Sorloth amarga al Sevilla en el último minuto del añadido

Sorloth amarga al Sevilla en el último minuto del añadido

Actualizado Sábado, 11 mayo 2024 - 19:33

Un gol de Alexander Sorloth en el último minuto del tiempo añadido permitió al Villarreal romper la buena racha del Sevilla y prolongar el sueño de lograr una plaza para competir en Europa. En un final frenético, con penaltis y goles anulados por el VAR, el equipo de Marcelino tuvo más fe y pegada para llevarte un partido repleto de alternativas, suspense y ocasiones. [Narración y estadísticas (3-2)]

El Sevilla, sin control del balón, supo sufrir para capear el dominio inicial castellonense y en su primera llegada encontró un premio inesperado en un penalti cometido por Kiko Femenía, al que el balón golpeó en el brazo tras un salto con Suso. En-Nesyri definió desde los 11 metros, pero la alegría visitante apenas duró cinco minutos. Sorloth convirtió en gol, con un cabezazo picado, un preciso servicio de Cuenca. El empate desató al Villarreal, que recuperó la chispa inicial, aunque el Sevilla no rehusó la pelea y también comenzó a asomarse.

Jesús Navas encontró un filón en su banda y comenzó a nutrir de balones a sus delanteros. Ocampos, con una chilena, desperdició el primer servicio del lateral, pero En-Nesyri no perdonó, ya al límite del descanso, con un cabezazo inapelable. El final de la primera parte aún deparó otra sorpresa desagradable para el Villarreal, que perdería en el añadido a Coquelin, lesionado.

De todas las formas posibles

Los locales repitieron el guion del primer periodo y salieron en tromba tras el descanso. En apenas un minuto, Álex Baena iba a desperdiciar dos ocasiones para el 2-2. En la primera, se topó con los reflejos de Nyland, salvador en el mano a mano, y en la segunda envió fuera de volea tras un pase al espacio de Parejo.

El Villarreal, desbocado, rozó el empate con un remate de cabeza de Cuenca y en un disparo de Guedes, tras un pase de fantasía de Baena, que Nyland volvió a salvar. El Submarino lo intentó de todas las formas posibles, con centros al área, balones filtrados y disparos lejanos, pero no encontró la forma de derribar la muralla del Sevilla hasta que Mosquera cazó un balón en el primer palo.

Rectificación del VAR

Con siete minutos aún por delante, y conscientes de que el punto no valía, ambos equipos se enzarzaron en un desenfrenado intercambio de golpes. En-Nesyri remató al palo y, poco después, el VAR rectificó un penalti señalado a favor del Sevilla por una mano de Capoué que resultó ser de Agoumé.

Terrats, ya en el descuento, también vio cómo Díaz de Mera le anuló el 3-2 por fuera de juego. En plena locura ofensiva, Baena volvió a frotar la lámpara para asistir a Sorloth, que no perdonó para tumbar al Sevilla, mantener vivo el sueño europeo y luchar por el Pichichi LaLiga. De momento suma 19 tantos, uno menos que Artem Dovbyk.

Lewandowski: "Si todo el equipo juega bien en lo ofensivo, para mí es más sencillo"

Lewandowski: “Si todo el equipo juega bien en lo ofensivo, para mí es más sencillo”

Actualizado Martes, 30 abril 2024 - 00:11

Robert Lewandowski no necesita brillar durante 90 minutos para ser absolutamente decisivo. El polaco, con su primer hat trick como azulgrana en la Liga, acabó por darle la vuelta a un partido donde el Barça se complicó muchísimo por un error de Marc-André Ter Stegen y un penalti indiscutile de Ronald Araújo sobre Peter Federico. El 1-2, sin embargo, empezó a deshilacharse con la expulsión por mano fuera del área de Giorgi Mamardashivili.

Los tres goles de Lewandowski le sirven también para engancharse a la pelea por un Pichichi que, ahora mismo, lidera el punta ucraniano del Girona Artem Dovbyk con 19 tantos y al que le siguen, con 17, Jude Bellingham y Alexander Sorloth. «Sólo son 16 goles. Si dispongo de más oportunidades, marcar me resulta más fácil. Si todo el equipo juega bien en lo ofensivo, para mí es más sencillo», señaló ante los micrófonos de DAZN un Lewandowski que logró su hasta ayer primer y único hat trick como barcelonista en su primera campaña en el club, en la Champions, en la goleada por 5-1 al Viktoria Plzen.

«En la primera parte no tuvimos mucho espacio en ataque. Pero, si encajamos dos, podemos marcar tres o cuatro. Somos el Barcelona, sabíamos que la segunda parte teníamos que jugar más rápido y buscar el espacio libre. Ahora estamos bien y podemos pensar en el partido ante el Girona», recalcó el punta bacelonista. Un duelo, el del próximo sábado en Montilivi, al que los azulgrana llegan con dos puntos de ventaja sobre su rival y con la Champions ya asegurada de manera matemática. «Hemos estado bien, los errores puntuales nos han hecho ir a remolque, pero, a balón parado hemos sacado fruto. Nos ha faltado calma, tranquilidad, pero estoy satisfecho por la mentalidad que ha mostrado el equipo», aseveró también ante los micrófonos de DAZN un Xavi que abordó su cambio de decisión con respecto a una salida ahora ya abortada.

«Sentí el respaldo del club»

«Es sencillo, me sentía responsable y creía que era mejor dar un paso al lado, pero han pasado los meses y he visto confianza en todo el mundo. Sentí el respaldo del club, del presidente, de Deco y de los futbolistas, y eso ha sido fundamental», explicó el técnico, quien no pudo acordarse de nuevo de las derrotas encajadas en los dos clásicos. En su opinión, inmerecidas. «Los jugadores son los protagonistas de todo esto y podían dar un poco más. Los duelos contra el Madrid han marcado la Liga. Tanto aquí como en el Bernabéu, creo que hemos merecido mucho más», sentenció.

El entrenador del Valencia, Rubén Baraja, por su parte, trató de ser lo más elegante posible al analizar las jugadas polémicas: el posible penalti de Íñigo Martínez sobre Peter Federico y la posición adelantada de Fermín en el 2-2. «La acción del penalti es discutible, puede haber contacto, pero el árbitro no ha considerado que fuera así. En cuanto al fuera de juego, puede haber, no, hay. Otra cosa es que el árbitro considere si participa o no. Tendría que ver otras situaciones de otros partidos No sabría decir por qué ha dado gol», aseveró el técnico, quien no puso en cambio pero alguno a la expulsión de su guardameta.

«Es una jugada que lo condiciona todo, es una acción de expulsión. El portero sale, pone el brazo y nos deja con diez y nos complica bastante. Es verdad que hubo algunas acciones puntuales que podrían habernos mantenido vivos, pero faltó esa contundencia tan necesaria en un campo como este. No la tuvimos y ellos sí. Me hubiera gustado ver todo el partido 11 contra 11, pero no ha podido ser», sentenció.

La cabeza de Lewandowski rescata la segunda plaza para el Barça ante un Valencia en inferioridad

La cabeza de Lewandowski rescata la segunda plaza para el Barça ante un Valencia en inferioridad

Para sobrevivir a una temporada en que no hay más en juego que la honra, el Barça necesitaba cabeza. Mucha cabeza. Por tres veces se lo recordó al Valencia para mandarlo a la lona a fuerza de saques de esquina, rehaciéndose ante su propio esperpento con el testarazo de Fermín y el hat trick a balón parado de Lewandowski. [Narración y estadísticas (4-2)]

Querían los culés celebrar la continuidad de Xavi en una noche desapacible que lo que deparó fue una retahíla de errores que se iban alternado de área a área. El Valencia buscaba resistir fiándolo todo a encontrar las grietas a la espalda de la defensa culé, cuando pudiera y a trompicones. Fue así como Peter Federico hurgó en la orilla por donde Cubarsí cubre los despistes de Cancelo y se plantó ante Ter Stegen con la fortuna para los azulgranas de que no supo qué hacer.

Mucho más claro lo tuvo Fermín, que voló para rematar de cabeza un preciso centro de Raphinha. Al Barça le había costado 22 minutos descifrar los planes de Baraja y ahora sólo tenía que manejarlos. En lugar de eso, se descosió por donde menos se esperaba.

Si hay un jugador de rendimiento seguro en el Barça es Ter Stegen, pero sus 12 porterías a cero no evitaron que hiciera un mal despeje con los pies fuera del área que acabó convertido en una asistencia a Hugo Duro para que, mansamente, enviara la pelota al fondo de la red. El partido empezaba de nuevo pero, antes de caer en la cuenta, llegó otro mazazo. Esta vez fue Araujo quien arrolló a Peter Federico y provocó un penalti que Pepelu no falló. En diez minutos y por errores no forzados, el Valencia parecía haberse metido el partido en el bolsillo.

avi corregía el agujero en su banda izquierda enviado a Koundé a taponar mientras pedía una intensidad que fue apareciendo. Probó Cancelo con un derechazo al palo corto que salvó Mamardashvili. Los síntomas indicaban que al Valencia le podía costar sostenerse en el añadido, como así fue. Asediado por saques de esquina, uno de ellos rematado por Araujo al palo, cuando se desató llegó el error del Mamardashvili.

Se apoyó en él Yarek para dormir el duelo esperando el final de la primera pero cuando al georgiano, presionado por Lamine Yamal, se le escapó. Su reacción, fuera del área, fue tapar con el cuerpo... y la mano. Tuvo que revisar el VAR, pero el meta sabía que su partido había acabado. Al Valencia, encomendado a Jaume Domenech, le tocaba sufrir.

Polémica y asedio

Lo confirmó cuando, tras el descanso, volvió el asedio. No vio De Burgos penalti en un choque de Iñigo Martínez con Peter Federico y Lewandowski hizo el empate a dos, otra vez aprovechando una jugada a balón parado desde la esquina con una polémica posición en fuera de juego y de influencia de Fermín.

Se había protegido Xavi apuntalando la defensa vasco y la medular con Sergi Roberto. Era necesario mientras Raphinha, Fermín y la estrategia está enganchando al Barça en cada partido. El Valencia, apenas tiene armas para sobreponerse al más mínimo contratiempo.

Corre, pelea, trata de forzar errores, algo que con inferioridad es una tarea titánica, imposible hasta para el incombustible Hugo Duro, con el único auxilio de puertorriqueño cedido por el Real Madrid. Aún así, intentó que el Barça no corriera y no lo hizo. Pero había que resistir ante la lluvia de saques se esquina.

Salvó Jaume el remate de Araujo, Yarek el disparo de Gündogan pero tuvo que aparecer Pedri a la carrera para rebañar el balón a Diego López cuando encaraba a Ter Stegen. Pero el Valencia no tenía opción. Apareció Lewandowski con otro testarazo y un último gol de falta que los condenó.

Xavi, sobre Gündogan: "Cuando no hay mala intención, no hay problema"

Xavi, sobre Gündogan: “Cuando no hay mala intención, no hay problema”

Actualizado Sábado, 20 abril 2024 - 15:12

La polémica desatada por el cruce de declaraciones entre Ilkay Gündogan y Ronald Araújo a raíz de la eliminación ante el PSG en la Champions está zanjada y olvidada. Así ha querido recalcarlo Xavi Hernández en la rueda de prensa previa al clásico contra el Real Madrid. El alemán señaló que su compañero, tal vez, debería haberse desentendido de Barcola en lugar de jugarse la expulsión. Algo a lo que el uruguayo respondió esgrimiendo la necesidad de mantener unos códigos inquebrantables en el vestuario. La chispa amenazó con acabar por hacer saltar un polvorín. Pero, ahora, ya está sofocada.

"No le veía demasiado problema, pero hablando se entiende la gente. Está todo solucionado", apuntó el técnico azulgrana. "Cuando no hay mala intención, no hay problema. Todo zanjado", recalcó. El propio Gündogan, de hecho, ya se había encargado previamente de empezar a limar asperezas en público a través de unas declaraciones recogidas por ESPN.

"Por supuesto, a veces hay situaciones en las que hay que aclarar las cosas, pero la intención de cada uno en este club es conseguir el éxito. De lo que se trata es de alcanzar nuestro máximo potencial e intentar ganar tanto como sea posible", aseveró el capitán del City que logró el triplete la temporada pasada. "Miramos hacia adelante. Creo que así es como se desarrollan y mejoran los equipos que acaban teniendo más exitosos: comunicándonos, mirándonos a los ojos y hablando en beneficio de cada uno de sus miembros", insistió.

"Un Madrid fuerte y reforzado"

Para tratar de retomar el camino del éxito, el Barça debe superar el mazazo de la derrota en casa ante el PSG. Y el Bernabéu sería un escenario ideal para lograrlo. Aprovechando, quizás, los sentimientos negativos que se desataron el martes. "Toca cambiar el chip. Hay que hacer que la rabia, la frustración y la impotencia del otro día se vuelvan a favor nuestro. Tenemos delante un Real Madrid fuerte y reforzado moralmente tras esta semana de Champions", reflexionó un Xavi muy consciente de la importancia de arrancar los tres puntos.

"Para nosotros es el partido más importante de la temporada. Hay que ganar para meter presión al líder. Si ganas, te pones a cinco puntos y ese es el escenario que nos gustaría. Al Real Madrid le tenemos un respeto extraordinario y nos lo vamos a dejar todo en el campo para intentar competir contra un equipazo", apostilló.

"A mí no me han citado"

El técnico, incluso, pidió que se volvieran a aparcar las especulaciones sobre una continuidad que, pese al anuncio de su marcha, no deja de salir una y otra vez a la palestra. En esta ocasión, con especulaciones de que este mismo fin de semana podría haber un encuentro clave acerca de este asunto. "No hay ninguna reunión. A mí no me han citado. Y eso, ahora, no es lo importante. Nos jugamos el título Liga. En caso de no ganar, ya será muy difícil. Y en caso de perder... Ya habrá tiempo para hablar", señaló. Aunque sea de forma muy tímida era su manera de dejar una puerta entreabierta.

Por último, elogió la apuesta que llevaron a cabo los blancos en Manchester. "Yo no creo en la suerte, creo en el trabajo defensivo. Todos trabajaron. Sí, el City falló ocasiones claras, pero el fútbol es esto. El Madrid, en los últimos tres años, ha eliminado al City dos veces. Y nosotros tenemos que competir con ellos en España", finalizó.

Dovbyk, Bellingham, Budimir, Lewandowski... ¿Camino del peor Pichichi del siglo XXI?

Dovbyk, Bellingham, Budimir, Lewandowski… ¿Camino del peor Pichichi del siglo XXI?

En la temporada 2001-2002, Diego Tristán marcó 21 goles para el Deportivo de La Coruña. La Liga se la llevó el Valencia y el mal momento doméstico de Real Madrid y Barcelona dejó la peor tabla anotadora del siglo XXI en el fútbol español. Justo nada más empezarlo. El atacante sevillano fue el único capaz de superar los 20 goles y se llevó el Trofeo Pichichi con la media más baja en cuanto a goles por partido de los últimos 30 años: 0,62. Ni Kluivert ni Morientes, ambos con 18 tantos, consiguieron darle caza. La escasez goleadora en el fútbol español era alarmante hasta que llegaron Ronaldo, Forlán, Eto'o, Ruud van Nistelrooy y, por supuesto, Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Pero 22 años después, el problema se repite.

El ucraniano Artem Dovbyk (17), seguido por Jude Bellingham (16) y Ante Budimir (15) pelean por el Pichichi de la Liga. El croata de Osasuna ya no podrá sumar más, pues en el partido ante el Valencia se fracturó tres costillas y es baja para lo que queda de temporada. A siete jornadas del final de la competición, estamos oficialmente cerca del peor Pichichi del siglo XXI.

Las salidas de Messi, Cristiano, Luis Suárez o Benzema y el bajón físico de Lewandowski, máximo goleador del curso pasado con 23 anotaciones en 34 encuentros (a 0,68 por partido) han dejado a la Liga huérfana de grandes goleadores. Messi y Cristiano son un caso único, goleadores insaciables más allá de su época que elevaron el techo del galardón del Pichichi a los 40 goles por temporada, pero el fútbol español siempre ha tenido referentes goleadores. Algo que ahora mismo pende de un hilo, y un hilo muy fino.

El ejemplo de Sorloth

Dovbyk recibe al Cádiz esta noche con el Girona. El ucraniano no veía puerta desde el 21 de enero, pero ante el Betis anotó un doblete que le elevó posiciones en la clasificación y el gol conseguido ante el Atlético le deja como líder en solitario. Bellingham intentará retomar su olfato goleador en el clásico de mañana en el Bernabéu, porque después de un inicio de curso extraordinario, sólo suma tres tantos en Liga en 2024, dos de ellos ante el Girona.

Budimir, por su parte, era el atacante más en forma del campeonato. Acumulaba seis goles en los últimos ocho encuentros y tenía muchas posibilidades de llevarse el trofeo, pero esa lesión le aparta de la carrera. Por detrás de todos ellos aparece Borja Mayoral, con 15, también lesionado hasta mayo tras romperse el menisco. Con 14 están Álvaro Morata, que lleva un gol en los últimos dos meses, y AlexanderSorloth, en plena racha, con seis goles en las últimas seis fechas.

El ejemplo del noruego del Villarreal sirve para todos: una racha buena te mete de lleno en la pelea. Que se lo digan al azulgrana Lewandowski, que entre octubre y enero sólo marcó tres goles y al que su buen febrero, unido al tanto en el Metropolitano, le ha elevado a los 13 tantos, a cuatro de revalidar el Pichichi. En la pelea están todavía Guruzeta y Griezmann (13), Vinicius y Hugo Duro (12), y han bajado un escalón delanteros que otros años se han codeado con los mejores, como Gerard Moreno (10).

Juanito y Da Silva

La realidad, pese a todo, es que gane quien gane el premio será uno de los más baratos, o el que más, del siglo. A estas alturas del curso pasado, transcurridas 31 jornadas, Lewandowski llevaba 18 goles y acabó con 23 tras un buen tramo final. En la 21-22, Benzema ya llevaba 24, y si nos vamos a los años buenos de Cristiano y Messi, el portugués y el argentino ya habían superado los 25 o los 30 a estas alturas de varias de sus temporadas. Hay que remontarse de nuevo a esa 01-02 para encontrar un Pichichi tan rácano en la jornada 32. En esa campaña, Morientes y Kluivert lideraban con 16 tantos, por 15 de Tristán, que remontó al final hasta los 21 que le dieron el trofeo.

Hay que viajar todavía más al pasado para descubrir una jornada 32 peor que la actual a nivel goleador. En la 1990-1991, Manolo, delantero del Atlético, acumulaba 15 tantos, uno menos que los Pichichis actuales, mientras que Butragueño, que acabó siendo Pichichi con 19, sumaba sólo 10. El Buitre despertó al final y logró evitar ser el peor máximo goleador de los últimos 50 años en la Liga, mención que todavía tienen sobre sus hombros Juanito y Jorge Polilla Da Silva, que anotaron 17 en la 83-84.

Dovbyk, Bellingham, Morata o Lewandowski intentarán esquivar en estas últimas siete jornadas pasar a la historia como el peor Pichichi del siglo XXI (necesitan llegar a 22) o el peor de los últimos 50 años.

La vida sin frenos de Dani Benítez: "El problema era mío, que no escuchaba a nadie"

La vida sin frenos de Dani Benítez: “El problema era mío, que no escuchaba a nadie”

A Dani Benítez (Lloseta, 1987) no se le cayeron los anillos cuando aceptó trabajar en una empresa de fertilizantes. Con ese salario sacaría adelante a la familia, mientras mataba el gusanillo en el Arenas de Armilla, de Tercera REFF. Su vida en Granada ya no es aquel desenfreno que acabó de forma abrupta en febrero de 2014 por un positivo de cocaína. Hoy es feliz.

Usted ya no prueba ni una gota de alcohol, ni ha vuelto a coquetear con las drogas. ¿Se considera totalmente curado?
Eso sería admitir que yo he tenido un problema con estas sustancias, cosa que no ha sido el caso. El alcohol, por ejemplo, realmente no me gusta. La gente que está a mi alrededor lo sabe. Realmente no me apetece, así que no bebo.
Una de las claves de su libro es la importancia que otorga a quienes en un momento tan difícil le echaron una mano...
En esa época tenía un trato prácticamente nulo con mi familia, pero siempre he contado con amigos que me han ayudado muchísimo. Lo que sucedía es que por entonces no escuchaba a nadie. Siempre he ido muy a mi rollo y tal vez si hubiese hecho caso a a mucha gente que tenía cerca, no hubiese cometido algunos errores. El problema era mío, que no escuchaba a nadie.
¿Ningún amigo le decía que estaba tirando su vida por la borda?
Me lo han dicho muchas veces, pero es que con aquel Dani era muy complicado. Estaba tan cerrado en mi pensamiento y en mi mundo que era imposible. Mikel Rico, por ejemplo, fue posiblemente el compañero del fútbol que más veces me lo dijo, pero Dani hacía lo que quería.
Los íntimos de Maradona decían que siempre había que distinguir entre Diego, el chico que había crecido entre la miseria de Villa Fiorito, y Maradona, el personaje que él mismo se había montado para protegerse del mundo. ¿Le suena de algo?
Me siento bastante identificado. A ver, yo siempre he sido una persona muy sencilla y muy cercana con todo el mundo. De hecho, gente que me ha pedido una foto por la calle siempre me lo ha dicho: "Oye, pues qué normal". Es que yo soy una persona normal, de carne y hueso. Lo que pasa es que en torno a mi figura futbolística se construyó un personaje muy diferente a quien realmente soy. Es cierto que tenía ese punto de niño más extrovertido, más dinámico, más de llamar la atención. Pero no tenía nada que ver realmente con todo lo que lo que se ha dicho que he hecho. Granada es una ciudad donde está a la orden del día hablar de la gente o inventar cosas. Se han dicho cosas que quien las haya inventado o iba borracho o se ha querido pegar una vacilada con sus colegas. Incluso dijeron que me había jugado un Audi R8 en una partida de póker. Es de locos.
A lo largo de todos estos años en el fútbol habrá conocido a mucha gente sin escrúpulos. ¿Aún guarda rencor a alguien?
Sinceramente, no. Ni a gente del fútbol ni a nadie. Soy cero rencoroso. Aunque evidentemente haya vivido situaciones o momentos donde podría tener ese rencor, es algo que no me gusta.

"Ya no se preocupaban por mí, ni siquiera para mandarme un mensaje y ver cómo andaba"

Hoy se habla de que los futbolistas viven aislados en una burbuja que les aísla del mundo real. Ahora que usted vive un poco alejado de todo eso. ¿Cómo ve este fenómeno desde fuera?
En mi época, tras el entrenamiento nos íbamos al bar de enfrente con la afición a tomar una Coca-Cola, una cerveza o unas tapas. Hoy en día eso es imposible. Y vosotros, los de la prensa, lo sabéis, porque cada día os cuesta más llegar a un futbolista simplemente para entrevistarle. Y por una parte lo entiendo porque si la gente habla muchísimo, al final tú como futbolista lo que buscas es pasar un poco desapercibido. Por esa parte lo entiendo y lo respeto. Pero por otra no. Creo que se ha perdido un poco el acercamiento con la afición. Y creo que eso también es bueno tanto para el club como para los jugadores. Es cierto que no todos son así. Hay algunos cercanos. Pero también hay mucho miedo a las críticas, a que hablen mal de él. Y sabe perfectamente que de un día para otro puede pasar de muy bueno a muy malo. Ese miedo es el que ha hecho que se cierren un poco.
Guti solía decir: "Yo me veo saliendo con 20 años, no con 60. Me veo ahora en la discoteca, no dentro de 40 años".
Eso lo piensa el 90% de la gente, pero claro, al ser más mediático, el mensaje de Guti tenía mucha más fuerza. Estaba siendo sincero y eso lo admiro.
El estigma social de verse señalado en Granada debía de resultar complicado, pero verse como un apestado entre sus compañeros de profesión pudo escocer aún más...
Soy consciente de que me lo gané por lo que hice, pero también es cierto que me dolió bastante. Porque no te lo dicen, pero tú lo percibes. Tonto no soy y me daba cuenta de que ya no era lo mismo. Ya no se preocupaban por mí, ni siquiera para mandarme un mensaje y ver cómo andaba. Los futbolistas quieren tener los menos problemas posibles y es muy raro que salga alguien a defenderte. Pero eso también me ha servido para saber realmente quién ha estado junto a mí y quién no. De todo se aprende en esta vida.
¿Se puede explicar con palabras lo que sentía conduciendo un coche a casi 300 km?
No, no se puede. Supongo que alguien puede pensar «este tío es tonto», porque que me jugaba la vida y la de los demás, que es aún peor. Pero era una sensación de desconexión total. Ponía el volumen a toda hostia y a todo lo que diera el coche. Ese momento de adrenalina no lo suplía con nada. Me evadía de todo. Lo hacía como quien tiene un problema y necesita tomarse unas pastillas.
De todas las mochilas con las que ha tenido que cargar en la vida, ¿cuál ha sido la más pesada?
Evidentemente, una fue el fallecimiento de mi madre en 2011. La otra es que siempre he echado de menos tener una familia. Cuando vienes de padres que no tienen una buena relación... Esa es la mochila que más problemas me ha traído. Aunque yo no dijera nada, lógicamente lo sufría en silencio.

JAVI MARTINEZ

Cuando el cáncer se llevó a su madre, usted andaba en una espiral de excesos que le impidió sentir nada...
Perdí la ilusión por todo, me daba igual que todo fuera blanco o negro. Ese fue mi problema. No percibía nada, ¿sabes? Es como si mi vida hubiera acabado, como si hubiera estado un tiempo en standby. Hoy lo afronto con mucha más tranquilidad.
¿Este libro le va a ayudar a perdonar a su padre?
Mi padre está perdonado desde hace tiempo. La semana pasada me preguntaron si me había maltratado. Mi padre no me maltrató. O sea, no me pegó palizas. Pero que el que yo hable así de él es porque me dolió mucho que no haya sabido gestionar lo que es una relación entre padre e hijo. Porque ahora yo, que soy padre de tres niños, lo veo muy diferente, ¿sabes? Si tuviera que perdonarle algo es el hecho de no haber gestionado mejor, de no haber estado más cerca. Cada uno sabe lo que hace en su vida y si él no ha tenido esa decisión de decirme a mí nada, o bien por orgullo o bien porque él lo ve de un modo diferente, pues ya está. Al final es mi padre y eso no lo va a cambiar nadie.
Una de las imágenes más potentes del libro es la suya encerrado en su casa de Mallorca, con las persianas bajadas, tras el positivo por cocaína. ¿Llegó a pensar en el suicidio?
Sí, por supuesto. Coincidió con mi separación y fue posiblemente el momento más duro de mi vida. Llegó un punto que dije "o voy palante, afronto todo e intento cambiar o me quiero ir de este mundo". Porque no tenía sentido que yo siguiese aquí.
¿Recurrió a la ayuda de algún profesional?
Respeto totalmente a los psicólogos y a los psiquiatras, pero considero que al final sales por ti mismo. Con eso me me valió para tirar, para ser cabezón y para conseguir lo que quería, que era cambia. No fui nunca ni necesité ayuda de un profesional.

"Uno de mis fallos fue ser tan normal y cercano con todo el mundo"

Algunos jugadores no ven el fútbol como un fin en sí mismo, sino como un medio para adquirir fama y dinero. ¿A uste te gustaba realmente el fútbol?
Uno de mis fallos fue ser tan normal y cercano con todo el mundo. Y eso también fue contradictorio porque yo amo el fútbol y odio la fama. Soy un tío con mucha personalidad y siempre me ha dado igual.
Sólo ha pisado una vez de nuevo el estadio de Los Cármenes. Quizá por nostalgia de una época muy buena en cuanto fútbol, pero también muy negra a nivel personal...
Fui una vez con mi con mi hija Candela, pero no he querido volver por sentimiento de culpa. Me decía: "Hostia, estaba ahí dentro jugando y y ahora estoy aquí por esto y por esto". Y luego también por la gente, porque imagina meterte con todo el mundo que prácticamente sabe quién eres. Cada vez me agobian más los sitios con mucha gente, donde no paran de pedirme fotos. No me gusta. La parte mala es que el Granada no ha querido saber nada de mí y eso me ha dolido mucho más que cualquier otra cosa. Así que prefiero no ir. A nivel de directiva y de club, se están haciendo las cosas muy, muy mal. Por eso está así el club, la verdad.
Si alguno de sus hijos se enfrenta un día a los problemas que usted sufrió... ¿cómo cree que actuaría?
Intentaría hablar con él, explicarle las cosas. No creo que pase, la verdad, pero si se diera estoy completamente preparado para pasar por eso y ayudarle para que no tenga ese problema. Gracias a Dios. mis hijos están fenomenal. Son chavales muy listos y no creo que vayan a sufrir lo mismo.

JAVI MARTINEZ

Ahora se habla mucho de los insultos en los estadios. A usted le cantaron de todo. ¿Alguna vez pensó que lo tenía merecido?
Si mi nombre fuera Vinicius... ¡madre mía! Ha sido una locura lo que he vivido en campos de Tercera, pero nunca he pensado que lo mereciese. Creo que no hay excusa para entrar en el terreno personal.
Usted cree mucho en el destino. ¿Considera que todo este sufrimiento ha merecido la pena?
Por supuesto. He aprendido muchísimo y me ha hecho madurar. Porque el mayor de mis males ha sido la falta de madurez.
El misterio Ancelotti

El misterio Ancelotti

Actualizado Domingo, 31 marzo 2024 - 23:53

Dos goles de Rodrygo, que sólo había marcado un gol en Liga, se convirtieron en el salvador del Real Madrid, que cumple en el sprint final de la Liga, aunque muchos minutos caen en la zozobra del qué va a pasar. ya que Ancelotti es el misterio de los

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Rodrygo ilumina de púrpura el Bernabéu

Rodrygo ilumina de púrpura el Bernabéu

No hay apuros que valgan contra el Madrid, que resuelve con suficiencia, como sin darse importancia. Con esa holgura con la que dominan la Liga, los blancos derribaron al Athletic gracias a dos goles de Rodrygo. Otra vez los ocho puntos de margen ante el Barcelona y otra vez Militao sobre el césped, siete meses y medio después de su lesión. En el tiempo añadido, cuando apenas había opción para el cambio, Ancelotti ordenó que su equipo tirase el balón fuera para que reapareciese su central. Así va de sobrado el líder. [Narración y estadísticas (2-0)]

El Madrid tardó siete minutos hasta reconocerse en su indumentaria morada, obra del diseñador japonés Yohji Yamamoto. Uno de esos caprichos del marketing que obliga, además, a saltar al Athletic de blanco al Bernabéu. De inicio, el equipo de Valverde quiso ofrecer su perfil más académico. El que le ha dado fama en Liga, donde aún pelea por una plaza de Champions con el Atlético. Ayer, cuando incluso parecía que iba creérselo, Rodrygo desbarató sus planes con un golazo. Un balón de Brahim en zona de nadie lo convirtió el brasileño en proyectil incandescente fuera del alcance de Agirrezabala. Dicen que esta cuarta equipación púrpura se inspira en motivos florales, pero la historia del Madrid se fundamenta en el cañón. Y no en las rosas.

Tras la semana de parón de selecciones, en una noche casi invernal, sólo algún insensato podía esperar alardes de estética en el Madrid. Sin embargo, aun sin balón, el equipo de Ancelotti controló casi a placer tras el 1-0. En esa confianza estriba su auténtico poderío. Anclado en Kroos, arropado en Rüdiger, el líder viene sacando así sus partidos. Y quiere ser campeón de Liga, más pronto que tarde, sin cambiar ese guion. Durante la primera media hora, el único motivo de asombro para su gente fue una finta de Brahim. A quién le importa, cuando las ocasiones terminan cayendo casi por inercia. El disparo de Fede Valverde, el cabezazo de Tchouaméni y el acercamiento de Bellingham frustrado por Vivian, pudieron ser definitivos para el Athletic.

Sin hacer daño

A seis días de la final de Copa, poco más podía exigirse a los muchachos de Valverde. Escondían el balón, buscaban los espacios, pisaban campo rival... sin encontrar jamás el modo de hacer daño. La baja de Nico Williams mermó su ataque y la lesión muscular de Yeray, antes de la media hora, desestabilizó su defensa. A la vuelta del descanso, Brahim aprovechó el resquicio entre Paredes y Lekue para largar un derechazo que se estampó contra el palo. Puede que el Madrid no andase para fiestas, pero es que el Athletic parecía pensar en la del próximo sábado en La Cartuja.

El único motivo de inquietud para Lunin llegó a balón parado, con una volea de Iñaki Williams tras servicio de Berenguer. El ucraniano, como casi siempre, respondió donde se le espera. Y para no faltar a la costumbre, el Bernabéu volvió a escandalizarse con el árbitro tras una extraña decisión de Alberola Rojas. No hubo forma de entender qué pudo interpretar antes del derribo a Rodrygo en el área. Se nota algo sobreactuado el brasileño al mínimo contacto, aunque lo crucial para Ancelotti es que ha vuelto por donde solía.

A campo abierto

Antes de la hora, Valverde quiso dar otra vuelta de tuerca con Ruiz de Galarreta, Yuri Berchiche y Adu Ares, pero el partido se jugaba cada vez más a campo abierto. En la primera andanada del Athletic, Nacho frenó con amarilla a Iñaki Williams, pero Vivian, en la siguiente, nada pudo ante Rodrygo. Su quiebro y su disparo, exquisitamente pulcros, merecieron por sí solos el precio de una entrada.

Con la ida de cuartos ante el City a la vuelta de la esquina, Ancelotti pudo reservar a Kroos y Valverde, víctima de un fuerte golpe. Cuando Militao saltó al césped, el estadio tributó al central una fabulosa ovación. Por entonces, Bellingham ya se había tapado la boca con una cremallera para no protestar un penalti a Alberola Rojas. Y Rüdiger había dejado claro a Muniain que no toleraría más empujones así ante Carvajal. Asuntos menores, al fin y al cabo, antes de recibir a Pep Guardiola.

Insultos racistas contra Marcos Acuña en Getafe y contundente respuesta de Quique: "Es aberrante"

Insultos racistas contra Marcos Acuña en Getafe y contundente respuesta de Quique: “Es aberrante”

Actualizado Sábado, 30 marzo 2024 - 19:34

Javier Iglesias Villanueva detuvo el partido entre Getafe y Sevilla debido a los insultos racistas que recibió Marcos Acuña por un sector de la grada del Coliseum. El árbitro reflejó con exactitud en el acta lo que tuvo que escuchar el defensa argentino del Sevilla. "En el minuto 68 tuve que detener el encuentro debido a que se produjeron insultos racistas sobre el dorsal 19 del equipo visitante, con palabras como 'Acuña mono' y 'Acuña vienes del mono' desde aficionados situados en la zona central del campo detrás de la posición de mi árbitro asistente".

De inmediato, el árbitro avisó al delegado del Getafe, Manuel Mejuto González para lanzar por megafonía el habitual mensaje del protocolo contra el racismo. Tal y como explica Iglesias Villanueva en el acta, el juego se reanudó dos minutos después y los insultos no se volvieron a repetir en ningún momento.

Sin embargo, Quique Sánchez Flores, entrenador del Sevilla, también denunció haber recibido otro insulto racista. Algunos aficionados del que fue su equipo durante tres etapas le llamaron 'gitano'. "Quiero decir que estoy orgulloso de cada poro de mis venas que pueda respirar gitano. Pero una cosa es ser gitano y otra es que lo utilicen como un insulto racista. Me parece aberrante. Aquí, parte del público, porque hay parte que no, se cree que puede ir a un estadio a decir lo que quiera", denunció.

"esto no puede ser"

En el Getafe, su entrenador José Bordalás respaldó sus palabras. También el defensa Djené Dakonam. No se escondieron. Aunque los insultos, tanto a Acuña como a Quique, venían de su afición, criticaron y condenaron unas acciones que parecen enquistadas en el fútbol. "Estoy en contra de cualquier cántico, aunque sea una minoría. Estoy de acuerdo con Quique. Llevamos tiempo denunciándolo y hasta que no se tomen medidas serias, desafortunadamente vamos a seguir oyéndolos. Nuestros jugadores lo han sufrido en muchos escenarios. Estoy en contra de cualquier insulto o cántico racista sea a quien sea y en el estadio que sea", manifestó Bordalás. "Si hay un cántico aquí (en el Coliseum), el partido tiene que pararse porque esto no puede ser", añadió Djené.

Sergio Ramos, el autor del gol de la victoria del Sevilla (0-1), también se pronunció al respecto. "Venimos reclamando respeto dentro del fútbol. Que la gente no venga a un estadio a liberarse y a decir tonterías, a insultar a los jugadores. Hay que acabar con este tipo de gente, señalarlo, que la gente lo vea y que se le prohíba la entrada a los estadios para ir limpiando la imagen del fútbol, que debe ser un deporte maravilloso para unir y no separar", comentó el capitán sevillista.