La clemencia que pide Xabi Alonso, con autocrítica positiva y mesura en noviembre: “Sabemos dónde estamos”

Actualizado Domingo, 9 noviembre 2025 - 20:00

En quNadie mejor que Xabi Alonso sabe que un equipo como el Real Madrid no puede tomarse un tiempo para pulir su engranaje y, menos aún, librarse de la crítica cuando encalla. El madridismo pudo pensar que el nuevo entrenador llegaba con una varita mágica a domar los egos del vestuario y, al mismo tiempo, ensamblar el equipo perfecto. Eso pareció haber logrado en el Mundial de Clubes, incluso en el arranque de LaLiga, con el único lunar en el Metropolitano, y más aún tras llevarse el Clásico con claridad y abriendo hueco en la cabeza de la clasificación.

Sin embargo, esta semana ha sido la del Rubicón del Real Madrid. No respondió en Anfield ante un Liverpool irregular y tampoco lo hizo en Vallecas, un estadio donde en las tres últimas temporadas ha sacado una derrota y tres empates. Cuando Mbappé acaba la primera parte de un partido del Real Madrid siendo el jugador que menos balones ha tocado, algo va mal, muy mal. Fue el partido más desesperante para el francés, como para el resto de su equipo, que no encontró la manera de dañar a un Rayo descarado que se atrinchera en Vallecas. Solo Vinicius buscó cómo hacerle daño y provocó que apareciera Batalla para mantener vivos a los locales, con una idea muy clara de qué hacer. No en vano, también en ese campo hincó la rodilla el Barça.

No fue Vallecas el bálsamo que necesitaba el Real Madrid porque ninguno de sus jugadores fue capaz de dar su mejor versión. Con Mbappé engrisecido y Vinicius bien atado por Ratiu, incluso con una amarilla, Huijsen hizo tantas aguas que, arrastrando también tarjeta, el entrenador le dejó en el banquillo en el descanso para buscar la contundencia de Militao. Era su manera de buscar la reacción de un Madrid muy poco reconocible a unos pocos kilómetros del Bernabéu. El empate se convirtió en un consuelo a pesar de ser el primero que cosecha el conjunto blanco desde que el vasco se puso al frente. Había sumado 17 victorias y tres derrotas.

Su infalibilidad cara a puerta, que arrastraba 282 días, más de nueve meses, también se quedó en el estadio del Rayo. El último equipo que le dejó sin marcar fue el Espanyol (1-0) en febrero.

Crítica en positivo

Aun así, el técnico vasco optó por no hurgar en la herida y sacudirse las malas sensaciones. Sabe perfectamente que no puede huir de la crítica pero, de una manera elegante, pidió clemencia. «Me preocupa hacer una autocrítica constructiva, positiva. Estamos en noviembre, queda mucho. Hay que tener exigencia propia, pero también mesura», advirtió, queriendo poner en valor la segunda parte, «muy descontrolada» y bien manejada en defensa por su equipo, del que negó que adoleciera de falta de intensidad. «No ganábamos todos los duelos, pero tampoco los perdemos todos. No la veo», se justificó.

¿Es momento para decir que el Real Madrid atraviesa una crisis? No lo cree. «Sabemos dónde estamos. Los momentos buenos y los malos hay que saber equilibrarlos. La temporada es larga y la exigencia máxima», insistió. Vallecas dejó dudas que 15 días de parón de selecciones ayudarán a solucionar. Pero también dejó más consecuencias.

Fede Valverde abandonó el campo con problemas físicos, distintos de los que le obligaron a pedir el cambio en Anfield, pero igualmente preocupantes porque no parece que a Trent Alexander-Arnold lo vea Xabi como titular. «Necesita un poco más de tiempo», aseguró el preparador, que también vio irse con una sobrecarga a Courtois. En quienes tampoco confía es en Gonzalo García y el brasileño Endrick: «Había otros delanteros que podían crear peligro», zanjó. La cura a las dudas tendrá que verse en el Martínez Valero de Elche.

Vinicius ha devorado a Xabi Alonso

Vinicius ha devorado a Xabi Alonso

El gran problema del Real Madrid es que Florentino Pérez —o la propia Casa Blanca— han permitido que un espectáculo bochornoso como el de Vinicius haya devorado a Xabi Alonso. Y, de paso, también a la estructura táctica inicial del entrenador.

Un Rayo Vallecano, casi muerto de cansancio pero con garra, frenético y eléctrico, fue capaz de descomponer a un Real Madrid que ya ni siquiera puede contar con Mbappé, también deprimido por el affaire Vinicius.

El culpable, en parte, es el propio Xabi Alonso por su falta de valentía y de personalidad. Su primera debilidad fue negarse a dirigir al Madrid en el Mundialito porque no conocía aún a su nuevo equipo. El club le respondió: "Estás con el equipo en junio o no vas a firmar".

La segunda debilidad llegó cuando pidió encarecidamente un centrocampista —Zubimendi—, que además quería jugar en el Madrid, pero el club no aceptó su criterio.

Y la puntilla, la gota que colmó el vaso, fue cuando Florentino, "su defensor del balón playa", ni siquiera quiso apoyar a Alonso cuando el brasileño se negó a pedirle perdón a su entrenador. Eso fue mefistofélico. Y me temo que, en la Casa Blanca, Xabi Alonso ya es un condenado al fracaso.

El momento de Mbappé

Francamente, me dio vergüenza la primera parte que jugó el equipo de Xabi Alonso: un Real Madrid deprimido, sin garra, sin personalidad. Con una falta de liderazgo extremadamente nociva.

Es lo de siempre. Tratan de desplazar el balón, pero tardan al menos tres segundos: la velocidad del juego recuerda a la de la época de Ancelotti. Nadie se atreve a tomar las riendas de un equipo que se dice líder, pero que ni siquiera tiene velocidad en los metros finales, los decisivos. ¿Por qué quien manda en ataque es Vinicius?

Empiezo a pensar que Mbappé ya está harto de Vinicius. Lo del brasileño es un escándalo de mediocridad, de ridiculez. Lo hace todo mal y sólo piensa en sí mismo, porque sus células grises —tan disminuidas— todavía le hacen creer que él es el Real Madrid, la estrella rutilante, cuando en realidad ya no es más que un espejismo. Nunca resuelve nada.

Del poder que ha acumulado Vinicius se ha empezado a dar cuenta Mbappé, lo que se convierte en un enorme problema para el entrenador, que está muy lejos de controlar la situación.

A Alonso le han carcomido toda su personalidad. Antes dominaba el balón y sabía recuperar situaciones de gol, pero todo eso se ha ido al infierno: en el Metropolitano, en Liverpool y ahora en Vallecas. Ya no es el mismo desde que Vinicius protestó, dejó en ridículo a su entrenador y comprobó que la directiva —sobre todo Florentino— lo mantenía como intocable.

Desde entonces, el francés se inhibe: "Que lo haga todo Vini". Y eso es lo peor que puede pasar entre una persona inteligente y un jugador con problemas en la cabeza: todo se vuelve irracional.

Ahora Alonso sabe que Vinicius es intocable. No puede sustituirlo por ningún otro jugador y está en manos de sus caprichos. Ya ni se atreve a quitarle un solo minuto. Conviene recordar que los cuatro últimos partidos de Mbappé han sido terriblemente mediocres.

Un Madrid lento y ramplón empata en Vallecas con los mismos síntomas de Anfield

Un Madrid lento y ramplón empata en Vallecas con los mismos síntomas de Anfield

La derrota en Anfield dejó malas caras y malas sensaciones. La de Xabi Alonso lo decía todo sin decir nada. Hay silencios elocuentes. En semejante estadio puede justificarse perder, pero perder de cualquier modo, sin amenaza, es otra cosa, es otro Madrid. Vallecas tiene alma, como Anfield, pero no tiene comparación el reparto de sus actores en la hierba. A los grandes, sin embargo, suele torturarlos su atmósfera de avispero. Le ocurría al Madrid de Ancelotti, le pasó este mismo año al Barça y acaba de sucederle al equipo de Xabi Alonso, que por primera vez desde que llegó al Bernabéu encadena dos partidos sin ganar. Un paso atrás que alimenta la leyenda de Vallecas, un lugar especial, aunque para este acto no necesitó de un Rayo matagigantes porque no había gigante que matar, sólo un grande mediocre, lento y ramplón.

El técnico repitió que todo lo ocurrido ante el Liverpool, donde el Madrid apenas creó una ocasión, aferrado a Courtois como al último mástil durante la tempestad, estaba analizado. De ese análisis surgieron pocos cambios en el equipo. El de Asencio por Militao, que regresó al campo tras el descanso para sustituir a Huijsen, amonestado, parecía obedecer más a las oportunidades de rotar. La lesión de Tchouaméni, sin embargo, sí representaba un problema estructural para Xabi Alonso. El francés se ha convertido en un fijo y en una pieza clave para el juego posicional que pretende el tolosarra. Camavinga se colocó en su lugar con un Güler algo más retrasado, lo que resta al Madrid último pase en fase ofensiva. Finalmente, con Mastantuono también lesionado, la alternancia en la derecha encontró en la pizarra a Brahim.

Fracasan Brahim y Mbappé

Al hispano-marroquí le faltó ir hacia dentro para enriquecer el juego interior, muy pobre por parte del Madrid en Vallecas, con Güler anclado a la medular, salvo en los minutos de la desesperación, y Mbappé en su solitud. Hasta la hora de juego no disparó el francés con intención. C'est fini. Minutos después, Brahim dejaba el campo, sustituido por Ceballos, con las peores sensaciones posibles. No había aportada nada y había restado muchos enteros en la oposición abierta por la titularidad en el costado derecho del ataque.Todo indica, no obstante, que el análisis al que se refería Xabi Alonso no tenía que ver tanto con la elección de las piezas como con la actitud, inferior a la del rival en Anfield y también en Vallecas.

Íñigo Pérez hizo hasta seis cambios con respecto al Rayo que remontó en la Conference ante el Lech Poznan, caso Balliu incluido. El catalán hizo un Vinicius al entrenador navarro. Con Ratiu y Pep Chavarría lanzados por los costados, los locales pisaron con facilidad el área de Courtois, aunque con una definición deficiente. Cuando lo hizo el Madrid, encontró la respuesta firme de Batalla, pero únicamente ante Vinicius o Valverde, nada más.

Las dos caras de Vinicius

Vini era, de hecho, el único que lo intentó en el plano ofensivo, sobre todo en el primer tiempo. Profundizó, tocó, pasó y hasta disparó, después de una jugada coral y de altísima precisión técnica, como si los madridistas jugaran en una salita de estar, que acabó en la mano de Batalla. Fue un espejismo. La cruz del brasileño, en cambio, llegaba cuando debía dedicar esfuerzos defensivos para dar ayudas a Carreras ante las acometidas de Ratiu. Lo de siempre.

Íñigo Pérez no renegó de sus principios, al contrario, y el Rayo creció tras el descanso, siempre más intenso y rápido en los duelos individuales. Era a Xabi Alonso al que correspondía cambiar cosas, no únicamente futbolistas, porque el partido no se jugaba a lo que deseaba. Pedía desde la banda a sus jugadores que estuvieran más juntos y con esa intención puso en escena a Ceballos, un centrocampista-pegamento que contribuyó a ordenar a los suyos.

El entrenador tolosarra quería ganar, por supuesto, pero sentía que lo veía podía llevarle a perder. También Vallecas, entregado al frenesí final, al rock de barrio que tan bien interpreta. El empate deja a su parroquia sabor de victoria. Al Madrid y a su entrenador, un sabor amargo que durará demasiado debido al parón de selecciones. Demasiado tiempo, quizás, para el análisis.

Las vidas paralelas de Íñigo Pérez y Xabi Alonso, dos técnicos cuestionados por sus jugadores y que aprenden a frenar los egos en beneficio del grupo

Las vidas paralelas de Íñigo Pérez y Xabi Alonso, dos técnicos cuestionados por sus jugadores y que aprenden a frenar los egos en beneficio del grupo

Luis de la Fuente: ''Lo sucedido es una falta de respeto intolerable''. Raúl Martín Presa: ''A un futbolista se le paga por entrenar, por estar al 100% y por obedecer al entrenador. Si protesta por una decisión está faltando al respeto al compañero que entra, al cuerpo técnico, a la afición y al club. Merece una sanción''. Seleccionador español y presidente del Rayo Vallecano censuraron la actitud mostrada por Iván Balliu hacia Íñigo Pérez al ser sustituido en el tramo final del partido del pasado jueves en la Conference. Un desprecio idéntico al que sufrió Xabi Alonso por Vinicius en el último clásico.

La autoridad de los técnicos, cuestionada por unos jugadores viscerales que colocan sus intereses por delante del colectivo. Unas secuencias que desprestigian a los clubes, que dejan marca. Unos conflictos que luego intentan cerrar con comunicados de arrepentimiento (como el firmado por Vinicius, pero sin pedir perdón al técnico) y declaraciones apelando a la unidad. ''Lo hemos arreglado en el vestuario, está hablado ya. Todo queda entre nosotros. Tema zanjado'', dijo Jorge de Frutos. ''No hay ningún problema. Iñigo y Balliu son amigos. Está todo bien'', declaró Sergio Camello. ''No ha pasado nada. Yo me calenté el otro día también y le pegué a un micrófono. Es parte de esto'', advirtió 'Pacha' Espino.

Ínigo Pérez y Xabi Alonso coinciden hoy en la banda del estadio de Vallecas tras comprobar cómo sus jerarquías fueron desafiadas. Saben que no pueden mostrar debilidades en pulsos en los que se miden sus fortalezas. Dos entrenadores de una nueva generación que otorgan gran importancia al compromiso del grupo. Este sábado, Alonso elogió la trayectoria y el trabajo de Pérez. ''A Íñigo le veo con mucha personalidad, con mucha autoridad, tiene las cosas claras. Me gusta cómo transmite a los jugadores", recalcó el tolosarra. El preparador rayista declaró que no hay ningún problema con Balliu, que ambos son amigos y que el jugador no será sancionado por el club.

Juanjo MartínEFE

Todo sellado antes de un partido que Xabi Alonso aventura complicado. "Será una visita exigente, el Rayo está en buen momento, el año pasado se empató allí... Estamos preparados para un partido muy intenso", señaló tras incidir que quiera hacer borrón y cuenta nueva tras la derrota en Liverpool.

También destacó que no tiene ningún reproche a la actitud de los jugadores ni que se siente incómodo con un grupo en el que destacan los egos. ''Tengo un vestuario con mucha personalidad. Estoy muy contento con todos'', subrayó.

Xabi sabe que sin solidaridad, el sistema se desquebraja, por eso valora mucho las aportaciones de Aurélien Tchouaméni como contrapeso en la línea medular. El francés permanecerá de baja durante tres semanas y el principal candidato a ocupar su puesto es Valverde, otro jugador con el que ya tuvo una confrontación. El uruguayo podría volver a su posición natural en el centro del campo y ceder la banda derecha a Trent Alexander-Arnold.

Valverde es otra pieza básica para Xabi Alonso. En la Liga ha sido 10 veces titular, sólo suplente ante la Real Sociedad. En cuatro ocasiones ha ejercido como lateral derecho (contra Villarreal, Getafe, Barcelona y Valencia) y ha rubricado cuatro asistencias. En la Champions ha jugado tres encuentros, sólo se ausentó ante el Kairat Almaty, en aquel en el que mostraba su desgana por jugar del lateral.

¿Tiene posibilidad de prosperar la reclamación milmillonaria del Real Madrid por la Superliga?

¿Tiene posibilidad de prosperar la reclamación milmillonaria del Real Madrid por la Superliga?

La Audiencia provincial de Madrid ha confirmado en su sentencia del 29 de octubre la que en mayo del año pasado dictó el juzgado n º 17. En ella se desestiman los recursos de UEFA, RFEF y La Liga en el conocido como "caso Superliga".

Los apelantes han restado importancia a la sentencia argumentando que se refiere solo a cuestiones procedimentales, a que no valida el proyecto abandonado de la Superliga anunciado en 2021 y a que se refiere a unas reglas de autorización de competiciones de UEFA que ya fueron abandonadas. De hecho, fueron sustituidas por otras en 2022 y actualizadas en 2024. Las que siguen plenamente vigentes, son respetuosas con la normativa UE de competencia.

Por el contrario, los demandantes European Super League Company, A22 Sports Management y Real Madrid han anunciado que reclamarán daños a UEFA, que según las noticias de prensa, en lo referente a la reclamación del club merengue, ascenderán a cifras tan extravagantes como tres o cuatro mil millones de euros.

Para valorar si una reclamación como la que al parecer preparan los abogados del Real Madrid tiene o no visos de prosperar, analizaremos resumidamente la sentencia de la audiencia y sus consecuencias.

Obviando las cuestiones procesales, que para el objetivo de este artículo carecen de relevancia (competencia territorial, perdida sobrevenida del objeto del pleito) lo mas relevante de la sentencia lo resumimos a continuación:

"En primer lugar la Audiencia confirma el criterio del juzgado respecto a que la normativa UEFA-FIFA sobre autorizaciones previas para competiciones internacionales vulnera la normativa europea sobre competencia en concreto los artículos 101 y 102 del Tratado Fundacional de la Unión Europea ya que esas normas, para ser respetuosas con el Tratado deben incluir límites, obligaciones y mecanismos de control para evitar explotación abusiva así como sujeción a criterios materiales y reglas de procedimiento; pero lo más relevante de este apartado es que la sentencia desliga esta conclusión del proyecto Superliga, abandonado por sus impulsores, y la vincula a la "falta manifiesta de desarrollo regulador (de las competiciones internacionales) que proporciona una libertad de actuación de FIFA-UEFA que posibilita una explotación abusiva de su posición de dominio, que es lo que la sentencia declara y sanciona".

En segundo término, la sentencia confirma que no es aplicable el artículo 101.3, que salva de la sanción de nulidad aquellas prácticas que, pese a ser nocivas, produzcan al mismo tiempo efectos favorables para la competencia. Se habla de mejoras de eficiencia que compensan los efectos negativos y por lo tanto deben reputarse compatibles con el derecho de la UE. Las carencias probatorias y argumentales de los demandados en este apartado según la Audiencia, son patentes.

En tercer lugar se pronuncia sobre la llamada Declaración, el comunicado de FIFA de enero 2021 y de UEFA de abril del mismo año manifestando que "la Superliga cerrada va en contra del concepto mismo de lo que es ser europeo: unificado, abierto, solidario y con principios en los valores deportivos ...es evidente que los clubes conspiradores no han visto que su estatus actual no se ha conseguido de forma aislada, sino que forma parte de un sistema europeo dinámico en el que los clubes grandes, medianos y pequeños han contribuido a los éxitos y las pérdidas de todos. Es una afrenta a los valores europeos y al mérito deportivo que se arroguen el derecho de "separarse" y reclamar el legado que todos construyeron. Nosotros somos el fútbol europeo. Ellos no lo son".

Pues bien, respecto a la Declaración, la Audiencia confirma la decisión del juzgado de instancia respecto a que ya la sentencia del TJUE "European Superleague Company" estableció que ese anuncio público constituía una infracción de los artículos 101 y 102 del TFUE ya que suponía la aplicación de las normas organizativas ya declaradas como contrarias al Tratado.

En suma, la sentencia no se pronuncia sobre el proyecto Superliga, que considera abandonado antes de la presentación de la demanda, sino sobre la ilegalidad y antijuridicidad de las normas UEFA para la organización de competiciones internacionales no auspiciadas por dicha organización por considerarlas contrarias a la normativa europea sobre la competencia (normas, por otra parte, ya modificadas por UEFA, como antes hemos recordado).

Partiendo de estas premisas, la pregunta es qué recorrido tiene la pretensión indemnizatoria del Real Madrid por los importes hechos públicos en los medios, suponiendo que sea esa la intención del club, quien de momento oficialmente solo ha dicho que reclamará daños y perjuicios.

La posibilidad de reclamar una indemnización a partir de la firmeza de la sentencia, que no olvidemos, todavía tiene posibilidad de ser recurrida ante el Tribunal Supremo lo que retrasaría la solución final dos o tres años, está prevista en la Directiva de daños (2014/104/UE) que resultó transpuesta al derecho español por el Real Decreto 9/2017.

Por lo tanto, los dos demandantes al igual que el resto de los clubes involucrados, estarían legitimados para presentar una demanda contra la FIFA y la UEFA, una vez que la sentencia ganara firmeza ejercitando una acción follow-on de daños contra la UEFA y la FIFA, y solicitar indemnización argumentando que por parte de dichas organizaciones se les ha privado de organizar y participar en una competición que hubiese resultado muy rentable para sus promotores e integrantes.

La acción follow-on consiste en la demanda judicial para reclamar daños y perjuicios que se presenta la persona o entidad perjudicada después de que una autoridad de competencia o un juzgado haya declarado que ha existido una conducta anticompetitiva por parte del demandado.

La Ley de Defensa de la Competencia, en su redacción corregida tras el Decreto de 2017 establece que "cualquier persona física o jurídica que haya sufrido un perjuicio ocasionado por una infracción del Derecho de la competencia, tendrá derecho a reclamar al infractor y obtener su pleno resarcimiento ante la jurisdicción civil ordinaria" y añade que "el pleno resarcimiento consistirá en devolver a la persona que haya sufrido un perjuicio a la situación en la que habría estado de no haberse cometido la infracción del Derecho de la competencia". Por tanto, dicho resarcimiento comprenderá el derecho a la indemnización por el daño emergente y el lucro cesante, más el pago de los intereses.

Partimos, pues, de la premisa consistente en que tanto los demandantes como el Real Madrid tienen, una vez que la sentencia sea firme, un derecho potencial para reclamar una indemnización por el daño emergente y por el lucro cesante contra los condenados por las prácticas anticompetitivas (FIFA y UEFA).

Ahora bien, en derecho español, que es el que aplicaría, una reclamación indemnizatoria por daños exige: en primer lugar probar el nexo causal entre la conducta declarada como infractora del derecho de la Competencia y el daño ocasionado y en segundo, es preciso acreditar en el caso del "daño emergente" el importe del mismo y en el del lucro cesante, no solo el importe sino también que las pérdidas que se reclaman sean reales y efectivas. No se indemnizan ganancias hipotéticas o suposiciones de lo que podría haberse ganado sino que el criterio indemnizatorio se debe basar en hechos ciertos y no en probabilidades, excluyendo lo que los tribunales califican como "sueños de ganancia".

Sobre esta base, en primer lugar resulta cuestionable y controvertible que exista el nexo causal ya que con independencia de la antijuridicidad de la normativa UEFA y de la Declaración de 2021, el proyecto resultó abandonado poco después de su lanzamiento por prácticamente todos los clubs fundadores menos el Real Madrid, la Juventus y el Barcelona (ambos también fuera del proyecto). Es decir, los reclamantes de indemnización tendrían que acreditar que fue precisamente la existencia de las normas UEFA declaradas antijurídicas lo que provocó la caída y cierre del proyecto, lo que nos parece extremadamente difícil.

En segundo lugar y superando el primer escollo, el Real Madrid, si es que efectivamente está pensando en reclamar esos cuatro mil quinientos millones de euros tiene que acreditar ante el juez que resuelva que esa suma estratosférica es real y efectiva y se corresponde con el dinero que el club habría dejado de ganar como consecuencia de no haber podido participar en la fallida Superliga durante, no sabemos cuantos años, lo que parece una tarea titánica.

En suma, nos parece que esa reclamación indemnizatoria mayúscula a la que vienen refiriéndose los medios en estos días tiene un recorrido corto, con muy pocas posibilidades de éxito, al menos con las cifras que se están manejando y que, es cierto, el club no ha confirmado hasta hoy oficialmente.

Courtois, la pesadilla de Anfield: el 23% de sus paradas desde la final de 2022 fueron ante el Liverpool

Courtois, la pesadilla de Anfield: el 23% de sus paradas desde la final de 2022 fueron ante el Liverpool

«Me empezaba a recordar a la final de 2022... Estuvo increíble otra vez». En la zona mixta de Anfield, Virgil Van Dijk todavía no lograba quitarse a Thibaut Courtois de la cabeza. El hombre que le arrebató al Liverpool la Copa de Europa en Saint-Denis hace poco más de tres años con nueve históricas paradas apareció de nuevo en territorio 'red' para desesperar al conjunto británico, incrédulo ante los vuelos del belga. «Por suerte, encontramos la manera», se congratulaba el central neerlandés, feliz por el gol de Mac Allister que cerró un triunfo merecido.

El Madrid, como en París, sobrevivió el tiempo que duraron los milagros de su portero en un alarde extraordinario de manos y pies. «He intentado sostener al equipo. Es una pena», admitía en los pasillos de un estadio que vive atemorizado por él. El 23,2% de las paradas de Courtois en Champions desde el inicio de la final de 2022 han sido al Liverpool, 29 de 125.

El asedio del conjunto inglés sobre el guardameta belga no fue sólo una sensación. La estadística lo refrenda. Y es que sólo en aquella noche de París en 2022 Courtois tuvo que intervenir más veces que ayer. Nueve en Saint-Denis, ocho en su última aparición en Anfield, las mismas que ante el City en el Bernabéu y contra el PSG en París, ambos en 2022.

«demasiadas faltas cerca del área»

Un dato que explica que el nuevo Madrid de Xabi Alonso no dista mucho de lo que ha sido el conjunto blanco durante los últimos años. Un equipo extraordinario, con un talento superlativo en ataque, sostenido también por «el mejor portero del mundo», denominado así por Valverde ante la prensa.

«Hemos hecho demasiadas faltas cerca del área y ellos son buenos en eso. Algunas eran innecesarias y había que tirar de freno de mano. Tenemos que mejorar», admitió el belga, que describió así su increíble parada en el mano a mano con Szoboslai: «Hay que ocupar espacio y vi que eran un 2 contra 1 y que venía solo. Si me quedo en la portería es un penalti casi imposible de parar. Cuando he visto el pase he ido a reducir, tengo manos y brazos largos y es una parada no del manual del portero, pero también sirve».

Courtois voló cuatro veces en el primer tiempo y otras cuatro tras el descanso. Igualdad de números, de sufrimiento y de trabajo para el belga, que no recibía tantos disparos esta temporada desde el derbi madrileño del Metropolitano.

Una de las intervenciones de Courtois, el martes en Anfield.

Una de las intervenciones de Courtois, el martes en Anfield.EFE

Ese partido, perdido por 5-2 por los blancos, aparece ahora como una de las dos derrotas del curso de Xabi Alonso y los suyos. Un duelo similar en sensaciones, pero que para el técnico tolosarra no tiene nada que ver. «Ha estado igualado. Hay muchas formas de perder y la de hoy es muy diferente a la del Metropolitano», aseguró Alonso en sala de prensa, donde apeló a los «detalles» que marcaron la diferencia en un partido en el que «hemos competido bien», insistió.

«Falta de actitud»

El vasco puso el foco en los errores individuales, en los fallos en la marca y en la concesión de demasiadas faltas y córners. Al final, todo derivó en el talento de Courtois, que acumula ya 20 paradas en esta Champions: cuatro contra el Marsella, Kairat y Juventus y ocho ante el Liverpool. En la media de sus últimas temporadas: 51 en el total de la 2024-2025, con cinco en Anfield; y 42 en la 2022-2023, con siete en la eliminatoria de octavos contra el Liverpool.

«No hemos tenido esa sensación (de falta de intensidad). Creo que hemos competido bien», aseguró Alonso. «Ha sido un partido igualado, exigente, de ritmo alto, y nos ha faltado amenazar un poco más el área rival. Luego en la segunda parte han sido detalles, teníamos que estar en el partido y no conceder y hemos concedido muchas faltas, algún córner... Y ese gol les ha dado la ventaja. Es la primera fase y podremos recuperar puntos», siguió el técnico.

Más duro fue Fede Valverde, que criticó que el equipo pecó de «falta de actitud» en las jugadas a balón parado. «Con este escudo hay que salir a ganar. Tenemos que prestar más atención. Hay que saber sufrir, saber defender y mejorar», finalizó.

Nueve misiles sobre Courtois, “falta de actitud” y un Alonso conforme: “Hay muchas formas de perder. La de hoy es muy diferente a la del Metropolitano”

Actualizado Miércoles, 5 noviembre 2025 - 02:20

Los datos eran los que eran. El Real Madrid de Xabi Alonso había ganado 13 de los 14 primeros encuentros de la temporada, 10 en Liga y tres en Champions League, y sólo había perdido contra el Atlético en el Metropolitano. El Liverpool, por su parte, había vencido en nueve, cayendo contra el Brentford, el Manchester United, el Chelsea, el Galatasaray y el Crystal Palace. Ese era el pasado de ambos, pero la realidad de Anfield cayó a plomo sobre el conjunto blanco. Los datos son los que son.

"Hay muchas formas de perder y la de hoy es muy diferente a la del Metropolitano", se apresuró a analizar Xabi Alonso, insistiendo en la igualdad del partido y pasando demasiado por alto la actuación extraordinaria de Thibaut Courtois, que con ocho paradas evitó una goleada mayor sobre su equipo, más parecida a los cinco goles encajados en el derbi madrileño.

En el Metropolitano, el Madrid recibió 13 remates totales, siete de ellos a puerta. En Anfield, los disparos de su rival se elevaron hasta los 17, nueve sobre los tres palos del belga. Es decir, en tierras británicas los blancos concedieron más oportunidades a su rival, incansable ante Courtois. El 1-0 fue corto con respecto al 5-2 del Atlético, pero las sensaciones fueron muy similares, confirmando la tercera derrota del Madrid de Alonso ante un equipo 'grande' desde que llegara al banquillo de Chamartín tras la sufrida en las semifinales del Mundial de clubes contra el PSG.

"No hemos tenido esa sensación (de falta de intensidad). Creo que hemos competido bien", aseguró el tolosarra en la sala de prensa de Anfield. "Ha sido un partido igualado, exigente, de ritmo alto, y nos ha faltado amenazar un poco más el área rival. Luego en la segunda parte han sido detalles, teníamos que estar en el partido y no conceder y hemos concedido muchas faltas, algún córner... Y ese gol les ha dado la ventaja. Es la primera fase y podremos recuperar puntos", analizó Alonso, que tendrá un par de días para valorar el duelo antes de enfrentarse al Rayo Vallecano en Vallecas el domingo.

Algo más duro con sus compañeros fue Fede Valverde, que se retiró del campo con molestias en el aductor derecho pero apareció en zona mixta para ejercer de capitán y portavoz delante de la prensa. "El gol que nos hacen a balón parado es falta de actitud a la hora de marcar. Tenemos que cambiarlo lo antes posible", criticó el uruguayo.

El Madrid repitió en Anfield las sensaciones del curso pasado, donde también cayó derrotado en la liguilla, aunque 2-0, en un partido en el que tampoco fue capaz de estar al nivel de su rival. "Con este escudo hay que salir a ganar. Perdemos por falta de actitud a la hora de marcar en el balón parado. Tenemos que prestar más atención. Es normal que ellos tengan ocasiones claras porque tienen buenos jugadores y un buen equipo. Hay que saber sufrir, saber defender y mejorar a la hora de atacar", explicó.

En los pasillos de Anfield estaba también Gareth Bale, que a unos metros de los protagonistas analizaba la actuación de las estrellas del Madrid en el partido y la necesidad de un delantero centro que fije a los centrales rivales. "Es frustrante y creo que se complican las cosas. A veces Vini y Mbappé sólo necesitan intentarlo y probar al defensor, porque son claramente más rápidos que nadie en el campo. Pero creo que tal vez no lo hacen porque no hay nadie más en el área esperando los centros. Tal vez se necesita ese número nueve de referencia".

En ese argumento, llamaron la atención los cambios de Alonso, que apostó por Rodrygo y Trent en la segunda parte y por Brahim en el descuento, dejando sin minutos a Gonzalo y Endrick, delanteros del equipo. "Busqué cambiar un poco las dinámicas y generar otras asociaciones en la banda derecha. Tenemos calidad en el banquillo para hacerlo, pero los detalles han caído de su parte", insistió Alonso en su argumentario.

Los panes y los peces de Courtois no sacian el hambre de la Champions

Los panes y los peces de Courtois no sacian el hambre de la Champions

Los panes y los peces de Courtois no sacian el hambre que necesita esta Champions, en la que al Madrid no le bastan los milagros de su portero. Le dieron un título, en París, frente a un Liverpool mejor al que encontró en Anfield. Pero hablamos también de un Madrid mejor al que por ahora se reconstruye de la mano de Xabi Alonso. Caer en Anfield no es dramático, y menos después de haber ganado los tres primeros partidos de la primera fase del torneo. Lo preocupante es hacerlo sin mostrar apenas amenaza, dominado por un rival grande, pero en un momento de dudas. Después de perder ante el PSG en el Mundial de clubes y en el Metropolitano frente al Atlético en Liga, el Madrid de Xabi Alonso lo hace en Anfield con su portero en figura. Con la Juventus lejos de la primera línea, el Barça es por el momento su única pieza de caza mayor.

Las cuatro intervenciones de valor gol realizadas por Courtois auguraban que habría una quinta. Conviene no pedir ante el altar todos los días ni en todos los partidos. Frente a un Mac Allister a quemarropa ya no quedaban panes ni peces. El Liverpool se puso por delante porque era lo que decía el juego, inapelable, ambicioso, tenso en el caso de los ingleses, pero contemplativo y plano por parte de los madridistas.

Xabi Alonso optó por la exitosa fórmula del clásico, al incluir a Camavinga en el centro del campo. No funcionó, impreciso el francés y superado todo el equipo blanco por el ritmo de juego impuesto por el Liverpool. Apenas Carreras, frente a Salah, respondió en los duelos individuales. Fue de más a menos Vinicius, detenido por Bradley. Estuvo desaparecido demasiado tiempo Mbappé, sin conectar, y la generosidad de Bellingham no encontró socios. Suya fue la única ocasión real del Madrid, la única.

Nada pone en cuestión esta derrota más allá de constatar que el Madrid es ya apto para la velocidad de la Liga, líder con comodidad, pero todavía tiene que acelerar para alcanzar la que imponen los ilustres de la Champions. El intento de hacerlo tras el gol del Liverpool fue decepcionante, porque no generó peligro real y expuso más a Courtois. La tendencia de esos ilustres la marca un Bayern de récord, 16 de 16 victorias en la temporada tras vencer al PSG de Luis Enrique en el Parque de los Príncipes. Eso es caza mayor de verdad.

El Madrid de Xabi también se golpea con Anfield y con su realidad europea

Actualizado Martes, 4 noviembre 2025 - 23:03

Anfield no recibe partidos. Los convoca. El You'll never walk alone repicó los tambores de guerra entre dos clásicos del fútbol europeo que mantienen sus batallas y heridas abiertas, como la de Trent o la final de París. Esta trinchera fue para el Liverpool, superior a un Madrid inconsistente, demasiado conservador y sin ideas, sostenido en la noche británica por un Courtois imperial y rematado por Mac Allister, el más bajito, de cabeza. El Madrid de Xabi Alonso, como el de Ancelotti hace unos meses, se cruzó con la realidad red. [Narración y estadísticas (1-0)]

Alonso fue 'clásico' en su alineación, recurriendo a los mismos once y al mismo esquema con el que el Madrid venció al Barcelona hace unos días, con Camavinga en la derecha del centro del campo y Valverde en el lateral. Un sistema para dominar desde el balón y el físico que sufrió para contener el impulso constante del Liverpool y de su grada. Desatados, como siempre de local en Europa y como exige la mística del lugar, el cuadro de Slot sacudió la noche blanca y tanteó a Courtois una y otra vez. El belga, gigante con capa y vuelo, evitó un resultado adverso antes del descanso.

Mac Allister tuvo la primera en el nueve tras un error de Huijsen, pero su disparó salió alto. Se asentó el Madrid sobre el verde una vez que paraba de llover, asumiendo la posesión y tratando de rebajar las revoluciones de la ciudad. Quizás demasiado, porque Anfield ruge si el ritmo se detiene. Levantados de sus asientos, los 'reds' pellizcaron a los suyos tras la primera ocasión de Mbappé y después de un mal disparo de Tchouaméni y el Liverpool reaccionó.

Un pie casi inimaginable

En el 27 tuvo la más clara. Wirtz aceleró por la derecha aprovechando un fallo de Huijsen en el despeje y cedió atrás para Szoboszlai, que de primeras soñaba con celebrar el 1-0, pero apareció Courtois con un pie salvador y casi inimaginable.

Alonso mandó a los suyos marcar hombre a hombre en defensa, pero se desesperó por el paso atrás de su equipo ante el empuje local. El Madrid cedió metros y el Liverpool le comió espacio, inclinando el duelo hacia la portería del belga.

En el 29, Kovacs señaló falta en la frontal por mano de Tchouaméni y el VAR le llamó para revisar un posible penalti. Parecía dentro del área, pero el colegiado determinó que el brazo estaba en posición natural. Se salvó el Madrid, pero enfureció Anfield. En el 36 y en el 42, Szoboszlai probó dos veces desde la misma posición, en el pico del área y con un disparo en diagonal, a Courtois, salvando el guardameta ambas acciones. Un muro constante.

Mbappé, con el balón, el martes en Anfield.

Mbappé, con el balón, el martes en Anfield.AFP

Antes del descanso, Bellingham realizó el primer tiro a puerta del Madrid tras un buen recorte sobre Konaté, pero Mamardashvili despejó su intento. Podría haber sido psicológico, un oxígeno para los blancos camino de vestuarios, pero el segundo tramo comenzó igual.

En apenas cinco minutos, Courtois realizó tres paradas extraordinarias para evitar el tanto red. Dos a Van Dijk y Ekitike después de sendos córners y otra a Szoboszlai, desesperado el húngaro, en una falta.

Mismo guion tras el descanso

El Madrid trató de librarse de la presión ambiental con balón, pero estuvo impreciso en las acciones más fáciles. Como fuera de contexto, lejos de sus mejores sensaciones, y sin posesión no había respiro. Mucho menos en Anfield. El estadio red sonríe en cada balón parado. Y en el 60 estalló de júbilo. Szoboszlai puso un balón medido al centro del área en una falta lateral y Mac Allister, libre de marca, batió de cabeza a Courtois. Al octavo intento británico sobre los tres palos de su guarida, el belga no pudo hacer nada.

Alonso reaccionó al gol con la entrada de Rodrygo por Camavinga. Quería incidir más en el carril derecho, donde apenas había aparecido nadie, pero el brasileño, sin ritmo y sin partidos, está lejos de aquel jugador que desactivaba las noches europeas del conjunto blanco. Tampoco brillaban Vinicius y Mbappé, aunque en el tramo final trataron de descubrirse con más miedo que ilusión. Al francés se le fue desviado un remate dentro del área en el 74 tras un pase atrás del brasileño en la única ocasión clara del Madrid en el hipotético asedio final.

No fue un asedio, ni siquiera un amago. El Madrid se golpeó de nuevo con la realidad europea y perdió su primer partido en la Liga de Campeones bajo el mando de Alonso, el segundo del curso.

Los años de Xabi Alonso en los muelles de Albert Dock: "Abrazó la vida de Liverpool"

Los años de Xabi Alonso en los muelles de Albert Dock: “Abrazó la vida de Liverpool”

El frío y el viento aceleran helados por el río Mersey para iniciar el mes de noviembre y ya casi nadie se atreve a pasear por los muelles de Liverpool. El sol lleva escondido varias semanas y los abrigos y el gorro son una obligación para caminar alrededor del Royal Albert Dock, antes centro neurálgico del comercio en esta parte del Reino Unido, ahora punto de interés turístico y siempre la zona con las temperaturas más bajas de toda la ciudad. Sorprende comprobar que pudiendo vivir en una casa grande en el interior de la región, resguardado de fotógrafos, aficionados y grados bajos, un futbolista joven como Xabi Alonso, recién llegado de España a sus 22 años, decidiera vivir en un apartamento en pleno centro.

«Abrazó la vida de Liverpool, vivía en el centro y se convirtió en enlace entre la vieja guardia del vestuario y los nuevos que llegaban desde España», recordó Jamie Carragher, leyenda del equipo británico. La estatua de The Beatles sigue atrayendo turistas hacia los muelles de Albert Dock, en línea recta con The Cavern, pub natal del grupo y núcleo del ocio de Liverpool.

El entrenador del Real Madrid regresa esta noche a Anfield 21 años después de su fichaje por el club inglés. No será su primera vez, tras debutar como técnico visitante el curso pasado con el Bayer Leverkusen, pero sí la que conecta dos de los tres mundos de su carrera futbolística: la 'red' y la blanca, dejando a un lado emocional la txuri-urdin.

Lo hace, además, en un momento clave para su gobierno en el banquillo de Chamartín: en plena racha de victorias, seis seguidas y 13 de 14 entre Liga y Champions, y una vez superada, de momento, la polémica alrededor de su relación con Vinicius Júnior. Situación interesante y que seguro le trae recuerdos de Liverpool, donde vivió momentos de éxito y tensión con Rafa Benítez. El técnico español le convenció para firmar por el conjunto red en 2004, ganaron una Copa de Europa juntos en el famoso 'Milagro de Estambul' en 2005, donde Xabi marcó uno de los goles, y terminaron dividiendo caminos entre tiranteces, mensajes directos y peticiones.

"Rafa no es de ese tipo de personas"

En 2008, Benítez le pidió que se fuera para poder fichar a Gareth Barry, capitán del Aston Villa que finalmente firmó con el City. Y en 2009, Alonso, que se había quedado a pesar del interés de varios grandes, acabó yéndose al Madrid en contra de la postura del entrenador, que en ese instante sí le quería en la plantilla.

«Todo el mundo sabe que un jugador agradece sentirse querido, una palmadita en la espalda de vez en cuando, pero Rafa no es de ese tipo de personas», admitió Alonso después de su salida en una entrevista en Champions Magazine. «En 2009 ya no tenía nada que probar ni una motivación extra. Y se lo dije a Rafa: 'El año pasado me querías fuera y ahora soy yo el que se quiere ir'», dijo en otra publicada por el propio Liverpool años después.

Benítez es uno de los técnicos que influyó en la carrera como entrenador de Alonso, pero un escalón por debajo de Guardiola y Mourinho, figuras clave para entender la trascendencia del vasco en los banquillos. Del catalán tiene la presión tras pérdida y la importancia de la ocupación de espacios, y del portugués la verticalidad y la fortaleza defensiva. De ambos, eso sí, aprendió y copió la necesidad de la cercanía entre el futbolista y el entrenador.

Así ha tratado de gestionar el enfado de Vinicius. Le ha dado espacio al futbolista, que necesitó un par de días para disculparse con el grupo, y a partir de ahí intenta recuperar sensaciones con el brasileño con una relación «directa y sincera». «Lo más importante es ser auténtico y tener una relación directa y sincera, sabiendo el rol de cada uno y siempre pensando en lo mejor para el equipo», explicó el viernes.

"Un personaje fuerte y amado"

Y ahí, quizás, hay algo de Benítez. Directo cuando en 2008 le dijo que tenía que buscarse equipo. «Rafa no opera como otros técnicos, mantiene las distancias emocionalmente, él es el entrenador y tú el jugador, así le gusta y hay que aceptarlo», dijo en The People hace años.

La salida de Xabi hacia el Madrid descompuso al Liverpool, que terminó séptimo en la Premier League tras haber peleado el título en el último año de Alonso. Un fracaso que provocó el despido de Benítez. «Era un personaje fuerte y amado por los fans, así que cuando Benítez quiso venderlo hubo mucho alboroto. Fue un momento crucial. Cuando se fue, el funcionamiento de nuestro equipo se rompió, su salida afectó a todos», explicó Carragher.

21 años después de firmar por el Liverpool y 16 después de abandonar Anfield para fichar por el Madrid, Xabi puso ayer un pie de nuevo en Anfield, lugar donde aprovechó, junto a Arnold, Huijsen y Emilio Butragueño, para honrar la memoria de Diogo Jota. «La época en el Liverpool ha influido mucho en mi carrera como entrenador y recuerdo muchas cosas que me ayudan en el día a día, seguro. Con Rafa aprendí mucho», admitió ayer.