El molde galáctico del Madrid, roto en mil pedazos: 245 minutos sin anotar, 11 goles encajados en 4 partidos y el aviso de Mónaco 2004

El molde galáctico del Madrid, roto en mil pedazos: 245 minutos sin anotar, 11 goles encajados en 4 partidos y el aviso de Mónaco 2004

La derrota número 50 de Carlo Ancelotti como entrenador del Real Madrid llegó en el peor momento y de una de las peores formas de toda su etapa en la casa blanca, poniendo de manifiesto una vez más los problemas de una plantilla desestructurada tácticamente desde el primer día de curso. Aunque queda la esperanza de la remontada, el triunfo del Arsenal se sitúa a la altura del 4-0 del Etihad en las semifinales de 2023 ante el Manchester City. Aquella noche cambió la marcha del Madrid, fue el último partido de Benzema en Europa con los blancos y terminó con la llegada de Jude Bellingham. A la espera de la vuelta, queda por ver qué consecuencias puede tener esta eliminatoria para un equipo que en verano perdió a Kroos y ganó a Mbappé, siendo incapaz de reconstruirse y rompiendo en mil pedazos el molde que le hizo campeón de Europa en Wembley.

Es la undécima derrota del curso, a una de las 12 de la campaña 2022-2023, el récord de las dos etapas de Carletto en Chamartín, y deja números muy preocupantes caminando ya por primavera. El Madrid acumula 245 minutos sin marcar en Champions, en blanco desde el segundo gol ante el Atlético en la ida de los octavos de final. Dos partidos seguidos de sequía, en el Metropolitano y en el Emirates, algo que no le ocurría desde marzo de 2009 con Juande Ramos en el banquillo.

Vinicius no marca en el torneo continental desde el encuentro ante el Salzburgo, en enero, y contra el Arsenal no regateó ni una vez a su par. Un drama similar al de Rodrygo, transparente en el lado derecho. Mbappé tuvo las dos ocasiones más claras del Madrid, pero en una definió al cuerpo de Raya y en la otra al lateral de la red. Dos opciones que debía materializar para compensar el desequilibrio táctico del Madrid tras su llegada.

Hay nombres, no sistema

Es volver a reflexiones anteriores que ya se han dado en los medios, en el cuerpo técnico y en la zona noble, pero es que ahí reside el principal problema del conjunto blanco este curso: el equilibrio. Ancelotti ha sido incapaz de encajar el puzle galáctico que le entregó Florentino Pérez en verano. Ha sufrido lesiones en defensa, sí, pero en la zona noble del estadio se escriben una y otra vez los nombres de Tchouaméni, Valverde, Camavinga, Modric, Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. Jugadores de absoluta elite mundial que lo han jugado casi todo y que han sido incapaces de dominar a sus rivales en la gran mayoría de partidos entre agosto y abril. Demasiado tiempo.

«No hemos sido compactos», repetía el técnico en el Emirates. Y cuestionado sobre un posible cambio de esquema, quitando a uno de los delanteros, aseguró que «los buenos jugadores tienen que estar siempre juntos». Pero el puzle no encaja, justo cuando se cumplían 21 años de los cuartos de final contra el Mónaco en 2004, cuando el Madrid cayó 3-1. Ese día, con Raúl, Ronaldo, Figo y Zidane en el campo, con Guti y Borja Fernández en el medio, una defensa que terminó con los canteranos Mejía y Raúl Bravo y un último cambio que fue el joven Portillo, los blancos también naufragaron. ras aquella eliminatoria, el Madrid perdió seis de los siete últimos partidos de Liga. Se hundió y terminó en cuarta posición.En Londres, los primeros cambios fueron Lucas y Fran García y el último Brahim. Un puzle galáctico sin pegamento.

Y es que si algo había demostrado este Madrid de Ancelotti durante su segunda etapa es ser un extraordinario muro defensivo, un bloque sólido asentado sobre una buena defensa, un centro del campo que sabía dominar y ser dominado y una delantera con chispa, así llegó a las finales de París y Wembley, pero esa pared es ahora un flan.

Suma once tantos encajados en los últimos cuatro duelos entre Liga, Copa y Champions: dos ante el Leganés, cuatro contra la Real, dos frente al Valencia y tres en el Emirates. Una sangría terrible en el momento clave del curso. Y llevado sólo a los grandes partidos, donde el Madrid acostumbra a elevar su nivel, la realidad es que este año el balance es todavía más desastroso.

19 de 42 puntos en la 'Superliga'

Juguemos a construir una Superliga en la temporada del Madrid. 1-0 en Lille, 1-3 ante el Milán, 0-4 y 2-5 ante el Barça, 2-0 en Anfield contra el Liverpool, 1-0 en el Metropolitano y 3-0 en el Emirates. Tres goles a favor y 19 en contra en siete dolorosas derrotas. En el otro lado de la balanza:, los triunfos, 2-0 y 2-3 al Atalanta, 5-2 al Dortmund, 2-3 y 3-1 al City, 2-1 al Atlético y empate contra los rojiblancos en Liga. 6 victorias y una igualada. En puntos en una hipotética liguilla, 19 de 42 posibles. Cifras muy alejadas de los nombres que forman la plantilla de este Madrid, llamada a dominar Europa pero con pie y medio fuera de ella.

Los 13 kilómetros de distancia entre el Arsenal y el Madrid y el discurso durísimo de Bellingham: “No hay excusas, es lo de toda la temporada”

Actualizado Miércoles, 9 abril 2025 - 11:43

La derrota fue durísima, la peor de la temporada por el escenario y el momento, y se notó en el camino de los jugadores del Real Madrid de vuelta al autobús que les llevaba al aeropuerto de Londres. Cabezas agachadas, silencio, alguna mueca de impotencia y un mensaje, salido de la boca de Kylian Mbappé: "Claro que podemos", respondió el delantero francés cuando le preguntaron sobre la posibilidad de remontar el 3-0 que le impuso el Arsenal.

Prometer una noche mágica es lo único que le quedaba al vestuario madridista tras un partido así. Eso, el silencio y las caras serias. Asumir la derrota. Así lo hicieron en su paso por la zona mixta. Vinicius le regaló la camiseta del partido a un conocido que le esperaba en la puerta del autobús y no quiso valorar, ni siquiera con una sílaba, la opción de darle la vuelta al resultado.

Rodrygo y Valverde asintieron con la cabeza, más por inercia que por convicción, y Modric se limitó a hacer una pequeña mueca que se entendió como un "parece complicado". Sólo Mbappé fue algo más preciso, aunque ninguna de las estrellas del Madrid se quiso parar con los enviados especiales. Ni el galo, ni Vinicius, ni Rodrygo, ni Valverde... Ni siquiera Modric, capitán del equipo.

Y es que los números no engañan. Un rápido vistazo a las estadísticas del partido enseña la enorme diferencia que hubo entre los dos equipos. Mientras el Arsenal corrió 113,9 kilómetros, el Madrid se quedó en 101,2. Mientras el Arsenal recuperó 34 balones, el Madrid se quedó en solamente 26. Mientras el Arsenal inició 52 ataques, el Madrid apenas 31... Y así un sinfín de estadísticas.

Dio la cara Lucas Vázquez, que ya había salido en el micrófono de Movistar+ junto a Asencio y Courtois, y repitió en zona mixta. "Si hay un equipo en el mundo que puede darle la vuelta a esto somos nosotros", aseguró el gallego, suplente de inicio y sustituto de Modric en la segunda parte. "Podemos hacer algo histórico", planteó.

Bellingham: "Hay que ser honestos y humildes"

Antes, Jude Bellingham sí se detuvo con TNT Sports, que tiene los derechos de la competición. El inglés suele ser un habitual en el pospartido anglosajón, quedando así liberado de atender a los españoles. En su idioma, más cómodo, el centrocampista del Madrid realizó una reflexión bastante dura sobre el partido de su equipo, asegurando que "lo mismo lleva pasando toda la temporada, aunque hoy ha sido a gran escala".

"Estamos muy decepcionados, tenemos que mirarnos sólo a nosotros mismos. No podemos poner excusas ni nada de eso. Es lo que lleva pasando toda la temporada, que hemos ido dejando escapar muchos puntos, pero hoy a gran escala. Tendremos que hablar porque necesitaremos algo especial para darle la vuelta a esto", argumentó.

Para el ex del Dortmund, una de las claves estuvo en cómo el Arsenal superó la primera línea de presión del Madrid. "Hicieron un buen trabajo analizando cómo les íbamos a presionar, hicieron algunos cambios en la manera en la que progresar. Hay que darles crédito, estuvieron brillantes. Tuvieron muchas oportunidades más allá de las faltas directas y pudieron hacernos mucho más daño. Tenemos que ser honestos y humildes, aceptar esto y todo puede pasar en la vuelta", dijo.

Eso sí, recalcó que "tenemos que darle algo a nuestros fans". "Porque en lo de hoy no nos pueden apoyar y lo entiendo perfectamente. En casa tenemos que reaccionar para hacer algo especial. Si hay un lugar en el que puede pasar algo así es en nuestra casa", finalizó.

El Madrid abandonó Londres rozando la medianoche británica y con Ancelotti pidiendo, unos segundos antes, no tirar "todo a la basura". El técnico italiano, que en la previa aseguró que "lo que cuenta es que la persona más importante del club no se canse de mí", asumió la responsabilidad de la derrota, pero también insistió en que habían hecho "una buena primera hora de partido".

Los números avisaban de una de las peores noches del Madrid de Ancelotti: “Nos hemos olvidado de jugar al fútbol”

Actualizado Martes, 8 abril 2025 - 23:27

Francesco Mauri, asistente de Ancelotti, y Luis Llopis, entrenador de porteros, parecían estar avisando a Thibaut Courtois y a la barrera antes de que Declan Rice se sacara una extraordinaria rosca que bordeó el muro madridista y sorprendió al belga. Ambos miembros del cuerpo técnico hacían sendos gestos con el brazo derecho, advirtiendo a sus jugadores, pero no sirvió. El centrocampista inglés clavó el 1-0 e hizo estallar al Emirates, que inició así su grande noche ante un desastroso Madrid. "Es una derrota dura. No lo esperábamos. Tenemos pocas opciones, pero en el Bernabéu pasan cosas", manifestó Carlo Ancelotti.

Carletto se atrevió con David Alaba en el lateral izquierdo, en lo que fue la quinta titularidad del defensa austríaco esta temporada. Antes, triunfos ante el Girona y el Rayo, derrota en Sevilla contra el Betis y empate dramático en la prórroga contra la Real Sociedad. En la mayoría, sufrimiento para el conjunto blanco, con Alaba siempre de central y nunca de lateral. La decisión la mascó Ancelotti en los días previos, la probó en el tramo final del duelo liguero contra el Valencia y la decidió en la previa, descartando a Fran García y cubriéndose en el carril derecho con Fede Valverde, lateral en lugar de Lucas Vázquez.

En el centro del campo, Camavinga y Modric salieron juntos de inicio por cuarta vez en el curso. Podría parecer que han jugado más tiempo juntos, pero sólo en tres de los 51 partidos del año habían compartido titularidad. El trío de citas había sido, como en el caso de Alaba, de casi suspenso: partido contra el Leganés en Liga, donde el Madrid sufrió para ganar 3-2, el empate en Pamplona contra el Osasuna y la derrota en Anfield contra el Liverpool. Los datos no auguraban nada bueno, y el resultado fue catastrófico.

Septiembre de 2015 en Lyon

Los blancos claudicaron en el segundo tiempo con el doblete de faltas directas de Rice. La primera tras falta de Alaba ante Saka, muy superado el austríaco por el extremo británico. Y la segunda, enviando el balón a la escuadra del palo de Courtois. Un golazo para dejar KO al Madrid. Fue el primer gol de falta directa anotado a los blancos fuera de casa en Champions desde septiembre de 2015, cuando Juninho Pernambucano anotara uno con el Lyon.

Las caras en el banquillo madridista eran un poema. Ancelotti no tenía muchas cartas. Retiró a Modric y a Alaba y dio entrada a Lucas y a Fran García mientras Courtois le salvaba de un fracaso mayor.

El gol de Merino dejó al Madrid en la lona. Tres goles en 17 minutos. Una derrota que se une al 4-0 del Etihad en 2023, la peor de esta era de Ancelotti, y el 4-1 de Dortmund en 2013 como las noches más negras del Madrid en eliminatorias continentales en las últimas décadas.

"no hemos estado bien"

Y para colmo, Camavinga terminó expulsado por protestar una falta y no jugará el encuentro de vuelta. Toca épica. "No acostumbramos a sacar dos derrotas seguidas, sólo queda trabajar, confiar en nosotros más que nunca, este equipo se merece la confianza por parte de todo el mundo y vamos a confiar en ello", aseguró Lucas Vázquez tras el pitido final.

Ancelotti, el martes, en la zona técnica del Emirates.

Ancelotti, el martes, en la zona técnica del Emirates.EFE

El gallego reconoció que "no hemos estado bien". "El Arsenal ha hecho un gran partido, ha tenido ocasiones, nos ha sabido presionar, hemos tenido alguna jugada aislada, pero en la segunda parte no hemos sabido dar un paso al frente. Nos ha faltado continuidad en el juego, tener más la posesión y al final no hemos podido hacer un buen partido", resumió.

Más duro fue Courtois, que admitió que "nos hemos olvidado de jugar al fútbol". "No diría que hemos tenido pánico, pero no estábamos tranquilos con el balón", insistió, y explicó los dos goles de falta directa. "En el primero pensé que había puesto bien la barrera. Siempre pongo un hombre más pasado el balón para que esa comba no pase. Quizás tenía que haber puesto uno más... En el segundo no le puede pegar mejor. Son faltas innecesarias donde no hay peligro, el primero va fuera de la portería, el segundo también", dijo.

Pero como Lucas, el belga confía en la vuelta: "Tienen que creer en este equipo y desde el primer minuto daremos todo para darle la vuelta a este resultado. Hay que corregir los fallos e intentar meter uno o dos goles rápidos. Creo que es posible".

Un gurú a balón parado y "juegos mentales", cómo Arteta resucitó al Arsenal: exprimir limones, bombillas "para conectar", carteristas en cenas...

Un gurú a balón parado y “juegos mentales”, cómo Arteta resucitó al Arsenal: exprimir limones, bombillas “para conectar”, carteristas en cenas…

Mikel Arteta ha cambiado la realidad del Arsenal. El conjunto gunner no gana la Premier League desde 2004, pero con el técnico donostiarra en el banquillo ha conseguido volver a pelear por ella: segundo en 2023 y 2024 y segundo este año, a 11 puntos de un Liverpool casi inalcanzable. El Emirates disfruta también de la Champions y busca este curso superar la barrera de los cuartos de final por primera vez desde 2009. Enfrente está el Real Madrid, pero en el norte de Londres se confía más que nunca en el liderazgo de Arteta, en sus «juegos mentales», a cada cual más loco que el anterior, en su influencia de la NFL, en lo aprendido con Pep Guardiola y en cómo ha convertido a su equipo en el mejor a balón parado en Europa.

A los 15 años, Arteta dejó el Antiguoko de San Sebastián, donde jugaba con Xabi Alonso, para fichar por el Barcelona. Llegó al filial, coincidiendo con Puyol, Xavi o Iniesta, pero su carrera cogió un camino diferente al de los héroes de Sudáfrica: PSG, Rangers, Everton y Arsenal. Siempre en el filo de las convocatorias de la selección y siempre en suelo británico. Era el raro de su generación y la puerta a la gloria se le cerró constantemente. En los banquillos la tarea no era más fácil: aceptó el reto del Arsenal y si antes tenía a Xavi, Iniesta, Alonso o Fábregas por delante, ahora el destino le ponía al City de Guardiola y al Liverpool de Klopp como dominadores de la Premier.

Quizás por lo aprendido en su carrera como jugador y en las puertas que se le cerraron en su momento, lo que define ahora al Arteta entrenador es la «exigencia». «Es muy exigente en todo lo que hace, con el cuerpo técnico, con el club y consigo mismo. Es la persona que más horas trabaja en la ciudad deportiva, su pasión es constante y te la transmite», admite a EL MUNDO el español Miguel Molina, uno de sus asistentes en el cuerpo técnico del Arsenal, donde ha mezclado al núcleo local con varios españoles que actúan como su mano derecha en el club: el propio Molina, Carlos Cuesta, otro de sus asistentes principales, e Iñaki Caña, entrenador de porteros. Los dos primeros, con pasado en las categorías inferiores del Atlético.

El no a Pochettino

En 2016, justo después de retirarse, esa exigencia le llevó a tomar una decisión clave en su carrera como entrenador. Había colgado las botas como uno de los capitanes del Arsenal, así que el club londinense le ofreció un puesto como uno de los jefes de la cantera, pero lo rechazó. También dijo «no» a Mauricio Pochettino, su «hermano mayor» en sus dos años de cesión en el PSG a comienzos de los 2000. El argentino le quería como parte de su staff en el Tottenham, enemigo íntimo del Arsenal, pero Arteta lo rechazó, convencido del tipo de máster que quería.

El entrenador español se convirtió en asistente de Guardiola en el Manchester City. Máxima exigencia y un curso acelerado en la elite para su gran objetivo: ser uno de los mejores entrenadores del mundo. Estuvo varios años a la sombra del catalán y en cuanto surgió la oportunidad del Arsenal no lo dudó. Los gunners despidieron a Unai Emery en diciembre de 2019 y Arteta lo tenía todo claro. Casi diez años después de esa decisión entre Pochettino, el Arsenal y Guardiola, Arteta está ante su sexta temporada como técnico de un club donde ha conseguido tres títulos (una FA Cup y dos Community Shield), pero lo más importante: compite de tú a tú con City y Liverpool.

De Guardiola mascó la obsesión por la perfección y la innovación táctica, pero lo que ha convertido a Arteta en un entrenador diferente son los «juegos mentales». «Es muy creativo, muy innovador, y te hace estar alerta, mejorando y creciendo constantemente. Entiende muy bien el proceso de los entrenamientos, el análisis de datos... Está capacitado a todos los niveles. Y con el trato con el jugador es muy empático y cercano, sabe gestionar muy bien el vestuario y la relación con los jugadores», asegura Molina.

Arteta y Saka, el sábado, durante el partido ante el Everton.

Arteta y Saka, el sábado, durante el partido ante el Everton.EFE

Esa parte creativa en la gestión del vestuario tiene que ver con poner a sus futbolistas ante el Pictionary (un juego de mesa en el que hay adivinar una palabra haciendo un dibujo), con contratar carteristas para robar a sus jugadores en plena cena «para que estuvieran atentos a los detalles», con realizar presentaciones utilizando colores o dibujos concretos para que los jugadores aprendieran bien la lección (un carril liberado en la defensa rival era un Fórmula 1), con dibujar frases en las paredes de la ciudad deportiva, con pedir a sus jugadores que expriman la mayor cantidad de jugo de limón que puedan en un bote común, con contratar a un freestyler profesional para que hiciera de camarero y les humillara cuando intentaran dar toques al balón durante una cena...

«Todo eso pasa muy a menudo. Cada reunión de Mikel con el vestuario es especial. Está en un nivel similar a Pep y veremos si algún día le pasa. Te das cuenta de la cantidad de cosas que hace más allá de los focos. Siempre nos repite que tenemos que hacer todo a tope. El fútbol, la fiesta e incluso en la habitación con nuestras mujeres», explicaba en su momento Oleksandr Zinchenko, jugador del Arsenal y ex del City. La prensa inglesa los denomina «juegos mentales».

La parte psicológica es clave para Arteta, que no deja de usar símbolos para tratar de mantener a su vestuario alerta. Uno de sus momentos más famosos es un discurso a la plantilla comparándoles con la luz, bombilla en mano y mencionando a Thomas Edison, para que fueran capaces de «compartir la energía y conectar». Incluso contrató a un artista para que creara la canción North London Forever, que el donostiarra quiere que se convierta en el nuevo himno del club.

El mejor equipo a balón parado

La obsesión de Arteta es ganar un gran título y no deja nada al azar para conseguirlo, tratando de extrapolar las virtudes de otros deportes al fútbol. Por ejemplo, de la NFL ha sacado la idea de tener diferentes entrenadores tácticos para diferentes situaciones, como la presión alta o la transición defensiva, pero sin duda algo diferencial y que tiene mucho que ver con el rugby y el fútbol americano y la revolución que ha logrado a través del balón parado.

Uno de sus grandes fichajes es Nicolas Jover, el gurú del balón parado gunner. El asistente francés trabajaba para Guardiola, pero Arteta coincidió con él unos meses en el Etihad y se lo llevó a Londres. Con 10 goles este curso, es el equipo que más tantos anota a balón parado en las cinco grandes ligas europeas.

Es su gran fuerte y aunque no puede contar con Gabriel, uno de sus centrales titulares junto a Saliba, el poderío aéreo del Arsenal es de lo que más preocupa a Carlo Ancelotti. El Madrid, débil en ese aspecto, ha encajado cinco goles a balón parado este curso, el segundo peor dato de la Liga tras el Leganés. El Emirates le espera esta misma noche.

Ancelotti: “¿Gente cansada de mí? Lo importante es que no se canse el más importante (Florentino). Me apoya y me ayuda”

Actualizado Lunes, 7 abril 2025 - 19:46

Nueva guerra para el Real Madrid y Carlo Ancelotti. Superadas las batallas contra el Manchester City y el Atlético de Madrid, la Champions League le pone en el camino del Arsenal, actual subcampeón de la Premier League, también segundo clasificado en el torneo de este curso y uno de los equipos que pretende convertirse en revelación de la temporada, con su balón parado (10 goles este año) como arma más importante.

"Lo trabajamos ayer y sabemos cómo tenemos que defenderles. Lo primero es intentar no tener muchos corners en contra", explicó Courtois en la sala de prensa del Emirates, donde describió la razón de los problemas que está teniendo el conjunto blanco para detener ese tipo de jugadas este año (ha recibido cinco así en Liga). "Es un problema de concentración, de activación y también la calidad del rival. Pero estamos listos para defenderlo bien mañana y que nos salga lo que hemos preparado".

En la misma línea se mostró Ancelotti, aunque insistió en que no es lo único importante del partido. "Son peligrosos en eso e intentaremos defender lo mejor posible en ese aspecto. Es una parte importante del juego pero hay más cosas", destacó.

El italiano valoró las críticas recibidas después de la derrota contra el Valencia, aunque recalcó el "apoyo" que tiene de Florentino Pérez. "No sé si la gente se ha cansado de mí, puede ser que mucha gente se haya cansado. Pero no me parece que la persona más importante (el presidente) esté cansada de mí, me apoya, me ayuda. Lo que puede cambiar la dinámica del equipo es que se canse la persona más importante de este club", manifestó.

Ancelotti fue corto en palabras en los temas importantes. No anunció quién sería el lateral derecho, dejando claro que "es la duda, Valverde juega bien en el lateral y en el medio", ni quién será el encargado de lanzar los penaltis tras el error de Vinicius el sábado: "Lo veremos mañana".

Las molestias musculares de Courtois fueron uno de los temas más comentados en la tarde previa, porque el belga, que llevaba varios partidos ausente por lesión, fue el encargado de actuar como portavoz del Madrid, confirmando así su presencia en el once ante los 'gunners'. "Estoy bien, tenía un pequeño problema que era de ir día a día, tardé un pelín más pero estoy al 100%", declaró, insistiendo en que "este año he tenido dos problemas en el aductor y luego otro por querer volver demasiado pronto, pero luego esto era una cosa menor y preferimos no arriesgar".

El belga, por su parte, rechazó el argumento de que la plantilla sale más motivada a la Champions que a la Liga: "No creo que elijamos los partidos, puede ser que en un partido de Champions la adrenalina esté más alta, pero este escudo y la camiseta te pide dar siempre el 100%", aseguró, denunciando que "la crítica se guía mucho por los resultados". "Estamos en abril y vivos en las tres competiciones. Se puede jugar mejor, claro, pero no es que salgamos a la Liga a dar un paseo. Lo damos todo, pero en la Champions cada error te penaliza más que en Liga y puede ser que te esfuerces al 110%", finalizó.

La última advertencia al Madrid: la voz de Carvajal, el lateral derecho, el timón del centro del campo, el balón parado...

La última advertencia al Madrid: la voz de Carvajal, el lateral derecho, el timón del centro del campo, el balón parado…

Lille, Milán, Liverpool, Athletic, Barcelona dos veces, Espanyol, Betis... Y ahora b. No son sólo nueve derrotas, cinco en Liga, tres en Champions y una en la Supercopa de España en Arabia, son una lista de avisos sobre el nivel del Real Madrid. Vivo en el torneo continental, con los cuartos contra el Arsenal empezando mañana en el Emirates, vivo en la Copa del Rey, cuya final disputa el próximo día 26 ante el Barça, y vivo, aunque menos que el sábado por la mañana, en la Liga, a cuatro puntos de un cuadro azulgrana que el sábado le perdonó la vida empatando contra el Betis.

En números, se podría que decir que el conjunto de Carlo Ancelotti no está mal. Mantiene sus constantes en las tres competiciones cuando encaramos el mes de abril, algo que es una novedad en la historia reciente del Madrid, que por el camino del triplete siendo había dejado alguna batalla de lado. Suma una Supercopa de Europa y una Intercontinental este curso y aguarda el inicio del primer gran Mundial de Clubes una vez se terminen los trofeos tradicionales. Pues eso, «no estamos tan mal», como diría el culé Joan Laporta.

Pero la realidad también es otra: ha estado a un suspiro de llegar a estas alturas de año sin nada en juego. Las moneda de las prórrogas contra Celta y Real Sociedad en Copa y los penaltis contra el Atlético le salieron cara, por lotería y por el talento de una plantilla galáctica que no ha conseguido carburar y encajar todas sus piezas a la perfección desde el inicio de curso.

La lesión de Carvajal fue un palo mental y futbolístico, con la duda de en qué apartado ha influido más. Ancelotti ya le ha pedido que se sume a las concentraciones, como en la última eliminatoria de Champions contra el Atlético, porque necesita su voz, su empuje y sus gritos de vez en cuando. Porque no todo es fútbol.

En el césped, Lucas Vázquez sufre en el lateral derecho. El gallego ha sido titular en ocho de esas nueve derrotas y aunque el desastre ha sido grupal, con errores en diferentes posiciones, se le ha visto más superado que nunca. Una realidad que obligará al italiano a colocar a Valverde en el lateral derecho y a perder al uruguayo en el centro del campo. Y ahí, en ese movimiento, reside ahora la gran duda del once: el centro del campo. ¿Quién manda en el juego del Madrid?

A la ida contra el Arsenal no llegará Dani Ceballos, que se había hecho con el timón del juego en invierno, y Valverde pasará al lateral, por lo que Tchouaméni, Camavinga y Modric se disputarán dos puestos. El croata asume la varita, deseando renovar una temporada más, pero su edad no es sólo un número y se nota en algunos momentos de los encuentros. Y entre Tchouaméni y Camavinga, con virtudes extraordinarias ambos, ninguno ha dado el paso en la creación de juego.

El tercer hombre en esa construcción de la casa blanca podría ser Bellingham, pero en muchos encuentros de la temporada, como ante el Valencia, el inglés ha sido más delantero que centrocampista. Y Ancelotti, amante del 4-3-3 o el 4-4-2, observa ahora que el esquema se convierte en un 4-2-4, roto muchas veces entre atacantes y defensores. Volvemos a algunas palabras del inicio de curso: «Compromiso» o «actitud». Después de caer ante el Valencia, el italiano no recurrió a ellas, insistiendo en que habían merecido ganar, pero la primera parte y el tramo final fueron de suspenso.

Ahí hacen daño sus rivales, especialmente a balón parado, donde la actitud es primordial: el Madrid ya ha concedido cinco goles en saques de esquina en La Liga, récord en los últimos siete años. Y en ataque, se espera la mejor versión de Vinicius, esa que se ha visto a chispazos durante el curso. Los focos de la Champions y de Londres le aguardan para dar un golpe en la mesa.

El Madrid es una calamidad: se traiciona a sí mismo, cae ante el Valencia en el Bernabéu y deja la Liga a merced del Barça

El Madrid es una calamidad: se traiciona a sí mismo, cae ante el Valencia en el Bernabéu y deja la Liga a merced del Barça

El Madrid es una calamidad extraordinaria. Sin fútbol, sin sangre, sin defensa y sin estrellas cayó ante el Valencia en el Santiago Bernabéu y puso la Liga a merced de los deseos (y los triunfos) del Barcelona. Vinicius falló un penalti y empató después el tanto inicial de Diakhaby, pero los blancos nunca se pusieron al ritmo de las necesidades del partido, permitiendo el gol decisivo de Hugo Duro en el descuento.

Y esa que la alineación de Ancelotti era casi de gala. Al italiano le dio un poco igual el duelo del martes contra el Arsenal, ida de los cuartos de final de la Champions, y congregó en su ataque a sus tres máximos exponentes: Mbappé, Vinicius y Bellingham, secundados por Valverde, Brahim y Modric. La novedad fue el debut del joven Fran González en la portería, lesionados Lunin y Courtois, al que se espera en el Emirates, y la de Díaz en el lugar de Rodrygo, rotación tímida para lo que lleva acumulado la plantilla esta temporada y lo que se le viene encima en este mes de abril, con la eliminatoria ante los ingleses y la final de la Copa el próximo día 26 como fechas marcadas en rojo.

Y así, en un abril de tantos focos, el Madrid se olvidó de esta tarde de sábado. Se dio 'mus'. La mente es así de traicionera. Su cabeza quizás estaba ya en Londres, en territorios más carismáticos, y su fútbol, que apenas ha aparecido a lo largo del curso, tampoco se dio cita contra los de Corberán. Un primer tiempo surrealista y un partido terrible.

Después de un inicio calmado, en el minuto nueve un pase largo de Valverde lo cazó Mbappé camino del área, donde fue derribado por Tárrega. Cuadra Fernández señaló penalti por el agarrón del central y aunque el VAR le llamó para revisar la jugada, mantuvo su decisión. Podría haber sido el comienzo de un día plácido para los blancos, pero Vinicius, que ya había fallado en el Metropolitano, erró ante Mamardashvili. El georgiano adivinó su lanzamiento, débil al lado izquierdo.

El error del brasileño dejó en 'stand by' al equipo, que encajó el 0-1 del Valencia en la siguiente jugada. Córner sacado por Almeida y cabezazo en carrera de Diakhaby, que le ganó el salto a Rüdiger y batió a Fran, impotente.

Así de frágil parece este Madrid, en una contradicción constante entre la garra que saca en la locura y la desidia cuando no hay temporales a su alrededor.

Y eso que la suerte pudo acompañarle a los cinco minutos, cuando Diakhaby pasó de héroe a villano de su club al meter en su propia portería un derechazo mientras intentaba despejar. El VAR, sin embargo, vio el fuera de juego previo de Mbappé y Cuadra Fernández anuló el empate.

En ese momento, y lejos de reaccionar, el Madrid se puso en pausa, incapaz de tener el balón, presionando mal a su rival y ausente de cualquier actitud necesaria para remontar, provocando los pitos de su afición. El Valencia amasó la pelota en posesiones largas y tuvo un primer tiempo cómodo hasta que Mbappé, ya al filo del descanso, probó suerte varias veces ante Mamardashvili. No acertó y el intermedio llegó con silbidos de viento en Chamartín, algo que empieza a ser costumbre.

Reacción momentánea

El Madrid, y especialmente Vinicius, necesitó el enfado de su grada para despertar por un instante. Activo en defensa y generoso en el esfuerzo, el brasileño y sus compañeros mostraron otra cara tras pasar por el vestuario. Mamardashvili tapó a Mbappé en la primera acción y Vinicius anotó el empate tras un córner sacado por Modric. Nadie remató en el primer palo y el delantero esperó en el segundo para empujar la pelota a la red.

La reacción local se notó en el marcador y en el juego, con más velocidad de balón y más guerra en los duelos individuales. Pero duró eso: un instante. Bellingham casi pone el 2-1 tras una buena carrera de Vinicius hasta la línea de fondo y el campo se empezó a inclinar hacia la portería del Valencia.

Mbappé definió desviado tras una pared con Fran García, Mamardashvili salvó un remate de Valverde en el área pequeña a pase de Mbappé, el galo disparó alto desde la frontal... El Madrid acumuló ocasiones, más por inercia que por fútbol, y terminó hincando la rodilla en un contraataque vertical del Valencia, que en tres toques puso el balón en las redes de Fran González. Un desmarque de Mir, un centro a Duro, un remate de cabeza y gol. Sin defensa posible, con Rüdiger situado en el centro de la delantera madridista.

Un desastre esplendoroso que supone una piedra gigante en el camino liguero del Madrid y una brecha en sus sensaciones hacia la Champions y la Copa.

La guerra Mou-Guardiola, la carrera de Bale, la salvación de Cruyff o el final del Tata Martino: los clásicos coperos como punto de inflexión para Madrid y Barça

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El octavo clásico en una final de la Copa del Rey aterrizará el 26 de abril en La Cartuja. 4-3 gana hasta ahora el Madrid, que le dio la vuelta al balance histórico venciendo en las dos últimas ocasiones: 0-1 en la de 2011, con aquel salto de Cristiano Ronaldo, y 1-2 en la de 2014, con la carrera de Gareth Bale por la banda de Mestalla para superar a Marc Bartra y marcar el tanto decisivo. Dos partidos en los que los galácticos de la pasada generación decidieron el duelo. Así son los clásicos, cruzan a los dos mejores equipos del país y comparan constantemente sus galaxias.

Dentro de tres semanas, Sevilla actuará como punto de inflexión en ese análisis entre ambas plantillas. Los títulos acumulados en los últimos tres años explican la superioridad manifiesta del Madrid, con dos Champions, dos Ligas y una Copa en el bolsillo en plena explosión de Vinicius, Rodrygo, Jude Bellingham y compañía. Pero en los últimos meses, coincidiendo con la llegada de Kylian Mbappé, el Barcelona ha demostrado que su nueva camada ha llegado para quedarse. Guiados por Lamine Yamal, han vencido en el clásico de octubre y en la final de la Supercopa de España, ambos con contundencia (0-4 en Liga y 2-5 en Arabia).

Dos bofetadas futbolísticas que han amenazado el trono del Madrid en el fútbol español, aunque la primavera dictará sentencia. Blancos y azulgranas se medirán el 26 en Sevilla, el 10 o el 11 de mayo en Montjuïc en una cita trascendental para la Liga y, quizás, en una hipotética final de Champions, el próximo 31 de mayo en Múnich. Sería la madre de todos los clásicos, el único que queda por disputarse en un gran evento tras tantas finales de Copa y Supercopa.

Trincheras en pleno apogeo

Lo que refleja la historia es que un clásico en una final siempre supone un antes y un después. Empezando por el primero, disputado apenas un mes antes de la sublevación militar que dio inicio a la Guerra Civil española. Fue el 21 de junio del 36, y fue en Mestalla. Ganó el Madrid 2-1 en el último partido de Ricardo Zamora. También ganó el Madrid en 1974, mientras que el Barça levantó el trofeo en 1968 y 1983. Y en 1990, el triunfo azulgrana salvó la cabeza de Johan Cruyff, dejando la Copa sin final 'clásica' hasta 2011.

Ese año, Mestalla fue testigo de una de las grandes batallas de la guerra Mourinho-Guardiola, unas trincheras en pleno apogeo en ese momento. El cabezazo de Cristiano en la prórroga dejó al Barça, que conquistó Liga y Champions, sin triplete. Fue un partido durísimo, con corrillos constantes sobre el árbitro, tensión en los banquillos y en la grada y duelos hasta el límite. Mourinho ganó la batalla, pero Guardiola contestaría unos días después en las semifinales continentales.

La de 2014 fue todavía más trascendental y confirmó la crisis de identidad del Barça tras la salida de Guardiola. El Tata Martino claudicó ante Ancelotti, Bartra ante Bale y la victoria madridista provocó la temporada en blanco de los azulgrana y la llegada de Luis Enrique al Camp Nou. Decisión de calado, porque con él llegaría el triplete de la 2014-2015.

Aquella visita a Valdebebas

Ahora, 11 y 14 años después de Mestalla, la Copa les vuelve a reunir en otro momento trascendental, con Yamal, Pedri, Raphinha, Mbappé, Vinicius y Bellingham sustituyendo a las estrellas de la pasada década. Lamine tenía tres años en la primera final de Mestalla y Mbappé estaba a punto de visitar Valdebebas con 12 años, regalo de sus padres e invitación de Zinedine Zidane para conocer a su ídolo Cristiano. El destino, caprichoso, les enfrenta ahora.

En el Bernabéu se observan estos dos próximos clásicos (Copa y Liga) como cruciales para el mandato de Ancelotti. Cuestionado en algunos momentos de la temporada por el nivel de juego del equipo, el italiano llega por primera vez a abril vivo en los tres torneos desde, precisamente, 2014. Aquel año terminó ganando Copa y Champions, pero hincó la rodilla en Liga, como el Barça, ante un Atlético que levantaría el título en el Camp Nou.

El desgaste de los clásicos influyó en la Liga, algo que intentará evitar Hansi Flick, obsesionado con mantener el nivel físico de su equipo para pelear el triplete y confirmar esa «nueva era» que se repite en la Ciudad Condal con cada victoria en los clásicos. De ello depende sostener la ventaja de tres puntos en Liga, con la Copa y la Champions como inyección mental hacia el vestuario.

Mbappé y Robert Lewandowski batallan por el pichichi liguero, Endrick y Ferran Torres por el copero. Ambos clubes, por todo. Un clásico.

Así es el 'Torpedo', el bate revolucionario creado por un ingeniero eléctrico con el que los Yankees asombran al béisbol mundial

Así es el ‘Torpedo’, el bate revolucionario creado por un ingeniero eléctrico con el que los Yankees asombran al béisbol mundial

Para alcanzar los límites del deporte, batir récords y enganchar todavía más a la audiencia, hay que exprimir cada aspecto del mismo, desde el cuerpo de los atletas a las herramientas que utilizan en los partidos. Botas de fútbol, zapatillas de baloncesto, tecnología en camisetas... Y en Estados Unidos ahora las miradas están puestas en el béisbol y en el nuevo e innovador diseño de un bate llamado Torpedo que ha revolucionado la primera semana de la mayor competición del país y del mundo, la Major League Baseball.

La idea del béisbol es sencilla: un jugador, denominado pitcher, lanza una pelota al bateador del equipo rival y éste debe enviarla lo más lejos posible. En esa acción, más allá de la fuerza, elasticidad y talento de ambos deportistas, el bate y la pelota son los elementos extra. La pelota tiene poco en lo que evolucionar, pero los expertos, y en concreto uno que pertenecía a los New York Yankees, han descubierto que un cambio en el diseño del bate ha terminado transformando los números de varios bateadores, que acumulan récords de golpeo en los primeros encuentros del curso.

¿En qué consiste este cambio revolucionario? Normalmente, el bate de los jugadores va creciendo en diámetro desde el mango hasta el extremo, teniendo la mayor cantidad de masa al final. Durante los más de 100 años de vida del béisbol, y salvo alguna excepción, ha sido así. Han cambiado los colores o el tipo de mango, pero la idea de ir de menos a más en cuanto al peso y la masa del palo siempre ha estado ahí. Hasta ahora.

El creador

El año pasado, Aaron 'Lenny' Leanhardt, analista de los Yankees, licenciado en ingeniería eléctrica en la Universidad de Michigan y doctor en física por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, se inventó el bate Torpedo. La idea nació hace tres años tras algunos comentarios de los jugadores. Estudió el tipo de golpeo de sus bateadores y vio que la mayoría impactaba la pelota desde la mitad del palo y no desde el extremo, así que decidió probar algo bastante simple: si golpean desde la mitad, ¿por qué no ponemos más masa en esa zona? Así nació el Torpedo, denominado así por su forma y porque a los americanos todo lo suene bélico les enamora.

El Torpedo es legal, confirmada su validez por la propia liga. Sigue siendo «una sola pieza de madera maciza, lisa y redonda», como manda a artículo 3.02 de las normas de la MLB (Major League Baseball). Pesa lo mismo que el modelo anterior, entre 900 gramos y un kilo, y no supera el límite máximo de 6,6 centímetros de diámetro y de 106 de longitud máxima (los bates que utilizan los profesionales miden entre 85 y 90 centímetros). Lo que cambia es la zona que pesa más y tiene más madera.

«Se trata simplemente de hacer el bate lo más pesado y gordo posible en la zona donde intentas golpear la pelota de béisbol en la mayoría de ocasiones», explicó recientemente Leanhardt, la persona más famosa de la liga ahora mismo. «Es un proyecto que ha tardado dos años en hacerse realidad», insistió,

Los datos

La idea de 'Lenny', que durante el cambio de temporada ha dejado los Yankees y se ha convertido en coordinador de campo de los Miami Marlins, ha situado a los Yankees como el equipo con más home runs de la primera semana. Acumulan 19 en sólo cinco partidos, llegando hasta nueve, récord histórico de la franquicia, en el duelo contra los Milwaukee Brewers, el cuarto de la temporada. Ese día batieron el récord de home runs en las primeras cuatro jornadas de competición. Tienen el mejor ratio de bases conseguidas por bateo y su promedio de home runs por encuentro es de 3,80. Para que se hagan una idea, los Dodgers, segundos en este apartado, acumulan 2,25 y los Cardinals, terceros, 1,83. Es decir, los Yankees consiguen el doble de home runs cada noche que la mayoría de franquicias de la liga.

Los récords van contagiando poco a poco al resto de la liga, donde ya se va probando el Torpedo. Algunos se niegan, contentos con sus números con el modelo anterior, pero para otros es una revolución. «Lo están empezando a usar en toda la liga», aseguró Cody Asche, el entrenador de golpeo de los Baltimore Orioles. «Es horrible, aunque veremos lo que dicen los datos. Nunca he visto algo así», aseguró Trevor Megill, pitcher de los Brewers.

De momento, las estadísticas van cargando de razón a Leanhardt. El Torpedo puede revolucionar el béisbol, y apenas parece cuestión de tiempo que el nuevo artilugio termine siendo moneda de uso común para todos los equipos.

De la bronca de Ancelotti que despertó a Vinicius a la humildad de Endrick: "Yo no soy nadie"

De la bronca de Ancelotti que despertó a Vinicius a la humildad de Endrick: “Yo no soy nadie”

"Para jugar en el Madrid hay que chupar mucho banquillo". En la previa, Carlo Ancelotti resumió la idea del Real Madrid con sus jóvenes estrellas. El mismo guion que siguieron en su momento Vinicius, Rodrygo y Fede Valverde. Primero el banquillo, después el césped y luego la gloria. Contra la Real Sociedad, Endrick volvió a comerse esos tiempos.

El delantero de 18 años parece rechazar con fuerza la reflexión de su entrenador. Aguanta el chaparrón del banquillo porque no le queda otra, asumiendo la titularidad obligada de Kylian Mbappé, pero muerde como nadie en los escasos minutos que tiene.

El 20º con más minutos

Y es que Endrick es el 20º futbolista más utilizado por Ancelotti, lejos de sus compañeros de posición, por debajo de compañeros de generación como Arda Güler y con menos protagonismo acumulado, todavía a estas alturas, que lesionados de larga duración como Carvajal y Eder Militao.

Los números son tan aplastantes que sólo Alaba, recuperado en invierno de su grave lesión de rodilla, y los canteranos Jacobo Ramón, Diego Aguado, Lorenzo Aguado, Chema Andrés y Gonzalo García suman menos minutos que el brasileño. Tan duro como real.

Sus 496 minutos antes del duelo contra la Real Sociedad contrastan con la apuesta que realizó el Madrid por él hace más de dos años, cuando con 16 años anunció su fichaje por más de 30 millones de euros. Llegó a Valdebebas al cumplir la mayoría de edad, después de brillar en el Palmeiras y tras debutar con la absoluta de Brasil.

Dos circunstancias, la cantidad de su traspaso y su participación internacional, que no pueden pasar desapercibidas para analizar su primera temporada. Ancelotti se centra en su edad y en el proceso obligado para llegar al máximo nivel, pero incluso en ese apartado parece recibir menos confianza Endrick. Vinicius sumó 2.170 en su año de debut, Rodrygo 1.696 y Fede Valverde 1.120 tras pasar por A Coruña.

Contra los txuri-urdin, sin embargo, Carletto sí apostó por él, manteniendo su idea: que juegue de titular en la Copa del Rey. En 2025, el brasileño sólo ha sido titular ante el Minera, contra el Leganés y en la ida ante la Real. Los tres en el torneo del K.O., donde pelea por el Pichichi.

Un gol cada 80 minutos

Y Endrick cumplió. A pesar de acumular sólo 57 minutos en todos los partidos de 2025 entre Liga y Champions, apareciendo a cuentagotas y en los últimos minutos de los partidos, fue el mejor del ataque del Madrid en la vuelta de la semifinal. Primero intentó un disparo que se fue desviado, después una chilena que pasó rozando el palo y más tarde culminó con una gran vaselina y buen pase de Vinicius para empatar el partido.

El tanto fue el séptimo gol de su temporada en apenas 562 minutos. Es decir, marca un gol cada 80 minutos. Por comparar, Mbappé marca uno cada 114, Vinicius cada 178 y Rodrygo cada 215.

Después del partido, el brasileño pasó por zona mixta, donde recalcó la necesidad de "trabajar" y mostró humildad, elogiando a los cuatro futbolistas que tiene por delante en la rotación. "Sabéis quiénes están aquí, los cuatro delanteros que son los mejores del mundo. Vini, Kylian, Jude y Rodry. Yo no soy nadie, estoy aquí como el amigo de todos, como un jugador que quiere trabajar para estar aquí toda mi vida. No me importa quien juegue, estoy en el banquillo apoyando... y si me pone, lo daré todo", explicó.

Endrick también se refirió a las palabras de Ancelotti sobre la costumbre de que los jóvenes tengan que "chupar banquillo", mencionada por el técnico en la previa de la semifinal, pero admitió que escucha las cosas que se dicen ante la prensa. "Tengo que aprovechar cada minuto. No he visto lo que ha dicho. Desde los 17 años no miro nada en la prensa. Solo quiero jugar fútbol y trabajar para estar toda la vida aquí".

El otro protagonista del duelo también fue brasileño: Vinicius Júnior. El delantero fue de menos a más en el partido y despertó cuando más lo necesitaba su equipo, justo después de un toque de atención de su propio entrenador. Tras adelantarse la Real en el marcador en la segunda parte, Ancelotti le echó la bronca por no implicarse más en defensa y le amenazó con retirarle del campo. La respuesta de Vinicius fue contundente: asistencia a Bellingham para el 2-3 y las mejores jugadas del resto del duelo. "Y a partir de esa conversación subió el ritmo, ha sacado toda su calidad y ha sido muy importante. Ha dado dos asistencias"