Todo lo que hay en juego en la jornada de selecciones: el pulso de Francia sin Mbappé, una muesca más para Cristiano y la agonía de Inglaterra

Todo lo que hay en juego en la jornada de selecciones: el pulso de Francia sin Mbappé, una muesca más para Cristiano y la agonía de Inglaterra

Con Alemania y España clasificadas ya para los cuartos de la Nations League, el resto de las clásicas potencias europeas buscan su clasificación en esta ventana, y lo hacen en circunstancias muy distintas. Francia lo hace sin su líder y capitán, Kylian Mbappé, en una peligrosa crisis de reputación en su país. Portugal, en cambio, lo hace liderada por el incombustible Cristiano, que ha sabido poner siempre en paralelo su ambición personal con el compromiso con su selección, con su país. Como Messi. Para sucederlos la próxima era, Mbappé sabe que necesita a Francia.

Frente a Israel, hoy, la selección francesa tiene un reto sencillo en lo deportivo, aunque el foco estará en las grandes medidas de seguridad en París. El castigo de Didier Deschamps a Mbappé es un pulso, pero en el que cuenta con el apoyo de buena parte de la prensa y la opinión pública. Con Cristiano no hay debate, no todavía, porque no lo ha permitido Roberto Martínez. Jugar en Arabia no es ya un problema. Laporte, con España, es un ejemplo. A Portugal le basta un punto ante Polonia, con la que se medirá mañana, y en la que no estará Lewandowski. Líder de la selección polaca, no estará por problemas físicos. A Lewandowski su selección no le ayuda a dimensionar su carrera como a Cristiano o Mbappé.

En la misma circunstancia está Italia, imbatida, gracias especialmente a la victoria que obtuvo a domicilio ante Francia. El primer intento es conseguirlo, hoy, en Bélgica, donde sobre la crisis de su selección ya se empieza a debatir acerca del retorno de Courtois. De no conseguirlo, deberían hacerlo ante Francia, en casa, en el segundo partido de la ventana, enmarcadas todas claramente en el grupo más duro de esta Liga de Naciones.

Italia, imbatida

Países Bajos y Hungría, en el grupo de Alemania, y Dinamarca y Serbia, en el de España, van a jugarse dos plazas en una primera categoría de esta competición en la que no se encuentra Inglaterra. Los pross se juegan la credibilidad, especialmente tras su derrota ante Grecia en Wembley, después de que una plaga de lesiones haya levantado sospechas sobre el compromiso de los futbolistas, justo antes de que se produzca el relevo en el banquillo con la llegada de Thomas Tuchel, a partir de enero.

Alexander-Arnold (Liverpool), Declan Rice y Saka (Arsenal) Foden y Grealish (Manchester City), Palmer y Colwill (Chelsea) y Ramsdale (Southampton) no estaban disponibles, según la FA. El madridista Bellingham volverá a ser el líder, como ya ocurrió en la Eurocopa. Serán los dos últimos partidos del técnico interino Lee Carsley, en los que para volver a la primera categoría, perdida en 2022, deberán imponerse en Atenas, hoy, con al menos dos goles de ventaja, y vencer a Irlanda el domingo.

Vinicius revienta una tarde de calamidades ante Osasuna

Vinicius revienta una tarde de calamidades ante Osasuna

Después de tantas calamidades, el Madrid encontró un respiro ante Osasuna. Tres goles de Vinicius, tres, para que el Bernabéu le cantase lo que en otros estadios sonará a mofa. "¡Balón de Oro!" A quién le importa si el brasileño lo merece más que Rodri o si lo recibirá alguna vez en su vida. Lo mejor que le puede pasar al Madrid es contar largos años con su 7 en la camiseta. Hoy, en este otoño negro, Vinicius es nave nodriza, mascarón de proa, jugador franquicia. Incluso en un sábado marcado por el infortunio de las lesiones, sólo él hace lo que nunca le sale a Mbappé. [Narración y estadísticas (4-0)]

No había nada de festivo en el ambiente, sino más bien tonos fúnebres en el día de la patrona. Al homenaje a las víctimas por la DANA y al recuerdo de las debacles ante Barça y Milan hubo que sumar las lesiones de Rodrygo, Militao y Lucas Vázquez. Tras notar un desgarro en el muslo derecho, el delantero debió ceder su sitio a Brahim en el minuto 20. Si se le había escapado alguna lágrima, su desdicha pareció una broma tras escuchar los alaridos del central. A la media hora, Militao salía en camilla, con pánico generalizado en torno a su rodilla derecha.

Osasuna, quinto en la Liga con sólo una victoria menos que los blancos, se presumía un rival temible. En la actual dinámica, cualquier equipo con piernas frescas y extremos veloces puede destrozar la pizarra de Ancelotti. Así que a la media hora, con Brahim y Raúl Asencio ya sobre la hierba, la situación se antojaba ideal para los navarros. No habían inquietado a Lunin, pero tampoco sufrían en su área. El Madrid no sabía cómo nutrir a su delantera.

El regreso de Camavinga

Por desgarradora que parezca, la realidad no ha de ser enmascarada. Sin aquellos centrocampistas que marcaron una época en la Champions, los actuales ni siquiera se han ganado aún cierto estatus. Incluso Camavinga, el más capacitado para la posición de mediocentro, que regresaba a la titularidad tras su suplencia ante el Milan. El francés otorga otro ritmo y hoy parece el único capacitado para la exigencia física que requiere el puesto. Sin embargo, ni siquiera bajo su supervisión conseguía el Madrid cimentar un plan medianamente competitivo. Con la vuelta al 4-3-3, Bellingham y Valverde tampoco aportaban nada relevante en la creación.

Con Vicente Moreno cumpliendo su sanción desde uno de los palcos, Dani Pendín alentaba a sus muchachos desde el área técnica. Osasuna había desconectado a Vinicius y Mbappé. Durante la primera media hora, la mejor noticia para ambos fue su cifra de fueras de juego: cero. Entonces, cuando peor pintaba, Vinicius se sacó un as bajo la manga. Una maravilla de velocidad y precisión ante Sergio Herrera. Uno de esos goles por los que suspira Mbappé.

Militao, sobre la hierba, tras su lesión de rodilla.

Militao, sobre la hierba, tras su lesión de rodilla.AFP

La ventaja tuvo un efecto cicatrizante para el equipo y la afición. Cuando Asencio quiso aventurarse en campo rival, con el cuello erguido, hubo algún gesto de asombro. Y cuando colocó un envío de 50 metros para que Bellingham definiera el 2-0, retumbó el aplauso unánime. Rüdiger, Camavinga y Lucas acudieron prestos a abrazar al chico. El ánimo ya ni siquiera a decaer tras el infortunio del capitán. Se había lastimado en el aductor izquierdo, pero el coruñés quiso aguantar hasta el descanso. Ni aun así pudo darse una alegría Bryan Zaragoza, del que tanto se esperaba.

Los intentos de Mbappé

Ancelotti recompuso la línea dando entrada a Modric y con el remiendo de Valverde en el lateral. Ya nada ni nadie iba a importunar a Lunin. Ni una sola parada le exigió Osasuna, así que, cumplida la hora de juego, el ucraniano bajó un córner con autoridad y regaló un balón medido para el 3-0. No había modo, reglamentario o no, de sujetar a Vinicius. Mbappé había querido emularle con una soberbia arrancada ante Areso frenada a duras penas por Catena. Cuando el francés tomó el balón en la frontal para animarse con el libre directo, nadie esperaba un disparo tan enclenque. En la siguiente, tras dejar sentado a Aimar Oroz, volvió a trastabillarse ante Moncayola. Al francés le falta el remate y le sobra el regate.

Mientras el Bernabéu se rompía en aplausos con Camavinga, por el simple hecho de presionar tras una pérdida, Mbappé chutaba contra el lateral de la red. Diríase que Vinicius también suspiraba por hacerle feliz. O incluso los centrales de Osasuna, que regalaron una salida de balón para que Brahim dejase en bandeja el 4-0 al brasileño. En la acción siguiente tampoco supo el astro francés imponerse ante Boyomo. Consciente de su sus carencias, Ancelotti se negó a retirarle. Restaban 20 minutos para Güler, Endrick y el anhelado gol de Mbappé, pero ni por esas.

Rodri superó a Vinicius en el Balón de Oro por 41 votos, tan sólo un 0,6% del total

Rodri superó a Vinicius en el Balón de Oro por 41 votos, tan sólo un 0,6% del total

Actualizado Viernes, 8 noviembre 2024 - 19:01

Sólo 41 puntos separaron a Rodrigo Hernández de Vinicius en el reciente Balón de Oro, según el detalle de la votación divulgado por France Football y L'Equipe. El centrocampista del Manchester City logró 1.170 puntos mientras que el delantero del Real Madrid obtuvo 1.129, lo que supone el resultado más apretado desde 2019, cuando Leo Messi superó a Virgil van Dijk.

En términos porcentuales, Rodri consiguió el 17,6 % de los votos, frente al 17 % de Vinicius. Entre los 99 miembros del jurado que votaron, tras la ausencia de Siria, 15 no colocaron a Rodri o a Vinicius en primer lugar de su lista particular de los 10 mejores, con una predilección especial para otros futbolistas del Real Madrid.

Los 10 seleccionados por cada uno de los 99 periodistas recibieron, respectivamente, 15, 12, 10, 8, 7, 5, 4, 3, 2 y 1 punto.

Jude Bellingham (cinco veces), Dani Carvajal (4) y Toni Kroos (2) fueron los más votados en primer lugar aparte del dúo de cabeza. Con una sola mención al frente de una lista estuvieron Kylian Mbappé, Erling Haaland, Lautaro Martinez y Ademola Lookman. Además, solo cinco miembros del jurado no colocaron a Rodri entre sus 10 elegidos, mientras que Vinicius fue ignorado por tres.

Como curiosidad, ningún miembro del jurado coincidió con el 'top 10' exacto de este año, y solo siete lo hicieron con los cuatro primeros: Rodri, Vinicius, Bellingham y Carvajal. El Balón de Oro 2024 se entregó en una gala celebrada el pasado 28 de octubre en París.

Deschamps deja fuera a Mbappé de la lista de Francia: "No es por problemas extradeportivos"

Deschamps deja fuera a Mbappé de la lista de Francia: “No es por problemas extradeportivos”

Actualizado Jueves, 7 noviembre 2024 - 15:00

Kylian Mbappé no fue convocado este jueves por la selección francesa para sus dos próximos compromisos contra Israel e Italia, el 14 y el 17 de noviembre, ambos partidos de la UEFA Nations League. El seleccionador, Didier Deschamps, no lo incluyó de la lista pese a que el delantero del Real Madrid está en condiciones de jugar, como demuestra su actuación el pasado martes ante el Milan.

"Tuve varias conversaciones con él. Lo he pensado y he tomado esta decisión para estos partidos. Creo que es mejor así. No voy a discutir. Puedo decirle dos cosas: Kylian quería venir y no son los problemas extradeportivos los que entran en juego mientras exista la presunción de inocencia. Es una elección puntual para este encuentro con los dos partidos que nos esperan", comentó el entrenador en rueda de prensa.

En el anterior parón de selecciones, Mbappé se ausentó para recuperarse de una lesión, lo que provocó una gran polémica en el país. Pese a ese problema físico, el jugador disputó con el Real Madrid los dos partidos previos a la convocatoria y luego viajó con unos amigos a Estocolmo. Allí varios medios suecos informaron de la apertura de una investigación por violación, aunque el jugador negó que fuera cierto y los autoridades no confirmaron tal extremo.

La discusión tras la derrota

Con los dos próximos partidos, Mbappé se habrá perdido un total de cuatro encuentros con Francia, todos desde la derrota por 1-3 ante Italia que ya acabó con polémica. Según L'Equipe, el capitán galo se enfrentó en el vestuario a algunos compañeros y crticó el planteamiento del propio Deschamps. En el partido siguiente, ante Bélgica, el delantero fue suplente y apenas disputó 23 minutos. Posteriormente, eso sí, el seleccionador le defendió ante las críticas recibidas en Francia.

"Puede que no estemos de acuerdo en todo. Son discusiones que puedo tener con los jugadores. No estoy aquí para que los jugadores me digan que soy el mejor y el más guapo. Yo les escucho. Siempre me he inspirado en estas discusiones, ya sean individuales o colectivas, protegiendo a todos los jugadores. Estos intercambios son importantes para mí", aseguró Deschamps, confirmando el lío interno.

"Soy consciente de que esto va a ocupar mucha atención mediática, pero no voy a entrar en explicaciones ni nada por el estilo. Porque no veo ningún sentido en hacerlo", finalizó el técnico este jueves después de dar su convocatoria en la que sí incluyó a dos futbolistas de la Liga: Eduardo Camavinga del Madrid y Jules Koundé, del Barcelona.

En la UEFA Nations League, Francia ya está prácticamente clasificada para los cuartos de final pese a la derrota inicial ante Italia. Las tres victorias posteriores le han colocado en segundo puesto del Grupo A2 y ahora busca asaltar el primer puesto de la selección transalpina. En la misma lucha, pero en el Grupo A4 y ante Dinamarca, está España, que este viernes ofrecerá su convocatoria.

Una lupa sobre Ancelotti: la posición de Bellingham, los minutos de Güler y Endrick, la presión de Mbappé...

Una lupa sobre Ancelotti: la posición de Bellingham, los minutos de Güler y Endrick, la presión de Mbappé…

El Real Madrid no encajaba tres o más goles en dos partidos seguidos jugados en el Santiago Bernabéu desde mayo de 2009: un histórico 2-6 contra el Barcelona y un 1-3 contra el Mallorca que sentenciaron el futuro de Juande Ramos en el banquillo del conjunto blanco. Fue una crisis sin precedentes que provocó el regreso de Florentino Pérez a la presidencia. Estos días, el 0-4 encajado en el clásico y el 1-3 del martes ante el Milán han vuelto a revolver las aguas de Chamartín, donde hay «preocupación», admiten fuentes cercanas al vestuario.

La situación no es tan dramática como entonces, pero la acumulación de derrotas, dos en Champions League en cuatro partidos, la distancia de nueve puntos con el Barça en Liga (a expensas de lo que suceda en el Valencia-Real Madrid que queda por disputarse) y, especialmente, la imagen del equipo en las últimas semanas preocupan en las altas esferas del club.

Ancelotti insiste en que el mayor problema es defensivo, y en los números es evidente. Pero hay muchos más. A estas alturas de la pasada Liga, el Madrid sumaba 29 puntos en 12 jornadas, había empatado dos partidos y había perdido uno, el derbi del Metropolitano contra el Atlético. Su cuenta goleadora se cifraba en 23 tantos y los encajados eran sólo ocho. Todo habiendo perdido a Benzema, encajando a Bellingham en el puzle y sufriendo las lesiones de Courtois, Alaba y Militao.

Este curso, el Madrid ha pasado de ese cambio Benzema-Bellingham a uno que ha trastocado más su estilo: Kroos por Mbappé. El conjunto blanco suma 24 puntos en 11 jornadas, con tres empates y una derrota, 21 goles a favor y 11 en contra. En números, parece que no ha cambiado tanto. Si igualamos aquella derrota del Metropolitano con el fracaso de este año en el clásico, encontramos dos noches negras en liga.

La realidad de la Champions

La gran diferencia está en la Champions. Hace doce meses, el Madrid acumulaba cuatro victorias en cuatro partidos, con triunfos de nivel en Nápoles o Braga antes de terminar la fase de grupos de forma inmaculada. Estos meses, los blancos han caído en Lille, han remontado al Dortmund tras una horrible primera parte y han caído con estrépito ante el Milán. Y no hay otra cosa que se valore más en Valdebebas que la imagen continental. Algo que preocupa mucho en una Champions que ahora tiene formato liguilla. El Madrid está en la zona media, fuera de los ocho primeros y en un puesto que le obligaría a disputar el playoff previo a los octavos.

De la derrota contra el Milán el club ha sacado varias sentencias negativas. Ancelotti volvió a probar un centro del campo alternativo y le salió mal. Sentó a Camavinga y centró a Modric con Tchouaméni, dejando las bandas para Bellingham y Valverde. Ninguno en su sitio natural. Arriba, centró de nuevo a Vinicius, más pegado a Mbappé y lejos de la cal, donde ha brillado en los últimos años. Y atrás, el mayor dolor de cabeza de estas semanas es el lateral derecho. Se valora a Lucas por su entrega, pero los partidos ante Dortmund, Milán y Barça han dejado claro al club que debe reforzar la posición en invierno.

A su lado, el nivel de Militao, Mendy y Rüdiger ha bajado, como el de todos, algo colectivo que pone en la lupa a Ancelotti. El italiano, que se ha ganado el tiempo para darle la vuelta a la imagen de la plantilla, tiene la confianza de club y vestuario, pero en sala de prensa ya deslizó que sus jugadores estaban «vagos». «El año pasado fuimos campeones así», dijo también. Pero la llegada de Mbappé ha lastrado la presión del equipo.

En los cuatro partidos de Champions ha sumado menos kilómetros que su rival y volvió a dejar sin minutos a Arda Güler y Endrick, dos jóvenes a los que la directiva y la afición quieren ver sobre la hierba, pero que parecen olvidados por el técnico desde Lille. El martes salieron Ceballos y Fran García antes que ellos. Eso, junto a la posición de Bellingham, que ha jugado ya en todas las posiciones menos en la que brilló el año pasado, se mira con lupa estas semanas.

¿Hasta cuándo, Ancelotti?

¿Hasta cuándo, Ancelotti?

Actualizado Martes, 5 noviembre 2024 - 23:43

El Madrid ya no es sólo vergonzoso. Es un equipo monstruosamente mediocre. Otra noche más del patetismo blanco, contra un Milan que parecía un candidato a la Champions cuando actualmente está en crisis en el Scudetto. Es una situación muy grave la del Real Madrid.

Llevo anunciando la muerte de un entrenador al que ya no le queda ni sentido futbolístico. Ancelotti es culpable de convertir a un montón de estrellas en un montón de estiércol. Conviert

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Hansi Flick hace suyo el primer clásico de Mbappé y el Barça aplasta al Madrid en el Bernabéu

Hansi Flick hace suyo el primer clásico de Mbappé y el Barça aplasta al Madrid en el Bernabéu

El primer clásico de Mbappé ha sido el clásico de Hansi Flick, que en unos meses ha transformado a un muerto futbolístico en un equipo sólido, valiente y optimista. Hay que ser todo eso para imponerse en el Bernabéu, depositario del poder del fútbol, y hacerlo por aplastamiento. El Barça no se traicionó en el riesgo, con su defensa en el centro del campo, fue mejor que el Madrid en la presión y arrebató a los blancos su arte predilecta: la pegada. Hubiera escogido el arma que hubiera escogido para el duelo, el Madrid habría perdido.

Lewandowski, autor de los dos primeros goles, y Lamine Yamal y Raphinha, que cerraron la goleada, la personifican. También Vinicius, a la espera de recoger su Balón de Oro, pero unos y otro no están acompañados del mismo modo. Ni por compañeros ni por ideas. Mbappé no se encuentra actualmente en ese grupo, en ese nivel. El Madrid no ha encontrado quien mueva al equipo como Kroos y el Barcelona ha encontrado en su armario a Casadó, otro mediocentro de la inagotable Masia, otro que llama a la puerta de la selección. Esa era otra de las incógnitas con Flick, y era la de si un entrenador extranjero y recién llegado miraría a la cantera, tan necesaria en tiempos de crisis. Lo hizo.

COLOSAL CASADÓ

Casadó realizó un partido colosal frente a un Madrid que buscó su oportunidad en un arranque a fuego, con dos ataques en cuatro minutos. Presionó y puso ritmo, como si estuviera todavía en el segundo tiempo frente al Dortmund. Si el gol no llegaba, lo único que podía hacerlo era su falta de rumbo. Ancelotti no lo ha encontrado. Volvieron al once Tchouaméni y Camavinga, los señalados por la autoridad para el futuro. Mejor será que a ese futuro se añadan más cosas.

La 'línea maginot' apareció en el Bernabéu. Por amenazantes que fueran las baterías madridistas, el general Flick no dudó. El mensaje es claro: así jugamos. Claro y acertado, fuera cual fuera el resultado, porque es un mensaje que va más allá del Bernabéu. Lo contrario sería un síntoma de debilidad. Cruyff solía poner pañales a su 'Dream Team' cuando acudía a este estadio, y la desfiguración no le sentaba nada bien. El actual entrenador azulgrana la ha mantenido en la semana crítica, frente a Bayern y Madrid. Las dudas, en otra ventanilla.

la reivindicación de iñaki peña

Ancelotti intuía que el Barça no cambiaría, como no cambiaba el Milan en el que jugó y que inspiró los sueños de entrenador de Flick. Por eso mandó a su equipo a hurgar en las miserias del riesgo. No lo consiguió. Los fueras de juego eran continuos en el Madrid, fueran de Vinicius, Mbappé o Bellingham, con llegadas que después rectificaba el VAR, pero llegadas en las que la definición no era la adecuada. Vinicius y Mbappé lanzaron fuera. Bellingham, en cambio, encontró los tres palos tras un centro del francés. La mano de Iñaki Peña, sobre la línea, fue prodigiosa.

El fuera de juego blanco fue, en realidad, una maldición para el portero del Barça, porque la acción merecía entrar en la antología de paradas de los clásicos, junto a las de Zubizarreta, Buyo, Casillas, Valdés o Courtois. El suplente de Ter Stegen necesitaba acciones decisivas. Encontraría la primera nada menos que frente a Mbappé, un mano a mano que vale por 10. Después, en el desespero del Madrid, llegarían más. Mantenerlo en la titularidad mientras no cometa grandes errores, pese a la llegada de Sczcesny, responde al sentido de la justicia. Ahora el portero y Flick recogen su premio. Lunin ya acreditó lo que había de demostrar Iñaki Peña. En el primer mano a mano que tuvo con Lamine Yamal, el ucraniano salió ganador. Yamal estuvo blandito. Frente a Lewandowski, que remató con un sextante en sus dos tantos, no sirvió de nada su envergadura, propia de un cóndor. Cuando mejor lo tenía el polaco, lanzó al palo.

Con Raphinha, Yamal y Lewandowski en estado de gracia, el Barça estaba en condiciones de entregarse al intercambio de golpes que tanto gusta al Madrid, pero la realidad es que la pérdida de control no le sienta bien. De ahí la entrada de De Jong por Fermín tras el descanso, al que se llegó en igualdad. El holandés debía darle más control y el paso delante de Pedri, más precisión en el último pase. Entonces llegaron ambas cosas, el dominio del juego y los goles.

Después de los logrados por Lewandowski, el Madrid no tuvo las mismas sensaciones que ante el Dortmund, no sentía la remontada. Vinicius se desesperaba mientras los espacios que no encontraba se abrían al otro lado del Bernabéu para Yamal y Raphinha, que cerró el clásico de vaselina, como el matador que se observa en la suerte desde el centro de la plaza. Ese matador es, hoy, el Barça.

Kylian Mbappé, en la trampa de Hansi Flick: dos goles anulados y ocho fueras de juego

Kylian Mbappé, en la trampa de Hansi Flick: dos goles anulados y ocho fueras de juego

Era la noche tanto tiempo esperada por Kylian Mbappé, autor de seis goles con el PSG en sus cuatro partidos previos ante el Barça. Era el clásico ideal para su juego, basado en la potencia al espacio. El mejor modo de acabar con una defensa adelantada. Por tanto, el equipo de las cinco grandes ligas europeas que más hace caer a sus rivales en fuera de juego (6,95 por partido) debía extremar los cuidados ante los desmarques del francés. El riesgo exigía precisión extrema y antes de la media hora, el banderín del juez de línea frustró tres veces a Mbappé, incluido el gol anulado por el VAR. Apenas el preámbulo de una noche aciaga para el gran fichaje de Florentino Pérez.

En los primeros 45 minutos, la trampa de Flick hizo caer ocho veces al rival en off-side (seis de Mbappé, uno de Vinicius y otro de Jude Bellingham). De este modo, las oleadas del Madrid no cuajaron en un solo disparo legal ante Iñaki Peña. Tras el descanso, el ex futbolista del PSG vio anulado otro gol, por partir en clara posición adelantada desde el perfil derecho. Sólo cinco minutos después, estrelló su último mano a mano ante el guardameta azulgrana. Tampoco hubo consuelo para Bellingham, que venía con saldar con pleno de victoria sus tres clásicos, donde sumaba tres goles y una asistencia. Su clamoroso error tras un libre directo de Luka Modric ilustró también la debacle madridista.

El campeón debió inclinarse ante un líder implacable, un Barça que además salvó la memoria del pasado. Entre abril de 2017 y mayo de 2018, el equipo dirigido primero por Luis Enrique y más tarde por Ernesto Valverde había enlazado 43 partidos de Liga sin perder (34 victorias, nueve empates). La última derrota del Real Madrid se remontaba al 24 de septiembre de 2023 (3-1 en el Metropolitano), pero tras 31 victorias, 11 empates, los hombres de Carlo Ancelotti entregaron las armas ante su gran némesis.

Impecable Casadó

Ni siquiera hubo modo de apelar a la heroica del Bernabéu, ni a los arrebatos con los que Vinicius había zarandeado al Dortmund. A la espera de recoger el lunes el Balón de Oro, el brasileño nada pudo hacer ante Jules Koundé, el mejor defensa azulgrana desde el arranque de curso. Tampoco ante Marc Casadó, cuya irreprochable labor destructiva sólo iba a empañarse con una amarilla en el minuto 43. Esa supuesta debilidad ni siquiera hizo titubear a Flick, que tras el descanso prescindió de Fermín López para dar entrada a Frenkie de Jong. El regreso del holandés, después de seis meses, al escenario donde sufrió una grave lesión de tobillo. Con el brazalete de capitán cedido por Raphinha, la primera acción del ex futbolista del Ajax fue tirar al suelo a Vinicius.

Casadó, con mando en plaza, trazaría con el tiralíneas para el 0-1 de Robert Lewandowski. Alejandro Balde, básico para dar amplitud desde la izquierda, dejaría el 0-2 en la cabeza del polaco. Son ya 17 goles en 14 partidos para el máximo realizador del continente, que además ha aportado el tanto de la victoria en seis jornadas ligueras para el Barça. Los 406 aficionados en la zona visitante, algo así como la mitad de las solicitudes azulgranas, gritaban hasta el delirio en un Bernabéu teñido de notas fúnebres. Desde el techo cerrado, en el flamante videomarcador de 360º, lucía el 0-4, gracias también a Lamine Yamal y Raphinha.

Un terrible revés para Carlo Ancelotti y la confirmación definitiva de Flick, que aún tuvo tiempo para pedir prudencia a sus suplentes y colaboradores durante la celebración del tanto del brasileño. La alineación del alemán, idéntica a la del miércoles ante el Bayern, promediaba 24 años y 188 días. Otro dato que presagia una nueva dinastía azulgrana. Al menos, en esta Liga donde ya cuenta con seis puntos de margen. Joan Laporta, desde el palco, sólo pudo echar de menos ese 0-5 de tan simbólicas connotaciones.

La historia derrota al juego en el Bernabéu con un Vinicius imparable ante el Dortmund

La historia derrota al juego en el Bernabéu con un Vinicius imparable ante el Dortmund

El carro se transformó en cuadriga con el sonido seco del latigazo que el coliseo blanco espera, paciente, por mala que haya sido la noche. Es el latigazo del gol. Lo soltó Rüdiger, un tipo con aspecto de gladiador que llegó hace poco tiempo a la verde arena, pero contagiado ya de lo incomprensible. Lo incomprensible sucede en el Bernabéu. Lo incomprensible es lo que se preguntan los jugadores del Borussia Dortmund. Lo incomprensible lo personifica Vinicius, dueño de un hat trick que precede a su Balón de Oro. Noches como ésta lo explican.

La historia dice que cuando ese latigazo se escucha en esta grada, la victoria llega por la ley de la naturaleza, como el verano sucede a la primavera. A la historia, sin embargo, hay que acompañarla. El Madrid lo hizo con el alma y el Bernabéu, con la liturgia, para superar a un rival que había sido mejor con la pelota. Ahora queda acompañarla con el juego, aunque el juego, hoy, parezca algo que nada tiene que ver con el Madrid, con lo que acontece en el Bernabéu. También es fútbol.

Vinicius logró un empate que parecía imposible después del dominio incontestable del Dortmund, plasmado en dos goles de ventaja al descanso. En el segundo tiempo, el Madrid consiguió cinco, tres del brasileño en total, una de esas remontadas que quedan para el recuerdo, una más, aunque no tenga la trascendencia de otras. Queda mucho para los títulos. El final del brasileño, un demonio, resultó incontenible para un rival que no cayó jamás, que obligó a lo mejor a Courtois y que incluso hasta los últimos minutos pisó el área contraria. No pudo, sin embargo, con la escena, ni con Vinicius.

Mbappé frente a Vinicius

Mbappé observó la crecida de Vinicius como un subalterno. Fue importante en el centro del primer gol a Rüdiger, clave, y en el trámite del segundo, pero fue uno más. Más peso tuvo Modric, titular después de iluminar al Madrid en Vigo, porque Ancelotti necesita un auriga, aunque sea un viejo auriga, para poner a correr a los 'purasangre'.

El papel de Vinicius es el que debía corresponder a Mbappé, o eso debe pensar el francés. En ese duelo debe encontrar una motivación. Vinicius le dará todos los pases posibles, pero no le va a dar un metro en el pulso de ídolos y de egos cuando toque el oro. Será el lunes.

Mbappé apareció en el centro del área, un lugar donde no explota sus mejores condiciones, la carrera al espacio. La posición de delantero centro no le beneficia. Ancelotti no es el primer entrenador que lo sitúa en el área, ya lo hicieron Deschamps o Luis Enrique. La decisión es el resultado de la optimización de recursos, al dejar la banda izquierda a Vinicius, como el PSG o Francia sucedía con Barcola o Dembélé. Una volea en los primeros minutos, desviada por un defensa, fue de lo poco que el francés pudo encontrar en el primer periodo. Sus cualidades piden espacio para activar su físico, para explotar en la carrera, el desborde y el gol. Por supuesto que tiene calidad para hacerlo como delantero centro, pero es en el primer rol en el que es mortal pero no único, no con Vinicius. El área puede acercarle al gol, pero también le acerca a la prisión.

Ancelotti ha repetido que Mbappé y Vinicius tienen libertad para moverse en el frente de ataque. Frente al Dortmund no lo hicieron inicialmente, estáticos, lentos. Eso provocó que el Madrid jugará en exceso al pie, en lugar de hacerlo al espacio, hecho que facilitó el trabajo defensivo del Dortmund. Ryerson, en la derecha, lo hizo con una solvencia sorprendente, dado que suele ser la zona cero para un rival del Madrid, al tratarse de la banda por la que encara Vinicius y a la que cae Mbappé.

Inacción por falta de plan

A Vinicius y Mbappé les acompañaba Rodrygo, titular en el regreso de Ancelotti al 4-3-3, después de la mala experiencia, pese a la victoria, con los tres centrales en Vigo. Modric, clave en ese triunfo, volvía al once en un centro del campo, junto a Valverde y Bellingham. Ni Tchouaméni ni Camavinga. La experiencia no funcionó, con un dominio total de Nmecha, Sabitzer y Brandt durante la primera hora. Nmecha dio un curso de mediocentro y Brandt estuvo en todas partes. La razón no era únicamente su calidad, sino también la inacción del Madrid. Inacción por falta de plan, de ideas y, especialmente, de presión, agresividad y velocidad con la pelota. Sin presión alta, el Madrid replegaba frente a un rival que tocaba y tocaba hasta hacer eternas las posesiones.

Ese planteamiento no es el que corresponde al Madrid, pero, en cualquier caso, únicamente tiene sentido con una eficacia defensiva altísima. No la tiene el conjunto de Ancelotti y al Dortmund le costó poco, muy poco, demostrarlo. Llegó al área y encontró en las dudas de Lucas Vázquez una mina. Tras una de sus pérdidas, Gurassy cedió a Malen para abrir el marcador y, más tarde, el lateral no pudo anticiparse a Gittens en un centro.

Lucas Vázquez pudo resarcirse con su gol, tercero del Madrid, después del empate. El hueco dejado por el lesionado Carvajal no es cualquier cosa, porque aportaba mucho más que un lateral. De lo que sucedió después del latigazo de Rüdiger, con Vinicius desencadenado, sabe mucho Carvajal. De lo que pasó antes, hay que preguntar a Ancelotti. Mejor antes del clásico.

Espacio para Mbappé, la obsesión del cuerpo técnico del Madrid: acumulación en el lado derecho, intercambios con Vinicius...

Espacio para Mbappé, la obsesión del cuerpo técnico del Madrid: acumulación en el lado derecho, intercambios con Vinicius…

Kylian Mbappé es el máximo goleador del Real Madrid esta temporada. Suma ocho tantos en los 12 partidos que ha disputado, cinco en los últimos siete. Cifras decentes pero no extraordinarias, que es lo que busca el conjunto blanco en un fichaje de su envergadura. El futbolista mejor pagado de la plantilla es también la gran pieza del puzle global de Ancelotti, un rompecabezas que de momento no termina de encajar y que busca cada semana nuevas soluciones. Y es que el cuerpo técnico lleva ya tres meses instalado en una obsesión: la liberación de Mbappé. Un pensamiento que lo condiciona todo. Hoy, ante el Dortmund, vivirá una nueva prueba.

El delantero francés ve puerta cada 121 minutos y dispara más que nadie, pero más por ansia individual que por las ocasiones que el equipo genera para él. Tres de sus ocho goles han llegado de penalti y se le nota encajonado en el embudo del Madrid. Todos parecen estarlo y romperlo es la obsesión de Ancelotti y sus asistentes. Pero, ¿cómo?

El Madrid, salvo en Balaídos, no ha cambiado demasiado de sistema, pero sí de piezas. Sigue jugando en 4-4-2 con rombo o en 4-3-3 con Rodrygo en la derecha, pero la salida de Kroos y la llegada de Mbappé han trastocado el sistema, la ocupación de los espacios y el estilo de juego del equipo. Sin el alemán y con el galo, Ancelotti ha sumado un delantero más y ha perdido a un centrocampista en salida de balón, obligando a situar a Mbappé entre Vinicius y Rodrygo y retrasando a Bellingham a la medular, alejándole de la frontal del área y haciendo más difícil su llegada a la frontal, salvadora para el Madrid el año pasado. El británico todavía no se ha estrenado este curso y su frustración es cada día más evidente.

El problema de juego de los de Ancelotti es claro, pero también es obvio que el Madrid morirá con estas piezas, de ahí las mil pruebas en este inicio de curso y el pequeño caos que sufrió el equipo en Vigo al intentar el sistema de tres centrales. ¿Para qué? Por los espacios.

Acumulación en el lado derecho

Una de las situaciones que ha observado el cuerpo técnico es precisamente esa acumulación de jugadores en tres cuartos de campo. Demasiada. Tchouaméni, Camavinga, Valverde, Bellingham, Vinicius y Mbappé, con Rodrygo como alternativa a uno de los centrocampistas franceses. Son seis hombres para el ataque, los mismos que el año pasado, pero solapados.

Hasta este verano, Kroos asumía el lado izquierdo en salida, Tchouaméni o Camavinga el eje, Valverde el interior derecho, Vinicius y Rodrygo las bandas, siempre en diagonal hacia el centro, y Bellingham tenía para él todo el frente de ataque para moverse en libertad hacia el área o para ayudar en salida. Desde agosto, nada cuadra.

El mapa de calor de los futbolistas ante el Celta fue contundente. La zona más pisada por los jugadores del Madrid fue el interior derecho, ahí intentaron conectar Valverde, Bellingham, Tchouaméni e incluso Camavinga. La izquierda, toda para Vinicius y para las apariciones de Mbappé, y nadie en el lado zurdo en salida de balón. Ni siquiera Bellingham, que ha jugado en ese lado en varias ocasiones pero al que Ancelotti quiere en la derecha. ¿Por qué? Por Mbappé. «A Kylian le gusta caer a la izquierda, a Jude le queremos por la derecha con Rodrygo», explicó ayer el técnico.

Intercambios con Vinicius

Lo ideal, reflexiona el cuerpo técnico, es que los seis de ataque intercambien posiciones, como en el gol de Vinicius para el 1-2 en Vigo, donde el brasileño se desmarcó en diagonal para terminar definiendo en la derecha del área. Crear espacios para que las estrellas puedan potenciar su gran virtud: correr al hueco. Pero eso no está pasando, ni siquiera al poner a Tchouaméni como tercer central para centrar a Camavinga y Valverde y generar más espacios por dentro para Mbappé y Bellingham. Esa es la teoría, pero a la práctica le quedan muchas pruebas. «No lo he explicado bien», asume Ancelotti.

En Lille se vio la peor imagen del equipo. El 4-4-2 con Camavinga, Valverde, Tchouaméni y Bellingham fracasó, con los tres primeros ocupando prácticamente la misma zona del campo. Ahí nació la idea de jugar con tres centrales en Vigo, pero en defensa no funcionó.

Mbappé, mientras, busca su espacio. En el PSG fue delantero y extremo izquierdo, en Francia disfrutó escorado al lado zurdo con Thuram en punta... En Madrid, parece clave su comunicación con Vinicius para intercambiar posiciones y alternar egos.