Xavi, Klopp, Zidane y Guardiola: así es el duro ‘síndrome del entrenador quemado’

Xavi, Klopp, Zidane y Guardiola: así es el duro 'síndrome del entrenador quemado'

Xavi Hernández anunció por sorpresa hace una semana que renuncia al banquillo del FC Barcelona el próximo 30 de junio. «Es lo mejor. Lo tenía decidido hace tiempo. No tiene sentido continuar», aseguró. Unas horas antes, el Liverpool comunicaba que Jürgen Klopp dejará el equipo, líder de la Premier, después de ocho años. «Me estoy quedando sin energía. Sé que no puedo hacer el trabajo una, y otra, y otra, y otra vez», admitió el alemán. Dos portazos inesperados que recuerdan al de Zinedine Zidane en 2021 en el Real Madrid y con discursos similares al que empleó Pep Guardiola para decir adiós al Barça en 2012. «Cuatro años es una eternidad. La razón es muy simple, desgastan mucho», dijo entonces, después de ganar dos Champions, tres Ligas y dos Copas del Rey y marcar época.

La vida de un entrenador de fútbol viene marcada por los resultados, pero en estas huidas se percibe una causa reconocible por los psicólogos deportivos: el síndrome del burnout o del entrenador quemado por causa de un «estrés laboral crónico, severo y de difícil manejo» que genera rechazo al propio rol profesional. «Es como si estuvieras cerca de una hoguera. notas que te quema y te quieres apartar rápidamente», explica el doctor en Psicología Deportiva de la Universidad de Murcia, Enrique Garcés de los Fayos. «Hay tres fases que son el agotamiento emocional, que deriva en sentimiento de falta de energía; el distanciamiento del deporte y la reducida realización personal, que hace que ya no sea atractivo continuar trabajando. Se siente que se necesita distancia», explica.

En el fútbol, los profesionales son especiales, pero ya ha aflorado este síndrome en los banquillos por la particularidad de su labor, cada vez más escrutada y expuesta. «Es una profesión de alta tensión emocional, donde pueden hacer un trabajo perfecto en el día a día y en la toma de decisiones, pero cuando empieza a rodar el balón hay un rival, un contexto, un árbitro, un público, unos jugadores con sus propios estados emocionales y de forma… No hay control sobre todo eso». Lo explica Juan Miguel Bernat, psicólogo deportivo y responsable del departamento de Psicología de Alto Rendimiento en Levante UD. Incluso lo ha novelado en su libro Jugador Nº30. Cómo desarrollar una mentalidad de alto rendimiento.

Adictos al trabajo

«Estés en el equipo que estés y peleando por lo que pelees, la tensión es altísima y hay factores que la multiplican», advierte. Los entrenadores, según Bernat, suelen tener pasión, lo que los convierte en adictos al trabajo, «con mucha dificultad para limitarlo, y la salud mental necesita momentos de desconexión». La exposición pública no ayuda: «Están sometidos a una valoración continua. No hay tiempos ni procesos para llegar a los objetivos. Es o vales o no vales. Y, además, no te permiten desconectar de los errores».

Los recursos de los que disponen para desarrollar la labor tampoco son constantes y están condicionados por lesiones, mercados, economía de los clubes o sanciones. «A veces el propio entrenador puede percibir que, con lo que maneja, no puede responder a lo que se le demanda y eso le supera», añade Garcés de los Fayos.

Sin embargo, no se lo pueden permitir. «Sienten responsabilidad sobre el estado emocional de todos los que le rodean. El míster es el líder, todos le miramos y sienten que no se pueden permitir venir después de una derrota con un ánimo apagado, sin fuerzas, porque lo que hay que transmitir es que hay que levantarse, seguir apretando… Jugadores o ayudantes pueden estar más planos un día, ellos sienten que no. Y además, tienen que ser empáticos con el momento emocional de los futbolistas. Ese efecto tractor es agotador», añade Bernat.

La experiencia como protector

Ni siquiera sirve para esquivarlo haber brillado en el césped al más alto nivel. «No es lo mismo ser soldado que mandar y, además, puede que el paso haya sido rápido y no se hayan adquirido las herramientas psicológicas adecuadas para lidiar con este estrés», recuerda el psicólogo murciano. Es más fácil que Xavi, Zidane o Guardiola, en sus primeras experiencias en banquillos de élite, acabaran quemados que Ancelotti, «porque está demostrado que la experiencia es un protector, como tener habilidades comunicativas y sociales y una personalidad bien trabajada».

El cóctel de estresores mina la confianza de los técnicos. «Tienen que aprender a no juzgarse a sí mismos en función de resultados, sino de su conducta y sus decisiones. Dos malos resultados no te convierten en un mal entrenador. Cada partido no puede poner en tela de juicio su capacidad como entrenador sino su rendimiento en ese partido», advierte Bernat.

De otra forma, entran en un círculo vicioso: «trastorno de sueño, pensamientos intrusivos, baja confianza… Entonces cuesta tomar decisiones fáciles y pequeñas, se hacen más adictos al trabajo, no desconectan, no llegan despejados a la toma de decisiones y eso afecta a la calidad. No lo consiguen revertir y creen que es mejor dar un paso al lado. Es como el cansancio físico, que no se puede remontar sin parar», resume.

«Es la técnica de marcarse un final»

Se entiende este proceso cuando el equipo no funciona, el club tiembla y surgen las dudas, pero ¿cómo se explica en los momentos dulces? Fue el caso de Guardiola y es el del Klopp, que se despide desde el liderato. Bernat tiene una explicación: «Esas decisiones no se toman ahora, sino en un momento de baja energía, pero no es la forma de irse y piensan: voy a levantar esto y, después, me voy. Le dices a tu cerebro, no te dejo descansar ahora, pero dentro de una temporada lo vas a hacer. Ahí te da un subidón de energía, cuando ves el final de algo que ya eres consciente de que día a día no lo puedes sostener». Es el mismo efecto que ha logrado Xavi. A su adiós, el equipo ha mostrado una reacción.

«Es la técnica psicológica de marcarse un final. El desgaste es tan brutal que la mente lo necesita. Es como rehacerse en una maratón. Si no sabes que hay muro en el kilómetros 35 y sufres, lo dejas, pero si lo conoces, aguantas para llegar a la meta», ejemplifica el psicólogo del Levante.

¿Cuándo se supera el burnout? «Hay que dar un paso al lado y no forzar», aconseja Bernat. «Pero no se cura solo. No basta con salir corriendo, hay que trabajarlo. El entrenador de fútbol veía al psicólogo como un rival en la parcela técnica, pero eso está cambiando y cada vez están más presentes. Hasta los entrenadores han visto que no son infalibles», zanja Garcés de los Fayos.

kpd