Primera jornada
Un gol de penalti de Mbappé despeja el triunfo ante el Dortmund (2-0), mientras el vigente campeón evita la sorpresa del Estrella Roja (3-1).
Reinó la felicidad en el Parque de los Príncipes tras el estreno europeo de Luis Enrique. Un gol de penalti de Kylian Mbappé y otro, de preciosa factura de Achraf Hakimi, rubricaron la superioridad del PSG ante un Borussia Dortmund con problemas para mantener el tipo en un grupo donde también asoman Milan y Newcastle. La irrupción creadora de Vitinha dio alas al plan del campeón francés, que impuso su estilo agresivo, de presión constante (2-0).
La frescura de Manuel Ugarte, 22 años, y Warren Zaire-Emery, 17, sentó bien al PSG en su regreso a la Champions. La verticalidad de Mbappé por la izquierda, ante el desdichado Marius Wolf, desencadenó los primeros titubeos germanos. En el minuto 20, Vitinha disparó contra el palo y el Dortmund únicamente supo replicar con una aventura en solitario de Donyell Malen.
Pese a la temprana lesión de Marcel Sabitzer, el conjunto de Edin Terzic mantuvo la compostura durante el primer tiempo. Sin embargo, a la vuelta de la pausa, una escaramuza de Ousmane Dembélé terminó tropezando en la mano de Niklas Sule. Como ya en el primer tiempo se habían reiterado las protestas por una acción similar, Gil Manzano fue avisado por el VAR. Y Mbappé, con un certero disparo raso, puso el 1-0.
La ventaja convenció aún más al PSG en su idea. Al compás de Vitinha, el equipo se sintió al fin convencido en sus opciones. En una acción del portugués, Hakimi dejó un quiebro más propio de un mediapunta antes de definir a la red con un soberbio remate de exterior. De ahí hasta el final, los franceses manejaron su ventaja y aun pudieron marcar el 3-0 en el añadido, de no ser por el fuera de juego de Gonçalo Ramos.
Cara y cruz para Glazer
En Manchester, el vigente campeón supo reaccionar ante un Estrella Roja muy ordenado, capaz incluso de adelantarse justo antes del descanso. No obstante, el doblete de Julián Álvarez, más la guinda de Rodri, hizo justicia a los méritos del equipo de Pep Guardiola, que prosigue su asombrosa racha en The Etihad, donde acumula 27 partidos de Champions sin conocer la derrota.
Antes de que se impusiera el talento skyblue, el protagonista de la noche fue Omri Glazer, fichado este verano procedente del Hapoel Beer Sheva, quien mostró una inspiración poco común para un debutante en el torneo. Poco antes de la media hora, el guardameta israelí leyó un intencionadísimo cabezazo de Nathan Aké, neutralizándolo con una mano poderosa. Poco después solventó un disparo desde la frontal de Julián Álvarez y otra soberana oportunidad de Bernardo Silva, con un cabezazo a bocajarro tras centro de Sergio Gómez desde la izquierda. Era un gol cantado. Como el que previamente había errado Erling Haaland, asistido por Phil Foden, aunque poco certero con un testarazo que escupiría el travesaño.
Con su habitual fútbol combinativo, el City había empujado palmo a palmo a su adversario hasta arrinconarlo en su área. Su dominio, al filo del descanso se traducía en un 71% de posesión, con 22 disparos, siete de ellos bien dirigidos. Sin embargo, en un rapto de inspiración de Mirko Ivanic, con un fabuloso balón al espacio, Osman Bukari se presentó en el mano a mano para batir a Ederson. De nada sirvió el banderazo del asistente, porque tras la pertinente revisión del VAR, el portugués Joao Pinheiro dio validez al 0-1.
La euforia de los hinchas serbios se ciñó al tiempo de descanso, ya que aún no se habían cumplido dos minutos de la reanudación cuando el City pudo encontrar lo que tanto había perseguido. La habilidad rematadora de Julián Álvarez, autor el curso pasado de 18 tantos, quedó patente tras un balón al espacio de Haaland. Al suave regate a Glazer se sumó el feliz remate, casi sin hueco. Aturdido por el golpe, el Estrella Roja aún tuvo que agradecer el buen criterio del juez de línea, que cuatro minutos después anuló un gol de Kyle Walker por fuera de juego.
En animada charla con Juanma Lillo, su primer ayudante, Pep Guardiola pasaba revista al buen hacer de su equipo. La concluyente superioridad inglesa terminaría fraguando del modo más extraño. Un balón parado desde la izquierda de Julián Álvarez, con mucha comba, resultó indescifrable para Glazer. En ese palmoteo al aire se extinguieron las opciones del Estrella Roja. Y Rodri, tras una jugada mil veces vista en el repertorio del City, cerró el 3-1 con un delicadísimo disparo con el interior de su bota derecha.