1-1 en el Bernabéu
Empata en el Bernabéu (1-1), donde se adelantaron los de Simeone tras sufrir una expulsión que parecía una broma. Los azulgrana pueden ponerse a 10.
Ebrio todavía por la erótica de la cita con su propia historia en Liverpool, el Madrid se deja la Liga a bocados que son pruebas de vida para el Barça de Xavi, atormentado precisamente donde todas las coronas son blancas. Es cierto que la excitación no es la misma, pero también lo es que enfrente tuvo a un Atlético muy serio, parecido al que pasó en Copa con peor resultado, y que ni siquiera se desestabilizó después de una expulsión de broma que lo dejó en inferioridad un tercio del partido. El derbi, pues, pone al líder, que esta jornada juega en Almería, a tiro de una ventaja de dos dígitos, 10 puntos. Una brecha definitiva en situaciones normales, pero el fútbol español no deja de sorprendernos. Donde puede habitar un Negreira durante 20 años, todo es posible. [Narración y estadísticas (1-1)]
El Atlético saca un empate (1-1) cuando ya tiene poco que discutir en esta Liga, salvo poner a salvo la Champions. No fue brillante, pero fue maduro, con el temple para sobreponerse a circunstancias adversas durante el partido que empezaron por la lesión de Reinildo. La composición que realizó Simeone tenía un objetivo, pero la realidad es que acabó por propiciar que Griezmann pasara un tiempo como un náufrago. Muy solo y muy lejos de Courtois. El argentino había decidido reforzar el centro del campo, aunque con perfiles nada defensivos, lo que podía darle dos cosas: dominio territorial por posición, muy colocados sus jugadores, y población en las llegadas. La realidad es que para esas llegadas necesitaba transiciones ejecutadas con precisión, y de eso adoleció el Atlético en todo el primer tiempo.
LESIÓN DE REINILDO
La marcha del campo de Reinildo, quebrado, acentúo el problema, no sólo porque Simeone perdiera a uno de sus jugadores más en forma y clave en el despliegue por la banda, sino porque hizo que Carrasco hubiera de anclarse más a la posición defensiva. Ni es un especialista de ese trabajo ni se pone en valor si no vuela. El Atlético, con un único delantero natural, pedía más. La primera alternativa de Simeone, tras el descanso, fue Correa.
Ancelotti también tomó decisiones que pueden tener que ver con el cálculo de recursos. Dio descanso a Modric como titular y apareció en los medios Ceballos, junto a Kroos y Valverde, mientras en la banda derecha colocó a Asensio. La próxima semana contra el Barça, en las semifinales de Copa, veremos otra cosa: cada uno en su sitio y el sitio de cada uno.
Asensio no tiene la constancia y la regularidad, pero tiene el pie, y Oblak recibió el aviso muy pronto cuando eran los suyos quienes dominaban. El disparo cargaba un mantra: el Madrid puede marcar de la nada. La ocasión fue como una punción sobre el sistema nervioso de un equipo que había empezado hipotenso. A partir de ahí y hasta el descanso, equilibrio, pero con una diferencia: el Madrid acababa las jugadas, disparaba; el Atlético, no.
La entrada de Correa restó un centrocampista, al quedarse en la caseta el joven Pablo Barrios, que lo falló casi todo. Su reverso fue Álvaro Rodríguez, el goleador de la cantera madridista. Al descaro de Barrios no le acompañó el acierto, no esta vez. Pasó el Atlético de un 5-4-1 a un 5-3-2, lo que le hizo perder capacidad de control y estar más expuesto a un Madrid en el que creció Valverde. Desde más atrás, amenazó más que Asensio con sus llegadas al área. No obstante, el Madrid en ataque es, hoy, Vinicius muy por encima de los demás. Con perdón de Benzema y de lo que Benzema significa. Quizás mermado por unas molestias, no fue el de siempre el francés. Todo lo contrario que su compatriota en el ataque del Atlético. A medida que aumentó la compañía de Griezmann, también con la entrada de Lemar, creció el peligro que genera en cada asociación. La precisión en el centro del gol a Giménez coronaría su partido.
GIL MANZANO SE EXCEDIÓ
Ancelotti reaccionó al cambio de escenario con la entrada de Tchouameni, al que necesitará en la Copa, y Camavinga y Modric. Antes de que el choque encontrara una nueva cocción, Correa estaba demasiado cerca de Rüdiger cuando se lo quitó de encima con el brazo. Gil Manzano entendió que era un codazo, una agresión, y lo expulsó sin dudarlo. Tiene que hacer falta algo más para desnivelar un partido. En la semana santa del arbitraje, la verdad es que Gil Manzano se hizo un ‘Negreira’.
Ese tipo de expulsión ante la carga emocional que siempre tiene un derbi habitualmente desataba el estallido, pero el Atlético no se descompuso. Al contrario. Simeone mandó salir a Morata en busca de los espacios en un final al intercambio de golpes. En cambio, los dos goles llegarían a balón parado. Los rojiblancos se adelantaron con una falta a cuyo centro llegó Giménez poderoso, lanzando por el interior de Griezmann, que calza guantes. Al córner del Madrid, lo hizo Álvaro, futbolista uruguayo de la cantera blanca. Era alguien inesperado en el área. buena noticia, al menos, para una cantera que a veces parece en el olvido de un Madrid para el que esta Liga empieza a ser un mal recuerdo.