet. La preparación física, con ejercicios monitorizados, con y sin montura, y una alimentación ad hoc, que incluye suplementos especiales, hacen posible, junto a la docilidad de la raza, que puedan soportar los entrenamientos necesarios, pero esos pasos están en la sangre. Lo mismo le ocurría a Isco Alarcón, dueño de los pasos del duende sobre la hierba, aunque, menos dócil y disciplinado que un caballo cartujano, estuviera desconectado del fútbol de élite desde su errático final en el Madrid, a la espera de encontrar montura en el tiovivo del fútbol.

Isco necesitaba entrenamiento, comprensión y hábitat. Lo primero exigía un cambio en su cabeza, no sólo en su cuerpo. Para lo segundo necesitaba a quien mejor lo ha entendido en un campo de fútbol, que ha sido Manuel Pellegrini. Lo tercero no tiene explicación, era duende por duende. El Betis es una forma muy particular de entender Sevilla, la gran Sevilla de los supervivientes que rompe su geografía, de los artistas y los antihéroes, y en la que el relato importa más que la victoria, al contrario que su, hoy, maltrecho vecino. Isco no se encontró en el Sevilla porque necesitaba a Pellegrini y necesitaba el relato verdiblanco, contado al oído por Joaquín. El tiovivo que jamás se detiene lo devuelve a la selección, y no como un caballo de cartón piedra.

RAÚL ARIAS

Cuando el Madrid ganó la Champions en París, en 2022, la UEFA no inscribió a Isco entre los campeones. La razón es que no había jugado un solo minuto en toda la competición. Había pasado prácticamente un decenio de blanco, de más a menos, siempre irregular. En su primera temporada, que era también la primerísima de Carlo Ancelotti, acabó por ganar la Décima con un importante protagonismo en la crecida del Madrid en la segunda parte de la final de Lisboa, además de la Copa. La comparación entre esas dos Champions blancas era, pues, insoportable, después de años de grandes apariciones y largos desencuentros en un equipo en el que siempre se encontraba a contraestilo, como si fuera el último mohicano de la era de la posesión en la tierra del vértigo y la verticalidad. El carácter, a menudo indolente, tampoco le conectaba con la idiosincrasia racial del Bernabéu. Si quedaba algún refugio, era la selección, pero se acabó de desmoronar con el partido que llevó la posesión al absurdo, en el Mundial de Rusia ante los locales. Isco fue titular.

A los 30 años, se imponía, pues, un cambio, pero debía ser en dos direcciones, hacia afuera y hacia dentro. Un equipo nuevo, pero también un Isco nuevo, más sacrificado consigo mismo. Convencido, el jugador contactó con Rodrigo Carretero. Diseñaron un programa específico, con dobles sesiones, y un plan de alimentación a la medida, con la suplementación necesaria. «Nos encontramos a un futbolista que había perdido la dinámica y la motivación en el Madrid. Cuando llegó al Sevilla, estaba ya al 100%, en mi opinión, pero meses después, cuando fichó por el Betis, su estado de forma era del 110%», explica Carretero. El torso era distinto al de sus peores épocas en el Madrid.

El Sevilla fue su elección, nada más dejar el Bernabéu, pero en diciembre rompió su contrato. No era lo que buscaba. Surgió la oferta del Unión Berlín, pero antes de aceptarla, Isco pidió a Pedro Bravo, su agente, que llamara al Betis. La razón era que allí se encontraba Pellegrini, el entrenador que mejor partido había sacado del de Arroyo de la Miel. Había sido precisamente en su tierra, en un Málaga que llegó a soñar con la Champions, detenido en cuartos por el emergente Borussia Dortmund de Jürgen Klopp, y donde también había coincidido con Joaquín, que le explicó todo lo que se podía saber sobre su Betis, al que había regresado para decir adiós.

El buen criterio de Ramon Planes

El whatsapp de Pedro Bravo sorprendió a Ramón Planes, entonces director deportivo verdiblanco, cuando el Betis se encontraba en la pretemporada, en Inglaterra. Sorprendido, Planes llamó al representante y le dijo: «Déjame que hable con Manuel [Pellegrini] y, si lo ve, hablaré con el jugador». El entrenador dio luz verde a la prospección. «Hablamos con Isco ambos por separado, Manuel y yo, y los dos coincidimos en probarlo. Charlamos sobre fútbol, sobre sus propósitos y su ilusión. En el consejo de administración había dudas, pero aceptaron nuestro criterio y el fichaje se cerró en menos de dos días, creo que es el más rápido que he visto», añade Planes, en la actualidad a los mandos de la dirección deportiva del Al-Ittihad de Benzema.

Cucurella e Isco, en Las Rozas.

Cucurella e Isco, en Las Rozas.RFEF/Ángel MartínezEFE

«De su técnica no teníamos dudas, porque era un futbolista contrastado, pero lo que nos sorprendió mucho fue su capacidad de liderazgo, algo que no esperábamos», concluye Planes. En su segunda temporada en el Betis, ya sin Joaquín, Isco ha ejercido con madurez y con el brazalete de capitán, algo que, según ha confesado, le ha hecho sentir responsabilidades desconocidas, del mismo modo que la consolidada estabilidad familiar, casado finalmente con la actriz Sara Sálamo, junto a la que tiene dos hijos, más uno de una relación anterior.

«Sólo había sido capitán por ausencia de otros en el Madrid o en la selección», confiesa Isco, a sus 33 años. A esa selección regresó, ayer, tras caer en la final de la Conference contra el Chelsea de Cucurella, que le recibió en Las Rozas con un abrazo y una frase: «Ahora me toca disfrutarte». A todos.

La antítesis de Mbappé levanta la Champions

La antítesis de Mbappé levanta la Champions

La antítesis de Mbappé gana la Champions. Luis Enrique la representa y ha construido un PSG a su imagen y semejanza. No es un título contra el jugador del Madrid, por caprichoso que sea el destino, pero la realidad es que Mbappé se había convertido en la metáfora de una forma de hacer las cosas que el fútbol suele penalizar. El asturiano ha deconstruido la obra de Al-Khelaifi, aunque fuera contratado por el propio lobbysta qatarí, empezando por su su mascarón de proa, para volver a construir algo distinto, aunque comparta parte de las piezas. Esta Champions no es, pues, únicamente la primera del PSG. Es la victoria del PSG sobre el propio PSG, la de su presente sobre su pasado, la del equipo sobre la individualidad llevada al absurdo.

Luis Enrique es, hoy, uno de los personajes más amados de Francia, que vuelve a tener una Champions después de la ganada por el Olympique de Marsella del turbio Bernard Tapie. Emmanuel Macron le espera en el Elíseo como aguardaba a Mbappé, pero sin el servilismo de entonces. El asturiano ha convertido su irreverente personalidad en un atractivo en un país que ama cualquier representación del contrapoder. Es su nuevo sans-culotte.

El carácter del asturiano no es complejo, es frontal, algo muy positivo en términos futbolísticos si es posible convencer a los futbolistas, convertidos entonces en cruzados de una idea. La prueba es la forma en la que encararon la final ante un Inter colapsado por la voluntad ajena, determinados desde el primer minuto. El equipo que dejó en el camino al Barcelona fue un guiñol en manos de Luis Enrique. La final fue una de las de mayor desequilibrio de la historia.

No estamos, pues, ante un modelo de liderazgo pactista y conciliador, no. El PSG necesitaba un cambio conceptual del mismo modo que en el Barça urgía una evolución en el juego, después del endogámico adocenamiento que sucedió a la marcha de Guardiola. Esas dos cosas, que habrían sido consideradas anatema, hizo Luis Enrique para levantar dos Champions con 10 años de diferencia. La selección necesitaba lo mismo, pero la tragedia personal, los penaltis y la confusión lo impidieron, aunque parte de lo que recogió De la Fuente empezó ya con su trabajo.

Entra el asturiano en el selecto club de los entrenadores que han ganado el título con dos equipos distintos, y lo hace tras la reconstrucción más difícil que puede afrontar cualquier ser humano. La suya es, pues, una Champions llena de lecciones.

Alejandro Blanco: "Madrid es, hoy, la ciudad más preparada del mundo para organizar unos Juegos Olímpicos"

Alejandro Blanco: “Madrid es, hoy, la ciudad más preparada del mundo para organizar unos Juegos Olímpicos”

A sus 74 años, Alejandro Blanco dice que no le cuesta levantarse cada día para dedicarse al deporte 24-7. Reelegido para un sexto mandato al frente del Comité Olímpico Español (COE), asegura no arrepentirse de nada. Las aplastantes mayorías, una tras otra, le dan la razón.

Pregunta. Confiese su secreto.

Respuesta. Defender la independencia del deporte, lo que me ha ocasionado problemas con responsables políticos, porque siempre he creído que el único partido al que se debe el deporte es España.

Pregunta. También defiende a los presidentes, algunos en situaciones complejas, como Luis Rubiales.

Respuesta. Cierto. Defender públicamente a los presidentes de las federaciones, protegerlos, porque hacen una gran labor, en general, es mi máxima. Luego, en mi despacho, les doy mi punto de vista, pero en privado, lo que me supuso alguna ruptura. Pero hay algo más...

Pregunta. Continúe.

Respuesta. Si algo he hecho bien ha sido bajar el aura del olimpismo a la tierra. Lo que había antes de mi llegada [2005] es todo lo contrario a lo que yo creo. Esa filosofía de estar por encima de todo no sirve. Tienes que bajar al nivel de los deportistas. Si no los recibes aquí, en este despacho, si no vas a los entrenamientos, a las galas de pequeñas federaciones, a las competiciones de categorías inferiores... es que no entiendes nada, no sabes lo que es el deporte.

Pregunta. Pues diga usted qué deporte necesita España para el futuro.

Respuesta. El deporte, hoy, no es únicamente lo que se percibe en la competición. Es salud, es negocio, es igualdad, es integración... y necesitamos unir todo eso en una gestión más eficaz. Unir a deportistas, entrenadores, clubes, pero también a Gobierno, ayuntamientos o comunidades autónomas, porque el deporte es una competencia transferida, no lo olvidemos. En mi opinión, el COE es el único organismo que puede hacerlo por su independencia. Aquí la única bandera es la de España. El Estado tiene la ley y tiene el dinero, pero con la cantidad de competiciones que hay en la actualidad, salvo que seas un país de petrodólares, no hay presupuesto público que lo aguante. Por eso hemos de ir hacia un modelo público-privado, que implique a las empresas, que revise la fiscalidad, entre otras cosas. Nosotros vamos a recoger opiniones y proponer al Gobierno un modelo diseñado con total lealtad.

Pregunta. ¿Ese modelo lo debería gestionar el COE, en su opinión?

Respuesta. En los países más desarrollados deportivamente reposa en los comités olímpicos nacionales.

Pregunta. ¿Se trata del principal objetivo de este mandato?

Respuesta. Es uno de ellos, siempre en paralelo al trabajo que se hace en el COE desde mi llegada, hace ya 20 años, en el que el deportista y sus necesidades son la prioridad. Para mejorarlas vamos a poner en marcha un viejo proyecto, y es la puesta en marcha de la Universidad del Deporte en Madrid, que será una sede más de la UCAM, junto a las de Murcia y Cartagena. Abrir en Madrid nos permite muchas cosas, además de culminar la obra de José Luis Mendoza y su mujer, Lola. Podremos ayudar a los deportistas en formación y en puestos de trabajo. Habrá formación universitaria y profesional.

Pregunta. ¿Qué le faltó a Madrid para tener unos Juegos Olímpicos?

Respuesta. Tuvimos tres grandes candidaturas. La de 2020, que yo presidí, fue la mejor valorada por la comisión del COI. En cambio, perdimos en la votación de forma aplastante. Al año siguiente, nos dieron la razón en cuanto a los criterios que se debían seguir. Madrid es, hoy, la ciudad más preparada del mundo para organizar unos Juegos, pero hay que ver cuáles son los criterios de futuro con Kristy Coventry, al nueva presidenta del COI. Ahora toca esperar.

Pregunta. Tampoco salió adelante la candidatura Barcelona-Pirineos.

Respuesta. Es la razón por la que decidí continuar tras mi tercer mandato. Existía un gran acuerdo entre las comunidades de Cataluña y Aragón, y el COI creía en el proyecto, ya con un sistema nuevo de designación, del que no había podido disfrutar Madrid, pero cuando todo estaba consensuado, la decisión de una persona lo impidió.

Pregunta. No dice usted el nombre de Javier Lambán... Es extraño que se le escapara a usted un consenso. No había otra figura como la suya para arreglar la guerra del fútbol.

Respuesta. El fútbol de España funciona, y ahí están los resultados, campeones de todo en hombres y mujeres. Funcionan los clubes, los técnicos... pero hemos tenido una situación convulsa en la Federación. Yo siempre he defendido a los presidentes, como le dije antes, aunque me provocara disgustos personales. Ahora el organismo necesita tranquilidad para mejorar la imagen del fútbol. Tenemos un Mundial en 2030 y no podemos equivocarnos en guerras y enfrentamientos. Nos jugamos mucho como país.

Pregunta. ¿Se arrepiente de algo?

Respuesta. No. Es difícil mirar atrás y valorar decisiones sabiendo lo que ha pasado después. Eso no funciona.

Pregunta. ¿Ni siquiera de decir que en París se superarían las medallas del 92?

Respuesta. Lo repetiría, porque lo decían los resultados de nuestro ciclo. Cuando ves todas las opciones que se perdieron los últimos días, te dices: «Es imposible». No, es deporte.

Alejandro Blanco, reelegido para un sexto y último mandato, hasta Los Ángeles'28, al frente del COE

Alejandro Blanco, reelegido para un sexto y último mandato, hasta Los Ángeles’28, al frente del COE

Alejandro Blanco ha sido reelegido para afrontar su sexto mandato al frente del Comité Olímpico Español (COE), después de recibir el apoyo en forma de avales de 35 de las 36 federaciones olímpicas y 23 no olímpicas. En la votación finalmente realizada en la sede del organismo, de 165 votos a favor, ha obtenido 157, con ocho abstenciones. Es decir, ningún "no". Como en anteriores elecciones, salvo las primeras, en las que derrotó a Mercedes Coghen, en septiembre de 2005, no ha tenido opositor, al no presentarse otras candidaturas, hecho que habla de Blanco como uno de los dirigentes del deporte con mayor consenso.

A los 74 años, afronta, esta vez sí, su último mandato, que debe concluir después de los Juegos de Los Ángeles'28, aunque las elecciones en las que tomará el cargo su sucesor serán en el primer semestre de 2029.

"Gracias a todos por confiar en mí una vez más. Es un honor y una responsabilidad seguir liderando la casa del deporte y de los deportistas. Vamos a continuar trabajando con la misma ilusión, esfuerzo y dedicación para que nuestros deportistas y nuestras federaciones cuenten con todo el apoyo necesario para seguir dejando el nombre de España en lo más alto del panorama internacional", manifestó Blanco tras la votación.

Entre sus objetivos para este nuevo ciclo, al margen del desarrollo y apoyo a los deportistas españoles, está el de proponer un modelo nuevo para el deporte español, algo que deberá consensuar con el Consejo Superior de Deportes (CSD), y la puesta en marcha de la Universidad del Deporte, en Madrid, en colaboración con la UCAM, convertida desde hace años en uno de los grandes patrocinadores del deporte olímpico, de la mano del fallecido José Luis Mendoza.

Blanco anunció tras su cuarto mandato que dejaría paso a un relevo, pero reconsideró su posición por la puesta en marcha de la candidatura Barcelona-Pirineos a los Juegos de invierno. Malograda en los caladeros políticos, la puesta en marcha de otros intentos, entre los que se encuentra el viejo anhelo de Madrid, deberá esperar a tiempos nuevos, ya sin el dirigente gallego al frente del COE. El objetivo de superar las 22 medallas de Barcelona'92, que Blanco creía posible en París, deberá esperar a Los Ángeles'28, pero puede formar parte de su legado final.

La encrucijada de Xabi Alonso en el Madrid: el círculo de confianza, la cohabitación con Florentino y las claves de un equipo de autor

La encrucijada de Xabi Alonso en el Madrid: el círculo de confianza, la cohabitación con Florentino y las claves de un equipo de autor

La vuelta de Xabi Alonso al Madrid no es como la del hijo pródigo en los Evangelios, porque no hubo pecado en su marcha al Bayern, pese a escoger el lado del anticristoGuardiola, sólo la voluntad de determinar su propio destino y buscar la ciencia hasta en el sacrilegio, pero sin avaricia. No necesita, pues, el perdón de Dios ni la misericordia de ser superior alguno. Estamos ante el regreso de un conquistador que siempre ha obedecido a su instinto, especialmente para decir «no». Dijo «no» a Rafa Benítez por quedarse junto a su pareja antes del parto, hecho que marcó el principio del fin de su balada en Liverpool, y dijo «no» a Hacienda, frente a la que temblaban e imploraban sus compañeros, los grandes héroes de Sudáfrica, bajo la amenaza de acabar en la cárcel. El Madrid sabe bien que ha sentado a todo un carácter en un banquillo donde se acostumbra a decir «sí», y el nuevo entrenador conoce el principio de autoridad que rige el lugar del mismo modo que el hijo que vuelve a la casa del padre. Hay cosas que no cambian ni la fama ni el dinero. Esa cohabitación es tan o más importante en esta nueva era que el encaje de piezas en el campo, porque entrenar al Madrid no es entrenar únicamente a un equipo. Es entrenar a un ecosistema compuesto de fútbol, poder y vanidades.

El primer «no» del entrenador acabó por ser un «sí», aunque sin llegar a la tensión de los extremos, porque la voluntad del tolosarra era empezar de cero, en la pretemporada. Es decir, después del Mundial de Clubes. A cambio, se acelera la llegada de jugadores, aunque no haya tiempo para el mercadeo llevado al límite, como gusta a Florentino Pérez. Ahí tenemos ya a Huijsen. Sin embargo, el «sí» que Xabi Alonso le habría dado a Modric, o eso dice el entorno del croata, condicionado a la última voluntad del club, fue un «no» cuando llegó a los despachos principales de la T4 del Bernabéu. El interés estratégico del Madrid, pues, ha prevalecido en el tanteo anterior y posterior a la firma del técnico, cuyo fuerte carácter no está reñido con su pragmatismo.

Xabi Alonso, durante un partido en Leverkusen.

Xabi Alonso, durante un partido en Leverkusen.OSCAR DEL POZOAFP

Xabi Alonso es un tipo de decisiones firmes, no de estallidos, y de personas de confianza, pero sutil con las equidistancias. Se mantuvo fiel a su asesor fiscal, Iván Zaldúa, cuestionado por algunos de sus colegas en el sector, en el largo proceso del litigio con Hacienda que lo llevó a la tanda de penaltis, la sala del Tribunal Supremo. Mantiene a su agente de siempre, Iñaki Ibáñez, de sólida reputación y referencial para todos los futbolistas y entrenadores en Euskadi, pero deja cuestiones relativas a su imagen en manos de Best of You, agencia bien relacionada con la cúpula madridista. Xabi Alonso, simismo, llega con el staff técnico que tenía en el Bayer Leverkusen, pero su conexión y sintonía personal con Álvaro Arbeloa, consolidada especialmente en la era Mourinho, debería lubricar mejor la transición entre el filial y el primer equipo, al ser elegido el segundo como sustituto de Raúl.

Su segundo será el argentino Sebas Parrilla, al que conoció ya en Valdebebas, en su paso como técnico por las categorías inferiores. También estuvo vinculado a la cantera blanca Beñat Labaien, junto a Fernando Morientes en el Juvenil B, aunque Xabi Alonso lo conoció en la Real Sociedad, donde era analista. Alberto Encinas, por su parte, llegó al Bayer Leverkusen desde las categorías inferiores del Barcelona, crianza que también tuvo el nuevo preparador físico, Ismael Camenforte, vinculado al fútbol sala azulgrana, y que es considerado pieza clave en la reconstrucción, tanto para el entrenador como para el club. Si Antonio Pintus, al que siempre se apoyó desde la cúpula, sigue o no por Valdebebas, será sin molestar, únicamente como observador.

Pintus, al que trajo al Madrid Zinedine Zidane, regresó por petición expresa del club, pero su conexión con Carlo Ancelotti y su hijo Davide no era, precisamente, la ideal, pese a tratarse de compatriotas. En el entorno del staff se le observaba algo «anticuado». Camenforte es partidario de una preparación más individualizada en función de los puestos y las demarcaciones, y suya es una frase definitoria: «No trato a los futbolistas como a atletas». Atletas fue la palabra que utilizó Guardiola para definir al Madrid de Mourinho en el que jugaba Xabi Alonso, y con el que se sintió en muchas cosas identificado.

"Mou era el técnico que necesitábamos"

«Era el entrenador que el Madrid necesitaba en un momento determinado», confesaba el Xabi Alonso jugador en conversación con este periodista. Era el momento de mayor esplendor del Barça de Messi, lo que llevó al madridismo a una crisis de autoestima. No estamos en un momento semejante, no al menos todavía, pese a la optimista proyección del nuevo Barça de Lamine Yamal y del 4-0 sufrido esta temporada en los clásicos. En los 10 años transcurridos desde que el Barcelona levantó la última Champions, en 2015, el Madrid ha conquistado cinco, la última hace un año, con el entrenador saliente. El Madrid no está ante una urgencia histórica, pero sí ante la urgente necesidad de cambiar una tendencia.

El fútbol del Bayer Leverkusen, campeón de la Bundesliga y la Copa la pasada temporada, ha dejado claro qué quiere Xabi Alonso de sus jugadores: alto ritmo de juego, presión y adaptabilidad para cambiar de sistema, a partir de un inicio con tres centrales. Eso no quiere decir que vaya a repetir los dibujos tácticos en el Bernabéu, pero lo que sí va a exigir son las mismas constantes vitales. El Madrid que viene va a ser un equipo de autor, para lo bueno y para lo malo, hecho que confiere a su entrenador, de 43 años, un liderazgo mayor en un momento en el que el líder supremo se desgasta en muchos frentes a campo abierto, la Superliga, Tebas y los árbitros, sin aliados ni relevo ante un futuro no ajeno a las incógnitas.

'Grazie' Carlo, el italiano que nos hizo mejores

‘Grazie’ Carlo, el italiano que nos hizo mejores

Hay dos Italias como hay dos Españas, pero mientras la partición de la primera es territorial, el norte y el sur, nuestra quiebra está en la sangre. El fútbol es uno de los teatritos del cainismo, con Madrid y Barça como amantes que se odian y se necesitan. Ser parte de uno de ellos sin ser parte del relato autodestructivo que tantas veces nos hace pequeños, a jugadores, entrenadores, presidentes, aficionados o periodistas, es imposible si no es usted italiano, si no es usted Carlo Ancelotti.

El legado que deja el entrenador, despedido con honores en el Bernabéu, trasciende su colosal obra en el Madrid, los 15 títulos, las tres Champions. Ancelotti ha hecho mejor al fútbol español en su conjunto, con una demostración de equilibrio emocional que no siempre encontró para su equipo en el campo, sin poder explicar que gestionar el talento es gestionar el desequilibrio. Con más horas de exposición que ningún otro personaje público, porque nadie da cuatro ruedas de prensa a la semana, buscar una salida de tono del técnico es como buscar un anillo en la playa.

Según su hija Katia, levantar la ceja es su forma de evacuar la mala leche. Ni siquiera la histeria arbitral del Madrid le ha llevado a perder los papeles, incluso en el obligado y puntual seguidismo de un hombre de empresa que no confunde los roles, y sabe cuál es su sitio y cuál el del patrón. Ancelotti ha cohabitado con los más importantes, de los que, sólo con mantel y confianza, cuenta divertidas anécdotas. Las mejores, de Berlusconi, como si se tratara del personaje de una comedia. Florentino, a menudo, parece el de una tragedia, tan nuestra.

El fútbol español no necesita un Garibaldi que lo unifique, pero sí voces que lo pacifiquen, aunque a veces pedimos a los líderes del balón lo que no le pedimos a los líderes de un mundo que se ha vuelto loco. Fabio Capello, otro italiano que dirigió al Madrid, se escandalizaba cuando veía la cantidad de vinagre de Módena que los españoles echamos a la ensaladas. Deben ser las gotas justas, como las palabras de Ancelotti. Grazie e buona fortuna.