El resurgir del Nottingham Forest, medio siglo después de Brian Clough: "No fui el mejor, pero sí estaba en el primer puesto de la lista"

El resurgir del Nottingham Forest, medio siglo después de Brian Clough: “No fui el mejor, pero sí estaba en el primer puesto de la lista”

El pasado lunes se cumplieron 50 años de la llegada de Brian Clough al Nottingham Forest, un club perdido por entonces en segunda división que el técnico, tras cuatro temporadas, transformó en bicampeón de la Copa de Europa. Esa misma noche de Reyes, Nuno Espírito Santo guio desde el banquillo al Forest a su sexta victoria consecutiva en la Premier League. El 0-3 ante el Wolverhampton Wanderers, a modo de homenaje para Clough, confirmaba al equipo en la tercera posición de la tabla, igualado con el Arsenal y a seis puntos del Liverpool, a quien recibirá en la próxima jornada. El ambiente en su estadio se asemejará al descrito por el Nottingham Football Post en uno de sus titulares de aquella semana de enero de 1975: «El huracán Clough arrasa el City Ground».

Fue un genio de arrebatadora personalidad. El pionero de los entrenadores mediáticos, gracias a su particular insolencia ante los micrófonos, desde donde dilucidaba las rencillas con sus adversarios. Sin embargo, cuando al final de su vida, ya derruido por el alcohol, un periodista preguntó a Clough cómo le gustaría ser recordado, él simplemente dijo: «No quiero epitafios con mensajes profundos, ni ese tipo de historias. Me gustaría que mencionaran que contribuí al juego».

El pasado 20 de septiembre, al cumplirse dos décadas de su muerte, Nuno quiso actualizar el legado: «Todos los días lo tenemos presente. Recorremos el club y vemos lo importante que fue Brian. Sobre todo, su mentalidad y su convicción de que todo es posible en el fútbol». Seis días antes, el Forest había dado su primer golpe sobre la mesa en Anfield (0-1) merced a un gol de Callum Hudson-Odoi.

Un plan sencillo y efectivo

Nottingham, con poco más de 300.000 habitantes, es la única ciudad del continente que puede presumir de un club con más títulos de la Copa de Europa (1979, 1980) que de su propia liga (1978). A orillas del río Trent, se yergue The City Ground, donde los reds juegan desde 1898. En la otra ribera se divisa el estadio del Notts County, su rival ciudadano. El club de fútbol más antiguo del mundo, fundado en 1862, vagabundea hoy por la cuarta división. Mientras, el Forest vive su mejor momento en tres décadas. Desde 1987, cuando acabó tercero, no sumaba tantos puntos en la primera vuelta de la Premier. Nada desdeñable para un equipo que acabó decimoséptimo la pasada campaña, a sólo seis puntos del descenso.

«Son los jugadores quienes pierden los partidos, no la táctica. Se dicen muchas tonterías sobre táctica por parte de gente que apenas sabe cómo ganar al dominó». Esa fue la explicación de Clough al temprano adiós de Inglaterra en la Eurocopa 2000. Y esa parece ser la premisa de Nuno. El ex técnico del Valencia ha ensamblado un grupo con las ideas muy claras, donde cada futbolista hace su trabajo. Sin sofisticaciones. Sin historias.

Bajo palos, el belga Matz Sels, de 32 años, suma nueve porterías a cero, más que ningún otro guardameta en la Premier. En la defensa, el brasileño Murillo, de 22 años, se ha consolidado como un central contundente, formando pareja con Nikola Milenkovic. El Forest no presiona arriba y cuenta con el tercer porcentaje de posesión más bajo en la Premier, pero su plan resulta tan sencillo como efectivo. El australiano Chris Wood, de 33 años, con su corpachón de delantero antiguo, ha anotado 12 goles en 20 jornadas.

Nuno, tras el triunfo del lunes ante el Wanderers.

Nuno, tras el triunfo del lunes ante el Wanderers.AFP

«Hay muchas maneras de trabajar. Jugar replegado y salir a la contra también puede dar buenos resultados. Ahora han asimilado muy bien lo que quiere el entrenador y todo eso, en conjunto, les ha hecho más fuertes como equipo», analiza Juan Fuentes, en conversación con EL MUNDO. El lateral cordobés defendió los colores del Forest entre febrero de 2018 y julio de 2019, a las órdenes de Aitor Karanka. Apenas 18 meses, por culpa de una gravísima lesión en la meseta tibial sufrida durante un partido ante el Barnsley. «Fue un palo muy duro, pero lo que viví allí fue maravilloso. Siempre estaré muy agradecido con el club, porque me ayudó mucho. Incluso me ampliaron el contrato sabiendo que probablemente no volvería a jugar más».

Fueron 23 temporadas lejos de la Premier hasta que, de la mano a Steve Cooper, el Forest regresó en 2022. Evangelos Marinakis, propietario también del Olympiacos, empezó a dar rienda suelta a la chequera con Morgan Gibbs-White. Una confusa política deportiva, a menudo objeto de burla, cifrada en 44 fichajes y 13 cesiones. Un torrente de polémicas en torno a este armador griego, suspendido con cinco partidos por escupir cerca de un árbitro. De sus turbios manejos quedó constancia el pasado año, cuando el Forest perdió cuatro puntos por infringir las normas económicas de la Premier.

Si Clough hubiese conocido a Marinakis probablemente le hubiese agasajado con unas palabras similares a las que dedicó a Robert Maxwell, ex dueño del Derby County: «Tenía un ego más grande que su yate. Quizá por eso se cayó por la borda». En noviembre de 1991, el cuerpo del magnate, fiero rival de Rupert Murdoch, había sido encontrado en extrañas circunstancias en aguas de Tenerife.

Por entonces, Clough apuraba sus últimos días en The City Ground. Apremiado por los angustias económicas, el Forest necesitaba de la sangre joven de Roy Keane, con quien Old Big Head (el viejo cabezón) protagonizó una gran historia de amor-odio. En el último entrenamiento previo a su debut en Anfield, con apenas 19 años, el irlandés fue conminado a limpiar los zapatos de su entrenador, que acababa de pasear a su perro. En enero de 1991, tras un 3-0 ante el Crystal Palace en la FA Cup, Cloughie derribó a la joven estrella de un puñetazo. Eran momentos terribles para el técnico, destrozado por su afición a la bebida y por la muerte de su inseparable ayudante Peter Taylor. Según detalla Jonathan Wilson en la biografía Nobody Ever Says Thank You (Orion Publishing, 2011) los episodios de furia en los entrenamientos eran moneda común. No obstante, en mitad de uno de esos estallidos Clough se acercó al futuro capitán del Manchester United para confesarle: «Te quiero, irlandés».

Los estertores con el Forest, tras 18 temporadas, se completarían con el descenso a la Premiership. El último gol del curso 1992-93, de penalti en el campo del Ipswich, lo anotaría Nigel Clough, su hijo. La campaña anterior había dejado escapar a Teddy Sheringham, rumbo al Tottenham. Muestra de que en las Midlands se había esfumado aquel hechizo con el que el Forest desafió al mismísimo Liverpool de Bob Paisley. El gran tirano del continente por entonces.

Clough, con la Copa de Europa de 1979.

Clough, con la Copa de Europa de 1979.GETTY

De hecho, su primera noche mágica en la Copa de Europa llegaría, en dieciseisavos, ante el conjunto que venía de alzar su segunda Orejona consecutiva (2-0, 0-0). Tras una vibrante semifinal ante el Colonia, el partido por el título frente al Malmoe lo definiría un cabezazo de Trevor Francis (1-0). En aquellos años donde apenas se daba valor a las asistencias, aún se recuerda el pase de John Robertson, «el Picasso del fútbol», a juicio de Clough. La zurda del extremo escocés también definiría la final de la Copa de Europa de 1980, resuelta en el Santiago Bernabéu frente al Hamburgo de Manfred Kaltz, Felix Magath y Kevin Keegan (1-0).

Entre esa nómina de jugadores, a los que Clough había oblicado a beber hasta casi reventar la noche previa a la final de la Copa de la Liga de 1979, también cabe mencionar de Peter Shilton, el portero mejor pagado de Inglaterra, y el capitán John McGovern. Todos al servicio de una idea. La de Clough: «No diría que fui el mejor entrenador del país, pero sí estaba en el primer puesto de la lista».

El Liverpool gana en Montilivi gracias a un penalti y aboca al Girona a un imposible

El Liverpool gana en Montilivi gracias a un penalti y aboca al Girona a un imposible

Actualizado Martes, 10 diciembre 2024 - 20:53

El Girona rozó con los dedos la posibilidad de interrumpir la marcha triunfal del Liverpool en la Champions, pero Europa volvió a darle la espalda. Los reds, gracias a un penalti concedido por el árbitro a instancias del VAR y transformado por Mohamed Salah, sumaron una nueva victoria que les permite seguir liderando la clasificación y que deja las opciones de los locales de seguir adelante pendientes de un hilo aún más fino. Para lograrlo, están obligados a ganar tanto al Milan, en San Siro, como al Arsenal, en Montilivi y esperar a que alguno de los rivales que están por encima dé algún traspiés. [Narración y estadísticas (0-1)]

Nada invitaba a pensar en un desenlace así en una primera parte en la que el gran hueco que hay entre ambos en la clasificación no se reflejó sobre el terreno de juego. Tal vez el equipo inglés tuvo las llegadas más claras, casi siempre perfectamente contrarrestadas por un Gazzaniga tremendamente seguro. Las opciones locales, mientras, si bien un poco más escasas, tampoco estuvieron del todo exentas de peligro. Sobre todo, la de Yáser Asprilla cuyo duro disparo desde fuera del área, camino de firmar una curva envenenada, acabó finalmente por encontrarse con una acción también de gran mérito de Alisson.

El conjunto de Míchel, tratando sobre de todo de hacerse fuerte en defensa y recurriendo a la capacidad para incorporarse al ataque tanto de Alejandro Francés como de Miguel Gutiérrez, hizo soñar a los hinchas de Montilivi, algo escarmentados tras los recientes tropiezos en Copa del Rey y Real Madrid.

El penalti decisivo

Quizás envalentonado por su buen primer tiempo, el Girona amenazó muy pronto al Liverpool tras el descanso. Solo para ver, no obstante, cómo su rival lo encerraba en las inmediaciones del área. Hasta que el árbitro, Benoit Bastien, a instancias del VAR, acabó señalando un penalti de Van de Beek sobre un Luis Díaz que Salah, tras unos instantes de suspense, se encargaría de transformar. Tras el tanto 0-1, los de Míchel parecieron encontrar ánimos renovados para buscar la portería rival. Casi siempre, con un exceso de precipitación que enviaba una y otra vez al garete sus posibilidades.

Los visitantes, además, también tuvieron alguna opción más para sentenciar. Sobre todo, por medio de un Alexander-Arnold cuyos disparos se vieron una y otra vez abortados por el portero local. Ni unos ni otros lograron que el marcador volviera a moverse y la derrota final convierte las opciones gerundenses de meterse en el playoff en una misión ya casi del todo imposible.

“Help”, gritó el Madrid

Actualizado Miércoles, 27 noviembre 2024 - 23:33

Un Real Madrid que bordeó el ridículo cayó en manos de un rabioso Liverpool. El equipo inglés no tuvo piedad y enterró en vida a un conjunto blanco que se queda semi-muerto para esta Champions de locos.

Fue una pena, pero el equipo de Ancelotti ni defendió bien ni tuvo centro del campo y, ¿dónde estuvo el ataque? En el limbo de los justos. Además, no sabe jugar ni con presión ni sin ella. Todo lo contrario de un Liverpool, que te acongoja con su p

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Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid

Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid

Sucumbe Mbappé, sucumbe el Madrid. No es necesariamente el axioma de lo que sucedió en Anfield, pero dada la jerarquía del futbolista y el esfuerzo e inversión del club en el francés, la relación es evidente. Lo fácil es señalar a Mbappé por el penalti errado cuando el Madrid se aferraba a esa acción como un náufrago a un tablón en mitad de la tempestad. Un penalti, sin embargo, lo falla el mejor. Que se lo pregunten a Salah. A Mbappé hay que preguntarle por otras cosas, después de un partido errático, repleto de imprecisiones. También lo hizo Güler, el esperado Güler, pero la espera de uno y otro no tienen nada que ver, ni cuestan lo mismo. [Narración y estadísticas (2-0)]

Mbappé no es el único culpable de esta derrota ante el Liverpool (2-0) que pone al Madrid en una situación muy comprometida en la Champions, destinado a luchar por la pedrea en una primera fase nueva y extraña. El tiempo de los miuras queda lejos y es el tiempo del Madrid, pero la primera feria deja muchas sospechas, tras caer ante el Lille, el Milan, peores equipos que este Liverpool, con pleno en la Champions y líder de la Premier. Siguiente parada, Bérgamo, el Atalanta. De este modo, cualquiera lugar invoca una oración.

Las sospechas se ciernen sobre Ancelotti, por la irregularidad del equipo, y sobre Mbappé. Al primero le excusan las lesiones; al segundo, nada. Sin Vinicius, lesionado, Anfield era la arena para que buscara su lugar en el sol, después de un arranque de temporada tibio, donde apenas ha sido un crack de highlights. Hoy, la distancia entre Vini y Mbappé es un abismo, una sima. La ansiedad del francés, que lo que más cerca estuvo del gol fue de rebote, es un hecho, pero la ansiedad difícilmente es titular en el Madrid.

El 'vietcong' del liverpool

Mbappé era uno de los perfiles ofensivos escogidos por Ancelotti para un Madrid poco ofensivo. Tampoco eso es una coartada. Puede ser un contrasentido o puede ser un ejercicio de realismo, dado el parte de bajas del Madrid y la vocación de un Liverpool capaz de poner Anfield cuesta abajo cuando ataca. El día después de Klopp es el día siguiente, ahora de la mano de un desconocido de los banquillos, Arne Slot, que parece sacado de la carpeta de un head hunter. Se va el divo, se queda la idea.

Presiona y corre, corre mucho el Liverpool, algo que al Madrid le cuesta mucho aguantar con el mismo lenguaje. En Anfield tocaba el Madrid de la resistencia, el Madrid del Etihad, frente a un fuego ofensivo frenético cuando encuentra su ritmo, con futbolistas que alternan posiciones y roles, sin ofrecer referencias, como un ataque del Vietcong. La única solución era romper ese ritmo.

Lo consiguió el Madrid con un buen repliegue, aunque sin impedir las oportunidades que se sucedieron en la primera mitad. Courtois paró a quemarropa ante Darwin Núñez, Rüdiger cortó un centro de gol con el rostro inyectado y Asencio reaccionó a tiempo de sacar el balón sobre la línea después de su propio rechace. Nada más llegar al primer equipo y nada más empezar, era la jugada que puede condenar a quien llega de la cantera, siempre en debate, siempre bajo sospecha y siempre, o casi siempre, demasiado lejos del primer equipo del Madrid. Los centímetros que le podían haber señalado, en cambio, lo elevaron en su autoestima, sólido en su papel y bravo a empujones con Darwin Núñez. Aunque le costara una tarjeta, demostró cuajo en el área de Anfield. No es cualquier lugar. La maniobra de Mac Allister antes del gol lo encontró en el pulso final, pero el problema se había originado con anterioridad, en la falta de anticipación antes de que recibiera el delantero en el área.

Gakpo festeja el 2-0 junto a Van Dijk, Salah y Luis Díaz.

Gakpo festeja el 2-0 junto a Van Dijk, Salah y Luis Díaz.AFP

El tanto fue la consecuencia del asedio que el Madrid no pudo impedir con el break del descanso. Fue peor. El segundo tiempo arrancó, de hecho, con la mejor intervención de Courtois, mano abajo, continuó con el gol y, de inmediato, la lesión de Camavinga, hasta entonces el mejor futbolista del Madrid, junto con Courtois.

Una serie negra que, sin embargo, dio paso a los cambios y a una ocasión aparecida de la nada gracias a uno de sus protagonistas. Lucas Vázquez saltó al campo para que Valverde, inicialmente lateral, pasara al centro del campo, junto a Ceballos. La primera vez que pisó el área, Lucas Vázquez provocó un penalti de Robertson. Mbappé dio entonces continuidad a su partido. Lo lanzó mal, como lo haría Salah, pero con mejores antecedentes. La mejora del Madrid fue insuficiente frente al gol de Gakpo. Mbappé miró al césped sin respuestas. A él lo mira el madridismo.

Regatear hacia el banquillo

Regatear hacia el banquillo

Más que un preparador físico, un psicólogo u otro sistema de juego, la temporada de Kylian Mbappé la salvaría una brújula. Le salen todos los regates en horizontal. Zigzaguea potente, se quita rivales en dribbling o manoteando, avanza en ilusionante carrera hasta que el espectador, a la vez que sus rivales y compañeros, advierte que su destino parece el banquillo o la propia cámara de televisión. Cuando intenta avanzar en vertical el desenlace es

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Un Mbappé inexplicable ante la mirada de Nadal: “Seguro que va a ser lo que se espera de él”

Actualizado Miércoles, 27 noviembre 2024 - 23:06

La historia reciente de los enfrentamientos entre Liverpool y Real Madrid resumía el éxito del partido en un futbolista: Vinicius Júnior. El brasileño marcó en la final de la Champions de 2022 y repitió hace dos temporadas, en los octavos de final continentales, cuando el conjunto blanco salió triunfante de Anfield Road gracias a dos goles de su joven y nueva estrella. Fue el gran peligro madridista y la pesadilla 'red'. Pero ayer, en una noche helada en Liverpool, la ausencia por lesión del ex del Flamengo descolocó a los de Ancelotti, congeló sus ideas y situó en el juzgado mediático a otro jugador: Kylian Mbappé. Y el francés no tuvo defensa.

Todo bajo la atenta mirada de Rafa Nadal, estrella en el palco de Anfield después de visitar a Guardiola y a la plantilla del City en Manchester, a una hora de distancia del estadio del Liverpool. El de Manacor, acompañado por su hermana, conversó con Butragueño, Solari y Juni Calafat, y se rodeó de otros miembros de la Junta Directiva del cuadro de Chamartín. Eso sí, fue testigo de una noche negra para el Madrid.

A unos metros, Gareth Bale, que acudió para trabajar como comentarista en TNT Sports, junto a Rio Ferdinand y Steve McManaman. El galés pisó el césped, saludó a Butragueño y a miembros del departamento de comunicación y del cuerpo técnico del conjunto blanco y se acercó a ver, ya en privado, a algunos de sus antiguos compañeros, aunque el partido lo ensombreció todo.

En el campo, la cara de Mbappé fue la cara del conjunto blanco. Impotente ante Van Dijk, Konaté y Bradley. Inefable frente a lo que le fue sucediendo en el partido. Torpe en los controles y en los regates, tímido al encarar a sus rivales, como si fuera otro futbolista, y errático en el momento más importante del duelo, el penalti que podría haber supuesto el empate y que el atacante galo estrelló en las manos de Kelleher. Inexplicable.

Ese fallo completó los 10 minutos de deriva madridista en Anfield, convertidos en 90 bajo la capa de héroe de Courtois. En el minuto 52, Mac Allister puso el merecido 1-0 para los locales. A los dos minutos se lesionó Camavinga, el mejor de los visitantes en el duelo, y en el 61 Mbappé falló desde los once metros cuando el Madrid pensaba que podía seguir vivo en el encuentro.

"Nosotros lo vemos bien, entrenando bien, a veces sale, a veces no, hoy no ha salido el penalti pero tenemos confianza en él y seguro que Kylian va a ser lo que se espera de él", reflexionó Modric.

Ancelotti, que se pasó el partido desesperado, corrigiendo continuamente a sus futbolistas y muy pendiente de Arda Güler, se giró hacia sus asistentes, especialmente hacia Davide, su hijo, y Francesco Mauri, y no imploró palabra. El silencio lo hizo todo. Era la continuación de la pesadilla de Mbappé justo cuando su equipo más necesitaba de su talento.

El penalti fallado por Salah no alentó al Madrid, perdido tras el error de Mbappé, sino que empujó todavía más a un Liverpool que amplió distancias gracias a Gakpo. Ahí donde crecieron los blancos en febrero de 2023 cayeron en noviembre de 2024, complicándose mucho la vida en la liguilla de la Champions. Los blancos son ahora 24º, situándose como el último equipo con plaza para el playoff del mes de enero, en el que se miden todos los posicionados entre el 9º y el 24º. A falta de tres jornadas en las que debe visitar al Atalanta y el Brest y recibir al Salzburgo, el Madrid suma sólo 6 puntos en cinco jornadas. Situación límite.

La construcción del nuevo Liverpool post Klopp: un hombre en la sombra y la elección de un 'desconocido' gracias al Big Data

La construcción del nuevo Liverpool post Klopp: un hombre en la sombra y la elección de un ‘desconocido’ gracias al Big Data

Jürgen Klopp sigue gobernando el lateral de la fachada del número 27 de Burnand Street, una de las calles pegadas a Anfield Road. Es un mural icónico, reflejo de la devoción de la afición red por la que ya es una de sus leyendas. Un poco más lejos, en Slater Street, en el centro de la ciudad, otro mural ensalza la figura del técnico alemán, campeón de la Champions, la Premier, la FA Cup, la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubes, la Copa de la Liga y la Community Shield con el Liverpool durante la última década. Es decir, campeón de todo. Klopp es historia, pero historia ya pasada. Su imagen es para los murales, porque la realidad, el banquillo, es para Arne Slot, guía de este 'nuevo' Liverpool, un club que se ha lavado la cara en la banda y en los despachos tras la salida de Klopp, líder en la Champions y líder en la Premier antes de recibir al Madrid.

Tras el anuncio del adiós de Klopp el pasado 26 de enero, el Liverpool se puso manos a la obra para construir su nuevo organigrama. Uno totalmente nuevo porque el alemán lo era absolutamente todo en el conjunto británico. Tanto que desde la llegada de Klopp en 2015, todos los equipos de la Premier habían cambiado de entrenador. El primer paso de los directivos del holding americano Fenway Sports Group, propietario del cuadro de Anfield, fue poner la decisión en manos de Mike Gordon, la misma persona que eligió a Klopp hace nueve años.

Gordon es el hombre en la sombra de Anfield, donde hablan de un directivo silencioso en público, pero clave en privado. Nunca ha dado una entrevista, no quiere salir en ruedas de prensa ni en fotos. Sólo en una, con la Champions de 2019. Trabaja de puertas para dentro y así lo hizo el pasado invierno para elegir el nuevo organigrama deportivo del Liverpool después de meses de vaivenes. El club se quedaba sin Klopp y acumulaba tres directores deportivos en apenas tres años. Demasiada turbulencia.

El regreso del arquitecto

El anuncio de Klopp en enero, meses antes del final de la temporada, le dio tiempo para actuar. Convenció a Michael Edwards, director deportivo y arquitecto de la era del alemán, que había dejado el club en 2022, y le volvió a entregar las llaves de la organización. Le convirtió en CEO de Fútbol porque se negaba a volver a su mismo puesto, y le encargó la búsqueda de un nuevo director deportivo y, especialmente, de un entrenador que liderara la era post-Klopp. A su espalda, los fichajes de Salah, Mané, Firmino o Van Dijk, columna vertebral del último gran Liverpool.

En marzo, Edwards ya había elegido a su hombre de confianza para los despachos: Richard Hughes, el director deportivo del Bournemouth, culpable de la llegada de Andoni Iraola a la Premier League y uno de los directivos revelación de la liga. Tardaron unas semanas en concretar un nombre para el banquillo. Por las mesas de Anfield Road pasaron los currículums de Xabi Alonso, De Zerbi o Ruben Amorim, pero finalmente el elegido, ya en el mes de mayo y después de un par de meses de reflexión, fue el neerlandés Arne Slot, técnico del Feyenoord. Un desconocido para el gran público, lejos de los focos de los grandes, al que le firmaron un contrato por tres temporadas.

El inicio de temporada parece haber dado la razón a todos. A Gordon por la oferta a Edwards, a éste por la elección de Hughes y a ambos por la apuesta por Slot. El Liverpool terminó la pasada temporada con el miedo en el cuerpo por el adiós de Klopp, tercero en la Premier, lejos del Manchester City, sin título europeo tras caer en cuartos de la Europa League y con la única alegría de la EFL Cup. Todo mientras Salah, Van Dijk y Alexander-Arnold afrontaban su última campaña bajo contrato. Ahora las sensaciones son totalmente diferentes.

La importancia del Big Data

Los reds están invictos en Champions (4 de 4), han ganado los dos de Copa y en la Premier sólo han perdido un partido (Nottingham) y empatado otro (Arsenal) en 12 jornadas. Suman 31 puntos y le sacan ocho al City, segundo. Han sido una apisonadora, pero tampoco ha sido todo casualidad. En la decisión y el éxito de este nuevo Liverpool, igual que en el de la era Klopp, tiene mucho que ver el Big Data.

Para elegir a Klopp, Mike Gordon confió en los números, pero en 2024 la estadística va mucho más allá. William Spearman, graduado en Harvard, es el jefe de Big Data del conjunto británico y el responsable del algoritmo que evalúa las condiciones de un entrenador según las necesidades del equipo: estilo, futbolistas, desarrollo de jóvenes... Ahí, el mejor entre los candidatos fue Slot, campeón de la Eredivisie 2023, finalista de la Conference en 2022 y campeón de Copa en 2024 con el Feyenoord.

Encontraron similitudes entre él y Klopp en la forma de trabajar, la intensidad de su plantilla, la presión, la verticalidad... Todo lo tiene este nuevo Liverpool que parece haber encontrado su faro cuando parecía misión imposible. Lo siguiente será remodelar la columna vertebral, convencer a Alexander-Arnold para continuar (y que no se vaya al Madrid) y valorar el siguiente paso a dar con Van Dijk y Salah, leyendas del club.

El verano más difícil para Bellingham: “La crítica fue exagerada, me echaron la culpa, mi madre no quería salir de casa…”

Actualizado Martes, 26 noviembre 2024 - 18:56

Jude Bellingham apareció en la sala de prensa de Anfield Road con una sonrisa en la cara. "La sonrisa ha vuelto", admitió en la última concentración de la selección inglesa. Ahora, preparado para pisar el terreno del Liverpool con el Real Madrid, quiso reflexionar sobre los últimos meses, en los que ha sufrido dentro y fuera del campo tras perder en la final de la Eurocopa contra España. "Había perdido la sonrisa después de lka final porque no me habían tratado bien. Me echaron la culpa un poco a mí por perder la final, y creo que en la última convocatoria con nuevas caras, volvió la alegría, por eso dije que volvió la sonrisa". "En el Madrid nunca he perdido la sonrisa", reconoció.

El centrocampista inglés aseguró que "durante la Eurocopa parecía que el mundo se estaba cerrando sobre mí". "Había una crítica exagerada y creo que cruzaron una línea y lo tomaron a lo personal con mi familia. Y para mí la familia es lo más importante. Mi madre no quería salir de casa en verano, fue muy personal para mí", explicó.

De vuelta al Madrid, Bellingham pasó los tres primeros meses de temporada sin marcar hasta que rompió el bote ante Osasuna, repitiendo contra el Leganés en la última jornada de Liga. "Cuando marcas la situación se confunde un poco. Yo soy honesto, me hablo a mío mismo y soy autocrítico... Pero los titulares llegan cuando marcas. La expectativa era alta después del año pasado, pero creo que mi nivel ha sido bueno y creo que juego mi mejor fútbol cuando puedo participar más en el juego", insistió.

"La Champions, nuestro Balón de Oro"

Entre medias, el Balón de Oro. El inglés fue tercero, por detrás de Rodri y Vinicius, y reconoció que el conjunto blanco "merecía el premio". "Rodri es un jugadorazo, pero creo que el premio debía haber sido para un futbolista del Madrid, particularmente para Vini". Pero aún así, declaró que "la Champions fue nuestro Balón de Oro". "Fue el reconocimiento de que éramos el mejor equipo de Europa, eso es suficiente para mí. No pienso en el Balón de Oro".

Eso sí, el británico admitió que "las críticas, especialmente las personales, son otro reto para hacer callar a la gente". Y habló sobre la situación del vestuario: "En el vestuario, en el autobús... Hay mucha confianza, hemos sufrido lesiones antes y hemos aguantado. Tengo mucha fe en el grupo, todos pueden sumar".

Ancelotti no acepta consejos

Minutos más tarde le tocó el turno a Carlo Ancelotti, que sacó pecho de su número de partidos y recordó que "nadie me puede dar consejos". "Yo pienso que oigo muchos consejos, pero creo que no hay que olvidar que he hecho 1.300 partidos, 1.300 alineaciones y 4.000 cambios por lo que no creo que nadie aquí me pueda dar consejos", contestó a la prensa, cuestionado sobre los cambios del duelo ante el Leganés y los 90 minutos que le dio a Vinicius, ahora lesionado.

Sobre el once de cara al partido ante el Liverpool, no dio pistas. "La verdad es que Fede lo ha hecho muy bien, yo no tenía ni una sola duda. Era una emergencia... pero hay que ver a Lucas en el entreno de hoy. Es una posibilidad que contra el Leganés no tenía".

Las urgencias de Guardiola con un City a la deriva: "En la vida nada es eterno"

Las urgencias de Guardiola con un City a la deriva: “En la vida nada es eterno”

El lunes, durante la rueda de prensa previa al partido de hoy ante el Feyenoord, Pep Guardiola no se encontraba precisamente cómodo, pero nada más arrancar lanzó una frase lapidaria: "En la vida nada es eterno". Poco después, cuando le preguntaron si ultimaba cambios para esta quinta jornada de Champions, se mostró aún más cortante. "¿Por qué?" Cuando le recordaron las cinco derrotas consecutivas del Manchester City, se extendió durante tres minutos. La mención a los 26 disparos frente al Tottenham y la estrafalaria estadística de los expected goals dejaron paso a otro pensamiento de corte estoico: "Mañana lloverá. Es la vida". Una de las escasas certezas ahora mismo para él.

A los 53 años, tras levantar 18 trofeos con el City, incluidos los cuatro títulos consecutivos de Premier League, Guardiola se enfrenta a la peor crisis de su carrera. Desde su debut con el primer equipo del Barça, el 16 de diciembre de 1990, jamás había enlazado cinco tropiezos. El 0-4 del sábado en el Etihad, idéntico guarismo que el encajado ante el Real Madrid en la Champions de 2014, supuso además la derrota más abultada para el club skyblue desde febrero de 2003 (1-5 ante el Arsenal en Maine Road). La peor racha en la historia reciente del City se remonta a la primavera de 2006, cuando encadenó seis a las órdenes de Stuart Pearce.

"En este momento somos frágiles defensivamente. Empezamos muy bien, como nos suele pasar, pero no pudimos marcar y nos hicieron el 0-1. Después concedimos más, algo difícil de asumir en nuestro actual estado anímico", argumentó tras la humillación ante el Tottenham. El mismo rival que le había apartado de la Champions en 2019. Todo un ogro para Pep, que ha perdido nueve de sus 22 enfrentamientos ante los Spurs, con un balance de 32 goles en contra.

Fragilidad tras pérdida

Los problemas a los que hacía alusión el técnico de Santpedor se centran en la acuciante fragilidad tras pérdida. Durante las 12 primeras jornadas, el campeón de la Premier ha recibido un promedio de 1,2 disparos en acciones de contragolpe, casi el triple que el curso anterior. En realidad, su zaga concede pocos disparos (7,8 por partido, frente a 7,7 del curso pasado y el anterior), un registro sólo superado en las cinco grandes ligas europeas por Bayern y Getafe. El drama para Guardiola estriba en la calidad de esas ocasiones.

Por supuesto, la baja por lesión de Rodri supone un terrible contratiempo para el equilibrio. El doble pivote formado por Rico Lewis, reconvertido desde el lateral diestro, e Ilkay Gündogan, de 34 años, fracasó ante el Tottenham. Aún habrá que aguardar un mes para la recuperación de Mateo Kovacic, aunque el asunto, más que de nombres, se antoja estructural. A la lentitud de los centrales se suma preocupante estado de forma de Kyle Walker, cuyas correcciones en el corte se echan demasiado en falta ahora.

La debacle del sábado oscurece el horizonte del City en la Premier, donde tras 12 jornadas ya cede ocho puntos ante el Liverpool. De modo que la visita del próximo domingo a Anfield podría considerarse el primer match ball para definir la suerte del campeonato. "Si seguimos perdiendo claro que acabaremos octavos o novenos, pero de momento estamos aún segundos", reiteró ayer Guardiola.

Haaland, ante Udogie, el sábado en el Etihad.

Haaland, ante Udogie, el sábado en el Etihad.AFP

Han pasado apenas cuatro días desde que el City confirmase la renovación de su entrenador hasta 2027. En las horas previas a ese anuncio, algunas voces autorizadas filtraron la posibilidad de erigir una estatua a Guardiola o bautizar con su nombre alguna de las tribunas del Etihad. La noticia y el rumor, ahora mismo, se antojan casi mercancía averiada. La única prioridad pasa por ganar al Feyenoord, que acumula cinco victorias seguidas a domicilio, incluidas las más recientes ante Girona y Benfica.

Otro de los objetivos a corto plazo será recuperar a piezas clave como Bernardo Silva o Erling Haaland, cuya confianza se ve resentida por la mala dinámica. El noruego, más errático que de costumbre, sólo ha anotado cuatro goles en los ocho últimos partidos. El portugués, por su parte, parece tan perdido como Jack Grealish, cuyo bagaje de goles y asistencias queda muy por debajo de su talento.

"Han jugado y no deberían"

El desgaste de la plantilla, especialmente la de su núcleo duro, se acrecienta al considerar su elevada edad (29,5 años). Una media rebajada gracias a Haaland y Phil Foden. En este contexto inestable, con el aterrizaje de Hugo Viana para tomar el relevo de Txiki Begiristain en la dirección deportiva, debe plantearse inevitable reestructuración. El primero en asomar por la puerta de salida parece Kevin de Bruyne, cuyo contrato expira el próximo junio.

A la espera de conocer su futuro, el belga dejó ayer un ácido comentario sobre el cierto caos que se ventila ahí dentro. "He visto a mucha gente pasar por la enfermería. Ha habido algunos que han jugado y que no deberían, pero lo hicieron aunque estuvieran lesionados", reveló el 17. Su marcha el próximo verano, como la de Gündogan, liberaría parte de la masa salarial, aunque será el olfato de Viana y Guardiola quien inevitablemente determine el éxito del relevo.

A todas estas tribulaciones hay que añadir el proceso judicial iniciado hace dos meses por la Premier. Las acusaciones de incumplimientos de las normas financieras ponen un jaque a Mansour bin Zayed Al Nahayan y a su Abu Dhabi United Group. De poco sirve negar todos los cargos. Y de nada negar los derroteros de un barco ahora a la deriva. Pese a todo, Guardiola mantiene el optimismo: "Tengo la sensación de que esta temporada haremos cosas muy, muy buenas. No me rindo. Creo que estaremos ahí".

El asombroso Gyökeres hunde al City con un 'hat-trick'

El asombroso Gyökeres hunde al City con un ‘hat-trick’

Viktor Gyökeres castigó al Manchester City con tres goles para el sorprendente triunfo del Sporting de Portugal. El sueco, de 26 años, aprovechó los despistes del equipo de Pep Guardiola para aumentar su asombrosa cifra, que ya alcanza los 26 tantos en 21 partidos oficiales con su club y su selección. La tercera derrota consecutiva para el City, que no encajaba cuatro goles en la Champions desde 2016. [Narración y estadísticas (4-1)]

El resultado deberá escocer aún más a los hinchas citizen a tenor del dominio durante la primera mitad, donde desperdiciaron grandes ocasiones. Su 74% de posesión y nueve saques de esquina no lograron tumbar al Sporting, que incluso pudo reponerse al madrugador 0-. Bastó un mordisco en la presión para que Phil Foden arrebatase el balón a Morita y batiese a Israel con un zurdazo raso. El octavo gol del internacional inglés en sus 11 últimos partidos en la Champions.

Un revés a la moral del Sporting, que en la previa se había aferrado al recuerdo de aquel triunfo ante el City en 2012. También al asombroso poder rematador de Gyökeres, cuyo primer acercamiento se saldó con un remate sin sustancia ante Ederson. De igual modo, Erling Haaland tampoco encontró portería en sus cuatro acercamientos. El primero, a campo abierto, tras asistencia de Foden y el más difícil, un cabezazo en el segundo palo sacado bajo palos. Israel, con una gran reacción, salvó el 0-2 cuando la volea de zurdas del noruego llevaba el marchamo de la red. Tanta indulgencia acabó por penalizar a los visitantes.

El vértigo del Sporting

Poco antes del descanso, Geovany Quenda encontró un desmarque de Gyökeres, cuya potencia resultó inabordable para Jahmai Simpson-Pusey, un central de 19 años debutante en la Champions. Lo que se antojaba un simple accidente sólo supuso la primera descarga de una tormenta.

Porque al regreso de los vestuarios, el equipo de Rúbem Amorim trazó una perfecta combinación para que Pedro Gonçalves dejase solo a Maximiliano Araújo, cuyo potente remate pasó entre las piernas del portero. El muro citizen volvió a resquebrajarse dos minutos después, cuando Josko Gvardiol frenó una cabalgada de Francisco Trincao con un empujón clamoroso. Desde los 11 metros, Gyökeres no dio opción a Ederson.

Sin balón, el Sporting intentaba alejar lo más posible a Savinho y Bernardo Silva de su zona de influencia. Hasta que el portugués aprovechó un balón suelto en el área para armar un disparo que tropezaría en el brazo de Ousmane Diomandé. La intervención del VAR resultó decisiva para que Daniel Siebert decretase penalti. Haaland, con toda la potencia de su zurda, estrelló el balón contra el larguero. Guardiola quiso dar otro aire a su ataque con Jeremy Doku y Kevin de Bruyne, pero otro penalti de Matheus Nunes sobre Catamo sirvió para que Gyökeres cerrase con su hat-trick una histórica noche para los Leones.

'Hat trick' de Luis Díaz

En el otro choque estelar de la jornada, el Liverpool endosó un contundente 4-0 al Leverkusen, concretado tras el descanso gracias a un triplete de Luis Díaz. El regreso de Xabi Alonso a Anfield había generado tanta expectación que ni siquiera Rafa Benítez quiso perdérselo. Desde uno de los palcos, el técnico asistió al gran despliegue visitante, que durante el primer tiempo jamás titubeó ante la magnitud del escenario. Ni frente a la buena racha del Liverpool, que enlazaba cuatro victorias y un empate ante el Arsenal en sus cinco últimos partidos.

Díaz celebra el 1-0 en Anfield.

Díaz celebra el 1-0 en Anfield.AFP

Sin embargo, los reds apenas inquietaron a Lukas Hradecky con un libre directo de Trent Alexander-Arnold desviado por la barrera y un chut de Cody Gakpo, repelido con el pecho por el guardameta finlandés. De hecho, la ambición visitante bien pudo fructificar en una cabalgada de Jeremie Frimpong, cuyo remate a gol fue anulado por mano previa ante Kostas Tsimikas.

No obstante, la pausa despejó las ideas del Liverpool, letal y preciso desde entonces. En el minuto 63, un exquisito pase de Curtis Jones hacia el desmarque de Díaz permitió al colombiano un maravilloso toque para salvar la salida del guardameta. En la siguiente oleada, el cuadro de Arne Slot dobló su ventaja tras un centro desde la derecha de Mo Salah que Gakpo cabeceó a la red. Aunque el juez de línea invalidó la acción en primera instancia, el VAR dio validez al 2-0.

Díaz, de regreso al once, aún tuvo tiempo para machacar al Leverkusen en el minuto 83 y el 92, con el que Slot prolonga su formidable momento de forma, con 14 victorias en 16 partidos. El líder de la Premier también se consolida en lo más alto de la Champions, con pleno de triunfos tras las cuatro primeras jornadas.