La gran revolución silenciosa de Florentino Pérez: cuatro entrenadores nuevos a la vez, terremoto en el baloncesto y tres ascensos para la Junta del Madrid

La gran revolución silenciosa de Florentino Pérez: cuatro entrenadores nuevos a la vez, terremoto en el baloncesto y tres ascensos para la Junta del Madrid

Cuatro entrenadores nuevos para las cuatro plantillas más importantes del Real Madrid, dos fichajes para la dirección general de la sección de baloncesto, tres directivos añadidos a la Junta tras las últimas elecciones y varios cambios en los banquillos de las categorías inferiores. Los primeros meses de año, y especialmente los de mayo y junio, han supuesto una revolución en el conjunto blanco. Una revolución casi silenciosa, alejada de las agitadas polémicas de principios de siglo, que pone de manifiesto el cambio de ciclo en esta nueva etapa de Florentino Pérez.

El máximo responsable del club ganó en enero, sin rival, las elecciones que le hicieron otra vez presidente. Cumple ahora su séptimo mandato y ha vuelto a alargar cuatro años el debate sobre su sucesión. En 2029, con 82 años, volverá a decidir, pero mientras va dando algunos pasos para asentar el futuro a corto, medio y largo plazo del club.

Este verano, esos pasos se han convertido en zancadas gigantes. La gran revolución de los banquillos. Xabi Alonso en el lugar de Carlo Ancelotti en el primer equipo del fútbol, Álvaro Arbeloa por Raúl González en el Castilla, Sergio Scariolo por Chus Mateo en el baloncesto y Pau Quesada por Alberto Toril en el femenino. Cuatro cambios en apenas unas semanas. El femenino tiene todavía poca historia de vida, pero Florentino no cambiaba a los tres principales técnicos (primer equipo, Castilla y baloncesto) en el mismo verano desde 2009.

Denominador común

Ese año, justo cuando arrancó su segunda etapa como presidente, firmó a Manuel Pellegrini, a Ettore Messina para el baloncesto y a Alejandro Menéndez para el filial. Ahora a la revolución se suma Quesada, que ya trabajó en las inferiores, y el terremoto de la canasta: Sergio Rodríguez llega como nuevo director deportivo, puesto que ocupaba Alberto Herreros, y Carlos Ocaña, que era adjunto a José Ángel Sánchez, asume el rol de Juan Carlos Sánchez, responsable de la sección durante 15 años.

En unas semanas, el Madrid ha puesto fin a dos de las etapas más exitosas en la historia de la entidad. Ancelotti se ha ido con 15 títulos, siendo el entrenador más laureado del club, Chus Mateo con seis y Juan Carlos Sánchez con 26.

Pero en todos esos trofeos hay un denominador común, Florentino Pérez. Aquella pequeña revolución de 2009, con los fichajes de Cristiano Ronaldo y Karim Benzema y la llegada de José Mourinho al año siguiente, devolvió al equipo de fútbol a la elite continental. Y ahora busca lo mismo. El presidente tenía claro que la etapa de Ancelotti había finalizado, en cuanto a fútbol y sensaciones, y que el club necesitaba savia nueva a todos los niveles.

Scariolo, con España, durante los Juegos de París.

Scariolo, con España, durante los Juegos de París.AFP

Para ello, eso sí, no ha improvisado. Ha mantenido el perfil de los fichajes de los últimos años: gente de su máxima confianza en el banquillo y con los que tenga una excelente relación. Así ha sido desde la llegada de Zinedine Zidane en 2016, se confirmó con su cercanía con Ancelotti estos años y ha vuelto a pasar con Alonso, con el que nunca ha perdido el hilo.

Xabi y Arbeloa, que escala al Castilla tras la salida de Raúl después de varios años en el Juvenil A (el efecto dominó provoca varios ascensos), son los nuevos capitanes generales de Pérez en el plano futbolístico. Ambos pesos pesados del vestuario en la época de Mourinho, el entrenador que mejor relación ha tenido con el presidente. Y junto a Arbeloa, como entrenador de porteros del filial aterriza Diego López.

buena relación con la FIFA

Nombramientos que abren una nueva etapa en todas las secciones y que asientan el círculo del mandato de Pérez mientras el presidente mantiene su pelea con las instituciones, especialmente con LaLiga y la UEFA.

Ha sido interesante su buena relación con la FIFA en este Mundial de clubes, consciente e insistente en que el futuro del fútbol va hacia torneos entre los mejores equipos de Europa y del planeta. Le queda concretar qué pasará con la Superliga, si termina como competición independiente, logra un acuerdo con UEFA o FIFA o se difumina en el tiempo.

A su alrededor sigue teniendo gente de su máxima confianza y tras las últimas elecciones se han sumado a la Junta del club José Ángel Sánchez, director general y mano derecha, Manuel Redondo, director del gabinete de Presidencia, Francisco García Sanz, durante 17 años vicepresidente de Volkswagen y una década del Wolfsburgo, y Manuel Gómez Barrera, hasta ahora encargado de gestión de las peñas. Una revolución silenciosa.

La intrahistoria de la revolución que pone fin a una era en el Real Madrid: del 'lasismo' y 28 títulos a Scariolo y el Chacho

La intrahistoria de la revolución que pone fin a una era en el Real Madrid: del ‘lasismo’ y 28 títulos a Scariolo y el Chacho

Fueron 11 años de lasismo, más tres de prolongación con el que fuera su asistente principal desde 2014, Chus Mateo. 15 en total desde que Juan Carlos Sánchez se hiciera cargo de una sección completamente a la deriva entonces (hasta la amenaza del cierre) y la reconstruyera para lograr lo impensable: 28 títulos, entre ellos tres Euroligas, en un trayecto ya inolvidable. Estos días acaba una era en el Real Madrid de baloncesto, tanto en los despachos como en el banquillo, con el abrupto adiós de los que han sido sus protagonistas. El reto recae ahora en las manos de Sergio Rodríguez y de Sergio Scariolo.

Para saber más

Para saber más

Una revolución con el listón alto, fraguada a fuego lento y ejecutada radicalmente, apenas unos días después de conquistar la ACB de forma arrolladora. En la misma pista de La Fonteta, después de ganar ocho partidos de nueve en los playoffs, a Mateo, «más alivio que felicidad», le rondaba una sentencia que no era nueva para él. Fue en diciembre cuando estuvo más fuera que dentro del club. Ese fue el comienzo.

El espíritu navideño apaciguó los deseos de Florentino Pérez de echar a Mateo, enredado su equipo en un comienzo de temporada impropio (especialmente en la Euroliga), fruto también de un verano en el que los fichajes no fueron capaces de paliar las enormes pérdidas que supusieron las salidas de Poirier, Yabusele, Causeur, Rudy Fernández y el Chacho. La derrota en la final de Copa y la no clasificación para la Final Four terminaron de convencer del cambio al presidente, independientemente ya de lo que ocurriera en la ACB, donde se evitó acabar la temporada en blanco, algo que no sucedía desde 2012.

«No será la primera vez»

En esos momentos en los que Mateo confesaba sus sufrimientos, reivindicaba su labor y se postulaba sin duda a cumplir el año de contrato que le restaba, ya estaba sentenciado. Scariolo, con el que comparte representante, siempre fue el único candidato y llegar a un acuerdo con él no ha resultado difícil. Fue el lunes por la noche cuando todo se cerró y el italiano -que vuelve al club blanco 23 años después- comunicó a Elisa Aguilar su decisión de dejar la selección tras el Eurobasket (tenía contrato hasta Los Ángeles 2028). Si España llegara a la final, apenas tendría 12 días para preparar la Supercopa. «Durante un tiempo, relativamente corto, tendré que compatibilizar con el club. No será la primera vez, lo he hecho durante toda mi carrera», explicó ayer tras ofrecer la lista de convocados para el torneo continental.

Paralelamente al cambio de entrenador (Scariolo llevará su propio equipo de asistentes, previsiblemente con Luis Guil como segundo, aunque aún tiene contrato con el Palencia), se fraguó el de la dirección deportiva. Mucho más inesperada y llamativa ha sido la salida de Juan Carlos Sánchez, el hombre de máxima confianza de Florentino. Que tuvo sus luces y sombras: especialmente desagradable fue la gestión de la salida de Pablo Laso, con el que llevaba tiempo enfrentado. A Sánchez le ha acabado sentenciando un conflicto de intereses, pues su propio hijo trabaja en una conocida agencia de representación de jugadores; algunos como Hugo González o hace unos años Juan Núñez, captados en la propia cantera blanca.

Su sustituto será Sergio Rodríguez, quien desde hace meses se prepara para el cargo: completa un máster de Dirección General en el IESE Business School. A sus 39 años, uno después de retirarse precisamente en el Madrid en el que recorrió dos etapas, aplicará toda su sabiduría baloncestística y experiencia en Europa (jugó en Rusia, Italia y, por supuesto, España) y NBA (clave en esto para la nueva etapa del baloncesto continental). Y estará acompañado por Felipe Reyes en la dirección deportiva (en sustitución de Alberto Herreros).

Raúl, obligado a hacer madridismo en el exilio: deseos, desengaños, ofertas y un legado que no olvidan sus jugadores

Raúl, obligado a hacer madridismo en el exilio: deseos, desengaños, ofertas y un legado que no olvidan sus jugadores

El destino obsesiona al ser humano desde el principio de los tiempos. Ni siquiera para todos los creyentes lo resuelve un «si Dios quiere», un «in sha'a Allah». La filosofía, la literatura y también la teología, con perdón del ser superior, se preguntan por el devenir que nos espera. Uno de los pensadores de culto actuales, el japonés Haruki Murakami, define al destino como una tormenta de arena que cambia de dirección sin patrón alguno. Cuando crees haberla esquivado, la tienes a tu espalda, en cambio constante, como la propia naturaleza. Sobre esos cambios escribió siglos atrás Heráclito de Efeso para concluir que el único destino posible es el carácter. Es decir, la capacidad que tenemos de determinarlo, ya que aguardarlo es inútil. Carácter es lo que define a Raúl González, que ha esperado demasiado tiempo a un destino para el que parecía señalado, el banquillo del Madrid, como un príncipe heredero. Ni siquiera las monarquías lo garantizan, como bien supieron Juan de Borbón y otros nacidos para ser reyes. El Madrid no es una monarquía, no se hereda, se gana. Es un club, pero también una fe que el antiguo capitán representa en carne y hueso. Tras esperar largo tiempo el «si Dios quiere», es momento del carácter, de Heráclito, de Raúl, de hacer madridismo en el exilio para seguir en pie tras la tormenta de arena.

Es la prueba que necesita Raúl y la prueba que necesitan los demás para saber si uno de los futbolistas que mejor ha representado lo que significa el Madrid, está capacitado para dirigir algún día al primer equipo. Quienes han estado cerca lo creen, y es lo que cuentan los futbolistas de la cantera que se han marchado en busca de minutos. Esa información maneja un puñado de directores deportivos, incluso de presidentes, que pensaron en Raúl durante estos últimos años. La respuesta fue siempre la misma, vehiculada a través de su fiel e inseparable agente, Ginés Carvajal. No.

Espanyol, Sevilla, Leeds...

Han sido años de repetirlo. Al Espanyol, en la etapa de Rufete como director deportivo; a este Sevilla a la deriva; al Leeds que dejó Marcelo Bielsa, y al Schalke, donde militó como jugador, aunque el hecho de estar en Segunda es un freno. Raúl busca un proyecto, por eso le tentó la idea del Villarreal, no una urgencia. El Getafe, donde Ángel Torres sabe de la visibilidad que ofrece un gran nombre del pasado en el inicio de su carrera como entrenador, desde Quique Sánchez Flores a Laudrup, Schuster o Míchel, que bien sabe cómo se siente Raúl, le permitiría mantener a su familia en Madrid, pero eso, con sus hijos criados, no es ya una prioridad, salvo por María, la pequeña, de 15 años, que sigue sus pasos como goleadora del cadete del Madrid.

Raúl González, en Valdebebas.

Raúl González, en Valdebebas.Angel MartinezMUNDO

Raúl esperaba una transición natural, la de un ex canterano, ex capitán y estandarte de una época, al que se da la oportunidad después de dirigir al filial. Quizás faltó el ascenso a Segunda del Castilla, pero en ninguna de las dos promociones que disputó en sus seis años lo consiguió. La caída más dura, ante el Eldense. Guardiola, en el Barcelona, ascendió al filial de Tercera a Segunda B, la actual Primera RFEF, pero no a Segunda, algo que sí hizo Luis Enrique. Los madridistas no están en la categoría de plata desde la temporada 2013-14; los azulgrana, desde la 2017/18, hecho que habla de las dificultades.

Esta temporada los azulgrana han caído a Segunda RFEF, algo que puede parecer contradictorio con su cantera, pero los frutos están en el primer equipo. En el Madrid, apenas Asencio, aunque Raúl preparó a otros para probar el salto, Rafa Marín, Mario Gila, Jacobo Ramón, finalmente utilizado, o Joan Martínez, que sufrió una larga lesión. Al técnico le gustaba jugar con tres centrales y carrileros largos, un equipo sólido y vertical, vertiginoso en el despliegue, con jugadores como Peter, y delanteros de potente remate, para lo que reconvirtió a Gonzalo. Puro Madrid. Lo recuerdan como un «entrenador didáctico, que nos hacía mejorar», y estricto en el comportamiento.

El objetivo del ascenso tampoco lo consiguieron Zidane ni Solari, pero tuvieron sus oportunidades. Raúl, nunca. La querencia de Florentino Pérez por el francés, uno de sus grandes fichajes estratégicos, su galáctico preferido, nunca fue la que tuvo por Raúl, cuya mejor conexión en el Madrid fue siempre Jorge Valdano, que lo hizo debutar a los 17 años para sentar a Butragueño. Dentro y fuera del club, como demuestra que pusiera Jorge a su primogénito.

Xabi Alonso, en su presentación.

Xabi Alonso, en su presentación.MUNDO

La prueba definitiva

La contratación de Xabi Alonso fue definitiva para el adiós de Raúl. Un ex jugador, aunque no formado en la casa, que dirigió en categorías inferiores en Valdebebas, pero decidió hacer el recorrido que Raúl tiene pendiente. Ni siquiera cuando el tolosarra planteó su idea de incorporarse después del Mundial de clubes, el Madrid pensó en Raúl. Antes estaba Solari. Era imposible tener más pruebas y, a la vez, sentir más desconfianza.

"Estoy preparado para cualquier reto. Y cuando digo cualquier reto, es cualquier reto", dijo Raúl en sala de prensa. No hacía falta ponerle nombre. Podría haber seguido en otro cargo en la cantera que no dirige un ex jugador, sino Manu Fernández, el hijo de un histórico gerente. También antes podría haber entrado en el 'staff' del primer equipo con Ancelotti, con el que tenía una excelente relación. Nada de eso era lo que quería, y menos al final.

La salida tiene, pues, un efecto liberador para Raúl, aunque también para el club, porque el movimiento permite ascender a entrenadores. Arbeloa ocupará su puesto en el Castilla, quizás el compañero que mejor conectó con Xabi Alonso, y bien anclado a los poderes en el entorno del club. Raúl no regala sonrisas ni frecuenta despachos. Recluido en su trabajo y su familia, mitad monje, mitad guerrero, como los templarios, su pasado es el único poder al que puede sujetarse para vencer a la tormenta y, a sus 47 años, ganarse el futuro.

Roberto Palomar: "Somos una carnicería, hay que vender carne y el que más carne vende es el Real Madrid. Es así y no hay que avergonzarse"

Roberto Palomar: “Somos una carnicería, hay que vender carne y el que más carne vende es el Real Madrid. Es así y no hay que avergonzarse”

Roberto Palomar (Olmedo, Valladolid, 1963) se acerca peligrosamente a los 40 años en ‘Marca’, donde es redactor jefe y firma de referencia. Compagina ese viejo prestigio de escribir columnas en papel con las cada vez más agitadas aguas de las tertulias, tanto en ‘El Partidazo de COPE’ como en ‘La casa del fútbol’ de Movistar+, y parece haber encontrado la fórmula para no salir magullado de ese doble juego. "La clave es mantener la coherencia. Debes tener una línea en tu firma y no dejarte contaminar. Hay que tener cuidado porque es muy fácil que suceda e, incluso, es probable que te inviten a hacerlo y te digan que te irá mejor si te creas un personaje", explica.

¿Te ha pasado?
Sí. En una televisión que prefiero no nombrar me dijeron que tenía que ser un personaje, respondí que no y dejaron de llevarme. Ahí se acabó todo. Y no era ‘El Chiringuito’ ni ‘Punto Pelota’.
Aunque a priori no te pegue, estuviste en el origen de ‘Punto Pelota’.
Es que yo de Pedrerol no puedo renegar o hablar mal porque, en condiciones normales, debería estar en ‘El Chiringuito’. Estaba con Josep en Punto Radio y hacíamos un programa de radio con muy pocos medios, pero muy bien hecho. Nos echaron de allí de mala manera y Pedrerol dijo: "Voy a llevar el programa a la televisión". Yo no lo veía por ningún lado, pero empezamos en Intereconomía con ‘Punto Pelota’ y mira si funcionó. ¿Qué sucedió conmigo? Que este grupo tenía entonces Veo TV y Pedro J. Ramírez decidió que los redactores de la casa no podíamos colaborar en otra televisión, así que a los pocos programas lo tuve que dejar. Pero siempre me he llevado bien con Pedrerol, fui miembro fundador de ‘El Chiringuito’ y lo normal sería que ahora estuviera allí.
¿Te puedes visualizar ahí?
Perfectamente. Igual que en las tertulias que hago ahora puedo mantener una línea coherente, creo que allí también podría. De hecho, en aquellos primeros programas de ‘Punto Pelota’ tenía mi sitio. Pedrerol me dejaba escribir una carta diaria y en alguna ocasión hemos hablado de recuperar aquello, lo que pasa es que ahora estoy muy cómodo en la COPE, me lo paso muy bien y lo veo incompatible. Creo que en la profesión se es muy injusto con ‘El Chiringuito’, se personaliza en ellos algo bastante general.

Para saber más

¿Se ha ‘chiringuitizado’ el periodismo deportivo?
Un poco. Ellos lo llevan al extremo porque son los inventores del asunto, pero hacen el programa que quieren hacer y, dentro de ese estilo, lo hacen muy bien. Lo han exportado fuera y han conseguido que un programa que antes duraba dos o tres horas ahora es prácticamente todo el día. Yo les doy su mérito. Luego tú lo consumes o no, pero entiendo perfectamente que a las doce de la noche no se puede hacer un programa sobre el Colegio Nacional de Entrenadores y se vaya a algo más apasionado y más ligero. Además, si quieres la otra parte, también la tienes. Cambias a Movistar o a DAZN y te lo explica Álvaro Benito.
Lo cierto es que hay más oferta que nunca.
Exacto. Por eso no soy ni catastrofista ni pesimista con el estado de la profesión. Creo que hay un abanico tremendo y tú puedes encontrar lo que quieras. Es cierto que hay que picar piedra y buscar para detectar las firmas que te interesan, pero están y hay de todo. Puedes ver análisis de fútbol más tranquilos en las plataformas; si quieres leña al final del día o ver qué ha pasado entre Madrid y Barça, pues pones ‘El Chiringuito’ y ya está; si eres de un equipo al que a lo mejor no se le hace tanto caso en los medios grandes, tienes en YouTube o en Twitch al que habla solo de su equipo. Hay muchísima variedad, más que nunca. Es que un tío en su casa te hace un programa, lo hace bien y llega a muchísima gente. Tenemos compañeros que se han montado su chiringuito especializado sólo en el Madrid, el Atleti o el Barça y funciona. A mí me gustan más el periodismo y los medios tradicionales y los reclamo para mí porque es lo que he vivido todo este tiempo, pero hay un abanico que le da una libertad enorme al consumidor.
El periodismo deportivo tradicional ha tardado en aceptar esos nuevos modelos.
Sí, sí, seguramente por miedo. Empezó con lo de Ibai Llanos, pero yo creo que no hay que tenerle miedo. Al contrario, creo que tenemos que espabilarnos y hacer las cosas mejor.
Por encima de todo, eres ‘Marca’. Llevas en el periódico desde 1987 y, pese a los cambios de dueño, de director y de modelo, eres como el dinosaurio de Monterroso: al despertar, Palomar todavía estaba allí.
He conocido un montón de directores y eso que, al principio, no parecía. Coincidí unos meses con Jesús Ramos, pero luego entró Luis Infante, que era un genio, se apartó, le dio un poco el mando a Manuel Saucedo y pensé que iba a ser ya el director para toda la vida. Vino el cambio empresarial y esto fue como cuando Florentino empezó a echar entrenadores uno detrás de otro, pero pese a la inestabilidad la máquina ha seguido funcionando. La cabecera de ‘Marca’ está muy por encima de los que trabajamos aquí. Por ejemplo, no es un periódico de grandes firmas, nunca lo ha buscado, pero es un producto muy homogéneo y un icono de la cultura popular de este país. Todo el mundo sabe lo que es el ‘Marca" y reclamo y defiendo ese reconocimiento. Soy un marquista convencido y lo seguiré siendo. Hemos sido muy innovadores: el periódico a color, La Liga Fantástica nos desbordó absolutamente, el valor de las portadas, que son muy icónicas... Me da mucha pena que el papel se vaya apartando, pero hay que reinventarse, recolocarse y supongo que acabaremos encontrando la salida.
Y entre tanto tumulto, ¿cómo has logrado mantenerte siempre?
Supongo que es una forma de ser y de hacer. En esa época de cambio de directores, Luis Infante, Saucedo, Elías Israel y Alejandro Sopeña, éramos todos un poco del mismo equipo. Había una línea de continuidad, nos conocíamos muy bien y éramos amigos, así que siempre he estado ahí. He tenido la suerte, además, de que ellos siempre han querido potenciar mi figura. Sobre todo Saucedo, que se preocupó mucho de buscarme sitios que lucieran.
De la vieja guardia, fuiste de los que menos chocó con Eduardo Inda.
Acabé bien con él. Fue una época distinta a todas porque fue el primer director tras el cambio de compañía y era como Ancelotti en Brasil, el primer extranjero que entrenaba a un histórico. Era peculiar, era difícil, era duro, era incontrolable y creo que era un reportero al que pusieron de director. Si tuviera que ficharle, lo mandaría a Valdebebas todos los días, tendría muchos problemas con él porque no resiste bien la autoridad, necesitaría control, pero traería noticias. Los mayores problemas con la redacción fueron por una forma de trabajar muy peculiar, unos horarios extrañísimos y un pensar en el periodismo las 24 horas. Le daba igual si estabas durmiendo en tu casa a las tres de la mañana y eso tampoco es plan.
Decías antes que ‘Marca’ no es un periódico de firmas, pero tú llevas mucho tiempo siéndolo.
Lo que pasa es que fue sucediendo por casualidad. Yo he hecho calle y he sido reportero básicamente siempre. Eso era lo mío. He estado en Mundiales, Eurocopas y he seguido al Madrid por todo el mundo. Lo que pasa es que siempre trabajaba en agosto, éramos pocos y había una columna en la última página que no quería hacer nadie. Acababa haciéndola yo para quitárnosla de encima, me fui quedando y ahí sigo, pero digamos que no es lo mío. Yo creo que la idea del periódico al principio era potenciar mi perfil reportero y no el de columnista, pero la firma se ha quedado. Supongo que tendría algún tipo de acierto, pero me fastidia un poco que hoy en día parece que los periodistas somos los que opinamos y yo reclamo al periodista de oficio. Creo que a los grandes medios llegan los mejores, que en Periodismo se matricula mucha gente y entrar en ‘Marca’ o en ‘El Mundo’ es muy difícil y el trabajo también lo es. Yo llevo miles de títulos, antetítulos y breves bien bonitos a lo largo de mi carrera, lo que pasa es que a la gente le llega lo que opino de Luis Enrique.
Hay un desconocimiento bastante grande de cómo se trabaja en un periódico.
Total. La gente no tiene por qué saber todo esto, igual que cuando se construye un edificio, ves al tío que pone la bandera y no al que ha dado el yeso, por eso reivindico que este oficio de periodista no lo puede hacer cualquiera. Mucha gente cree que llegamos a la redacción, nos inventamos el fichaje de Nico Williams y ya está. Y esto no es así. Aquí se levanta un edificio de 30 plantas cada día y a la mañana siguiente está derruido en el suelo y hay que volver a construirlo. Y para eso hace falta oficio y es complejo. No es fácil ser periodista.
El problema es que lo más difícil es lo que menos se ve. Opinar puede hacerlo cualquiera.
Claro, pero cerrar un periódico deportivo de papel un día como la final del Mundial de Sudáfrica, que fue tardísimo, es una obra de ingeniería. Esto es una máquina perfectamente engrasada en la que todo el mundo tiene que hacer trabajos excepcionales. Lo que hace un periódico en los grandes acontecimientos es complejísimo y necesitas gente muy preparada. A mí me encanta esa parte porque escribir largo no se me da bien, pero en pequeño soy una máquina. Me gusta más poner cintillos y títulos que escribir la crónica.
Te concedo el derecho a la falsa modestia, pero siempre has escrito bien en contra de ese prejuicio que asegura que en los periódicos deportivos se redacta como en Primaria.
Nos ven como los garbanceros del oficio. Ese prejuicio siempre está, es injusto y afortunadamente hay gente que lo rebate. En ‘Marca’ da gusto leer a José Luis Hurtado, José Ignacio Pérez o Begoña Fleitas. Y en la competencia, lo que hace Alfredo Relaño escribiendo bien y afilado los 365 días del año me parece increíble. De hecho, cuando dirigía ‘As’, intentamos hacer lo mismo en ‘Marca’ y tener una columna diaria del director y nunca nos salía. Juanma Trueba también era buenísimo. De todos modos, y de verdad que no es falsa modestia, yo no me considero un tío muy brillante escribiendo. Puedo tener un cierto filo, pero he releído columnas mías antiguas y no me han gustado absolutamente nada. Sin embargo, el otro día, preparando la final de Copa, vi unas noticias que escribí en otra hace mil años y, joder, eran impecables.
¿Qué es lo que más has disfrutado como periodista?
Cuando subí el Everest, que se cumplen ahora 25 años y podíamos haber sacado un especial, pero me lo callé porque me daba pereza escribirlo todo otra vez [risas]. Espero que no se enfaden en el periódico al leer esto. Fue un reto desde todos los puntos de vista. Tecnológico para mandar cada día fotos y textos, físico porque viví mucho tiempo a 6.400 metros y sufrí mucho, y periodístico porque tenía que escribir todos los días dos páginas de nada porque en un campo base no pasa nada. Me lo tomé como un Mundial. Conté cómo se negociaban las primas con los sherpas, cómo iba Juanito [Oiarzabal] al baño… Tuvo una gran repercusión. Ayudó José María García, que me llamaba cada noche y lo vestía como si yo fuera un héroe. Decía "cambio" al final de cada frase como en las películas pese a que no hacía falta [risas].
Le seguirías el juego, claro.
Por supuesto. "Buenas noches, José María. Cambio". Otra experiencia muy buena fue cuando estuve cuatro días viviendo en la calle, en las colas del Bernabéu, para comprar entradas para un Madrid-Barça trascendental antes de la venta online. Contar el trapicheo de cómo era posible que hubiera gente con entradas antes de que abrieran la taquilla y todo el mundo de los reventas fue apasionante, aunque con algún riesgo físico Lo hemos pasado bien.
Palomar posa en la redacción de 'Marca'.

Palomar posa en la redacción de 'Marca'.Sergio Enríquez-Nistal

Nunca has dicho de qué equipo eres.
No lo he dicho, pero si quieres te lo digo.
Es tu decisión...
Soy de un equipo, pero se me ha pasado. Eso que se dice de que todo periodista tiene que ser de un equipo puede ser cierto al principio, pero se te va quitando con los años de trabajo. Si me ponen una pistola en la cabeza, digo que soy del Madrid… pero poco. En realidad soy de lo que le venga bien al ‘Marca’. Por ejemplo, esta temporada quería que el Barça ganara la Champions porque creo que periodísticamente venía bien este cambio de modelo, la irrupción de Lamine y no repetir con el Madrid, que lleva mil años seguidos. Yo tengo ganas de que el Atleti vuelva a ganar la Liga, me gusta cuando sucede porque pertenezco a una generación donde el Dépor podía ganarla. Eso no lo vamos a ver ya más y lo echo de menos.
Cuando ‘Marca’ era de verdad el diario de todas las aficiones.
Es muy difícil seguir siéndolo, hay que reconocerlo. Aquello estaba sustentado con las ediciones locales, aquellos cuadernillos que teníamos en toda España y te servían para defender ese eslogan. Ahora es imposible. Tenemos una carnicería y hay que vender carne. Si el que vende más carne es el Madrid, obviamente se tiende a eso. Es así y no hay que avergonzarse por ello. La realidad es que con la final de la Séptima vendimos un millón de ejemplares, más que cuando España ganó el Mundial. No me lo puedo explicar, pero así fue. Hay que defender tu negocio, pero ser honesto. El Madrid nos hace vender, pero hemos sido muy críticos con él cuando ha correspondido.
Tú, en concreto, estuviste en guerra con Mourinho durante toda su estancia en Chamartín.
Tuve dos épocas duras con el Real Madrid. La primera fue con Florentino en su primera época, porque el que vemos ahora no es el del principio. Aquel era un Florentino más atropellado que echaba entrenadores y hacía fichajes sin mucho sentido. Ahora ya hay que reconocer que ha ganado y ha llevado el fútbol hacia donde él quería, que es un capitalismo atroz y una Superliga que, seguramente, llegará antes o después. Ha ganado, pero el primer Florentino podía ser criticado y yo lo hice bastante. Al poco de acceder a la presidencia, Gemma Herrero fue a hacerle una entrevista en el Eurobuilding y yo la acompañé para escribir la típica columna de ambiente. Titulé: "Aburridamente eficaz". Le sentó fatal y ya la cosa no mejoró. La gente no se acuerda, pero en su primera etapa llegaron a zarandearle los hinchas en la puerta del Bernabéu. La gente estaba caliente con él.
¿Cómo fue logrando ese control sobre la prensa del que siempre se habla?
Fue aprendiendo. En las primeras elecciones a las que se presenta y pierde ponía las ruedas de prensa a las nueve de la mañana. Eso con periodistas deportivos no puede ser y cayó fatal, pero se fue reuniendo con nosotros en petit comité para estudiarnos. Era muy listo y ahí hizo el casting para que, por ejemplo, Joaquín Maroto fuera el jefe de prensa. A mí me invitó junto a Mabel Galaz a tomar un café en su despacho de ACS. Empezó a abrir las cortinas con un mando a distancia para impresionarnos y nos dio información del vestuario que solo le podía haber contado un jugador. No era presidente todavía, ya tenía controlado el Madrid y ya lo intentaba con la prensa. Llevaba muy mal cualquier crítica y lo sigue llevando.
En todo caso, tú has sido muy crítico y sigues siendo redactor jefe de ‘Marca’. ¿Tiene menos poder del que se cree?
Bueno, eso depende de la suerte que tengas con tus jefes. Cuando Ramón Calderón era presidente escribí una columna muy crítica contra él y me quiso conocer. Fuimos a comer y me dijo que Florentino había pedido mi cabeza y la de Segurola. No tengo pruebas de eso, pero me lo creo viendo cómo se ha manejado luego. Lo que pasa es que a mí me han defendido. Recuerdo cuando aún pertenecíamos a Recoletos que coincidí en el ascensor con Jaime Castellanos, el presidente de la compañía, y me dijo: "¿Qué has dicho de Florentino? Que ya me ha llamado y me vuelve loco". Balbuceé alguna respuesta y cuando fui a salir me dijo: "Roberto, escribe lo que te salga de los cojones". No todo el mundo tiene la misma suerte, claro.
¿Y con Mourinho qué pasó?
Que hay pocos periodistas que puedan decir que han ganado a Mou y yo le gané un juicio. Mourinho me ha parecido, me parece y me parecerá un personaje nefasto para el madridismo y un pésimo deportista más allá de que te guste futbolísticamente o no su propuesta, que a mí no me gusta mucho aunque le reconozco su mérito. El tío ha resucitado equipos y llegó en un momento que el Madrid estaba acomplejado con el Barça y le levantó con un punto de rebeldía, para mí, mal llevada. No me gusta nada y nunca tiene la culpa de nada.
Te puso una querella.
Me demandó porque el Madrid palmó en Sevilla y en la rueda de prensa, como siempre, empezó a poner excusas y señalar a otros. Una de las frases que escribí en mi artículo de la última, que tiene unas 600 palabras, fue que "Mourinho es el típico personaje que causa un accidente y se da a la fuga". Entiendo que es una frase dura, aunque tú puedes causar un accidente y que no haya víctimas, pero alguien le calentó la cabeza y me demandó. Me pedía 15.000 euros y dijo que se los iba a dar al Canillas, que era el equipo de su hijo. Me pareció muy bien que ejerciera su derecho a defenderse si lo consideraba así, pero en el juicio, que duró 20 minutos, tuve la sensación de estar haciendo perder el tiempo a un juez por una discusión de barra de bar. Gané y ahí se quedó la cosa, pero fue absurdo.
De todo aquello te ha quedado fama de antimadridista.
Sí y, como te he contado, no es cierto, pero tampoco me importa. Ahora estoy perdiendo un poco de filo, seguramente porque te haces mayor, pero me gustaba ser crítico y exigirle al Madrid. Creo que el Madrid recibe un nivel de crítica periodística muy alto que, por ejemplo, el Atleti no tiene. A mí me gustaba ser crítico con el Madrid y sacarle punta. Tuve también algún conflicto con Fernando Alonso, que era intocable en aquella época. Aunque el problema más serio fue con el Sevilla. Anunció un partido imitando el acento portugués de Mourinho y yo escribí un artículo imitando el acento andaluz. Aquello fue tremendo, ni guasa ni nada, me llamaban a casa por la noche con amenazas. Siempre he buscado un poco los límites, me gustaba.
¿Dices que has perdido ese filo?
Creo que sí. Me leo ahora y no lo veo tanto. Dicen que un columnista es un reportero cansado, pues yo soy ya un columnista cansado. No busco las vueltas tanto como antes. Además ahora hay mucha más competencia y más variedad de opinión. Antes lo que salía en el ‘Marca’ tenía mucha repercusión, yo iba siempre un poco a la contra y seguramente ese fuera el éxito de mi sección porque ya te digo que escribir, lo que se dice escribir bien técnicamente, creo que soy normalito.
Afirmaba José Luis Sánchez, de ‘El Chiringuito', que los periodistas madridistas están en minoría en España. ¿Es cierto?
No. Habría que hacer una encuesta y contarlo bien, pero el periodismo deportivo refleja cómo es la sociedad y España es mitad madridista, o un poco más, y mitad antimadridista. Y en la prensa es la misma proporción. El Madrid tiene su guardia de corps, como la tienen otros equipos, pero más numerosa. Lo que sí creo es que el Madrid tiene más exigencia crítica que el resto.
Hablabas antes de la repercusión que tiene el periodista deportivo. ¿Eso alimenta demasiado el ego?
Sí, hay mucho ego en la profesión. En un medio importante sale nuestra carita, nuestro nombre y si estás medio acertado, te jalean un poco. Hubo un momento que veía que mi página de los lunes generaba expectación y te reconozco que durante un tiempo me subí al púlpito a dar doctrina. Está clarísimo que tenemos mucho ego pero, de nuevo, quiero distinguir al periodista del opinólogo. Las redacciones están llenas de tipos brillantísimos que no opinan y esa gente no tiene ego. Somos los opinólogos los que nos creemos más de lo que somos, aunque luego la vida y la situación te van poniendo en tu sitio.
¿Notas cierto desprestigio de la profesión?
Sí y lo veo injusto. Creo que los periodistas somos necesarios y también somos los primeros a los que se dispara. Vuelvo al paleolítico, pero hace muchos años viví una huelga de periodistas en Italia y el país estaba paralizado. Creo que somos indispensables, el problema es que tenemos que trabajar mejor. Se ha polarizado tanto todo, en el deporte como en la política, que nos hemos puesto al servicio de un bando en lugar de tomar distancia, pero vuelvo a reclamar el oficio de periodista como algo importante para la sociedad. Tenemos que estar a la altura.
Quique Guasch: "Me vetaron hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España"

Quique Guasch: “Me vetaron hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España”

"He sido incómodo toda mi puta vida", arranca Quique Guasch (Barcelona, 1951) y sorprende a quien creció viéndole, Mundial tras Mundial, partido tras partido, como reportero afable y siempre con el protagonista adecuado durante la etapa gloriosa del deporte en TVE. Es un clásico de estampa inolvidable y, viendo cómo se conserva en 2025, eterna: bigotazo, calva brillante y bronceado permanente desde mucho antes del furor de los rayos UVA. Sólo las canas le delatan. Eso y que, desde que le atropelló un ERE en la tele pública en 2008, fue desapareciendo del primer plano.

"La profesión no perdona a los viejos, cosa que comprendo, y si encima eres molesto para el poder, te rematan. Yo no he podido ni sabido ser otra cosa y me lo han permitido… hasta que no", reflexiona con más resignación que rencor.

¿Qué le hacía tan incómodo?
Yo digo lo que pienso y no pienso lo que digo. Eso en nuestra profesión te pasa unas facturas terroríficas, amigo mío. Y los peores son los que menos te esperas, los que van de liberales y de ser unos tíos cojonudos, pero son una mierda como un piano. Grandes cracks de la comunicación que se dedican a joder la vida a otros más débiles.
¿Habla de alguien en concreto?
No merece la pena nombrarlos. Ya no. Y algunos presumían de ser de izquierdas, como yo, pero luego lo que menos les importaba eran los trabajadores. Uno, que encima es un gran periodista, se dedicó a joderme la vida cuando salí de TVE, me vetó hasta para entrar al lavabo de todas las televisiones de España, pero no le puedo nombrar porque se me querella. Además ya da igual porque me lo paso ahora maravillosamente bien. Ando un poquito por las mañanas, que me lo recomendó el cardiólogo, y me voy al Club Natación Barcelona, que es mi casa verdadera, a tomar el sol y bañarme todos los días del año.

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Hay que mantener el moreno.
Claro, y el bigote. Son mi imagen de marca. Y la calvicie, eh. La reivindico y la llevo con orgullo desde hace 50 años. Me han ofrecido varias veces ponerme injertos gratis, ¿para qué quiero yo pelo ahora? No merece la pena. No sé si a los 25 me lo hubiera pensado, pero ahora…
Los que se quedan calvos jóvenes luego aguantan mejor el paso del tiempo, envejecen más lento.
Porque parecíamos viejos con 30, pero, mira, yo estoy como una rosa y el secreto es el sol. Siempre con protección, eh, no seamos gilipollas. Y luego tengo otro secreto para mantenerme joven que no te he contado hasta ahora. ¿Sabes cuál es mi pasión?
Así, a bote pronto, no se me ocurre.
Mi pasión es el Barça. Pero no es que sea un apasionado del fútbol, lo que me apasiona es el club, las movidas que hay alrededor, los intereses creados, la política que se mete dentro de los despachos... Enterarme de todo eso, aunque ya no lo cuente en ningún lado, me vuelve loco.
¿Y por qué no lo cuenta en ningún lado? Muchos periodistas de su generación siguen colaborando en medios.
Ya, pero, como te he dicho antes, yo no me callo. Si veo algo que huele mal en el Barça, lo digo y automáticamente llamarán a quien me contrate a preguntar: "¿A este tío por qué lo tenéis aquí si ya tendría que estar jubilado?". Lo sé porque me ha pasado. Y estoy jubilado, ojo, lo que pasa es que me enferma ver que yo me entero de cosas del Barça que los periodistas que lo siguen cada día deberían saber y no saben. O no lo cuentan, porque los pobrecillos no pueden hablar libremente o les quitan hasta la posibilidad de hacer una pregunta en las conferencias de prensa. Perdóname la falta de humildad, pero es verdad que sigo teniendo esas conexiones y esas fuentes dentro del club.
¿Duele ese exilio profesional?
No tengo ya fuerza para luchar, me he cansado. Las últimas ofertas que he tenido te pagan un café con leche por colaborar una vez al mes. Ya no estoy para eso y entiendo que esto debe de ser para gente joven. Les deseo lo mejor y que les paguen más dignamente. Yo estoy feliz. Mis mañanitas en el club, comida con mi santa esposa y, cuando ella vuelve al trabajo, me retiro a mis aposentos y me dedico a jugar con el ordenador, hacer mis llamadas y ponerme al corriente de las muchas barbaridades que dicen estos pseudoperiodistas que proliferan ahora en internet, bárbaros que están vendidos a los clubes por una gorra y una bufanda y, encima, muchos medios de verdad promocionan. En fin, es otro mundo, uno al que ya no pertenezco. Yo no nací con el ordenador, nací con el ordenanza, que suena parecido pero no es lo mismo [risas].
¿No reconoce el periodismo actual?
No queda nada del periodismo deportivo que yo conocí, el de verdad, el que quería contar cosas. Entras en las webs deportivas y ves que cogen lo que dicen otros, lo pegan, lo titulan y ya está. Con eso llenan. Es verdad que está muy mal pagado y que seguramente los editores o los directores les obligan a hacer esos contenidos que no tienen ningún valor pero dan clics, pero todo está mal. Me aburre la profesión ahora. He dejado de escuchar los programas de radio porque todo son intereses y portavoces de Laporta o de Florentino defendiendo lo suyo. En el fútbol se está haciendo la obra más importante de la última década en Cataluña, el campo del Barça, que cuesta una millonada y se le da a una constructora turca desconocida, pero los periodistas no indagan y los políticos de mi tierra dicen "amén". Pues nada, ya está. Todos callados y su amo, contento.
Asumo que el amo al que se refiere es Laporta.
Aquí sí. Allí, Florentino. Fíjate, Laporta tiene tres demandas por una presunta estafa con el Reus que está en juicio y aquí no se publica ni una línea. Ni una ni dos, tres. Laporta es un tío que no ha trabajado en toda su vida, ¿de qué vive entonces? Es fácil imaginarlo... más claro, agua. ¿Qué es lo que de verdad me preocupa? Que un buen número de socios, que son buena gente, le votaron y le permitieron hacer las famosas palancas que han hipotecado al club para siempre. Unas palancas cuyo ideólogo es un economista avalado por Florentino. Van de la mano porque les interesa la Superliga, cosa que entendería si no hubiera estado tan mal parida. Aún no comprendo cómo a una cabeza privilegiada como Florentino se le puede ocurrir presentar un proyecto así en 'El Chiringuito'. ¡'El Chiringuito'! Apaga y vámonos. Con eso, nació muerta.
Este amor por el periodismo fue tardío, porque estudió Derecho.
He sido siempre un desastre. Me enganchó el gusanillo de la radio estando ya en la universidad y lo dejé todo por ella, con el consiguiente disgusto familiar y de amigos. Me volvió loco este mundo y no me arrepiento de nada. Me ha ido bien, mal y regular, según el momento, pero he disfrutado mucho porque pillé la mejor época del periodismo en España. Había trabajo, había medios, viajabas, tenías acceso a los protagonistas... Gracias a mi trabajo tengo amigos del Madrid, del Barça, del Dépor, de la Real Sociedad, del Athletic... ¿Esto cómo lo pago? Si cuando me muera, no va a caber la gente en el tanatorio con la cantidad de amigos que he dejado. ¿De qué me puedo quejar? De nada.
Sin embargo, empezó haciendo radio musical.
Claro, estamos hablando de los años 70 y tenías que hacer música porque el deporte estaba creciendo, pero aún era muy secundario en la radio. De hecho, durante unos cuantos años en Radio Joventut yo intentaba hacer deportes y no me dejaban porque, como sabía hacer muchas voces, me ponían en las novelas. Me hinché. Pero en cuanto pude me dediqué a esto que sigo adorando.
Por la noche presentaba shows en algunas de las discotecas más famosas de Barcelona. ¿Eso le ayudó a acercarse a los futbolistas?
Yo he disfrutado mucho con los jugadores, me lo he pasado muy bien y jamás contaré lo que no se debe contar. No porque me lo agradezcan sino porque forma parte de mi background, de mi vida y de mi forma de ser. Yo no soy un alcahuete. Estaba allí porque ellos confiaban en mí, no para escribir ahora un libro de memorias explotando las vidas de otros más importantes. Eso muere conmigo y punto.
Con los jugadores del Barça del Dream Team llegó a hacer un programa en TVE, 'Fantástic', en el que ellos eran los presentadores y hasta interpretaban gags cómicos.
Eso es. Eran Julito [Salinas], Pep [Guardiola], Talín [Alexanko], Txiki [Begiristain] y Eusebio, principalmente, aunque vinieron varios más. Eso fue idea mía. Estaban mis jefes en Cataluña pensando ideas de programas y les dije que por qué no hacíamos uno con los futbolistas del Barça. Alucinaron, claro. Pensaban que era imposible. Toda la parte burocrática la llevé yo y ahí me equivoqué por inexperto. No hablé con el Barça, sino con Johan [Cruyff], que les dio permiso sin que el club supiera nada. En aquel momento los derechos de imagen no eran los de ahora, que el futbolista depende del club hasta para hacer caca y pipí. El Barça sólo tenía control sobre lo que hacían dentro de sus instalaciones o con la camiseta puesta, para lo demás eran libres y no tenían que consultar a nadie. Me aproveché de eso, se hizo y estuve a punto de que se hiciera en el Madrid, porque yo tenía mucha confianza con sus internacionales de cubrir la selección y me habían dicho que sí, porque esto fue un bombazo a nivel de imagen para los del Barça y les daba envidia.
¿Y por qué no se hizo?
Porque yo no daba abasto y siempre he sido un poco tonto. En vez de montar una productora, como hacen tantos periodistas ahora, sencillamente me mataba a trabajar para mi tele sin ver un duro extra y, al final, no me daba la vida. Pero a los del Barça los tuve a todos, nos lo pasamos muy bien y, para esos iluminados de los clubes que ahora no dejan que los futbolistas hagan nada, ese año ganaron la Liga y la Copa de Europa. Mucho no les distrajo el programa.
¿Cómo había sido su llegada a Televisión Española?
En la radio logré empezar a hacer deporte. Baloncesto, fútbol, todo... Y entonces me dijeron que TVE estaba buscando gente para informativos en Barcelona y me presenté a las pruebas. Fue una entrevista a Asensi, que siempre ha sido un gran tipo, y me cogieron. TVE estaba en crecimiento e iban teniendo cada vez más deporte, así que al año pasé ahí y ya me quedé 32 años.
En esa época, sin más canales, salir en TVE haciendo deportes te convertía en una celebridad.
Tal cual. Para la gente y para los deportistas, que veían lo mismo que el resto. Eso te facilitaba mucho el trabajo porque te conocían lo mismo ellos a ti que tú a ellos. Estaban deseando salir en TVE. Por ejemplo, en noviembre del 86, cuando estaba en la cima del mundo tras el Mundial de México, traje a Maradona a Madrid para salir en 'Estudio Estadio' y no cobró ni un duro. Ni él ni yo. A veces pienso que con la amistad que tenía con Diego, que me llamaba Pelao, y las muchas entrevistas exclusivas que le hice, hubiera podido hacer negocio, pero es que yo defendía a la empresa como si fuera mía. Craso error. Más tonto no podía ser.
A ver, no le fue mal para ser tonto, eh.
Era tonto en cuanto a ganar dinero, no como periodista. Era un trabajador normal y corriente de los muchos que hay en Televisión Española, un poquito más avispado que algunos y peor que otros, pero me movía muy bien.
Quique Guasch posa para la entrevista, en Barcelona.

Quique Guasch posa para la entrevista, en Barcelona.David RamírezAraba Press

¿Cómo surgió la amistad con Maradona?
Nos conocimos en Buenos Aires, en marzo del 81. Fui a hacer un amistoso entre Argentina y Alemania porque jugaban Stielike y Breitner, que los conocía del Madrid. De Maradona ya se empezaba a hablar bastante, pero en Europa no lo habíamos visto y nada más llegar tuve una enganchada con él, porque no me quería dar una entrevista. Y estuvimos ahí peleándonos hasta que conseguí dos palabras de él, pero ya vi que era especial y cuando regresé a España se lo decía a todo el mundo: "Cuidado con este tío, que es muy bueno". Se empezó a hablar de que podía venir al Barça, la cosa fue tomando cuerpo y cuando vino con la selección a jugar el homenaje a Rexach, en septiembre, ya estuve pegado a él. Le había caído simpático con aquella primera pelea y ya seguimos siendo amigos hasta su muerte.
¿Qué porcentaje de la mitología, buena y mala, que le rodea es cierta?
De Maradona habla todo el mundo y se han escrito auténticas barbaridades, pero la base es cierta. Un día, ya bastante al final, me dijo: "¿Tú te imaginas, Pelao, qué futbolista hubiera sido si no me hubiera drogado?". Él era consciente del daño que le había hecho la puta droga.
¿Y qué se le responde a eso?
Le dije: "Pues, Diego, habrías durado una hora en vez de un cuarto de hora". Eso sí, menudo cuarto de hora. Había algo en Diego distinto a todos los demás grandes. La personalidad, el magnetismo... Era un líder fuera y dentro del terreno de juego. Un tipo de izquierdas y sindicalista que nunca olvidó de dónde venía. Yo le decía mucho que se metía en líos innecesarios con su estatus, pero le daba igual. En el Mundial de México, por ejemplo, él y Sócrates se pasaron todo el torneo peleándose con la FIFA por los horarios. Se manifestaba tras cada partido aunque le amenazan. Él era así, vivió así y murió así.
Estando tan cerca de él en Barcelona, ¿no se dio cuenta de que estaba consumiendo regularmente cocaína?
No, ten en cuenta que hasta que dio positivo en el 91, no se sabía nada. En realidad, yo me enteré antes. En el Mundial de Italia 90, un vicepresidente de la FIFA me dijo: "Oye, tu amigo se droga". Me quedé lívido. Le pregunté de qué me hablaba y no me dio más detalles, pero ya me empezaron a cuadrar cosas porque si algo tenía claro es que Diego no se drogaba para jugar mejor, que me hubiera preocupado menos. Entendí que la cosa era jodida.
¿Alguna vez lo habló con él?
No. A Maradona era muy difícil aconsejarle. No había ni Dios que tuviera los cojones de decirle: "Te estás equivocando, maestro". No te lo permitía. En reiteradas ocasiones, cuando no le gustaba la conversación, la zanjaba diciendo: "Yo soy Maradona". Y ahí se había acabado la película. Hacía lo que le daba la gana en todos los sentidos.
Cubrió seis Mundiales, ¿le sobraron o le faltaron?
Es una buena pregunta. Yo he vivido por y para esto y no lo habría dejado nunca mientras las fuerzas me aguantasen, que ahora ya me fallan. No es un trabajo que intelectualmente tenga mucho desgaste, pero yo lo vivía con una intensidad tremenda. Entiendo que un periodista no tiene que tener festivos, tiene que dejar de ir a trabajar, pero estar conectado al día, saber lo que pasa, dónde está la gente, por qué van a comer con este representante... Ahora esto ni se hace ni se sigue. La excusa de los periodistas actuales es que los jugadores no hablan. Perfecto, pero los representantes y los directivos, sí.
A usted aún le hablan muchos deportistas de su época.
Porque he callado más de lo que he contado. Siempre preferí la persona que la noticia y por eso sigo teniendo hoy a las personas. De todos modos, es un buen trato profesional, de muy pocos me considero amigos. Por ejemplo, ahora hay una cadena de televisión que prohíbe a sus periodistas llamar de usted a los entrevistados. Yo eso no lo aceptaría. He llamado de usted hasta a mis amigos más cercanos cuando estaba trabajando porque tiene que haber una credibilidad, no un compadreo. Esa seriedad se ha perdido.
¿Han perdido los periodistas deportivos el respeto de la gente?
Totalmente y creo que nos lo ganamos a pulso. El periodista se ha creído protagonista y no es nadie.
Usted ha sido muy popular.
Sí, es cierto, pero eso nunca afectó a cómo afronté mi trabajo. A esa popularidad ayudó mucho mi imagen y todavía hoy me reconoce la gente por la calle. En aquella época entraba en una discoteca y no pagaba una copa, ahora que estoy jubilado y lo necesito más, lamentablemente pago hasta en el metro [risas], porque yo voy en transporte público a todas partes. A cambio, soy multimillonario en tiempo y eso gana a todo. No tengo prisa ni para morirme. A lo mejor algún día, por desgracia, te tengo que decir que estoy muy jodido, pero por ahora estoy en la gloria.
Hace unos días falleció José Ángel de la Casa, ex jefe y amigo.
Amigo por encima de todo. Lo pasé muy mal. Tuve la gran suerte de que, a través de su hijo Juanma, muy pocos días antes hice una videollamada con él para despedirnos. No lo olvidaré en la vida. Ha sido una persona a la que no se le ha hecho justicia profesionalmente. Ni un poco. Al menos, de cara a su familia, la cantidad de compañeros que estuvieron en el tanatorio y en el entierro sirve un poco de reconocimiento, pero fue tarde y triste. Es un pequeño consuelo para su familia, pero totalmente insuficiente. Mereció mucho más, pero en esta profesión si eres un buen tipo y no vas presumiendo, nadie te hace caso. En realidad, creo que a toda aquella generación de periodistas de TVE no se nos ha agradecido en absoluto todo lo que hicimos por el deporte en España. Ni la profesión ni, sobre todo, la cadena.
¿En qué sentido?
Muchos de nosotros salimos mal de TVE porque ya nos invitaron a irnos. Ni siquiera tuvieron el valor de echarnos directamente, simplemente nos persiguieron como si fuéramos los culpables de una mala situación económica. Estoy hablando de casi todos mis compañeros de Deporte. Nos convencieron de que dependía de nosotros salvar la televisión y esa fue la gran mentira de mi vida. Echaron a 5.000 tíos de Radio Nacional, TVE y la agencia EFE y no cambió nada. El Estado tuvo que poner dinero como ha puesto siempre y se lo siguieron llevando los directivos como se lo han llevado siempre.
¿Por qué TVE es tal polvorín?
Porque no tiene una línea periodística ni empresarial. No hay seriedad. Allí mandan los políticos. Hay un Consejo de RTVE en el que cada partido coloca a los suyos y en el que la mayoría sólo está para llevárselo crudo en dietas y kilometraje, como decimos todos en la tele. No hay un criterio. Ahora hacen una apuesta, mañana cambian de idea, todo se improvisa según convenga... Yo no tengo nada contra Broncano ni contra Buenafuente por ganar lo que ganan, que es menos de lo que se dice y son dos profesionales estupendos, el problema es que si mañana cambia el Gobierno ya no servirán esos programas y la decisión no será por si son buenos o malos ni si funcionan o no, igual que no lo ha sido a la hora de ponerlos.
¿Esa injerencia política siempre ha sido igual?
Sí. Los gobiernos siempre han mandado igual en TVE, lo que pasa es que ahora se sabe más que antes. Ese problema siempre ha sido la cruz de la cadena. Yo creo en la tele pública, creo que tiene sentido como concepto, pero como está enfocada TVE, tal vez no. Para eso hubiera sido mejor cerrarla cuando la mataron.
¿Cuándo fue eso?
Cuando le quitaron la publicidad porque al Gobierno le interesaba salvar a unos canales privados que estaban con el agua al cuello. Esa fue la sentencia de muerte. A los veteranos con sueldos altos nos echaron porque había que reducir personal de una forma tremenda y lo peor fue que nos prohibieron trabajar de nuestra profesión. Tras el ERE, yo podía trabajar de mecánico, de tornero o de camarero, pero como quise seguir trabajando de periodista me hincharon a multas y me llevaron a juicio. La libertad de expresión es mentira, es otra pantomima.
Uno de sus últimos trabajos en TVE fue como presentador de 'El Rondo', una de las primeras tertulias futbolísticas con un tono similar al que ahora tiene 'El Chiringuito'.
Sí, fue un éxito y se lo cargó Florentino porque no le gustaba no controlarlo. Y eso no lo digo yo, lo dice él mismo en los famosos audios filtrados. Aquello fue un invento de Alfonso Arús, que es un visionario de la televisión. Entendió en aquel momento que los jugadores en activo no dicen nada y los jubilados aportan poco, entonces invitó a periodistas y aquello lo cambió todo. Hasta que se acabó porque Florentino quiso que se acabara para poner un programa con Pedrerol, que sí era de su cuerda. No le fue bien y a la media temporada lo largaron, pero el daño ya estaba hecho.
¿Por qué Florentino les quiso cerrar?
Por control. Yo no le he insultado en la vida, lo que pasa es que repetía mucho aquello del ser superior, porque me hacía muchísima gracia la frase y esto se ve que, por lo que me ha contado gente cercana a él, le ponía como una moto. Pero, vamos, que Florentino tiene mucho poder y que lo utiliza no hace falta ni que lo cuente, lo sabe toda España. Todo lo que no le interesa en los medios de comunicación, lo persigue. Esto es así: lo ejecuta. Y a nosotros nos tocó también. A partir de ahí, mi carrera ya quedó marcada.
Me consta que, pese a esa experiencia, le gusta 'El Chiringuito'.
Sí, encuentro que son unos personajes cojonudos. Personajes que no periodistas, porque de información van justitos. Allí no te puedes enterar de casi nada, salvo de alguna cosa que le interesa al Madrid que suelten. Es un programa de Florentino, si no lo dirige le debe faltar poco, pero a mí me divierte bastante.
No guarda rencor, pues.
¿Para qué? He hecho lo que más me gustaba y, aunque no soy millonario, no me ha ido mal la vida. He sido feliz y eso es impagable, por eso sigo ahí intentando sacar información. Ya que nadie más lo hace... Ahora los periodistas quieren ser como los youtubers, que están todo el día hablando de fútbol sin decir nada, es llenar por llenar a cambio de que Laporta les dé una gorra del Barça o Florentino una del Madrid. Qué pena, con lo que fue este oficio.

José Luis Sánchez: “Florentino Pérez no nos paga a los periodistas del Madrid, eso es una leyenda urbana”

Actualizado Martes, 27 mayo 2025 - 09:42

José Luis Sánchez (Madrid, 1978) y el Real Madrid están fusionados. Fue hincha de chaval, trabajador del club en sus inicios (en el departamento de Comunicación y la tele), pasó a periodista que cubría el equipo en La Sexta (lo sigue haciendo) y acabó convertido en tertuliano estrella con orgullosa bufanda blanca en ‘El Chiringuito’. "El periodismo deportivo nos ha llevado a esto. La ausencia de protagonistas debido a la cerrazón de los clubes ha provocado dos cosas: que se especule más que informar y que los periodistas nos hayamos convertido en los principales referentes de las aficiones", reflexiona.

Eso no es bueno.
Ni malo. Es lo que es. He dicho que se especula, pero tiene que ser lo menos posible y con base. En realidad, este periodismo es mucho más difícil que el de antes porque tienes que trabajar más la noticia, es mucho más difícil encontrar una fuente, pero sigue siendo necesario.
¿Eres más periodista o más madridista?
Mientras seas honesto, se pueden ser las dos cosas por igual.
¿Lo eres?
Por supuesto. Por ejemplo, este año la temporada del Madrid es mala y yo no puedo salir y negar lo que está pasando. Los más críticos somos los que sentimos más el Real Madrid debido a la exigencia que lleva en el ADN este club. Lo que pasa es que hay que ponerlo en perspectiva: esta temporada es mala, pero si hay un equipo que puede poner en valor lo que ha logrado en los últimos años es el Madrid, si alguien se puede permitir un borrón es él. No todo es destrucción y el apocalipsis, que es lo que se tiende a vender hoy en día. Creo que el Madrid es más valorado fuera de España que en España. En España tiene, entre comillas, mala prensa.

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¿En serio?
Sí. La exigencia que tiene la gente a todos los niveles con el Real Madrid no la tiene con sus propios equipos. Por ejemplo, en La Sexta fuimos los primeros que denunciamos que había irregularidades en aquella asamblea de Ramón Calderón. Mientras seas objetivo y honesto con la profesión no hay ningún problema con demostrar tu sentimiento.
Ya, pero es evidente que con Florentino Pérez no habéis sido tan críticos como con Calderón.
Porque si analizas la gestión de Florentino Pérez tiene pocos borrones. Si ves cómo está el fútbol español y cómo está el Real Madrid, a nivel de gestión y a nivel deportivo, habría que criticar duramente al fútbol español y no al Real Madrid. A nivel deportivo, Florentino es el presidente con más Copas de Europa de la historia. A nivel institucional, no ha habido una paz tan duradera en el Real Madrid como la que tiene ahora. Y no es que todo el mundo apoye a Florentino Pérez porque sí, sino porque los hechos están ahí. Al final llevo 25 años cubriendo y viajando con el Real Madrid y la admiración que hay por él fuera de España es extraordinaria. Muchas veces en España se hace la broma de "el club que más ingresa del mundo, a Cibeles" o "el club que más seguidores tiene en redes sociales, a Cibeles", pero al final los éxitos deportivos del Real Madrid son el reflejo de esa gestión extraordinaria de Florentino Pérez. Tiene algunos errores, como todos, pero la gestión que está más cerca de la perfección es la de Florentino. No tengo dudas.
¿Os paga a Florentino a algunos periodistas madridistas?
No, no nos paga. Eso tiene más de leyenda urbana que de realidad por parte de antis que no saben cómo funciona el Real Madrid. Volvemos un poco al inicio de la entrevista, hoy en día la comunicación con el club es poca, no es ya que no nos dé dinero es que no nos da consignas. Lo que pasa con la buena gestión es que, sorprendentemente, te pone en el disparadero. Si el Real Madrid tuviera la gestión del Barcelona, con palancas para las inscripciones, el Gobierno de por medio o el caso Negreira, habría cerrado o estaría descendido en Segunda División.
Conociendo el fútbol español, apostaría a que tampoco habría pasado nada.
Todo lo contrario. En España, el Madrid ha sido escogido como referencia sobre todo para lo malo. Cada uno tenemos nuestra perspectiva, pero yo creo que si el Real Madrid hubiera pagado durante al menos 17 años al vicepresidente arbitral, como está demostrado que hizo el Barcelona, habría recibido un castigo ejemplar, le habrían desposeído de todos los títulos ganados en ese periodo, le habrían descendido y habría habido un antes y un después en el fútbol español. No tengo ninguna duda de que habría sido así. De ahí a que con el Barça no pase nada…
El caso sigue en los juzgados.
Pero creo que es algo que, por desgracia para el fútbol español, se va a quedar ahí pese a que es algo gravísimo y si hubiera sido el Real Madrid hubiera recibido un castigo no solo judicial y deportivo, sino también social. No tengo ninguna duda de que sería un apestado si hubiera pagado él a Negreira. Además, me resulta muy gracioso que parece que esto es solo una batalla del Real Madrid pese a que afecta a toda la Liga española, a las competiciones de la Liga española. Yo creo que es algo que también ha perjudicado al Valencia, al Atlético de Madrid o al Athletic de Bilbao, pero no parece molestarles.
Mucha gente defiende la teoría de que el Barça pagó para igualar lo que el Madrid tenía gratis.
Ya, ya, si siempre es culpa del mismo. Por eso digo que el Real Madrid es el foco de todo en España, para lo bueno y para lo malo. Y en el periodismo pasa lo mismo, la gente se sorprende de que haya periodistas que defendamos al Madrid, pero no cuando los hay defendiendo a otros. Mira, todos tenemos vocación de periodista, cuando estaba en el colegio hacía crónicas de partidos para la profesora de Literatura y me he criado escuchando fútbol por la radio. Y toda mi vida, el que estaba en Gijón, en Sevilla, en Valencia o en Coruña hablaba casi en primera persona de su equipo, pero el del Real Madrid no. Cubriendo la información del Real Madrid hay y ha habido gente de todos los demás equipos, incluso del Barcelona. Eso con los otros equipos no pasa, pero luego el del periodismo de bufanda y el que no es objetivo eres tú por defender al Real Madrid.
¿Crees que sois minoría los periodistas madridistas?
Absolutamente. Lo somos. Si repasas las tertulias y los debates y haces un análisis frío, salvo en ‘El Chiringuito’, el madridismo está en minoría. Porque se hace una trampa: ponen a uno del Madrid, uno del Atleti, uno del Barça, uno de Sevilla y uno del Valencia y dicen que así están todos representados, pero a la hora de hablar del Madrid es un madridista contra cuatro antimadridistas. El Real Madrid está en inferioridad en los medios de comunicación y eso es un hecho.
Llevas toda tu vida haciendo el Madrid. ¿Podrías cubrir otro equipo?
No me lo planteo. De no hacer lo que he hecho, me hubiera gustado ser militar. Hice la mili. Fui de los pocos de mi generación que, aunque me podía haber liberado, no quise. Me gustaba y me llamaba ese mundo.
Madridista y de orden.
Sí, soy una persona bastante seria, recto, disciplinado y pragmático. Soy muy marcial para muchas cosas.
Empezaste en Real Madrid TV. Entiendo que una tele de club se rige por otras normas, ¿pero los vídeos contra los árbitros no suponen cruzar una línea?
Bueno, yo más que vídeos habría hecho un documental. Después de lo que hemos vivido y se ha conocido del caso Negreira y el Fútbol Club Barcelona, hay un problema evidente en el fútbol español y cuando tú tienes un problema y no lo atajas, todo el sistema queda bajo sospecha. ¿Es lícito que se dude de la competición? Por supuesto. Yo soy de la generación que vivió las Ligas de Tenerife y si pones esos dos partidos a un extraterrestre que acaba de bajar a la Tierra, se llevaría las manos a la cabeza al ver las decisiones arbitrales. Además, los vídeos de RMTV no manipulan imágenes, simplemente ponen errores arbitrales.
Hombre, ya, pero sólo los que considera que perjudican al Madrid.
Bueno, claro, es la tele del club, es normal. En serio creo que se le da mayor importancia a los vídeos de la que realmente tienen porque no dejan de ser un mensaje dirigido a los aficionados de tu equipo.
Y a los árbitros que van a dirigir al equipo. ¿No entiendes que se sientan atacados y presionados como manifestaron antes de la final de Copa?
Entiendo la posición arbitral, que veas ese video y te sientas señalado y te parezca duro, pero en realidad no hay calificativos, no está adjetivado en ningún momento. Salen unas estadísticas, salen unas jugadas y punto. Es un mensaje dirigido a sus telespectadores y no creo que influya en nada.
¿Cómo es ser periodista trabajando para un club? ¿Notas cierto menosprecio?
¿Tú desprecias al periodista de un ministerio? ¿Es periodista como tú?
Por supuesto que lo es.
Pues esto es lo mismo. Entré en el Real Madrid en segundo de carrera a hacer las prácticas, primero en la revista y luego me quedé en el departamento de Comunicación, y ha sido la época más feliz de mi vida porque pasé de ir a ver los partidos al Bernabéu a estar metido en el día a día de mi equipo. Mi primera cobertura mediática fue la final de París, el 3-0 al Valencia. Me dieron una cámara de fotos, me metí en un autobús con dos peñas, 16 horas de ida y 16 de vuelta e hice un reportaje. Dos meses antes estaba en la grada. Menospreciar a alguien por trabajar en determinado sitio es faltar.
Estoy de acuerdo, pero hay algo que sí me parece éticamente reprobable: cuando periodistas que cubren el Madrid en medios de comunicación colaboran en su tele. Eso es que te pague el sujeto sobre el que informas.
Bueno, el que tenga dudas sobre eso tiene la hemeroteca. Si el Real Madrid juega mal se dice, si no está a la altura, se dice… Es lo que te decía al principio de la honestidad, tú no puedes engañar a la gente que está viendo lo mismo que estás viendo. Si el Real Madrid pierde 5-2 en la Supercopa frente al Barcelona, no puedes decir que ha estado cerca. Eso es lo que debe medir a un periodista y no dónde se gane la vida.
No has felicitado al Barça por la Liga.
Es que no me sale y no puedo felicitar a un club que creo que ha ganado de manera irregular. Tengo que ser honesto conmigo mismo. Creo que cuando 19 clubes cumplen con la normativa y hay uno que no, hay que denunciarlo. El Barcelona sin la intervención del Gobierno para inscribir a Olmo y sin las palancas ficticias permitidas por LaLiga y la Federación no sería campeón ni de esta Liga ni de la de hace dos años porque no tendría a Lewandowski, que es un delantero formidable, a Raphinha, que ha sido absolutamente determinante, ni a Kounde, que es un defensa maravilloso. Si hay equipos como el Eibar, el Getafe o el Sevilla no han podido inscribir o han tenido que vender obligados para cuadrar las cuentas, y permites inscribir y fichar a un club que está endeudado, todo es ilegítimo. El fútbol español se le hace un flaco favor a sí mismo permitiendo eso.
Florentino Pérez ha sido aliado del Barça en varios de estos procesos, ha reconocido que quiere un Barça fuerte.
Es cierto, pero el Real Madrid es el único club que está personado en el caso Negreira. El único.
Porque no quiso ir en grupo con el resto.
Porque es el mayor damnificado y quiere ir bajo su nombre. Todo esto que se le permite al Barcelona es por el antimadridismo que impera en España, todo lo que se entienda que le perjudica le parece bien al resto. Si el Real Madrid llega a estar en la situación económica del Barça, todo el mundo del fútbol español se habría volcado en que no pudiera hacer nada.
José Luis Sánchez posa en la sede de Atresmedia.

José Luis Sánchez posa en la sede de Atresmedia.

Del Real Madrid ya pasas a La Sexta a la vez que Antonio García Ferreras. ¿Quién manda más en el Madrid, Florentino o él?
Florentino, Florentino [risas]. Lo que pasa que Antonio es un loco del Madrid, un enamorado. Las mayores discusiones que tenemos siempre son por el Real Madrid porque muchas veces no sabemos quién es más crítico de los dos.
A ver...
Ya sé que no me crees, pero te lo digo en serio. Creo que la clave del madridismo es ser crítico y exigente porque eso hace que el club sea más grande. Con Antonio he tenido unas discusiones tremendas sobre por qué camino hay que ir o qué fichajes se necesitan. He estado discutiendo del Madrid con él hasta las tres de la mañana. Es su pasión. Los mayores críticos con el Madrid somos los madridistas, lo que pasa es que la nuestra es constructiva mientras que la que llega de fuera siempre tiende a la tierra quemada, no vale nada, y de esa tan destructiva tienes que huir.
El año pasado escribiste un libro ‘Miedo en la cara del rival’, sobre tus experiencias cubriendo al Madrid y ahora vas a sacar otro sobre la etapa de Carlo Ancelotti.
Sí, en principio debería haber acabado de otra manera, pero es fútbol, se ha cerrado bien y la experiencia porque eso que hablábamos antes de que los personajes se cierran mucho en el día a día, cambia para este tipo de proyectos y he podido hablar con muchísima gente sobre Carlo. La verdad es que estos seis años de Ancelotti en el Real Madrid que refleja en el libro han sido realmente intensos y bonitos. Cuando la gente habla de Ancelotti de manera despectiva, incluso algunos madridistas, no entiendo nada. Si ha ganado tres Copas de Europa con el Real Madrid, ¿qué queréis? La puerta 48 del Bernabéu o el campo de Valdebebas deberían llevar su nombre. Y encima cayendo bien hasta a los que no son madridistas.
¿Te parece justo que no siga?
Yo creo que esa es la principal diferencia entre el Madrid y el resto de clubes. Va a prescindir del entrenador con más títulos de su historia después de un año malo porque el Madrid no espera a nadie. Es una pena, porque Ancelotti representa todo lo que tiene que ser un hombre de fútbol, pero la exigencia del Madrid se lleva todo por delante. Es que tienes que ganar cada año, no hay más.
¿Cómo ha llevado ese tipo recto que quería ser militar la transformación en personaje que exige un programa como ‘El Chiringuito’?
No he cambiado, creo que la clave del programa es que todos nos mostramos como somos. Desde la pasión de Tomás Roncero, al gran culé que es Jota Jordi o la mente maravillosa que es Juanma Rodríguez, que siempre aparece con algo diferente. La gente cree que tenemos un guión y un personaje, pero es mentira. Hay una escaleta de programa y muchas veces ni se utiliza porque vira muy rápido hacia algo inesperado por la naturalidad que tenemos. Soy una persona seria y si otros se ponen a bailar, me río, pero yo no voy a bailar. Y si Cristóbal Soria monta alguna de las suyas, no me río porque no me hace gracia. Punto.
¿Te crees todo lo que dices?
Todo lo que digo lo creo, pero no digo todo lo que creo. La gente, madridistas incluso, a veces me pide que deje de hablar de los escándalos del Barça y hable más de fútbol, pero no me voy a bajar de ese barco de denuncia. Lo que ha pasado hay que señalarlo hasta que haya una resolución y más allá y el madridista que se baje de ese barco hace un flaco favor al fútbol.
¿Los cabreos tampoco están guionizados?
No, no. Son en serio. Con Josep [Pedrerol] he tenido algunos gordos. El programa es tan de verdad que a veces te enciendes, pero ningún cabreo en el programa trasciende a lo personal. De hecho, uno de mis mejores amigos es Jota Jordi y somos antagónicos en todo. Nada tienen que ver lo que pasa en plató y la rivalidad deportiva con lo que pasa fuera. La clave del programa es lo humanos que somos delante de la pantalla y lo bien que nos llevamos fuera de ella.
¿Sentís que el resto del periodismo deportivo no os valora?
‘El Chiringuito’ es un poco el Real Madrid de los medios de comunicación, mucha gente va contra él porque es el mejor. Siempre dicen que es un show, ¿pero dónde están las mejores noticias? Yo creo que están en el programa. Lo que pasa es que son tres horas de emisión y tiene cabida todo, pero si hay un fichaje de Mbappé, una crisis por el Balón de Oro o Josep dice que el Real Madrid va a fichar Alexander-Arnold hace seis meses, ahí estamos. El periodista en España tiene un problema terrible de ego y no acepta que los tiempos han cambiado. El púlpito del periodista desapareció con las redes sociales y la interacción con la gente. Ahora te pueden decir lo que les gusta y creo que en España, como te decía del Madrid, no se es consciente de la repercusión de ‘El Chiringuito’ a nivel mundial. Y eso no es porque sale uno y se pone a bailar o a cantar, es por las 150 noticias que han sido portada en todo el mundo.
Pero hay una parte del show, es evidente.
Claro y la gente lo agradece. Yo veraneo en Alicante y, hace tres o cuatro veranos, una señora mayor y me cogió y me dijo: "José Luis, muchas gracias por la compañía que nos hacéis. Mi marido falleció y a mí no me gusta el fútbol, pero pongo el programa y no me siento sola". Y todo el que trabaja por la noche te dice cosas parecidas. Basureros, bomberos, estaciones de servicio, policías, hospitales… Y no sabes lo que es estar en Egipto, en Qatar, en Marruecos o en Estados Unidos y que te empiecen a gritar: "¡Chiringuito, chiringuito, chiringuito!". El programa ha traspasado cualquier expectativa que pudiéramos tener y en España cuesta reconocerlo.
¿Por qué crees que sucede?
No sé si es envidia o miedo a lo nuevo y a lo diferente. La clave del programa es que Josep Pedrerol, con casi 60 años, es más joven y está más abierto a los cambios que a periodistas 20 o 30 años más jóvenes. No tiene miedo a probar nada nuevo. ¿Dónde está la gente joven? Pues a TikTok, Instagram o Twitch. ¿Qué funciona en Sudamérica? Facebook, pues no lo abandonemos… Y el tono que él ha llevado al periodismo deportivo es el que se ha impuesto y ahora lo siguen casi todos. La solemnidad de los tiempos de García y De la Morena ya no existe, se acabó hace tiempo porque no funciona. Esto ha cambiado absolutamente y quien no lo quiera ver ya llega tarde. Josep se anticipó absolutamente a todo con esto y creo que merece un reconocimiento que el resto del periodismo muchas veces le niega.
¿Es tan extremadamente exigente como se dice?
Sí, pero es que la clave del éxito es esa.
Ahí sale el militar…
Bueno, es que creo sinceramente que sin la exigencia, el trabajo y la dedicación no se llega a ningún lado en esta profesión. Esto funciona así y ‘El Chiringuito’ no habría llegado hasta el nivel que tiene sin la exigencia de Josep. Y es un nivel extraordinariamente alto. Ahora que es tiempo ya de fichajes, te llaman de Inglaterra, de Alemania y de Italia para preguntarte qué está diciendo ‘El Chiringuito’. Somos programa de referencia.
¿Pese al fallido ‘tic tac’ de Mbappé en 2021?
Fíjate que creo que todo aquello no sólo no nos perjudicó, sino que el ‘tic tac’ fue un éxito. Vayas donde vayas, te lo recuerdan. No nos hizo daño porque no nos inventamos nada, fuimos contando lo que pasaba y hubo una sorpresa final que nadie esperaba. Aquello del ‘tic tac’ ha sido de lo mejor que le ha pasado al programa.
¿Todo lo que te dicen por la calle es agradable?
Sí. Hemos estado hace tres semanas en la final de Copa y me he hecho 50 o 60 fotos con gente del Barça. Eso demuestra lo que es el programa y que al final somos personajes que trascendemos. A veces, en algún estadio, te gritan algo o algún insulto a 20 metros de distancia, pero poco, de lejos y nada grave. En general el trato con la gente es una cosa realmente maravillosa.
Las redes sociales son otra historia.
Por fortuna, me han pillado mayor y no les doy trascendencia ¿Qué más me da lo que piense una persona que está en su casa con la foto de una lata de cerveza como imagen? Mira, tengo Twitter desde el año 2010, la época en que empezó el Mourinho-Guardiola, que fue muy intensa, y normalmente no entro en las menciones. De hecho, me río bastante cuando me manda algún amigo lo que me dicen. No puedo hacer caso ni me puede influir lo que dice @MentePerversa78 con una foto de las cataratas del Iguazú. Como gremio nos hemos equivocado dándoles una importancia que no tienen. Si me cruzo en el pasillo con un atlético como Vicente Vallés y me dice que me he equivocado en algo que he dicho, voy a escucharlo de nuevo porque igual tiene razón, pero si me lo dice @InfiernoMortal 48, no puedo darle trascendencia.
¿Ese mal rollo se ha contagiado al periodismo? ¿Estamos siempre a la gresca entre nosotros?
Yo creo que el respeto entre medios debe ser sagrado y demasiado a menudo no se tiene. Lo peor de la profesión, y ahora se hace mucho, es criticar a compañeros que dan noticias cuando tú no las das. Si eres narrador o comentarista y no das información porque tu perfil es otro, al menos valora a la gente que sí las da, te gusten o no, porque detrás hay mucho trabajo. Otra cosa que me preocupa es que necesitamos un periodismo deportivo con más hambre porque las generaciones que están entrando en algún momento nos tendrán que retirar. Si no, vamos a estar toda la vida y yo me quiero jubilar y dedicarme a jugar al golf, un deporte serio de verdad. Ese es mi objetivo.
La encrucijada de Xabi Alonso en el Madrid: el círculo de confianza, la cohabitación con Florentino y las claves de un equipo de autor

La encrucijada de Xabi Alonso en el Madrid: el círculo de confianza, la cohabitación con Florentino y las claves de un equipo de autor

La vuelta de Xabi Alonso al Madrid no es como la del hijo pródigo en los Evangelios, porque no hubo pecado en su marcha al Bayern, pese a escoger el lado del anticristoGuardiola, sólo la voluntad de determinar su propio destino y buscar la ciencia hasta en el sacrilegio, pero sin avaricia. No necesita, pues, el perdón de Dios ni la misericordia de ser superior alguno. Estamos ante el regreso de un conquistador que siempre ha obedecido a su instinto, especialmente para decir «no». Dijo «no» a Rafa Benítez por quedarse junto a su pareja antes del parto, hecho que marcó el principio del fin de su balada en Liverpool, y dijo «no» a Hacienda, frente a la que temblaban e imploraban sus compañeros, los grandes héroes de Sudáfrica, bajo la amenaza de acabar en la cárcel. El Madrid sabe bien que ha sentado a todo un carácter en un banquillo donde se acostumbra a decir «sí», y el nuevo entrenador conoce el principio de autoridad que rige el lugar del mismo modo que el hijo que vuelve a la casa del padre. Hay cosas que no cambian ni la fama ni el dinero. Esa cohabitación es tan o más importante en esta nueva era que el encaje de piezas en el campo, porque entrenar al Madrid no es entrenar únicamente a un equipo. Es entrenar a un ecosistema compuesto de fútbol, poder y vanidades.

El primer «no» del entrenador acabó por ser un «sí», aunque sin llegar a la tensión de los extremos, porque la voluntad del tolosarra era empezar de cero, en la pretemporada. Es decir, después del Mundial de Clubes. A cambio, se acelera la llegada de jugadores, aunque no haya tiempo para el mercadeo llevado al límite, como gusta a Florentino Pérez. Ahí tenemos ya a Huijsen. Sin embargo, el «sí» que Xabi Alonso le habría dado a Modric, o eso dice el entorno del croata, condicionado a la última voluntad del club, fue un «no» cuando llegó a los despachos principales de la T4 del Bernabéu. El interés estratégico del Madrid, pues, ha prevalecido en el tanteo anterior y posterior a la firma del técnico, cuyo fuerte carácter no está reñido con su pragmatismo.

Xabi Alonso, durante un partido en Leverkusen.

Xabi Alonso, durante un partido en Leverkusen.OSCAR DEL POZOAFP

Xabi Alonso es un tipo de decisiones firmes, no de estallidos, y de personas de confianza, pero sutil con las equidistancias. Se mantuvo fiel a su asesor fiscal, Iván Zaldúa, cuestionado por algunos de sus colegas en el sector, en el largo proceso del litigio con Hacienda que lo llevó a la tanda de penaltis, la sala del Tribunal Supremo. Mantiene a su agente de siempre, Iñaki Ibáñez, de sólida reputación y referencial para todos los futbolistas y entrenadores en Euskadi, pero deja cuestiones relativas a su imagen en manos de Best of You, agencia bien relacionada con la cúpula madridista. Xabi Alonso, simismo, llega con el staff técnico que tenía en el Bayer Leverkusen, pero su conexión y sintonía personal con Álvaro Arbeloa, consolidada especialmente en la era Mourinho, debería lubricar mejor la transición entre el filial y el primer equipo, al ser elegido el segundo como sustituto de Raúl.

Su segundo será el argentino Sebas Parrilla, al que conoció ya en Valdebebas, en su paso como técnico por las categorías inferiores. También estuvo vinculado a la cantera blanca Beñat Labaien, junto a Fernando Morientes en el Juvenil B, aunque Xabi Alonso lo conoció en la Real Sociedad, donde era analista. Alberto Encinas, por su parte, llegó al Bayer Leverkusen desde las categorías inferiores del Barcelona, crianza que también tuvo el nuevo preparador físico, Ismael Camenforte, vinculado al fútbol sala azulgrana, y que es considerado pieza clave en la reconstrucción, tanto para el entrenador como para el club. Si Antonio Pintus, al que siempre se apoyó desde la cúpula, sigue o no por Valdebebas, será sin molestar, únicamente como observador.

Pintus, al que trajo al Madrid Zinedine Zidane, regresó por petición expresa del club, pero su conexión con Carlo Ancelotti y su hijo Davide no era, precisamente, la ideal, pese a tratarse de compatriotas. En el entorno del staff se le observaba algo «anticuado». Camenforte es partidario de una preparación más individualizada en función de los puestos y las demarcaciones, y suya es una frase definitoria: «No trato a los futbolistas como a atletas». Atletas fue la palabra que utilizó Guardiola para definir al Madrid de Mourinho en el que jugaba Xabi Alonso, y con el que se sintió en muchas cosas identificado.

"Mou era el técnico que necesitábamos"

«Era el entrenador que el Madrid necesitaba en un momento determinado», confesaba el Xabi Alonso jugador en conversación con este periodista. Era el momento de mayor esplendor del Barça de Messi, lo que llevó al madridismo a una crisis de autoestima. No estamos en un momento semejante, no al menos todavía, pese a la optimista proyección del nuevo Barça de Lamine Yamal y del 4-0 sufrido esta temporada en los clásicos. En los 10 años transcurridos desde que el Barcelona levantó la última Champions, en 2015, el Madrid ha conquistado cinco, la última hace un año, con el entrenador saliente. El Madrid no está ante una urgencia histórica, pero sí ante la urgente necesidad de cambiar una tendencia.

El fútbol del Bayer Leverkusen, campeón de la Bundesliga y la Copa la pasada temporada, ha dejado claro qué quiere Xabi Alonso de sus jugadores: alto ritmo de juego, presión y adaptabilidad para cambiar de sistema, a partir de un inicio con tres centrales. Eso no quiere decir que vaya a repetir los dibujos tácticos en el Bernabéu, pero lo que sí va a exigir son las mismas constantes vitales. El Madrid que viene va a ser un equipo de autor, para lo bueno y para lo malo, hecho que confiere a su entrenador, de 43 años, un liderazgo mayor en un momento en el que el líder supremo se desgasta en muchos frentes a campo abierto, la Superliga, Tebas y los árbitros, sin aliados ni relevo ante un futuro no ajeno a las incógnitas.

Mil maneras de ganarle al Madrid

Mil maneras de ganarle al Madrid

Una de mis escenas favoritas de Margin Call, una peli que va sobre la quiebra de Lehman Brothers y el encendido de la crisis financiera, es cuando Jeremy Irons, director general de la compañía, se asoma a la ventana desde la que se ve un Nueva York amaneciendo, y le confiesa a un subordinado que él no ha llegado tan arriba por ser el más listo, sino por saber cuándo la música deja de sonar, y que ahora no se oye nada.

Florentino Pérez, desde el despacho de un rascacielos de ACS, o algo salí, debió despedir al staff técnico de Ancelotti explicándole lo mismo. Que usted puede que no llegue a dirigir Lehman Brothers, pero sabe que la melodía ha cambiado desde hace algún tiempo, ya sea en un Clásico o en un parque infantil, donde el niño que se ponía la camiseta de Bellingham de repente ha aparecido con una de Lamine.

Nada que no haya contado antes Hegel en su dialéctica del amo y el siervo, porque no hay imperios eternos, y el del Madrid se muere mientras pasa ante sus ojos una repetición de los mejores fallos arbitrales de Real Madrid TV.

Los blancos en Barcelona no pudieron ser más fieles a su estilo, por lo menos en los primeros minutos. No había hecho nada y ya ganaba cero dos. Como tantas otras veces en las que parecía encargar las copas de Europa desde el sofá, como quien pide un Glovo.

El Barça repitió el mismo once que en Milán porque todo lo que puede salir muy bien sale muy bien, aunque se pierda. Y encajó dos goles, como siempre, o como quien se toma dos cañas antes de salir de casa, para entonarse.

Mbappé se fue al Madrid para ganar la Champions, sin que a nadie se le pasara por la cabeza que el PSG le vendía por el mismo motivo, porque nadie presta atención a las necesidades de los demás cuando se habla de las necesidades del Real Madrid. De momento, lo ha hecho para intentar ganar el Pichichi y chocar brillantemente contra Ceballos.

Pero no todo es malo para el Madrid. Ancelotti, a la cuarta, ya sabe lo que es casi empatarle al Barça, pero dicen que llega Xabi Alonso, que aún tenemos que ver si sabe ganarle al Getafe. De las cuatro victorias del Barça de Flick al Madrid de Ancelotti, quizá en esta se hizo más evidente, el Barça que se ha perdido la historia del fútbol de no haber llegado a este Clásico deprimido y exhausto.

Ancelotti pacta con el Real Madrid anunciar su despedida tras el clásico para dirigir a Brasil en junio

Ancelotti pacta con el Real Madrid anunciar su despedida tras el clásico para dirigir a Brasil en junio

El Real Madrid y Carlo Ancelotti anunciarán su ruptura (amistosa, pero ruptura) la próxima semana, entre el partido ante el Barcelona (domingo 16.15 horas) y el choque contra el Mallorca (miércoles, 21.30). No será al final de la Liga, como dijo el técnico italiano en rueda de prensa el pasado sábado, que eludía como podía las preguntas.

«Estoy bien. Entiendo que queréis hablar de mi futuro. Estoy muy tranquilo y feliz. Sé perfectamente lo que tengo que hacer y lo que voy a hacer. Y no es hablar hoy de mi futuro. Os decepciona, pero a mí me da igual. Tengo mucho cariño a mi club, a mis jugadores y a mi afición. De mi futuro hablaré el día 25 y no antes». Pero las cosas se han acelerado, y el hecho de adelantar el anuncio tiene que ver con la intención de Ancelotti de dirigir a la selección brasileña ya en los partidos de junio.

Que los caminos de club y técnico se separaban dejó de ser noticia hace tiempo. Pero faltaba saber cómo hacerlo público. La buena relación que mantiene el jefe del banquillo con el jefe de las oficinas lo ha facilitado. Ancelotti y Florentino Pérez han acordado comunicarlo probablemente el lunes, según ha adelantó The Athletic y ha podido confirmar EL MUNDO, lo que dejaría a Carletto la oportunidad de despedirse del Santiago Bernabéu en ese choque contra el Mallorca o en la última jornada de Liga contra la Real Sociedad.

También le va a permitir dirigir a la selección brasileña en los partidos que tiene en junio de clasificación para el Mundial. El día 6 ante Ecuador y el 11 contra Paraguay. Los contratos que unirán a Ancelotti con la CBF se están terminando de redactar y el anuncio sería en los días siguientes al comunicado del Real Madrid.

SIN FRICCIONES

Lo que ambas partes tenían muy claro es que no querían fricciones que pudieran empañar el adiós del entrenador más exitoso de la historia del club, que se va a marchar con 15 títulos (podrían ser 16 si finalmente logra engancharse a la Liga en el Clásico y termina levantando el trofeo). El palmarés habla de tres Champions, tres Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa, dos Ligas, dos Copas del Rey y dos Supercopas de España, superando por un dígito a Miguel Muñoz. Especialmente en esta segunda etapa, iniciada en el verano de 2021 con aquella famosa llamada de teléfono del entrenador para pedir jugadores que terminó con una resolución de contrato en el Everton y su aterrizaje en Valdebebas.

Con Ancelotti saldrá del club también su hijo Davide, que iniciará su camino en los banquillos en solitario, pues ofertas (Inglaterra, Alemania y España) no le faltan. Del resto del cuerpo técnico todavía no hay noticias.

El club, entre tanto, sigue intentando que sea Xabi Alonso el que lleve las riendas del equipo en el Mundial de Clubes (14 de junio-14 de julio). Pero ahí juega también un papel importante, cómo no, el Bayer Leverkusen, club donde todavía ejerce el vasco. Como esa opción no está cerrada, de momento, también existe la posibilidad de que sea Santiago Solari el técnico interino que dirija al equipo en esa cita y que Xabi comience a trabajar cuando termine la aventura en Estados Unidos.

En las oficinas del Bernabéu no descartan ninguno de los dos escenarios, y todo va a depender de las negociaciones que, a varias bandas, tienen lugar estos días con la vista puesta, eso sí, en la Liga, que se juega el domingo en Montjuïc. Una victoria le coloca a un punto.

Lamine Yamal encarga el Balón de Oro

Lamine Yamal encarga el Balón de Oro

El mayor problema de ir perdiendo 0-2 en el minuto 20 de una semifinal de Champions es no ser el Real Madrid. Me lo recordó mi amigo Toño, que es madridista, y me mandó un whatsapp justo en ese minuto para decirme, "tranqui, ahora llega la remontada", como si se estuviera riendo de mí, o se creyera que era su equipo el que estaba en la semifinal, que para el caso es lo mismo.

El Barça sacó un mural antes del partido recordando sus cinco Champions con sus años, cuando el aficionado culé lo que más recuerda son los huecos que cavó entre ellas. No es que el Real Madrid tenga más copas, lo que no tiene son fisuras.

El Inter llevaba tres partidos sin marcar y tardó 30 segundos en meter el primero. Fueron los 30 segundos más largos de la competición. En ellos pasaron más cosas que en partidos de la liga italiana enteros. Un contragolpe, un centro, un rechace, otro centro, un remate de tacón, y un gol, como en ese planeta de Interestellar, en el que cada hora pasan como siete años en la Tierra. El Barça caminaba por un lago en calma, y confundió con una montaña el tsunami que se le venía encima. En esa situación lo mejor que podía hacer el Inter es llevar el partido hacia un agujero negro, pero allí se encontró con un extraterrestre.

Dicen los que saben que una semifinal de Champions exige de jugadores que sepan manejar los tiempos, cabeza fría y veteranía, pero con un 0-2 lo que necesitas es un niño inconsciente, y el Barça tiene al mejor del mundo. Con razón Flick en el descanso, en vez de abrazarle como al resto de jugadores, lo frotaba como solo se frota a las vírgenes y a las lámparas maravillosas.

En vez de jugarse la eliminatoria Inter y Barça prefirieron pegarse una fiesta, y en ella el que más bailó fue Lamine Yamal. Lejos de ir crecido, suele responder que algún día le gustaría ganar el Balón de Oro, como si ese día no fuera mañana mismo. El del Barça es probablemente el mejor jugador del mundo, o por lo menos al que preferirías ver paseándose por los campos en una gira asiática antes que tragarte un Urawa Reds-Ulsan Hyunday del Mundial de Clubes. La IA empieza a darle favorito para el Balón de Oro, pero qué sabrá de fútbol la IA, que diría Florentino.