Jan-Lennard Struff, un viejo conocido en el camino de Alcaraz: "Sé de su nivel, buen saque y volea y buenos tiros de fondo"

Jan-Lennard Struff, un viejo conocido en el camino de Alcaraz: “Sé de su nivel, buen saque y volea y buenos tiros de fondo”

Es tal la suficiencia con que se maneja Carlos Alcaraz que cualquier rival corre el riesgo de ser reducido a escombros. Lo fue Alexander Shevchenko en el debut y corrió similar suerte Thiago Seyboth Wild, a quien se le presumía mayor resistencia sobre arcilla, el territorio donde ganó su único título hasta la fecha, en Santiago de Chile, hace cuatro años, y en el que sorprendió a Daniil Medvedev, nada menos que en Roland Garros.

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Pero el bicampeón, que ganó por un doble 6-3, en una confortable hora y cuarto, no ha necesitado la máxima exigencia ni comprometer un físico delicado por la dolencia en el antebrazo derecho para citarse de nuevo este martes con Jan-Lennard Struff, el mismo hombre al que derrotó en la final del pasado año para revalidar el título.

«Sé de su nivel. Buen servicio, buen saque y volea, buenos tiros de fondo... Pero tal y como estoy puedo hacer grandes cosas y voy a provocar opciones para intentar ganar el partido y hacerle sentir incómodo», comentó el segundo cabeza de serie sobre el próximo encuentro.

Struff tuvo que esperar hasta cuatro días antes de cumplir los 33 años para ganar su primer título. Lo hizo hace poco más de una semana en el ATP 250 de Múnich, con una trayectoria impoluta, en la que sacó los colores a Holger Rune en semifinales (6-2 y 6-0) antes de imponerse a Taylor Fritz en la final.

Precedentes

Alto y buen sacador, el jugador de Warnstein, un municipio de Renania del Norte-Westfalia, formó parte del proceso de crecimiento de Alcaraz, que se le encontró en los octavos de Roland Garros de 2021, con derrota en tres sets, y volvió a topársele, un año más tarde, en la primera ronda de Wimbledon, en aquella ocasión con victoria en cinco parciales. Todo ello antes de la final de 2023 en la Caja Mágica, que se llevó por 6-4, 3-6 y 6-3.

Ahora 24º del mundo, Struff ha entrado este año directo al cuadro principal, con victorias en dos parciales frente a Jaume Munar y Ugo Humbert, 14º. Mucho más tortuoso fue su camino en la pasada edición, donde se vio obligado a disputar la fase previa y precisó ganar ocho partidos, dos de ellos frente a Aslan Karatsev, a quien superó en la qualy y en las semifinales, antes de litigar por el título con Alcaraz.

El alemán ha tardado en rentabilizar unas condiciones como las de Madrid, aptas para las características de su juego, de golpeo plano y tendente a conceder poco ritmo al oponente, pero en los dos últimos años, ya en el tramo final de su carrera, sabe extraer rédito de sus cualidades en la altura de la capital.

Nadie ha ganado a Alcaraz en Madrid desde que lo hiciera Rafael Nadal en la segunda ronda del torneo, en 2021 y el resultado de su duelo con Struff pasará más por sus manos que por lo que pueda hacer el alemán. «Sigo sin fiarme del todo del antebrazo, aún está en mi mento. Cada vez que voy forzado o pego una derecha más agresiva viene el pensamiento de cómo va a reaccionar. El objetivo es no hacerme daño», reiteró. «Físicamente estoy muy bien y me muevo bien, pero ese pensamiento va a tardar en irse».

Paradójicamente, la limitación le lleva a hacer de la necesidad virtud, a mostrarse más contenido. «Estoy jugando de una manera diferente. Juanqui [Juan Carlos Ferrero, su entrenador] me dice que no hace falta pegar la derecha al 200%, que basta con relajar y sacar la mano hacia delante, intentando que corra la bola».

La pelota viaja en buena dirección, como lo hace la de Nadal, quien, tras ganar el sábado a Alex de Miñaur, décimo cabeza de serie, en un partido que pudo ser el último en este torneo, jugará este lunes (16.00 h., Teledeporte y Movistar) contra Pedro Cachín, 91º, en un enfrentamiento inédito. El argentino, de 29 años, ha detenido en Madrid la sangría de 15 derrotas consecutivas y viene de superar a Frances Tiafoe, 20º preclasificado. Al igual que en el caso de Alcaraz, Nadal es favorito. Si se ha recuperado bien, tiene muchos números para unirse al murciano en los octavos del martes.

El prolongado idilio de Alcaraz con la Caja Mágica: "La altura me favorece"

El prolongado idilio de Alcaraz con la Caja Mágica: “La altura me favorece”

Con la concluyente victoria de este viernes frente al kazajo Alexander Shevchenko son 12 las logradas de forma consecutiva por Carlos Alcaraz en el Masters de Madrid, donde no pierde desde el 5 de mayo de 2021, cuando, en el día de su decimoctavo cumpleaños, siendo todavía un proyecto de estrella, cayó 6-1, 6-2 ante Rafael Nadal.

El hoy número tres del mundo, ya al galope en la élite del tenis, campeón de Wimbledon y del Abierto de Estados Unidos, con tres etapas en el primer puesto de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales), mantiene su idilio con la Caja Mágica y este domingo buscará los octavos de final frente al brasileño Thiago Seyboth Wild. Aquel encuentro ante Nadal fue, de hecho, el único que ha perdido en estas pistas.

Antes, en su debut, superó a Adrian Mannarino. Después, en la secuencia de triunfos establecida en las tres últimas ediciones, ha dejado atrás a Nikoloz Basilashvili, Cameron Norrie, Nadal, Novak Djokovic, Alexander Zverev (en dos ocasiones), Emil Ruusuvuori, Grigor Dimitrov, Karen Khachanov, Borna Coric,Jan-Lennard Struff y el referido Shevchenko. Tenistas de toda clase y condición, con el punto álgido en 2022, cuando liquidó de foma consecutiva a Nadal y Djokovic para ruborizar en la final a Zverev, 6-3 y 6-1, han comprobado cómo se las gasta el murciano en su escenario favorito, donde aspira a convertirse en el primer jugador que gana tres títulos consecutivos.

Es también bicampeón del Conde de Godó, torneo del que este año hubo de ausentarse por la lesión en el antebrazo derecho de la que aún se protege con una malla compresora, y de Indian Wells, donde revalidó el título hace pocas semanas, pero en ninguna competición presenta los registros de la capital.

El Godó e Indian Wells

En Barcelona perdió de entrada ante Pedro Sousa, en 2019, y Frances Tiafoe, dos años después. En el desierto californiano, cayó en su debut, contra Andy Murray, en 2021, y frente a Nadal, en las semifinales, un curso más tarde.

«La altura me va bien. He jugado aquí desde pequeñito y siempre me he sentido a gusto. Estoy cada vez más cómodo. La altura favorece mi juego. Y además, estar en casa te da un plus de energía, con el apoyo de los aficionados y al lado de mi familia y de mis amigos», explicó en la conferencia de prensa posterior al partido, en la que se confesó satisfecho con sus prestaciones y con el rendimiento físico, sobre todo por no sentir molestias en la zona comprometida de su cuerpo, molestias que pusieron en duda su participación casi hasta última hora.

«Decidí que iba a jugar ayer [por el jueves], después de hacer un set de entrenamiento con Daniil Medvedev. Después de comunicar que no participaría en el Conde de Godó estuve una semana sin coger la raqueta. Y vine aquí sin tener claro si podría jugar».

La evolución es buena, pero su continuidad en el torneo dependerá de que siga siéndolo. El segundo cabeza de serie, que afirmó antes del inicio de la competición que se conformaría con disputar tres o cuatro encuentros, reafirmó que ante la más mínima molestia se detendrá: "A la mínima [de dolor], dudo que pueda seguir". El día 8 comienza el Masters 1000 de Roma y el 26 se inicia Roland Garros, el gran objetivo de la estación de arcilla, para el que tratará de encontrarse en plenitud.

Nadal se rueda ante el júnior Blanch y volverá a medirse con De Miñaur

Nadal se rueda ante el júnior Blanch y volverá a medirse con De Miñaur

Los debuts de Rafael Nadal han dejado de ser una cuestión casi anecdótica. A medida que se agosta su raqueta y el físico, problema casi endémico, deja de responderle, cada arranque de competición lleva aparejada una señal de alerta. El partido de primera ronda del Masters de Madrid frente a Darwin Blanch, un prometedor júnior estadounidense, venía, además, prologado, por una conferencia de prensa en la que el ganador de 22 títulos del Grand Slam reiteró que no mejora como desearía y que más pronto que tarde puede decir adiós.

Por fortuna para él, Blanch, 16 años, último semifinalista de Roland Garros y Wimbledon en su categoría, apenas le planteó dificultades: 6-1 y 6-0, en poco más de una hora, se impuso el ex número 1 del mundo. Al mallorquín, acogido como es costumbre en la pista Manolo Santana, casi colmada en sus 12.500 asientos, le bastó con tirar de oficio y aguardar los errores de su oponente, que fueron constantes.

Fue el partido entre un niño y un gigante que aún defiende su inmenso patrimonio, entre el que se encuentran cinco títulos en este torneo, entre un chaval aún por hacer, tanto física como tenísticamente, y un hombre que disputa por vigésima vez el torneo, la última, según dejó dicho, y pronto cumplirá los 38.

Saque y 'drive'

Sólo en contadas ocasiones pudo Blanch, que se forja en la Academia Equelite Juan Carlos Ferrero, donde entrena con Carlos Alcaraz cuando el frenético calendario del murciano lo consiente, conectar su primer servicio y aplicar a continuación el drive, única fórmula con la que lograba sumar puntos.

A la espera del segundo encuentro en poco más de una semana frente a Alex Miñaur, que le superó por 7-5 y 6-1 en la segunda ronda del Conde de Godó, Nadal tuvo poco más que una sesión de entrenamiento. Blanch, también zurdo, disfrutó de la tarde más hermosa en su segundo partido de un torneo ATP, tras perder en Miami frente a Tomas Machac. Se hizo la foto con uno de sus ídolos, le tuvo al otro lado de la red en un Masters 1000 y hasta se consintió conectarle un par de aces, ambos en su primer turno de saque. Al joven de Florida le llegó la cita demasiado pronto en el orden competitivo. Un lujo, no obstante, en su proceso de aprendizaje.

Nadal y Alcaraz se citan en Madrid, por primera vez juntos en un torneo desde Paris-Bercy 2022

Nadal y Alcaraz se citan en Madrid, por primera vez juntos en un torneo desde Paris-Bercy 2022

Fue en el Masters 1000 de Paris-Bercy, en noviembre de 2022, cuando Rafael Nadal y Carlos Alcaraz confluyeron por última vez en un torneo ATP. Entonces, el ganador de 22 títulos del Grand Slam cayó de entrada ante Tommy Paul. El murciano se lesionó cuando perdía contra Holger Rune en cuartos y no volvería a jugar hasta el año siguiente. El Mutua Madrid Open reúne de nuevo a ambos jugadores, después de que Alcaraz se bajase del Conde de Godó por las molestias en el antebrazo derecho que ya le impidieron jugar en Montecarlo y aún le aconsejan entrenar con una protección y cuidar su golpe de derecha, como hizo este lunes en su primera sesión en la Caja Mágica.

Pentacampeón de un torneo que ganó por última vez en 2017, Nadal regresa a Madrid tras su ausencia el pasado año, en el que no volvió a jugar tras la lesión sufrida en la segunda ronda del Abierto de Australia contra Mackenzie McDonald. El zurdo, que reapareció a principios de curso en Brisbane y se lesionó de nuevo en cuartos de final, volvió en el Conde de Godó, cayendo ante Alex de Miñaur tras superar de inicio a Fabio Cobolli. Sería precisamente el australiano su adversario también en segunda ronda si supera a Darwin Blanch, de 16 años, en un debut ya señalado para el jueves a las 16.00 h. (Teledeporte y Movistar).

«Rafa llegó justo a Barcelona. Le falta físico. Si tiene la suerte de no lesionarse de aquí a Roland Garros puede coger la forma», comenta a este periódico Jordi Arrese, plata olímpica en los Juegos de Barcelona y comentarista televisivo. «Madrid, por la altura, no conlleva un gran gasto físico. Incluso puede favorecerle no pasar muchas rondas en los torneos previos a París». Uno de los problemas más inquietantes para Nadal es el descenso en la velocidad de su servicio debido a los problemas que ha padecido en la zona abdominal. "Si ese déficit persiste, no va a tener opciones, dado que le provocará mayor desgaste y la posibilidad de contingencias físicas. Hay que esperar a su evolución física. En principio, le veo con más opciones en los Juegos Olímpicos, con mayor tiempo de por medio para entrenar con continuidad y al mejor de tres sets, que en Roland Garros, pero es el mejor de siempre en tierra y de él todo se puede esperar."

Dos citas en la Caja Mágica

Dos de los tres partidos oficiales entre Nadal y Alcaraz se han jugado en el Masters de Madrid. En 2021, el jugador de El Palmar, en el día que alcanzó la mayoría de edad, cayó por 6-1 y 6-2 en segunda ronda. Un año después, en el camino hacia el primero de sus dos títulos en la Caja Mágica, Alcaraz, que puede convertirse en el primer jugador que gana el torneo en tres ocasiones consecutivas, se impuso por 6-2, 1-6 y 6-3. En las semifinales de Indian Wells de 2022 venció Nadal en tres parciales. El pasado marzo se midieron en una exhibición en Las Vegas, con victoria del murciano en tres sets.

Alcaraz, junto a su equipo, entrenando en Madrid.

Alcaraz, junto a su equipo, entrenando en Madrid.Europa Press

«Carlos no necesita mucho. Y menos en las condiciones de Madrid, donde el saque y la derecha le vuelan. Mirando globalmente la temporada, no hay grandes especialistas sobre tierra. Tsitsipas y Ruud son buenos, pero Carlos les supera. Al margen de Nadal, de quien se puede esperar todo, creo que él y Djokovic serán los favoritos en Roland Garros», agrega Arrese. "Nole es el mejor de la historia y el defensor del título. Ha cambiado a buena parte de su equipo y no está en su mejor temporada, pero estoy seguro de que lo hará bien. Bien es cierto que Carlos se tensó demasiado en la semifinal de 2023, pero después le ganó en Wimbledon, en su territorio". Alcaraz, que pasa directo a segunda ronda, jugará contra el vencedor del partido entre Arthur Rinderknech y Aleksandr Shevchenko.

Tsitsipas y Ruud han disputado consecutivamente las finales de Montecarlo y Barcelona, con triunfo del heleno en el Principado y el noruego en el encuentro del pasado domingo. Ambos estarán también en el Masters de Madrid, que sólo tiene a Djokovic como baja sensible.

Garbiñe Muguruza: "No quería estar siempre agotada física y mentalmente"

Garbiñe Muguruza: “No quería estar siempre agotada física y mentalmente”

Basta observar el semblante, la forma de su sonrisa, sus reflexiones y el tono relajado con el que se desarrolla la conversación para constatar que a Garbiñe Muguruza (Caracas, 1993) no le ha supuesto trauma alguno dejar caer el telón. La ex número 1 del mundo, también ganadora del torneo de maestras, finalista en Wimbledon, antes de ganar el título, y del Abierto de Australia atiende a este periódico en el Palacio de Cibeles, donde se desarrolla la vigesimoquinta edición de los PremiosLaureus.

¿Qué tal el día después de hacer oficial su retirada?
¡Uf! ¡Madre mía! De todo, de todo un poco. Emociones buenas, porque no hay motivo para la tristeza, se trata de un buena celebración a una carrera muy bonita, pero por otro lado se acaba una etapa de mi vida que me ha dado mucho.
¿Qué va a extrañar del tenis?
Sobre todo esos momentos de sacar el puño, esa emoción de estar jugando y decirte "¡vamos!", cuando ganas un punto o haces un ace, esa satisfacción que te da hacer las cosas bien. Y también a mi equipo, porque aun tratándose de un deporte individual siempre es bonito tener un equipo que te arrope.
¿Cuándo toma la decisión de retirarse definitivamente?
El año pasado me dije: "no voy a pensar en nada, voy a ir a casa, voy a descansar". No imaginaba que iba a sentirme así de bien. Cuando llevaba un par de días llamé a Conchi [Conchita Martínez, su entrenadora], y le dije: "¿sabes qué, Conchi?, que quiero seguir así, descansando, no siento las ganas de volver a entrar en pista con la misma determinación". Poco a poco fue pasando el tiempo y dije, "bueno, voy a darme este año". Y cuando empezó 2024 no tenía ganas de ir a Australia. Me di cuenta de que ya no pensaba tanto en tenis y que al nivel en el que estaba jugando si no estás a muerte estás fuera.
¿El tenis es malo para la salud mental?
A alto nivel, sí. Es tanta exigencia, sacrificio... No sólo el tenis, sino que en cualquier deporte en el que pretendas ser el número 1 del mundo te vas a dejar todo por ello. Te lleva al límite de tu capacidad.
Dice que quiere recuperar el tiempo perdido. ¿Se sentía encapsulada?
Sí, al final toda la vida haciendo lo mismo, mismos torneos, misma rutina todos los días. No existía nada más que levantarme y dedicarme al esfuerzo físico. No quiero decir que me he perdido cosas, porque he ganado muchas otras, pero se trata de hacer cosas básicas, estar con mis seres queridos y no siempre estar extremadamente agotada, física y mentalmente. Porque mi cuerpo tampoco era el mismo. Lo notaba en la recuperación, con mis problemas de tobillo. Era muy duro el día a día al final.
¿Deja amigas en el circuito?
Siempre he tenido una personalidad en el tenis bastante solitaria. Hay jugadoras que saben diferenciar mucho eso, la relación personal y la competición. A mí me costaba mucho hacer amigas y al día siguiente enfrentarme a ellas en la pista. Es difícil hacer amigas en un deporte individual.
¿El tenis fue un destino casi irremediable?
Yo iba a ser tenista sí o sí. Empecé a jugar a los tres años. Mis hermanos ya lo hacían. Enseguida se vio que tenía facilidad, talento, y poco a poco fui dándome cuenta de que a los 15 años, bien, a los 16 también... Nunca tuve una duda.
¿Hubo algún momento, aún cuando jugaba, en el que se empezase a sentir extenuada?
Sí. Cuando gané las WTA Finals [en noviembre de 2021], acabé supertarde el año. Llegué a Australia [enero de 2022] y me dije: "¡otra vez!". Y ahí fue cuando empecé a notar un poco de dificultad, semana tras semana, un cúmulo de sensaciones. Los resultados no acompañaban. No iban bien las cosas. Y ya empecé a sentir que la satisfacción no era la misma. Creo que es un proceso natural.
¿Siente algún pesar?
Sí, hay momentos, claro. Por ejemplo, las finales del Grand Slam que no pude ganar. La final de Australia me dolió mucho, fue el momento más duro de mi carrera [cayó ante Sofia Kenin, en 2020]. La de Wimbledon menos, porque era muy novata. Una medalla olímpica, que estuve cerca junto a Carla [Suárez]. Siempre te queda algo, "si hubiese, si hubiese". Pero al final ya fue.
Con una vida tan teledirigida como la de los tenistas, ¿siente algo de vértigo ahora?
Sí, una vida teledirigida, como caballos. Como me han dicho Evert y Navratilova, ahora todo serán vacaciones. Ahora se trata de disfrutar un poco de la vida, como me han dicho siempre mis padres. No todo es esa vida frenética, de trabajo y de tener que hacer cosas. Te llega tu momento y ya está. 30 años es una buena edad.
¿Se ha planteado entrenar?
¡Uf! Entrenar es como ser jugador, realmente. Haces la misma vida, pero encima pendiente de otra persona. Yo lo veo durísimo. Ahora mismo ni me lo planteo.
¿Cómo le gustaría ser recordada?
Como una persona y una tenista muy cercana, con mucha determinación en lo que se propone y creo que valiente.