Pérez, Trump y la invasión de la plutocracia
Hace una semana, dos hombres tomaron posesión presidencial de, en sus distintos ámbitos, un par de primeras potencias mundiales con rango de imperios. Donald Trump y Florentino Pérez gobiernan hoy, cada uno la suya, la Casa Blanca.
Aunque distintos, no les faltan similitudes. Son de la misma generación. Pérez cumplirá 78 años el 8 de marzo. Trump, 79 el 14 de junio. Durante unos meses compartirán los 78. Sus mandatos expirarán en 2029, cuando cuenten más de 80, una edad que proyecta incertidumbres en todos los órdenes de la vida. Para empezar, en el sucesorio.
Vienen de mandatos entrecortados, en dos tandas. Hegemónicos, carecen de rivales que puedan discutirles. A Trump, en el Partido Republicano. A Pérez, en el madridismo sociológico. Aunque claro vencedor, Trump ha vuelto al Despacho Oval con un 50% de popularidad. El mismo que, "grosso modo", recibe Florentino. Sin dejar de sentir los colores locales, la mitad de España es madridista por vocación, juegue quien juegue. La otra mitad, antimadridista por principio, mande quien mande. Trump tiene de su parte doctrinal las dos Cámaras del Congreso (el Senado y la Cámara de Representantes). Florentino, los compromisarios y las Peñas. En toda autoridad sin oposición anida una pulsión autoritaria.
Uno y otro son multimillonarios, sobre todo Donald ("Dolard"). Representan una concepción empresarial de la política y el fútbol. Eso no es nuevo. Una nación no deja de constituir una gran empresa. En cuanto al fútbol, hace tiempo que, en manos de países (los famosos "clubes-Estado"), magnates y oligarcas, supone un negocio tanto o más que una pasión. Que se lo digan al Madrid, que, según las cuentas de 2023-24, se ha convertido en la primera entidad futbolística que supera los 1.000 millones de euros de ingresos (1.045,5). Pertenece a los socios. Pero ya veremos en qué desemboca esa idea accionarial, aún sin definir, que aventura Pérez. Como en la granja de Orwell, algunos socios podrían llegar a ser más iguales que otros.
El Palco del Bernabéu
Trump y Pérez personalizan la completa invasión de la plutocracia en dos escenarios que nunca le han sido ajenos. En el Gabinete de Trump abundan los ricachones. En el adinerado ecosistema de Pérez, el equivalente gubernamental sería la Junta Directiva. Pero es el Palco del Bernabéu. Un escaparate. Un catálogo. Para el orgulloso mantenimiento de sus destinos históricos, Estados Unidos ha buscado en Trump a "un hombre fuerte". El Madrid, en Pérez, a "un hombre inteligente".
Donald, en las colosales dimensiones de todo cuanto contiene y significa su país en el Globo, y Florentino, en la hipérbole de lo que importa el Madrid en el fútbol internacional, practican un populismo triunfalista y complacido. Tosco en uno, elegante en otro. Trump pretende anexionarse Groenlandia. Pérez, tragarse a la UEFA.
Trump ha adoptado como himno propio una canción del 79, su edad en junio: "Y.M.C.A" (Village People). Florentino debería agenciarse una del 73, cuando tenía la edad actual de Mbappé, y dedicada a Kylian: "Eres tú" (Mocedades).
"Toda mi esperanza eres tú, eres tú. Todo mi horizonte eres tú, eres tú. Así, así, eres tú."