Dios viste de blanco: el Real Madrid revive la pesadilla del Atlético en los penaltis

Dios viste de blanco: el Real Madrid revive la pesadilla del Atlético en los penaltis

Tenía razón Simeone. La eliminatotia estaba en manos de Dios, y Dios, como decía su compatriota Borges, no admite sobornos. Ninguno los cometió, entregados Atlético y Madrid a un derbi agonístico, sostenido el primero sobre un gol al alba, a los 29 segundos, sobrepuesto el segundo a la atmósfera del Metropolitano, al balón a los cielos de Velázquez lanzado por Vinicius, incluso a sí mismo. A Dios le tocaba elegir, no castigar, en el te quiero, no te quiero de los penatis, pero el resbalón de Julián Álvarez ante la suerte suprema tiene algo de castigo. El Madrid avanza, pues, a cuartos de la Champions como si caminara sobre las aguas, sin resbalarse, porque Dios viste de blanco. [Narración y estadísticas (1-1, 2-4)]

A Rüdiger correspondió el penalti decisivo, el último, después de que marcaran sus pesos pesados, Mbappé y Belligham los primeros, con un Vinicius fuera, que ya había fallado en el mismo lugar. Tiene Champions para corregirse. Marcos Llorente envió antes de Rüdiger al palo. El fatalismo se repetía para el Atlético y para Simeone, que gritaba a los suyos que levantaran la cabeza. Estaban eliminados pero estaban de pie.

Ese Madrid inyectado había salido al césped del Metropolitano como se sale del servicio del cine cuando la película está a punto de empezar. Siempre queda algún botón por abrochar. Mal asunto. Lo que le esperaba no era una comedia, precisamente. En 29 segundos, estaba en pelotas, lo que tardó el Atlético en desnudarlo, de la bragueta a la camisa. La eliminatoria empezaba de nuevo, igualada, en el minuto uno.

Los excesos y el absurdo

El balón transitó entre los futbolistas del Atlético como si derribara fichas de dominó, fichas blancas: Asencio, Valverde, Courtois. A Gallagher correspondió el remate final, en un cuerpo a cuerpo con el belga. Era como una señal del destino, puesto que el inglés había sido una de las dos novedades escogidas por Simeone en el once. Reinildo, la segunda, para armar una banda izquierda nueva con respecto a la ida en el Bernabéu. Por ese lugar recibió el golpe en la ida, muy temprano. Lo devolvía mucho antes, sin que el Madrid se hubiera abrochado todos los botones.

Simeone ni se inmutó en la banda, lejos su hipercólera. Esto es muy largo, pensó, entre expectante y sorprendido. En su mente anidaba la pregunta de qué hacer frente a un escenario inesperado, al menos tan pronto. Nunca sabremos cuál era su hoja de ruta si el Atlético hubiera tardado más en igualar la eliminatoria. Ahora estaba más claro, porque la situación regresaba a su terreno, a la cueva donde nadie juega a las sombras como el argentino. Le encanta intervenir, decidir sobre lo que acontece en el campo, manejar los tiempos de los partidos. A veces hasta el exceso, y los excesos conducen al absurdo.

El Atlético se replegó, huyó de la presión alta para proteger el tesoro e impedir correr al Madrid. Si lo hace, hay que jugar con la pelota y el crucifijo. Una vez pudo hacerlo, una, y Mbappé puso a Oblak en el paredón. El penalti de Vini se fue al cielo.

Julián Álvarez, en el penalti que fue invalidado por el árbitro.

Julián Álvarez, en el penalti que fue invalidado por el árbitro.AP

Al Madrid le quedó inicialmente la posesión, pero la posesión sin profundidad es un ejercicio estéril, como el amor sin sexo. En el fútbol español hemos conocido las dos versiones. El ataque posicional no dio frutos a los blancos en un primer tiempo en el que apenas sacaron un disparo de Rodrygo. Nada más. Poco. Poquísimo. Mbappé, desesperado, escapaba del área a los medios para tocar el balón y sentir que estaba en el partido.

El peligro lo generaba el Atlético, porque a su excelente organización defensiva añadía más intensidad en las disputas que se producían en las transiciones, con la excitación justa. Encontrarla era básico para los rojiblancos, en una atmósfera muy cargada, como sucede en los derbis del Metropolitano. No estábamos ante un derbi cualquiera. Igualar la eliminatoria tan pronto se lo permitió. Lo contrario los hubiera desquiciado.

Sin necesidad de desguarnecer sus líneas, con muchas precauciones por parte de Marcos Llorente y Reinildo, habituales en los despliegues, los jugadores de Simeone consiguieron llegar al área de Courtois y provocar que apareciese la mejor versión de Julián Álvarez, voraz para cargar la pierna desde cualquier lugar y disparar, incluso para intentar dos veces seguidas el gol olímpico. Sabe que es una estrella, sabe que quiere ser un número uno y sabe dónde ha de conseguirlo. Era un partido señalado. Julián Álvarez le ha ofrecido a este Atlético, donde vemos la versión otoñal de Griezmann, un vértice de calidad extrema, en el gol y en mucho más.

Cambios de riesgo

El Madrid debía elevar la presión y la movilidad para poder encontrar las ocasiones. Lo hizo tras regresar del descanso, sin que el Atlético cambiara su plan, salvo en los primeros minutos. Eso es muy del Cholo, un arranque a fuego y después el repliegue a la espera de la carroña. El factor sorpresa a veces funciona. Lo hizo en el primer tiempo. Después, no.

Ancelotti se había inclinado por Modric como titular, porque el partido pedía galones, temple, sabiduría. Sin embargo, la celda del Atlético le obligaba a mover los barrotes con energía. Camavinga saltó para ocupar el lugar del croata, pero a la vez se retiraba del campo también Tchouaméni, Valverde pasaba al centro y Lucas Vázquez ocupaba el lateral. Cambios de riesgo. Poco tiempo después, Brahim, en busca de las acciones de uno contra uno para superar piezas hasta entonces infranqueables.

La única vez que el Madrid lo había logrado fue por un error ajeno, de Griezmann, en su área. Pudo entonces correr, aplicar su manual, para conectar con Mbappé, único en los movimientos en ese lugar. Lenglet lo derribó. Con muy poco, Vinicius estaba ante los 11 metros, ante la puerta de Oblak como si fuera la puerta de la gloria. Volvió al purgatorio.

A la prórroga llegaron ambos entre el cansancio, las lesiones, como las de Mendy o De Paul, y el miedo. El Atlético ya no contaba con Giuliano, una dinamo que genera y genera energía, ni De Paul, pero aparecía el factor Correa. Un control de cirujano tras un envío de Oblak, de costa a costa. Insuficiente para tumbar al vigente campeón.

Brahim cobra la mínima ventaja en el derbi del miedo

Brahim cobra la mínima ventaja en el derbi del miedo

El Bernabéu es un buen lugar para la contemplación si se es espectador. Como mirar una catedral para los devotos, con un marcador que es como un fresco en movimiento. Como futbolista, sin embargo, es un mal asunto. El Atlético partió deliberadamente contemplativo, agrupado en su campo, a la espera de que no pasaran cosas. A Simeone le puede su naturaleza, tenga lo que tenga, y no es un reproche, ni es negativo. Es lo que es, y le ha ido de maravilla. En el Metropolitano, en cambio, deberá proponer más, porque la Champions lo exige; el Madrid, también. No le bastará su acting en la banda. Sin necesitar de una noche mágica, el rey de Europa cobra ventaja en unas circunstancias mucho más adversas, porque en el Bernabéu siempre pasan cosas si se deja crecer a los suyos, aunque las haga un suplente que no debería sentirse como tal. Es Brahim. La contemplación desde la hierba es un mal asunto. [Narración y estadísticas (2-1)]

Las primeras acontecieron esta vez muy rápido para conectar a Valverde y Rodrygo, que pudo con la velocidad de Javi Galán como si no se esforzara. El brasileño se desliza, sin desgaste, por donde otros pisan con clavos. El eslalon acabó en un gol pletórico, messianico.

Para saber más

Fue como el directo inesperado nada más sonar la campana del primer round que deja grogui al oponente. Ahí estaba la oportunidad del Madrid para romper la eliminatoria y obligar a Simeone a cambiar su hoja de ruta, que se plantó en el Bernabéu a jugar una eliminatoria, no un partido. Después de verse superado de semejante forma, como le ocurrió al lateral rojiblanco, un futbolista queda tocado emocionalmente. Rodrygo volvió a intentarlo, pero el defensa reaccionó con los tiempos justos, al límite del penalti. Giménez detuvo en la banda opuesta a Vinicius, menos preciso que su compatriota con un Mbappé de oyente. Rodrygo es el Patito feo del ataque, aunque Ancelotti es de la generación que conoce bien el cuento de Andersen.

Un equipo desgastado

Un gol no cambia, sin embargo, un plan, y el Atlético siguió a lo suyo, con la prioridad de dejar al Madrid sin espacio y refugiarse en largas posesiones que evitaran las pérdidas. Sin la pelota, cerraba los espacios entre las líneas; con ella, hacia el campo anchísimo. Ello hacía correr al Madrid, un equipo desgastado físicamente. Era parte del plan del argentino, que sabe de los buenos finales de los suyos. No lo tuvieron. Ello no daba, de momento, ocasiones al Atlético, que tuvo la primera en una llegada de Giuliano, cuyo centro, dirigido a Lino, fue interceptado por Valverde. El uruguayo estaba en el campo bajo riesgo, pero en dos acciones, el pase del gol y el corte del no gol, demostró por qué.

En un contexto en el que mandaban el respeto y las precauciones, con balones al pie y sin presión alta por parte de ninguno de los equipos, los goles sólo podían llegar gracias a acciones individuales. Rodrygo había encontrado el espacio por sorpresa, pero eso no iba a volver a suceder. La de Julián Álvarez fue individualísima. Después de un error de Camavinga, alzó su visión periférica desde el cuerno del área y lanzó un disparo teledirigido que salvó la envergadura de Courtois. Como burlar las alas de un cóndor.

La réplica la puso Brahim, nada más regresar del descanso, al sostenerse en el área gracias a su potente tren inferior y su bajo centro de gravedad, y salvar contarios para colocar el balón en el lugar imposible de Oblak. Una acción de alivio para el Madrid, porque Simeone ya había mandado aumentar el ritmo de los suyos al salir del vestuario. Al argentino le gusta jugar varios partidos dentro de un mismo partido, no digamos ya en una eliminatoria. La nueva ventaja del Madrid llegaba de la nada, como había ocurrido con el tanto de Julián Álvarez.

Julián Álvarez, ante Camavinga, en la acción del 1-1.

Julián Álvarez, ante Camavinga, en la acción del 1-1.AFP

Brahim y Julián tiene algo en común, y es haber llegado procedentes del Manchester City. Todo lo que deja Guardiola suele tener tara, pero con estos jugadores alguien se equivocó, por ponerlos poco o por abrirles la puerta. También en la Federación Española. Julián, la gran referencia de este Atlético, ya por encima de Griezmann, apunta en grande. Brahim, recambio del sancionado e intocable Bellingham, hace muchísimas cosas, y todas bien.

Oblak encajó el segundo gol, pero el Atlético encajó el temor, y más cuando Ancelotti echó mano de Modric, al que Simeone veía como titular, para sacar del campo a Camavinga. Brahim se lo recordó a gritos desde la banda tras su gol. Sabe el argentino lo que el croata puede hacer, por lo que llamó a Le Normand para pasar a jugar con línea de cinco y vació su centro del campo para poner a Correa y Sortloth, los jugadores de sus finales. Si había algo que jugar que fuera en las áreas, aunque estuvo más cerca de perder más que de ganar algo. Camino del Metropolitano, el Madrid lo hace más seguro de lo que estaba antes de saltar a su propio estadio. Simeone sabe que necesitará más.

Sorloth, el ogro que sale del banquillo para aterrar al Barça: cinco goles en los últimos cinco partidos

El revulsivo de Diego Simeone es el látigo que castiga al Barcelona. Alexander Sorloth (Trondheim, 1995) es el gigante que rescata al Atlético de Madrid en el borde del abismo. Nadie como el noruego asusta tanto a los escuderos azulgranas. El fornido delantero centro ha marcado al equipo culé cinco goles en los últimos cinco partidos disputados y, casi siempre, lo ha hecho saliendo desde el banquillo o en el tiempo añadido.

Lo ocurrido en la locura del pasado martes en el estadio olímpico de Montjuic es una historia repetida. Sorloth, tras relevar a Griezmann en el minuto 67, salió para igualar la eliminatoria de ida de semifinales de la Copa. En el 93 anotó el tanto del empate (4-4) y puso al Atlético en la rampa de lanzamiento para la vuelta en el Metropolitano.

El Barça, una vez más, fue azotado por el delantero nórdico, como ya ocurrió en el partido de Liga de esta temporada, también disputado en la montaña olímpica. En diciembre marcó el 1-2 del triunfo del Atlético, en el minuto 96. En el curso 2023-24 firmó el definitivo 3-5 de la victoria del Villarreal, en el minuto 99. En esa misma temporada también anotó en el derrota del Villarreal en La Cerámica por 2-4. En su última campaña con la Real Sociedad (2022-23), también logró la victoria en el Camp Nou por 1-2, marcando en el minuto 72.

Piñedo y el tramo final

Sorloth es el recuso de Simeone para los instantes desesperados. Siete de sus 13 goles los ha conseguido después del minuto 80. El golpe ganador en el último asalto es el arma del noruego y del propio equipo rojiblanco. En la Copa del Rey, el Atlético suma 19 goles, nueve de ellos en el último cuarto de hora. En Liga, 17 de 42 marcados llegaron a partir del minuto 75. En Champions, fueron cinco de 20. En total, 31 de los 81 anotados se consiguieron en el último tramo, algo que dice mucho de la preparación física del grupo, parcela que ahora está dirigida por Luis Piñedo, sustituto del Profe Ortega.

El Atlético es el equipo de las grandes ligas europeas con más goles, entre todas las competiciones, a partir del minuto 80, con un total de 28, de los que 16 fueron decisivos para lograr 11 victorias y tres empates.

Déficits de atención

En el intervalo postrero de los partidos, Simeone, con sus modificaciones tácticas y decisivos relevos desde el banquillo, obtiene altos réditos. Eso lo sabe muy bien el Barcelona que afrontará la vuelta de la semifinal copera tras desperdiciar una buena renta. El equipo de Hansi Flick brilla por su juego, pero en numerosas ocasiones muestra déficits de atención en los prólogos y epílogos de los duelos.

De los 45 goles encajados este temporada, 18 de ellos (el 40%) llegaron en los primeros 10 minutos o en los últimos 10, más el tiempo añadido. Esa tendencia a desconectarse al principio o al final se ha manifestado en 14 de los 45 encuentros, informa Efe.

Simeone se siente cómodo en los partidos largos y Flick sufre para cerrar los partidos. El yin y yang.

El 'Matagigantes' acaba con la racha del Atlético

El ‘Matagigantes’ acaba con la racha del Atlético

Bajaba poco a poco el sol sobre el abarrotado estadio de Butarque y faltaban hamacas y gafas de sol para disfrutar de un partido en enero. Uno recuerda los horarios de Copa, esos que llevaron un Real Madrid - Celta hasta más de las 12 de la noche, y reflexiona acerca del momento en que el fútbol o los que lo organizan, se alejó de los aficionados. Encima, Leganés y Atlético de Madrid quisieron, cada uno con sus armas, ofrecer un buen espectáculo sobre el césped. La diferencia es el arsenal, claro. A día de hoy el rojiblanco es numeroso y potente... pero ya no imbatible. El Matagigantes lo volvió a hacer, como ya consiguiera en Montjuic. Un gol y a aguantar. Sufrió menos de lo esperado. [Narración y estadísticas (1-0)]

No pudo aprovechar el Atlético lo bien que funcionó la banda derecha con un ya regularísimo Giuliano y un renacido Molina. Eran un puñal ante la vigilancia con la mirada de Juan Cruz y Dani Raba.Javi Hernández vivía un calvario, hasta el punto de que se jugó un disgusto con una colleja al Cholito, en cada ataque del Atlético que percutía y percutía sin parar. Faltó pólvora a las percusiones. Julián Álvarez y Griezmann, por un poste o por el otro, perdonaron en las primeras ocasiones del partido.

Aunque quien tuvo verdaderamente el primer gol del partido fue Juan Cruz. El argentino, en modo Superguerrero de Goku, disparó con mucho peligro a los 44 segundos de duelo y el balón se fue por centímetros. La otra clarísima del Leganés la disfrutó Miguel tras una cesión corta de Le Normand. Oblak tapó bien el mano a mano y apagó la luz al nueve pepinero.

Jugar cada tres días

Especialmente apagado estaba el mediocampo del Leganés, numeroso, pero incapaz de contener el fútbol que proponía el Atlético. El partido estaba demasiado suelto y Borja Jiménez se echaba las manos a la cara casi cada vez que el Atlético merodeaba el área de Dmitrovic y lo hizo mucho. Se temía que el entrenador local se dejara en el rostro los mismos surcos que Guardiola, pero la sangre no llegó al río.

El partido fue perdiendo intensidad a medida que avanzaba la primera parte. El Leganés, probablemente, notara el esfuerzo de la batalla ante el Almería. No es lo mismo para unos y otros jugar cada tres días. Quizás el Atlético, viendo el caudal ofensivo que generaba en el primer tiempo, esperara, como se suele decir, que la victoria, la 16, cayera de madura. Gran error.

Quiso equilibrar el caudal ofensivo entre bandas el Cholo al inicio de la segunda parte con la salida de Lino y, como si de una partida de ajedrez se tratara, Borja Jiménez sacó a Javi Hernández por Brasanac para poner defensa de cinco. Los primeros cinco minutos fueron blanquiazules y, encima, los culminó con el gol de córner de Nastasic, el primero de la temporada, que entró como un avión, solo por el punto de penalti. Lo peor no es que se hubiera defendido mal el saque de esquina, sino que el córner lo cedió De Paul tras un pase a la nada que Le Normand no quiso ir a buscar.

Remontada imposible

Tocaba a los de Simeone remontar. No les es ajeno esta temporada, siete veces lo ha hecho, cuatro en liga. Es el equipo del Cholo un conjunto resiliente. Sin embargo, el tanto les golpeó fuerte. Es como si le hubieran insuflado un vial de la vulnerabilidad que no han tenido durante 15 encuentros. Tardó casi 15 minutos en hacer el primer disparo. Fue Lino, un tiro lejano y con poco peligro. Necesitaban los colchoneros conectarse al partido por lo civil o por lo criminal. Pero quien llegaba cada vez con más peligro era el Leganés, que podía haber ampliado su diferencia si Raba y Cruz hubieran estado más precisos.

El Atlético buscaba centros laterales para remontar el duelo, pero quizás se le olvidaba que les faltaba su nueve tanque. Se lesionó Sorloth ante el Elche y los tres de arriba apenas pasaban del 1,70. Así era muy difícil. Hasta que el Leganés se pegó un tiro en el pie, pero Griezmann no quiso hurgar en la herida. Una mano en un córner se convirtió en penalti que el francés no pudo aprovechar. Tampoco Niño, el canterano que pudo ser el héroe rojiblanco, acertó con su disparo postrero. Hoy era uno de esos días.

Las siete claves del Atlético campeón de invierno: fichajes, físico, fortín en casa...

Las siete claves del Atlético campeón de invierno: fichajes, físico, fortín en casa…

"Partido del Elche". Así respondía Diego Simeone a un periodista que le ennumeraba las 14 victorias seguidas de su equipo, la mejor racha de siempre en el club, y el campeonato de invierno logrado tras vencer a Osasuna. Sin sacar pecho pese a que dos meses antes, tras su derrota ante el Betis, el equipo se quedaba a 10 puntos del entonces líder, el FC Barcelona. Después, en las entrañas del Benito Villamarín, la cholina y, desde entonces, historia. ¿Qué ha hecho el Atlético desde su descalabro en Sevilla?

Un fortín en casa

Como ocurrió el curso pasado, el Atlético ha hecho del Metropolitano un fortín. La de Osasuna era su octava victoria en casa, donde ha empatado dos duelos, ante Espanyol y Real Madrid, y no ha perdido ninguno. Es el único equipo invicto en su feudo y eso que, tras el escándalo en el derbi por los lanzamientos de objetos a Courtois, estuvo cinco partidos sin su grada de animación (por decisión de la propia grada). Además, ha mejorado como visitante, gran lastre la temporada pasada, y ha obtenido grandes victorias como ante el Barça, algo que Simeone no había conseguido desde su llegada.

Un muro defensivo

Esa fortaleza también se traslada a la línea defensiva, una de las principales cualidades de Simeone. La llegada de Le Normand y Lenglet ha reforzado una zaga que este año cuenta con la continuidad de Giménez, aunque ahora se encuentre lesionado. La irrupción de Javi Galán y el rejuvenecimiento de Oblak apuntalan el área rojiblanca y la dotan de esa contundencia que siempre reclama el técnico argentino. El Atlético de Madrid es el equipo menos goleado de la competición con 12 tantos en contra. Sólo la Real, con 13, se acerca a los guarismos de un conjunto que ha encontrado su mejor versión a nivel defensivo.

Cambio de dibujo

Curiosamente, esta contundencia defensiva ha llegado con un cambio del habitual dibujo de Simeone de los últimos años. El entrenador argentino ha prescindido de su clásico 5-3-2 para adoptar un 4-4-2 que le ha reportado, además, una gran efectividad ofensiva. No es el Atlético el equipo más goleador, pero sus números, tercero empatado con el Villarreal con 34 tantos, le permiten liderar la clasificación liguera.

Fichajes

Este verano, el Atlético de Madrid fue el equipo que más gasto realizó en fichajes en LaLiga con 185,5 millones de inversión de los 555 millones totales. Las llegadas de Le Normand, Lenglet, Musso, Gallagher, Julián Álvarez y Sorloth, han dado un plus al equipo en todas las líneas. Los dos últimos han aportado 13 y 8 goles respectivamente, muchos de los cuales han valido tres puntos para el equipo. Y después están Le Normand y Lenglet, cuya entrada en el equipo titular coincide con esta histórica racha de victorias.

Nahuel Molina dispara ante Sergio Herrera, el domingo en el Metropolitano.

Nahuel Molina dispara ante Sergio Herrera, el domingo en el Metropolitano.AFP

Banquillo

"Los futbolistas han hecho un grandísimo trabajo estos dos meses y medio, no sólo los que empiezan, también los que entran". Así alababa Simeone la aportación que hacen los suplentes al Atlético de Madrid. Un entrenador que no se queda en palabras sino que aporta hechos: es el que más usa el banquillo en LaLiga, con 2.329 minutos para los jugadores de recambio. Y ellos, claro, responden. Son ya 11 goles los que aportan los sustitutos rojiblancos con Sorloth como gran líder de esa estadística, con cinco tantos. En Europa han aportado 10, uno más que PSG y Lazio.

Físico

Más allá de la gran aportación que realizan los suplentes desde el banquillo, resulta llamativo el estado de forma de todos los jugadores del Atlético de Madrid. La llegada de Luis Piñedo como preparador físico ha dotado al equipo de una mayor resistencia: son el equipo de la liga que más distancia recorre, y que consigue llegar mejor al final de los encuentros. El equipo colchonero ha hecho 13 tantos en el descuento que le han brindado 11 puntos en liga y cuatro en Champions. "No es casualidad lo que pasa al final de los partidos", explicaba Simeone antes del duelo ante el Slovan.

Lesiones

Relacionado con el gran estado físico, está también la mejora en la prevención de lesiones que consigue el equipo de Piñedo. Ha habido varios momentos este curso con la enfermería vacía, un rara avis en un equipo, el colchonero, que el curso pasado en este periodo, por ejemplo, acumuló más de 20 lesiones (frente a las 9 que lleva en esta). A día de hoy sólo Giménez está de baja, su primera dolencia este año. El uruguayo, uno de los jugadores más frágiles de la plantilla, encadenaba cinco meses consecutivos sin lesiones, una situación novedosa desde su llegada al conjunto colchonero. Muchos mirán atrás y consideran que el cambio del Profe Ortega por Piñedo está en la esencia de este nuevo Atlético.

Hansi Flick: "Debemos ser más inteligentes"

Hansi Flick: “Debemos ser más inteligentes”

Actualizado Domingo, 22 diciembre 2024 - 00:50

«Jugamos frente a un equipo que tuvo sus opciones. Creo que hicimos un partidazo en la primera parte, es el estilo que quiero ver en mi equipo. Estoy orgulloso de eso, triste por el resultado final. Ellos esperaban lograr eso con su estilo, pero yo creo que nuestra forma es otra. Al final, no nos llevamos ningún punto, pero estoy contento por cómo hemos jugado, por el juego de Pedri y la pasión que le puso Gavi al partido. El año que viene volveremos, no renunciamos a nada. Ahora viene una pausa, pero volveremos con fuerza y la plantilla ya ha demostrado que puede marcar muchos más goles». Hansi Flick se presentó en la conferencia de prensa sin pesar, resaltando el buen juego del equipo pese a haber encajado la tercera derrota consecutiva como local y sumar sólo cinco de los últimos 21 puntos en juego en la Liga. A continuación, se mostró más autocrítico con las concesiones de su equipo.

«Para mí, este partido contra el Atlético fue ante un rival del mismo nivel, y fue un partido fantástico. Ante Leganés y Las Palmas son las derrotas que más deben preocuparnos. Esta vez lo hicimos bien, pero, al final, se defendieron muy bien. De haber marcado las ocasiones sería otro resultado, cometimos dos o tres errores y los aprovecharon. Estoy contento por cómo jugamos, pero creo que debemos ser más inteligentes. Tenemos que aprender de eso, pero, en cuanto a calidad, no tengo nada que decir. Es el estilo del Barça, queremos dominar, pero, al final, en fútbol, el que marca más goles es el que gana. Hemos cedido nueve puntos en casa y eso es algo que no nos podemos permitir. Cometimos un error, podíamos conservar la posesión, no perder el balón y su contraataque fue muy bueno, con poco espacio. Hay que estar pendientes de esas cosas».

«Ya dije antes que ahora viene un descanso», prosiguió. «Todo el mundo ha visto cómo podemos jugar, eso es lo positivo, y después de ese descanso, que todo el mundo necesita, veremos cuán fuertes podemos volver. Celebraremos la Navidad, volveremos a entrenar el 29 y nos centraremos en lo que tenemos que hacer». El técnico azulgrana, que cumplió su segundo partido de sanción, explicó el malestar de no poder dirigir a los suyos desde la banda. «Para mí los dos últimos partidos fueron horribles, por no poder estar en el banquillo. Creo que no es justo, es todo lo que puedo decir. Tengo que controlar mis emociones cuando vuelva al banquillo, pero no estoy preocupado por mi equipo, porque ha demostrado que puede jugar bien y Gavi, por ejemplo, ha dado un gran paso adelante. Ha vuelto. No puedo cambiar lo que pasó, la situación no es la que queremos, tenemos que esperar, pero puedo prometer que vamos a pelear por todos los partidos. Esa es nuestra meta, lo que queremos hacer, nuestro trabajo. Defendemos este club y creo que todos los jugadores están dispuestos a demostrarlo».

Demasiados puntos perdidos

El entrenador azulgrana lamentó la deriva del equipo en la competición doméstica, en la que ya ha perdido la cabeza y puede quedar a seis puntos del Atlético de Madrid, que cuenta con un partido menos. «Sé que jugamos fantásticamente en los dos o tres primeros meses, pero hemos perdido un montón de puntos, ya no somos lideres, pero creo que estamos en buena posición, no estoy preocupado por eso. Los jugadores han demostrado ante el Atlético cómo podemos jugar y ese debe ser nuestro estándar».

Pau Cubarsí se mostró desolado por cómo concluyó el partido. «Es un estado de ánimo jodido, se ha reflejado que hicimos un gran partido, con muchas ocasiones, faltó algo de finura arriba y dos detalles nos costaron la derrota», comentó el central, que no estuvo acertado a la hora de neutralizar el pase que supuso el gol de la victoria del Atlético. «No pueden ser que lleguen dos veces y marquen dos goles. Hay que estar más enfocados».

Diego Pablo Simeone, lejos del triunfalismo, hizo un análisis ponderado del encuentro. «Hasta el gol, fueron muy superiores a nosotros. Después empezamos a entrar y vimos que podíamos competir el partido. El segundo tiempo fue más competido, con situaciones claras de ellos y una nuestra, tras el gol de De Paul, de Barrios que se queda uno a uno. El equipo supo resistir y esperar lo que podía pasar. Encontramos un contragolpe exquisito de Sorloth, con un pase fantástico, que nos permite ganar un partido en el que, por situaciones, ellos merecían un poco más».

Individualización, descanso y tecnología, las claves del nuevo mago del Atlético: "No se puede tratar igual a un lateral que a un delantero"

Individualización, descanso y tecnología, las claves del nuevo mago del Atlético: “No se puede tratar igual a un lateral que a un delantero”

"El asado me está haciendo bien". Entre risas, Josema Giménez soltaba esa perla tras el partido de la Champions ante el Slovan para evidenciar algo que no le ocurría casi desde que había llegado al Atlético de Madrid. Hablamos de cinco meses de competición sin ningún tipo de lesión. Ya más en serio hablaba de su cabeza como factor clave para mantenerse sano, pero hay otro que no le está afectando sólo a él sino a toda la plantilla del Atlético de Madrid.

Ese factor es el preparador físico Luis Piñedo. Desde su llegada, el equipo vuela y, sobre todo, no se rompe. En esta temporada, sólo han aparecido ocho lesiones, mientras que en el mismo periodo de tiempo del curso anterior hubo 20. Es cierto que la campaña 2023/24 fue durísima, ya que se incrementaron las dolencias un 32%, el Atlético estuvo entre los equipos que más sufrió, 42, muy cerca del Real Madrid, con 48. El líder en este apartado fue el Sevilla, con 72 a final de curso.

En las pretemporas de Los Ángeles de San Rafael siempre había risas sobre los sprints en la famosa cuesta de El Profe Ortega. Luego las risas se convertían en vómitos, como los sufridos por Mensah o Vietto en su primer año en el club. Hoy, la cuesta, el símbolo de El Profe, ha desaparecido y en su lugar se han colocado trineos individualizados, según la fisonomía de los jugadores. Es diferente la potencia que mueve Sorloth (90 kilos) que Riquelme (66). "No se puede tratar igual a un lateral que a un delantero", cuentan en el club.

"Se comporta como un tío normal"

Individualización. Ésta es la palabra clave que define el método de un hombre que lleva más de 10 años en el club. Luis Piñedo (Madrid, 1979) llegó al Atlético en 2010. Es licenciado en Educación Física y ostenta también un Máster en Planificación y Preparación Física de Alto Nivel, otro en Readaptación y Recuperación de Lesiones y un MBA especializado en Gestión de Entidades Deportivas. Pero, sobre todo, es "muy cercano, respetuoso" y ha entrado en la dinámica del primer equipo. "Se comporta como un tío normal", apuntan.

Sus métodos de trabajo, su profesionalidad y sus buenos resultados con el filial hicieron que el club tuviera claro a Piñedo como relevo ideal del argentino. Y hoy, como dice el Cholo, "el trabajo termina pagando". Y el descanso, porque en el club destacan que Piñedo considera el tiempo de recuperación como "otro entrenamiento" y de ahí que sea habitual ver ejercicios en los que no participan todos los jugadores de la primera plantilla. También concede más días libres.

En el entrenamiento del pasado miércoles del Atlético, un representante de prensa del club informó a los medios: "Están todos disponibles". Esa frase, como la convocatoria del Slovan, en la que Diego Simeone se vio obligado a hacer un descarte, son hechos que apenas habían ocurrido en los últimos años en la primera plantilla rojiblanca. Tampoco es habitual que el Atlético, como recopiló Atlético Stats en la primera fase de la temporada, fuera el primer equipo (el curso pasado era octavo), en cuanto a distancia recorrida, por delante de Girona y Alavés. Este apartado lo lidera Koke, con 12,4 kilómetros por partido. Además, el Atlético es tercero en kilómetros a alta intensidad, en el sprint.

Diferenciación

Con individualización del trabajo físico, Piñedo prepara a Koke para seguir rindiendo en esas distancias y también mejora la explosividad de Julián Álvarez. Para ello utiliza sistemas de GPS, drones y otros elementos técnológicos que miden las cargas, distancias y esfuerzos de cada jugador. También sirven para poder suplementar o reducir las sesiones de entrenamiento. Los GPS también los usaba El Profe.

Además es muy habitual (cualquier seguidor rojiblanco puede observarlo después de un partido de su equipo) que el preparador se quede con los jugadores que no han participado en los encuentros o han disputado pocos minutos realizando carreras contínuas para mantenerlos activos.

Precisamente, ese tipo de detalles, como el de compartir rondos en los descansos, hace que los jugadores menos habituales estén conectados y preparados para dar un buen rendimiento. "Que Koke entre 20 minutos al partido y la rompa me emociona", dijo Simeone. El Atlético es el equipo de las cinco grandes ligas europeas cuyo banquillo aporta más goles, 10, por delante de Lazio, nueve, y PSG, Bayern y Barça, con ocho. Los culés serán el siguiente reto del Cholo, pero también de Piñedo.

Julián Álvarez evita el sonrojo del Atlético en Vic

Julián Álvarez evita el sonrojo del Atlético en Vic

Actualizado Jueves, 31 octubre 2024 - 21:20

La Unió Esportiva Vic soñó durante 80 minutos con firmar toda una hazaña. Frente a un Atlético que no pasa precisamente por un buen momento de forma y juego, solo le faltó algo más de puntería en los metros finales para que la historia hubiera tenido un final muy diferente.[Narración y estadísticas (0-4)]

El conjunto catalán, que milita en lo que sería el equivalente al sexto nivel del fútbol español, tuvo en su portero, Agustín Mora, a su gran baluarte para instalar la incertidumbre por el desenlace casi hasta el final. Julián Álvarez, transformando un discutido penalti sobre Giuliano Simeone y culminando una acción al contraataque cuando el partido moría, se encargó de solventar la papeleta para los de Simeone. Un pase a segunda ronda que cubre del todo las carencias rojiblancas.

En un campo en el que no faltaron precisamente las esteladas, algo lógico en un feudo tan independentista como la ciudad de Vic, el conjunto local se las arregló para marcharse al descanso con el partido mucho más que vivo. Además contaron con el favor del árbitro, que pasó por alto una clamorosa mano de Nil Pradas ante Alexander Sorloth. No obstante, los rojiblancos se mostraron a lo largo del primer tiempo incapaces de batir la portería del inspiradísimo Mora.

El recital de Mora

Su intervención más brillante sería la que rubricó a un remate de Conor Gallagher tras saque de falta ensayado de Rodrigo Riquelme, justo al límite de los primeros 45 minutos. Más fácil, eso sí, lo tendría en el otro extremo del campo el meta colchonero, Juan Musso, para desbaratar las opciones de un Vic al que le faltó algo más de puntería. De haberla tenido, las cosas se les habrían puesto muy complicadas a los visitantes.

Y, por mucho que Diego Simeone se decidiera a dejar de reservar a varias de sus figuras clave para encarar la segunda parte, las cosas no cambiaron mucho. O, si lo hicieron, fue de hecho para que fuera el Vic el que se atreviera incluso a llevar algo más de peligro. De nuevo, eso sí, con mucha más voluntad que acierto en el área pequeña, donde se deciden realmente los partidos. Mientras, en su portería, Mora insistía en erigirse como el hombre del partido dando continuidad al recital de intervenciones que había firmado en la primera parte.

Sorloth, el jueves, en el Hipòlit Planàs de Vic.

Sorloth, el jueves, en el Hipòlit Planàs de Vic.EFE

De ellas, la más lúcida sería la plástica estirada con la que envió por encima del travesaño un tan potente como lejano disparo de Nahuel Molina en los primeros compases del segundo periodo. Las cosas, además, se le complicarían un poco más a Simeone con las molestias de Thomas Lemar, uno de los revulsivos tras el descanso y que fue sustituido por Antoine Griezmann tras pasar solo 17 minutos sobre el césped.

Pero, justo cuando las cosas parecían ponérsele más cuesta arriba al Atlético, llegó la acción más determinante de la tarde. Giuliano Simeone cayó dentro del área, aparentemente cazado por Gil Bertrana. Cuadra Fernández no dudó: señaló penalti, muy discutido tanto por el Vic como su afición, y mandó a Alfons Senyé a los vestuarios tras mostrarle la que era su segunda amarilla por sus protestas. Sin VAR de por medio, Julián Álvarez no desaprovechó la oportunidad. A pocos segundos para que se cumpliera el tiempo reglamentario, él mismo se encargaría de ampliar culminando una acción a la contra para anotar el definitivo 0-2.

Un fondo sur 'sin' el Frente, un tridente sin fortuna y un penalti escandaloso: "Ojalá encontremos algo para poder decir que fue penal"

Un fondo sur ‘sin’ el Frente, un tridente sin fortuna y un penalti escandaloso: “Ojalá encontremos algo para poder decir que fue penal”

Le resultó raro a estadio, jugadores y técnico. Faltaban casi 5.000 almas, y las más ruidosas, animando ante el Leganés. Volvieron frente al Lille en Champions. Cumplida la sanción impuesta por Disciplina, el Metropolitano ya no debía nada a nadie, pero el Frente Atlético sí.

"En vista de los constantes ataques sufridos desde todo el Nacionalmadridismo, aceptados y comprados por una parte del mundo Atlético", comenzaba el comunicado que el grupo ultra lanzó en redes sociales criticando a los que no piensan como ellos. Para, posteriormente, solidarizarse con "esos Atléticos que sin ser ultras, comparten y entienden esta forma de vida igual que nosotros, y que han sido perjudicados sin motivo". Y anunciar, finalmente que "para poder reflexionar detenidamente, y tener tiempo para pulsar a esas peñas, colectivos y aficionados que buscan como nosotros una unión inquebrantable, esta noche no animaremos".

En el resto del comunicado, el grupo pedía unión y ofrecía asesoramiento legal para todos aquellos perjudicados por la prohibición autoimpuesta de cinco partidos sin poder comprar entradas para duelos visitantes.

"¿Cómo lo han visto todos?"

Así, aunque sus bufandas sí ondearon en el himno rojiblanco, su actitud fue "pasiva" durante todo el encuentro como explicaron en el mismo texto. No animaron cuando salieron los jugadores al campo, dejando el protagonismo al resto del estadio que brindó una sonora pitada al himno de la Champions. Aunque sí aplaudieron cuando se desplegaron los rojiblancos antes de comenzar el encuentro. "¿Cómo se ha vivido? ¿Cómo lo han visto todos?", contestó lapidario el entrenador cuando le preguntaron por el ambiente del Metropolitano.

Era el resto de la grada la que entonaba las clásicas arengas en el estadio rojiblanco mientras desde el Frente asistían impasibles al espectáculo que estaba brindando el Atlético en el verde aupado a su tridente más esperado. Apenas habían jugado 118 minutos juntos de los 990 que había disputado el Atlético de Madrid esta temporada. A juzgar por lo visto ante el Lille, tanto en ataque como en defensa, una ventaja para los rivales. Funcionó de maravilla y podrían haber matado al Lille si Sorloth hubiera estado más entonado.

Vista del Metropolitano en el gol del Atlético.

Vista del Metropolitano en el gol del Atlético.JUANJO MARTINEFE

Tuvo tres ocasiones clarísimas que marró por dos cucharitas mal ejecutadas y un remate alto. Julián, la que consiguió la enchufó, mientras que Griezmann estuvo en la sala de máquinas para generar dos de las tres de Sorloth y un remate forzado que no pudo concretar. "No es un chico y sabe convivir con estas situaciones", comentaba Simeone tras los fallos del noruego.

Momento paranormal

Ocasiones aparte, el partido lo inclinó Marco Guida, el colegiado de la contienda, con un penalti que nadie se explicó ni en el campo ni fuera de él. Nadie supo si fue mano, si hubo contacto de Koke... Y la losa de fallar oportunidades y ese penalti en contra.

"Vi el vídeo y me parece mano del jugador del Lille, no sé si lo roza Koke, pero primero es mano y me parece que debería haberla ido a ver", comentaba Julián Álvarez en el postpartido. Tanto es así que el propio Cholo tuvo que decir: "Ojalá encontremos algo para poder decir que fue penal". Hasta que luego, ya cansado, admitió: "No fue nada, muchacho".

Bruno Genesio, entrenador del Lille, aseguraba de manera muy política y correcta que no había visto la jugada y no podía valorarla. "No he hablado con mis jugadores del penalti y aún no he podido ver las imágenes", explicó.

El Atlético se queda con tres puntos de nueve posibles y, además, ala diferencia de goles le coloca en el puesto 26 de 24, con lo que estaría fuera de los equipos que se clasifican para los dieciseisavos de final. "Estamos en un momento complicadísimo de la Champions", admitió el Cholo. Toca ganar ante el PSG en París para volver a los puestos de privilegio.

Sorloth, el 'sicario' errante, ha jugado en 11 equipos en poco más de una década: "Turquía era como entrar en un campo de guerra"

Sorloth, el ‘sicario’ errante, ha jugado en 11 equipos en poco más de una década: “Turquía era como entrar en un campo de guerra”

Era el minuto 56 en el partido ante el Leganés, cuando el árbitro del encuentro, José Luis Munuera Montero, avisó de cambios en el Atlético de Madrid. Alexander Sorloth (Trondheim, 1995) miró al banquillo con tristeza. Sabía que le tocaba abandonar el terreno de juego, el noruego no había jugado completo ni un encuentro con la camiseta rojiblanca. Entonces, en la planilla salió el 10 y no el nueve que él porta y el gesto le cambió. "Tras cocnocer el cambio de Correa, se sintió más fuerte al ver que tenía todo el partido por delante y cumplió con lo que necesitamos de él", notó también Simeone.

Y es que el Atlético fichó no sólo al segundo máximo goleador de la temporada pasada, también a un delantero centro con movilidad, presencia en el área y juego de espaldas. Pero un jugador que, según sus propias palabras: "Soy muy impaciente, si no juego muchos minutos no me siento parte del equipo", explicó en una entrevista anterior en la que añadió que si perdía confianza en sí mismo "un cambio de aires puede ser positivo para un cambio de rumbo".

Parece ser la máxima de este nómada del fútbol. Sorloth nunca ha jugado más de dos temporadas en un equipo y lo ha hecho ya en 11 clubes en los mismos años de carrera profesional. El Rosenborg, entidad en la que empezó, le firmó su contrato profesional el mismo día de su debut con la primera plantilla. Un día, por cierto, en el que lo hizo marcando. Luego vinieron: FK Bodø/Glimt (Noruega), FC Groningen (Países Bajos), Midtjylland (Dinamarca), Crystal Palace (Reino Unido), Gante (Bélgica), Trabzonspor (Turquía), RB Leipzig (Alemania), Real Sociedad y Villarreal.

El no de Dovbyk

Su estallido llegó el año pasado con el conjunto groguet, donde anotó 26 goles, 23 de ellos en LaLiga, a uno del pichichi, Artem Dovbyk. Especialmente recordado fue su póker al Real Madrid en 17 minutos en la penúltima jornada, con los blancos, eso sí, ya campeones en aquel momento. Quizás fueron esos cuatro tantos los que le trajeron al Metropolitano. Esos y el no del ucraniano a recalar en el conjunto de Simeone tras deshojar la margarita durante un mes.

"Uno de los clubes más grandes del mundo", según contó el noruego, pero sobre todo con "un gran grupo" que le acogió muy bien, algo que él siempre ha necesitado. Otra de las cosas que destaca el delantero es el ambiente en el Metropolitano, una afición que la conoce bien tanto en contra, fue el primer campo en el que marcó cuando recaló en España como jugador de la Real Sociedad, como a favor. Dice que le recuerda a su época en Turquía "una de las experiencias más locas de su vida" en las que entrar en un campo era como hacerlo "en una zona de guerra".

Tranquilo y familiar

Quién hubiera dicho que un noruego silencioso y errante, el primero de la historia del Atlético de Madrid y cuyo máximo divertimento es estar con su novia y su hija recién nacida, tranquilos, disfrute de ambientes muy diferentes a su modo de vida y a su Trondheim natal. Una ciudad cuyo termómetro puede bajar hasta los -13 grados centígrados en invierno en el que apenas hay siete horas de luz al día, por las más de 20 que hay en verano. De ahí que, de pequeño, Sorloth fuera también un gran patinador de velocidad.

No obstante, aunque también probó en el balonmano, con 14 años se decidió por el fútbol, deporte que mejor porvenir le ofrecía y en el que se veía más cualidades, pero siempre que en el equipo en el que esté le den confianza. Confianza que se traduce en minutos y en partidos completos porque la impaciencia del noruego se muestra en su carácter.

"Estaba muy feliz. Es importante para él. A partir de ahora, en su cabeza va a sentirse liberado". Era Witsel, el compañero que deslizaba la importancia de la confianza para la mente de Sorloth, Alex, dentro del vestuario tras su doblete ante el Leganés. Algo atenazaba al noruego con sólo un gol en su casillero pese a sus 24 disparos en 12 partidos, siete más que el segundo del equipo que es Julián. Ahora, con tres tantos, las circunstancias cambian y el noruego vuelve a ser el sicario de Simeone, como le apodó el entrenador.