Marián Mouriño, la única presidenta de la Liga: "Otros presidentes me han preguntado '¿pero te gusta el fútbol?'. Hombre, cómo no me va a gustar"

Marián Mouriño, la única presidenta de la Liga: “Otros presidentes me han preguntado ‘¿pero te gusta el fútbol?’. Hombre, cómo no me va a gustar”

La única mujer al mando de un equipo de la Liga recibe a EL MUNDO en uno de los despachos de 'Afouteza', palabra gallega para definir 'valentía' y nombre de la nueva ciudad deportiva del Celta. Estrenamos el mes de mayo, hace sol y Marián Mouriño (Madrid, 1975) está feliz porque su equipo, que entrena a través de la ventana mientras hablamos, es una de las revelaciones de esta temporada, gana, divierte y engancha. Hoy visita el Bernabéu para seguir peleando por Europa, pero la lucha de Vigo se da también en los despachos para conseguir ser sede del Mundial 2030.

Cumple dos años al frente del club tras suceder a su padre.
Han sido muy movidos. Mucho trabajo y mucha intensidad. El primero, especialmente, fue muy difícil a nivel corporativo, deportivo, anímico y familiar. Fue como un tsunami, pero bueno, las cosas socialmente fueron bien desde el principio y eso me dio mucha fuerza y tranquilidad.
El Celta es el equipo revelación de la temporada. ¿Qué ha cambiado?
Se han alineado muchas cosas. La apuesta por Claudio, alguien de casa que conocía perfectamente a los jugadores, a la cantera y a la afición; y la incorporación de Marco Garcés como director de fútbol, una persona de fuera pero con mucha experiencia y que entendió desde el principio nuestra identidad, lo que necesitaba el equipo y que tocó esas piezas clave para armar el equipo que hoy Claudio lidera.
No es fácil apostar por un entrenador del filial. ¿Qué veía en Giráldez?
Veía pasión, valentía, ambición y cariño por el club. Cuando le preguntaba '¿Qué harías tú?' lo tenía todo clarísimo. Con eso, con los resultados del filial, con su relación con los capitanes de la casa... Todo funcionaba.
¿Ese '¿Tú qué harías?' que le preguntaba a Giráldez, también se lo preguntó su padre a usted?
Mi padre me decía "¿Te ves preparada?", "¿Quieres?" o "no te sientas obligada, es algo que tienes que sentir". Entonces con esa libertad dije que "sí".

MIGUEL RIOPAAraba

Es usted la única mujer presidiendo un club de la Liga. ¿Lo considera anecdótico o especial?
Lo veo con naturalidad. Me encantaría que hubiese más, sí, si hay más mujeres preparadas y a las que les guste. El fútbol te requiere una dedicación máxima a nivel familiar, de preparación, de muchas cosas... Y tienes que estar dispuesta. Yo llevo vinculada al fútbol toda la vida y es un mundo al que si no te sientes cómoda es muy difícil dar el paso. Pero creo que las que han estado, las que estamos y las que estarán lo harán muy bien, igual o mejor que cualquier otro.
De puertas para dentro, ¿el fútbol sigue siendo un deporte de hombres?
Yo me siento con todos los presidentes y son muy respetuosos, hablan de fútbol y como ven que hablas de fútbol ya no se cuestionan, creo yo, si eres hombre o mujer. A lo mejor al principio sí que pueden verte como... A mí me han preguntado directamente, "¿te gusta el fútbol?". Hombre, cómo no me va a gustar.
¿Se lo han preguntado siendo usted presidenta del Celta?
Siendo ya presidenta. "¿Y ves muchos partidos?", me preguntaban. Entonces claro, al principio puedes notar que tienen esa duda de si estaré ahí porque me gusta, porque soy la hija o porque me tocó, pero después de una charla con normalidad, cuando hablas de cómo gestionas, de tu implicación y de lo que sabes, esa visión cambia.
Esa parte de 'es hija de', 'no sabe'... ¿molesta?
Yo no le sueldo dar importancia. Siempre he sido 'hija de' y me ha tocado liderar proyectos empresariales. Siempre llevas eso, ¿no? Además de ser mujer, eres la hija, siempre hay esa duda. Pero creo que el trabajo y los resultados te quitan las etiquetas.
Decía Teresa Rivero, histórica presidenta del Rayo Vallecano, que la mujer no hacía nada en un vestuario de hombres. ¿Esto ha cambiado?
Primero te voy a contar una anécdota de Teresa Rivero. Me hace mucha gracia que decían si le gustaba el fútbol o no... Yo estuve con ella en el campo de Barreiro, donde juega el Celta B, en un partido contra el Rayo Vallecano. En Segunda B, un día lluvioso en Vigo... Y ella estaba ahí. Lo pongo en valor porque parece fácil pero hay que venir en bus y estar ahí con frío y lluvia apoyando a tu equipo. Ella fue una de las que abrió el camino, estaba ahí y acompañaba a sus jugadores. Y luego, yo creo que no tienes que entrar dentro de un vestuario para sentirte parte de él. Yo tengo una relación cercana y profesional con los jugadores, me ven en momentos difíciles y alegres, viajo, les acompaño, firmo contratos con ellos, me alegro cuando son papás... Y no por ello entro a los vestuarios ni siento que por entrar soy más o menos parte.

MIGUEL RIOPAAraba

Si hay dos cosas transversales en Vigo son Abel Caballero y el Celta. Club y alcaldía estaban enfrentados, pero ya no. ¿Fue fácil recuperar esa relación con él y la paz social?
Creo que él tenía ganas, la ciudad tenía ganas y yo tenía ganas. Él es muy celtista, muy futbolero y le gusta ir al estadio, y para él tener una mala relación también era una situación incómoda. Vio y entendió mi proyecto y vio que yo cumplía con lo que le iba diciendo, y para un alcalde ver a su ciudad volcada en un estadio creo que es un orgullo.
El alcalde está peleando con la Federación tras la exclusiva de este periódico sobre los cambios en las notas de las sedes del Mundial para dejar fuera a Vigo. ¿Le parece injusta esa lista?
Nosotros apoyamos la candidatura como club y a partir de ahí estamos expectantes a ver lo que pasa. Entendemos que el alcalde pelee para que Vigo sea sede, y nosotros encantados. Y sería una decepción si no lo fuésemos. Pero en ese tema sólo participamos como espectadores.
¿Ha intentado mediar entre Louzán y Caballero durante las últimas semanas?
A ver, yo tengo buena relación tanto con Rafael como con el alcalde, pero me mantengo desde fuera viendo que es una guerra en la que no participo. Saben que estoy ahí y que puedo mediar en cualquier momento.
La reforma de Balaídos se va a quedar en casi 28.000 espectadores. ¿Al Celta le parece suficiente?
Bueno, la situación del Celta ha cambiado mucho. Antes podría parecer suficiente, pero estamos agotando entradas, tenemos 4.000 personas en lista de espera para tener un abono... Se nos empieza a quedar pequeño. El estadio es del Ayuntamiento y son ellos los que tendrían que tener la iniciativa de afrontar algo más.

MIGUEL RIOPAAraba

¿Europa viene bien o mal a un club de la zona media?
Europa siempre es un premio y una ilusión. Y para la cantera sería espectacular, chicos que vienen de Primera RFEF y que han demostrado ese punto de ganas y valentía. Un premio a una temporada redonda de un entrenador valiente.
En los últimos años hay una constante en el fútbol español: equipos que tienen que vender cada verano para subsistir, incluido el Celta. ¿Cómo se soluciona esto?
En el sector del fútbol, como en todos, necesitas vender para seguir operando. Generar jugadores que sean interesantes para otros equipos que puedan pagarles mejor. Ellos, como jugadores, también se preparan para tener oportunidades en otros equipos más grandes. Que se mueva el mercado no es malo. Un mercado en el que nadie vendiera no tendría gracia. Nosotros venimos de una apuesta de invertir en jugadores importantes porque veníamos de años muy buenos económicamente, y llevamos dos años dando pérdidas y tenemos que reconducir esa situación. Luego, que los canteranos se vayan y tengan oportunidades en Europa... A mí me da mucho orgullo ver a niños de A Madroa que no tienen minutos aquí y creen que pueden triunfar en Europa, adelante. Siempre van a tener ese 'Efecto Morriña', siempre pueden volver.
¿Gabri Veiga puede tener ese 'Efecto Morriña'?
Gabri cuando puede nos visita, es súper cariñoso, sigue al club y a todos, habla con Claudio, con Marco, conmigo... Es uno más, con su situación y sus decisiones. Sabe que tiene las puertas abiertas para volver cuando quiera.
Hablemos de esas reuniones de LaLiga. ¿Madrid y Barça van de la mano del resto?
Yo creo que en general sí, pero luego cada uno tiene sus condiciones, su gestión, su dimensión, su presión...

MIGUEL RIOPAAraba

¿El fútbol español necesita un cambio en el sistema arbitral?
Yo creo que necesita retoques. Creo que los árbitros son grandes profesionales, que hay que respetarles y apoyarles, pero creo que esta tecnología, como el VAR, necesita unos criterios más claros. Si dependiese de mí, tendría árbitros específicos de VAR, ya lo he dicho cuando se me ha consultado. Creo que los árbitros de VAR deberían ser los mismos siempre, que deberían estar específicamente preparados y tener muy claros los criterios sobre cuándo aplicar la tecnología y cuándo no. Dicho esto, también creo que estamos haciendo de cualquier cosa un problema muy grande que perjudica a la competición.
Iago Aspas, ¿hasta cuándo?
Hasta que él quiera. Iago es mi debilidad. Yo antes que presidenta soy celtista y es el mejor jugador de la historia del club, va a ser muy difícil superarle. Lo que aporta dentro y fuera, lesionado o no lesionado... Siempre está. Es una maravilla contar con él.
¿Tiene un despacho reservado aquí?
Donde quiera. No sé si se sentará mucho, no le veo de sentarse (risas). A lo mejor viendo fútbol sí, todo el día viendo fútbol, ya decidirá él.
¿Qué ha significado para el club 'Oliveira dos Cen Anos', el himno que compuso C.Tangana?
Mira, cuando 'Pucho' nos vino a presentar el himno, nos decía 'esto va a ganar premios y se escuchará en todo el mundo'. A mí me impresionó, era un genio, lo tenía todo en la cabeza. Lo que nos contó ese día fue lo que después salió. Nos decía que iba a tener repercusión internacional, pero yo en eso era más escéptica. Y nos ha llevado a los Grammys, a Cannes, a premios nacionales e internacionales.
Otro de sus grandes proyectos es As Celtas, el equipo femenino que ha empezado en Tercera RFEF.
No te puedes imaginar... Tenemos un promedio de asistencia por encima del de la Liga F. Entre la marca, sus redes sociales, la comunicación... Nos lo creemos de verdad. Son autosuficientes, tienen su propia financiación, su cantera para ir creciendo, que cada vez hay más niñas jugando... Y eso se traslada al masculino. Tenemos la asistencia de mujeres más alta de toda LaLiga, más del 30%. La mujer gallega va contra viento y marea.
La hora de las decisiones para Florentino y el Madrid: Ancelotti o Xabi Alonso en el Mundial de Clubes, Lucas y Modric, los fichajes, la guerra institucional...

La hora de las decisiones para Florentino y el Madrid: Ancelotti o Xabi Alonso en el Mundial de Clubes, Lucas y Modric, los fichajes, la guerra institucional…

Florentino Pérez lleva 22 años al frente del Real Madrid. Dos décadas en las que ha construido la mejor etapa de la historia del conjunto blanco, superando en Copas de Europa (7) y en títulos totales (37) a Bernabéu (6 y 33). Y si algo ha marcado su mandato han sido las decisiones contundentes en el campo y en los despachos. Los fichajes de las estrellas y, especialmente en su segunda etapa, la elección de los entrenadores. Ahora, reelegido presidente hasta 2029 y tras caer en Champions y en la final de Copa ante el Barça, Pérez afronta uno de esos veranos clave para la sala de máquinas de Chamartín.

Para saber más

En 2003, dos días después de ganar la Liga y tras haber sido eliminado en semis de Champions, decidió no renovar a Del Bosque. Llegó Queiroz y el Madrid, acumulando hasta seis entrenadores en pocos años, sólo levantaría una Supercopa hasta su primer adiós en 2006. Esa dimisión, reflexionada tras haber «maleducado a los jugadores», le sirvió para apuntalar las ideas de su segunda etapa. Regresó en 2009 y repitió las compras galácticas, pero asentó al Madrid sobre tres pilares en el banquillo: Mourinho, Zidane y Ancelotti.

El portugués puso los cimientos de lo que después sería el éxito de Zizou y Carletto. En ellos, y cada uno en dos etapas, confió Pérez, que con el tiempo ha ido cerrando el círculo de técnicos por los que pondría la mano en el fuego. Por eso ahora, con Ancelotti en la cuerda floja, afrontando las que pueden ser sus últimas semanas después de cuatro años seguidos (1.423 días, récord de Florentino), el presidente se enfrenta a una nueva decisión trascendental: elegir al entrenador que lidere esta nueva era galáctica... Y elegirlo, en caso de rechazar a Carlo, fuera del trío en el que ha confiado los últimos 15 años. Los experimentos de Benítez y Lopetegui le salieron mal, pero tiene claro que su apuesta es española: Xabi Alonso.

¿Quién entrenará en el Mundial?

El nombre del heredero está elegido, pero no la fecha de su llegada. Ancelotti tiene contrato hasta 2026 porque en 2023, y después de sólo haber ganado la Copa, Florentino decidió renovarle. Así era su confianza en él, transformada luego en el doblete de 2024. Por eso, y a pesar de no llegar a semis de Champions por primera vez desde 2020, Pérez decidió mantenerle en el cargo. Tampoco estuvo sobre la mesa ese debate tras la derrota, competida, en La Cartuja, porque Ancelotti no se irá por la puerta de atrás entre jornadas. Todo queda a expensas de la Liga, con la moral elevada tras la segunda parte ante el Barça. Creen que tienen una oportunidad. Si remontan... ¿Podrá seguir Carletto y Xabi tendrá que esperar hasta 2026? ¿O se irá con más honores todavía?

Lo que parecen tener claro en Valdebebas es que el entrenador que se siente en el Mundial de Clubes el próximo 18 de junio debe ser el técnico de la próxima temporada, porque el torneo hará de campamento de verano. Termina el 14 de julio y la Liga empieza el 16 de agosto. Si el Madrid no remonta al Barça este mes, Alonso viajará con el equipo a Estados Unidos. Si la gana, veremos si el Mundial es el último homenaje a Carletto.

Pequeña renovación en la plantilla

Una vez solucionado el tema del banquillo, a Florentino, de la mano de José Ángel Sánchez, director general y mano derecha del presidente, le tocará tomar decisiones clave sobre la plantilla. No fichar en invierno ha terminado teniendo consecuencias y saben que el equipo necesita un pequeño lavado de cara.

Modric, Lucas y Vallejo terminan contrato en dos meses. El central, que no ha contado en toda la temporada, no seguirá, mientras que el croata y el gallego se quieren quedar asumiendo el rol que les dé el técnico que mande. El avanzado fichaje de Alexander-Arnold cierra la puerta a Vázquez, que es uno de los jugadores más queridos y con más voz del vestuario. A Alaba, que no ha vuelto a ser el mismo tras su grave lesión, le queda un año y el club intentará buscar una solución amistosa, aunque su alto salario dificulta cualquier negociación.

El centro de la zaga preocupa, esperando la recuperación de Militao. Al Madrid le gustaría firmar a un central, con interés en Huijsen, pero tampoco parece dispuesto a pagar los 60 millones que piden por él.

Por lo demás, la temporada irregular de jugadores como Mendy, Rodrygo les ha puesto en el foco de las críticas. La dirección valora las temporadas de Miguel Gutiérrez y especialmente la de Nico Paz, que brilla en el Como. Por ambos tiene una opción de recompra.

Las batallas

La última carpeta de decisiones tiene que ver con el plano institucional. Florentino, que insiste en la necesaria buena relación con el Barça, mantiene frentes abiertos con algunas de las organizaciones más importantes del fútbol europeo y español: la UEFA de Ceferin, la Federación de Louzán y el Comité de Árbitros, la Liga de Tebas... Sus ausencias en la gala del Balón de Oro y en la previa de la final de Copa, dos hechos insólitos, han provocado críticas al club, que no parece frenar su ritmo beligerante.

Florentino está convencido de los cambios que necesita el fútbol, aunque eso le cueste polémicas cada mes a él y al club desde hace varios años. Una guerra que, de momento, el presidente no ha conseguido ganar porque Tebas, ahora también vicepresidente de la RFEF, y Ceferin acumulan cada vez más poder.

Un Rüdiger fuera de sí contra De Burgos, tres rojas al Madrid y un Ancelotti con “cero reproches”: “No voy a hablar de los árbitros”

Actualizado Domingo, 27 abril 2025 - 01:45

La tensión del viernes previo a la final de Copa, las declaraciones de los árbitros, la renuncia del Madrid a presentarse en el entrenamiento y en la rueda de prensa, las llamadas de Louzán y las dudas del conjunto blanco sobre si jugar o no el encuentro desembocaron en el minuto 95 y en el 120 de la final entre los blancos y el Barcelona. Así de caprichoso es el destino. Apareció el VAR, hubo tres expulsiones y una locura en la que pocos saben muy bien qué pasó.

Raphinha cayó ante Asencio y De Burgos Bengoetxea señaló el penalti que decidía el título. Júbilo en la grada culé y desánimo en la madridista, aunque duró unos segundos. Cuando Davide Ancelotti y Francesco Mauri vieron repetida la acción, saltaron del banquillo a protestar al cuarto árbitro. Con ellos, todos los suplentes, Ancelotti y los jugadores de campo.

A los dos minutos, el colegiado revisó la jugada en el VAR y anuló el castigo llevando el partido a la prórroga. La grada culé cantó «Florentino, ¡hijo de puta!» mientras del Madrid, que había repetido durante todo el duelo el «¡Corrupción en la Federación!» celebró la decisión como si fuera una victoria.

Mientras, en la banda, Ancelotti lo celebraba con la mirada baja, reflexionando, pensativo. Había visto el partido perdido, su equipo había reaccionado, le había dado la vuelta acercándose a un título que era oxígeno para su etapa en el banquillo, estuvo a punto de caer en el 95 y terminó hundido en el final de la prórroga, con las manos en los bolsillos, paseando por el césped y separando a sus jugadores del colegiado.

Rüdiger, fuera de sí después de que De Burgos pitara una falta de Mbappé en el último minuto, le lanzó un objeto pequeño desde el banquillo y acabó expulsado. Igual que Lucas Vázquez, que entró al campo a protestar, y que Bellingham, que vio la roja tras el pitido final por encararse con el árbitro.

"No quiero hablar del árbitro. Cero reproches a mi equipo", dijo Ancelotti, que no quiso valorar su futuro en el banquillo. "Puedo seguir, puedo parar... Será un tema para las próximas semanas", aseguró.

Antes, cuando Tchouaméni anotó el 1-2 que completaba por un instante la remontada, también había caminado sobre el área técnica mientras su cuerpo técnico y los suplentes acudían a la celebración del centrocampista francés. Lo que pensara en ese momento sólo lo sabe el italiano, pero es bastante probable que por su mente pasaran estos últimos días tan duros, los rumores sobre su salida y algún pasaje del Doctor Jekyll y Mr Hyde, las dos personalidades de una misma persona. Así fue su Madrid en La Cartuja y así ha sido su Madrid durante este curso complicado.

En la media hora que tardó en darle la vuelta a la final, el Madrid fue intenso y generoso en la presión, asedió al Barça desde el primer pase, provocó pérdidas e inclinó el partido hacia la portería de Szczsny. Un equipo completamente distinto al de la primera parte, triste, lento y sin tirar a puerta.

En los primeros 45 minutos el Barça le superó en duelos ganados, en tiros a puerta, en toques en el área... Incluso en faltas. Pero tras el descanso todo cambió. Retiró a Rodrygo, transparente durante el inicio, y dio entrada a Mbappé, suplente porque no parecía estar para jugar desde el principio. Las palabras del italiano en el vestuario funcionaron como pocas veces esta temporada. Volvió la actitud y el compromiso y su plantilla tuvo hambre de nuevo.

En los corrillos de las prórrogas, con Carvajal arengando a sus compañeros y a la grada, el italiano lideró las charlas mientras sus jugadores se abrazaban a su alrededor. Algo poético porque su futuro dependía del título. Cayó el Madrid, veremos si cae Ancelotti. "Hay que esperar, descansar y preparar dos partidos importantes contra el Celta y el Barcelona. Seguir compitiendo hasta el final. Estamos dolidos por no levantar la Copa, pero nada que reprochar. Si ganábamos nosotros no era un escándalo, en la segunda parte estuvimos más cerca nosotros que el rival", finalizó.

Pitos al himno contestados con banderas de España y minoría de 'esteladas'

Pitos al himno contestados con banderas de España y minoría de ‘esteladas’

El himno sonó atronador, pero la escena fue un guirigay al que el Rey asistió impasible, como siempre, desde el palco. Recién llegado del funeral de Papa Francisco en Roma, estuvo acompañado por la vicepresidenta María Jesús Montero, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno y la ministra de Deporte, Pilar Alegría. Junto a ellos, en la primera línea, el presidente de la Federación, Rafael Louzán, en su primer gran acto institucional.

La megafonía no pudo evitar que la final arrancase con una sonora pitada desde la mitad del estadio poblada por los seguidores azulgrana. Además, en el minuto 17 y 14 segundos, desde el fondo sur de La Cartuja llegó el grito "In, Inde, Independencia". Otro episodio que alteraba la normalidad en el palco, con Felipe VI y Louzán como protagonistas.

Desde la elección de Louzán, el pasado diciembre, la Copa ha deparado cambios. El principal es que ambos clubes sabían que el campeón se llevaría el trofeo a casa para siempre, no sólo por una temporada. Hasta ahora había que ganar tres ediciones para poder lucir la Copa original en las vitrinas. «Es lo lógico que el ganador se la lleve. En el fútbol la evolución es necesaria», reconocía Louzán en los minutos previos al inicio de una final que puede que sea la última en La Cartuja.

Han sido seis ediciones consecutivas con Sevilla como sede, pero ahora la RFEF va a abrir la subasta para que otras ciudades puedan pujar por ser sede. «Vamos a dar la oportunidad a todos los que tengan interés y se presenten, pero tanto la Junta como el Ayuntamiento de Sevilla y la Diputación, que forman el patronato de La Cartuja, ya me han manifestado su interés en que la Copa continúe aquí», reconoció el presidente de la RFEF. Durante seis años han abonado un canon de 1,2 millones de euros y ahora han eliminado la pista de atletismo y ampliado la capacidad hasta los 70.000 espectadores para ser el tercer estadio de España en aforo.

La competencia del Metropolitano

Como contrincante tendrá a Madrid, que quiere que al menos la próxima edición de la final de esta competición se celebre en el estadio Metropolitano. La capital no es sede de una final desde 2018, si bien la había acogido durante tres temporadas consecutivas.

Todos quieren ser sede de la fiesta del fútbol español porque supone llenar de color los estadios y la ciudad durante todo un fin de semana. Y es que, en esta edición, antes de retarse en la acicalada Cartuja, más futbolera que nunca y presidida por dos grandes pancartas que rezaban «¡Hala Madrid!... y nada más» y «125 anys d'història», las dos aficiones lo hicieron en las calles de Sevilla, con terrazas llenas animadas por la temperatura veraniega, pero también algún incidente.

Los 2.000 efectivos policiales que velaron por la seguridad en la capital hispalense tuvieron que hacerse muy presentes durante la mañana en el centro de Sevilla. Intervinieron para dispersar a un grupo de radicales del Barça con material pirotécnico y bengalas y en varias peleas en otros puntos de la zona monumental que se saldaron con cinco detenidos, tres de ellos identificados como seguidores culés y uno madridista. Otro aficionado blanco acabó herido con la nariz rota.

La Copa del Rey llega, de manos de un SkySurfer en La Cartuja.

La Copa del Rey llega, de manos de un SkySurfer en La Cartuja.AFP

La fiesta blanca, además de en la fan zone junto al estadio, estuvo en la Alameda de Hércules, punto de concentración del madridismo que fue llegando a la ciudad a cuentagotas para teñir de blanco el fondo norte de La Cartuja rivalizando con el azulgrana que pobló la grada sur. Sonaron los himnos de los dos equipos, coreados por unos y silbados por los rivales.

Pero el momento estelar fue cuando el estadio se apagó para recibir el trofeo, que llegó al centro del campo desde el aire en una tabla voladora antes de que, un joven aficionado del Athletic, el último campeón, la depositó en el centro del campo. Un láser dibujó las alineaciones sobre el césped y, de nuevo, el joven athletizale escoltado por un chaval del Barça y una joven del Real Madrid, la condujo hasta la bocana del túnel del vestuarios para que presidera la salida de los dos equipos. Se desplegaron entonces las pancartas en los fondos. El Madrid con su lema «Hasta el final, vamos Real» y el Barça recordando que, con 31 títulos, es «el Rey de Copas».

Las nueve horas de tensión y llamadas entre el Madrid y Louzán para salvar la final de Copa: "¿Cómo vamos a cambiar a un árbitro?"

Las nueve horas de tensión y llamadas entre el Madrid y Louzán para salvar la final de Copa: “¿Cómo vamos a cambiar a un árbitro?”

"¿Cómo va a venir el Rey hasta Sevilla y no se va a presentar el Real Madrid a una final de Copa?" La tarde andaluza tuvo de todo, con los focos y la tensión esparcidos por varios puntos de la ciudad. Por un lado, el Estadio de La Cartuja, sede de la previa de un clásico decisivo en el futuro a corto plazo del fútbol español y del banquillo del conjunto blanco. En sus pasillos aparecieron a mediodía Ricardo de Burgos Bengoetxea y Pablo González Fuertes, cuyas palabras crearon un efecto mariposa que provocó una reacción histórica del Madrid, muchas llamadas, muchos nervios y, nueve horas después, la decisión definitiva: el Madrid, a pesar de un drástico enfado que le llevó a no presentarse a la previa, anunciaba que jugaría la final.

Las lágrimas de De Burgos, árbitro principal del encuentro, mentando a su hijo y a cómo le decían que tenía "un padre ladrón" dieron la vuelta al país, aunque fueron las palabras de González Fuertes, deslizando una huelga y asegurando que tenían que tomar "medidas serias" ante los ataques de Real Madrid Televisión las que echaron gasolina al fuego de la final de Copa.

La reacción del Madrid fue tan inesperada como contundente. "Suspendemos todo". A las siete menos cuarto de la tarde, media hora antes de la esperada rueda de prensa de Carlo Ancelotti, el mensaje saltaba en todos los móviles de la sala de prensa de La Cartuja. El Madrid no acudía a la previa de la final. Lo nunca visto.

"Nunca se ha planteado renunciar"

En ese momento, Rafael Louzán, presidente de la Federación, trataba de calmar los ánimos de la directiva blanca en varias llamadas de teléfono con José Ángel Sánchez, director general del Madrid. En el club blanco no entendían el show, así lo llamaban, de la rueda de prensa, mientras que la RFEF, que admitía el poco tacto de González Fuertes en sus palabras, no daba crédito a los amagos sobre no presentarse a la final. Lo consideraban una respuesta desmedida.

En ese momento, entramos en el terreno de la incertidumbre. Las voces desde el hotel NH Collection, sede del Madrid en Sevilla, eran contradictorias. Unos apostaban por no jugar y dar el golpe sobre la mesa definitivo, pero otros tenían dudas por la cantidad de aficionados que ya se habían desplazado a la ciudad.

Después de un par de horas de debate interno, a las 22:15 aterrizó en la web del Madrid el comunicado final: "El club nunca se ha planteado renunciar a jugar la final". Dicho, con muchas dudas, pero hecho.

En la RFEF esperaban el gesto de responsabilidad del Real Madrid, sin dejar de reconocer que la polémica pudo evitarse. Consideran que González Fuertes no pensó en la trascendencia de sus palabras, que el Real Madrid interpretó "en tono amenazante" y que durante horas tuvieron en vilo no sólo a la Federación, también a la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla y los patrocinadores. "Todo un año de trabajo", admitían fuentes federativas. "Ha sido muy inoportuno", aseguran. La muestra de transparencia que quiere mantener la RFEF esta vez se convirtió en un problema.

Los árbitros alzan la voz contra Real Madrid TV y De Burgos Bengoetxea acaba llorando

"La venda antes de la herida"

Son conscientes en la RFEF de que el Real Madrid es muy sensible con los árbitros porque son constantes las críticas, y no sólo a través de su televisión. "Si fuera por ellos, los cambiarían a todos", advierten algunas voces. El plan de Louzán desde que llegó a la presidencia pasa por crear, de manera inmediata, una comisión en la que está representado el conjunto blanco. De cara a la próxima temporada, se conformará "un órgano de participación activa" para poner fin a las polémicas que ponen en peligro la competición. "Como las cosas sigan así, estamos a muy poco de que paren el fútbol", advierten desde la Federación.

Por eso, el pulso lanzado por el Real Madrid no podía acabar en un cambio del equipo arbitral. "¿Cómo vamos a quitar a un árbitro un día antes de la final porque lo pida un club? Es imposible", añaden. Sería una declaración de guerra a un colectivo al que Louzán necesita tener de cara. Su relación con Medina Cantalejo es fría y su continuidad al frente del Comité Técnico de Árbitros sigue en el aire. Eso lo saben algunos colegiados, que son fieles a su presidente, como González Fuertes.

Si el Real Madrid no ha provocado un cambio en el equipo arbitral, ¿qué sentido tenía lanzar este pulso? Hay una explicación que corre por los pasillos federativos. "Quieren ponerse la venda antes de la herida, por lo que pueda pasar en el campo", advierten.

Mientras, Joan Laporta apareció triunfante en la cena oficial junto al presidente Louzán y José Luis Sanz, alcalde de Sevilla. Pasara lo que pasara, el Barça había echado la tarde frotándose las manos ante un espectáculo esperpéntico. Un sainete de nueve horas que acabó como esperaba: habrá final de Copa.

Los días más tristes para Ancelotti: el refugio de Mariann y Katia, el apoyo de Florentino y el miedo a perder la "felicidad absoluta" de la ciudad de Madrid

Los días más tristes para Ancelotti: el refugio de Mariann y Katia, el apoyo de Florentino y el miedo a perder la “felicidad absoluta” de la ciudad de Madrid

Han sido 10 días complicados para Carlo Ancelotti. Quizás sus últimos días. Bueno, en realidad está siendo un año "extraño" para él, como lo definen desde Valdebebas los que mejor le conocen. Elevado a los altares del madridismo tras la Liga, la Copa de Europa ganada en Wembley y la Intercontinental, que le situaron como el técnico más laureado de la historia del Real Madrid, durante la Supercopa de Europa en Varsovia y especialmente en el empate en Mallorca en la primera jornada de Liga, allá por el 14 de agosto, ya notó que algo en el vestuario no fluía como hacía un par de meses. Ahora llega a La Cartuja con el miedo del adiós en el cuerpo, la esperanza de seguir en la lejanía del horizonte y la crítica sobre sus hombros.

Una derrota le condena definitivamente y una victoria le da un billete extra en esa "felicidad absoluta", cuentan, que es para él entrenar al Madrid y, no menos importante, vivir en la capital. Y es que Carlo, por mucho que hablen de una oferta de Brasil que desde 2023 no ha vuelto a recibir, no se quiere ir de España.

El fracaso contra el Arsenal, más por las sensaciones que por el resultado, le refugió en su familia, especialmente en su mujer, Mariann, y su hija, Katia, cuyo cumpleaños celebró la semana pasada. La familia es su casa y su trabajo. Ahí están Davide, su hijo y asistente, o Mino, marido de su hija y nutricionista. También Francesco Mauri, hijo de Giovanni, preparador de Carletto durante años, y tercera voz del banquillo por detrás de Davide. Todo queda en familia y en el círculo más cercano. Y, así lo admiten, algunas de las conversaciones más importantes sobre el trabajo surgen en la mesa familiar. A veces el fútbol y la presión son así de inevitables.

Florentino y las diferencias con 2015

Han sido días distintos a los de la primavera de 2015, cuando después de perder ante la Juventus en semifinales de Champions y concluir el año de vacío supo que su etapa en el Bernabéu había terminado. Su relación con Florentino no era del todo buena y cortar por lo sano era la mejor opción para todos. Ahora es diferente. Los títulos de los últimos años, la edad y la experiencia han unido más que nunca a presidente y entrenador y Ancelotti ha encontrado en Pérez conversaciones de ánimo y apoyo, más allá de la lógica autocrítica de esta temporada.

El máximo mandatario del Madrid renovó el contrato del italiano en diciembre de 2023 justo después del "no" del técnico a Brasil, que se acercó por mediación de Kaká. Florentino le dio hasta 2026. La confianza era total. Tras eso llegó el doblete del año pasado y las complicaciones de este.

Es probable que Florentino decida dar por finiquitada la etapa de Carletto, pero se irá con todos los honores y unido para siempre al club, no en guerra ni por la puerta de atrás.

Ancelotti, con Güler, el miércoles en Getafe.

Ancelotti, con Güler, el miércoles en Getafe.AP

Y por esa unión con el presidente y por la forma de ser del transalpino se entiende la bandera blanca de Ancelotti durante gran parte de la temporada. El fiasco continental terminó por confirmar los tres puntos clave que el entrenador ha ido reflexionando durante toda la temporada con su círculo más cercano.

El primero, los peligros de tener "la barriga llena" de títulos. Un aspecto marcado por las pocas vacaciones de verano entre la Eurocopa y la Copa América y el regreso a los entrenamientos para la Supercopa de Europa, apenas unos días para los internacionales. No hubo descanso y descubrió un vestuario al que mentalmente le podía costar recuperarse.

El segundo, la preparación física. Las lesiones sufridas por el equipo han estado condicionadas por ese corto parón veraniego o por la mala suerte. Antonio Pintus es el responsable de la preparación del vestuario y la enfermería no se ha vaciado en todo el curso.

No levantar la voz

Por último, y ligado también a las lesiones, las dudas en la planificación de la plantilla por las que Ancelotti decidió no levantar la voz. "Nunca ha entrado en una guerra mediática con ningún club, y ahora menos", explican en Valdebebas, donde le ven más "serio" y "triste" de lo normal. En verano asumió la dificultad de perder a Kroos y encajar a Mbappé manteniendo a Rodrygo, pieza clave para el proyecto a medio y largo plazo del club, que rechazó el interés del Manchester City. Quién podía decir "no" a tratar de construir un ataque con esos nombres.

Pero con el tiempo, las lesiones de Carvajal y Militao desequilibraron todavía más a la plantilla dentro y fuera del campo. La baja de Dani, voz de peso en el vestuario, se notó en el césped y en la actitud de muchos futbolistas. Y la negativa del Madrid a reforzar la rotación en invierno tampoco encontró elrechazo público de Ancelotti, fiel a la confianza que le había mostrado a Florentino tras la renovación.

En esa confianza, y en una victoria en La Cartuja, pone sus esperanzas Carletto. Sabe que Brasil estará siempre ahí, también algún club de Inglaterra, pero su primera opción es Madrid y el Madrid.

Los árbitros claman contra Real Madrid TV y De Burgos termina entre lágrimas: “Cuando un hijo llega llorando porque le han dicho que su padre es un ladrón es muy jodido”

Actualizado Viernes, 25 abril 2025 - 14:23

La final de la Copa del Rey empezó en la sala de prensa, pero no con una comparecencia de Carlo Ancelotti o Hansi Flick. El Barcelona - Real Madrid de La Cartuja comenzó con Ricardo de Burgos Bengoetxea y Pablo González Fuertes, árbitro de campo y árbitro de VAR en el clásico, ante el micrófono. Con rabia y una amenaza, la de Pablo, y con lágrimas, las de Ricardo, al analizar la situación actual del colectivo, atacado "por los actores del fútbol español".

"Hace unas semanas tuvimos una reunión los árbitros profesionales y hay más unión que nunca. Vamos a tener que empezar a tomar medidas más serias de las que se están tomando. No vamos a seguir permitiendo esto. En pocas fechas posiblemente tengáis noticias de lo que va a venir. Que no os quepa duda. Esta plantilla junto al CTA va a hacer historia", declaró González Fuertes. ¿Una huelga? "Pronto tendréis noticias", añadió.

Sobre la mesa, los vídeos de Real Madrid Televisión y las críticas de clubes y jugadores en redes sociales. "La verdad que estos vídeos me resultan indiferentes", dijo De Burgos, pero González Fuertes fue muy contundente. "Estamos viendo todas las semanas, desde hace tiempo, a cuentas de redes anónimas que insultan y amenazan sin ningún tipo de control. Community Managers que están constantemente atacando por un like, comunicados, actuaciones por parte de los actores del fútbol que dan pie a pensar que no somos honestos...", explicó.

El colegiado, que mañana será el responsable de la sala VOR, aludió a las consecuencias de esas críticas en el fútbol base. "El problema es la consecuencia, cuando hablamos de comunicadores, de periodistas que hablan de robo, de palabras malsonantes, lo que conlleva es que el aficionado paga esa frustración el domingo por la mañana con el niño y la niña que cogen un silbato y tienen que pitar en categoría infantil. Esa es la consecuencia de poner una diana en la cabeza. Tenemos que atajar esas actuaciones y volver a un fútbol limpio", reivindicó.

González Fuertes hizo un llamamiento "a todos los actores del fútbol". "Entrenadores, directivos, jugadores, las cartas, los comunicados, los tuits, los vídeos... Creo que nos equivocamos en el camino. Un día vamos a tener un problema de verdad, ¿quién se va a hacer responsable? Necesitamos dar una vuelta a esa situación de beligerancia con el estamento arbitral".

Llegados al final de la rueda de prensa, De Burgos Bengoetxea, que no había sido tan contundente como su compañero, se emocionó al analizar las consecuencias de los ataques a los árbitros. "Nos estamos centrando mucho en los vídeos de Real Madrid Televisión porque es lo que más repercusión tiene, pero te cuento una situación y me dices. Cuando hay un niño que va al colegio y le dicen que su hijo es un ladrón, y viene a casa llorando... Eso es muy jodido, eh", aseguró entre lágrimas.

"Yo intento educar a mi hijo para decirle que su padre es honrado, que quien diga lo contrario se equivoca. Y eso es muy jodido. Yo quiero que mi hijo esté orgulloso y no hay derecho a pasar lo que estamos pasando. Cada uno que haga una reflexión de por dónde queremos ir y lo que queremos del deporte y del fútbol", finalizó.

Las lesiones lastran aún más el eterno rompecabezas de Ancelotti antes de la final que decidirá su futuro

Las lesiones lastran aún más el eterno rompecabezas de Ancelotti antes de la final que decidirá su futuro

El tercer clásico de la temporada encontrará de nuevo al Real Madrid en urgencia médica. Después del 0-4 liguero del Bernabéu y el 2-5 de la Supercopa de España, las últimas lesiones de Camavinga y Alaba obligan a Carlo Ancelotti a improvisar un nuevo puzle justo cuando más quema la mesa. El italiano, perdida la Champions y con la Liga muy complicada (cuatro puntos le separan del Barça), se juega el curso y su futuro en La Cartuja. Si quiere tener alguna opción de continuar en el banquillo de Chamartín, vencer a los de Flick en Sevilla es una obligación... Pero en su bolsillo cada vez hay menos piezas para resolver el rompecabezas.

Ancelotti parecía haber encontrado un once tipo el pasado domingo, cuando aprovechando la vuelta de Ceballos a la titularidad probó a Valverde y a Camavinga de laterales, acumulando seis centrocampistas en total (dos en los carriles y cuatro en el rombo) y dejando a solo dos delanteros en punta, Vinicius y Rodrygo. Fue un equipo compacto y con más sentido en la ocupación de espacios y a la espera de la recuperación de Mbappé, era el once de gala.

Con Valverde y Camavinga el técnico solucionaba así dos de los principales lunares del equipo esta temporada. Lesionados Carvajal y Mendy, el nivel de Lucas Vázquez, Alaba y Fran García en las bandas no le había convencido ante los grandes equipos. Situar ahí al uruguayo y al francés, físicos, verticales y con recorrido, le aportaba mucho al juego del equipo.

Pero el paso por Getafe dejó K.O. a Camavinga, descartado para la final por una rotura en el aductor de la pierna izquierda y para el resto de la temporada. No podrá estar ni tan siquiera en el Mundial de clubes. El galo, de hecho, había salido en el descanso por Alaba, que se retiró con molestias, y ninguno pudo terminar el duelo.

La duda de Ancelotti

Las dos lesiones y la eterna irregularidad física de Ferland Mendy darán una opción única a Fran García, confirmado su billete a la final por el propio Ancelotti: "Jugará Fran", dijo en la sala de prensa de Getafe.

Será la primera vez que el italiano apueste por el ex del Rayo de inicio ante el Barça, porque en los dos primeros clásicos del año se la jugó con Mendy. Fueron dos desastre para el Madrid, que perdonó en el Bernabéu y lo acabó pagando y que se deshizo en Arabia. Siempre, eso sí, limitado por las lesiones.

En el duelo liguero, Ancelotti no pudo contar con Courtois, Carvajal ni Rodrygo. Mbappé erró varias ocasiones y en la segunda parte el Barça le pasó por encima, sufriendo Lucas por la velocidad de Raphinha. La baja de Rodrygo facilitó el rombo del centro del campo, pero entre Valverde, Tchouaméni y Camavinga no tuvieron demasiada creatividad en la construcción. Faltó un timón.

Ancelotti, el miércoles, en la zona técnica del Coliseum.

Ancelotti, el miércoles, en la zona técnica del Coliseum.EFE

En Arabia, Lucas repitió en el lateral, con Tchouaméni de central (ya lesionado Militao) y con las cuatro estrellas en el ataque secundadas por Valverde y Tchouaméni en el doble pivote. El Madrid estuvo roto, partido en dos por el poco compromiso defensivo de Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. El 2-5 final lo dijo todo.

Ahora, Ancelotti parece convencido de enviar a Valverde al lateral y de incluir a Ceballos o a Modric en el once. Ambos fueron titulares contra el Athletic junto a Tchouaméni, cuajando uno de los mejores partidos del centro del campo madridista este año, y el técnico debe tomar la decisión más comprometida de la final: estando Mbappé de vuelta tras su lesión de tobillo, aunque veremos a qué nivel, ¿jugará con los cuatro delanteros o reforzará el centro del campo?

Los resultados de la temporada y el nivel del mediocampo del Barça invitan a pensar que la idea más lógica es sentar a Rodrygo o a Mbappé (si no está al 100%) y meter más hombres por dentro, volviendo al 4-4-2 en rombo que tan buenos resultados le ha dado en los últimos años. El puzle, eso sí, está cogido con pinzas. Demasiadas urgencias médicas.

Güler y Endrick, cara y cruz para Ancelotti: "No puede hacer esas cosas, tiene que aprender"

Güler y Endrick, cara y cruz para Ancelotti: “No puede hacer esas cosas, tiene que aprender”

Arda Güler fue la cara y Endrick la cruz en la salida nocturna del Real Madrid a Getafe. El turco mantuvo a los blancos a cuatro puntos del Barça en la pelea por la Liga con su gol y su brillantez con balón en la creación, mientras que el brasileño falló dos ocasiones claras y recibió la reprimenda de Carlo Ancelotti en el césped y en la sala de prensa.

Al técnico italiano le ha costado mucho dar oportunidades a los jóvenes durante esta temporada. La exigencia del calendario y las derrotas puntuales en Liga y Champions le obligaron a llevaron a insistir con sus estrellas en las alineaciones, dejando poco espacio para las rotaciones. Así lo sufrieron los dos talentos, los últimos en el fondo de armario de Ancelotti.

Arda, que venía de hacer una gran Eurocopa con Turquía, es el 16º futbolista más utilizado por el entrenador transalpino con 1.323 minutos, sumada ya la hora de juego de Getafe. Endrick, por su parte, apenas acumula 700 tras los 60 minutos de ayer por la noche. Sólo Alaba, recuperado de su lesión en Navidad, Vallejo, que no cuenta, y los canteranos que han participado de forma circunstancial y los lesionados de larga duración (Militao y Carvajal) suman menos minutos que ellos.

A pesar de todo, el brasileño ha logrado siete goles, siendo el sexto máximo anotador del equipo, y el turco cuatro, los mismos que Modric. No han tenido minutos, pero sí los han aprovechado cuando han visto la oportunidad.

En Getafe, Güler fue el mejor del Madrid en plena lucha por la Liga. Acostumbrado a jugar en el extremo derecho, retrasó su posición y se convirtió en el timón del equipo, que giró a su alrededor. A sus 20 años, podría estar camino de un cambio de posición, situación similar a la que vivieron antes Kroos o Modric. Así lo ve Ancelotti.

"Al jugar en 4-3-3 puede situarse como interior, pero en el 4-4-2 no puede estar en el doble pivote. El 4-3-3 no siempre lo hemos utilizado, pero esta noche lo ha hecho muy bien ahí. Le falta un poco de contundencia en los duelos, pero tiene mucha calidad. Creo que su futuro va a ser más ahí que más adelante", reflexionó el italiano, que cree que "en el futuro lo podemos ver ahí en un 4-3-3". "Tiene calidad en la construcción, ideas y mucha tranquilidad", finalizó.

En el campo, uno de los futbolistas que más desesperó a Ancelotti fue Endrick, el más joven del vestuario. A sus 18 años, el técnico ha cuidado sus minutos, a pesar del importante montante de su traspaso, y con Mbappé como fijo en la punta del ataque al brasileño le ha costado entrar en la rotación y cuando lo ha hecho no ha convencido al técnico. Tampoco en Getafe, donde le dio una titularidad clave en la Liga y donde terminó sustituyéndole a la hora de juego tras una acción que le enfadó.

En el minuto 56, Endrick se plantó ante Soria e intentó una vaselina que apenas se levantó del suelo. Una ocasión clarísima que podría haber sido el 0-2 definitivo para el Madrid, sentenciando el duelo para mirar ya a la final de Copa. Cuando Ancelotti vio la definición de Endrick, levantó sus brazos enfadado y se giró hacia su hijo Davide señalando a Bellingham, que calentaba en la banda. Quería sacar del campo al brasileño de inmediato y así lo hizo.

Más tarde, en sala de prensa, le lanzó un mensaje directo. "Endrick ha tenido dos oportunidades. En la de la primera parte no lo podía hacer mejor. Y luego en la segunda... Podría ser fuera de juego, pero no puede hacer estas cosas. Es joven y tiene que aprender, tiene que pegarle fuerte. En el fútbol, el 'coup de theatre' (un giro inesperado de guion o una sorpresa) no existe", declaró.

Después de perdonar al Getafe, el Madrid terminó jugando con uno menos por la lesión de Camavinga y sufriendo durante los últimos minutos. El francés sufrió un problema en el aductor y está casi descartado para la final de Copa. Una baja importante para Ancelotti, que planeaba situarle en el lateral izquierdo para tratar de limitar a Lamine Yamal. y que tampoco podrá contar con Alaba, que se retiró en el descanso con molestias.

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sigue vivo en la guerra de la Liga tras la batalla de Getafe, donde el pie de Arda Güler, timón y goleador, le valió para mantenerse a cuatro puntos del Barça. Tambaleó, eso sí, en un final de infarto donde jugó con uno menos por la lesión de Camavinga. La noche del sur de Madrid la hizo suya Güler. El turco aprovechó las rotaciones de Ancelotti, que sentó a Camavinga, Modric, Ceballos y Bellingham, y se convirtió en el líder del conjunto blanco. Acompañó a Tchouaméni y Valverde en el centro del campo, abandonó la mediapunta, bajó a la base izquierda de la jugada y ordenó y creó para los suyos en una parada clave en la lucha por la Liga. [Narración y estadísticas (0-1)]

El Madrid creció a partir de su pie izquierdo. Calmado, a pesar de la intensidad inicial del Getafe, pausó y aceleró el juego cuando debía, rompiendo líneas en conducción o tocando con los centrales a la espera de la presión rival. Su posición puede abrir una solución para Ancelotti a medio plazo. El Madrid busca desesperadamente un cerebro que complete el puzle de sus próximos años, alguien que sustituya las virtudes de Kroos. Y el turco, mediapunta como el alemán en sus inicios, tiene detalles para crecer en ese puesto.

Y además, Güler puso la guinda a su partido con el 0-1, que asentó las ideas del Madrid en Getafe y puso su mente camino de la final de la Copa del Rey de este sábado ante el Barcelona. Los de Ancelotti fueron superiores al cuadro de Bordalás, que apostó por un bloque sólido en defensa pero sin profundidad en ataque. No le ganó la batalla del centro del campo al Madrid, entregó el balón y estuvo vendido cuando los blancos consiguieron abrir su defensa.

Caminando por el alambre

Valverde y Fran García lo probaron en el primer cuarto de hora, justo antes del gol del turco. Vinicius arrancó en una contra tras un córner de los locales y provocó el tanto. Brahim no aprovechó el pase atrás del brasileño y el rechace terminó en Güler, que batió a Soria con la derecha desde la frontal del área. Sin reacción, el Getafe repitió un plan: balones largos para que Borja Mayoral se peleara con Asencio y alguno de los centrocampistas pudiera lograr una segunda jugada. Tuvo intentos, pero no puso en aprietos a Courtois.

En el otro área, el Madrid se adueñó del balón y buscó romper al espacio con Vinicius y Endrick, que entró en el lugar de Rodrygo y tuvo un mano a mano clarísimo en el minuto 30. Alaba le encontró en largo, el joven delantero tiró una pared con Vini y cuando estaba delante del portero, no logró superarle. Hubiera sido la sentencia de un partido que seguía en el alambre, a un gol de ponerle en bandeja la Liga al Barça.

Pero el paso por vestuarios descolocó al Madrid. Alaba, con molestias en la pierna izquierda, se quedó en la caseta y Camavinga entró en el césped, obligando a Tchouaméni a pasar al centro de la defensa. Y lo que carburaba a pleno rendimiento se gripó. Güler dejó el mando y los blancos comenzaron a perder duelos individuales alentando al Getafe. Lo vio Bordalás, que apretó la salida blanca y lo apostó todo al ataque, dando entrada al gigante Álvaro, canterano madridista, a Coba y a Peter, látigos en la banda. Por ahí nació el peligro local.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.AP

El Madrid, con la Liga en juego, sufrió. Por el ímpetu rival y por sus propios errores, inadmisibles en un equipo que está peleando por el título. En el 56, Endrick tuvo otro mano a mano clarísimo ante Soria, pero con tiempo para pensarlo todo, intentó una vaselina que apenas se levantó del suelo. En la banda, Ancelotti se desesperó y llamó a Bellingham, que estaba calentando.

El enfado del italiano fue a más cuando Vinicius erró otra ocasión clarísima que hubiera sentenciado el duelo y les hubiera dado libertad para pensar en La Cartuja. El brasileño arrancó hacia portería en una contra, amagó ante varios defensas y en lugar de ceder a Bellingham, se jugó el disparo, forzado ante Soria, que sacó a córner.

Arambarri, en el otro área, perdonó la vida liguera del Madrid al definir desviado ante Courtois y el duelo entró en el drama con la lesión de Camavinga, que dejó a los blancos con diez en los últimos minutos. Ahí apareció el héroe Courtois, salvando a su equipo ante un disparo potente de Álvaro. Vivió el Madrid.