Hace año y medio, Carlo Ancelotti clamaba a los cuatro vientos que su vestuario en el Real Madrid, campeón de Europa en Wembley en 2024, era «el más sano» que había visto nunca. Todo encajaba sobre el césped, pero lo más importante era lo que sucedía fuera de él: las relaciones entre los jugadores y el cuerpo técnico fluían a la perfección. Se entendían en el triunfo y en la derrota y el entrenador tenía mando en plaza para gestionar a los futbolistas y a las personas. Era «un padre», y así lo recuerdan.
Unos meses después y según ha podido saber este periódico, parte de aquel vestuario «sano y sin egos» vive revuelto y tensionado bajo el gobierno de Xabi Alonso. El vasco había heredado una plantilla enrabietada por las importantes derrotas de la última temporada con Ancelotti y por circunstancias extradeportivas como el Balón de Oro, pero también descolocada en lo futbolístico tras la salida de Toni Kroos y el fichaje de Kylian Mbappé, guinda del último proyecto galáctico de Florentino Pérez y pieza que ha movilizado roles y egos. Y el tolosarra no ha podido, de momento, gestionar filias y fobias, todavía con más nubarrones tras los dos empates ante Rayo y Elche y la derrota en Anfield ante el Liverpool.
De la ilusión a las dudas
Esa herencia de emociones en el vestuario ha chocado de frente con la idea de Xabi Alonso, un entrenador joven, intervencionista y exitoso con su proyecto más personal: el Bayer Leverkusen, al que hizo campeón de Alemania y subcampeón dela Europa League. Un técnico que convenció a las altas esferas del Bernabéu por sus triunfos, por su fútbol moderno, por su pasado en Chamartín y por la promesa de una gestión férrea, nacida de su unión deportiva y emocional a José Mourinho. Todo gustaba y la ilusión era total.
Pero en estos primeros seis meses, parte de la galaxia y Xabi no encajan. Después de los brotes verdes del Mundial de clubes, los resultados, las sensaciones y la forma de gestionar la plantilla han fracturado algunas relaciones que son claves para el día a día del equipo. Hay futbolistas que no comparten sus métodos de entrenamiento, lo encima que está en las sesiones o las horas extra de vídeo y charlas, y estrellas que, según el cuerpo técnico, no han estado a la altura de lo que les pide su técnico.
Vinicius, suplente en cuatro ocasiones en este curso, no ha ocultado sus enfados en público ni en privado. Si la relación entre el brasileño y Ancelotti era de padre e hijo, con Alonso es «profesional», dicen fuentes cercanas al vestuario. La conexión entre el delantero y el vasco ha sido el foco de la polémica, y siendo Vinicius un jugador tan popular dentro de la plantilla, el debate sobre su gestión ha recorrido todas las taquillas de Valdebebas.
Entre la autocrítica y la desconexión
En el vestuario hay dos corrientes. Una autocrítica, que considera que este año y medio desde la final de Wembley ha sido un desastre en gran parte por méritos propios, sin importar quien esté en el banquillo, y que cree que ha faltado y falta actitud. Pero claro, la actitud se consigue con la motivación, y la motivación llega, en gran medida, por la conexión que se tenga con el técnico y por lo que fluya el balón o no. Y ahí, la otra corriente duda de la idea de Alonso para esta plantilla.
Valverde, que brilló como extremo derecho en la Champions de 2022, o Bellingham, tercero en el Balón de Oro de 2024 liberado como falso nueve, no terminan de encontrar su sitio. Son todocampistas y no consiguen destacar en un fútbol más posicional que el de Ancelotti. Una situación similar con Camavinga o el propio Vinicius. Tres de esos cuatro fueron suplentes ante el Elche. Mientras, otros como Tchouaméni, Güler o Mbappé sí han rendido y sí se sienten cómodos, lo que les ha llevado a asentar su relación con el técnico.
En el club, por su parte, observan preocupados su gestión y no faltan algunas críticas, aunque en voz baja y pidiendo algo más a sus futbolistas. No gustó la polémica con Vinicius ni se entiende la desconexión de otras estrellas, pero los resultados ponen al Madrid líder en Liga y en el Top-8 europeo. «Es el momento de los jugadores», dicen. El día del City (12 de diciembre) aparece como último examen de la primera evaluación.







