José Luis Sánchez: “Florentino Pérez no nos paga a los periodistas del Madrid, eso es una leyenda urbana”

Actualizado Martes, 27 mayo 2025 - 09:42

José Luis Sánchez (Madrid, 1978) y el Real Madrid están fusionados. Fue hincha de chaval, trabajador del club en sus inicios (en el departamento de Comunicación y la tele), pasó a periodista que cubría el equipo en La Sexta (lo sigue haciendo) y acabó convertido en tertuliano estrella con orgullosa bufanda blanca en ‘El Chiringuito’. "El periodismo deportivo nos ha llevado a esto. La ausencia de protagonistas debido a la cerrazón de los clubes ha provocado dos cosas: que se especule más que informar y que los periodistas nos hayamos convertido en los principales referentes de las aficiones", reflexiona.

Eso no es bueno.
Ni malo. Es lo que es. He dicho que se especula, pero tiene que ser lo menos posible y con base. En realidad, este periodismo es mucho más difícil que el de antes porque tienes que trabajar más la noticia, es mucho más difícil encontrar una fuente, pero sigue siendo necesario.
¿Eres más periodista o más madridista?
Mientras seas honesto, se pueden ser las dos cosas por igual.
¿Lo eres?
Por supuesto. Por ejemplo, este año la temporada del Madrid es mala y yo no puedo salir y negar lo que está pasando. Los más críticos somos los que sentimos más el Real Madrid debido a la exigencia que lleva en el ADN este club. Lo que pasa es que hay que ponerlo en perspectiva: esta temporada es mala, pero si hay un equipo que puede poner en valor lo que ha logrado en los últimos años es el Madrid, si alguien se puede permitir un borrón es él. No todo es destrucción y el apocalipsis, que es lo que se tiende a vender hoy en día. Creo que el Madrid es más valorado fuera de España que en España. En España tiene, entre comillas, mala prensa.

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¿En serio?
Sí. La exigencia que tiene la gente a todos los niveles con el Real Madrid no la tiene con sus propios equipos. Por ejemplo, en La Sexta fuimos los primeros que denunciamos que había irregularidades en aquella asamblea de Ramón Calderón. Mientras seas objetivo y honesto con la profesión no hay ningún problema con demostrar tu sentimiento.
Ya, pero es evidente que con Florentino Pérez no habéis sido tan críticos como con Calderón.
Porque si analizas la gestión de Florentino Pérez tiene pocos borrones. Si ves cómo está el fútbol español y cómo está el Real Madrid, a nivel de gestión y a nivel deportivo, habría que criticar duramente al fútbol español y no al Real Madrid. A nivel deportivo, Florentino es el presidente con más Copas de Europa de la historia. A nivel institucional, no ha habido una paz tan duradera en el Real Madrid como la que tiene ahora. Y no es que todo el mundo apoye a Florentino Pérez porque sí, sino porque los hechos están ahí. Al final llevo 25 años cubriendo y viajando con el Real Madrid y la admiración que hay por él fuera de España es extraordinaria. Muchas veces en España se hace la broma de "el club que más ingresa del mundo, a Cibeles" o "el club que más seguidores tiene en redes sociales, a Cibeles", pero al final los éxitos deportivos del Real Madrid son el reflejo de esa gestión extraordinaria de Florentino Pérez. Tiene algunos errores, como todos, pero la gestión que está más cerca de la perfección es la de Florentino. No tengo dudas.
¿Os paga a Florentino a algunos periodistas madridistas?
No, no nos paga. Eso tiene más de leyenda urbana que de realidad por parte de antis que no saben cómo funciona el Real Madrid. Volvemos un poco al inicio de la entrevista, hoy en día la comunicación con el club es poca, no es ya que no nos dé dinero es que no nos da consignas. Lo que pasa con la buena gestión es que, sorprendentemente, te pone en el disparadero. Si el Real Madrid tuviera la gestión del Barcelona, con palancas para las inscripciones, el Gobierno de por medio o el caso Negreira, habría cerrado o estaría descendido en Segunda División.
Conociendo el fútbol español, apostaría a que tampoco habría pasado nada.
Todo lo contrario. En España, el Madrid ha sido escogido como referencia sobre todo para lo malo. Cada uno tenemos nuestra perspectiva, pero yo creo que si el Real Madrid hubiera pagado durante al menos 17 años al vicepresidente arbitral, como está demostrado que hizo el Barcelona, habría recibido un castigo ejemplar, le habrían desposeído de todos los títulos ganados en ese periodo, le habrían descendido y habría habido un antes y un después en el fútbol español. No tengo ninguna duda de que habría sido así. De ahí a que con el Barça no pase nada…
El caso sigue en los juzgados.
Pero creo que es algo que, por desgracia para el fútbol español, se va a quedar ahí pese a que es algo gravísimo y si hubiera sido el Real Madrid hubiera recibido un castigo no solo judicial y deportivo, sino también social. No tengo ninguna duda de que sería un apestado si hubiera pagado él a Negreira. Además, me resulta muy gracioso que parece que esto es solo una batalla del Real Madrid pese a que afecta a toda la Liga española, a las competiciones de la Liga española. Yo creo que es algo que también ha perjudicado al Valencia, al Atlético de Madrid o al Athletic de Bilbao, pero no parece molestarles.
Mucha gente defiende la teoría de que el Barça pagó para igualar lo que el Madrid tenía gratis.
Ya, ya, si siempre es culpa del mismo. Por eso digo que el Real Madrid es el foco de todo en España, para lo bueno y para lo malo. Y en el periodismo pasa lo mismo, la gente se sorprende de que haya periodistas que defendamos al Madrid, pero no cuando los hay defendiendo a otros. Mira, todos tenemos vocación de periodista, cuando estaba en el colegio hacía crónicas de partidos para la profesora de Literatura y me he criado escuchando fútbol por la radio. Y toda mi vida, el que estaba en Gijón, en Sevilla, en Valencia o en Coruña hablaba casi en primera persona de su equipo, pero el del Real Madrid no. Cubriendo la información del Real Madrid hay y ha habido gente de todos los demás equipos, incluso del Barcelona. Eso con los otros equipos no pasa, pero luego el del periodismo de bufanda y el que no es objetivo eres tú por defender al Real Madrid.
¿Crees que sois minoría los periodistas madridistas?
Absolutamente. Lo somos. Si repasas las tertulias y los debates y haces un análisis frío, salvo en ‘El Chiringuito’, el madridismo está en minoría. Porque se hace una trampa: ponen a uno del Madrid, uno del Atleti, uno del Barça, uno de Sevilla y uno del Valencia y dicen que así están todos representados, pero a la hora de hablar del Madrid es un madridista contra cuatro antimadridistas. El Real Madrid está en inferioridad en los medios de comunicación y eso es un hecho.
Llevas toda tu vida haciendo el Madrid. ¿Podrías cubrir otro equipo?
No me lo planteo. De no hacer lo que he hecho, me hubiera gustado ser militar. Hice la mili. Fui de los pocos de mi generación que, aunque me podía haber liberado, no quise. Me gustaba y me llamaba ese mundo.
Madridista y de orden.
Sí, soy una persona bastante seria, recto, disciplinado y pragmático. Soy muy marcial para muchas cosas.
Empezaste en Real Madrid TV. Entiendo que una tele de club se rige por otras normas, ¿pero los vídeos contra los árbitros no suponen cruzar una línea?
Bueno, yo más que vídeos habría hecho un documental. Después de lo que hemos vivido y se ha conocido del caso Negreira y el Fútbol Club Barcelona, hay un problema evidente en el fútbol español y cuando tú tienes un problema y no lo atajas, todo el sistema queda bajo sospecha. ¿Es lícito que se dude de la competición? Por supuesto. Yo soy de la generación que vivió las Ligas de Tenerife y si pones esos dos partidos a un extraterrestre que acaba de bajar a la Tierra, se llevaría las manos a la cabeza al ver las decisiones arbitrales. Además, los vídeos de RMTV no manipulan imágenes, simplemente ponen errores arbitrales.
Hombre, ya, pero sólo los que considera que perjudican al Madrid.
Bueno, claro, es la tele del club, es normal. En serio creo que se le da mayor importancia a los vídeos de la que realmente tienen porque no dejan de ser un mensaje dirigido a los aficionados de tu equipo.
Y a los árbitros que van a dirigir al equipo. ¿No entiendes que se sientan atacados y presionados como manifestaron antes de la final de Copa?
Entiendo la posición arbitral, que veas ese video y te sientas señalado y te parezca duro, pero en realidad no hay calificativos, no está adjetivado en ningún momento. Salen unas estadísticas, salen unas jugadas y punto. Es un mensaje dirigido a sus telespectadores y no creo que influya en nada.
¿Cómo es ser periodista trabajando para un club? ¿Notas cierto menosprecio?
¿Tú desprecias al periodista de un ministerio? ¿Es periodista como tú?
Por supuesto que lo es.
Pues esto es lo mismo. Entré en el Real Madrid en segundo de carrera a hacer las prácticas, primero en la revista y luego me quedé en el departamento de Comunicación, y ha sido la época más feliz de mi vida porque pasé de ir a ver los partidos al Bernabéu a estar metido en el día a día de mi equipo. Mi primera cobertura mediática fue la final de París, el 3-0 al Valencia. Me dieron una cámara de fotos, me metí en un autobús con dos peñas, 16 horas de ida y 16 de vuelta e hice un reportaje. Dos meses antes estaba en la grada. Menospreciar a alguien por trabajar en determinado sitio es faltar.
Estoy de acuerdo, pero hay algo que sí me parece éticamente reprobable: cuando periodistas que cubren el Madrid en medios de comunicación colaboran en su tele. Eso es que te pague el sujeto sobre el que informas.
Bueno, el que tenga dudas sobre eso tiene la hemeroteca. Si el Real Madrid juega mal se dice, si no está a la altura, se dice… Es lo que te decía al principio de la honestidad, tú no puedes engañar a la gente que está viendo lo mismo que estás viendo. Si el Real Madrid pierde 5-2 en la Supercopa frente al Barcelona, no puedes decir que ha estado cerca. Eso es lo que debe medir a un periodista y no dónde se gane la vida.
No has felicitado al Barça por la Liga.
Es que no me sale y no puedo felicitar a un club que creo que ha ganado de manera irregular. Tengo que ser honesto conmigo mismo. Creo que cuando 19 clubes cumplen con la normativa y hay uno que no, hay que denunciarlo. El Barcelona sin la intervención del Gobierno para inscribir a Olmo y sin las palancas ficticias permitidas por LaLiga y la Federación no sería campeón ni de esta Liga ni de la de hace dos años porque no tendría a Lewandowski, que es un delantero formidable, a Raphinha, que ha sido absolutamente determinante, ni a Kounde, que es un defensa maravilloso. Si hay equipos como el Eibar, el Getafe o el Sevilla no han podido inscribir o han tenido que vender obligados para cuadrar las cuentas, y permites inscribir y fichar a un club que está endeudado, todo es ilegítimo. El fútbol español se le hace un flaco favor a sí mismo permitiendo eso.
Florentino Pérez ha sido aliado del Barça en varios de estos procesos, ha reconocido que quiere un Barça fuerte.
Es cierto, pero el Real Madrid es el único club que está personado en el caso Negreira. El único.
Porque no quiso ir en grupo con el resto.
Porque es el mayor damnificado y quiere ir bajo su nombre. Todo esto que se le permite al Barcelona es por el antimadridismo que impera en España, todo lo que se entienda que le perjudica le parece bien al resto. Si el Real Madrid llega a estar en la situación económica del Barça, todo el mundo del fútbol español se habría volcado en que no pudiera hacer nada.
José Luis Sánchez posa en la sede de Atresmedia.

José Luis Sánchez posa en la sede de Atresmedia.

Del Real Madrid ya pasas a La Sexta a la vez que Antonio García Ferreras. ¿Quién manda más en el Madrid, Florentino o él?
Florentino, Florentino [risas]. Lo que pasa que Antonio es un loco del Madrid, un enamorado. Las mayores discusiones que tenemos siempre son por el Real Madrid porque muchas veces no sabemos quién es más crítico de los dos.
A ver...
Ya sé que no me crees, pero te lo digo en serio. Creo que la clave del madridismo es ser crítico y exigente porque eso hace que el club sea más grande. Con Antonio he tenido unas discusiones tremendas sobre por qué camino hay que ir o qué fichajes se necesitan. He estado discutiendo del Madrid con él hasta las tres de la mañana. Es su pasión. Los mayores críticos con el Madrid somos los madridistas, lo que pasa es que la nuestra es constructiva mientras que la que llega de fuera siempre tiende a la tierra quemada, no vale nada, y de esa tan destructiva tienes que huir.
El año pasado escribiste un libro ‘Miedo en la cara del rival’, sobre tus experiencias cubriendo al Madrid y ahora vas a sacar otro sobre la etapa de Carlo Ancelotti.
Sí, en principio debería haber acabado de otra manera, pero es fútbol, se ha cerrado bien y la experiencia porque eso que hablábamos antes de que los personajes se cierran mucho en el día a día, cambia para este tipo de proyectos y he podido hablar con muchísima gente sobre Carlo. La verdad es que estos seis años de Ancelotti en el Real Madrid que refleja en el libro han sido realmente intensos y bonitos. Cuando la gente habla de Ancelotti de manera despectiva, incluso algunos madridistas, no entiendo nada. Si ha ganado tres Copas de Europa con el Real Madrid, ¿qué queréis? La puerta 48 del Bernabéu o el campo de Valdebebas deberían llevar su nombre. Y encima cayendo bien hasta a los que no son madridistas.
¿Te parece justo que no siga?
Yo creo que esa es la principal diferencia entre el Madrid y el resto de clubes. Va a prescindir del entrenador con más títulos de su historia después de un año malo porque el Madrid no espera a nadie. Es una pena, porque Ancelotti representa todo lo que tiene que ser un hombre de fútbol, pero la exigencia del Madrid se lleva todo por delante. Es que tienes que ganar cada año, no hay más.
¿Cómo ha llevado ese tipo recto que quería ser militar la transformación en personaje que exige un programa como ‘El Chiringuito’?
No he cambiado, creo que la clave del programa es que todos nos mostramos como somos. Desde la pasión de Tomás Roncero, al gran culé que es Jota Jordi o la mente maravillosa que es Juanma Rodríguez, que siempre aparece con algo diferente. La gente cree que tenemos un guión y un personaje, pero es mentira. Hay una escaleta de programa y muchas veces ni se utiliza porque vira muy rápido hacia algo inesperado por la naturalidad que tenemos. Soy una persona seria y si otros se ponen a bailar, me río, pero yo no voy a bailar. Y si Cristóbal Soria monta alguna de las suyas, no me río porque no me hace gracia. Punto.
¿Te crees todo lo que dices?
Todo lo que digo lo creo, pero no digo todo lo que creo. La gente, madridistas incluso, a veces me pide que deje de hablar de los escándalos del Barça y hable más de fútbol, pero no me voy a bajar de ese barco de denuncia. Lo que ha pasado hay que señalarlo hasta que haya una resolución y más allá y el madridista que se baje de ese barco hace un flaco favor al fútbol.
¿Los cabreos tampoco están guionizados?
No, no. Son en serio. Con Josep [Pedrerol] he tenido algunos gordos. El programa es tan de verdad que a veces te enciendes, pero ningún cabreo en el programa trasciende a lo personal. De hecho, uno de mis mejores amigos es Jota Jordi y somos antagónicos en todo. Nada tienen que ver lo que pasa en plató y la rivalidad deportiva con lo que pasa fuera. La clave del programa es lo humanos que somos delante de la pantalla y lo bien que nos llevamos fuera de ella.
¿Sentís que el resto del periodismo deportivo no os valora?
‘El Chiringuito’ es un poco el Real Madrid de los medios de comunicación, mucha gente va contra él porque es el mejor. Siempre dicen que es un show, ¿pero dónde están las mejores noticias? Yo creo que están en el programa. Lo que pasa es que son tres horas de emisión y tiene cabida todo, pero si hay un fichaje de Mbappé, una crisis por el Balón de Oro o Josep dice que el Real Madrid va a fichar Alexander-Arnold hace seis meses, ahí estamos. El periodista en España tiene un problema terrible de ego y no acepta que los tiempos han cambiado. El púlpito del periodista desapareció con las redes sociales y la interacción con la gente. Ahora te pueden decir lo que les gusta y creo que en España, como te decía del Madrid, no se es consciente de la repercusión de ‘El Chiringuito’ a nivel mundial. Y eso no es porque sale uno y se pone a bailar o a cantar, es por las 150 noticias que han sido portada en todo el mundo.
Pero hay una parte del show, es evidente.
Claro y la gente lo agradece. Yo veraneo en Alicante y, hace tres o cuatro veranos, una señora mayor y me cogió y me dijo: "José Luis, muchas gracias por la compañía que nos hacéis. Mi marido falleció y a mí no me gusta el fútbol, pero pongo el programa y no me siento sola". Y todo el que trabaja por la noche te dice cosas parecidas. Basureros, bomberos, estaciones de servicio, policías, hospitales… Y no sabes lo que es estar en Egipto, en Qatar, en Marruecos o en Estados Unidos y que te empiecen a gritar: "¡Chiringuito, chiringuito, chiringuito!". El programa ha traspasado cualquier expectativa que pudiéramos tener y en España cuesta reconocerlo.
¿Por qué crees que sucede?
No sé si es envidia o miedo a lo nuevo y a lo diferente. La clave del programa es que Josep Pedrerol, con casi 60 años, es más joven y está más abierto a los cambios que a periodistas 20 o 30 años más jóvenes. No tiene miedo a probar nada nuevo. ¿Dónde está la gente joven? Pues a TikTok, Instagram o Twitch. ¿Qué funciona en Sudamérica? Facebook, pues no lo abandonemos… Y el tono que él ha llevado al periodismo deportivo es el que se ha impuesto y ahora lo siguen casi todos. La solemnidad de los tiempos de García y De la Morena ya no existe, se acabó hace tiempo porque no funciona. Esto ha cambiado absolutamente y quien no lo quiera ver ya llega tarde. Josep se anticipó absolutamente a todo con esto y creo que merece un reconocimiento que el resto del periodismo muchas veces le niega.
¿Es tan extremadamente exigente como se dice?
Sí, pero es que la clave del éxito es esa.
Ahí sale el militar…
Bueno, es que creo sinceramente que sin la exigencia, el trabajo y la dedicación no se llega a ningún lado en esta profesión. Esto funciona así y ‘El Chiringuito’ no habría llegado hasta el nivel que tiene sin la exigencia de Josep. Y es un nivel extraordinariamente alto. Ahora que es tiempo ya de fichajes, te llaman de Inglaterra, de Alemania y de Italia para preguntarte qué está diciendo ‘El Chiringuito’. Somos programa de referencia.
¿Pese al fallido ‘tic tac’ de Mbappé en 2021?
Fíjate que creo que todo aquello no sólo no nos perjudicó, sino que el ‘tic tac’ fue un éxito. Vayas donde vayas, te lo recuerdan. No nos hizo daño porque no nos inventamos nada, fuimos contando lo que pasaba y hubo una sorpresa final que nadie esperaba. Aquello del ‘tic tac’ ha sido de lo mejor que le ha pasado al programa.
¿Todo lo que te dicen por la calle es agradable?
Sí. Hemos estado hace tres semanas en la final de Copa y me he hecho 50 o 60 fotos con gente del Barça. Eso demuestra lo que es el programa y que al final somos personajes que trascendemos. A veces, en algún estadio, te gritan algo o algún insulto a 20 metros de distancia, pero poco, de lejos y nada grave. En general el trato con la gente es una cosa realmente maravillosa.
Las redes sociales son otra historia.
Por fortuna, me han pillado mayor y no les doy trascendencia ¿Qué más me da lo que piense una persona que está en su casa con la foto de una lata de cerveza como imagen? Mira, tengo Twitter desde el año 2010, la época en que empezó el Mourinho-Guardiola, que fue muy intensa, y normalmente no entro en las menciones. De hecho, me río bastante cuando me manda algún amigo lo que me dicen. No puedo hacer caso ni me puede influir lo que dice @MentePerversa78 con una foto de las cataratas del Iguazú. Como gremio nos hemos equivocado dándoles una importancia que no tienen. Si me cruzo en el pasillo con un atlético como Vicente Vallés y me dice que me he equivocado en algo que he dicho, voy a escucharlo de nuevo porque igual tiene razón, pero si me lo dice @InfiernoMortal 48, no puedo darle trascendencia.
¿Ese mal rollo se ha contagiado al periodismo? ¿Estamos siempre a la gresca entre nosotros?
Yo creo que el respeto entre medios debe ser sagrado y demasiado a menudo no se tiene. Lo peor de la profesión, y ahora se hace mucho, es criticar a compañeros que dan noticias cuando tú no las das. Si eres narrador o comentarista y no das información porque tu perfil es otro, al menos valora a la gente que sí las da, te gusten o no, porque detrás hay mucho trabajo. Otra cosa que me preocupa es que necesitamos un periodismo deportivo con más hambre porque las generaciones que están entrando en algún momento nos tendrán que retirar. Si no, vamos a estar toda la vida y yo me quiero jubilar y dedicarme a jugar al golf, un deporte serio de verdad. Ese es mi objetivo.
La encrucijada de Xabi Alonso en el Madrid: el círculo de confianza, la cohabitación con Florentino y las claves de un equipo de autor

La encrucijada de Xabi Alonso en el Madrid: el círculo de confianza, la cohabitación con Florentino y las claves de un equipo de autor

La vuelta de Xabi Alonso al Madrid no es como la del hijo pródigo en los Evangelios, porque no hubo pecado en su marcha al Bayern, pese a escoger el lado del anticristoGuardiola, sólo la voluntad de determinar su propio destino y buscar la ciencia hasta en el sacrilegio, pero sin avaricia. No necesita, pues, el perdón de Dios ni la misericordia de ser superior alguno. Estamos ante el regreso de un conquistador que siempre ha obedecido a su instinto, especialmente para decir «no». Dijo «no» a Rafa Benítez por quedarse junto a su pareja antes del parto, hecho que marcó el principio del fin de su balada en Liverpool, y dijo «no» a Hacienda, frente a la que temblaban e imploraban sus compañeros, los grandes héroes de Sudáfrica, bajo la amenaza de acabar en la cárcel. El Madrid sabe bien que ha sentado a todo un carácter en un banquillo donde se acostumbra a decir «sí», y el nuevo entrenador conoce el principio de autoridad que rige el lugar del mismo modo que el hijo que vuelve a la casa del padre. Hay cosas que no cambian ni la fama ni el dinero. Esa cohabitación es tan o más importante en esta nueva era que el encaje de piezas en el campo, porque entrenar al Madrid no es entrenar únicamente a un equipo. Es entrenar a un ecosistema compuesto de fútbol, poder y vanidades.

El primer «no» del entrenador acabó por ser un «sí», aunque sin llegar a la tensión de los extremos, porque la voluntad del tolosarra era empezar de cero, en la pretemporada. Es decir, después del Mundial de Clubes. A cambio, se acelera la llegada de jugadores, aunque no haya tiempo para el mercadeo llevado al límite, como gusta a Florentino Pérez. Ahí tenemos ya a Huijsen. Sin embargo, el «sí» que Xabi Alonso le habría dado a Modric, o eso dice el entorno del croata, condicionado a la última voluntad del club, fue un «no» cuando llegó a los despachos principales de la T4 del Bernabéu. El interés estratégico del Madrid, pues, ha prevalecido en el tanteo anterior y posterior a la firma del técnico, cuyo fuerte carácter no está reñido con su pragmatismo.

Xabi Alonso, durante un partido en Leverkusen.

Xabi Alonso, durante un partido en Leverkusen.OSCAR DEL POZOAFP

Xabi Alonso es un tipo de decisiones firmes, no de estallidos, y de personas de confianza, pero sutil con las equidistancias. Se mantuvo fiel a su asesor fiscal, Iván Zaldúa, cuestionado por algunos de sus colegas en el sector, en el largo proceso del litigio con Hacienda que lo llevó a la tanda de penaltis, la sala del Tribunal Supremo. Mantiene a su agente de siempre, Iñaki Ibáñez, de sólida reputación y referencial para todos los futbolistas y entrenadores en Euskadi, pero deja cuestiones relativas a su imagen en manos de Best of You, agencia bien relacionada con la cúpula madridista. Xabi Alonso, simismo, llega con el staff técnico que tenía en el Bayer Leverkusen, pero su conexión y sintonía personal con Álvaro Arbeloa, consolidada especialmente en la era Mourinho, debería lubricar mejor la transición entre el filial y el primer equipo, al ser elegido el segundo como sustituto de Raúl.

Su segundo será el argentino Sebas Parrilla, al que conoció ya en Valdebebas, en su paso como técnico por las categorías inferiores. También estuvo vinculado a la cantera blanca Beñat Labaien, junto a Fernando Morientes en el Juvenil B, aunque Xabi Alonso lo conoció en la Real Sociedad, donde era analista. Alberto Encinas, por su parte, llegó al Bayer Leverkusen desde las categorías inferiores del Barcelona, crianza que también tuvo el nuevo preparador físico, Ismael Camenforte, vinculado al fútbol sala azulgrana, y que es considerado pieza clave en la reconstrucción, tanto para el entrenador como para el club. Si Antonio Pintus, al que siempre se apoyó desde la cúpula, sigue o no por Valdebebas, será sin molestar, únicamente como observador.

Pintus, al que trajo al Madrid Zinedine Zidane, regresó por petición expresa del club, pero su conexión con Carlo Ancelotti y su hijo Davide no era, precisamente, la ideal, pese a tratarse de compatriotas. En el entorno del staff se le observaba algo «anticuado». Camenforte es partidario de una preparación más individualizada en función de los puestos y las demarcaciones, y suya es una frase definitoria: «No trato a los futbolistas como a atletas». Atletas fue la palabra que utilizó Guardiola para definir al Madrid de Mourinho en el que jugaba Xabi Alonso, y con el que se sintió en muchas cosas identificado.

"Mou era el técnico que necesitábamos"

«Era el entrenador que el Madrid necesitaba en un momento determinado», confesaba el Xabi Alonso jugador en conversación con este periodista. Era el momento de mayor esplendor del Barça de Messi, lo que llevó al madridismo a una crisis de autoestima. No estamos en un momento semejante, no al menos todavía, pese a la optimista proyección del nuevo Barça de Lamine Yamal y del 4-0 sufrido esta temporada en los clásicos. En los 10 años transcurridos desde que el Barcelona levantó la última Champions, en 2015, el Madrid ha conquistado cinco, la última hace un año, con el entrenador saliente. El Madrid no está ante una urgencia histórica, pero sí ante la urgente necesidad de cambiar una tendencia.

El fútbol del Bayer Leverkusen, campeón de la Bundesliga y la Copa la pasada temporada, ha dejado claro qué quiere Xabi Alonso de sus jugadores: alto ritmo de juego, presión y adaptabilidad para cambiar de sistema, a partir de un inicio con tres centrales. Eso no quiere decir que vaya a repetir los dibujos tácticos en el Bernabéu, pero lo que sí va a exigir son las mismas constantes vitales. El Madrid que viene va a ser un equipo de autor, para lo bueno y para lo malo, hecho que confiere a su entrenador, de 43 años, un liderazgo mayor en un momento en el que el líder supremo se desgasta en muchos frentes a campo abierto, la Superliga, Tebas y los árbitros, sin aliados ni relevo ante un futuro no ajeno a las incógnitas.

Mil maneras de ganarle al Madrid

Mil maneras de ganarle al Madrid

Una de mis escenas favoritas de Margin Call, una peli que va sobre la quiebra de Lehman Brothers y el encendido de la crisis financiera, es cuando Jeremy Irons, director general de la compañía, se asoma a la ventana desde la que se ve un Nueva York amaneciendo, y le confiesa a un subordinado que él no ha llegado tan arriba por ser el más listo, sino por saber cuándo la música deja de sonar, y que ahora no se oye nada.

Florentino Pérez, desde el despacho de un rascacielos de ACS, o algo salí, debió despedir al staff técnico de Ancelotti explicándole lo mismo. Que usted puede que no llegue a dirigir Lehman Brothers, pero sabe que la melodía ha cambiado desde hace algún tiempo, ya sea en un Clásico o en un parque infantil, donde el niño que se ponía la camiseta de Bellingham de repente ha aparecido con una de Lamine.

Nada que no haya contado antes Hegel en su dialéctica del amo y el siervo, porque no hay imperios eternos, y el del Madrid se muere mientras pasa ante sus ojos una repetición de los mejores fallos arbitrales de Real Madrid TV.

Los blancos en Barcelona no pudieron ser más fieles a su estilo, por lo menos en los primeros minutos. No había hecho nada y ya ganaba cero dos. Como tantas otras veces en las que parecía encargar las copas de Europa desde el sofá, como quien pide un Glovo.

El Barça repitió el mismo once que en Milán porque todo lo que puede salir muy bien sale muy bien, aunque se pierda. Y encajó dos goles, como siempre, o como quien se toma dos cañas antes de salir de casa, para entonarse.

Mbappé se fue al Madrid para ganar la Champions, sin que a nadie se le pasara por la cabeza que el PSG le vendía por el mismo motivo, porque nadie presta atención a las necesidades de los demás cuando se habla de las necesidades del Real Madrid. De momento, lo ha hecho para intentar ganar el Pichichi y chocar brillantemente contra Ceballos.

Pero no todo es malo para el Madrid. Ancelotti, a la cuarta, ya sabe lo que es casi empatarle al Barça, pero dicen que llega Xabi Alonso, que aún tenemos que ver si sabe ganarle al Getafe. De las cuatro victorias del Barça de Flick al Madrid de Ancelotti, quizá en esta se hizo más evidente, el Barça que se ha perdido la historia del fútbol de no haber llegado a este Clásico deprimido y exhausto.

Ancelotti pacta con el Real Madrid anunciar su despedida tras el clásico para dirigir a Brasil en junio

Ancelotti pacta con el Real Madrid anunciar su despedida tras el clásico para dirigir a Brasil en junio

El Real Madrid y Carlo Ancelotti anunciarán su ruptura (amistosa, pero ruptura) la próxima semana, entre el partido ante el Barcelona (domingo 16.15 horas) y el choque contra el Mallorca (miércoles, 21.30). No será al final de la Liga, como dijo el técnico italiano en rueda de prensa el pasado sábado, que eludía como podía las preguntas.

«Estoy bien. Entiendo que queréis hablar de mi futuro. Estoy muy tranquilo y feliz. Sé perfectamente lo que tengo que hacer y lo que voy a hacer. Y no es hablar hoy de mi futuro. Os decepciona, pero a mí me da igual. Tengo mucho cariño a mi club, a mis jugadores y a mi afición. De mi futuro hablaré el día 25 y no antes». Pero las cosas se han acelerado, y el hecho de adelantar el anuncio tiene que ver con la intención de Ancelotti de dirigir a la selección brasileña ya en los partidos de junio.

Que los caminos de club y técnico se separaban dejó de ser noticia hace tiempo. Pero faltaba saber cómo hacerlo público. La buena relación que mantiene el jefe del banquillo con el jefe de las oficinas lo ha facilitado. Ancelotti y Florentino Pérez han acordado comunicarlo probablemente el lunes, según ha adelantó The Athletic y ha podido confirmar EL MUNDO, lo que dejaría a Carletto la oportunidad de despedirse del Santiago Bernabéu en ese choque contra el Mallorca o en la última jornada de Liga contra la Real Sociedad.

También le va a permitir dirigir a la selección brasileña en los partidos que tiene en junio de clasificación para el Mundial. El día 6 ante Ecuador y el 11 contra Paraguay. Los contratos que unirán a Ancelotti con la CBF se están terminando de redactar y el anuncio sería en los días siguientes al comunicado del Real Madrid.

SIN FRICCIONES

Lo que ambas partes tenían muy claro es que no querían fricciones que pudieran empañar el adiós del entrenador más exitoso de la historia del club, que se va a marchar con 15 títulos (podrían ser 16 si finalmente logra engancharse a la Liga en el Clásico y termina levantando el trofeo). El palmarés habla de tres Champions, tres Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa, dos Ligas, dos Copas del Rey y dos Supercopas de España, superando por un dígito a Miguel Muñoz. Especialmente en esta segunda etapa, iniciada en el verano de 2021 con aquella famosa llamada de teléfono del entrenador para pedir jugadores que terminó con una resolución de contrato en el Everton y su aterrizaje en Valdebebas.

Con Ancelotti saldrá del club también su hijo Davide, que iniciará su camino en los banquillos en solitario, pues ofertas (Inglaterra, Alemania y España) no le faltan. Del resto del cuerpo técnico todavía no hay noticias.

El club, entre tanto, sigue intentando que sea Xabi Alonso el que lleve las riendas del equipo en el Mundial de Clubes (14 de junio-14 de julio). Pero ahí juega también un papel importante, cómo no, el Bayer Leverkusen, club donde todavía ejerce el vasco. Como esa opción no está cerrada, de momento, también existe la posibilidad de que sea Santiago Solari el técnico interino que dirija al equipo en esa cita y que Xabi comience a trabajar cuando termine la aventura en Estados Unidos.

En las oficinas del Bernabéu no descartan ninguno de los dos escenarios, y todo va a depender de las negociaciones que, a varias bandas, tienen lugar estos días con la vista puesta, eso sí, en la Liga, que se juega el domingo en Montjuïc. Una victoria le coloca a un punto.

Lamine Yamal encarga el Balón de Oro

Lamine Yamal encarga el Balón de Oro

El mayor problema de ir perdiendo 0-2 en el minuto 20 de una semifinal de Champions es no ser el Real Madrid. Me lo recordó mi amigo Toño, que es madridista, y me mandó un whatsapp justo en ese minuto para decirme, "tranqui, ahora llega la remontada", como si se estuviera riendo de mí, o se creyera que era su equipo el que estaba en la semifinal, que para el caso es lo mismo.

El Barça sacó un mural antes del partido recordando sus cinco Champions con sus años, cuando el aficionado culé lo que más recuerda son los huecos que cavó entre ellas. No es que el Real Madrid tenga más copas, lo que no tiene son fisuras.

El Inter llevaba tres partidos sin marcar y tardó 30 segundos en meter el primero. Fueron los 30 segundos más largos de la competición. En ellos pasaron más cosas que en partidos de la liga italiana enteros. Un contragolpe, un centro, un rechace, otro centro, un remate de tacón, y un gol, como en ese planeta de Interestellar, en el que cada hora pasan como siete años en la Tierra. El Barça caminaba por un lago en calma, y confundió con una montaña el tsunami que se le venía encima. En esa situación lo mejor que podía hacer el Inter es llevar el partido hacia un agujero negro, pero allí se encontró con un extraterrestre.

Dicen los que saben que una semifinal de Champions exige de jugadores que sepan manejar los tiempos, cabeza fría y veteranía, pero con un 0-2 lo que necesitas es un niño inconsciente, y el Barça tiene al mejor del mundo. Con razón Flick en el descanso, en vez de abrazarle como al resto de jugadores, lo frotaba como solo se frota a las vírgenes y a las lámparas maravillosas.

En vez de jugarse la eliminatoria Inter y Barça prefirieron pegarse una fiesta, y en ella el que más bailó fue Lamine Yamal. Lejos de ir crecido, suele responder que algún día le gustaría ganar el Balón de Oro, como si ese día no fuera mañana mismo. El del Barça es probablemente el mejor jugador del mundo, o por lo menos al que preferirías ver paseándose por los campos en una gira asiática antes que tragarte un Urawa Reds-Ulsan Hyunday del Mundial de Clubes. La IA empieza a darle favorito para el Balón de Oro, pero qué sabrá de fútbol la IA, que diría Florentino.

El Real Madrid toma el pelo a sus aficionados conspiranoicos: historia de un paripé

El Real Madrid toma el pelo a sus aficionados conspiranoicos: historia de un paripé

El Barcelona pagó al vicepresidente de los árbitros durante años y eso apesta. Correcto. El caso está siendo investigado por la justicia y seguido por todos los medios de comunicación del país. También correcto. Cuando el sector conspiranoico del madridismo justifica su paranoia diciendo que ellos son los únicos a los que les importa el caso Negreira y continúan denunciándolo, miente. Y no pasa nada. Tienen motivos para estar indignados y al hincha no se le pueden exigir mesura y cabeza. Si el fútbol es salvaje y sentimental, como decía Javier Marías, hay que asumir que un tuitero sea irracional y roce el desvarío en defensa de sus colores.

Un club, una institución gigantesca, ya es otra cosa.

Lo vivido alrededor de una fantástica final de Copa fue tragicómico. Trágico si eres de esos románticos que aún cree que este juego tiene salvación, que la pelota no se mancha como sentenció Maradona, que su transformación en circo de tres pistas es solucionable. Cómico, si disfrutas del enemigo poniéndose en ridículo para el mundo entero.

La víspera, con el Madrid ejerciendo de abusón que se hace el ofendido cuando sus víctimas denuncian, fue un gran día para el show. El final del partido, con un montón de chiquillos vestidos de blanco desquiciados con un árbitro que les había favorecido en sus únicas decisiones polémicas (el penalti a Ferran y la posible roja a Lucas Vázquez), fue la demostración de que la sobreactuación acaba afectando al vestuario. Menos a Rudiger, que venía así de fábrica.

Lo importante es que el Real Madrid es consciente de que todo es paripé. Lo hace como estrategia, para tirar alpiste a su grey desbocada, llenar horas de tertulias y fingir que apoya una indignación popular que ni siente ni respalda con sus decisiones empresariales. Florentino sabe que el Real Madrid es una enorme multinacional que no puede andar perdiendo el tiempo en veleidades humanas.

Si la hinchada quiere furia, monta unos vídeos, pide al servicio de habitaciones en vez de ir a la cena oficial y filtra una amenaza que nadie se cree de no jugar la final, pero a la hora de la verdad apoya al enemigo, ese mismo Laporta que pagó a Negreira, para inscribir a Dani Olmo (vital en este tramo decisivo de Liga en un gracioso acto de injusticia poética), o le abre puertas que le ayuden a, palanca a palanca, salir del pozo económico. El cabreo del Madrid, como club, con lo de Negreira es cosmético. Prefiere un Barça fuerte que uno preso.

La realidad es que está vacilando a sus aficionados más radicales, pero ahí siguen ellos, gritando a las nubes.

La hora de las decisiones para Florentino y el Madrid: Ancelotti o Xabi Alonso en el Mundial de Clubes, Lucas y Modric, los fichajes, la guerra institucional...

La hora de las decisiones para Florentino y el Madrid: Ancelotti o Xabi Alonso en el Mundial de Clubes, Lucas y Modric, los fichajes, la guerra institucional…

Florentino Pérez lleva 22 años al frente del Real Madrid. Dos décadas en las que ha construido la mejor etapa de la historia del conjunto blanco, superando en Copas de Europa (7) y en títulos totales (37) a Bernabéu (6 y 33). Y si algo ha marcado su mandato han sido las decisiones contundentes en el campo y en los despachos. Los fichajes de las estrellas y, especialmente en su segunda etapa, la elección de los entrenadores. Ahora, reelegido presidente hasta 2029 y tras caer en Champions y en la final de Copa ante el Barça, Pérez afronta uno de esos veranos clave para la sala de máquinas de Chamartín.

Para saber más

En 2003, dos días después de ganar la Liga y tras haber sido eliminado en semis de Champions, decidió no renovar a Del Bosque. Llegó Queiroz y el Madrid, acumulando hasta seis entrenadores en pocos años, sólo levantaría una Supercopa hasta su primer adiós en 2006. Esa dimisión, reflexionada tras haber «maleducado a los jugadores», le sirvió para apuntalar las ideas de su segunda etapa. Regresó en 2009 y repitió las compras galácticas, pero asentó al Madrid sobre tres pilares en el banquillo: Mourinho, Zidane y Ancelotti.

El portugués puso los cimientos de lo que después sería el éxito de Zizou y Carletto. En ellos, y cada uno en dos etapas, confió Pérez, que con el tiempo ha ido cerrando el círculo de técnicos por los que pondría la mano en el fuego. Por eso ahora, con Ancelotti en la cuerda floja, afrontando las que pueden ser sus últimas semanas después de cuatro años seguidos (1.423 días, récord de Florentino), el presidente se enfrenta a una nueva decisión trascendental: elegir al entrenador que lidere esta nueva era galáctica... Y elegirlo, en caso de rechazar a Carlo, fuera del trío en el que ha confiado los últimos 15 años. Los experimentos de Benítez y Lopetegui le salieron mal, pero tiene claro que su apuesta es española: Xabi Alonso.

¿Quién entrenará en el Mundial?

El nombre del heredero está elegido, pero no la fecha de su llegada. Ancelotti tiene contrato hasta 2026 porque en 2023, y después de sólo haber ganado la Copa, Florentino decidió renovarle. Así era su confianza en él, transformada luego en el doblete de 2024. Por eso, y a pesar de no llegar a semis de Champions por primera vez desde 2020, Pérez decidió mantenerle en el cargo. Tampoco estuvo sobre la mesa ese debate tras la derrota, competida, en La Cartuja, porque Ancelotti no se irá por la puerta de atrás entre jornadas. Todo queda a expensas de la Liga, con la moral elevada tras la segunda parte ante el Barça. Creen que tienen una oportunidad. Si remontan... ¿Podrá seguir Carletto y Xabi tendrá que esperar hasta 2026? ¿O se irá con más honores todavía?

Lo que parecen tener claro en Valdebebas es que el entrenador que se siente en el Mundial de Clubes el próximo 18 de junio debe ser el técnico de la próxima temporada, porque el torneo hará de campamento de verano. Termina el 14 de julio y la Liga empieza el 16 de agosto. Si el Madrid no remonta al Barça este mes, Alonso viajará con el equipo a Estados Unidos. Si la gana, veremos si el Mundial es el último homenaje a Carletto.

Pequeña renovación en la plantilla

Una vez solucionado el tema del banquillo, a Florentino, de la mano de José Ángel Sánchez, director general y mano derecha del presidente, le tocará tomar decisiones clave sobre la plantilla. No fichar en invierno ha terminado teniendo consecuencias y saben que el equipo necesita un pequeño lavado de cara.

Modric, Lucas y Vallejo terminan contrato en dos meses. El central, que no ha contado en toda la temporada, no seguirá, mientras que el croata y el gallego se quieren quedar asumiendo el rol que les dé el técnico que mande. El avanzado fichaje de Alexander-Arnold cierra la puerta a Vázquez, que es uno de los jugadores más queridos y con más voz del vestuario. A Alaba, que no ha vuelto a ser el mismo tras su grave lesión, le queda un año y el club intentará buscar una solución amistosa, aunque su alto salario dificulta cualquier negociación.

El centro de la zaga preocupa, esperando la recuperación de Militao. Al Madrid le gustaría firmar a un central, con interés en Huijsen, pero tampoco parece dispuesto a pagar los 60 millones que piden por él.

Por lo demás, la temporada irregular de jugadores como Mendy, Rodrygo les ha puesto en el foco de las críticas. La dirección valora las temporadas de Miguel Gutiérrez y especialmente la de Nico Paz, que brilla en el Como. Por ambos tiene una opción de recompra.

Las batallas

La última carpeta de decisiones tiene que ver con el plano institucional. Florentino, que insiste en la necesaria buena relación con el Barça, mantiene frentes abiertos con algunas de las organizaciones más importantes del fútbol europeo y español: la UEFA de Ceferin, la Federación de Louzán y el Comité de Árbitros, la Liga de Tebas... Sus ausencias en la gala del Balón de Oro y en la previa de la final de Copa, dos hechos insólitos, han provocado críticas al club, que no parece frenar su ritmo beligerante.

Florentino está convencido de los cambios que necesita el fútbol, aunque eso le cueste polémicas cada mes a él y al club desde hace varios años. Una guerra que, de momento, el presidente no ha conseguido ganar porque Tebas, ahora también vicepresidente de la RFEF, y Ceferin acumulan cada vez más poder.

El mal necesario del banquillo para Florentino ante el dilema del relevo: Xabi Alonso, equidistante entre Ancelotti y Mourinho

El mal necesario del banquillo para Florentino ante el dilema del relevo: Xabi Alonso, equidistante entre Ancelotti y Mourinho

El buen patrón que interpreta Javier Bardem, un empresario de provincias, en la comedia de Fernando León de Aranoa, tiene una dimensión incomparable a la de los grandes patrones del fútbol con los que ha cohabitado Carlo Ancelotti. De los Agnelli y Silvio Berlusconi a Roman Abramovich, Nasser Al-Khelaifi y Florentino Pérez. Si embargo, con el buen patrón, grande o pequeño, encaja siempre el buen y fiel empleado, el buen entrenador. El italiano tiene un Máster en patrones que le ha permitido desarrollar el arte de la flotabilidad, con un instinto clave para encontrar el punto de equidistancia exacto entre la jerarquía y la independencia.

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El resultado ha sido una cosecha escasa en Ligas (seis en 22 años al frente de Juventus, Milan, Chelsea, PSG, Bayern y Madrid), pero casi tantas Champions (cinco, tres en el club blanco). Es, pues, una pieza única, hecha a la medida del complejo ecosistema madridista, donde no se buscan equipos de autor porque es un club de autor. Florentino lo sabe, y ello genera inquietud cuando el ciclo da síntomas de agotamiento, pese a la heroica reacción en la final de Copa frente al Barcelona en La Cartuja. La heroica es para los días festivos y el Madrid actual necesita manos de entrenador, ambas, la izquierda y la derecha, de lunes a domingo.

Florentino Pérez.

Florentino Pérez.Jose BretonMUNDO

Las siete Champions conquistadas por el presidente, en sus dos etapas, han sido con Vicente del Bosque, Zinedine Zidane y Ancelotti. Buenos entrenadores en el sentido amplio, aunque las salidas de los dos primeros dejaron aristas que esta vez no se producirían con el italiano, más dolido en el final de su primera etapa. Del salmantino prescindió Florentino tras ganar una Liga, en mitad del motín del Chistu, para subir al Madrid a un tiovivo de entrenadores que lo llevó a la viñeta del Atlético de Jesús Gil. Con el tiempo, el dirigente reconocía, a regañadientes, que fue una de las decisiones equivocadas de su primera etapa, más allá de la falta de sintonía con Del Bosque. Era mutua. Lo es.

La deriva del equipo esta temporada hizo que la cúpula pensara en un plan alternativo que los hechos no han cambiado. Con la Liga todavía pendiente, aunque sea observada como un Everest, y un clásico en Montjuïc, Ancelotti levanta la ceja y se agarra al flotador, aunque resignado a un desenlace que no desea cruento. Tampoco el club.

Xabi Alonso, en el banquillo del Bayer Leverkusen.

Xabi Alonso, en el banquillo del Bayer Leverkusen.Christopher NeundorfEFE

Xabi Alonso, en la cabeza del presidente, quiere construir equipos de autor, y por eso intentó descubrir lo mejor de José Mourinho, lejos de los prejuicios y el ruido, y fue en busca de la ciencia de Pep Guardiola. El Bayer Leverkusen lo es. Tiene la ventaja de conocer el club, a Florentino y la Liga. Como el hijo que vuelve a casa de los padres, no tiene que preguntar dónde están las galletas y el café. Pero no busca equidistancias, exige, decide y actúa. El pulso que mantuvo frente a Hacienda, «con muchos riesgos», según los habituales del Tribunal Supremo, es una prueba de su carácter. Si no lo cree, no hay pacto posible.

El presente del Leverkusen no es como el de la temporada pasada, fuera ya de las semifinales de Champions y sin opción al título en la Bundesliga. Al frente del club de la Bayer, el CEO español Fernando Carro tiene claro que, si llama Florentino, la salida de Xabi Alonso no será un problema. Carro es un negociador hábil y pragmático, y habla el mismo lenguaje que José Ángel Sánchez, primer ejecutivo del Madrid. Dejó el poderoso grupo Bertelsman para hacer carrera en el deporte y sabe bien con quién hay que estar a buenas.

A falta de tres jornadas para concluir la Bundesliga, el Bayern aventaja en ocho puntos al Leverkusen. Es ya virtual campeón. Cuando el Madrid juegue el clásico en Montjuïc, el 11 de mayo, más que probablemente ya estará todo decidido. Tanto Ancelotti como Xabi Alonso esperan decisiones con un año de contrato por delante. No hay, pues, ni urgencias ni malas relaciones, al contrario, lo que permite escoger el momento o no hacerlo. Si llega, el dilema será quién dirigirá al equipo blanco en el Mundial de clubes, un objetivo estratégico del Madrid, y más tras los fracasos del curso, además de convertirse en parte de la pretemporada. Tiene sentido que sea el elegido para el nuevo curso.

Carlo Ancelotti.

Carlo Ancelotti.Manu FernandezAP

Florentino es de los que cree que el entrenador es un mal necesario del fútbol y la realidad es que sólo se ha sentido identificado con un técnico-autor. Fue Mourinho. Un entrenador para una circunstancia, competir frente al Barça de Guardiola, uno de los mejores equipos de la historia, y elevar la deteriorada autoestima del madridismo. Lo consiguió, aunque con devastadores efectos colaterales para la imagen del Madrid. No estamos ante lo mismo, pero sí frente a un Barcelona creciente, que ha ganado tres de tres clásicos y dos títulos directos al Madrid esta temporada. «Sólo hay un entrenador que puede soportar eso con Florentino, y es Ancelotti», afirmaba alguien que trabajó muy cerca del presidente antes de la final de Sevilla. El castigo ha aumentado.

La historia dice que ninguna de las veces que Madrid y Barcelona se han enfrentado en cuatro o más ocasiones en una misma temporada, alguno de los dos ha hecho el pleno de victorias. Si seguimos, pues, la estadística, ello llevaría a una victoria blanca o un empate en Montjuïc, aunque siempre hay una primera vez para todo, incluso para hundirse con el salvavidas puesto.

Emilio Pérez de Rozas: "Si el periodismo aún tuviera poder, Joan Laporta ya no sería presidente del Barça"

Emilio Pérez de Rozas: “Si el periodismo aún tuviera poder, Joan Laporta ya no sería presidente del Barça”

En el número 23 de Ronda de la Universidad, en pleno centro de Barcelona, había una casa que es historia del periodismo. ‘La Ronda’, como acabó por conocerla toda la ciudad, era el hogar de los Pérez de Rozas, la saga de fotógrafos que empezó a principios del siglo XX, cubrió tres generaciones y sigue vigente en Emilio Pérez de Rozas (Barcelona, 1952), al que todo el mundo conoce como reportero y columnista de ‘El Periódico de Catalunya’ y ‘Sport’ y tertuliano sin freno en la COPE y Radio Marca, pero se niega a renunciar a su herencia. "La foto va en la sangre. Si no hubiera sido lo que soy, que es mitad fotógrafo y mitad periodista, sería simplemente un idiota", resume.

A otros puede haberles sorprendido el periodismo, pero tú sabías perfectamente dónde te metías.
Mi padre tenía nueve hijos y a las ocho, cuando nos levantamos para desayunar e irnos al cole, llegaban mis dos tíos, Manolo y Kike, y se ponían a trabajar. La casa de papá era el laboratorio y el despacho donde trabajaban las fotografías los Pérez de Rozas para tres periódicos y para la agencia EFE. Y ahí vivía una familia con una abuela, tres hermanos fotógrafos trabajando todo el día y nueve niños. ¿Qué otra cosa habría podido ser yo?
Hippie.
[Risas] Sí, algo de comuna hippie tenía, pero sobre todo era un polvorín. Como mi padre estaba bastante ausente haciendo fotos, allí todo el mundo podía castigarte si te portabas mal. Me pasé muchas horas en el pasillo por haber hecho travesuras. Era muy divertido vivir allí. No había otra posibilidad para mí que dedicarme a esto. Se nos caía la baba viéndoles trabajar y mi hermano Carlos y yo conseguimos continuar la tradición. Lo que pasa es que, como han compartido todos los compañeros veteranos que han salido en esta sección, aquel periodismo que nosotros vivimos ha desaparecido. Totalmente. Y ahí se ha acabado también la saga Pérez de Rozas.

Para saber más

Tus dos hijos se dedican a otras cosas.
Sí. Tienen una mezcla extraña porque les gusta lo que hace su padre, pero como curiosidad. No leen demasiada información, como casi todos los jóvenes ahora, y uno es informático y otro es productor de publicidad y cine. Han salido a su madre, que es bióloga, y ni siquiera leen lo que escribe su padre y esposo. Qué se le va a hacer…
Vives en Mallorca pese a informar sobre el Barcelona. Buen chollo.
Sí, soy un pionero en esto del teletrabajo, debo ser de los primeros periodistas que lo logró. Primero estuve a caballo entre los dos sitios y ahora llevo nueve años ya instalado aquí. Hace más de 50 años que conocí a Araceli, mi mujer, que es mallorquina y fue estudiar a Barcelona. Cuando murieron mis papás, decidimos venirnos a Palma porque creímos que era muy importante que los niños crecieran con los abuelos maternos y fue una estupenda decisión. Tuve la suerte de que Antonio Franco [director histórico de ‘El Periódico’] me lo permitió. Yo he tenido muchos maestros. Si me gusta esta profesión es porque he estado siempre colgado de los mayores, de aquellos periodistas y amigos que tenían unos años más que yo y me lo enseñaron todo: mi hermano Carlos, Antonio Franco, Àlex J. Botines, José Antonio Sorolla… Un montón de periodistas en los que me pude fijar. Eso también ha desaparecido ahora, ya nadie ejerce de maestro en el periodismo.
¿Has sentido esa distancia?¿Ha afectado a tu carrera no estar en Madrid ni, ahora, en Barcelona?
Lo de Barcelona no, porque a efectos prácticos es como si estuviera. Hay aviones cada rato y me planto allí en nada, pero lo de Madrid… Ese madridcentrismo de los medios españoles lo he sufrido posiblemente más que nadie. Del año 82 al 92 estuve de responsable de Deportes de ‘El País’ en Barcelona y hubo una frase funesta que aprendí ya la primera semana: "Mira, es que en Madrid hacemos las cosas así". Tú proponías determinadas cosas desde Barcelona y siempre había un jefe en Madrid que te decía que no porque allí no se hacía así. Y punto. Ni se debatía si tu idea podía estar bien ni se probaba a ver si funcionaba. No había esa posibilidad. Al final eso sí te da la sensación de que te limita. Otro ejemplo tonto. Tengo una relación maravillosa con Raúl Varela, de Radio Marca, y entro en su tertulia de ‘La Tribu’ los lunes por la mañana. Cuando cuentan el parte meteorológico de Madrid y que hay atasco en la M-30… No sé qué pensará el que lo escucha en Mataró o en Dos Hermanas. Es una anécdota, pero pasa siempre en todos los medios nacionales.
Has ido arrinconando la faceta de fotógrafo. ¿Por qué?
Yo nací fotoperiodista y soy fotoperiodista, pero es cierto que al final ha sido más un complemento que una dedicación completa. Evidentemente, no hago las fotos como mi compañero Jordi Cotrina, como mi amigo Alejandro Ceresuela, que es el fotógrafo personal de Marc Márquez, o como el portentoso Raúl Cancio, pero me defiendo y son suficiente para completar mis informaciones y las historias que cuento. La profesión fotográfica me respeta y no me ve como un intruso. El de fotógrafo es el trabajo peor tratado y peor considerado que hay en el periodismo. Es una vergüenza. Ahora quieren reciclarlos para hacer vídeo, se los ha metido en las redacciones para solo editar, salen cada vez menos a la calle a hacer fotos… Es una pena, es a nivel mundial y no es nuevo. Mi serie de periodistas favorita es ‘Lou Grant’, que es de los 70 y 80, ¿y sabes cómo llamaban al fotógrafo?
No.
Animal. Directamente le llamaban Animal. Eso ya te da una idea de cómo ha visto siempre el periodismo a los fotógrafos.
También te has movido entre dos mundos en que, aunque el fútbol es lo que te ha dado la popularidad, por encima de todo eres un periodista de motociclismo.
Sí. Empecé en las motos al principio de los años 80 y ahí sigo por dos motivos. Primero, porque ese mundo ha ido ofreciendo constantemente generaciones de pilotos estupendas y siempre tenías un español que ganaba y, segundo, por una cosa muy importante que se ha perdido en todos los demás deportes grandes, especialmente en el fútbol: el contacto con los deportistas. Todavía hoy te permiten acceder a los pilotos, si necesitas tres minutos con Marc Márquez en un gran premio para completar un reportaje, los vas a tener. Eso es maravilloso porque aún te permite construir historias humanas paralelas a la carrera. Eso ya no lo puedes lograr en ningún otro deporte, sólo en las motos. Ojalá Carmelo Ezpeleta, que es el gran monstruo que ha creado este fantástico Mundial de motos, no se contagie nunca de la Fórmula 1 en esto.
Tienes muy buen trato con Marc desde el principio. ¿Esperabas esta resurrección?
Sí, ya el año pasado pensé que si le daban moto… Toda la familia Márquez, los papás y los hermanos son unos seres excepcionales que son tal y como se muestran, lo que parece ya imposible en el deporte de élite. Sólo tengo palabras de elogio. Siempre se han portado conmigo de una manera maravillosa y es un placer tener esa relación con ellos. Hay una cosa que me pasa con Marc y con otros amigos deportistas que tengo como Andoni Zubizarreta o, en menor medida, Rafa Nadal. Mucha gente en la profesión trata de dañarme lanzándome un "mira, tu amigo". Dicen eso como si fuera algo negativo cuando es un elogio sensacional. Sé que periodísticamente no está bien ser amigo de los protagonistas, pero, lo siento, para mí esas amistades tienen un valor tremendo por encima de lo laboral.
¿Qué tal conviven el periodista serio y el tertuliano polémico que también eres?
Llevo bien esa dicotomía porque tengo un trabajo diario en un periódico y, luego, hago ese segundo papel en la radio. Están bien diferenciados. Con la televisión he tenido muy poco contacto, sólo en los tiempos de ‘El Rondo’ de Alfonso Arús, que es un auténtico monstruo de la televisión. Es el tío que inventó todo lo que se hace ahora en televisión deportiva, un innovador absolutamente brutal.
Las tertulias de éxito como ‘El Chiringuito’ provienen de él.
Claro, ‘El Chiringuito’ es una copia de ‘El Rondo’, aunque no sé si a Pedrerol le molestará esto. Lo siento, pero tú puedes ser el inventor de algo que no has inventado y el maestro de esto se llama Alfonso Arús. Mala suerte. Pedrerol no debería de tomárselo como una ofensa porque ha imitado algo muy bueno, le funciona, le gusta a una determinada gente en un determinado horario, con un determinado estilo y ya está. Pero la verdad es la verdad: esto lo inventó Arús.
Hablábamos de tu papel como tertuliano.
Sí, te decía que a mí la radio me parece atómica. Cuando todo el mundo está diciendo, y a lo mejor hay parte de verdad, que las redes sociales, los tuiteros, los influencers y la inteligencia artificial van a acabar con el periodismo, la radio está ahí, inmutable y con audiencias enormes. Yo he tenido la inmensa suerte de que los auténticos gigantes de la radio me han querido para trabajar con ellos. He estado con De la Morena, con García, con Paco González y con Manolo Lama, que es un tipo tan generoso que tú le pides la hora y él te da el reloj. Entonces, estás en ese ambiente y te ayuda mucho a soltarte, porque estás como en casa, entre amigos y sin nada guionizado. Lo grandioso de la radio es que es inmediatez, improvisación y originalidad.
También ese es el peligro.
Claro, porque muchas veces metes la pata, por supuesto que sí. Es todo tan rápido que te animas y te calientas tanto que existe la posibilidad de equivocarte. Yo lo he hecho y me he disculpado, pero entiendo que es parte del juego. Además, cada uno sabemos qué papel jugamos en las tertulias y en el mundillo. Por ejemplo, cuando me llaman para intervenir en tertulias de Catalunya Ràdio, sé que lo hacen porque quieren a alguien que le dé un palo al Barça. Yo soy consciente de mi papel, pero también es verdad que nunca digo lo que no pienso. Si me piden una opinión, doy la mía. Otra cosa es que la mía les va bien y la buscan porque contrasta con la de los demás.
Pérez de Rozas posa con su pincher, Anubis, en Palma de Mallorca.

Pérez de Rozas posa con su pincher, Anubis, en Palma de Mallorca.Araba Press

¿Se toma esta sociedad el fútbol demasiado en serio?
Creo que no hay que trascendentalizar las cosas que no tienen trascendencia y el fútbol es una de ellas, aunque no la única con la que lo hacemos. En casa se rompe un vaso y se monta un drama que no te lo puedes imaginar y luego lo piensas y, coño, sólo es un puto vaso. Recoge los cristales y a otra cosa. Nos montamos demasiados traumas ficticios, luego hay un drama de verdad y ¿ahora qué hacemos? Es fútbol, por favor. Vamos a tomárnoslo estupendamente y a disfrutarlo sin dramas. Además, los clubes, los presidentes, los entrenadores y los futbolistas no se merecen que nos volvamos locos por ellos, con una defensa a ultranza que no tiene ningún sentido. A mí me gusta que gane el Barça, pero también me gusta ver partidos estupendos donde gana el otro. Jamás dejaré de dormir por un resultado.
Eres un culé anti Laporta, que no abundan.
Lo que está pasando en el Barcelona con Laporta, su directiva, sus amigos, sus familiares y la manera de gobernar el club es escandaloso. Es una muestra de que la prensa ha dejado de tener poder y ya no se carga a nadie. Si el periodismo tuviera poder, Laporta no sería presidente del Barça como Mazón no lo sería de la Generalitat Valenciana, no hubieran podido soportar el justo aluvión. En Barcelona ha habido periodistas como Toni Frieros, Sique Rodríguez, Albert Guasch, Paco Cabezas, Xavi Hernández, Sergi Escudero, Xavi Bosch, Andreu Rauet o Joan Josep Pallás que han publicado cosas de Laporta que deberían haber provocado que pasara algo… y no ha pasado absolutamente nada. Yo intento cumplir una frase que me solía decir papá: "Emilio, en esta vida, sobre todo que no te tomen por tonto". Cuando doy mi opinión sobre la vergüenza que es Laporta lo hago fundamentalmente para decir: "Oiga, usted está comportándose así, está gobernando en su beneficio propio y está consiguiendo negocios para sus amigos, pero que sepa que le estamos viendo, nos hemos dado cuenta, no somos tontos". A lo mejor no sirve para nada y se sale con la suya, pero sobre todo que no me tomen por tonto.
¿Tienes algún contacto con Laporta?
No, cero absoluto. Ni con él ni con el club. Tampoco lo quiero. Soy perfectamente consciente de que con este punto de vista crítico hago muchos enemigos y habrá presiones, pero por suerte me siento tremendamente protegido por mi periódico. Eso es importante y no tan frecuente como debería. Recuerdo una anécdota cuando Antonio Franco era director y yo llevaba la sección de Deportes, que aún éramos 10 o 12 redactores y hacíamos nueve páginas diarias. Se ponía delante de mí y me soltaba: "¡Vaya mierda de sección estamos haciendo!". Éramos la mejor sección de Barcelona, yo se lo decía, que era estupenda, y me respondía: "Hace un mes que no llama nadie cagándose en mí y eso es mala señal. Yo estoy aquí para pararos las balas. Haced lo que tengáis que hacer, pero hacedlo". Poder trabajar en un medio que te permite eso es sensacional.
¿Cómo valoras esa alianza estratégica entre Laporta y Florentino?
Forma parte de la anestesia general que están viviendo la afición, los socios y los abonados del Barça. Han vuelto a disfrutar del fútbol de la mano de Hansi Flick, Pedri y Lamine Yamal y pasan absolutamente de todo lo demás, están desconectados de la realidad. Estoy convencido de que esa complicidad con el Real Madrid no gusta, pero tragan porque saben que Florentino Pérez ha puesto los contactos financieros y económicos que posee, que son los mejores de España, a disposición de Laporta para que pudiera hacer las tropecientas palancas y endeudar por los próximos 25 años al Barcelona. Es otra de las cosas que el socio, que es el propietario en teoría del Barça, tiene guardadas en un armario para no verlas junto a la manera de distribuir comisiones en el contrato de Nike, que una empresa subcontratada meta 350.000 euros a una cuenta de los directivos para su aval o los retrasos del Espai Barça.
Antes, cuando has nombrado a los grandes de la radio con los que has trabajado, has obviado a Juanma Castaño.
No crees que haya sido casualidad, ¿no? Efectivamente, no lo ha sido.
¿Es porque esta temporada decidió prescindir de ti y de Tomás Guasch en ‘El Partidazo’?
Tomás te dijo que no le sabía mal por él sino por mí y yo te digo lo contrario, me sabe mal por él porque le considero uno de los grandes y además, y esto es lo peor para mí, es que Tomás sí es uno de ellos, del núcleo duro que pasó de la SER a la COPE. Yo no lo soy aunque llevo muchos años trabajando con ellos, sigo con Lama y creo que fui el primero que llamó a Paco González cuando dejó la SER y le dijo: "Me voy contigo". Lo cogí por las escaleras, saliendo del edificio. Lo de Castaño no quiero ni comentarlo. Lo que sí me supo mal fue que me lo dijera en pleno agosto, tres días antes de que empezara el programa y sin tiempo para buscar otra cosa. Por lo demás, es un programa de autor donde él elige a su gente y, de pronto, Tomás y yo dejamos de ser su gente. A mí me pareció mal, pero a Tomás le dolió bastante más.
¿Por qué crees que dejaste de ser de su gente?
Creo que fue por el ruido que hacía, el descontrol que yo provocaba. No lo comparto, pero es su opinión. De todos modos, no quiero centrarme en lo malo porque esta vida que he tenido ha sido la hostia. No, está mucho más allá de la hostia. Cuando te digo que me duele que la forma de trabajar que teníamos antes haya desaparecido totalmente es porque considero que ser periodista como lo éramos hace 50 o 30 años es de las cosas más grandes que se puede ser en esta vida. Es una manera de disfrutar tremenda. Es cierto que no tienes tiempo para la familia, los hijos ni los amigos, pero ¿por qué? Porque cuando te gusta el periodismo y contar historias, te vuelves loco. Felizmente loco. Eso es brutal y ahora ya nada de todo esto existe.
Hombre, algo quedará.
Muy poco. Los jóvenes periodistas creen que todo está en el móvil y, encima, los periódicos han dejado de tener dinero para ir a los sitios. Y si no estás en los sitios, no hay periodismo. La gente sólo copia, recopila e imita. Eso tiene poco valor. En mi época nadie se dignaba a escribir un texto si no había estado allí. Ahora todo el mundo escribe de todo desde la silla y, lo que es peor, todo el mundo se cree lo que esos publican. La manera de conseguir las fuentes de información en estos momentos es muy frágil, te puede engañar muchísimo, no las ves, no las tocas, no las tratas y puedes estar escribiendo una historia que se ha inventado alguien con el que has contactado por Instagram. El buen periodismo cuesta dinero y ya nadie tiene dinero. Tengo la impresión de que si mis hijos hubieran escogido esta profesión, me hubiera frustrado porque no hubieran disfrutado ni la mitad de lo que he disfrutado yo. Ese es el drama.
Estadios bajo los cubiletes de los trileros: incompetencia, terror por los 'whatsapps' del miedo y un 'excel' que la FIFA hará de nuevo

Estadios bajo los cubiletes de los trileros: incompetencia, terror por los ‘whatsapps’ del miedo y un ‘excel’ que la FIFA hará de nuevo

Los trileros abundaban en las calles de España. Todavía es posible ver algunos, pero, hoy, los percibimos como personajes asociados a otro tiempo, extinguido en el tardofranquismo. El juego del Trile, también conocido como la Bolita o la Mosqueta, consiste en mover rápidamente una bola entre cubiletes y adivinar dónde se encuentra. Los trileros suelen tener compinches que indican sigilosamente a quien realiza la apuesta. Después de ganar, aumenta la puja y, entonces, pierde. Los trileros del fútbol, desgraciadamente, no son cosa del pasado, como ha puesto de manifiesto el último y vergonzante episodio en la Federación, desvelado por Esteban Urreiztieta. Al menos, con un toque de modernidad, al cambiar los cubiletes por un excel donde el estadio de Balaídos, uno de los aspirantes a albergar el Mundial 2030, aparecía y desaparecía. Los trileros de la Federación, sin embargo, han ido más allá de los de la calle, porque además de estafar al que jugaba, traicionaban la ética de los propios estafadores, al grabarse en secreto unos a otros. Una práctica amoral extendida en un lugar podrido, percibido en las alturas del fútbol como el Tercer Mundo de la gobernanza de este deporte, muy por detrás de Marruecos, una organización que no parece únicamente una Federación de trileros, sino también de 'Villarejitos'.

El excel de María Tato enviado a la FIFA tiene, en realidad, el mismo valor que una invitación de boda. Se ruega confirmación. Nada más. En Zúrich lo deciden todo, también con quién casarse, desde que el organismo de Gianni Infantino convirtió los comités organizadores en comités de bienvenida, antes de Qatar 2022, y estableció un bureau ad hoc para cada campeonato. En 2026 o inicios de 2027, la inspección de la FIFA visitará estadios en los tres países organizadores, no únicamente los recintos del excel, y tomará sus decisiones sin que viejas cuentas pendientes, como las que tienen Abel Caballero y Rafael Louzán, supongan una variable.

El Gobierno español se ha situado en lo políticamente correcto, al pedir a la FIFA que aumente de 11 a 13 las sedes concedidas a España y de ese modo evitar conflictos de índole territorial. José Manuel Rodríguez Uribes envió, el pasado 26 de julio, una carta al secretario general del organismo, el sueco Mattias Grafström, en la que se refería a Vigo y Valencia como ciudades históricas, de tradición futbolística, claves en la vertebración territorial del país, al tiempo que abogaba por el justo reparto de los «beneficios económicos, sociales y emocionales».

"Si con estos dirigentes lo ganan todo..."

La FIFA no está cerrada a modificaciones, pero aumentar las sedes en España significaría, posiblemente, tener que hacerlo en Portugal y Marruecos, cuyo trabajo eficaz y en silencio es puesto como ejemplo en Zúrich, especialmente el del país africano, frente a los constantes escándalos y cambios de la Federación Española. «¿Si con estos dirigentes lo ganan todo, cuánto más ganarían con otros?», se preguntan, entre risas y asombro.

María Tato, durante su entrevista en EL MUNDO.

María Tato, durante su entrevista en EL MUNDO.Alberto Di LolliMUNDO

Fernando Gomes acaba de dejar la presidencia de la Federación Portuguesa de Fútbol, después de tres mandatos, para liderar el olimpismo del país luso. Un hombre muy bien visto en la FIFA, que había cargado de sensatez la candidatura, a la que ahora contribuirá en otro rol. En Zúrich también están agradecidos a Marruecos, no sólo por el impulso del fútbol en el país, también por su mediación diplomática ante Arabia para que prorrogara su interés por organizar el Mundial de 2030 a 2034. Ya es suyo. Marruecos construye un gran coliseo en Casablanca para el Mundial. No parece que peligre la final, con Florentino Pérez como garante del Bernabéu, en fantásticas relaciones, además, con Infantino, que le dio a Vinicius el Balón de oro sin oro.

La final es la guinda del pastel, pero el pastel está por repartir, y para ello Marruecos está formidablemente situado, con un posición estratégica clave como aliado de Estados Unidos y puente con el resto del mundo árabe, y un cuerpo diplomático eficaz y volcado en una cuestión de Estado. Para el Gobierno español, por ahora, el Mundial es cuestión de la Federación.

Pasividad en el Gobierno

La prueba es cómo la chapuza de los excel ha dejado mudo al Consejo Superior de Deportes, ante la dualidad de observar cómo un proyecto estratégico para el país empieza en las viñetas del cómic y la imposibilidad de intervenir la Federación, pese a la sucesión de escándalos. No hay 155 que lo posibilite, por supuesto, pero la alternativa de optar por un papel escrupulosamente político es lo que convierte a la política en inútil.

Sólo una acción penal podría explorar las acusaciones del alcalde de Vigo contra Louzán, al que señala por la exclusión de Balaídos en el segundo excel, como si se tratara de una venganza entre familias gallegas. Lo que, en cualquier caso, ha quedado acreditado es el bajo nivel profesional de la comisión a la que se encargó el trabajo. Una constante en una Federación donde abunda el nepotismo, con hijas e hijas por los despachos, y donde tener un pasado como futbolista, encajarse un buen traje y poner voz de radio no garantiza el nivel. Nivel tiene y de nivel sabe Javier Tebas, en la posición más cómoda de toda su etapa: la Federación hace lo que dice, pero el presidente de la Liga no tiene responsabilidad en lo que hace. Cuidado, no obstante, con los efectos colaterales si llegan las explosiones, sobre todo con enemigos poderosos de verdad.

Rafael Louzán, presidente de la Federación.

Rafael Louzán, presidente de la Federación.EFE

En Las Rozas muchos temieron que la crisis de los estadios pudiera ser la explosión definitiva. La razón es que la Federación es presa de su propia dinámica, de su gangrena, y nadie sabe hasta dónde puede haber sido grabado y hasta dónde pueden llegar sus whatsapps. Si María Tato tiene algunos comprometedores, únicamente ella lo sabe y sólo estaría obligada a aportarlos en un proceso judicial. Los mails con Louzán de la ya ex ejecutiva durante el proceso de selección de los estadios revelan que existía una conexión, nada más. Los supuestos whatsapps del miedo, sin embargo, desataron el pánico en una semana complicada en la casa, en la que el eficaz cortafuegos de su comunicación hizo muy bien su trabajo y puso a salvo a Louzán. El presidente sólo habló después de que María Tato cerrara su salida. La comunicación en la Federación es como atravesar un arrozal en los dominios del Vietcong. Nunca sabes de dónde puede llegar el siguiente disparo o el siguiente whatsapp. Continuará...