El Girona recuperó el liderato de LaLiga tras derrotar a un Celta deprimente y sin ideas, despedido por la afición de Balaídos con gritos contra Rafa Benítez. Aun sin su mejor fútbol, el equipo de Míchel resolvió en Vigo con un gol de Portu en el minuto 20 y varias paradas decisivas de Paulo Gazzaniga antes del descanso. [Narración y estadísticas (0-1)]
Tras sus respectivas eliminaciones en cuartos de la Copa del Rey, había que examinar la capacidad de reacción de Celta y Girona. Mientras los celestes volvieron a evidenciar demasiadas dudas en defensa, los visitantes se sacudieron los nervios merced a dos remates de Artem Dovbyk, que obligaron a lucirse a Vicente Guaita.
El equipo de Michel juega de forma alegre, avalado por su posición de privilegio en la tabla. Se siente cómodo masticando sus ataques, pero también cuando tiene que buscar rápidas transiciones. La riqueza ofensiva del Girona encontró respuesta en el Celta, que no acusó el gol de Portu tras una jugada coral de su equipo.
Falta de puntería
Por primera vez desde su llegada a Vigo, Benítez juntó a sus tres delanteros (Iago Aspas, Jorgen Strand Larsen y Anastasios Douvikas). El técnico madrileño renunció a su pizarra, y sus jugadores lo agradecieron. Sólo su falta de acierto ante un inspiradísimo Gazzaniga explicó que el Girona mandara al descanso.
El Celta atacó mucho y disfrutó de numerosas ocasiones. La primera de ellas incluso antes del gol visitante, pero el guardameta argentino mostró sus reflejos después del potente disparo de Óscar Mingueza, que finalizó una buena jugada del otro lateral, Manu Sánchez.
Lejos de agachar la cabeza, el Celta se desmelenó tras el 0-1. Entre Gazzaniga y el larguero evitaron el empate después de un cabezazo de Larsen. Un minuto después, el portero argentino volvió a aparecer en el mano a mano con Douvikas, que disfrutó de las más clara en el minuto 38, tras un monumental error de Arnau Martínez, pero finalizó muy mal.
“Benítez, vete ya”
La segunda parte fue otra historia. El Celta se apagó en ataque y Benítez movió el banquillo para refrescar a un equipo que se había quedado sin fútbol. Esta decisión desesperaría a Balaídos, que reaccionó con gritos de “Benítez, vete ya” cuando dio paso a Jailson y Mihailo Ristic.
Los minutos pasaban y el duelo seguía equilibrado, con el Girona demasiado cómodo por la falta de fútbol de su rival en la zona de creación. El Celta se había convertido en una sombra del que había sometido por momentos al equipo de Michel, que también refrescó su once con la entrada de Iván Martín. En la recta final, el Celta se volcó, aunque sin ideas para inquietar a un Girona que aguanta el ritmo del Real Madrid.