La agonía del Inter desespera a un Arsenal sin suerte

La agonía del Inter desespera a un Arsenal sin suerte

El Inter resolvió con un penalti de Hakan Calhanoglu su durísimo compromiso ante un Arsenal que mereció mejor suerte en el Giuseppe Meazza. El equipo de Simone Inzaghi, con una defensa totalmente renovada, llevó a buen puerto su agónico ejercicio de supervivencia. Después de cuatro jornadas, Yann Sommer aún no ha encajado un gol. [Narración y estadísticas (1-0)]

Una mano de Mikel Merino en el añadido del primer tiempo penalizó a los gunners, que llevaron la iniciativa (62% de posesión) y generaron innumerables ocasiones en sus 13 saques de esquina. En la segunda parte, Denzel Dumfries sacó un balón sobre la línea de gol y Yann Bisseck taponó un remate de Kai Havertz que parecía el 1-1. Al vigente campeón de la Serie A le bastó con su único disparo a portería. Desde los 11 metros, Calhanoglu, de regreso tras una lesión en el muslo, batió por primera vez en el torneo a David Raya.

El buen arranque del Inter se limitió a 10 minutos. Desde ese momento empezó a sentirse más conforme cuando lograba sorprender con espacios. Su producción ofensiva de la primera media hora hora se redujo a un madrugador remate de Dumfries que reventó contra el travesaño. Enfrente, el Arsenal también jugaba al despiste, intentando aprovechar algún balón parado.

La mano de Merino

No hubo un remate visitante ante Sommer hasta que Bukayo Saka se animó con una diagonal desde el perfil derecho. Un par de minutos después, Gabriel Martinelli dispuso de tiempo para telegrafiar un centro hacia la cabeza de Merino, obstaculizado de malas maneras por el guardameta suizo. Nada quebaba ya de aquel Inter presionante de los primeros minutos, así que los londinense aprovecharon la inercia para acercarse con siete saques de esquina, nada menos.

Cuando el coliseo milanés suplicaba por el descanso, un libre directo de Calhanoglu hacia Mehdi Taremi fue pobremente defendido por Merino. Mal perfilado para el despeje, el navarro tocó el balón con el antebrazo. Una golosina para el turco, casi infalible desde los 11 metros. Más dudas para los gunners, que llegaban con el paso torcido tras sumar un solo punto en las tres últimas jornadas de la Premier.

La ventaja, cómo no, agudizaría las prevenciones del Inter, intentando esconder su debilidad defensiva en las cercanías de su área. Si a ello añadimos las dificultades de Sommer en los balones altos, lo normal es que el 1-1 se hubiese concretado antes de la hora de juego. Havertz trazó una sutil parábola con la zurda que obligó a Sommer a una reacción felina. El cerco se estrechaba y los más de 70.000 hinchas nerazzurri andaban con el alma en vilo. De nada sirvieron los intentos de Inzaghi para refrescar su línea de medios con Nicolo Barella y Henrikh Mkhitaryan. Para el último cuarto de hora necesitaba cloroformo, pero finalmente le bastó con su tradicional cinismo. Así terminó desesperando a los londinenses.

El cabezazo de Musiala para el triunfo del Bayern.

El cabezazo de Musiala para el triunfo del Bayern.AP

En Múnich, ese mismo triunfo por la mínima se resolvió por cauces totalmente distinos. Un cabezazo de Jamal Musiala hizo justicia al aplastante dominio del Bayern (1-0) frente a un Benfica que sólo quiso ver correr las manecillas del reloj. Manuel Neuer ni siquiera tuvo que atajar un solo disparo, así que la situación de Vincent Kompany ya no parece tan desesperada en la Champions.

La velada ya arrancó torcida en Múnich, con un intervención de urgencia de los servicios médicos en la Südkurve y otro contratiempo aún más extraño. Davide Massa, conminado por la UEFA, debió retrasar un cuarto de hora el pitido inicial para permitir que los aficionados pudiesen llegar al estadio. Según informó el club bávaro, los retrasos se debieron a una avería en las señales del metro que accede a las cercanías del Allianz Arena.

Los riesgos de Neuer

Quien sí se había acomodado en su asiento era Franck Ribery, que eligió mala noche para la visita. Porque el Bayern volvió a mostrar algunas de sus recientes carencias. Caía una ligera niebla sobre Múnich y el equipo de Kompany no concretaba su manejo (76% de posesión). El empuje durante los 45 primeros minutos, con 10 disparos y siete córners sólo inquietó a Anatoliy Trubin con un intento de Harry Kane y otro de Serge Gnabry, solventado con brillantez por el meta ucraniano.

El Benfica, con cuatro cambios respecto a aquel once que decepcionó ante el Feyenoord, mantenía sus naves amarradas a puerto. Su único acercamiento llegó tras una temeridad de Neuer a casi 50 metros de su portería, que quedó en nada por falta previa de Zeki Amdouni sobre Alphonso Davies.

Hasta el más apasionado de los lisboetas podría entender que los 90 minutos se harían demasiado largos en Múnich. También para futbolistas de la talla de Renato Sanches, de regreso a su ex feudo, o Ángel Di María, que saltó al césped en sustitución de Kerem Aktürkoglu. A la vieja usanza, el Bayern encajonó a su adversario hasta hacer justicia. El Benfica suma ya 13 partidos europeos sin victoria frente el gran ogro bávaro.

Sanción, paliza y lesión, la pesadilla vuelve a Lisboa 10 años después: "No hay nada que llorar"

Sanción, paliza y lesión, la pesadilla vuelve a Lisboa 10 años después: “No hay nada que llorar”

"Hay dias que se juega mal". Lo más obvio suele ser la explicación más sencilla para las cosas y ante el Benfica no hubo otro motivo para que el Atlético de Madrid sufriera su primera derrota de la temporada, no por ello menos dolorosa y así lo explicó Diego Simeone en la rueda de prensa posterior al encuentro.

El técnico argentino no puso paños calientes y, además de recordar que el partido fue malo por parte de todos los jugadores, también se puso a sí mismo como principal culpable de lo ocurrido en Da Luz. "No busquemos excusas, el responsable es el entrenador", afirmó.

Fueron cuatro goles, como aquella noche hace 10 años. No hizo falta minuto 93. El partido se liquidó antes. Mucho antes. Definitivamente, Lisboa no es una ciudad amable con un Atlético de Madrid que en unas horas salía sancionado y derrotado de la capital portuguesa.

Tres partidos estará sin el fondo sur en liga y tendrá que pagar una sanción de 45.000 euros. Así valoraba el técnico argentino el dictamen del Comité de Disciplina de la Real Federación Española de Fútbol que se hacía público apenas una hora y media antes del encuentro. "Aceptar lo que han dictado, es una gran oportunidad para el club para crecer como entidad", contó en la entrevista postpartido.

Todo eran malas noticias en el conjunto rojiblanco sin nada bueno que llevarse de Portugal. Marcos Llorente, en una carrera en la primera parte, cayó lesionado llevándose la mano al muslo de la pierna derecha. Pendiente de evolución. El único consuelo es que, sancionado con roja directa en el derbi madrileño, ya no iba a poder disputar el duelo ante la Real Sociedad y, con el parón de por medio, tendrá más tiempo para recuperarse.

La penúltima de las malas noticias es lo abultado del resultado. Parecía que Simeone había vuelto a encontrar la solidez defensiva de otras épocas, había recibido sólo cinco goles en nueve partidos, pero en el décimo llegó la sangría. Cuatro goles en 90 minutos.

Miradas al futuro

Sorprendió que Simeone hubiera hecho debutar esta temporada a Javi Serrano. El canterano solo había jugado en Primera RFEF y de repente se vio sustituyendo a su ídolo y capitán en el centro del campo. No fue él, el problema del Atlético, pero es verdad que cuesta ver a cateranos en encuntros cuesta arriba.

Había dos jugadores que volvían a enfrentarse a un equipo al que llegaron a defender su camiseta, pero con una participación completamente dispar. Mientras que Oblak es una de las leyendas del Benfica, Reinildo apenas disputó un amistoso con las águilas.

Ambos jugadores fueron igual de críticos que su entrenador. "Es fácil la explicación a nuestro partido, parece que no hemos estado aquí", explicó el esloveno. Por su parte el defensa mozambiqueño comentaba que "había sido un mal día" pero insistía en que el equipo "no tenía tiempo para llorar y había que seguir trabajando".

Miércoles negro para el Atlético de Madrid en Lisboa

Miércoles negro para el Atlético de Madrid en Lisboa

Tres minutos lamentables, cuatro horas terribles y cinco días de pesadilla es el resumen de la última semana del Atlético de Madrid. Desde los incidentes del derbi, los rojiblancos andan peleados con el mundo y, futbolística e institucionalmente, las malas noticias se concatenan. Sanción y derrota en un miércoles negro para el club colchonero. Y, además, esta Champions no espera nadie. Lisboa recupera viejos demonios para el conjunto colchonero. [Narración y Estadísticas, 4-0]

Salió el Benfica a cazar un equipo empequeñecido, como hacen las águilas con los pequeños roedores. Tres disparos en 10 minutos, dos de ellos muy peligrosos y, si no está Oblak, hubiera llegado el primer gol mucho antes. Lo hizo en el 12, Aktürkolu, un menudo delantero turco muy rápido y muy solo. Witsel le olvidó en el pico del área pequeña y el jugador del Benfica no perdonó.

No está el belga como el año pasado, quizás la edad y, sobre todo, la poca continuidad le empiecen a pesar al, antaño, bastión de Simeone. Ha pasado de ser uno de los jugadores de campo más utilizados la temporada pasada solo por detrás de Griezmann, al vigésimo puesto participando apenas en cinco de los primeros 10 partidos.

Hay un ejemplo en el lado contrario, una especie de futbolista con el síndrome de Benjamin Button por el que no parecen pasar los años, de hecho tiene uno más que el belga, 36. Di María no fue un niño, fue un demonio. Por dentro, por fuera. El Fideo se colaba por cualquier rendija de la defensa rojiblanca, esta temporada más férrea que la anterior, pero en Lisboa algo dubitativa tras perder a Le Normand por una seria contusión cerebral y, durante el partido, a Marcos Llorente tras lo que, pareció, una lesión muscular.

De hecho, la pudo liar el argentino en la última jugada de la primera parte. De juveniles que a la defensa del Atlético la cogieran descolocada en un saque de banda con Di María a su espalda. Disparó el argentino tras retar al propio Witsel y un rechace en el belga le cayó a Pavlidis que disparó cruzado al palo.

Había mejorado el Atlético justo antes de ese descuido, pero lo hacía con poca profundidad en ataque y un Griezmann errático. Muchos pases falló el francés para lo que en él es habitual. Esa mejoría pudo culminar tras un centro de Lino que se envenenó y pegó en el larguero para silenciar por un momento al ruidoso estadio Da Luz. Mala suerte.

Con una ventana menos por el obligado cambio de Llorente por Molina, parecería que Simeone iba a aguantar las sustituciones para más adelante, pero el equipo necesitaba un toque de atención, más allá de la charla en el vestuario al descanso. Salieron el nuevo ídolo rojiblanco, Gallagher y Sorloth acompañados de Javi Serrano para intentar poner orden en Lisboa. La infausta Lisboa en la que, en la segunda parte, volverían a situarse para defender la portería de aquel fatídico minuto 93. Imposible imaginar el sentimiento de Simeone una persona obsesionada con las cábalas y las supersticiones.

Sin reacción

Sorprendieron los sustituidos, ya decíamos sobre la imprecisión del delantero francés, pero Koke había descansado ante el Madrid en el derbi, salió en la segunda parte. Aunque, siempre se dice que los caminos del Cholo son inescrutables. Eso sí, las cosas no pudieron empezar peor. En el primer acercamiento del Benfica al área de Oblak, Pavlidis se tiró a tres defensas rojiblancos, le pisaron dos de tres. Llamó el VAR a Gözübüyük, penalti. Di María, claro, no perdonó y casi asiste para el tercero en dos ocasiones un minuto más tarde. En la primera Pavlidis no pudo concretar, en la segunda pecó de individualista. Lo dicho, un demonio.

Si esperaban una reacción rojiblanca no sigan leyendo. No la van a encontrar. Ni siquiera Simeone agitaba los brazos. Ni siquiera corría por la banda. Los cambios no provocaron la revolución deseada y el Atlético siguió pareciendo un equipo cansado y sin capacidad de respuesta. Quizás el calendario esté pasando más factura de lo debido. Empiezan a aparecer las lesiones y las derrotas. Miércoles negro para el Atlético que aún se oscureció más con el cuarto gol del Benfica, también de penalti y pudo caer alguno más. Sancionado y apaleado. Otros cuatro en Lisboa, lo que decíamos, las cábalas.

Simeone, sobre sus declaraciones tras el derbi: "No voy a cambiar absolutamente nada de lo que manifesté"

Simeone, sobre sus declaraciones tras el derbi: “No voy a cambiar absolutamente nada de lo que manifesté”

Pasaban unos minutos de las 14.00 en Lisboa, cuando el Atlético de Madrid llegaba en su autobús al hotel Corinthian para su enfrentamiento del miércoles por la noche ante el Benfica. El vuelo apenas había rebasado la hora, pero las caras de la expedición eran serias, como de cansancio. Sólo algún aficionado arrancaba alguna sonrisa ocasional al capitán cuando le gritaba: "Koke, máquina".

La resaca del derbi seguía latente y la clase política, a 600 kilómetros, seguía aprovechando la oportunidad para lanzar mensajes contundentes. Uno de los últimos, el de la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría: "Va a haber una respuesta absolutamente contundente una vez se conozcan los detalles que nos den las fuerzas y cuerpos de seguridad", expresó poco después del Consejo de Ministros.

El Atlético de Madrid, por su parte, decidió que fuera Conor Gallagher, un recién llegado, el primer jugador que tuviera que responder tras lo ocurrido en Madrid. Y el inglés claro, esquivó la pregunta como si quemara la respuesta: "Fue un encuentro muy difícil, el Real Madrid es un equipo top, jugamos un buen partido, pero podemos ser mejores, al final un punto está bien", soltó sin mencionar el incidente de los mecheros.

"Muchos aprovecharon para divertirse"

Sin embargo, Diego Simeone sí sabía lo que le esperaba y no sólo no le importaron las críticas a sus impresiones iniciales sobre lo ocurrido en el Metropolitano, sino que reiteró su opinión con la misma vehemencia: "Soy una persona muy clara, frontal y me gusta decir lo que siento. Del otro dia no voy a cambiar absolutamente nada de lo que manifesté", comentaba el técnico.

Ya con las pulsaciones bajas, no a 200, como se refirió el Cholo a las tiene cuando termina los partidos, el técnico no consideró erróneo el momento de reivindicar la responsabilidad de los protagonistas del campo pese a lo que sucedió. "Sólo opiné de lo que pasa de acá para adelante en el fútbol, pero lo que dije quedará como un recuerdo y muchos aprovecharon para divertirse entre lunes y martes", aseguraba Simeone y deslizaba que se tergiversó su opinión para llevarla "a donde siempre conviene".

"No están preguntando a una nevera, tengo sentimientos y mi opinión a veces me la callo pero el otro dia no", añadía el tñécnico argentino y tampoco veía colisión con la opinión de un club que, a su juicio, hizo "un comunicado perfecto". Porque el Cholo reiteró su rechazo a la violencia y a los agresores.

"Van a venir muy calmados"

Por lo pronto, aunque se veían pocas camisetas atléticas por la Plaza del Comercio o el barrio Alto, se espera que al partido asistan en tornos a 2.200 aficionados colchoneros, 70 de ellos, según ha podido saber EL MUNDO, del Frente Atlético, que ya tenían la entrada desde antes de los incidentes del Metropolitano.

El dispositivo de seguridad para el partido, diseñado por la Policía portuguesa en colaboración con el coordinador de Seguridad del Atlético de Madrid "no será especial" pese a lo ocurrido en el derbi madrileño. "Van a venir muy calmados después de la que organizaron en el derbi", expresa un representante policial sobre los aficionados radicales del Atlético.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad aseguran que el control sobre los aficionados radicales se mantendrá durante todo el día de partido y que llegarán, como se hace en cualquier desplazamiento, 'embolsados' tanto para entrar, como para abandonar el estadio.

Resulta raro encontrar aficiones con las que los radicales colchoneros no hayan tenido algún roce pero, en este caso, el inicio de las hostilidades fue por parte de los ultras portugueses cuando lanzaron bengalas a la afición del Atlético en el partido de Champions en septiembre de 2015 que les enfrentó en el Calderón. "Nos vemos en Lisboa", respondió el Frente. Afortunadamente, en el partido de vuelta, la policía portuguesa impidió que ambas aficiones se encontraran durante la visita rojiblanca.