Watzke, el cerebro que creó el Dortmund: un plan de salvación en un aeropuerto y 335 millones por tres traspasos

Watzke, el cerebro que creó el Dortmund: un plan de salvación en un aeropuerto y 335 millones por tres traspasos

Hace 10 días, Hans-Joachim Watzke decidió mantenerse en segundo plano durante la ceremonia de entrega del Balón de Oro, aunque bien podría haber sacado pecho por seis futbolistas que él mismo había criado en Dortmund. De Ousmane Dembélé, triunfador indiscutible en París, hasta Erling Haaland, Robert Lewandowski, Jude Bellingham, Achraf Hakimi o Serhou Guirassy, cuyos nombres también se escucharon como candidatos al premio de France Football en el Théâtre du Châtelet. El CEO del Borussia también podría haber aprovechado la oportunidad de compartir protagonismo con Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, con quien no sólo le une una estrecha amistad, sino también decisivas responsabilidades en el seno del organismo, donde ejerce como vicepresidente y miembro del Comité Ejecutivo. Sin embargo, desde hace meses, Watzke pretende alejarse progresivamente de los focos. O más bien dirigirlos a su conveniencia.

El próximo 23 de noviembre, Watzke presentará su renuncia a la asamblea general ordinaria del Borussia, el único club alemán que cotiza en Bolsa. De este modo pondrá punto final a dos décadas como director ejecutivo y asumirá como presidente, sustituyendo en el cargo a Reinhold Lunow, con quien ha protagonizado agrias disputas en los últimos tiempos. Según informó el diario Bild, durante el Mundial de clubes, Lunow quiso alojarse en Cincinnati en un hotel diferente al del equipo. De hecho, se negaba a coincidir en cualquier acto público con Watzke, indignado ante la incompetencia de su presidente, que durante una reunión había preguntado por la sede del Mundial de clubes 2026, pasando por alto que ese torneo se disputa cada cuatro años.

Semejante pulso por el poder se dilucida hoy al calor de cifras astronómicas. Durante el ejercicio 2023/24, cuando disputó la final de la Champions ante el Real Madrid, el Borussia generó un beneficio bruto consolidado de 639 millones de euros, un 24% más que el curso anterior. Cifras que refrendan la estrategia de Watzke, empeñado en consolidar Dortmund como el mejor entorno para el desarrollo de las estrellas del futuro. Sólo Dembelé (2017), Haaland (2022) y Bellingham (2023) dejaron 335 millones de euros por sus traspasos al Barcelona, Manchester City y Real Madrid, respectivamente. Las perspectivas para la venta de Guirassy, autor de 38 goles la pasada temporada, se estiman ahora por encima de los 75 millones. "Nuestra actividad principal es reconocer el potencial de los jóvenes. Y si no podemos retenerlos, potenciarlo", admite Watzke.

Acusaciones de nepotismo

Sin embargo, estos florecientes datos contrastan con otra realidad, la más cotidiana, la de un club instalado en el conformismo, que el pasado verano festejó casi como un título su cuarta plaza en la Bundesliga. Los aficionados del Signal Iduna Park ya se ha acostumbrado a que sus futbolistas sólo desplieguen todo su potencial en partidos como el de hoy ante el Ahtletic.

Y parecen haber perdido la esperanza de que asome algún talento de su cantera, al modo de Aleksandar Pavlovic o Jamal Musiala en el Bayern. Célebres por sus multitudinarias concentraciones en Friedensplatz, los hinchas siguen sin entender las concesiones a dos veteranos como Niklas Süle y Emre Can. Ambos, bajas hoy por lesión, apuran su último año de contrato, a razón de 10 millones y ocho millones brutos, respectivamente. También abundan las críticas al nepotismo de Watzke, que colocó a Sebastian Kehl como director deportivo y Lars Ricken como director administrativo. Ambos viejos conocidos durante su etapa con la camiseta amarilla.

"En el lado correcto de la historia"

No obstante, el fútbol ha cambiado mucho desde el 14 de marzo de 2005, el día que Watzke salvó de la quiebra al Dortmund. Un agónico lunes en una sala del aeropuerto de Düsseldorf, cuando logró vender el Westfalenstadion a un fondo de inversión del Commerzbank. Para ese plan de saneamiento, no dudó en pagar una renta a dicho fondo y a recomprar las acciones. Soluciones milagrosas, en la línea de las que ofrece hoy la Superliga, un torneo al que Watzke se opone con furibunda determinación. "Supo mantenerse firme en el lado correcto de la historia cuando el fútbol europeo dijo no a los intentos de privatización de un pequeño grupo de ricos", escribió Ceferin con motivo del 65º cumpleaños de Aki, el apodo con que trata a su viejo camarada.

Desde su tropiezo el 15 de marzo ante el Leipzig, este Dortmund enlaza 13 partidos sin derrota en la Bundesliga. En las cuatro últimas jornadas ni siquiera ha encajado un gol, aunque hace dos semanas desperdició un 2-4 en Turín antes de ceder un empate en el añadido frente a la Juventus. A sus seis bajas, el Athletic suma una más, porque en las últimas horas Ernesto Valverde perdió a Alex Berenguer y Mikel Vesga.

La marcha casi asumida de Nico Williams, una estrella alejada del divismo

Actualizado Domingo, 7 abril 2024 - 13:56

Aún hablaba Ernesto Valverde en conferencia de prensa, alrededor de las dos de la madrugada de este domingo, cuando Nico Williams se asomó sigiloso por la sala del estadio de La Cartuja y esperó su turno de pie, vestido de corto, en las últimas filas, atento a las palabras de su entrenador. Un periodista se apresuró a solicitarle una foto conjunta, a la que accedió gustoso antes de que uno de los responsables de proteger a los jugadores detuviese una tendencia que podía ir a más, pues el chico, que acudía a la cita tras ser elegido mejor jugador de la final contra el Mallorca, se había saltado el protocolo, entrando por la puerta de atrás, en vez de hacerlo por aquella donde quedaría a salvo de manifestaciones espontáneas de admiración.

Cuando al entrenador se le planteó la continuidad del menor de los Williams en el Athletic, sonrió y dijo: "Preguntádselo a él, que ahí está", pues ya le había visto desde la mesa donde atendía a los medios. Ambos se abrazaron después cuando cruzaron sus caminos, una vez que terminó la comparecencia de Valverde y se inició la del futbolista. Afilado y vertical toda la noche, autor del pase de gol a Oihan Sancet, de un tanto anulado por fuera de juego y de un remate que pudo suponer la igualada a uno en la frontera del descanso, Nico no se desvió de un milímetro de la actitud de un jugador ajeno a cualquier atisbo de divismo, redimido, en su noche más hermosa, de la falta de puntería en la semifinal del pasado año ante Osasuna. La reacción cruel de algunas personas le llevó entonces a cerrar sus cuentas en las redes sociales.

Sin garantías de continuidad

A sus 21 años, el extremo pamplonés despierta el interés de algunos de los mejores equipos de Europa. Su renovación, el pasado 1 de diciembre, con una cláusula de sólo 50 millones de euros, fue, más que una garantía de continuidad, una forma para que el club pueda ingresar dinero en el caso, harto probable, de su marcha. "Del barrio hasta grandes historias como ésta. Siempre he sido el hermano de y ahora me estoy haciendo un nombre", comentó tras el partido, señalando de inmediato el respeto y a la admiración por Iñaki, a quien considera su "referencia".

El Barcelona, donde mantiene buena relación con jugadores como Pau Cubarsí y Lamine Yamal, con quienes ha coincidido en la selección, es uno de los equipos interesados en su contratación, pero la precaria economía de los azulgrana alimenta las posibilidades de su marcha a la Premier League. En el Athletic empiezan a hacerse a la idea de que será complicada su continuidad.

Rápido, habilidoso y con un regate infrecuente en el fútbol de hoy, Nico atesora cualidades sobradas para seguir creciendo lejos de San Mamés, donde ha prendido como el futbolista más cualificado de la plantilla. El Athletic, no obstante, cuenta con una profundidad de banquillo que le permitiría afrontar su marcha sin un carácter traumático.

En la final, a medida que avanzaba el partido, Valverde tiró de alternativas más solventes que las que pudo manejar Javier Aguirre, entrenador del Mallorca, entre ellas Álex Berenguer, que dinamizó la banda derecha como relevo de Iñaki Williams y a quien correspondió marcar el penalti definitivo. En el ex jugador del Torino puede recaer la delicada tarea de tomar el relevo de Nico, si finalmente aleja su destino de los flamantes campeones de Copa.

Rodrygo ilumina de púrpura el Bernabéu

Rodrygo ilumina de púrpura el Bernabéu

No hay apuros que valgan contra el Madrid, que resuelve con suficiencia, como sin darse importancia. Con esa holgura con la que dominan la Liga, los blancos derribaron al Athletic gracias a dos goles de Rodrygo. Otra vez los ocho puntos de margen ante el Barcelona y otra vez Militao sobre el césped, siete meses y medio después de su lesión. En el tiempo añadido, cuando apenas había opción para el cambio, Ancelotti ordenó que su equipo tirase el balón fuera para que reapareciese su central. Así va de sobrado el líder. [Narración y estadísticas (2-0)]

El Madrid tardó siete minutos hasta reconocerse en su indumentaria morada, obra del diseñador japonés Yohji Yamamoto. Uno de esos caprichos del marketing que obliga, además, a saltar al Athletic de blanco al Bernabéu. De inicio, el equipo de Valverde quiso ofrecer su perfil más académico. El que le ha dado fama en Liga, donde aún pelea por una plaza de Champions con el Atlético. Ayer, cuando incluso parecía que iba creérselo, Rodrygo desbarató sus planes con un golazo. Un balón de Brahim en zona de nadie lo convirtió el brasileño en proyectil incandescente fuera del alcance de Agirrezabala. Dicen que esta cuarta equipación púrpura se inspira en motivos florales, pero la historia del Madrid se fundamenta en el cañón. Y no en las rosas.

Tras la semana de parón de selecciones, en una noche casi invernal, sólo algún insensato podía esperar alardes de estética en el Madrid. Sin embargo, aun sin balón, el equipo de Ancelotti controló casi a placer tras el 1-0. En esa confianza estriba su auténtico poderío. Anclado en Kroos, arropado en Rüdiger, el líder viene sacando así sus partidos. Y quiere ser campeón de Liga, más pronto que tarde, sin cambiar ese guion. Durante la primera media hora, el único motivo de asombro para su gente fue una finta de Brahim. A quién le importa, cuando las ocasiones terminan cayendo casi por inercia. El disparo de Fede Valverde, el cabezazo de Tchouaméni y el acercamiento de Bellingham frustrado por Vivian, pudieron ser definitivos para el Athletic.

Sin hacer daño

A seis días de la final de Copa, poco más podía exigirse a los muchachos de Valverde. Escondían el balón, buscaban los espacios, pisaban campo rival... sin encontrar jamás el modo de hacer daño. La baja de Nico Williams mermó su ataque y la lesión muscular de Yeray, antes de la media hora, desestabilizó su defensa. A la vuelta del descanso, Brahim aprovechó el resquicio entre Paredes y Lekue para largar un derechazo que se estampó contra el palo. Puede que el Madrid no andase para fiestas, pero es que el Athletic parecía pensar en la del próximo sábado en La Cartuja.

El único motivo de inquietud para Lunin llegó a balón parado, con una volea de Iñaki Williams tras servicio de Berenguer. El ucraniano, como casi siempre, respondió donde se le espera. Y para no faltar a la costumbre, el Bernabéu volvió a escandalizarse con el árbitro tras una extraña decisión de Alberola Rojas. No hubo forma de entender qué pudo interpretar antes del derribo a Rodrygo en el área. Se nota algo sobreactuado el brasileño al mínimo contacto, aunque lo crucial para Ancelotti es que ha vuelto por donde solía.

A campo abierto

Antes de la hora, Valverde quiso dar otra vuelta de tuerca con Ruiz de Galarreta, Yuri Berchiche y Adu Ares, pero el partido se jugaba cada vez más a campo abierto. En la primera andanada del Athletic, Nacho frenó con amarilla a Iñaki Williams, pero Vivian, en la siguiente, nada pudo ante Rodrygo. Su quiebro y su disparo, exquisitamente pulcros, merecieron por sí solos el precio de una entrada.

Con la ida de cuartos ante el City a la vuelta de la esquina, Ancelotti pudo reservar a Kroos y Valverde, víctima de un fuerte golpe. Cuando Militao saltó al césped, el estadio tributó al central una fabulosa ovación. Por entonces, Bellingham ya se había tapado la boca con una cremallera para no protestar un penalti a Alberola Rojas. Y Rüdiger había dejado claro a Muniain que no toleraría más empujones así ante Carvajal. Asuntos menores, al fin y al cabo, antes de recibir a Pep Guardiola.