De las noches negras de Los Galácticos al muro anti-remontadas de los últimos 17 años: la esperanza del Real Madrid en el Metropolitano

De las noches negras de Los Galácticos al muro anti-remontadas de los últimos 17 años: la esperanza del Real Madrid en el Metropolitano

El Real Madrid, y especialmente la plantilla actual, es un club experto en remontadas. Lo lleva en la sangre. Ahí están las de la Champions de 2022 y 2024 como grandes gestas de los últimos años, dándole la vuelta al marcador de la eliminatoria en el Santiago Bernabéu, convertido en el manicomio de lo inexplicable. Pero la virtud de este Madrid que ha sido campeón de Europa seis veces en las últimas once ediciones es también transformarse en un muro infranqueable en la casa del rival. Así ha conquistado también el continente, evitando una y otra vez que su enemigo golpee en último lugar en campo propio. Antes del derbi de esta noche, la estadística clama contra la historia: si ha ganado la ida en Chamartín, nadie le remonta al Madrid desde el Bayern de Múnich en los octavos de final de la 2006-2007.

Son 17 temporadas sin venirse abajo en Europa cuando se ha llevado un resultado favorable del Bernabéu. Desde entonces el Madrid ha tenido noches negras en los partidos de vuelta, obviamente, como el 4-0 de Manchester hace dos años o el 2-0 de Stamford Bridge en 2021, pero en ambos casos la ida había terminado en empate.

Rechazar la remontada rival es una característica de esta generación madridista, comandada primero por Zinedine Zidane y ahora por Carlo Ancelotti. Una virtud clave para reinar en Europa que nunca tuvieron Los Galácticos, acostumbrados a sufrir en campo enemigo cuando tenían las eliminatorias de cara. Quizás Zizou aprendió de los errores de esa época, que terminaron lastrando el legado futbolístico de la primera galaxia de Florentino Pérez.

Aquel Madrid, por ejemplo, se puso por delante en las semifinales de 2003 contra la Juventus, en los cuartos de 2004 ante el Mónaco y en octavos de 2005, otra vez frente a la Juventus, y fue incapaz de mantener la ventaja en la vuelta. Cayó en Turín las dos veces y en el Principado, cuando era el gran favorito a levantar una Champions que terminó ganando el Oporto de Mourinho.

Dos sufrimientos

Una serie de actuaciones inexplicables que contagiaron el ambiente y se repitió en 2007, ya sin varios galácticos, contra el Bayern en octavos. El Madrid venció en la ida por 3-2 y perdió en Múnich por 2-1.

Fue la última remontada en contra. 17 años después, sólo dos equipos han estado cerca de repetir un triunfo así contra el conjunto blanco: el Borussia Dortmund en los cuartos de 2014 y el Atlético de Madrid en las semifinales de 2017.

En 2014, los alemanes le dieron un susto gigante al Madrid de Ancelotti, que soñaba con la ansiada Décima. Los blancos ganaron con contundencia la ida por 3-0, con goles de Bale, Isco y Cristiano, y acumularon sufrimiento en una vuelta agónica, en la que el Dortmund se puso 2-0 al descanso. La actuación de un joven Casemiro, colosal para apuntalar el muro defensivo, fue vital para aguantar.

Sólo un cero en la portería

Tres años después, el extraordinario zigzagueo de Benzema sobre la línea de fondo del Calderón despidió al estadio y al Atlético de la Champions. Fue el último encuentro continental de los rojiblancos en el Manzanares y el mayor intento de remontada sobre la meta madridista. En la ida, un hat-trick de Cristiano parecía decidir todo, pero Saúl y Griezmann marcaron en el primer cuarto de hora y calentaron el ambiente. Isco, tras la obra de arte de Benzema, recortó distancias, pero el Atlético no dejó de empujar.

Esos dos muros levantados por el Madrid se convirtieron en dos Copas de Europa. Este año sólo ha conseguido dejar la portería a cero en una ocasión en Champions, así que Ancelotti necesitará recuperar su viejo muro para volver a sobrevivir a su competición fetiche. Enfrente, el hambre de Simeone y del Atlético.

Un desatado Salah busca los cuartos con el Liverpool frente al PSG, que puede ser su destino

Un desatado Salah busca los cuartos con el Liverpool frente al PSG, que puede ser su destino

Si algo le faltó al Paris Saint Germain hace seis días en la ida de octavos de la Liga de Campeones fue gol. Poco más se le puede reprochar al equipo de Luis Enrique, capaz de presentar 28 remates a portería en una noche particularmente feliz del guardameta del Liverpool Alisson Becker. El acierto goleador, en los reds, y en toda Europa, lo personaliza mejor que nadie Mohamed Salah, que el pasado sábado transformó dos penaltis en la victoria por 3-1 ante el Southampton en la Premier League. El delantero egipcio suma 32 tantos entre todas las competiciones y ha intervenido en otros 17 de su equipo en el torneo doméstico, donde los de Arne Slot aventajan en 15 puntos al Arsenal, segundo clasificado.

Salah, que llegó a Anfield en 2017 procedente de la Roma, reiteró el pasado 3 de enero en Sky Sports que ésta será su última temporada en el conjunto británico. Las especulaciones sobre su futuro se dispararon desde que en septiembre lanzase la primera insinuación de su adiós. Pese a que en Liverpool no le dan por perdido y tratarán de persuadirle para que amplíe su contrato una temporada, en algunos mentideros llegaron a poner sus botas en el equipo que tratará este martes de revertir el 0-1 del Parque de los Príncipes.

Otras fuentes de la prensa parisina descartan tal hipótesis al considerar que por edad y por sus características no responde al tipo de delantero que busca el líder de la Ligue 1. Su destino también podría pasar por Arabia Saudí.

Candidatos a casi todo

Salah ha manifestado su deseo de volver a ganar como despedida la Premier con el Liverpool, logro que su equipo tiene casi en la mano. Pero sus ambiciones seguramente pretenderán derribar fronteras. Sólo la FA Cup, donde cayó ante el Plymouth, entonces último clasificado de la segunda categoría, en la cuarta ronda, escapa a las posibilidades de los reds de completar un curso de ensueño en la temida transición tras la marcha de Jürgen Klopp. El domingo buscarán ante el Newcastle en la final de la Carabao Cup, antigua Copa de la Liga, el primer título de la era Slot.

En la Liga de Campeones, donde dominó con autoridad la primera fase, el Liverpool aparece tan favorito como el que más. Todas las proyecciones sitúan a Salah como uno de los candidatos a tomar el relevo de Rodri como Balón de Oro.

El PSG tendrá la difícil tarea de derrotar en su estadio un equipo que no pierde desde que cayó 2-5 en octavos ante el Real Madrid, el 21 de febrero de 2023. En este curso ha ganado sus cuatro partidos y cuenta con una diferencia favorable de siete goles. El Nottingham Forest ha sido el último en derrotarle en Anfield. Lo hizo el 14 de septiembre, en los albores de la Premier.

Champions, la montaña prohibida de los 'indios': "Simeone genera odios y amores también en Argentina"

Champions, la montaña prohibida de los ‘indios’: “Simeone genera odios y amores también en Argentina”

El origen del mote de los 'indios' para los aficionados del Atlético de Madrid no sería, hoy, políticamente correcto. Empezó en los años 70 en la capital para aludir a sus jugadores latinoamericanos, como Panadero Díaz, Cacho Heredía o Ayala, la mayoría con sus largas melenas setenteras. Era un mote racista, fuera en los tiempos que fuera, del mismo modo que existe un componente racial en la palabra 'cholo', con la que se alude a su entrenador. El 'cholo' es el mestizo o el indígena que adopta la forma de vida del blanco, según el país en el que se utilice, y no siempre con el cariño con el que acompaña a Simeone. El Atlético de los 70, sin embargo, no tenía tantos jugadores sudamericanos como el actual. Seis argentinos (Musso, Nahuel Molina, Giuliano Simeone, Correa, De Paul y Julián Álvarez), más el uruguayo Giménez, central y capitán. Enrique Cerezo dice que el «Atlético no se entiende sin argentinos». Son parte de la idiosincrasia que Simeone encarna en carne y hueso, y que vuelven a encontrarse ante su montaña prohibida. Velan el siguiente asalto a la Champions sin pensar en la caída en Getafe, sólo en el deseo de que no sea un Everest inalcanzable, sino el Machu Picchu que permite pasar de lo terrenal a lo divino.

Para tener opciones de hollar la cima, los 'indios' deben eliminar a los 'vikingos', como se aludía a los madridistas en la misma época por los alemanes Netzer, Stielike y Breitner, además del danés Jensen, en la batalla de las tribus de la capital, algo más difícil que ascender el Camino del Inca. Lo intentarán en un Metropolitano que podría ser el Metropolitano de la Boca, como se conoce al puerto de Buenos Aires, y donde volverán a verse pinturas de guerra y plumas. Los 'indios' del Atlético no sienten ya el mote de forma peyorativa. El Madrid carga la atmósfera emocional que quiere Simeone, aunque las atmósferas muy cargadas pueden confundir el fútbol. El entrenador las invoca, ataviado como un bailarín de tango, de negro riguroso. El tango, en cambio, es una combinación de aceleración y pausa. Como el fútbol.

El duelo con el Madrid tiene un sentido finalista, aunque la final está lejos, todavía en octavos. Tiene sentido, porque es el equipo que le venció en dos de las tres finales de su historia, y le apartó, en semifinales, de una cuarta. Ello implica un bloqueo mental que el Atlético debe superar. También su gente. También Simeone, al que la caída en Milán, en 2016, le hizo dudar sobre su futuro. Desde entonces, la Champions no es únicamente un objetivo. Es una misión.

El Atlético necesita su Wembley

El Atlético es el único de todos los equipos que han perdido tres finales de Champions o más que no ha ganado el torneo. La Juventus cayó en siete finales, pero levantó dos títulos, hecho que ahonda en su fatalismo, aunque sin urgencias históricas. También Madrid y Barcelona perdieron tres finales, pero los blancos, reyes del torneo, suman 15 títulos, por cinco de los azulgrana, que cayeron dos veces con tics fatalistas, los palos en Berna o los penaltis en Sevilla, antes de cambiar su destino en Wembley, en 1992. El Atlético aguarda su Wembley.

Simeone, durante la ida en el Bernabéu.

Simeone, durante la ida en el Bernabéu.JUANJO MARTINEFE

Son más de una veintena los argentinos que han conquistado el gran trofeo europeo. El primero, Di Stéfano, lo hizo suyo nada más empezar. En la actual plantilla del Atlético sólo hay uno, Julián Álvarez, con un City en el que no llegó a ser titular. En cambio, los rojiblancos cuentan con hasta seis campeones del mundo, el propio Julián, De Paul, Molina, Correa y Griezmann, al que la larga cohabitación con argentinos y uruguayos le hizo aficionarse al mate, y Lemar, hoy en la segunda unidad. Es el equipo con más integrantes de la gesta de Argentina en Qatar, después de River. En el Monumental no han olvidado la calidad de Julián.

El salto del futbolista al Atlético ha disparado el seguimiento que en Argentina ya se hacía del equipo, especialmente desde la llegada de Simeone. Es conocido entre los hinchas como el Asadito Mecánico, tras tomar parte del apodo de la gran Holanda de Cruyff, la Naranja Mecánica, a la que la albiceleste derrotó en la final del Mundial del 78, en el Monumental, aunque sin el mejor futbolista de su historia. Los componentes del Atlético utilizaron el sobrenombre en las redes en su regreso por Navidad.

«La atención por el Atlético es histórica, porque existe una larga tradición de representatividad argentina. En el pasado, por exigencia, era un salto más sencillo para los jugadores de acá desembarcar en el Atlético que en el Real. Una estación intermedia. En aquellos años para sufrir y, desde la reconstrucción del 'Cholo', para soñar», explica Cristian Grosso, editor de Deportes de La Nación y uno de los periodistas más influyentes.

"El 'Cholo' siempre provoca algo"

«Simeone tiene una debilidad por el jugador argentino, por su carácter, y ya desde el principio fichó a Cata Díaz, a Demichelis, aunque no llegara a debutar, a Augusto y otros muchos en una década», prosigue Grosso, que, no obstante, alude a los sentimientos encontrados que despierta el técnico en su propio país: «El Cholo no pasa jamás desapercibido, es un personaje pintoresco, que siempre provoca algo. Genera odios y amores también en Argentina, pero todos están pendientes. Unos, por ver si fracasa; otros, felices con su éxito».

Julián Álvarez celebra un gol en Mestalla.

Julián Álvarez celebra un gol en Mestalla.JOSE JORDANAFP

Para el periodista argentino, el Atlético es el reflejo de su entrenador: «También provoca, a su alrededor siempre pasan cosas. El Atlético garantiza partidos intensos, y eso conecta bien con lo argentino».

«Que el Atlético sea el equipo con más campeones del mundo, junto con River, pero con los más determinantes, salvo Messi, influye, claro. Sobre todo, la presencia de Julián Álvarez, que merece párrafo aparte. La expectación es enorme, mientras todos se preguntan si Simeone le hará ver a Guardiola que se equivocó», concluye Grosso. En el Bernabéu lo hizo, con un soberbio gol, pero en un Atlético demasiado precavido, que perdió la ocasión de castigar a un Madrid herido. El Metropolitano cargará o no de razones la respuesta.

Ancelotti es una pesadilla

Ancelotti es una pesadilla

Espantoso, vergonzoso partido del Irreal Madrid, que no mereció ganar y fue un pelele frente a un gran Rayo. Una vez más, los grandes jugadores blancos le quitaron la soga de la horca al técnico italiano.

Y es que Ancelotti se convertido en una pesadilla para el Madrid. Su decadente sentido estratégico inclina a los blancos a ser un equipo menor, defensivo y ridículo. No se puede tener a una afición merengue con la angustia final por el resultado con un Rayo que no jugaba ni con su mejores jugadores. Era denigrante.

El Madrid del italiano no sabe presionar ni ofensiva ni defensivamente. Se deja dominar como un voyeur del fútbol actual. Mira como los rivales juegan en ataque. El repaso táctico que le dio Iñigo Pérez fue inmisericorde. No ganó, porque no tiene ni a Mbappé ni a Vinicius. Esa era la única razón.

Los dos únicos cambios que hizo es quitar a su mejor jugador Mbappé y cambiarlo por el muy mediocre, cada vez peor, Camavinga. Y lo mismo con Rodrygo. Dejó sólo a Vinicius, que es el más insoportable. Un dantesco egocéntrico que juega sólo para él, se olvida del equipo y sólo es una narcisista del regate. Que se vaya al desierto, por favor.

Por no hablar del insufrible Bellingham, que sacude constantemente una sombra mediocre, siempre jugando de espaldas. En los tiempos de Santiago Bernabéu, a los que les echaban del campo por torpezas, los multaban según los partidos que habían faltado.

Bellingham ha hecho un daño irreparable al club, por la derrota en Sevilla y por desaparecer en la Champions con el Atletico de Madrid. Es un pecado mortal sólo por irse de la lengua, porque nos cree tontos e insulta en inglés. Eso significaría una gran sanción en otros tiempos blancos más gloriosos. Hoy, se le disculpa.

Menos mal, que contra todo pronóstico, Alaba y Tchouamení jugaron con sentido catedralicio. Aún así, con un agotado Modric, un insufrible Vini y Mbappé en el banquillo, el Madrid ganó tres puntos pidiendo la hora en el Bernabeu. Cuanto menos resulta bochornoso y todas las acusaciones apuntan a Ancelotti, que no tiene juego, ni estilo, ni nada que se le parezca. Sólo le salvan los grandes jugadores, como siempre.

Encima, la pléyade de sus pelotas echarán la culpa a los futbolistas. Por eso, aún pienso, que con el sentir cobarde del juego del italiano, lo del Metropolitano será un suplicio y quizá todo acabe en tragedia blanca.

Mbappé y Vinicius presentan armas ante un buen Rayo antes del gran duelo del Metropolitano

Mbappé y Vinicius presentan armas ante un buen Rayo antes del gran duelo del Metropolitano

Al grito de "¡presenten armas!", el Madrid lo hizo, con Mbappé y Vinicius como fusiles erguidos, preparados. El Atlético, no. Dos disparos y retirada, una peligrosa retirada. La vigilia en la Liga del gran duelo de la Champions, el miércoles en el Metropolitano, deja mejores sensaciones para los blancos que para los rojiblancos, por el estado de sus grandes argumentos ofensivos, resolutivos ante un Rayo tan ambicioso como débil. En el primer 'round' del Bernabéu frente al Atlético, apenas aparecieron. El gol de Mbappé suma en el marcador, en la tabla y en la moral. El de Vinicius, soberbio, la inflama, aunque fuera en el marco de un acto corriente.

Ambos estaban en el once. Como Bellingham, como Rodrygo. Las rotaciones, pocas, la mayoría obligadas y atrás, con una sorpresa: Lunin. Lucas Vázquez aparecía en el lateral derecho, donde es necesario administrar a Valverde, que sólo jugó unos minutos, y Alaba lo hacía en el centro por el griposo Rüdiger. Modric, que siempre toma buenas decisiones, volvía al centro en un buen día de Tchouaméni, más firme que en mucho tiempo. Hay que preguntarse si es por su mejora o por la compañía de la versión croata de Astérix. Guste más o menos, es el lugar de Tchoauméni, no el de su compatriota Camavinga, que tiene en su dinamismo un interesante desorden si es para desordenar al contrario, no a los suyos. Mejor, pues, lejos de lo que Luis Aragonés llamaba "pasillos de seguridad". Cuando saltó al campo, el francés lo hizo un paso por delante, en la zona de los interiores.

Un Rayo al ataque

La propuesta del Rayo, innegociable para Íñigo Pérez, dejaba buenos caladeros al Madrid a la espalda de su adelantada defensa. Los exploró Vinicius, fuera en la conducción, el regate o la asistencia. La que le dio a Mbappé acabó en gol, porque el francés dispara como si utilizara un látigo. El tanto del día, y de muchos días, fue, en cambio, el que el brasileño consiguió a continuación. Vini arrastró al central fuera de su zona a la que regresó para burlar a Ratiu y superar a Batalla, todo sin soltar la pelota.

Sin el lesionado Mumin, al que sus compañeros dieron aliento en sus camisetas, al Rayo le sentaba mejor pisar el campo del Madrid, incluso su área, que el propio. Vini y Mbappé eran demasiado para Lejeune y Aridane, porque el segundo no aporta lo mismo que el ausente. Si además el entrenador manda la línea hacia arriba, hay momentos en los que únicamente se pueden apretar las cuentas del rosario.

Lunin es un portero contrastado, pero cuando se aparece poco en la portería, siempre se pasa un examen, y más si el trabajo es sustituir a un cíclope. En esa tesitura, son clave las primeras acciones, la primera parada. Fueron, al menos extrañas. Una salida penosa del ucraniano pudo costarle el primer gol al Madrid, pero Aridane cabeceó alto cuando tenía toda la portería delante. Cuando detuvo el balón Lunin a disparo de Ratiu, un lateral tremendo en su despliegue, su rechace fue hacia la zona prohibida y Gumbau volvió a disparar. Asencio desvió lo justo. Entre el central y el portero pudieron, asimismo, liarla, en una cesión hacia atrás que encontró a Lunin superado y pudo acabar en la red. También el Madrid se encontraba más preciso del centro del campo en adelante. No es casual que ahí estuvieran los 'titularísimos'.

Las dos caras de Vini

El zapatazo de Pedro Díaz llegó cuando el Rayo había pasado por sus mejores minutos sin frutos, sobre la campana del descanso. La pelota entró claramente después de golpear el larguero. El VAR lo ratificó para hacer el partido largo, sin que el Madrid pudiera cerrarlo. Íñigo Pérez lo entendió, del mismo modo que Ancelotti, que movió el banquillo para guardar el resultado. Todos los que saltaron al campo, menos Brahim, fueron de corte defensivo. Lo dejaron Mbappé y Bellingham, que no tuvo precisamente su día, mientras Vinicius se enredaba y se ganaba una tarjeta.

Por esa senda tiene un problema el brasileño, y tendría muchos en el Metropolitano. Por la de la primera parte, en cambio, será un peligro. Es su perversa dualidad. También la del Madrid, mejor en el homenaje al fallecido médico del Barcelona, Carlos Miñarro, y al colegiado David García, de Segunda federación, que en la parodia de los árbitros.

Florentino cumple 78

Florentino cumple 78

Actualizado Domingo, 9 marzo 2025 - 16:08

Dos días después de que el Real Madrid celebrase su 123º aniversario, Florentino Pérez cumplió el sábado 78 años, los mismos que tiene Donald Trump. Cuando en enero fueron elegidos (Florentino, prolongado; Trump, restituido), ya manejamos un inofensivo, intrascendente juego de similitudes, dentro de sus diferencias. Pero desde entonces se han precipitado acontecimientos de orden bélico. Florentino entró en guerra epistolar contra los árbitros. Trump bombardeó verbalmente a Zelenski y nos va a ametrallar a todos con aranceles.

Pérez y Trump. He aquí a una pareja de magnates tratando de transformar a su favor un par de realidades universales. Trump, la política. Pérez, la futbolística. Desde su condición de líderes de dos superpotencias, Estados Unidos y el Real Madrid, entienden la relación con sus inferiores en términos absolutistas. De influencia, por no decir mando, en el caso de Florentino. De obediencia, por no decir vasallaje, en el de Trump.

Florentino aventaja y mejora a Trump en maneras. Son reconocibles en él, incluso en sus ruidosos ramalazos de arrogancia y madridismo de clase, los residuos de cultura y elegancia de esta noble y desgastada Europa por la que Trump, un patán sin modales, experimenta un desprecio indisimulado. Florentino actúa con finura florentina. Donald, con tosquedad neoyorquina. Sería interesante proponer un intercambio de papeles y jugar con la idea de Pérez en el Despacho Oval y

Trump en el Palco del Bernabéu. Probablemente, al mundo le iría mejor. Al fútbol no.

El cumple de Floren no ha sido del todo feliz, con el ambiguo comportamiento del equipo de fútbol y el negativo del de baloncesto. La Superliga está hibernada y cataléptica, y la insonorización del Bernabéu, importante en el capítulo de ingresos, suscita muchas dudas. En el horizonte bastante cercano, la renovación de Vinicius no va a ser un camino de rosas. El chico quiere quedarse, pero pedirá muchísimo dinero. No tanto, claro, como el que le ofrece Arabia (1.000 millones por cinco años como compromiso inicial). Pero con tamaña oferta sobre la mesa, su capacidad de presionar al presidente para que le suba el sueldo hasta alturas exageradas, ¿inaceptables?, se antoja de consideración.

En cambio, ACS va viento en popa y planta sus reales en casa del Tío Trump. Por medio de sus filiales estadounidenses Turner y Flatiron, y algunas 'joint ventures', está reemplazando un dique seco en Pearl Harbor y un puente en el Bronx. También construyendo la Red de Tránsito Automatizado del aeropuerto de Atlanta. Y, para la NFL, los nuevos estadios de los Tennesse Titans y los neoyorquinos Buffalo Bills. Y el primer estadio de fútbol ('soccer') en el estado de Nueva York. No está mal para este insignificante rincón del Imperio. Tiene mucho que enseñar al "nuevo sheriff". No sólo produce sol, fruta, vino, embutidos y folclore.

Y, bueno, ACS, de la que Florentino posee el 146% de las acciones, más que nadie, ha alcanzado máximos históricos en Bolsa y ganado 828 millones de euros en 2024. Y, sea lo que sea todo eso, logrado un beneficio bruto de explotación (ebitda) de 2.456 millones y un ordinario (ebit) de 1.590.

Felicidades.

Álvaro García: "Reyes era mi ídolo y un Dios para nosotros en Utrera. Su accidente fue un shock para todo el pueblo"

Álvaro García: “Reyes era mi ídolo y un Dios para nosotros en Utrera. Su accidente fue un shock para todo el pueblo”

Lleva siete años en Vallecas, pero Álvaro García (Utrera, 1992) no ha perdido el acento andaluz. Echa de menos la Semana Santa como buen 'capillita', recuerda a su ídolo José Antonio Reyes, los días de trabajo de su padre carpintero y mantiene los pies en el suelo en mitad de la galaxia de la Liga. El extremo es la chispa del sorprendente Rayo de Íñigo Pérez, que este domingo amenaza el Bernabéu.

Entre Andoni Iraola antes e Íñigo Pérez ahora, el Rayo se lo está pasando bien. Están en Europa.
Los dos tienen la misma idea. Íñigo estuvo de segundo con Andoni y es la misma forma de jugar y nos ha dado resultado. Son muy buenos. Andoni se está viendo en Inglaterra e Íñigo lo va a ser, porque lo trabaja todo y lo tiene todo súper controlado. Es muy pesado en todo, nos mete mucha intensidad y va a ser buenísimo.
Mumin, Ciss, Ratiu, Nteka... Son medio desconocidos que terminan dando una versión extraordinaria. ¿Por qué?
La mayoría llegamos desde Segunda, con mucha hambre. Si fichas a una estrella igual no rinde igual porque tenemos que correr como locos, presionar, ser intensos... Y hay que ser humildes también. Aquí vamos al fisio y falta maquinaria, faltan cosas. Tener a gente que viene de abajo, a la que le ha costado llegar, creo que es clave. Yo he ido de Cádiz a Ferrol en autobús sin problema, me meten ahora un viaje en bus y no me cuesta.
En 2018, usted se convirtió en el fichaje más caro en la historia del Rayo.
Costé cinco millones. Y el primer año me costó mucho, veía que no estaba rindiendo y de hecho tuve que apartarme un poco de las redes sociales. Era una responsabilidad el precio que habían pagado. Una presión. Y hasta que no ascendimos a Primera no me quité eso de la cabeza.
En esta Liga de estrellas también hay mucha gente normal, ¿no?
Yo creo que sí. La mayoría es normal. Hacemos nuestra vida normal, tenemos niños, les llevamos al colegio, vamos a ver a nuestros padres y luego pues sí, jugamos al fútbol en Primera División, pero es lo único que hacemos diferente. Somos unos privilegiados.
¿Siempre ha sido pequeñito y rápido?
Siempre, siempre. Pequeñito y rápido. El estirón nunca llegó (risas). De pequeño ya lo era, el más rápido del equipo, el más rápido de clase... Siempre.
¿Le gusta el fútbol?
Cada vez menos. Cada vez veo mucho menos. Nada. Por ejemplo, no vi el Real Madrid - Atlético. Aprovecho para otras cosas. Estoy todo el día con fútbol, fútbol y fútbol y agota, satura un poco. Cuando nos ponen vídeos de otros equipos los compañeros se ríen de mí porque vemos un gol de alguien, digo "qué golazo" y se descojonan. "¿No lo habías visto?", me dicen. Prefiero ver otras cosas con mis hijos o jugar con ellos.
¿Le gusta menos por su trabajo o por el propio fútbol?
Un poco de cada. El fútbol cada vez es más raro, cada vez se entiende menos. Es más físico, hay más intensidad, los rivales te estudian más porque hay millones de sitios para ver partidos... Antes había 5 o 6 partidos a la misma hora y elegías uno. Es diferente, está todo a mano.
¿Entrena más con 32 años que con 22?
Sí, porque ahora me tengo que cuidar más también. Como yo he entrenado con Andoni o con Íñigo no recuerdo haber entrenado nunca. Si no estás bien, estás jodido. Tengo luego un entrenador personal y una nutricionista, porque siempre he comido fatal. Era el típico al que no le gustaban las verduras y que metía a todo patatas fritas. Nunca he estado gordo, porque es genética, pero comía muy mal. Así que cuando ascendimos a Primera con Iraola busqué una nutricionista, y sigo con ella. Me lesiono menos, se nota mucho. Yo comía galletas, zumos de estos de lata, que eran todo azúcar, merendaba un bocadillo, comía con Coca-Cola... Madre mía. Al principio fue chungo, lo pasé fatal, pero fatal, fatal. Estaba deseando comer, y al final te adaptas.
Algo de chocolate.
El chocolate me pierde. De vez en cuando tiene que caer alguno porque sino me vuelvo loco (risas). Hay días que con los niños dices... Los mataba a los dos, y comes un poco para aguantar (risas).

Angel NavarreteMUNDO

¿Qué es Utrera para usted?
Para mí Utrera es todo, me lo ha dado todo. Es el único equipo en el que estuve de pequeño, tengo allí a mis amigos y a mi familia y me gustaría volver en un futuro a vivir. Nos estamos haciendo una casa en el pueblo, mi mujer es de allí, que nos conocimos en el colegio y seguimos, y ahora que veo a niños con la camiseta del Rayo por Utrera me llena de orgullo. Lo normal es que sean del Betis o del Sevilla.
¿Hasta qué edad estuvo en el pueblo?
Yo he hecho toda mi vida allí, desde que empecé en la escuela de fútbol y en el centro infantil hasta el último año de juveniles. Nunca he estado en la cantera del Betis o en la del Sevilla ni había jugado en División de Honor juvenil, siempre estábamos en categorías normales. En juveniles me fui a Ceuta para jugarla, luego volví al año siguiente al primer equipo del Utrera en Primera Andaluza y después al San Fernando, al Granada, al Racing y al Cádiz, donde todo se convirtió en un poco más profesional.
¿Es ahí cuando se da cuenta que puede vivir del fútbol?
Me di cuenta cuando ascendí con el Cádiz de Segunda B a Segunda, hasta entonces había jugado cuatro partidos en Primera con el Granada, pero fue una cosa puntual. Del Granada me fui cedido al Racing, descendimos a Segunda B y después hice la pretemporada con el Granada B, ni siquiera con el primer equipo, no me querían. Y me salió la opción del Cádiz en Segunda B. Tenía 21 o 22 años y pensaba 'bueno, ¿ahora qué?'. Estaba cedido por el Granada y no me sentía importante. Hasta que llegó Álvaro Cervera, que me cambió un poco la vida. Ascendimos a Segunda, lo hice bien ese año y tenía algunas ofertas, incluso de China, y ahí ya vi que sí, que podía vivir de esto.
¿Empezó a pensar en el dinero?
No, porque no había jugado en Primera, que era lo que quería, quería demostrar que valía. Y me llega lo del Rayo, que lo paso mal al principio porque no era titular y luego llega Andoni (Iraola) que me marca mucho. Y esta es mi séptima temporada en el Rayo.
No ha perdido el acento.
No, soy más andaluz que... (Risas). No quiero perderlo nunca. Y de hecho mi hijo nació en Sevilla, pero es más madrileño. Es un niño-pandemia.
¿Nació en 2020?
Sí, nació en junio de ese año, lo teníamos todo organizado para que naciera en Sevilla y encima durante nuestras vacaciones de verano, pero de repente nos confinaron y fue todo un poco caos. Mi mujer se fue porque el parto se lo llevaban todo en Sevilla, a mí me hicieron un papel para bajar, el niño nació allí, yo subí a Madrid al día siguiente porque se reiniciaba la Liga y a las dos semanas subieron ella y el niño. Siempre con PCRs.
¿Pasó miedo?
Sí, por el momento del parto, por el virus... Mucho miedo, porque es un niño pequeño, teníamos que tener mil cuidados por quién se le acercaba, hacer test a todo el mundo que entrara en casa... Un poco acojonados porque no sabíamos cómo podía afectar ese virus y había mucho miedo en general con el tema del Covid. Mis padres venían a vernos, pero siempre con las PCRs. Fue una locura.

Angel NavarreteMUNDO

¿Sus padres siguen trabajando?
Mi padre era y es carpintero. No se ha jubilado. Si yo fuese Cristiano Ronaldo todavía, pero no soy Cristiano Ronaldo (risas). Es su trabajo.
¿En su momento le tocó trabajar con él?
Sí, si los estudios no iban muy bien pues te hacían ir a trabajar. Ahí me di cuenta de que no quería ser carpintero, así que empecé a estudiar. Vi que esa vida no era la mía y no me gustaba. Hice Bachillerato mientras estaba en el Utrera, hice la selectividad, me metí en el Grado Superior de Educación Física y estuve un año hasta que fiché por el Granada y ya era todo un poco caos. A nadie le gusta estudiar, ¿no? Pero yo en ningún momento pensaba que fuera a ser futbolista.
Dice usted que es muy andaluz, ¿muy 'capillita'?
Sí, mucho (risas). En mi pueblo se vive mucho la Semana Santa, yo de pequeño era nazareno, sigo en mi hermandad, mi hijo también está apuntado... Se vive mucho. Esta semana ha empezado la Cuaresma y en estas fechas echo de menos estar allí y vivir todo de cerca. Cuando jugaba en Granada me iba por las tardes a mi hermandad.
De Utrera son, entre otros, Dani Ceballos y José Antonio Reyes. Este último es su ídolo, ¿no?
Sí, de siempre. Era Dios para los niños de Utrera. Cuando se fue al Arsenal, luego al Madrid... Le veías en sus coches, que iba muchísimo por el pueblo. Dicen que a los andaluces nos cuesta mucho salir de ahí abajo porque la vida se vive de otra manera. Era un Dios para nosotros.
¿Iba a verle en directo?
Sí, había ido a Sevilla a verle. Y el día que tuvo el accidente yo bajaba de Madrid a Cádiz para verle con el Extremadura contra el Cádiz. Yo estaba en el Rayo y la Liga ya había terminado, y como tengo muchos amigos allí pues cuadramos para ver el Cádiz-Extremadura. Íbamos de camino en el coche y mi novia vio la noticia en el móvil. Al principio no pensábamos que fuera a ser algo tan grave, pero luego nos quedamos en shock.
¿Tenía amistad con él?
No, de hecho por ejemplo yo le veía por Utrera y me daba vergüenza pedirle una foto. Era un Dios. Para el pueblo, con lo que significaba Reyes, fue un shock tremendo. Te afecta, encima el accidente fue casi entrando a Utrera, y cada vez que paso por aquí me acuerdo de todo.
De Utrera a Madrid hay mucho cambio.
Sí. A ver, a mi ya de Utrera a Granada me costó (risas), pero estaba a dos horas. Fue difícil de Granada a Santander, por ejemplo, que estaba en la otra punta de España, un clima diferente... y en Madrid fue algo más fácil, aunque vivía muy cerca de la ciudad deportiva porque yo necesitaba estar cerca, tener mi pequeño pueblo dentro de la gran ciudad.

Fabio Capello: “La arrogancia de Guardiola le ha costado varias Champions”

Actualizado Jueves, 6 marzo 2025 - 21:28

Fabio Capello (1946) pasea por el hotel Palace de Madrid como si fuera su casa. Los empleados le saludan, él ejerce de guía por sus pasillos y el agua con gas le espera en la mesa de la sala Matahari (yo no elijo los nombres) antes de que se siente a charlar con EL MUNDO. La leyenda italiana está en la ciudad como embajador de los premios Laureus, cuya gala se celebrará el 21 de abril en el Palacio de Cibeles con gran presencia española entre los nominados (selección masculina de fútbol, Real Madrid, Aitana Bonmatí, Lamine Yamal, Carlos Alcaraz…).

El ex entrenador de Milan y Real Madrid, entre otros, cita a Nelson Mandela para explicar su vinculación con los Laureus ("Como él, creo firmemente que el deporte tiene el poder de cambiar el mundo") y demuestra su amor polideportivo comentando el último partido de voleibol que ha visto y recordando sus tiempos como fotógrafo submarino "cuando era joven, ya no tengo ni fuerzas ni tiempo", explica, casi resignado. Desde su retirada de los banquillos, en 2018, es comentarista estrella de la tele italiana y da charlas a empresas. "Me llaman de todos sitios", refunfuña con media sonrisa.

Siendo un hombre culto y con fama de bon vivant, ¿no le apetecía desengancharse del fútbol y dedicar su jubilación a cualquier otra cosa?
El problema es que el fútbol me viene natural aunque no quiera. Intento hacer cosas diferentes. Viajar, estar con gente, leer mucha Historia... Antes sólo tenía tiempo en verano para disfrutar de todo esto y ahora tengo algo más, pero tampoco mucho. Al final, eres lo que eres y yo soy un futbolista y un entrenador. No puedo evitarlo.
Un entrenador que, tras recoger el testigo de Sacchi y ganar la Champions con el Milan, dirigió al Real Madrid dos veces y en ambas ocasiones ganó la Liga (96-97 y 06-07) y duró sólo un año. ¿Cómo se explica esto?
Cada una fue diferente. La primera vez, ganamos el título y me llamó Berlusconi para pedirme que volviera a Milán. Se lo debía por la oportunidad y la confianza que me había dado al principio de mi carrera como entrenador. Por eso regresé. Se lo expliqué al presidente, Lorenzo Sanz, me entendió y así empaté las cosas con Berlusconi. La segunda vez, volví a ganar la Liga pero el club se había precipitado. En un momento de muchas dificultades que pasamos a mitad de temporada, ficharon ya a otro entrenador para el año siguiente (Bernd Schuster) y aunque luego remontamos y fuimos campeones, me echaron. La verdad es que no tenía buena relación con el presi, Ramón Calderón, y fue bastante bonito ganar esa Liga y demostrar que no sabía mucho de fútbol. El Madrid llevaba tres años sin ganar un título y decide despedir al que les da la Liga…
El trasfondo ambas veces fue que usted era un técnico defensivo y estricto en un estadio que pedía fútbol de ataque y unos vestuarios llenos de estrellas con una actitud, digamos, laxa.
Hay mucho tópico con eso de los estilos. Yo jugaba para ganar. Punto. Y ganaba. La cosa más importante para mí, la primera palabra que siempre salía de mi boca al llegar a un vestuario, no era defensa ni ataque, era respeto. El respeto por encima de todo. Todos tenemos problemas, todos podemos quejarnos, pero el respeto hacia la gente que trabaja en el club, hacia el staff y hacia el compañero es la base de todo. No quería retrasos, no quería malos gestos, no quería sobrepeso. A partir de ahí, para mí sólo existen el campo y el entrenamiento. Me da igual tu nombre. Este estilo lo cogí de Helenio Herrera, que siempre decía que se juega como se entrena. Pero a partir de ahí, cuando se duchaban y se iban a casa, cada uno era libre de hacer la vida que quisiera.
Su primer Madrid era el de la Quinta del Ferrari. Mijatovic y Suker nunca han ocultado que les gustaba salir con frecuencia.
Sí, pero luego entrenaban muy bien. Mi primera pelea con ellos fue porque les quité la botella de vino de las comidas. Protestaron, negociamos y me pidieron por favor que al menos les dejara tomar una caña antes de cenar. A eso les dije que sí [risas]. Pero la más gorda fue cuando vino un directivo y me dio el nombre de tres jugadores que habían salido por la noche.
¿Quiénes?
No te lo voy a decir y te explico por qué. Estábamos en un momento clave, recuperando puntos al Barça y me cogí un gran cabreo. Al día siguiente reúno a todo el equipo antes del entrenamiento y empiezo a echarles la bronca: "Aquí hay jugadores que no son deportistas serios, os gusta demasiado la noche, os da igual ganar y esto no puede ser porque es una falta de respeto al resto. Tú, tú y tú no podéis seguir con nosotros". Y en esas sale Fernando Hierro y dice: "Míster, déjelo, estuvimos todos". Me mató, sólo le pude decir: "Serás hijo de puta". Y a entrenar como si nada hubiera pasado [risas].
¿Es cierto que Raúl se quejó de que Mijatovic y Suker no le pasaban?
No sólo es cierto que se quejó, es cierto que no se la daban. Al principio le dije que eso era una tontería, pero después de cuatro o cinco partidos fijándome vi que era descarado. Llamé a Pedja y Davor y me lo negaron todo, pero les puse el vídeo: "Venid para acá. Mira, mira, mira, mira, mira, mira. Todos esos pases claro no se los habéis dado". "No le hemos visto", me decían. ¿Ninguna? Les exigí que no volviera a pasar y a los tres partidos ya estaban otra vez igual. Esta vez ya me puse serio y les dije que si pasaba una sola vez más, uno de los dos se iba al banquillo. Sólo así pararon.
El ex entrenador italiano, en el hotel Palace de Madrid.

El ex entrenador italiano, en el hotel Palace de Madrid.

Ese verano vuelve al Milan y el Madrid gana la Séptima la temporada siguiente. ¿No le dio rabia?
No, porque hice lo que debía, pero parte de esa Champions es mérito mío porque ese Madrid llevaba tres años sin ganar nada cuando yo llegué y construimos un equipo nuevo y campeón con chavales, como Víctor [Sánchez del Amo] o Álvaro [Benito], hasta su lesión, y buenos fichajes. Porque no era un Madrid con tanto dinero como ahora y teníamos que acertar mucho. El fichaje que lo cambia todo es el de Roberto Carlos al Inter, que todavía no entiendo cómo pasó.
¿Por qué?
Acababa de fichar por el Madrid, aún estaba en Milán, me llama un representante y me dice: "Fabio, el Inter vende a Roberto Carlos". Respondí: "No es verdad, nadie es tan tonto". Y me insiste: "Te lo prometo y cuesta 500 millones de pesetas". Yo no me lo podía creer, es que ni siquiera era caro. Le dije que sólo me lo creía si me mandaba un fax con los papeles del Inter escritos y firmados. Eran las cuatro de la tarde y a las ocho me llegó el fax a casa. De verdad pensaba que era una broma. Llamé de inmediato a Lorenzo Sanz y le dije que viniera en el primer vuelo, porque como se supiera que lo vendían a ese precio iba a ser la guerra. A las 11 de la mañana del día siguiente estaba todo firmado. Fue el fichaje más rápido de la historia, pero es que una oportunidad así te cambia el destino. A veces el fútbol es incomprensible… porque está lleno de gente que no lo entiende.
Su segunda etapa fue la famosa Liga del clavo ardiendo, el Tamudazo y los goles decisivos de Reyes.
Aquello fue, de verdad, una remontada única e histórica en la que superamos muchos problemas.
Era el ocaso de los Galácticos, una idea de equipo que chocaba con usted.
No, no, ya ni Galácticos ni nada. Zidane y Figo ya no estaban. Roberto Carlos ya estaba acabando y tuvimos el problema de Beckham. Había firmado ya para irse a Los Ángeles y en el Madrid eso no había gustado nada porque le habían ofrecido renovar, así que Calderón y Mijatovic me pidieron que no volviera a jugar. Al principio obedecí, pero después de diez días viendo que Beckham entrenaba, entrenaba y entrenaba como el que más pese a estar apartado, dije: "Hasta aquí. Es un jugador de Madrid y va a jugar". No sentó muy bien en el club, pero me dio igual. Era lo justo.
Y estaba Ronaldo.
El mejor jugador al que he entrenado. Lo eché.
¿Cómo se despide a uno de los más grandes de la Historia?
Soy yo. Él estaba gordo, no quería bajar de peso y le gustaba demasiado la vida alegre. Además, lo peor no era eso, era que arrastraba a esa vida a los compañeros de equipo y me acababa creando un problema aún más grave. Le di la opción de adelgazar y comportarse, no quiso, fuera. No hay más. Pero igual que te cuento esto, te digo que Ronaldo, sin las lesiones y cuidándose, hubiera sido el número uno de la Historia, al nivel de Messi y Maradona. Por un lado no pudo y por otro no quiso. Hay futbolistas que son así. ¿Recuerdas a Guti?
Claro.
Un talento increíble, podía haber sido lo que le diera la gana. Yo hablaba con él todo el rato: "¿Por qué no te sacrificas un poco, llevas un tiempo una vida ordenada y con 36 años, cuando lo hayas hecho todo, ya te dedicas a disfrutar?". Y él me respondía: "Míster, hay que pasarlo bien ahora que luego es tarde". No hubo manera de convencerle. Y era talento puro porque mira la carrera que hizo sin poner interés. Por jugadores como Ronaldo o Guti me gusta destacar siempre lo importantísimo que ha sido Raúl en el Madrid. Cuando el equipo estaba durmiendo, él se ponía a correr, a presionar y los despertaba a todos. No tenía el talento puro de los otros, pero era tan inteligente y tan ambicioso que daba lo mismo. Ese es el futbolista que yo quiero.
El que lidia ahora con las estrellas del Madrid es su alumno Carlo Ancelotti.
Pero lo lleva de maravilla. Es el mejor del mundo en eso. Carlo ha sido inteligente como jugador y ahora es inteligentísimo como entrenador. Entrenar al Madrid no es fácil y a un Madrid con muchas estrellas es aún más difícil, pero él lo hace, como decís aquí, de puta madre. A veces la gente que no sabe de fútbol le desprecia, pero los que sabemos lo tenemos muy claro. Sabe cuándo necesita hablar alto y cuándo de cachondeo. Esa es la inteligencia que le ha permitido triunfar en todos los sitios. Como jugador, él se retira conmigo, en el Milan, y le ofrezco incorporarse de inmediato a mi equipo, pero ya tenía un compromiso con Arrigo [Sacchi] para ser su ayudante en la selección italiana. Como verás, los dos entrenadores que mejor le conocíamos ya sabíamos el gran técnico que iba a ser.
¿Será capaz de encontrar la fórmula para que Mbappé y Vinicius den su máximo nivel a la vez?
Seguro. Los grandes futbolistas siempre pueden jugar juntos… [Capello medita unos segundos]. Bueno, igual eso es un tópico. Cuando tuve en el Madrid a Van Nistelrooy y Ronaldo pensé: "Estos dos me meten goles, los pongo juntos y ya se arreglarán". Fueron titulares tres partidos y perdimos los tres. Así que los grandes futbolistas pueden jugar juntos menos Van Nistelrooy y Ronaldo [risas]. Ahora Mbappé se ha adaptado y ya no va a bajar el nivel porque es así de bueno. Vini tiene que lograr que no le afecte todo el ruido que hay a su alrededor. En lo del racismo tiene más razón que un santo, pero se descentra con mucha facilidad con cosas deportivas: los rivales, la grada, los gestos… Tiene mucho carácter y eso es bueno si sabe enfocarlo sólo al juego porque el talento le sobra.
Sin embargo, usted defendió el Balón de Oro a Rodri.
Sí, creo que fue el justo ganador: la Premier, la Eurocopa... Todo el mundo ha visto que es el director de orquesta de cada equipo en el que juega, que sin él todo funciona peor. ¿No estás viendo al City ahora?
Sí, claro. Usted nunca ha sido muy guardiolista, ¿está disfrutando esta caída?
[Risas] No, no, para nada. Además yo valoró mucho a Guardiola como entrenador, ha hecho cosas maravillosas. Yo he vivido tres revoluciones en el fútbol, una cada 20 años o así: el Ajax de Cruyff, el Milan de Sacchi y el Barça de Guardiola. No tengo ningún problema en decirlo.
El embajador de los Premios Laureus posa para la entrevista.

El embajador de los Premios Laureus posa para la entrevista.

Entiendo, pues, que el choque es más personal que futbolístico, ya discutieron cuando coincidieron como entrenador y jugador en la Roma.
No discutimos nada. El vino a decirme cómo tenía que hacer mi trabajo y yo le respondí: "Ponte a correr y luego hablas". Es que andaba por el campo y yo no iba a sacarle antes que gente que tenía muchas cosas mejor que él. Sin más. Ahí se acabó el debate. ¿sabes lo que no me gusta de Guardiola? Su arrogancia. La Champions que ganó con el City fue la única en la que no intentó nada raro en los partidos decisivos. Pero todos los demás años, en Manchester y en Múnich, en los días clave siempre quería ser el protagonista. Cambiaba cosas y hacía inventos para poder decir: "No ganan los jugadores, gano yo". Y esa arrogancia le ha costado varias Champions. Yo lo respeto, pero eso lo veo claro. Además, aunque eso ya no es culpa suya, ha hecho un daño tremendo al fútbol.
¿Por qué?
Porque todo el mundo se ha pasado 10 años intentando copiarle. Eso se ha cargado el fútbol italiano, que ha perdido su naturaleza. Yo decía: "¡Parad ya, no tenéis los jugadores de Guardiola!". Además se impuso la idea absurda de que jugar bien sólo era eso. Toque, toque, toque, toque, toque, toque, toque, toque... ¡Ahora en el fútbol italiano el portero juega el balón! Un desastre y además un aburrimiento que ha espantado a mucha gente del fútbol, les basta con ver los highlights. ¿Para qué vas a ver 90 minutos de pases y pases horizontales sin lucha, sin carreras…? Por suerte el fútbol está cambiando. Lo ha cambiado, la primera, España al ganar la Eurocopa con dos extremos y jugando rápido.
Supongo que está al día de la que hay montada en España con los árbitros.
En España, en Italia, en Francia… Donde menos en Inglaterra, por cultura, y ya empiezan a caer en esto también.
¿Cómo valora que el Real Madrid diga que existe una campaña arbitral en su contra?
Yo no creo en esas cosas. Al Madrid, como a todos, un día le perjudican y otro le favorecen y no es algo premeditado. Lo que pasa es que si hablamos de lo que ha pasado con los árbitros y el Barcelona, es normal que la gente sospeche porque todo lo demás son sólo teorías, pero que el Barcelona pagó al vicepresidente de los árbitros está demostrado.
Sus dos etapas en el Madrid coincidieron con esos pagos a Negreira. ¿Alguna vez sospechó?
No, ¿cómo iba a pensar algo así? Ni se me pasaba por la cabeza que alguien pudiera hacer eso.
Bueno, usted vivió un caso similar en Italia, el Calciopoli, en el que varios equipos fueron sancionados por manipular las designaciones arbitrales. La más castigada fue la Juventus que usted dirigía, a la que descendieron a segunda y le quitaron dos ligas.
Eso fue… [Resopla] Ganamos el título porque teníamos un equipazo, no necesitábamos ayudas ni teníamos ni idea de lo que podía estar haciendo la directiva. De todos modos, las sanciones fueron poco serias, porque se demostró que eran todos los clubes grandes de Italia y a unos nos castigaron mucho más que a otros. Lo del descenso, sin se hizo que se pague, lo injusto fue que nos quitaran los scudettos porque fueron legítimos. En la final de ese Mundial 2006, Italia-Francia, había nueve jugadores de la Juventus. Éramos los mejores.
¿Le sorprende que no haya habido castigo deportivo al Barça?
Sí, me sorprende mucho que no haya pasado nada. La justicia normal va lento, vale, ¿pero para qué está la justicia deportiva? Es un caso muy grave y no se entiende que el Barcelona pueda salir de algo así sin ninguna sanción, me da igual los años que hayan pasado, que tampoco son tantos.
El Metropolitano, aspira a ser la mayor caldera rojiblanca de la historia: "No recuerdo una cosa igual, se hubieran llenado cuatro estadios"

El Metropolitano, aspira a ser la mayor caldera rojiblanca de la historia: “No recuerdo una cosa igual, se hubieran llenado cuatro estadios”

"Siempre es un estímulo, nuestra gente nos empuja y nos da energía, hace que los esfuerzos no se sufran". Así pedía Diego Simeone a su afición que convierta el Metropolitano en una caldera para el partido de vuelta ante el Real Madrid del que saldrá el cuartofinalista de Champions. Lo hacía decepcionado por el resultado y con un ojo en el Getafe. "Ya pensaremos en la vuelta, con el apoyo de nuestra gente, será un partido importante", insistía.

Y la gente no ha necesitado de la llamada de su entrenador. En el Bernabéu, 3.800 rojiblancos acompañaron al equipo y de esos, unos 1.000 llegaron descendiendo desde Plaza Castilla hasta el coliseo blanco. Sin incidentes reseñables salvo algún conato de enfrentamiento con la afición blanca que estaba en los bares de la calle Rafael Salgado. El Atlético espera que el miércoles batan el récord de asistencia al Metropolitano.

Sería la segunda vez que el Real Madrid provocase ese llamamiento. En el derbi liguero, 70.112 espectadores acudieron al estadio rojiblanco. Se superó el anterior récord que se alcanzó en la vuelta de Champions en los octavos de final ante el Inter de Milán la temporada pasada con 69.196 asistentes. Dependerá también de la lluvia, inclemencia que suele afectar a los fans de voluntades más débiles.

No obstante, las entradas se agotaron hace varios días e incluso está costando atender a las peticiones de los propios jugadores. La más barata son 60 euros y la más cara, 350. De esas, el Atlético ha reservado 3.400 para la afición visitante, el 5% del aforo que es lo que obliga la UEFA en los duelos europeos que se situará, como siempre, en lo alto del fondo norte, en el mismo sector que estuvieron los rojiblancos en el Bernabéu.

Desde las peñas rojiblancas prevén un día histórico que comenzará con las previas en los alrededores del estadio, el recibimiento al equipo y, por supuesto, un tifo que responda al de "Yo te quiero ver campeón" que exhibió el Real Madrid en el Bernabéu. "No recuerdo una cosa igual, se hubieran llenado cuatro estadios", explica a EL MUNDO, Eduardo Fernández, presidente de la Unión Internacional de Peñas del Atlético de Madrid.

Desde la agrupación calculan que vendrán entre 8.000 y 10.000 aficionados de fuera de Madrid y en torno a las 400 peñas. "Hay gente que tiene en el calendario dos partidos al año, pero este es especial", apunta el directivo y cuenta que hay muchos rojiblancos que andan a la "busca y captura" de una entrada para el derbi europeo que, esta vez, esperan llevarse no solo el duelo sino la eliminatoria. "Les tenemos muchas ganas en Champions", apostilla el directivo.

Duelo histórico

Los aficionados del Atlético saben que el duelo histórico por excelencia en España siempre ha sido el Real Madrid - Atlético, que lo del Clásico surgió después. "Ganar al vecino tiene un valor añadido y siempre se disfruta más que ganar a otro", explica. Para el público y para los jugadores, que se quedaron con mal sabor de boca con el resultado en el Bernabéu. "Me voy recaliente porque después del gol de ellos hicimos un buen partido hasta el segundo gol", explicó Giménez y añadió "ahora al Metropolitano con nuestra gente y a meterles".

Que no se malinterpreten las palabras del central rojiblanco que nadie quiere que se repita lo que ocurrió en el derbi de liga que, desde las peñas, lo condenan firmemente. "Rechazamos cualquier violencia venga de donde venga y esperamos que no se repita algo como aquello. Al final, siempre son un grupito muy pequeño que echa barro a este mundillo", explica Fernández. El miércoles revancha europea en la mayor caldera rojiblanca de la historia.

Brahim, gol, trabajo defensivo y pique con Simeone: "¡Habla ahora! ¡Hablaste ayer, habla ahora!"

Brahim, gol, trabajo defensivo y pique con Simeone: “¡Habla ahora! ¡Hablaste ayer, habla ahora!”

"El Madrid buscará compensar esa posición, me imagino yo, con Camavinga y Luka Modric. También está la posibilidad de Brahim, pero no lo creo", había declarado Simeone en la previa del derbi de Champions, dudando de la titularidad del malagueño. Unas palabras que no parecían levantar demasiada polémica pero que aterrizaron en el vestuario del Real Madrid y especialmente en los oídos de Brahim Díaz, que vio la declaración en las horas posteriores y se la grabó a fuego en la cabeza. "¡Habla ahora! ¡Habla ahora! ¡Hablaste ayer... Habla ahora!", le repitió el centrocampista al técnico rojiblanco después de marcar el 2-1 del partido de ida.

Brahim decantó el duelo con un zigzagueo en el área y un disparo que sorprendió a Oblak. En redes sociales pidieron fuera de juego posicional de Vinicius en el lanzamiento, pero ni Simeone ni sus futbolistas protestaron la acción ni el francés Clement Turpin tuvo dudas, como tampoco las tuvo en un empujón de Galán sobre Rodrygo al inicio. Ahí terminó la polémica arbitral del derbi.

Sobre la hierba, Brahim hizo de Bellingham. Trabajó en la fase defensiva, convirtiéndose en el jugador del Madrid que más intercepciones realizó junto a Valverde (4) y el que más entradas con éxito consiguió (3). Acabó levantando a la grada con varias carreras para tapar los avances de sus rivales. Se aprendió bien las instrucciones de Ancelotti, insistente en las últimas semanas en que los cuatro delanteros deben ayudar atrás o el equipo sufrirá. Así lo hizo el internacional con Marruecos, que se desplegó durante casi 90 minutos hasta que salió, ovacionado, exhausto por el esfuerzo.

En ataque fue el mejor de su equipo y no sólo por el gol. 53 pases, 94% de acierto, tres balones largos y una nota media de 8,01 según WhoScored, la plataforma de análisis estadístico. El mejor promedio del encuentro.

El Real Madrid gana el primer derbi de la Champions: "Podíamos haber hecho más en los dos goles"

"Esto no está terminado"

"Estoy para aportar y eso es lo único que tengo que hacer. Jugar aquí es algo increíble, siempre lo digo, cuando vistes esta camiseta tienes que darlo todo", dijo Brahim en los micrófonos de Real Madrid Televisión, donde no se refirió a sus palabras a Simeone: "El gol fue bueno, pero esto no está terminado, queda la vuelta y hay que darlo todo igual".

El andaluz también valoró el empujón que dio el gol a su equipo, que se había venido abajo en la primera parte: "Siempre hemos tenido equilibrio, es verdad que nos empataron y nos vinimos un poco abajo, pero en la segunda parte empezamos bien y en cualquier momento te la podemos liar", insistió, antes de enfocar ya el duelo del Metropolitano: "Todo sigue abierto, es bueno que hemos ganado en nuestra casa pero en la vuelta hay que darlo todo, esto es la Champions y cualquier detalle marca la diferencia".

"No es indiscutible, pero es muy importante"

En la vuelta, Ancelotti recuperará a Bellingham y es de esperar que Brahim vuelva al banquillo, pero para el italiano es tan indiscutible como los titulares y su salida al campo en la segunda parte será clave para el conjunto blanco. "No es cierto que vaya a volver al banquillo como tal. No se puede decir que sea un indiscutible, pero es muy importante, mucho. Aprovecha los minutos que le doy y va a jugar cuando le ponga", aseguró el italiano.

El encuentro de Brahim tuvo su premio en el primer cambio de Ancelotti. Antes del gol parecía que Modric iba a entrar por él, pero después del 2-1 el cuerpo técnico aguantó unos minutos y finalmente retiró del terreno de juego a Camavinga. "Era Camavinga, hemos esperado un poco pero el cambio era Camavinga, era el que teníamos que cambiar porque le molestaba la espalda", explicó el italiano, que terminó retirado a Brahim por Endrick para que el brasileño se escorara a la banda derecha.