El tributo de Arteta a Wenger y su llamada a Guardiola en la previa: "Si estoy aquí es gracias a él"

El tributo de Arteta a Wenger y su llamada a Guardiola en la previa: “Si estoy aquí es gracias a él”

El Arsenal no sólo cerró de forma concluyente su pase a las semifinales, sino que prolongó su formidable racha ante el Real Madrid, ante quien aún no ha perdido en la Champions. Tres victorias y un empate. El pequeño homenaje de Mikel Arteta a Arsene Wenger, que dio el primer paso con un 0-1 en febrero de 2006. La leyenda gunner cuenta ahora con un digno sucesor en Declan Rice, autor de un colosal partido. El mediocentro fue el símbolo de la fortaleza y el carácter de un equipo que iguala su mejor racha a domicilio en la Champions. La última vez que el Arsenal enlazó cuatro victorias europeas lejos de Londres fue precisamente con aquel golazo de Thierry Henry en el Bernabéu.

El último bofetón de Gabriel Martinelli al contragolpe definió la sexta derrota del Madrid en la Champions, el récord absoluto para los blancos, que hasta ayer contaban con las cinco de la campaña 2000-01. En cualquier caso, ni siquiera acierto postrero del brasileño pudo eclipsar el brillo de Rice. Infatigable en las ayudas a sus centrales, sólo falló uno de sus 27 pases (96%), participando en las mejores transiciones, ligeramente volcado en el perfil izquierdo. Su aplomo, en la acción del presunto penalti sobre Kylian Mbappé, terminó por convencer al VAR. Hubo doble recompensa para él, dado que el François Letexier le retiró la tarjeta amarilla y llegará limpio a las semifinales. "Soy un tipo honesto. A Mbappé y Lucas Vázquez les dije que no era penalti y que si admitiría le hubiese derribado, lo diría. Se tiró al suelo y estaba plenamente convencido de que lo anularía", ratificó el 41 en los micrófonos de TNT Sports.

La confianza de Rice guio a un Arsenal sin titubeos en Chamartín. Curiosamente, el único momento de zozobra llegó en el momento más propicio, con un penalti a favor donde las dudas de Martin Odegaard terminaron por afectar a Bukayo Saka. Después de nueve penaltis consecutivos convertidos, el internacional inglés erró ante Thibaut Courtois. Curiosamente se cumplían dos años exactos de su último fallo, ante Lukas Fabianski, durante el 2-2 en la visita al West Ham. Un revés para la estrella gunner, que luego pudo resarcirse con un clínica definición para el 0-1. En las últimas semanas, Saka en pleno proceso de renovación para ampliar un contrato que expira en 2027. Según recientes filtraciones, la última oferta asciende a 300.000 libras semanales, lo que le convertiría en el mejor pagado de la plantilla.

Aquel 0-0 ante Guardiola

De momento, ese privilegio corresponde a Kai Havertz y Gabriel Jesus, otros dos delanteros de un equipo que basa su fortaleza en la seguridad en torno a su área. Esta temporada, David Raya ha mantenido 18 veces el cero en su portería. Seis de ellas de Champions, donde sólo ha encajado siete goles en 12 partidos (0,58 de promedio). El pasado curso, Arteta causó notable asombro en la Premier tras un 0-0 frente al Manchester City. Escocido por sus resultados recientes en el Etihad, el Arsenal no tuvo el menor empacho aquel domingo en replegarse en torno a su guardameta. El espectáculo resultó soporífero, pero el técnico donostiarra no podía permitirse una novena derrota consecutiva en el feudo de su gran rival por el título.

Entonces, Pep Guardiola debió hacer frente a numerosas críticas por protegerse con tanto toque horizontal y por conformarse con un punto en mitad de la batalla con el Liverpool. En realidad, sus principios debían situarse en el lado contrario del espectro futbolístico. Arteta tomó buena nota de ellos a lo largo de las tres temporadas en las que ejerció como su primer ayudante (2016-2019). Hasta que tres días antes de la Navidad quiso aceptar una oferta del Arsenal.

Aquella propuesta podía interpretarse como un regalo envenenado. No sólo había que recuperar el pulso de un club en vía muerta tras el reciente fiasco de Unai Emery, sino de retomar la senda de Arsene Wenger. Cuando iba a cumplirse su primer año en el Emirates, apenas siete meses después de tocar la gloria con la FA Cup, el donostiarra vivió un momento crítico, con el equipo a cinco puntos del descenso tras sendas derrotas ante Everton y Burnley. A partir de entonces recondujo el rumbo para cerrar el curso con el título de la Copa de la Liga.

Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.

Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.AFP

Pese a los habituales comentarios en la prensa local, el vínculo entre Guardiola y Arteta se ha mantenido en algo más que la cordialidad. "Hablamos hace unos días y quería pedirle un consejo. Es importante aprender del mejor", reconoció horas antes del 3-0, su mejor momento en el Emirates. Incluso más especial que el 5-1 del pasado 2 de febrero ante el City, con una exhibición de juego ofensivo, certificado con goles de Myles Lewis-Skelly y Ethan Nwaneri, dos de sus talentos adolescentes. Por el momento, el balance sigue favorable para Guardiola, con ocho victorias en los 14 precedentes. Sin embargo, esta temporada Arteta también rubricó un 2-0 de prestigio ante el PSG de Luis Enrique. Precisamente su próximo adversario por el título.

Porque la última semifinal de Champions databa de 2009, cuando los gunners cayeron ante el Manchester United de Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney por un global de 4-1. Ahora todo se presenta más equilibrado, vista la fortaleza del Arsenal, que sólo ha perdido uno de sus últimos 16 partidos a domicilio en todas las competiciones, con ocho victorias y siete empates. "Es una de las mejores noches de mi carrera, sin duda. Fue muy especial, ante un equipo que ha sido una inspiración para muchos de nosotros. Podemos estar muy orgullosos de pasar del modo en que lo hicimos", finalizó Arteta.

Se encendieron las luces del antro: el Madrid está en peligro

Se encendieron las luces del antro: el Madrid está en peligro

La semana fue espantosa. El meme colectivo del "manicomio" convirtió al Real Madrid en el vecino. Lo que nunca debe ser. Todos somos un poco culpables, hasta los que nunca creímos y observamos la jugada como el sobrio mira a sus amigos borrachos en el antro. No les quitamos el vaso de la boca. No se planteó el partido desde la exigencia ni desde el cabreo por la infamia de Londres sino desde una festividad incomprensible. Como si el club se contentara con los aspavientos y el relato. Faltó dejar el techo abierto para poder cantar bajo la lluvia.

La afición perdonó preventivamente, lo que nunca ha solido hacer el Bernabéu. Entregado a cambio de nada, parece que ni el entrenador ni los jugadores sintieron la necesidad de ofrecer nada distinto a lo que han venido haciendo durante el año. Ni una idea, ni un plan de partido. Melonazos absurdos, sucesión de saques de esquina al primerísimo palo, desesperación acentuada por la locura enfermiza del dañino VAR. El mismo horror de siempre, con la misma propuesta desde el banquillo: ninguna. El primer tiro a puerta fue en el minuto 55. Todavía no había hecho Ancelotti ningún cambio.

Hizo tres de una tacada, incluidos Ceballos y Endrick, el único delantero centro de la plantilla. Le puso de extremo derecho. La revolución consistió en que los tres primeros ataques fueron tres centros a nadie, y el primero del Arsenal un golazo. El único que confió un poco fue Saliba, pero el Madrid recibió el regalo con pereza. No mordió porque no tenía hambre, ¿cómo se arregla eso? Si en el club dudaban hace un año entre cambiar al entrenador o a un puñado de jugadores, ahora tienen que hacer las dos cosas. Pudieron hacerlo antes: este fracaso también es culpa de su inacción.

Cuando acabó el partido los futbolistas se quedaron compadreando, de risas con el rival. Nunca creyeron. "El Bernabéu debería aplaudir al equipo", había sentenciado Maldini poco antes en la retransmisión. Debía tener feligreses en la grada: ni un amago de bronca. La indiferencia es el peor mal, el más difícil de erradicar. Nunca han mandado en el Madrid los maldinis, y ahora es el peor momento para que lo hagan. Se encendieron las luces del antro: el Real Madrid está en peligro.

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el 'via crucis'

El Madrid sucumbe a su impotencia y Ancelotti inicia el ‘via crucis’

Quien no ha tenido una pareja o un amante que siempre llega tarde, que te desespera en la espera. Cien veces decides irte y cien veces decides quedarte, porque crees que el final de la noche será único. Cuando no acude, lo maldices, pero sabes que volverás al mismo lugar, con la misma excitación, en la siguiente cita. Esa pareja o amante es el Madrid. Lo saben todos los que formaron la larga procesión secular al Bernabéu, esperanzados en una remontada que esta vez no se produjo, porque la cita exigía pasión, claro, pero a las mejores pasiones las acompañan las caricias, y nadie del Madrid se las ofreció a la pelota. El Arsenal lo hizo lo justo, suficiente no sólo para pasar a semifinales de la Champions, también para ganar en el Bernabéu. El Jueves Santo no va a impedir las maldiciones, aunque el fútbol tenga querencia por las estaciones de la Semana Santa: martirio y resurrección. El creyente Ancelotti tiene difícil la segunda. Ha empezado su via crucis. [Narración y estadísticas (1-2)]

El entrenador había hablado, entre medias sonrisas, de la cabeza, el corazón y los cojones. La máxima de las cuatro C la acuñó Seve Ballesteros. Ancelotti se olvidó de citar la primera: la calidad. El Madrid no la encontró en ningún momento, como si esta vuelta de cuartos fuera la metáfora y la hipérbole, ambas a la vez, de la temporada. La sobreexcitación no ayudó. De hecho, el Madrid empezó el partido por el final. Necesitaba tres goles para igualar la eliminatoria, tres goles en 90 minutos, y escogió la montonera. Está bien algo de descontrol, pero si es para descontrolar al contrario en la salida de toriles, en un arranque a fuego. Pasado ese tiempo, es necesario el juego.

El problema no es que el Madrid no lo encontrara en el Bernabéu, es que prácticamente no lo ha hecho en toda la temporada. El choque fue el collage de todos sus problemas estructurales a los que Ancelotti no ha encontrado solución desde la marcha de Kroos. La entrada de Modric, tardía, no sirve de nada porque no es el mismo Modric, y porque el croata no siente ya la jerarquía de antaño. Ceballos pasa por el centro del campo como unos padres por la habitación de un adolescente. Pone las cosas en su sitio, nada más.

Demasiados centros

Esta eliminación, esta derrota y esta impotencia va a pesar sobre la figura del italiano, cuando al via crucis le quedan dos paradas decisivas: la final de Copa y el clásico en Montjuïc, ambas ante el Barcelona, con ventaja en la Liga. Después de haber perdido ya dos este curso ante los azulgrana, el mayor aliado del Madrid es la estadística, porque es difícil perder cuatro. Ese Barça necesitaba un estímulo nuevo en el vestuario la temporada pasada y lo encontró. A Florentino Pérez le corresponde reflexionar acerca de si lo necesita el Madrid, con todo el respeto por el entrenador que más títulos ha ganado en la institución. Difícil análisis.

Ancelotti optó por lo esperado, con Valverde en el centro del campo, aunque ello supusiera dar el lateral a Lucas Vázquez. Pese a sus lagunas defensivas, fue de los más activos en su despliegue ofensivo, aunque una vez en los tres cuartos, el Madrid abusó de los centros, frontales muchos de ellos y fáciles de defender para el Arsenal. Ni un balón comprometido tuvo que sacar Raya de la portería del Arsenal en todo el primer tiempo. Courtois, en cambio, detuvo un 'penaltito' cometido por Asencio, cantado como un gol en el coliseo blanco, a Saka, un Panenka confundido, y otro disparo cruzado de Martinelli tras una contra.

Poco más hicieron los de Arteta, a la espera de que pasaran los minutos frente a la frustración blanca. Es el equipo de la Premier menos goleado, el que mejor defiende. Se siente cómodo en esa situación. La impresión es que mostró menos de lo que tiene, porque no lo necesitó, en el aspecto ofensivo. En una de sus triangulaciones se encontraron Odegaard, Mikel Merino y Saka para elevar sobre Courtois y redimirse del penalti. El efecto psicológico, pasada la hora, lo emborronó el propio Arsenal, con un error de Saliba que ofreció el gol a Vini.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.

Los futbolistas del Arsenal festejan el 1-2 en el Bernabéu.EFE

Nada cambió, en realidad, porque no había ideas con que cambiarlo, mientras el Arsenal, inteligente, intentaba jugar más tiempo en campo del Madrid, alejarlo de su área y refugiarse en largas posesiones. El control que pretendía Ancelotti, sin conseguirlo pese a dar entrada a Ceballos o Modric, lo tuvo siempre Arteta, un entrenador español de nueva generación que se presenta a lo grande en el mejor escenario posible. Martinelli culminó, a la contra, lo que el juego decía. Sólo se trataba de esperar el momento.

A Arteta le aguarda el PSG de Luis Enrique. El PSG en el que ya no juega Mbappé, que llegaba después de una patada de impotencia ante el Alavés. La impotencia continuó. El francés vino para ganar Champions después de ganar todo el dinero posible. Tendrá que esperar. Se movió por todas partes, pero sin la precisión adecuada, y dejó el campo lesionado. Tampoco acometió escaladas individuales, como intentó Vinicius desde el inicio, pero siempre perdedor frente a Timber, Saliba o Declan Rice, goleador en la ida y pletórico en la vuelta. La cruz que porta Ancelotti es también su cruz.

La polémica del VAR y los cinco minutos que apagaron la llama de un campeón impotente: "El Madrid volverá siempre"

La polémica del VAR y los cinco minutos que apagaron la llama de un campeón impotente: “El Madrid volverá siempre”

Cinco minutos lastraron las esperanzas de remontada del Real Madrid ante el Arsenal. Un logro casi imposible después del 3-0 de Londres que se deshizo en los 300 segundos que tardó la sala del VAR en comprobar el penalti de Rice sobre Mbappé y en los pocos instantes que necesitó el colegiado francés François Letexier para decidir que el agarrón del inglés sobre el delantero madridista no era pena máxima. Protestó todo el Madrid, pero no sirvió.

Ese momento apagó la llama de la esperanza blanca, empujada hacia la épica por la parada deCourtois a Saka en el primer penalti, la primera jugada polémica de una noche que tuvo de todo.

Antes del pitido inicial, más de diez mil personas recibieron al autobús del Madrid rodeando la plaza de los Sagrados Corazones hasta la Castellana. Bajo la lluvia y las bengalas, la afición del conjunto blanco intentaba marcar el primer gol del partido. En la memoria, las eliminatorias de 2022 ante PSG, City y Chelsea o la del curso pasado contra el Bayern.

El ambiente durante el calentamiento fue de minuto 90. Gritos de «Sí se puede», «cómo no te voy a querer» y un tifo gigante que rezaba «la fábrica de los sueños, haz el nuestro, Real». Ya en el césped, la locura. Mbappé marcó en el 2 bajo el delirio del Bernabéu, pero fue anulado por fuera de juego.

Las acciones del VAR

Y en el 10, la primera gran polémica. El Arsenal sacó un córner y la jugada siguió con normalidad hasta que un minuto después Letexier paró el juego e hizo el gesto del VAR. Al principio nadie sabía muy bien qué se estaba comprobando ni en qué área, así que reinó la incertidumbre. Y de repente, el colegiado galo señaló el punto de penalti del Madrid. Agarrón de Asencio sobre Merino y pena máxima. Momento para la capa de Courtois.

El belga, que se movió de lado a lado antes del lanzamiento de Saka, adivinó el Panenka del inglés mientras Asencio corría hacia el delantero para gritarle. Una vez más, el portero evitaba el drama y ampliaba la esperanza.

Diez minutos más tarde llegó la revisión del penalti a Mbappé y el inicio de los nervios del Bernabéu y del cuerpo técnico, que protestó cada pérdida de tiempo de los británicos y apretó al colegiado, que terminó sacando amarilla a Raya por sus constantes pausas. La tensión subía de nivel, pero el marcador seguía 0-0 y Arteta sonreía, viendo cómo Martinelli y Saka volvían a ser superiores a Lucas y Alaba.

El partido aterrizó en el descanso con rabia local, reflejada en el enganchón que tuvo Carvajal, vestido de calle, con Saka en la entrada al túnel. El español le recriminó algo, seguramente el Panenka, y el inglés le encaró, sin llegar a más.

Tras el intermedio y viendo que el único tiro a puerta de su partido era un tímido disparo de Vinicius, Ancelotti movió el árbol. El italiano encomendó a Fran, Ceballos y Endrick la remontada exprés, pero el tanto de Saka terminó por hundir al Bernabéu a pesar del gol de Vini, el primero en la historia del Madrid al Arsenal en 337 minutos (los dos enfrentamientos de 2006 y este año).

No hubo épica. Hubo silencio. Mbappé se lesionó el tobillo y Martinelli, como Henry en el 0-1 de 2006, sentenció. Los blancos se despiden de la Champions antes de semis por primera vez desde 2020 tras una racha extraordinaria de cuatro años jugando dos semis y dos finales. Toca la Liga, la Copa y mucha reflexión.

"Somos responsables, pero el Madrid volverá siempre", aseguró Lucas Vázquez a pie de campo. "Nos ha faltado más claridad con balón, algo de paciencia a la hora de llevar el balón de lado a lado para penetrar en una defensa que estaba muy organizada". "El madridismo sabe que nos dejamos la piel siempre, puede salir bien o mal, siempre damos la cara. Queda mucha temporada", añadió.

El Inter minimiza al Bayern y se pide al Barça para semifinales

El Inter minimiza al Bayern y se pide al Barça para semifinales

A veces apelar a la historia y a la nostalgia funciona. Kompany, con poco de eso como entrenador, pero mucho como jugador, llamó a filas a Müller, el goleador en la ida, el perro viejo, para obrar el milagro en la vuelta. Pero el Inter es viejo por decreto. Sabe jugar cientos de partidos, porque los ha jugado todos. No siempre los gana, pero nunca los regala y, si le espolean, te mata. Como hizo ayer al ex rodillo alemán.

Los primeros minutos fueron de tanteo, aunque se jugó a lo que quiso el Inter, con ventaja en la eliminatoria. Aparecieron sus estrellas de manera esporádica, casi siempre a la contra y con un Lautaro Martínez que es un jugador diferente y que organiza el ataque como nadie y, en muchas ocasiones, también lo finaliza. Aunque fue una falta la primera gran ocasión del encuentro que marró Thuram tras una prolongación de Darmian. Respondió el Bayern con una doble ocasión que terminó desbaratando Sommer. Poco más reseñable en una primera mitad soñada y planteada por los italianos.

Y cuando nada había pasado y cuando el Bayern menos lo había merecido, Kane se inventó un gol para pelear contra su maldición y contra el tiempo. Los alemanes metían la historia en la balanza y el británico, en sus hombros. Pero ese tanto despertó la voracidad italiana. Así, Lautaro comenzó el arreón y Pavard lo continuó para poner patas arriba el Giuseppe Meazza. Ambos tantos de córner, la supuesta fortaleza alemana. Ambos errores defensivos alemanes.

En otro error, este italiano, llegó el empate del Bayern. Lo hizo Dyer al segundo palo para poner algo de picante en la eliminatoria. Hubo otro intento de Olise y varios córners en los que el público local contuvo la respiración, pero el oficio de los transalpinos en estos menesteres es complicado de igualar tengas la historia que tengas.

El Día D y la Hora H de Mbappé: la sombra de las remontadas de Cristiano y Benzema y 26 goles en eliminatorias

El Día D y la Hora H de Mbappé: la sombra de las remontadas de Cristiano y Benzema y 26 goles en eliminatorias

Históricamente, el Día D y la Hora H eran el 6 de junio de 1944 y las 06:30 de la mañana. Dos términos usados para referirse al desembarco de las tropas estadounidenses en las playas de Normandía, momento que supuso el inicio de la liberación de las zonas ocupadas por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Para Kylian Mbappé y el Real Madrid, su Día D y Hora H serán las nueve de la noche de este 16 de abril, cuando la nueva estrella del conjunto blanco busque liderar una remontada casi imposible ante el Arsenal en los cuartos de Champions.

El 3-0 de la ida en el Emirates convierte esta noche en una liturgia extrema para el madridismo, pisando el miércoles santo en un lugar que ha visto ya demasiados milagros en los últimos años. Todos, eso sí, sin Kylian Mbappé en la plantilla. Para el francés será su debut oficioso en el manicomio de Chamartín, en el terreno de lo casi imposible.

A la sombra del delantero, una temporada espectacular en números (33 entre todas las competiciones, a cuatro del récord de Zamorano en su primer año) e irregular en sensaciones, condicionada esta semana por la roja recibida en Vitoria tras una durísima entrada sobre Antonio Blanco. Pidió perdón a sus compañeros y a su rival, agachó la cabeza, «fastidiado», según fuentes cercanas al vestuario, y tendrá que aguantar el partido de sanción que le puso ayer Competición, perdiéndose la cita contra el Athletic, clave en la lucha por la Liga y por el Pichichi.

El Barça (70) le saca cuatro puntos al Madrid (66) y Lewandowski (25) tres goles al galo (22). Y es que en ese curso de sensaciones irregulares para Mbappé, ahora mismo el delantero camina sobre arenas movedizas. No marca desde el 29 de marzo contra el Leganés, acumulando dos jornadas de Liga, tres encuentros de Champions y uno de Copa del Rey sin ver puerta. 540 minutos, contando las prórrogas contra el Atlético y la Real Sociedad, y la hora que se perdió ante el Alavés, sin producir ni un tanto ni una asistencia para su equipo, que siente como nunca su ausencia goleadora.

26 goles en eliminatorias

Su hat-trick al Manchester City en el playoff, cuatro en total si contamos el anotado en el Etihad, parecían colocarle en el timón continental del Madrid en las eliminatorias, pero ha desaparecido desde entonces. Una situación similar a la que vivió en París durante su última temporada. Marcó tres goles en octavos y dos en cuartos, pero contra el Dortmund, en semifinales, se quedó en blanco mientras los alemanes conseguían el billete para la final.

En blanco se quedó también en los octavos de la 2022-23, cuando el PSG quedó eliminado ante el Bayern, en las semifinales de la 20-21, perdidas por los franceses ante el City, en las semis y la final de 2020, donde cayó ante el Bayern, y en los octavos de la 17-18 contra el Madrid.

A pesar de esas noches, Mbappé, con 26 goles, se sitúa ya entre los mejores de la historia en las eliminatorias. Lejos de Cristiano Ronaldo (67) y de Messi (49), pero en el camino de batir a Thomas Müller (28), Lewandowski (34) y Benzema (34), los únicos que tiene por delante más allá de los dos grandes de la última década. De su generación, mejora a Haaland (16), su gran rival.

Cristiano ante el Wolfsburgo, Benzema ante el PSG

En el horizonte, las escenas gloriosas de sus ídolos en el Bernabéu, empezando por Cristiano Ronaldo y siguiendo por Karim Benzema. Ambos protagonistas de extraordinarios momentos de fe con la camiseta blanca. Jugadores que hicieron suyas las remontadas, como espera hacer Mbappé.

Cristiano y Benzema tienen a sus espaldas varias noches históricas en la Castellana. El portugués marcó dos goles en la vuelta de semifinales de 2012 ante el Bayern, perdidas en los penaltis; tres en la remontada ante el Wolfsburgo en 2016, 3-0 tras el 2-0 en Alemania; tres en los cuartos de 2017 contra el Bayern, decididos en la prórroga; uno en la vuelta de cuartos de 2018, ante la Juve... y tres en finales, en 2014 y 2017.

También Benzema, de menos a más en su carrera madridista, coronada con un Balón de Oro tras una serie de eliminatorias extraordinarias en 2022, cuando enlazó 10 goles entre octavos, cuartos y semifinales que le valieron el trono del fútbol mundial. Hat-trick para remontar al PSG en octavos, gol para recuperar la ventaja perdida ante el Chelsea y gol en la prórroga contra el City.

"La plantilla cree"

En el vestuario se espera un paso adelante de Mbappé y de todos, reconociendo los errores de Londres y de algunos instantes de esta temporada, y empujando hacia la remontada: «La plantilla cree», se repite desde Valdebebas. Ayer, en sala de prensa, Bellingham admitió que la palabra más repetida en el vestuario durante los últimos días es «remontada». «Hemos visto los vídeos que ha hecho la gente y estamos motivados. Queremos formar parte de esta historia», dijo el inglés.

Mientras, Ancelotti y su cuerpo técnico buscan convencer desde el plano emocional para recuperar esa «actitud» que tantas veces ha pedido a su plantilla. A Mbappé el primero. Del francés necesita implicación e intensidad en la presión, y así se lo ha dejado claro después de la roja de Vitoria. El ejemplo de sus ídolos está escrito, ahora necesita escribir su propia página en la historia del Madrid. Le ficharon para eso.

El PSG resiste en Birmingham colgado de Donnarumma

El PSG resiste en Birmingham colgado de Donnarumma

Lo que iba para baile, terminó entre sudores fríos. Un par de intervenciones, casi sobrenaturales, de Gianluigi Donnarumma salvaron al PSG de una debacle en Villa Park, donde antes de la media hora se había adelantado con dos goles. Estas son las curas de humildad de la Champions. El aprendizaje que todo aspirante, por muchas ínfulas que gaste, debe asumir. Sólo colgado de su portero, descomunal en un mano a mano ante Marco Asensio, el equipo de Luis Enrique pudo esquivar la prórroga. [Narración y estadísticas (3-2)]

Maldijo la afición de Birmingham la celeridad con la que se esfumaron los tres minutos de añadido decretados por Sánchez Martínez. No hubo recompensa al asedio inglés, truncado por un despeje bajo palos de Pacho ante la volea de Ian Maatsen. Si quiere competir con seriedad en las semifinales, el PSG no puede permitirse desvanecimientos así. Hasta la media hora había manejado el partido a su antojo. Cuando bajó un punto su nivel, el Aston Villa se lo llevó por delante. Todo el crédito para Unai Emery, que imploraba de rodillas a la fortuna esquiva.

El primer deber de su equipo era meter en temperatura a Villa Park, un escenario con 128 años de historia, sobre el que sigue impreso un lema: "Donde nuestros héroes son villanos". Por allí se cuentan historias de la Copa de Europa arrebatada al Bayern. Para excitar aquella magia, Emery necesitaba un par de incursiones tempranas con las que enardecer a la afición. Esas buenas intenciones se vinieron abajo en el minuto 10.

Vulnerables a la espalda

Fue un balón al espacio de Nuno Mendes hacia la cabalgada de Bradley Barcola por la izquierda. Demasiado espacio abierto ante Emiliano Martínez, cuyo mal despeje fue aprovechado por Achraf Hakimi. Un martillazo para el estadio. Más terrible aún que el fallo de la megafonía, que durante la ceremonia de presentación de los equipos hizo sonar el himno de la Europa League.

El castigo se suponía acorde al riesgo asumido por una defensa tan adelantada. Pretendía el Aston Villa imponer el músculo de Boubacar Kamara y Amadou Onana, a riesgo de mostrar una alarmante vulnerabilidad a la espalda de sus mediocentros. Con tanto campo por delante, los laterales del PSG desplegaban sus alas. Así que no fue casual que Mendes, antes de la media hora, ajustase con la zurda a la red un balón servido por Ousmane Dembélé.

El defensa portugués, autor del 3-1 en la ida, compendiaba todas las virtudes de este PSG, que cuando no domina con la posesión también penaliza los fallos del rival. Un equipo que sólo había perdido uno de sus últimos 30 partidos. Desde el pitido final en París, Luis Enrique venía avisando de sus intenciones para la vuelta. No maneja más alternativa que la victoria. Del mismo modo que no admite otra alternativa ante la presión que el balón jugado.

El remate de Nuno Mendes para el 0-2 en Villa Park.

El remate de Nuno Mendes para el 0-2 en Villa Park.AP

Cuando pisaba campo rival, Hakimi volvía a filtrarse entre sus centrocampistas para dar superiodad. Cuando Mendes buscaba la superioridad con Barcola, Vitinha retrocedía para tapar a su lateral zurdo. Los movimientos acompasados del PSG excedían con mucho la resistencia del Villa, que bastante hizo al encontrarse, traspasada la media hora, con un afortunado remate de Youri Tielemans tropezado en Pacho.

Con todo perdido, Emery empleó el descanso para reforzar la moral de sus muchachos. No hizo ni un solo cambio, pero el Villa pareció otro equipo, con un ritmo frenético, una agresividad distinta, una convicción casi suicida. Un disparo de John McGinn, rozado de nuevo por Pacho, galvanizó al príncipe de Gales en el palco. Dos minutos más tarde, Donnarumma salvó un gol cantado de Marcus Rashford. A la salida de ese saque de esquina, el ex delantero del United sirvió el 3-2 con un lacito a Ezri Konsa.

En las tribunas, la gente llegaba al delirio. Como cuando Dennis Mortimer alzó la Orejona al cielo de Rotterdam en 1982. Con Asensio y Maatsen ya en liza, la gente de Birmingham vio la prórroga en sus manos, pero Donnarumma se interpuso a tiempo.

El Barça y el gafe del pantalón blanco

El Barça y el gafe del pantalón blanco

Actualizado Martes, 15 abril 2025 - 23:14

Al Barça el blanco no acaba precisamente de sentarle bien. Por lo menos, así se ha empeñado en demostrarlo esta misma temporada, por mucho que ese color formara parte del uniforme habitual que lució el equipo desde su fundación hasta 1913.

Ante el Borussia Dortmund, para evitar coincidencias con el pantalón negro que lleva el equipo germano, los de Flick recuperaron otra vez el blanco con el que inauguraron de manera extremadamente poco lucida los actos de su 125 aniversario el 30 de noviembre del año pasado.

Frente a Las Palmas, un equipo que, curiosamente, como el conjunto que dirige Niko Kovac, luce camisetas de color amarillo, los barcelonistas mostraron una imagen muy alejada de esa que, por lo menos hasta ahora, les permitía a los suyos soñar despiertos con el triplete y acabaron encajando una derrota que, por lo menos, no evitó en este caso su pase a las semifinales.

Ante Las Palmas, el equipo barcelonista encajó la primera de tres derrotas consecutivas en casa en la Liga (frente al equipo insular, el Leganés y el Atlético de Madrid) que ahondaron en un aparente bache de juego que, a la postre, acabó por costarles verse descabalgados de liderato de la tabla. Volver ahora a las andadas, cuando la temporada está encarando su fase más decisiva, serían pésimas noticias para los intereses del equipo que entrena Hansi Flick.

En el Signal Iduna Stadium, además, llegaron a planear durante mucho rato los fantasmas de otras ocasiones en las que, pese a tenerlo todo a favor, por lo menos sobre el papel, para pasar de ronda, llegaron tremendos mazazos que siguen aún perfectamente vivos en la memoria de sus seguidores.

La Roma, a un equipo que ganó por 4-1 en casa y frente al que cayó por 3-0 en Italia en cuartos de final, el Liverpool, después de que los culés se llevaran un 3-0 del Camp Nou y cayeran por 4-0 en Anfield en semifinales, o, incluso, el caso más reciente vivido ante el PSG el curso pasado, con remontada francesa por 1-4 tras haber caído previamente en casa por 2-3, también en la ronda de cuartos, borraron de un plumazo sus sueños de triunfo.

El duelo, además, significó a su vez el final de la buena racha de Wojciech Szczesny desde que el polaco se hizo con la titularidad en la portería barcelonista. Hasta este encuentro, el polaco no sabía lo que era la derrota defendiendo el escudo azulgrana. Cierto es que fue él mismo quien empezó a complicarles la vida a los suyos con un nuevo penalti que, en esta ocasión, supuso el 1-0 para los alemanes. Pero también lo es que fue capaz de firmar intervenciones meritorias que evitaron, a la postre, que sus rivales tardaran mucho en acariciar seriamente la posibilidad de darle la vuelta a la tortilla.

En tareas ofensivas, mientras, los de Flick estuvieron tremendamente lejos también de su mejor versión. No así un Guirassy que, con un hat trick, batió la maca anotadora de Lewandowski en Champions con los alemanes (sumó 13 por 10 del polaco), cinco de ellos precisamente ante los azulgrana.

El Barça más ramplón y mundano sobrevive en Dortmund para ser semifinalista de Champions

El Barça más ramplón y mundano sobrevive en Dortmund para ser semifinalista de Champions

Por soberbia o por pereza, el Barça cometió un pecado capital en Dortmund que tuvo que purgar pasando un calvario. Esperaba un paseo triunfal hacia las semifinales y se encontró con la necesidad de remangarse en un partido industrial en el que el Borussia hizo su trabajo y el de los azulgrana. No fue hasta el minuto 54 cuando un gol en propia puerta de los alemanes permitió al Barça despejar los muchos fantasmas que afloraron. Hacia mucho tiempo que en Champions no se veía al equipo de Flick tan ramplón. [Narración y estadísticas (3-1)]

Quizá fue mérito del Dortmund, que cambió de piel bajo el amparo de su Muro Amarillo. No fue el rival dócil al que vapulearon en Barcelona hace una semana sino que explotó las debilidades del equipo culé hasta aturdirlo y desdibujarlo. Lo volvió mortal. Presionó, robó y se lanzó hacia la portería de Szczesny al toque de arrebato, sin nada que perder. Sus opciones, pocas al inicio, pasaban por enloquecer el partido. Y lo lograron durante tantos minutos que el Barça intimidante no asomó.

Sin Pedri en la brújula, De Jong y Gavi no lograron sujetar a los alemanes. Koundé claudicaba en cada duelo con Adeyemi, Gerard Martín apenas podía vigilar su espalda y, sin retener apenas unos minutos el balón, los milagros del tridente ofensivo es imposible que aparezcan. No quedaba otra que apretar los dientes y agarrarse al 4-0 de la ida.

Malos presagios

Pero es que desde el arranque, el Barça sólo achicaba y tanta fue la presión que acabó llegando el error. Koundé rompió el fuera de juego y Gross se lanzó a por Szczesny, que no pudo atajar el balón sin derribar al alemán. Penalti y gol de Guirassy emulando a Panenka, el undécimo, para convertirse en el máximo anotador del Dortmund en una temporada en Champions. A los 15 minutos, a ese tanto se sumaban tres remates más a puerta que no presagiaban nada bueno. De hecho, respiraron los azulgranas cuando se anuló por fuera de juego el remate de Gross que acabó en el fondo de la portería.

Estaban noqueados y la imprecisión se traducía en pérdidas constantes que aumentaban el peligro sobre su portería. Flick empezaba a mostrar cara de preocupación cuando veía que cada contra de su equipo perdía gas a medida que avanzaban hacia el área. Cayó Fermín en fuera de juego en una escapada en la que le asistió Lewandowski y Raphinha, en lugar de crear peligro cerca de Kobel, concedía faltas peligrosas en campo propio. Que el brasileño ni tenía activado su instinto matador quedó muy claro cuando entre Gerard Martín y Lewandowski le lanzaron en una carrera hacia la portería y se dejó el balón atrás. Tampoco fue capaz de armar un disparo en el área pequeña estorbándose con el polaco.

No encontraba el Barça la chispa que lo activara y solo se sintió algo más cómodo cuando el Dortmund no tuvo más remedio que bajar un poco sus revoluciones sin dejar de amenazar, como hizo Adeyemi de nuevo colándose a la carrera por la orilla izquierda. La réplica la dio De Jong, que filtró una asistencia a Koundé a un suspiro de la línea de gol que el lateral no controló con astucia para batir al guardameta suizo. Al borde del descanso volvió a enfilar la portería Beier, esta vez por el costado derecho, que salva un providencial cruce de Araújo.

Guirassy anota el 2-0 ante la mirada de Szczesny.

Guirassy anota el 2-0 ante la mirada de Szczesny.AFP

Si mandó Flick algún cambio en el descanso, no se notó. El partido se retomó con una doble parada de Szczesny a Adeyemi y Gross y, como una exhalación, llegó el segundo tanto del Dortmund en un córner tocado por Bensebaini para que Guirassy marque el 2-0 a placer. El Barça aún tenía dos goles de ventaja, pero empezaba a temerse lo peor. Hasta que el centro tenso de Fermín se convirtió en un gol en propia puerta de los alemanes que les empinaba de nuevo la eliminatoria. Y menos mal.

Tuvo el andaluz una clara ocasión de sentenciarla y evitar más sufrimiento, pero la mandó a la grada por encima del larguero. Miró Flick al banquillo buscando el tempo de Pedri, el colmillo de Ferran y el pulmón de Éric García. Pero ni aún así pudieron matar un duelo que siguió abierto y provocando taquicardias. Guirassy, desdibujado en el duelo de ida en Montjuïc, se vengó completando un hat trick, que hizo temblar al líder de LaLiga desnudando su cara más vulnerable. Duranville, recién salido en banda, volvió a desquiciar a Gerard Martín para sacar un centro que despejó mal Araújo y rebaño el goleador guineano.

La ventaja del Barça le mantenía vivo, pero el tembleque aumentó cuando Brandt encontró otra grieta para el cuarto, aunque en fuera de juego y los demonios azulgranas se esfumaron para poder disfrutar del premio de volver a una semifinales de la Champions.

Bellingham y Ancelotti 'copian' a Carlos Alcaraz: "Hay que jugar con cabeza, con corazón... Y con cojones"

Bellingham y Ancelotti ‘copian’ a Carlos Alcaraz: “Hay que jugar con cabeza, con corazón… Y con cojones”

Carlo Ancelotti y Jude Bellingham fueron las voces del Real Madrid en la previa del gran partido de esta temporada continental: la vuelta de los cuartos de Champions contra el Arsenal, un duelo de obligada remontada tras el 3-0 de la ida y una cita que requerirá "cabeza, corazón... y cojones". Así lo resumió el entrenador italiano, que citó a Carlos Alcaraz. "Como ha dicho Alcaraz, que me ha gustado mucho", comentó.

Bellingham fue el primero en salir a una sala de prensa de Valdebebas que presentó un lleno hasta la bandera, con más de un centenar de medios de comunicación. El centrocampista inglés se ha acostumbrado a ser el portavoz del vestuario en los días grandes y repitió la presencia que tuvo en la rueda de prensa previa al duelo contra el Manchester City en el Etihad Stadium.

"La palabra más repetida estos días en el vestuario es 'remontada'. La habré escuchado un millón de veces. Hemos visto muchos vídeos sobre ella, nos motiva mucho. Es una noche a medida de lo que es el Madrid, no hay que añadir nada más a esa palabra", contestó Bellingham.

"Una cosa es perder y otra no aprender"

El británico reconoció que Emilio Butragueño le habló de algunas noches mágicas que ha vivido el Bernabéu en los años 80, y en concreto una, la del Anderlecht. "Me habló de ese día y he visto vídeos en TikTok sobre las remontadas. Queremos ser parte de eso y añadirlo a la historia del club", aseguró. En ese partido, correspondiente a la Copa de la UEFA 84-85, el Madrid venció 6-1 en el Bernabéu tras haber caído 3-0 en Bélgica.

Sobre el nivel del equipo, Bellingham asumió que no habían estado bien en algunos momentos de la temporada, pero confió en que llegado este punto, darían un paso adelante. "Sabemos que podemos jugar mucho mejor, una cosa es perder y otra no aprender. Hay que confiar en que los jugadores lo van a dar todo. Tenemos que aumentar el nivel de atención y podemos estar ahí, por supuesto que sí. No somos tontos, pero confiamos en las capacidades que tenemos".

En la salida del Emirates Stadium de Londres, en el autobús del Madrid ya se hablaba de la remontada. "Fue uno de los peores resultados que podíamos imaginar y en el autobús ya estaba ahí la palabra, no estábamos como ahora pero ya creíamos en nosotros mismos. Todo el mundo piensa en la remontada. Significa que estás en el mejor club del mundo".

Cuestionado sobre los kilómetros que recorre la plantilla este año, menos que sus rivales, reconoció que "influye en el juego", pero recordó que "el año pasado no fuimos los que más corrimos y ganamos la Champions". "Tenemos que saber qué implica correr a un lado y para otro. Hay que saber cómo correr. Mañana vamos a querer correr mucho más y ojalá tengamos un mejor plan para hacerlo".

"queremos jugar un fútbol eficaz"

Unos segundos más tarde apareció Carlo Ancelotti, que rechazó que pueda ser su último partido si pierde. "Creo que no, y ojalá que no sea el último". "Es muy complicado, muy difícil, pero tenemos que hacer un partido con cabeza, con corazón, con cojones, lo que ha dicho Alcaraz".

Al italiano le da un poco igual que digan que el Madrid juega peor o mejor porque "queremos jugar un fútbol eficaz". "Intentaremos un partido intenso, intentando presionar y tener más control que en la ida. Nada de magia, porque la magia no existe", insistió.

Una parte central de la previa serán las charlas del entrenador a sus futbolistas. Un aspecto que intenta que tanto "emocional" como futbolística. "Quiero que tengan las ideas claras y que estén tranquilos. Ayer hablé de esa parte emocional, de la motivación, de cómo vivir esta previa, cómo la tiene que vivir un profesional. La motivación está ahí y deseo que el jugador esté tranquilo y convencido, e intentarlo todo. La única cosa que no sabemos es el resultado, pero sé que sacaremos lo mejor de nosotros. Necesitamos un poco de todo, una conexión entre calidad, físico y actitud, no puede fallar ninguna de estas cosas".